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UNIVERSIDAD VERACRUZANA

FACULTAD DE ANTROPOLOGÍA

¿De vuelta al campo?


El destino de las remesas al retorno de los migrantes en el
escenario neo-rural de tres comunidades del centro de Veracruz

TESIS

Que para obtener el título de


Licenciada en Antropología Social

Presenta:

Dulce Paulina Martínez Díaz

Directora:
Dra. Ana Isabel Fontecilla Carbonell

Lectores:
Mtro. Ernesto Gerardo Fernández Panes
Dra. María Esperanza del Rosío Córdova Plaza.

Xalapa, Veracruz, 12 de Abril de 2012.


Índice.

Introducción. ......................................................................................................................... 3
I. Migración internacional y Nueva ruralidad. Consideraciones sobre “lo rural” y la
migración campo-ciudad. ..................................................................................................... 7
1.1. Procesos y transiciones que enmarcan una Nueva ruralidad: ¿Desde dónde surge el
concepto? .............................................................................................................................. 12
II. Marco teórico-metodológico. ........................................................................................ 25
2.1. La migración y la migración de retorno desde la perspectiva del análisis de los
sistemas-mundo, y la recepción de remesas desde la nueva economía de la migración. ..... 25
2.1.1. La migración como estrategia de sustento enmarcada en el proceso de la Nueva
ruralidad. ............................................................................................................................... 26
2.1.2. Las remesas: entre la productividad y la subsistencia. ........................................... 32
a). Las remesas como agentes de desarrollo. ........................................................................ 34
b). Las remesas como estrategia económica de subsistencia. ............................................... 36
2.2. Consideraciones metodológicas. ................................................................................ 39
III. Describiendo la transición hacia una neo-ruralidad de tres comunidades del
centro de Veracruz: Las Lomas, San Isidro y Texín. ...................................................... 46
a). Las Lomas, Coatepec. ...................................................................................................... 47
b). Texín, Teocelo. ................................................................................................................ 48
c). San Isidro, Jilotepec. ........................................................................................................ 49
3.1. Etnografía de los espacios.......................................................................................... 50
3.1.1. Uso del suelo y de la tierra. .................................................................................... 57
3.1.2. Aspectos generales de la migración en las tres comunidades. ............................... 59
IV. El destino de las remesas y la apuesta por la vía campesina: sobrellevando la
improductividad agrícola. .................................................................................................. 61
4.1. El uso de las remesas en la comunidad de Las Lomas, Texín y San Isidro. .............. 61
a) El apego al campo - La actividad agropecuaria para el autoconsumo. ......................... 66
b) Las trayectorias laborales: ¿Influyen sobre la decisión para invertir en el campo? ...... 69
4.2. ¿El campo para la subsistencia o para la productividad? ........................................... 72
Conclusiones. ....................................................................................................................... 78
Índice de gráficas y tablas. ................................................................................................. 82
Fuentes. ................................................................................................................................ 83

1
***

El presente trabajo forma parte del proyecto de investigación Vulnerabilidad,


sustentabilidad y reorganización social en las localidades de origen ante la migración de
retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una perspectiva de género, dirigido
por la Dra. Rosío Córdova Plaza del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la
Universidad Veracruzana, financiado por Fondos Mixtos del Gobierno del Estado -
CONACYT, con número de convenio 109304. En este proyecto me adscribí siendo alumna
del último semestre de la licenciatura en Antropología Social.

El trabajo de campo, para los fines de esta investigación, se realizó en tres comunidades
ubicadas en el centro del Estado de Veracruz, México. A saber: Las Lomas, Coatepec;
Texín, Teocelo; y San Isidro, Jilotepec. Estas comunidades se caracterizan por ser
productoras de caña y café, principalmente; y presentan un porcentaje considerable en su
flujo migratorio.

2
Introducción.

Abordar un tema del cual no tenía conocimientos suficientes, fue todo un reto para mí, pues
en el plazo de un año o menos tenía que aprender de todo cuanto pudiera sobre migración,
migración de retorno, remesas, ruralidad y nueva ruralidad. De esta manera, y
mostrándome un poco renuente en un principio debido a que eran materias que figuraban en
el antepenúltimo número de mi lista de opciones sobre los temas que me interesaba plasmar
en un trabajo recepcional, mi compromiso quedó consolidado al signar el ‘contrato’ que me
involucraba de manera seria al proyecto que me guiaría a la realización de este trabajo. Sin
embargo, el deseo de obtener prontamente el título que me licenciara como Antropóloga
Social, influyó de manera substancial en el interés que me indujo al agrado por el tema aquí
tratado, el cual obtuve al comenzar las prácticas de campo en las comunidades centrales de
Veracruz. Esta actividad me llevó a sentir algo especial respecto a la temática, sobre todo al
momento de interactuar con la gente y escuchar sus historias.

Comencé pues el desafío y me conduje a mis primeros enunciados que parecían complejos
en un primer momento [realmente lo eran], así que debía delimitar más mi objeto de
estudio con el fin de aminorar el riesgo que implicaba mi desconocimiento inicial sobre el
tema. Poco a poco fui desmenuzando, de entre algunas literaturas sobre la migración y las
ruralidades, aquellos argumentos que fueran pertinentes para este trabajo.

Fue así como he llegado a lo que ahora lleva por nombre ¿De vuelta al campo? El destino
de las remesas al retorno de los migrantes en el escenario neo-rural de tres comunidades
del centro de Veracruz, trabajo que a continuación les presento.

***

Durante las últimas décadas la migración del campo a la ciudad en México ha sido un
fenómeno que envuelve factores de diferente índole. Uno de estos factores es la alta tasa de
desempleo, no sólo en las zonas rurales, sino en las urbanas; además de la falta de impulsos
económicos que aseguren la dinámica campesina para la producción de cultivos. Estos
factores han actuado como detonadores de nuevos flujos migratorios, los cuales se han
incrementado con los procesos de la globalización y las políticas neoliberales que le dan

3
fundamento, como por ejemplo “el retiro de subsidios, la indiscriminada apertura comercial, y el
poco interés oficial por el campo mexicano” (Tarrío et al., 2007: 13), las cuales repercuten en
la dinámica rural que es de interés en este estudio.

México en general está pasando por una crisis que es parte también del proceso que se vive
en todas las partes del mundo. Los flujos migratorios, antes regionales o inter-regionales,
han trascendido las fronteras en la búsqueda de oportunidades de trabajo que permitan a
migrantes y sus familias solventar sus necesidades básicas. Es en Estados Unidos en donde
éstos han encontrado la forma de obtener ingresos para poder seguir adelante, por lo que
muchos deciden emprender la experiencia de ser migrantes indocumentados, aunque ésta
pueda costarles la vida. Como resultado de ese fenómeno las remesas juegan un papel
importante dentro del ámbito económico, tanto del país en general como de los estados y
las comunidades de origen de los migrantes.

Los habitantes de las comunidades rurales han descubierto que la migración y el envío de
remesas son alternativas con las que pueden hacer frente a las dificultades económicas,
después de haber sido abandonados por el Estado luego de ser un gobierno proteccionista
que impulsaba su desarrollo rural y financiaba los proyectos agropecuarios. Hoy en día, con
el neoliberalismo y sus políticas, es cada vez más difícil que los campesinos, quienes aún
poseen tierras, fincas o parcelas, puedan tener oportunidades para ofertar sus productos
dentro del mercado, pues el interés del gobierno es la tierra, sin campesinos y sin sus
productos (Gilly, 1997). Los intereses políticos y económicos han propiciado las reformas
constitucionales que justifican el fin del reparto agrario y el retiro de subsidios para el
campo, dejando sin porvenir a los campesinos y poniendo en riesgo, no sólo su
reproducción social, sino la seguridad alimentaria de ellos y la de todo el país.

La recepción de remesas provenientes de los emigrantes mexicanos en Estados Unidos hoy


día es la segunda entrada de divisas más importante para el país, después del petróleo,
“representan cerca de 3% del PIB, 50% de las exportaciones petroleras, 135% de la
inversión extranjera directa y 189% de los ingresos de viajeros internacionales” (CNN
EXPANSIÓN, marzo 9, 2011). Lo anterior demuestra la importancia del fenómeno de la
migración para la economía nacional, estableciendo su propia dinámica. Para el estudio de
las remesas no existe una teoría como tal que defina dicho concepto. La literatura sobre la

4
migración trata sobre el fenómeno en general, integrando el debate de las remesas dentro de
un todo, aterrizando únicamente sobre casos específicos en las comunidades de origen que
perciben este flujo monetario.

A pesar de que existen datos sobre el monto aproximado que anualmente ingresa al país a
manera de remesas, muchas veces se desconoce el destino de esas cantidades de dinero. Se
sabe que entre los estados con mayor número de migrantes se encuentran Michoacán,
Guerrero, Veracruz, Oaxaca y Chiapas y, por consiguiente, son los estados con mayor
porcentaje en recepción de remesas; juntos suman el 31.7% del total de remesas percibidas
por todos los estados (Tarrío et al, 2007). Lo que muchas veces no se sabe, o no se
evidencia, es de qué manera se distribuyen para su uso en los hogares receptores, cómo y
por qué.

Con el envío de remesas, los migrantes hacen su aporte a la economía de México. Los
hogares campesinos que perciben este ingreso tienen más oportunidades de salir adelante.
Se sabe que las remesas permiten solventar el gasto diario de un alto número de hogares, al
igual que sus necesidades básicas como salud y educación. Se sabe, asimismo, que las
remesas permiten diferentes tipos de inversiones que son generadas a partir del dinero que
migrantes envían, o traen consigo a su regreso de Estados Unidos, a su comunidad de
origen. Estas inversiones generalmente se dirigen hacia alguna actividad productiva que
permita cierta estabilidad económica a mediano y largo plazo, como por ejemplo
emprender un negocio, iniciar una venta por catálogo o invertir en tierras, parcelas y/o
insumos para éstas, aunque ninguna asegura una remuneración permanente. Sin embargo,
las razones que conllevan este tipo de inversiones van más allá del aspecto económico,
sobre todo aquellas inversiones dirigidas a la actividad agrícola.

Independientemente del uso que se le dé a las remesas en las comunidades de origen y


dentro del grupo doméstico, es indudable que generan una dinámica económica diferente.
Es en este punto en donde se centra el interés de este trabajo, el cual , a grandes rasgos
busca conocer de qué manera están siendo utilizadas las remesas de los migrantes en las
comunidades de estudio ubicadas en el centro del Estado de Veracruz, particularmente
aquellas destinadas a inversiones productivas de carácter agrícola, así como la incidencia
que tiene la experiencia migratoria en general sobre la transición de las comunidades de

5
origen hacia lo que se ha venido llamando “Nueva ruralidad”, discutiéndose los escenarios
actuales y futuros de los procesos agrarios y los campesinos.

De esta manera, la presente investigación constituye un estudio sobre el destino de las


remesas en tres comunidades rurales del centro de Veracruz en donde la dinámica
campesina ha sido modificada por la migración, a la vez que la migración ha sido
impulsada por las dificultades que enfrentan estas sociedades campesinas. Las comunidades
de origen aparecen entonces como sitios donde se mezcla lo moderno y lo tradicional ya
que, mediante las acciones y comportamientos de los migrantes, “como todas las
migraciones, al mezclar vidas, experiencias, costumbres y paisajes, el éxodo, a su manera,
moderniza” (Gilly, 1997: 56).

Considerando lo anterior los objetivos son:

Conocer el destino de las remesas en los grupos domésticos de estudio, distinguiendo


remesas salariales (familiares) y remesas de capital (productivas).

Identificar y comprender las circunstancias en que se da la inversión de remesas


encaminada a la producción agrícola, y sus posibles impactos en la economía de los grupos
domésticos.

Sobre esta base, se discute de qué manera la migración internacional influye en los
procesos de desagrarización-descampesinización de estas comunidades.

6
I. Migración internacional y Nueva ruralidad. Consideraciones sobre “lo
rural” y la migración campo-ciudad.

Este trabajo busca analizar la manera en que se están invirtiendo las remesas enviadas
desde los Estados Unidos hacia comunidades rurales del centro de Veracruz,
particularmente aquellas que se destinan a impulsar actividades productivas de carácter
agrícola. Con este propósito se pretende contribuir al debate actual acerca del papel que
pueden jugar las remesas en el desarrollo local, así como a las discusiones de más largo
aliento en torno a los procesos de desagrarización-descampesinización en el país, en
contextos que dejan entrever características de lo que se ha denominado como “Nueva
ruralidad”.

Para entender las circunstancias en las que se encuentran las comunidades rurales hoy en
día en nuestro país, se considera pertinente hacer una revisión, a grandes rasgos, sobre las
características que tradicionalmente las han distinguido para, sobre esta base, discutir las
situaciones que han ido modificando las características de lo que se considera como ‘rural’,
el quehacer agrícola, y demás actividades productivas enmarcadas en este contexto. De esta
manera, se pretende desglosar cuáles son, o se consideran, las características de la ‘Nueva
ruralidad’ y el papel que la migración hacia Estados Unidos tiene en este conjunto de
procesos, así como sus posibles efectos o implicaciones en las comunidades de origen.

Antes que nada, cabe señalar que los campesinos suelen ser definidos, según el diccionario
de antropología (2007: 95), como “productores agrícolas en pequeña escala, organizados en
unidades domésticas1, que dependen del trabajo familiar en una economía orientada a la
subsistencia”. Por su parte, Redfield (en Salas Quintanal, 2002) hace una diferenciación
entre quienes hacen uso de la tierra por su valor de uso [es decir aquellos que la cultivan a

1
A grandes rasgos, la ‘unidad doméstica’ se diferencia del ‘grupo doméstico’ en tanto que la primera se
compone del segundo; es decir que los miembros de la unidad doméstica son los integrantes de la familia,
también llamada grupo doméstico. La unidad doméstica es una unidad económica organizada para las labores
agrícolas de subsistencia que se basa en la producción y el consumo. El grupo doméstico que compone la
unidad doméstica está basada, por lo regular, en el matrimonio monógamo de familias nucleares o extensas.
(Notas de la clase ‘Parentesco y matrimonio’ impartidas por el Mtro. Juan Rodríguez López, 2010).

7
manera de subsistencia] y quienes la estiman por su valor de cambio [aquellos que reciben
remuneraciones por su cultivo], peasant y farmer respectivamente.

Una de las principales contribuciones de la antropología al estudio de las sociedades rurales


fue elaborar una teoría acerca del campesinado centrada en entender a un grupo de la
sociedad cuya subsistencia y permanencia depende de actividades y comportamientos que
varían del resto de los grupos de la sociedad, en sus actitudes, valores y sistema
cognoscitivo. Un ejemplo de ello es que la distribución de la tierra se gobierna por
relaciones de parentesco, mitologías, creencias, etc., atributos que muchas veces se alejan
de las motivaciones meramente económicas, que son las predominantes dentro de la lógica
capitalista (Salas Quintanal, 2002: 64).

Por largo tiempo, la economía de las comunidades rurales estuvo estrechamente relacionada
con la agricultura de subsistencia, conformándose de este modo por familias campesinas
organizadas en unidades domésticas. En estas sociedades, al interior del grupo doméstico se
experimenta una división sexual del trabajo, la cual consiste en el hecho de que las
actividades productivas y reproductivas se dividen entre los integrantes de acuerdo con el
género y la relación de parentesco que se tenga con el jefe de dicho grupo; es decir que se
asignan actividades diferentes dependiendo de si se trata de un hombre o una mujer, si se es
hija o hijo, yerno o nuera, etc. Asimismo, las actividades se dividen por ámbitos espaciales:
los hombres suelen realizar sus actividades económicas generalmente fuera de la casa [en el
campo, por ejemplo], en tanto que las actividades de las mujeres, regularmente se realizan
en el interior de la casa, exceptuando algunos casos [como aquellos cuando van a recoger la
leña al monte, o a acarrear agua de ríos o manantiales]. Esta descripción, de acuerdo con la
diferenciación de Redfield, cabe dentro de lo que él denomina peasant. Las comunidades
rurales que fueron abordadas para este trabajo, sin embargo, no cumplen del todo con las
características descritas líneas arriba.

Una descripción que se ajusta mejor a la dinámica que caracteriza a las zonas rurales se
puede entender a partir de lo que varios autores coinciden en señalar como los criterios
básicos para definir a los campesinos (Bryceson, 2000):

a) Un esquema agrícola que combina la producción de subsistencia con la producción


para el mercado;

8
b) Organización social interna basada en la mano de obra familiar, por lo que la
familia constituye la unidad de producción, consumo, reproducción, socialización,
bienestar y de diversificación de riesgos;
c) Subordinación de la comunidad a las autoridades estatales, así como a los mercados
regionales o internacionales, dando como resultado la extracción de excedentes y la
diferenciación de clases;
d) Actitudes tradicionales de conformismo y carencia de perspectivas.

A partir de los criterios mencionados, Bryceson sugiere entender al campesinado como


resultado de un proceso histórico donde el trabajo agrario se subordina a las fluctuaciones
del clima, de los mercados, las exacciones del Estado, a los regímenes políticos, así como a
las innovaciones tecnológicas, las tendencias demográficas y los cambios ambientales2
(Bryceson: 2000). Sin embargo, no se puede delinear con facilidad las características de lo
rural a partir de una definición del campesinado, puesto que la actividad agrícola del
campesino no es, estrictamente, sinónimo de rural, al menos no en la actualidad.
Geográficamente hablando tampoco se puede caer en la idea de que las comunidades
rurales, por sus definición territorial, son necesariamente campesinas o productoras
agrícolas; hoy en día, no existe la estrecha relación del lugar de trabajo con el lugar de
residencia.

Los procesos que han ido enmarcando los cambios en las definiciones de lo rural y el
campesino agrícola, desembocan en dos dinámicas que derivan en relevantes
transformaciones que dan pie a un ‘nuevo orden’ de la vida y el espacio rural: la
desagrarización y la descampesinización. La desagrarización se entiende como un proceso
de cambios sectoriales, en donde la producción agrícola marca un declive dentro de la
dinámica económica rural, y pasa a ser la actividad menos preponderante entre los hogares
económicamente activos, pero conjugándose con otras actividades productivas tanto del
sector secundario como del terciario (Bryceson, 2000; De Grammont: 2009). Por su parte,
la descampesinización se refiere a aquella población fluctuante entre el trabajo campesino,
que sustituye a la agricultura campesina por la agricultura de plantación, por ejemplo
(Bryceson, 2000); es decir, el proceso de descampesinización se profundiza con la
desaparición de un importante número de unidades de producción a causa del impulso de la
actividad agropecuaria a gran escala, agroexportadora y el agronegocio (De Grammont,

2
Traducción propia

9
2009; Bartra, 2011). Mientras que el proceso de desagrarización se da en términos
generales a nivel mundial, el proceso de descampesinización se da de manera particular
dependiendo de las circunstancias del espacio geográfico, así como de las circunstancias
políticas y económicas de cada lugar.

Recapitulando, no se puede caer en la determinación de que “las sociedades rurales son


grupos humanos cohesionados por el trabajo agrícola como actividad preponderante y
distribuidos geográficamente en configuraciones de baja intensidad poblacional” (Turok;
Salinas, 1988: 307), puesto que los criterios antes mencionados no siempre se cumplen,
dependiendo del proceso por el que estén atravesando determinadas áreas geográficas.
Estos cambios a la vez que han impulsado migraciones enmarcadas en los procesos
globales, las migraciones mismas han ido acrecentando la diversificación de las actividades
productivas dentro de los hogares en las zonas rurales, lo que a su vez se manifiesta en los
procesos de desagrarización y descampesinización. “Parece entonces justificado hablar del
tránsito de un mundo campesino agrario dominado por la producción agropecuaria y la
familia campesina, a un mundo rural en donde predomina el trabajo asalariado, la
migración y la familia no campesina” (De Grammont, 2009: 16). Características estas que
encajan más con la situación actual de las comunidades rurales.

