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MEDICINA TROPICAL
TEMA
NOCIONES DE INMUNOLOGÍA Y MECANISMOS DE
DEFENSA DEL SER HUMANO
GRUPO 2
Subgrupo 2
INTEGRANTES:
Romina Dorado
Manuel Peñafiel
Juan Pablo Cañarte
Nicolle Villalva
Angeles Muñoz
2019-2020 CI
NOCIONES DE INMUNOLOGIA Y MECANISMOS DE DEFENSA DE LOS SERES
HUMANOS
Monocitos y macrófagos
Al igual que todas las células sanguíneas, los monocitos se forman a partir de células precursoras
en la médula ósea, y normalmente constituyen un 1-8% de los leucocitos sanguíneos en el adulto.
En la sangre se observan como células con un diámetro de 10-18 µm, un núcleo no segmentado
con cromatina laxa, y un citoplasma de granularidad tenue. Estas células migran rápidamente hacia
los tejidos, en donde se denominan macrófagos. El sistema mononuclear fagocítico (antes también
llamado sistema retículo-endotelial) está compuesto por macrófagos que tapizan gran parte de la
microvasculatura en distintos órganos. Los macrófagos son una población celular heterogénea, que
puede adquirir características particulares según los tejidos en donde se encuentren. Su
denominación varía también según la localización anatómica: microglía en el cerebro, células de
Kupffer en el hígado, macrófagos alveolares en los pulmones, macrófagos peritoneales en la
cavidad peritoneal, macrófagos esplénicos en el bazo, células mesangiales en los riñones,
histiocitos en los tejidos conectivos, osteoclastos en los huesos, etc. Los macrófagos tisulares tienen
vidas medias prolongadas, que se estiman en meses o incluso años.
Macrófagos
La morfología de los macrófagos es variada, dependiendo de su localización, su estado de actividad
y el grado de fagocitosis.
Su distribución es amplia formando una verdadera red fagocitaria en todo el organismo: SISTEMA
MONOCITICO FAGOCITARIO, que comprenden: Células de kupffer (higado), macrófagos
alveolares del pulmón, macrófagos de los sinus ganglionarios, células esplénicas, microglia,
macrófagos de las serosas (pleural, peritoneal, sinovial), células del riñón, monocitos de la sangre
circulante
La Funcion primordial de los macrófagos es la Fagocitosis, mecanismo que comprende la ingestión
de un microorganismo y su destrucción en el citoplasma)
Debemos diferenciar dos tipos de macrófagos:
1. Macrófagos profesionales, su función se limita a la destrucción del organismo y 2. Macrófagos
que procesan el antígeno en su interior luego expresan los determinantes antigénicos sobre la
membrana celular, lo presentan al linfocito t, iniciando asi la respuesta de la cadena inmune. Son
las células presentadoras de antigeno. Estas CPA se encuentran en mayor numero e la piel, anglios
linfaticos, bazo y timo.
Son también células secretoras especialmente de interleuquina1 (IL1) sustancia clave en la
estimulación de los linfocitos t. Luego de presentarles el antigeno.
Los macrófagos no solo inician la respuesta inmune también la finalizan como macrófagos
activados específicos es decir, capaces de fagocitar un solo tipo de microorganismo pero de manera
mucho mas eficaz.
Células dendríticas
Estas células deben su nombre a las y delgadas extensiones citoplasmáticas que asemejan a las
dendritas de las células nerviosas. Son heterogéneas y se reconocen subpoblaciones diversas entre
ellas, tales como las células dendríticas intersticiales, las células de Langerhans en la piel, las
células dendríticas de origen mieloide (derivadas de monocitos, al igual que los macrófagos) y las
células dendríticas plasmacitoides (de origen linfoide). Estas células son capaces de capturar
antígenos, procesarlos, y presentarlos a los linfocitos T para que estos se activen e inicien la
respuesta inmune adaptativa. Otra subpoblación, las células dendríticas foliculares, no se
especializan en la captura y presentación de antígenos, sino que tienen un papel en la maduración
de los linfocitos B en ciertos órganos como los ganglios linfáticos.
Polimorfonucleares neutrófilos
Los leucocitos polimorfonucleares neutrófilos (PMN, o simplemente neutrófilos) constituyen la
mayoría de los glóbulos blancos circulantes en el humano (40-70%). Poseen un diámetro de 10-20
µm, con un núcleo dividido en segmentos de morfología irregular, y un citoplasma granular que se
tiñe tenuemente con los colorantes comúnmente utilizados en análisis sanguíneos. Al igual que los
macrófagos, los PMN poseen una gran capacidad fagocítica y microbicida, pero no participan en
la presentación de antígenos a los linfocitos T. Su vida media es de apenas 2-3 días, liberándose
desde la médula ósea a la circulación a una tasa de unos 7 millones de células cada minuto. Durante
los procesos inflamatorios agudos, por ejemplo una infección, los PMN sanguíneos son
rápidamente marginados hacia el endotelio de las paredes de la microvasculatura, al cual se
adhieren fuertemente, para finalmente atravesarlo (mediante un proceso denominado diapédesis) y
llegar a los tejidos lesionados, atraídos por gradientes de ciertos mediadores químicos, en un
proceso denominado quimiotaxis).
