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CAPÍTULO I

I. NOCIONES BÁSICAS JURÍDICAS


1. ¿Qué es el Derecho?

La pregunta: “¿Qué es?” En Derecho resulta necesaria por dos razones:


La gente tiene o cree tener conocimientos sobre el Derecho suelen ser equivocados y
peyorativos:
El Derecho es una realidad intrínsecamente humana, nuestro contacto con el Derecho
es rigurosamente cotidiano.
Algunos rasgos generales del derecho
Subrayar tres rasgos:
Existencia en el hombre de intuición de lo jurídico, el Derecho positivo.
El Derecho ha constituido un factor civilizador y cultural, el débil puede luchar contra
el fuerte, la fuerza de la razón.
1. ¿De dónde procede el Derecho?
1.1. El Derecho y la Historia
Al principio se imponía la ley del vencedor y la venganza, luego surgió la ley del talión, más
tarde se admitió la compensación económica; Luego el clasicismo de Roma y más tarde
volvió la edad media y su oscurantismo.
Las fuentes históricas del Derecho
Fuente es la acepción que designa los órganos o entes que crean el Derecho, en estrecha
relación con la POTESTAS política o mando de ciudadanos.
En sus orígenes el hombre acepta normas mágico - religiosas de la divinidad mediante las
revelaciones de los sacerdotes y brujos.
En las sociedades clásicas las leyes son creadas por los órganos de poder, se le atribuye al
Rey, Magistrados (cónsules) o al Senado (consejo de ancianos), estando estos sujetos a unas
normas superiores (hoy Constitución). Se distinguen las fuentes de producción y las de
conocimiento (libros y documentos jurídicos).
Los juristas y el derecho
Jurista (del latín iurista; con la raíz ius, que significa derecho)1
o jurisconsulto (latín: iurisconsultus, hoy desusado)2 también conocido como experto
legal o teórico del derecho, es una persona que investiga y estudia la jurisprudencia (teoría
de la ley). Tal persona puede desempeñarse como filósofo de derecho, escritor legal o
profesor académico, etc. En el Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, y en muchos
otros países de la Commonwealth, la palabra jurista se utiliza a veces para referirse a un
abogado ilustre, mientras que en los Estados Unidos y Canadá a menudo se utiliza para
referirse a un juez. Así, un jurista, es alguien que estudia, analiza y comenta la ley, que
contrasta con un abogado, alguien que asesora y defiende jurídicamente a un cliente y piensa
la ley en términos prácticos. Muchos autores y estudiosos del derecho han explicado que una
persona puede ser a la vez un abogado y jurista, pero un jurista no es necesariamente un
abogado, ni un abogado necesariamente un jurista. El jurista posee un amplio conocimiento de
la "ley". El trabajo del jurista es el estudio, el análisis y la disposición de la ley. En cambio, el
trabajo del abogado es la defensa jurídica y la asistencia judicial de las personas particulares.
En Latinoamérica sólo se utiliza el término para hacer referencia a los expertos del derecho,
en cualquiera de sus ramas, que han logrado alcanzar un alto nivel de desarrollo teórico. El
término consiste entonces más bien en una distinción, en un reconocimiento y, en cuanto tal,
nadie se llama a sí mismo jurista sino que la comunidad jurídica en su conjunto reconoce a
ese alguien como "jurista".
Las fuentes del derecho
El término fuente del derecho designa todo lo que contribuye o ha contribuido a crear el
conjunto de reglas jurídicas aplicables hoy por las personas.
Como regla general las principales fuentes del Derecho, fueron La Religión y Las Costumbres,
de ahí emanó la moral que fuese tratada y estudiada por la Ética como ciencia y luego por el
Derecho. Los más antiguos escritos religiosos en los que se plasmó moral y regularon la
conducta del humano fueron todos los documentos que conforman hoy La Biblia y El Código
de Hammurabi.
En los países con derecho escrito, las principales fuentes del derecho son tanto textos
como tratados internacionales, constituciones, leyes, reglamentos. Sin embargo, otras fuentes
son a veces admitidas según la materia, tales como la costumbre, los principios generales del
derecho consagrados por la jurisprudencia (a veces inspirados por la doctrina de juristas
especializados, profesores, abogados, magistrados, etc.) o unos principios de derecho natural,
universales, escritos en la naturaleza y costumbres de los seres vivos y el ser mismo de las
cosas.

