Вы находитесь на странице: 1из 113

ISSN Nº: 0327 649 X

REVISTA DE HISTORIA
AÑO XIII - NÚMERO 26 - PRINCIPIOS DE 2004

Sumario ▼
DOSSIER Para una reconciliación entre
Bialet Massé cien años después: historia, memoria social y análisis

HISTORIA
AÑO XiII - NÚMERO 26 - PRINCIPIOS DE 2004
narrativo
La mirada etnográfica del Informe
Ciencia, reformismo y los Entrevista a Eduardo Archetti
derechos del trabajador- EDUCACIÓN
ciudadano Los historiadores, la enseñanza
El socialismo indiano de la historia y el folklore en la

26

DE
escuela en la Argentina de
Sobre las preocupaciones en
entreguerras
torno de los trabajadores y

REVISTA
conflictos sociales en los ARCHIVOS Dossier: Bialet Massé, cien años después /
ingenios de Jujuy. La construcción de archivos y la
memoria de la izquierda: la
La huelga ferroviaria de 1991 / Los jesuitas y el
ARTÍCULOS
Reforma del Estado y acciones experiencia del centro Sérgio matrimonio indígena / Para una reconciliación entre
colectivas: la huelga ferroviaria Buarque de Holanda historia, memoria social y análisis narrativo / Los
de 1991
historiadores y la enseñanza de historia en la
Menos averigua Dios y perdona:
los jesuitas y el matrimonio Argentina de entreguerras / Entrevista a Eduardo
indígena Archetti

26
Escriben: Lagos / Palermo / Prieto / Teruel / Fleitas / Gordillo / Imolesi /
Visacovsky / Cattaruzza / Alexandre

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


REVISTA DE HISTORIA
AÑO XIII – NÚMERO 26 – PRINCIPIOS DE 2004

Consejo de dirección Director


Silvia Finocchio Juan Suriano
Mirta Zaida Lobato
Lucas Luchilo
Gustavo Paz
Leticia Prislei
Fernando Rocchi
Juan Suriano

ENTREPASADOS se publica con el aporte económico proveniente del


premio Concurso de Revistas de Investigación en Historia y Ciencias
Sociales organizado por un grupo de académicos argentinos residen-
tes en Estados Unidos, gestionado por la Fundación Compromiso y
con el apoyo financiero de la Fundación Ford. El Instituto de Altos Es-
tudios Sociales (IDAES) de la Universidad Nacional de General San
Martín permitió acreditar los fondos provenientes de la Fundación Ford.

ENTREPASADOS es una revista semestral que abre un espacio pa-


ra el debate y la producción histórica. El consejo de dirección recibe
todas las contribuciones que enriquezcan el campo del quehacer his-
toriográfico. Las opiniones expresadas en los artículos firmados son
responsabilidad de los autores.

Registro de la propiedad intelectual en trámite.

Suscriptores: En Argentina $ 30
En el exterior, vía superficie u$s 30, vía aérea u$s 40

Entrepasados recibe toda su correspondencia, giros y cheques a


nombre de Carmelo Juan Suriano, Cuenca 1949 (1417), Ciudad de
Buenos Aires, Argentina. Tel.: 4582-2925.
e-mail: entrepasados@websail.com.ar
entrepasados@swarthmore.edu

Distribución internacional: Cochabamba 248, D. 2, Buenos Aires,


Argentina. Tel.: 4361-0473. Fax: 4361-0493
e-mail: cambeiro@latbook.com.ar

Impresión: Indugraf, Sánchez de Loria 2251, Ciudad de Buenos Ai-


res, República Argentina

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Índice
Dossier: Bialet Massé cien años después

Presentación 7
Marcelo Lagos

Infor me Bialet Massé: la mirada etnográfica 11


Foto de tapa: Personal del Marcelo Lagos
tren, obreros y pobladores
posando en una estación de Ciencia, refor mismo y los derechos del trabajador- 31
línea, ca. 1897. Archivo ciudadano: la regulación estatal del trabajo ferroviario
Fotográfico del Ferrocarril de según Bialet Massé
Santa Fe, 1891-1948. Silvana A. Palermo
Fundación Antorchas, 1991.
El socialismo indiano de Bialet Massé: ideas 53
Las ilustraciones de este y proyecciones
número han sido tomadas de Agustina Prieto
El grabado y la ilustración.
Xilógrafos uruguayos entre Historiando las develaciones de Bialet Massé en 65
1920 y 1950, Museo tor no de los trabajadores y conflictos sociales en los
Municipal de Bellas Artes ingenios de Jujuy.
Juan Manuel Blanes, 2003. Ana A. Teruel y María Silvia Fleitas

Artículos

Refor ma del Estado y acciones colectivas: 85


la huelga ferroviaria de 1991
Mónica B. Gordillo

Menos averigua Dios y perdona: los jesuitas y 105


el matrimonio indígena
María Elena Imolesi

Entre lo evidentemente sucedido y lo posiblemente 127


experimentado: para una reconciliación entre historia,
memoria social y análisis narrativo
Sergio E. Visacovsky

Entrevista

“Con Sydney Mintz descubrí la importancia de la historia” 149


Entrevista a Eduardo Archetti
Mirta Zaida Lobato

Educación

La nación y sus pasados en la Argentina de 167


entreguerras: los historiadores, la enseñanza de
la historia y el folclore en la escuela
ISSN: 0337 649 X Alejandro Cattaruzza

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Archivos
Dossier
La construcción de archivos y la memoria de 187
la izquierda: la experiencia del centro
Sérgio Buarque de Holanda Bialet Massé cien años después
Alexandre Fortes

Reseñas

Ricardo Salvatore 197


Wandering Paysanos. State Order and Subaltern
Experience in Buenos Aires during the Rosas Era,
Lila Caimari

Enrique Mases,
Estado y cuestión indígena. El destino final de los 199
indios sometidos en el sur del territorio (1878-1910)
Lisandro Gallucci

Hugo Quiroga
El tiempo del “proceso”. Conflictos y coincidencias 203
entre políticos y militares (1976-1983)
Daniel Lvovich

Torcuato S. Di Tella
Perón y los sindicatos. El inicio de una relación 210
conflictiva
Virginia Mellado

Ian Kershaw 213


Hitler
Sergio Wischñevsky

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Presentación
Marcelo Lagos

L
os artículos que confor man este dossier fueron expuestos en el mar-
co del simposio “A cien años del Infor me Bialet Massé. El trabajo en
Argentina del siglo XX y albores del XXI”, que organizara la Unidad
de Investigación en Historia Regional de la Universidad Nacional de Jujuy el
pasado mes de mayo.
La idea de organizar un evento de pequeñas dimensiones no sólo fue mo-
tivado por los escasos recursos con que cuentan las universidades del interior,
sino también por centrar a todos los ponentes y asistentes en una única me-
sa, donde las problemáticas y discusiones puedan tener continuidad en su de-
sarrollo, evitando de esta for ma la dispersión de los participantes, o la esca-
sez de tiempo que se está produciendo últimamente en los grandes encuen-
tros académicos.
Por otro lado, se reunió a especialistas de amplia trayectoria en investigación junto a jó-
venes que están haciendo sus primeros trabajos, evitando cierto exclusivismo de simposios
de carácter “cerrado”.
La intención de revisar el monumental, motivador y siempre vigente Informe relativo
al estado de la clase obrera en el interior del país convirtió a la reunión en un verdade-
ro encuentro interdisciplinario donde participaron obviamente historiadores, pero también
sociólogos, geógrafos, antropólogos, médicos, comunicadores sociales, etcétera.
¿Qué es lo que vio y denunció Bialet, para que aún provoque nuestra atención? Ante
todo la falta de trabajo, en esa Argentina del progreso que se acercaba orgullosa al Cente-
nario. Él lo atribuía a la incorporación de tecnología, en su tiempo maquinaria rural, que
dejaba a los braceros sin labor y en la miseria.
También precariedad laboral, trabajo en negro, desigualdad salarial por condiciones se-
xuales, étnicas o de edad, pago en especies (hoy tikets, bonos, adicionales no bonificables).
Complicidad de autoridades (policías, jueces de paz, etc.), enjambre de empleados incapa-
ces, corruptos e inmorales, al servicio de los patrones, que hacían oídos sordos a denuncias
de malos tratos, abusos, etcétera.
Asimismo habló de desprotección legal, o desigualdad en su aplicación (“no hay ley bue-
na en manos de juez malo”), de la injusticia de los impuestos indirectos, del proceso de con-
centración de las grandes empresas y la agonía de las artesanales (para nosotros hoy las py-
me). A pesar de todo, como hombre de su tiempo, tenía fe en el progreso y el futuro; pa-
ra él “Argentina era un país rico con población pobre”.
Pero nuestro autor no sólo diagnosticaba, también proponía remedios y, en lo estricta-
mente laboral, opinaba que el Estado debía intervenir, reglamentar, a favor de los más dé-

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 7-9
biles y dejar de lado la ortodoxia liberal que entendía las relaciones laborales Una breve reflexión final, que no por obvia vamos a acallar. La historia del desarrollo
como asunto privado entre trabajadores y patrones. del mundo laboral en nuestro país se asemeja al movimiento de un péndulo. Si arrancamos
¿Toda coincidencia con la realidad es mera casualidad? Con semejante ba- de los inicios del siglo XX como punto de partida, alcanza el otro extremo del movimiento
tería de temáticas, cómo no iba a ser convocante para investigadores de las hacia mediados de la centuria, bajo la órbita del Estado benefactor, para retroceder casi al
áreas sociales poner en consideración en for ma comparativa aquella realidad punto de arranque en los finales de siglo bajo el imperio del Estado neoliberal.
y la nuestra. Dicho de otra for ma, lo que se fue avanzando, sufrimientos y luchas de por me-
Sin embargo, es necesario ser muy prudente en el momento de comparar dio, para mejorar el estado de las clases trabajadoras, se fue desandando, por
pasado con presente: las realidades, las mentalidades y hasta las categorías uti- momentos en for ma paulatina y sórdida y en otros de modo violento y brutal.
lizadas son diferentes. Pero siempre vamos hacia él con nuestras preguntas e Exponer los distintos matices que ha tomado este devenir histórico, con su peor
inquietudes para ver si encontramos respuestas, puesto que el pasado nunca consecuencia que es la degradación del propio concepto y cultura de trabajo,
es inocente de lo que hoy nos pasa. es labor de muchos de los historiadores y demás cientistas sociales que estuvie-
El simposio tuvo tres tipos de ponencias: aquellas relacionadas estrictamen- ron presentes en el simposio, que no sólo desean interpretar sino también cam-
te con Bialet, su Informe y su época; las que interactuaban entre pasado y pre- biar la realidad de su país. Aquel Informe de Bialet, pleno de denuncias y pro-
sente, pero siempre referidas a temáticas abordadas por Bialet, y por último un yectos, no ha sido en vano... aunque muchos de sus planteos sigan aún sin con-
panel con tema central en el mundo del trabajo, al que se lo abordó desde la cretarse.
historiografía, el género, el sindicalismo, la clase obrera y la conflictividad.
El resultado de las tres jor nadas fue fructífero, gratificante y positivo, aun-
que desde luego quedaron cosas por enmendar, temas por cerrar, debates a
proseguir, de los que somos exclusivos responsables los encargados de la ini-
ciativa.
Los trabajos aquí incluidos pretenden ser una muestra de algunas temáti-
cas abordadas. Marcelo Lagos propone una mirada etnográfica, entre las múl-
tiples lecturas que ofrece el Informe. Describe el mapa etnográfico trazado
por Bialet y el proyecto social del país que vislumbra. Silvana Paler mo, toman-
do el caso puntual de los trabajadores ferroviarios, señala cómo desde el In-
forme se adopta una propuesta que rompe con los presupuestos del liberalis-
mo tradicional en cuanto a las respuestas a la cuestión social y que, aunque no
logró transfor mar inmediatamente la legislación estatal, articuló una nueva
conceptualización respecto de los derechos de los trabajadores del país. Por
su parte Agustina Prieto analiza la actividad pública y la obra escrita de Bialet
en su “etapa rosarina”, cuando redacta estatutos gremiales de sociedades pa-
tronales y obreras, recopila materiales que utilizará luego en el Informe y vis-
lumbra la construcción de un “socialismo indiano”. En “Historiando las deve-
laciones de Bialet Massé en tor no de los trabajadores y los conflictos sociales
en los ingenios de Jujuy”, Ana Teruel y María Silvia Fleitas intentan recons-
truir el proceso de composición y transfor mación del núcleo de trabajadores
en los ingenios jujeños atendiendo a la doble condición que se hace presente
en ellos: étnica y de clase. Para ello parten de las observaciones hechas por el
catalán a comienzos del siglo XX y amplían el marco temporal a las dos pri-
meras décadas, de manera de reconstruir los orígenes del trabajo indígena en
los ingenios azucareros y ponderar también los cambios ocurridos después de
su Informe, cuando las circunstancias socioeconómicas y políticas de nuestro
país eran otras.

Archivo
)8( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
)9(
Infor me Bialet Massé: la mirada etnográfica
Marcelo Lagos*

E
s tal la riqueza del Informe de Juan Bialet Massé que su lectura re-
quiere abordajes múltiples. Podríamos centrar la mirada en el aspec-
to legal, el de la medicina o el tecnológico. O bien es factible leer a
Bialet Massé como viajero, sociólogo o historiador que especula y ensaya
sobre los orígenes de los males del país que describe. Hay en el Informe
un estado de la clase obrera, pero también de la clase empresarial y un pro-
yecto social del país que desea. Como médico se tienta en diagnosticar y
recetar.
De la diversidad de miradas con que se puede encarar el Informe sin
duda una que resalta desde el inicio es el enfoque etnográfico. Es que Bia-
let Massé, cual un clásico etnógrafo de su tiempo, convierte el campo (y eventualmente
la fábrica) en su laboratorio de estudio. Así, escucha conversaciones, observa comporta-
mientos, visita hogares, busca conocer sobre modos de vida, interroga sobre tradiciones.
Se vale de infor mantes que a veces son funcionarios, militares o empresarios; otras, ca-
ciques indígenas o trabajadores. Busca alcanzar una vinculación de empatía con su obje-
to de estudio: no sólo quiere “sentir” lo que ellos sienten, sino también transmitirlo a sus
lectores. En ese sentido parece que Bialet escribe pensando en algo más que un mero in-
for me destinado a ser leído por un reducido número de burócratas.
A mediados de 1904, para su segundo viaje, que for mará el tercer tomo de la edición
original, utiliza máquina fotográfica. La captación de imágenes de personajes, situaciones,
espacios, que él mismo define como pruebas de sus afir maciones, tienen la mirada del ex-
plorador de inicios del siglo XX.
Sufre la altura, el calor, resiste las penurias de ciertas travesías, como un viajero-etnó-
grafo. Hace preguntas, toma notas y luego examina y relaciona su colección de datos ob-
tenidos por contacto directo con materiales previamente reunidos, como el método que
aplicaría un etnógrafo coetáneo.
Bialet Massé traza su mapa etnográfico del país sobre tres grandes grupos diferencia-
dos: el criollo, el indígena y el inmigrante extranjero. De todos marca un per fil y crea un
estereotipo, tomando en primer tér mino como patrón para emitir juicios sus condiciones
como trabajadores. Así aparece un criollo revalorizado, un indígena insustituible en deter-
minadas regiones y un inmigrante mirado con reservas. Pero nuestro autor va más allá e
intenta superar la descripción de sus aptitudes laborales para adentrase en sus costumbres,
moral, idiosincrasia.

* Unidad de Investigación en Historia Regional-UNJu.

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 11-29
Raza, clima, suelo, dotes psíquicas congénitas, son conceptos continua- cuanto amo y amé; el pasado y el presente, todo cuanto he gozado y he sufrido toda mi vi-
mente empleados para sus descripciones e interpretaciones. Sin escapar a las da.” Metafóricamente desde esa cumbre describe el país que le gustaría tener: “Pero veo
influencias intelectuales de la época, deja su sello personal en la mirada del más, mucho más; el mapa de la República lo veo vivo, recogido y completo por el porve-
“otro”, sin duda más humanista que la de la dirigencia de su tiempo. nir, veo en el sur millones de ovejas entre bosques de inagotable explotación, más acá la
Los “primitivos” de Bialet Massé son los sectores mayoritariamente ágra- Pampa inmensa, el mar de cereales, salpicado de ciudades unidas por ferrocarriles y cana-
fos de la clase trabajadora, a la que desea dar voz. Son los desolados mineros les; centros fabriles bajo saltos de agua; un mar de cañas, el vergel de la Mesopotomia ar-
de Famatina, los matacos zafreros en los ingenios jujeños, las costureras “ver- gentina, el Chaco cubierto de los blancos copos del algodonal, y al norte un paraíso... y a
gonzantes” de Tucumán, los estibadores del Rosario... A ellos y muchos otros, mis pies surge La Rioja, rica y feliz, con todos los frutos de todos los climas”.2
más allá de sus prejuicios de clase, los analiza y juzga en función de sus posi- En otros tramos Bialet puede remitir a la idea de un viajero utilitario inglés de inicios del
bilidades de progreso y como elementos del desarrollo del país, al que pinta siglo XIX, que estudia perspectivas económicas de una región, futuros negocios o posibili-
como un fresco. dades de inversión. “No he podido tampoco prescindir de señalar la importancia relativa de
muchas localidades como fuentes de riquezas y el modo de fomentarla.”3 Así lo hace; es es-
pecialmente enfático en la proyección futura del Chaco oriental, pero no deja de ver posi-
El viajero etnógrafo bilidades futuras para San Juan y Mendoza o de dedicar un párrafo sobre cómo mejorar la
agricultura o ganadería en tal o cual región.
Bialet era un consumado e inquieto conocedor del país cuando a los cin- En tiempos en los que el avance sobre la naturaleza era aún considerado un paso de la
civilización, un triunfo del hombre en su “lucha” por dominarla, Bialet expresa extraños
cuenta y ocho años se le encarga la redacción del Informe. También se lo con-
conceptos conservacionistas: “Jamás olvidaré aquella naturaleza [se refiere a los valles sub-
sideraba un entendido en oficios, organización laboral y experimentado en
tropicales de Jujuy]; no he visto otra semejante; y si por mi mano estuviera no per mitiría
técnicas industriales, en fin, un hombre de acción que encararía el mandato
cortarle ni una rama, para los que por allí pasaran pudieran tener el concepto del Edén real
poniendo peso en su vivencia y experiencia personal. Parecían concentradas
y vivo”.4 Obviamente que las descripciones románticas y maravillosas de la naturaleza es-
en su personalidad las virtudes del buen viajero: sabiduría, espíritu humanista
tán íntimamente asociadas al relato de viaje, pero éstas se inclinan por lo exótico o majes-
y aventurero.
tuoso, en cambio en nuestro autor hay una preocupación por su futuro. Uno de los capítu-
La historia del Informe también lo es la de un viaje y en buena parte de
los lleva como título “La destrucción del bosque” y en él se expone la tala indiscriminada,
aquél se asumen las for mas típicas de los relatos de viajero de su tiempo. Co-
el derroche, la imprevisión, un arrasamiento que no deja nada para el país ni los habitan-
mo funcionario infor mante Bialet se convierte en muchos pasajes en viajero.
tes del monte: “La explotación del bosque del Nordeste argentino, se retira sin dejar rastros
Por eso durante la travesía va redactando notas, bastante delineadas por la ur- [...] labrando gruesas fortunas, que se van a gozar fuera, dejando una masa de hombres ex-
gencia de presentar su trabajo. Su redacción se hace en presente, como si fue- tenuados y envejecidos por un trabajo tan malamente explotado”.5 Las inquietudes y preo-
ra transcurriendo la acción, o hubiese sucedido escaso tiempo atrás. Es suma- cupaciones por la protección del medio ambiente recién tendrán inicio medio siglo después
mente común encontrar encabezamientos de párrafos con: “Llegamos...”, de la muerte de Bialet, de allí la importancia de su previsión de advertir que en su presen-
“nos invitan...”, “nos reciben...”, “vamos a recorrer...”, “nos retiramos a dor- te se están dejando campos devastados para las generaciones futuras.
mir...”. De igual manera emite la opinión de gente con que va tratando en tér- También asume el carácter de un etnógrafo porque hace de la “observación participan-
minos de “me comentaron...”, “me manifestaron...”, “me explicaron...”. te” una herramienta de trabajo. En buena parte de su Informe reproduce lo que los infor-
También como viajero relata, describe y habla mucho de sí mismo. mantes le han contado, incluso remeda sus lenguajes y for mas de expresarse (véanse como
El afán descriptivo supera al infor mativo en varios pasajes. En una estan- ejemplo sus diálogos con caciques y mujeres indígenas u obrajeros en el Chaco). Su acer-
cia santafesina se encarga de narrar las destrezas gauchas, los manjares de la camiento hacia los “otros” está precedido por un principio de afecto o respeto y un pre-
cocina criolla, las diversiones, etc., remitiendo a la idea de una guía destinada tendido desprendimiento de prejuicios o principios ideológicos o metodológicos que lo con-
a promocionar las bondades del campo argentino.1 En otros tramos refiere a dicionen: “He procurado [...] prescindir de toda teoría o sistema y aun de mis propias ideas
las fatigas del viajero, los inconvenientes e incomodidades que dan una sensa- socialistas y de los recuerdos de libros y estadísticas”.6 Lo que desea
ción muy personal y física de lo que está experimentando el autor. El ascenso es que su trabajo de campo, el pragmatismo y la veracidad de sus ob-
a Famatina es un relato cargado de imágenes grandiosas, sentimientos perso- servaciones tengan más peso que cualquier teoría previa.
nales y prosa plena de emoción que hace recordar a Alexander von Humboldt Bialet, ahora como médico, insistió en la importancia de la des-
en la cima del Chimborazo. “Pasan rápidos pero vivos por mis ojos, el lugar cripción sintomatológica y pensaba que los fenómenos sociales se
en que nací, mi niñez, mi juventud, mis amores y mis hijos y mis nietos; todo podían analizar bajo el prisma de la fisiología, privilegiando el méto-

Archivo
) 12 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 13 (
do de la observación. No es casual que el título de su infor me contenga la pa- das por otros elementos como el clima, el contacto, el paisaje, la educación u otros rasgos
labra “estado”, en este caso referido al “estado del cuerpo social”,7 y una vez de la vida civilizada.9
hecho el diagnóstico sobre el organismo estudiado, proponer los medios ne- Pero mientras la mayoría de los intelectuales apuestan, siguiendo el pensamiento de Al-
cesarios para el equilibrio y su buen funcionamiento. berdi y Sar miento, a que la “raza argentina” se construirá a partir de las transfor maciones
Era muy propio de la etnografía de su tiempo racializar las diferencias so- que el medio nacional impone a las arribadas razas europeas,10 Bialet opina que es en los
ciales; en Bialet este principio se encuentra matizado, pues si bien hace una criollos y el interior donde se encuentran las reservas morales. En este sentido comparte la
primera división tripartita de los trabajadores en blancos, mestizos e indios, los postura de un “nacionalismo” revalorizador de lo hispánico y antimaterialista que se va ges-
engloba y unifica como explotados. Y entre los explotadores también encuen- tando en los años previos al Centenario y que parece tener inicio luego de la guerra de
tra diferentes pigmentaciones de piel, pues cree que algunos caciques o len- 1898 entre España y Estados Unidos.11 Afir ma que su investigación le ha per mitido “apre-
guaraces, entregadores de trabajadores indios, merecen similar mote que los ciar los elementos fijos y per manentes que caracterizan al pueblo [...] [que] ni el contacto
propietarios blancos de ingenios o ricas extensiones en el área pampeana. con los extranjeros, ni la introducción del lujo del Litoral, han alterado esos caracteres”.12
Dentro de sus concepciones etnográficas podríamos definir a Bialet como Buenos Aires es una cabeza monstruosa, con población improvisada y sin carácter nacio-
“integracionista”, entendiendo como tales a los que ven como solución de las nal, donde “el oropel rastacuero invade hasta las clases elevadas”.13 La Argentina es un país
diferencias raciales la fusión o asimilación de los diferentes contingentes étni- rico con población pobre, parece ser la conclusión a la que arriba nuestro autor, y las razo-
cos en un “modo único de vida nacional”. Claro está que éste se encuentra de- nes fundamentales de que esto suceda se encuentran en la exagerada codicia de la clase pa-
limitado por la elite intelectual y moral, que suele observar toda diferencia co- tronal y la carencia de una legislación que proteja desde el Estado a las clases indefensas.
mo atentatoria y regresiva respecto del Estado en confor mación. Quizá no ha- El par progreso-evolución es otra categoría utilizada con frecuencia. Bialet es un entu-
ya inquietud existencial más preocupante para esa elite que encontrar una na- siasta y optimista observador del país, no duda de su potencialidad. Y cuando de progreso
ción entre criollos “atrasados”, indios “salvajes” y gringos “oportunistas”. se trata, cae en la clásica comparación con la América anglosajona del norte. Este mode-
Está implícito en Bialet el concepto de “crisol de razas” como marco de lo, al que agrega el de Australia –que cita con inusitada frecuencia–, lo valora en lo legisla-
tivo, económico y organizativo, pero se encarga de señalar las diferencias étnicas de su con-
asimilación y superación de las diferencias. El juego de la integración deberá
for mación y no en el sentido en que lo hicieran Sar miento y otros escritores. Mientras que
plantearse en múltiples campos: servicio militar que traslade jóvenes de un
los ingleses tendieron a exter minar o aislar a los
punto a otro del país, colonias mixtas que reúnan a criollos e indios, extranje-
pueblos originarios, los españoles, cuya “conquista
ros solos que se unan con mujeres criollas, “elemento absorbente y asimilador
fue la más benigna que registra la historia”, se mez-
por excelencia”. No lo escandaliza el concepto de “hibridismo”, entendiendo
claron con las mejores indias, produciendo un ele-
que éste se viene produciendo en América Latina desde tiempos de la conquis-
mento mestizo de gran variedad, que con el paso
ta. Obviamente este pensamiento no es compartido por posiciones aristocra-
del tiempo ha decantado en el criollo, en el que vis-
tizantes, de mucho peso, que ven en la integración la aberración del mestiza-
lumbra el futuro desarrollo del país.
je y el dogma del igualitarismo que pretende aplanar las diferencias étnicas que
se encuentran en la índole misma de la realidad social.
Una serie de categorías extendidas y aferradas en su tiempo utiliza Bialet en
El criollo
su Informe. Una de las que aparece desde las primeras páginas es el concep-
to de raza. El biologismo positivista, el evolucionismo y el spencerismo tuvieron Sin gran trabajo se lograría una raza original y bien caracteri-
una fuerte influencia en la intelectualidad de la época. “La idea de raza trascen- zada, de un orden superior en la historia de la humanidad.
día toda división ideológica, y fue adoptada como un instrumento clave para en- J. Bialet Massé, Informe..., p. 18
tender el desarrollo de las sociedades por intelectuales y políticos de las más di-
versas tendencias [...] la idea de la superioridad intrínseca de ciertos grupos ra- A lo largo de todo su Informe Bialet Massé se esfuerza por revalorizar y dar muestras
ciales sobre otros, o la de la necesidad de preservar científicamente la pureza palpables, físicas y mentales de la aptitud del criollo para el trabajo, contradiciendo los pre-
racial de una población, eran a comienzos de siglo nociones compartidas por juicios instalados en las clases dirigentes, y que tienen larga data, de calificarlo de vago y
los grupos más progresistas del espectro político”.8 En Bialet no hay una defi- malentretenido.
nición precisa de raza, éste es un término polisémico que emplea con diferen- A pesar de haber sido la “sangre de todas las guerras”, el criollo es un paria en su tie-
tes propósitos y circunstancias. No cree en la pureza sino en la “mixtura de ra- rra; esta “raza original” es superior a las importadas por su entera adaptación al medio,
zas” y su idea es que éstas nunca son estáticas sino que pueden ser modifica- donde “la exuberancia de luz y vegetación” han dado un producto magnífico y apto para

Archivo
) 14 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 15 (
el trabajo. Bialet intenta convencer, a contrapelo del espíritu de época forja- jo de eso que se llama el tercer sexo... que se compone de las mujeres que
do en las ideas de Alberdi, Sar miento y la generación del 80, de que no es quedan sin hombre con quien aparejarse”.18
necesario traer de fuera lo que se posee dentro. El criollo es un trabajador En lo que sí Bialet tiene una mirada crítica y de vanguardia es cuando
virtuoso, con infinitas menores pretensiones y requisitorias que el extranje- recalca que en la mujer se exacerba la explotación que se hace del hom-
ro. Es sobrio, inteligente, disciplinado y leal. Basta comprobarlo en infinidad bre, por su mera condición de género, cuando analiza la sobrecarga de sus
de testimonios patronales. “Los Srs. Leach [dueños del ingenio La Esperan- trabajos duros y mal remunerados. Se cuida Bialet de ensalzar al criollo y
za en San Pedro de Jujuy] me manifiestan que en su lar ga experiencia han presenta un listado de sus defectos, de los que aclara en principio no es totalmente respon-
encontrado en el obrero criollo inteligencia, facilidad para aprender y subor- sable, sino que el momento, las circunstancias, el devenir histórico del que ha sido protago-
dinación; nunca tuvieron un movimiento de huelga”.14 Estos dos últimos nista, así lo han forjado.
conceptos son claves para convencer a quienes inquieta y alar ma la cuestión Es imprevisor, no tiene hábitos de ahorro o de mejora material, vive al día sin otear al
social. porvenir. La historia nacional demuestra que fue sostén de guerras de independencia, civi-
A través de las páginas se suman los adjetivos que delinean al criollo: hos- les, leva de gobier nos regulares y montoneras, para caer luego bajo la coacción de libretas
pitalario, confiado y generoso. También físicamente superior, pues su dieta de conchabo o la servidumbre en estancias o haciendas. Ésas son las circunstancias que lo
cár nica lo hace eficazmente resistente a estar en equilibrio con todos los cli- han ido forjando en un creyente fatalista y supersticioso, un hombre proclive al alcohol, in-
mas y condiciones naturales. Es el hijo de la tierra, el descendiente del moris- defenso y dejado.
co español, del laborioso quechua y el aguerrido guaraní; Bialet quiere que se Bialet Massé tiene a la vez una mirada humanitaria y dolida pero no puede dejar de te-
lo valorice y aproveche. ner reproches hacia este “otro” social. Es reiterativo con el tema de la embriaguez y sus efec-
Completando sus virtudes, afir ma Bialet que “difícilmente pueda encon- tos en la predisposición al trabajo y la dedicación a la familia. Recalca cómo estos hombres
trarse un pueblo que tenga más desarrollado el instinto de propiedad”,15 éste fuertes y hábiles, pacíficos y dóciles, se transforman en agresivos y pendencieros con los
es un natural reaseguro contra el avance de ideas comunistas y anarquistas, a efectos del alcohol. Para Bialet el vicio tiene algo de genético y otro tanto de fomentado por
las que entiende el criollo tiene aversión por experiencias previas (comunida- los que especulan con el negocio.
des aborígenes, montoneras gauchas). Entiende que hasta que la educación modifique estos hábitos una solución es el pago en
“El criollo es dócil y hasta humilde cuando se lo sabe llevar, pero es levan- especie, pues de esa for ma se garantiza la alimentación del trabajador, la llegada de víveres
tisco y altanero cuando se lo hiere en su amor propio y sobre todo en su or- a la familia y evita la tentación del mal gasto en bebida. Parece contradictorio que Bialet,
gullo nacional”,16 de lo que resulta compensada su sumisión atinente a cues- denunciador de los abusos y sobreprecios de las proveedurías, haga esta proposición, pero
tiones laborales por una orgullosa defensa de lo nacional. La reserva de la aparentemente mayor es su preocupación por la extensión del alcoholismo y su repercu-
identidad nacional está en el interior y la encar na el criollo. sión sobre el trabajo: “El obrero de ingenio [...] el día de pago se embriaga seguramente, y
La mujer criolla es amante sin medida y madre fecunda, pero también la algunos hacen durar la fiesta dos, tres y más días, hasta que acaban el dinero”.19 “Además
bestia de carga sobre la que pesa toda la familia. Entonces, por contraposi- de la ventaja económica de dar en especie la ración, tiene el patrón la seguridad de que el
ción, aparecen aquí defectos del criollo, cuando en boca de sus mujeres se los obrero se alimentará y logrará buen trabajo.”20
acusa de no aportar a la manutención del hogar. La hipótesis central de Bialet es que el trabajador criollo puede reemplazar al inmigran-
Bialet nos deja la imagen de abnegación, tolerancia y sacrificio de la mu- te en cualquier labor; su inteligencia innata está en potencia y hace falta despertarla. Es de
jer en medio de condiciones miserables. Son las criollas santiagueñas que es- interés de los patrones utilizarla porque “tiene menos necesidades, es menos exigente y más
peran a sus hombres con la chacrita cultivada, la ropa limpia y la comida ser- subordinado que el extranjero”.21 Quiere convertir mediante la educación a estos criollos en
vida; las lavanderas, amasaderas y costureras que trabajan efectivamente, pe- hombres prácticos. De la propagación de escuelas industriales “no saldrán industriales de
ro siempre con salarios menores “porque la necesidad las apura y no tienen salón y guante blanco, ni apóstoles del anarquismo, sino obreros, capataces y maestros de
más remedio que aceptar”.17 taller eximios, hombres de trabajo muy prácticos y siempre útiles”.22
Nuestro autor no supera los límites de la visión tradicional de su época res- Señala repetidamente que es a la propia clase patronal a quien más conviene mantener
pecto del cometido de la mujer y las razones para que trabaje. “La misión de al criollo que “es un pueblo hambriento y mal tratado, vicioso por necesidad, como conse-
la mujer, en lo que a cada sexo toca en la perpetuación y mejora de la espe- cuencia de la explotación que sufre; pero llamado a ser un pueblo fuerte y
cie, es la mater nidad, la crianza y la educación de los hijos... El trabajo de la brillante el día que los ricos encuentren la ventaja en cuidarlo”.23 Pone en
mujer no puede, pues, admitirse sino por las fatalidades del destino: en la viu- boca de empresarios la pragmática necesidad de protegerlos, y en éstos
da sin amparo, en la soltera que no tiene familia que la socorra o en el traba- aflora un discurso donde la comparación con la animalidad es recurrente.