Basófilos
Estas células son escasas en la sangre circulante (<2% de los leucocitos), pero abundantes en las
mucosas y tejido conectivo, en donde se denominan mastocitos. Su citoplasma posee abundantes
gránulos que se tiñen intensamente de azul con los colorantes de uso hematológico . Estos gránulos
contienen grandes cantidades de glicosaminoglicanos sulfatados tales como la heparina, así como
una serie de potentes mediadores de la inflamación, por ejemplo la histamina y otros. Al liberarse
el contenido de estos gránulos durante procesos inflamatorios y alérgicos, la histamina y otros
mediadores vasoactivos causan un aumento en la permeabilidad microvascular, y también
estimulan la contracción de fibras de músculo liso. Estos mediadores producidos por los mastocitos
son de gran importancia en las alergias y otros fenómenos inflamatorios. En la superficie de los
basófilos y mastocitos existen receptores proteicos para las inmunoglobulinas E, los cuales juegan
un papel central en alergias causadas por mecanismos de hipersensibilidad tipo I.
Eosinófilos
Estas células, cuyo citoplasma posee gránulos prominentes de coloración anaranjada en las
tinciones hematológicas comunes, se encuentran normalmente en una proporción de 1-5% de los
leucocitos sanguíneos. Su número se eleva marcadamente ante ciertas infecciones parasitarias
(especialmente por helmintos) o en condiciones de alergia (hipersensibilidad tipo I). Existe
evidencia del papel de los eosinófilos en la defensa contra parásitos, dado que contienen potentes
sustancias capaces de dañarlos (ej. la MBP, del inglés major basic protein, o proteína básica
principal). Sin embargo, las mismas sustancias utilizadas para la defensa pueden también promover
la inflamación y el daño a nuestros propios tejidos, y hay también evidencia de que los eosinófilos
participan en enfermedades alérgicas e inflamatorias. Interesantemente, los eosinófilos producen
algunas enzimas que degradan o inactivan ciertos mediadores de la inflamación producidos por los
mastocitos: la histaminasa (inactiva la histamina) y la arilsulfatasa (inactiva ciertos leucotrienos,
antes denominados "SRS-A", sustancia de reacción lenta de la anafilaxia). Esto sugiere un posible
papel dual de los eosinófilos en la regulación de los fenómenos inflamatorios, participando tanto
en su inducción como en su modulación.
Linfocitos T
Los únicos leucocitos capaces de generar una respuesta inmune adaptativa son los linfocitos (tanto
los T como los B). Un adulto promedio posee aproximadamente 2x1012 linfocitos en su organismo,
lo cual representa cerca del 2% de su peso corporal. Normalmente, un 20-40% de los leucocitos
sanguíneos son linfocitos, y de estos, alrededor del 70-80% corresponden a linfocitos T.
Los linfocitos T se pueden considerar células centrales de nuestro sistema inmune, ya que de ellas
depende, en gran medida, el reconocimiento específico de antígenos, la activación de las distintas
modalidades de respuesta inmune, y sobretodo, su regulación. Estas células poseen receptores
proteicos en su superficie, que les permiten reconocer a un antígeno de modo altamente selectivo.
Durante su desarrollo, los precursores de los linfocitos T formados en la médula ósea, migran al
timo para completar allí un complejo proceso de maduración y de selección. De ello se deriva su
nombre de linfocitos "T" (timo). Dentro del timo, este proceso de selección y diferenciación celular
culmina con la producción de distintas subpoblaciones de linfocitos T, que se especializan en
funciones diferentes. Una fracción de los linfocitos T, la cual se distingue por la presencia de la
proteína denominada CD4 en su membrana, corresponde a la subpoblación de los linfocitos T
cooperadores (Th, del inglés helper). Esta subpoblación Th se encarga de la activación y la
regulación de otras células, como se explicará posteriormente, a través de la secreción de una serie
de moléculas de comunicación intercelular, denominadas colectivamente citokinas. Por otro lado,
la subpoblación de los linfocitos T citotóxicos (Tc), reconocible por la presencia de otra proteína
de superficie denominada CD8, tiene como función central la destrucción de células que han
sufrido alteraciones o que han infectadas por patógenos intracelulares, por ejemplo un virus.
