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Derechos civiles y políticos (derechos de primera generación)

Estos derechos comenzaron a emerger como una teoría durante los


siglos XVII y XVIII, la cual se basa sobre todo en consideraciones
políticas. Se comenzó a reconocer que hay ciertas cosas que los
todo-poderosos gobernantes no deberían poder hacer y que el
pueblo debe tener cierta influencia en las políticas que les afectan.
Las dos ideas centrales son las de la libertad personal y la de
proteger a los individuos contra las violaciones cometidas por el
estado.
Los derechos civiles y políticos hoy se exponen en detalle en el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y en el
Convenio Europeo para la Protección de los derechos humanos y
las Libertades Fundamentales (CEDH), y que incluyen derechos
tales como el derecho a participar en el gobierno y la prohibición de
la tortura. Estos derechos han sido tradicionalmente considerados
por muchos, al menos en “Occidente” como los derechos humanos
más importantes. Veremos en la siguiente sección que esto es falso.
Los derechos humanos son propensos a abusos políticos
Durante la Guerra Fría, los países del bloque soviético fueron duramente criticados por su desprecio de los
derechos civiles y políticos. Estos países respondieron criticando a las democracias occidentales, a su vez, por
pasar por alto los derechos sociales y económicos, que vamos a ver a continuación. Hay, por lo menos, una
parte de verdad en ambas críticas. Asimismo, esto pone de manifiesto cómo los derechos humanos son
propensos a abusos políticos.
“La chocante realidad… es que los estados y la comunidad internacional en su conjunto siguiese demasiado a
menudo tolerando las violaciones de los derechos económicos, sociales y culturales que, de haberse producido
en relación con los derechos civiles y políticos, que provocan las expresiones de horror e indignación, hubiera
llevado a llamadas concertadas de acción correctiva inmediata.“
Declaración de la Conferencia de Viena por el Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, 1993

Derechos económicos, sociales y culturales (segunda generación)


En primer lugar la comida y luego la moral.
Estos derechos se refieren a como la gente vive y trabaja junta, así como
a las necesidades básicas de la vida. Se centran en las ideas de igualdad
y la garantía de acceso a los bienes sociales y económicos, a los servicios
y a las oportunidades. Se han convertido cada vez más en tema de
reconocimiento internacional por los efectos de la industrialización y el
aumento de la clase obrera. Estos procesos dieron lugar a la aparición de
nuevas demandas e ideas acerca del significado de la vida y la dignidad
humana. Se dieron cuenta de que la dignidad de la persona humana exige
algo más que la mínima falta de interferencia por parte del estado,
propuesta por los derechos civiles y políticos. Los derechos económicos,
sociales y culturales están recogidos en el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y también en la Carta Social
Europea del Consejo de Europa.
Los derechos económicos, sociales y culturales se basan en las ideas de
igualdad y la garantía de acceso a los bienes sociales y económicos, a los servicios y a las oportunidades.
Los derechos sociales son los necesarios para la plena participación en la vida de la sociedad. Incluyen al
menos el derecho a la educación y el derecho a fundar y mantener una familia, pero también muchos de los
considerados a menudo como derechos “civiles”: por ejemplo, derecho a la recreación, al cuidado de la salud,
a la intimidad y a la no discriminación.
Como derechos económicos entendemos los que incluyen el derecho al trabajo, a un nivel de vida adecuado, a
la vivienda y a una pensión si se es mayor de edad o para las personas con discapacidad. La protección de
estos refleja el hecho de que un cierto nivel mínimo de seguridad material es necesario para la dignidad de la
persona humana, y también el hecho de que, por ejemplo, la falta de empleo o de vivienda pueden ser
psicológicamente degradantes.
Los derechos culturales se refieren a la “forma de vida” de una comunidad cultural y a menudo se les presta
menos atención que al resto. Entre ellos figuran el derecho a participar libremente en la vida cultural de la
comunidad y, posiblemente, también el derecho a la educación. Sin embargo, muchos otros, no clasificados
oficialmente como “culturales” son esenciales para que las comunidades minoritarias dentro de una sociedad
puedan preservar los rasgos distintivos de su cultura: por ejemplo, el derecho a la no discriminación y el derecho
a la igualdad ante la ley.

