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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ESTE

NEUROCIENCIA Y APRENDIZAJE

ENSAYO. APRENDIZAJE EMOCIONANTE (Begoña Ibarrola)

ISSAIAS CESA 2018-1010

“Las emociones, los sentimientos y el aprendizaje están muy relacionados.” Concepto

expresado por la autora, con el que estoy totalmente de acuerdo. Todos, en algún momento de

nuestras vidas hemos experimentado situaciones de dolor o alegría, las cuales definitivamente

recordamos con mas claridad, que cualquier otro suceso que no haya afectado nuestras

emociones o sentimientos. Además, esta forma de aprendizaje, (muy significativa) se encuentra

de forma implícita en el ser humano desde hace mucho tiempo, y podemos relacionarla con la

experiencia. Para demostrar que el aprendizaje relacionado con las emociones y sentimientos, es

un factor característico del ser humano, podemos poner como ejemplo, a un niño que ha sufrido

una quemadura al colocar su mano sobre el fuego, debido a la sensibilidad ante ese estimulo y la

respuesta del cerebro, el niño empezaría a llorar. Durante esta experiencia de dolor, con la que

generalmente las emociones están relacionadas, se logró un aprendizaje significativo, y el mismo

le será de utilidad al niño para no repetir este suceso.

Contrario a lo dicho anteriormente, una persona que experimenta un suceso y lo relaciona

con un sentimiento o emoción positiva, es probable que quiera volver a experimentar el mismo.

En el aula por ejemplo concuerdo con la autora, en que es importante recompensar al alumno en

el aula para que el mismo se sienta motivado emocionalmente y esta experiencia podrá lograr
que el alumno desee el seguir aprendiendo y por consecuente brinde un mayor desempeño.

Todo esto es parte de un todo, en el que el docente como plantean algunas teorías del

aprendizaje de teóricos como John Dewey, Jean Piaget, y Lev Vygotsky (cuyo trabajo colectivo

se enfocó en cómo aprenden los estudiantes, han dado a conocer el cambio sobre el aprendizaje

centrado en el estudiante.), debe adaptar su enseñanza a las distintas formas en las que los

alumnos aprenden, y, no los alumnos adaptarse al docente. Algo parecido trata Ibarrola en el

texto, pero lograr esto en algunos contextos es imposible si no se desarrollan metodologías y

recursos que abarquen las distintas formas de aprendizaje de todos los alumnos, y aunque esto

supone un reto es un paso importante para obtener un buen resultado en el proceso enseñanza-

aprendizaje.

Como dice Ibarrola los intentos por introducir la neurología en la pedagogía han sido

muchos en los últimos años, para así mejorar la metodología utilizada en la enseñanza,

añadiendo estrategias de aprendizaje basadas en como aprende el cerebro, entrando estas como

facilitadoras de un proceso de enseñanza que ayude a el aprendizaje, y como recurso del docente

para establecer las condiciones necesarias en las que los alumnos puedan aprender, pero en algo

que no estoy totalmente de acuerdo con la autora, es donde dice explícitamente: “No son las

competencias cognitivas que están en el centro de los procesos de aprendizaje, sino las

competencias emocionales”, ya que ninguna es mas importante que la otra en los procesos de

aprendizaje, sino que debe existir un equilibro entre lo cognitivo y lo emocional, ya que como

expresamos anteriormente una emoción puede favorecer o dificultar un proceso de aprendizaje,

para regular las emociones que dificultan el proceso y aprovechar al máximo nuestras
capacidades de aprender emocionalmente, necesitamos de nuestras competencias cognitivas (el

cerebro racional), principalmente la capacidad de análisis y posterior la de evaluación de la

situación, para identificar la emoción saber como actuar ante la situación que la produce.