Linfocitos B
Alrededor del 15-20% de los linfocitos sanguíneos corresponden a esta población celular. Los
l(infocitos B se forman en la médula ósea y maduran allí mismo, en microambientes especializados
Durante este proceso adquieren la capacidad de expresar receptores en su superficie que les
permiten el reconocimiento específico de un antígeno. En el caso de los linfocitos B, estos
receptores son los anticuerpos (inmunoglobulinas) que se encuentran anclados en su membrana
celular. Cuando los linfocitos B se activan por diversos estímulos, se diferencian gradualmente en
células plasmáticas, cuya función es secretar anticuerpos a los fluídos del organismo. A pesar de la
reconocida longevidad de los linfocitos (de meses o incluso años), las células plasmáticas son
terminales, con una vida media de apenas unos días.
Marcadores de membrana:
Las células del sistema inmune presentan sobre sus membranas citoplasmática diversas proteínas
características de cada uno, denominada marcadores por su utilidad en la identificación de la célula
en realidad son receptores que permiten el reconocimiento del antígeno específico de una sustancia
estimulante como linfoquinas, anticuerpos, complemento,ect.
El LB presenta sobre su superficie receptores para anticuerpos del tipo y GM y GD, y los linfocitos
del intestino para IG a. Éstos receptores de superficie no suelen presentarse permanentemente si no
que se expresan según diversas etapas de la evolución.
Circulación linfocitaria
Los linfocitos adquieren su estado de maduración cuando poseen los receptores para reconocer un
antígeno determinado. Éste proceso ocurre con los linfocitos T en el timo y en la médula ósea con
los linfocitos B; posteriormente los linfocitos deben ir a los tejidos linfáticos periféricos:
Ganglios, amígdalas, placas de Player, donde existen las condiciones necesarias para generar la
respuesta inmune, especialmente las de colaboración celular. Las células en el tejido linfático
forman grupos entre sí, pero en estrecha interrelación: LB, LT y macrófagos
Sin embargo los linfocitos no permanecen estáticos en el tejido periférico sino que existe un intenso
tráfico a través de la circulación sanguínea.
La recirculación linfocitaria comprende cuatro etapas:
1. La distribución de los linfocitos por el torrente sanguíneo
En el adulto normal los linfocitos T son el 60 — 80% de los linfocitos circulantes, los linfocitos
B son del 5% -15% y los llamados nulos son del 10 — 15%.
2. La fase de atravesar el endotelio vascular
Se realiza en las vénulas post capilares de los nódulos linfáticos y placas de peyer; los s
linfocitos pasan entre la uniones celulares y luego la membrana basal para llegar al intersticio.
En el bazo este paso se realiza en la zona de los capilares de la arteriosclerosis central.
3. La localización de los LB y los LT
En los diversos sectores: en el ganglio los LB se sitúan en el córtex, y el paracórtex los LT.
En el vaso los LT están alrededor de la arteria central y los LB en folículos por fuera de la
arteriola. en algunos otros tejidos se organizan con algunas particularidades de acuerdo al
órgano.
4. El regreso de los linfocitos al torrente circulatorio, a través de los vasos eferentes, llegan al
conducto torácico y luego en la vena subclavia
El antígeno llega el ganglio linfático regional por vía de los linfáticos eferentes, la presentación del
Ag y la activación del sistema inmune se realizan en el tejido linfoide, así como la diferenciación
y maduración de linfocitos. Los plasmocitos, que derivan de los LB, se sitúan en la medula
ganglional y secretan los anticuerpos en la vénula directamente al torrente circulatorio. Esta amplia
circulación linfocitaria permite que los linfocitos con receptores en su membrana, apropiados para
un antígeno determinado arriba finalmente al ganglio donde se encuentra con el antígeno.
Antígeno
Son proteínas o polisacáridos capaces de estimular al SI y generar una respuesta, cuando penetra
en el organismo y de reaccionar con los productos resultantes (anticuerpos) desarrollados en dicha
puesta, de manera específica.
Determinante antigénico o epítope
Fracción molecular de la superficie del Ag que es capaz de desencadenar la respuesta inmune. Un
Ag tiene múltiples epitopes, los Ac son específicos para cada uno de los epitopes y no para el Ag
en su conjunto.
El proceso de la activación del sistema inmune.
La activación se inicia con la fagocitosis del antígeno (virus, bacterias, hongos o protozoarios, etc).
Por parte de la CPA.
La primera fase del proceso es la adherencia del antígeno sobre la superficie del macrófago
(ATTACHMENT), facilitada por la opsonización, por inmunoglobulinas inespecíficas o por la
fracción C3b del complemento.
Luego de la internalización del antígeno y su permanencia en la vacuola endosoma, donde es
digerido parcialmente; Las proteínas son reducidas a sus determinantes antigénicos o epitopes.
