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INDICE

1. INTRODUCCIÓN
I. EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN
I.1. DEFINICIÓN
I.2. CONCEPTO LEGAL
I.3. ELEMENTOS DE LA EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN
I.4. CARACTERÍSTICAS
I.5. EFECTOS DE LA EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN
I.6. CONTRATOS EN LOS QUE SE APLICA LA EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN
I.7. LA APLICACIÓN DE LA EXCESIVA ONEROSIDAD EN LOS CONTRATOS DE UNA SOLA
PRESTACIÓN
I.8. IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN
I.9. NULIDAD DE LA RENUNCIA A LA ACCIÓN
I.10. LA CADUCIDAD DE LA ACCIÓN POR EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN
I.11. TÉRMINO INICIAL DEL PLAZO DE CADUCIDAD
I.12. JURISPRUDENCIA DE LA EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN
II. LA LESIÓN
II.1. DEFINICIÓN
II.2. CONCEPTO LEGAL
II.3. ELEMENTOS DE LA LESIÓN
II.4. CLASES DE LESIÓN
II.4.1. Lesión genérica
II.4.2. Lesión específica
II.5. LA PRESUNCIÓN DE APROVECHAMIENTO POR EL LESIONANTE
II.6. APRECIACIÓN DE MAYOR VALOR
II.7. CONSIGNACIONES DEL EXCESO
II.8. REAJUSTE DEL VALOR
II.9. NULIDAD DE LA RENUNCIA
II.10. CADUCIDAD DE LA PETICIÓN
II.11. CASOS EN QUE NO PROCEDE LA ACCIÓN POR LESIÓN
II.12. LESIÓN EN LA PARTICIPACIÓN
II.13. JURISPRUDENCIA DE LA LESIÓN
II.14. DIFERENCIA ENTRE LA EXCESIVA ONEROSIDAD Y LA LESIÓN
II.15. EXPEDIENTE
II.16. CONCLUSIONES
II.17. BIBLIOGRAFÍAS

INTRODUCCIÓN
EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN
1.1. DEFINICIÓN

En una definición precisa, la excesiva onerosidad de la prestación comprende el término “Excesiva”,


un adjetivo que se define como la que excede o va más allá de lo que se considera normal o
razonable, por otro lado, el término “Onerosidad”, otro adjetivo que incluye o implica conmutación
de prestaciones recíprocas, en relación a lo lucrativo, que implica gastos, costos, cargas o molestias
excesivas para alguien.

En el ámbito del Derecho la excesiva onerosidad de la prestación no se aplica, ni podría aplicarse,


de modo o manera de arbitrios, puesto que tiene que estar condicionada a determinados factores.

No en todo contrato se da una relación de igualdad exacta y total entre las prestaciones de ambos
contratantes. Diríamos que lo frecuente es más bien lo contrario, pues, hay supuestos en que tal
equilibrio no existe o está ausente.

Pese a ello, hay “excesiva onerosidad” cuando el equilibrio del contrato es alterado de modo
fundamental por el acontecimiento de ciertos eventos, bien porque el costo de la prestación a cargo
de una de las partes se ha incrementado, o porque el valor de la prestación que una parte recibe ha
disminuido.

1.2 CONCEPTO LEGAL:

❖ Formulación legislativa:
Dispone el art.1198, segunda parte:

“En los contratos bilaterales conmutativos y en los unilaterales onerosos y conmutativos de


ejecución diferida o continuada, si la prestación a cargo de una de las partes se tornara
excesivamente onerosa, por acontecimientos extraordinarios e imprevisibles, la parte
perjudicada podrá demandar la resolución del contrato. El mismo principio se aplicará a los
contratos aleatorios cuando la excesiva onerosidad se produzca por causas extrañas al
riesgo propio del contrato. En los contratos de ejecución continuada la resolución no
alcanzara a los efectos ya cumplidos. No procederá la resolución, si el perjudicado hubiese
obrado con culpa o estuviese en mora. La otra parte podrá impedir la resolución ofreciendo
mejorar equitativamente los efectos del contrato.”

Se ha señalado que exige que hayan tifiado en el caso los caracteres de extraordinario e
imprevisibles del hecho que fundamenta la pretensión accionable. Principios fundamentales
de justicia importa introducir una quiebra de la seguridad jurídica, circunstancia que pone
de resalto la prudencia con que en el campo jurisdiccional deben aplicarse institutos.

❖ Podemos encontrarlo en el TITULO VIII DE LA SECCION PRIMERA, comprende los artículos


1440° al 1446° del Código Civil.
La regla general en el área del Derecho de Contratos es que todo contrato debe ser
cumplido; que los contratos no deben ser reversibles, lo que hace ilusoria la firmeza de su
fuerza obligatoria, con la excepción de que cada parte lo estipule.
ARTICULO 1440 del C.C:

“En los contratos conmutativos de ejecución continuada, periódica o diferida, si la prestación


llega a ser excesivamente onerosa por acontecimientos extraordinarios e imprevisibles, la
parte perjudicada puede solicitar al juez que la reduzca o que aumente la contraprestación,
a fin de que cese la excesiva onerosidad.
Si ello no fuera posible por la naturaleza de la prestación, por las circunstancias o si lo
solicitara el demandado, el juez decidirá la resolución del contrato. La resolución no se
extiende a las prestaciones ejecutadas.”

1.3. ELEMENTOS DE LA EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN

Los elementos del tema en desarrollo son fundamental ya que, permite especificar el lugar exacto
de verificar si es posible dar una excesiva onerosidad de la prestación. Así tenemos:

❖ Que la excesiva onerosidad de la prestación se presenta en los contratos conmutativos de


ejecución continuada, periódica o diferida.

Los contratos conmutativos; son aquellos en los cuales las prestaciones recíprocas se
asumen como equivalentes.
La ejecución continuada o de tracto sucesivo; la prestación se cumple de un modo
permanente.
La ejecución periódica; se va satisfaciendo o cumpliendo de tiempo en tiempo. Un ejemplo
más claro es en un contrato de arrendamiento, la prestación puede resultar excesivamente
onerosa para el arrendatario, debido a determinadas causas extraordinarias e imprevisibles,
llámese la pérdida del valor de la moneda.
La ejecución diferida; queda postergada para una oportunidad o momento posterior.

❖ Que una prestación puede llegar a ser excesivamente onerosa por acontecimientos
extraordinarios e imprevistos que se presentan posteriormente.

Las partes no deben haber podido prever el tiempo de celebración del contrato, el
acontecimiento que generaría la excesiva onerosidad. Lo extraordinario del hecho que no
ocurre en circunstancias normales e imprevisibles, que las partes no pudieron prever con
ocurrencia.

