La orden jesuita, o de los jesuitas, llamada oficialmente Compañía de Jesús,

es una orden religiosa católica fundada a mediados del siglo XVI (más
específicamente en el año 1534) en la ciudad de París. Su fundador fue el
religioso luego declarado santo San Ignacio de Loyola. Los objetivos de la
fundación de esta compañía fueron, obviamente, la extensión y difusión del
mensaje de Jesús en aquellos territorios y comunidades en los cuales el
mismo todavía no existiera. Una de las principales y más destacas obras de
esta compañía tuvo lugar en América del Sur, en el actual territorio argentino
y paraguayo.
Contamos entre los elementos más significativos y distintivos de la obra de la
Compañía de Jesús el interés por sembrar en sus seguidores y fieles el mensaje
de Jesús a través de la educación y de la enseñanza evangelizadora. Los jesuitas
no sólo se hicieron famosos históricamente por enseñar a comunidades
aborígenes el mensaje católico si no también por inculcar en ellas las nociones de
espiritualidad y de la importancia de una vida dedicada a la reflexión y a la
admiración de las obras del señor más que al interés por los objetos materiales y
por el dinero. Al mismo tiempo, los jesuitas pasaban a sus fieles la idea de magis,
o misión para la que cada uno de nosotros fue creado y traído al mundo: descubrir
la propia misión y llevarla adelante era para los jesuitas un acto de valentía y
completa devoción al Señor.
Si bien las compañías jesuitas existen hasta el día de hoy con gran presencia en
espacios como Latinoamérica, uno de los momentos más cruciales en su historia
fue la expulsión de América que los mismos sufrieron en el siglo XVIII a manos de
los reyes Borbones de España y de otras casas dinásticas europeas. Los jesuitas
representaban valores políticos y religiosos que no coincidían con los de los reyes
(quienes querían limitar el poder Papal y centralizar tanto el poder político como el
religioso en sus personas). Al mismo tiempo, los jesuitas habían logrado una
increíble obra de evangelización en América que iba más allá de las cuestiones
religiosas ya que habían otorgado a las comunidades indígenas diferentes
elementos para su organización y subsistencia. Hoy en día, los jesuitas siguen
existiendo y cuentan con numerosos adeptos en todo el mundo.
Análisis de la película “LA MISIÓN”
1- Explicar el encuentro cultural, entre los Ibéricos, Jesuitas y
Guaraníes, integrando los postulados de al menos dos autores.
 De partida, es cuestionable el concepto de encuentro, porque el concepto de
encuentro tiene una connotación un tanto insípida. Se produce cuando dos
personas o más, casualmente, fortuitamente o por voluntad propia, deciden
reunirse, pero este no es el caso que aconteció entre ibéricos, jesuitas y
guaraníes, porque fue derechamente una invasión, una conquista, un actitud con
afán de explotación del nativo o aborigen, como recurso y también de la
naturaleza que lo rodeaba y de la cual dependían, por eso el concepto de
encuentro es cuestionable. Claramente fue una reunión obligatoria, más que
encontrarse con alguien.

Los europeos llegaron con una mentalidad que está asociada a lo que planteaba
Cicerón con respecto al concepto de cultura “Es la formación del espíritu y todo lo
que permite al hombre poseer un conjunto de actividades de elevada categoría
intelectual y estética, así como una determinada destreza”. Esto obedece a un
concepto de superioridad que tienen los occidentales hasta el día de hoy, y que se
origina en la cultura grecolatina, los cuales son fundadores de la cultura
occidental, con un prejuicio cultural, que es pretender ver la vida humana como
luchando constantemente contra la naturaleza, luchando contra los confines que
ellos llamaban la URBS, la ciudad, y con todo lo que implicaba la ciudad-
construcciones- que quitaban espacio a lo natural. Lo natural para ellos estaba
relacionado con lo bárbaro, lo no humano o con el “otro”. La alteridad para ellos
estaba fuera de los confines de las murallas, de la ciudad, por eso es que la tenían
simbólicamente, no sólo para defenderse de quien intentaba atacar, sino también
para defenderse de la naturaleza, porque el que intentaba atacar provenía de ese
mismo mundo, era un bárbaro. Hay historias que se tejen en relación a ellos, los
bárbaros que significa “extranjero”, ellos supuestamente se comían a niños,
mataban, azotaban y asolaban regiones enteras como producto de su misma
“barbaridad”.