Los epítopes se unen al complejo mayor de histocompatibilidad clase II, formando la unidad (Ag
+ CMH) clase II, que se situó en la membrana del macrófago para ser presentada al LTH, que
también tiene CMH clase II. Este es un momento crucial pues ocurre el reconocimiento entre lo
propio y lo no propio, para activar o no al SI.
También cabe resaltar que esta es la única manera como el LTH se activa, pues es incapaz de
reconocer antígenos libres en solución y en estado natural.
Este estrecho contacto entre macrófagos y LTH induce la producción de citocinas que actúan
bidireccionalmente: el macrófago secreta interleuquina 1 (IL1) que estimula al LTH; Éste a su vez
secreta un factor de activación de macrófagos (MAF), gama interferón que transforma el macrófago
en una célula altamente fagocitaria y capaz, ahora así de hacer la degradación total del antígeno
fagocitado.
El LTH secreta interleuquina 2 (IL2) que lo autoestimula para su expansión o multiplicación clonal.
Éste clonaje de linfocito es indispensable para aumentar el número de linfocitos específicos y
emplear la respuesta inmunitario. Finalmente, colección de la IL 2 se diferencian poblaciones de
LTH que estimulan a los LB que evolucionarán hasta las células plasmáticas y producirán
anticuerpos: en LT supresores; LT citoliticos y los LT de memoria.
Mecanismos efectores de inmunidad:
Los mecanismos efectores son los productos finales de la activación del SI, que son capaces de
destruir el antígeno que originó esta respuesta.
Son básicamente de tres tipos:
1. Fagocitosis por macrófagos activados qué horas son específicos
2. Citólisis con linfocitos T citoliticos, especialmente para la eliminación de las células infectadas
por virus.
3. Anticuerpos: que a ligarse al antígeno desencadena en varias reacciones defensivas: neutralizan
toxinas diversas, forman complejos inmunes, disuelven partículas o las aglutinan, etc. Además
los anticuerpos activan el complemento, facilita la fagocitosis por la opsonización: las
citotoxicidad anticuerpo dependiente.
Fagocitosis
La fagocitosis es un proceso activo de introducción de partículas mayores de una micra en el
citoplasma de células llamadas fagocitarias, de las cuales el macrófago y los neutrófilos son
ejemplos característicos (fagocitos profesionales) Los macrófagos activados a través del sistema
inmune son específicos y alcanza su mayor acción fagocitar. El proceso de la fagocitosis
comprende tres etapas: adherencia de la partícula (microorganismo), ingestión y destrucción.
Adherencia el macrófago
Se fija directamente al anticuerpo por receptores que reconocen el determinante antigénico o
epítope, pero las uniones más efectivas se hacen con la ayuda de la opsonización por anticuerpos y
la fracción C3b del complemento, que el macrófago reconoce por medio de receptores para el
fragmento FC.
Ingestión:
La membrana celular del favorcito se va a adquiriendo progresivamente a manera de una cremallera
alrededor de microrganismos hasta recubrirlo completamente todo el conjunto es internalizado,
formándose la unidad lisosoma/Fragosoma.
Destrucción:
Este proceso se inicia con la fusión del fagosoma con el lisosoma citoplasmático (fagolisosoma)
desencadenandose reacciones bioquímicas que degradan las proteínas. En primer lugar los
lisosomas vierten al interior del fagosoma diversas enzimas como la lisozima, enzimas hidrolíticas
neutras ácidas o alcalinas (peptidasa, sacaridasa, lipasas, núcleasas, y elastasas, colagenasa,
Catepsinas, fosfatasas) Además de moléculas de fijación del hierro como en la lactoferrin y también
el transporte de hierro que acidifican a pH 5 el interior del Fagolisosoma. Para destruir
microorganismos el procedimiento más importante en la producción de varios radicales
oxigenados, a través de la cadena metabólica del consumo del oxígeno como O2, H2O2, OH-2,
ON, mecanismos conocidos como la explosión respiratoria. Finalmente en el macrófago los
aminoácidos resultantes de la degradación son eliminados al exterior a través de la exocitosis.
Citólisis
Es el mecanismo que elimina células perjudiciales para el organismo humano como las tumorales
hola infectadas por virus, a través de otras células denominadas citolíticas y que comprenden
poblaciones de macrófagos y LTC.
Los LTc son producto de la respuesta a un antígeno, principalmente, viral. La colaboración con los
anticuerpos origina en la citólisis mediada por los anticuerpos, (DACC), En la que linfocito fijas
sobre su membrana los anticuerpos específicos por medio de receptores del fragmento FC, dejando
libre los brazos el fragmento Fab, y así armando, reconoce la célula infectada.
Los interferones (IFNs) son un grupo de proteínas señalizadoras producidas y secretadas por las
células hospederas como respuesta a la presencia de diversos patógenos, tales como virus,
bacterias, parásitos y células tumorales. En un caso típico, una célula infectada por un virus
secretará interferones, generando una activación en las defensas anti-virales en las células cercanas
a dicha célula infectada.
