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1. DISPOSICIONES GENERALES
2. CONVENCIONES MATRIMONIALES
3. DONACIONES POR RAZÓN DE MATRIMONIO
4. DISPOSICIONES COMUNES A TODOS LOS REGÍMENES (RÉGIMEN
PRIMARIO)
5. RÉGIMEN DE COMUNIDAD
a. Disposiciones generales
b. Bienes de los cónyuges
c. Deudas de los cónyuges
d. Gestión de los bienes en la comunidad
e. Extinción de la comunidad
f. Indivisión postcomunitaria
g. Liquidación de la comunidad
h. Partición de la comunidad
6. RÉGIMEN DE SEPARACIÓN DE BIENES
1. DISPOSICIONES GENERALES
Art. 447.— Nulidad de otros acuerdos. Toda convención entre los futuros
cónyuges sobre cualquier otro objeto relativo a su patrimonio es de ningún
valor.
2 MERLO, Leandro M., El proyecto de unificación de los Códigos Civil y Comercial en materia de
derecho de familia tras la media sanción del Senado, MJ-DOC-6536-AR | MJD6536, 9-dic-2013
En consecuencia, la redacción de la norma nos parece superflua, ya que
hubiera sido suficiente consignar solamente “la opción por el régimen de
separación”, ya que cuando se regula el régimen de comunidad se establece
que “A falta de opción hecha en la convención matrimonial, los cónyuges quedan
sometidos desde la celebración del matrimonio al régimen de comunidad de
ganancias reglamentado en este Capítulo.” (Art. 463 CCCN).
Como podemos apreciar, dado que “Toda convención entre los futuros
cónyuges sobre cualquier otro objeto relativo a su patrimonio es de ningún
valor.” (Art. 447 CCCN) sigue existiendo un régimen imperativo, solamente que
éste establece dos opciones: el régimen de comunidad, y el de separación.
Paradójicamente, las uniones convivenciales gozan de libertad total –en
principio- para regular sus relaciones patrimoniales, ya que el CCCN establece:
“Las relaciones económicas entre los integrantes de la unión se rigen por lo
estipulado en el pacto de convivencia. A falta de pacto, cada integrante de la
unión ejerce libremente las facultades de administración y disposición de los
bienes de su titularidad, con la restricción regulada en este Título para la
protección de la vivienda familiar y de los muebles indispensables que se
encuentren en ella.” (Art. 518)
Como ya adelantamos, entendemos que la existencia de un régimen primario
inderogable de normas, común a ambos regímenes matrimoniales y a al pacto
que realicen (o no) las personas que vivan en unión convivencial, hará que en la
práctica no exista una diferencia tajante entre todos los regímenes, y ello estará
determinado en los actos concretos de administración, disposición, en la
responsabilidad por deudas, la protección de la vivienda familiar, las
compensaciones económicas luego de disuelto el régimen, etc.
La aptitud nupcial se adquiere a los 18 años y los menores de dicha edad que
deseen casarse, deberán hacerlo con dispensa judicial o autorización de sus
progenitores si son mayores de dieciséis años (Art. 404 CCCN).
Pero aún si se casaran durante la menor edad, no podrán realizar dos de las
convenciones matrimoniales estipuladas: ni donarse bienes, ni elegir el régimen
patrimonial.
Quedarán así, sometidos al régimen de comunidad.
3 BERBERE DELGADO, Jorge C. - MERLO, Leandro M., Acerca de la flexibilización del régimen de
bienes del matrimonio. Necesaria incorporación de las convenciones matrimoniales y de las
prestaciones compensatorias, MJ-DOC-4837-AR | MJD4837, 23-ago-2010
No queda claro si el derecho de mutar de régimen podrán hacerlo al año de la
celebración del matrimonio o al año de adquirida la mayoría de edad, ya que la
norma no lo establece.
Entendemos que si el criterio de la norma es tuitivo (pese a la gran cantidad
de normas protectoras de la vivienda familiar y los bienes, independientemente
del régimen elegido) la opción podrán hacerla al año de adquirida la mayoría de
edad, esto es, a partir de los 19 años.
3. DONACIONES POR RAZÓN DE MATRIMONIO
De tal modo, “sin perjuicio del régimen de bienes elegido, o con vigencia
forzosa o supletoria, los ordenamientos matrimoniales actualizados contienen
una normativa que rige en toda situación. Se trata de cuestiones que, por
razones de equidad y de amparo a la familia y a los terceros, la ley no debe dejar
libradas a los preceptos comunes ni al arbitrio de los esposos sino que impone
6 FANZOLATO, Eduardo I., Régimen de bienes. Derecho Comparado, en "Código Civil comentado.
Derecho de Familia Patrimonial", María Josefa MÉNDEZ COSTA (directora), p. 415, Rubinzal
Culzoni, Buenos Aires-Santa Fe, 2004.