“El acontecimiento extraordinario es un hecho excepcional que no suele ocurrir


normalmente dentro del curso natural y corriente de las cosas. La segunda nota distintiva es
la imprevisibilidad; es la imposibilidad de representarse razonablemente de acuerdo a una
lógica común la posibilidad de que un acontecimiento se verifique entre el momento que se
celebra el contrato y el momento de su ejecución.” (Lavalle, E; 1991. Pág. 265)
❖ Que la persona que se perjudique con la alteración del equilibrio contractual, tenga la
facultad de solicitar al juez para que reduzca la prestación o que aumente la
contraprestación; cuando no fuese posible a los factores que indica la ley, el juez
impondrá la resolución del contrato.

Se debe dejar en claro que los hechos de carácter extraordinario e imprevisible sean
posteriores al nacimiento del contrato. En ese sentido, genera una alteración del equilibrio
contractual, razón por la cual la parte perjudicada puede solicitar al juez para que reduzca
la prestación o que aumente la contraprestación con el fin de hacer cesar la excesiva
onerosidad. Es, además, colocar a los contratantes, o al deudor o al acreedor en una
situación muy distinta al momento de celebrar el contrato; es decir, no se imponga a una
de las partes un excesivo sacrificio o una menor utilidad ostensiblemente baja.

Lavalle, E. (1991, pág. 265):


“(...) Es el que más se ajusta al espíritu de justicia que es el fundamento de esta
institución.”

1.4. CARACTERÍSTICAS
Las características de la excesiva onerosidad no se encuentran precisadas de forma clara, pero
podemos extraerlas de sus elementos, puesto que nos señala que la nueva prestación, originada
independientemente de la voluntad de las partes por factores externos, carácter extraordinario,
que afectan la prestación original, debe ser posible, y a su vez, para efectuarla, debe generar un
esfuerzo que originalmente no se concibió por el deudor.

Este cambio debe ser imprevisible al momento de celebrarse el contrato, de esta característica nace
en un primer momento la Teoría de la Imprevisión (excesiva onerosidad) en la jurisprudencia, de
igual forma esta alteración debe ser de carácter temporal, pues si fuere definitiva, cabría la acción
de resolución del contrato por fuerza mayor.

1.5. EFECTOS DE LA EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN

Los efectos de la excesiva onerosidad de la prestación son los siguientes:

a) La parte perjudicada puede pedir al juez que revise los términos del contrato, quien,
apelando a las circunstancias del caso, y a factores como la equidad, determinará si la
prestación debe ser reajustada, o la contraprestación debe ser aumentada, con el fin de que
la excesiva onerosidad desaparezca y la dificultad en el cumplimiento de la obligación
afectada cese.
b) Por otro lado, y en caso de que el juez advirtiere, nuevamente apelando a las circunstancias
tácticas, o como señala la norma: a la naturaleza de la prestación, que dicho reajuste no es
procedente, podrá ordenar la resolución del contrato.

Ahora, dicha posibilidad de resolución, puede ser solicitada por el demandado, según lo dispuesto
en la última parte del artículo 1440.
Finalmente, el artículo 1440 en el Código Civil peruano, indica que la resolución no se extiende a las
prestaciones ejecutadas. También se encuentra en el Derecho comparado, como uno de los
requisitos para la operancia de la figura, que las prestaciones no hubiesen sido ejecutadas, pues si
ya se hubieren cumplido, desaparecerían los supuestos para que el deudor alegare la dificultad en
dicho cumplimiento.

1.6. CONTRATOS EN LOS QUE SE APLICA LA EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN

Para ello debemos primeramente señalar que, en algunos sistemas jurídicos, los contratos pueden
clasificarse en bilaterales y unilaterales desde el punto de vista de las partes que asumen
obligaciones en un contrato.

Dentro de los contratos bilaterales:

ARTÍCULO 1441°

Las disposiciones contenidas en el artículo 1440 se aplican:

“A los contratos conmutativos de ejecución inmediata, cuando la prestación a cargo de una de las
partes ha sido diferida por causa no imputable a ella.

A los contratos aleatorios, cuando la excesiva onerosidad se produce por causas extrañas al riesgo
propio del contrato.”

Esta clasificación en conmutativos y aleatorios es bajo el criterio de su riesgo. En donde el término


Alea significa riesgo y esto es los que caracteriza a estos contratos aleatorios. El surgimiento de los
derechos y obligaciones de las partes, o de una sola de ellas, establecidos perfectamente en el
contrato, dependerán de un hecho que puede o no acaecer.

El maestro italiano Francésco Messineo, manifiesta que existe una figura intermedia entre el
contrato conmutativo y el aleatorio en efecto afirma la presencia de contratos conmutativos en que
hay un elemento aleatorio que se concibe como ALENORMAL ALERIESGO.

Nuestra legislación señala a los contratos aleatorios como aquellos en los que, al momento de su
celebración, es imposible valorar la reciprocidad de ventajas y pérdidas que se derivarán para las
partes a la firma del contrato o durante su ejecución, puesto que se encuentran sometidos a un
factor de riesgo externo, factor que afecta la cuantía de la prestación y hasta podría poner en duda
la existencia misma de la prestación.

Un ejemplo de contrato aleatorio sería el contrato de juego y apuesta, ya que por su estructura
quien lo pacte sabrá cuál es el desembolso que hará para ser parte del juego, pero se mantiene la
incertidumbre al celebrarlo de si existirá un retorno o ganancia por lo entregado o no.

Otro ejemplo es el contrato de seguro es un contrato aleatorio por el cual la empresa que otorga el
seguro se compromete con el asegurado, que debe pagar una prima, a abonarle una indemnización
si el riesgo asegurado ocurre.

En resumen, los contratos aleatorios en donde puede existir una excesiva onerosidad de la
prestación serían los contratos de:
❖ Apuesta
❖ Juego
❖ Seguro
❖ Renta vitalicia
❖ Compraventa de bien futuro
❖ Adquisición de acciones o instrumentos de renta variable

1.7. LA APLICACIÓN DE LA EXCESIVA ONEROSIDAD EN LOS CONTRATOS DE UNA SOLA


PRESTACIÓN UNILATERAL

La aplicación de la figura que estudiamos en los contratos de una sola prestación, está prevista por
el numeral 1442 del C.C que dice:

“Cuando se trata de contratos en que una sola de las partes hubiera asumido obligaciones, le
es privativo solicitar judicialmente la reducción de la prestación a fin de que cese su
excesiva onerosidad.
Si no se puede reducir la prestación, rige lo dispuesto en el segundo párrafo del art. 1440”.

