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en la actualidad nos encontramos en mundo de infelicidad, estamos viviendo

en un mundo que parecería nada tiene sentido Todos deseamos la felicidad,


pero ¿por qué solamente algunos consiguen alcanzar ese estado permanente
de serenidad y relajación interior?

Lidiar con los acontecimientos que la vida nos presenta cotidianamente es un


desafío para esa conquista. La gran dificultad no son las situaciones, sino los
pensamientos que cultivamos respecto de ellas.
La mente tiende a hacer los obstáculos más grandes de lo que realmente son,
pues nos lleva a dudar todo el tiempo de nuestro propio poder y a creer que
todo lo que ha salido mal una vez seguirá ocurriendo así para siempre.

Y, para aquellos que aún no están concienciados sobre ese proceso, la


angustia, la ansiedad y la total incapacidad para salir de ese círculo vicioso se
convierte en la única realidad.
Liberarse exige un cambio radical en los patrones habituales de pensamiento, o
sea, enfocarse en la solución, en la salida, y no en el problema en sí. Mantener
la objetividad frente a cualquier circunstancia, por difícil que sea, es una
cualidad que todos necesitamos desarrollar.

Claro que no es una tarea fácil, pues controlar las emociones exige una auto-
observación permanente, sin la cual la consciencia permanecerá anestesiada.
Cuando conseguimos mantener el necesario distanciamiento, poco a poco la
paz y el equilibrio comienzan por fin a predominar.

...Si tú mismo estás causando tu propia infelicidad, algo se puede hacer, algo
se puede hacer inmediatamente. Entonces, ser o no ser infeliz está en tus
manos… Esto es lo que yo llamo la gran audacia – divorciarse de la infelicidad,
perder el hábito más antiguo de la mente humana, la compañía más fiel.
Osho

¿Felicidad del espíritu o del cuerpo?


En la antigua Grecia, los pensadores tenían varias maneras de
entender la felicidad: estaban aquellos que creían que provenía
del mundo espiritual y que se podía alcanzar con la práctica de
las virtudes, permitiendo la elevación del alma; un enfoque que
se hizo muy popular a partir de estos filósofos:

Infelicidad
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Una madre desesperadamente infeliz con su hijo enfermo en el regazo. T.A. Steinlen, 1902.

Infelicidad (Del latín infelicĭtas, -ātis; Desgracia, suerte adversa) es la emoción de no


poder ser feliz, porque algo o alguien falta, algo no complementa la vida o algo impide
alcanzar una justa o deseada felicidad. Asimismo, el adjetivo infeliz puede usarse de forma
entre afectuosa y despectiva para referirse tanto al desdichado en general como a la
persona inocente, de caracter bondadoso y apocado.12 La infelicidad puede ser individual o
colectiva.

Índice

 1Aspectos de la infelicidad
o 1.1La infelicidad como enfermedad
o 1.2La infelicidad como consecuencia de la desigualdad
 2Bibliografía
 3Enlaces externos
 4Referencias

Aspectos de la infelicidad[editar]
La infelicidad como enfermedad[editar]
Véanse también: Enfermedad mental, Trastornos del estado de ánimo y Depresión.

La infelicidad es una de las emociones básicas del ser humano, muchas veces relacionada
con el estrés, la soledad y la tristeza. La felicidad o la infelicidad tiene una definición muy
subjetiva en la que cuentan tanto las expectativas que nos creamos sobre nosotros
mismos como si estas son creadas por nuestra sociedad y por tanto por nuestra necesidad
de aprobación de los demás. Cuando ni siquiera somos dueños de nuestras expectativas
aparecerá la frustración y por tanto la infelicidad, el caracter amargado e infeliz.12
Cuando la infelicidad es constante y no se corresponde con una respuesta razonable a
hechos naturales que la pueden provocar -
duelo, enfermedad, pobreza, desempleo, desamor...- y resulta daniña para quien la
padece, es decir patológica, puede convertirse en depresión y, en algunos casos
extremos, puede ser uno de los síntomas básicos previos al suicidio. Cuando se
produzcan estas situaciones debe acudirse a los profesionales de la salud para tratar la
enfermedad. Más de 400 millones de personas en el mundo sufren de algún trastorno
psíquico relacionado a la infelicidad, según la Organización Mundial de la Salud.342
La infelicidad como consecuencia de la desigualdad[editar]
Véanse también: Igualdad social, Desigualdad económica, Violencia simbólica y Estatus
social.
La infelicidad individual y también la infelicidad social tiene causas tanto económicas,
como sociales y sanitarias. Economistas como Branko Milanovic, Thomas Piketty y
epidemiólogos como Richard Wilkinson y Kate Pickett han señalado los graves problemas
sociales y económicos (violencia, empeoramiento de la salud, etc.) que ocasiona el
aumento de la desigualdad social y la desigualdad económica y cómo esta incide en
la felicidad humana de todas las poblaciones. Así, indican que es necesario incrementar
la igualdad social y económica para disminuir los problemas sociales así como evitar
la violencia simbólica y los problemas asociados al estatus social.5678 Incluso las
convulsiones sociales y las guerras han sido motivadas por el impacto social que tiene la
desigualdad y que incrementa la infelicidad hasta extenderse por toda la sociedad.9

La infelicidad se debe generalmente a la ignorancia de las leyes de la naturaleza. Ilustración de


principios del siglo XX de un manual de 'higiene social' americano.

Bibliografía[editar]
 1898 - Concepción Arenal, La igualdad social y política y sus relaciones con la libertad,
Biblioteca Virtual Cervantes, 2015.
 2009 - Richard Wilkinson y Kate Pickett, Desigualdad: Un análisis de la (in)felicidad
colectiva (The Spirit Level: Why More Equal Societies Almost Always Do Better), ISBN
1-84614-039-0
 2013 - Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI (Le Capital au XXIe siècle), Editorial
Seuil, ISBN 9784622078760.

Enlaces externos[editar]
 (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el
[//web.archive.org/web/*/http://www.wvdevelopment.org/sites/default/files/Desigualdad.
pdf%7Ceditorial%3Dwvdevelopment.org historial y la última versión).
 Todas las personas infelices tienen esto en común, El País, 13 de octubre de 2016
 El por qué de la infelicidad colectiva. Aportes científicos al debate filosófico sobre la
justicia distributiva y la vida buena, 2016
Referencias[editar]
1. ↑ Saltar a:a b Peyró, Patricia (13 de octubre de 2016). «Todas las personas infelices tienen
esto en común». El País. Consultado el 3 de diciembre de 2016.
2. ↑ Saltar a:a b c Rafael Santandreu: “La infelicidad es la enfermedad de las personas con
necesidades absurdas”. La Vanguardia, 16 de mayo de 2016
3. ↑ «Trastornos mentales». OMS. 2016. Consultado el 3 de diciembre de 2016.
4. ↑ Luis Huete y Javier Arevalillo, La infelicidad, ¿la epidemia del siglo XXI?
5. ↑ Desigualdad: Un análisis de la (in)felicidad colectiva (The Spirit Level: Why More Equal
Societies Almost Always Do Better, Richard Wilkinson & Kate Pickett, 2009
6. ↑ Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI (Le Capital au XXIe siècle), 2013
7. ↑ Wilkinson, Richard; Pickett, Kate; Ramírez Madrigal, Isela. «Resumen Desigualdad: Un
análisis de la (in)felicidad colectiva». wvdevelopment.org.
8. ↑ Elgarte, Julieta (2011). «El por qué de la infelicidad colectiva. Aportes científicos al debate
filosófico sobre la justicia distributiva y la vida buena,». Universidad Nacional de la Plata.
Consultado el 15 de noviembre de 2016.
9. ↑ Milanovic, Branko (23 de septiembre de 2016). «“La desigualdad propició la Primera
Guerra Mundial; podría volver a suceder”. Entrevista a Branko Milanovic». Sin permiso.
Consultado el 3 de diciembre de 2016.

Enfermedad mental
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Enfermedad mental

Ocho mujeres en los jardines del Hospital de la Pitié-Salpêtrière representan, en

esta litografía de 1857 deArmand Gautier, los diagnósticos mentales más

frecuentes del siglo XIX: demencia, megalomanía, manía

aguda, melancolía, idiocia, alucinación, erotomanía yparálisis.

Clasificación y recursos externos

Especialidad Psiquiatría y psicología clínica


CIE-10 F99

CIAP-2 P99

MeSH D001523

Sinónimos

 Desorden mental
 Enfermedad psicológica
 Enfermedad psiquiátrica
 Enfermedad psíquica
 Psicopatía
 Trastorno mental
 Trastorno psicológico
 Trastorno psiquiátrico
 Trastorno psíquico

Aviso médico

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Las enfermedades mentales abarcan una amplia variedad de trastornos, cada uno de
ellos con características distintas. En líneas generales, se manifiestan como alteraciones
en los procesos del razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad,
las emociones o la relación con los demás, consideradas como anormales con respecto al
grupo social de referencia del cual proviene el individuo. No tienen una única causa, sino
que son el resultado de una compleja interacción entre factores biológicos, sociales y
psicológicos, y con frecuencia es posible identificar y tratar una causa orgánica
subyacente.1234567891011121314
Las evaluaciones del paciente son realizadas por profesionales de la salud mental, como
psiquiatras y psicólogos, utilizando diversos métodos, como las pruebas psicométricas,
pero a menudo dependen de la observación y la entrevista personal. Los tratamientos
principales son la psicoterapia y los psicofármacos. Otros tratamientos incluyen cambios
en el estilo de vida, intervenciones sociales y autoayuda.1516
Destaca especialmente el campo naciente de la "psiquiatría nutricional", que es muy
prometedor para abordar y prevenir los trastornos mentales. Nuevas evidencias científicas
confirman que la calidad de la alimentación está relacionada con el riesgo de desarrollar
trastornos mentales, en todas las edades y países.15161718 Asimismo, se ha demostrado
que tanto el estrés como los problemas psicológicos o psiquiátricos provocan malos
hábitos alimenticios y esta mala nutrición causa diversos trastornos de salud y empeora la
salud mental, en una especie de círculo vicioso.19
Los trastornos mentales más comunes incluyen la depresión (que afecta a unos 300
millones de personas en el mundo), el trastorno bipolar (unos 60 millones),
la demencia (unos 50 millones), la esquizofrenia y otras psicosis (unos 23 millones) y
los trastornos del desarrollo, incluido el autismo.15 El estigma y la discriminación pueden
aumentar el sufrimiento y la discapacidad asociados con los trastornos mentales, por lo
que varios movimientos sociales intentan aumentar la comprensión para evitar la exclusión
social.