Archivo
) 16 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 17 (
Los obreros “imitan como monos para aprender”, “se los debe cuidar como a uno de sus tipos originales. El propio Joaquín V. González, ministro que encomendara la
a los animales de trabajo”, o para que tengan mayor rendimiento se les debe tarea de Bialet, afir maba pocos años después del Informe: “Eliminados por diversas causas
dar descanso como “un caballo corre más ligero y mejor doce leguas, dividien- del tipo común nacional los componentes degenerativos o inadaptables, como el indio o el
do en dos partes su trayectoria y dando entre ellas un buen descanso”.24 negro, quedaban sólo los que llamamos mestizos por la mezcla del indio y el blanco. Pero
En la conscripción militar, recientemente implementada, ve un eficaz ins- a su vez la evolución de un siglo, obrando sobre una proporción mínima de estos elemen-
trumento civilizador del criollo; allí se les enseña a leer, escribir, ser metódicos tos, los elimina sin dificultad y deja como ley de composición del tipo étnico nacional la de
y ordenados. Traerá la mezcla de razas, la difusión de la vida moder na y la mo- la raza europea, pura por su origen y pura por la selección operada en nuestro suelo sobre
vilidad fomentará que los más atrasados (santiagueños, salteños, jujeños, etc.) la sangre criolla, que es también sangre europea. La enor me ventaja económica de esta
“conozcan que hay un mundo mejor en su patria”.25 evolución no necesita acaso inventario o prueba: suprimidos los elementos de degeneración
El acceso a la tierra es otra herramienta que puede provocar modificacio- o corrupción, que significaban debilidad, agotamiento, extinción, y en otro orden ineptitud
nes en la vida del criollo. En su proyección aspira a la creación de colonias y falta de resistencia para el trabajo creador y reproductivo, quedaba, pues, un producto se-
mixtas, para que se mezclen las razas y el criollo ter mine por convertirse en lecto de sangre blanca pura o depurada, cuyo coeficiente o «ratio» de potencia mental, de
un práctico agricultor. Las cree un freno al mal del latifundio, siendo el Esta- labor, de energía y voluntad, y cuya asimilación a las más altas for mas de cultura se hallan
do el único capaz de detener la codicia allí donde el acaparamiento toma di- demostradas por los resultados históricos”.29 Hay una fuerte influencia de la eugenesia an-
mensiones de gigantismo. Ejemplifica este fenómeno con la concentración de glosajona que se ve reflejada en diversos autores del período.30 Obviamente que no es éste
territorios dados en tor no del ramal ferroviario que va desde Perico hasta Le- el espacio para analizar el pensamiento que es más complejo y elaborado, sólo nos intere-
desma, en Jujuy. sa contrastar la opinión de Bialet que aparece a trasmano de la intelec-
Si, como hemos analizado, Bialet comparte gran cantidad de conceptos ma- tualidad, cuando en la misma nota de presentación del Informe fija su po-
nejados por la intelectualidad de su época, en otros fija una postura original y sición y califica de error sin fundamento los prejuicios respecto de la ca-
salida de los libretos. Un caso específico es el tema de la mestización, de la cual pacidad y el valor del criollo y afir ma que la Argentina está en condicio-
es producto el criollo. Negarla sería ir contra la hispanidad, su propio origen. nes de elaborar legislación y ciencia propia, que reparen las injusticias que
Las ideas fundantes de Sar miento sobre que “una raza medieval y anárqui- se comenten con el trabajador nativo.
ca [los españoles] se mezcla a la indígena para constituir un conglomerado
anárquico en que se suman las taras de ambos”,26 se completan con la adjeti-
vación que los califica de seres indolentes, perezosos, groseros, con descen- El indio
dencia que contiene cada vez mayor grado de degeneración. Tal la conocida
postura de Sar miento respecto de la materia prima del criollo. Bialet tiene a la vez un discurso moralista y pragmático en su mirada hacia el indígena.
Sólo un año después del Informe se publica Nuestra América de Carlos Entiende que su situación es peor que en la época colonial y eso se debe a la “responsabi-
Octavio Bunge, donde el mestizaje aparece como un hecho “artificioso, anó- lidad” de la raza blanca hacia estos seres desvalidos que, lejos de ejecutar un plan civiliza-
malo, heterogéneo” que va contra las leyes de la naturaleza. La mezcla tiene, torio, su contacto se manifiesta en un conjunto de atropellos y abusos. Falta de honradez,
para el autor, como carácter genérico la inar monía psicológica, una relativa incumplimiento de contratos, enviciamiento con alcohol, son algunos de los cargos con que
esterilidad y la falta de sentido moral. “Estos híbridos humanos, son, no una acusa a quienes tienen aborígenes empleados como trabajadores: “No se hace con el indio
cabeza, sino dos medias cabezas... parecen dipsómanos.”27 sino exagerar la explotación que se comete con el cristiano, porque sí y porque es indio, se
En tér minos similares se despacha Lucas Ayarragaray: “Los productos de le paga su trabajo menos que al cristiano, a pesar de su habilidad para el trabajo”.31
la mestización más que los puros tienen más posibilidades de ser degenerados, Reconoce que los prejuicios generalizados que califican al indio de desidioso, desconfia-
epilépticos, débiles mentales, amorales, idiotas, vagos, alcoholistas, homicidas do, vicioso e indolente no impiden que se lo explote y estafe: “Sin él no hay ingenio azu-
y perezosos, puesto que para mí, este vicio es síntoma de degeneración men- carero, ni algodonal, ni maní ni nada importante”.32 Nadie puede soportar mejor que él las
tal y de abulia, que se transmite con frecuencia hereditariamente y que, entre penurias y privaciones, los climas tórridos y las jor nadas extenuantes. Todos lo menospre-
nosotros, lo caracteriza la indolencia criolla, especie de fatalismo pasivo, que cian, pero todos lo solicitan como bracero. Por eso reclama como deber moral del hombre
a los factores étnicos con que colaboraron andaluces e indígenas, lo fomentó “civilizado” (el autor no usa el entrecomillado, pero irónicamente pone en duda que algu-
después la vida fácil, un clima sedante, cálido y húmedo”.28 nos de los empleadores blancos de indios lo sean) poner en práctica acciones que lo saquen
Para estos escritores la “regeneración” sólo viene por la transfusión de del aislamiento y la brutalidad. Como veremos más adelante, él propondrá un “plan civili-
sangre europea, pues las mezclas no pueden subsistir en el tiempo sin volver zatorio”, para salvar tal estado de cosas.

Archivo
) 18 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 19 (
Utiliza el concepto “civilización” según los preceptos convencionales de su tes”.36 La construcción de una “feminotopía” es un lugar común en los viajeros de fines del
época, imbuidos de espíritu evolucionista. La raza blanca, constructora de la siglo XIX e inicios del XX.
nación y sus valores, tiene la exigencia de propagarlos a todos los habitantes Como a ningún otro grupo étnico analizado, Bialet dedica extensas páginas a for mular
de su territorio. Hay una obligación moral y un sentido de misión, para que el un proyecto social y un programa de integración civilizatorio del indio.
acercamiento al indígena no sólo sea sinónimo de explotación: “De un lado la Parte de principios esencialmente proteccionistas y pater nalistas y considera que “la
eter na codicia, la fuerza, la superioridad de la raza, el abuso y hasta el crimen; condición del indio es la de un incapaz, en los tér minos precisos de la legislación civil: no
del otro la barbarie, el salvajismo con todos sus caracteres y consecuencias”.33 sabe el idioma del país, no sabe leer ni escribir, no tiene idea de las relaciones jurídicas, ni
Por otro lado observa con espíritu empresario y práctico al indígena como menor conocimiento de las leyes del país”.37
mano de obra y fustiga a quienes aún propugnan su eliminación. “¿Se querrá Las cinco herramientas clave de su proyecto integracionista que conducirán al indígena
exter minar al pueblo entero? ¿Con quién se quedarán los exter minadores? ¿Y a la civilización son: 1) una legislación protectora desde el Estado; 2) el trabajo con retribu-
de qué vivirán? ¿Traerán una falange de ángeles del cielo para trabajar?”34 ción digna y equitativa, 3) educación en escuelas prácticas donde el primer instrumento de
Bialet ve en el Chaco un área de expansión y futura potencialidad, pero transfor mación sea el idioma; 4) la doctrina religiosa como complemento de lo anterior, y
también un territorio donde las condiciones ecológicas y climáticas hacen di- 5) la entrega de tierra en reducción que contenga al aborigen. Veamos brevemente en qué
fícil la vida y más aún el trabajo. Según sus cálculos (muy abultados sin duda) consiste la propuesta en cada aspecto.
habitan allí unos cien mil indios. Desde el punto de vista de cualquier empre- En la misma presentación del Informe, Bialet admitía como fuente de inspiración las
sario, éstos deben constituir la fuerza de trabajo para las tareas más rudas y Leyes de Indias: “La identidad de la raza y el medio y de las circunstancias, me han hecho
sacrificadas, puesto que son los que mejor se adaptan a tales condiciones. En- remontar a la legislación de Indias, admirando su precisión y la necesidad de reproducir-
tonces cómo renegar de él. Se lo acusa por los malones, el cuatrerismo, por la”.38 Si su aplicación ha fallado, ha sido a causa de los hombres encargados de vigilar su
su conversión en “bestia bravía” cuando se embriaga, por su inconstancia en cumplimiento, por eso insiste en que toda nueva legislación para que sea exitosa depende
la labor, por su falta de estímulo en la búsqueda de mejora material, por su de las personas que lleven adelante su aplicación: “No hay buena ley en manos de juez ma-
nula visión de progreso; siendo que la mayoría de estos males son consecuen- lo, y la ignorancia y acobardamiento de los indios se presta a tantos modos de codicia, que
cia de su trato con el blanco, que con astucia y mala fe se burla de él y lo pre- sólo con una vigilancia escrupulosa podrá quedar garantida; pero vigilancia inmediata, con-
cipita a la violencia y venganza. Hacen falta leyes y ejecutores fir mes que lo tinua y recta”.39
protejan y empresarios honestos que por la vía del trabajo lo conduzcan a la El núcleo central de su propuesta está en la creación de un patronato nacional de in-
civilización. dios, que analizaremos someramente dado que lo hemos tratado con anterioridad.40 Los
Si bien en su Informe se refiere a otros aborígenes como descendientes de ejes vertebradores de este organismo serían la protección y defensa, la vigilancia en el cum-
huarpes en Cuyo o quechuas en el noroeste, su atención se centra en el área plimiento de las leyes, la colonia-reducción, la educación y el acceso a la tierra en propie-
chaqueña, en su momento aún objeto de ocupación militar, y como etnógra- dad; en síntesis, la totalidad de los propósitos antes indicados. El proyecto no pasó de tal,
fo reconoce en las diversas parcialidades diferentes estadios evolutivos. El mo- pero sentó las bases de futuros organismos (Dirección General de Territorios Nacionales en
coví, fácil de confundir con cualquier gaucho, laborioso y bueno; el chirigua- 1912, Comisión Honoraria de Reducción de Indios en 1916) que intentaron implementar
no, rey de los trabajadores del cañaveral por su habilidad, inteligencia y rápi- una política hacia las cuestiones indígenas.
da tendencia a acriollarse; el toba que recorre “todas las escalas de la barba- La inserción del indio en el mercado de trabajo fue otra
rie” y por último el mataco en el que ve seres sumamente primitivos, sucios y preocupación de Bialet, pues entendía que el trabajo discipli-
sin idea alguna de la vida civilizada. Está claro que construye sus categorías en nado y constante era un ar ma esencial en su adaptación a la
función de principios raciales y culturales, tal el pensamiento colonialista: más vida civilizada. La realidad le indicaba que era allí donde se da-
alejados se encuentran en la escala evolutiva aquellos que tanto física como ba, a causa de inescrupulosos empresarios, la explotación y ad-
culturalmente menor contacto han tenido con la civilización. quisición de vicios que hacían perder la condición “natural” del
Los mismos conceptos etnocéntricos aplica a la hora de observar masculi- indígena de bueno y manso. Entiende que este mal sólo es co-
namente a la mujer india. La chiriguana “es inteligente, y no pocas veces ami- rregible con la intervención del Estado que se imponga con la
ga de bien parecer, se deja seducir por todo lo que cree superior” (el hombre ley y “mano fir me”. Los principales enfrentamientos interétni-
blanco).35 Mientras que se tor na burlón e hiriente cuando juzga a las matacas: cos se producían donde el indígena brindaba su trabajo de bra-
“La cara más fea que la naturaleza dio a la mujer [...] ¡Qué caretas! [...] Busco cero, zafrero o simplemente sirviente. El proyecto de Joaquín
en vano una cara pasable, no hay, ni a los quince años son en ellas atrayen- V. González contendría catorce títulos referidos al trabajo indí-

Archivo
) 20 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 21 (
gena; esta iniciativa, que era a la vez una denuncia y un reglamento estricto ra definir “biotipos”, como lo hiciera sólo dos años después un antropólogo físico enviado
(como lo quería Bialet), no fue tratada en detalle por el Congreso y quedó por el Museo de La Plata.43
abandonada. Marcados por fuertes influencias de las ciencias sociales europeas, se reconoce en los
Consideraba la educación como una herramienta a largo plazo, que trans- intelectuales del período el sesgo positivista, evolucionista, deter minista geográfico y racis-
formaría al indio (hasta hacerlo desaparecer en su esencia) en una o dos gene- ta. Si bien las opiniones respecto de la cuestión indígena difieren, las categorías y los len-
raciones. Para los adultos apuntaba a una enseñanza práctica, que los convir- guajes con que se trata son muchas veces una traslación del pensa-
tiera en agricultores, por el contrario creía que en los niños se puede operar miento que se tenía desde las metrópolis de las poblaciones nativas
una mutación definitiva y el primer instrumento del cambio sería el idioma: “No coloniales. Los escritos tardíos de Sar miento, Agustín Álvarez, son
se ha visto que la mitad de la patria está en la garganta, y que no hay medio ejemplo de ello. Pero otra vertiente, que da origen a un “nacionalis-
más seguro ni otro para reducir de verdad que enseñar el idioma nacional”.41 mo” que se encuentra en desarrollo en los años de la publicación del
La educación debe ser complementada con la religión pues no ve con en- Informe, enrola no sólo a Bialet sino también a otros autores que
tera confianza la tarea que desempeñan los sacerdotes de las misiones cha- queremos rescatar: Francisco P. Moreno y Ricardo Rojas.
queñas (franciscanos, en su mayoría de origen italiano), da a entender que al- Veamos de estos autores algunas ideas que, sin desprenderse de
gunos aprovechan el trabajo indio en beneficio propio, mientras que otros ac- inevitables recurrencias del vocabulario que domina en el “clima de
época”, comparten con Bialet una visión más humanista respecto de
túan de “entregadores” a las empresas que los necesitan para sus labores. Pe-
la cuestión indígena, distante de la mirada despectiva que impera.
ro una vez más interpreta que son los hombres, y no las instituciones, los que
Rojas escribe El país de la selva en 1907 y en él pone de mani-
fallan. Apuesta en su proyecto de patronato a que sean curas de origen na-
fiesto el proceso de transfor mación del espacio chaqueño y sus habi-
cional los que tengan a su cargo impartir la enseñanza de la doctrina. La con-
tantes, que vivenciara Bialet durante el proceso de redacción de su In-
versión al catolicismo, que remarca se encuentra en la propia Constitución
forme: “La legendaria selva chaqueña y los salvajes que antes la ha-
de 1853, ha tenido escaso o nulo éxito hasta su época. Por eso es necesaria
bitaban han huido con sus lares a refugiarse en las breñas más recónditas o se han someti-
su verdadera implementación pues no será posible la definitiva integración
do al régimen de la vida nueva y no es raro encontrarlos ahora empuñando el hacha civili-
mientras los indios no estén en comunión con la fe de los blancos, no será
zadora, en los obrajes de la región”.44
factible mientras en el monte sigan “celebrando sus mojigangas religiosas a
El fusil, el obraje y el ferrocarril han transfor mado los hábitos indios: “Los más hábiles
la Luna”.42 o mansos van de estación en campamento y de campamento en estancia, no son de gue-
Según Bialet Massé los caciques indios reclamaban tierras donde asentar- rra o gira de pecoreo, como en pasados días, sino tristes, misérrimos y pedigüeños erran-
se y no ser molestados. Desde el punto de vista pragmático, el asentamiento tes. [...] El gesto dominador de la barbarie, el ademán gallardo de los botines, habíanlos tro-
fijo en un territorio (reducción al estilo de las que se estaban creando en Esta- cado por la voz débil del siervo; y por un semivestir de harapos, la desnudez plena y robus-
dos Unidos) aportaría indudables ventajas: per manencia estable en un lugar ta de las edades primitivas”.45
donde podrían ser vigilados y buscados cuando se los precisara como brace- Rojas, a diferencia de Bialet, no for mula una propuesta a futuro, se circunscribe a des-
ros. La colonia indígena, con su pueblo y campo, sus títulos de propiedad in- cribir el estado en que se encuentran los aborígenes. No sin cierta satisfacción ve quebrada
dividual (o colectiva para los campos, si así lo solicitara la tribu), administrada la resistencia del bastión chaqueño, pero también advierte sobre la vana gloria del ensaña-
por un consejo, en que hay una mínima participación indígena, es un eslabón miento sobre el vencido y la desprotección del indefenso. “Era la imagen de su raza, ofre-
más de la cadena prevista por Bialet para asimilar el indio a la civilización. ciendo ella misma la obediencia por víveres, ajena a la voluptuosidad de las matanzas, a las
Podemos discrepar con Bialet respecto de los devastadores efectos cultu- sensualidades del botín, a las lujurias del incendio. [...] La civilización ha triunfado al fin; y
rales que sus medidas tendrían sobre esta población, pero no podemos dudar son los postreros resabios de la aguerrida resistencia. La selva ya no puede defenderles”.46
de su buena fe al proponer medidas prácticas para proteger al indio del exter- Aunque para otra realidad, la de los indios pampeanos y patagónicos, Francisco Moreno
minio y la sobreexplotación. La “cuestión étnica”, la “alteridad”, la “acultura- escribe en sus Reminiscencias, comenzadas en 1906, conceptos que siguen la línea de pen-
ción”, la “preservación de la identidad”, eran conceptos ajenos a la época, no samiento de Bialet. Para el “perito”, con medios violentos e innecesarios se estaba destruyen-
podemos, por lo tanto, cometer el anacronismo de exigirlos. do una raza “viril y utilizable”. “¡Lástima grande que la Patria así haya perdido a miles de sus
Cuando está en contacto con los indígenas aparece con fuerza su espíritu hijos, útil elemento de trabajo, cuando se le ha sabido dirigir! Aun hoy, los pocos que quedan
etnográfico. De haber contado con mayor tiempo no sólo habría utilizado el considerados sin preconceptos muestran con sus procederes que más bien son buenos que
dinamómetro para realizar estudios ergométricos, sino que se hubiese deteni- malos.”47 Asimismo deja entrever que los sobrevivientes vegetan reducidos, donde el Estado
do a analizar color de cutis, pelo, mediciones de cráneo, talla o fisonomía pa- los alimenta para que no mueran, pero no hace nada por integrarlos a la vida en civilización.

Archivo
) 22 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 23 (
La mirada de Bialet no tiene sesgos de “buen salvaje” ni de romanticismo, irresponsable de mantener a sus trabajadores con salarios de miseria, jornadas que sobrepa-
es pragmática: el indio es un buen trabajador pero además de utilizarlo el hom- san el límite de lo racional, y desidia ante la tendencia obrera al vicio, no hacen sino contri-
bre blanco debe justificar su superioridad moral integrándolo a su sociedad. Es- buir a las tendencias a la protesta y la propagación de ideales críticos.
te traspaso se debe de hacer bajo la supervisión del Estado y con leyes protec- El infor me se encuentra plagado de ejemplos de malos tratos hacia los trabajadores, y
toras especiales que eviten caer en una ficción de igualdad, porque dar trata- casi exclusivamente son extranjeros: propietarios alemanes de panaderías en Tucumán, em-
miento de iguales a quienes de hecho no lo son conlleva una de las más gran- pleados de jerarquía en los ferrocarriles ingleses, inter mediarios italianos de las colonias
des injusticias. agrícolas. Respecto de la explotación minera en La Rioja dice de los extranjeros “que no se
lleven el santo y la limosna [...] la compañía no deja en el país sino los jor nales que paga y
las comidas que da a sus obreros: eso es lo que se traduce en bienestar y prosperidad del
El inmigrante país; lo demás se va [...] si al país no le ha de quedar sino un montón de inválidos, mejor
es que guarde sus tesoros”.51
Bialet se encuentra en la doble posición de ser un inmigrante al tiempo que Si bien no hay en Bialet una actitud explícita respecto de un inmigrante deseable y es-
está vinculado, por lazos familiares, a los círculos de elite que ostentan el po- perado (el de la Europa del norte para la elite dirigente), es de la opinión de que el Estado
der del país: “Su análisis está per meado, a la vez, por su condición de residen- ha llevado a cabo una política incoherente e indiscriminada: “El lema de Alberdi «gober nar
te extranjero y por el alto grado de identificación que ha logrado con la nación es poblar», se transfor ma en «gober nar es poblar bien», discriminando los aportes exter nos,
adoptiva”.48 Optará por un discurso nacionalista en el que el inmigrante es mejorando la «calidad» del crecimiento interior”.52 “Uno de los errores más trascendentales
blanco de per manentes críticas. Parte de la ecuación de que la “cuestión so- en que han incurrido los hombres de gobier no de la República Argentina ha sido preocu-
cial”, que ha motivado su investigación, es producto del descontrolado proce- parse exclusivamente de atraer capital extranjero, rodeándolo de toda especie de franqui-
so migratorio que ha derivado en un acelerado desarrollo de la concentración cias, privilegios y garantías, y de traer inmigración ultramarina, sin fijarse sino en el núme-
urbana, introducido nuevas ideologías y esto ha conducido a la pérdida del ro y no en su calidad, su raza, su aptitud y adaptación”. La raíz del problema se encontra-
control de los sectores populares por parte del Estado, dejando al país en la ría en la propia Constitución que deja vedada toda posibilidad de restricción o reglamenta-
inseguridad y el temor. ción: “No entendieron los Constituyentes que con sus disposiciones abrían de par en par
Bialet centra en tres aspectos sus críticas a los extranjeros: el carácter es- las puertas del país a los enfer mos contagiosos, a los criminales, a los mendigos, y menos
peculativo y advenedizo de quienes han confor mado el sector patronal, la que con su entrada condenaban a los hijos del país a la miseria y al hambre”.53
política indiscriminada que el Estado ar gentino tiene sobre el ingreso de ex- Entiende que en su momento la llegada de brazos extranjeros es innecesaria pues el tra-
tranjeros y la falta de arraigo de los que vienen con el exclusivo objeto de bajo es escaso y el que hace falta sin dificultad lo puede desempeñar el criollo. Remarca cons-
“hacer la América”. Sin embar go, no cae en posiciones extremadamente tantemente el carácter advenedizo, pretencioso y la baja calidad humana de los que arriban:
despectivas, que prosperan por la época, como las de “la fauna de la mise- “La mayor parte de los inmigrantes que vienen son mendigos, muchos que huyen de la jus-
ria” de Ramos Mejía cuando afir ma: “Cualquier craneota inmediato, es más ticia y una masa de cabezas huecas que creen que en llegando al país deben darle trabajo en
inteligente que el inmigrante recién desembarcado en nuestra playa. Es algo la plaza de Mayo”.54
amor fo, yo diría celular, en el sentido de su completo alejamiento de todo lo Sí es explicito cuando se refiere a inmigrantes de razas indeseables, como los chinos que
que es mediano progreso en la or ganización mental. Es un cerebro lento, co- vienen a trabajar por comida, denigrando aun más los salarios; los gitanos que sólo son ra-
mo el del buey a cuyo lado ha vivido; miope en la agudeza psíquica, de tor- teros, los judíos y los turcos convertidos en temibles competidores en el co-
pe y obtuso oído en todo lo que se refiere a la espontánea y fácil adquisición mercio que se infiltran en todos los rincones de país.
de imágenes por la vía del gran sentido cerebral. ¡Qué obscuridad de percep- Entiende que hay tres problemas que impiden el arraigo del extranjero:
ción, qué torpeza para trasmitir la más elemental sensación a través de esa la falta de una política que le per mita acceder a pequeños lotes, la inequi-
piel que recuerda la del paquider mo en sus dificultades de conductor fisioló- dad de la política impositiva (especialmente la referida a los impuestos indi-
gico!”.49 rectos) y la existencia de enor mes latifundios destinados sólo al agio. Las
Arranca sus observaciones con los sectores empresarios. “El capitalista ex- tres son cuestiones que se pueden resolver con leyes desde el Estado. Mien-
tranjero no ha mirado al país sino como campo de explotación pasajera y usu- tras siga sin solución, el extranjero sólo pensará en hacer rápida fortuna pa-
raria. [...] Nada han hecho para mejorar al país, ni siquiera sus propias indus- ra partir nuevamente.
trias”.50 La patronal extranjera no sólo es avara y codiciosa, sino que además es A pesar de ser un tema de tanto peso en la opinión pública y en las esfe-
inconsciente de que su actitud hacia el trabajador agrava la conflictividad obrera. ras gubernamentales, Bialet no trata específicamente la cuestión de la nacio-
No ha tomado conciencia de la gravedad de la “cuestión social” y con su actitud nalización y ciudadanía del extranjero. La idea de Sarmiento de que el país es

Archivo
) 24 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 25 (
una “República sin ciudadanos”, el catalán la resuelve con la educación y el pa- Por supuesto que el pluralismo de Bialet tiene los límites que le impone la concepción
triotismo del criollo y la asimilación del extranjero: “Hecha la nación, hacer ar- irrefutable de la superioridad del hombre blanco. Por eso aspira a la integración del indio,
gentinos”. pero en ese paso adelante debe dejar sus rasgos identitarios; por eso desea un criollo ins-
Llama la atención la falta de desarrollo de un proyecto social a futuro para truido y progresista, pero en el proceso de transfor mación debe abandonar costumbres y
el extranjero, como sí lo hiciera extensamente para el criollo y el indio (tampo- atavismos que se encuentran alejados de la civilización de su tiempo. Pura evolución hacia
co hay una línea para la mujer inmigrante, cuando se extiende como vimos an- un estadio superior.
teriormente sobre las nativas). Es que el inmigrante parece haber traído más in- El alejamiento de los inmigrantes no es un problema étnico sino de carácter e ideas. De-
convenientes que beneficios: el peor de todos es la propagación del ideario sea un gringo que se afinque, invierta y apueste por el país, se integre mandando a sus hi-
anarquista que ponía en jaque a las autoridades constituidas, la paz social y jos a la escuela pública y abandone las ideas extrañas que ha traído de Europa y que no tie-
“aceleraba la emergencia de la cuestión social, la radicalizaba y obligaba a pen- nen cabida en la sociedad ar mónica que desea. Su proyecto etnográfico es el del crisol de
sar aceleradamente sobre el tema”.55 La magnitud del problema era tal que con razas, hasta, en tér minos actuales, tolerante de un hibridismo cultural, su producto final: un
frecuencia se englobaba a toda organización obrera como atentatoria del régi- ser nacional mixto que evite el proceso de cosmopolitismo y desnacionalización, que la ins-
men social imperante y en cierta medida Bialet concluía que esto derivaba de tantánea que ha obtenido le diagnostica está sucediendo.
la ausencia del Estado en el área laboral y la desprotección de la clase trabaja-
dora. Por eso es el Estado el que debe imponer las reformas necesarias median-
te la fuerza del derecho. En clave iluminista la ley se convierte en el eficaz ins- Notas
trumento para generar un orden jurídico nuevo, racional y más humanitario.
1
Véase Juan Bialet Massé, Informe sobre el estado de la clase obrera (1904), Madrid, Hyspa-
mérica, 2 t., pp. 161 y ss.
A modo de conclusión 2
Ídem, p. 284.
3
Ídem, p. 17.
Aunque no sea su objetivo ni propósito, Juan Bialet Massé deja su visión et-
4
nográfica del país. En una Argentina que atraviesa profundas transformaciones Ídem, p. 88.
étnicas él toma una fotografía instantánea y mural que no ha envejecido. En su 5
Ídem, p. 195.
Informe elabora una imagen variada, viva y dinámica; claro que la toma tiene 6
Ídem, p. 15.
mucho de subjetivo, pero eso, lejos de componer un obstáculo que nos permi-
7
ta también a nosotros mirar, constituye un elemento más para reconocer la len- Véase Gabriela Dalla Corte, “El saber del derecho: Joan Bialet i Massé”, en Sandra Fernández y
Gabriela Dalla Corte (coords.), Sobre viajeros, empresarios e intelectuales catalanes en Argentina, si-
te con que determinados sectores dirigentes miraban la realidad del país.
glos XIX y XX, Barcelona, Medamérica-CEALC-Universidad de Barcelona-Escuela de Historia, UNR,
La imagen resultante no es estática, tiene proyección; no se confor ma con 2000.
retratar, quiere también concebir a futuro. Lanza hacia adelante diagnósticos, 8
Eduardo Zimmer mann, Los reformistas liberales. La cuestión social en la Argentina (1890-
temas, problemas de las más variadas índoles: las carencias legislativas, los de-
1916), Buenos Aires, Sudamericana, 1995, p. 109.
sequilibrios regionales, la desproporcionalidad e injusta repartición de la rique-
9
za, los roles del Estado, etc. Cada uno merecería un tratamiento específico. Véase Liliana V. Pereyra, “¿Cómo escribe raza Bialet?”, ponencia presentada en el simposio “A
cien años del Infor me Bialet Massé. El trabajo en la Argentina del siglo XX y albores del XXI”, San Sal-
Nosotros nos referiremos sumariamente a lo que ha sido la temática central
vador de Jujuy, UNIHR-UNJu.
del artículo: la cuestión étnica.
10
La fuerza e influencia de las ideas evolucionistas no le per mite arribar a Véase José Ingenieros, El hombre mediocre, Buenos Aires, s/e, 1913.
un pluralismo étnico más acabado, pero quizá no haya mayores injusticias 11
Véase Oscar Terán, “El pensamiento finisecular (1880-1926)”, en Mirta Lobato (dir.), Nueva his-
que reclamar retrospectivamente desde el presente pensamientos progresis- toria argentina. El progreso, la modernización y sus límites (1880-1916), t. V, Buenos Aires, Suda-
tas. Todos somos prisioneros de nuestro tiempo y sus ideas afectan hasta a mericana, 2000, pp. 339 y ss.
aquellos mismos que creen elaborar verdaderos pensamientos alter nativos. 12
J. Bialet Massé, ob. cit., p. 15.
La sola revalorización del criollo y el indio así como lo aleja de las concepcio- 13
Ídem, p. 509.
nes marcadamente racistas, lo acerca a una concepción de multietnicidad que
14
brega por la construcción de una sociedad más plural y justa, no precisamen- Ídem, p. 96.
te muy difundida en la elite de la época. 15
Ídem, p. 41.

Archivo
) 26 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 27 (
16 45
Ídem, p. 407. Ídem, p. 71.
17 46
Ídem, p. 213. Ídem, p. 84.
18 47
Ídem, p. 264. Francisco P. Moreno, Reminiscencias (1906-1919), Buenos Aires, El Elefante Blanco, 1997,
19
p. 122.
Ídem, p. 757.
48
20
Patricia Giqueaux y María Pía Martín, “La mirada de un intelectual catalán sobre la cuestión so-
Ídem, p. 527.
cial en la Argentina a comienzos del siglo XX”, en Sandra Fer nández y Gabriela Dalla Corte (coords.),
21
Ídem, p. 119. ob. cit., p. 27.
49
22
Ídem, p. 345. José M. Ramos Mejía, Las multitudes argentinas, Buenos Aires, J. Lajouane, 1912, p. 261.
50
23
Ídem, p. 231. J. Bialet Massé, ob. cit., p. 29.
51
24
Ídem, pp. 34, 224 y 802. Ídem, p. 294.
52
25
Ídem, p. 50. Eugenia Scarzanella, Ni gringos ni indios. Inmigración, criminalidad y racismo en la Argen-
26
tina (1890-1940), Ber nal, Universidad Nacional de Quilmes, 2003, p. 12.
Domingo F. Sar miento, Conflictos y armonías de las razas en América (1883), Buenos Aires,
53
La Cultura Argentina, 1915, p. 21. J. Bialet Massé, ob. cit., pp. 29 y 129.
54
27
Carlos Octavio Bunge, Nuestra América. Ensayo de psicología social, Buenos Aires, U. Abe- Ídem, p. 121.
ledo, 1905. 55
Juan Suriano (comp.), La cuestión social en Argentina (1870-1943), Buenos Aires, La Colme-
28
Lucas Ayarragaray, La constitución étnica argentina y sus problemas, Buenos aires, Impren- na, 2000, p. 110.
ta Nacional de J. Lajoaune y Cia., 1910.
29
Joaquín V. González, El juicio del siglo o cien años de historia argentina (1910), Buenos Ai-
res, Librería La Facultad, 1913, p. 246.
30
A modo de ejemplo, véase Agustín Álvarez, La transformación de las razas en América, Bue-
nos Aires, Casa Vaccaro, 1918.
31
J. Bialet Massé, ob. cit., p. 64.
32
Ídem, p. 55.
33
Ídem, p. 103.
34
Ídem, p. 104.
35
Ídem, p. 102.
36
Ídem, p. 89.
37
Ídem, p. 110.
38
Ídem, p. 16.
39
Ídem, p. 119.
40
Véase Marcelo Lagos, La cuestión indígena en el Estado y la sociedad nacional (Gran Cha-
co, 1870-1920), San Salvador de Jujuy, UNIHR-UNJu.
41
J. Bialet Massé, ob. cit., p. 63.
42
Ídem, p. 67.
43
Véase Robert Lehmann-Nitsche, “Estudios antropológicos sobre chiriguanos, chorotes, matacos
y tobas”, en Anales del Museo de La Plata, t. I, Segunda Serie, 1907, La Plata.
44
Ricardo Rojas, El país de la selva (1907), Buenos Aires, Librería La Facultad, 1925, p. 69.