Los interferones son glicoproteínas que pertenecen a la gran clase de proteínas conocidas como
citocinas, moléculas empleadas para la comunicación entre células para desencadenar a las
defensas protectoras del sistema inmune que participan en la erradicación de patógenos. Los
interferones obtienen su nombre por su capacidad de “interferir” con la replicación viral[2] al
proteger a las células de infecciones virales. Los Interferones también tienen varias otras funciones:
activan células del sistema inmune, como las células asesinas naturales y los macrófagos;
incrementan las defensas del hospedador al regular el incremento en la presentación de antígeno a
través del aumento en la expresión de los antígenos del complejo mayor de histocompatibilidad
(MHC). Algunos de los síntomas de las infecciones, tales como la fiebre, dolor muscular y síntomas
similares a los de la gripe también son causados por la producción de IFNs y otras citocinas.
Reciben su nombre debido a su capacidad para interferir en la replicación de los virus en las células
hospedadoras. Se unen a receptores en la superficie de las células infectadas, activando diferentes
vías de señalización en las que participan diversas proteínas antivirales (como la PKR), para
impedir la replicación de una amplia variedad de virus de ARN y ADN. Cumplen, además, otras
funciones: activan células inmunes, como los macrófagos y las células NK; incrementan el
reconocimiento de células cancerígenas o infecciones al dinamizar la presentación de antígenos a
los linfocitos T y, finalmente, incrementan la capacidad de las células sanas para resistir a nuevas
infecciones víricas.
COMPLEJO MAYOR DE HISTOCOMPATIBILIDAD
El complejo mayor de histocompatibilidad (MHC, major histocompatibility complex) del ser
humano, que en general se denomina complejo de antígenos leucocíticos humanos (HLA, human
leukocyte antigen), es una región de cuatro megabases (Mb) situada en el cromosoma 6 (6p21.3)
que contiene gran cantidad de genes expresados. De estos genes, los más conocidos son los del
HLA clases I y II, cuyos productos resultan esenciales para la especificidad inmunitaria y la
histocompatibilidad de los trasplantes; desempeñando una función importante en la predisposición
a diversas enfermedades autoinmunitarias. Otros muchos genes de la región HLA también son
fundamentales para el funcionamiento del sistema inmunitario innato y específico de antígeno. La
región HLA se muestra muy conservada con respecto al MHC de otros mamíferos en cuanto a la
organización genómica, la secuencia de genes, y la estructura y función de las proteínas.
Los genes del HLA clase I se localizan en un segmento del DNA de 2 Mb en el telómero de la
región HLA. Los loci clásicos (MHC clase Ia) HLA-A, HLA-B y HLA-C, cuyos productos
participan de forma integral en la respuesta inmunitaria frente a las infecciones intracelulares, los
tumores y los aloinjertos, se expresan en todas las células nucleadas y son muy polimorfos en la
población. El polimorfismo se refiere a un grado alto de variación alélica en un locus genético, que
da lugar a una gran variedad entre individuos distintos que expresan alelos diferentes. Se han
identificado más de 2 000 alelos en HLA-A, casi 3 000 alelos en HLA-B, y más de 1 700 en HLA-
C en distintas poblaciones humanas, lo que hace de éste el segmento más polimórfico conocido en
el genoma humano. Cada alelo de estos loci codifica una cadena pesada (también denominada
cadena α) que se asocia mediante un enlace no covalente a la cadena ligera no polimorfa
microglobulina β2, codificada en el cromosoma 15.
TOLERANCIA
La tolerancia inmunitaria se define como la ausencia específica de respuesta del sistema
inmunitario frente a un antígeno, ya sea propio o extraño, inducida por el contacto previo con dicho
antígeno. Se trata de un estado activo (no es una simple ausencia de respuesta), dotado de
especificidad y de memoria. Esta tolerancia tiene una importancia capital en el proceso de
trasplante de órganos.
Los antígenos que inducen este estado de tolerancia se denominan "tolerógenos", para distinguirlos
de los que provocan respuesta inmunitaria (inmunógenos).
La tolerancia se puede desarrollar de un modo no natural, como cuando un animal en desarrollo
deja de responder a sus propias moléculas (autototolerancia). Cuando este sistema falla, se
producen patologías por autoinmunidad. La tolerancia inducida experimentalmente es un estado de
ausencia de respuesta a un antígeno que normalmente sería inmunogénico. Para ello, el antígeno
ha de ser administrado bajo ciertas condiciones.
La tolerancia es un estado adquirido ("aprendido"), no innato, que se induce más fácilmente en
linfocitos inmaduros, que se induce cuando no hay señal coestimulatoria, y que requiere que el
antígeno persista para que dicho estado permanezca.