Trastornos del estado de ánimo


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Trastornos del estado de ánimo

Trastornos del estado de ánimo

Clasificación y recursos externos

Especialidad Psiquiatría y psicología clínica

CIE-10 F30-F39

CIE-9 296

CIAP-2 P73, P76

MeSH D019964
Aviso médico

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Los trastornos del estado de ánimo son un conjunto de trastornos definidos en el manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM IV TR) cuya principal
característica subyacente sería una alteración del estado de ánimo del individuo.1 La CIE
10 clasifica estos trastornos bajo el apartado denominado «Trastornos del humor
(afectivos)».
Suelen diferenciarse dos grupos de trastornos del estado de ánimo, en función de si
incluyen o no la presencia de episodios de manía o hipomanía: los trastornos depresivos y
los trastornos bipolares. De los trastornos depresivos, el más conocido es el trastorno
depresivo mayor, habitualmente conocido como «depresión clínica» o «depresión mayor».
Por su parte, los trastornos bipolares, anteriormente conocidos como «psicosis maníaco-
depresiva», se caracterizan por la presencia intermitente de episodios de manía o
hipomanía, entremezclados con episodios depresivos. No obstante, también existen
formas menos graves de ambos grupos. La forma leve de los trastornos depresivos se
denomina trastorno distímico, y la de los trastornos bipolares, trastorno ciclotímico.2

Índice

 1Historia
 2Epidemiología
 3Clasificación
o 3.1Trastornos depresivos
 3.1.1Trastorno depresivo mayor
o 3.2Trastornos bipolares
o 3.3Trastornos del estado del ánimo inducidos por sustancias
 3.3.1Inducidos por el alcohol
 3.3.2Inducidos por las benzodiacepinas
o 3.4Trastorno del estado de ánimo no especificado
 4Véase también
 5Referencias
 6Bibliografía

Historia[editar]
El psiquiatra inglés Henry Maudsley propuso una categoría general de «trastornos
afectivos».3 Posteriormente, el término fue reemplazado por el de «trastorno del estado de
ánimo». Este último término hace referencia más bien al estado emocional subyacente o
longitudinal,4 en contraposición al anterior término, que se centraba en la conducta externa
observada por los demás.1

Epidemiología[editar]
La prevalencia de algunos trastornos del estado de ánimo, como la depresión mayor, se
duplica en las mujeres. En el caso del trastorno bipolar II, las mujeres solo presentan unas
tasas de prevalencia ligeramente superiores.5
En 2011, los trastornos del estado de ánimo fueron la causa más común de hospitalización
en niños de entre 1 y 17 años en los Estados Unidos, con unos 112.000 ingresos
aproximadamente.6

Clasificación[editar]
Trastornos depresivos[editar]
Trastorno depresivo mayor[editar]
Denominado «depresión mayor», «depresión unipolar» o «depresión clínica». Se da en
aquellos casos en los que el paciente ha sufrido uno o más episodios depresivos mayores.
Cuando solamente se ha experimentado un episodio depresivo mayor, el diagnóstico es de
«trastorno depresivo mayor, episodio único». Cuando el número de episodios depresivos
mayores sufridos es superior a uno, el diagnóstico es de trastorno depresivo mayor
recurrente. Los casos de depresión en los que no se presentan episodios de manía se
denominan en ocasiones como «depresión unipolar», dado que el estado de ánimo se
mantiene en un único "polo" o extremo emocional.
Las personas que sufren un episodio depresivo mayor o un trastorno depresivo
mayor presentan un riesgo de suicidio más elevado, que puede reducirse
considerablemente mediante la búsqueda de ayuda y tratamiento por parte de
profesionales de la salud. Existen estudios que demuestran que el hecho de
preguntar a un amigo o familiar si ha experimentado ideaciones suicidas es una
manera eficaz de identificar a las personas en situación de riesgo, y que en ningún
caso este tipo de preguntas contribuyen a implantar en el paciente la idea suicida,
ni a incrementar el riesgo de que tengan lugar los comportamientos autolíticos.7
Algunos estudios epidemiológicos desarrollados en Europa sugieren que, en la
actualidad, el 8,5% de la población mundial padece un trastorno depresivo. No
parece existir ningún grupo de edad que se vea libre del trastorno, y existen
estudios que muestran la aparición de síntomas de depresión en niños de 6 meses
de edad que han sido separados de sus padres.8
El trastorno depresivo se trata con frecuencia en el ámbito de la atención primaria y de
la asistencia hospitalaria general, pero en muchos casos pasa desapercibido. El
trastorno depresivo que no se diagnostica puede presentar una recuperación más
lenta, así como un peor pronóstico, por lo que es importante que todos los
profesionales médicos sean capaces de reconocer los síntomas, tratar los casos más
leves, e identificar aquellos casos que requieran una atención especializada.9
Los diagnósticos diferencian entre diversos subtipos de trastorno depresivo:

 La depresión atípica (DA) se caracteriza por un estado de ánimo reactivo


(anhedonia paradójica) y positividad; una ganancia de peso significativa o un
incremento del apetito; exceso de sueño o somnolencia (hipersomnia);
sensación de pesadez en las extremidades (parálisis plúmbea); y un deterioro
social significativo como consecuencia de una hipersensibilidad al rechazo
social percibido.10 La validez y prevalencia de este subtipo de depresión se ha
puesto en cuestión, dada la dificultad que existe a la hora de identificarla y
medirla con precisión.1

 La depresión melancólica se caracteriza por la pérdida de la capacidad de


experimentar placer (anhedonia) en casi todas o en todas las actividades
cotidianas; el fracaso a la hora de reaccionar adecuadamente a los estímulos;
un estado de ánimo cualitativamente más afectado que en los casos de
aflicción o duelo no patológicos; un empeoramiento de los síntomas durante
las primeras horas del día; despertares tempranos; retardo psicomotor; pérdida
de peso excesiva (debe diferenciarse de la provocada por la anorexia
nerviosa) o un excesivo sentimiento de culpabilidad.10

 La depresión psicótica o depresión psicótica mayor (PMD, según sus siglas en


inglés), es un término para referirse a aquellos episodios depresivos mayores,
particularmente de naturaleza melancólica, en los que el paciente experimenta
síntomas psicóticos como delirios o, de forma menos frecuente, alucinaciones.
Estos síntomas suelen ser congruentes con el estado de ánimo (es decir, su
contenido suele estar relacionado con ideas depresivas).10

 La depresión catatónica es una variante rara y severa de la depresión mayor


que se caracteriza por la presencia de trastornos de la conducta motora, entre
otros síntomas. El paciente suele presentar mutismo, y un estado
casi estuporoso. Puede permanecer inmóvil, o realizar movimientos extraños,
o sin finalidad aparente. Los síntomas catatónicos también pueden presentarse
en el transcurso de una esquizofrenia o de un episodio maníaco, así como
del síndrome neuroléptico maligno.1011

 La depresión postparto12 está contemplada como un caso específico en


el DSM IV TR. Se refiere a la depresión intensa, persistente y en ocasiones
incapacitante que experimentan algunas mujeres después de dar a luz. La
depresión postparto, que afecta a entre el 10 y el 15% de las mujeres, suele
presentarse durante los primeros tres meses tras el parto, aunque puede
tardar hasta un año en aparecer.13 Resulta bastante habitual que las mujeres
experimenten una cierta sensación de tristeza y cansancio las primeras
semanas después de dar a luz; pero no debe confundirse esto con la
depresión postparto, que es diferente porque puede provocar un deterioro
significativo en la vida doméstica, en el trabajo, o en las actividades
académicas, así como en las relaciones interpersonales (familia, amigos, etc.),
o incluso en la relación con el recién nacido.14 En el tratamiento de la
depresión postparto, así como en el de otros tipos de depresión unipolar en
mujeres que están amamantando, los fármacos que suelen prescribirse
son nortriptilina, paroxetina y sertralina.15 Se considera que las mujeres con un
historial personal o familiar de trastornos del estado del ánimo presentan un
riesgo elevado de desarrollar depresión postparto.

 El trastorno afectivo estacional (TAE), también conocido como «depresión de


invierno», es una alteración muy específica. Algunas personas presentan un
patrón estacional por el que experimentan episodios depresivos que aparecen
durante el otoño o el invierno, y remiten al llegar la primavera. Se diagnostica
cuanto tienen lugar al menos dos episodios durante los meses fríos, y ninguno
durante el resto del año, en un periodo de dos o más años.10 Se ha
hipotetizado que puesto que las personas que viven en latitudes más altas
experimentan una menor exposición a la luz solar durante el invierno, deberían
presentar tasas más elevadas de TAE, pero los estudios epidemiológicos no
apoyan de manera firme esta teoría (y la latitud no es la única responsable de
la cantidad de exposición solar a la que se someten los ojos durante el
invierno). El TAE tiene una prevalencia mayor entre individuos jóvenes, y suele
afectar más a las mujeres que a los hombres.1617

 La distimia es un trastorno similar a la depresión unipolar, ya que se


caracteriza por la presencia del mismo tipo de problemas cognitivos y físicos,
pero en un grado menos severo, con una duración mayor (por lo general, al
menos dos años).18 El tratamiento de la distimia es a grandes rasgos el mismo
que el de la depresión, lo que incluye antidepresivos y psicoterapia.
 La depresión doble se diagnostica a los pacientes que presentan un estado de
ánimo depresivo (distimia) que se prolonga durante al menos dos años, y en
un momento dado experimentan uno o más episodios de depresión mayor.19

 El trastorno depresivo no especificado es uno de los códigos de diagnóstico


del DSM-IV (el 311), y se aplica a aquellos trastornos depresivos que resultan
incapacitantes, pero no entran dentro de los criterios de ningún otro
subapartado clasificatorio. Según el DSM IV, se refiere a cualquier trastorno
depresivo que no reúne los criterios de un trastorno específico. En este grupo
se encuentran el trastorno disfórico premenstrual, la depresión postpsicótica en
la esquizofrenia, el trastorno depresivo breve recurrente y la depresión
menor.20

 El trastorno depresivo de la personalidad (TDP) es un diagnóstico psiquiátrico


controvertido. Ha sido recientemente incluido en el DSM-IV, en el apéndice B,
que es un apartado destinado a aquellas entidades clínicas que deben
estudiarse para su posible incorporación en revisiones posteriores. Por su
parte, la CIE, en su décima y hasta ahora última edición, ha dejado de
considerar este trastorno como independiente, pasando a englobarlo dentro de
las distimias.21

 El trastorno depresivo breve recurrente (TDBR) se distingue del trastorno


depresivo mayor principalmente por sus diferencias en la duración. Las
personas con TDBR experimentan episodios depresivos más o menos una vez
al mes. Estos episodios duran menos de dos semanas (por lo general, dos o
tres días). Para su diagnóstico se requiere que los episodios tengan lugar al
menos una vez al mes durante un periodo de un año, y en las mujeres se
requiere que sean independientes de su ciclo menstrual.22 Las personas con
depresión clínica pueden desarrollar TDBR, y viceversa, y ambos trastornos
presentan riesgos similares.23

 La depresión menor es un diagnóstico que se aplica a aquellos casos en los


que se cumplen los criterios mínimos de duración para un dignóstico de
depresión mayor (dos semanas), pero no están presentes en su totalidad el
resto de los síntomas requeridos.24
Trastornos bipolares[editar]

 El trastorno bipolar se
caracteriza por la presencia de
periodos de un estado de ánimo
anormalmente elevado (manía)
alternados con otros de periodos
de estado de ánimo
anormalmente bajo
(depresión).25 En algunos casos,
la alternancia entre ambos
estados se produce en ciclos
rápidos; también pueden darse
episodios mixtos, y en
ocasiones, síntomas psicóticos.26
Existen diferentes subtipos:

 Bipolar I: Se caracteriza por la presencia de un historial de uno o


más episodios maníacos, hayan tenido lugar o no episodios depresivos. No se
requiere la existencia de un historial de episodios depresivos para el
diagnóstico de un trastorno bipolar I; basta con que haya tenido lugar la
aparición de un episodio maníaco, dado que la experiencia clínica demuestra
que tarde o temprano, el episodio depresivo terminará apareciendo durante el
transcurso de la enfermedad.
 Bipolar II: Se caracteriza por la presencia de una serie de episodios
recurrentes de hipomanía, acompañados de uno o más episodios depresivos o
mixtos.
 Ciclotimia: Presencia de episodios recurrentes de tipo hipomaníaco y distímico,
sin que hayan tenido lugar episodios depresivos mayores o episodios
maníacos.
 Trastorno bipolar no especificado: el paciente presenta algunos síntomas del
espectro bipolar (por ejemplo, sintomatología maníaca y depresiva), pero estos
síntomas no cumplen los criterios que se exigen en el DSM IV para el
diagnóstico de cualquiera de los tres subtipos mencionados con anterioridad.
Las estimaciones al respecto apuntan a que el 1% de la población adulta presenta
síntomas que cumplen con los criterios de un trastorno bipolar I; otro 1% presenta
sintomatología de trastorno bipolar II o de ciclotimia, y entre un 2% y un 5% sufren
otras formas no especificadas de trastorno bipolar. La posibilidad de desarrollar un
trastorno bipolar es de entre un 15% y un 30% si existen antecedentes familiares al
respecto en uno de los padres, y de entre un 50% y un 75% si ambos progenitores
están afectados. En el caso de tener un hermano afectado, el riesgo es de entre un
15% y un 25%, y en el caso de un hermano gemelo idéntico, de un 70%.27 Se ha
documentado la relación en algunos casos con el consumo de gluten.28
Trastornos del estado
del ánimo inducidos por
sustancias[editar]
Se puede hablar de un
trastorno del estado de
ánimo inducido por
sustancias en aquellos casos
en los que la sintomatología
puede atribuirse a los efectos
fisiológicos directos de
una droga psicoactiva u otras
sustancias químicas, o si el
desarrollo del trastorno del
estado de ánimo tiene lugar
concurrentemente con
una intoxicación por
sustancias o con
un síndrome de abstinencia.
Además, puede darse el
caso de que una persona
presente simultáneamente
un trastorno del estado de
ánimo y un trastorno
de abuso de sustancias. Los
trastornos del estado de
animo inducidos por
sustancias pueden adoptar la
forma de un episodio
depresivo, maníaco,
hipomaníaco o mixto. La
mayor parte de las
sustancias pueden provocar
diversos trastornos del
estado de ánimo. Por
ejemplo,
los estimulantes como
la anfetamina,
la metanfetamina y
la cocaína pueden provocar
episodios maníacos,
hipomaníacos o
depresivos.29
Inducidos por el
alcohol[editar]
Se dan elevadas tasas de
incidencia del trastorno
depresivo mayor en
alcohólicos y bebedores
habituales. Ha existido una
cierta controversia al
respecto de si el consumo de
alcohol en estas personas
pudiera deberse a una forma
de automedicación ante una
depresión preexistente. No
obstante, algunas
investigaciones recientes
han concluido que, aunque
esto podría ser cierto en
algunos casos, el abuso de
alcohol es un factor causante
del desarrollo de una
depresión en un número
significativo de grandes
bebedores. En un estudio al
respecto se evaluó a una
serie de personas durante la
presencia de sucesos
estresantes de sus vidas,
registrando sus puntuaciones
obtenidas en respuesta a
una escala de sentimientos
negativos. Del mismo modo,
se evaluó su relación con
otros factores como el
desempleo, actos criminales
y relaciones con compañeros
con comportamientos
problemáticos (uso de
sustancias, etc.).303132
También se hallaron altas
tasas de suicidio entre
aquellas personas con
problemas relacionados con
el consumo de alcohol.33 Un
estudio cuidadoso del
historial del paciente suele
permitir establecer un
diagnóstico diferencial entre
aqulleas depresiones
relacionadas con el alcohol y
aquellas que no lo están.3234
35
La depresión, así como
otros problemas de salud
relacionados con el abuso
del alcohol, puede deberse a
una alteración de la química
cerebral, dado que parece
que existe una tendencia a la
remisión espontánea tras un
periodo de abstinencia.36
Inducidos por las
benzodiacepinas[editar]
El uso a largo plazo de benzodiacepinas como el Valium o el Librium pueden provocar
efectos cerebrales similares a los del alcohol, y también se ha documentado su relación
con la depresión.37 El trastorno depresivo mayor puede desarrollarse a partir de un uso
crónico de benzodiacepinas, o como parte de un síndrome de abstinencia prolongado. Las
benzodiacepinas son un tipo de medicación de uso frecuente para el tratamiento
del insomnio, la ansiedad y los espasmos musculares. Del mismo modo que ocurre en el
caso del alcohol, se cree que la aparición de la sintomatología depresiva se debe a sus
efectos sobre la neuroquímica cerebral, como la reducción en los niveles
de serotonina y norepinefrina.38394041 El trastorno depresivo mayor también puede
presentarse formando parte de un síndrome de abstinencia de las benzodiacepinas.424344
En un estudio en el que se realizó un seguimiento a largo plazo de una serie de pacientes
con dependencia de las benzodiacepinas se halló que un 20% de los sujetos habían
sufrido una sobredosis durante su tratamiento con benzodiacepinas, aunque solo dos
personas habían padecido algún episodio depresivo previo. Un año después de un
programa de desintoxicación no se habían dado nuevos casos de sobredosis.45 La
depresión que aparece como consecuencia de un síndrome de abstinencia de las
benzodiacepinas suele mitigarse al cabo de unos cuantos meses, pero en algunos casos
puede persistir hasta un año.4647
Trastorno del estado de
ánimo no
especificado[editar]
El trastorno del estado de
ánimo no especificado es
un trastorno del estado de
ánimo que no cumple los
criterios diagnósticos de
cualquier otro de los
trastornos anteriormente
especificados. En el DSM-
IV se los describe como
«cualquier trastorno del
estado de ánimo que no
cumple los criterios de un
trastorno específico».10 El
trastorno del estado de
ánimo no especificado no se
utiliza como una descripción
clínica, sino como un
concepto estadístico a
efectos de documentación de
las tasas de prevalencia e
incidencia de las distintas
variedades de trastornos del
estado de ánimo.48
La mayor parte de los caso
de un trastorno del estado de
ánimo no especificado son
una mezcla de trastornos
afectivos y de ansiedad,
como el caso del trastorno
mixto ansioso depresivo, o
la depresión atípica.48 Un
ejemplo sería una depresión
menor con episodios que
tienen lugar a intervalos
temporales diferentes, como
una vez al mes o una vez
cada tres días.10 Existe el
riesgo de que un trastorno
del estado de ánimo no
especificado pase
desapercibido, y
consecuentemente, no
pueda ser tratado
adecuadamente.49

Depresión
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Para otros usos de este término, véase Depresión (desambiguación).

Depresión
La tristeza es un sentimiento que se manifiesta en todos los seres humanos en

determinadas ocasiones, pero la depresión es una enfermedad mental, la cual

se caracteriza por provocar anhedonia (incapacidad para disfrutar), sentimientos

de tristeza y abatimiento patológicos, entre otros. La imagen representa el

estado de ánimo disfórico y la perspectiva de la vida que tiene una persona con

depresión.

Clasificación y recursos externos

Especialidad Psiquiatría

CIE-10 F.32

CIE-9 296

CIAP-2 P76

OMIM 608516

DiseasesDB 3589

MedlinePlus 003213

eMedicine med/532

Aviso médico

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La depresión (del latín depressio, que significa ‘opresión’, ‘encogimiento’ o ‘abatimiento’)


es el diagnóstico psiquiátrico y psicológico que describe un trastorno del estado de ánimo,
transitorio o permanente, caracterizado por sentimientos de abatimiento, infelicidad y
culpabilidad, además de provocar una incapacidad total o parcial para disfrutar de las
cosas y de los acontecimientos de la vida cotidiana (anhedonia). Los trastornos depresivos
pueden estar, en mayor o menor grado, acompañados de ansiedad.
El término médico hace referencia a un síndrome o conjunto de síntomas que afectan
principalmente a la esfera afectiva: como es la tristeza constante, decaimiento, irritabilidad,
sensación de malestar, impotencia, frustración a la vida y puede disminuir el rendimiento
en el trabajo o limitar la actividad vital habitual, independientemente de que su causa sea
conocida o desconocida. Aunque ése es el núcleo principal de síntomas, la depresión
también puede expresarse a través de afecciones de tipo cognitivo, volitivo o
incluso somático. En la mayor parte de los casos, el diagnóstico es clínico, aunque debe
diferenciarse de cuadros de expresión parecida, como los trastornos de ansiedad. La
persona aquejada de depresión puede no vivenciar tristeza, sino pérdida de interés e
incapacidad para disfrutar las actividades lúdicas habituales, así como una vivencia poco
motivadora y más lenta del transcurso del tiempo.
El origen de la depresión es multifactorial. En su aparición influyen
factores biológicos, genéticos y psicosociales. La Psico-Neuro-Inmunología plantea un
puente entre los enfoques estrictamente biológicos y psicológicos.1
Diversos factores ambientales aumentan el riesgo de padecer depresión, tales como
factores de estrés psicosocial, mala alimentación, permeabilidad intestinal
aumentada, intolerancias alimentarias, inactividad
física, obesidad, tabaquismo, atopia, enfermedades periodontales, sueño y deficiencia
de vitamina D.12
Entre los factores psicosociales destacan el estrés y ciertos sentimientos negativos
(derivados de una decepción sentimental, la contemplación o vivencia de
un accidente, asesinato o tragedia, el trastorno por malas noticias, pena, contexto social,
aspectos de la personalidad, el haber atravesado una experiencia cercana a la muerte) o
una elaboración inadecuada del duelo (por la muertede un ser querido).
Un elevado y creciente número de evidencias indica que los episodios depresivos se
asocian con cambios en la neurotransmisión del sistema nervioso central y cambios
estructurales en el cerebro, producidos a través de mecanismos
neuroendocrinos, inflamatorios e inmunológicos.1 Existe un creciente número de pruebas
que demuestran que la depresión está asociada con una respuesta inflamatoria crónica de
bajo grado, aumento del estrés oxidativo y aparición de respuestas autoinmunes, que
contribuyen a la progresión de la depresión.2 Las citoquinas pro-inflamatorias causan
depresión y ansiedad,2 y se ha demostrado que sus niveles están elevados en los
pacientes con síntomas depresivos,12 lo que puede explicar por qué los influjos
psicosociales y los traumas agudos pueden desencadenar trastornos del estado de
ánimo en personas vulnerables, como aquéllas con una predisposición genética o las que
tienen una mayor carga inflamatoria.2 El vínculo entre los procesos inflamatorios y los
síntomas de la depresión se confirma por la asociación de síntomas depresivos con
enfermedades inflamatorias, autoinmunes o neuroinflamatorias, tales como el asma,
la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la enfermedad cardiovascular, la diabetes,
la alergia, la artritis reumatoide, la enfermedad celíaca, la esclerosis múltiple y
la enfermedad de Parkinson.12
La depresión puede tener importantes consecuencias sociales, laborales y personales,
desde la incapacidad laboral (ya que se puede presentar un agotamiento que se verá
reflejado en la falta de interés hacia uno mismo, o incluso el desgano para la productividad,
lo cual no solo afectará a quien está pasando por la depresión, sino también a quienes lo
rodean) hasta el suicidio. Otros síntomas por los cuales se puede detectar este trastorno
son cambio del aspecto personal, enlentecimiento psicomotriz, tono de voz bajo, constante
tristeza, llanto fácil o espontáneo, disminución de la atención, ideas pesimistas, ideas
hipocondríacas y alteraciones del sueño. Desde la biopsiquiatría, a través de un enfoque
farmacológico, se propone el uso de antidepresivos. Sin embargo, los antidepresivos sólo
han demostrado ser especialmente eficaces en depresión mayor/grave (en el sentido
clínico del término, no coloquial).3
El término en psicología de conducta (ver terapia de conducta o modificación de conducta)
hace referencia a la descripción de una situación individual mediante síntomas. La
diferencia radica en que la suma de estos síntomas no implica en este caso un síndrome,
sino conductas aisladas que pudieran si acaso establecer relaciones entre sí (pero no
cualidades emergentes e independientes a estas respuestas). Así, la depresión no sería
causa de la tristeza ni del suicidio, sino una mera descripción de la situación del sujeto.
Pudiera acaso establecerse una relación con el suicidio en un sentido estadístico, pero tan
sólo como una relación entre conductas (la del suicidio y las que compongan el cuadro
clínico de la depresión). Es decir, en este sentido la depresión tiene una explicación
basada en el ambiente o contexto, como un aprendizaje desadaptativo.
Los principales tipos de depresión son el trastorno depresivo mayor, el trastorno distímico,
el trastorno ciclotímico, el trastorno afectivo estacional y la depresión bipolar. El trastorno
depresivo mayor, el distímico y ciclotímico son las formas más comunes de depresión, el
trastorno distímico y ciclotímico son más crónicos, con una tristeza persistente durante al
menos dos años. El trastorno afectivo estacional tiene los mismos síntomas que el
trastorno depresivo mayor, en lo que difiere es que se produce en una época del año,
suele ser el invierno. La depresión bipolar es la fase depresiva de un trastorno llamado
trastorno bipolar.4