Entre los que caben dentro de la categoría de contratos con prestación unilateral, y, por ende, bajo
el régimen del presente artículo, están:

❖ El comodato, que sería un contrato con prestación unilateral de ejecución continuada;


❖ El suministro periódico a título de liberalidad, el cual a su vez sería concebido como contrato
con prestación unilateral de ejecución periódica,
❖ La donación diferida, que se concibe como un contrato de prestación unilateral de ejecución
diferida.
"En el Derecho peruano, habiéndose suprimido la categoría de los contratos reales (artículo 1352 del
Código Civil), ha desaparecido también el concepto de contrato oneroso con prestación unilateral,
por lo que el artículo 1442 solo puede ser entendido en relación con los contratos en los cuales solo
una de las partes se obliga y, como necesaria consecuencia, solo existen prestaciones principales a
su cargo (pueden existir prestaciones accesorias a cargo de la otra parte provenientes, por ejemplo,
de un modo, que no desvirtúan el carácter gratuito del contrato), lo que determina que lleguen a
identificarse con los contratos a título gratuito" (De La Puente y Lavalle, M. Pág. .201)

Haciendo la crítica del artículo, Luis Romero expresa lo siguiente:


“Se refiere sin duda alguna a los contratos llamados unilaterales o de prestaciones para una sola de
las partes, como son el comodato, el deposito, etc.”
¿Puede darse alguna hipótesis de excesiva onerosidad, cuando el contrato con una sola prestación
es eminentemente gratuito? ¿No se está deformando el criterio jurídico de la gratuidad, con la
aplicación que corresponda exclusivamente a los contratos onerosos?
Precisamos se trata de una excesiva onerosidad. Por lo tanto. En buena doctrina jurídica su
aplicación está y deben estar ausentes de los contratos adquiridos.
Ahora bien, si la hipótesis no se refiere a un contrato gratuito, quiere decir entonces, que existen
contratos onerosos, donde una sola de las partes asume las obligaciones y la otra no, con el cual la
mixtura se presenta poco menos que inadmisible. Es necesario precisar que en la hipótesis del
dispositivo no hay contraprestación, únicamente prestación, pues una sola de las partes asume las
obligaciones.

La excesiva onerosidad para la única parte que asume obligaciones, puede consistir en lo que, la
doctrina llama, gastos extraordinarios de conservación o de trasporte a cargo del deudor. Pero
resulta que tal hipótesis, se presenta en el caso de que la doctrina francesa llamó contratos con
bilateralidad imperfecta, esto es que siendo originariamente de una sola prestación, con
posterioridad surge la contraprestación, convirtiéndose en oneroso el vínculo contractual.

La ley concede al perjudicado, solo la facultad de reducir la excesiva onerosidad, y si ello no fuera
posible, pedir la resolución del contrato ¿cómo puede comprenderse que haya resolución del
contrato en uno de prestación unilateral? ¿Cómo puede haber condición resolutoria en el contrato
unilateral si aquella es privada de los contratos bilaterales o de prestación recíproca?

En verdad no alcanzamos a comprender el presupuesto de hechos que determinó este dispositivo,


porque en el caso de gastos extraordinarios, es obvio que el otro contratante, está obligado a la
restitución, como sucede en los contratos de comodato o de depósito. No era necesario conceder
la reducción de la prestación en esta clase de contrato y mucho menos la resolución del contrato.
Nos parece un absurdo jurídico.”

1.8. IMPROCEDENCIA DE LA ACCIÓN

El artículo 1443º. Del Código Civil; prescribe lo siguiente:

“No procede la acción por excesiva onerosidad de la prestación cuando su ejecución se ha diferido
por dolo o culpa de la parte perjudicada.”

Se debe entender claramente la parte perjudicada no puede accionar o no procederá dicha acción
por excesiva onerosidad de la prestación debido que al momento de ejecutar la prestación actuó
con dolo o culpa. Por lo tanto, sería absurdo proceder la acción a la parte perjudicada quien actúa
intencionalmente con dolo o culpa mientras la otra parte actúa de buena fe.

En esa misma idea, Manuel Miranda (1995, pág. 107):

“Esta es una solución, que fluye con claridad, contrario sensu, de lo dispuesto en el art. 1441,
inc. 1 del C.C. (...) Conceder tal facultad, sería premiar su mal proceder contractual. Si la ley le niega
el derecho de solicitar las acciones por excesiva onerosidad al contratante culpable, con mayor razón
le ha de negar al contratante doloso”.
1.9. NULIDAD DE LA RENUNCIA A LA ACCIÓN

ARTÍCULO 1444°

“Es nula la renuncia a la acción por excesiva onerosidad de la prestación.”

Este artículo trata de una norma de orden público, que las partes no pueden modificar. Nuestro
código persigue el conflicto. ¿Por qué razón no es renunciable esta acción? Nuestro código establece
que es nula la renuncia a la acción de excesiva Onerosidad de la prestación, si es que las partes han
convenido de buena fe la renuncia a la acción, no podrá exigirse el cumplimiento del acuerdo. Las
limitaciones a la autonomía de la voluntad hacen que el Estado intervenga también en los contratos.
Se trata de una forma que expresa la penetración del derecho público en las relaciones privadas.

"Este numeral tiene excepcional importancia, pues está destinado a evitar que por acción del
contratante de mayor poderío psicológico o económico se imponga la renuncia a la excesiva
onerosidad de la prestación, lo que la dejaría la mayor de las veces en condición de "letra muerta".
Si la institución que hemos comentado está inspirada en razones de elemental justicia, resulta
entonces indispensable que esta prevalezca y no quede esterilizada por su renuncia previa. Nada
impide, como es natural, que quien se vea perjudicado por un contrato en el cual la onerosidad
resulte excesiva no haga valer su derecho y deje vencer el plazo de caducidad a que se refiere el
artículo 1445" (Arias S., 2000, pág. 455)

Finalmente, cabría preguntarse, si la prohibición contenida en la norma conlleva a que la cláusula


de exclusión o renuncia a la excesiva onerosidad sea nula, requiere que la misma esté contenida en
el contrato, o también afectaría las cláusulas de renuncia pactadas con posterioridad al
perfeccionamiento del mismo, e incluso, posteriores a la ocurrencia de la causal de excesiva
onerosidad.

Se podría argumentar que el legislador no ha distinguido los supuestos mencionados, razón por la
cual podría entenderse que abarca cualquier cláusula pactada, sea en el momento de celebración
del contrato, o con posterioridad a él. No obstante, esto, creemos no obstante no permitirse la
eventual renuncia, la parte que estaría interesada en la acción por excesiva onerosidad podría dejar
caducar la acción, según lo prevé el artículo 1445 y el efecto sería el mismo a que hubiese renunciado
a ella.

1.10. LA CADUCIDAD DE LA ACCIÓN POR EXCESIVA ONEROSIDAD DE LA PRESTACIÓN

Con respecto a la caducidad de la acción, se ha consignado en el Código Civil la norma del artículo
1445 que prescribe:

Artículo 1445º.-

“La acción por excesiva onerosidad de la prestación caduca a los tres meses de producidos los
acontecimientos extraordinarios e imprevisibles a que se refiere el Artículo 1440º.”

López Blanco manifiesta (2002, pág. 375)

“El artículo 2003 del Código Civil señala que la caducidad extingue el derecho y la acción
correspondiente. Esta figura tiene que ver con los medios desarrollados por el Derecho relacionados
con “...los efectos de tiempo en las relaciones jurídicas...”
El Código Civil peruano, regula este tema, distinguiendo dos figuras que son: la prescripción,
consagrada en el artículo 1989, y la caducidad, en la norma antes señalada.

