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Personalidad sana Vs Personalidad patológica

La personalidad ha sido comprendida a través de la historia como aquella máscara que


mostramos a otros, que contiene emociones, actitudes y motivos que engloban las
conductas que tenemos a diario ante cualquier estímulo que se presente. La gente suele
decir “fulano no tiene personalidad” y reconozco, en el pasado me referí muchas veces de
esta forma hacia algunas personas. Durante mis estudios en la universidad, aprendí que
TODOS los humanos poseemos personalidad, porque aunque haya algunos que no sepan
expresar emociones, ni identificar las propias o las de otros (como los alexitímicos), se
constituyen de igual forma como seres humanos.
De esta manera, suelo corregir y al mismo tiempo educar a quien utiliza esa expresión tan
equivocada, como la forma de rechazar lo que el otro es, cuando muchas veces hemos
pedido ser aceptados como somos ¿O esto no ha sido así? Vamos por la vida emitiendo
juicios sobre esto o aquello, aunque otros dicen que no juzgan, para mí todos lo hacemos.
Emitimos juicios para justificar argumentos, para bien o para mal. ¿Cuántas veces se ha
dicho lo que “no se quiere” decir? Y en este sentido, en términos Freudianos, es el ELLO
quien responde: sí queríamos decirlo.
Mientras funcionamos en sociedad, nuestra personalidad podría ser considerada “sana”,
sin embargo, suele ser un debate interesante describir sobre lo que es una personalidad
“sana” a una personalidad “patológica” y en este punto me atreveré a compartir algunas
de las características que definen a una y otra.
La personalidad sana se caracteriza por el debido funcionamiento sintético-integrativo,
(término introducido por Freud en la descripción del aparato psíquico) del YO, donde este
integra las demandas conflictivas del ELLO, del SUPER YO y del mundo externo, así como
las incongruencias dentro del YO. De esta manera, la atención como mecanismo y función
básica primaria se enfoca en la forma y el grado en el que se reconcilian las áreas que
están en conflicto y aquellas que no lo están.
Cabe decir que es a través del YO donde se proyecta la personalidad, es el mediador entre
el ELLO y el SUPER YO y el entorno que nos rodea. Una persona será sana siempre que
pueda vivir en el presente existencial y en el futuro inmediato, mientras mantenga un
intercambio comunicacional enriquecedor con su mundo exterior, adecuándose a las
exigencias. La persona sana posee buena capacidad de riesgo, busca satisfacción de sus
necesidades básicas y defiende sus derechos sin lesionar los de otros, se protege a sí
mismo y a su entorno, y su concepción de sí mismo y el mundo coincide con la percepción
que tienen de él las personas con quienes se relaciona.
Es importante enfatizar que en la personalidad sana predomina el pensamiento racional -
afectivo, con esto no quiero decir que está mal soñar despierto y ser muy imaginativo. El
punto es que la persona al equilibrar pensamiento y afecto, haciéndolos congruentes,
llevará una vida amena a pesar de las adversidades. Cuando hay coherencia en nuestro
pensar, sentir y actuar podemos hablar de una clara estabilidad e identidad de nuestra
personalidad.
La personalidad sana tolera la frustración, se hace responsable de las consecuencias de
sus actos, utiliza su propia inteligencia para enfrentar y resolver sus problemas y, muy
importante, tiene la capacidad para decidir el momento de buscar ayuda. Está en
capacidad de cuestionar lo que sabe y lo que no y utiliza la sinceridad de manera sana sin
expresar sentimientos lesivos. Es independiente, se integra a grupos humanos y defiende
su integridad y autonomía.
Hasta este punto, al parecer describí a una persona "perfecta" y quiero hacer ver que esto
necesariamente no es así. La capacidad para reconocer y corregir errores también es una
característica de la personalidad sana, es decir, que alguna de esas características esté
medianamente ausente, no te convierte en una persona patológica. En ese punto, habría
que revisar con lupa qué es lo que no anda funcionando como debe. Mientras haya ganas
de ser mejor, habrá una base firme en la personalidad.
En caso contrario, la personalidad patológica es aquella que notablemente daña, agota,
asfixia, agobia y lesiona, tanto a sí mismo como a otros. Existe una incapacidad para vivir
en el presente, podría entonces estar anclado al pasado o al futuro, hay un cierre
prolongado a la experiencia que lo convierte en alguien rígido, dogmatizado, o existe una
extrema apertura que obstaculiza o impide el procesamiento adecuado de la información
(como es el caso de los fóbicos), es poco cauteloso al punto de ponerse en peligro o no
asume casi ningún riesgo por rigidez o temor a los cambios, es poco flexible, tiene poca o
ninguna noción de sus necesidades y las de su entorno. No defiende su integridad y
autonomía.
La personalidad patológica puede ser autolesiva o avasallante y agresivo con los demás,
cabe decir que la concepción que tiene de él y del mundo se encuentra distorsionada,
también posee tendencia a ser agresivo o desvalorizante para el otro y para sí mismo.
Predomina el pensamiento intuitivo - mágico, es decir, son personas en extremo
fantasiosas, desconectadas del aquí y el ahora. Su envidia, agresividad y rivalidad son
exacerbadas y se convierten en un obstáculo y no en incentivo; no dice la verdad por
temor o la utiliza para agredir. No tiene equilibrio en sus relaciones interpersonales, posee
conductas claramente egoístas y egocéntricas, es decir, no hay filtros y por lo tanto, sabrá
que hizo daño más no tendrá intenciones de repararlo. La autoestima de este tipo de
personas es baja o hay una falsa autoestima alta.
Para finalizar, debo aclarar que no pretendo clasificar a personas sanas de personas
patológicas (enfermas), quiero decir, si te identificaste con alguna de esas características
negativas lo ideal es corregir, mejorar, y si conocemos a alguien que las posea, ayudarlo a
que no se complique más. Los trastornos de la personalidad son otro apartado, sólo hice
referencia a la serie de rasgos que se hallan dentro de personalidades sanas y patológicas.
Cuando se habla de trastorno es mucho más complejo atacar el problema, con los rasgos
se puede hacer mucho más, ya que son específicos.
¿La personalidad puede cambiar? Sí, al menos muchos aspectos de ella. Los cambios (y el
tiempo del mismo) dependen de la persona como tal, sea aparentemente "sano" o
aparentemente "patológico", la psicoterapia funciona sólo para quien quiere ayudarse a sí
mismo, no para quien quiere parecer ante el mundo que le rodea, "una persona sana".

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