Se considera que en las tres comunidades de estudio, la migración ha causado determinados


reacomodos dentro de los grupos domésticos campesinos, que repercuten de manera directa
en la base y organización económica de las familias y, como consecuencia, se diversifican
las actividades productivas de subsistencia.

Para entender la dinámica de la migración, se debe comprender primero la dinámica del


campo y la ciudad en términos económicos. En primer lugar, siguiendo a Paul Singer en su
libro Economía política de la urbanización, podemos figurar que las migraciones son
resultado de una necesidad que deriva de un proceso ‘natural’ [aunque parece forzado] el
cual se orienta a regular las condiciones estructurales de la economía.

De este modo, asumiendo la dicotomía rural-urbano, es posible comprender la movilización


de población rural hacia las zonas urbanas, y de un país ‘periférico’ a uno ‘central’, como
en el caso de México a Estados Unidos, por ejemplo.

10
De acuerdo con este autor, una característica primordial que distingue a ‘lo rural’, como ya
se mencionó, es que puede mantener una autosuficiencia alimentaria, en comparación con
lo urbano. De acuerdo con Singer, sólo en la medida en que el campo sea capaz de producir
un excedente, es cuando éste transfiere a la ciudad los alimentos necesarios para su
subsistencia, con lo cual se necesita la creación de instituciones sociales que intervengan en
dicha transferencia (Singer, 1979). Pero no sólo se transfiere el excedente de alimentos sino
que, a la vez, como relación intrínseca, se transfiere la mano de obra [es decir, personas]
para procesar dichos alimentos. La función de las instituciones sociales, entonces, es
mediar entre las libertades y restricciones que se tienen durante el proceso de transferencia,
lo cual implica una relación jerárquica entre ambas partes. De esta manera,

Las ciudades son las formas de residencia adoptada por aquellos miembros de la sociedad
cuya permanencia directa sobre el lugar del cultivo no era necesaria. Es decir, que estas
ciudades no podrán existir más que sobre la base del excedente producido por el trabajo de
la tierra. Son los centros a la vez religiosos, administrativos y políticos, y representan la
expresión espacial de una complejidad social determinada por el proceso de apropiación y
reinversión del excedente de trabajo (Castells, 1980: 18).

A partir de las movilidades que se dan del campo a la ciudad, es como se definen y
enmarcan estos conceptos y características que designan la realidad de cada uno de estos
espacios: lo ‘rural’ por un lado, y lo ‘urbano’ por el otro, a la vez que se identifican con lo
tradicional y lo moderno, respectivamente.

A estas alturas, ambas sociedades han perdido su centralidad, y en vez de ello han re-
surgido como sociedades rural-urbanas, pues con el fenómeno de la globalización y lo que
ésta conlleva, no sólo las sociedades rurales, sino las sociedades en general, expresan
diversos cambios que determinan su constitución actual. Debido a esto, resulta confuso
saber cuáles son los límites de las características que distinguen a cada una de ellas en un
contexto que se ha vuelto tan heterogéneo. Para el caso de la realidad rural, últimamente se
ha puesto en boga un concepto que aún no ha terminado de definirse en su totalidad, me
refiero al concepto de ‘Nueva ruralidad’.

11
1.1. Procesos y transiciones que enmarcan una Nueva ruralidad: ¿Desde dónde
surge el concepto?

Más que un enfoque, la Nueva ruralidad es un término con el cual los académicos han
designado a una realidad que ha ido brotando a partir de un conjunto de procesos a nivel
mundial, y que se reflejan, de manera directa, en las distintas sociedades. En este apartado
nos centraremos en explicar y tratar de comprender la dinámica actual de las zonas rurales,
del campo y de los campesinos, a partir de una serie de eventos que han transcurrido
durante las últimas décadas y que han ido modificando determinados aspectos de la
estructura rural. Con esto se pretende exponer lo que encierra el concepto de Nueva
ruralidad, con el propósito de contextualizar la movilidad de los habitantes de nuestras
comunidades de estudio hacia Estados Unidos.

En el apartado anterior se intentó aclarar que las sociedades rurales se han visto
modificadas en cuanto a su estructura, más que nada económica, y que sus características
obligan a abandonar esa ‘idea romántica’ que se tiene sobre ellas. Aunque pareciera que
siguen determinadas por las actividades agropecuarias, lo cierto es que han ido cambiando
con el paso del tiempo, salvo en algunos casos en donde aún se puede observar la
resistencia al cambio, como por ejemplo en algunas comunidades zapatistas3, las cuales,
mediante ‘acuerdos’ con el gobierno, han logrado emanciparse, hasta cierto punto, del
mercado neoliberal; sin embargo, son objeto de hostigamiento por su rebeldía. Este no ha
sido el caso de muchas otras comunidades indígenas y mestizas, pues los cambios son
evidentes y han sido inevitables y asumidos por la mayoría de sus habitantes. Así, diversos
factores han favorecido tales cambios haciéndolos más notorios, más diversificados y más
significativos.

Estos nuevos procesos y transformaciones que se han venido dando dentro del ámbito rural
surgen a partir de los cambios en las estrategias de desarrollo promovidas entre 1980 y

33
Estas comunidades zapatistas, a pesar de ser ‘autónomas’, no se escapan de los cambios ocasionados por el
capitalismo, la idea de desarrollo, y la idea de progreso. De alguna manera intentan ‘rescatar’ sus costumbres,
ideas, valores e identidad, aunque muestran, asimismo, casos de pluriactividad. De Grammont afirma que la
autonomía de los pueblos es parte de estos cambios que se expresan en el contexto de la nueva ruralidad
(2004; 289).

12
1990, cuando se pasa de una política impulsada por el Estado a un escenario donde
prevalecen las reglas del mercado; es decir que se pasa de una estrategia de desarrollo hacia
adentro a una hacia afuera. Es por esta razón que las sociedades rurales y su economía
experimentan una reestructuración (Kay, 2009). En este contexto, Kay analiza las
transformaciones ocurridas en el medio rural, incluyendo en ellas la importancia de la
migración y las remesas, así como la flexibilización y la feminización del trabajo rural,
entre otras. Surge entonces la necesidad de nuevos paradigmas que hagan referencia a estas
nuevas realidades, pues los ya establecidos se han debilitado, así como también los
conceptos de análisis económicos y sociales de las escuelas neóclasicas, marxistas y
neoliberales, y los conceptos dicotómicos campo/ciudad propios de la antropología (De
Grammont, 2004), además de ser necesario sobre esta base plantear las alternativas futuras
de los habitantes de estas comunidades rurales.

Específicamente, uno de los prolegómenos de estos nuevos contextos, es la crisis agrícola


que fue consecuencia del panorama mundial durante la década de los 70’s, repercutiendo en
el sector agropecuario de los países de la periferia en general y de América Latina en
particular, cuyos agricultores tradicionalmente cultivaban para el autoconsumo o para
mercados locales (Teubal; 2001). En México, en el lapso de los 40’s a los 70’s, durante el
periodo del milagro mexicano [cuyo énfasis se centró en el sector industrial, y como
consecuencia, el sector agrario fue discriminado], y durante el gobierno de Lázaro Cárdenas
concretamente, se elaboró una reforma con la cual el campesino se viera favorecido. Luego
de que el modelo de sustitución de importaciones no diera para más, se presentó un cambio
dentro de la estructura, tanto política como económica de México. En la década de los 70’s
comenzaron a notarse ciertos síntomas de la crisis económica que se diera en 1982. Se
debía, entonces, pensar en un modelo diferente que hiciera frente a una nueva etapa: la de la
globalización4.

Con la globalización, las relaciones entre el sector urbano y el sector rural se agrietaron,
afectando mayormente a los productores rurales, que se vieron aún más perjudicados con la

4
Desde un punto de vista económico, con el término ‘globalización’ nos referimos a lo que Immanuel
Wallerstein llama ‘economía-mundo’ o ‘sistema-mundo’ para Fernand Braudel como un proceso que marca la
interdependencia de los países unificando sus mercados; sin embargo, este término implica, asimismo, un
mundo sin fronteras con tendencias a la homogeneización, que incide en los esquemas culturales (Gónazales,
2000).

13
puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio [TLC] firmado entre Estados Unidos,
México y Canadá (Suárez y Zapata, 2007). Los resultados, de acuerdo con lo que
supuestamente eran los objetivos de dicho tratado, no fueron los esperados para el sector
agropecuario, por el contrario éste resultó ser uno de los menos beneficiados [es evidente
que el objetivo era precisamente perjudicar a los pequeños productores].

En el sexenio de Salinas de Gortari, con el pretexto de promover las reformas necesarias


para el desarrollo del sector agropecuario, se puso en marcha el Plan Nacional de
Modernización del Campo y se dan los lineamientos para eliminar la política proteccionista
y para la apertura comercial del sector. Para ello se promueve la reforma jurídica y los
cambios al artículo 27 constitucional y a las leyes y programas correspondientes para hacer
efectivas las políticas impulsadas por el gobierno, que en la práctica buscaban nuevas
formas de privatización. Como parte de las acciones políticas del salinismo se impulsa el
TLC […]. (Tarrío et al, 2007: 2)

El TLC establece un bloque comercial cuyos objetivos principales son la apertura


comercial, las oportunidades de inversión y la igualdad de acceso a los mercados, para
favorecer el comercio de productos, entre ellos los agrícolas, entre los países que lo
conforman. Este acuerdo fue firmado en 1993 y entró en vigor el primero de enero de 1994
como parte de una reforma neoliberal5 o contrarreforma, la cual consiste principalmente en
la abolición del proteccionismo para dar paso al libre comercio y la gestión de las empresas
privadas para la regulación del capital. Estos acuerdos se dan como parte de un ‘intento de
estabilizar la economía mexicana’ después de la crisis de 1982 cuando la deuda externa se
incrementó. En este punto, los pensadores neoliberales6 comenzaron a gestionar una serie
de reformas que han traído consecuencias serias para la nación mexicana. Este cauce que
tomó el país, a partir del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, perdurará hasta hoy,
trayendo como resultado, además de la devaluación de la moneda en 1994, una evidente
crisis del campesinado en el intento de crear una dinámica global en donde México tuviera
un lugar privilegiado.

5
“El neoliberalismo es una teoría de prácticas político-económicas, consiste en restringir el libre desarrollo de
las capacidades y de las libertades empresariales del individuo dentro de un marco institucional caracterizado
por derechos de propiedad privada fuertes, mercados libres y libertad de comercio, con muy poca
participación del Estado” (Harvey, 2005: 6).
6
En México los gobiernos neoliberales comenzaron en 1982 con Miguel de la Madrid. Durante su sexenio,
como estrategia para abrir la economía al mercado mundial, en 1985 el país ingresó al GATT (Méndez, 1998;
Rosas, 2001)

14
Debido a que no existe un organismo central que lo rija, el TLC favorece, sin duda alguna,
a los Estados Unidos de Norte América, ya que utiliza los recursos mexicanos [materias
primas y mano de obra barata] para producir sus manufacturas y regresarlas a México al
doble de precio. Lo que este tratado prometía a México para impulsar el desarrollo
económico, simplemente no se ha dejado ver. Las consecuencias han sido desfavorables
para el campo mexicano, más que para cualquier otro sector, pues las comunidades rurales
han quedado con muy pocas expectativas para seguir produciendo en el campo, lo que
genera una dinámica diferente en la economía rural en donde se buscan alternativas [entre
ellas la migración] para el sustento diario, mientras el capitalismo sigue devastando sus
recursos.

En las comunidades del Estado de Veracruz, las actividades agrícolas dejaron de ser la base
de sustento durante la década de los 80 como resultado de la instrumentación de políticas
neoliberales que indujeron al Estado a deslindarse de ciertas relaciones con los pequeños
productores (Córdova et al., 2008). Por estas razones, los campesinos se han visto en la
necesidad de buscar opciones de producción económica en otro tipo de actividades,
declarando que sus cultivos no llegan a ser suficientes para asegurar la subsistencia, y
denunciando la falta del apoyo estatal, lo que los hace sumamente vulnerables al carecer de
oportunidades para ofertar sus productos dentro del mercado e incluso los orilla a dejar de
producir para el autoconsumo. Lo cual repercute en la seguridad alimentaria, ya que,
después de ser México un país con un alto índice de exportaciones, ahora se ha convertido
en un país con altas cifras en la importación de alimentos, en su mayoría de los Estados
Unidos.

En la tabla 1 se puede observar que entre 1992 y 2000 México importa más productos
agrícolas de los que exporta, aun teniendo un porcentaje mayor en relación con Estados
Unidos en el nivel de empleo agrícola, lo que se observa con mayor claridad en la tabla 2,
la cual muestra que para el año 2000, de la Población Total, la Población Económicamente
Activa en México es considerablemente baja en comparación con la Población
Económicamente Activa de Estados Unidos, y en donde ésta última muestra un menor
índice de empleos agrícolas.

15
TABLA 1. Indicadores económicos agrícolas de México y Estados Unidos (1992-200).

PIB agrícola Empleo Exportaciones Importaciones


agrícola agrícolas agrícolas.

México 6.1% 22.6% 6.7% 7.8%

Estados Unidos 1.4% 2.8% 9.2% 4.0%

Fuente: cifras oficiales de la OECD, SAGARPA, tomado de SNITT, 2006.

TABLA 2. Población Económicamente Activa en México y Estados Unidos (2000).

Población total. PEA Empleo agrícola (%)

México 102,377,600 38,983,855 22.2%

Estados Unidos 275,562673 141,815,000 2.1%

Fuente: OECD, 2000; tomado de SNITT, 2006.

A partir de lo anterior, se hace necesario comprender cuál es el papel actual y las nuevas
funciones de estas sociedades rurales ante un escenario crítico para sus habitantes,
poniendo de relieve la pérdida de identidad, de población, de formas de organizarse y
muchas de las actividades ahí realizadas (Pérez C., 2001). En este contexto, la migración
juega un papel importante en las reconfiguraciones que se han dado a partir de los procesos
neoliberales, pues debido a la gran demanda de mano de obra barata por parte de los países
desarrollados y del despojo de tierras en las comunidades de origen, [así como la
incapacidad de obtener una parcela], las comunidades rurales tienden a perder su población
a causa de las migraciones, lo cual incide en la organización de la economía al interior del
grupo doméstico, así como en las actividades agropecuarias que han ido disminuyendo su
importancia como actividad primordial.

16
El retiro del Estado, la apertura comercial y la liberalización del mercado de productos
agropecuarios, si bien parecen haber significado un beneficio a corto plazo para una centena
de empresarios agroexportadores, han implicado un deterioro en la actividad productiva, en
el ingreso y en la calidad de vida generalizado para la mayoría de la población rural, la cual
ha tenido que recurrir, cada vez más, al trabajo migratorio nacional e internacional para
mantener a sus unidades domésticas, dejando de lado la producción agropecuaria, que en
todo caso se ha mantenido en un nivel de autosuficiencia, o bien, como un recurso del cual
disponer en caso de un imprevisto. (Contreras et al., 2007: 15)

Como consecuencia de estos procesos se tienen ahora comunidades que buscan de algún
modo amortiguar las dificultades por las que atraviesan, mientras encuentran la forma de
reorganizarse. Ahora lo que las caracteriza es una pluriactividad más acentuada; los grupos
domésticos que son plurifuncionales, difícilmente tienen un vínculo con las actividades
agropecuarias, sino que se dedican a otro tipo de actividades dentro del sector secundario
y/o terciario. Así, las familias campesinas que al mismo tiempo desarrollan actividades en
otros sectores más allá del agropecuario, pasan a ser una unidad de producción familiar
diversificada o plurisectorial (De Grammont, 2008), característica que se asocia a las
expresiones de la llamada Nueva ruralidad.

La idea de la Nueva Ruralidad en América Latina refleja en primer lugar el fracaso de la


idea de desarrollo impulsada por las instituciones internacionales encabezadas por el Banco
Mundial. Se creyó que se podía seguir el camino económico de los países ricos pero lo que
se logró fue una enorme polarización de la estructura económica latinoamericana con la
creación de un reducido sector de empresas exitosas por un lado y la ampliación de la
pobreza por el otro. (De Grammont, 2008; 39).

Para el estudio de la “Nueva ruralidad” varios autores han ofrecido alternativas desde las
cuales se puede abordar o desde las que está siendo abordado dicho fenómeno. De
Grammont (2008) alude la existencia de dos enfoques: el primero de ellos considera como
eje central las transformaciones económicas, sociales y políticas de la sociedad. El segundo
enfoque tiene como objetivo ofrecer alternativas sobre las actividades agropecuarias, la
pobreza, la migración, de manera tal que el campo cumpla con las funciones que se le
atribuyen en cada contexto [aunque aún no se tenga bien claro cuáles son esas funciones],
así mientras que “en Europa se enfatiza la conservación del medio ambiente, en América
Latina se busca, además, fomentar un desarrollo equitativo” (De Grammont, 2008: 26).

17
Por su parte, Kay (2009) apunta hacia dos sentidos desde los que ha sido abordada la Nueva
ruralidad, los cuales son necesarios para lograr una mejor comprensión de los alcances que
implica este concepto para América Latina. El primero, se refiere a la caracterización de las
transformaciones experimentadas por el sector rural como consecuencia de los procesos de
la globalización y la aplicación de las políticas neoliberales. Dentro de estas
transformaciones destaca el incremento en la diversificación actividades productivas y
fuentes de ingresos para los hogares rurales.

El segundo enfoque se ha asociado con formulaciones tales como las de Barkin (2001) y se
refiere a las propuestas de políticas diseñadas por los analistas, con el fin de superar las
consecuencias negativas del neoliberalismo y así apuntar a la implementación de políticas
alternativas a las neoliberales. Para esto, los ‘nuevos ruralistas’ plantean fomentar un
proceso de desarrollo centrado en la agricultura campesina, la sostenibilidad, la equidad, la
participación social, la descentralización, el desarrollo local, el empoderamiento
[especialmente de las mujeres], el empleo rural [especialmente para los jóvenes], la
agricultura ecológica, una mejor calidad de alimentos, una mayor diversidad, la promoción
de nuevos nichos de mercado y competitividad, entre otras actividades7.

Asimismo, desde la visión de la nueva ruralidad si bien la agricultura había sido la


actividad principal para proveer sustento económico a las familias campesinas, también es
cierto que hoy en día esta actividad ya no es redituable si no se cuenta con el apoyo del
Estado o de algún otro tipo de organizaciones, lo que explica la diversificación laboral. “En
términos porcentuales la población dedicada a actividades agropecuarias decreció de
39.39% en 1970 a 22.65% en 1990 y a 15.82% en el año 2000”. (Arias, 2005: 127).