Archivo
) 28 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 29 (
Ciencia, refor mismo y los derechos del
trabajador-ciudadano: la regulación estatal
del trabajo ferroviario según Bialet Massé
Silvana A. Palermo*

Intelectuales y empresarios en busca de un mundo


del trabajo moderno

E
n los últimos años, desde variadas perspectivas historiográficas se ha
contribuido al análisis de la cuestión social en la Argentina. Investiga-
ciones sobre historia intelectual y política destacaron el papel de los in-
telectuales de diferentes orientaciones ideológicas en el debate sobre los efec-
tos no deseados de la moder nización del país así como en el diseño de polí-
ticas al respecto. Por su parte, estudiosos de la historia social de los trabaja-
dores cuestionaron este excesivo énfasis en el protagonismo y la autonomía
de las elites refor mistas. Subrayaron, en cambio, la capacidad de las organizaciones obre-
ras –en gran medida debido a su vasto repertorio de acciones colectivas– para alertar a la
opinión pública sobre el deterioro en las condiciones de vida y laborales de las familias tra-
bajadoras. Asimismo, al abordar el tema de la cuestión social utilizando la categoría de gé-
nero, trabajos recientes destacaron que los intelectuales, las vanguardias obreras y los em-
presarios, a pesar de sus profundas diferencias, tendieron a compartir ideologías sobre la
diferencia sexual que atribuyeron al hombre el derecho y la responsabilidad de trabajar fue-
ra de la casa mientras que asignaban a la mujer el cumplimiento de sus obligaciones como
esposa y madre, condenando su trabajo fuera del hogar.1
Indagar con detenimiento el pensamiento y el proyecto de refor ma propuesta por Bia-
let Massé –aún no muy bien conocidos– representa, de por sí, un aporte a este renovado
interés historiográfico sobre la cuestión social. Su labor académica y su Informe relativo al
estado de las clases obreras en el interior del país (1904) expresaron bien las preocupa-
ciones de intelectuales, profesionales, políticos y asociaciones femeninas que pueden califi-
carse como refor mistas. A través de la prensa, sus cátedras o su labor asistencial, ellos in-
sistieron en que el Estado aprobara leyes y creara instituciones especializadas para solucio-
nar los conflictos laborales por medios pacíficos así como para mitigar los problemas de sa-
lud pública, desempleo y marginalidad urbana.

* CONICET- Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. E. Ravignani”, Facultad de Filosofía


y Letras, UBA. Agradezco a Marta Bonaudo por sus útiles comentarios a una primera versión de este
trabajo presentado en el simposio “A cien años del Informe Bialet Massé. El trabajo en la Argentina del
siglo XX y albores del XXI”, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNJu, 12-14 de mayo
de 2004. También agradezco a los organizadores y participantes por sus preguntas y sugerencias.

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 31-52
Reflejo fiel de esta tendencia, la carrera y la obra de Bialet Massé ponen, ralice al obrero, dándole a la par de la conciencia de sus derechos la
asimismo, de manifiesto su sostenido afán por tender puentes entre la ciencia correlativa de sus deberes”.4
y la política social. Nacido en Barcelona, emigró a la Argentina tras obtener su Este trabajo examina los presupuestos o tradiciones intelectuales
título de médico. A mediados de 1870 se instaló en Córdoba, donde comenzó que informan su propuesta de ley de regulación del trabajo ferrovia-
a enseñar medicina legal en la universidad de esa ciudad. Para perfeccionarse rio. Para comprender la originalidad de su ideario, se tratará de com-
en el campo de la medicina aplicada, estudió abogacía y promovió la enseñan- parar las concepciones implícitas en el proyecto de racionalización
za de cursos sobre legislación industrial y agrícola.2 En enero de 1904 el presi- del mundo del trabajo ferroviario de Bialet Massé con las implemen-
dente Roca, a instancias de su ministro del Interior Joaquín V. González, lo de- tadas por las propias administraciones ferroviarias. Puede afirmarse
signó comisionado para elaborar un estudio sobre la situación de las clases que esta comparación resulta imprescindible en tanto en la recons-
obreras del interior del país. Lógicamente, dada su larga experiencia profesio- trucción del debate sobre la cuestión social aún las voces de los empresarios han merecido
nal previa, Bialet Massé ofreció, a pocos meses de realizar su breve viaje de ob- escasa atención.5 Debido a esta carencia no sólo se pierden de vista las ideas y los proyectos
servación, un análisis acabado de los resultados. De hecho, su trabajo, junto al de uno de los actores clave en ese debate, sino que además se dificulta la comprensión de la
de otros funcionarios del Departamento Nacional de Higiene, del Ministerio de especificidad de las propuestas de los funcionarios o intelectuales reformistas. Como se se-
Agricultura e influyentes intelectuales del socialismo, serviría como insumo pa- ñaló para la historiografía sobre Brasil, también la literatura histórica sobre la Argentina ha
ra diseñar el ambicioso proyecto de ley nacional del trabajo propiciado por el tendido a examinar los proyectos reformistas y las estrategias empresariales separadamente,
ministro González.3 aun cuando ambas perseguían como objetivo común la modernización del ámbito fabril.6 En
El Informe no sólo insistía en la falta de una legislación laboral moderna en definitiva, tanto los intelectuales como los empresarios se arrogaban la autoridad y capacidad
el país, sino que proponía además soluciones concretas. Tal es el ejemplo de la para construir un mundo del trabajo moderno. Aunque sus visiones y objetivos, por cierto,
regulación del trabajo ferroviario. Su propuesta representa el primer intento sis- no siempre coincidieron.
temático por reglamentar las relaciones entre trabajadores y empresarios en las De este modo, este estudio intenta ofrecer una nueva perspectiva de análisis sobre la
compañías ferroviarias. El médico catalán recomendó al presidente que encar- cuestión social, a la vez que contribuir al conocimiento del Informe de Bialet Massé, una
gara al Ministerio de Obras Públicas la aprobación de una reglamentación úni- obra esencial para entender cómo se legitimó el papel refor mista del Estado nacional. En
ca para todos los trabajadores ferroviarios del país, que definiera la jornada de la primera parte del artículo se examina, entonces, la moder nización en la organización del
trabajo de todas las secciones, así como un sistema de categorías y promocio- trabajo, tal como la concibieron ingenieros y directivos ferroviarios a comienzos del siglo
nes uniforme para todas las compañías. A partir de la aprobación de ese regla- XX. La segunda y la tercera parte tratan sobre las ideas y concepciones dominantes en el
mento, el Ministerio de Obras Públicas estaría autorizado para mediar en los proyecto de refor ma de Bialet Massé. También aquí se abordan las diferencias en el idea-
conflictos laborales haciendo cumplir y modificar la reglamentación vigente, en rio y propósitos, que distinguieron al funcionario refor mista de los directivos ferroviarios.
caso que fuera necesario. En síntesis, este reglamento de trabajo establecía los El análisis de estas temáticas demostrará, por un lado, que la regulación del trabajo fe-
derechos y deberes de ambas partes –administraciones y trabajadores– a la par rroviario propuesta por el médico catalán se fundamentó en los principios de la ciencia del
que atribuía a los funcionarios públicos el papel de supervisar su cumplimiento. trabajo o higienismo industrial, una disciplina en boga en los círculos académicos europeos
Este proyecto convirtió a Bialet Massé en uno de los primeros funcionarios que entre 1870 y 1910.7 En la ciencia encontró, según su criterio, una base objetiva y veraz
abogó por la intervención del Estado en empresas donde, hasta entonces, los para definir una ley que atribuyera al Estado la capacidad y el poder para reglamentar las
directivos ferroviarios gozaban de autoridad absoluta. relaciones entre empresarios y trabajadores en los ferrocarriles. El examen de su proyecto
Claro que, para justificar el derecho del Estado a intervenir en las relacio- de refor ma laboral expondrá, por otro lado, que su concepción de la legislación del traba-
nes entre trabajadores y empresarios –una esfera considerada por el liberalis- jo compartía algunos de los supuestos del refor mismo político. Como se sabe, los legisla-
mo como de dominio privado–, Bialet Massé, al igual que el resto de sus pa- dores que abogaron por la refor ma electoral confiaban en la función transfor madora de la
res refor mistas, se enfrentaba a interrogantes de difícil resolución. ¿Qué crite- ley, considerándola un instrumento idóneo para recrear un sentido de comunidad nacional
rios per mitirían al Estado mediar, con neutralidad, en las relaciones entre tra- por encima de las tensiones sociales y particularidades étnicas de la sociedad argentina de
bajadores y empresarios?, ¿cómo lograrían los funcionarios estipular y garan- principios de siglo XX.8 Este mismo presupuesto del credo refor mista infor maba la propues-
tizar los derechos y deberes de ambas partes, sin agudizar el antagonismo de ta de Bialet Massé. Mientras que aquellos concebían la ley electoral como un paso en el re-
clases? Estos dilemas se resolverían, tal como él mismo afir maba, al definir conocimiento de los derechos políticos, para este último la ley laboral debía asegurar la in-
una “buena ley”, es decir, una nor ma que encarrilara “por la vía de la justicia corporación efectiva del trabajador nativo a la sociedad civil.
las relaciones entre patronos y obreros” y que a la vez “eleve, dignifique y mo- Vale la pena anticipar, aquí, en qué sentido se afirma que, a criterio de Bialet Massé, la

Archivo
) 32 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 33 (
regulación del trabajo convertiría al trabajador en ciudadano. Esta aclaración es cado su personal. Un crecimiento similar demostraba el resto de las líneas que recorrió el
necesaria porque ni el médico catalán utilizó estos términos, ni se detuvo a re- médico catalán: el Central Córdoba, el Central Argentino, el Gran Oeste Argentino y la
flexionar sobre la necesidad de la participación de los ferroviarios en partidos Compañía Francesa del Ferrocarril de Santa Fe. En consecuencia, a comienzos de siglo XX
políticos modernos. No obstante, su Informe sí subrayó que todo trabajador los directivos ferroviarios se abocaron a moder nizar la organización empresarial y, en par-
víctima del exceso de trabajo, multas, falta de oportunidades de capacitación y ticular, a per feccionar las for mas de organización del trabajo. La prioridad se centró en el
compelido a habitar en los barrios de las compañías difícilmente podía disfrutar control y la disciplina del personal con el objeto de capacitar a los trabajadores inexpertos,
de las formas de sociabilidad republicana. Si por ciudadanía se entiende no só- promover la eficiencia y consolidar la autoridad empresarial.
lo el reconocimiento a los derechos cívicos sino además el derecho a participar Para mejorar el sistema de supervisión y precisar las responsabilidades de los diferentes
en la esfera pública, podría concluirse que precisamente lo que el Informe po- tipos de trabajadores, las administraciones dictaron sus propios reglamentos que sistematiza-
nía de manifiesto era que los trabajadores no gozaban, de hecho, de estas últi- ban las tareas a realizar por los ferroviarios de las diversas secciones. Así lo hizo, por ejem-
mas garantías.9 Esto era lo que la ley laboral debía remediar. Sólo así se logra- plo, la administración de los ferrocarriles del Estado en 1900. Ésta era probablemente una
ría que el trabajador, antes que identificarse como miembro de una clase mar- compilación de disposiciones modificadas y corregidas que estaban en vigencia desde el fun-
ginada, se concibiera como sujeto de derechos idénticos a los de cualquier otro cionamiento de los primeros servicios.10 En efecto, las compañías ferroviarias fueron pione-
individuo de diferente estrato social. O dicho de otro modo, y retomando las ras en reglamentar por escrito el trabajo, puesto que los ferrocarriles requerían la coordina-
palabras de Bialet Massé, la ley lo haría consciente de sus derechos y deberes ción de múltiples actividades realizadas en distintos lugares por individuos de muy distintos
en tanto trabajador así como miembro de pleno de derecho de una república oficios. Más aún, a diferencia de otros trabajadores industriales, los ferroviarios no podían ser
moderna. supervisados directamente en el lugar de trabajo, a excepción de los obreros de talleres. Una
No debe sorprender que su Informe dedicara cuidadosa atención a la si- detallada descripción de las tareas a realizar, cómo efectuarlas y las sanciones que produciría
tuación de los trabajadores ferroviarios. En abril de 1904, al presentar su es- su mal desempeño resultaban esenciales para imponer rutinas y hábitos de trabajo.11
tudio al Ejecutivo, los ferrocarriles ocupaban, detrás del sector agrícola, el se- Los reglamentos atendían cuestiones relacionadas con la seguridad y la buena atención
gundo puesto como empleador más importante en el país. Tras la crisis de al público. Por cierto, sistematizar las medidas de precaución era indispensable ya que aun
1890, como resultado de la fusión y la racionalización, algunas empresas fe- un pequeño error podía tener consecuencias fatales para trabajadores y pasajeros. Así por
rroviarias se transfor maron en grandes corporaciones. Igualmente, desde fines ejemplo, el reglamento de los ferrocarriles del Estado detallaba una serie de nor mas de se-
del siglo XIX, éstas se convirtieron en escenario de importantes protestas guridad para cada trabajador con el fin de prevenir accidentes en los distintos departamen-
obreras, ya que los ferroviarios fueron pioneros en la organización sindical. tos. Asimismo, tratándose de un servicio público, los empleados debían acostumbrarse a sa-
Los ferrocarriles simbolizaban, entonces, tanto la capacidad de crecimiento tisfacer las demandas de los usuarios. Se detallaban, con un cuidado extremo, las nor mas
económico de la Argentina moder na como las amenazas al orden social que de comportamiento que el personal de la estación y los conductores de trenes debían ob-
ese mismo dinamismo engendraba. Pero así como las compañías ferroviarias servar tanto para asegurar el manejo responsable de las finanzas de la empresa así como
daban cuenta de una sociedad que se tor naba cada vez más compleja y con- para actuar con buenos modales y cordialidad para con los pasajeros.12 La honestidad, la
flictiva, al mismo tiempo ponían al descubierto que el Estado nacional carecía puntualidad, la cortesía y un cuidadoso aseo personal eran todos temas de consideración
de instrumentos legales para intervenir en el mundo del trabajo. en los reglamentos ferroviarios. Más aún, se autorizaba al personal de tráfico a actuar, even-
tualmente, casi como una autoridad policial para garantizar el orden público en estaciones
o en los trenes, frente a cualquier tipo de desorden o actividades juzgadas “ilícitas” o “in-
Reglamentos y “capitalismo benefactor”: morales”.13 Además de tener que cumplir con estos requisitos, la conducta
la modernidad de las compañías ferroviarias del personal de tráfico estaba sujeta a un doble control, por parte de la ad-
ministración y del público. Su mal desempeño podía quedar registrado en los
Las compañías que Bialet Massé visitó, a comienzos de 1904, a fin de eva- libros de quejas de las estaciones, un registro que los supervisores tomaban
luar las condiciones de trabajo y de vida de los empleados ferroviarios experi- en cuenta a la hora de sancionar al personal.
mentaban un ciclo de prosperidad. Dada la vertiginosa expansión del tráfico, Además del detalle de las tareas a realizar, los reglamentos especificaban
las administraciones ferroviarias incrementaron su personal, atrayendo cientos los incentivos y las sanciones que recibirían los trabajadores por el buen o el
de trabajadores –muchos de ellos nativos, pero también europeos– a las esta- mal desempeño de sus actividades. Entre las instrucciones brindadas al per-
ciones, ter minales y talleres de diferentes puntos del país. Así por ejemplo, en sonal de locomotoras, por ejemplo, se indicaban los incentivos y las bonifi-
el tér mino de diez años (1892-1902), los ferrocarriles del Estado habían tripli- caciones que recibirían los maquinistas en caso de economizar combustible.

Archivo
) 34 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 35 (
También los reglamentos incluían las medidas disciplinarias –multas o suspen- tas distorsiones no invalidaban el hecho de que las administraciones ferroviarias se maneja-
siones– utilizadas para sancionar a los trabajadores. Las multas afectaban di- ran con los parámetros de organización industrial dominantes en la cultura empresarial de
rectamente al salario, al igual que las suspensiones, ya que los días de suspen- principios de siglo XX.
sión se descontaban.14 Tanto los reglamentos como las políticas de beneficios extrasalariales demuestran que
En síntesis, los reglamentos describían lo que en teoría debía ser un día de las administraciones ferroviarias, además de proceder con criterios empresariales moder-
trabajo de cada uno de los diferentes trabajadores empleados en el ferrocarril. nos, gozaban de una autoridad prácticamente ilimitada para deter minar las obligaciones y
Los administradores y supervisores los consideraban una de las herramientas los derechos de los trabajadores. Ellas contaban con la absoluta prerrogativa para estable-
fundamentales para fomentar la disciplina laboral a la par que hacer conocer cer las tareas que debían desempeñarse, así como las sanciones por incumplimiento. Igual-
las tareas y for mas en que se organizaba el trabajo. mente, fijar los incentivos y salarios quedaba exclusivamente en manos de las compañías.
Claro que las empresas no sólo esperaban contar con un personal discipli- Las referencias en materia de legislación laboral incluidas en la ley general de ferrocarriles
nado sino también leal. Con este fin, los directorios de las compañías organi- vigente eran mínimas y antes que concederle un mínimo de derechos al trabajador procu-
zaron una serie de programas sociales destinados a brindar beneficios extrasa- raban, más bien, proteger al usuario y garantizar la seguridad pública.
lariales a sus empleados y trabajadores. Crear un trabajador eficiente, moder- Puede decirse que las empresas pudieron ejercer un poder casi absoluto tanto de dere-
no e identificado con la empresa requería, a criterio de las administraciones, in- cho como de hecho, en materia de relaciones laborales. Aunque los trabajadores intenta-
ron mediante la acción colectiva controlar los ritmos y procesos de trabajo así como las re-
fluenciar tanto los hábitos de trabajo como todos los demás aspectos de la vida
muneraciones y los beneficios extrasalariales; las huelgas, en la mayoría de las ocasiones,
cotidiana de los trabajadores: su universo familiar y su tiempo libre. A comien-
fracasaron. Merece recordarse que mientras los maquinistas contaban con su sindicato, La
zos del siglo XX, las compañías organizaron asociaciones de socorros mutuos
Frater nidad, desde 1887, los trabajadores de las demás secciones –tráfico, talleres y vía y
a fin de proveer, mediante el pago de una cuota mensual, servicios médicos tan-
obras– recién lograron en 1903 for mar la Confrater nidad Ferroviaria, la cual lideraría las
to a sus trabajadores como a sus familias. Iniciaron también la construcción de
huelgas de fines de 1904-1905 en reclamo de ocho horas de trabajo y
barrios ferroviarios, donde los trabajadores podían o bien comprar sus vivien-
mejoras salariales. Ciertamente, las divisiones inter nas, de oficio y de na-
das en cuotas o, en algunos otros casos, alquilarlas por pagos, en teoría, más
cionalidades, entre los propios trabajadores y las diferentes orientaciones
ventajosos que los ofrecidos por el mercado inmobiliario. Por último, organiza-
tácticas e ideológicas de ambas organizaciones limitaron la eficacia de la
ron actividades deportivas –como los campeonatos de fútbol promovidos por la
protesta de los ferroviarios.17
liga ferroviaria– y eventos recreativos para fomentar la práctica de actividades
También la intransigente oposición empresarial y la acción represiva
físicas y la sociabilidad entre empleados y trabajadores de las firmas. Con estos del Estado nacional contribuyeron al fracaso de la movilización laboral de
programas de beneficios sociales –una estrategia utilizada por las grandes com- principios de siglo XX. Las compañías fomentaron el espionaje inter no,
pañías industriales en Europa y Estados Unidos que dio en llamarse “capitalis- alentando la labor de infor mantes que delataban a militantes y hacían sa-
mo benefactor”– las empresas buscaban retener a sus mejores empleados y ber con antelación sobre la organización de posibles huelgas. De igual
neutralizar el surgimiento de la identidad de clase entre los trabajadores, incen- modo, las gerencias per feccionaron los métodos de control del personal
tivando, en cambio, su identificación con las empresas.15 a fin de conocer los antecedentes sindicales de los trabajadores. A principios de siglo XX,
En este sentido, los administradores de las empresas ferroviarias en la Ar- la mayoría solicitaba a los nuevos aspirantes cartas de recomendación o certificados de tra-
gentina procedían como sus pares de las empresas de Estados Unidos y Euro- bajos previos. Así, por ejemplo, la administración de los ferrocarriles del Estado comenzó
pa. En tanto se guiaban por criterios de organización empresarial vigentes en a entregar a cada trabajador un certificado con la posición que había ocupado, su antigüe-
países industrializados, las compañías ferroviarias de la Argentina de princi- dad y la causa de su partida, en particular si se trataba de un despido.18 Esta infor mación
pios del siglo XX pueden calificarse como moder nas. Por cierto, los ingenie- comprometía las oportunidades de obtener nuevos empleos si el motivo del despido radica-
ros y las autoridades de las empresas estaban familiarizados con los métodos ba en la militancia sindical. Lógicamente, la actitud represiva adoptada por el gobier no fren-
de disciplina, los principios de organización del trabajo y los programas de be- te a la cuestión social, su persecución a las organizaciones obreras y a sus integrantes me-
neficios extrasalariales utilizados en otras compañías ferroviarias extranjeras diante la aplicación del estado de sitio o la sanción de leyes como la de Residencia, brinda-
desde el último tercio del siglo XIX.16 Por supuesto, tal como ocurría en com- ron el marco adecuado para que estas estrategias empresariales prosperaran. En conse-
pañías de otras partes del mundo, existía una fuerte distancia entre la teoría y cuencia, aun cuando las relaciones entre empresarios y trabajadores se deterioraban noto-
la realidad. Ni las prácticas concretas de reclutamiento y control del personal riamente a comienzos de siglo XX, las gerencias ferroviarias se mostraban intransigentes a
se ajustaban a la letra escrita de los reglamentos, ni las políticas sociales alcan- realizar cualquier tipo de concesión que limitara su autoridad en el mundo del trabajo.19
zaban a todos los trabajadores con servicios de buena calidad. No obstante, es-

Archivo
) 36 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 37 (
La ciencia del trabajo y la crítica a las cuerpo humano. El cuerpo fue concebido, según el mismo Bialet Massé lo denomina, co-
administraciones ferroviarias mo un “motor humano”. Como cualquier motor, los individuos tenían ciertas capacidades
y limitaciones para producir energía, es decir, trabajo. Cabía entonces a los médicos la res-
Resumidos hasta aquí los principales rasgos de la cultura empresarial de los ponsabilidad de establecer las leyes de la fatiga y las condiciones para la utilización apropia-
ferrocarriles, conviene detenerse en el juicio de Bialet Massé sobre la organiza- da del “motor humano”.21 Fuertemente influenciado por esta teoría, Bialet Massé transfor-
ción del trabajo y la vida de los ferroviarios del interior de país. Merece subra- mó su viaje de inspección en un viaje de investigación, realizando encuestas a trabajadores
yarse que a la hora de evaluar la capacidad técnica de las gerencias, el médico y empresarios, efectuando mediciones de las fuerzas de los trabajadores, evaluando sus con-
catalán se mostró severo y categórico. Tal como afirmaba, “las administraciones diciones de vida, trabajo, salud y alimentación a fin de basar la legislación laboral en los cri-
de ferrocarriles no tienen, no digo la noción científica de la psicofisiología del terios prescriptos por la ciencia del trabajo.22
trabajo, pero ni siquiera de la cuestión social en sus términos más elementales Mientras que médicos y legisladores encontraban apropiados los principios de la cien-
y corrientes; no están en estado ni de discutir la cuestión más sencilla de las que, cia del trabajo o higienismo industrial, ingenieros e industriales comenzaban a adoptar, en
en todo el universo, están hoy sobre el tapete de la legislación obrera”.20 cambio, los principios de organización científica del trabajo difundidos por Frederick Tay-
El comentario se refería, en particular, a las fir mas extranjeras, especial- lor. A diferencia de la ciencia del trabajo, cuyos avances surgían en los laboratorios univer-
mente al ferrocarril francés de Santa Fe y a la compañía inglesa del Central sitarios e influenciaban en los círculos académicos, el taylorismo era un paradigma nacido
Argentino. Por cierto, con esta crítica Bialet Massé se distanciaba de la posi- en la propia experiencia de la fábrica, fruto de la labor de ingenieros interesados en mono-
ción liberal tradicional con la que se había alentado la instalación de compa- polizar los conocimientos de los procesos de trabajo para incrementar la eficiencia y pro-
ñías extranjeras, bajo el supuesto de que cumplirían una misión civilizadora en ductividad. Para los médicos, el énfasis recaía en el uso racional del cuerpo para conservar
el capital humano de la nación. En cambio, para los ingenieros el objetivo era la utilización
el país. Fuera porque el fin de la competencia, resultante de las fusiones ocu-
económica y racional de maquinarias y trabajadores a fin de incrementar la producción al
rridas tras la crisis de 1890, dejaba a los pequeños productores a merced de
menor costo posible. Ingenieros e industriales apelaban a la ciencia para fortalecer su auto-
servicios menos eficientes y más caros, o porque la racionalización empresa-
ridad en el mundo industrial –en particular frente a los trabajadores calificados– y consoli-
rial perjudicaba a los trabajadores con la amenaza del desempleo y la descali-
dar su prestigio social. La ciencia del trabajo, en contraste, dotaba a los médicos de una fór-
ficación, el médico catalán insistía en remarcar las desventajas producidas por
mula científica sobre la cual basar la regulación de las relaciones entre empresarios y traba-
la for mación de grandes compañías ferroviarias. No debe sorprender que ex-
jadores. Gracias a ésta, los funcionarios estatales, no los ingenieros, resultaban fortalecidos,
ceptuara a la Administración General de los Ferrocarriles del Estado de este
al arrogarse el derecho de legislar en materia laboral.
comentario. En su infor me recalcó que en materia de organización del traba-
Estas diferentes concepciones intelectuales explican las discrepancias entre las gerencias
jo las líneas estatales se destacaban por sus innovaciones en contraste con el ferroviarias y Bialet Massé. Aquéllas censuraron sus opiniones, acusándolo de libertario y
atraso que predominaba en las grandes empresas extranjeras. Su defensa de abogado de los trabajadores. Éste, por su parte, se escudó en la objetividad y en la impar-
los ferrocarriles nacionales, sobre la base del profesionalismo y la capacidad cialidad de los principios de la ciencia del trabajo, cuyo desconocimiento por parte de las
técnica de los ingenieros argentinos, for maba parte de su esfuerzo por presti- administraciones ferroviarias condenaba.
giar las instituciones públicas y reafir mar la moder nidad del Estado nacional. El médico catalán centraba su crítica en varios aspectos de los reglamentos. En primer
Sus discrepancias con las administraciones ferroviarias en materia de or- lugar, fustigó su silencio respecto de la jor nada de trabajo. Los reglamentos le preocupa-
ganización del trabajo no eran, sin embargo, simplemente políticas. El desa- ban no sólo por lo que ellos estipulaban, sino también por lo que omitían:
cuerdo se originaba en concepciones muy diferentes sobre el trabajo y la dis- la limitación de los tiempos de trabajo y el reconocimiento de los descansos
ciplina industrial. A comienzos de siglo XX, las nociones que los ingenieros necesarios para el buen desempeño de las tareas. En su afán por asegurar
sostenían en esta materia parecieron distanciarse de las que habrían de man- la confiabilidad y seguridad en el servicio, las administraciones detallaban las
tener los médicos. Ambas disciplinas reflexionaban sobre los principios de la tareas que correspondían a cada trabajador y el modo de efectuarlas de la
eficiencia industrial, pero concebían la eficiencia en tér minos bien distintos. manera más apropiada. No obstante, ignoraban que el “motor humano” se
No era casual que, para explicitar su postura, se refiriera a la psicofisiología fatigaba y que debía reponer sus energías luego de realizar esfuerzos, cuyos
del trabajo. Era evidente que el médico catalán adhería a las teorías y los des- tiempos podían establecerse científicamente de acuerdo con la intensidad
cubrimientos de la “ciencia del trabajo”. Esta disciplina surgió y predominó en del trabajo y las características del trabajador. Las administraciones debían
las universidades europeas entre 1870 y 1910. Fascinados con el prestigio de definir los horarios de trabajo y el número de personal confor me a estos
la teoría de la conservación de la energía y las leyes de la ter modinámica, los principios, a fin de evitar la sobrecarga de trabajo y los consecuentes pro-
médicos utilizaron este nuevo paradigma para comprender la fisiología del blemas de salud de sus propios trabajadores.

Archivo
) 38 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 39 (
Para comprobar estas irregularidades, describía en detalle un día de traba- un profundo desconocimiento de los principios básicos del higienismo industrial. Así, por
jo típico del personal de las estaciones de los Ferrocarriles del Estado. El per- ejemplo, se mostraba particularmente sorprendido del atraso de los talleres del Gran Oeste
sonal era, a todas luces, insuficiente y todos los jefes de estación trabajaban Argentino en Mendoza, indicando: “Los talleres, si tales pueden llamarse las instalaciones,
prácticamente todo el día, sin tiempo para un mínimo descanso. Al pregun- son los peores que he visto en la República. […] No hay unidad industrial; es un verdadero
tarles por qué no tomaban un refrigerio, Bialet Massé recogía la siguiente res- laberinto estrecho y de feo aspecto. […] Aquello tiene cierto olor a antigüedad y estaciona-
puesta: “No se puede; el administrador recomienda mucho la atención con el miento. No se ven máquinas modernas, ni menos los procedimientos sencillos y con tenden-
público. Hay estancieros que vienen a horas intempestivas, pero a veces no es cias de unidad y continuidad que caracterizan la época. Es indudable que el numeroso perso-
culpa suya; los malos caminos les atrasan los carros y están apurados por en- nal no está cómodo y su aspecto refleja un poco el gris oscuro del aspecto general”.25
tregar y recibir cargas; vienen chasques para recibir encomiendas urgentes y En suma, sus severos juicios apuntaban a remarcar que eran las empresas las que de-
no se puede desatender”.23 bían mejorar las condiciones de trabajo, facilitando un ambiente seguro, higiénico y míni-
Aunque el funcionario refor mista celebraba el celo de la administración pa- mamente confortable para los trabajadores.
ra mejorar el servicio, también recordaba que la gerencia debía contemplar la Quizá donde más claramente se manifestaba su afán por ampliar las responsabilidades
salud de los trabajadores. que las compañías debían tener para con sus empleados era en el campo del trabajo insalu-
El hecho de que Bialet Massé eligiera como ejemplo al personal de las es- bre. Por ejemplo, en aquellas áreas donde el paludismo era endémico, Bialet Massé conside-
taciones, no simplemente a los maquinistas, resultaba revelador de su posi- raba que era obligación de las compañías y no de los trabajadores hacerse cargo de solven-
ción. Le interesaba recalcar que la limitación de la jor nada laboral debía alcan- tar los gastos por atención médica. Aunque elogiaba la calidad de los servicios ofrecidos por
zar a todos los empleados de los ferrocarriles, no sólo a los conductores. En la sociedad de socorros mutuos de los Ferrocarriles del Estado en las provincias del norte del
efecto, las administraciones ferroviarias se mostraban, por lo general, renuen- país, censuraba que la administración no cubriera los sueldos médicos y gastos de farmacia
que correspondían a la prevención y el tratamiento de esa enfermedad. En este sentido, ex-
tes a limitar los horarios de trabajo. Sólo accedían a considerar la cuestión pa-
plicaba que “los gastos de quinina, asistencia y demás que exige la endemia palúdica, gravan
ra el personal de máquinas porque, obviamente, el exceso de trabajo en estos
a la sociedad injustamente, puesto que ellos deben ser a cargo de la administración, con to-
casos ponía en riesgo la seguridad del público. La discrepancia de criterios en-
da justicia; y esto hace que el fondo de préstamos sea insuficiente y que la sociedad esté en
tre las gerencias y el médico catalán se manifiesta aquí claramente. Para las
déficit, que a cada rato tiene que cubrir la administración”.26
empresas la meta fundamental era asegurar un servicio seguro y confiable; pa-
Por último, el modo de fijar los salarios para los ferroviarios constituía otro de los moti-
ra este último, en cambio, la prioridad era proteger la salud de los trabajado-
vos de desacuerdo entre Bialet Massé y las administraciones ferroviarias. Una vez más, con
res, fuera que su desempeño afectara directamente o no la seguridad del trá-
el fin de defender el pago de un salario mínimo para todos los trabajadores, esgrimía la no-
fico. Vale la pena recordar que su prédica encontró poco eco entre la superio-
ción de que el cuerpo humano necesitaba de una nutrición adecuada para reponer sus ener-
ridad de las compañías ferroviarias. Así lo demostró la intransigencia de las ad- gías. Contrario a la racionalidad empresarial que se guiaba por las leyes de la oferta y de-
ministraciones frente a los diversos movimientos de protesta de los trabajado- manda para fijar los salarios, el funcionario reformista creía que éste debía establecerse en
res de los talleres a favor de las ocho horas de trabajo, que se sucedieron en- función de los costos de la “ración mínima”, es decir, de los alimentos básicos que le permi-
tre 1904 y 1907, concluyendo todos en rotundos fracasos.24 tieran al trabajador reproducir su fuerza de trabajo. Por este motivo, insistía en que: “Pagar
La discusión sobre la jornada laboral se relacionaba con otro tema que en- lo que es costumbre en la localidad o algo más no es criterio; primero porque en toda la Re-
frentaba a Bialet Massé con las administraciones ferroviarias: la higiene y segu- pública el obrero está mal pagado, que no puede hacer vida moral y sin vicios; segundo, por-
ridad industrial. La sobrecarga de trabajo, la falta de descansos durante la jor- que el servicio de ferrocarriles, hasta el peón de andén es de confianza y agilidad, y esto en
nada, la racionalización excesiva de personal, conducían a aumentar el número conciencia debe pagarse; y tercero porque todo salario inferior a la
de accidentes. Mientras supervisores y gerencias tendían a responsabilizar a los ración mínima es inmoral y expoliativo”.27
trabajadores, por descuido, ignorancia o incumplimiento de los reglamentos vi- Es claro que sus argumentos en defensa del aumento salarial no
gentes, el médico catalán, en cambio, apuntaba a la falta de descansos apropia- se basaban sólo en las condiciones fisiológicas del cuerpo humano.
dos y rotación del personal como principal causante de los accidentes ferrovia- Si bien apelaba a sus conocimientos de nutrición e higiene para sus-
rios. Asimismo, preocupado por predicar sobre la necesidad de proteger la sa- tentar su posición, lo cierto es que la definición de las necesidades
lud de los trabajadores, Bialet Massé discutía con las administraciones todo lo básicas del trabajador obedecía fundamentalmente a una cuestión
relacionado al diseño de los establecimientos y las normas de seguridad indus- cultural y, en consecuencia, eran motivo de confrontación con los
trial. Una vez más, aquí criticaba que tanto los reglamentos como ingenieros y empresarios. En efecto, no resultaba sencillo acordar sobre cuál era
administradores dedicaran tan poca atención a estas cuestiones y demostraran el monto suficiente para que un obrero llevara una “vida moral y sin