Derechos de solidaridad (derechos de tercera generación)


La lista de los derechos humanos reconocidos internacionalmente
no se ha mantenido invariable. A pesar de que ninguno de los
enumerados en la Declaración Universal se ha puesto gravemente
en entredicho durante los más de 60 años de su existencia, los
nuevos tratados y documentos han aclarado y desarrollado aún más
algunos de los conceptos básicos que se establecen en este
documento original.
El derecho al desarrollo, a la paz, a un medio ambiente sano, a la
asistencia humanitaria…
Estas incorporaciones han sido el resultado de una serie de
factores: vienen en parte como respuesta a cambios en las ideas
sobre la dignidad humana, y en parte como resultado de las nuevas
amenazas y oportunidades que se presentan. En el caso de la nueva categoría que ha sido propuesta como
derechos de tercera generación, estos han sido la consecuencia de una comprensión más profunda de los
diferentes tipos de obstáculos que pueden interponerse en el camino de la realización de los derechos de
primera y segunda generación.
La base sobre la que se asienta la tercera generación es la solidaridad y la idea de que estos derechos abarcan
otros colectivos de la sociedad y de los pueblos, tales como el derecho al desarrollo sostenible, a la paz o a un
medio ambiente sano. En gran parte del mundo, las condiciones de extrema pobreza, la guerra, los desastres
ecológicos y naturales han hecho que solo se hayan producido avances muy limitados en el respeto de los
derechos humanos. Por esa razón, muchas personas han considerado que el reconocimiento de una nueva
categoría es necesaria: estos derechos velan porque se den las condiciones adecuadas para que las
sociedades, en especial en el mundo en desarrollo, puedan proporcionar los ya reconocidos de primera y
segunda generación.
Los derechos específicos que se incluyen con mayor frecuencia dentro de la categoría de tercera generación
son los derechos al desarrollo, a la paz, a un medio ambiente sano, a participar en la explotación del patrimonio
común de la humanidad, a la comunicación y a la asistencia humanitaria.
Sin embargo, ha habido algunos debates sobre esta categoría de derechos. Algunos expertos se oponen a ellos
porque son “derechos colectivos”, en el sentido de que se disfrutan en comunidades o incluso estados enteros.
Sostienen que los derechos humanos sólo pueden poseerlos las personas. Este argumento es más que
meramente verbal, debido a que algunos individuos temen que, un cambio en la terminología podría
proporcionar una “justificación” para determinados regímenes represivos para negar los derechos humanos
(individuales) en nombre de los colectivos; por ejemplo, afectando severamente a los derechos civiles con el fin
de asegurar “el desarrollo económico”.
Hay otra preocupación que a veces se manifiesta: dado que no es el estado, sino la comunidad internacional la
que tiene que proteger los derechos de tercera generación, la rendición de cuentas es imposible de garantizar.
¿Quién, o qué estructura se supone que es responsable de asegurarse de que haya paz en el Cáucaso y en la
región de Oriente Medio, o que la selva Amazónica no sea destruida, y de que se tomen las medidas oportunas
contra el cambio climático?
Sin embargo, los llamemos como los llamemos, existe un acuerdo general de que estas áreas requieren mayor
exploración y más atención de la comunidad internacional. Algunos derechos colectivos ya han sido
reconocidos, en particular en virtud de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos y de
la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas. La DUDH contiene en sí mismo el derecho a la libre
determinación y concretamente el derecho humano al desarrollo fue codificado en 1986 en una Declaración de
la Asamblea General de Naciones Unidas. “Este último es un derecho humano inalienable en virtud del cual
todo ser humano y todos los pueblos están facultados a participar en el desarrollo económico, social, cultural y
político, en el que todos los derechos humanos y las libertades fundamentales se hagan plenamente efectivos”.
Artículo 1, Declaración de la ONU sobre el Derecho al Desarrollo.

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