De acuerdo con lo que nos enseña la etnografía, la nueva ruralidad en cuanto cambio
económico asociado a dinámicas de diversificación en sociedades rurales y economías
anteriormente orientadas hacia la agricultura, ha dado lugar a fenómenos de especialización
económica que pueden entenderse como procesos novedosos de desarrollo local. (Arias,
2005; 128-129)

7
Traducción propia.

18
A partir de los cambios ocurridos en este escenario, y la necesaria búsqueda de
oportunidades, la migración internacional ha crecido en importancia como una alternativa
de sustento en los lugares de origen; sin embargo, es dudoso su ‘tiempo de vida’, tal parece
que los migrantes deberán, en poco tiempo, pensar en otro mecanismo de solvencia
económica, pues cada vez se vuelve más difícil cruzar la frontera. Mientras tanto, este
fenómeno, ha jugado un papel preponderante en la reconfiguración económica de las
comunidades rurales, volviéndolas más diversificadas, por lo que resulta un tanto difícil
enmarcar su actual situación. De la misma manera, cabe destacar que, en un nivel más
amplio, los migrantes han sido vistos como los ‘héroes’ frente a estos cambios, no porque
sean vistos como agentes de su propio desarrollo, sino más bien por el papel que juegan las
remesas que envían o traen consigo a su retorno, ya que sin ellas la economía de México
estaría corriendo un grave riesgo. Sobre todo porque en este proceso, la gente de campo ha
encontrado la salida a su apremiante situación económica.

La migración no sólo ha traído beneficios económicos, sino que ha propiciado cambios


sobre los hábitos, costumbres e incluso los modos de vida en las comunidades de origen, lo
que repercute en la manera de actuar de los individuos en estos escenarios.

En este contexto de diversificación de actividades productivas y fuentes de ingresos en el


mundo rural, se hace necesario señalar los diversos enfoques o teorías desde donde se han
realizado estudios de la migración, los cuales intentan comprender los factores que la
favorecen, así como las características que presenta en cada región y sus consecuencias. A
partir de un bosquejo de las varias posiciones que explican la migración, se planteará aquel
enfoque que nos sirva de pilar para abordar el objetivo de este trabajo, el cual se centra en
el uso de las remesas en las comunidades de origen en el contexto de la nueva ruralidad,
particularmente aquellas destinadas al ámbito agropecuario, y sobre esta base discutir su
posible implicación en el desarrollo local, y el papel de los actores sociales en el campo.

El fenómeno de la migración es un proceso cuyas dificultades teóricas impiden que pueda


ser explicado y analizado de manera precisa en las múltiples disciplinas que lo estudian,
pues engloba aspectos sociales, culturales, económicos, ideológicos, estructurales,
funcionales y demográficos [por mencionar algunos], que requieren especial atención. A
pesar de esto, existen diversas teorías que intentan explicar las movilidades, desde varios

19
niveles y con diferentes unidades de análisis dependiendo del interés específico que tenga
una investigación desde alguna disciplina en particular.

De acuerdo con la gráfica 1, resulta probable que la causa de la migración en el caso de


México, tenga como principal objetivo salir en busca de un empleo (INEGI, 2010). A este
respecto, “para los miembros de los hogares rurales mexicanos, la migración es una
estrategia de supervivencia que ocurre en determinadas fases del ciclo doméstico”8 (Arizpe
en Brettell 2000: 101).

GRÁFICA 1. Distribución porcentual de la población migrante internacional.

La población que emigra hacia otros países lo hace, en mayor número, entre los 20 y los 34 años de edad, le
siguen los jóvenes de entre 15 y 19.
En los menores de 15 años y los mayores de 50 el porcentaje disminuye, lo que demuestra que la migración se
hace primordialmente por cuestiones laborales FUENTE: INEGI. Principales resultados del Censo de
Población y Vivienda 2010.

Desde la sociología o la antropología, la migración va más allá de un mero flujo de


personas o trabajadores; más bien, su enfoque se basa en “la conformación de un circuito
transnacional de circulación de bienes materiales y simbólicos a través del cual se enlazan
las localidades de origen con los asentamientos de destino, conformando una sola gran
comunidad transnacional” (Rouse; Smith y Guarnizo, en Canales, 2008: 15-16). Dentro de

8
Traducción propia.

20
este enfoque se enmarca lo que se ha dado a conocer como ‘cultura de la migración’ 9; es
decir que para llegar a considerar a las comunidades en donde el flujo migratorio es
relevante como comunidades transnacionales, se requiere de todo un acervo de
introyecciones culturales de quienes forman estas redes sociales. Lo cual no aplica en
muchas de las localidades en donde existe el flujo migratorio meramente como una
alternativa de subsistencia ‘mientras se estabiliza la economía’, aunque es posible que en
las comunidades de estudio para este trabajo se perciban determinadas características de
una cultura de la migración en tanto que se han llegado a conformar redes que permiten la
continuación de las movilidades como parte de una estrategia de subsistencia.

En conjunción al estudio de esta ‘cultura de la migración’ (Kendel y Massey, 2002) se


encuentran los análisis centrados en las ‘determinantes económicas’ implícitas en la
recepción de remesas en los hogares de las comunidades de origen, y las funciones que
éstas cumplen a partir del uso que se les da. Diversos estudios han reportado que en el país,
de manera genérica, las remesas se destinan al gasto diario y mejoras en la vivienda
(Munzele, 2009; Canales, 2008; Suárez y Zapata, 2007; Torres, 2007); y pocas veces se
destinan a la inversión productiva.

Puesto que el objetivo que nos encauza a esta investigación desemboca en el análisis de las
remesas como inversión productiva, y específicamente en actividades agropecuarias,
rescataremos la dimensión económica a nivel micro que implica el proceso migratorio, pero
dentro de una dinámica macro. Para esto es necesario indagar sobre posibles posturas que
sean apropiadas para dicho análisis.

En el artículo de Caroline Brettell (2000) Theorizing Migration In Anthropology: The


Social Construction of Networks, Identities, Communities, and Globalscapes, se propone
articular el análisis de dos dimensiones de la migración [el nivel micro y el nivel macro], a
partir de dos enfoques que ahí mismo se plantean: el de la teoría de la modernización y la
perspectiva histórico-estructuralista. La teoría de la modernización supone que la migración
podría contribuir al desarrollo económico, tanto en los países expulsores como en los países
receptores. Por su parte el enfoque histórico-estructuralista propone como unidad de

9
Véase: Kendel, William y Douglas Massey (2002). The Culture of Mexican Migration: A Theoretical and
Empirical Analysis. Social Forces. The University of North Carolina Press. Pp. 981-1004.

21
análisis el mercado global, las políticas económicas tanto nacionales como internacionales,
y particularmente el desarrollo capitalista, asumiéndolos como los causantes de los flujos
migratorios10.

En el nivel micro, se puede considerar la migración como un fenómeno básicamente de


condición laboral (Canales, 2008), en tanto que la migración podría entenderse como parte
de las múltiples actividades laborales para asegurar el ingreso familiar, pues “las propias
comunidades reconocen, de manera explícita, una creciente incapacidad para sostener a sus
sociedades con los ingresos provenientes exclusivamente de sus propias producciones
agrícolas [y más aún sin recibir incentivos estatales para su desarrollo]; en todas partes se
comenta la creciente importancia de las remesas de parientes que están en otras partes y de
dinero y productos traídos por otros, quienes trabajan en labores no rurales”. (Barkin, 2005:
64).

Por otra parte, Massey et al. (2000) describen varios enfoques desde los cuales se puede
abordar el tema de la migración, como por ejemplo “la economía neoclásica, la nueva
economía sobre la migración, la teoría de los mercados duales de trabajo, y la teoría del
sistema mundial”. Esta última, cuyo máximo representante es Immanuel Wallerstein, ve “la
inmigración como una consecuencia natural de la globalización económica y de la
penetración del mercado a través de las fronteras nacionales”; es decir que, en esta época de
globalización, es casi imposible no pensar en las movilidades a nivel local, nacional e
internacional de individuos en busca de mejores condiciones de vida a falta de
oportunidades dentro de sus comunidades de origen. Esto, como consecuencia de la
instrumentación de políticas neoliberales con las cuales, los menos beneficiados han sido
los habitantes de las sociedades rurales, al no poseer los medios de integración al mercado
internacional que el Estado debería otorgar. En este margen, la migración internacional se
da hacia los países desarrollados, en donde los individuos generalmente encuentran con
‘mayor facilidad’ un empleo ‘mejor remunerado’ que en su propio país.

La teoría de los mercados duales de trabajo supone que la migración es estimulada por una
fuerte demanda de trabajo inmigrante por parte del país receptor (Massey et al., 2000). Esto
se debe a que en los países desarrollados se requiere, más que nada, la fuerza de trabajo
10
Traducción propia.

22
que generalmente los migrantes están dispuestos a realizar, ya que las industrias cuentan
con empleados oriundos que invierten capital, mas no con empleados que reciban bajas
remuneraciones por la mano de obra. De esta manera se crea un vínculo laboral entre
ambos países, resultando beneficiado aquel que explota la mano de obra, Estados Unidos en
este caso.

Por otro lado, el enfoque desde la economía neoclásica se basa en la diferenciación salarial
y laboral entre países, el expulsor y el receptor, razón por la cual, este punto de vista
concibe la movilidad de las poblaciones como una decisión personal para maximizar el
ingreso (Massey et al., 2000).

Por lo que respecta al enfoque de la nueva economía sobre la migración, ésta considera “la
migración como una decisión familiar tomada para minimizar los riesgos al ingreso
familiar o para superar restricciones de capital en las actividades productivas familiares”
(Massey et al., 2000: 7). Es decir que, bajo este enfoque, la migración se considera como
una mera estrategia de subsistencia que familias de las comunidades rurales adoptan
mientras se estabilizan económicamente; es decir, mientras el Estado vuelve la mirada
hacia ellos.

Tanto el enfoque de la teoría del sistema mundial, como el de la nueva economía de la


migración, ofrecen estos dos puntos de vista, desde el nivel micro [motivos familiares] y
desde el nivel macro [causas estructurales], con los cuales se puede observar el fenómeno
de los movimientos migratorios hacia los países desarrollados y lo que ocurre en las
comunidades de origen. El enfoque desde la perspectiva de la teoría del sistema mundial
enfatiza en el nivel macro de la migración, por lo que permite un mayor entendimiento
sobre la raíz que ha dado origen a los actuales procesos particulares de cada país
englobados en un todo, mientras que la nueva economía de la migración centra su atención
en un nivel micro, el cual ofrece la comprensión de los procesos a nivel local con sus
respectivas particularidades.

Las transformaciones drásticas de las sociedades sólo pueden entenderse examinando la red
de interrelaciones en que se encuentran inmersos todos los individuos de una época y
observando los pequeños cambios significativos en la manera de vivir y de pensar que se
van dando a lo largo de muchas generaciones. (Correa, 2000: 317)

23
No podemos entonces, hacer referencia a los microprocesos sin referirnos a las condiciones
a nivel macro en que están inmersos, pues es el contexto general de donde surgen. Así, para
fines prácticos respecto a este trabajo, se pretende abordar la migración a partir del nivel
micro, desde esta perspectiva de la nueva economía de la migración, puesto que es la
inversión de remesas lo que se propone como unidad principal de análisis para esta
investigación. No obstante, la teoría de los sistemas mundiales, será de utilidad para
contextualizar el escenario [a nivel macro] en que surgen las movilidades humanas, las
nuevas maneras de concebir lo rural y las alternativas que emanan, en este marco, para que
los habitantes de estas zonas rurales amortigüen las dificultades económicas que enfrentan,
y dar pie a una discusión sobre las alternativas en el ámbito rural.

24
II. Marco teórico-metodológico.

2.1. La migración y la migración de retorno desde la perspectiva del análisis de los


sistemas-mundo, y la recepción de remesas desde la nueva economía de la
migración.

Hasta aquí se han descrito diversas formas de concebir lo rural, a los campesinos, a la
migración y a los procesos que se engloban dentro del término de nueva ruralidad, a
continuación se asientan las bases teóricas que enmarcan el estudio aquí expuesto.

La perspectiva wallesteniana a partir del análisis de los sistemas-mundo, será el marco de


referencia para abordar el fenómeno de la migración, pues para entender este tipo de
movilidades humanas es necesario comprender todo el proceso global en el cual se llevan a
cabo y no únicamente el de la región estudiada. El complemento de nuestro análisis se dará
a partir de la teoría de la nueva economía de la migración la cual nos ayudará a aterrizar
nuestros resultados finales, a través de un análisis sobre el uso de las remesas en las
comunidades de origen de los migrantes.

La perspectiva del análisis de los sistemas-mundo sugiere una revisión de los sucesos a
partir de cuatro ejes complementarios:

a. El eje histórico crítico,


b. El eje del análisis crítico de los principales acontecimientos y procesos del 'largo
siglo XX',
c. El eje del estudio de la historia más inmediata y el ejercicio de la definición de los
posibles escenarios prospectivos,
d. El eje de la reflexión epistemológica crítica (Wallerstein, 2005).

Sin embargo, para realizar el análisis de esta investigación, de los cuatro ejes que propone
esta perspectiva serán tomados en cuenta dos. El primero corresponde al inciso ‘c’ los
procesos más recientes del siglo XX, en donde, en conjunción con el tema aquí tratado, se
abre una discusión en torno a los escenarios actuales y futuros de las comunidades de

25
estudio; asimismo, el cuarto eje marcado con el inciso ‘d’, en relación con la aportación
crítica sobre el entendimiento de las sociedades rurales y el campesinado.

Sobre el primer eje, se han sentado las perspectivas a lo largo del capítulo primero,
mientras que el capítulo de la etnografía y el capítulo de análisis enmarcarán el otro eje
articulador de la perspectiva wallersteniana, en donde se discutirá la situación campesina, y
en donde, a su vez, se analiza el uso de las remesas desde esta perspectiva de la nueva
economía de la migración con el fin de descifrar la función que cumplen en los escenarios
que las perciben, tanto en la comunidad de origen, como directamente a los grupos
domésticos.

En el siguiente apartado se describirán los conceptos que serán analizados en el último


capítulo de este trabajo.

2.1.1. La migración como estrategia de sustento enmarcada en el proceso de la Nueva


ruralidad.

El interés principal de este apartado se centra en contextualizar las movilidades humanas


como parte de una transición que experimentan las comunidades rurales a partir de un
proceso mucho más complejo como el de la globalización, dentro del cual se enmarcan las
recientes políticas de desarrollo que han perjudicado a las poblaciones agropecuarias con la
apertura de los mercados internacionales. Este será el punto nodal que nos llevará a las
reflexiones de lo “nuevo” en el ámbito rural, y de la migración internacional como una de
las alternativas de subsistencia que los habitantes de estas zonas ha encontrado, formando
parte de las expresiones de la “Nueva ruralidad” en las tres comunidades centrales del
estado de Veracruz que han sido consideradas aquí.

Ante los procesos de cambios que se ha venido gestando a lo largo de las últimas décadas,
las comunidades rurales se han visto afectadas en diversos ámbitos de su estructura social
y, más que nada, económica. Lo que ha llevado a los habitantes rurales a plantearse
alternativas de sustento que les permitan hacer frente a sus dificultades económicas. La

26
migración, a pesar de haber existido desde hace ya varias décadas dentro de la región de
nuestro interés, se ha transformado de una de carácter regional e inter-regional a una
migración predominantemente internacional laboral-indocumentada, como respuesta a estos
cambios y a las turbulencias económicas por las que atraviesa el país, con las que resultan
afectados aquellos quienes viven del campo.

Los cambios a los que nos referimos [como ya se mencionó] son consecuencia de las
políticas neoliberales instrumentadas en los albores de la globalización, las cuales han
repercutido de manera sobresaliente en la movilidad poblacional hacia los países
desarrollados, enmarcándola como consecuencia de los planes de desarrollo propuestos en
este mismo margen, a partir de la década de los 80’s cuando en México comienza el
periodo de gobiernos neoliberales con el presidente Miguel de la Madrid.

El medio rural ha experimentado cambios muy importantes en los últimos cuarenta años, en
los distintos continentes y con efectos muy diversos por región y por país. Pero puede
hablarse en términos generales de tres grandes cambios:
a. Demográficos: como resultado del éxodo masivo en los años sesenta y setenta,
tanto en Europa como en América, y el fenómeno de la "contra-urbanización" en algunos
países europeos en los años setenta.
b. Económicos: que se originan por el declive de la agricultura y, en algunos países,
por la nueva visión que el mundo urbano tiene del medio rural, que ha dado lugar a una
mayor diversificación.
c. Institucionales: debido a la descentralización política que pretende dar mayor poder
a lo local y lo regional, obviamente con desarrollos desiguales en los distintos países y
continentes, y a la supra-nacionalización de la política agraria, de manera especial en la
Unión Europea (Ceña en: Pérez C. 2001: 20).

Son estos cambios los que han alterado las formas de producción y reproducción social, e
incrementado las diversas maneras de obtener ingresos en estas zonas campesinas. Lo
anterior facilitará la comprensión de las razones que llevan a los sujetos de estudio a tomar
la decisión de migrar. De la misma manera, será el eje que nos conducirá a percibir las
intenciones que tienen los migrantes al momento de invertir sus remesas.

Considerando así a esta migración como parte de los procesos que caracterizan a la Nueva
ruralidad, generada por la globalización y las políticas impuestas por el neoliberalismo, a
partir del fracaso de las políticas de desarrollo, se pueden entender diversos hechos que
acontecen en las poblaciones de origen de migrantes hacia Estados Unidos.

27
Así pues, centrando la importancia de estas movilidades recientes como síntoma o
expresión de la nueva ruralidad, éstas se vuelven parte de una “estrategia de subsistencia
del grupo familiar” (Kay, 2009), lo cual repercute en las responsabilidades que
corresponden al Estado, en materia de desarrollo y disminución de la pobreza en
comunidades marginadas, pues la migración se convierte en una fuente importante de
entrada de divisas a través de las remesas, lo que para el gobierno resulta provechoso. Es
entonces cuando, encima de ocuparse por cubrir sus necesidades substanciales, los
migrantes llegan a considerase ‘agentes de desarrollo local’, pues existe la opción de
canalizar los fondos provenientes de las remesas para impulsar la productividad de sus
cultivos, a través de programas instrumentados por diversas instituciones, que finalmente
suceden y operan bajo la misma lógica capitalista. Sin embargo, no es el objetivo analizar
la funcionalidad de estos programas.

Es pertinente señalar que los procesos migratorios, generalmente son abordados a partir de
sus efectos a nivel macro, por lo que los datos minúsculos, sobre los cuales se pretende
aterrizar aquí, son con frecuencia marginados por los estudiosos de la materia. Es necesario,
asimismo, hacer una diferenciación sobre los macroprocesos que implica el fenómeno de la
migración de los microprocesos a los que responde el destino de las remesas, en concreto.
Es decir, además de las causas [estructurales] que orillan a la gente a migrar, existen los
motivos [individuales] que llevan a la gente a tomar la decisión de migrar (Singer, 1979).
Lo mismo sucede en el caso de las remesas y su inversión, veremos que es evidente que el
uso de éstas va más de la mano con estos microprocesos, al ser parte de una alternativa de
subsistencia del grupo doméstico en las comunidades de origen, debido, entre otras cosas, a
todo lo que implica la experiencia migratoria y la repercusión sobre el migrante y su
familia, dado que la migración puede generar cambios en los imaginarios culturales y en las
percepciones de la vida y la cultura (Freyermuth, 2009), sobre todo al retorno de los
migrantes.