Esta tolerancia se puede adquirir por una exposición prolongada a una determinada cantidad de
virus o bacterias, y puede mantenerse en el tiempo, incluso tras la desaparición del patógeno.
La tolerancia en los linfocitos T CD4+ cooperadores es una forma eficaz de evitar las respuestas
inmunitarias a los antígenos proteínicos, porque los linfocitos T cooperadores son inductores
necesarios de las respuestas inmunitarias celulares y humorales frente a las proteínas. Este
conocimiento ha impulsado una gran cantidad de trabajos sobre los mecanismos de tolerancia en
los linfocitos T CD4+.
Durante su maduración en el timo, muchos linfocitos T inmaduros que reconocen antígenos con
avidez alta son eliminados y algunas de las células supervivientes de la línea CD4* evolucionan a
linfocitos T reguladores. Este proceso afecta a los linfocitos T restringidos por las clases I y II del
MHC y es, por tanto, importante para la tolerancia en los linfocitos CD8+ y CD4+. La selección
negativa de los timocitos es responsable del hecho de que el repertorio de linfocitos T maduros que
abandona el timo y puebla los tejidos linfáticos periféricos no responda a los antígenos propios
presentes en el timo.
Los dos hechos principales que determinan si un antígeno propio particular inducirá la selección
negativa de los timocitos autorreactivos son la presencia de ese antígeno en el timo, por su
expresión local o por su llegada a través de la sangre, y la afinidad de los receptores del linfocito T
(TCR) del timocito que reconocen al antígeno. De este modo, las cuestiones importantes relevantes
en la selección negativa son qué antígenos propios están presentes en el timo y cómo son
eliminados los linfocitos T inmaduros que los reconocen.
RESPUESTA INMUNE vs INFECCION
Las respuestas inmunes contra los microorganismos, aunque múltiples y variadas, presentan
algunas características generales. La primera es que la defensa efectiva contra los microorganismos
está mediada por mecanismos efectores tanto de la inmunidad innata como de la adaptativa.
Muchos microorganismos han desarrollado mecanismos que les permiten sobrevivir a la respuesta
inmune innata y la protección contra ellos requiere la participación activa de la inmunidad
adaptativa. Sin embargo, como se mencionó anteriormente, el tipo de respuesta adaptativa está
determinada en gran parte por eventos ocurridos durante la respuesta innata. Los agentes
infecciosos pueden diferir mucho en sus patrones de invasión y de colonización, así como en la
inmunogenicidad de sus antígenos. Por lo tanto, una respuesta inmune efectiva contra
microorganismos distintos, puede requerir la activación de distintos tipos de mecanismos efectores
tanto en la respuesta inmune innata como en la adaptativa. La supervivencia y la patogenicidad de
los microorganismos en el huésped están críticamente influenciadas por su capacidad de evadir o
resistir la inmunidad protectora, para lo cual ellos han desarrollado diferentes estrategias. Otra
característica en común es que en muchas infecciones el daño tisular y la enfermedad producida
puede ser causada por la propia respuesta inmune del huésped contra el patógeno, más que por el
microorganismo en sí mismo.
VACUNAS
Es una suspensión de microorganismos vivos atenuados, muertos o inactivados, fracciones de los
mismos o partículas protéicas, polisacáridas o ácidos nucléicos de patógenos que al ser
administradas se distribuyen en el sistema inmunológico e inducen una respuesta inmune específica
que inactivan, destruyen o suprimen al patógeno previniendo la enfermedad contra la que está
dirigida. El resultado de la vacuna en el organismo es la capacidad de que el agente patógeno se
multiplique y produzca inmunidad, sin causar enfermedad. Se clasifican en vivas atenuadas,
muertas o inactivas, polisacáridos y recombinantes, son producidas por modificación de los virus
o bacterias que producen la enfermedad.
INMUNOGLOBULINA A
Actúan como la defensa inicial contra los patógenos invasores (virus y bacterias) antes de
que penetren en el plasma; identifican los antígenos patógenos e impiden que se instalen
en las mucosas.
La IgA tiene una masa molecular que oscila entre 170.000 y 720.000, ya que forma
estructuras poliméricas de la unidad estructural básica; la cadena H es del isotipo α,
contiene un 7-12% en peso de glúcidos y su concentración en el suero es de 90-420 mg
por 100 mL.
INMUNOGLOBULINA G
Las cadenas H de la IgG son del isotipo γ, contiene un 2-3% en peso de glúcidos.
INMUNOGLOBULINA M
1. Una regulación dada por la propia naturaleza lábil de sus componentes, los
cuales requieren de estabilizarse uniéndose entre sí para desarrollar la
cascada.
2. Una regulación basada en la actuación de proteínas reguladoras.
Por otro lado, también se ha descubierto proteínas que actúan regulando la activad
de la 'convertasa de C3', tanto en la vía clásica y de las lectinas como en la vía
alterna. Se les llama proteínas RCA y se codifican en el cromosoma 1 del humano.
