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Este documento discute el régimen económico establecido en la constitución peruana de 1993. Afirma que aunque se menciona la "Economía Social de Mercado", los principios subyacentes en realidad establecen un modelo neoliberal que limita la intervención del estado y no permite un verdadero "Estado Social de Derecho". Argumenta que para que haya una Economía Social de Mercado los derechos económicos y sociales deben estar plenamente garantizados, pero que en la práctica del Perú esto no ocurre. Concluye que
Este documento discute el régimen económico establecido en la constitución peruana de 1993. Afirma que aunque se menciona la "Economía Social de Mercado", los principios subyacentes en realidad establecen un modelo neoliberal que limita la intervención del estado y no permite un verdadero "Estado Social de Derecho". Argumenta que para que haya una Economía Social de Mercado los derechos económicos y sociales deben estar plenamente garantizados, pero que en la práctica del Perú esto no ocurre. Concluye que
Este documento discute el régimen económico establecido en la constitución peruana de 1993. Afirma que aunque se menciona la "Economía Social de Mercado", los principios subyacentes en realidad establecen un modelo neoliberal que limita la intervención del estado y no permite un verdadero "Estado Social de Derecho". Argumenta que para que haya una Economía Social de Mercado los derechos económicos y sociales deben estar plenamente garantizados, pero que en la práctica del Perú esto no ocurre. Concluye que
Economía Social de Mercado y Estado Social de Derecho
Javier Orlando Rodas Huertas
Docente de la Universidad Nacional del Santa En el siglo XXI se han producido cambios en los aspectos político, económico, social y cultural, los mismos que han traído consigo fenómenos nuevos, situación que amerita regularlos en nuestro ordenamiento jurídico. Así por ejemplo, existe la tendencia del constitucionalismo moderno a incluir el régimen económico en las constituciones de los países tanto de Europa como de América Latina.
En nuestra constitución se ha incluido un régimen económico, que ha dado lugar
a debates a favor y en contra de la pertinencia de su inclusión, lo cierto es que la tendencia de incluir un régimen económico va a permitir una mayor estabilidad política y económica, puesto que se conocerán las reglas de juego que permitan implementar políticas de desarrollo e incluso la dación de la diferente normatividad.
Las Constituciones de 1979 y de 1993, tratan en forma sistemática los aspectos
económicos, pero la actual constitución se diferencia de la anterior por los principios que la orientan hacia otro norte económico, aperturando un modelo neoliberal, impidiendo un Estado Social de Derecho, creado un marco jurídico que no solo limita la intervención del Estado en materia económica, sino que a partir de sus principios ha servido de fundamento para la dación de normas de inferior jerarquía.
Uno de los principios de la constitución económica de 1993 es el de Intervención
del Estado, Pluralismo Económico y Principio de subsidiaridad que lo inferimos del análisis del los artículos 58 y 60. De acuerdo con este principio se asigna al Estado la función de vigilar las reglas de juego establecidas por el mercado, interviniendo restrictivamente en las áreas de promoción del empleo, seguridad, salud, servicios públicos e infraestructura. Por otro lado se redimensiona el principio de pluralismo económico, cuando se atribuye al Estado la función de orientador del desarrollo. Asimismo se asume un nuevo principio, no contemplado en la constitución del 79, es el principio de Subsidiaridad, lo que significa que el Estado solo puede realizar actividad empresarial si no existe interés en el sector privado, o cuando existe algún interés público o de manifiesta conveniencia nacional.
Si bien es cierto el artículo 58 de nuestra constitución hace referencia al régimen
de Economía Social de Mercado, este principio tendrá que ser analizado a la luz de los otro principios que se admiten en nuestra constitución, por consiguiente la acepción que le asignamos , siguiendo a Lucas Verdú, es el de una economía de mercado neocapitalista, puesto que el Estado no interviene en ninguna circunstancia , dejando que los problemas económicos sean resueltos por las leyes del mercado.
La Economía Social de Mercado debe garantizar de manera efectiva los derechos
económicos y sociales de la persona, por consiguiente es la base del Estado Social de Derecho y, al no existir este último, mal podríamos afirmar que tenemos una Economía Social de Mercado, término insertado en nuestro texto constitucional que nos obliga a abordarlo dentro de nuestro contexto actual. Un Estado Social de Derecho debe tener plenamente vigentes los derechos económicos y sociales y el Estado asume la función de promover su realización, situación que en nuestra realidad no existe, y por lo tanto es solo un término acuñado para adornar nuestra carta magna.
El Estado Social y Democrático de Derecho no es una utopía, sino una necesidad
imperiosa que procura satisfacer las necesidades básicas de los individuos, a través de su brazo administrativo, distribuyendo bienes y servicios dirigidos al logro de estándares de vida más elevados, de tal suerte que los derechos económicos y sociales encuentren su real sentido, considerados como conquistas en permanente realización y perfeccionamiento. Este sistema socio político y económico , exige una urgente reformulación de los derechos fundamentales y de su efectiva protección e implica también asumir, desde una nueva perspectiva, las relaciones que se establecen entre el Estado y la sociedad,