7 BERBERE DELGADO, Jorge C. - MERLO, Leandro M. Acerca de la flexibilización …
del Código Civil) como la obligación alimentaria a favor de los hijos y entre
cónyuges, y la responsabilidad frente a terceros.
Se ha aclarado que el hogar al que hace alusión la norma es la sede de la
familia, que no necesariamente debe ser una vivienda propia, o un inmueble,
pudiendo tratarse de una habitación en un hotel, pensión, o vivienda ambulante.8
Coincidimos en que la fórmula legal tiene un alto valor pedagógico, pues
deja en claro la forma de proceder y procura asegurar la efectividad de las
obligaciones que ella establece.9
Sin embargo, la norma en comentario pareciera establecer una mera
pauta que hace referencia implícita a otras normas en las que sí se contemplan
expresamente las obligaciones que aquí se enumeran y sus consecuencias
legales.
De tal modo:
El deber alimentario entre cónyuges se encuentra establecido en los Arts.
431 y 432 CCCN.
El derecho alimentario a favor de los hijos se encuentra establecido en el
Art. 658 CCCN y concordantes.
El deber alimentario entre parientes en el Art. 537 CCCN y ss.
Las cargas de la comunidad se encuentran reguladas en el Art. 489
CCCN
La responsabilidad solidaria por las obligaciones contraídas para
solventar las necesidades del hogar o sostenimiento y educación de los
hijos, en el Art. 461 CCCN.
A su vez, existen medidas precautorias establecidas en el CCCN y en los
Códigos Procesales ante el incumplimiento de dichos deberes.
a) Necesidad de asentimiento
El artículo recoge y amplía los preceptos del Art. 1277 del Código Civil que
establecía la necesidad de asentimiento conyugal si se daban los siguientes tres
requisitos:
- Bien o derecho ganancial.
- Bien o derecho registrable.
- Acto de disposición o gravamen.
A su vez, existían variantes al primer punto (ganancialidad) ampliándose a
bien propio, sede del hogar conyugal en el cual habitaran hijos menores o
incapaces.
El CCCN amplía los derechos (y los límites a la disposición) ya que
menciona los derechos sobre la vivienda, extensivo a los muebles
indispensables del hogar.
Tampoco es necesario que vivan en ella hijos menores o incapaces.
De tal modo, si se mediante cualquier acto se impidiera, restringiera, o
pusiera en peligro el uso de la vivienda o los bienes esenciales que hubiera en
ella, el cónyuge afectado deberá otorgar su asentimiento para consentirlos.
b) Protección de la vivienda familiar
Además, teniendo en miras el interés familiar y la protección de la familia,
se incorpora una protección ipso iure de la vivienda familiar, sin necesidad de
inscripción alguna, que no puede ser ejecutada por deudas contraídas luego de
la celebración del matrimonio.
Téngase en cuenta que el CCCN deroga la ley de bien de familia (Conf.
Art. 3° Inc. A) ley 26.994) e incorpora un instituto similar de “protección de la
vivienda”.
Por su parte, el Art. 244 del CCCN establece “Puede afectarse al régimen
previsto en este Capítulo, un inmueble destinado a vivienda, por su totalidad o
hasta una parte de su valor. Esta protección no excluye la concedida por otras
disposiciones legales. (…)”
Como puede apreciarse, la protección de la “vivienda familiar” del Art.
456 CCCN coexiste con el sistema de “protección de la vivienda” del Art. 244
CCCN y ambos dan una protección similar a la que conociéramos como el “bien
de familia”.
No aclara la norma el supuesto de deudas que afecten directamente al
inmueble, como impuestos municipales, servicios, tasas, contribuciones o
expensas, como sí lo hace el Art. 249 CCCN, que permite que sean ejecutadas
sobre el inmueble.
El Art. 456 CCCN establece que la vivienda es inejecutable, sin distinción
de deudas, “excepto que lo hayan sido por ambos cónyuges conjuntamente o
por uno de ellos con el asentimiento del otro.” y sin remisión a las excepciones
contenidas en el Art. 249 CCCN. Dado que además la protección de la vivienda
familiar es distinta y coexiste con la protección de la vivienda de las otras normas
analizadas (“esta protección no excluye la concedida por otras disposiciones
legales” Art. 244 CCCN), entendemos que la vivienda familiar resultaría
inejecutable por cualquier tipo de deudas.
