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María Eugenia Cisneros Araujo. Licenciada en Estudios Internacionales, Abogacía y Filosofía, M.Sc. en
Filosofía de la Universidad Central de Venezuela; cursante Doctorado en Filosofía, Universidad Simón Bolívar,
Caracas. Profesora Instituto de Filosofía, Universidad Central de Venezuela.
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Oscar Viloria R. Economista. Profesor investigador jubilado de la Universidad Central de Venezuela.
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Del original alemán Philosophische Praxis. Traducción inglesa: Philosophical Practice. Traducción
española: Filosofía aplicada.
poder autocrático del Presidente Nicolás Maduro, quien, habiendo concluido el período de
su mandato se re-elige en condiciones monopolísticas utilizando manipulaciones electorales
no convencionales que lo convierten, de suyo, en un impostor que busca perpetuar el modelo
ruso del “socialismo en un solo país” de Stalin, cuyos vestigios son hoy Corea del Norte y
Cuba; y, por otro lado, el poder legitimado del Presidente de la Asamblea Nacional, Juan
Guaidó, quien, de acuerdo a lo establecido por la Constitución Nacional vigente debe asumir
la presidencia de la República y llamar a elecciones.
Para aclarar esta cuestión se requiere plantear dos interrogantes: la primera, ¿cómo llegamos
hasta aquí? nos ofrece una visión retrospectiva de las mega-tendencias heredadas del pasado;
y la segunda, ¿a dónde queremos ir? nos ofrece una visión del futuro. Estas preguntas que
implican el pasado, el presente y el futuro, se manifiestan en el devenir de un ciclo
generacional. Aquí interesa el futuro como expresión de una generación de relevo. La
generación del presente, que representa el “status quo” enfrenta los retos siguiendo el marco
conceptual convencional heredado; en tanto que la generación de relevo, como expresión del
futuro, le corresponde hacerse las preguntas universales que dan sentido de vida: ¿qué hacer?
¿cómo hacerlo? ¿a quién rendir cuenta?¿Por dónde empezar?¿En qué concentrarse?
preguntas que están vinculadas a la estrategia, al proyecto de país, al orden jurídico-
institucional, al clima necesario para recuperar la economía, y, a mayor plazo, a la ley
económica natural con arreglo a la cual se desenvuelve la sociedad moderna siguiendo las
especificidades de la formación social venezolana, considerada como una economía abierta
que, como tal, es vulnerable a los impactos de shocks provenientes de la economía mundial.
En la transición, se quiebra el entorno de “condiciones normales” y se rompe el equilibrio
general, cuando irrumpen presiones estructurales acumuladas a lo largo del tiempo,
creando un escenario caótico que desorienta la observación del especialista, cuando tiene
que diagnosticar la situación, fijar metas y objetivos, y recomendar medidas adecuadas,
pues, por su contemporaneidad, se confunden dos cosas distintas: condiciones
estructurales y condiciones coyunturales. Así entonces, el pasado y el futuro invaden el
presente, el cual se reduce a una frontera, a una línea tenue, en la que el corto plazo y el
largo plazo se funden y se mimetizan, generando incertidumbre.
La crisis venezolana está sobre-determinada por tres situaciones simultáneas, y a su vez
inter-dependientes. La primera: el final de la era de la sociedad industrial; la segunda: el final
de un ciclo económico de onda larga, y la tercera, el final de la economía rentista.
1. El final de la sociedad industrial.
Peter Drucker señala que cada doscientos años hay una “crisis de civilización” y las
identifica con el final de los siglos XIII, XV, XVIII y XX.
Para Drucker el lapso comprendido entre la década final del siglo XX y las dos primeras
décadas del siglo XXI es una “crisis de civilización” cuyo impacto habrá de cambiar el orden
mundial, la forma de ver el mundo y los hábitos de la sociedad. La calidad de este tiempo de
cambios, que tiene el sello de la Revolución cibernética, es equivalente a la fractura de la
estructura y del ritmo de la evolución del capitalismo en la transición de la última década
del siglo XVIII, y las dos primeras décadas del siglo XIX que corresponde a la Revolución
industrial; y de un tenor equivalente a la transición de la última década del s. XV y las dos
primeras décadas del s. XVI, que corresponde al Renacimiento. El siglo XV es la transición
del feudalismo al capitalismo, y la larga gestación del capitalismo se remonta al período
comprendido entre los siglos XIII y XIV.