gualdad social
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Igualdad, en francés Egalitésegundo principio del lema Liberté, égalité, fraternité de la Revolución
francesa. La mujer, alegoría de la justicia, lleva en su mano izquierda la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 - grabado de 1793 de Jean-Guillaume Moitte (1746-
1810)

Igualdad social es la característica de aquellos estados en los que todos sus individuos
o ciudadanos sin exclusión alcanzan en la práctica la realización de todos los derechos
humanos, fundamentalmente los derechos civiles y políticos y los derechos económicos,
sociales y culturales1 necesarios para alcanzar una verdadera justicia social.2
La igualdad social supone el reconocimiento de la igualdad ante la ley, la igualdad de
oportunidades así como la igualdad de resultadosciviles, políticos, económicos y sociales.
La igualdad social es lo opuesto a la desigualdad social -desigualdad
económica, esclavitud, racismo, sociedad de castas y estamentos-, así como cualquier
otro tipo de discriminación por género,34 etnia, religión, idioma, edad, por discapacidad -
física o intelectual- o cualquier otra condición personal.56
Índice

 1Igualdad social
o 1.1Igualdad civil y política
o 1.2Igualdad económica, social y cultural
 1.2.1Igualdad en salud
 2Bibliografía relacionada
 3Véase también
 4Enlaces externos
 5Referencias

Igualdad social[editar]
La igualdad social es un valor fundamental para una sociedad mejor,7 con más justicia
social, más cohesión y se considera una condición para el ejercicio de los derechos civiles
y políticos y la consecución de una vida digna (derechos económicos, sociales y
culturales).
La reducción de la desigualdad social contribuye a la erradicación de la pobreza, repercute
de manera decisiva en una mejor salud89 general de la población por lo que aumenta
la esperanza de vida, mejorando específicamente la salud mental, disminuye las cifras
de drogodependencias, produce mejoras notables en el nivel educativo de la población y
reduce la violencia social. Estos beneficios no solamente se producen en los sectores más
desfavorecidos sino que la población con mayor renta o mayor estatus social también
mejora sus condiciones de vida cuando aumenta la igualdad social.710
Incluso comparando los países más ricos se constata que los problemas sociales y de
salud también están más extendidos en las aquellas naciones ricas que son más
desiguales respecto a otras.7

Igualdad social, sin discriminacióneconómica, por género, etnia, religión, edad,


por discapacidad (física o intelectual)

Igualdad civil y política[editar]


Artículo principal: Derechos civiles y políticos

La igualdad civil y política se alcanza cuando se cumplen los derechos humanos de


primera generación, que son esencialmente la libertad y la participación en la vida política.
Son derechos civiles y políticos, que delimitan parcelas inviolables de los seres humanos
así como el derecho de los ciudadanos a votar, ser votado y participar en la gobernación
del Estado. Incluyen el derecho a la libertad de expresión, el derecho a un juicio justo,
la libertad de religión, y el sufragio universal

Estos derechos fueron vistos por primera vez durante la Revolución francesa, mediante
la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 26 de agosto de 1789.
También se recogen en la Carta de Derechos de los Estados Unidos aprobada
definitivamente el 15 de diciembre de 1791. En ese mismo año, 1791, se promulga
la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana redactada por Olympe de
Gouges en el contexto de la Revolución francesa.
Estos derechos se universalizan y amplían mediante la Declaración Universal de los
Derechos Humanos ratificada el 10 de diciembre de 1948 por la ONU y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966.

El Derecho a la vivienda dignaaparece recogido en el artículo 25 de la Declaración Universal de los


Derechos Humanos de 1948.11

Igualdad económica, social y cultural[editar]


Artículo principal: Derechos económicos, sociales y culturales

La igualdad económica o de ingresos, la igualdad social y la igualdad cultural se


alcanzarían si se cumplen los derechos económicos, sociales y culturales -derechos
humanos de segunda generación-. La equidad o igualdad de recursos es básica tanto para
poder ejercer con plenitud los derechos civiles y políticos como para tener una vida
digna.12
Se reconocieron por distintos gobiernos después de la Primera Guerra Mundial. Los
ciudadanos tienen que tener igualdad de condiciones y de trato. Incluyen el derecho a ser
empleados, el derecho a la vivienda, a la educación y a la salud,8 así como la seguridad
social y las prestaciones por desempleo. Al igual que los derechos de primera generación,
también fueron incluidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos en los
artículos 22 al 27 y, además, incorporados en el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. En Estados Unidos, el presidente Franklin D.
Roosevelt propuso una segunda Carta de Derechos, que abarcaba gran parte de este tipo
de derechos, en su discurso del Estado de la Unión el 11 de enero de 1944.
Se incluyen también como derechos económicos, sociales y culturales el derecho al
trabajo y a la libre elección de empleo, el derecho a condiciones de trabajo equitativas y
satisfactorias, la libertad sindical y derecho de huelga, la protección de la familia y los
menores, el derecho a un nivel de vida adecuado y a la mejora de las condiciones de
existencia -salud8 y educación-, y el derecho a participar en la vida cultural. También por lo
tanto la protección, desarrollo y difusión de la ciencia y la cultura y el patrimonio cultural, el
derecho al agua, derecho a una alimentación adecuada y derecho a un medio
ambiente óptimo.13
Igualdad en salud[editar]
Para alcanzar las máximas cotas de igualdad social se considera decisivo eliminar la
desigualdad en la salud. Con ese objetivo las políticas de salud pública se preocupan por
la higiene pública, intentando mantener limpio el medio ambiente (agua
potable, alcantarillado, eliminación de basura, calidad del aire, etc.), el sistema
sanitario (infraestructuras hospitalarias, formación y dotación de especialistas sanitarios) y
promoviendo estilos de vida saludables. Pero estas políticas de salud pública no son
suficientes.
La constatación de la importancia que la pobreza, la exclusión social y la desigualdad
social y económica tiene en la salud obliga a incorporar estas variables como factores
determinantes de la salud a la hora de establecer las políticas sanitarias y de salud
pública. Influyen tanto o más, en el empeoramiento de la salud, que el tabaquismo,
el alcoholismo, el sedentarismo, la hipertensión, la obesidad o la diabetes; factores que
suelen considerarse como objetivos y recomendaciones habituales de la OMS (WHO) y de
muchos organismos públicos e instituciones sanitarias.810149
Por tanto el derecho a la protección y promoción de la salud que deben tener todos los
habitantes del planeta exige incorporar a las políticas sanitarias medidas enfocadas a
mejorar los indicadores de desigualdad económica, desigualdad social, pobreza, exclusión
social y analfabetismo.891014

Desigualdad de ingreso
(Redirigido desde «Desigualdad económica»)

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
«Igualdad económica» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Desigualdad social.

'Desigualdad de económica o de ingresos' dentro de cada país en el año 2013, medidas según
el coeficiente de Gini: 0 corresponde a la perfecta igualdad (todos tienen la misma riqueza), y 1 la
desigualdad perfecta (donde una persona poseería todo). Los países coloreados de rojo son los más
desiguales y los de color verde los más igualitarios. En gris los países sin datos. En la leyenda el
número aparece sin decimales, de 0 a 100.
Desigualdad de ingresos entre los países en el año 2013, medidas según el coeficiente de Gini.
El coeficiente de Gini es un número entre 0 y 1, donde 0 corresponde a una igualdad perfecta
(donde todos tienen el mismo ingreso) y 1 corresponde a una desigualdad perfecta (donde una
persona tiene toda la renta y todos los demás no tienen ningún ingreso).
< 0,20 0,20 ↔ 0,24 0,25 ↔ 0,29 0,30 ↔ 0,34 0,35 0,45 ↔ 0,49 0,50 ↔ 0,54 0,55 ↔ 0,59 ≥
↔ 0,39 0,40 ↔ 0,44 0,60 Sin datos

La desigualdad económica, inequidad económica, economía de la


desigualdad o desigualdad de ingresos comprende todas las disparidades en la
distribución de bienes e ingresos económicos, entre ellas muy especialmente
la distribución de la renta que procede tanto del capital como del trabajo (brecha salarial).
El término se refiere normalmente a la desigualdad entre individuos y grupos en el interior
de una sociedad, pero también se puede referir a la desigualdad entre países.123 La
desigualdad económica está relacionada con la idea de igualdad de oportunidades y
la igualdad de resultados.
Uno de los retos históricos actuales, ante el aumento histórico de las desigualdades, es
establecer cuáles son las alternativas posibles para reducir la desigualdad cuando el nivel
de desigualdad es excesivo y pone en riesgo la supervivencia de personas, sociedades y
naciones.4

Índice

 1Introducción
o 1.1Desigualdad de Ingresos y desigualdad de riqueza
 1.1.1Desigualdad de ingresos
 1.1.2Desigualdad de riqueza
 2Informe de desigualdad global 2018
 3Causas de la desigualdad económica
 4Consecuencias de la desigualdad económica
 5Propuestas para reducir la desigualdad económica
o 5.1Thomas Piketty
o 5.2Sandy Brian Hager
o 5.3Jason Hickel & David Woodward & Kevin Anderson
o 5.4Branko Milanovic
 6Véase también
 7Bibliografía
o 7.1Libros
 8Enlaces externos
 9Referencias

Introducción[editar]

Infraviviendas cerca a edificios comerciales en Cochín, India.