El retorno de migrantes a sus comunidades de origen se da por varias circunstancias que,


lejos de ser una opción, más bien parece ocurrir por motivos de arraigo hacia la tierra que
los vio nacer, además de que el distanciamiento de la familia les produce un fuerte
sentimiento de nostalgia. Aunque en algunos casos se da por razones personales [no

28
precisamente sentimentales], por deseos o ilusiones que se tienen de intentar salir adelante
desde su hogar, junto a la familia, aunque aseguren muchos de ellos, que el ‘otro lado’ les
ofrece más alternativas en el rubro económico11. Este se considera un motivo por el que
pocos migrantes son imaginados como agentes de desarrollo al retorno de su experiencia
migratoria. De hecho, Van Hout y Davis (2008) señalan que últimamente se ha hecho
énfasis en que el lado positivo del retorno puede estar ligado al desarrollo del país de
origen12.

Lo que declara el enunciado anterior no es característica propia del retorno, sino de todo el
proceso migratorio, pues no sólo los que retornan sino también aquellos que permanecen en
Estados Unidos y envían remesas, así como los migrantes pendulares13, pueden estar
interesados en establecer los medios para una economía sólida en sus propias comunidades
[aunque esto no sea parte de un plan de desarrollo como tal, o como el gobierno pretende
que sea], o simplemente alcanzar un nivel estable de autosuficiencia al interior del hogar.
Lo que está en tela de juicio es si realmente el desarrollo está en manos de estos actores
sociales, o es mera demagogia política. Al respecto,

En 2003 el ministro holandés para la integración y asuntos de los migrantes, Rita Verdonk,
propuso que la cooperación para el desarrollo debería considerarse como una estrategia con
la influencia de los migrantes. El ministro de la cooperación para el desarrollo, Agnes van
Ardenne, escribió en un memorándum político que, aunque la migración y la cooperación
para el desarrollo no son lo mismo, están en estrecha relación; por lo cual, sugiere que un
retorno viable puede ser posible a través de la cooperación para el desarrollo. Además de
que el retorno sostenible podría contribuir al progreso. No obstante, mientras la política de
los migrantes de retorno se aplica en gran medida a lo largo de Europa Occidental, poco se
sabe sobre cómo los migrantes se las arreglan para rehacer sus vidas de nuevo al volver, ni
mucho menos cómo contribuyen al desarrollo14. (Van Houte y Davis, 2008: 1411.1412)

En este sentido, varias agencias de gobierno se han dado a la tarea de fomentar un


‘adecuado’ uso de las remesas, mediante la instrumentación de programas de ayuda, con los
que guían a los migrantes y sus familias hacia un mejor manejo de sus ingresos obtenidos

11
Lo cual se percibió en los resultados de las entrevistas realizadas en campo durante el año 2010, en las
comunidades de origen.
12
Traducción propia.
13
Se denominan ‘migrantes pendulares’ a aquellos migrantes que van y vienen de Estados Unidos a sus
comunidades de origen en intervalos de tiempo relativamente largos.
14
Traducción propia.

29
en Estados Unidos. Para el caso de México, sobresalen los programas de gobierno como el
3x115, el cual no fue abordado en este trabajo, pues no es nuestro objetivo evaluar el
funcionamiento de éste. Además de que no obtuvimos datos que corroboraran su
funcionalidad en las comunidades aquí estudiadas.

Por otro lado, el retorno no asegura la reinserción inmediata en tareas económicas en las
comunidades de origen. Muy al contrario, los migrantes que no traen en mente un plan, o
proyecto laboral, corren el riesgo de sentirse improductivos y se les complica la obtención
de un empleo que les sea satisfactorio. En ocasiones la solución frente a esta situación es
considerar nuevamente la migración.

En la gráfica 2 se exponen los principales motivos por los que los migrantes de retorno que
fueron entrevistados en las tres comunidades [Las Lomas, Texín y San Isidro] deciden
regresar a sus lugares de origen, después de residir por un periodo de tiempo relativamente
largo en Estados Unidos.

15
“El Programa 3x1 para Migrantes apoya las iniciativas de los mexicanos que viven en el exterior y les
brinda la oportunidad de canalizar recursos a México, en obras de impacto social que benefician directamente
a sus comunidades de origen. Funciona con las aportaciones de clubes o federaciones de migrantes radicados
en el extranjero, la del Gobierno Federal –a través de Sedesol-, y la de los gobiernos Estatal y Municipal. Por
cada peso que aportan los migrantes, los gobiernos Federal, estatal y municipal ponen 3 pesos; por eso se
llama 3x1”.
http://www.sedesol.gob.mx/es/SEDESOL/Programa_3x1_para_Migrantes

30
GRÁFICA 2. Motivos de retorno en las tres comunidades.

41%

23%
21%

8%
6%

1%

Deportación Nostalgía de la Falta de dinero Inicio de Enfermedad Otros


familia o empleo proyecto en
México

Elaboración propia con datos obtenidos de las 86 entrevistas realizadas a migrantes de retorno durante el
trabajo de campo, 2010 para el proyecto CONACYT Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social
en las localidades de origen ante la migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una
perspectiva de género. Número de convenio 109304.

Como se puede observar, el retorno no es precisamente parte de un plan para promover de


nuevo la actividad agrícola como vía de desarrollo o medio de subsistencia al volver a la
comunidad de origen; sin embargo, en los pocos casos encontrados que serán abordados
más adelante la decisión surge durante el proceso de ‘reinserción laboral’ que sucede al
retorno. En algunos casos los migrantes que se establecen de manera permanente en
Estados Unidos [y que no tienen intenciones de volver] envían remesas a sus familiares
con el propósito de invertir en el campo. En este último caso es posible hacer referencia a
procesos de ‘feminización de las actividades productivas’ en las comunidades de origen,
pues las mujeres, generalmente esposas o madres de los migrantes, no sólo emprenden
varios tipos de negocio, además de ser las encargadas del hogar y el cuidado de los hijos,

31
sino que también se vuelven actores principales de la producción agrícola, aunque sea ésta
únicamente para el autoconsumo.

Así, el retorno puede suceder o no, dependiendo de los propósitos que el migrante y su
familia tengan, así como de la forma de organizarse a partir de estos nuevos patrones de
reacomodo en la economía doméstica derivados de la movilización hacia Estado Unidos.
Muchos deciden permanecer en ‘el otro lado’ y seguir enviando remesas; otros alternan sus
estrategias de sustento, yendo y viniendo de Estados Unidos a sus comunidades de origen.

Para este trabajo, los migrantes de retorno merecen especial atención respecto a las
inversiones que realizan con las remesas obtenidas en Estados Unidos, precisamente porque
la experiencia migratoria engloba aspectos tanto económicos como sociales y culturales que
influyen en su comportamiento y en la manera de percibir los sucesos que experimentan en
su comunidad de origen, así como en el lugar de recepción a donde se dirigen cuando
toman la decisión de migrar. Se observará que las decisiones que toman para la inversión
de remesas se dan a partir de un ‘análisis’ que ellos mismos, ya sea consciente o
inconscientemente, realizan sobre su situación en términos económicos que, no obstante,
contienen en su esencia rasgos culturales de gran relevancia.

En resumen, la inversión de remesas en la producción agrícola no está esencialmente ligada


al retorno de los migrantes; sin embargo, fueron estos actores nuestra base de análisis, por
todo lo que conlleva la experiencia migratoria, las expectativas que tienen a su retorno, y
las implicaciones que esto tiene sobre el uso que se le da a las remesas.

2.1.2. Las remesas: entre la productividad y la subsistencia.

Dentro del estudio de la migración el tema de las remesas ha sido abordado desde
diferentes ámbitos, sin embargo varios de los autores concuerdan que aún no existe una
clara definición en torno al destino de las remesas. Por lo tanto, pretender enmarcar
teóricamente este concepto resulta difícil. Si bien, se puede definir, desde varios puntos de
vista, lo que las remesas pueden representar para las comunidades de origen de los

32
migrantes, así como también lo que significan a nivel individual, dependiendo de las
funciones asignadas.

Las remesas aumentan los ingresos de los receptores e incrementan las reservas en divisas
de su país. Si se invierten, las remesas contribuyen al crecimiento de la producción; si se
consumen, generan efectos multiplicadores positivos. Por tanto, las remesas compensan
algunas de las pérdidas de producción que puede sufrir un país en desarrollo debido a la
migración de sus trabajadores altamente calificados. (Munzele, 2009: 16)

Las remesas han sido de suma importancia dentro del rubro económico, no sólo a nivel
micro sino a nivel macro [aunque no se estudie el impacto de las remesas en sí, sino todo lo
que engloba el proceso de la migración] pues son la segunda entrada más importante de
ingresos al país, después del petróleo. Entre enero de 2007 y marzo de 2011 ingresaron al
país 98 mil 756 millones de dólares por concepto de remesas de migrantes que viven en
E.U., y tan sólo en el primer trimestre del 2011 la recepción de remesas en el país fue de 5
mil 98 millones de dólares. (La Jornada, mayo 6, 2011). Cabe mencionar que el número de
inmigrantes mexicanos en E.U. ha aumentado considerablemente. Según un estudio de la
Dirección de Servicios de Investigación y Análisis de la Cámara de Diputados, 11 millones
900 mil ciudadanos de este país residen en el país vecino. (La Jornada, mayo 6, 2011).

Las remesas han sido una vía por la cual las familias de los migrantes han podido subsistir
ante el nivel de pobreza dentro de las comunidades de origen. Una de las principales
necesidades que satisfacen las remesas es el gasto diario al interior del hogar; fuera de ello,
la función de las remesas ha sido considerada de varias formas, a partir del uso que se hace
de ellas, de ahí la importancia del impacto que causan tanto en las comunidades de origen,
como en el país en general.

Dependiendo del uso y de hacia dónde son dirigidas las remesas, para su estudio ha sido
necesario clasificarlas.

Desde la macroeconomía podemos recuperar algunos modelos analíticos que nos permiten
entender y dimensionar el peso e impacto de las remesas, dependiendo del carácter
específico que ellas asuman. Analíticamente, con base en estos modelos podemos establecer
una distinción entre dos grandes categorías: por un lado las llamadas remesas salariales
(familiares), y por otro las llamadas remesas de capital (productivas). (Canales, 2008: 12)

33
Para este trabajo se pretende abordar, de manera primordial, el tipo de remesas productivas
pues, básicamente, el interés es entenderlas como formas de inversión que puede, o no, ser
considerada como vía posible para el desarrollo de las comunidades de origen y destacar si
realmente cumplen con esa función. El tipo de remesas familiares serán consideradas para
establecer un margen de diferenciación entre ambas categorías y analizar el peso de cada
una de las dos opciones: es decir, considerarlas como una alternativa de subsistencia y/o
una vía para el desarrollo de las comunidades. Más adelante veremos si es aplicable el
concepto de remesas productivas en las comunidades estudiadas. Primero trataremos de
entender qué implica una y otra categoría.

a). Las remesas como agentes de desarrollo.

Como Canales (2008) ha planteado, las remesas enviadas por los migrantes a las
comunidades de origen han sido frecuentemente consideradas como una posible alternativa
para el financiamiento del desarrollo local, por lo que, en este caso, se consideran como
“remesas de capital (o productivas) y corresponden a diversas formas de inversión privada
o social, que no pasan por el presupuesto familiar” (Canales, 2008: 13).

Para analizar esta posibilidad es necesario considerar que, desde el punto de vista
evolucionista, la idea que prevalecía a mediados de siglo era que el desarrollo podría
llevarse a cabo sólo mediante la industrialización. Los países desarrollados propusieron,
entonces, conducir a los países subdesarrollados las técnicas y los medios para iniciar con
su propio desarrollo. Para lograr dicha propuesta era necesaria la intervención del Estado
para dirigir a la sociedad a la etapa final del desarrollo. Sin embargo, a finales de los
setenta, la crisis del Estado de bienestar en los países industrializados, y por consiguiente
del modelo de desarrollo e industrialización de las economías latinoamericanas, conlleva
una nueva configuración espacial y social de la desigualdad y la exclusión económica. De
ahí que surjan nuevos significados y alcances para la propuesta de ‘desarrollo local’
(Ramírez M. y S. González, 1999).

34
El desarrollo local es el deseo de que el propio medio inicie un proceso de desarrollo, que
desemboque en una economía regional próspera basada en las iniciativas y los
conocimientos de sus habitantes y de las empresas de la región. Idealmente el desarrollo
local lleva consigo una reducción en la dependencia de la región a los gobiernos y los
agentes económicos de la región (Polése en: Ramírez M. y S. Gonzáles, 1999: 110).

En este sentido, el desarrollo local se entiende como la iniciativa de salir adelante desde las
propias comunidades, a partir de los recursos con los que se cuenta, siempre y cuando sea
en conjunción con organismos o instituciones que incentiven el desarrollo. Así, M. Ramírez
y S. González (1999) consideran que una de las iniciativas que se puede tomar en cuenta
como vía para el desarrollo local es el aprovechamiento y la reorientación de las remesas de
migrantes enviadas a sus comunidades de origen. En este punto cabe preguntarse si las
remesas son realmente una alternativa viable para impulsar el desarrollo en las
comunidades de origen.

Tal parece que los gobiernos locales se han ido desentendiendo de su participación como
agentes y promotores del desarrollo, debido a la falta de mecanismos con los que puedan
financiar proyectos y apoyar a los habitantes que buscan impulsar el desarrollo de sus
propias comunidades. Siendo lo anterior consecuencia de la apertura de la economía
nacional a las tendencias de los mercados internacionales y las crisis económicas que ésta
trajo consigo, tomando así, como alternativa de financiamiento, las remesas de los
migrantes (Ramírez M. y S. González, 1999).

Por otro lado, el efecto multiplicador que las remesas pueden tener al activar el
funcionamiento de la economía local en conjunto sucede, por ejemplo, cuando se invierte
en la construcción de casas habitación pues se incentiva automáticamente a los fabricantes
de materiales para la construcción en general (Ramírez M. y S. González, 1999). Lo que
importa en este punto, no es precisamente este posible ‘efecto multiplicador’, sino más bien
la posible dinámica que las remesas pueden lograr como medio de desarrollo, como varios
organismos estatales han venido suponiendo.

Una posibilidad es que los migrantes y sus familias se vean encaminados a invertir en sus
parcelas o en compras de terrenos y fincas para el desarrollo de su productividad, buscando

35
y experimentando con diferentes tipos de cultivo, más que nada de temporal, para lograr
una producción perenne.

El enfoque sobre el impacto de las remesas y el papel de los migrantes en el desarrollo es


coherente con los principios que sustentan las nuevas políticas de desarrollo y combate a la
pobreza impulsada en la última década. A diferencia del carácter asistencialista que estaba
impregnado en las anteriores políticas de combate a la pobreza, este nuevo enfoque traslada
el eje de atención a la promoción de una correcta gestión de los activos y recursos de los
pobres para que ellos mismos enfrenten y superen su situación de pobreza y vulnerabilidad.
Según este enfoque, los pobres pueden ser los protagonistas del proceso de desarrollo
porque cuentan con los recursos necesarios para tal fin, entre ellos las remesas16. En todo
caso, tan sólo necesitan aprender a usarlos y gestionarlos correctamente. (Canales, 2008:
39).

Este discurso demagógico referente al impacto de las remesas sobre el desarrollo local/rural
al que varios organismos como el Fondo Monetario Internacional [FMI], Banco
Interamericano de Desarrollo [BID], Organización para la Cooperación y Desarrollo
Económicos [OCDE], Banco Mundial, entre otros, han prestado atención, ha causado una
serie de debates en torno a su pertinencia; sin embargo, no parecen haber suficientes
fundamentos empíricos que prueben la viabilidad de este enunciado. Incluso si existieran
casos en los cuales las remesas, en efecto, son una vía adecuada para el desarrollo, el
Estado no tendría por qué deslindarse de las responsabilidades que tiene con estos grupos
sociales.

b). Las remesas como estrategia económica de subsistencia.

En parangón con la idea de que las remesas pueden ser una vía alternativa por la que se
puede llegar al desarrollo, se encuentra una posición que asume la función de las remesas
como una mera estrategia con la que los grupos domésticos de las comunidades afectadas,
con toda la reestructuración económica, han contado a través del envío y la recepción de las
mismas a manera de salario, y con las que pueden asegurar su producción y reproducción.

16
Subrayado mío.

36
Las remesas salariales (o familiares) corresponden a transferencias directas para su uso
familiar, ya sea para el consumo (remesas salario) para ser ahorradas en función de un
consumo familiar futuro, o para casos de emergencias familiares, o bien para sustentar los
gastos de la reproducción de los usos y costumbres familiares que implican la reproducción
de sus relaciones culturales (Canales, 2008: 12).

De esta forma, las llamadas remesas familiares o salariales, a diferencia de las productivas,
se destinan fundamentalmente al gasto diario de la unidad doméstica. Brettell (2000)
retoma esta idea de Holmes, quien asume a la migración [y por consiguiente a las remesas]
como una estrategia que ha permitido a las familias campesinas persistir en el siglo XX.

En un sentido muy vago, las estrategias son, según el diccionario de la Real Academia, el
“conjunto de las reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento”. Por un lado,
las llamadas estrategias de subsistencia están enmarcadas dentro de la acción social17, en
respuesta a la crisis global, y son fruto de una contingencia a la que los campesinos se han
visto enfrentados en sus comunidades rurales ante una ruptura en la estructura de su
economía local. En este sentido “la subsistencia se basa en un intercambio precario de
mano de obra contra dinero” (Lomnitz, 2003: 11) que supone una decisión individual. Por
su parte, las estrategias de supervivencia, que son para Gustavo Esteva “un dispositivo
provisional, transitorio, que permite irla tirando y resistir… mientras pasa el chaparrón”
(1988: 321), implican la totalidad de un sistema de relaciones sociales (Lomnitz, 2003), por
lo que la acción, en este sentido, “va acompañada de representaciones simbólicas
enraizadas en una ética histórica colectiva que los actores inevitablemente incorporan a su
acción” (Moguel y Moreno, 2005: 144). Se tiene, entonces, que estas estrategias permiten
mantener la producción económica de los grupos domésticos, así como su reproducción
social.

17
Para Max Weber la acción es la conducta que posee un <<significado subjetivamente intencional>>.Ello
entraña para Weber, que la conducta humana intencional tenga que explicarse por parte de la sociología
teniendo en cuenta significados subjetivos, además de las condiciones objetivas en las que se produce. Según
Weber, las causas de la acción de los seres humanos deben explicarse de acuerdo con las intenciones que las
inspiran y las consecuencias esperadas por ella, es decir, su propósito. La acción social para Max Weber
“quiere decir una acción tal, que se relaciona con la conducta de los demás según el sentido atribuido por el
actor o por los actores y está orientada a ella en su desarrollo” (Weber en, Luckmann; 1996; 21), por lo que se
deben comprender los motivos y significados que mueven al sujeto o actor (Diccionario de sociología, 2006;
5).

37
A partir de lo anterior y tomando como punto de partida los objetivos para este trabajo, se
puede deducir que los motivos por los que se ha acrecentado la migración, básicamente,
corresponden a la precaria situación económica ocasionada por el descuido que el Estado
ha tenido respecto al campo. Además, de que éste ha dejado de lado los proyectos para
impulsar el desarrollo rural, mediante los cuales es posible emprender las actividades
agropecuarias que solían ser la principal entrada económica de los hogares rurales. En este
punto, la mayoría de los migrantes aseguran que de no ser por el trabajo y las
remuneraciones obtenidas en el ‘otro lado’ sería casi imposible lograr construir una casa,
comprarse un coche, apoyarse con el gasto diario, o seguir trabajando la tierra, entre otros.
Al respecto, Moguel y Moreno (2005: 156) señalan que “la contingencia, origen de la
vulnerabilidad de los pueblos, puede ser reconvertida en opciones de desarrollo local y en
fuente de generación de identidad”.