 Por su causa formal: entendemos que es la fuerza social con facultad normativa y
creadora, según R. Castro. Esta se jacta por ser derecho vinculante y aplicable. Influye
insoslayablemente a esta acepción la Teoría de la Institución, la cual califica como
imprescindible a las fuentes formales en el proceso de acción de los entes sociales
organizados (instituciones). Dentro de ésta se puede distinguir:
 Por su orientación:
o Fuentes políticas (programas de partidos políticos o movimientos revolucionarios).
Pretenden crear presión colectiva o desencadenar procesos institucionales.
o Fuentes culturales (grupos sociales u operadores jurídicos). Persiguen la
observancia de las leyes surgidas en el pasado y el estudio teórico de la realidad
social actual.
 Por la política en el momento en que se originan:
o Fuentes originarias. Las que crean derecho ex nihilo (de la nada), sin un sistema
jurídico precedente. Característico de los procesos revolucionarios.
o Fuentes derivadas. Las que crean derecho usando los métodos procedimentales
establecidos en un régimen jurídico preexistente.
 Por su causa material: entendemos que son las formas de exteriorización del derecho,
donde nos encontramos:
o Fuentes formales de conocimiento jurídico, entendido como formas de
manifestación empírica de normas, instituciones, etc. que por su mera percepción nos
hace conocer que son o tienen que ver con el derecho.
o Fuentes formales de interpretación y aplicación, dentro de las cuales nos
encontramos con las directrices de órganos externos que eligen a los órganos de
interpretación y aplicación, así como dirigir su juicio. Segundamente, nos encontramos
con los órganos de interpretación y aplicación, que son los tribunales de justicia. Por
último nos encontramos las expresiones formales de las normas admitidas, concepto
ligado al positivismo jurídico que alza como fuente superior a la ley, como fuente
genuina. De la misma forma identifica a las fuentes estatales con las fuentes del
derecho. Las fuentes restantes (costumbre, jurisprudencia y principios generales)
aparecerán como subsidiarias para aplicar en defecto de ley.
 Por su causa eficiente: son las categorías, instituciones y facultades que fundamentan el
derecho. Por ejemplo: Dios, la razón, el ser humano, el sentimiento jurídico, etc.
 Por su causa final: destacamos dentro de ésta a dos muy importantes, que son la
seguridad jurídica y la obediencia, problemas que el sistema de fuentes tiende a solventar.
o Seguridad jurídica: el problema aparece si se produce un non liquet por ausencia de
ley. Para ello se utilizan los medios de integración (interpretación extensiva, analogía,
equidad, principios generales del derecho) unido al establecimiento de fuentes
formales para encontrar una solución.

Fuentes del derecho interno[editar]


Según la doctrina comúnmente aceptada, son fuentes del derecho interno:

 La Constitución. En algunos países, la Constitución puede ser no escrita, como pasa en