Siguiendo el orden de estos conceptos, deberá entenderse que la no interposición de acción alguna,
encaminada a obtener el reajuste correspondiente de la prestación afectada con excesiva
onerosidad, producirá como efecto la extinción tanto del derecho, como de la acción
correspondiente.

En sistemas como el colombiano y el argentino, al no señalar las normas plazos especiales de


caducidad que afecten la acción por excesiva onerosidad, debe entenderse que la misma se regirá
por las normas generales sobre la materia.

Esta norma obedece a la necesidad de no exponer por mucho tiempo al acreedor de la prestación
que se ha convertido en excesivamente onerosa a la contingencia que su contrato sea revisado por
el advenimiento de acontecimientos extraordinarios e imprevisibles. Igualmente, la fijación de un
plazo breve para la prescripción contribuye a la conservación del contrato.

1.11. DETERMINACIÓN DEL TÉRMINO INICIAL DEL PLAZO DE CADUCIDAD

ARTÍCULO 1446° DEL CÓDIGO CIVIL. -

“El término inicial del plazo de caducidad a que se refiere el artículo 1445 corre a partir del momento
en que hayan desaparecido los acontecimientos extraordinarios e imprevisibles. “

Comentario “Jorge Oviedo Albán “

“Esta norma complementa lo establecido en el artículo 1445, sobre todo en aquellos eventos
de larga duración que afecten la prestación, de manera que conduzcan a la excesiva onerosidad de
la misma. La solución normativa consiste en que el término de caducidad empezará a correr una vez
se pueda detectar objetivamente, que dichos acontecimientos extraordinarios e imprevisibles han
sido superados, o lo que es lo mismo: han desaparecido. Para el profesor De la Puente y Lavalle, esta
norma puede entrar en contradicción con el artículo 1445, toda vez que según afirma, "... parece
contradictorio que el término inicial para calcular el plazo de caducidad no se empiece a contar desde
que el acontecimiento se produce sino desde que el acontecimiento desaparece". Creemos que la
aparente contradicción puede ser superada, en el sentido de entender la operancia de la norma, en
aquellos casos, en los que la causal que produce la excesiva onerosidad tiene una duración
prolongada en el tiempo. Así creemos que lo entiende el profesor Arias Schreiber, al señalar: "Este
precepto se dio con el propósito de prever situaciones que frecuentemente se presentan en el Perú,
como son inundaciones, sequías y otros factores análogos. Fue criterio general que solo a partir del
instante en que han desaparecido las circunstancias que alteraron los acontecimientos es que
empieza a correr el breve plazo fijado por el artículo 1445, pues mientras se están produciendo no
se podrá tener certeza sobre el fundamento de la aplicación de la excesiva onerosidad, ni esta podría
ser evaluada con precisión".

Ahora, y como nota final, queremos destacar un punto, extraído de los comentarios del citado autor,
que nos lleva a pensar, desde una perspectiva muy personal, que la norma que establece un plazo
exacto de caducidad, sea para aquellos eventos en que la causal opera de manera inmediata, o en
los eventos en que la misma se prolonga en el tiempo, es imprecisa, toda vez que bien podría ocurrir
que la excesiva onerosidad se produce tiempo después de haber ocurrido, o finalizado según sea el
caso, los acontecimientos extraordinarios e imprevisibles. Las normas mencionadas no solucionan
el punto, razón por la cual insistimos en su imprecisión.

1.12. JURISPRUDENCIA

La resolución de un contrato por excesiva onerosidad de la prestación presupone que esta ha


devenido así por acontecimientos extraordinarios e imprevisibles, por lo que la aplicación de un
interés elevado al saldo del precio de un bien vendido no puede considerarse un acontecimiento
extraordinario e imprevisible al no reunir los requisitos del artículo 1440 del Código Civil, por lo que
deviene en improcedente la acción de resolución por excesiva onerosidad de la prestación. (Exp. N°
3288-97, Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Urna, Ledesma Narváez, Marianella,
"Jurisprudencia Actual", tomo N* 2, N° 110)

LA LESIÓN
2.1. DEFINICIÓN

Primeramente, debemos entender a la Rescisión, en la teoría de contratos, como el remedio que


permite, ante la existencia de un contrato celebrado válidamente, que este sea dejado sin efectos
debido a que tiene consecuencias consideradas como injustas en el ordenamiento legal.

Las consecuencias calificadas como injustas en la ley e implicadas por la eficacia del contrato, hacen
entonces posible solicitar la ineficacia del mismo mediante la rescisión.

“La lesión, es una causa de rescisión del contrato en muchos códigos civiles de la tradición
romano germánica, está dada por la situación del que ha sufrido en un contrato una lesión
patrimonial consistente en la desproporción o desequilibrio entre la prestación que ha ejecutado o
prometido y la que debe recibir, desproporción que depende del estado de necesidad en que se
encontraba, que fue para él motivo determinante del contrato y del que se ha aprovechado la
contraparte para obtener una ventaja. Deben concurrir entonces con la lesión (elemento objetivo o
de desproporción), un estado del sujeto lesionado y la ventaja obtenida conscientemente por la
contraparte en el momento de la conclusión del contrato (elemento subjetivo)”. (Messineo F., 1986,
pág. 291).

Debemos saber que se trata de una institución que tiende a proteger al débil, al necesitado, a la
persona que se encuentra en una situación de inferioridad económica, psíquica o psicológica, frente
a aquel que explotando esa necesidad y aprovechando su situación de superioridad consigue en un
contrato ventajas que no son justas o equitativas. El elemento más notable es el “daño” o lesión
que sufre quien recibe menos de lo que le corresponde, o paga mucho más de lo que debería
abonar.

2.2 CONCEPTO LEGAL


El concepto legal de la lesión se encuentra contenido en el art. 1447 del C.C que prescribe lo
siguiente:
“La acción rescisoria por lesión solo puede ejercitarse cuando la desproporción entre
las prestaciones al momento de celebrarse el contrato es mayor de las dos quintas
partes y siempre que tal desproporción resulte del aprovechamiento por uno de los
contratantes de la necesidad apremiante del otro. Procede también en los contratos
aleatorios, cuando se produzca la desproporción por causas extrañas al riesgo propio
de ellos.”

Según el código anterior estuvo reducida a la compraventa de predios rustico y urbanos, mientras
que en el vigente la lesión se extiende a todos los contratos típicos, incluso a los atípicos, a condición
de que son a título oneroso y conmutativo. Excepción hecha en el segundo párrafo del 1447,
respecto de los contratos aleatorios, queda plenamente justificada la amplitud que se le ha dado a
la lesión, puesto que el principio de equidad que es el fundamento de la lesión, es aplicable a toda
clase de contratos.