Lo expuesto, afectará derechos de los acreedores, máxime si éstos
tuvieran una garantía real sobre la vivienda (hipoteca o prenda por ejemplo),
pero dado que la norma no establece excepciones, entendemos que deberán
hacer valer sus derechos pretendiendo aplicar las excepciones contenidas en el
Art. 249 CCCN, o alegar que existe un asentimiento “tácito” del cónyuge no
deudor a tenor de lo que expresa la norma en comentario: “excepto que lo hayan
sido por ambos cónyuges conjuntamente o por uno de ellos con el asentimiento
del otro.”
Finalmente, como ya dijéramos la “vivienda familiar” no necesariamente
debe ser una vivienda propia, o un inmueble, pudiendo tratarse de una
habitación en un hotel, pensión, o vivienda ambulante.
Art. 458.— Autorización judicial. Uno de los cónyuges puede ser autorizado
judicialmente a otorgar un acto que requiera el asentimiento del otro, si
éste está ausente, es persona incapaz, está transitoriamente impedido de
expresar su voluntad, o si su negativa no está justificada por el interés de
la familia. El acto otorgado con autorización judicial es oponible al cónyuge
sin cuyo asentimiento se lo otorgó, pero de él no deriva ninguna obligación
personal a su cargo.
Art. 459.— Mandato entre cónyuges. Uno de los cónyuges puede dar
poder al otro para representarlo en el ejercicio de las facultades que el
régimen matrimonial le atribuye, pero no para darse a sí mismo el
asentimiento en los casos en que se aplica el artículo 456. La facultad de
revocar el poder no puede ser objeto de limitaciones.
Excepto convención en contrario, el apoderado no está obligado a rendir
cuentas de los frutos y rentas percibidos.
11 VIDAL TAQUINI, Carlos, “Régimen de bienes en el matrimonio” Ed. Astrea, 2001, Pág. 278.
bienes comunes, y en nuestro régimen esto no ocurría: cada cónyuge era titular
de los bienes que adquiría y en consecuencia, los administraba y disponía
libremente.
Es claro que las limitaciones que habían sido impuestas (Arts 1277) no
modificaban este esquema de libertad individual. Sólo se imponían como
medidas preventivas que sólo se practicaban cuando se ejercía algún acto que
podría configurar un fraude o pusiera en peligro el derecho eventual a participar
sobre los bienes gananciales del disponente.
Art. 464.— Bienes propios. Son bienes propios de cada uno de los
cónyuges:
a) los bienes de los cuales los cónyuges tienen la propiedad, otro
derecho real o la posesión al tiempo de la iniciación de la comunidad;
b) los adquiridos durante la comunidad por herencia, legado o donación,
aunque sea conjuntamente por ambos, y excepto la recompensa debida a
la comunidad por los cargos soportados por ésta.
Los recibidos conjuntamente por herencia, legado o donación se reputan
propios por mitades, excepto que el testador o el donante hayan designado
partes determinadas.
No son propios los bienes recibidos por donaciones remuneratorias,
excepto que los servicios que dieron lugar a ellas hubieran sido prestados
antes de la iniciación de la comunidad. En caso de que el valor de lo
donado exceda de una equitativa remuneración de los servicios recibidos,
la comunidad debe recompensa al donatario por el exceso;
c) los adquiridos por permuta con otro bien propio, mediante la inversión
de dinero propio, o la reinversión del producto de la venta de bienes
propios, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad si hay un
saldo soportado por ésta.