algunos sistemas de derecho anglosajón.
 La ley en sentido amplio, que abarca todas las normas de rango legal emanadas tanto
del poder legislativo como del poder ejecutivo. Su definición sería: la ley dictada por la
autoridad competente, que manda o prohíbe en concordancia con la justicia y para bien de
los gobiernos y de los ciudadanos.
 La costumbre. Las nota distintiva fundamental entre ley y costumbre se encuentra en su
origen o procedencia, pues la ley procede del poder legislativo que la propia sociedad
estatuye, mientras la costumbre lo hace de la misma sociedad, que mediante la
observación continuada de una conducta acaba por imponerla como precepto. Aun así,
esta no es una fuente del derecho, pero se toman los fundamentos de esta. No obstante lo
anterior, en algunos ordenamientos puede ser fuente supletoria de la ley, como ocurre en
el ordenamiento español.
 Los principios generales del derecho y la jurisprudencia, que complementan y sirven para
interpretar las normas que han de ser aplicadas, por lo que son fuentes que en la práctica
tienen mucha importancia.
 Los reglamentos emanados del poder ejecutivo, que por lo general desarrollan las leyes.
Normalmente, tiene una dependencia jerárquica de la ley, sin perjuicio de la existencia de
reglamentos derivados de la potestad reglamentaria autónoma.
 La doctrina, en tanto que puede influir en la adopción de normas o criterios de
interpretación.
La prelación de fuentes la establece cada ordenamiento jurídico de forma diferente. La fuerza
que se le da a la costumbre y a la jurisprudencia no es la misma.

Fuentes del derecho Internacional[editar]

El Palacio de la Paz, sede de la Corte Internacional de Justicia.

En el marco del derecho Internacional, el Estatuto de la Corte Internacional de


Justicia enumera como fuentes a:

 Los tratados, que pueden ser bilaterales o multilaterales, y rigen las relaciones entre
los Estados;
 La costumbre internacional;
 Los principios generales del derecho;
A su vez, resultan medios auxiliares para la determinación del derecho Internacional:

 La jurisprudencia de los tribunales internacionales, en los términos del art. 59 del Estatuto;
 Las opiniones de la doctrina;
Se reserva, a pedido de ambas partes en la contienda, la posibilidad de fallar ex aequo et
bono (según lo bueno y lo equitativo). Esto no constituye a la equidad en fuente, sino en medio
elegido por los justiciables para solucionar sus disputas. Esto es así porque la equidad,
analizada aisladamente, resulta ser un principio general del derecho, por lo que es fuente en
base al art. 38.1.
Además, según cierta doctrina internacionalista, es posible mencionar también a:

 Los actos unilaterales de los Estados.


 Los actos y resoluciones de las Organizaciones internacionales.
Otros autores, en cambio, argumentan que las tres fuentes citadas en el art. 38.1 incisos a, b,
y c —convenciones internacionales, costumbre internacional, principios generales del
derecho— son las únicas que tienen tal carácter y el resto de las supuestas «fuentes» se
reducen, en última instancia, a ellas tres.
En muchos casos la doctrina habla también del ius cogens. Son aquellas normas que la
comunidad internacional en su conjunto entiende de obligado acatamiento y que sólo pueden
ser revocadas por otra norma del mismo carácter. Estas disposiciones tienen reflejo en los
artículos 53 y 64 de la Convención de Viena sobre el derecho de los Tratados. Pero, en último
término, las normas de ius cogens son objeto de discusión y algunos países no reconocen su
existencia. Generalmente, se las subsume en la costumbre internacional, con carácter de
costumbre imperativa o -técnicamente- norma imperativa de derecho Internacional general.
La doctrina es casi unánime en admitir que no existe jerarquía alguna entre las tres fuentes
formales citadas en el art. 38.1.

A. Interpretación del derecho

La teoría de la interpretación del Derecho que defiende Rafael Hernández Marín se


puede resumir en las siguientes cuatro tesis:

(1) Interpretar el Derecho es describir el sentido total que tienen los enunciados
jurídicos.

Como los objetos de interpretación jurídica son textos, interpretarlos es atribuirles


sentido. La tarea de interpretación consiste en afirmar o describir que un texto tiene
un sentido determinado. Dado que en filosofía del lenguaje se suele distinguir entre
sentido literal de un enunciado (su significado con independencia de las circunstancias
en las que se formula) y sentido total (su significado teniendo en cuenta el conjunto de
circunstancias que rodean su emisión), cabe formular la pregunta: ¿qué sentido es el
que se describe al interpretar un enunciado jurídico? Hernández Marín afirma que el
interprete del derecho afirma el sentido total de los enunciados jurídicos que
interpreta. Describe su significado considerando, además del sentido a las expresiones
que lo forman y sus relaciones, las circunstancias en fue formulado (contexto
lingüístico y extralingüístico).