Como se indicó anteriormente el segundo párrafo del art.1447 del C.C se refiere a los contratos
aleatorios, como una excepción. Recordamos que los contratos aleatorios son los contrarios a los
conmutativos, en los cuales existe la desproporción por causas extrañas al riesgo propio de ellos.

Ejemplo:

Si en un contrato de renta vitalicia onerosa, cuya duración se mide por la vida de una persona
joven y sana, se estipula que casa tres meses la renta será reajustada en una suma exorbitante
y que supera muchas veces el incremento del costo de vida, existe desde sus orígenes una
desproporción que es ajena al riesgo propio de la renta vitalicia.

2.3. ELEMENTOS DE LA LESIÓN

Existe dos elementos constitutivos que permite comprender la lesión, veamos lo siguiente:

❖ Una desproporción coetánea al contrato, mayor de las dos quintas partes (40%).
La desproporción del 40% tiene precisión numérica; pero no ocurre igual con la necesidad
apremiante, es por ello la apreciación le corresponde hacerla al juez.

Existe la fórmula de la presunción de aprovechamiento por el lesionante de la necesidad apremiante


del lesionado. Es por ello que la carga de la prueba corresponde a la parte lesionada, es menester
aclarar que no siempre es posible demostrar dicha prueba.

Es por ello que se establece la presunción de “juristamtun”.

❖ Que esta desproporción resulte del aprovechamiento por uno de los contratantes de la
necesidad apremiante del otro.

(Cas. N° 505-88. Diálogo con la Jurisprudencia N° 42. Marzo 2002, p. 269).

"La situación del contrato de compraventa celebrado entre las partes, consiste en un precio
pactado que no es el adecuado, existiendo una desproporción mayor a las dos quintas partes. Por
otro lado, la vendedora se encontraba en estado de necesidad, como queda demostrado con el cobro
de soles y ejecución de hipoteca que se le seguía, habiéndose llegado al estado de remate del edificio,
que esa hipoteca se encuentra registrada, lo que implica reconocer que era de conocimiento público.
De modo que los compradores al pagar un precio inferior objetivamente al real en una desproporción
como la establecida, no pueden alegar ni desconocimiento ni buena fe, sino al contrario, surge de la
situación misma el aprovechamiento del estado de necesidad de la vendedora, lo que significa la
ocurrencia del elemento subjetivo de la lesión conforme a lo establecido en el artículo 1447 del
Código Civil".

2.4. CLASES DE LESIÓN

Siguiendo criterios tradicionales y aún bajo la influencia de la Legislación española, el c.c. peruano
de 1852 admitía dos clases de lesión: enorme y enormísima. En el c.с. de 1936, teníamos una sola
clase de lesión, la ocasionada por una desproporción de valor superior al 50% del valor real del bien.
Y ahora, en el código civil de 1984, observamos la existencia de dos clases de lesión que
denominaremos lesión genérica y lesión específica, haciendo hincapié que podemos señalar una
tercera categoría que sería una lesión singular: la del co-propietario. No obstante, las dos primeras
son determinantes. Sin que está mal, nos parece que implícitamente hemos retornado al criterio de
1852, con las peculiaridades que proporcionan en el decurso del tiempo, las nuevas realidades

2.4.1. Lesión Genérica. Es la lesión típica que se encuentra contenida en el Art. 1447° del
c.c. primera parte. Requiere de la concurrencia de dos requisitos: uno objetivo, que
consiste en la desproporción de valor entre las prestaciones mayor a las dos quintas
partes, esto es, más de 40%; otro subjetivo que viene a consistir en el
comportamiento doloso de lesionante, que resulta del aprovechamiento que hace
de las necesidades apremiantes del lesionado. Estos son también los extremos de
la lesión que merece inevitable probanza. Constituyen los fundamentos de hecho
de la acción judicial correspondiente, de tal manera que el demandante, en este
caso el lesionado, estará obligado a demostrar a través del proceso que se han dado
ambos extremos. Si sólo pudiese acreditarse uno de ellos, mas no el otro,
obviamente no estará tipificada la lesión y la demanda deberá ser declarada
infundada. Con el Código anterior, bastaba acreditar el porcentaje de la
desproporción (más del 50% del valor) para hacer lugar a lesión. En cambio, con el
nuevo código, tal situación no es suficiente. Y eso se debe a la validez del argumento
esgrimido que atribuye al supuesto lesionado, la libertad para llevar a cabo en un
contrato de transferencia, una donación en parte una venta en la otra. Se ha dicho
así que, si resulta valedera una enajenación total gratuita, por qué no puede tener
validez una parcial.

2.4.2 Lesión Específica. Es la más grave y se encuentra contenida en el Art. 1448° del c.c.
en los siguientes términos: "En el caso del artículo 1447; si la desproporción fuera
igual o superior a las dos terceras partes, se presume el aprovechamiento por el
lesionante de la necesidad apremiante del lesionado". De manera que, en cuanto al
quantum de la desproporción, nuestra ley señala dos casos: una desproporción
mayor a las 2/5 partes, que hemos analizado anteriormente; y otra desproporción
que es igual o mayor a las 2/3 partes, vale decir, el 66,66%. Por eso decimos que
esto nos recuerda la diferencia que establecía el código de 1852, entre lesión
enorme y lesión enormísima. Empero para este segundo caso, la ley dice que se
presume el aprovechamiento doloso por parte del lesionante de la necesidad
apremiante del lesionado. Se presume el acto lesivo por la inexperiencia del otro, la
falta de conocimiento, el atolondramiento, explotando cualquier desgracia, etc. Y
este aspecto como acabamos de precisar, es uno de los elementos de la lesión que
requiere probanza en el caso de la genérica, pero no en éste, donde deberá operar
la presunción legal bastará entonces que el lesionado pruebe contundentemente la
desproporción señala por el Art. 1447o objetivamente, para hacer lugar a una
sentencia favorable.

2.5. LA PRESUNCIÓN DE APROVECHAMIENTO POR EL LESIONANTE

ARTÍCULO 1448°

En el caso del artículo 1447, si la desproporción fuera igual o superior a las dos terceras partes, se
presume el aprovechamiento por el lesionante de la necesidad apremiante del lesionado.

“El aprovechamiento debe entenderse como la explotación con conocimiento del estado de
inferioridad del contratante necesitado. La explotación resulta del hecho mismo de la estipulación
del contrato en condiciones injustificadamente ventajosas con conocimiento del estado de necesidad
en el cual se encuentra la parte lesionada”. (Cesare M., 2007, pág. 687).

No puede rescindirse el contrato por lesión si no se prueba que la desproporción entre las
prestaciones es el producto del aprovechamiento por uno de los contratantes, en beneficio propio
o de un tercero, del estado de necesidad apremiante del otro. La demostración del abuso del estado
de necesidad es de cargo del contratante que se considera lesionado.
Es indispensable, en la contraparte, el conocimiento del estado de necesidad del otro y que se
aproveche de esa circunstancia, pero no se requiere que el demandante pruebe que el demandado
tuvo el propósito, la intención, de aprovecharse; basta con que el demandante demuestre que el
demandado conoció y se aprovechó del estado de necesidad apremiante. El que contrata
conociendo el espetado de necesidad apremiante del olio, se está aprovechando de esa
circunstancia.