Existe todo un concepto de vida que tiene que ver la asociación del ser humano
en cuanto vive rodeado de civilización, ese es el propósito del ser humano, vivir
rodeado de civilización, luchar contra la naturaleza y todo lo que escapa a ello,
tiene que ver con el “otro”, con la alteridad, con lo distinto, con el bárbaro, con el
criminal, con el inferior.

De este modo pasó todo un mundo, entre la antigüedad y la edad media, donde
este concepto se reforzó. Por ejemplo San Agustín, en el siglo tercero, ya estaba
planteando inferir en la Ciudad de Dios, la importancia de la civilización y el
rescate de Roma, porque ésta se había estado perdiendo ya que recibía la
influencia de otros pueblos, ya no tenía esa concepción de civilización tan claro.

Más todavía que la Iglesia Católica durante la edad media no hizo otra cosa que
civilizar, domesticar, según los parámetros de lo que entendían por civilización.
Entonces las personas que llegaron a este continente, estaban imbuidos con ese
pensamiento, y cuando se encontraron con los aborígenes, evidentemente vieron
a unos seres inferiores.
 Tanto los portugueses como los españoles traían ese mismo pensamiento. Un
ser que vivía rodeado de naturaleza pura, desbordado por ella y que vivía dentro
de ella, no podía ser considerado civilizado, ello significaba que no era ser
humano. No podía tener un alma -ahí esta el concepto de Cicerón- que habla
acerca del espíritu, del intelecto, por lo tanto cómo un ser que vive rodeado de
naturaleza iba a tener espíritu, alma, si no se separaba de ella y es parte de ella?.
Lo que entendían de civilización era justamente una lucha, una separación contra
la naturaleza, solo ahí el ser humano era humano.

Cuando llegaron a las tierras de los guaraníes, tanto los ibéricos como los
jesuitas no vieron en el aborigen más que una representación del lado bárbaro.
Entonces ante ellos tenían una postura que era eliminarlos, porque eran “otros”,
no tenían alma, tenían una actitud de eliminación de lo distinto, porque lo distinto
provocaba miedo. Se contaba la historia entorno de lo que el bárbaro había sido –
desde que se creó la cultura occidental- desde cuando se derrumba el Imperio
Romano de Occidente, producto de la invasión de los pueblos bárbaros.

Esa actitud durante la represión y que lo muestra la película, simplemente

mataron. Además de considerar ese territorio como propio, como parte de Portugal
y también como parte de un capitalismo insipiente, porque son privados los que
comienzan hacer la conquista, no tuvo un carácter público, estatal, sino privado,
es decir, venía gente con dinero y ellos mismos eran quienes tenían que sostener
su expedición en nombre del Rey, eran empresarios privados los que se hacían
dueño de todo y esto lo muestra muy bien la película, eran ellos los que querían
quedarse con esa zona, entonces tomaron esa actitud de represión, en el fondo
sentían miedo, miedo a los “otros”, que debe ser eliminado y el miedo sólo se
destruye eliminando al “otro”. También a través de lo que hacían los jesuitas, que
es lo mismo, pero desde otra mirada, adoctrinándolos, evangelizándolos, es decir
“blanquearlos” y esto significa destruir su cultura, es lo mismo que matarlos,
aunque de una manera más sutil.

“Blanqueamiento cultural”, significa, occidentalizar, pretender ser occidental

cuando no se es totalmente. Los jesuitas hicieron lo mismo, obviamente
acompañado por un espíritu religioso caritativo, de la imitación de Cristo, un
mensaje cristiano medieval, una martirización profunda, además los jesuitas
tuvieron otra actitud, querían crear un paraíso civilizado, donde se evangelizara al
aborigen y se le dotara de un alma.

