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Los materiales sólidos presentan distintos tipos de características y respuestas frente a

variadas clases de estímulos físicos. En el campo de la óptica podemos encontrar que la


radiación electromagnética interactúa con los materiales haciendo que éste cambie los
estados energéticos de los átomos que componen su estructura, y cambiando en aquella, la
magnitud y componente de su velocidad, repartiendo de esta manera, la potencia de
incidencia a través de tres simples fenómenos físicos denominados reflexión, transmisión y
absorción. La medida en que se presentan estos fenómenos depende del tipo de material con
que se trabaja, en el sentido de su composición química y su estructura cristalográfica, en caso
que la tenga; las dimensiones macroscópicas de la muestra, y de la frecuencia de la onda
incidente. La respuesta de los materiales frente a la radiación electromagnética puede ser una
característica propia de este sólido y en esa medida puede llegar a contribuir a la aplicación al
desarrollo tecnológico. De igual manera, la forma en que se construyan ciertos materiales que
presenten una respuesta esperada frente a la radiación electromagnética también pueden
ayudar a aprovechar esta radiación o a atenuarla, de acuerdo a las necesidades que se
presenten.

Son bien conocidos los comportamientos de los sólidos en su respuesta frente a campos
eléctricos y magnéticos, así como en cuanto a su naturaleza térmica y elástica y su manera de
caracterizarlos; pero también pueden ser clasificados ópticamente. Esto último no se limita a la
a manera como la materia interactúa con la luz visible sino con todo el amplio espectro
electromagnético. Como se mencionó anteriormente, las dimensiones macroscópicas también
influyen sobre el comportamiento de los sólidos ante las ondas electromagnéticas. Esta
circunstancia puede ser aprovechada para estudiar y aplicar un amplio campo de investigación
como es el de las películas delgadas, donde encontramos materiales sólidos que presentan la
característica de que el orden de magnitud de una de sus dimensiones espaciales es mucho
menor que sus otras dos; para ser más específicos, esta primera dimensión es del orden de los
micrómetros (10-6 m) frente a un rango que varía desde los milímetros (10-3m), hasta los
metros, dependiendo de la aplicación tecnológica que requiera. En su estudio de laboratorio,
estas dos últimas dimensiones son del orden de los centímetros. Debido al diminuto grosor de
estas películas, para que puedan ser manipuladas y estudiadas, es necesario depositarlas
sobre otro material sólido macroscópico que funciona como sustrato y que en principio suele
ser plano y de naturaleza trasparente a la luz, generalmente silicio.

Esquemáticamente, podemos representar lo que sucede en una película delgada mediante un


diagrama donde se ilustra el frente de la onda como un rayo que pasa a través de una región
en el espacio con sus respectivos frentes de onda reflejado, absorbido y transmitido, sin tener
en cuenta el sustrato (figura 1). La cantidad de potencia reflejada, absorbida y transmitida
viene dada por el cambio en la velocidad de propagación de la onda y en la frecuencia de ésta,
lo cual implica un cambio en su longitud. La constante óptica que caracteriza cómo se realiza
este cambio se denomina índice de refracción y es una función de la longitud de onda
incidente. Por presentar una característica en conjunto con su sustrato, las películas delgadas
tienen un amplio campo de aplicaciones en la tecnología.

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