(2) La tarea interpretativa consiste en la formulación de enunciados interpretativos que


son enunciados asertivos, no jurídicos y metajurídicos.
Los productos de la actividad interpretativa, los llamados enunciados interpretativos,
presentan las siguientes características derivadas del hecho que con ellos se describe
el sentido total de los enunciados jurídicos: (a) son asertivos, pues son el resultado de
una labor descriptiva y, en consecuencia, son verdaderos o falsos; (b) son no jurídicos,
porque no pertenecen al Derecho, aunque puedan influir en él; y (c) son metajurídicos,
porque se refieren a entidades lingüísticas: los enunciados jurídicos.

(3) Un enunciado interpretativo es equivalente a un enunciado que dice que el sentido


de un enunciado jurídico (enunciado interpretado) es igual al sentido de otro enunciado
(enunciado interpretante).

Los enunciados jurídicos, en cuanto objetos de interpretación, son llamados por


Hernández Marín "enunciados interpretados". Estos son los textos sobre los que versa
la interpretación y son, por lo general, enunciados prescriptivos. El enunciado
interpretativo describe el sentido del enunciado interpretado afirmando que es igual al
sentido de otro enunciado, llamado "enunciado interpretante". Este último es
mencionado por el enunciado interpretativo al sólo efecto de atribuir sentido al
interpretado.

El siguiente es el ejemplo de enunciado interpretativo que ofrece en su libro Hernández


Marín: "El sentido del único enunciado del párrafo primero del art. 609 del Código Civil
Español es igual al sentido del enunciado 'El ocupante de una cosa es propietario de
ella'".

(4) Los enunciados interpretativos afirman que el sentido total del enunciado
interpretado es igual (sinónimo, co-significante) que el sentido del enunciado
interpretante, entendido como un enunciado eterno (aquel en el que coinciden su
sentido total y su sentido literal).

El fundamento de la propuesta de Hernández Marín es la siguiente afirmación de


Quine: "atribuimos sentido a una expresión citando un sinónimo" (Hernández Marín
1999: 33). Es por ello que para atribuir sentido a un enunciado jurídico se debe citar
otro enunciado (interpretante) que sea sinónimo del que se pretende interpretar
(interpretado).

Los enunciados interpretativos afirman que el sentido total del enunciado interpretado
es igual al sentido del enunciado interpretante. ¿Pero a cuál de los dos sentidos (literal
o total) se alude al referirse a los enunciados interpretantes? Según Hernández Marín
la ocurrencia de la expresión "sentido" en relación con el enunciado interpretante no
puede significar ni sentido literal (haría falsos a los enunciados interpretativos) ni
sentido total (pues el interpretante no sería usado en ningún contexto, sólo
mencionado). La solución que propone es considerar a los enunciados interpretantes
como enunciados eternos, esto es, comos enunciados que tienen el mismo sentido
total en cualquier contexto (o lo que viene a ser lo mismo, aquellos en los que el
sentido total y el sentido literal coinciden). "De aceptar esta sugerencia, tendríamos
que considerar como incorrecto un enunciado interpretativo... cuyo enunciado
interpretante no es un enunciado eterno" (Hernández Marín 1999: 52).
B. Aplicación del derecho

El profesor Rafael Hernández Marín cuestiona la que denomina "concepción lógica de la


aplicación del derecho", a la que atribuye la defensa conjunta de las siguientes dos
tesis: (a) la relación entre el enunciado jurídico (ley) y el fallo (parte resolutiva de una
sentencia judicial) que lo aplica es una relación deductiva, y (b) el juez al decidir un
caso deduce el fallo del enunciado jurídico. El modelo simplificado del razonamiento
mediante el que se aplica el derecho, para dicha concepción, es el siguiente (al que
llama R):

(1) Los homicidas deben ser castigados con la pena de prisión de 10 a 15 años.