La migración a Estados Unidos sigue siendo de índole económica pero su fin, más que la
estricta sobrevivencia, atiende a otra racionalidad que tiene que ver con la elevación de la
calidad de vida y con la búsqueda de oportunidades, que lleven a cumplir metas específicas
de acumulación. (López, 1988: 294)

Aunque los cambios ocurridos a partir de la crisis agropecuaria estén insertos dentro de un
proceso global, el Estado debería atender a las carencias de las comunidades afectadas;
como esto no ha sido así, los actores sociales dentro del escenario rural se han convertido
en protagonistas al planear sus propias estrategias para sobrellevar las dificultades
económicas, y han sido ellos quienes implementan nuevas formas de mantener una base
económica llevadera, asegurando su reproducción en un escenario, por más, crítico.

38
2.2. Consideraciones metodológicas.

El trabajo de campo correspondiente a esta investigación se realizó en distintas etapas,


debido a que está inmerso en un proyecto de mayor envergadura. Para esto fue necesario
establecer parámetros antropológicos que nos permitieran el acercamiento a la realidad en
la que se encuentran nuestros objetos de estudio.

El tipo de investigación que ha caracterizado a la antropología, y que la distingue de otras


disciplinas, requiere del desarrollo de una metodología y de técnicas particulares que
favorezcan un clima adecuado para el acercamiento entre las partes. Las aproximaciones
cualitativas son privilegiadas sobre las cuantificaciones estadísticas porque, en gran medida,
el objetivo antropológico no es la demostración de un fenómeno por su recurrencia en
términos de frecuencias numéricas, sino la aprehensión del significado que un grupo social
específico confiere a sus formas concretas de vida. (Córdova, 2003; 23).

Tal como se menciona en el texto arriba citado, hemos dado mayor peso a la información
que nos proporciona los datos cualitativos, para elaborar una interpretación sobre los
testimonios proporcionados durante la investigación de campo. Aunque los datos
cuantitativos cobran gran importancia para ilustrar la dimensión de nuestro fenómeno
estudiado.

En las siguientes líneas se hará un recuento sobre los pasos seguidos durante este proceso
para obtener la información empírica. Cabe señalar que la información se recabó a través de
una etnografía realizada en las comunidades de nuestro interés.

Hacer etnografía es como tratar de leer (en el sentido de "interpretar un texto") un


manuscrito extranjero, borroso, plagado de elipsis, de incoherencias, de sospechosas
enmiendas y de comentarios tendenciosos y además escrito, no en las grafías
convencionales de representación sonora, sino en ejemplos volátiles de conducta modelada
(Geertz, 1996: 24).

El primer acercamiento a nuestros sujetos de estudio se dio a partir de la revisión de


encuestas y bases de datos capturadas durante el proyecto anterior Migración Internacional,
alternativas de desarrollo y manejo de recursos naturales por género en comunidades
cafetaleras del Centro de Veracruz, dirigido por la Dra. Rosío Córdova Plaza y la Dra. Ana

39
Isabel Fontecilla Carbonell del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la
Universidad Veracruzana y financiado por Fondos Mixtos del Gobierno del Estado -
CONACYT, con número de convenio 68330, y por Internacional Development Research
Centre de Ottawa, Canadá, con número de convenio 105046 -001.

En estas encuestas, elaboradas por los integrantes de dicho proyecto, identificamos el


nombre de los migrantes, o bien de sus familiares [cónyuges, hijos, padres etc.], sin tomar
en cuenta a los migrantes nacionales, es decir, aquellos que migraron a Tijuana, Sinaloa,
Mexicali, La paz y la Ciudad de México. De esta manera, se elaboró una lista con los datos
encontrados [con nombres, números de vivienda, identificación de los migrantes, etc.] que
permitió el primer contacto con la gente de las comunidades, lo cual dio pie a un rastreo en
bola de nieve18 para localizar los demás casos de migrantes e identificar a aquellos que ya
habían regresado.

En la tabla 3 se muestra el total de hogares que fueron encuestados, así como el número
total de migrantes encontrados y el número total de migrantes encuestados en las tres
comunidades durante el proyecto arriba mencionado.

TABLA 3. Número total de hogares, migrantes y encuestas realizadas por comunidad,


durante el proyecto Migración Internacional, alternativas de desarrollo y manejo de
recursos naturales por género en comunidades cafetaleras del Centro de Veracruz, 2008.

Comunidad Hogares Migrantes Migrantes


encuestados
Las Lomas 164 63 59
Texín 112 53 39
San Isidro 97 46 30
Total 373 162 128

Elaboración propia con datos tomados del proyecto CONACYT-68330

18
Esta técnica consiste en que cada individuo en la población nombre a otros individuos en la población, los
cuales tienen la misma probabilidad de ser seleccionados. A los individuos que son escogidos, se les pide
nominar a otras personas. Para adquirir un grupo de estudio que se aproxime a una muestra aleatoria, una
condición muy importante es que el primer grupo de encuestados (en la etapa cero) debe ser seleccionado
aleatoriamente. El supuesto subyacente es que, los miembros de la población escondida no viven en completo
aislamiento, es decir, tienen por lo menos una “red social” con la cual es posible contactarlos.

40
Terminado el registro con los nombres de los migrantes de retorno de las tres comunidades,
se realizaron las entrevistas y se aplicó la encuesta con los instrumentos que anteriormente
se habían elaborado; así surgieron más nombres y casos de migrantes de retorno que se iban
registrando para su localización.

La entrevista es un intercambio verbal que nos facilita reunir los datos con base en
preguntas relacionadas con un tema en específico. Se trata del encuentro cordial entre un
entrevistado y un entrevistador, o bien de un emisor y un receptor; este encuentro
interpersonal permite recuperar información del pasado que no han sido observadas
directamente. Por su parte, la encuesta es un instrumento que nos ayuda a identificar las
dimensiones del problema y sus características generales, lo que facilita la descripción del
fenómeno observado (Galindo, 1998). El tipo de levantamiento, en este caso, fue personal.

Parte de la información se recabó durante los periodos de trabajo de campo realizados entre
mayo y diciembre de 2010, en temporadas de aproximadamente un mes cada una, en las
comunidades de Texín, municipio de Teocelo; Las Lomas, municipio de Coatepec; y San
Isidro, municipio de Jilotepec, todas ellas ubicadas en el centro del Estado de Veracruz. En
estas comunidades se llevó a cabo, en una primera etapa del trabajo de campo, la aplicación
de una encuesta19 y entrevistas a profundidad20 en casos de familias que declararon tener
migrantes de retorno21, cuyo contenido abarcaba temas sobre: la experiencia laboral, la
experiencia migratoria, la relaciones sociales, motivos de la migración y de retorno,
adquisición o propiedad de tierras, entre otros.

El número total de migrantes de retorno registrados en las tres comunidades fue de 104, de
los cuales 18 se mostraron indispuestos y 86 accedieron a la entrevista y a la encuesta. El
número total de entrevistas realizadas es de 89 debido a que, en algunos casos, se realizó
entrevista, pero no se aplicó la encuesta. En la tabla 4 que se presenta a continuación, se

19
Se realizaron un total de 86 cuestionarios en los grupos domésticos que contaban con migrante(s) de
retorno. El número total de migrantes de retorno registrados fue de 104, sin embargo, no se pudo aplicar
encuesta ni entrevista en 18 de estos casos.
20
Se realizaron 89 entrevistas en total, debido a que el material de la encuesta no estaba disponible en esa
etapa del trabajo de campo.
21
En ocasiones la encuesta y la entrevista se realizó a familiares del migrante de retorno (hijo[a], madre, o
padre), debido a que el migrante se encontraba trabajando. Aunque la mayor parte de veces se logró encuestar
y entrevistar al migrante de retorno.

41
detalla el número de migrantes de retorno localizados y el número de migrantes de retorno
encuestados por comunidad.

TABLA 4. Número total de migrantes de retorno localizados y encuestas realizadas por


comunidad.

Comunidad Migrantes de retorno Migrantes de retorno


localizados encuestados
Las Lomas 30 23
Texín 39 34
San Isidro 35 29
Total 104 86

Elaboración propia con datos obtenidos del proyecto: Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social
en las localidades de origen ante la migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una
perspectiva de género, 2010, número de convenio 109304.

Al concluir la temporada de campo se codificó la información obtenida en la encuesta de


acuerdo con los temas y se vació en las bases de datos, con el fin de organizar en cifras la
información acumulada de manera cuantitativa, al tiempo que se iban transcribiendo las
entrevistas para obtener los datos cualitativos.

Después de terminar la transcripción de entrevistas, lo que prosiguió fue el análisis de las


mismas, es decir, se elaboró un ‘código’ referente a los temas tratados en el guión, y se
vació la información en carpetas, cada una con la etiqueta temática correspondiente para
organizar los datos obtenidos y de esta manera facilitar la búsqueda en lo que respecta a las
referencias de los datos empíricos. Se enumeraron todas las entrevistas, que suman un total
de 89 entre las tres comunidades, se organizaron en una base de datos con información
básica de su contenido y se elaboró un catálogo con contenido relevante de cada una de las
entrevistas.

Con la aplicación de la encuesta se obtuvieron datos cuantitativos para ilustrar en cifras la


situación migratoria, económica, de organización, envíos e inversiones de remesas, entre
otras, de las comunidades antes mencionadas. En el caso de las entrevistas, se tuvo como

42
objetivo obtener los datos cualitativos, con el fin de indagar lo que la gente piensa y cree
sobre el tema, así como su propia experiencia como migrantes.

En una segunda etapa del trabajo de campo, la cual se hizo a finales de febrero y principios
de marzo de 2011, se realizaron un total de 9 entrevistas de las 16 personas [migrantes] que
declararon haber invertido las remesas en actividades agropecuarias. El contenido de estas
entrevistas abarcó únicamente el tema de inversiones en actividades agropecuarias [monto
aproximado de la inversión, cantidad de tierra adquirida, motivos por los que se decidió
invertir en el campo, tipos de cultivo en el que se invirtió, uso que se le da, el encargado de
administrar los cultivos, participación de la familia, entre otros].

TABLA 5. Número total de hogares, migrantes de retorno encuestados y número de


migrantes que declararon invertir en el sector agropecuario.

Comunidad Hogares Migrantes de retorno Inversión


agropecuaria
Las Lomas 164 23 3
Texín 112 34 7
San Isidro 97 29 6
Total 373 86 16

Elaboración propia con datos obtenidos de los proyectos CONACYT: Migración Internacional, alternativas
de desarrollo y manejo de recursos naturales por género en comunidades cafetaleras del Centro de Veracruz
(2008), número de convenio 68330; y Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social en las
localidades de origen ante la migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una
perspectiva de género (2010), número de convenio 109304.

En el caso de Las Lomas, se registraron un total de 30 migrantes de retorno, se logró


entrevistar y encuestar a 23 de ellos. De estos 23 migrantes, únicamente 3 declararon haber
invertido las remesas en actividades productivas en el campo; de estos 3 casos se realizaron
2 entrevistas, encontrando un caso muy interesante de inversión en el campo, el cual será
abordado en el capítulo IV.

En la comunidad de Texín se registraron un total de 39 casos de migrantes de retorno, de


los cuales 34 fueron entrevistados y encuestados. De los 34 migrantes entrevistados, 7 de

43
ellos declararon haber invertido las remesas en tierras para el cultivo. Posteriormente, se
realizaron entrevistas a 3 de ellos, para obtener datos específicos sobre tal inversión y sobre
los motivos por los que decidieron invertir en esta actividad.

En la comunidad de San Isidro el total de casos de migrantes de retorno fue de 35, de los
cuales 29 fueron entrevistados y encuestados, y sólo 6 declararon su inversión de remesas
en actividades agropecuarias. Sin embargo, durante la práctica de campo para la realización
de entrevistas sobre este tema, 3 de ellos afirmaron no haber invertido en tierras para el
cultivo, uno declaró haber invertido en un lote, pero para construcción, y solamente uno
reafirmó la inversión en tierras para el cultivo de café.

Se realizó un registro fotográfico de fincas, parcelas y pequeños solares, para plasmar la


evidencia de tales inversiones. Aunque se presentaron dificultades al momento de obtener
información, pues los migrantes se negaban a responder las preguntas relacionadas con el
dinero y la cantidad de tierras obtenidas. En la mayor parte de casos esto se debía a la
desconfianza o al temor de ser investigados por elementos del gobierno; o bien, temían ser
delatados ante los demás habitantes de sus comunidades, lo cual podría ocasionarles
problemas. A pesar de los obstáculos se logró cumplir parte del objetivo.

No todas las entrevistas y encuestas se aplicaron directamente a los migrantes, hubo


ocasiones en que se tenía que recurrir a sus familiares debido a que, los migrantes se
encontraban trabajando. En estos casos, quienes facilitaban la información eran,
regularmente, las esposas o las madres de los migrantes.

En general, la mayoría de la gente tuvo buena disposición para responder las preguntas,
sobre todo cuando se trataba con mujeres [esposas, hijas o madres de los migrantes],
quienes se sentían con más confianza de responder y platicar. Sin embargo, hubo casos en
los que se suspendió la realización de entrevistas y se tuvieron que reestructurar los
guiones de entrevista para poder obtener la información, específicamente para obtener datos
numéricos sobre las remesas y los motivos por los que los migrantes deciden invertir en el
campo.

Durante el proceso de recopilación de datos se presentaron dificultades de diferente índole


tales como la indisposición de algunas personas para dar información. En otros casos, en

44
los que sí se realizaron las entrevistas, hubo quienes no accedieron a cierto tipo de
información en temas específicos como aquellos relacionados con sexualidad, pertenencias,
propiedades, ingresos, remesas, entre otras, debido a diferentes motivos como pena,
desconfianza, temor. Incluso, en algunos casos, se tuvo que presentar la credencial de
elector para que los informantes se sintieran en confianza.

Esta parte práctica del proyecto pudo ser más difícil de no haber existido un proyecto que lo
antecediera, pues facilitó el trato con los habitantes de las comunidades quienes reconocían
el proyecto anterior. Gracias a ello los habitantes de los tres poblados respetaban nuestra
labor, e identificaban el proyecto; mostraron interés en responder las preguntas [salvo en
casos excepcionales] y colaboraron de manera significativa.

45
III. Describiendo la transición hacia una neo-ruralidad de tres
comunidades del centro de Veracruz: Las Lomas, San Isidro y Texín.

Las comunidades rurales en el centro del estado de Veracruz se caracterizan por ser
sociedades campesinas, pues hasta hace algunas décadas la principal fuente de sustento
económico se basaba en las actividades agropecuarias tales como el cultivo de la caña y el
café, principalmente. Sin embargo, durante las últimas décadas sus habitantes han
enfrentado dificultades económicas debido a la crisis agropecuaria que se dio a partir de los
años 70, lo que se refleja en las diferentes formas de subsistencia que han adoptado en los
años recientes.

Para la elaboración de este trabajo se han considerado tres comunidades ubicadas en esta
parte central del estado de Veracruz: Las Lomas, Coatepec; Texín, Teocelo; y San Isidro,
Jilotepec. En estas localidades el flujo migratorio es considerablemente alto a causa de las
dificultades económicas.

46
a). Las Lomas, Coatepec.

Las Lomas es una pequeña comunidad localizada en el municipio de Coatepec, en la parte


montañosa del centro del estado de Veracruz de Ignacio de la Llave, se encuentra a una
altura de 1143 metros sobre el nivel del mar. Para el 2010 la población de Las Lomas era de
un total de 1,541 habitantes, de los cuales 753 son hombres y 788 son mujeres (INEGI;
2010).

Este poblado se encuentra a un kilómetro adentro de la desviación de la comunidad de


Puerto Rico, aproximadamente a siete kilómetros de la carretera federal Coatepec-Xalapa,
vía Las Trancas. Limita al norte con el ejido de Pacho Viejo, al sur con la hacienda de
Tuzamapan, al este con pequeñas propiedades, al oeste con el río Sordo y la hacienda La
Orduña, y al suroeste nuevamente con el río Sordo y el ejido El Grande. (Domínguez,
2009).

Fuente: Google Earth, 2011.

47
b). Texín, Teocelo.

La comunidad de Texín se localiza en el Municipio de Teocelo, también en el Estado de


Veracruz de Ignacio de la Llave, se encuentra a una altura de 1270 metros sobre el nivel del
mar, con una latitud de 19°21’57”, y una longitud de 097°00’11” (INEGI; 2010).

La localidad cuenta con 1,041 habitantes, según los datos arrojados durante el censo de
población y vivienda de 2010 del INEGI; del número total de habitantes, 509 son hombres
y 532 son mujeres. (INEGI; 2010).

Entrada a Texín, 2010.


Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

48
Fuente: Google maps, 2011.

c). San Isidro, Jilotepec.

La colonia de San Isidro es parte de una pequeña conurbación ejidal que incluye a La
Concepción y la Colonia San Martín. Esta agrupación de localidades constituye al
asentamiento del ejido de La Concepción que está ubicada en el municipio de Jilotepec,
en el centro del estado de Veracruz de Ignacio de la Llave. Se encuentra a una altura de
1150 metros sobre el nivel del mar, con una latitud de 19°36’23”, y una longitud de
96°54’26”; colinda al noreste con El Espinal, al sur con El Pueblito, al oeste con Vista
Hermosa, al este con San Juan, al noroeste con San Pablo y al sureste con Tenampa y
Tronconal. (Salas, 2009). Cuenta aproximadamente con 1,390 habitantes.

Pasando Banderilla, antes de tomar la carretera hacia Puebla, está la desviación que
conduce a Naolinco. Sobre esta carretera montañosa, y después de haber pasado el
municipio de Jilotepec, se toma la desviación hacia La Concepción en donde se encuentra
la colonia de San Isidro, no sin antes pasar por las comunidades de Linda Vista 1 y Linda

49
Vista 2. La carretera que nos conduce a nuestro destino se caracteriza por sus peculiares
curvas rodeada de cerros, que regularmente se recubren con la espesa neblina característica
de esta zona.

Fuente: Google maps, 2011.

3.1. Etnografía de los espacios.

Conforme lo que se pudo observar durante el trabajo de campo, estas comunidades [Las
Lomas, Texín y San Isidro], en primer lugar, están habitadas por gente mestiza. Segundo,
que estas familias mestizas, en general, no están organizadas en unidades domésticas como
las referidas con anterioridad [al menos no en todos los casos], lo cual rompe con un
modelo que se asumía como característico de lo rural, ligado a un origen indígena, y que
fuera esta condición de familias extensas co-residentes organizadas para realizar las
actividades económicas para el sustento. La mayor parte de familias22 en nuestras
comunidades de estudio están compuestas por el matrimonio monógamo, y co-habitan en la

22
Me refiero aquí a ‘familia’ como una familia nuclear compuesta por el esposo, la esposa, y sus hijos.

50
misma casa únicamente el matrimonio con sus respectivos hijos. Aunque también se
pueden exceptuar algunos casos, pero son realmente muy pocos los que cumplen con la
característica de una familia extensa23. A pesar de estas condiciones, la familia ---extensa o
no y la agricultura, en estas comunidades estudiadas, siguen en la dinámica laboral de
subsistencia, y en pocos casos, en la dinámica productiva de la cual obtienen beneficios
extras, aunque ya no es la actividad primordial.

Las casas habitación en estas comunidades cuentan generalmente con paredes y techo de
concreto, pisos de loza y puertas de madera o herrería. Son excepcionales las casas cuya
construcción es a base de madera y láminas como techo y piso de cemento o tierra, y éstas
sobresalen en las partes más alejadas de la comunidad. La mayoría son viviendas modestas,
aunque pueden notarse algunas un tanto más ostentosas, que regularmente pertenecen a
aquellos quienes han migrado.