El demandante lesionado debe probar:

a) Que la desproporción entre las prestaciones, al momento de celebrarse el contrato, es mayor de


las 2/5 partes (40%);

b) que él se encontraba en un estado apremiante de necesidad; y

c) que el demandado lesionante se aprovechó de ese estado de necesidad. Solo cuando la


desproporción fuera igual o superior a las 2/3 partes se presumirá tal aprovechamiento (art. 1448).

Si en el proceso judicial no se prueba la desproporción mayor de las dos quintas partes o no se


acredita que el demandante se encontraba en estado de necesidad apremiante o no se demuestra
que el demandado conocía de esa circunstancia, por lo que se aprovechó de ella, la demanda es
infundada.

Corresponderá al contratante demandado probar que él no conocía el estado de necesidad en que


se ha encontrado el demandante, por lo que no se puede aprovechar de algo que no conoce, o que
la desproporción entre las prestaciones se debe a un acto de liberalidad realizado por el
demandante.

2.5. APRECIACIÓN DE MAYOR VALOR

MOMENTO EN QUE DEBE APRECIARSE LA DESPROPORCIÓN.

Prescribe el Art. 1449° del c.c.:

"La desproporción entre las prestaciones se apreciará según el valor que tengan al tiempo de
celebrarse el contrato". Este dispositivo es reiterativo, por cuanto, en el Art. 1447 que hemos
comentado, ya se ha precisado que "la desproporción entre las prestaciones al momento de
celebrarse el contrato es mayor de las dos quintas partes...”

En realidad, la desigualdad de las prestaciones, que constituya lesión, es la que se halla presente en
el momento de la concertación; no antes ni después. Antes, porque todavía no hay vínculo jurídico
entre los sujetos; después, porque el desequilibrio tendría otro origen y además daría lugar a la
aplicación de otra figura jurídica que ya no es lesión. No está demás decir que la desproporción que
se observa en el acto de la celebración determinará si se aplica la norma del Art.1447° o la del Art.
1448

La lesión y la excesiva onerosidad de la prestación son figuras que tienen gran parecido en muchos
aspectos, pero indudablemente no se trata de las mismas instituciones. Una de las diferencias más
saltantes se encuentra en la aparición de la causal, pues mientras en la lesión la causal debe
encontrarse ya existente en el momento de la celebración, en la que corresponde a la excesiva
onerosidad su presencia se produce con posterioridad a ella. Ambos son eventos, pero uno es
concomitante y el otro sobreviniente. Conviene insistir en la norma de Art. 1449°, sobre todo porque
no se exige la perdurabilidad de dicha desproporción. Nos explicamos; si la desproporción de valor,
realmente existente al momento de la celebración desaparece con posterioridad haciendo
equiparables las prestaciones, tal circunstancia no elimina la acción por lesión, porque ella, según
disposición clarísima de la ley, debe apreciarse al momento de la concertación, por tanto, cualquier
cambio posterior es intrascendente.

2.7. CONSIGNACIONES DEL EXCESO

Artículo 1450º.-

“Fenece el proceso si el demandado, dentro del plazo para contestar la demanda, consigna la
diferencia del valor.”

Conforme al art. 1450 el proceso fenece si el demandado, dentro del plazo para contestar la
demanda, consigna la diferencia de valor. Al consignarse la diferencia de valor queda, pues,
suprimida la lesión. Lo que pagará el lesionarte se entiende que es valor suficiente para hacer la
desaparecer o cesar la desproporción, lo que no siempre coincide con lo solicitado en la demanda.

Hay que entender que la consignación a la que se refiere este numeral se mide en función de los
valores establecidos de acuerdo con el art. 1449 un ejemplo: Antonio le ha vendido su valor es seis
veces mayor y plantea la acción resarcitoria. El demandado Jorge antes de la contestación de la
demanda admite el hecho y consigna a la diferencia de valor, al haberse hecho esta consignación la
acción de Antonio deja de tener su razón de ser feneciendo de proceso.

2.8 REAJUSTE DEL VALOR

El art. 1451 del C.C la figura es diferente; se trata de discutir la cuantía de la desproporción,
reconviniendo el reajuste. Prescribe este numeral lo siguiente:

“El demandado puede reconvenir el reajuste de valor. En este caso, la sentencia dispondrá el pago
de la diferencia de valor establecido, más sus intereses legales, dentro del plazo de ocho días, bajo
apercibimiento de declararse rescindido el contrato”.

Supongamos que Antonio ha demandado a Jorge por haberlo vendido un inmueble en 50 mil nuevos
soles, siendo así que su valor lo estima en 100 mil nuevos soles y que habría habido
aprovechamiento de su estado de necesidad.

❖ De acuerdo al artículo 1451, el demandado puede reconvenir para hacer cesar la


desproporción y, será en la sentencia que el juez señalará cuál es el momento necesario
para desaparecer tal desproporción, no pudiendo fijar un monto superior a ese. La cantidad
que pagará Jorge no será la diferencia que existe entre 50 mis nuevos soles y 100 mil nuevos
soles, suponiendo que este último sería el valor que se acredite durante el proceso.

❖ Lo que interesa fundamentalmente es la conservación de los contratos, se ha considerado


esta figura de trasformación de la acción, la que procesalmente se produce mediante la
reconvención. Para asegurar el derecho del demandante dispone la ley que el pago debe
hacerse dentro de un plazo breve y sumados los intereses legales bajo apercibimiento de
rescindirle el contrato.

❖ Con relación al reajuste de valor se tiene la norma a la que se refiere el art. 1451, el cual se
pone en un caso diferente al del art. 1450. En el artículo anterior, el demandado acepta la
diferencia de acuerdo a lo indicado por el demandante.

2.9. NULIDAD DE LA RENUNCIA

Con referencia a la nulidad de la renuncia, el Art. 1453 prescribe lo siguiente:

“Es nula la renuncia a la acción por lesión”

Se debe entender nula absoluta que opera de pleno derecho, es decir, cualquier cláusula que existe
dentro de un contrato que diga renuncia la acción por lesión será puesta nulo en absoluto. Además,
estaría siendo despojada de un recurso de defensa puesto que es tan importante.

Miranda, M (1995, Pág.132):


“De esta manera, este dispositivo, convierte a la lesión en una norma de orden público y le
otorga esta garantía a la parte más débil de la relación contractual, a fin que el contratante fuerte
no le imponga la cláusula de estilo, por medio de la cual la otra parte renuncia a un derecho
establecido por ley”.