Históricamente la desigualdad de ingreso ha sufrido cambios importantes, relacionándose


con desarrollos tecnológicos, cambios climáticos, demográficos, migratorios, bélicos,
revolucionarios y de conflictividad social. En general, en los períodos de mayor
desigualdad económica aumenta la conflictividad social y en los períodos de mayor
igualdad disminuye la conflictividad social.56
El concepto actual de desigualdad de ingresos tiene su origen y desarrollo en los orígenes
del sistema capitalista. En los siglos XVII y XVIII se produjeron cambios económicos y
sociales profundos con la introducción de la manufactura y de la industria de la mano del
capitalismo inicial que mostraba formas nuevas de desigualdad que se justificaron en ideas
del liberalismo económico.5
Será en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, desde 1945 hasta 1974,75
cuando en los países más desarrollados se produzca una enorme reducción de los niveles
de desigualdad social. Desde entonces, señalan autores como Thomas Piketty,
la desigualdad ha aumentado en todos los países del mundo.5
Existen varios indicadores económicos para medir la desigualdad de ingreso, pero a
menudo se usa el coeficiente de Gini, aunque también se utilizan el índice de
Atkinson, índice de Theil, índice de Hoover, la comparación interquintil o
la varianza logarítimica.
Desigualdad de Ingresos y desigualdad de riqueza[editar]
El economista Branko Milanovic señala la diferencia fundamental entre los ingresos y la
riqueza. La desigualdad de riqueza es siempre mayor que la desigualdad de ingresos. La
riqueza (herencia, ahorros y rendimientos) está distribuida de manera más desigual que
los ingresos derivados del trabajo.8
Desigualdad de ingresos[editar]
Variable de flujo anual derivada de la actividad laboral -ya sea trabajador por cuenta
ajena o trabajador por cuenta propia.8
Desigualdad de riqueza[editar]
.-.8
Informe de desigualdad global 2018[editar]
En el informe de desigualdad global de 20182 se indica, entre otros aspectos, que la
desigualdad económica es un hecho generalizado que ha aumentado desde los años
1980. El constante incremento de la desigualdad sin freno puede llevar a todo tipo de
catástrofes políticas, económicas y sociales. La desigualdad de ingresos presenta una
gran variación entre las distintas regiones mundiales. Es relativamente baja en Europa y
máxima en medio oriente. En las últimas décadas la desigualdad de ingresos se ha
incrementado en prácticamente todos los países, aunque a ritmos diferentes, siendo las
instituciones gubernamentales y las políticas que se realizan decisivas para influir en la
desigualdad. Se ha producido una divergencia entre los datos de Europa
Occidental y Estados Unidos: estaban igualados en la década de 1980 y ha aumentado
significativamente la desigualdad en Estados Unidos. Algunas de las causas que explica el
aumento de la desigualdad económica en Estados Unidos son la desigualdad en el acceso
a la educación, la menor progresividad en los impuestos (los ricos pagan menos que antes
) y la disminución de las rentas del trabajo frente a las rentas del capital.2
El informe destaca la importancia que tiene para reducir la desigualdad la riqueza que está
en manos del sector público y el sector privado. Así la desigualdad aumenta cuando
aumenta el sector privado y disminuye cuando aumenta el sector público. Los países se
han vuelto más ricos pero los gobiernos más pobres por lo que tienen más limitada su
capacidad de acción política, social y económica.2
Según los redactores del informe la clase media mundial, en términos de riqueza, se
reducirá si la situación socioeconómica y política actual no cambia. En el informe se
propone la progresividad impositiva como herramienta eficaz para limitar el aumento de la
desigualdad y la concentración de ingresos y riqueza en unos pocos; también la creación
de un registro financiero global de la propiedad financiera para limitar la evasión fiscal, el
lavado de dinero y por tanto el crecimiento de la desigualdad. Consideran que un acceso
más igualitario a la educación y al trabajo bien remunerados es un condición para impedir
tanto el estancamiento económico como el crecimiento débil de los ingresos de la mitad
más pobre de la población. Son necesarias inversiones públicas significativas en
educación, salud y protección medioambiental, tanto para combatir la desigualdad actual
como la futura.2

Causas de la desigualdad económica[editar]


El incumplimiento en las sociedades de los derechos humanos básicos y la igualdad real
de oportunidades es clave para reducir la desigualdad de ingreso. Además deben darse
condiciones de redistribución de la riqueza mediante salarios dignos, fiscalidad
progresiva y el establecimiento de mecanismos protectores de los sectores más
desfavorecidos: niños, desempleados, mujeres y jubilados y ancianos mediante seguros
de desempleo, protección a la infancia, pensiones para la vejez, etc.9 Entre las causas
generales de la desigualdad se encuentran la falta de acceso a la educación, la sanidad,
la pobreza económica, y la explotación laboral y de cualquier otro tipo (explotación infantil,
explotación sexual, etc.). También pueden señalarse como causas más concretas los
sistemas fiscales injustos, la corrupción política, económica y judicial, la acumulación de la
tierra, la privatización de servicios públicos y bienes comunes, la desigualdad de género y
las guerras.9
Para Branko Milanovic las causas de la desigualdad son varias pero inciden unas sobre
otras potenciando el empobrecimiento de la mayoría social y el enriquecimiento de unos
pocos; la pérdida de peso del trabajo asalariado frente al capital junto con una enorme
desigualdad en la distribución del capital y del trabajo bien remunerado; La acumulación de
rentas procedentes de herencia, ahorro e inversiones en las mismas personas que ya
disfrutan de posiciones privilegiadas en el mundo laboral y son dueños del capital. Además
el aumento de la homogamia o emparejamiento selectivo -matrimonio entre personas de
altos salarios y alta riqueza- incrementa la desigualdad. La homogamia era propia de
sistemas sociales de la antigüedad y estamentales que impedían la movilidad social y se
ha prolongado incluso durante la revolución industrial y hasta principios del siglo XX;
después se produjo un apertura social al emparejamiento entre personas de distintos
ingresos y riqueza que redujo la desigualdad -aumentando la movilidad social-, pero ha
vuelto a aparecer de manera más pronunciada en las sociedades modernas en las últimas
décadas del siglo XX y siglo XXI.10
Explicación de la existencia de la desigualdad de ingreso
Aunque existen ciertos consensos en las condiciones para evitar la desigualdad
económica extrema como la igualdad de oportunidades y el cumplimiento de los Derechos
humanosexisten otros aspectos más discutidos como son la igualdad de resultados y el
cumplimiento de los Derechos económicos, sociales y culturales. En general en la
justificación y explicación de la desigualdad pueden apreciarse dos visiones ideológicas
contrapuestas:

 Desigualdad de ingresos coyuntural (izquierda política): La desigualdad tiene


causas sociales, económicas y políticas que influyen decisivamente en las diferencias
sociales y en los resultados de la desigualdad de ingresos y que, por tanto, si se
modifican estas también lo hará la desigualdad. Para estos autores la desigualdad
extrema es perjudicial para individuaos y sociedades y para eliminarla se debe
promover la educación y formación de los individuos, garantizar el acceso a la
sanidad, imponer una fiscalidad progresiva así como el cumplimiento de los derechos
humanos y sociales básicos y garantizar una verdadera igualdad de oportunidades.1112
213

 Desigualdad económica estructural (derecha política): La desigualdad es inevitable,


no reversible y natural a la condición humana (explicaciones y conceptos próximos
al derecho natural, la responsabilidad individual, el status quo, la aristocracia,
la oligarquía, la plutocracia, la meritocracia, el darwinismo social, los estamentos y
las clases sociales, etc.). En general quienes defienden estas posiciones consideran
que no se puede hacer nada por modificar las diferencias de ingresos entre individuos
y naciones y que cualquier medida solamente sirve para atenuar la desigualdad sin
poder cambiar su curso natural. Para algunos de estos autores la igualdad
económica es contraria a la igualdad de derechos.1415

Consecuencias de la desigualdad económica[editar]


En la publicación de Wilkinson y Pickett de 2009, basado la comparación de más de 150
artículos científicos revela que los países con mayores desigualdades económicas tienen
mayores problemas de salud mental y drogas,16 menores niveles salud física y
menor esperanza de vida,17 peores rendimientos académicos,18 y mayores índices
de embarazos juveniles no deseados.19 En esos casos también se comprobó que no es
el nivel de renta sino la desigualdad económica el factor explicativo principal. Por lo que los
autores de dicho estudio concluyen que entre los países más desarrollados, los más
igualitarios obtienen un mejor comportamiento en una serie amplia de índices de bienestar
social. En su libro de 2018, The Inner Level (El nivel interior, La igualdad interna), contínúa
con los mismos planteamietos, destacando que en las sociedades menos igualitarias la
ciudadanía goza de peor salud que en aquellas que distribuyen mejor su riqueza.20
En economía la discusión de fondo sigue siendo si tanto en épocas de crecimiento como
de crisis es mejor repartir la tarta (propuesta keynesiana: más igualidad=más crecimiento)
que esperar a que sea más grande para repartirla (propuesta clásica de los defensores
del libre mercado: menos costes=más crecimiento). Para muchos autores la teoría
económica demuestra que es la desigualdad social (desigual distribución de la renta) la
que conduce a las crisis. Así ocurrió en el Crack del 29 y la posterior Gran Depresión y así
ha vuelto a ocurrir en la actual crisis económica de 2008-2010 iniciada con la crisis
financiera de 2008.21
Violencia simbólica
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Violencia simbólica es un concepto instituido por el sociólogo francés Pierre Bourdieu en
la década de los 70, que en ciencias sociales se utiliza para describir una relación social
donde el "dominador" ejerce un modo de violencia indirecta y no físicamente directa en
contra de los "dominados", los cuales no la evidencian o son inconscientes de dichas
prácticas en su contra, por lo cual son "cómplices de la dominación a la que están
sometidos" (Bourdieu, 1994).1234

Índice

 1Poder y violencia simbólica


o 1.1Creación del concepto por Bourdieu
 2Referencias
o 2.1Bibliografía de Pierre Bourdieu
 2.1.1Entrevistas a Pierre Bourdieu
 2.1.2Bibliografía sobre Pierre Bourdieu de otros autores
 3Véase también
 4Enlaces externos

Poder y violencia simbólica[editar]