(2) h es un homicida.

(conclusión) h debe ser castigado con la pena de prisión de 10 a 15 años.

Las críticas que Hernández Marín le formula a esta posición son tres:

[1] la "concepción lógica "parte de un modelo simplificado inadecuado por tres


razones: (a) el enunciado jurídico no está dirigido a los mismos sujetos que el fallo, el
primero alude a los jueces mientras que el segundo a las fuerzas de seguridad; (b) la
expresión "castigar" tampoco significa lo mismo en el enunciado jurídico y en el fallo,
pues en el primero quiere decir "condenar" y en el segundo "retener en prisión"; y (c)
el fallo no se expresa de forma abierta tal como lo expresa el modelo, sino que debe
individualizar la pena que impone. Pero si se entendiera de esa manera, no se podría
considerar tampoco una consecuencia lógica de (1).

[2] la "concepción lógica" es falsa, pues una vez puestos de manifiesto los equívocos
señalados en el punto anterior, queda claro que de las premisas del modelo no se
puede deducir su conclusión. Existe una falta total de atingencia entre las premisas y
la conclusión de R.

[3] la "concepción lógica" trae aparejada consecuencias absurdas, pues de un conjunto


de premisas determinado se pueden extraer infinitas consecuencias deductivas y entre
esas posibles conclusiones (o fallos) deducibles hay muchos que "es absurdo calificar
como aplicaciones (correctas) de (1)... Puesto que según la concepción que
examinamos un fallo es un fallo dictado en aplicación (correcta) de la ley (1), si y sólo
si dicho fallo se deduce de (1), entonces, según dicha concepción, un fallo que dijera lo
que (F) dice [O bien h debe ser castigado con la pena de prisión de 10 a 15 años o
bien h debe ser premiado con un coche] sería un fallo dictado en aplicación (correcta)
de (1) (Hernández Marín 1999: 220)." Termina cerrando la posibilidad de salvar la
dificultad apelando a una lógica de la relevancia, pues afirma que "... cuando se
precisa o aclara el contenido de los enunciados que constituyen la ley y el fallo en un
caso penal de aplicación del derecho, como el que el razonamiento R pretende ilustrar,
resulta evidente que el fallo no se deduce de la ley ni en la lógica ordinaria, ni tampoco
en la más estricta lógica de la relevancia... Por ello, creo... que es vano cualquier
intento de salvar dicha concepción en tales casos." (Hernández Marín 1999: 221.)
La norma y el ordenamiento jurídico
1.1.La vida de la norma jurídica
Tras su nacimiento comienza su VIGENCIA*, los tribunales la aplican. PRINCIPIO DE
PRESUNCION DE CONOCIMIENTO (Art. 6.1 CC La ignorancia de las leyes no excusa su
cumplimiento).
PRINCIPIO DE IRRETROACTIVIDAD (Art. 23. CC Las leyes no tendrán efecto
retroactivo si no dispusieran de lo contrario), salvo que el hecho delictivo haya dejado con la
nueva ley de ser delito.
Son TERRITORIALES, obligan solo en el territorio donde son dictadas, aunque hay normas
PERSONALES (testamento de un español en el extranjero).
* Vigencia técnica no es vigencia social

1.2. La muerte de la norma jurídica


Cuando las circunstancias sociales cambias la norma se convierte en anacrónica (Art. 1.800
CC No se consideran prohibidos los juegos de pelota.........................las carreras de
carros...........).
Las normas continúan en vigor hasta que son derogadas teniendo en cuenta la jerarquía salvo
que se indique su periodo de validez (Ley de Presupuestos), esta derogación es un acto
legislativo.
Existe la derogación tácita (CONST. 1978 derogo todas las normas que no se ajustaran a la
misma).