Proteína de unión de C4b (C4bBP): es una proteína soluble que actúa tan en
la vía común como en el de las lectinas. Se unen a C4b y favorecen al clivaje
de éste por parte del Factor I, impidiendo que la convertasa se ensamble.
Generan C4d (unida a la membrana) y C4c (soluble)
Proteína MCP: Ésta es una proteína unida a la membrana, actúa en las tres
vías por función semejante a CR1 y acción conjunta con factor I. Como se
ha visto, mientras las proteínas descriptas se unen a los constituyentes del
complemento, reteniéndolos; el factor I se encarga de clivarlos.
Fig 2 - Inhibición de la Convertasa de C3.
En el caso específico de la vía alterna, se dijo que tanto MCP como CR1 pueden
actuar evitando la formación por retención de C3 y su posterior clivaje so acción
del Factor I. Pero aquí también se agrega otra proteína con función análoga a MCP
y CR1, el llamado Factor H. El clivaje de C3b genera C3bi y C3f. Un subsecuente
clivaje de C3bi (que se encuentra unido a la membrana) generará C3c (soluble) y
C3dg (unido a la membrana).
Primer etapa:
2 - La molécula de C1 está formada por subunidades C1q (que posee seis brazos
helicoidales y un tallo), 2 subunidades C1r y 2 subunidades C1s. Todas estas
subunidades se encuentran estabilizadas por el ión calcio.
5 - C1s tiene dos sustratos, C2 y C4. Será primero C4 quien interactúe con él
produciendo C4a (pequeño) y C4b (grande). C4b se fijará a la membrana de la
célula blanco, C4a difunde hacia el plasma. C2 por su parte, encuentra un sitio de
unión en C4b, como todo este complejo se encuentra cerca de C1s , C2 es clivado
por ésta generando C2a y C2b. En este caso, el fragmento más pequeño es C2b (que
difunde hacia el plasma) quedando unido a C4b el fragmento C2a.
Segunda Etapa:
Ésta vía se activa de manera más temprana que la vía clásica. Es independiente de
complejos antígeno-anticuerpo, lo cual le permite ser catalogada como una vía
intrínsecamente innata y vigilante de la inmunidad dado que puede actuar en
ausencia de inmunoglobulinas. Intervienen en ella las proteínas C3, factor B,
factor D y properdina.
El C3b generado por cualquiera de las dos vías, se unirá en la membrana a antígenos
extraños. Una vez afianzado a éstos puede servir como sitio de unión del Factor
soluble B.
El factor B unido a C3b genera el complejo C3bB que se encuentra estabilizado por
magnesio y que sufre un clivaje por parte de otro factor llamado Factor D. Dicho
clivaje produce a partir del factor B los productos Ba y Bb, el primero difunde hacia
el plasma y el segundo queda anclado en el complejo formando C3bBb.
El C3b generado por el complejo C3bBb se une a este mismo constituyendo una
molécula más grande llamada C3bBb3b, complejo análogo al C4b2a3b de la vía
clásica también llamada 'Convertasa de C5'
C3bBb3b toma por sustrato a C5 generando C5a y C5b. C5a difunde hacia el
plasma y C5b se fija a la membrana de la célula blanco para continuar con el
desenlace común a todas las vías con la formación del complejo de ataque a la
membrana. (C6 - C7 - C8 - C9).
Células dendríticas
Se ha demostrado que el primer blanco de este virus en humanos son las células dendríticas
de la piel, que funcionan como centinelas del sistema inmune. Durante la salivación del
artrópodo, las partículas virales son liberadas en la dermis y las células dendríticas de
Langerhans las interiorizan. El DENV infecta estas células, se replica en ellas e induce su
activación y la producción de citocinas proinflamatorias. La activación y maduración de estas
células es crítica en la respuesta antiviral; sin embargo, también contribuye a la diseminación
del virus cuando éstas migran a los ganglios linfáticos1. Adicionalmente, se conoce bien que
el DENV reduce la capacidad de las células dendríticas para producir interferón tipo I (IFN-
I)de la piel, y la respuesta inmune comienza.
Interferones tipo I
Los IFN-I conducen al establecimiento del estado antiviral que restringe la diseminación del
virus en las células del hospedero. Mediante su unión al receptor de interferón α/β (IFN-α/β)
en la superficie celular, estas citocinas inducen una respuesta de resistencia a la replicación
viral.
