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Héctor Daer pidió atención:

—¿Usted sabe qué quiere Macri? Quiere imponer la doctrina Espert —alzó la voz ante Infobae.

El titular de la CGT sintetizó en esa frase el pensamiento de todo el espectro sindical: que detrás de
las críticas del Presidente a la dirigencia gremial se esconde el propósito de activar una
flexibilización laboral.

Desde hace años que José Luis Espert responsabiliza a los sindicatos por el costo laboral y brega
para que los empresarios tengan libertad para contratar y para despedir. "Espert es el que planta la
bandera y este gobierno es el que sigue el plan, que en definitiva es acabar con los sindicatos",
advirtió Daer.

El candidato a presidente de Despertar se reconoce como un ultraliberal y suele despotricar contra


los gremialistas. Lleva en su lista a Alvarito Alsogaray, el hijo del fundador de la Ucedé y hermano
de María Julia, recordada por implementar en los 90 una política que incluyó miles de despidos de
trabajadores metalúrgicos.

Esta semana Macri retomó su arenga contra la que ya en otra oportunidad denominó "mafia
sindical", apuntando hacia un grupo de dirigentes que militan por el triunfo de la fórmula
Fernández-Fernández. Entre ellos está el titular de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, al que el
mandatario calificó de "prepotente".

El dirigente había exigido a una empresa con actividad financiera que ponga a sus trabajadores bajo
el convenio colectivo de su gremio. "Voy por Marcos Galperín, el dueño de Mercado Libre. Quiero
que todos los trabajadores de las fintech se encuadren como trabajadores bancarios (….) Si fueran
bancarios, ganarían mucho más dinero y también mejorarían sus condiciones laborales", arengó.

Palazzo desató en Macri un enojo fenomenal, aún mayor que cuando lo aguijoneó diciéndole que si
va a hablar de mafia "mire a Balcarce 50 y no a los sindicatos".

El Presidente no dudó entonces en equiparar el estilo del bancario con el de Hugo Moyano, a quien,
de paso, denunció en la misma nota a la CNN por "cobrar cosas para su gremio, por izquierda y por
derecha" y promover la protesta permanente. Fue suficiente para que el camionero —que ve la
mano de la Casa Rosada en su inquietante situación judicial— le devolviera la gentileza. "Este
señor lo único que quiere es destruir las organizaciones gremiales para que los trabajadores no
tengan quién los defienda", se cabreó.

Su hijo Facundo, quien va por la reelección como diputado en la boleta kirchnerista, se sumó a le
réplica desempolvando viejos tuits de Macri para demostrar su doble vara. "El paro y la
movilización convocadas para el próximo miércoles son una llamado de atención para la Presidenta
(Cristina Kirchner)", decía uno de los textos subidos a la red del pajarito, donde avalaba una
mecánica de protesta que hoy, como mandamás de la Casa Rosada, repudia con vehemencia.

Hay un dato no menor: esta táctica de enfrentar gremialmente a Macri en vísperas de las elecciones
no es compartida por todo el movimiento obrero. Los detractores internos de Moyano dicen que eso
le da letra al mandatario para pulsear con el sindicalismo, que tiene mala imagen en la sociedad, y
evadir debates sobre la acuciante situación económica. La crítica no apunta sólo al camionero sino
también a Pablo Biró, el secretario general de pilotos de líneas aéreas (APLA), quien realizó
asambleas provocando demoras y suspensiones de vuelos durante el último fin de semana largo.

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