Las prácticas de la violencia simbólica son parte de estrategias construidas socialmente en
el contexto de esquemas asimétricos de poder, caracterizados por la reproducción de
los roles sociales, estatus, género, posición social, categorías cognitivas, representación
evidente de poder y/o estructuras mentales, puestas en juego cada una o bien todas
simultáneamente en su conjunto, como parte de una reproducción encubierta y
sistemática.
La violencia simbólica se caracteriza por ser una violencia invisible, soterrada, subyacente,
implícita o subterránea, la cual esconde la matriz basal de las relaciones de fuerza que
están bajo la relación en la cual se configura. Haciendo alusión a Michel Foucault, «el
poder está en todas partes». Solo debemos "hacer visible lo invisible".
Creación del concepto por Bourdieu[editar]
Este concepto creado por Bourdieu, paralelamente a lo que Antonio
Gramsci denominaba hegemonía cultural, y posteriormente clave en su obra teórica, viene
formulado en sus estudios sobre la sociedad Cabilia (en «La dominación masculina»)5 y
el sistema educativo francés (en «Los herederos: los estudiantes y la cultura»). Estas dos
investigaciones proporcionan los dos ejemplos clásicos de violencia simbólica que el
sociólogo propone: La imposición arbitraria de un arbitrio cultural y la reproducción
del dominio masculino sobre las mujeres mediante la naturalización de las diferencias
entre géneros.
La violencia simbólica está estrechamente ligada a otros conceptos de Bourdieu como:

 Habitus, el proceso a través del cual se desarrolla la reproducción cultural y


la naturalización de determinados comportamientos y valores.
 Incorporación el proceso por el que las relaciones simbólicas repercuten en efectos
directos sobre el cuerpo de los sujetos sociales.
Bourdieu nos habla de cómo naturalizamos e interiorizamos las relaciones de poder,
convirtiéndolas así en evidentes e incuestionables, incluso para los sometidos. De esta
manera aparece lo que Bourdieu llama violencia simbólica, la cual no sólo está
socialmente construida, sino que también nos determina los límites dentro de los cuales es
posible percibir y pensar.
Tenemos que tener en cuenta que el poder simbólico sólo se ejerce con la colaboración de
quienes lo padecen, porque contribuyen a establecerlo como tal. Según Foucault, no
podemos hablar de relación de poder sin que exista una posibilidad de resistencia. El
subordinado no puede ser reducido a una total pasividad sino que tiene la opción de
buscar otras formas de responder al poder tanto individuales como colectivas.
Como advierte Bourdieu (1999), la violencia simbólica no es menos importante, real y
efectiva que una violencia activa ya que no se trata de una violencia “espiritual” sino que
también posee efectos reales sobre la persona.
Para identificar la violencia simbólica lo primero es identificar que este tipo de violencia se
ejerce a través de la publicidad, las letras de canciones, del refranero y de los dichos
populares, juegos de video, novelas, revistas o caricaturas.

Estatus social
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La asistencia a ciertas manifestaciones artísticas puede tener connotacioes relativas al estatus


social. Musikverein 2010

La hípica se asocia a menudo con un alto estatus social


Contrariamente a la representación caricaturesca, un estatus social alto se asocia siempre a la
delgadez

Estatus social, en sociología, describe la posición social que un individuo ocupa dentro de
una sociedad o en un grupo social de personas. El estatus social es el respeto relativo, la
competencia y la deferencia otorgada a las personas, grupos y organizaciones en una
sociedad.1 Estas creencias sobre quién es más o menos valorado (por ejemplo, honorable,
respetable, inteligente) se comparten ampliamente entre los miembros de una sociedad.2
Como tal, las personas usan jerarquías de estatus para decidir quién tiene la posibilidad de
"controlar", quién es digno y quién merece acceso a recursos valiosos. Al hacerlo, estas
creencias culturales compartidas mantienen sistemas de estratificación social al hacer que
la desigualdad en la sociedad parezca natural y justa.3 Las jerarquías de estatus parecen
ser universales en todas las sociedades humanas, otorgando beneficios valiosos a quienes
ocupan los peldaños más altos, como una mejor salud, aprobación social, recursos,
influencia y libertad.4

Índice

 1Tipos
o 1.1Estatus adscrito o asignado
o 1.2Estatus adquirido
 1.2.1Estatus objetivo
 1.2.2Estatus subjetivo
 2El estatus en diferentes sociedades
 3El estatus en animales no humanos
 4Movilidad social
 5Estratificación social
 6Las tres dimensiones de la estratificación de Max Weber
 7Grupo de estatus
 8La teoría de Pierre Bourdieu sobre la distinción
 9Bibliografía
 10Véase también
 11Referencias

Tipos[editar]

La comida rica en grasas se asocia con un estatus social bajo

El estatus social se divide en cuatro tipos:


Estatus adscrito o asignado[editar]
Son aquellos que resultan por medio de factores sociales previos como el hecho de haber
nacido en una familia adinerada, color blanco o clase social.
Son posiciones sociales que no pueden ser elegidas por el individuo y que han sido
impuestas al nacer.[2]
Estatus adquirido[editar]
Resultan de la asignación a la persona basándose en méritos o acciones. Ejemplos son
las estrellas de música, los actores, atletas o deportistas, científicos, etc., pero también se
podría incluir el de padre, madre, jefe, licenciado, son todas aquellas posiciones que el
individuo adquiere a lo largo de su vida, que no van ligadas a su nacimiento. Los estatus
están determinados por la sociedad, por tanto pueden variar del tiempo o las
características como la cultura, valores y normas determinadas como propias, y pueden
ser diferentes a otras sociedades, además de ser útil como manera de dar mérito a
aquellas personas que han aportado valores, conocimientos, o avances significativos a
dicha sociedad.
Al estatus también está asociado un grado o nivel de prestigio determinado. En las
sociedades el prestigio está distribuido en forma diferencial de acuerdo al estatus social
que la persona tiene. A modo de ejemplo un médico tiene más prestigio que un
barrendero. Sin embargo, se pueden producir una inconsistencia de estatus social cuando
se producen discrepancia entre como el estatus es valorado en una área en relación a
otra. Un ejemplo típico es el del profesor, si bien éste puede ser muy valorado como un
educador y agente socializador importante en la escuela y ante la comunidad educacional
en términos de las recompensas que la sociedad le otorga, entiéndase salario y
condiciones de trabajo, pueden ser muy bajas en relación a dicha valoración social.
Estatus objetivo[editar]
Estatus asignado por la sociedad, la cultura o por el grupo particular en donde se
desenvuelve la persona y que es adquirido cumpliendo alguno o varios de los criterios que
lo determinan (La riqueza, lo que se hace en la sociedad, el impacto y el poder del
conocimiento, la ocupación o actividad, características físicas, etc.) u otros impuestos por
cada grupo.5
Estatus subjetivo[editar]
Estatus que una persona cree tener sin poseer ninguna aprobación social o cultural y sin
cumplir algún criterio que soporte el estatus del cual hace alarde.5

El estatus en diferentes sociedades[editar]


El estatus se refiere al rango relativo que posee un individuo; esto incluye derechos,
deberes y estilo de vida concomitantes, en una jerarquía social basada en el honor o el
prestigio.
En las sociedades modernas, generalmente se considera que la ocupación es el principal
determinante del estatus, pero otras membresías o afiliaciones (como grupo étnico,
religión, género, asociaciones voluntarias, hobbys) pueden influir.6 El estatus adquirido se
puede lograr a través de la educación, la ocupación y el estado civil. Su lugar dentro de la
estructura de la estratificación está determinado por el estándar de la sociedad, que a
menudo juzga por el éxito, ya sea financiero, académico, político, etc. América más
comúnmente usa esta forma estatus asociado al trabajo. Mientras más alto se está en
rango, mejor estará y tendrá más control sobre sus compañeros de trabajo.
En las sociedades premodernas, la diferenciación de estatus era muy variada. En algunos
casos podía ser bastante rígida y basada en clases, como en el caso del sistema de
castas indio. En otros casos, el estatus existe sin clase y / o informalmente, como es el
caso con algunas sociedades cazadoras-recolectoras como los Joisán y algunas
sociedades indígenas australianas. En estos casos, el estatus se limita a relaciones
personales específicas. Por ejemplo, se espera que un hombre joisán tome muy en serio a
la madre de su esposa, aunque la suegra no tiene un "estatus" especial sobre nadie
excepto sobre su yerno, y solo en contextos específicos. Todas las sociedades tienen
alguna forma de estatus social.
El estatus es una idea importante en la estratificación social. Max Weber distingue el
estatus de la clase social,7 aunque algunos sociólogos empíricos contemporáneos
combinan las dos ideas para crear un estatus socioeconómico o SES, usualmente
operacionalizado como un simple índice de ingresos, educación y prestigio ocupacional.

El estatus en animales no humanos

…………………………..
Todas las personas infelices tienen
esto en común
Ninguna se libra: la amargura existencial sin motivo ni
trastorno nace del egoísmo, la queja o la imposibilidad de
entenderse a uno mismo
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PATRICIA PEYRÓ JIMÉNEZ

13 OCT 2016 - 10:24 CEST


Johnny Depp, un actor que se ha revelado furibundo y amargado. EL PAÍS
VÍDEO

Mientras algunos parecen ser la alegría de la huerta, otros de la huerta solo tienen
la cara de acelga. Son esas personas tristes y atormentadas para las que la vida
solo es cuesta arriba, y que cambian el cascabel por la banda sonora de las
lamentaciones. ¿Sesgo perceptivo? ¿Procesamiento cerebral? Diferentes teorías
explican la génesis de una personalidad gris, apática o depresiva. Lo cierto es que
estos perfiles tienen mucho en común.

Más allá de la psicología clínica y de la psiquiatría, existe todo un mundo de


personalidades que en ocasiones rayarán la sospecha patológica. Pero no están
enfermos: son así. De este modo lo explica Ramón Oria de Rueda,
psicoterapeuta: “Descartando lo que los manuales diagnósticos llaman trastornos
del estado de ánimo, que tienen como característica principal una alteración del
humor, y los trastornos de la personalidad, quedan algunas personas de las que
podemos decir que son, simplemente, negativas”. Ahondar en el origen de este
mal quizá sea estéril, porque en realidad solo habrá una manera de combatir la
lacra de la negatividad, según añade Oria: “No sabemos cuánto hay de herencia
genética y cuánto de aprendizaje, y no pudiendo influir sobre lo primero,
trataremos de facilitar el aprendizaje de un estilo positivo”.

“La felicidad, al igual que el éxito, tiene una definición subjetiva”, nos recuerda,
por su parte, Dafne Cataluña, psicóloga y coach del Instituto Europeo de
Psicología Positiva. Para la experta serán fundamentales las expectativas que
vertamos sobre nosotros mismos, y la forma en que respondamos a algunos
interrogantes acerca de nuestros objetivos y su causa. “¿Son realmente nuestros,
o están motivados por nuestra necesidad de aprobación de los demás?”, invita a
considerar. Si se trata de esto último, nos llenará de frustración, algo de lo que
precisamente pueden presumir los caracteres amargados. Son individuos
frustrados.

