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REFERENCIAS
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MARCIANO VIDAL
Instituto Superior de Ciencias Morales, Madrid
150 ISEGOR(NlO(1994)
NOTAS Y DISCUSIONES
signo conservador se agrupan en torno dos rasgos que caracterizan esa nueva
a otro paradigma denominado «ética presencia:
de la fe». Propuesto inicialmente por J. - Superación del «imperialismo mo-
Ratzinger y U. van Balthasar con esta ral». En épocas no remotas el cristia-
expresión," ha sido transformado por nismo español se configuro como un
el papa Juan Pablo II en la encíclica proyecto histórico de «crístíandad».
Veritatis Splendor en «teonomía partí- Dentro de ese proyecto entraba el mo-
cípada»." nopolio ético de la vida social.
Aunque no faltan en el catolicismo . El monopolio ético es ejercido por el
español tendencias de signo conserva- cristianismo cuando se atribuye la de-
dor, más bien vinculadas en lo moral finición y el control de las justificacio-
al paradigma de la «ética de la fe», se nes morales de la existencia humana;
puede afirmar. sin embargo, que ma- cuando pretende ser el «dosel ético» de
yoritariamente el discurso ético-teoló- la sociedad; cuando se constituye en la
gico se sitúa dentro de los plantea- conciencia moral exclusiva de la vida
mientos de la autonomía teónoma.!" social. Son variados los mecanismos
mediante los cuales se lleva a cabo el
4. Adaptación a la sociedad monopolio ético. La Iglesia suele utili-
democrática y pluralista zar los siguientes: 1) declararse a sí
misma «guardiana» del orden moral,
Moral cristiana y «ética civil" que previamente ha sacralizado y, con-
siguientemente, sometido a las instan-
La sociedad española ha realizado un cias religiosas; 2) constituirse a sí mis-
cambio espectacular en las últimas dé- ma en «intérprete» auténtica y cualifi-
cadas. Del régimen político de la dicta- cada de los valores morales por razón
dura ha pasado a la forma irreversible de la referencia de éstos al bien del
de la democracia; de ser una sociedad hombre, objeto imprescindible del ma-
«cerrada» se ha convertido en una so- gisterio eclesiástico.
ciedad «abierta». Los planteamientos actuales de la
La ética cristiana. tanto a nivel de ética teológica pretenden superar este
vida como a nivel de reflexión, ha teni- «imperialismo moral». Formulan las
do que confrontarse con esa nueva si- orientaciones cristianas como una ofer-
tuación. La «crisis moral» por la que ta dentro del pluralismo de opciones.
ha atravesado la sociedad española ha Este respeto al pluralismo democrá-
repercutido de varios modos en los tico impide caer en la tentación del
planteamientos teológico-morales. En- monopolio ético de la existencia hu-
tre todos esos modos hay uno que los mana.
engloba a todos: la necesidad de vivir y - Colaboración en el rearme moral
de formular el proyecto moral cristia- de la vida social. La aceptación del plu-
no en una sociedad pluralista y demo- ralismo ético llevará a los cristianos a
crática, en diálogo y confrontación con una labor de colaboración con todos
la «ética civih>. los individuos y grupos «de buena vo-
luntad». La ética constituye el horizon-
a) Reubicación de la moral cristiana te común y de diálogo entre creyentes
Al aceptar el contexto pluralísta y y no creyentes. El Concilio Vaticano II
democrático, la moral de los cristianos puso de relieve la importancia de la
adquiere una nueva forma de presea- ética como plataforma de encuentro y
cía en la sociedad. Quiero referirme a de cooperación:
que, si bien afirma por derecho propio Católica» (1992), aunque pretende re-
el pluralismo moral, también exige la coger los frutos del Vaticano Il, no es
búsqueda de convergencias éticas. de hecho un planteamiento volcado
Dentro de ese denominador ético co- hacia el futuro sino más bien hacia las
mún caben las variaciones que la pe- categorías del pasado. La encíclica Ve-
culiaridad de cada legítima opción se ritatis splendor (1993) alaba la labor
sienta urgida a introducir. Cabe, entre teológico-moral realizada en el post-
otras, la peculiaridad de la opción mo- concilio (n. 29). Sin embargo, esta en-
ral de los cristianos, que por su propia cíclica supone una «amonestación» a
condición ofrece el mensaje de perfec- determinadas orientaciones de la ética
ción evangélica vinculada a la realiza- teológica surgidas después del Concilio
ción de los valores del Reino de Dios. Vaticano Il,
A mi juicio hay indicios suficientes
5. Postura critica intraeclesial para hablar de una ofensiva «restaura-
cíonísta» en el campo de la moral ca-
El discurso de la ética teológica ha te- tólica. Este objetivo «restauracionista»
nido que desarrollarse, en bastantes se concreta básicamente en una vuelta
aspectos, en confrontación con la pos- hacia los planteamientos y las formula-
tura oficial del magisterio eclesiástico. ciones de la escolástica. Situándose en
Durante el pontificado de Juan Pablo las comentes neotornistas actuales
Il no ha sido fácil la coexistencia ar- (neotomismo polaco, neotomismo an-
mónica y mutuamente fecunda entre glosajón, neotomismo de ciertos gru-
teología y magisterio oficial. Por lo que pos católicos como Opus Dei y Comu-
respecta a la ética teológica quiero ha- nión y Liberación), la encíclica Verita-
cer dos alusiones: una, en referencia al tis splendor y, en cierta medida, el Ca-
planteamiento oficial de la moral; y tecismo universal pretenden hacer una
otra, en alusión a la reacción de los propuesta de la moral cristiana en cla-
teólogos españoles. ve de «restauración neoescolásrlca».
