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Orgullosamente mexicano y puma hecho en CU

He leído con gran satisfacción que mi UNAM, la Universidad Nacional Autónoma de México
está clasificada como la universidad número 74 del mundo, posición que la coloca sobre muchas
universidades de gran renombre y prestigio. Es una excelente noticia que celebro y que me trae gratos
recuerdos personales. Soy egresado de la Facultad de Ciencias y me pasé, primero por inaugurar el
anexo de la vieja facultad, luego la transición de la vieja sede a la nueva, y el cambio de la Torre de
Ciencias, pisos 7, 8 9 que eran del Instituto de Física a sus nuevas instalaciones dentro de la misma
Ciudad Universitaria.

Los casi cuatro y medio años que pasé en la facultad y por ende en la UNAM fueron los mejores
de mi vida. Ya desde la Prepa 2 había probado el estar y sentirme en la UNAM, la libertad y buenas
instalaciones que la universidad da a sus alumnos, ya en la facultad disfruté de una mayor libertad tanto
para profesores y estudiantes. También viví esta experiencia como profesor de la Facultad de
Ingeniería, en las cátedras de Métodos Numéricos e Ingeniería Térmica I. Maravilloso sentimiento de
pertinencia a la tradición Azul y Oro.

Mis profes en la facultad no pasaban lista, si querías no entrabas a una clase y no pasaba nada,
todo el ambiente era bastante relajado. Recuerdo a profesores como Elpidio Chacón que nunca decía no
a un estudiante, siempre le daba gentil ayuda, Vásquez Reyna, Santiago López de Medrano, Vinicio
Serment, Juan Manuel Lozano, Kurt B. Gulf. Luis Martínez, conocido como el electropoeta, Alfonso
Mondragón Ballesteros, Jaime Keller, los hermanos Ley Koo, T. Seligmann, Carlos Bunge, Salvador
Malo, Marcos Rosenbaum, Octavio Novaro, el “terrible enfant” Jorge Flores, Jorge Rickards, Marcos
Mazzari, José Luis Rius, Claude Thions, Alipio Calles, Héctor Riveros, Thomas Brody, Luis de
Oyarzabal, Luis de La Peña, Ana María Cetto, Mariano Bauer, Carlos Graff Fernández, Leopoldo
García-Colín, Germinal Cocho, Daniel Malacara, Clicerio Avilez, Ángel Manzur, Alejandro Cornejo,
Jorge Lodlow y al gran Marcos Moshinsky, estoy consciente de que se me escapan muchos nombres y
pido disculpas por ello.

Si bien éramos individualistas en estudios y tareas, había clases donde nos separaban en grupos
para defender y atacar ideas, proyectos, experimentos, teorías y posiciones de los otros grupos rivales,
en esas clases aprendí algo importante sobre la naturaleza de los seres humanos: es fácil odiar a los
otros cuando sientes que atacan a tu "grupo".

Durante mi licenciatura siempre me sentí muy orgulloso de pertenecer a la Facultad de Ciencias


y mi meta era llegar al Instituto de Física, creado en 1938, instituto que a lo largo del tiempo ha crecido
y madurado como institución académica para convertirse en uno de los centros de investigación en
física más importantes del país, adquiriendo un sólido prestigio a nivel nacional e internacional. Mi
paso tanto por la facultad como por el instituto me hizo mejor persona y un analítico y crítico de mi
entorno. Ahí, encontré a la computación y fue un amor a primera vista, con mi equipaje de
conocimientos sobre ciencias físicas y matemáticas, me preparé como docente-investigador y
especialista de alto nivel en ciencias de la computación.

De mi estancia en la UNAM aprendí a expresarme sin ambigüedades. Aprendí que de todos los
lenguajes que ha creado el hombre para percibir, estudiar y comprender el su universo, el matemático
es el que cuenta con los significados más exactos y las reglas de composición más rigurosas. Las
ciencias “hablan” en lenguaje matemático para verificar sus teorías, buscando el respaldo de un
razonamiento lógico-deductivo, por lo general irrefutable. También como parte de mi formación
académica asistí a muchas conferencias, en la UNAM se habla mucho de política y de pensamiento
universal, asistí a los conciertos del Palacio de Minería, fui a un curso de fotografía en la casa del Lago
de Chapultepec, otro de poesía, conocí gente de opiniones diferentes a las mías, había bibliotecas por
todos lados y lugares baratos para comer como el célebre pasaje de la Facultad de Medicina, mejor
conocido como "Callejón tifoidea". Sin olvidar, ir al estadio de CU para los clásicos Poli-Universidad,
y el fútbol con Enrique Borja y Hugo Sánchez.

Durante mis estudios, leí y me interesé desde las disciplinas físicas y matemáticas, —topología,
geometría algebraica, lógica, teoría de juegos hasta por Elí de Gortarí, Carl Sagan, García Bacca,
Bertrand Russell y Chomsky, los libros de física de las editoriales Reverté, Alhambra, Pergamon Press,
el Grunber und Hofriter, la mecánica cuántica, los espacios vectoriales finito-dimensionales, el big-
bang, la cosmología. Un buen tiempo trabajé con las ecuaciones de Sturm-Lioville, me llamaron el
Sturmiano, y me volví experimental.

Los años de mi carrera prácticamente los viví en la UNAM pues llegaba a la clase de las 7 AM,
comía a las 2 PM y me quedaba hasta las 6 o 7 de la tarde cuando me iba a mi casa, desde San Ángel
hasta La Villa. Una odisea que gustosamente repetiría hoy en día. Todo eso gracias a la UNAM.

Si bien para elaborar esta clasificación, consideraron el tipo de investigación que se realiza en la
UNAM, el nivel de los profesores que imparten clase, la calidad con que lo hacen, el impacto que
tienen las acciones de administración en la gestión universitaria, el número de estudiantes que gradúa,
la incorporación de estudiantes extranjeros y el número de académicos de renombre en sus laboratorios
y aulas, pero se olvidan de la calidad de los miles de egresados que como yo hacen cosas interesantes y
productivas. Soy un mexicano residente en Venezuela, me desempeño como profesor de uno los
mejores Institutos Universitarios de Venezuela, el IUTLV o simplemente el Tec de La Victoria donde,
ética y moralmente ofrezco mi mejor esfuerzo por estar al día y ser el mejor ¿por qué? porque la
UNAM nos capacitó o simplemente nos enseñó cómo se podía hacer. Invito a los demás egresado de
ella a que aporten su grano de arena, como sus egresados, para en el futuro inmediato, nuestra ALMA
MATER, la UNAM esté dentro de las mejores veinte universidades. Siempre diré: Por mi raza, hablará
el espíritu!!!

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