Estas casas modestas se caracterizan por ser de un solo piso, distribuidas, la mayoría de
ellas, por dos o tres piezas. Estas piezas funcionan, una como recámara en donde se enfilan
camas o catres, dependiendo el caso, y otra pieza como cocina-comedor; en general,
cuentan con un solo baño que se ubica ya sea fuera o dentro de la construcción, esto en las
casas con dos piezas. Las de tres piezas poseen las mismas características, la única posible
diferencia es que existe un espacio para la sala, la tercera pieza. Aunque, en estas casas
puede ser que la sala esté en el mismo espacio que el comedor, o bien que la sala se
encuentre en la pieza de la recámara.

Al ingresar a estas viviendas lo primero que se puede observar son las recámaras, y algunas
sillas para recibir a las visitas. Las camas están, como ya se mencionó, enfiladas; si se trata
de una pareja sin hijos, sólo se podrá observar una cama matrimonial, si se trata de un
matrimonio con hijos, entonces hay dos o tres camas, a veces las camas se separan o
dividen con un ropero. Otras veces frente a la[s] cama[s] sobresale algún ropero e incluso
vitrinas, en donde están colocados diversos objetos, entre ellos la televisión, el aparato de
sonido [estéreo], muñecos, portarretratos; y en las vitrinas hay platos, vasos, sartenes,

23
Las familias extensas, por su parte, están compuestas por “una serie multigeneracional de familias
nucleares que por lo general viven como un grupo doméstico común”. (Diccionario de antropología, 2007:
233).

51
cacerolas. En las paredes cuelgan, a manera de adornos, fotografías, imágenes de santos,
gorras, y objetos que parecen ser recuerdos de alguna boda, XV años o bautizos, relojes de
pared, entre otras cosas.

Las casas más vistosas se caracterizan por ser estructuras más elaboradas y mejor
distribuidas espacialmente, pero no se escapan de esa manera peculiar en que los habitantes
de las comunidades suelen colocar los objetos que atavían sus viviendas, de acuerdo con lo
observado durante nuestras visitas. Estas casas, que sobresalen fácilmente al recorrer las
comunidades de estudio, son construcciones de dos pisos, aunque hay una que otra con tres
pisos. Durante el tiempo que se realizó el trabajo de campo, fuimos testigos del proceso de
construcción de algunas de estas viviendas. Después de haber empezado el trabajo de
campo y aún sin visitar muchas de los hogares, ya podíamos distinguir a quién [es]
pertenecían dichas construcciones, generalmente eran de familias donde había algún
migrante.

Calle principal de San Isidro, 2010.


Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

52
Por lo observado durante nuestras visitas a estas localidades, pudimos percatarnos de las
diferencias que hay entre una vivienda en donde hay migrantes y una en donde la gente ha
permanecido sin salir de su pueblo. En las casas en donde la construcción o remodelación
se ha dado a través de la recepción de remesas de los migrantes, existe cierta particularidad
en el estilo de la arquitectura. Regularmente los migrantes adoptan las características de las
casas del lugar en donde residen o residieron en Estados Unidos, y de cierta manera
intentan reproducir el modelo en su comunidad de origen, por lo que se vuelven un tipo de
casas híbridas, combinadas con el estilo local y el estilo norteamericano. Pocas casas
cuentan con pequeñas parcelas en donde cultivan alimentos para el autoconsumo; los
propietarios y jornaleros que trabajan en el campo, regularmente tienen sus parcelas o
fincas lejos de su casa.

Texín, 2010.
Fotos por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

La distribución espacial de las viviendas está más relacionada, por lo que se conoce, con el
estilo de las casas urbanas; es decir, cada espacio está destinado para un uso en específico,
y las divisiones están más marcadas: la sala, el comedor, la cocina, las recamaras, el baño o
los baños, la cochera, etc. Sin embargo, lo que caracteriza a este tipo de viviendas híbridas
es la manera en que se disponen ciertos objetos decorativos y, aún más que eso, los bienes
materiales que la integran. Hay un caso, y un hogar, en específico en la comunidad de Las
Lomas que nos llamó mucho la atención, debido a que el migrante de retorno en ese

53
momento estaba desempleado, volvió de Estados Unidos con muy pocos ahorros [según su
testimonio] y no tenía interés alguno en invertir o buscar algún trabajo para poder subsistir;
no obstante a su total apatía durante la entrevista, lo curioso fue con lo que nos
encontramos al ingresar a su casa. Esta casa, la de Margarito Arrieta, es de un solo nivel. La
construyó con el dinero de las remesas, pues antes de migrar “vivíamos en una casita de
pura madera, ora sí que de tabla, y la cocina era de carrizos… y con nylon para que no
entrara el frio”, nos comentó el migrante.

De su casa, únicamente pudimos conocer una pequeña parte, en dónde realizamos la


entrevista. En esa parte, la sala, están dispuestos dos sillones, un librero que hacía, a la vez,
de vitrina pues en él habían acomodados libros, revistas, además de osos de peluche,
fotografías… frente al sillón más grande se podía apreciar una mesa de madera sin barniz y
sobre ella una pantalla de plasma de aproximadamente 50 pulgadas y una consola de x-box
[o play station] con sus respectivos controles. En las paredes colgaban, por un lado, la
bandera de Estados Unidos y, por el otro, gorras y banderines de equipos gringos de
beisbol, porque el señor se volvió aficionado a este deporte durante su estancia en Seatle,
en Washington, Estados unidos. Este, me parece, podría ser un ejemplo de las casas y
familias en un contexto neo-rural.

Son pocos los migrantes que no han construido grandes casas, pero la mayoría de éstas se
distinguen por lo que hay dentro de ellas, y en las tres comunidades resaltan este tipo de
viviendas híbridas. Quizá en Texín sea menos expresiva la mezcla de estilos, sin embargo,
en la parte baja de la comunidad hay, por ejemplo, dos o tres construcciones cuya fachada
es singularmente de estilo norteamericano. No tuvimos la oportunidad de entrevistar a sus
habitantes y, por consiguiente, no pudimos entrar a estas casas, pero, en efecto, pertenecían
a migrantes, según testimonios de los vecinos.

Las tres comunidades cuentan con todo tipo de servicios como sistema de drenaje, luz, agua
potable, señal de telefonía celular [en puntos estratégicos], servicio de teléfonos fijos,
servicio de transporte que conecta a los habitantes con otras comunidades, o bien con zonas
urbanas. Texín fue la única comunidad en donde encontramos que cuenta con tomas de
agua que bajan directamente de los manantiales [en temporada de calor suele ser escasa].
Observamos también escuelas primarias, secundarias, y preescolar; sin embargo, quienes

54
asisten a la preparatoria tienen que salir de la comunidad, ya sea a Coatepec o a Xalapa en
el caso de Las Lomas; a Teocelo, para el caso de Texín; y a Xalapa, Naolinco o Jilotepec en
el caso de San Isidro. De igual manera, para realizar estudios universitarios, por lo regular
los estudiantes viajan todos los días para acudir a las escuelas de nivel superior. Hay un
centro de salud en cada comunidad que les brinda atención médica.

Su economía agrícola se basa, principalmente, en el cultivo de la caña y el café, y en el caso


de Texín se dedican, pocos de sus habitantes, a la ganadería. Aunque muchos de ellos han
optado por realizar otro tipo de actividades productivas. Algunos de los pobladores se
dedican a poner establecimientos de distintos tipos, dentro de los cuales destacan las
tiendas de abarrotes. También encontramos talleres mecánicos, talacheras, pollerías,
tortillerías, etc. Entre sus habitantes también hay quienes viajan a las ciudades más
próximas a trabajar como taxistas, y mujeres que salen a emplearse en establecimientos
como papelerías, centros comerciales y de autoservicio, y en algunos casos como
empleadas domésticas. Estas formas de pluriactividad marcan una característica en la
transición hacia una Nueva ruralidad en estas comunidades de Veracruz, y permiten
observar los posibles procesos hacia la descampesinización.

En las tablas 6, 7 y 8 se muestran las diferentes estrategias de sustento con las que los
grupos domésticos de cada comunidad recurren para estabilizar su economía.

55
TABLA 6. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de Las Lomas.

Estrategia Hogares que usan esta estrategia


Agricultura-empleo 40
Agricultura 34
Empleo 29
Agricultura-empleo-negocio 11
Agricultura-migración-empleo 8
Migración-empleo 8
Migración-empelo-negocio 6
Agricultura-negocio 5
Agricultura-migración-empleo-negocio 5
Migración 4
Agricultura-migración-negocio 4
Agricultura-migración 4
Negocio 3
Migración-negocio 3
Empleo-negocio 1

Fuente: Fontecilla Carbonell, Ana Isabel (2011). Conferencia de prensa “Livelihoods”.

TABLA 7. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de Texín.

Estrategia Hogares que usan esta estrategia


Agricultura 35
Agricultura-empleo 21
Empleo 12
Agricultura-migración-empleo 11
Agricultura-migración 9
Agricultura-negocio 7
Negocio 5
Agricultura-migración-negocio 4
Migración 1
Migración-negocio 1

Fuente: Fontecilla Carbonell, Ana Isabel (2011). Conferencia de prensa “Livelihoods”.

56
TABLA 8. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de San Isidro.

Estrategia Hogares que usan esta estrategia


Empleo 17
Agricultura 12
Agricultura-empleo 10
Negocio 10
Migración-empleo 8
Migración 6
Migración-negocio 6
Agricultura-negocio 5
Agricultura-migración-empleo 5
Migración-empelo-negocio 5
Empleo-negocio 4
Agricultura-migración 3
Agricultura-migración-empleo-negocio 2
Agricultura-migración-negocio 1
Agricultura-empleo-negocio 1

Fuente: Fontecilla Carbonell, Ana Isabel (2011). Conferencia de prensa “Livelihoods”.

3.1.1. Uso del suelo y de la tierra.

La vegetación en Las Lomas está conformada por pastizales (18%) y bosques (13%). El uso
del suelo está destinado a la agricultura en un 61% y un 8% pertenece a la zona urbana. En
Texín el uso del suelo está destinado a la agricultura con un 66% y un 4% pertenece a la
zona urbana, la cual está creciendo sobre terrenos que ya han sido previamente ocupados
por la agricultura. El tipo de vegetación está compuesta por selva (19%), bosque (6%) y
pastizal (5%). En San Isidro la vegetación está conformada por pastizales (20%), bosque
(18%) y selva (13%). El uso del suelo está destinado un 5 % a la zona urbana y un 44 % a
la agricultura. Las zonas urbanas están creciendo sobre terrenos que con anterioridad
habían sido ocupados para la agricultura. (INEGI, 2010).

57
Uno de los factores que ilustra esta transición conceptual de lo neo-rural que refleja las
transformaciones que ocurren en estas comunidades es el cambio en el uso de suelo. En las
tablas 9 y 10 se muestra el porcentaje de estos cambios por tipo de cultivo calculado en
hectáreas en la comunidad de Las Lomas y en el ejido La Concepción, respectivamente,
durante el periodo que va del año de 1995 al año 2004.

TABLA 9. Porcentaje de los principales usos del suelo en el ejido de Las Lomas, municipio
de Coatepec, Veracruz. Periodo 1995-2004

Usos del suelo 1995 2004 Cambios 1995-2004

Malpaís 50.45% 48.9% -1.55%

Caña 9.72% 8.30% -1.42%

Café 38.54% 39.85% 1.31%

Otros usos 1.29% 2.94% 1.65%

Fuente: Tesis de licenciatura en geografía elaborada por Nora Nereida Martínez Murrieta, 2009.

TABLA 10. Porcentaje de los principales usos del suelo en el ejido de La Concepción,
municipio de Jilotepec, Veracruz. Periodo 1995-2004

Usos del suelo 1995 2004 Cambios 1995-2004

Café 82.46% 75.14% -7.32%

Caña 11.99% 17.96% 5.96%

Maíz 1.36% 2.69% 1.33%

Zona Urbana 4.08% 4.10% 0.02%

Fuente: Tesis de licenciatura en geografía elaborada por Lidia Salas Canela, 2009.

58
Estos cambios en el uso del suelo en las comunidades rurales se dan como parte de las
estrategias de subsistencia de los grupos domésticos, debido a que los campesinos buscan la
manera de seguir produciendo, al menos para el autoconsumo, e intentan probar con otro
tipo de cultivo o cultivos, que puedan cosechar para seguir trabajando el campo; o bien
optan por abandonar la actividad agrícola, como consecuencia de la crisis agropecuaria
antes mencionada, para dedicarse a otro tipo de actividad productiva con la que puedan
obtener mayores ingresos, con lo cual se incrementa la pluriactividad de los grupos
domésticos.

3.1.2. Aspectos generales de la migración en las tres comunidades.

Las causas que han dado origen al fenómeno de la migración en esta zona central son de
diferente índole; sin embargo, sobresalen aquellas de factor económico. Las razones por las
que la gente decide migrar, según datos obtenidos de las encuestas es la falta de empleo,
pues aunque hay trabajo es mal pagado y la gente sale en busca de mayores ingresos con
los que pueda, tan siquiera, cubrir los gastos básicos: educación, salud, alimentación, y
vivienda. No obstante, existen otros motivos de la migración que corresponden a “factores
socioeconómicos determinantes de los procesos migratorios en términos de la estructura
global” (Lomnitz, 2003: 46).

El incremento del proceso migratorio en esta zona, se debe a la crisis agropecuaria, sobre
todo respecto a la caída de los precios del café y el desmantelamiento del aparato estatal
que promovía su producción y regulaba precios de garantía, cuyos efectos comenzaron a
notarse a principios de los noventa. Para entonces los pobladores empezaron a resentir la
falta de ingresos y emprendieron la migración hacia el país vecino, en busca de mejores
oportunidades.

La primera crisis cafetalera (1989-1994) y la helada de 1989, que asoló a gran parte de la
sierra central, causaron una caída de 60 a 70 por ciento del ingreso de los productores, por
el desplome de los precios internacionales y la destrucción de los cafetales, y propiciaron
una primera oleada migratoria internacional de origen rural (Wiggings et al., en Mestries,
2003: 130)

59
Aunado a estas causas que dieron pie a la crisis del café, se encuentran los motivos que ya
han sido mencionados en el capítulo anterior. Tal es el caso del desinterés por parte del
Estado para promover los quehaceres en el ámbito rural, escenario en el que resulta
paradójico que los migrantes solventen la economía de los países que los han orillado a una
exclusión de sus propios bienes.

GRÁFICA 3. Motivo de migración en las tres comunidades

1% Problemas económicos

8% Falta de trabajo

11%
Falta de oportunidades y bajo
sueldo
6% 49% Para terminar construcción de
vivienda
6%
Para comprar o construir
vivienda

19% Curiosidad, aventura, conocer

Solventar gastos de
enfermedad

Elaboración propia con datos obtenidos de las entrevistas realizadas en campo, 2010 para proyecto
CONACYT Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social en las localidades de origen ante la
migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una perspectiva de género. Número de
convenio 109304.

60
IV. El destino de las remesas y la apuesta por la vía campesina:
sobrellevando la improductividad agrícola.

4.1. El uso de las remesas en la comunidad de Las Lomas, Texín y San Isidro.

El destino de las remesas al retorno de los migrantes a sus comunidades de origen varía
dependiendo tanto de la situación económica de cada GD, como del interés personal que
tienen hacia el logro de un deseo o anhelo. La experiencia migratoria y el hecho de haber
vivido en un país extranjero, independientemente del tiempo de residencia, y de convivir
con una cultura ajena, es un factor que influye en la visión que tienen los campesinos
migrantes hacia la agricultura, lo cual muchas veces puede intervenir en la decisión sobre el
uso de las remesas para las actividades agrícolas. Aunado a esto, las trayectorias laborales,
tanto en Estados Unidos como en sus propias comunidades, muestran, de la misma manera,
cierta influencia sobre la toma de decisiones.

Sin darle mayor importancia a una u otra razón que justifique el destino de las remesas
hacia distintos ámbitos y, en particular, al ámbito agropecuario, las evidencias resaltan que,
efectivamente, ha sobrevenido un cambio en estas poblaciones rurales respecto al quehacer
agrícola. Ahora es menos probable pensar en el campo y los cultivos como una forma
factible de mantener una economía estable para el grupo doméstico, lo cual modifica
también las relaciones personales al interior de éste, así como su reproducción social.

En la gráfica 4 se muestra el porcentaje del destino de las remesas, de manera general,


dirigido a distintos ámbitos en estas tres comunidades rurales ubicadas en el centro del
Estado Veracruz.

61
GRÁFICA 4. El destino de las remesas en los hogares de las tres comunidades (Las Lomas,
Texín y San Isidro).

1%
Despensa diaria
3%
9%
construccion de la casa

remodelacion de la casa
16% 46%
compra de terreno

Ahorro

25% no especificado

Elaboración propia con datos obtenidos de las entrevistas realizadas en campo, 2010 para proyecto
CONACYT Vulnerabilidad, sustentabilidad y reorganización social en las localidades de origen ante la
migración de retorno de veracruzan@s en Estados Unidos, desde una perspectiva de género. Número de
convenio 109304.

Se observa claramente que de los 86 migrantes de retorno encuestados, la mayoría tiende a


utilizar el fondo de las remesas para el gasto diario [alimentación, vestido, educación y
salud, principalmente]. Esto se debe a que la situación económica de las familias es débil, a
causa de la falta de empleos bien remunerados, además de la falta de oportunidades para
lograr una producción fructífera de sus cultivos, los cuales solían ser la base de sus
ingresos. En este sentido, las remesas se perciben como un salario, pues cumplen la función
de cubrir las necesidades básicas dentro del hogar. Varios de los migrantes de retorno que
fueron entrevistados aseguraban que las remesas que enviaban o percibían sus familiares en
sus comunidades de origen, no alcanzaban más que para ir subsistiendo diariamente.

…o sea no me mandaba mucho porque como dice que trabajaban en una fábrica y le
pagaban a… creo que cinco dólares la hora, o sea que… y dice pos para la comida, pagar
renta y todo eso y el ride que los anda trayendo… y sí, pero pos con lo que me mandaba

62
pues si me ayudaba yo, siquiera para mantener a las niñas… (Esposa de José Ventura.
Texín, 2010).

En otros casos, parte de las remesas era destinada al gasto diario y otra parte se iba
ahorrando para la construcción de viviendas, como en el caso de Teodora Rivera que
enviaba dinero para los gastos de sus hijos, quienes se habían quedado bajo el cuidado de la
mamá de la migrante, mientras ella y su esposo trabajaban en Indiana, Estados Unidos.
Declaró que, en un principio, enviaba dinero cada quince días y posteriormente, al tener los
fondos suficientes para mandar a construir su casa, mandaba dinero cada ocho días. Otro
caso, es el de Saúl Muñoz, quien enviaba dinero a su esposa para el gasto diario, y aunque
él decía que ella podía gastar en lo que quisiera, no lo hacía porque no quería mal
acostumbrarse. Sólo usaba el dinero para lo más esencial y el resto lo iba ahorrando, hasta
que regresó su esposo y construyeron su casa.

… se le mandaba para todo, para gas, para el teléfono, este… o sea sí le decíamos para qué,
para que ella, pues ¿cómo le diré?, o sea no dijera que no le mandaba para el gas o que no le
mandaba para luz, y aparte pues lo de la despensa… cuando se empezó a construir se le
mandaba cada ocho días, pero en lo que no se estaba construyendo, cada quince días
(Teodora Rivera, San Isidro, 2010).