Sin embargo, si el saldo es superior al valor del aporte propio, el nuevo
bien es ganancial, sin perjuicio de la recompensa debida al cónyuge
propietario;
d) los créditos o indemnizaciones que subrogan en el patrimonio de uno
de los cónyuges a otro bien propio;
e) los productos de los bienes propios, con excepción de los de las
canteras y minas;
f) las crías de los ganados propios que reemplazan en el plantel a los
animales que faltan por cualquier causa. Sin embargo, si se ha mejorado la
calidad del ganado originario, las crías son gananciales y la comunidad
debe al cónyuge propietario recompensa por el valor del ganado propio
aportado;
g) los adquiridos durante la comunidad, aunque sea a título oneroso, si el
derecho de incorporarlos al patrimonio ya existía al tiempo de su
iniciación;
h) los adquiridos en virtud de un acto anterior a la comunidad viciado de
nulidad relativa, confirmado durante ella;
i) los originariamente propios que vuelven al patrimonio del cónyuge por
nulidad, resolución, rescisión o revocación de un acto jurídico;
j) los incorporados por accesión a las cosas propias, sin perjuicio de la
recompensa debida a la comunidad por el valor de las mejoras o
adquisiciones hechas con dinero de ella;
k) las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que
ya era propietario de una parte indivisa de un bien al comenzar la
comunidad, o que la adquirió durante ésta en calidad de propia, así como
los valores nuevos y otros acrecimientos de los valores mobiliarios
propios, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad en caso de
haberse invertido bienes de ésta para la adquisición;
l) la plena propiedad de bienes cuya nuda propiedad se adquirió antes del
comienzo de la comunidad, si el usufructo se extingue durante ella, así
como la de los bienes gravados con otros derechos reales que se
extinguen durante la comunidad, sin perjuicio del derecho a recompensa si
para extinguir el usufructo o los otros derechos reales se emplean bienes
gananciales;
m) las ropas y los objetos de uso personal de uno de los cónyuges, sin
perjuicio de la recompensa debida a la comunidad si son de gran valor y se
adquirieron con bienes de ésta; y los necesarios para el ejercicio de su
trabajo o profesión, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad
si fueron adquiridos con bienes gananciales;
n) las indemnizaciones por consecuencias no patrimoniales y por daño
físico causado a la persona del cónyuge, excepto la del lucro cesante
correspondiente a ingresos que habrían sido gananciales;
ñ) el derecho a jubilación o pensión, y el derecho a alimentos, sin
perjuicio del carácter ganancial de las cuotas devengadas durante la
comunidad y, en general, todos los derechos inherentes a la persona;
o) la propiedad intelectual, artística o industrial, si la obra intelectual ha
sido publicada o interpretada por primera vez, la obra artística ha sido
concluida, o el invento, la marca o el diseño industrial han sido patentados
o registrados antes del comienzo de la comunidad.
El derecho moral sobre la obra intelectual es siempre personal del autor.
El Artículo hace una extensa enunciación de bienes propios, que son aquéllos
que no serán liquidados y partidos por mitades a la disolución del régimen,
agrupando los diversos supuestos en función de los distintos principios de
calificación que son tomados de modo casi idéntico a los del Código Civil.
- Según el origen. (Inc. a)
- Principio de adquisición a título gratuito (Inc. b)
- Principio de subrogación real. (Incs. c, a f.)
- Principio de causa o título anterior. (Incs g, a j)
- Principio de accesión, (Inc. j, k y l)
- En virtud de su naturaleza. (m a ñ),
- Supuesto especial.(Inc. o)
Las partes indivisas adquiridas por cualquier título por el cónyuge que
ya era propietario de una parte indivisa de un bien al comenzar la
comunidad, o que la adquirió durante ésta en calidad de propia, así como
los valores nuevos y otros acrecimientos de los valores mobiliarios
propios, sin perjuicio de la recompensa debida a la comunidad en caso de
haberse invertido bienes de ésta para la adquisición. (Inc. k)
Art. 469.— Bienes propios. Cada uno de los cónyuges tiene la libre
administración y disposición de sus bienes propios, excepto lo dispuesto
en el artículo 456.
Los artículos 469 y 470 del CCCN recogen las pautas de los Arts. 1276 y
1277 del Código Civil, con pequeñas variantes.
Se establece la libre administración y disposición de sus bienes propios,
con el límite impuesto por el régimen primario ya analizado respecto la
protección de la vivienda familiar.
También hay libre administración y disposición de bienes gananciales
con el límite impuesto por el régimen primario ya analizado respecto la
protección de la vivienda familiar y además con limitaciones específicas a ciertos
bienes y derechos, mejorando y precisando la terminología utilizada por el
Código Civil en su Art. 1277.
En ambos supuestos, se aplica la normativa del régimen primario si
mediara oposición al acto de enajenación o gravamen por parte del cónyuge no
titular, a cuyo comentario remitimos.
El Artículo en comentario establece específicamente las denominadas
“promesas de venta”, en clara referencia a los boletos de compraventa, aspecto
que no se encontraba regulado por el Código Civil.