2.10. CADUCIDAD DE LA PETICIÓN

ARTÍCULO 1454°

La acción por lesión caduca a los seis meses de cumplida la prestación a cargo del lesionante, pero
en todo caso a los dos años de la celebración del contrato.
Con respecto a la caducidad de la Acción, se ha consignado en el Código Civil la norma del art. 1454
que prescribe
“La acción por lesión caduca a los seis meses de cumplida la prestación a cargo del lesionan te, pero
en todo caso a los dos años de la celebración del contrato”.
Sobre a caducidad, en el campo doctrinario suelen señalarse como los primeros atisbos de una
teoría de la caducidad a algunos fragmentos de Savigny, a quien Módica atribuye el mérito de ser el
primero en proporcionar el concepto moderno de caducidad. En la doctrina alemana, quienes
fijaron los caracteres de la figura, acogida por la doctrina italiana y plasmada en textos legales en el
Código de 1942, primer cuerpo legislativo que consagra varias normas a la caducidad, como un
efecto extintivo de derechos por el transcurso del tiempo, distinto de la prescripción.
Los principales caracteres de la caducidad, que sirven para diferenciarla de la prescripción
liberatoria, son:
a) la inalterabilidad del plazo, que no se ve afectado por la interrupción, ni la suspensión;
b) la extinción total del derecho afectado por la caducidad;
c) su origen exclusivamente legal;
d) la irrenunciabilidad y
e) la posibilidad de que el juez la declare de oficio.
En nuestro Código Civil, sostiene que las acciones nacidas del acto lesivo debían tener un plazo de
decaimiento breve, para evitar que exista una inestabilidad prolongada que afectaría la seguridad
jurídica.
Un problema es que, aunque los plazos de decaimiento deben ser breves, no tienen que ser tan
exiguos que impidan a la víctima ejercitarlos.
El plazo de caducidad de seis meses, adoptado por esta norma, parece correcto. Lo más discutible
es el punto de partida elegido: el cumplimiento de la prestación a cargo del lesionante.
La elección de este hecho como momento inicial del plazo ha sido impulsada por Manuel De la
Puente.
Para De la Puente, el sistema del Código peruano es superior
“pues el momento en que la víctima logra satisfacer su necesidad apremiante, es cuando el
lesionante ejecuta la prestación a su cargo” (De la Puente y Lavalle, 2001, pág. 255)
Esto abre el camino para que pueda ejercitar la acción de rescisión, porque al haber obtenido lo que
deseaba su ánimo se encuentra ya libre; pero esta afirmación contiene un error evidente, mayor
aún si se interpreta, como lo hace un importante sector de la doctrina peruana, que la única acción
con que cuenta originariamente la víctima es la de rescisión, ya que al intentarla se vería obligado a
devolver la prestación que recibió y desaparecería el momentáneo alivio que le produjo el
cumplimiento por parte del lesionante.

JURISPRUDENCIA
(Exp. N° 966-95. Explorador Jurisprudencial. Gaceta Jurídica).
“La acción rescisoria por lesión puede ser interpuesta por cualquiera de las partes contratantes
siempre que concurran los elementos que la configuran y dentro de un plazo de 6 meses de cumplida
la prestación a cargo del lesionante o, en todo caso, a los 2 años de la celebración del contrato. En
base a este segundo supuesto, se declara la caducidad de la acción en el presente caso, en donde el
vendedor (lesionante) ha incumplido sus obligaciones de entregar el bien inmueble al comprador y
de otorgarla Escritura Pública correspondiente’’.
2.11. CASOS EN QUE NO PROCEDE LA ACCIÓN POR LESIÓN

No procede la lesión en los siguientes casos:


a. Cuando proviene de transacción (cosa juzgada)
b. En las ventas hechas por remate público.
Conforme al art. 1455.1 no procede la acción por lesión en la transacción. La razón por la que se
excluye la lesión de la transacción se debe a que por la transacción las partes, haciéndose
concesiones recíprocas, deciden, con valor de cosa juzgada, sobre algún asunto dudoso o litigioso,
evitando el pleito que podría promoverse o finalizando el iniciado (art. 1302).
De acuerdo con la norma del art. 1455.2, tampoco procede la acción por lesión en las ventas hechas
por remate público. Las ventas en remate público pueden ser forzosas o voluntarias. Las ventas
voluntarias en remate público son realizadas a solicitud del vendedor. En las ventas forzosas
concurren dos requisitos:
1) intervención de funcionario público, y
2) se realiza contra la voluntad del vendedor.
El deudor ejecutado no vende voluntariamente, no interviene en la determinación del precio, no
recibe el precio, el que es utilizado para cancelar o reducir sus deudas, que es lo mismo como que
si ingresara a su patrimonio. Como la norma del art. 1455.2 no distingue, se entiende que se refiere
tanto a las subastas forzosas como a las voluntarias.
En uno u otro caso, la adjudicación se hace al mejor postor, o sea cuando ya no se presenta alguien
más ofertando un mejor precio, de modo que el precio es el que corresponde al valor de cambio
que tiene el bien en el mercado, por tanto, no hay la excesiva desproporción, de más de las dos
quintas partes, entre las prestaciones en el momento de celebrarse el contrato, ni existe la
posibilidad de que el adjudicatario se aproveche del estado de necesidad del vendedor.

2.12. LESIÓN EN LA PARTICIPACIÓN


ARTÍCULO 1456°. -

“No puede ejercitar la acción por lesión el copropietario que haya enajenado bienes por más de la
mitad del valor en que le fueron adjudicados.”

Este es el caso en que el copropietario, conforme al Art. 1456, pierde el derecho de accionar.

La primera observación que debemos formular es que la denominada “lesión” en las particiones
tiene como fundamento un texto distinto al que consagró la “lesión enorme” o ultra dimidium.

“La lesión ultra dimidium se concede originariamente en las ventas, y aunque luego se ex-tiende a
otros contratos, se trata siempre de actos en que se intercambian prestaciones, es decir “contratos
conmutativos”, en los que si bien debe reinar cierto equilibrio entre los valores que las partes
intercambian, se admite -en razón de la naturaleza diferente de las cosas que se intercambian, y del
interés que en ellas tienen los contratantes- que resulte frecuente y, casi diríamos inevitable, una
desigualdad entre las prestaciones, y se estima que esta desigualdad solo debe ser corregida por el
legislador cuando adquiere gran magnitud”. (Luis Moisset, 2011 pág. 530)

En las particiones nos movemos en otro terreno, pues se considera de su propia naturaleza que cada
uno reciba una porción “igual”, y así lo dice el rescripto de los emperadores romanos que luce en el
Código.

En nuestro derecho peruano anterior al Código de 1984, la acción rescisoria de las particiones recibía
un tratamiento bien diferenciado de la “lesión enorme”, en razón de las diferentes causas que las
fundamentan y, además, que en el caso de las particiones se vedaba la acción al copartícipe que,
luego de recibido su lote, lo enajenaba total o parcialmente, pues esa actitud contenía una
aceptación confirmatoria del acto de partición.