De partida, cuando aprenden a cantar, cuando aprenden a tocar instrumentos y

lo demuestran ante lo demás, no están haciendo otra cosa que decirle al mundo;
“ellos tienen un alma, solo es cuestión que se les eduque”, que se les enseñe, de
modo que los jesuitas no hicieron otra cosa que “blanquearlos”, accidentarlos,
demostrando que ellos, los aborígenes sí tenían alma a través de un proceso de
adoctrinamiento. Aquí hay todo un mensaje religioso, en relación a la
martirización, a la imitación de Cristo, a la caridad, con respecto de pueblos que
estaban alejados de la mano de Dios, por lo tanto, había que conducirlos hacia
ese camino. En el fondo era lo mismo, el mismo pensamiento, pero con ribetes
distintos.

Hay ciertos pasajes que deja entrever que los guaraníes no habían perdido
ciertas costumbres, que trataban de resignificar, de reinterpretar su cultura en
base a lo nuevo que estaba llegando de Europa, como por ejemplo, la resignación
o la asimilación cultural que tenían , porque en este caso los jesuitas fueron más
respetuosos, más inteligentes para dominar, no exterminaron la organización, ellos
mismos seguían organizándose, preguntando al jefe de la tribu qué podían hacer,
seguían tomando algunas decisiones. Los jesuitas al jefe de la tribu les tenían
cierto respeto.

El mensaje final de la película es bastante sutil, porque sobrevivieron los niños,

los cuales suben a una canoa para huir y fundar otra ciudad dentro de la selva,
pero esos niños no van a ser completamente aborígenes porque ya tienen una
formación cristiana.

Los jesuitas rechazan a los Ibéricos, no solo por amor a los guaraníes, no solo
para dotarlos de un alma, sino también porque sabían que se iba a destruir todo
un proyecto que ellos habían construidos, iban a perder su territorio –
supuestamente era territorio de ellos- tenían una tremenda organización y al
resistirse también se estaban resistiendo al poder que tenían.

Todo esto se entrelaza con lo que dice Herder “nada es más indeterminado que
esta palabra (se refiere a cultura) y nada más engañoso que su aplicación a todas
las naciones y a todos los períodos.”

2- ¿Cuáles son las diferencias significativas en las dimensiones

políticas, social y económico que producen el conflicto entre Ibéricos,
Jesuitas y Guaraníes?
Lo que produce el conflicto es un asunto económico, de partida tiene que ver
claramente con el capitalismo. La sociedad occidental es una sociedad de
excedentes, de utilidades, ve en el ser humano y en la naturaleza un recurso, y
eso se da hasta hoy. Se le llama recurso humano a la persona, despersonalizando
al sujeto y se le convierte en recurso humano. La naturaleza pasa a ser un medio
de explotación, desde donde sacan materias primas y con la cual se puede ganar,
por lo tanto el occidente va a tener un concepto de excedente bastante claro.

La tierra no va a significar mucho simbólicamente, sino pasa a ser un medio para

conseguir más poder, más dinero, también para expandirse, en el fondo tiene que
ver con eso. No existe una relación muy amable con el concepto de tierra, con el
concepto de naturaleza, del ambiente natural que rodea al ser humano, hay una
connotación de explotación, es decir, no viven sólo con lo que les da la naturaleza,
sino que viven del excedente que les da eso, lo que produce, a lo que se llama
utilidades a beneficio personal, propio; pero de qué manera -explotando,
destruyendo, aplastando, dominando- todo es un medio para ganar más poder y
de esta forma se habla de una connotación política-social y económica.

Los Guaraníes vivían de los que la naturaleza les daba, por eso es que la
población no aumentaba mucho, porque vivían sobreviviendo-subsistiendo. Ellos
estaban conformes de lo que la naturaleza les proveía, y si la naturaleza no les
daba más, es que no necesitaban más. El concepto de necesidad totalmente para
ellos es distinto, no tenían necesidad de buscar excedentes, ni de explotar, ni de
verla como recurso.

La conclusión al conflicto se da por el deseo de dominio, de poder, de hegemonía,

de explotación, de considerar a la naturaleza un medio, y al ser humano como
recurso.