Archivo
) 40 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 41 (
vicios”. Éste era un punto sumamente debatible sobre el que funcionarios, em- el debate sobre la formación de una comunidad política. Antes que insistir en la necesidad
presarios y trabajadores podían esgrimir criterios encontrados, y un tema so- de argentinizar al inmigrante, subrayaba la importancia de transformar al criollo en ciudada-
bre el que la ciencia –aunque Bialet Massé no lo reconociera– tampoco tenía no. En este sentido, merece mencionarse –aunque este tema merecería un estudio más de-
una respuesta objetiva para brindar. tallado– que su preocupación y vocabulario político se impregnaba de algunos de los tópicos
e imágenes dominantes en la literatura criollista de fines del siglo XIX.29
Este compromiso con el reformismo lo enfrentaría, en cierto modo, a inge-
Reformismo, ley laboral y los derechos nieros, industriales y administradores de las empresas ferroviarias. En efecto,
del trabajador-ciudadano mientras que las gerencias intentaban transformar a los ferroviarios en trabaja-
dores eficientes y leales, fuera a través de los reglamentos o mediante los pro-
La crítica de Bialet Massé a los modos de organización del trabajo y disci- gramas sociales de las empresas, el objetivo fundamental de Bialet Massé –en
plina industrial utilizados por las empresas ferroviarias estaba infor mada, ade- tanto funcionario reformista– era convertirlos en ciudadanos, reconociéndoles
más de por los fundamentos del higienismo industrial, por los principios del sus derechos en el mundo del trabajo a partir de la promulgación de una sóli-
refor mismo político. Puede argumentarse que para el médico catalán la refor- da legislación laboral. Ambos proyectos no eran necesariamente excluyentes y
ma social no se concebía sin la ampliación de la ciudadanía, más precisamen- compartían, en definitiva, una actitud similar –hasta cierto punto paternalista–
te la inclusión a la comunidad nacional del trabajador criollo. Según su crite- al atribuirse la misión de crear un trabajador moderno. No obstante, estos pro-
rio, en su celo por promover la inmigración extranjera, los fundadores del li- yectos diferían sustancialmente en el modo en que concebían las relaciones de
beralismo habían descuidado la incorporación del criollo a la sociedad moder- poder entre empresarios y trabajadores en el mundo industrial. Mientras que la
na. Si desde su perspectiva de médico, el objetivo de la legislación social de- ciencia del trabajo servía para reforzar la autoridad estatal vis-à-vis la de las administraciones
bía ser la protección del capital humano de la nación, como refor mista argu- ferroviarias, considerar a los trabajadores como ciudadanos conducía a fortalecer sus derechos
mentaba que el fin de la legislación debía ser ampliar los derechos del obrero en el mundo del trabajo. No debe sorprender que con estas propuestas Bialet Massé irritara
nativo. Aunque desde la óptica de la ciencia del trabajo, la nacionalidad de los a ingenieros y administradores temerosos de que el reformismo político amenazara la paz so-
trabajadores en nada alteraba sus derechos, el Informe insistía, sin embargo, cial y fomentara el antagonismo de clases en las compañías ferroviarias.
en la defensa de los derechos del trabajador criollo. Por cierto, uno de los temas de confrontación más evidente lo constituía los métodos de
La originalidad de la obra de Bialet Massé radica, entonces, en la singular disciplina industrial. Las multas por incumplimiento de los reglamentos –una medida utilizada
combinación de principios de la ciencia del trabajo con las necesidades de un con frecuencia en las empresas ferroviarias– debían, a juicio de Bialet Massé, erradicarse por
proyecto político reformista que buscaba incorporar al trabajador nativo a la co- completo. Si los trabajadores eran ciudadanos, la única autoridad que podía legítimamente
munidad nacional. Dicho de otro modo, en su Informe se fusionaron las co- utilizar medidas coercitivas para corregir conductas eran los funcionarios públicos. El uso de
rrientes de pensamiento científico en boga en el ámbito internacional con las tales recursos en manos de un industrial o supervisor era inadmisible, por más atribuciones
preocupaciones predominantes en los círculos intelectuales locales sobre la ne- que éstos tuvieran en el ámbito laboral. Así, por ejemplo, frente una queja del jefe de talleres
cesidad de conformar una comunidad nacional en una sociedad de inmigración del Ferrocarril Andino respecto de que los trabajadores preferían migrar al litoral a quedarse
masiva. Como es bien conocido, a fines del siglo XIX los inmigrantes habían en el interior aun cuando se abonaban salarios competitivos, Bialet Massé aclaraba que “la
dejado de ser considerados la solución para el desierto argentino para transfor- razón está en la multa y en esa dureza que no son necesarias ya ni en los cuarteles”.30 Según
marse en los promotores del conflicto social. Frente a esta nueva realidad, al- su criterio, la severidad de estas medidas y, en muchos casos, su flagrante arbitrariedad, difi-
gunos intelectuales se inclinaron a una idealización casi reaccionaria del pasa- cultaban el reclutamiento de mano de obra en las provincias del norte y el oeste del país.
do criollo. Por el contrario, desde el polo opuesto del espectro político, el Par- Que insistiera en recordar que un trabajador no era un soldado no era casual. Percibía
tido Socialista, por ejemplo, intentaba –aunque con poco éxito– fomentar la na- las multas como uno de los ejemplos más evidentes del abuso de la autoridad de superviso-
cionalización de los inmigrantes y asegurar su participación en el proceso elec- res, jefes y administradores, a quienes no dudaba en calificar como despóticos y feudales. En
toral. Las autoridades nacionales, por su parte, combinaban medidas represi- una república moderna, donde el Estado reconociera que tanto trabajadores como empresa-
vas, como la sanción de la Ley de Residencia (1902), con proyectos de refor- rios gozaban de iguales derechos ante la ley, la utilización de medidas coercitivas en el mun-
ma social y educativa orientados a asimilar a los europeos, tal como se plantea- do del trabajo representaba no sólo una evidencia de atraso sino además una violación de la
ba a partir de la creación del Departamento Nacional del Trabajo y la educa- ley. Mas aún, las multas violaban un derecho que el Estado debía proteger ante todo, la “ga-
ción patriótica en las escuelas primarias.28 Lo interesante era que el Informe de rantía salarial”. Un empleado u obrero que contara con un determinado pago a fin de su jor-
Bialet Massé llamaba la atención sobre una arista mucho menos considerada en nada o del mes no podía verse privado de parte de sus ingresos por causa de una rotura de

Archivo
) 42 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 43 (
la máquina en que trabajaba, la pérdida de una de sus herramientas o aun por- dores supieran leer. Por lo tanto, recomendaba que en los principales centros urbanos o se-
que incurriera en un descuido. En contra de la opinión de las administraciones des de talleres ferroviarios se organizaran escuelas primarias para todos los adultos que lo ne-
ferroviarias, el médico catalán recalcaba que “el sistema de las multas podía ser cesitaran. Como es natural, reclamaba también la cooperación de los funcionarios estatales
eficaz; pero lo que no era justo, ni humano siquiera, es aprovecharse del traba- del Consejo Nacional de Educación, quienes debía aportar la infraestructura básica y los ele-
jo ajeno sin pagarlo; la suspensión no enriquece a costa ajena”.31 mentos escolares.34
Bialet Massé ponderaba otras alternativas, por ejemplo las suspensiones. No Además de la educación de los adultos, el Informe exigía la organización de programas
obstante, más importante aún, en su criterio, era utilizar los incentivos económi- de educación técnica para los aprendices. Este afán por la capacitación de los jóvenes re-
cos como forma de disciplinamiento, es decir, premiar la eficiencia y la buena mitía, junto a los argumentos mencionados, a su interés por ampliar las perspectivas de tra-
conducta. En una empresa moderna, según el funcionario reformista, salarios bajo para los nativos. En efecto, aunque algunas empresas del interior como los Ferrocarri-
razonables y un claro sistema de ascenso y promociones servirían para que el les del Estado o el Central Córdoba se habían interesado por reclutar trabajadores criollos,
trabajador se identificara con la compañía. Éstos representarían los mejores an- en los talleres ferroviarios la mayoría de los artesanos seguía siendo inmigrantes europeos.35
tídotos contra los vicios e irregularidades, como los robos o la corrupción en el De hecho, los hijos de las familias criollas contaban con menos posibilidades de alcanzar los
manejo de los fondos, que ni las suspensiones y multas lograban erradicar. empleos más calificados, estables y mejores pagos. Para el médico catalán, sin programas
El Informe también inició el debate sobre la educación del trabajador adul- de educación técnica para los aprendices, las familias criollas nunca realizarían
sus aspiraciones de ascenso social y el criollo continuaría siendo discriminado
to y la capacitación vocacional de los jóvenes trabajadores. Mientras que estos
y estigmatizado como jor nalero o peón. Sólo la educación, según Bialet Mas-
temas eran prioritarios en la agenda reformista, hasta entonces las administra-
sé, quebraría este círculo vicioso.
ciones ferroviarias les habían dedicado escasa atención. La causa radicaba en
También en cuanto a los programas de beneficios sociales organizados por
que la cuestión de la educación de los trabajadores estaba inexorablemente vin-
las empresas, el médico catalán realizó numerosas objeciones y severas críticas.
culada a la discusión sobre la limitación del horario de trabajo. Los administra-
Es verdad que sí elogió las iniciativas de las compañías al organizar sociedades
dores, más allá del interés material inmediato por el que se oponían a la reduc-
de socorros mutuos para la asistencia médica del trabajador y sus familias. Inclu-
ción de la jornada, esgrimían nociones sobre el trabajo predominantes en las
so celebró la formación de cooperativas de consumo, por las cuales empresas
doctrinas de economía política de fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX.
como el Gran Oeste Argentino, por ejemplo, proveían a sus trabajadores de ar-
Como es sabido, con el advenimiento de la industrialización, se impuso una mo-
tículos de primera necesidad a precios más acomodados que los de la plaza. No
ral que equiparaba el trabajo con la virtud y el ocio con la inmoralidad. Empre- obstante, censuró que, en casos tales como los Ferrocarriles del Estado, la em-
sarios e industriales iniciaban a sus trabajadores en los rigores de la disciplina in- presa impusiera la afiliación obligatoria de sus trabajadores a las sociedades de socorros mu-
dustrial, lo cual equivalía, desde su perspectiva, a encaminarlos en la senda de tuos de la compañía. Una vez más insistía en recalcar que el trabajador tenía derecho a op-
la dignidad, la respetabilidad y las buenas costumbres.32 De hecho, entre los di- tar por el servicio de salud que le pareciera más efectivo y conveniente. La afiliación com-
versos argumentos que uno de los ingenieros de los Ferrocarriles del Estado, pulsiva representaba, desde su perspectiva, un abuso de autoridad por parte de la compa-
Luis Rapelli, ofrecía para oponerse a las ocho horas de trabajo en los talleres ñía.36 Claro que, en este terreno, las compañías se mostraban poco dispuestas a renunciar a
ferroviarios indicaba que sólo una larga jornada fomentaría entre los sectores sus prerrogativas. Sobre todo, porque a través de sus servicios médicos buscaban competir
populares el amor al ahorro, así como erradicaría los vicios y el alcoholismo.33 con la acción sindical. Es bien sabido que una de las prioridades del gremio de La Fraterni-
Una vez más, el pensamiento de Bialet Massé era diametralmente opuesto dad desde su creación fue la de ofrecer asistencia médica y seguros en tiempos de enferme-
al de los empresarios. Si el propósito era desarraigar los malos hábitos, lejos de dad, desempleo o accidentes de trabajo.37 En este sentido, la obligación de que los trabaja-
prolongar la jornada de trabajo, los empresarios debían limitarla y brindarles a dores se afiliaran a la sociedad de la empresa buscaba impedir que lo hicieran a la institución
sus empleados la posibilidad de estudiar. En su criterio, el tiempo estaría mu- gremial –a menos que estuviera dispuesto a abonar dos seguros médicos–, restándole de es-
cho mejor utilizado si de las diez horas que pasaban en los talleres, los trabaja- te modo poder e influencia al sindicato.
dores dedicaran dos a estudiar de acuerdo con los métodos de educación mu- El reconocimiento de los gremios y el derecho a la participación gremial constituyó otro
tua utilizados en los principales centros industriales europeos. En cuanto a la motivo de confrontación entre el funcionario refor mista y las administraciones. Bialet Mas-
responsabilidad de la educación de los trabajadores, el funcionario reformista sé condenaba los sistemas de espionaje por parte de las administraciones, la protección a
argumentaba que ésta debía resultar del esfuerzo conjunto entre las administra- los delatores y los procedimientos inquisitoriales que utilizaban las gerencias para desalen-
ciones ferroviarias y el Estado. Juzgaba inadmisible que, tratándose de empre- tar la sindicalización de los trabajadores en las líneas. Más aún, argumentaba que los movi-
sas en donde el trabajo se encontraba casi totalmente reglamentado, las admi- mientos huelguísticos respondían a los abusos de las empresas, a los que sólo una ley de
nistraciones hubieran prestado tan poca atención al hecho de que los trabaja- trabajo ferroviario podía poner fin. Las administraciones, por supuesto, se mostraban in-

Archivo
) 44 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 45 (
transigentes en su oposición a la agremiación. De hecho, aun cuando La Fra- construir casas económicas, las empresas preferían diseños y materiales
ter nidad había sido reconocida por el gobier no nacional al otorgarle persone- más modernos y costosos a fin de que las casas mantuvieran su valor co-
ría jurídica, sus miembros no podían militar en los Ferrocarriles del Estado, ni mercial. Como resultado, el rango de empleados que accedían a la propie-
eran reconocidos como legítimos representantes de los trabajadores. dad era muy limitado, ya que resultaba prácticamente imposible para un
Por último, vale la pena destacar las discrepancias que el médico catalán trabajador no calificado afrontar cuotas mensuales tan onerosas. En su In-
mantuvo con las gerencias ferroviarias en materia de viviendas obreras. A co- forme, el médico catalán dejaba claro que si bien las compañías podían no
mienzos del siglo XX, cuando la escasez de viviendas y la carestía de los alqui- beneficiarse comercialmente con la edificación de las colonias obreras, tam-
leres se hizo sentir en las grandes ciudades del país, las empresas ferroviarias poco arriesgaban en nada su capital en estos emprendimientos.
emprendieron programas de construcción de casas para sus obreros y emplea- El otro aspecto controvertido en materia de vivienda lo constituía la
dos.38 Contrariamente a la indiferencia que demostraban en materia educati- ubicación y el diseño de las villas obreras. Quizá, más que los otros ejem-
va, los barrios para empleados y obreros se convirtieron en una política prio- plos mencionados, esta discrepancia entre el médico catalán y las geren-
ritaria de las empresas. En muchos casos, la edificación de estos barrios coin- cias ferroviarias revele la divergencia de objetivos que ambos atribuían a las instituciones be-
cidía con la construcción de nuevos talleres de reparación de locomotoras, co- néficas para los obreros. Al igual que muchos otros intelectuales refor mistas, los ingenieros
ches y vagones. Así, por ejemplo, la administración del Gran Oeste Argenti- confiaban en la capacidad de la planificación urbana y la arquitectura para elevar la moral
no planificaba construir un nuevo taller en Palmira, cercano a Mendoza, jun- de los trabajadores. De hecho, los proyectos de construcción de viviendas obreras por par-
to al cual inauguraría una colonia obrera. Igualmente, la administración gene- te de industriales contaban con una fuerte larga tradición en Europa y Estados Unidos. Im-
ral de los Ferrocarriles del Estado, al ter minar de edificar sus principales talle- buidos de convicciones pater nalistas, algunos grandes industriales edificaban barrios para
trabajadores en los alrededores de sus empresas a fin de proporcionarles a sus empleados
res de reparación en Tafí Viejo, Tucumán, construyó un barrio obrero en la
un hogar decente y una vida en un ambiente despejado y saludable, que los previniera de
zona aledaña al taller. En este caso, los trabajadores podían comprar la pro-
exponerse a las carencias de las viviendas precarias de las grandes ciudades. Por supuesto,
piedad por cuotas mensuales, en vez de pagar un alquiler. El proyecto, que co-
también aspiraban a que estos barrios sirvieran como un buen antídoto contra la sindicali-
menzara a discutirse a principios de 1900, se concluyó finalmente en 1913.39
zación y contribuyeran a mejorar las for mas de control sobre la protesta obrera. Era eviden-
Como era de esperar, la inauguración de estos complejos de viviendas, como
te, entonces, que las propuestas de las administraciones ferroviarias locales estaban influen-
la colonia obrera de Banfield del Ferrocarril Sud, recibió una amplia cobertu-
ciadas por las ideas sobre planificación industrial y diseño urbano dominantes en los círcu-
ra y fue elogiada en las revistas empresariales.40
los empresariales inter nacionales.42
Las empresas promocionaban estos programas de construcción de vivien-
Bialet Massé, en cambio, se oponía completamente a estas propuestas. Consideraba
das como uno de sus mejores beneficios sociales para los trabajadores. Bialet que las villas obreras cercanas a las compañías constituían un grave error, en tanto impedi-
Massé, en cambio, los juzgaba problemáticos y, en última instancia, hasta per- rían la for mación de la conciencia cívica en la población trabajadora. Advertía a las geren-
niciosos. En primer lugar, estaba convencido de que la institución tenía muy po- cias –tomando como ejemplo las experiencias de protesta social en empresas norteameri-
co de benéfica, aun cuando las empresas no se guiaran por la misma finalidad canas– que el efecto no deseado de aquellos programas sería el fortalecimiento de la iden-
comercial que las compañías constructoras o los agentes inmobiliarios. Aunque tidad de clase, favoreciendo paradójicamente la difusión del anarquismo y el socialismo en-
reconociera que el objetivo de las empresas era encomiable, los términos de los tre los trabajadores. Estaba convencido, contrariamente al optimismo manifestado por la
contratos para comprar o alquilar las casas distaban, en su opinión, de benefi- administración de los Ferrocarriles del Estado, de que la villa obrera en Tafí Viejo no redun-
ciar a los trabajadores. El hecho de que, en algunos casos, el alquiler o el pago daría en grandes beneficios: “Forzosamente va a resultar un centro obrero aburrido, en el
mensual se calculara sobre el monto del valor de la propiedad antes que sobre que prenderán las ideas anarquistas u otras cualesquiera que distraigan al obrero y exalten
un mínimo del salario del trabajador comprobaba que las compañías preferían su imaginación aburrida de la soledad; la embriaguez y el juego”.43
garantizarse el retorno de sus inversiones antes que mejorar la calidad de vida Es interesante notar que las administraciones ferroviarias concebían la cuestión precisa-
de sus empleados. Cuando los trabajadores eran trasladados a otros destinos de- mente a la inversa. Creían que las ciudades ofrecían terreno fértil para la propagación del
bían continuar haciéndose cargo del pago, o bien subalquilar sus propiedades, ideario sindical y la militancia radicalizada. Las ciudades eran las sedes de los “centros or-
lo cual no siempre resultaba sencillo. En el barrio edificado por la compañía del ganizados”, como usualmente se denominaba a las federaciones obreras. Más aún, según
Ferrocarril Provincial de Santa Fe, las familias podían perder la propiedad si no argumentaban algunos gerentes, las villas obreras facilitarían el control de la protesta por
cancelaban sus pagos por un par de meses. Asimismo, si el jefe de familia su- parte de las empresas. Como lo manifestaba en una conferencia sobre instituciones bené-
fría un accidente o fallecía, la familia no recibía garantía alguna para seguir re- ficas el gerente del Ferrocarril Pacífico, las villas obreras, consideradas en última instancia
sidiendo en la casa, aun bajo el compromiso de saldar su deuda.41 Antes que propiedad de las empresas, podían llegar a cercarse y patrullarse en caso de huelgas o re-

Archivo
) 46 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 47 (
voluciones, facilitándose así la represión del movimiento.44 Asimismo, las ad- control del trabajo y oponerse a la injerencia estatal en las relaciones laborales. Igualmen-
ministraciones estaban convencidas de que al proveer de vivienda al trabaja- te, sus objetivos de refor mista esforzado por transfor mar, mediante la legislación, a los tra-
dor no sólo ganarían la lealtad y el apoyo de éste, sino de todos los miembros bajadores en ciudadanos difería del interés empresarial por construir una comunidad de fe-
de la familia.45 Desde la perspectiva de las administraciones, más que favore- rroviarios eficientes y moderados, seguros de que la lealtad a la compañía les aseguraría
cer a la radicalización del trabajador, la construcción de colonias obreras for- un empleo seguro y beneficios para su familia.
talecería el vínculo de identificación entre el trabajador y las compañías. Claro que todas estas divergencias remitían a un desacuerdo fundamental: la disputa
Fuera que los trabajadores devinieran militantes radicalizados o bien leales entre funcionarios y empresarios sobre quién poseía el conocimiento y la autoridad nece-
y eficientes empleados, para Bialet Massé lo cierto era que las villas obreras sarios para crear un mundo del trabajo moder no. Bialet Massé articuló una compleja argu-
dificultarían que ellos se transfor maran en ciudadanos moder nos. Aunque mentación a favor de la intervención estatal, convencido de que la legislación laboral garan-
coincidía con las gerencias en la preocupación por la salud e higiene de las vi- tizaría, en última instancia, la paz social. En su opinión, hasta que el Estado no contara con
viendas obreras, el funcionario refor mista observaba que las administraciones instrumentos adecuados de mediación en las relaciones entre trabajadores y empresarios,
desatendían la cuestión de la sociabilidad de los trabajadores y el uso del tiem- las huelgas ferroviarias serían inevitables.
po libre. Las colonias obreras alejadas de los centros urbanos no ofrecían a las La convicción y la originalidad de los argumentos del Informe no alcanzaron, sin em-
bargo, para transfor mar la legislación. La regulación del trabajo ferroviario se aprobaría fi-
familias trabajadoras alter nativas culturales y de entretenimiento que las vincu-
nalmente muchos años más tarde, en 1917, por decreto presidencial. Por entonces, el con-
laran con otros sectores sociales. Tal como insistía en remarcar para desalen-
texto social y político era bien diferente. Había tenido lugar la primer primera huelga gene-
tar la construcción de la villa obrera en Palmira, “pueblo chico es un infier no
ral ferroviaria de la historia del país –entre septiembre y octubre de 1917– y el presidente
grande; pero pueblo exclusivamente obrero es tres infier nos en uno”.46 Reco-
radical Hipólito Yrigoyen estaba decidido a tomar medidas que, a su juicio, le per mitieran
mendó, en cambio, que se diseñaran colonias obreras en las capitales de pro-
ampliar la base popular de su gobier no.
vincia: “Las grandes ciudades son focos per niciosos para la vida obrera; pero
¿Cómo pueden evaluarse, entonces, los aportes de su Informe? Que las ideas de Bia-
no lo son menos esos centros exclusivamente obreros. Nuestras capitales de
let Massé no generaran el consenso necesario para la aprobación rápida de la legislación
provincia, que están en tér mino medio, son el ideal. Aunque se haga un ba-
laboral no menoscaba, sin embargo, la relevancia de su pensa-
rrio obrero, esta próximo a la ciudad, donde el obrero cambia de imágenes,
miento. En primer lugar, su Informe articuló una crítica –en cier-
de ideas, encuentra distracciones y ve otras gentes”.47 to modo más profunda que la de otros de sus pares refor mistas–
En suma, como puede observarse, en su opinión el aislamiento social im- a la moder nización alcanzada por la Argentina hacia los festejos
pedía que los trabajadores conocieran otros hábitos y modos de vida, que le del Centenario. En efecto, su visión era mucho menos optimista
per mitirían desarrollar lo que podría definirse en tér minos más actuales como que la de aquellos legisladores que entendían que la paz social lle-
conciencia ciudadana. Las motivaciones del funcionario refor mista diferían de garía una vez que la “república abierta”, o sociedad civil, pudiera
las preocupaciones de las administraciones ferroviarias, para las que la parti- reconectarse con el sistema político gracias a la refor ma electoral.48 Lo que su Informe de-
cipación de los trabajadores en una activa vida cívica constituía una cuestión nunciaba era, en cambio, que esa república abierta estaba lejos de ser igualitaria. Antes que
totalmente secundaria. la promesa de prosperidad y ascenso social, la fiebre del progreso había engendrado, a cri-
terio del medico catalán, la discriminación del trabajador nativo. La legislación laboral de-
bía contribuir a corregir las desigualdades existentes en la sociedad civil. No sólo la regula-
La fuerza de las ideas, el fracaso de la legislación ción del trabajo remediaría, desde su óptica, la exclusión social sufrida por el obrero criollo
sino que crearía las condiciones necesarias para que éste pudiera ejercer las for mas de so-
En conclusión, como se ha observado, fueron numerosas las discrepan- ciabilidad republicanas. En suma, la regulación del trabajo ferroviario, a la par que contri-
cias que enfrentaron al funcionario refor mista con las administraciones ferro- buiría a fortalecer la autoridad del Estado en tanto árbitro del conflicto social, aseguraría la
viarias. Sobre la base de la ciencia del trabajo, Bialet Massé cuestionó la mo- inclusión de los trabajadores del país a la comunidad nacional a partir de un reconocimien-
der nidad de la organización de las empresas ferroviarias y encontró aquellos to pleno de sus derechos.
principios, a su juicio objetivos, que le asegurarían al Estado una intervención Por último, es evidente que su Informe le permitió difundir una visión alternativa de la mo-
neutral en el mundo del trabajo. Sin embargo, aunque el médico catalán pre- dernización del mundo del trabajo. En la Argentina de comienzos de siglo XX, el mundo del
sumiera de ejercer el monopolio del saber científico para racionalizar el mun- trabajo se encontraba en pleno proceso de cambio: concentración de capital, nuevas formas
do del trabajo, los ingenieros también gradualmente confiarían en otros prin- de organización de la producción y comercialización, y avance de la sindicalización. Lo que
cipios científicos, como el taylorismo, para defender su capacidad para el merece destacarse es que a los ojos de los contemporáneos no existía una única forma de con-

Archivo
) 48 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 49 (
cebir la racionalización del espacio fabril. Las diferencias entre Bialet Massé y las administra- Labor (1830-1870), Frank Cass & Co. Ltd., 1970. Sobre el uso de los reglamentos en otras empre-
ciones ferroviarias sugieren que las posibilidades eran múltiples. He aquí, precisamente, el éxi- sas ar gentinas, véase Alejandro Andreassi Cieri, “«La lucha por el poder en el taller». Or ganización
to del Informe, en tanto contribuyó a generar este debate, defendiendo una modernización del trabajo y aspectos políticos del conflicto laboral en la sociedad ar gentina de cambio de siglo
del mundo del trabajo en el que la autoridad estatal estaba llamada a desempeñar un papel (1890-1910)”, Ibero-Amerikanisches Archiv., 25, 1-2, pp. 3-32, Berlín, 1999, y Ricardo Falcón,
El mundo del trabajo urbano (1890-1914), Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1986,
fundamental y en el que los trabajadores eran considerados, ante todo, como ciudadanos.
pp. 62-66.
12
Reglamento Inter no de los Ferrocarriles del Estado [RI] I, pp. 40-45.
Notas 13
RI, pp. 58-62 y 77-80.
14
RI, pp. 125-128.
15
1
Sobre el surgimiento de una elite reformista, véase Eduardo Zimmermann, Los liberales reformis- He tomado esta definición de Lizabeth Cohen, Making a New Deal. Industrial Workers in Chi-
tas, Buenos Aires, Sudamericana, 1995. Para un balance de las nuevas perspectivas sobre la cuestión so- cago (1919-1939), Cambridge University Press, 1990, pp. 159-213.
cial, véase Juan Suriano (comp.), La cuestión social en Argentina, Buenos Aires, La Colmena, 2000. 16
Con referencia a la difusión de las ideas de racionalidad y eficiencia en la Argentina, véase Mir-
2
Véase Héctor José Iñigo Carrera, “Juan Bialet Massé: una batalla por el desarrollo y la justicia ta Lobato, “Organización, racionalidad y eficiencia del trabajo en la Argentina”, Sociología del Traba-
social”, Todo es Historia, Suplemento Nº 20, y Luis Despotín,”Prologo y Notas”, en El estado de las jo, nueva época, Nº 49, verano de 2003, pp. 61-91.
clases obreras argentinas a comienzos del siglo, Universidad Nacional de Córdoba, 1968. 17
Véase Ruth Thompson, “Organized Labor in Argentina: The Railway Unions to 1922”, D.Phil.
3 Thesis, Oxford University, 1978.
Véase Eduardo Zimmer mann, Los liberales reformistas, pp. 178-187.
18
4 La administración de los ferrocarriles del Estado reconoció abiertamente la eficacia de esos in-
Juan Bialet Massé, Informe sobre el estado de la clase obrera, Buenos Aires, Hyspamérica,
for mes para prevenir el desarrollo de la acción sindical en la empresa, RA, MOP, Memoria, Anexo I
1985, p. 403.
(junio 1905-marzo 1906), p. 8. Sobre los certificados de trabajo, véase RI, p. 127.
5
En general, la literatura se limitó al examen de la oposición a los industriales al proyecto de Có- 19
Para la posición del Estado frente a la protesta laboral, véase Ronaldo Munck con Ricardo Fal-
digo de Trabajo. Para una visión más abarcadora, véase Fer nando Rocchi, “Un largo camino a casa:
cón y Ber nardo Galitelli, Argentina from Anarchism to Peronism. Workers, Unions and Politics
empresarios, trabajadores e identidad industrial en Argentina (1880-1930)”, en Juan Suriano (comp.),
(1855-1985), Londres, Atlantic Highlands, Zed, 1987, pp. 43-69, y Juan Suriano, “El Estado argen-
La cuestión social, pp. 159-190.
tino frente a los trabajadores urbanos: política social y represión (1880-1916)”, en Mirta Lobato (ed.),
6
Véase Barbara Weinstein, For Social Peace in Brazil, Chapel Hill, University of North Carolina Nueva historia argentina. El progreso, la modernización y sus límites, Buenos Aires, Sudamerica-
Press, 1996, pp. 53-54. na, 2000, pp. 179-208.
7 20
Sobre la ciencia del trabajo en Europa y Estados Unidos, véase Anson Rabinbach, The Human Mo- J. Bialet Massé, ob. cit., p. 447.
tor: Energy, Fatigue and the Origins of Modernity, Berkeley, University of California Press, 1992. 21
Sobre las diferencias entre la ciencia del trabajo y el taylorismo, véase Anson Rabinbach, The
8
Véase Natalio Botana, El orden conservador. La política argentina entre (1880-1916), Buenos Human Motor, pp. 238-270.
Aires, Sudamericana, 1985, p. 282. 22
Con respecto a la influencia de la ciencia del trabajo en el Informe de Bialet Massé, puede con-
9
Respecto de este reciente interés en redefinir el concepto de ciudadanía y dar cuenta de las múl- sultarse, en especial, el capítulo 21.
tiples for mas de participación política en las sociedades burguesas, véase Hilda Sábato, La política en 23
J. Bialet Massé, ob. cit., p. 424.
las calles: entre el voto y la movilización. Buenos Aires (1862-1880), Buenos Aires, Sudamericana,
24
1998, Introducción. En cuanto a la intransigencia de la administración de los Ferrocarriles del Estado, véase RA,
10 MOP, Memoria, 1904-1905. Sobre el fracaso del movimiento por las ocho horas de trabajo en otros
He realizado un análisis más detallado de los reglamentos, como métodos de organización del
talleres, véase Ruth Thompson, “Organized Labor...”, pp. 34-87.
trabajo e instrumentos de disciplina industrial, en “The Nation Building Mission: The State-Owned Rail-
25
ways in Modern Argentina (1870-1930)”, Ph.D. Dissertation, State University of New York at Stony J. Bialet Massé, ob. cit., p. 980.
Brook, agosto de 2001, capítulo 4. 26
Ídem, p. 425.
11
Sobre los reglamentos en las empresas ferroviarias, véase Walter Licht, Working for the Rail- 27
Ídem, p. 428.
roads, Princeton University Press, 1983; Shelton Stromquist, A Generation of Boomers: The Pat-
28
tern of Railroad Labor Conflict in Nineteenth-Century America, Chicago, University of Illinois Véase Tulio Halperín Dongui, “¿Para qué la inmigración? Ideología y política migratoria y ace-
Press, 1987, y Peter Kingsford. Victorian Railwaymen. The Emergence and Growth of Railroad leración del proceso moder nizador: el caso argentino (1810-1914)”, Jahrbuch fur Geschichte von

Archivo
) 50 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 51 (
Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamerikas, 13 (1976), y Oscar Terán, “El pensamiento fi-
nisecular (1880-1916)”, en Mirta Lobato (ed.), Nueva historia argentina, pp. 327-364. El socialismo indiano de Bialet Massé:
29
En cuanto a las funciones de la literatura criollista, incluso sus usos políticos, véase Adolfo Prieto, ideas y proyecciones
El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna, Buenos Aires, Sudamericana, 1988.
30
Agustina Prieto*
J. Bialet Massé, ob. cit., p. 967.
31
Ídem, p. 963.
32
Entre los numerosos estudios sobre la “ética del trabajo” en los inicios de la sociedad industrial

E
y las campañas de los industriales para erradicar los hábitos precapitalistas de los sectores populares, ntre 1901 y 1904 Juan Bialet Massé plasmó en una serie de obras sus
véase Herbert Gutman, “Work, Culture and Society in Industrializing America, 1815-1919”, en Work, ideas respecto de lo que definió como “socialismo indiano”, “práctico”
Culture and Society in Industrializing America, Nueva York, Vintage Books, 1976; Douglas Reid, o “de la tierra”. Versaron sobre la cuestión sus conferencias “El socia-
”The Decline of Saint Monday 1766-1876”, Past and Present, 71, 1976, pp. 76-101, y Edward lismo práctico en el país, el descanso dominical” y “El socialismo argentino: el
Thompson, “Time, Work-Discipline and Industrial Capitalism”, Past and Present, 38, 1967.
espíritu de la Ley Nacional del Trabajo”. Refieren también al tema el Proyec-
33
Véase RI, pp. 125-126. to de una ordenanza reglamentaria del servicio obrero y doméstico de
34 acuerdo con la legislación y tradiciones de la República Argentina, el Infor-
J. Bialet Massé, ob. cit., pp. 968-969.
me pasado a la sociedad obreros estibadores y de ribera del Puerto del Ro-
35
Ídem, p. 406. sario, el Informe sobre el estado de las clases obreras en el interior de la
36
Ídem, p. 417. República y el primer tomo del inconcluso Tratado de la responsabilidad civil en derecho
37
argentino bajo el punto de vista de los accidentes de trabajo.
Véase Juan B. Chitti y Francisco Agnelli, Cincuentenario de La Fraternidad, Buenos Aires,
En ese lapso, las organizaciones representativas de los trabajadores crecieron en núme-
Ravaschino H., 1937, pp. 46, 61-62.
ro y fortalecieron su capacidad de movilización. Este fenómeno tuvo sus manifestaciones
38
Véase Carlos Burión, subsecretario de la Gerencia del Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico, más notorias en la creación de círculos y sociedades de resistencia de filiación libertaria, en
“Infor me referente a los medios para facilitar a los empleados y obreros la adquisición de viviendas y la confor mación de federaciones gremiales, en la elección del primer diputado socialista de
facilidades para alquilárselas”, en Congreso Sudamericano de Ferrocarriles. Primer Congreso, III, la Argentina, en la revitalización del movimiento social cristiano y en la realización de huel-
Buenos Aires, 1913, pp. 149-165.
gas parciales y generales que tuvieron lugar en las ciudades portuarias, en algunas de las ca-
39
Véase RA, MOP, Memoria (junio 1905-mayo 1906), pp. 27-28. pitales provinciales y en ciertas áreas rurales
40 El impacto provocado en cada una de las esferas de gobierno por este violento estallido
Véase Congreso Sudamericano de Ferrocarriles, Primer Congreso. Publicación detallada de
los antecedentes y trabajos, “Acta de la Segunda Sesión, III” (Buenos Aires, 1913), pp. 311-317.
de la llamada cuestión obrera promovió el perfeccionamiento del aparato represivo y el di-
seño de propuestas legislativas concebidas para conservar el orden social y resolver proble-
41
J. Bialet Massé, Informe, p. 449. mas del mundo del trabajo, terreno en el que Bialet Massé desempeñó un papel destacado.
42
Con referencia a los debates en planificación industrial, véase William Littmann, “Designing Las obras mencionadas más arriba dan cuenta de sus ideas respecto del socialismo indiano
Obedience: The Architecture and Landscape of Welfare Capitalism, 1880-1930”, ILWCH, Nº 53, pri- pero también de las prácticas que tradujeron la voluntad intelectual de resolver la cuestión
mavera de 1998, pp. 88-114. obrera manifestada por un segmento de los sectores dominantes de la Argentina moderna.1
43
J. Bialet Massé, ob. cit., p. 422.
El Informe sobre el estado de las clases obreras en el interior de la República y la
conferencia sobre el socialismo argentino fueron editadas en Buenos Aires. El resto de las
44
Véase C. Burión, “Medios para facilitar a los empleados y obreros la adquisición de viviendas y obras fueron publicadas en Rosario, ciudad en la que actuó como abogado desde 1898.
facilidades para alquilárselas”, en Asociación Internacional Permanente del Congreso Sudamerica-
Con la vuelta del siglo extendió la esfera de su actividad en el campo jurídico, desempeñán-
no de Ferrocarriles, Buenos Aires, 1913, III, pp. 149-167.
dose como asesor letrado de la Cámara Sindical de la Bolsa de Comercio de la ciudad y de
45
Ídem. algunas sociedades obreras.
46
J. Bialet Massé, ob. cit., p. 989.
Su actuación simultánea en medios empresariales y obreros fue objeto, entonces, de crí-
ticas y suspicacias que generaron, en la ciudad y fuera de ella, desconfianza hacia su per-
47
Ídem, p. 989. El subrayado es mío.
48
Véase N. Botana, El orden conservador, pp. 251-291.
* Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario.