2.13. JURISPRUDENCIA DE LA LESIÓN

✔ “Para la procedencia o no de la demanda sobre rescisión por lesión, es esencial la


valorización del bien al momento en que se celebró el contrato a fin de determinarse la
desproporción” (Exp. N° 1760*92-Urna, Gaceta Jurídica N° 53, p. 13-A).

✔ “Es indebido acumular dos pretensiones contradictorias entre sí, como la referida a la lesión,
que tiene el carácter de rescisoria con la de saneamiento por vicios ocultos, cuyo carácter es
resolutorio“(Exp. N° 3408-97. Explorador Jurisprudencial. Gaceta Jurídica).

✔ “No cabe invocar lesión, si la ganancia proyectada -ingresos por la concesión- no es


proporcional a la inversión realizada; pues, no se ha establecido que los propietarios se
hayan comprometido a que el actor obtenga tales ingresos por la explotación de la
concesión. Más aún, al no haberse establecido que existe desproporción entre la concesión
recibida y el pago por dicha concesión y que la supuesta desproporción se produzca del
aprovechamiento de los propietarios, de un estado de necesidad del demandante, deviene
en inatendible su pretensión” (Exp. N° 3133-97. Explorador Jurisprudencial. Gaceta
Jurídica).

✔ "No hay inconveniente para que se acumulen en una misma demanda la pretensión de
rescisión por lesión con la pretensión que se propone como alternativa relativa al reajuste
de valor” (Exp. N° 744-98. Diálogo con la Jurisprudencia N° 31. Abril 2001, p. 149).

✔ "Es infundada la rescisión por lesión solicitada al no existir prueba alguna que acredite que
en la celebración del contrato en referencia se produjo el aprovechamiento de la necesidad
apremiante del demandante por parte del demandado, tanto más si como se refiere en la
propia demanda el bien ha sido puesto a la venta mucho tiempo atrás, y el demandante
obró voluntariamente consignando un precio en el contrato que no se condecía con la
realidad de los hechos en el convencimiento que podía sacar provecho de esa situación
creada por él mismo”. (Exp. N° 4031-98. Diálogo con la Jurisprudencia N° 39. Diciembre
2001, p. 121).
✔ “La institución de la lesión se encuentra prevista en el artículo 1447 del Código Civil, y ella se
extiende a todos los contratos típicos como atípicos siempre que sean a título oneroso o
tengan carácter conmutativo, con la salvedad del segundo párrafo del mencionado artículo.
Se entiende por contrato oneroso aquel en el cual existe para cada una de las partes un
sacrificio y una ventaja; y, el contrato es conmutativo cuando cada una de las partes, al
momento en que se celebra el contrato es, consciente de un hecho cierto y concreto, pues
estima anticipadamente el sacrificio y la ventaja correlativos. De acuerdo a la definición
establecida por el artículo 1447 del Código Civil para que la lesión sea causal de rescisión de
un contrato es necesario que concurran dos elementos: a) que la desproporción entre las
prestaciones al momento de celebrarse el contrato sea mayor a las dos quintas partes (lesión
objetiva); y, b) que la desproporción resulte del aprovechamiento por uno de los
contratantes de la necesidad apremiante del otro (lesión subjetiva)”. (Cas. 3133-97. Diálogo
con la Jurisprudencia N° 42 marzo 2002, p. 269).

2.13. CONCLUSIONES
❖ La excesiva onerosidad ocurre cuando el equilibrio del contrato es alterado de modo
fundamental bien porque el costo de la prestación a cargo de una de las partes se ha
incrementado, o porque el valor de la prestación que una parte recibe ha disminuido.

❖ Los elementos de la excesiva onerosidad son: que presente en los contratos conmutativos
de ejecución continuada; que los acontecimientos extraordinarios e imprevistos que se
presenten posteriormente; que la persona que se perjudique con la alteración del equilibrio
contractual, este facultada para solicitar al juez una solución o de caso contrario el juez
impondrá la resolución del contrato.
❖ Como características de la excesiva onerosidad se precisa que es ésta es extraordinaria pues
se origina independientemente de la voluntad de las partes por factores externos; también
se puede advertir que es imprevisible y de carácter temporal.

❖ Los efectos de la excesiva onerosidad son: La parte perjudicada puede pedir al juez que
revise los términos del contrato con el fin de que la excesiva onerosidad desaparezca y la
dificultad en el cumplimiento de la obligación afectada cese, si dicho reajuste no es
procedente se podrá ordenar la resolución del contrato.
❖ La excesiva onerosidad se aplica a: los contratos conmutativos de ejecución inmediata, A
los contratos aleatorios y contratos unilaterales.
❖ La improcedencia de la excesiva onerosidad procede cuando la acción por excesiva
onerosidad de la prestación cuando su ejecución se ha diferido por dolo o culpa de la parte
perjudicada
❖ Es nula la renuncia a la acción por excesiva onerosidad de la prestación; dicha acción caduca
a los tres meses de producidos los acontecimientos extraordinarios e imprevisibles.
❖ La rescisión es el remedio que permite, ante la existencia de un contrato celebrado
válidamente, que este sea dejado sin efectos debido a que tiene consecuencias
consideradas como injustas en el ordenamiento legal. El elemento más notable es el “daño”
o lesión que sufre quien recibe menos de lo que le corresponde, o paga mucho más de lo
que debería abonar.

❖ Los elementos de la lesión son: Una desproporción coetánea al contrato, mayor de las dos
quintas partes (40%), Que esta desproporción resulte del aprovechamiento por uno de los
contratantes de la necesidad apremiante del otro.

❖ De acuerdo al artículo 1451, el demandado puede reconvenir para hacer cesar la


desproporción y, será en la sentencia que el juez señalará cuál es el momento necesario
para desaparecer tal desproporción, no pudiendo fijar un monto superior a ese.

❖ La lesión y la excesiva onerosidad de la prestación son figuras que tienen gran parecido en
muchos aspectos, pero indudablemente no se trata de las mismas instituciones. Una de las
diferencias más saltantes se encuentra en la aparición de la causal, pues mientras en la
lesión la causal debe encontrarse ya existente en el momento de la celebración, en la que
corresponde a la excesiva onerosidad su presencia se produce con posterioridad a ella.

2.14. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:


❖ Lavalle, E. (1991): Contratos en general de acuerdo al Código Civil Peruano. Ediciones
Jurídicas. Lima- Perú.
❖ López, F. (2002): “Instituciones de Derecho Procesal Civil colombiano", Tomo 1, Parte
General, sexta edición, Editorial ABC, Bogotá.
❖ Miranda, M. (1996): Derechos de los Contratos. Ediciones Jurídicas. Lima- Perú.
❖ Romero, L. (2007): Derecho de los Contratos en el Código Civil Peruano. Editorial Ffecaat.
Tercera Edición. Lima- Perú.

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