Drucker califica de sociedad post-capitalista la crisis de civilización de comienzos del siglo
XXI, y de transición a la sociedad del conocimiento y la organización.
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Jose Ayala Espino. “Instituciones y Economia. Una introduccion al neo-institucionalismo económico”.
FCE. Mexico, 1999
reconocerse como meta, y convertirse ella misma en el agente elegido para alcanzar ese fin.
La factibilidad de la gran oportunidad se basa en:
i). Impacto de las megatendencias del siglo XXI como contexto mundial.
v). La elevada potencialidad del mercado interno, presionado por una demanda global
diferida y acumulada de medios de producción, de bienes y servicios públicos, de bienes de
consumo de uso durable y de bienes de consumo básico, que exige un crecimiento
prolongado y sostenido de la oferta global para atenderla; como condición favorable para
incentivar la producción e impulsar la prosperidad económica.
vi) El comienzo de un nuevo ciclo generacional. La generación de relevo, que incluye a tirios
y troyanos, liberada del acondicionamiento cognitivo programado por la pugna entre dos
modelos incompatibles de economía pura: la economía de mercado de libre competencia y
la economía estatal centralizada, y de sus correspondientes ideologías, opta por la elección
de un futuro distinto y mejor (sabiduría, pluralidad y apertura) en lugar de un pasado gris
(polarización y atraso) y entiende que debe darse las manos con las otras generaciones en
busca del consenso para realizar la gran oportunidad. A la hora de la verdad, nadie quiere
cambiar. Nadie quiere abandonar su “zona de confort”. Se requiere altas dosis de voluntad,
de interés y de entusiasmo. A la generación de relevo le corresponde contagiar su espíritu
emprendedor.
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Jose Ortega y Gasset. La “Filosofía de la Historia” de Hegel y la Historiografía.
Arquetipos: i) Zaratrusta y Buda, dirigen su discurso a sí mismo, simbolizan la “identidad
personal” como individualismo. ii) Confucio, Lao Tse (Tao) y Ben Sirá
(Eclesiástico), dirigen la enseñanza de la sabiduría a una élite. iii) Moisés y Jesús, se dirigen
a la muchedumbre; representan dos niveles y dos tipos diferentes de “identidad compartida”.
En el emprendedor se conjugan estas tres actitudes: dirigirse a sí mismo (la auto
++-superación); dirigirse a una élite (la institución), y dirigirse a la multitud (el pueblo),
creando una personalidad polifacética que es síntesis de crítico y auto-crítico; egoísta y
altruista; especialista y generalista; local y universal.
El emprendedor es una persona instruida;6 es un teórico y es, a la vez, un gestor, quien vive
su tiempo con visión de futuro, actúa localmente con proyección mundial; promueve la
sociedad del saber contagiando la sabiduría como una necesidad social.
El emprendedor es un agente activo de la innovación que llama a cruzar la frontera que
separa el presente (la cultura de la sociedad tradicional y de la economía rentista, signada
por instituciones ineficientes y anacrónicas) y el futuro (la cultura de la sociedad del
conocimiento, signada por el talento, la ética, la ciencia, la tecnología, la organización, el
crecimiento y la apertura al comercio mundial); actitud que requiere, de suyo, desaprender
y reaprender para comenzar de nuevo -una ventaja que permite interpretar el ocaso de la
presente época, y convertir a la innovación en un factor de destrucción creadora y de
respuesta creativa;7 y la acción en una ruta que conduce al mundo asombroso del eterno
retorno de la transición entre dos épocas.8
El emprendedor se identifica con la “nueva generación de relevo” que internaliza el espíritu
de cambio y el compromiso de superar el infortunio de la polarización, auspiciando un
entendimiento entre tirios y troyanos, incluida la diáspora,9 para superar la fractura de la
sociedad, impulsar la transformación del país, promover un liderazgo compartido sobre la
base de un acuerdo social inter-generacional, inter-regional y poli-clasista, y crear el clima
general para la recuperación económica.
6
Persona instruida: emblema de la sociedad del saber. Peter Drucker: “La sociedad poscapitalista”.
7
Destrucción creadora y Respuesta creativa: conceptos de J. Schumpeter para definir la innovación.
8
El “eterno retorno” no es una repetición cíclica; tampoco un comportamiento pendular ni circular del tiempo.
Es discontinuidad. “Lo que fue eso será. Lo que se hizo, eso mismo se hará. Nada hay nuevo bajo el sol”
(Eclesiastés). En la transición la heterodoxia se convierte en la nueva ortodoxia.