LA VIDA NO ES 'CHULI', POR MUCHO QUE LO DIGA MR


WONDERFUL

Aunque las expectativas de fracaso suelen precipitarlo y conllevan desilusión y amargura,


no conviene dejarse engañar por esos cantos de sirena, eco de las corrientes de autoayuda de
las redes sociales. Oria alerta de un tipo de pensamiento mágico que nos dota de fantasías
de omnipotencia: “No paramos de escuchar que podemos hacer aquello que nos
propongamos, y no es verdad. Frases como si quieres volar despliega las alas, o aquello de
que el universo conspira a nuestro favor, nos incitan a creer que somos todopoderosos”.
Esto, a la larga, puede ser peor: “No podemos dejarnos llevar por la industria de la
autoayuda, que acaba generando una mayor frustración y solo conviene a sus propios
autores”. En vez de alinearse en un pensamiento mágico como el de los supuestos astros
que velan por nuestros intereses, los psicólogos recomiendan “ser objetivos respecto a las
propias capacidades y ponerse manos a la obra”. Al fin y al cabo, las cosas no saldrán solas,
ni siquiera cuando uno las merezca.

Pero además de objetivos distorsionados, las personas infelices (esas que siempre
están amargadas sin motivo aparente que lo justifique) tienen en común otra serie
de cosas.

1. “Son tendentes a hacer una atribución interna de incapacidad y una atribución


externa de mala suerte”, asegura el clínico. Es decir: piensan, por un lado, que no
son capaces, y por otro, que cuando les va mal, no es culpa suya.
2. Presentan un déficit en las habilidades metacognitivas. "No se permiten
reflexionar sobre los propios estados mentales ni reconocer las emociones que
surgen”, según explica el psiquiatra y psicoterapeuta italiano Antonio
Semerari, autor de varios libros de esta materia. Aprender a relacionarse con lo
que uno siente, observando los pensamientos desde la no identificación con ellos,
ha demostrado ser muy eficaz para los perfiles con depresión y ansiedad, según
contempla un reciente estudio realizado por la doctora en Psicología Leticia
Linares, de la Universidad de Deusto.

3. "La queja es el centro de su vida. Lo ven todo como una profecía auto-
cumplida”, describe Oria. Un patrón sano conllevaría, por el contrario, “perder el
miedo a pedir ayuda y comunicar las necesidades personales con empatía”,
recuerda Dafne Cataluña, defendiendo los preceptos del profesor de Harvard Tal
Ben-Shahar, quien aconseja huir del perfeccionismo para ser feliz en su libro La
búsqueda de la felicidad.

4. "Sienten envidia y dificultad para admirar al otro”, advierte el psicoterapeuta:


“Son personalidades centradas en sí mismas y en ocasiones con una visión
paranoide que les hace difícil mirar más allá”. Superar la envidia pasará por
autoaceptarse a uno mismo tal cual es, con sus fortalezas y debilidades, como
opina Cataluña. Con este proceso, “se llegará a la madurez psicológica”.

5. “El egoísmo es la base de su personalidad”, refiere el psicólogo. “La gente


negativa es egoísta: habla de sus problemas, de sus dificultades, de sí misma y de
su mala fortuna, y esa misma forma de pensar hace que se cumplan sus
expectativas”. Además, “aunque encuentren a quien cargue con su desgracia, los
egoístas son más enfermizos, más pobres y están más solos”. Justo lo contrario
que los más alegres, que derrochan generosidad. “Manejando la gratitud,
sentiremos que lo conseguido es valioso y merecedor de elogio”, dice la
psicóloga positivista.

6. Su pensamiento está distorsionado y lleno de ideas falaces. Frases como “me


lo merezco” (y por ello debería tener ese ascenso), “tengo que caer bien”, o “si
valgo, he de conseguir lo que me proponga”, no son certezas, sino etiquetas
mentales poco realistas. El psicólogo americano Albert Ellis, pionero en el uso de
la psicología cognitiva allá por los años 50, inventó la Terapia Racional Emotiva,
todavía en vigor, cuyos principios postulan que “no son los hechos lo que nos
altera, sino la interpretación que les damos”.

ENTREVISTA

Rafael Santandreu: “La infelicidad es la


enfermedad de las personas con necesidades
absurdas”

El prestigioso psicólogo nos propone soluciones rupturistas para mejorar nuestro


bienestar en ‘Ser Feliz en Alaska’
El psicólogo Rafael Santandreu (Frank Díaz)
JOSEP F IT A

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Por norma general, un periodista siempre está motivado ante la expectativa de


hacer una entrevista. No hay nada, o casi nada, más maravilloso para un
profesional del ramo que situarse delante de alguien para que le cuente sus
peripecias, miedos, temores, ilusiones. Pero si, además, el personaje que le
dedicará parte de su tiempo es un individuo que huye de lo mundano, que
intenta nadar a contracorriente, que es un provocador nato -sin miedo a tirarse
a la piscina ni de lo que dirán- e incluso que se ríe de los convencionalismos
sin ningún tipo de rubor, entonces la motivación es aún mayor. Eso es lo que
le pasó a quien les habla con motivo de la entrevista al psicólogo Rafael
Santandreu. Leyendo su último libro, Ser feliz en Alaska , uno se puede llevar
la sensación de que este prestigioso psicólogo persigue, con sus
planteamientos rupturistas, llamar la atención de las personas que sufren algún
tipo de contratiempo mental para que reaccionen y puedan deshacerse de una
losa que en muchas ocasiones oprime hasta niveles inimaginables.
Escuchándolo, esa percepción inicial, equivocada o no, parece acrecentarse.
Juzguen ustedes mismos.

“La ansiedad, la depresión, se pueden revertir con el método adecuado de


forma rápida”, asegura usted en el libro. Entiendo que alguien se podría sentir
ofendido con esta afirmación.

Sí, más que los pacientes, algunos psicólogos, que creen que el método
correcto tiene que ser muy largo. Pero la verdad es que todos hemos conocido
a alguna persona que ha tenido un accidente, o una enfermedad muy grave, y
tras superarlo te ha dicho: ‘Oye, después de la que he pasado, he cambiado.
Me tomo la vida de otra manera, disfruto de las pequeñas cosas’. ¿Cuánto
tiempo tardó esa persona en cambiar? El cambio fue fulminante, y es que la
mayor parte de las veces o es rápido o no es. Esa es la verdad.

Estamos hablando de un caso extremo.

Pero nos demuestra que la depresión o la ansiedad son una manera de mirar la
vida, y que si tú cambias ese parámetro, modificas también tus emociones
inmediatamente. Nosotros, con nuestro método, explicamos en la consulta que
tardamos unos cuantos meses en resolver estos problemas, y ya es mucho,
porque cuesta que la persona haga el clic. Pero, en realidad, la revelación que
te ayuda a ver que las cosas son de otra manera es instantánea.

Entiendo, por lo que explica, que usted no considera la depresión como una
patología.

No lo es. En todo caso habría que definir qué entendemos por patología. En un
95% de los casos, las depresiones o los cuadros de ansiedad son producto de
una manera de pensar, no tienen nada de físico. Te puedo aportar más
ejemplos…

Adelante…
Yo dejé de fumar gracias a un maravilloso libro titulado ‘Dejar de fumar es
fácil si sabes cómo’. De repente, ya no tuve ganas de fumar, incluso lo veía
como una cosa asquerosa que no producía placer. Y de esto han pasado ya 18
años. Y tú me dirás: ‘¿El mono del tabaco era real?’. Pues no, era mental en
un 98%. ¿Pruebas? Yo, y millones de personas más. Ahora, ¿que hay alguien
que prefiere pensar que el mono del tabaco es algo durísimo de pasar?, ¿y lo
mismo con la depresión o la ansiedad? Pues nada, pero esas no son las
evidencias que tenemos.

(Frank Díaz)

También defiende que se puede estar alegre incluso en la enfermedad.

Es de cajón. Aferrarse a la salud física es una estupidez, porque seguro que


vamos a estar enfermos en algún momento de nuestras vidas.

Pero uno guarda la esperanza de que le toque muy tarde…

Eso me lo dices porque no has conocido a nadie con 90 años a quien le hayan
detectado una grave enfermedad. Sienta exactamente igual, de bien o de mal,
si te coge de joven o de mayor. Pero yo no le tengo ningún temor a la
enfermedad, porque entiendo que estando enfermo se puede ser muy feliz.
Primero, porque tienes un trabajo apasionante por delante, que es curarte. Y
después, porque te quedan una serie de cosas maravillosas para hacer hasta
que te cures o no. Y por último, hay que saber que no te está pasando nada
raro, sino que lo que te sucede es algo natural que nos va a pasar a todos. Si lo
piensas así, llevas la enfermedad mucho mejor. Tenemos pruebas de que
mucha gente se lo toma de esta manera, por tanto se puede.

¿Qué papel juega la renuncia en nuestro bienestar?

Es fundamental. Sólo podemos disfrutar del mundo si estamos dispuestos a


renunciar a él. Porque de lo que no estamos dispuestos a renunciar, nos
volvemos esclavos. Además, no contemplamos que pueda desaparecer, por
tanto lo hacemos rutinario. La manera correcta de disfrutar de las cosas es
sabiendo que no las necesitas, que las puedes perder y que no pasaría nada. Al
mismo tiempo, sabiendo que pueden desaparecer, las vas a valorar más.

De lo que no estamos dispuestos a renunciar,

nos volvemos esclavos


Entiendo…

La vida, está calculado, nos pone delante unas 20.000 adversidades, pequeñas
y grandes: desde que te deje tu mujer a que te encuentren una enfermedad
terminal. Y la clave para ser feliz es renunciar a tener una pareja determinada
con la que te iba muy bien o a vivir cuando te toque morir. Pero hacerlo desde
el razonamiento teniendo claro, por ejemplo, que nunca has necesitado una
mujer determinada para tener una vida espléndida.

Y usted, ¿a qué ha renunciado?

Yo renuncio mentalmente todos los días a mi trabajo como psicólogo.


Imagino a diario que si no pudiese hacer de psicólogo haría cualquier otra
cosa y sería muy feliz. He renunciado a ser guapo [risas], y soy
maravillosamente feliz siendo feo. He renunciado a tener pelo. Pero tú dirás,
‘te ha obligado la vida’, sí, pero a parte yo lo he tomado con los brazos
abiertos.

No tenía otra.

Muchas veces la vida te quita cosas pero tú no renuncias a ellas. También he


renunciado a ganar mucho más dinero. Podría ganar mucho más pero hago lo
que me gusta y trabajo poco. La renuncia a ser más guapo es muy buena,
porque hay gente que no renuncia a ser más guapa aunque sea fea. He
renunciado también a ser listo. La renuncia siempre es mental.

Pero eso tiene que ver también con la humildad, un concepto del que también
habla mucho en su libro.

Así es. Hay un axioma muy importante en psicología que dice que sólo
seremos fuertes y extraordinarios de verdad si estamos dispuestos a ser los
últimos del pelotón. Es en ese fango donde surgen las grandes maravillas. Las
cosas excepcionales no surgen del poder, sino del fango donde están las
personas que no aspiran a ser nada.

Sólo seremos fuertes de verdad si estamos

dispuestos a ser los últimos


Alguien podría pensar que usted renuncia porque puede hacerlo, al estar en
una posición privilegiada.

Es mucho más difícil renunciar cuando estás arriba que cuando estás abajo.
Porque en una posición privilegiada la oportunidad de tenerlo todo es muy
grande. El que está abajo no tiene que renunciar a nada, porque no tiene
oportunidades. Piensa que la neurosis, incluso la infelicidad, es una
enfermedad de la abundancia, de los que tienen necesidades absurdas, no es
una enfermedad de la pobreza. Los pobres no tienen neurosis. Tienen otros
problemas, pero no ese.