Archivo
) 52 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 53-63
sona y sospechas respecto de sus reales intenciones. La obra de Bialet Massé Mis propias ideas socialistas
es pródiga en menciones al rechazo que sus propuestas políticas y reglamen-
tarias generaron en sectores empresariales y obreros. Un empresario, escribe, En las “Consideraciones generales” que preceden al cuerpo propositivo del Proyecto de
quedó “convencido que la Bolsa del Rosario tenía un abogado libertario, un una ordenanza reglamentaria del servicio obrero y doméstico... Bialet Massé postula que
anarquista peligroso”.2 Para muchos, dirá de sí mismo, “era un libertario, y pa- la legislación del trabajo constituye una necesidad social y que la misma debe aplicarse con
ra otros tantos un burgués dañino”.3 acuerdo al “criterio de la familia y de caridad cristiana, que es la base de la sociedad ac-
La prensa corrobora el efecto polémico de sus propuestas. El 7 de enero tual”.9 En la “Nota de remisión” al primer tomo del Informe sobre el estado de las clases
de 1904, por ejemplo, el diario más importante de la ciudad de Rosario infor- obreras en el interior de la República señala haber prescindido para su realización de to-
ma sobre la conferencia “Descanso dominical e higiene en los talleres” brin- da teoría o sistema “y aun de mis propias ideas socialistas”.10
dada por Bialet Massé en un teatro local. La crónica del evento destaca que la En el universo ideológico de Bialet Massé socialismo y cristianismo no son conceptos
sala estaba prácticamente llena de jóvenes dependientes de comercio y que su antagónicos. Si en la arena política argentina constituyen fuerzas antagónicas es porque, a
“particular definición del socialismo contemporáneo” había sido interrumpida su juicio, los socialistas y la Iglesia comprenden mal la cuestión social y desconocen la rea-
a “cada instante por los aplausos de parte de los concurrentes”.4 El mismo dia- lidad argentina. Sus propias ideas socialistas, en cambio, parten de un diagnóstico sobre la
rio reproducirá en la primera plana de las ediciones del 10 y el 12 de enero cuestión social que se funda, según se lee en diversos pasajes de su obra, en un profundo
la primera y la segunda parte de una extensa nota de opinión titulada “Socia- conocimiento del pasado y del presente argentinos.
lismo y derecho civil. El socialismo «práctico»”, en la que Juan A. Ortiz comen- Estas ideas abrevan en cuatro fuentes principales: la legislación colonial indiana, la en-
ta la conferencia en estos tér minos: “Es tiempo que se aleje de una vez a los cíclica Rerum Novarum, la Constitución Nacional y el Código Civil redactado por Dalma-
mercaderes del templo de las ideas” puesto que ese “candoroso socialismo in- cio Vélez Sarsfield. El socialismo argentino, afir ma en este sentido, “es completamente di-
diano” esconde un peligro real que es el “desenvolvimiento y realización prác- ferente de los socialismos europeos, y el socialismo sin doctrinas de la Australia no le alcan-
tica de las doctrinas de Marx, de Bakunin, el satánico inventor de la lógica za [...] es el socialismo del deán Funes y del doctor Vélez Sarsfield, el socialismo de los cons-
anarquista, de Kropotkin, de Godwin, Tolstoy, Zola, etc.”.5 Desde otra pers- tituyentes [...] es el socialismo cristiano, cuyos principios fundamentales están condensados
pectiva ideológica, en noviembre de ese año el periódico socialista La Van- en la encíclica Rerum Novarum, en la que el más sabio de los papas, León XIII, dio la más
guardia caracterizará al autor de la conferencia “El socialismo argentino: el es- pura y per fecta aplicación del Evangelio a la cuestión social moder na”.11
píritu de la Ley Nacional del Trabajo”, pronunciada en julio en la Universidad Estas obras, a su entender, prefiguran y consagran, a la vez, una concepción de socia-
de Córdoba, como “anárquico, socialista, radical y, actualmente, demócrata lismo que se legitima por la eficacia, cualidad que deriva de su imbricación con la realidad.
cristiano a sueldo”.6 El socialismo argentino es práctico porque es de la tierra, porque está en el espíritu de la
En for ma reciente la historiografía ha dado cuenta del tema. Patricia Gi- antigua jurisprudencia y de las leyes fundamentales de la moder na nación. La convicción
queaux y María Pía Martín destacan que la obra de Bialet Massé refleja hete- sobre este punto lo lleva a sostener que el Código Civil argentino quita “toda razón de ser
rogeneidad en la acción y una ideología de for mación plural ocasionalmente al partido doctrinario socialista entre nosotros”.12 El socialismo indiano se diferencia, en
ecléctica.7 En un trabajo dedicado a las concepciones jurídicas de Bialet Mas- parte, de los otros socialismos que disputan la escena argentina por las cualidades mencio-
sé, Gabriela Dalla Corte se refiere a la posible ambigüedad yacente en la osci- nadas. Pero entre uno y otros existe, además, una distinción conceptual categórica: “El con-
lación entre la defensa del obrero y el derecho a la huelga y su pertenencia a cepto fundamental del socialismo y del anarquismo es un error; no se trata para el obrero
instituciones como la Bolsa de Comercio de Rosario, actitud que la autora vin- de una lucha del trabajo con el capital, sino de una lucha entre capitalistas que contribuyen
cula con su situación de extranjero y con experiencias personales como su es- a la obra común de la producción, y su solución está en que cada uno saque la parte de uti-
casa relevancia a nivel nacional o su paso por la prisión a causa del sonado lidades que justamente le corresponde en la ganancia total”.13 Este precepto constituye, pa-
proceso judicial originado por la construcción del dique San Roque.8 ra el autor, “la buena nueva moder na” que resolverá la cuestión obrera, tor nando anacró-
Lo que sus detractores de un siglo atrás consideraron inconsistencia ideo- nica la lucha de clases.14 La cuestión, reitera en otro texto, no es “de lucha,
lógica u oportunismo liso y llano, ha sido interpretado más recientemente, co- de clases o de individuos, sino de ar monías de concurso a la obra común y de
mo se observa, en tér minos de eclecticismo y ambigüedad. Las páginas que reparto de lo que a cada uno corresponde”.15 Bialet Massé juzga que las huel-
siguen procuran reconstruir sus ideas sobre “socialismo indiano” y las proyec- gas realizadas en la Argentina a partir de 1901 constituyen la expresión de
ciones de las mismas sobre el curso de la compleja y conflictiva etapa de emer- conflictos de raíces sociales cuya causa atribuye mayor mente a la ignorancia
gencia de la cuestión obrera argentina, atendiendo especialmente al caso de de la clase patronal y a una orientación errónea de la acción obrera organiza-
Rosario donde éstas tuvieron un sensible impacto social. da. La cuestión obrera, postula, puede y debe ser resuelta a través de la regla-

Archivo
) 54 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 55 (
mentación del trabajo y de la instauración de la libreta de conchabo, herra- Las propuestas radicales y ciertas actitudes extremas del anarquismo durante el desarro-
mientas cuya eficacia supedita a la moralización y a la instrucción técnica de llo de la huelga provocaron, en opinión de Bialet Massé, que algunos trabajadores del sec-
obreros y capitalistas y al fomento del espíritu de asociación. tor comenzaran a acercarse al “grupo socialista, exiguo hasta entonces”.22 El socialismo ro-
Tales herramientas quitarán, finalmente, sentido a la huelga, forma de lu- sarino, en efecto, estaba organizado fundamentalmente en tor no del Centro Socialista, una
cha que reconoce legítima. La huelga es eficaz cuando es parcial y acotada a entidad vinculada el Partido Socialista de Buenos Aires que no logrará entonces ni en los
objetivos precisos y es genuina sólo cuando es “sencillamente obrera”: la huel- años inmediatamente posteriores consolidar una estructura política como aquella que per-
ga debe referirse “a las relaciones entre patrones y obreros, so pena de desna- mitirá el acceso de Alfredo Palacios al Parlamento nacional en marzo de 1904. Tampoco
turalizarla y convertirse en manifestación política del partido que la promueve tenía, a comienzos de 1902, una estructura gremial importante.23 A mediados de ese año,
o mistifica”.16 Las cuestiones del trabajo, advierte, son locales “por su natura- una comisión de troperos y patrones de carros, esto es, de los propietarios de los vehícu-
leza, por la tradición y por la ley”.17 Las leyes y los reglamentos laborales son, los utilizados para el transporte terrestre de mercaderías, le encarga la redacción de los es-
por lo tanto, incumbencia de los concejos deliberantes y de las intendencias mu- tatutos de la “sociedad patronal” que acababan de confor mar. El artículo tercero del estatu-
nicipales y no del Congreso o del Poder Ejecutivo Nacional, como pretende la to dispone que la sociedad no se propone “en manera alguna establecer intereses antagó-
masa obrera, “impregnada del exotismo funesto, que como a los políticos, en- nicos con sus obreros ni con el comercio, sino más bien la ar monía y concurrencia de to-
venena”.18 Los obreros deben organizarse para efectuar tales reclamos porque dos, tendiendo a establecer tribunales mixtos de arbitraje que resuelvan amigablemente to-
el éxito, advierte, depende de una acción política colectiva cuya forma no defi- da cuestión que no pueda ser arreglada por acuerdo mutuo”.24
ne con exactitud. Al obrero “lo que le importa es mejorar, que gobierne Juan En noviembre, los estibadores de Rosario adhirieron a la huelga declarada por los de
o Diego para él es lo mismo [...] los obreros deben inscribirse, contarse y unir- Buenos Aires y otros puertos del país, conflicto que promoverá la sanción de la Ley de Re-
se, católicos y liberales, blancos y negros, socialistas o individualistas”. La ac- sidencia. De acuerdo con el relato de Bialet Massé, tras el conflicto, un sector de los obre-
ción política de los trabajadores excede ampliamente el marco de la lucha gre- ros “tuvo el buen sentido” de dirigirse a “personas influyentes que los guiaron por el buen
mial puesto que “es la masa obrera el cuerpo electoral, la fuerza de la Nación, camino”, acordando la elección de una comisión directiva “seria” y la redacción de nuevos
la que tiene que hacer la inyección de sueros anticorruptores y curativos; la re-
estatutos, tarea que le fue encomendada. Los estibadores anarquistas crearon otra sociedad
generación de las instituciones, la que ha de hacer surgir y suministrar nuevos
de resistencia conocida en adelante como “la nueva”.25 La vieja se identificará como “so-
hombres, y es preciso que ellos vengan al estadio de la política argentina”.19
cialista” y sus estatutos serán aprobados por decreto del Poder Ejecutivo de la provincia de
Santa Fe en abril de 1903.
Entre tanto, una imprenta rosarina había publicado su Proyecto de
Praxis del socialismo indiano
una ordenanza reglamentaria del servicio obrero y doméstico de
acuerdo con la legislación y tradiciones de la República Argentina. El
A fines de 1901 los estibadores del puerto de Rosario se declararon en huel-
proyecto proponía la creación de “casas o cajas de obreros” y el uso de
ga. En el medio siglo precedente el puerto había convertido a Rosario en el se-
la libreta de trabajo o conchabo. Las casas de obreros brindarían atención
gundo centro urbano de la Argentina, con una población estimada en 120 mil
a los accidentados en el trabajo, darían asilo a los obreros sin familia o in-
habitantes. Bialet Massé formaba parte, en ese entonces, de la Cámara Sindical
capacitados por causas laborales, crearían escuelas y hospitales para
de la Bolsa de Comercio de Rosario, entidad que agrupaba a un grupo de em-
presarios dedicados mayormente a la exportación de productos agrícolas y a la obreros, gestionarían seguros colectivos e individuales de cualquier tipo y
importación de maquinarias.20 La entidad, liderada por el empresario Juan B. fomentarían la creación de sociedades de socorros mutuos. Estarían con-
Quintana, procuró resolver este conflicto que afectaba al sector más dinámico ducidas por un directorio integrado por obreros y patrones con voz y vo-
de la economía a través de la mediación de una instancia creada en el ámbito to y autoridades políticas y judiciales con voz pero sin voto. Las casas ayu-
de la propia cámara sindical. El intento fracasó porque no tuvo apoyo de los es- darían, a su entender, a fomentar el espíritu de asociación entre los obreros, contribuyen-
tibadores vinculados al anarquismo, movimiento cuya fuerza había provocado, do a evitar el alcoholismo, disminuir la criminalidad y elevar la cultura intelectual, “mejoría
en octubre, que la ciudad fuera bautizada por Adrián Patroni y Enrique Dick- que, o mucho nos equivocamos, o eso mismo matará al anarquismo”.26
mann, figuras consulares del Partido Socialista, como la “Barcelona argentina” En marzo de 1903, otra imprenta rosarina publicó el Informe pasado a la Sociedad
o la “meca del anarquismo argentino”.21 Y porque no contó con el apoyo de un Obreros Estibadores y de Ribera del Puerto de Rosario, folleto de su autoría que repro-
sector de los empresarios, a los que Bialet Massé aludirá en términos rayanos duce la memoria de su actuación como representante de la “vieja” sociedad de estibadores
en lo ofensivo en el Informe sobre el estado de las clases obreras en el inte- en el Primer Congreso Gremial Obrero de la República Argentina realizado en la Capital
rior de la República. Federal, encuentro en el que se decidió la creación de la Unión General de Trabajadores.

Archivo
) 56 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 57 (
La obra describe y comenta los temas tratados y los debates y las contro- Estas características, sumadas a la naturaleza contraria al irracionalismo libertario y al
versias generados por cuestiones como la huelga general, la acción política, la socialismo colectivista que percibe en los trabajadores criollos, auguran, a su entender, el
jor nada laboral de ocho horas, la Ley de Residencia o las bolsas de trabajo. pronto ocaso del anarquismo. No es el caso de los socialistas que se definen por el colecti-
Reproduce, además, las impresiones de la prensa sobre algunos de esos deba- vismo, cuyas propuestas y acciones proselitistas le per miten esclarecer aspectos conceptua-
tes y los peculiares puntos de vista del propio autor en atención al ámbito don- les y destacar la eficacia de sus propias intervenciones públicas.
de fueron for mulados. Es el texto donde define con mayor precisión sus ideas Las referencias a los “otros” socialistas conducen inequívocamente al Partido Socialista
sobre socialismo práctico. Argentino, caracterizado como “socialismo doctrinario”, “de partido” o, peyorativamente,
El 22 de enero de 1904 un decreto del Poder Ejecutivo Nacional comisio- “de Buenos Aires”. De este socialismo lo alejan divergencias conceptuales que atribuye,
naba a Bialet Massé para elaborar un informe sobre las condiciones laborales y fundamentalmente, a su desconocimiento de toda realidad que no sea la de la ciudad de
de vida de los trabajadores del interior de la República y sobre las tendencias Buenos Aires. Encuentra pruebas de este desconocimiento en algunas de las propuestas
y los resultados de sus asociaciones gremiales. El decreto justificaba la decisión presentadas por los delegados de Buenos Aires en el congreso constitutivo de la Unión Ge-
en los “estudios, práctica y competencia especial del Doctor Juan Bialet Massé, neral de Trabajadores o en la impresión que causó en Adrián Patroni la extrema pobreza
demostrada en numerosos trabajos que ha publicado sobre estas materias”.27 de los trabajadores tucumanos.
Las experiencias y los trabajos publicados en 1902 y en 1903 justificaron, El dirigente socialista, de acuerdo con su relato, fue enviado por la Unión General de
como se ve, la decisión de asignarle un papel fundamental en la realización de Trabajadores, a pedido de los obreros de un ingenio, para orientarlos en la solución de un
uno de los proyectos más ambiciosos de Joaquín V. González. La tarea asig- conflicto que mantenían con la empresa propietaria. “Comprendo”, escribe, “el efecto que
nada contrastaba sensiblemente, en dimensiones y en imputación presupues- debió causar al señor Patroni el espectáculo que se presentó a su vista al bajar del tren en
taria, con las misiones encargadas a Pablo Stor ni, Augusto Bunge, Enrique del el ingenio en huelga. Viniendo de Buenos Aires, donde los obreros visten más que bien, en
Valle Iberlucea, José Ingenieros, Leopoldo Lugones, Manuel Ugarte, Carlos general, se encontró con una multitud desharrapada y harapienta, viviendo en rancherías
Malbrán y Ar mando Claros. asquerosas, excitada por el hambre. [...] Debió darse cuenta de lo que allí pasaba y adoptó
Los tres tomos del Informe ofrecen un detalle de lo que observó en las el mejor de los medios, el conciliatorio; pero le faltaba el conocimiento local”.30
provincias del interior en los primeros meses de 1904. Ofrecen, también, un La ignorancia “de las personas y de las cosas” que atribuye a Patroni malogró, a su jui-
registro retrospectivo de sus intervenciones como conferencista en ámbitos cio, el resultado del reclamo gremial. En contraste, su propia figura hace gala de un cono-
obreros y universitarios y de su desempeño como asesor de sociedades obre- cimiento profundo de las situaciones que lo lleva en numerosas ocasiones, de acuerdo con
ras y empresarias. su propio testimonio, a proponer caminos de acción que logran sumar el apoyo de los sec-
En este relato que unifica lo observado y realizado desde 1901 reitera y tores más lúcidos de las partes en conflicto.
per fecciona ideas que recorren sus obras anteriores. En esta tarea, la caracte- No deja de ser sugestivo el énfasis puesto, en varios tramos de la obra, en el supuesto
rización de las organizaciones obreras resalta siempre, por efecto de contras- desconocimiento de la realidad por parte de los “socialistas doctrinarios”, habida cuenta que
te, las virtudes de la propia propuesta. El anarquismo, por ejemplo, le per mi- el Estado nacional había encargado algunos de los infor mes preliminares del proyecto de
te destacar el principio de la racionalidad. El anarquismo, advierte, es una Ley Nacional del Trabajo a figuras destacadas del “socialismo de Buenos Aires” como Jo-
“neurosis fanática” que prende entre los trabajadores debido al “desgaste de sé Ingenieros, Augusto Bunge o Enrique del Valle Iberlucea.
las jor nadas excesivas y las privaciones del jor nal insuficiente, exaltada por la El sindicalismo católico es objeto de análisis y comentarios que apuntan a diferenciar su
utopía de remedios imposibles, que preside en las inteligencias medianas”.28 propuesta de reminiscencias cristianas de la de los círculos de obreros creados por el sacer-
En el apartado dedicado a Entre Ríos incluye un relato que refuerza la vin- dote Federico Grote en 1895. Su juicio sobre estas organizaciones gre-
culación entre mediocridad y fanatismo. El relato, de gran fuerza narrativa, re- miales es categórico: aunque los trabajadores del interior, en especial las
fiere a una conferencia pronunciada por un orador libertario en una función mujeres, expresan una profunda fe religiosa, “no darán ningún resultado;
teatral para público obrero. El conferencista, escribe, “tartamudea y carece de y antes bien serán contraproducentes”.31
acción y movimiento; su mano derecha no más se mueve, una veces rígida, El problema radica, a su juicio, en el conservadurismo social que pro-
elevada sobre la cabeza doblada como quien cubre, otras con el codo doblado fesan las comisiones directivas de los círculos de obreros en el interior del
y el tercer dedo rígido, como cuando los niños juegan al pin pin [...] hablando país. Ningún obrero, afir ma, tiene allí la noción de la Rerum Novarum.
casi en italiano, es el orador más pobre que hasta ahora he oído. Recita una Los círculos adolecen, además, de “un vicio capital que los hace por sí so-
lección muy larga para su memoria, se repite tres veces buscando la hilación los estériles”: están for mados por patrones y obreros. La presencia de los
cortada, entrevera las ideas, las corta, las retuerce”.29 patrones cohíbe “la libre expansión del obrero; si no tiene temor, tiene

Archivo
) 58 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 59 (
vergüenza de decir un disparate delante, y se guardará bien de proponer na- Los primeros, como se recordará, habían roto la antigua sociedad de resis-
da que pueda ser considerado por lo patrones como un ataque a sus dere- tencia para crear una nueva, “socialista”, organizada de acuerdo con estatutos
chos”.32 El conservadurismo ha logrado que los obreros se conviertan en redactados por Bialet Massé, designado además representante de la entidad an-
“exaltados partidistas” del anarquismo, situación que podría revertirse some- te el congreso constitutivo de la Unión General de Trabajadores. El gremio de
tiendo a tales instituciones a la dirección del clero nacional e imponiéndoles el los dependientes de comercio no llegó a quebrarse, pero en 1904 convivían ten-
rumbo de la democracia cristiana. samente en su seno dos tendencias: la anarquista y la socialista. Los adherentes a la segun-
La descalificación de los círculos –y de su mentor– no es sólo ideológica. da eran los que habían interrumpido “a cada instante” con aplausos la conferencia brinda-
En el apartado dedicado a las sociedades obreras reproduce una nota del dia- da en el teatro La Comedia sobre socialismo práctico.
rio La Opinión, de Santa Fe, que menciona “cosas turbias” en relación con el Esta situación parece explicar las tensiones evidenciadas en la organización de actos co-
manejo de los fondos de los círculos de esa ciudad y señala que el padre Gro- mo el del 1 de Mayo y de algunas de las huelgas que tuvieron lugar a lo largo de 1904. Los
te efectuó “alusiones descomedidas” contra las esposas de algunos afiliados estibadores de la “vieja” desistieron de participar en algunos de esos actos mientras que la
que solicitaron revisar las cuentas de la institución. “Interrogadas varias perso- lucha por el descanso dominical de los dependientes de comercio resultó afectada, por mo-
nas”, escribe Bialet Massé, “me confir maron el hecho”.33 mentos, por las divergencias de criterio entre anarquistas y socialistas.
Podría interpretar también la falta de eco de las propuestas de acción política del “so-
cialismo de partido” entre los gremios socialistas. Bialet Massé comenta al respecto, en el
Proyecciones del socialismo indiano Informe de 1904, que los estibadores socialistas consideraban necesario “ocuparse” de la
política, por lo que estaban pensando en la posibilidad de llevar un diputado propio al Con-
Bialet Massé intentó convencer a obreros, empresarios y hombres de go- greso de la Nación. La propuesta, que no prosperó, fue concebida al margen del Partido
bier no de la necesidad de ordenar el mundo del trabajo –y por extensión, la Socialista Argentino.
sociedad toda– de acuerdo con los principios del socialismo de la tierra. Su vo- La “sociedad vieja” de los estibadores puso piedras en el camino de los anarquistas, de
los “socialistas doctrinarios” y también de los católicos. En 1903, un sector de la Liga De-
luntad de traducir a leyes esta aspiración fracasó. Según se desprende de las
mocrática Cristina se abocó a la creación de gremios concebidos sobre bases distintas de
notas que prologan la obra, el Proyecto de una ordenanza reglamentaria del
las de los círculos de obreros del padre Grote. En Buenos Aires, el intento fructificó en la
servicio obrero y doméstico tenía como objetivo la ciudad de Rosario. Las au-
creación de una organización de estibadores, la Sociedad Argentina Obreros del Puerto,
toridades municipales rosarinas no demostraron interés por el proyecto. Tam-
que disputó con cierto éxito el espacio ocupado por anarquistas, socialistas y los católicos
poco tuvo traslación legislativa el proyecto de ley nacional del trabajo. Estos
del padre Grote. En Rosario, en cambio, el intento fracasó porque su propuesta no difería
fracasos no deberían ocluir, sin embargo, el real impacto de sus propuestas en
en nada de la de la “sociedad vieja”.35
la convulsionada coyuntura de los primeros años del siglo, como lo demuestra
Las ideas de Bialet Massé, según se ha visto hasta aquí, pueden ser fácilmente objeta-
lo sucedido en Rosario.
das por inconsistentes, ambiguas y eclécticas. Pero en el contexto del impacto producido
La puesta en locución de la cuestión obrera en Rosario remite a un conjun-
por el estallido de la cuestión obrera, estas falencias parecen haber operado como cualida-
to de conflictos de gran envergadura que tuvieron la impronta, en términos de
des, ya que a la luz de sus acotadas pero sensibles proyecciones públicas el socialismo de la
prácticas y concepciones, del anarquismo. En enero de 1900, la creación de la
tierra demostró ser “práctico”.
Casa del Pueblo de Rosario puso fin a una etapa de relativo estancamiento del
anarquismo, situación que había sio provocada, en buena medida, por diver-
gencias ideológicas internas. El anarquismo inició en el verano de 1900 una Notas
etapa de crecimiento que lo convirtió, en poco tiempo, en fuerza mayoritaria
del movimiento obrero. En 1902, dirá Bialet Massé, el anarquismo imperaba 1
Véase Ricardo Falcón, “Elites urbanas, rol del Estado y cuestión obrera (Rosario 1900-1912)”,
en Rosario “como único señor”.34 En 1904 tuvieron lugar numerosas huelgas Estudios Sociales, N° 3, Santa Fe, UNL, 1992, y Juan Suriano, “El Estado argentino frente a los tra-
–una de ellas de carácter general– y se realizaron actos obreros multitudinarios. bajadores urbanos: política social y represión (1880-1916)”, Anuario, 14, Escuela de Historia, Univer-
Entre los protagonistas de estas movilizaciones hubo gremios que no respon- sidad Nacional de Rosario, 1991.
dían al anarquismo ni al Centro Socialista. Era un número pequeño de gremios, 2
Juan Bialet Massé, Informe sobre el estado de las clases obreras en el interior de la Repúbli-
pero muy poderosos por el número de adherentes y por su potencialidad dis- ca, Buenos Aires, Grau, 1904, t. I, p. 698.
ruptiva, ya que entre ellos estaban los estibadores de la “sociedad vieja”, la ma- 3
Ídem, t. II, p. 699.
yoría de los ferroviarios y una parte de los dependientes de comercio.

Archivo
) 60 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 61 (
4 24
La Capital, Rosario, 7 de enero de 1904, “El descanso dominical. La conferencia de ayer”. J. Bialet Massé, Informe…, t. II, p. 420.
5 25
La Capital, Rosario, 12 de enero de 1904, “Socialismo y derecho civil. El socialismo «práctico»”. Ídem, t. II, p. 414.
6 26
La Vanguardia, Buenos Aires, 17 de enero de 1904. J. Bialet Massé, Proyecto de una ordenanza..., p. 261.
27
7
Véase Patricia Giqueaux y María Pía Martín, “Juan Bialet-Massé: la mirada de un intelectual ca- J. Bialet Massé, Informe..., t. I, p. 1.
talán sobre la cuestión social en la Argentina a comienzos del siglo XX”, en Sandra Fer nández y Ga- 28
Ídem, t. II, p. 383.
briela Dalla Corte (coords.), Sobre viajeros, intelectuales y empresarios catalanes en Argentina, Ta-
29
rragona, Medamérica, 1998, p. 119. Ídem, t. I, p. 403.
30
8
Gabriela Dalla Corte, “El saber del derecho: Joan Bialet i Massé”, en Sandra Fer nández y Ga- Ídem, t. III, p. 30.
briela Dalla Corte (coords.), Sobre viajeros, intelectuales y empresarios catalanes en Argentina, pp. 31
Ídem, t. II, p. 373.
112-113.
32
Ídem, t. II, p. 376.
9
J. Bialet Massé, Proyecto de una ordenanza reglamentaria del servicio obrero y doméstico de
33
acuerdo con la legislación y tradiciones de la República Argentina, Rosario, Buscaglione, 1902, p. 12 Ídem, t. II, p. 374.
34
10
J. Bialet Massé, Informe..., t. I, p. II. Ídem, t. II, p. 411.
35
11
J. Bialet Massé, El socialismo argentino. El espíritu de la ley nacional del trabajo, conferen- Véase María Pía Martín, “Sociedad Argentina Obreros del Puerto. Un sindicato católico a co-
cia dictada en el salón de la Biblioteca de la Universidad Nacional de Córcoba el 27 de julio por el doc- mienzos de siglo (1902-1907)”, mimeo, 1990.
tor Juan Bialet Massé, Buenos Aires, Gran, 1904, pp. 6-7.
12
Juan Bialet Massé, Tratado de la responsabilidad civil en derecho argentino bajo el punto de
vista de los accidentes de trabajo por el Dr. Juan Bialet Massé, Rosario, La Argentina, 1904, t. I,
p. 36.
13
Juan Bialet Massé, Primer Congreso Gremial Obrero de la República Argentina, informe pa-
sado a la Sociedad Obreros Estibadores y de Ribera del Puerto del Rosario por el Dr. Juan Bialet
Massé. Delegado al Congreso por la Sociedad expresada, Rosario, Establecimiento Tipográfico La
Provincia, 1903, p. 7.
14
Ibídem.
15
Juan Bialet Masse, Tratado de la responsabilidad civil..., t. I, p. 27.
16
J. Bialet Massé, Informe..., t. II, p. 400.
17
J. Bialet Massé, Primer Congreso Gremial Obrero..., p. 25.
18
Ídem, p. 24.
19
J. Bialet Massé, Primer Congreso Gremial Obrero..., pp. 29 y 33.
20
Véase Oscar Videla, “La burguesía rosarina ante las transfor maciones y límites del modelo
agroexportador. La Bolsa de Comercio de Rosario”, tesis de doctorado, Facultad de Humanidades y
Artes de la Universidad Nacional de Rosario, 2001.
21
Véase Agustina Prieto, “Los trabajadores”, en Ricardo Falcón y Miryam Stanley, La historia de
Rosario, t. 1, Rosario, 2001.
22
J. Bialet Massé, Informe…, t. II, p. 413.
23
Véase Alicia Megías, “Política y cultura: el socialismo en Rosario (1890-1916)”, Infor me al CO-
NICET, 1990.

Archivo
) 62 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 63 (
Historiando las develaciones de Bialet Massé
en tor no de los trabajadores y conflictos
sociales en los ingenios de Jujuy
Ana A. Teruel* y María Silvia Fleitas**

La “cuestión social” en la Argentina de comienzos


del siglo XX

D
esde fines del siglo XIX era evidente que en el país había una
“cuestión social” que atender; las luchas y organizaciones obreras
de principios del siglo siguiente, a la vez que daban testimonio de
ello, activaban su desarrollo. El presidente Julio Argentino Roca advertía en
su mensaje de 1904 a la Asamblea Legislativa que “los caracteres cada día
más intensos que asumen los movimientos de las clases trabajadoras, y el
aumento considerable de sus fuerzas disciplinadas para su defensa en la lucha empeñada
desde hace tiempo con el capital y la industria [...] sus organizaciones gremiales y la solida-
ridad de sus centros de acción llegan a asumir, a veces, proporciones capaces de detener la
circulación del comercio y alterar el orden público”.1
La respuesta gubernamental, inicialmente represiva (Ley de Residencia de 1902), conti-
nuó con acciones tendientes a prevenir y controlar los conflictos sociales. Entre ellas se des-
tacó el estudio de la problemática social para la sanción de una legislación obrera moderna.
La protesta obrera en talleres y fábricas urbanos, el activismo de anarquistas, socialistas y sin-
dicalistas, no eran más que la punta del iceberg de un problema más amplio: la situación de
los trabajadores rurales y del interior del país, aunque menos organizados y politizados, po-
día llegar a constituir el “pasto” propicio para la extensión del “incendio” iniciado.
Éste fue el origen del decreto del Poder Ejecutivo que encomendara a Bialet Massé, mé-
dico y jurista catalán, la redacción de un infor me sobre las condiciones de trabajo y de la
población obrera, en general, y en particular de los trabajadores argentinos. En los funda-
mentos del mismo se expresaban los motivos y propósitos del ministro del Interior, Joaquín
V. González, al encargar esta investigación: “Para el mejor criterio y más amplia infor ma-
ción del poder Ejecutivo y del Honorable Congreso, respecto a la legislación obrera que
más conviene al país y debe presentarse en la próximas sesiones ordinarias de 1904, co-
nocer las condiciones en que se verifica el trabajo en el interior de la República: los resul-
tados prácticos y experimentales de las diversas jor nadas adoptadas, así como los higiéni-
cos, morales y económicos de ellos y del descanso dominical en los ramos de la industria
en que se hallen establecidos; la importancia y for ma de las retribuciones y salarios, y sus

* CONICET, Universidad Nacional de Jujuy.