1.3. El lenguaje de la norma jurídica


El lenguaje ha de ser claro, entendible por cualquier ciudadano de cultura media, que no se
incumpla por simple desconocimiento. Redacción cuidada y evitar ambigüedades. Tan solo
debe tener los tecnicismos.
La comisión de estilo del viejo Parlamento velaba por su depuración (antes de Franco y
democracia).
El modo imperativo ha quedado en desuso, el romano ITA IUS ESTO o el ORDENO Y
MANDO español, hoy se han abandonado estas expresiones de rudeza, pero sin perder ni un
ápice el carácter imperativo del precepto.
La EXPOSICION DE MOTIVOS, párrafos que anteceden a la parte dispositiva, tienen
también esta misión clarificadora ilustrando al ciudadano sobre los motivos del mandato.

1.3.1. Clases de normas jurídicas


Criterios diferenciadores:
Por la finalidad:
Normas de conducta: Regulan el comportamiento de los individuos o las actividades del
grupo.
Normas de organización: Poseen un carácter instrumental a fin de asegurar una convivencia
jurídicamente ordenada.
Por el grado de imperatividad:
Normas taxativas: Aquellas en las que los obligados deben de actuar conforme a lo prescrito
en ellas, sin que la voluntad cuente. (Art. 1875 CC sobre hipotecas)
Normas dispositivas: Tienen un carácter supletorio respecto de la voluntad de los sujetos,
que resulta de aplicación preferente (Art. 1.316 CC sobre la sociedad de gananciales)
Por el grado de vincular la voluntad de los obligados:
Normas preceptivas: Imponen una cierta conducta, voluntad constreñida.
Normas prohibitivas: Prohíben un comportamiento determinado, pero no otras opciones.
Normas permisivas: Autorizan un determinado comportamiento, en desuso ya que lo que no
está prohibido es lícito.

1.3.2. El ordenamiento jurídico


Concepto
La eficacia de las normas jurídicas opera dentro de un CONJUNTO, el ORDENAMIENTO
JURIDICO.
Tres acepciones:
Territorial: Conjunto de normas vigentes en un territorio.
Histórica: Conjunto de normas vigentes en un determinado ordenamiento pasado (romano).
Sectorial: Conjunto de normas vigentes en un cierto tipo de relaciones (laboral).
El ordenamiento jurídico siempre hace referencia a una PLURALIDAD NORMATIVA.

El ordenamiento jurídico como sistema


Estructurado y con orden interno, conforma un sistema.
Posee principios rectores generales a los que se adecuan todas las demás normas
armónicamente.
Las aportaciones al ordenamiento se hacen desde fuera del sistema, no como los sistemas
científicos de deducción.
Requiere, por tanto, prudencia por parte del legislador.

La coherencia del ordenamiento jurídico


Se entiende por coherencia la no contradicción de las normas, pero la gran cantidad de
normas dan lugar a ANTINOMIAS, estas se resuelven conforme a los siguientes principios:
Principio de temporalidad: La norma posterior prevalece sobre la más antigua.
Principio de jerarquía: La de rango superior prevalece sobre la inferior.
Principio de especialidad: La especial sobre la general.
Serán los jueces los encargados de la aplicación de hacer prevalecer unos principios sobre
otros.