“Si nuestra vida está orientada a la producción de belleza, el estrés


desaparece”, escribe usted. Parece un planteamiento algo edulcorado.
A mí me parece que es lo único razonable. Si todas las personas se ponen a
trabajar (a hacer esa cosa tan alocada llamada trabajo, que yo no recomiendo),
al menos que lo hagan para producir belleza. Porque el mundo no necesita
ningún producto más. Y en cambio la belleza, es un bien fantástico.

Curiosa su visión sobre el trabajo…

Intenta en la medida de lo posible hacer cosas hermosas. A lo que me refiero


es que los profesionales que puedan (arquitectos, periodistas…) deberían
intentar hacer cosas bellas. Porque no tiene sentido ganar dinero y producir
fealdad, te estás perjudicando a ti y a los demás. Por ejemplo, a Jorge Javier
Vázquez le diría que dejara de hacer esa cosa descabezada que hace y que
hiciera algo hermoso con su vida.

(Frank Díaz)

Usted asegura que el trabajo es algo innecesario, pero yo le veo trabajar.

Escojo trabajar, pero podría no hacerlo.

Pero lo hace.
Porque me sale a cuenta trabajar en algo que me gusta, que me hace disfrutar.
Pero sé que también podría no trabajar y ser igualmente feliz, o más. Es una
elección. Los seres humanos somos como niños, de manera natural
exploramos el mundo. Jugamos y escogemos la manera de jugar. Mi trabajo
me lo tomo como un juego. ¿Podría no jugar a nada y pasármelo bien
también? Totalmente. Que nadie me diga que el trabajo de psicólogo tiene
alguna importancia, porque no la tiene, es un juego. Cualquier día cae un
meteorito y lo revienta todo. En consecuencia, ¿qué es importante?

Visto así… pero la ciencia asegura que hay pocas posibilidades de que un
meteorito impacte contra la Tierra hasta el punto de destruirla.

Entonces, podemos escoger otro ejemplo.

Tengo la sensación de que usted propone planteamientos extremistas para que


sus pacientes al menos se queden con el término medio.

Eso me lo dices porque tienes un pensamiento muy supersticioso, nada


científico. Si Charles Darwin, Isaac Newton o Albert Einstein levantaran la
cabeza dirían: ‘¡Sacad a este ignorante de aquí!’ [risas por ambas partes].
Dices que apelo a los extremos, y yo digo que me muevo en el terreno de lo
normal. ¡Somos un grano de arena en el Universo! ¡Y eso no es un extremo,
es la pura verdad! Entonces, ¿qué importancia tiene mi trabajo? Es sólo un
juego.

La mejor manera de disfrutar de las cosas es

saber que no las necesitas


Supongo que sus pacientes no lo verán igual…

Yo juego a curar de la mejor manera posible. Y como me gusta jugar, me sale


muy bien. Es así como lo hago. Pero no sufro por ellos.

¿En serio?
En absoluto. Porque entiendo que ni ellos ni yo valemos nada. Y tú me dirás:
‘Pero a esa persona sí le importa su enfermedad y su sufrimiento’. Pues no
debería. Y si yo consigo convencerla de que no se preocupe por ello, ya estará
prácticamente curada.

Pero un mínimo de preocupación tendrá en que esa persona no llegue a hacer


el cambio de chip mental que necesita.

Ninguna. Cero. ¿Por qué tendría que estar preocupado? Si no mejora, no me


sentiré mal, porque es solo un grano de arena en el Universo. ¡Cómo quieres
que me sienta mal por un grano de arena del Universo! ¡Es de locos!

Me vuelve a parecer un planteamiento extremista.

Tú piensas que vivimos un mundo donde todo es muy importante, crucial,


porque dices que hago planteamientos extremos. Pero lo que yo digo está
enunciado en la ciencia; en cambio lo que tú dices es lo que aparece en las
películas de Walt Disney. Vivir en una fantasía es la peor manera de vivir,
porque damos importancia a cosas que no la tienen.

Las cosas excepcionales surgen de las personas

que no aspiran a ser nada


En otro orden de cosas, usted asegura que fallar o acertar tiene poca
importancia en la vida. Incluso anima a las personas a celebrar sus fallos en el
trabajo. Pero en el libro explica que uno de sus colaboradores no era muy
diligente y que usted intentó que no fallara tanto. Ahí se atisba una
contradicción…

Muchos fenómenos de la naturaleza son paradójicos, no contradictorios.


Porque paradójico significa que en un momento dado ‘A’ es cierto, pero en
otro instante deja de serlo. Depende del momento y del contexto. Y esto
sucede mucho en psicología.

Pues no hablemos de contradicción y sí de paradoja.


Yo amo a mi colaborador cuando está orgulloso de sus fallos, aunque me
repercutan, porque eso me indica que como persona es increíble, que tiene un
sistema de valores fantástico en el que la eficacia no es importante. Por eso
esa persona para mí es muy valiosa a nivel personal.

Sin embargo…

Al mismo tiempo, intento que haga las cosas muy bien. Y si sigue teniendo
fallos que se los siga tomando así.

Pero quiere que no se produzcan, cuando al mismo tiempo pregona que no son
importantes.

Intento que los disminuya, porque que los deje de hacer es imposible. Pero
cuando los comete, si se lo toma bien, lo alabo.

Sigue siendo un planteamiento paradójico.

¿Sabes qué pasa?, que millones de fenómenos son paradójicos. El fallo en sí


mismo no es maravilloso ni deja de serlo. Lo que es maravilloso es que no le
des ninguna importancia. Prefiero que mi colaborador cometa pocos fallos,
pero que los que cometa, se los tome de una manera maravillosa. Fallar y
darte cuenta de que el fallo no tiene ninguna importancia, ajusta tu sistema de
valores, y eso te hace mejor persona.

L
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Luis Huete y Javier Gª Arevalillo

Hace sesenta años Europa luchaba por recuperarse de la


guerra más destructiva de la historia, la Segunda Guerra
Mundial, mientras se gestaba un conflicto que podía dejar
en anécdota los millones de víctimas del anterior: la Guerra
Fría. Estados Unidos y la URSS se alzaban como las dos
superpotencias que, de entrar en conflicto como estuvieron
a punto con la cuestión de Cuba, podían sumir al mundo en
una catástrofe nuclear.
En ese contexto, podemos entender que hubiese muchas
personas angustiadas, con miedo al futuro, a lo que pudiese
pasar. Y que por tanto se disparase el número de
enfermedades psíquicas asociadas a semejante contexto:
ataques nerviosos, depresiones, neurosis, etc. Y,
ciertamente, estos trastornos se dieron especialmente en los
países bajo un régimen totalitario.

Lo que realmente llama la atención, sin embargo, es que


sesenta años después el panorama no parece ir en abolsuto
en la dirección esperada. El nivel de vida de los países que
entonces estaban en plena reconstrucción ha alcanzado los
niveles más altos jamás conocidos en cualquier sociedad.
Estados Unidos, Europa y Japón, tres de las regiones más
implicadas en la Segunda Guerra Mundial, disfrutaban a
principios del del siglo XXI de una riqueza nunca vista. La
crisis ha hecho mella, pero los niveles de vida siguen siendo
envidiables para la mayor parte de los habitantes del planeta
tierra.

Decíamos que el panorama tiene poco sentido, porque con


la Guerra Fría arrinconada en los libros de historia y una
bonanza sin precedentes, los índices de enfermedades
psicológicas se han multiplicado por diez en los países
desarrollados. Los mismos trastornos que más directamente
se encontraban bajo la amenaza de la Guerra Fría. Las
cifras son espeluznantes: más de 400 millones de personas
en el mundo sufren de algún trastorno psíquico, según la
OMS. Hace años que la principal causa de muerte entre las
personas jóvenes de los países desarrollados es el suicidio,
junto a ello, por poner otro ejemplo, las adicciones van en
aumento… ¿Qué hemos hecho mal?

En una tira cómica de Stuart McMillen, el artista compara


agudamente el mundo que Orwell pintaba en 1984 frente al
que planteaba Aldous Huxley en Un mundo feliz. De hecho,
el paralelismo es claro: el mundo del primero es el de un
régimen totalitario, y el del segundo, el del que venció la
Guerra Fría; el Occidental, apoyado en el liberalismo como
ideología soft. Mientras uno temía que la información y la
cultura fuesen cercenadas y censuradas, el otro se
imaginaba un mundo sobrecomunicado, donde no se
necesitase la censura… porque ya nadie estaría interesado
en la verdad. Uno se imaginaba métodos de opresión por
dolor, el otro métodos de control… a través del placer. Y así
sigue comparando la interesante tira.

Volvemos a la pregunta: ¿Qué no se ha hecho bien?

Quizá la respuesta sea que hemos apostado todo por el


placer, la comodidad, un nuevo hedonismo que reduce la
realidad a estímulos confortables o dolorosos; unos hay que
buscarlos, otros evitarlos. Volviendo a la teoría de Seligman,
quizá hemos puesto demasiado énfasis en las emociones
positivas, en los momentos positivos, como fuente de
felicidad.

Por fortuna el dinero no lo compra todo, y menos la felicidad.


Con todos los recuros del mundo, si la persona tiene una
grieta importante en su carácter, por ejemplo, es muy
probable que su vida esté llena de momentos de infelicidad.
Hay momentos positivos que se pueden “comprar”, pero
nunca estos compensarán la infelicidad que genera esa falta
de carácter. Basta remitirse a las cifras.

La felicidad es una cuestión más compleja que la simple


suma de momentos placenteros. Su sustento es un carácter
que permita simultanear cuestiones tan dispares como el
logro en los objetivos, la entrega a la tarea, el sentido de
propósito y la creación de relaciones con valor añadido.

Pero la cuestión no es simplemente que buscamos la


felicidad solamente en una de sus fuentes: si vamos al
fondo, podemos ver un posible error de concepto. Las
emociones positivas son fuente de felicidad… Pero muchas
veces son más bien indicadores, efectos de una causa
mayor. O viceversa: una tristeza continua y persistente
puede ser un indicador claro de que una persona no es feliz,
aunque a priori tenga a su disposición muchos “medios” para
ser feliz: éxito profesional, recursos económicos, familia,
amigos…

Veíamos en el artículo interior que, si bien la felicidad no es


algo exclusivamente individual (nadie puede ser feliz
“aisladamente”), la responsabilidad última la tiene cada uno.
A todos nos vienen a la cabeza personas que han sido libres
estando enjauladas, felices en medio de un entorno de
escasez, serviciales no siendo correspondidas…

¿Qué impide, pues, a una sociedad tan “avanzada” como la


nuestra, dar un paso decidido en pos de lo que
verdaderamente satisface? Tal vez esa confusión de causa-
efecto. La felicidad no puede reducirse a una suma lo más
larga posible de momentos positivos: si así fuese, el alcohol
sería una respuesta. Tiene más sentido que proceda de
unas causas mayores… que traigan, como uno de sus
efectos más deseados, una abundancia de emociones
positivas que perduran con el tiempo.

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