9
Diáspora: dispersión de un pueblo en el exterior. La familia está separada pero no disuelta.
Perfil del Programa.
“Tener la cabeza bien puesta y los pies bien puestos en la tierra” es un programa de auto-
acondicionamiento cognitivo, dirigido a obtener un estado de habilidad óptima que se
adquiere con actitudes y conductas asertivas y la elección de un estilo de vida. Es un conjunto
ordenado de habilidades medulares seleccionadas dirigido a desarrollar un programa
personalizado de ventajas competitivas de desempeño, dirección y control, que se multiplica
por contaminación, Así, el saber se hace viral.
Por “tener la cabeza bien puesta” 10 se entiende la convergencia de la “identidad personal”
(acoplamiento bio-energético de los planos existenciales físico, mental, emocional, y
espiritual, que constituye el ser interior), y la “identidad compartida” (retroacción de la
“identidad personal” y el plano existencial social, que constituye el ser ciudadano
universal), en una consonancia que genera “sentido de pertenencia”.
Por “tener los pies bien puestos en la tierra” 11 se entiende un comportamiento personal que
adopta la sabiduría, la justicia y la eficiencia, 12 en el desempeño cotidiano, partiendo de los
“tres principios que rigen la dinámica de cómo las personas toman decisiones: el
pensamiento automático, el pensamiento social, y el pensamiento fundamentado en modelos
mentales.” 13
El pensamiento automático, que origina respuestas inmediatas está, a su vez, determinado
por la estructura cognitiva, el inconsciente colectivo, los mapas mentales y las normas
sociales.
Por “tener los pies bien puestos en la tierra” 14
se entiende existir y estar en los procesos
reales; no confundir la fantasía con la realidad; no vivir de ilusiones ni de espejismos
inhibidores de la acción; darse cuenta; concentrarse en lo que se está haciendo;15 ser versátil
y vivir el día sin desestimar las posibilidades que se abren con el amanecerá y veremos; ser
pragmático; vivir con sentido lúdico y con sentido hedonista; atreverse a actuar con audacia,
pero sin aventurarse, por vocación de corsario, en terrenos no propicios y tiempos no
10
Montaigne. “Vale más una cabeza bien puesta que una repleta”.
11
Frederick Perl: “El enfoque gestáltico es una forma de vivir con los pies bien puestos en la tierra”
12
Sabiduría: combinar el “saber saber” y el “saber hacer”. Justicia: práctica de la equidad. Eficiencia:
búsqueda de la optimización.
13
Banco Mundial. “Informe sobre el Desarrollo Mundial. 2015. Mente, Sociedad y Conducta”.
14
Y también “tener los ojos bien abiertos” para ver en el crepúsculo de la incertidumbre.
15
Taisen Deshimaru: “La práctica del Zen” (Zen: budismo chino)
oportunos, para la acción; rechazando acuartelarse en una fortaleza usando como arma de
defensa la teoría pura.
Venezuela es hoy el ombligo del mundo, es un haz de rectas, es una referencia obligada sobre
la transición al futuro y deja al descubierto los mitos creados por el eurocentrismo. Que los
gigantes del mundo discutan sobre el destino final de Venezuela no reproduce de ninguna
manera el hecho del retiro de los misiles en Cuba por el acuerdo llegado en los sesenta por
Kennedy y Kruchev sin contar ni informar previamente a Fidel Castro. En todo caso la huida
de Fulgencio Batista en Cuba en la noche de fin de año de 1959 obedeció a un efecto dominó
de la caída de las dictaduras militares en América Latina, después de Perón en Argentina,
Strosner en Paraguay, Odría en Perú, Rojas Pinilla en Colombia, Pérez Jiménez en
Venezuela. La tesis del foquismo según la cual las condiciones subjetivas se pueden crear si
están dadas las condiciones objetivas carece de toda cientificidad. Debemos, eso sí, reconocer
el gran sentido pragmático y sentido de la oportunidad de Fidel Castro. El socialismo es un
sistema económico, no un sistema ideológico; de allí que pudo muy bien decir Den Xio Ping
“un país dos sistemas” cuando propuso la política de “apertura y modernización” en China
a finales de los setenta. Frente a la fatalidad del devenir generacional de pasado, presente,
futuro, no fue posible el envejecimiento del hombre nuevo. Hoy es la hora de la generación
del milenio. Pongan los ojos en Venezuela: “de te fabula narratur”.
GRACIAS