* Unidad de Investigación en Historia Regional, Universidad Nacional de Jujuy.

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 65-82
relaciones con la alimentación y alojamiento; las tendencias y resultados de las La cuestión indígena tenía diversas aristas. Al interés del Estado nacional de poner fin
asociaciones gremiales que se han constituido en el interior”.2 a las fronteras inter nas, se sumaba la voluntad de las elites provinciales para “pacificar” re-
El Informe sobre el estado de la clase obrera es el estudio más abarca- giones sobre las que tenían intereses económicos, de manera de aprovechar las nuevas tie-
dor de los trabajadores en nuestro país a comienzos del siglo XX. Los obrajes, rras y la mano de obra así disponible. En el entendimiento de que, en definitiva, ésta era la
los ingenios azucareros, las minas, los ferrocarriles y buques, los establecimien- mejor for ma de incorporar y “civilizar” a los indios, a la vez que la de más provecho para
tos agrícola-ganaderos, los talleres y las casas de tejedoras, costureras y lavan- el desarrollo económico de las provincias vecinas a la frontera, y del mismo Chaco, conver-
deras, fueron visitados por Bialet para dar cuenta de la situación de sus em- gieron las acciones del gobier no nacional y de las provincias. La conciencia de que los in-
pleados. Se interesó especialmente por los sectores más silenciosos y olvida- dígenas for maban parte de una categoría inferior en la evolución humana, que pertenecían
dos: los peones criollos, los braceros indígenas y las mujeres y los niños. De- a un estadio de barbarie, legitimaba una explotación mayor que la que podía sufrir cualquier
cía: “Quisiera tener el talento descriptivo de un Zola, para presentar, palpitan- otro trabajador. Bialet lo había visto y develaba sin reparos: “En verdad, no se hace con el
tes y vivos, los sufrimientos y necesidades de este pueblo, tan abnegado, que indio sino exagerar la explotación que se comete con el cristiano; porque sí y porque es in-
son grandes y muchos”.3 dio, se le paga su trabajo menos que al cristiano, a pesar de su habilidad para el trabajo del
Su Informe fundamentó y sirvió de base al proyecto de ley nacional del hacha. Aprovechando su ignorancia, se le roba en el trabajo; la tonelada entregada por el
trabajo propuesto por Joaquín V. González en 1904. El proyecto contempla- indio nunca pasa los 700 kilos; las cuentas de entrega siempre tienen dificultad por el nú-
ba no sólo al trabajador de establecimientos fabriles, sino también al peón ru- mero, la proveeduría los explota de una manera exagerada; y no sé con qué derecho se
ral, incluso contenía un título en el que se legislaba sobre el trabajo de los in- quiere que trabajen en tales condiciones más y mejor que los cristianos”.6
dios.4 Aunque el código propuesto por González no fue aprobado, sirvió de Sin embargo, se equivocaba cuando atribuía la explotación desmedida en la frontera a
antecedente para la sanción de las primeras leyes obreras. la falta de presencia efectiva del Estado; en realidad lo que ocurría era que la política esta-
Sin embargo esta primera legislación protectora no alcanzó a los peones tal no era en absoluto ajena a intereses particulares, y se hacía presente, justamente, toda
y trabajadores rurales, sobre los que continuaron pesando las disposiciones vez que hubiera que defender los mismos. La necesidad de fortalecer la unidad nacional ob-
coercitivas de los códigos rurales y leyes de conchabo. La descripción que hi- tenida en el último tercio del siglo XIX implicaba ciertas concesiones a
zo el catalán en 1904 de las condiciones de estos trabajadores tuvo, al menos, proyectos provinciales que garantizaran la viabilidad de sus economías
unas cuatro décadas más de vigencia. Asimismo, su testimonio da cuenta de para subsistir en un modelo agroexportador que les resultaba poco favo-
situaciones de más antigua data, cuyo origen puede remontarse al siglo XVIII. rable. Era el caso de la ganadería, vinculada a viejos circuitos comercia-
En las áreas de reciente colonización, en las zonas que habían operado, y en les, y de la producción azucarera, en las provincias de Salta y Jujuy.
parte aún lo eran, como frontera con los indígenas, la desprotección de los tra- Es interesante el hecho de que, en su Informe, Bialet Massé narrara
bajadores y la impunidad de los patrones eran aún mayores. Decía el autor del la situación de los trabajadores en Jujuy en el capítulo destinado al Cha-
Informe: “He aquí lo que puedo afirmar: hay en el Chaco establecimientos co, como el extremo occidental del mismo. Esto es así dado que observó
poderosos y de gran producción, pero cuando uno penetra en su organiza- exclusivamente las condiciones laborales en el ramal jujeño, en la zona
ción y detalles, se duda de si fuera mejor que no existieran, ingenios, obra- azucarera, ligada históricamente al Chaco. Este artículo también enfoca
jes, fábricas de tanino, cultivos de maní y tártago, grandes naranjales y banana- esa región, pero con otro propósito, que ya no es el de describir las con-
les, proveedurías, talleres, carrocerías, todo un pequeño mundo que se desen- diciones de trabajo, sobre las que existe además una bibliografía considerable, sino recons-
vuelve aparte; pero también un pequeño Estado, despótico monárquico, que se truir el proceso de composición y transfor mación del núcleo de trabajadores en los inge-
desenvuelve dentro de una república democrática. Todos los poderes reunidos en nios, considerando la doble condición presente: étnica y de clase. Así, las observaciones he-
una mano para organizar una gran explotación, hasta la emisión de moneda”.5 chas por el catalán a comienzos del siglo XX nos dan pie para, ampliando el espectro tem-
Bialet atribuía estos males a la falta de presencia efectiva del Estado en la poral, reconstruir los orígenes del trabajo indígena en los ingenios y ponderar los cambios
frontera, sin embargo no necesariamente fue así, y en las más de las ocasio- ocurridos dos décadas después de su Informe.
nes se tradujo en el empleo de la violencia, como lo demuestran los estudios Abordaremos aquí, entonces, dos problemas que interesaron, y que registró el autor del
de Nicolás Iñigo Carrera, entre otros. Basta recordar la suerte de la rebelión Informe remitiéndonos a sus orígenes: 1) el de las condiciones que, en el área chaqueña
en la reducción de Napalpí en el Chaco, en 1924. Es que estos especiales tra- vecina, condujeron a la proletarización del indígena, trabajador predominante en los inge-
bajadores de frontera sumaban, a la problemática común de los trabajadores nios en el momento en que Bialet los visitara, y 2) la manifestación de la conflictiva “cues-
de la época, otra “cuestión social”, percibida y discutida en tér minos raciales, tión social”, que estallara bajo la for ma de huelgas y protestas algo más de una década des-
pero que en definitiva era social y cultural: eran indios. pués, pero cuyas condiciones ya estaban incubándose en el momento en que el catalán es-

Archivo
) 66 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 67 (
cribió su infor me, y se desencadenaron en el marco de los cambios socioeco- cuitos comerciales que involucraban a las provincias de Salta y Jujuy y por
nómicos y políticos ocurridos en el país –y en Jujuy, con sus particularidades– los cambios políticos operados en toda la nación.
en las dos primeras décadas del siglo XX. A partir de 1853 se promovió, desde el gobierno de la Confederación, la
reorientación de los flujos comerciales del norte argentino en vistas a la forma-
ción de un mercado nacional. Para ello se proyectó la apertura de una ruta flu-
Los indígenas en los cañaverales e ingenios de Jujuy vial, que integrara las provincias del norte con la de Santa Fe a través de la na-
vegación del río Salado, uniendo el espacio chaqueño con el puerto de Rosa-
Cuando Bialet Massé visitó el ingenio La Esperanza, en Jujuy, estimó que rio. En definitiva este proyecto no prosperó, al igual que los similares tendien-
los indígenas empleados durante la cosecha oscilaban entre 2.000 y 2.500. tes a promover la navegación regular del río Bermejo para conectarla con la
En Ledesma, en 1916, trabajaban unos 2.200 indios, mayoritariamente ma- del Paraná; sin embargo, tras este objetivo, las políticas de frontera adquirieron
tacos-wichís y chiriguanos.7 Nuestro autor destacaba: “Hay caciques que vie- un mayor dinamismo. Así se firmaron contratos y adjudicaron tierras para es-
nen al establecimiento [La Esperanza] desde hace muchos años, y los que van tablecer colonias de inmigrantes en ambas márgenes del Bermejo, planes que preveían un fu-
a otros ingenios desean cambiar, porque los tratan mal y hasta los hacen lati- turo lleno de optimismo en caso de que la zona pudiera conectarse con el litoral atlántico.
guear y no les cumplen; la proveeduría es más cara y el trabajo más rudo”.8 La legislación provincial sobre tierras públicas contempló, desde 1836, su entrega gra-
Largos antecedentes tenía el trabajo de los chaqueños en los cañaverales. tuita; sin embargo, recién en 1859 estableció expresamente la posibilidad de reconocer la
Desde la conformación de las primeras haciendas azucareras, a fines del siglo propiedad de la tierra a los indígenas chaqueños que la solicitaran, en favor de la comuni-
XVIII, los indígenas constituyeron el núcleo principal de braceros para la zafra. dad, sometiéndose a las leyes y autoridades de la provincia, bajo la dirección de sacerdotes
En esa época se establecieron los mecanismos de reclutamiento que se mantu- misioneros.10 La misión se transformó, así, en el único camino a través del cual los indíge-
vieron en el siglo XIX, ilustrados en esta carta de 1804 dirigida al gobernador nas podían reivindicar parte de los espacios que habían ocupado.
intendente: “Don José Antonio Fernández Cornejo Capitán del Regimiento de Éste fue el caso de la entrega de tierras al Colegio de Propaganda Fide de San Diego
Caballería de Voluntarios de Salta, ante VS parezco y digo: que mi hacienda de (Salta), para la fundación de seis misiones en el Chaco, a partir de 1856, todas entre ma-
San Isidro se halla sin los peones necesarios para el cultivo de la caña y el be- tacos-wichís: Esquina Grande, La Purísima Concepción del Ber mejo, San Antonio, San
neficio de azúcar. En los años pasados en que libró el antecesor de VS Exmo Francisco de la Conchas, San Miguel de Miraflores, en el oriente salteño, y otra en la go-
Señor Don Ramón García Pizarro; el Comandante del Río del Valle me ha re- ber nación del Chaco: Nueva Pompeya. Sin embargo, desaparecida la última misión en
mitido Indios infieles de la Nación Mataca, y también los curas de las reduccio- 1890, las tierras fueron restituidas al estado provincial y los aborígenes, desposeídos. Sólo
nes, en el día dicho Comandante me dice que sin expresa orden de VS no los quedó Nueva Pompeya, fundada en 1900, en el Territorio Nacional del Chaco.
puede remitir, sin este auxilio no podemos beneficiar la azúcar tan recomenda- A la par que las misiones, y en conflicto con ellas, se establecieron colonias: San Feli-
da por el Soberano, por lo que espero tenga a bien VS ordenar al referido Co- pe y Santiago (1857), de efímera duración, y Rivadavia (1862), que fue la única que sub-
mandante me remita treinta indios para que sirvan cuatro meses, que serán pa- sistió. Vecina a la misión de San Francisco de las Conchas, pronto entró en un conflicto con
gados según lo acostumbrado. En que dichos indios salgan del Chaco y vengan ella que finalizó con el asalto y la quema de la reducción.11
a estas haciendas se consigue el que se civilicen y cristianicen”.9 La confrontación entre misioneros y colonos tuvo, entre otras causas, la disputa por el
La posición social, unida al poder político que ejercían las familias propie- control de la tierra apta para pastaje y de la mano de obra disponible: los indígenas. En
tarias de las haciendas, les per mitía manipular instituciones del Estado, como 1859 el prefecto de Misiones, fray Pedro M. Pellichi, había presentado un “Programa pa-
las comandancias de frontera, o ejercer presiones sobre las reducciones para ra la civilización de las tribus salvajes de ambas orillas del río Ber mejo”, aprobado por de-
obtener braceros. creto legislativo de enero de 1860.12 Éste contenía las bases y condiciones que establecían
En las primeras décadas del período republicano no se produjeron varian- los franciscanos para su actuación en el Chaco occidental, reclamando un régimen de go-
tes significativas al respecto. La novedad del último tercio del siglo XIX radicó bier no en las reducciones que les asegurara una total autonomía, tanto en el gobier no de
en la magnitud de la demanda de mano de obra, coincidente con el acelera- la misión como en la administración de las tierras, mientras los indios se conservaran como
miento del proceso de ocupación de las tierras indígenas y la consiguiente ex- neófitos. Se preveía que una vez finalizado el trabajo misional, los pueblos así originados
propiación de sus medios de subsistencia. serían entregados a la respectiva autoridad civil y eclesiástica, y las tierras se repartirían en-
Con anterioridad a la campaña comandada por Victorica al corazón del tre los moradores de cada reducción considerados colonos.
Chaco, en 1884, había comenzado el avance sobre las tierras de esta fronte- El artículo 6 de ese decreto contenía una disposición que si bien fue percibida por los mi-
ra, incentivado, desde mediados del siglo XIX, por la reactivación de los cir- sioneros como un triunfo, a la larga significó su perdición. En él se establecía: “Ningún indio

Archivo
) 68 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 69 (
podrá salir fuera del territorio de su misión sin licencia del padre conversor. Los genios les significaba la obtención de ciertos bienes preciados: caballos, objetos de metal,
que necesiten indios para sus haciendas y labranzas ocurrirán a los respectivos ar mas de fuego y telas.
misioneros que sin violentar a nadie, les enviarán con licencia escrita todos Es que las tres últimas décadas del siglo XIX fueron sumamente significativas para esta
aquellos que no se hallen ocupados en los trabajos de oficio de la misma mi- porción de la frontera. En primer lugar, en las tierras vecinas de Jujuy y Salta se produjo la
sión; pero previo el aviso de la merced, que en plata o en género correspon- moder nización de algunas haciendas azucareras que dio origen, a partir de 1876, a cuatro
diente se comprometan pagar a cada uno por el trabajo de cada mes”. ingenios: La Esperanza, Ledesma, La Mendieta y San Isidro. El aumento de la demanda de
La pretendida autonomía de los franciscanos en el control de tierras e in- mano de obra, que respondía a una mayor capacidad de molienda la caña, acrecentó la pre-
dígenas ocasionó pronto la reacción de colonos, estancieros de la frontera y sión de los industriales azucareros sobre el Chaco para obtener zafreros. Desde 1870 se
propietarios de las haciendas azucareras de Salta y Jujuy que, desde fines del emprendieron campañas militares que culminaron con la de 1884, que ocupó nuevas tie-
siglo XVIII, se habían servido de los indígenas chaqueños. rras que el gobier no de la provincia puso a la venta a través de remate público.
A menos de diez años del inicio de la actuación de los franciscanos en el Además, a pesar de la decadencia del comercio con Bolivia, reorientado luego de la gue-
Chaco salteño, el gobier no provincial les retiraba su apoyo, haciéndose eco de rra con Chile hacia los puertos del Pacífico, las demandas del mercado chileno en pleno au-
los reclamos de quienes requerían indígenas: “Como uno de los estatutos de la ge del salitre actuaron de incentivo para el desarrollo ganadero del Chaco. A comienzos de
misión es prohibir la salida de los indios a trabajar en otros establecimientos, siglo XX la cantidad de vacas destinadas al mercado nordchileno había aumentado conside-
rablemente: alrededor de 20 mil cabezas, según diversos testimonios y estudios.15
resulta un notable mal a la industria que entre nosotros es fomentada con esa
Así, el cerco se cerraba sobre los indígenas: los que no fueron exter minados en las cam-
clase de brazos, y que acabaría por matarla si no hubiera más indios que los
pañas, fueron desplazados de sus tierras por el avance ganadero, vieron cercenados sus me-
que han conseguido tener bajo su dominación los P. misioneros”,13 sostenía el
dios de subsistencia y limitado el acceso a los cotos de caza y pesca. El trabajo en los esta-
gober nador Aguirre, en 1864, acusando a los franciscanos.
blecimientos de frontera y en los ingenios se convertía, cada vez más, en una de las pocas
Aunque los frailes intentaron que los indígenas pudieran integrarse a la so-
for mas de garantizar la subsistencia, practicada tanto por quienes optaron vivir en los po-
ciedad de frontera en una mejor posición que la de simples braceros, de he-
blados de frontera como por los grupos que huyeron al interior del Chaco.
cho la incorporación se produjo a través del trabajo en las plantaciones de ca-
En 1908, un infor me del Ministerio de Agricultura afir maba: “No hay, propiamente ha-
ña de azúcar, en calidad de peones temporarios. Todos los años, en marzo y
blando, en toda la zona recorrida, indios salvajes. Todos estos indios invariablemente van a
abril, llegaban a las misiones mayordomos de las haciendas azucareras de Le-
trabajar a los ingenios y obrajes del Chaco Austral, sobre el río Paraná, los de For mosa; y
desma y San Lorenzo en busca de indios. Esto ocasionaba protestas de los
los de la zona norte, a los ingenios de Jujuy en San Pedro, de Leach Hnos., y en Ledesma
franciscanos que, sin embargo, obraron reiteradamente de mediadores entre de Ovejero y Zerda. Concluida la cosecha, regresan al centro del Chaco; allí la pesca y la
los indígenas no reducidos y los contratistas de mano de obra. caza les proporciona alimento abundante hasta la próxima cosecha”.16
Años más tarde, cuando ya sólo subsistía una sola de estas misiones, la de En 1904 Bialet hacía la primera advertencia seria sobre la necesidad de la intervención
Nueva Pompeya, los frailes optaron por mantener al menos cierto control so- del Estado regulando las relaciones laborales en los establecimientos en que se empleara a
bre la contratación de los indios. Así, el reglamento de la misión establecía en indígenas, proponiendo la creación de un Patronato Nacional de Indios. Poco tiempo des-
su artículo 23 que “cuando algún propietario, industrial u obrajero, quiera lle- pués, desde el Departamento Nacional del Trabajo y la Dirección General de Territorios Na-
var indios de la misión para sus trabajos, los pedirá al Superior de ella, quien cionales, comenzó a debatirse el tema. Aunque ninguna de las instituciones estatales encar-
se los podrá mandar de entre los que aún no tienen chacras en propiedad, y gadas de los indígenas ponía en duda la necesidad de disciplinarlos para incorporarlos a las
voluntariamente quieran ir, conviniendo previamente el salario que les pagará, modalidades del trabajo capitalista, se cuestionaba si debía confiarse esta función a ingenios
y reservándose el derecho de presenciar el pago por sí mismo o por inter me- y obrajes, que habían dejado de ser considerados, al menos en los círculos institucionales en-
dio de otra persona de su confianza, todo de acuerdo con las disposiciones vi- cargados del indígena, como factores de “civilización”. Opinaba Isidro Ruiz Moreno, presi-
gentes sobre el trabajo de los indios”.14 dente de la Dirección General de Territorios Nacionales: “Esta Dirección, señor Ministro, no
Por su parte, varias razones tenían los indígenas para asistir, cada vez con es partidaria del trabajo de los indios en los ingenios; piensa firmemente que debe ayudárse-
más frecuencia, a los ingenios. Bialet narraba que entre ellas se contaba “el les a independizarse de las empresas industriales particulares, pues en esos establecimientos
estado desesperado en que los ponen la inseguridad y los avances de los po- el indio no sólo no se civiliza, sino que se pervierte moral y psíquicamen-
bladores, de los salteños especialmente” y porque “allá en el Teuco [Ber mejo] te, adquiriendo enfermedades y vicios, inherentes al clima algunos,
están mal; los van haciendo retroceder cada día y no saben a dónde ir; ni qué otros, en su mayoría, producto de su libre contacto con el blanco”.17
hacer”, que “no quieren misioneros; dicen que los engañan y los entregan a También en 1915, en el Departamento Nacional del Trabajo se de-
sus opresores y no son buenos con ellos”. Además de que el trabajo en los in- batía un proyecto de ley sobre trabajo indígena, cuyo antecedente era el

Archivo
) 70 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 71 (
contrato celebrado en 1914 entre los representantes de los ingenios La Espe- los ingenios y, aunque la estructura de poder estaba fuertemente marcada por la presencia
ranza y Ledesma, de Jujuy, y las autoridades militares del Chaco.18 No obstan- económica de los ingenios –que ponía una especie de corsé al poder político, que poco ha-
te, ninguno de estos proyectos fue aprobado. Por lo tanto, las empresas conti- cía o podía hacer para romperlo–, el yrigoyenismo posibilitó la canalización de voces e in-
nuaron contratando a los indígenas bajo las mismas condiciones de siempre. tereses hasta entonces ausentes de la política provincial.
Así, durante más de un siglo en las haciendas azucareras, y luego en los Desde 1918 se sucedieron en el gobier no radicales de signo personalista, unos, y anti-
ingenios de Jujuy, el grueso de los trabajadores del cañaveral fueron indígenas personalistas, en coalición con fuerzas conservadoras, otros: Horacio Carrillo (1918-1921),
chaqueños. Eso fue lo que observó Bialet Masé en 1904, y lo que sabemos Mateo C. Córdova (1921-1924), Benjamín Villafañe (1924-1927), Pedro J. Pérez (1927-
por tantos otros testimonios. 1930) y Miguel A. Tanco (1930), incluyendo las intervenciones federales de 1922-1923 y
Pero poco tiempo después de la visita de Bialet Massé al oriente jujeño, se 1923-1924.
produjeron cambios notorios en la situación y composición de los trabajado- Las dos figuras relevantes del yrigoyenismo jujeño eran Mateo Córdova y Miguel Tan-
res de los ingenios. En primer lugar, en la década de 1920, la composición de co, quien fue su ministro de Gobier no y luego de Hacienda antes de ser él mismo gober na-
la mano de obra comenzó a sufrir transfor maciones; el caudal aportado por dor. Ambos tuvieron una for ma de hacer política que los distinguió de sus predecesores, por
los indígenas del Chaco se interrumpió –aunque no desapareció totalmente– el mayor contacto popular que establecieron y por el contenido social que imprimieron en
por la prohibición de sacarlos del territorio nacional establecida en 1924, rei- sus discursos políticos y actos de gobier no. A estos dos políticos les tocó gober nar en situa-
terada por disposición nacional tres años más tarde.19 Se mantuvo una impor- ciones difíciles; además de las crisis institucionales y un clima político cargado de rencillas
tante presencia de chiriguanos de Bolivia, pero se acrecentaron, entonces, menores y enfrentamientos entre fracciones, existía una crítica situación financiera y un pa-
otros grupos que hasta el momento habían sido cuantitativamente menos sig- norama social signado por la carestía de la vida, el problema habitacional y un alar mante
estado sanitario.
nificativos: campesinos de raíz andina de la Quebrada y Puna jujeñas, criollos
Estas instancias políticas se desarrollaron en un marco caracterizado por un Estado pro-
de las provincias del noroeste, además de campesinos bolivianos de origen an-
vincial dependiente del poder económico de los ingenios azucareros que eran su sostén finan-
dino que, desde la década del 30, empezaron a adquirir verdadera relevancia
ciero. El mismo se mantenía por el cobro de impuestos a la producción de azúcar y sus deri-
para las tareas de la zafra. La figura del contratista y el peonaje por deudas
vados y por lo obtenido de empréstitos con las empresas para hacer frente al gasto público.
comenzó a dominar la escena.
En cuanto a los empréstitos, los ingenios los otorgaban a un interés elevado y el gobierno de-
También cambiaron las condiciones políticas y la incidencia de corrientes
ducía las amortizaciones de la carga impositiva que les correspondía pagar al Estado.
y prácticas ideológicas en el campo de las luchas sociales en todo el país. En
Por lo que vemos, la estrecha vinculación del estado provincial con la fuente de poder
el Jujuy azucarero, aunque aún dominara un mercado de trabajo segmentado,
económico más importante de Jujuy, a la vez que su sostén financiero, tuvo plena vigencia
una incipiente organización obrera comenzó a reclamar, en consonancia con en la década de las gober naciones radicales. La importancia vital de la industria azucarera
lo que ocurría a nivel nacional, mejoras y derechos en tanto trabajadores; rei- para la solvencia del Estado –y el desenvolvimiento económico de la provincia– nunca fue
vindicaciones que involucraron, también, a los indígenas. Si bien persistían ac- puesta en duda, ni siquiera por los hombres más contestatarios. Aun así pensamos que, en
titudes de discriminación y una fuerte estigmatización frente a los aborígenes, el marco del cambio en la “estructura de las oportunidades políticas” que implicó la apertu-
éstos se sumaron y fueron partícipes del movimiento social en marcha en mo- ra democrática, las administraciones radicales jujeñas –específicamente las
mentos donde estaba primando una lealtad de clase.20 yrigoyenistas– presentaron elementos de ruptura con las del dominio con-
En un clima político más favorable, con el advenimiento del radicalismo al servador. Consideramos manifestación de ello la legislación promulgada y
gobier no provincial, algunas leyes sociales promulgadas en la década del 20, la contribución a un clima de movilización y protesta de trabajadores que
tras huelgas y movimientos de reclamo, fueron jalonando un camino de con- visibilizaba de este modo la “cuestión social” en Jujuy.
quistas, aunque las viejas prácticas continuaron dominando, por lo menos, Desde el mandato de Mateo Córdova, se había demostrado preocupa-
hasta 1944 con la sanción del Estatuto del Peón. ción por, al menos, reglamentar las pocas leyes que el Poder Ejecutivo Na-
cional había dictado con validez en toda la República.21 Éste fue el caso de
las leyes de accidentes de trabajo (en la provincia, Ley 536 de 1922) y las
Las gobernaciones radicales en Jujuy y dictadas en el mandato de Benjamín Villafañe: la 569 prohibiendo el pago
la primera legislación obrera de jor nales y salarios en fichas, vales u otra moneda que no fuera la nacio-
nal (1924), la 673 que declaraba obligatoria la asistencia médica per ma-
En la década de 1920, el Estado provincial manifestó una actitud diferen- nente en los establecimientos donde el trabajo a realizar representare algún
te frente a las demandas sociales que ponían en juego el poder omnímodo de riesgo para los obreros y la 682 de descanso dominical (ambas de 1925).

Archivo
) 72 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 73 (
Los nueve meses del gobier no de Tanco, en 1930, bastaron para dictar que los reclamos de los huelguistas se centraban en los salarios, la cares-
cinco leyes: dos de ellas regulando la actividad de los conchabadores de peo- tía de los artículos de primera necesidad y en las pésimas condiciones hi-
nes (leyes 887 y 908), otra disponiendo la compra o expropiación de los lati- giénicas de Pueblo Ingenio.27
fundios en toda la provincia a fin de ser cedidos en arriendo a sus pobladores En los últimos días de agosto, las partes parecieron llegar a un acuerdo:
(Ley 880), la de construcción de viviendas para empleados y obreros (878) y, los trabajadores consiguieron la autorización para constituir una organiza-
finalmente, la 893 de creación de Departamento Provincial de Trabajo y Es- ción obrera, manifestaron su intención de formar cooperativas de consumo
tadísticas.22 y de dirigirse al gobierno para que, por un lado, prohibiera los vales y las
En esta línea es interesante rescatar el proyecto de creación del Banco de fichas en los pagos de sueldos y, por otro, se llevara a cabo un aprovecha-
Protección Social del Estado presentado a la Legislatura por el ministro de Go- miento del canal que atravesaba la fábrica y el pueblo, en favor de la salud
bier no Romero Escobar, destinado a los campesinos de las tierras altas que ba- pública.
jaban a los valles subtropicales como zafreros23 que, si bien no fue aprobado, Pero en septiembre el conflicto volvió a estallar; “banderas rojas” en-
resume la visión de un Estado protector de los derechos de los trabajadores y cabezaron en esos días “a las multitudes ledesmeñas”.28 Los intentos de
ar monizador del capital y trabajo, postura de los gobier nos yrigoyenistas so- incendio del ingenio, que tenía un millón de litros de alcohol en sus alma-
bre políticas sociales para la provincia. cenes, motivaron el desplazamiento de fuerzas nacionales para controlar
la situación y que detuvieron a más de cuarenta obreros.
El ministro de Gobierno, Ernesto Claros, se hizo presente en Ledesma y concilió con los
Los primeros conflictos obreros trabajadores –que lo eligieron su vocero– un petitorio que, siguiendo la metodología de la po-
lítica nacional, fue sometido al arbitraje del Ejecutivo, en este caso provincial. Entre los die-
Los estudios relativos al trabajo en Jujuy dudaron de la existencia de con- ciocho puntos del petitorio figuraban, además de los sueldos de obreros y peones, la jorna-
flictos obreros y organizaciones sindicales debido al retraso en “la evolución da de nueve horas de labor para los trabajadores sin turno (para los de turno se reconocía
hacia un mercado unificado y libre de trabajadores en el modelo norteño” y como día y cuarto el trabajo de noche y días domingos), el pago íntegro de los días sábados,
“las limitaciones de la capacidad de resistencia de los trabajadores, originadas higienización del pueblo y blanqueo de las casas de los obreros, libre entrada a la propiedad
en las diferencias y antagonismos interétnicos que impidieron que forjaran la- del ingenio de los comerciantes ambulantes, traspaso de la bonificación del 10% de los con-
zos de solidaridad de clase”.24 tratistas a favor de los obreros como empleados directos de la administración y el reconoci-
Aunque el mercado de trabajo segmentado con su heterogénea composi- miento de la sociedad obrera formada.
ción y los conflictos étnicos en el interior del núcleo de los trabajadores del in- El fallo arbitral del gobernador Carrillo, pasada la primera semana de septiembre, esta-
genio hacían suponer como sumamente dificultosa la solidaridad de clase, la blecía: “1º) Regirá el horario de 9 Hs. efectivas para el personal sin turno. 2º) La Adminis-
consulta de expedientes judiciales y de periódicos de la época demuestran que, tración aceptará y protegerá toda asociación obrera constituida con fines útiles, previa apro-
aun en esta situación, hubieron huelgas y acciones de organizaciones gremia- bación por el poder ejecutivo de la provincia de sus Estatutos y otorgamiento de la persone-
les, conducidas por anarquistas y socialistas. Además de la conocida protesta ría jurídica. 3º) Para los obreros que dependan directamente de la Administración regirá el
de 1916, en el ingenio Ledesma, que tuvo un saldo de once heridos y la muer- trabajo por tareas, de acuerdo con los precios aceptados, y en los casos que haya que reco-
te de seis obreros “turcos” que se habrían negado a recibir sus salarios de otra nocer jornal por día, se ajustará a lo establecido en los contratos ya celebrados o que se ce-
for ma que en moneda nacional,25 hubieron otras tantas más en las zafras de lebren en cada caso. 4ª) Hay convención tácita y aun expresa entre contratistas y obreros
los años subsiguientes. respecto de la bonificación del 10% debiendo subsistir por lo tanto hasta el final de la zafra,
En el mismo ingenio, en junio de 1918, estalló un conflicto protagoniza- máxime si está pendiente de una sanción legislativa la solución buscada por los obreros”.29
do por “cerca de tres mil obreros huelguistas” con cuya comisión de huelga La organización sindical que surgió fue la Sociedad Obrera de Oficios Varios, que contó
estaban conectados “los caciques de los cuatro mil indios venidos del Chaco”. entre sus iniciadores a Julián Zabala Fernández, un español de veintinueve años, de profe-
Los periódicos infor maban sobre el conflicto: El Heraldo acusaba a los radi- sión herrero, que hacía once años había llegado al país y, a Ledesma, desde Tucumán, apro-
cales “rojos” yrigoyenistas de instigar a la destrucción y el incendio boicotean- ximadamente dos meses antes de iniciarse el movimiento huelguístico. Apresado por supues-
do al gobier no de Carrillo, radical antipersonalista “azul”. Tal acusación, que to delito de sedición, según reza el expediente iniciado para su excarcelación, declaró en el
se repetirá años después en la persona de Miguel A. Tanco,26 y que no pudi- interrogatorio que no organizó sociedades socialistas ni anarquistas pero que, sin embargo,
mos verificar, nos hace pensar que respondía más bien a un interés o inten- al ver “la desorganización que existía entre los obreros que no sabían la forma que debían
cionalidad política en el juego de la oposición. En todo caso, lo concreto era exigir las mejoras, tomó la dirección de constituir una sociedad obrera que por medios lega-