… pues para comer y para ahorrar para las cosas… él nos decía que cuidáramos el dinero
porque cuesta mucho ganárselo allá, y no lo gastábamos, porque… nada más lo necesario.
Mis hijas hasta se enojaban, porque decían que ‘él está allá, y nosotros estamos igual’, y yo
les decía que teníamos que cuidar porque no sabemos si él sigue estando allá. Y todo lo que
se ahorró, se ahorró para la casa, porque acá adentro no está revocado, nada más por fuera,
porque no nos alcanzó, pero si se puso barda todo para atrás (María del Carmen, esposa de
Saúl Muñoz, Texín, 2010).

En seguida sobresale aquel porcentaje dirigido a la construcción, seguido por la


remodelación de casas. Uno de los motivos por los que la gente en estas tres localidades
fundamentó su decisión de migrar, fue por el ‘sueño’ de poder tener una casa, o bien
reconstruirla. En este caso, las remesas son vistas como una forma de inversión, aunque no
es productiva, sino más bien una inversión doméstica privada (Canales, 2008). La mayoría
de los habitantes que expresaron este deseo son familias que contaban únicamente con un

63
cuarto pequeño, de madera en algunos casos; en otros, eran espacios prestados por los
padres. Enunciaron que de no haber sido por la decisión de migrar, se les hubiera hecho
más difícil poder hacerse de una casa.

Pues, le digo que no… no nos dio así como que para más. Nada más para la casa… bueno,
toda la casa, porque se empezó desde abajo… porque vivíamos en un jacalito (Esposa de
César, San Isidro, 2010).

Casa remodelada con remesas enviadas de Estados Unidos. San Isidro, 2010.
Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

Por último, con el nueve por ciento del total de los migrantes de retorno encuestados, y
según datos arrojados en las entrevistas, están aquellos quienes deciden invertir en la
compra de terrenos, ya sea para la construcción de viviendas o en la adquisición de parcelas
para el cultivo. De este nueve por ciento, más o menos un cuatro por ciento (9 migrantes de
retorno) decidió invertir en la compra de terrenos para la actividad agropecuaria; en estos
casos, las remesas cumplen la función de capital de inversión productiva, es decir que los
migrantes, al no contar con ningún otro incentivo económico, ni con el apoyo del Estado

64
para impulsar las actividades en el campo, se valen del ingreso que obtienen en Estados
Unidos para intentar hacer fructífera su labor, e intentar salir adelante de esa manera.

Terreno adquirido con las remesas enviadas de Estados Unidos. San Isidro, 2010.
Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

Los migrantes generalmente no se asumen en ningún momento como agentes de desarrollo,


aunque los discursos del Estado y algunas instituciones así lo promulguen, pues los motivos
que incitan a este tipo de inversión campesina son variados, y no son pensados meramente
para el desarrollo local/rural, aunque pueden tener implícitamente ese efecto.

Los migrantes ven en las remesas la forma de garantizar el sustento de sus hogares, lo que
de otra forma sería prácticamente imposible. Más allá de este propósito, los mueve la idea
de mantener el apego al campo, a la costumbre, a sus tradiciones y a una trayectoria laboral
legitimada a través de la historia familiar. Sin embargo, ya sea de manera explícita o
implícita, los migrantes y las remesas, han tomado un papel importante dentro de la
economía de sus comunidades, lo cual repercute de manera sobrentendida en la economía

65
del país, pues las remesas, como se mencionó con anterioridad, son la segunda entrada de
divisas más importante.

De la información recabada entre las tres comunidades no se encontraron indicios de la


relación que se le atribuye a las remesas y el desarrollo, al menos no explícitamente. En los
siguientes incisos veremos cuáles son las principales razones por las que los migrantes han
decidido invertir en el campo.

a) El apego al campo - La actividad agropecuaria para el autoconsumo.

De los migrantes de retorno que fueron entrevistados para obtener los datos sobre la
inversión de remesas, pocos fueron aquellos que expresaron un fuerte arraigo hacia la tierra
y el cultivo, lo que explica la escasa inversión de estas remisiones monetarias en la
actividad agropecuaria. Sin embargo existen algunas excepciones como el caso de Octavio
San Gabriel de la comunidad de San Isidro; a pesar de haber migrado con la ilusión de
construir su casa, al retornar de Estados Unidos, con el dinero que le sobró decidió comprar
un pedacito más de terreno, por el gusto que tiene de trabajar el campo

Decidió invertir en un terreno para sembrar porque… bueno, pues en primera porque le
gusta mucho a él todo lo del campo y él siempre ha… bueno, tiene otra finquita de café
también, pero esa ya la tenía. Y pues se fue para allá para Estados Unidos y tenía un dinero
y pues lo ocupó para eso, porque le gusta. (Brisia Arellano esposa de Octavio San Gabriel,
San Isidro, 2011).

A pesar de poseer tierras y cultivarlas, Octavio no asegura el sustento de su familia con las
actividades que realiza en el campo; no comercializa sus cosechas, sino que cultiva
únicamente para el autoconsumo dentro de su grupo doméstico. Los ingresos para la
subsistencia diaria los obtiene de otras fuentes laborales. Antes de migrar, por ejemplo,
viajaba a la ciudad de Xalapa en donde tenía un empleo como velador; ahora que está de
regreso en su comunidad se dedica a la intendencia en una escuela secundaria. Pero la
esposa asegura que sí es un apoyo económico cultivar para el autoconsumo “porque si

66
siembra uno frijol, pues tiene uno frijol, y pues si siembra elote, tiene uno para comer elotes
o hacer tamales, y pues el café también” (Brisia Arellano. San Isidro, 2011).

Varios de los casos de los migrantes que siguen trabajando en el campo, lo hacen ya sea por
el gusto y el apego que se tiene hacia las actividades que se realizan ahí, o bien, por intentar
mantener sus fincas con la esperanza de que vuelvan a ser subsidiadas algún día. Así,
mientras esperan la temporada de cosecha del café, que se da una vez al año durante los
meses de octubre, noviembre y diciembre, muchos de ellos se ven en la necesidad de buscar
trabajos efímeros que los auxilien económicamente, sin dejar la ilusión de seguir siendo
campesinos.

… ya ve que el café es por año la cosecha… y claro que cuando se acaba el trabajo aquí en
la casa se va a trabajar a Xalapa (Mamá de Jesús Hernández, migrante de Las Lomas,
2010).

Esta combinación de estrategias ha resultado provechosa para algunos grupos domésticos


que aún realizan actividades productivas en el campo, como por ejemplo aquellos que
cuentan con un negocio propio en casa o aquellos quienes viajan a la ciudad para emplearse
en distintos establecimientos; sin embargo hay quienes han ido abandonando poco a poco el
campo para ir incorporándose a otro tipo de labores del sector secundario, hasta que dejan
por completo la actividad agrícola.

Respecto a lo mencionado en el párrafo anterior, a partir de las entrevistas realizadas, se


observó cierta apatía hacia la actividad agropecuaria; apatía que ha sido generada, en
muchos casos por aspiraciones a otro tipo de actividades con las que puedan tener un estilo
de vida diferente. Pero también varios expresaron que al no tener aptitudes para sobresalir
en otros ámbitos, no veían otras posibilidades más que dedicarse lo que su entorno les
permite e intentan sacar a flote sus cultivos. Estas perspectivas influyeron en la decisión
para obtener tierras y poder seguir trabajando el campo aunque no les resulte redituable.

… el campo es muy cansado y pues lo que se gana es muy poco y sinceramente no es


ningún negocio… para nosotros no es ningún negocio, pero si no hay otra cosa que hacer
con las responsabilidades que tenemos encima pues es eso lo que tenemos que entrarle y

67
ellos que tienen la posibilidad de estudiar pues que estudien, mientras tengamos la
posibilidad de ayudarlos pues los apoyamos (Germán Luis, Texín, 2010).

La gente del campo manifestó cierta decepción y muchas veces se notó algún sentimiento
de frustración. Muchos de ellos desearían que el campo volviera a ser una actividad
productiva rentable, que sus cultivos pudieran ser comercializados, y que tuvieran la
oportunidad de ser competentes dentro del mercado, ya no digamos internacional, sino, por
lo menos, nacional. Sobre todo, que el gobierno les ofreciera proyectos que dieran impulso
a la producción de sus siembras, y recibir prestaciones laborales. A pesar de no ser así,
pocos habitantes de estas comunidades siguen intentando que sus cultivos sean parte de una
red mercantil, por lo que conservan y dan mantenimiento a sus fincas, con el propósito,
también, de continuar asegurados y algún día recibir incentivos económicos por su
jubilación, o bien mantenerlas como una forma de ahorro, para quizá en un futuro vender la
finca en caso de cualquier imprevisto que pueda presentarse.

… dice él que a veces le dan ganas de ponerlo en venta porque como que no sale… No,
porque, como le digo, si se mete al ingenio… porque ya después lo había sacado porque
tampoco… o sea, si tiene rendimiento el cañal, por decir así de unos 28 que le dé el
rendimiento así del cañal ¿no?, el ingenio se está cobrando como 18 y ya queda muy
poquito. Luego de ahí tiene que… luego el ingenio se cobra esa parte, luego de ahí le
vuelve a dar a usted por decir así, el abono, el fertilizante y algunos este… líquidos para
matar hierbas, por decir el pasto. Pero de ahí, al siguiente ya se está descontando todo eso,
por decir así, le da uno la azúcar, pero en el otro corte que viene, ahí ya se está descontando
otra vez abono, fertilizante y, le digo, los líquidos esos para matar hierba. Y así otra vez, si
le está dando otra vez otros 28, él se está agarrando otros 18, y así es poquito lo que le da a
uno. Y o sea, no tiene chiste porque se la pasa uno allá trabajando y luego… sale mucho la
tuza, el animal que corta la caña y si lo deja usted una semana, lo pierde… lo acaba. Hay
que andar vuelta y vuelta en el terreno. Y a veces dan ganas de vender el terreno e invertirlo
en refacciones y poner algo un poquito más grande… (Esposa de Fabián Rodríguez García,
Texín, 2011).

En el caso arriba expuesto, el migrante decide conservar el cañal más que nada por el
acceso al IMSS; en otros casos, los migrantes deciden conservar sus tierras o, como en el
caso de Juan José Gutiérrez y su esposa Magdalena Larios de la comunidad de Texín
(2010), acuerdan invertir en algún terreno porque es algo no se devalúa conforme pasa el
tiempo, al contrario, adquiere más valor. Por lo que es una manera de asegurarse
económicamente, pues en caso de una emergencia podrían vender sus propiedades. Por otro

68
lado, resulta interesante que son algunos de los habitantes de esas mismas comunidades
quienes ponen en venta sus fincas y parcelas porque ya no les reditúa y buscan nuevas
formas de rentabilidad laboral.

El café de Texín, 2011.


Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

b) Las trayectorias laborales: ¿Influyen sobre la decisión para invertir en el


campo?

Antes de migrar por primera vez, los individuos eran trabajadores del campo o atendían sus
propios establecimientos, o eran empleados en algún negocio en las zonas urbanas
aledañas. Independientemente de las labores que desempeñaban, las razones que los
orillaron a migrar coinciden con la precaria rentabilidad a la que estaban atenidos,
fundamentando que cada vez era más difícil conseguir el sustento diario. Se encontró que
las trayectorias laborales que caracterizan a la población migrante tienen un seguimiento al
retornar a las comunidades de origen; en algunos casos muy específicos los migrantes

69
realmente añoran el trabajo de su parcela y al regresar retoman las actividades agrícolas,
dejando a un lado sus anteriores empleos. Otros vuelven con intenciones de sobresalir en
otro sector laboral, debido a la experiencia de vida obtenida en Estados Unidos. Por otro
lado, la trayectoria laboral de los migrantes en Estados Unidos puede determinar el destino
de las remesas en sus comunidades de origen.

Una de las problemáticas que se perciben con todo el proceso de la migración, y la


migración de retorno, es que los individuos adoptan aspectos, ideas y costumbres que no
pertenecen a los de sus sociedades particulares. Al volver al terruño, se enfrentan, de cierta
manera, a un choque cultural, pues algunos de ellos adoptan muchos de los hábitos y
formas de vida de los gringos, además de que sus expectativas laborales cambian, así como
sus expectativas en cuanto a modo de vida. Como consecuencia, los migrantes que regresan
ven a sus comunidades como incapaces de satisfacer sus ‘nuevas necesidades’. De esta
manera, intentan retomar su vida mediante la reintegración familiar, en primera instancia,
para después aminorar las diferencias con el resto de la comunidad.

Una vez estando en el país vecino, muchas veces, las condiciones de estos individuos
mejoraba, otras resultaban insatisfactorias, sobre todo cuando la gente arriesgaba todo por
cruzar la frontera sin tan siquiera lograrlo. Lo cual resultaba frustrante; aun así, volvían a
intentarlo. Todo con el objetivo de buscar un buen trabajo que les pudiera rendir
económicamente, más que nada para los familiares que se quedan, porque, cabe mencionar,
que las condiciones del emigrante establecido [temporalmente] en Estados Unidos, salvo
algunos casos, no es del todo placentera, ya que por lo regular sufren la discriminación, y
en ocasiones son juzgados como delincuentes.

A pesar de todo, hay quienes se acostumbran a vivir a la manera de los norteamericanos, y


al volver extrañan ciertas cosas que obtenían con mayor facilidad y mejor calidad en ‘el
otro lado’: ropa, comida, calzado, electrodomésticos, incluso atención médica y educación,
lo que en el país se ha vuelto más privatizado y, por consiguiente, menos accesible para los
bolsillos.

entonces por ese lado… llega uno aquí y… ¡híjole!, aquí el servicio médico es terrible, o
sea... Yo les platico a mis papás que cuando ella nació, el cuarto solito para nosotros, mi
esposo todo el tiempo conmigo y podías salir a comprar cosas, entrar, salir, o sea a cada
rato. Cuando ella nació todas las atenciones para la niña, no me pidieron ropa, no me

70
pidieron pañales porque ellos te lo dan todo. Durante mi embarazo, bueno… iba yo así a
pláticas y me daban regalos para mi bebé… el apoyo para los niños es apoyo de pediatras,
de un año sin ningún costo, se califica para no pagar el parto, no se paga nada durante el
parto y aun así me atendieron de lo mejor y los primeros cinco años, cupones de despensa:
leche, huevo, queso, lo básico… si no puedo darle leche materna, ellos me dan la leche
para ella, o sea yo tengo que comprar muy poco, y pues ya de grandes se les da todas las
facilidades de estudiar allá (Carmen, Texín 2010)

Por estas razones, para algunos de los migrantes que vuelven al país y a sus comunidades
de origen es complicado adaptarse nuevamente a su estilo de vida, además de
reincorporarse de nuevo a las actividades económicas de su pueblo. En algunas ocasiones
se sienten indiferentes en cuanto a las labores agropecuarias y se rehúsan a volver a trabajar
el campo. Dejan de sentirse identificados.

Por otro lado, hay quienes, estando en Estados Unidos, nunca dejan de anhelar el retorno a
su tierra. Siempre extrañan todo lo que se relaciona con su país, con su estado, con su gente
y su familia; extrañan a sus esposas, sus hijos, la comida, las fiestas, las tradiciones, el
idioma… y vuelven dispuestos a intentar salir adelante con lo que su comunidad les pueda
ofrecer.

Elías Muñoz un migrante de la comunidad de Texín, al regresar de Estados Unidos,


invirtió cien mil pesos en una hectárea de tierras para cultivo de café y plátano, las cuales él
trabaja por su propia cuenta. Decidió invertir en el campo porque siempre se ha dedicado a
eso; antes de irse trabajaba en lo ajeno, era jornalero, y asegura que no hay como tener
tierras propias (Entrevista a su esposa, 2010). Él decido no estudiar porque prefería trabajar
en los cultivos; su visión hacía las actividades en el campo permaneció igual después de
haber experimentado la migración, aunque también se vale de un establecimiento de
abarrotes que le proporciona un ingreso económico extra.

Saúl Ruíz (entrevista, 2010) compró aproximadamente hectárea y media en donde siembra
café y árboles de limón qué él mismo se encarga de administrar. Saúl está en las
expectativas de que sus cultivos rindan fruto porque no tiene otra forma de salir adelante, a
pesar de trabajar de taxista por las tardes; además le gusta el campo y siempre se ha
dedicado a trabajarlo, su trayectoria laboral en la cuestión agraria es bastante sólida, pues
desde pequeño comenzó a cultivar junto con su padre y su abuelo, campesinos de antaño;

71
sin embargo, no ocurre lo mismo con sus hijos, quienes ya no están tan interesados en
seguir con la tradición agrícola.

Saúl Ruíz volvió de Estados Unidos con la esperanza de sacar adelante sus fincas y no
perder esa tradición laboral de su abuelo y su padre. En su casa tiene invernaderos en donde
siembra ejote. Su caso será abordado más adelante de manera detallada.

4.2. ¿El campo para la subsistencia o para la productividad?

Las políticas impuestas por los gobiernos neoliberales no han permitido que el campo siga
proveyendo frutos para quienes lo trabajan, excepto por las grandes agroindustrias que son
las que acaparan la mayor producción para exportarla al mismo tiempo de sobreexplotar los
recursos naturales en beneficio de las transnacionales. Así, se ha abierto una brecha hacia
una mayor diversificación en las actividades productivas en las comunidades de origen de
los migrantes, ante la necesidad de una solvencia económica perentoria. No es que el
campo en sí haya dejado de ser productivo [lo es para las grandes agroindustrias y las
agroexportadoras], sino que hay un vacío en las políticas estatales que no permite que el
uso de la tierra sea el adecuado, pues es únicamente redituable para quienes tienen en las
manos el poder de expropiar las tierras de los campesinos para beneficio de las
agroindustrias.

Los migrantes no se atreven a invertir en el campo porque saben que no les da para vivir,
porque el gobierno no está dispuesto a impulsar las actividades agropecuarias, no mientras
sus intereses estén basados en la explotación de mano de obra barata, y no mientras siga
siendo el traspatio del país vecino, de quien recibe órdenes a diestra y siniestra.

La gente migrante que ha retornado a estas tres comunidades centrales de Veracruz, y


aquellos que no han visto a la migración como una alternativa, apelan los incentivos
económicos con los que contaban anteriormente; sin embargo, cada vez se ven menos
animados, por lo que prefieren arriesgar apostando a otro tipo de actividad para poder salir
adelante y, en el caso de los indocumentados, optan por arriesgar hasta la vida con tal de

72
cruzar la frontera, lo cual ha dado paso a la pluriactividad, incrementando el proceso de
descampesinización en estas poblaciones rurales.

Aquellos migrantes que permanecen y aquellos que han vuelto de Estados Unidos, tienen
más oportunidades de sobresalir [mediante el envío/recepción de remesas] que aquellos que
no han sido parte de este flujo migratorio y expresan que las posibilidades que ofrece el
campo como actividad productiva son cada vez más escasas y ya no se atreven a invertir en
ello.