NOTAS
1. J.M.· González. Ruíz, Creer es comprometerse 6. Para un desarrollo más amplio remito a
(Barcelona, 1968). otras exposiciones previas: M. Vidal, «La teología
2. Ver los estudios de J.L.L. Aranguren, Catoli· moral. Renovación posconciliar tareas de futuros,
cismo y protestantismo como [armas de existencia en C. Florístán y 1.1. Tamayo (eds.), El Vaticano
(Madrid, 1952; reed. en 1980); Bl protestantismo y Il, veiHte años después (Madrid, 1986), 201-234;
la moral (Madrid, 1954); .La ética protestante», «La théologie morale en Espagne au cours des
en V. Camps (ed.), Historia de la atea, 1 (Barcelo- víngts derníéres années», Le Supplément. 158
na, 1988),490-506. (1986), 119·134.
3. Cf. A. Cortina, .Ética fíloséfíca», en M. Vi· 7. Cf. M. Vida!•• La aportación de la Universi-
dal (dír.), Conceptos [undamentales de ética teoló- dad Pontificia Comillas a la Teología Moral»,
gica (Madrid, 1992), 145-166. Miscelánea Comillas, 50 (1992), 169-197, esp. 189-
4. ¡.L.L. Aranguren, Ética {Madrid, 1972),91. In.
5. Cf. F. Furger••Von der Moraltheologie zur 8. Entre los manuales de ética teológica produ-
chrístlichen Ethik», Theologie der Gegenwart, 22 cidos en España conviene recordar: W.AA., Pra-
(1979), 147-159. xis cristiana, 3 vals. (Madrid. 1980-1986); U. Sán,
chez, 1.A opci6n del cristiano, 3 vols. (Madrid, El Ciervo, 31 (1982),4·15; VV.AA., "La ética en la
1984-1986); M. Vidal, Moral de actitudes, 4 vols. sociedad civil», Revista de Occidente, 45 (] 985); J.
(Madrid, 1990-1991). Muguerza, "Un contrapunto ético: la moral ciu-
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drid, 1981); M. Rubio, .El contexto de la Moder- 258; VV.AA., «Virtudes públicas y ética civil», oo-
nidad y de la Postmodcmídad», en M. Vidal cumentación Social. 83 (199]); VV.AA.,Ética laica
(dír.), Conceptos fundamentales de étwa teológica, y sociedad pluralista (Madrid, 1993).
op. cit., 107·144. 22. Ver, en este sentido, la postura del carde-
10. M. Vídal, Moral de actitudes. l. op. cit.. 260- nal V.E. Tarancón, "La ética civil», Vida Nueva,
284. 1.768 (15fXIII1990), 9.
11. Summa theologica, 1, q. 20. a. 2 ad 3; !I-Il, 23. La verdad os hará libres (Madrid, 1990),
q.l, a.1. n.49.
12. cr. A. Torres Queiruga, Creo en Dios Padre 24. M. Vidal, Ética civil y sociedad democratica
(Santander, 1986), 15-45. (Bilbao, 1984); A. Domingo y B. Bennassar, "Éti-
13. J. G6mez Caffarena, El teísmo moral de ca cívil», en M. Vidal (dír.), Conceptos fundamen-
Kant (Madrid, 1984); íd., «El "teísmo moral" en la tales de ética teológica, op. cit., 269-291; VV.AA.,
tercera Critica kantiana.., Miscelánea Comillas, 49 La pregunta por la ética. Ética religiosa en diálogo
(1991), 3-22: -la irrenunciable autonomía pierde. con la ética civil (Salamanca, 1993).
parece, el recelo a sintetizarse con una teonornía 25. B. Forcano, Nueva ética sexual (Madrid,
depurada. (p. 22). 1981).
14. Cf. E. Bonete, Aranguren: la ética entre la 26. Cf. J.M.· Díaz Moreno, «Los XXV años de
religi611 y la política (Madrid, 1989), 75-107. Ver la Encíclica Humanae vitae», XX Siglos, 4 (1993),
también las agónícas referencias a la religi6n en n, 14, 21·33.
el proyecto ético de J. Muguerza. Desde 10. perple- 27. Ver los trabajos de la cátedra de Bíoétíca,
jidad (Madrid, 1990),441-473 (.Un colofón teolo- dirigida por J. Gafo, de la Universidad Pontificia
glco-polítíco»). Comillas: Dilemas éticos <m la medwil1a actual
15. A. Fierro, Sobre la religión (Madrid, 1979), (Madrid, Publicaciones de la U.P. Comillas). En
205-217. una postura más critica plantea los problemas de
16. J. Girardi, Diálogo, revolucién y atetsmo, la bíoética teológica F.l. Elizari, Bioétioa. (Madrid,
(Salamanca, 1971),221. 1991).
17. J. Ratzinger y otros, Prinzipien christlicher 28. cr. M. Vida], 1.A moral cristiana en el nuevo
Ethik (Einsiedeln, 1975). Catecismo (Madrid, 1993); id.• 1.A propuesta moral
18. Veriuuis splendor, n. 41. de luan Pablo II. Comemario teolágico-moral de la
19. E. L6pez Azpítarte, 1.A ética cristiana: ¿fe o encidica • veruans splendor» (Madrid, 1994).
raz6n? Discusiones en tomo a su fundamento 29. P.M. Lamer, «La mora! protagonista>, Igle·
(Santander, 1988). sia Viva, 167 (1993), 445-454; E. García, «Fría
20. Gaudium el spes, n, 16. acogida a la Yeritatis splendor», XX Siglos, 5
21. VV.AA.••¿En qué consiste la ética cívica?, (1994), n. 18,39-4.