Activación de linfocitos T
Los linfocitos T CD4+ activados por los péptidos presentados en moléculas de clase II del
MHC proliferan y secretan citocinas que polarizan la respuesta hacia las células efectoras
más adecuadas para la eliminación del patógeno, T helper 1 (Th1), T helper 2 (Th2), T helper
17 (Th17) o incluso células T reguladoras (Treg). Como en las células dendríticas humanas
infectadas con el DENV no hay inducción de la producción de IFN-I, queda afectada también
la capacidad de activación de células T naive hacia una respuesta de tipo Th11. Además, se
ha reportado que las células dendríticas infectadas con el virus del DENV-2 son incapaces
de inducir la diferenciación de la población de células CD4+ productoras del IFN-γ.
Inmunopatogénesis en el dengue
La FHD y el SCD son las manifestaciones más graves de las infecciones causadas por el
DENV. En estas se produce fiebre muy alta, aumento importante en la permeabilidad
vascular, hemoconcentración, trombocitopenia, hemorragias y hepatomegalia. En los casos
de FHD los niveles in vivo de varias citocinas, especialmente IL-6, IL-8, TNF-α e IFN-γ,
aumentan desproporcionadamente.
Inmunidad adquirida
En el modelo murino, una vez degradado el parásito por los macrófagos, los antígenos de
Leishmania son presentados a los linfocitos T y se inicia la respuesta inmune de tipo celular
mediada principalmente por linfocitos T CD4+. Estos linfocitos se diferencian en
subpoblaciones productoras de citocinas que pueden favorecer o no la resolución de la
enfermedad. Las células T CD8+ también se encuentran involucradas en la respuesta de
memoria y resistencia a la reinfección por Leishmania, caracterizada por una producción alta
y rápida de lFNy.
En los pacientes africanos con malaria se encuentra incremento en los niveles de FNTα que
se relacionan con la presentación de fiebre y la gravedad de la infección. En los modelos de
ratón, el exceso de FNTα contribuye al desarrollo de malaria cerebral; sin embargo, en los
ensayos clínicos con agentes como anticuerpos anti-FNTα y pentoxilina (interfiere en la
producción), no se ha demostrado reducción de la mortalidad y presentación de malaria
cerebral en humanos. El incremento en los niveles de FNTα ocasiona una respuesta sistémica
relacionada con las complicaciones palúdica; se han encontrado altos niveles de esta citocina
en pacientes con anemia palúdica grave, falla renal, hipoglucemia y falla multiorgánica. Se
sugiere que la producción local de citocinas, en especial de FNTα, juega un papel muy
importante en el desarrollo de las complicaciones, que no puede ser evidenciado en sus
niveles plasmáticos.
Otras citocinas. Los niveles séricos de las citocinas proinflamatorias IL-1 e IL-6 se
encuentran incrementados en los pacientes con malaria y se han relacionado con enfermedad
grave y malaria cerebral. Estas citocinas complementan muchas de las acciones mediadas
por el FNTα, como la inducción de fiebre, la activación endotelial por IL-1 y el incremento
en la producción de proteínas de fase aguda por IL-6, amplificando la respuesta inflamatoria.
El IFN-γ se considera una citocina proinflamatoria; una de sus principales funciones es
activar la respuesta celular, potenciando los mecanismos microbicidas de las células
fagocíticas. Es producida por linfocitos T y células asesinas naturales; sus niveles se
incrementan durante la malaria y protege de altas parasitemias y enfermedad clínica, aunque
también puede tener un papel en la patogenia de la infección.
Los lugares de secuestro constituyen sitios ricos en material del parásito, capaz de activar
una respuesta inflamatoria. Como parte de un ciclo, el incremento en la producción de
mediadores inflamatorios favorece el secuestro, por incrementar la expresión de las
moléculas de adhesión que son usadas por el parásito para adherirse al endotelio. La
interacción entre glóbulos rojos parasitados y el endotelio conlleva a un proceso de activación
y estrés endotelial caracterizado por la activación de vías de señalización, producción de
mediadores inflamatorios, estrés oxidativo y apoptosis celular, daño que contribuye al
desarrollo de las complicaciones palúdicas y amplía la respuesta inflamatoria.
Se caracteriza por ser un parásito con una gran variabilidad antigénica. Sus moléculas de
membrana cambian constantemente al pasar de un ciclo a otro, lo que demuestra una
complejidad biológica. Estos antígenos determinan la respuesta en el huésped y en algunos
casos inducen una respuesta que es utilizada como mecanismo de evasión. La respuesta
inmune requiere de múltiples mecanismos efectores como por ejemplo una potente respuesta
de anticuerpos contra las formas extracelulares y una respuesta celular eficaz contra el estadio
intracelular. Por otra parte en los estadios iniciales de la infección es esencial la respuesta
innata o inespecífica a través de sus efectores y moduladores celulares y moleculares. Así,
las citoquinas (CK) y mediadores solubles juegan un papel fundamental durante la infección,
ya que su actividad determina, en gran medida, el inicio, duración y composición de las
distintas vías efectoras de la respuesta.
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