Archivo
) 74 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 75 (
les requiriesen esa mejoras. Que con ese objeto daba conferencias diarias en rios supo aprovechar la coyuntura de conflicto para ganar protagonismo o
público siempre aconsejando ese temperamento [...] y [que] a la imprenta de él porque existía una postura orgánica de apoyo a la huelga azucarera, su me-
[Miguel Astudillo, de San Pedro] mandaron hacerse los talonarios para recibo diación es algo concreto a lo largo del conflicto.
de los socios de la Sociedad Obreros de Oficios Varios de Ledesma”.30 Tras el fracaso de la toma del ingenio, el escenario de la lucha se trasla-
Por motivo de su apresamiento, un incidente en el que la fuerza policial in- dó a Pueblo Nuevo, donde se multiplicaron los enfrentamientos con la poli-
tervino para dispersar a una nutrida manifestación de obreros que reclamaba cía y se constituyó una comisión encargada de llevar el pliego de condicio-
porque la administración no había cumplido con lo pactado y había pagado nes a la administración, reclamando jor nadas de ocho horas, aumento de un
sueldos más bajos que los estipulados una vez concluida la zafra, se allanó la 30% en salarios, abolición de las “tareas” y los trabajos por tanto, derecho a vivienda, a
habitación que ocupaba en el hotel y se encontró entre sus pertenencias una servicio médico y protección contra despido.
carta dirigida a un compañero sanpedreño donde quedaba clara su filiación so- La administración sólo concedió un aumento de 80 centavos a los sueldos más bajos (de
cialista y donde dejaba entrever que, también en Jujuy, esta fuerza política dis- 2,20 a 3 pesos) y la represión recrudeció: hubieron veintinueve detenidos y un muerto. La in-
putaba con el radicalismo la adhesión de la clase obrera. transigencia patronal y la división interna entre los obreros –se formaron dos comisiones de
Pero en Ledesma la agitación continuó. En 1921, el jefe de policía de la huelguistas, en una de las cuales intervino el secretario del gobernador Córdova, su propio hi-
provincia acudió al ingenio ante los rumores de que se preparaba una huel- jo, enviado como mediador en el conflicto– lograron ir desarmando la resistencia obrera. El
ga, responsabilizando del malestar a la propaganda de “elementos perturba- ingenio responsabilizó a “agitadores de profesión” de los “procedimientos sediciosos” y cerró
dores del orden y la tranquilidad pública”. A su regreso, el comandante Ruiz su oferta con la propuesta de “estudiar conjuntamente con los Jefes de sección o lote, y po-
infor maba que la huelga estaba a punto de producirse, encabezada por nu- ner en práctica desde ya un aumento prudencial sobre los salarios existentes en la actualidad
merosos trabajadores catamarqueños, dirigidos por el ex interventor de la para el personal de Fábrica y Cerco que trabaja 12 horas. Y [...] admitirá y estudiará cualquier
municipalidad de Ledesma, José Maróstica. Como producto de reuniones pedido razonable que le sea hecho por el personal reconocido por honesto y trabajador”.34
realizadas en su domicilio, se había for mado una comisión de obreros encar- Estaban concluyendo tres intensas jor nadas de protesta obrera, preparadas con antela-
gada de entrevistar al administrador del ingenio para pedirle un aumento de ción y mantenidas al menos tres días más por sus dirigentes, quienes ya habían repartido
sueldos, bajo amenaza de huelga. Estos preparativos fueron abortados por la explosivos como alter nativa más extrema. En ellas se destacó el activismo de un reducido
intervención de la policía.31 número de trabajadores que actuaba como el grupo organizador y propulsor de la huelga y
Dos años después volvía a producirse en ese ingenio uno de los episodios de sindicalistas no vinculados al ámbito local, en conexión con referentes de otros oficios,
más importantes, documentados en un rico expediente judicial:32 una huelga panaderos y comerciantes del pueblo, que lograron movilizar alrededor del 15% de la plan-
que duró seis días (del 29 de julio al 3 de agosto de 1923) y que incluyó un in- ta obrera per manente del ingenio.35
tento de asalto al ingenio. En la organización de la protesta estuvieron involu- Evidentemente el clima no se había calmado pues, en febrero de 1924, el interventor
crados sindicalistas provenientes de la vecina provincia de Salta, que llevaban nacional de la provincia, Carlos Gómez, infor maba al presidente de la República Marcelo
a cabo las reuniones en el negocio de un panadero de Ledesma o en las vías T. de Alvear de los sucesos del año anterior y de nuevos incidentes: “El año pasado preten-
del ferrocarril. Uno de ellos, Nicolás Toribio Álvarez (un panadero de veinti- diéndose por las turbas explotadas por intereses políticos incendiar el Ingenio de Ledesma,
cuatro años), había estado en Ledesma diez días antes, invitado por el Sindi- del cual viven 18 mil personas y hace poco en el gran establecimiento de los Leach, en San
cato de Oficios Varios,33 dando una conferencia “de carácter ideológico”. Ál- Pedro, las mismas turbas movidas por los mismos intereses de que hablo, al grito de «Aba-
varez fue secundado en la conducción de la huelga por el secretario del sindi- jo la chimenea», tuvieron también el propósito de atentar contra esa empresa”.36
cado en Ledesma –Cantalicio Figueroa–, a pesar de que extrañamente éste, En junio las noticias relataban versiones sobre un movimiento huelguístico en Ledesma
en el primer día de la lucha, había negado los salones del sindicato a los huel- emprendido por los obreros de fábrica, pero los rumores eran confusos, incluso se mencio-
guistas por estar clausurado por la policía y por no estar representados los naba que había tenido lugar en Calilegua.37
mismos en ese organismo gremial. En efecto, aun cuando las fuentes no sean Las referencias sobre movimientos sociales en el ingenio La Esperanza,
más claras al respecto (si los trabajadores azucareros estaban o no afiliados al en San Pedro, son menores. Además de las recién mencionadas, la prensa
Sindicato de Oficios Varios, si éste tuvo como antecesor a la Sociedad de Ofi- infor maba de un incidente en 1926 cuando los obreros del Lote Miraflores,
cios Varios, surgida de la huelga de 1918), lo cierto es que Figueroa es men- ante la negativa de aumento de jor nal, rehusaron volver al trabajo y solicita-
cionado en las indagatorias como uno de los conductores de la multitud por ron sus pasajes de regreso a sus lugares de origen.38
las calles de Ledesma, que en más de una ocasión se reunía frente a las puer- Por último, cerrando esta pequeña cronología, podemos incluir otras
tas del sindicato. De todos modos, bien sea porque el Sindicato de Oficios Va- “perturbaciones” registradas en Ledesma, en 1930, en tiempos de la zafra,

Archivo
) 76 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 77 (
que obligaron a las fuerzas policiales de la ciudad Capital a mantenerse dos relaciones que se daban en su seno. En este sentido, puede verse que las instancias de lu-
días en el ingenio.39 cha obrera por los años 20 presentaban como frente común reivindicaciones que afecta-
ban tanto a indígenas como a criollos y extranjeros en su condición de proletarios.
A principios de siglo Bialet Massé testimoniaba que los Leach no habían sufrido ningu-
Epílogo na huelga en su ingenio de San Pedro y que, si bien no había visitado Ledesma, tampoco
tenía noticias al respecto. Algo más de diez años después, indios, criollos e inmigrantes tra-
Es evidente, al menos en las huelgas más importantes de 1918 y 1923, la bajadores de los cañaverales y fábricas de azúcar de Jujuy protagonizaban movimientos de
activa participación de gremialistas llegados de provincias vecinas (unos de fi- protesta y buscaban for mas de organización para revertir las situaciones que el autor del In-
liación socialista, otros de la FORA V) sumados a los activistas locales. Sus re- forme había develado.
clamos eran consonantes con los que llevaba a cabo la clase obrera del país El lento viraje de los intelectuales, profesionales y grupos gober nantes en tor no de la
por la jor nada de ocho horas, el pago de sueldos en moneda nacional y una percepción de la “cuestión social” ante el protagonismo de las ideologías representativas de
legislación social protectora, incluyendo tanto a los obreros de fábrica como a los trabajadores43 siguió su curso y se complejizó una vez producido el paso del régimen oli-
los trabajadores del surco, donde se encontraba el componente indígena. No gárquico al régimen democrático. Abordando las condiciones de proletarización y relacio-
conocemos el grado de adhesión que suscitaban los idearios socialistas y anar- nes laborales en los ingenios, hemos planteado ese proceso en sus comienzos hasta la ges-
quistas entre la mayoría de los trabajadores (aunque la prensa izquierdista se tión radical, que significó en Jujuy el primer cambio de actitud del Estado frente a los sec-
quejaba un par de años después de la escasa adhesión y estado de inmoviliza- tores populares y sirvió de marco al ger minal movimiento obrero provincial.
ción de los trabajadores norteños en general)40 y tampoco por qué, al parecer,
hacia 1923 los obreros del azúcar no estaban representados en el Sindicato
de Oficios Varios con filial en Ledesma.41 Notas
De todas for mas, en la huelga de 1918 es innegable la participación de un
1
grupo mayoritario de trabajadores del ingenio. Las fuentes, aunque segura- Citado por Mirta Lobato, “Los trabajadores en la era del «progreso»”, en M. Lobato (dir.), Nue-
mente con exageración, mencionan tres mil obreros y cuatro mil indígenas; va historia argentina. El progreso, la modernización y sus límites (1880-1916), Buenos Aires, Su-
aun reduciendo esa cifra a la tercera parte estaríamos frente a un movimien- damericana, 2000, p, 467.
to masivo, que aunaba tanto a extranjeros, como a criollos e indígenas. Más 2
Juan Bialet Massé, Informe sobre el estado de la clase obrera, Madrid, Hyspamérica, 2 t., p. 11.
reducida en activa participación de los trabajadores del ingenio, aunque más 3
Ídem.
virulenta, parece haber sido la protesta de 1923 que, además, da toda la im-
4
presión de haber sido preparada desde fuera de su núcleo –no sólo por los di- Véase José Panettieri, Los trabajadores, Buenos Aires, Jorge Álvarez, 1968.
rigentes extraprovinciales sino por activistas de otros oficios, como los pana- 5
Ídem, p. 65 (el subrayado es del original).
deros y comerciantes del pueblo– siguiendo tácticas anarquistas. Estos últimos 6
Ídem, p. 64.
sectores también sufrían subalter nidad respecto del poder azucarero y poseían
7
intereses confluyentes con los de los trabajadores, en la medida en que la coer- Véase Marcelo Lagos y Ana Teruel, “Trabajo y demografía. Análisis de la problemática a partir de
ción ejercida por Ledesma impedía el libre desenvolvimiento de otras fuerzas un caso específico: la composición laboral en los ingenios de Jujuy (1870-1915)”, Data, Nº 2, La Paz.
económicas, sociales y políticas en su zona de influencia. 8
J. Bialet Massé, ob. cit., pp. 96 y 99.
Asimismo, es interesante notar la contienda que entabló la incipiente or- 9
Archivo General de la Nación, Sala IX, 5-7-6.
ganización gremial con el partido radical para dirigir o canalizar las protestas.
10
El radicalismo, aunque asumió el rol de mediador desde el Estado provincial, Ídem. Ley del 3 de enero de 1859, pp. 254-255.
vivió conflictos originados por distintas posturas de sus tendencias inter nas 11
Véase Ana Teruel, “Misioneros e indígenas del Chaco salteño en el siglo XIX”, en Ana Teruel y
frente al poder de los ingenios y la cuestión social en general.42 Aun así, la co- Omar Jerez (comps.), Pasado y presente de un mundo postergado. Estudios de antropología, his-
yuntura política favorecía la confianza en la movilización como presión para toria y arqueología del Chaco y Pedemonte surandino, Universidad Nacional de Jujuy.
obtener los beneficios sociales buscados. 12
Ídem. Decreto legislativo aprobando el programa propuesto por el prefecto de Misiones fray Pe-
En fin, constatamos que los trabajadores de Jujuy pusieron en práctica dis- dro María Pellichi. Salta, 12 de enero de 1860, p. 282.
tintos mecanismos de resistencia y solidaridad, probaron métodos de lucha, no
13
Archivo Convento Franciscano de Salta (en adelante ACFS), Salta, 19 de diciembre de 1864.
fueron ajenos a la puja de idearios políticos que intentaban captarlos a pesar
de, o gracias a, la heterogeneidad de su composición y la complejidad de las 14
Boletín de la Dirección General de Territorios Nacionales, septiembre de 1914, t. I. p. 22.

Archivo
) 78 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 79 (
15 27
Véanse Viviana Conti, “El norte argentino y Atacama: producción y mercados”, Siglo XIX. Re- Véase El Día, año IX, Nº 227, jueves 22 de agosto de 1918, Jujuy.
vista de Historia, Nº 14, México, julio-diciembre de 1993, y Jules Huret, De Buenos Aires al Gran 28
El Día, año IX, Nº 2285, vier nes 6 de septiembre de 1918, Jujuy.
Chaco (1911), Madrid, Hyspamérica, 1986.
29
16 El Día, Jujuy, año IX, Nº 2288, martes 10 de setiembre de 1918, Jujuy.
Boletín del Ministerio de Agricultura, Buenos Aires, Talleres Gráficos Meteorológicos, 1908, t.
IX, p. 244. 30
Archivo de Tribunales de Jujuy (en adelante ATJ), expediente Nº 640, Juzgado del Crimen a car-
17 go del Dr. Manuel Bertrés, Incidente de excarcelación del detenido Julián Zabala, supuesto autor del
Boletín de la Dirección General de Territorios Nacionales, agosto de 1915, t. I, p. 503.
delito de sedición en el Ingenio Ledesma, 1918.
18
Véase Viviana Conti, Ana Teruel y Marcelo Lagos, “Mano de obra indígena en los ingenios de 31
La Opinión, año II, Nº 473, martes 17 de mayo, Jujuy; jueves 20 de mayo; vier nes 21 de ma-
Jujuy a principios de siglo”, en Conflictos y procesos de la historia argentina contemporánea, fasc.
yo de 1921.
Nº 17, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1988.
32
19 ATJ. Expediente Nº 1.221 del Juzgado del Crimen, “Asalto o huelga al Ingenio Ledesma por
Véase Nicolás Iñigo Carrera, La violencia como potencia económica (Chaco, 1870-1940),
obreros del mismo”, Carpeta Ledesma, 1900-1940.
Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1988. Desde la década de 1910 se habían produci-
do ensayos para adaptar a inmigrantes europeos y asiáticos al trabajo del cañaveral. Así llegaron espa- 33
Al parecer, el Sindicato de Oficios Varios de Ledesma era de reciente confor mación, según se
ñoles, rusos e italianos y, en cantidades mayores, japoneses e indios. Estos últimos fueron los de ma- desprende de una solicitada de la Federación Obrera Local Salteña adherida a la FORA fundada en
yor per manencia en los ingenios. Véase V. Conti, A. Teruel y M. Lagos, ob. cit. 1901 (la llamada FORA del V Congreso, anarquista, diferenciada de la del IX, mayoritariamente sin-
20
“La identidad de clase y la étnica no son tér minos excluyentes sino incluso complementarios”, dicalista), de principios de julio de 1923, que expresaba: “Ha visto con inmensa simpatía que los tra-
afir ma Miguel Bartolomé. “Pertenecer a una clase no excluye pertenecer a una etnia. La cuestión en bajadores ledesmeños hayan respondido como corresponde a los llamados elocuentes del ideal de re-
lo que atañe al comportamiento radica en cuál de nuestras identidades resultará totalizadora en un mo- dención humana, que hoy agita el proletariado universal [...] al haberse constituido un sindicato de re-
mento dado, es decir, cuál actuará como una lealtad primordial que condicione las conductas políticas sistencia para el mejoramiento económico, moral e intelectual”.
y sociales”; Miguel Alberto Bartolomé, Gente de costumbre y gente de razón, México, Siglo Veintiu- 34
Ídem nota 32.
no, 1997, p. 67.
35
Véase María Silvia Fleitas, “Huelgas azucareras en Jujuy. Primeras décadas del siglo XX”, en VII
21
Es importante recordar que las primeras leyes protectoras de los trabajadores tenían validez só- Jor nadas Interescuelas Departamentos de Historia, Salta, 2001. No tenemos cifras oficiales en cuan-
lo en Capital Federal y territorios nacionales. to al número de obreros que participan en este movimiento huelguístico. En las declaraciones indaga-
22
Además de lo ya mencionado, el diputado Pedro Carrizo presentó un proyecto de ley declaran- torias de los detenidos aparecen cifras estimativas entre trescientas y quinientas personas involucradas,
do obligatorio el establecimiento de balanzas portátiles en todos los lotes de los ingenios azucareros y mientras que un periódico habla de mil adheridos al paro. Si esto fuera así, la participación tiene al-
el Poder Ejecutivo mediante un decreto prohibió los trabajos personales que los propietarios de tierras cance reducido, considerando que el personal per manente debe haber superado los tres mil o cuatro
imponían a los peones o arrendatarios. mil hombres.
36
23
Jujuy, Talleres Gráficos del Estado, 23 de mayo de 1923. El Día, año, XIV, Nº 4907, lunes 11 de febrero de 1924, Jujuy.
37
24
Daniel Campi y Marcelo Lagos, “Auge azucarero y mercado de trabajo en el noroeste argenti- El Día, año XV, Nº 5000, lunes 9 de junio de 1924; año XV, Nº 5001, jueves 12 de junio de
no (1850-1930)”, en J. Silva Riquer, J.C. Grosso y C. Yuste, Circuitos mercantiles, mercados y re- 1924, Jujuy.
gión en Latinoamérica (siglos XVIII y XIX), México, Instituto Mora-UNAM. 38
El Día, año XVII, Nº 6025, miércoles 27 de octubre de 1926.
25
Véase Marcelo Lagos, “Confor mación del mercado laboral en la etapa de despegue de los inge- 39
La Opinión, año XII, Nº 3741, miércoles 8 de octubre de 1930, Jujuy.
nios azucareros jujeños (1880-1920)”, en Daniel Campi (comp.), Estudios sobre la historia de la in-
40
dustria azucarera argentina, Jujuy, UNJu-UNT, t. II, p. 76. Bajo el título “A las or ganizaciones obreras del Norte y a los anarquistas”, expresaba La Pro-
26
testa en 1925 la necesidad de “emprender una intensa y extensa propaganda a fin de rehacer los
Respecto de la huelga de 1923 se publicó que el gobier no era “el agitador e instigador de esta
cuadros de la FORA que hoy están bastante decaídos en estas provincias norteñas”, y al mes siguien-
huelga revolucionaria”, El Día, año XIV, Nº 4774, Jujuy, martes 31 de julio de 1923. Incluso Benja-
te –lamentándose de que “nuestras ideas son desconocidas para la mayoría de los trabajadores”– in-
mín Villafañe afir mó en uno de sus libros: “Era necesario poner a los industriales a cubierto de los cam-
sistía en la necesidad de divulgación ideológica y or ganización. La Protesta, 12 de agosto y 9 de
bios de la política local. Y para ello es menester que se conozca un episodio en verdad muy triste. El
septiembre de 1925. Esta situación estaba en consonancia con el declive de la FORA Quintista en
año 1923, los ingenios azucareros fueron víctimas de verdaderos actos de extorsión o chantage [sic]
el país.
de parte de los mandatarios de entonces con el fin de arrancarles dinero. [...] A Ledesma, después de
41
intimidación amenazante para que entregara una suma fuerte de dinero, se le provocó una huelga que Este Sindicato de Oficios Varios de Ledesma no aparece como adherido a la Federación Obre-
ter minó con una verdadera matanza de peones hecha por la policía, una vez que el Ingenio entregó ra Provincial, creada alrededor del año 20, e integrada por el Centro de Empleados de Comercio, So-
las sumas que el gobier no exigía”; Benjamín Villafañe, La historia de dos administraciones a la luz ciedad Obreros Panaderos, Sociedad Conductores de Carruajes, Sindicato de Cocineros, Mozos y Ane-
de libros y documentos, Jujuy, Talleres Gráficos del Estado, s/f, p. 90. xos, Sindicato Ferroviario, Sociedades de Albañiles y Anexos, Federación Postal y Telegráfica, Sindi-

Archivo
) 80 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 81 (
cato de Tipógrafos, Sindicato del Servicio Doméstico y Sociedad Obrera de Sastres. El Provincial, año
X, Nº 2965, lunes 19 de abril de 1920, Jujuy. Artículos
42
El radicalismo jujeño fijó distintas posiciones respecto de las luchas sociales en la provincia: me-
dió entre las empresas azucareras y sus obreros, persiguió a anarquistas y socialistas en la ciudad capi-
tal agrupados en la Federación Obrera Provincial, pero también participó activamente –de la mano del
tanquismo– en las luchas reivindicativas de los arrendatarios puneños (véase M.S. Fleitas, “Política y
conflictividad social durante las gober naciones radicales (Jujuy, 1918-1930)”, en D. Santamaría,
comp., Jujuy. Arqueología, economía y sociedad, CEYC-UNJu, e/p).
43
Véase Juan Suriano (comp.), La cuestión social en Argentina (1870-1943), Buenos Aires, La
Colmena, 2000, p. 21.

Archivo
) 82 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
Refor ma del Estado y acciones colectivas:
la huelga ferroviaria de 1991
Mónica B. Gordillo*

Introducción huelga que por su duración –cuarenta y cin-


co días–, por la importante movilización de
base que produjo, por la fir meza para sos-

¿P
or qué tomar como objeto de
estudio un conflicto y un acon- tener los embates del gobier no, hace recor-
tecimiento como el de la huelga dar a aquellas otras huelgas de 1917, 1919
ferroviaria de 1991? Los sindicatos ferro- y de 1920 que, como en aquel entonces,
viarios, más específicamente La Frater ni- intentaron convertirse en modelo paradig-
dad, fueron los primeros en conseguir pau- mático de resistencia obrera. Sin embargo
tas que garantizaron derechos en el mundo los resultados de ambos movimientos fue-
del trabajo e imprimieron una deter minada ron muy diferentes. Tal vez la explicación
dirección a las relaciones entre capital, tra- de aquel éxito y de este fracaso deba bus-
carse tanto en los cambios producidos en
bajo y Estado: el Reglamento de Trabajo
las condiciones estructurales, específica-
Ferroviario, establecido por decreto del
mente en las transfor maciones de la rela-
presidente Hipólito Yrigoyen en octubre de
ción salarial,2 como en la existencia de fac-
1917 luego de más de un mes de huelga,
tores coyunturales que actuaron como acti-
el primer contrato colectivo con la mayor
vadores/desactivadores de la acción colec-
parte de las empresas ferroviarias en 1920,
tiva en un momento y en otro. En efecto,
que implicó el reconocimiento institucional
los primeros logros conseguidos por los
del gremio y el establecimiento de una es-
obreros ferroviarios fueron resultado del
tructura organizativa centralizada tomada modelo de relación salarial que para enton-
posterior mente como modelo por otros ces estaba en proceso de consolidación,
gremios.1 En efecto, los trabajadores ferro- que reconocía sus antecedentes en las lu-
viarios demostraron a lo largo del tiempo chas obreras desarrolladas desde comien-
una consolidada conciencia sindical e iden- zos de siglo, así como en las respuestas en-
tidad ligadas al mundo del trabajo, privile- sayadas desde los sectores gober nantes que
giando en varias ocasiones –por lo menos se materializaron en los primeros intentos
en lo que a La Frater nidad se refiere– la au- nor mativos esgrimidos; relación salarial
tonomía sindical frente a sus lealtades polí- que cristalizaría luego con características
ticas. No sorprende entonces que entre es- específicas con el primer peronismo. Pero
tos trabajadores haya tenido lugar una de también ellos fueron posibles porque, si in-
las primeras y más importantes huelgas corporamos en la reflexión los aportes de
contra el gobier no de Carlos Saúl Menem, las teorías sobre acción colectiva, observa-

* Universidad Nacional de Córdoba. CONICET.

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 85-104
mos que en los primeros conflictos ferro- década del siglo. Es necesario destacar que la relación salarial fordista que, sin embar- La política de privatizaciones y
viarios señalados se dieron condiciones fa- al hablar de conflicto lo hago siguiendo el go, tuvieron que ser objeto de per manentes de ajuste del Estado, sus
vorables para la acción durante la primera planteo de Alberto Melucci,4 quien pone negociaciones con las corporaciones sindi- consecuencias en el empleo
presidencia de Yrigoyen. Es decir, una es- justamente especial énfasis en los compo- cales. En efecto, inicialmente y con el obje- ferroviario
tructura de oportunidades políticas, estruc- nentes históricos, no sólo en lo que se re- tivo de asegurar la gober nabilidad, el go-
turas movilizadoras y marcos culturales fiere a los diferentes momentos presentes bier no introducirá refor mas que afectaron Apenas asumido el gobier no de Menem
acordes que llevaron al éxito de las accio- en el desarrollo de un conflicto: latencia, el derecho individual del trabajo tradicional, se sentaron las bases para desmontar el ca-
nes, situación muy diferente a la de la últi- visibilidad, negociación, lo que nos habla imponiendo diversas for mas de flexibiliza- pitalismo asistido desarrollado en la Argen-
ma década del siglo cuando, en un contex- de la noción de conflicto como proceso, si- ción en cuanto al reclutamiento, uso y des- tina desde la posguerra, al sancionarse las
to de profundos cambios estructurales, se no también por la importancia dada a la pido de la fuerza de trabajo, pero fueron leyes de Emergencia Económica (23.696) y
habrían dado factores desactivadores de la experiencia y las herramientas culturales mucho más lentas las medidas que recorta- de Refor ma del Estado (23.697), entre
acción colectiva que limitaron la posibilidad puestas en juego entre los oponentes. En ron derechos colectivos de los trabajado- agosto y septiembre de 1989. Estas leyes
de éxito de las protestas emprendidas. ese sentido no es casual que las primeras res.7 Sin embargo, más allá de la nor mativa generaron los recursos institucionales que
Este trabajo intenta entonces relacionar resistencias a las políticas de ajuste hayan y en especial en el sector público, las políti- dieron for ma al proceso de concentración
esas dos dimensiones de análisis: la que tie- sur gido entre trabajadores con una conso- cas de ajuste implementadas al instalarse el de autoridad necesaria para la puesta en
ne en cuenta los cambios estruc- lidada tradición sindical que en- nuevo gobier no promovieron la marcha de la refor ma. Sobre esa
turales, las políticas macroeconó- marcaron el conflicto con los ele- reindividualización y descolectivi- base se redefinió el papel del Esta-
micas y su incidencia en el mun- mentos dados por su cultura del zación de la relación salarial, in- do, las reglas del juego económico
do del trabajo, y la que busca re- trabajo resistiendo, tanto material vocándose el fin de las corpora- y, dentro de ello, se comenzó
conocer en esas estructuras situa- como simbólicamente, los cam- ciones, la autonomía de los acto- también a señalar la necesidad de
ciones activadoras o desactivado- bios que se querían implementar. res sociales y la igualdad de las replantear las relaciones laborales.
ras, “ventanas de oportunida- En efecto, estos trabajadores fue- personas ante la ley. Lo que en La primera suspendió por un pla-
des”3 para la acción, tomando ron socializados con las caracte- definitiva estaba en el centro de la zo de ciento ochenta días –que se-
como objeto de estudio el con- rísticas de lo que Robert Castel cuestión era la pérdida de la cen- ría luego renovado indefinidamen-
flicto ferroviario que culminó en ha de fi ni do co mo “con di ción tralidad del trabajo como motor te– los regímenes de promoción
la huelga de febrero-marzo de obrera”, que aseguraba derechos del crecimiento económico y co- industrial, regional y de exporta-
1991. Consideramos que este conflicto re- derivados del mundo del trabajo, daba ac- mo dador de identidad. ciones y las preferencias que beneficiaban a
sulta paradigmático, en el sentido de ser ceso a prestaciones sociales y per mitía una Lo que sigue a continuación se presen- los productos nacionales en las compras del
demostrativo del final de una época y del participación ampliada en la vida social a ta entonces como un ensayo de reflexión Estado, también se autorizaron los licencia-
comienzo de otra que se caracterizaría por través del consumo, la educación y el ocio. que tenga en consideración las refor mas mientos de empleados públicos y se puso
la desarticulación del movimiento obrero, Pero más allá de estos logros materiales para el sector público impulsadas por el go- fin a esquemas salariales de privilegio en la
por el retroceso en los logros conseguidos, son muy importantes las marcas que esa bier no –en este caso concentrando la aten- administración; la Ley de Refor ma del Esta-
por la precarización laboral y por la frag- condición imprimió en las subjetividades; el ción en el sector ferroviario–, las primeras do, por su parte, fijó el marco nor mativo
mentación de las identidades ligadas al trabajo dotaba de un estatuto social que hi- respuestas de los trabajadores a las mismas para proceder a la privatización de las em-
mundo del trabajo. Este conflicto aparece zo posible una “integración relativa” con y las explicaciones que, con las herramien- presas estatales.8 En for ma complementaria
entonces como un ejemplo de lo que había conciencia de la diferencia con el patrón, tas teóricas provistas por las reflexiones so- a la Ley de Refor ma del Estado, se dictó el
sido casi un siglo de aprendizaje obrero, de cierta homogeneización de clase que crea- bre acción colectiva, pueden esgrimirse pa- 1 de septiembre el decreto plan ferroviario
lo que se constituyó como un repertorio ba lazos sociales estables y pautas de iden- ra comprender este ejemplo de resistencia 666/89, en cuyo diseño participó la Unión
contencioso convencional dentro de un ti- tificación colectiva.5 obrera cuyo fracaso, como el de otros en el Ferroviaria. Éste apareció como un “plan
po particular de cultura obrera, que inten- Esa situación se alterará sustancialmen- período, abrió las puertas para consolidar de coyuntura”, con una duración de ciento
taba per manecer sin tener todavía las he- te a partir del gobier no de Menem quien posteriores transfor maciones en el mundo ochenta días, por el cual Ferrocarriles Ar-
rramientas para comprender los cambios concretará lo que algunos definieron como del trabajo. gentinos debía lograr reducir su necesidad
fundamentales que se estaban operando y la crisis ter minal de la matriz estadocéntri- de financiamiento limitándose el aporte del
que ter minarían cristalizando en la última ca,6 promoviendo importantes cambios en Estado al monto total de los salarios del per-

Archivo
) 86 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 87 (
sonal. El artículo 10° preveía llamar a licita- ciembre de 1993 lo harían obligatoriamen- encabezado por Techint y en abril de 1991 todas las estructuras orga-
ción la concesión de los servicios de pasaje- te y serían notificados a partir del 1 de fe- se fir mó el contrato de transferencia del ra- nizativas de personal per-
ros en los corredores Buenos Aires-Mar del brero. El Estado se comprometió a pagar mal.13 Posterior mente se fueron adjudican- manente, lo que abarcaba
Plata y Buenos Aires-Rosario; del corredor en ese período el 100% de sus salarios nor - do los demás, la red interurbana quedó di- la administración central,
Rosario-Bahía Blanca; ramales secundarios males hasta que se retiraran. Otro de los vidida en seis bloques: Empresa Ferrocarril cuentas especiales y orga-
de carga Chucul-Casilda y Dalmacio Vélez decretos ratificaba la reorganización geren- General Belgrano SA, Ferroexpreso Pam- nismos descentralizados,
Sarsfield-Casilda. También disponía racio- cial implementada por la intervención de la peano SA, Nuevo Central Argentino, Fe- que debían proceder a
nalizar los gastos de explotación, revisión empresa y establecía la creación de la Ad- rrosur Roca, Ferrocarril de Buenos Aires al efectuar fuertes reduccio-
de contratos de servicios y adquisiciones, ministración de los Ferrocarriles Suburba- Pacífico y Ferrocarril Mesopotámico Gene- nes de personal, según
viáticos, horas extras y recargos, los servi- nos, por la que se fusionaron las líneas Ge- ral Urquiza. Para 1993 casi todos los rama- pautas preestablecidas
cios de trenes de pasajeros interurbanos y neral Roca y Sar miento, por una parte, y les habían sido transferidos. Las pautas del aunque con algunas ex-
los servicios de trenes de pasajeros urbanos Mitre y San Martín, por la otra. Esta medi- proceso de privatización iniciado en 1991 cepciones.16 Se instituía también un retiro
y suburbanos en horas noctur nas, y llamar da siguió al llamado para la privatización de establecían como puntos principales: 1) voluntario transitorio con una indemniza-
a licitación en el plazo de sesenta días el ex- ramales por unos 5.600 kilómetros realiza- una concesión por treinta años con opción ción que contemplaba un plus del 80% del
pendio y control de boletos automáticos en da el mes anterior.10 Algunas reacciones a diez años más; 2) la división de la red en total y que se abonaría en doce cuotas. En
los servicios de pasajeros urbanos y subur- ante estos decretos se hicieron escuchar, dos grupos: ferrocarriles interurbanos y sesenta días todas las dependencias oficiales
banos, así como la explotación de servicios por ejemplo, de los gober nadores Jorge metropolitanos, concesionándose en for ma deberían presentar un programa de recon-
de encomiendas y paquetería en trenes de Busti de Entre Ríos y Pedro Salvatori de separada; 3) los concesionarios de servicios versión laboral para los agentes en disponi-
pasajeros. Se iniciarían también las nego- Neuquén, quienes discreparon con el cierre interurbanos no tendrían la obligación de bilidad y se suspendían los regímenes labo-
ciaciones para provincializar y municipalizar de ramales señalando que muchos lugares correr trenes de pasajeros aunque pudieran rales que atentaran contra la movilidad y fle-
ramales.9 quedarían prácticamente aislados, propo- hacerlo, sin embargo ninguna empresa de xibilidad laboral.17 Las disposiciones que
Siguiendo con esa política, en enero de niendo en cambio estudiar caso por caso carga tuvo interés en el transporte de pasa- preveían una reducción en un plazo de tres
1990 Menem fir mó cuatro decretos que es- con la participación de las provincias y con- jeros y el Estado ofreció este servicio a las años de unos 140 mil empleados, 77 mil
tablecían un plan de racionalización opera- templar las consecuencias económicas y provincias, sólo algunas pudieron hacerse para fines de 1990, otros 26 mil antes de
tiva y administrativa en Ferrocarriles Ar- sociales de cada uno de ellos. Esto llevó al cargo del mismo, como el caso de Buenos mayo de 1991 y 33 mil para fines de ese
gentinos y que comprendía la supresión de Ministro de Obras Públicas –Roberto Dro- Aires o de Salta; 4) pago de un alquiler al año, crearon una situación especialmente
servicios en un plazo de treinta días en las mi– a prometer que se continuarían anali- Estado por el uso de las locomotoras y va- dramática para el sector ferroviario. En
líneas San Martín, Mitre, Sar miento, Roca, zando posibles soluciones.11 gones y de un canon por el uso de la in- efecto, en lo que se refiere a la dotación de
Belgrano y Urquiza. Los decretos dispo- Sin embargo, en julio de 1990 se emi- fraestructura, y 5) los concesionarios ten- personal en Ferrocarriles Argentinos, al
nían también la cesantía, el traspaso o la ju- tió un documento conjunto del gobier no drían facultades para definir las característi- asumir Menem alcanzaba a 96 mil agentes
bilación de oficio de más de ocho mil agen- nacional y del Banco Mundial titulado “Es- cas operativas de los servicios y la exten- y en un año se redujo a 85 mil por medio
tes. De ellos mil quinientos quema para un nuevo ordenamiento del sión de la red, de esta manera podrían clau- de la reubicación del personal en la DGI y
trabajadores del personal sistema ferroviario”, que presentaba un surar los tramos no rentables y cerrar esta- de las jubilaciones anticipadas. El “Esque-
de dirección serían transfe- plan de tres años en los cuales se debía re- ciones con escaso movimiento.14 Las con- ma...” anunció la cesantía de 27.500 em-
ridos a la DGI con el mis- ducir el déficit de la empresa. Para ello se secuencias inmediatas de este proceso fue- pleados más a realizarse durante 1991 y
mo escalafón y remunera- proponía el cierre de casi todas las líneas ron que se cerraron el 76% de las estacio- 1992. En 1994 la dotación alcanzaba a só-
ción por un año, posterior - interurbanas de pasajeros, la concesión de nes y el 92% de los parajes quedaron sin lo 17 mil agentes.18
mente serían incorporados todos los servicios de cargas, el cierre de servicio de pasajeros.15 En ese contexto particular y con la fir me
a la planta. Otros mil qui- los talleres y depósitos, y la cesantía de al- Las medidas específicas hacia el sector decisión del gobier no de reducir a cualquier
nientos agentes también de rededor de la mitad de los trabajadores.12 ferroviario fueron encuadradas posterior- precio los costos laborales para facilitar la
dirección serían cesantea- La primera licitación que aprobó el Con- mente en el decreto marco para avanzar en privatización, ¿cuáles fueron las respuestas
dos y 5.300 que se encon- greso fue la del ramal Rosario-Bahía Blan- la racionalización de la administración públi- obreras? Es lo que trataremos ahora de pre-
traban en condiciones de ca, en octubre de 1990 se adjudicó el co- ca, fir mado el 26 de noviembre de 1990. cisar.
jubilarse hasta el 31 de di- rredor al grupo Expreso Pampeano (FEPSA) Por él, a partir del 31 de enero caducaban