… eran mis intenciones, yo por eso me fui, pero no se pudo, desgraciadamente,


sinceramente hoy día yo miro la situación del campo y… a mí me gusta, me gusta ir al
campo, pero no da para vivir. Invertir en él sería como… pues es triste decirlo, pero sería
como invertir en algo que… sabemos de antemano que no vamos a recuperar la inversión.
Desgraciadamente, al menos nosotros nos dedicamos a cultivar el café y la caña de azúcar,
el café para que nosotros nos dé un valor, lo poquito que nosotros invertimos, tenemos que
beneficiarnos, darle un valor agregado… para eso necesitamos un capital demasiado fuerte,
imagínese le voy a contar un ejemplo con 20 o $30,000 no lo conseguimos porque
hablamos así de $200,000 para que la inversión se saque adelante, darle ese valor agregado
al producto que nosotros tenemos. Otra, la caña de azúcar pues dependemos directamente
del ingenio… actualmente pues nos está dando todos los insumos para sacar adelante y para
independizarnos de esa cosa nos cuesta exageradamente caro. Ahora, ¿cómo podemos
invertir en lo que nosotros tenemos? Solamente intentar cambiar de cultivo que es lo que
más o menos estoy… (Lucio Hernández, Las Lomas, 2010).

Para que el campo vuelva a ser eficiente y los campesinos tengan al apoyo suficiente, es
importante que el Estado establezca políticas de mercado con las que se impulse el
desarrollo rural, incrementando la producción agrícola. Cerrar las fronteras del libre
comercio, o establecer una regularización comercial, y financiar proyectos que protejan los
recursos del país, así como los derechos de los campesinos.

Aunque, ante este escenario global y la modernización en puerta, el campo, los campesinos,
y el medio rural puedan parecer ideas románticas, es cierto que estos no pueden dejar de ser
parte importante para la producción de materias primas, al menos para el caso de México y
Latinoamérica, en tanto que a través de sus actividades se mantiene la seguridad
alimentaria. Si bien, no pueden desaparecer, tampoco pueden seguir atenidos a las
imposiciones de los gobiernos neoliberales y enfrentándose a ese gran monstruo que es el
capitalismo. Con todo lo ocurrido años atrás y lo que ocurre hoy en sus comunidades es

73
factible que tiendan a dejar de ser campesinos, aunque más bien están encaminados [como
todo] a transformarse adquiriendo nuevas formas de reproducción social y capital,
conjugando sus actividades económicas; o bien, retomando la agricultura de subsistencia.
Muchos jóvenes ya no tienen el mismo amor al campo, por lo mismo que ha dejado de ser
tan rentable, así lo afirmó la madre de uno de los migrantes en Las Lomas (2010). Además,
la gente tiene miedo de invertir en nuevos cultivos sin tener quien los asesore.

… pues es que debería ser algo que diera mínimo tres veces al año, porque el café sólo es
una vez, aquí necesitamos a alguien que nos diga y hagamos las cosas sin miedo, porque
aquí es lo que tiene la gente, no quiere invertir por miedo a arriesgar el dinero (Israel Sosa,
San Isidro, 2010).

Sin embargo, pese a las dificultades por las que atraviesa el campesino migrante que ha
retornado a su hogar en estas zonas rurales y que tiene ilusión de seguir produciendo la
tierra, algunos de ellos han decidido buscar la manera de lograrlo. Puesto que el cultivo de
la caña y el café es el que suele ser la base de la economía campesina en estas
comunidades, y ahora son los más afectados con todas las políticas de mercado, que han
causado la crisis, los migrantes de retorno están arriesgando su monedero al invertir en otro
tipo de cultivo. Estos casos, que se presentaron en la comunidad de Las Lomas, han optado
por la cosecha del limón persa, o al menos lo han considerado como una posibilidad
apropiada.

¿Cómo podemos invertir en lo que nosotros tenemos? Solamente intentar cambiar de


cultivo […]. Limón persa, yo conozco dos o tres personas y me dicen que a futuro si
reditúa, en eso estoy yo, tratando de cambiar un poquito de cultivos… pues la intención de
nosotros los pobres, probar a ver cómo nos va, igual fracasamos nuevamente, otra
desilusión (Lucio Hernández. Las Lomas, 2010).

Aunque varias intenciones han quedado, justamente en eso, en el intento por el mismo
miedo que les asalta, hay quienes sí se están arriesgando a cambiar sus cultivos para poder
tener cosechas todo el año y, de esta manera, poder hacer redituable su trabajo, al mismo
tiempo que siguen practicando la actividad que les gusta realizar, o que tienen que seguir
haciendo al no tener otros medios por los cuales puedan solventar sus necesidades.

74
Un caso ejemplar encontrado en Las Lomas, municipio de Coatepec, es el ya mencionado
caso de Saúl Ruíz quien decidió cruzar la frontera después de haber sido despedido de su
trabajó en la Central de Autobuses de Xalapa [CAXA], en el área del taller mecánico. Pagó
su viaje a Estados Unidos con la liquidación que le dieron ahí. Estuvo viviendo en
Minneapolis durante cuatro años y medio, trabajando en varios empleos: en un negocio de
renta de sillas y mesas, en un estadio de beisbol, recogiendo nieve en las calles. Mientras
estaba del otro lado enviaba dinero a quien en ese entonces era su esposa, para que cuidara
los invernaderos que tenía en donde cultivaban tomate. Al regresar a su comunidad, invirtió
en dos hectáreas de terreno que ocupó para sembrar árboles de limón persa, además de
seguir cuidando sus invernaderos en donde ahora cosecha ejotes.

… ahorita estoy haciendo siembras de limón, ya me informé cómo está. Cultiva uno…
cosecha uno cada veinte días. El café, pues es cada año, ¿no? Que son unos tres meses en
los que se cosecha, entonces, si siembra uno cosas diferentes, prácticamente todo el año esta
uno cosechado, pero sí se enfoca a una solo cosa… o sea, de que sí hay futuro, sí hay futuro
¿no? Sólo es cuestión de echarle ganas y pensar en las cosas, en qué es lo que va uno a
sembrar. Por ejemplo, ahorita agarre otro terreno, y lo que pasa es que a mí me gusta mucho
el campo, ósea, quiero sembrar chayote… ahorita, como estoy empezando a comerciar, me
estoy dando cuenta lo que otras personas sembraron, y ellos cosechan de igual, cada 15
días, cada 20 días, igual lo llevan a la central de abastos. Entonces, si hay de todo un poco,
pues prácticamente esta uno cosechando, toda la semana, ¿no? (Saúl Ruíz. Las Lomas,
2011).

75
Invernaderos. Las Lomas, 2011.
Foto por: Dulce Paulina Martínez Díaz.

En 2010-2011 cuando se realizó la entrevista a Saúl Ruíz tenía poco tiempo de haber
sembrado doscientos árboles de limón, esperando que en un año, aproximadamente en
Marzo de 2012 comenzaran a dar frutos. De ahí en adelante, si logra que sus árboles den
limón, las cosechas de este producto serán cada veinte días o cada mes, eso, comenta él,
“depende de mí y qué tantas ganas le ponga yo de trabajo para cuidarlos” (2011). La
estrategia de este productor agrícola, así como la de otros pocos, es diversificar sus cultivos
para poder tener cosechas todo el año, y así poder venderla en la central de abastos, pero,
también, valiéndose de otra actividad que pueda darle recursos económicos extras.

Todo lo anterior permite entonces observar que la inversión de remesas en actividades


agropecuarias es muy poco probable, lo cual pone de relieve que aquellos quienes se
dedicaban al campo antes de migrar, por una parte, han perdido el interés en la agricultura
debido a las razones que se han venido planteando a lo largo del texto. Casos muy
diferentes de aquellos que, en efecto, han experimentado choques culturales al retornar de
su estancia en Estados Unidos y que aspiran a un estilo de vida lo más cercano posible a la

76
de los gringos, y por esta razón declinan a ‘volver a ser campesinos’, y buscan el beneficio
económico en actividades productivas de otro sector que no sea el agropecuario, lo cual, a
su vez, incide en los procesos de mayor alcance como la descampesinización, en la
dinámica de la llamada ‘Nueva ruralidad’.

Independientemente de las razones que los haga retornar a las labores agrícolas, invirtiendo
sus remesas en ello, resulta evidente que los que lo hacen es por el arraigo que tienen hacia
esa actividad productiva, porque se identifican y porque su reproducción social y su
seguridad alimentaria depende del campo, e intentan mantener y rescatar la trayectoria
laboral con la que han crecido y de la que han subsistido, lo que convierte a la actividad
campesina en una actividad para el autoconsumo como parte de una estrategia de
sobrevivencia que las remesas pueden fomentar, más que imaginarla como una actividad
rentable en la lógica de la acumulación para la productividad.

77
Conclusiones.

No cabe duda que la crisis mundial, no sólo se trata de una crisis económica, sin embargo
con la globalización y el modelo capitalista, sobresale la ambición de percibir el dinero, la
acumulación y el consumo como principales factores de status y calidad de vida,
pretendiendo una homogeneización que tampoco es accesible para todos, sino para los más
aptos competidores dentro del mercado capitalista, dejando de lado la importancia de
aspectos que caracterizan a los diversos grupos sociales. México es un país que necesita
repensar y reforzar su estructura política, económica, social y cultural, pues la globalización
ha puesto en crisis sistemas de valores, creencias, aspectos culturales, identidad, entre otros,
que afectan principalmente a la población periférica.

Las comunidades de origen a las que hemos hecho alusión en este trabajo, han
experimentado cambios en las perspectivas hacia un futuro viable. El escenario actual en el
que se desenvuelven los actores rurales, parece no mostrar muchas alternativas, y parece
que las comunidades rurales van siendo poco a poco absorbidas por el fenómeno capitalista
y el modelo neoliberal en esta era global, que los orilla a cambiar de intereses y
perspectivas a modo de defender su subsistencia, aunque en casos específicos-- - dejando
de ser campesinos. Lo anterior conlleva la pérdida de identificación como pertenecientes a
determinado grupo social, trayendo mayores consecuencias sobre la realidad que se vive en
las comunidades rurales, en este caso, y por consiguiente se presenta la necesidad de un
debate y un análisis sobre la situación por la que se está pasando en estos espacios de la
periferia capitalista.

Durante el trabajo de campo y la elaboración de esta menuda investigación, se pudo


percibir que las comunidades de origen del centro de Veracruz [Las Lomas, Texín y San
Isidro] permiten distinguir ciertas características que indican un proceso de cambios en
relación al concepto de Nueva ruralidad. Por una parte se aprecia que los ingresos
económicos no provienen primordialmente de la actividad agrícola del campesino, si no de
actividades productivas en los sectores secundario y terciario, o bien, ambas actividades
en conjunto lo cual refleja por un lado que, en efecto, se está llevando a cabo un proceso
de desagrarización, aunque poco perceptible a simple vista, orillando a los campesinos a

78
perder el interés por el campo, notándose desilusionados en algunos casos, lo que
particularmente acrecienta la descampesinización en estas zonas, debido también al
desinterés de los pobladores más jóvenes respecto a la actividad agrícola. Las nuevas
generaciones van perdiendo los aspectos de la utilidad tradicional, cambiando su
perspectiva y comenzando a ambicionar oportunidades y necesidades influenciadas por la
vida urbana, además de estar conscientes sobre el poco interés del Estado en materia
agraria. Esto repercute directamente dentro de los grupos domésticos que, entonces, dejan
de ser la unidad de producción y consumo que los caracterizaba en sus espacios rurales,
para buscar la diversificación productiva.

La migración, primero regional e inter-regional y luego internacional, viene a ser parte de


esta creciente diversificación ocupacional, que ha venido caracterizando a estas zonas
rurales, además de mostrarse como una particularidad que distingue el proceso hacia la
Nueva ruralidad. Así, se entremezclan diversos rasgos que permiten percibir el papel actual
de las comunidades rurales y de sus habitantes campesinos, de aquellos migrantes que han
adoptado características y percepciones diferentes durante el transcurso de su experiencia
migratoria hacia Estados Unidos y que se reflejan en la vida diaria, tanto en la forma de
vestir como en la manera de habitar y ataviar los hogares; asimismo se reflejan en la toma
de decisiones al buscar alternativas de producción económica haciendo uso de las remesas
al volver de Estados Unidos.

Estos aspectos juegan un papel importante, dependiendo de la perspectiva con la que sean
observados. En un sentido, resulta desfavorable para aquellas personas que permanecen en
la conformidad y que migran con el propósito de solventar sus necesidades mientras se
estabilizan las políticas económicas, esperando que el Estado vuelva a ser el padre protector
que impulsa la productividad agrícola cuando posiblemente el campo no vuelva a ser
redituable para los campesinos productores en pequeña escala , y de esta manera persista
la reproducción social de los campesinos durante largas generaciones. En otro sentido,
quizá con una perspectiva más positiva, se precisa mantener una actitud objetiva ante
dichos procesos, intentando comprender que, en efecto, existen alternativas para salir
adelante pese a las adversidades, y aunque el Estado no responda a las demandas, los
actores rurales están encontrando respuestas como resultado de sus propias experiencias.

79
Aunque el Estado y el gobierno debe también pensar en mantener a salvo la seguridad
alimentaria del país en general.

No se sabe con exactitud qué tan avanzado esté el proceso de descampesinización en estas
tres comunidades rurales, pero se ha podido observar que la pluriactividad sobresale como
principal fuente de ingresos, en donde la actividad agrícola ya no tiene mayor peso. Las
remesas han sido utilizadas principalmente para solventar las necesidades básicas; por tal
motivo se puede concluir que son percibidas a manera de salario en las comunidades de
origen. Si bien, salvo en algunos casos cumplen la función de remesas productivas, esto se
ha dado en menor grado. Aunque, cabe resaltar, que aquellos habitantes que han podido
establecer negocios propios, ha sido gracias al aporte económico que remesan los
integrantes del grupo doméstico que han migrado. La decisión de canalizar las remesas
hacia el gasto diario supone una estrategia de sobrevivencia de los grupos domésticos, más
no les garantiza una subsistencia perenne a futuro ante las dificultades económicas. Por otro
lado, quienes han invertido las remesas en negocios, parcelas, insumos agropecuarios, etc.,
es porque tienen la perspectiva de sobresalir pese a las adversidades, buscando la manera de
que las inversiones lleguen a ser fructíferas y, así, poder mantener y asegurar su
reproducción social y económica, a partir de los recursos con los que cuentan desde su
comunidad.

Los pocos casos encontrados que refieren a la inversión agropecuaria, permiten observar el
arraigo que estos actores rurales tienen respecto al campo. Hacen el intento por permanecer
con una actitud positiva frente a la agricultura, porque aún se sienten identificados con ella,
a pesar de haber convivido con una cultura diferente en Estados Unidos, lo cual
posiblemente influyó para reafirmar su identidad campesina. Pudo resultar interesante
indagar sobre los resultados de estas inversiones, sin embargo, por lo menos en este trabajo,
quedará en la incertidumbre.

Los migrantes que vuelven a sus comunidades de origen, no se quedan del todo. Parte de
ellos se ha quedado con los gringos, por lo que aseguran volver a migrar en cuantos sus
posibilidades así lo permitan; porque en el ‘otro lado’ hay más posibilidades de llevar una
vida mejor y más cómoda. Los migrantes de retorno, los que volvieron para quedarse, ellos
han encontrado en la migración internacional una forma de sobrevivir ante las dificultades

80
económicas, pero han encontrado, también, la manera de intentar salir adelante desde sus
propias comunidades, generando diferentes estrategias económicas que van desde la
apertura de negocios y establecimientos, hasta la apuesta por la vía campesina, aunque les
digan que el campo no les dará para vivir. Ellos, se puede deducir, son los promotores de su
propio desarrollo, lo cual, volviendo a la aportación de los ‘nuevos ruralistas’, se encuentra
dentro de las propuestas que se plantean para sobrellevar estos procesos, sin tener que
recurrir a los recursos Estatales.

Lo migrantes son personas que deben ser admiradas, no sólo por su valentía de atreverse a
cruzar la frontera a través del río, del desierto o de la border line, si no por atreverse a dejar
su familia, sus costumbres, su labor, su dignidad sin medir las consecuencias y
mantenerse en la incertidumbre durante la travesía , y reconocerlos por mantener a flote a
la nación mexicana, económicamente hablando; además de tener la iniciativa de promover
sus propias estrategias económicas. Quedará también en la incertidumbre qué será de estas
poblaciones rurales en la zona central del Estado de Veracruz en un futuro si cada vez se
dificulta más el cruce de las fronteras. Bien o mal, aquellos que volvieron para quedarse,
han sabido aprovechar lo que su travesía les retribuyó.

81
Índice de gráficas y tablas.

Gráfica 1. Distribución porcentual de la población migrante internacional. ..................................... 20


Gráfica 2. Motivos de retorno en las tres comunidades. ................................................................... 31
Gráfica 3. Motivo de migración en las tres comunidades ................................................................. 60
Gráfica 4. El destino de las remesas en los hogares de las tres comunidades (Las Lomas, Texín y
San Isidro). .................................................................................................................................... 62
Tabla 1. Indicadores económicos agrícolas de México y Estados Unidos (1992-200). .................... 16
Tabla 10. Porcentaje de los principales usos del suelo en el ejido de La Concepción, municipio de
Jilotepec, Veracruz. Periodo 1995-2004 ....................................................................................... 58
Tabla 2. Población Económicamente Activa en México y Estados Unidos (2000). ......................... 16
Tabla 3. Número total de hogares, migrantes y encuestas realizadas por comunidad, durante el
proyecto Migración Internacional, alternativas de desarrollo y manejo de recursos naturales por
género en comunidades cafetaleras del Centro de Veracruz, 2008.............................................. 40
Tabla 4. Número total de migrantes de retorno localizados y encuestas realizadas por comunidad. 42
Tabla 5. Número total de hogares, migrantes de retorno encuestados y número de migrantes que
declararon invertir en el sector agrario. ........................................................................................ 43
Tabla 6. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de Las Lomas. ................................. 56
Tabla 7. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de Texín. ......................................... 56
Tabla 8. Estrategias económicas de los GDs de la comunidad de San Isidro. .................................. 57
Tabla 9. Porcentaje de los principales usos del suelo en el ejido de Las Lomas, municipio de
Coatepec, Veracruz. Periodo 1995-2004 ...................................................................................... 58

82
Fuentes.

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Entrevista a mamá de Dante. Las Lomas, Coatepec, Veracruz. Mayo de 2010.
Entrevista a Teodora Rivera. San Isidro, Jilotepec, Veracruz. Octubre de 2010.
Entrevista a María del Carmen esposa de Saúl Muñoz. Texín, Teocelo, Veracruz. Octubre
de 2010.
Entrevista a esposa de César. San Isidro, Jilotepec, Veracruz. Julio de 2010.
Entrevista a Brisia Arellano esposa de Octavio San Gabriel. San Isidro. Febrero de 2011.
Entrevista a Germán Luis. Texín, Teocelo, Veracruz. Diciembre de 2010.
Entrevista a esposa de Fabián Rodríguez García. Texín, Teocelo, Veracruz. Marzo de 2011.
Entrevista a Magdalena Larios y Juan José Gutiérrez. Texín, Teocelo, Veracruz. Diciembre
de 2010.
Entrevista a Dolores Huerta esposa de Elías Muñoz. Texín, Teocelo, Veracruz. Diciembre
de 2010.
Entrevista a Lucio Hernández. Las Lomas, Coatepec, Veracruz. Julio de 2010.
Entrevista a Margarito Arrieta. Las Lomas, Coatepec, Veracruz. Octubre de 2010.
Entrevista a Israel Sosa. San Isidro, Jilotepec, Veracruz. Julio de 2010.
Entrevista a Tere esposa de José Ventura. Texín, Teocelo, Veracruz. Mayo de 2010.
Entrevista a Carmen. Texín, Teocelo, Veracruz. Diciembre de 2010.

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