La plenitud del ordenamiento jurídico


Con el Código Napoleón en 1804 nació el DOGMA DE LA PLENITUD DEL
ORDENAMIENTO JURIDICO, es decir cualquier cuestión jurídica planteable tenía su
respuesta en el articulado.
Esto está bien lejos de la realidad y se plantean las LAGUNAS DEL DERECHO.
Su solución se encuentra en el propio ordenamiento, (Art. 1.7 CC Los jueces y tribunales
tienen el deber inexcusable de resolver en todo caso los asuntos de que conozcan, ateniéndose
al sistema de fuentes establecido) que son conforme al (Art. 1.1 CC la ley, la costumbre y los
principios generales del Derecho).
La relación jurídica y la personalidad jurídica
1. Persona y personalidad jurídica
En el ámbito jurídico el término “persona jurídica” hace referencia al sujeto de
derecho, pero hay que tener en cuenta que el concepto de persona jurídicamente
considerado es una creación del Derecho y alude al “individuo o entidad que
ostenta derechos y obligaciones”. Cada ordenamiento jurídico establece quiénes
son los destinatarios de las normas y, en consecuencia, quiénes pueden ser titulares
de los derechos y deberes que esas normas establecen. Las normas que establecen
quiénes pueden actuar jurídicamente pueden ser consideradas como un tipo de
normas ónticas, pues aunque no siempre utilicen el verbo “ser” siempre pueden ser
reducidas a expresiones de ese tipo.

No siempre ha bastado el hecho de ser hombre para ser considerado sujeto de


derechos y obligaciones como pone de manifiesto la existencia en diferentes
épocas y en diferentes países de la esclavitud. Además, también se ha considerado
en ocasiones como personas a entidades formadas por un grupo de individuos o un
conjunto de bienes.

El ordenamiento jurídico español regula la atribución de la condición de persona a


los individuos en los artículos 29 a 34 del Código civil y a los conjuntos de
individuos o bienes en los artículos 35 a 39 del mismo cuerpo legal.

La personalidad es también una creación del Derecho y se manifiesta en la


capacidad para ser titular del conjunto de derechos y deberes atribuidos a un mismo
ente y determina la capacidad para relacionarse jurídicamente, es decir, dentro de
la personalidad jurídica podemos diferenciar entre la “capacidad jurídica” y la
“capacidad de obrar”.

2. Clases de personas jurídicas: Persona física o natural y persona jurídica.


Tradicionalmente se vienen utilizando los términos persona física o natural y
persona jurídica para designar, respectivamente, a la persona individual y a la
colectiva, pero estrictamente hablando todas las personas son “personas jurídicas”.
La persona física o natural es el sujeto individual que es titular de derechos y
obligaciones, porque así lo establece el ordenamiento jurídico, mientras que la
persona jurídica es la agrupación de personas o bienes, que son también, como las
personas físicas, titulares de derechos y obligaciones, porque así lo establece el
ordenamiento jurídico. Ésta es una concepción de la persona natural y jurídica de
carácter formal, porque su fundamento es normativo, pero no constituye la única
posible formulación teórica posible, ya que existen diferentes “teorías” sobre la
naturaleza de la persona jurídica.

Además de la concepción establecida anteriormente, la teoría normativista de


Kelsen es una teoría formalista, que considera que las personas jurídicas, tanto
individuales como colectivas, son un conjunto de obligaciones jurídicas y derechos
subjetivos, cuya unidad se expresa metafóricamente en el concepto de persona.
Como las obligaciones y los derechos se remiten siempre a las normas jurídicas
que las establecen, en realidad, toda persona, sea física o colectiva, no es sino la
unidad de un conjunto de normas. Frente a la concepción anterior, que considera
que la persona, en sentido jurídico, es una creación del Derecho, para Kelsen la
persona es una “creación de la ciencia del Derecho” para facilitar la descripción de
la realidad jurídica.
Las concepciones no formalistas sobre la naturaleza de la persona jurídica
consideran que existe algún tipo de substrato previo a las normas jurídicas y que
el orden jurídico debe tener en cuenta. En el caso de la persona física o natural
estas teorías admiten el fundamento ético de la dignidad y libertad del hombre, por
lo que todo hombre debe ser considerado persona jurídica. En el caso de las
personas jurídicas de lo que se trata es de comprender cómo una entidad que no es
un hombre puede ser titular de derechos y obligaciones y actuar jurídicamente.
Algunas teorías sólo reconocen la cualidad de sujeto de derecho a la persona física
o natural y consideran que cuando una colectividad actúa jurídicamente no es ese
conjunto sino los individuos que la componen o representan los que actúan
jurídicamente como sujeto de derecho

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