Coincidimos en que a efectos de una mejor precisión debió también
hacerse constar la cesión de los derechos emanados del boleto de
compraventa.14
15 Art. 2.680 del Código Civil: “Ninguno de los condóminos puede sin el consentimiento de todos,
ejercer sobre la cosa común ni sobre la menor parte de ella, físicamente determinada, actos
materiales o jurídicos que importen el ejercicio actual e inmediato del derecho de propiedad. La
oposición de uno bastará para impedir lo que la mayoría quiera hacer a este respecto.”
Art. 472.— Ausencia de prueba. Se reputa que pertenecen a los dos
cónyuges por mitades indivisas los bienes respecto de los cuales ninguno
de ellos puede justificar la propiedad exclusiva.
Art. 473.— Fraude. Son inoponibles al otro cónyuge los actos otorgados
por uno de ellos dentro de los límites de sus facultades pero con el
propósito de defraudarlo.
Dichas medidas son, además de las que prevean los Códigos Procesales,
la autorización para realizar actos que requieren el consentimiento del otro
cónyuge, o la designación de un tercero como administrador de la masa del otro.
f. Indivisión Postcomunitaria
Dichas medidas son, además de las que prevean los Códigos Procesales, la
autorización para realizar actos que requieren el consentimiento del otro
cónyuge, o la designación de un tercero como administrador de la masa del otro.
Art. 484.— Uso de los bienes indivisos. Cada copartícipe puede usar y
disfrutar de los bienes indivisos conforme a su destino, en la medida
compatible con el derecho del otro.
Si no hay acuerdo, el ejercicio de este derecho es regulado por el juez.
El uso y goce excluyente sobre toda la cosa en medida mayor o calidad
distinta a la convenida, solo da derecho a indemnizar al copartícipe a partir
de la oposición fehaciente, y en beneficio del oponente.
Art. 485.— Frutos y rentas. Los frutos y rentas de los bienes indivisos
acrecen a la indivisión. El copropietario que los percibe debe rendición de
cuentas, y el que tiene el uso o goce exclusivo de alguno de los bienes
indivisos debe una compensación a la masa desde que el otro la solicita.
g. Liquidación de la comunidad
El Código Civil sólo contemplaba las recompensas en el Art. 1.316 bis. Que
establecía “Los créditos de los cónyuges contra la sociedad conyugal al tiempo
de la disolución de ésta, se determinarán reajustándolos equitativamente,
teniendo en cuenta la fecha en que se hizo la inversión y las circunstancias del
caso.”
Disuelto el régimen patrimonial del matrimonio por las causales legales que lo
habilitan, corresponde iniciar la liquidación tendiente a lograr la partición de los
bienes gananciales habidos durante el matrimonio, proceso comprensivo de una
serie de actos judiciales, extrajudiciales o mixtos, que plasman las tareas de
individualizar los bienes, calificarlos, tasarlos, inventariarlos y preservar su
existencia y conservación a efectos de determinar finalmente la masa ganancial
partible entre cónyuges.
En dicha tarea deben tenerse en cuenta los pasivos -deudas de los cónyuges
con terceros, medidas cautelares que deban ser canceladas, honorarios
profesionales y de peritos, etc.- a fin de lograr la masa líquida a dividir entre
cónyuges.
16 MERLO, Leandro Martín, Recompensas y créditos entre cónyuges en la liquidación del régimen
de bienes, DFyP 2012 (abril), 01/04/2012, 50.
Art. 489.— Cargas de la comunidad. Son a cargo de la comunidad:
a) las obligaciones contraídas durante la comunidad, no previstas en el
artículo siguiente;
b) el sostenimiento del hogar, de los hijos comunes y de los que cada uno
tenga, y los alimentos que cada uno está obligado a dar;
c) las donaciones de bienes gananciales hechas a los hijos comunes, y
aun la de bienes propios si están destinados a su establecimiento o
colocación;
d) los gastos de conservación y reparación de los bienes propios y
gananciales.
Art. 497.— Masa partible. La masa común se integra con la suma de los
activos gananciales líquidos de uno y otro cónyuge.
.
Art. 498.— División. La masa común se divide por partes iguales entre
los cónyuges, sin consideración al monto de los bienes propios ni a la
contribución de cada uno a la adquisición de los gananciales. Si se
produce por muerte de uno de los cónyuges, los herederos reciben su
parte sobre la mitad de gananciales que hubiese correspondido al
causante. Si todos los interesados son plenamente capaces, se aplica el
convenio libremente acordado.
Se remite, al igual que hacía el Art. 1313 del Código Civil, a las normas
del derecho sucesorio.