Aparte de esto existen varios aspectos a tomar en cuenta por parte del docente y uno de

ellos es las características del alumno al cual va dirigido el aprendizaje, una característica

importante es la edad, debido a que el cerebro humano pasa por varias etapas de maduración

mientras pasa el tiempo y cada una de esas etapas tiene una función específica, la cual debemos

conocer para así para obtener mejores resultados, un ejemplo de esto, es que durante la infancia

la maduración cerebral se da en la región prefrontal del hemisferio izquierdo por eso en esta

etapa el niño puede aprender más fácil un contenido relacionado con el lenguaje, y así durante el

paso del tiempo las demás áreas del cerebro van madurando, por lo tanto es necesario realizar

este análisis en la elaboración una asignatura para determinar cómo y que contenidos serán de

mayor beneficio para los alumnos.

Como sabemos no es un proceso fácil para el docente lograr un aprendizaje significativo

en la mayoría de los alumnos. Los alumnos también deben de aportar a este proceso brindando

una atención selectiva, focalizada y mantenida al mismo, y el docente en su rol de facilitador,

motivar a los estudiantes y ayudar a los alumnos a solidificar los aprendizajes, haciendo que los

estudiantes procesen los contenidos de manera reflexiva y analítica, dándole un significado

mediante el relacionamiento de los mismos para ellos y el mundo que les rodea.

Pero, ¿está el sistema educativo evaluando correctamente a los alumnos, y por


consecuente preparándolos para un futuro exitoso? Hoy en día se sigue evaluando al alumnado

por su cociente intelectual y se ha dejado de lado la inteligencia emocional la cual en los últimos

descubrimientos realizados por Daniel Goleman y el Consorcio para la Investigación sobre

Inteligencia Emocional en organizaciones (Consortium for Research on Emotional Intelligence

in Organizations) nos indican claramente que la Inteligencia Emocional (IE) es el factor de éxito

más importante en cualquier carrera, más que el Coeficiente Intelectual (CI), esto lo podemos ver

en el día a día, en la taza de personas con títulos universitarios desempleadas. Por lo tanto, como

docentes debemos con ayuda de las neurociencias aplicadas a la educación desarrollar

metodologías que promuevan el aumenten el nivel inteligencia emocional en nuestros alumnos, y

así proporcionalmente aumentar sus posibilidades de éxito.

Como constructo final y creo que es lo que Ibarrola trata de transmitir es que como

docentes tenemos en nuestras manos la capacidad de dirigir el futuro de un alumno el cual

definimos dependiendo de nuestras técnicas y recursos, para manejar el proceso enseñanza-

aprendizaje. Y que en este proceso las emociones juegan un papel fundamental gracias a la

capacidad de recordar lo que asociamos a las mismas, es decir la relación de las emociones con

la memoria, cuya función suele ser generalmente depreciada, cuando las personas hacen

referencia a la aprendizaje emocional, pero la cual creo, es de suma importancia para todo

proceso de aprendizaje ya que es la que nos permite almacenar información, pero también nos

permite almacenar la forma de utilizar esa información para realizar una acción.

Este libro ha ampliado mi forma de pensar en torno al aprendizaje viéndolo como un

proceso más complejo, pero que con los procedimientos correctos podemos hacer de este proceso
un proceso “emocionante” y más sencillo para el alumno, pero el punto central al que he llegado

es que aparte de hacer de este un proceso “emocionante”, es que, ya que el alumno debe ser un

ente activo, debemos brindar técnicas a los alumnos para que los mismos se vuelvan autónomos

y al mismo tiempo puedan obtener mejores resultados para si mismos de este proceso.

Vivimos en tiempos en los que cualquiera puede aprender, ya que podemos encontrar recursos

para el aprendizaje en todos lados de distintos tipos y formatos, pero de nada sirven estos si no

tenemos las estrategias para crear nuestro propio aprendizaje significativo. Por eso necesitamos

transmitir y aprovechar estos aportes neuro educativos y psicológicos a la sociedad y hacer que

esto se vuelva una herencia cultural, y me atrevo a decir que, si esto pasa se podrá notar el

cambio y el desarrollo significativo en la misma.

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