Archivo
) 88 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 89 (
Las acciones de protesta: A comienzos de enero de 1990, tras el Ferroviaria manifesta- cios de que se poster-
demandas, actores y dinámica anuncio del plan de racionalización, un ple- ron frente a la casa de garía el levantamiento
del movimiento nario de presidentes de seccionales metro- gobier no, luego de con- de los servicios para per-
politanas y de la provincia de Buenos Aires gregarse previamente en el mitir negociaciones con los
Los gremios ferroviarios fueron de los resolvió realizar el día 5 una marcha de pro- Ministerio de Obras y Servi- sectores involucrados. La
primeros en confrontar con el gobierno de testa hasta la sede de la empresa.22 A pesar cios Públicos. Las pancartas Unión Ferroviaria adelantó
Menem al paralizar por cuarenta y ocho ho- de que la Unión Ferroviaria había manifes- decían: “Ni un compañero me- que había conseguido el resta-
ras el 12 de septiembre de 1989 los servi- tado que las medidas del gobier no no afec- nos ni un kilómetro de vía me- blecimiento de algunos ramales y
cios de corta, media y larga distancia. La tarían la capacidad operativa de la empresa, nos, ni un taller menos”; “Ferroca- el inicio de gestiones salariales para
modalidad escogida fue el quite de colabora- posterior mente se sumó a las acciones de la rriles del pueblo, no a la privatiza- el resarcimiento de los gastos de mo-
ción con trabajo a reglamento dispuesto por Intersindical Ferroviaria, integrada por la ción”, y otras de tono irónico como vilidad y viáticos, que serían abonados
La Fraternidad, por demandas salariales que APDFA, La Frater nidad y Señaleros, que re- “Viajar en tren no es grato pero sí lo antes del 12 de febrero.28 Finalmente el
consistían en un aumento del 50% y una su- chazó la iniciativa y reclamó en un comuni- más barato”.25 A su vez los vecinos de paro fue levantado para no entorpecer las
ma fija de emergencia para agosto. A pesar cado la urgente revisión de lo actuado. A su las ciudades bonaerenses de 25 de Mayo conversaciones, pero La Fraternidad seña-
de las amenazas del Ministerio de Trabajo, vez la Comisión de Gremios Estatales, ali- y Bolívar anunciaron la realización el 2 de ló que aunque se había conseguido mante-
que la acusaban de desafiar la conciliación neada en la CGT ubaldinista, dispuso el es- febrero de una masiva concentración en las ner algunos servicios, la intención era que se
obligatoria dispuesta, la experiencia sindical tado de alerta y movilización como parte de respectivas estaciones ferroviarias, como mantuvieran todos, destacando que habían
del gremio lo llevó a persistir en su decisión un plan de acción “en defensa del patrimo- protesta por el anuncio de que a partir del 4 presentado un plan pero que el gobierno se
destacando que no correspondía la concilia- nio nacional amenazado de liquidación a de febrero dejarían de circular los trenes de negaba a responderles.29
ción obligatoria ya que no se trataba de un manos de operadores en convivencia con pasajeros por el ramal que los une con la Lo presentado hasta aquí intentó mos-
paro sino de una medida encuadrada en la capitales extranjeros”.23 Por su parte, el 16 Capital Federal. Miembros de la Comisión trar el período de latencia de un conflicto
ley.19 Esta decisión fue acompañada por pa- La Frater nidad decidió postergar la concre- de Emergencia en defensa del servicio ferro- instaurado tempranamente que, sin embar-
ros de dos horas por turno decretados por la ción de un plan de lucha con medidas de viario de 25 de Mayo –que cuenta con el go, más allá de esporádicos picos de expre-
Asociación de Señaleros.20 Todo parecía ser fuerza progresivas hasta llegar a la huelga aval de la municipalidad– infor maron que en sión no conseguía todavía articularse como
una demostración de fuerza en vísperas del total por el cierre de ramales debido a que, la movilización prevista se esperaba la con- una demanda explícitamente instalada en el
anuncio de negociaciones paritarias que, a por negociaciones iniciadas, la empresa currencia de más de cuatro mil vecinos. espacio público. Tal vez algunas de las razo-
causa del conflicto, fueron adelantadas por el prometió postergar hasta marzo la imple- También se quejaron sobre el aislamiento al nes pueden haber sido el margen de espera
gobierno. Recién en ese marco y luego de mentación de los cierres para per mitir que que se verían sometidas las ciudades cabece- y tolerancia otorgado al gobier no y la difi-
una reunión en el Ministerio de Trabajo, La los dirigentes sindicales analizaran línea por ras y los pueblos de la zona, fácilmente cultad para construir colectivamente un
Fraternidad decidió el 18 de septiembre la línea con los respectivos gerentes la racio- inundable, siendo el tren el único medio de marco de injusticia que per mitiera sostener
normalización de los servicios y su incor- nalización de los ferrocarriles. Tal vez las transporte en esas circunstancias, señalando una acción de protesta. Esto se habría he-
poración a la discusión paritaria que el medidas no se plantearon en for ma más que el cierre compromete y resiente todo el cho posible a comienzos de 1991 en el con-
ministerio inició ese día con la Unión contundente porque, paralelamente, sistema educativo, sanitario y económico de texto creado por el proyecto global de ra-
Ferroviaria y la Asociación de Perso- proseguían las negociaciones salaria- las localidades que recorre actualmente.26 cionalización de la administración pública
nal de Dirección de Ferrocarriles Ar- les con los cuatro gremios para de- La concreción de las primeras suspensio- lanzado a fines de 1990.
gentinos (APDFA).21 También la ter minar el aumento que regiría a nes de servicios, prevista para ese mes, llevó
Asociación de Señaleros levantó partir del 1 de enero.24 Sin em- a La Fraternidad a anunciar un paro de vein- La movilización de las bases
las medidas de fuerza previstas bargo, por fuera de la dirección ticuatro horas en todo el país para el 6 de fe- ferroviarias: la huelga ferroviaria
para el 20 y el 21 y decidió in- de los gremios la movilización brero, destacando que no se había cumplido de 1991
corporarse a la paritaria del continuó. Así, alrededor de la postergación en la puesta en marcha del
sector, por lo que quedó un millar de trabajadores decreto pese a que lo habían requerido los A comienzos de febrero y ante la presen-
definitivamente normali- ferroviarios convocados gremios y prometido el gobierno.27 Luego de cia de un nuevo ministro de Economía, Do-
zado el funcionamiento por la Coordinadora In- la reunión mantenida entre los ferrocarriles y mingo F. Cavallo designado el 1 de ese mes,
de los trenes. tersindical y de Base la Unión Ferroviaria, la empresa hizo anun- los gremios ferroviarios decidieron retomar

Archivo
) 90 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 91 (
sus reclamos salariales deteriorados en un hacían anuncios de que se contratarían óm- sindical acompañado por el subsecretario ción.40 Pedraza (Unión Ferroviaria) ratificó
200% desde mayo de 1989, sin que se hu- nibus para trasladarlos a sus lugares de ori- de Trabajo, Enrique Rodríguez, con un fuer- la posición de su gremio de “no adherir al
bieran conseguido hasta el momento avan- gen en medio del recambio de los turistas en te operativo policial. En un intento por pro- paro inorgánico y salvaje” pero criticó la ac-
ces significativos. En consecuencia, el día 7 vacaciones.35 ducir un acercamiento con el gobier no Er- titud del gobier no “por los problemas que
La Fraternidad anunció un paro general pa- A cinco días de iniciada la huelga el nú- nesto Jaime envió una propuesta a los huel- esta medida crea a los trabajadores no ad-
ra el 18 de febrero si antes no se daban mero de despedidos ya ascendía a guistas, que fue avalada por el ministerio, heridos a la huelga y a la comunidad”.41 Un
respuestas a sus demandas.30 Sin em- trescientos. Los presidentes de las consistente en la incorporación a los suel- plenario de sectores rebeldes en Remedios
bargo, movimientos de base en cerca seccionales “rebeldes” de La Fra- dos de la suma fija de 250 mil australes, un de Escalada ratificó la continuidad del paro.
de veinte seccionales de las líneas de ter nidad realizaron un plenario en adelanto de 500 mil y la reincorporación de Además convocó al pueblo a una moviliza-
los ferrocarriles Sarmiento, Roca y Castelar donde se decidió ratificar los despedidos. Sin embargo en una reu- ción a la Plaza de Mayo, reclamó a la CGT
Mitre decidieron un adelanto de la la continuidad de la huelga por nión en la seccional Haedo resolvieron re- una huelga nacional y adhirió a la protesta
medida ante el anuncio del despido tiempo indeter minado y elaborar chazarla, señalando que sólo levantarían el y marcha de los docentes.42 Por otra parte,
de treinta trabajadores que se ha- una propuesta para entregar al Mi- paro si el gobier no garantizaba por escrito la actitud intransigente del gobier no llevó a
brían plegado a una huelga espon- nisterio de Trabajo.36 Por su parte la vuelta al trabajo de los cerca de novecien- la renuncia del interventor Eduardo Navas,
tánea el 5. De este modo a partir de el gobier no nacional dejó trascender tos despedidos y enviaba las correspondien- y se dispuso que esas funciones fueran asu-
las cero hora del 13 de febrero se dis- la posibilidad de despedir a otros tes notificaciones.39 midas por el subsecretario de Transporte
puso la huelga.31 Frente a la respuesta 1.200 dependientes de talleres ubicados El gobier no endureció aun más su posi- Edmundo Soria.43 Para quebrar aun más la
del gobierno que instó a la empresa a hacer en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires que ción decidiendo lanzar una última ofensiva unidad de los ferroviarios y aislar a La Fra-
cumplir la ley y aplicar suspensiones, los sin- se encontrarían en conflicto. La Frater nidad hacia los huelguistas y para ello escogió a ter nidad, el gobier no convocó a la Unión
dicalistas advirtieron que “si se toca a un so- hizo un llamado a los conductores en huel- quien aparecía como la figura del momen- Ferroviaria, APDFA y Señaleros para nego-
lo compañero automáticamente pararemos ga para que dejaran sin efecto las medidas to: el ministro Cavallo anunció el 5 de mar- ciar el aumento salarial del sector y la rein-
por tiempo indeterminado”, y rechazaron el y per mitieran iniciar una negociación for- zo el “cierre preventivo” de ramales afecta- corporación de despedidos, dejando de lado
aumento de 250 mil australes ofrecido por mal con el gobier no. Su titular, Er nesto Jai- dos por la huelga, de las líneas de los ferro- a La Frater nidad.
el gobierno por considerarlo insuficiente.32 me, denunció que militantes del Movimien- carriles Roca, Mitre, Sar miento y San Mar- Ante la situación planteada, la Comisión
Cumpliendo con la amenaza y como conse- to al Socialismo (MAS) y del Partido Comu- tín. Se trataba de un hecho inédito en la his- de Enlace encargada de acercar las deman-
cuencia del despido de cien trabajadores, el nista (PC) impedían el acceso a las secciona- toria argentina e implicaba la suspensión das de los trabajadores respaldó una nueva
14 La Fraternidad declaró el paro por tiem- les de aquellos que querían volver al trabajo. por treinta días de los 13.900 empleados propuesta surgida del plenario realizado en
po indeterminado, afectando las líneas del También José Pedraza (Unión Ferroviaria) de esos ramales, quienes mantendrían el la Seccional Victoria del Ferrocarril Mi-
Sarmiento, Roca, San Martín y Mitre, no así criticó la continuidad del paro, sin embargo goce de la relación laboral por treinta tre. Ella establecía pactar una paz so-
las del Ferrocarril Belgrano que continuó tanto las seccionales rebeldes de la Unión días. Al tér mino de ese plazo, si no cial por 120 días, sin represalias
funcionando normalmente, tanto los servi- Ferroviaria como de La Frater nidad y de la existía un principio de solución al con los huelguistas y con la garan-
cios de carga como de pasajeros.33 La res- Asociación de Señaleros insistieron en con- conflicto, los huelguistas quedarían tía de la reincorporación de los
puesta del gobierno fue contundente. Me- tinuar con las medidas de fuerza todo lo que definitivamente desvinculados y el despedidos.44 Sin embargo el go-
nem dijo que no negociaría hasta que no se fuera necesario.37 Las negociaciones for ma- resto sería suspendido nuevamen- bierno desafió a los huelguistas; di-
levantara el paro y si para solucionarlo “te- les con el gobier no se iniciaron el 25 de fe- te por otros treinta días. Se aclaró jo Menem: “Pueden continuar un
nemos que apelar a la movilización, lo va- brero al reunirse las paritarias con los tres que la medida podía reconsiderar- mes, un año o todo el tiempo que
mos a hacer como ya lo hizo Frondizi en gremios ferroviarios sin La Frater nidad y el se si se levantaba la huelga, y “a lo quieran, mientras tanto marcha viento
1958”.34 También se anunció que no se día 28 el Ministerio de Trabajo emplazó a mejor logramos que se reabran algu- en popa el tema de las privatizaciones
abonarían los 250 mil australes no remune- La Frater nidad a levantar el paro en veinti- nos de los ramales”, dijo el interventor de la empresa; conocen muy bien la postu-
rativos a los trabajadores en conflicto y que cuatro horas, ya que en caso contrario se en la empresa Eduardo Navas. Cavallo se- ra que ha adoptado el gobierno, aquí no hay
se descontarían los días de paro. Mientras solicitaría la intervención del gremio.38 Esto ñaló que de los 13 mil trabajadores afecta- ninguna posibilidad de diálogo, no vamos a
tanto los diarios mostraban imágenes de ocurrió el 2 de marzo y se designó a Ricar- dos, 5.400 eran los que habían parado. Los conversar con las seccionales rebeldes”.45
caos en las estaciones con pasajeros pernoc- do Fer nández Amenábar como delegado cuatro gremios rechazaron los cierres y dis- Este desafío se completó con el envío de
tando en los vagones y en los andenes y se nor malizador, quien se trasladó a la sede pusieron el estado de alerta y moviliza- mil nuevos telegramas de despido a trabaja-

Archivo
) 92 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 93 (
policía federal para despejar las vías. Esto se hasta tanto se resolviera su situación legal. dad que trasciendan al colectivo que inicial-
consiguió luego de cinco horas de negocia- Afir mó que los despedidos debían presentar mente instaló la demanda.
ciones, el tren quedó parado en la estación un recurso pidiendo el levantamiento de las Tomando entonces estas breves consi-
y custodiado por miembros de la policía fe- cesantías y que la empresa iba a decidir lue- deraciones, que remiten a importantes dis-
rroviaria. Por su lado, nueve trabajadores go la situación de cada uno. También se le- cusiones e intentos integradores que no se-
iniciaron una huelga de hambre en la Casa vantó la huelga de hambre.51 El 31 de mar- rán desarrollados aquí, lo que pretendo es
de Gobier no, despertando la adhesión de zo todos los servicios de trenes se habían adelantar algunas observaciones tendientes
dores que no retomaron sus tareas al cum- políticos, sindicalistas y gente de la cultura, nor malizado. a evaluar cómo habrían operado estos fac-
plirse treinta días del paro. Según fuentes como Er nesto Sábato.48 tores en el conflicto analizado.
oficiales las cesantías sumaban ya 1.450. La El 24 de marzo se incendiaron cinco va- En primer lugar habría que destacar –a
Comisión de Enlace de los ferroviarios ratifi- gones en la estación Castelar, al parecer Una lectura desde las reflexiones manera de hipótesis– la existencia de una
có la continuidad de la medida de fuerza.46 por haber querido algunos trabajadores le- sobre la acción colectiva estructura de oportunidades políticas desfa-
El cierre “preventivo” dio margen al go- vantar la huelga. Similar actitud de abando- vorable para la acción. En efecto, si tene-
bier no para legitimar el anuncio de la crea- nar el paro había adoptado la Seccional Ro- Las explicaciones que ponen énfasis en mos en cuenta las dimensiones que confor-
ción de una nueva empresa que se encarga- sario. el carácter instrumental de la acción colecti- marían una estructura favorable: apertura
ría de restablecer los servicios más “impres- La nueva empresa Ferrocarriles Metro- va, es decir, la acción como mecanismo pa- del acceso a la participación, divisiones den-
cindibles” –y a su vez rentables–: los que politanos fue finalmente creada el 26 de ra la consecución de demandas u objetivos, tro de las elites gober nantes, cambios en los
transportaban pasajeros entre Capital Fede- marzo, y como titular se designó a Luis La- destacan la importancia de factores –englo- alineamientos del gobier no y disponibilidad
ral y el Gran Buenos Aires, dejando sin guinge. Al acto de fir ma del decreto acudie- bados en lo que se considera la teoría de de aliados influyentes,53 podemos decir que
efecto los demás. Ésta era la razón de la ron también Raúl Amín de la CGT San movilización de recursos– tales como una el contexto desmovilizador del primer año
creación de la empresa Ferrocarriles Metro- Martín y José Pedraza. Se aclaró que, en estructura de oportunidades políticas favo- de gobier no de Menem, amparado en el
politanos, que se desprendía de Ferrocarri- principio, se incorporaría al personal de Fe- rable y vehículos movilizadores que faciliten “consenso de fuga hacia delante”54 genera-
les Argentinos, y que incluía líneas urbanas rrocarriles Argentinos temporariamente y la acción, asegurándole mayores posibilida- do por la hiperinflación, se habría consoli-
y suburbanas, recibiría todos los equipos ne- que en el tér mino de noventa días se eleva- des de éxito. Sin embargo, toda acción tie- dado a comienzos de 1991 a partir del re-
cesarios para el servicio y se le transferiría ría una propuesta de privatización.49 Poner ne también un fuerte componente expresi- fuerzo de la legitimidad del gobier no que
todo el personal que no se hubiere plegado en funcionamiento los trenes a través de es- vo, es una puesta en juego de una identi- significó el lanzamiento del plan de conver-
a la huelga. Junto con esto se anunciaban ta nueva empresa fue el golpe de gracia pa- dad, de una trayectoria, de un marco cultu- tibilidad. Si al comienzo se llevaron a cabo
cesantías masivas de unos cuatro mil traba- ra quebrar la resistencia obrera. Así, a pesar ral que opera como estructura cognitiva pa- una serie de ensayos con el objetivo de rear-
jadores.47 de que el plenario de todos los gremios fe- ra evaluar los eventos, la propia situación ticular el campo político e imponer una di-
La respuesta de los trabajadores ante es- rroviarios reunidos en la seccional Tolosa, dentro de ellos y, también, para suge- rección en el modelo a implementar, en-
tos anuncios fue la de adoptar medidas que que convocó a más de 230 delegados de to- rir modos alter nativos de acción. En sayos que implicaron consolidar nue-
impactaran en la opinión pública, buscando do el país, ratificó la continuidad del paro ese sentido se ha destacado que los vas alianzas, para 1991, en cambio,
otorgar más visibilidad al conflicto. Se resol- por tiempo indeter minado, el gobier no lo- marcos culturales pueden ser acti- los sectores gober nantes aparecían
vió así realizar una concentración en la in- gró hacer funcionar parcialmente las líneas vadores o desactivadores de la aunados en un mismo proyecto,
tersección de la Av. 9 de Julio y Rivadavia y de los ferrocarriles Urquiza, Sar miento, Mi- acción. Uno que operaría en el intentando crear un marco cultu-
en el puente Pueyrredón en Avellaneda. A tre y Belgrano.50 primer sentido debería contar ral que reforzara esa dirección. Es
su vez trabajadores de las seccionales rebel- Finalmente el 29 de marzo las secciona- con ciertos componentes bási- más, la viabilidad del plan de con-
des pertenecientes al Ferrocarril Sar miento les “rebeldes” de La Frater nidad resolvieron cos: la posibilidad de construir vertibilidad, que comenzó a pre-
interceptaron en la estación Haedo un tren levantar el paro. El dirigente de la Mesa de representaciones colectivas de pararse desde la asunción de Do-
de control de vías y señales que debía unir Enlace de los huelguistas, Juan Vitale, injusticia, agencia e identidad,52 mingo Felipe Cavallo el 1 de febre-
el trayecto entre Once y Moreno. El núme- anunció la nor malización de los servicios dependiendo el mayor o menor ro de 1991, requería sofocar toda
ro de manifestantes alcanzó a doscientos y tras afir mar que Ferrocarriles Argentinos se éxito de la acción de sus posibilida- posible discordancia con las pautas a
la empresa pidió la intervención de un juez había comprometido a per mitir el retor no des de generalizar esas representa- implementar y todo resabio de ante-
federal y de la guardia de infantería de la de los cesanteados a sus puestos de trabajo ciones, promoviendo lazos de solidari- rior puja corporativa. Además, desde el

Archivo
) 94 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 95 (
punto de vista del mo argumentos –entre otros– el predomi- el plan de lucha sepan que la CGT jamás fa- tos favorables que una mejor administración
acceso a la participa- nio de la identidad política o la continuidad lló a los intereses del pueblo. [...] No sopor- tendría en los mismos trabajadores. Todos
ción, o sea de la posibilidad con el “pragmatismo institucional”. Entre tamos más que los hermanos del interior es- estos imaginarios, que fueron acompañados
de inscripción de demandas en la ellos, María V. Murillo señala básicamente tén pasando hambre, que haya argentinos de una importante campaña de prensa, di-
esfera pública, los proyectos de ajuste tres tipos de respuestas que estarían condi- que quieran trabajar y no puedan, que nos ficultaban la posibilidad de articular como
del Estado lanzados desde 1989 –y especí- cionadas por la diferente distribución de los quieran echar a 600 mil compañeros estata- “injustas” las medidas que el gobier no
ficamente hacia el sector ferroviario, como recursos sindicales y por los legados institu- les. Eso jamás”.58 adoptaría, que implicaban la pérdida de la
hemos señalado– sumados a los cambios en cionales: las estrategias de resistencia, las Otra de las fisuras era la que dividía a los fuente de trabajo para miles de personas.
la nor mativa laboral, como el decreto de subordinación y las que ella considera propios gremios ferroviarios. En este senti- Resulta muy sintomático de esa inten-
2.184 de 1990 que reguló la huelga en los como novedosas, de “supervivencia organi- do hay que destacar que el más importante ción del gobier no la difusión pública que se
“servicios esenciales”,55 efectivamente fue- zativa”.57 Una rápida mirada sobre el esce- por la cantidad de afiliados que agrupaba, la hizo de lo que fue anunciado como “fraude
ron cerrando los canales para la acción. nario nacional per mite señalar que, en efec- Unión Ferroviaria, apoyaba incondicional- en Ferrocarriles Argentinos”, al día siguien-
Complementario con éste y ya en el contex- to, y en especial hasta la confor mación del mente al gobier no. No era esa sin embargo te de la marcha de la CGT y diez antes del
to de la convertibilidad, se dieron algunos Congreso de los Trabajadores Argentinos la posición adoptada por las dirigencias de anuncio del proyecto racionalizador para la
decretos reglamentarios como el 1.334/91 (CTA) en 1992 y del Movimiento de los Tra- los otros gremios, que no obstante se man- administración pública.59 Ese mismo día se
que estableció que el Ministerio de Trabajo bajadores Argentinos (MTA) en 1994, la re- tenían dispuestos a la negociación. En rela- difundía también que todo estaba resuelto
y Seguridad Social no homologaría aumen- sistencia fue puntual y, sobre todo, frag- ción con esto, durante el conflicto pueden para la privatización y transferencia de Ae-
tos salariales que no se atuvieran a pautas mentada predominando, en cambio, la tole- observarse claramente las distintas posturas rolíneas Argentinas.
de productividad,56 y la Ley de Empleo o de rancia o, al menos, una actitud expectante esgrimidas por los movimientos de base y Lo que quiero remarcar es la consolida-
contrato de trabajo (Nº 24.013) en noviem- ante los cambios que se iban introduciendo. por las dirigencias, más preocupadas por ción paulatina pero constante de un fuerte
bre de 1991, cuyo proyecto había sido en- En lo que respecta al conflicto analizado preservar su propio lugar. Esto marcaría discurso antiestatal que proponía como su
viado al Congreso a fines de 1989, que in- y, más en particular, a los actores intervi- otra división más que dificultaba la consoli- razón de ser la defensa del bien común. Por
corporó la figura de los contratos tempora- nientes, una de esas divisiones era la que se dación de un bloque capaz de enfrentar al lo tanto en ese contexto se hizo muy difícil
rios aunque éstos necesitaban de la aquies- vivía en el interior de la propia CGT entre el gobier no. Tal vez la explicación de la actitud para los trabajadores generalizar el conflicto
cencia sindical en convenciones colectivas. sector ubaldinista (Azopardo), crítico del go- de las dirigencias pueda encontrarse en el como uno que –por las consecuencias que
Todo apuntaba a limitar las posibilidades de bierno, y la CGT San Martín, dispuesta a hecho de que, por el momento, los embates tendría sobre los usuarios, los trabajadores y
protesta. convalidar las medidas adoptadas por Me- del gobier no iban dirigidos contra derechos el patrimonio nacional– justamente afecta-
Si consideramos ahora la disponibilidad nem. Si bien el primer sector apoyó desde el individuales de los trabajadores, sin atacarse ba el bien común y promover así lazos de
de aliados influyentes y los vehículos movili- comienzo las acciones emprendidas por los derechos relacionados con la representa- solidaridad.
zadores utilizados, cabría puntualizar algu- gremios estatales, entre ellos también las de ción sindical y con su estructura centraliza- Específicamente, una vez desatada la
nos datos. Por una parte, como veremos, se los ferroviarios, fue recién a finales de 1990 da. En síntesis, existieron pocas posibilida- huelga, se puso mucho énfasis en remarcar
fue construyendo un discurso legitimador de cuando pudo articular una protesta frente a des de contar con aliados influyentes que la figura de los usuarios, no de los trabajado-
las refor mas del Estado como única vía pa- los anuncios del proyecto racionalizador lan- pudieran modificar el rumbo de las decisio- res como los “pobres afectados”. Como ya
ra superar la situación de crisis, lo que limi- zado en noviembre. En esa ocasión la CGT nes adoptadas por el gobier no. se señaló, los diarios mostraban imágenes de
taba enor memente las posibilidades de en- Azopardo convocó a un multitudinario acto Con relación a los marcos culturales que gente amontonada en las estaciones, algu-
contrar apoyos en el resto de la sociedad. en Plaza de Mayo donde Ubaldini reclamó se pusieron en juego, lo que puede obser- nos pernoctando provenientes de distintos
Pero, particular mente en lo que se refiere al terminar con la especulación y advirtió que varse es una clara estrategia del gobier no puntos del país esperando seguir viaje. Rela-
movimiento obrero, el impacto de las refor- no aceptaría cesantías masivas en la admi- para legitimar la racionalización en la admi- taban que la empresa no les había devuelto
mas llevadas a cabo por un gobier no pero- nistración pública. Dijo además que había nistración pública recurriendo a una serie de el importe del pasaje ni ofrecido un medio al-
nista provocaron también fuertes divisiones, que terminar “con los que siempre intenta- imágenes, algunas ya presentes en la socie- ternativo o alojamiento.60 En razón de esa
fragmentaciones e incertidumbres. Varios ron chuparle la sangre al pueblo que pacífi- dad, como la corrupción, la ineficiencia, los falta de atención de la empresa públi-
autores han reflexionado sobre las respues- camente y respetando los poderes de la Na- costos que representaban los servicios pú- ca, en una medida de gran im-
tas sindicales al menemismo en tér minos de ción dicen que hay otro camino posible. blicos para el Estado, las consecuencias ne- pacto mediático el go-
“tolerancia” o “adaptación”, tomando co- Queremos el cambio en paz, cuando quieran gativas en los usuarios y, también, los efec- bierno dispuso la

Archivo
) 96 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 97 (
utilización de aviones militares para paliar los tropolitanos en la primera semana de marzo rroviarios, es claro que predominó un mar- cursos que conocían– como la edición de un
efectos de la huelga. Se puso a disposición arrojó que un 70% estaba en desacuerdo co de interpretación que remitía a su tradi- boletín de huelga que mantuviera la interac-
un avión para vuelos desde Camet en Mar con las medidas del gobierno y un 42% creía ción y experiencia sindical previa, en mu- ción entre los trabajadores de las distintas
del Plata a Ezeiza, y luego se los trasladaría que la solución al problema pasaba por con- chas ocasiones, por ejemplo, se aludió a la seccionales, infor mando de lo que ocurría
desde otros puntos del país a Buenos Ai- ceder aumentos salariales a los huelguistas, “gran huelga” de 1961 que per mitió frenar en cada una de ellas. Es de destacar que en
res.61 Luego de una semana de huelga se se- un 29% opinaba que había las medidas de Arturo Frondizi. En ese sen- estos boletines la identificación del colectivo
guían mostrando fotos de pasajeros demora- que privatizar los ferrocarriles, tido luego de la primera etapa en las rela- y la consecuente apelación constante pre-
dos por la paralización de los trenes, con un 14% sostenía la necesidad ciones con el gobier no, cuando se mantuvo sente en todos los números editados, que
gente airada protestando y haciendo cola sin de reducir el personal de Fe- el conflicto latente, se ensayaron diversos aparecía como eslogan y consigna, era la de
éxito en las ventanillas de las estaciones pa- rrocarriles Argentinos, un 5% mecanismos de presión –los que for maban “Ferroviarios: un gremio que no se rinde”.
ra que se les reintegrara el importe de su bo- se manifestó a favor del au- parte de las for mas convencionales de ne- Esta identificación trasponía por lo tanto las
leto. Para entonces ya se había arbitrado el mento de tarifas y otro 10% gociación– hasta que los despidos provoca- divisiones derivadas de los encuadramientos
arribo a Córdoba de un avión para trasladar propuso alter nativas varia- dos fueron el disparador para definir el sindicales en los cuatro gremios y unificaba
pasajeros a Buenos Aires.62 Obviamente que das.63 De todos modos estas componente de la “urgencia” y “agencia” a “todos” los ferroviarios en “uno” solo.66
por tratarse de una empresa estatal corres- expresiones particulares no lograban articu- necesarios para pasar a la acción y soste- Con relación al repertorio de confronta-
pondía al Estado contribuir a buscar alguna larse en un consenso alternativo que dispu- nerla luego en una identidad de trabajador ción se observa cómo la respuesta extrema
solución para los usuarios afectados, pero tara la versión del gobierno y permitiera su- ferroviario donde decisiones como las adop- de los trabajadores, la de la huelga por tiem-
también lo es que podrían haberse arbitrado mar otros sectores a la acción. Dentro de tadas por el gobier no no podían aceptarse. po indeterminado, se correspondía muy bien
otros medios menos espectaculares que hu- esas expresiones de solidaridad habría que Dentro de esa tradición y sostenidos en la con lo que fue enmarcado como la mayor
bieran servido para no diferenciar tan nítida- destacar las de personas importantes dentro experiencia previa, la deman- afrenta a su condición de trabajador, la sus-
mente la actitud de la empresa, por un lado, de la UCR, como la de Raúl Alfonsín y Con- da de reincorporación de los pensión y el despido de trabajadores por
que no devolvía la plata, con la del gobierno, rado Storani, entre otros, y la concentración despedidos se tor nó innego- ejercer lo que se había institucionalizado co-
por otro, que “salvaba” a los usuarios en- organizada al pie del obelisco el 22 de febre- ciable y se mantuvo hasta últi- mo un derecho primordial, la huelga para
viando aviones. Imágenes similares aparecie- ro donde unas 250 personas se reunieron mo momento, conscientes al exigir reivindicaciones prometidas y no cum-
ron en los argumentos del ministro Cavallo en un acto en solidaridad con los huelguistas, parecer de que de todos mo- plidas. El éxito obtenido históricamente con
cuando se dispuso el “cierre preventivo” de convocado por la Comisión de Enlace de las dos la suerte estaba ya echada la aplicación de estas medidas les impidió
los ramales en huelga, en lo que apareció seccionales, en el que participaron algunos y, tal vez, todo ya perdido me- evaluar la ineficiencia de ese recurso frente a
claramente como un lock out del gobierno artistas como el cantante rosarino Juan Car- nos la dignidad de trabajador la nueva situación creada. Tal vez lo alcanza-
que quitaba la posibilidad de hacer efectivo el los Baglietto, hijo de un ferroviario.64 Pero y la solidaridad de clase. En este sentido re- ron a percibir luego del lock out decretado
derecho de huelga, pero que –en los argu- en estos casos se trataron de apoyos de re- sulta muy interesante la estrategia desplega- por el gobierno, lo que los llevó a ensayar
mentos vertidos– se culpaba a los trabajado- presentantes de un partido al que para en- da por las seccionales “rebeldes” que rápi- medidas que traspusieran el ámbito del tra-
res de esa situación y dejaba también en sus tonces se lo culpaba de gran parte de la si- damente comprendieron la necesidad de bajo y pudieran seguir manteniendo la visibi-
manos la utilización de la solución: si se le- tuación que se estaba viviendo, o de perso- mantener la unidad y la comunicación entre lidad del conflicto. Sin embargo, como vi-
vantaba la huelga se dejarían sin efecto los nas –como en el caso de Baglietto– ligadas todos los trabajadores, más allá de las posi- mos, a pesar de esa “resistencia” de cuaren-
cierres. De esta manera trasladaba a los tra- emocionalmente o desde una posición ro- ciones asumidas por los dirigentes. Dentro ta y cinco días y de la dignidad resguardada,
bajadores la responsabilidad de asegurar la mántica a los protagonistas, lo que no era de ese marco debe entenderse la creación la huelga terminó en un rotundo fracaso.
provisión del servicio y los convertía en blan- suficiente, por lo tanto, para de la Coordinadora Intersindical y de Base
co de las quejas de los usuarios. Sin embar- congregar a otros sectores. Ferroviaria en 1990, que remite a experien-
go, existían voces que discrepaban con ese Sin embargo entre los tra- cias similares desarrolladas en anteriores Reflexiones finales
marco interpretativo, recogidas no sólo en bajadores ferroviarios, en es- conflictos,65 aunque esta vez con la caracte-
manifestaciones de solidaridad sino también pecial los agrupados en La rística particular de plantearse como una Si bien este trabajo se concentró en un
en algunas encuestas: la realizada por la con- Frater nidad pero que conta- coordinación a nivel de las bases, no de las acontecimiento particular, se intentó inscri-
sultora César Mansilla y Asociados sobre ron también con el apoyo de dirigencias. También se utilizó lo realizado birlo dentro del proceso de constitución de
cuatrocientas personas en veinte barrios me- base de los otros gremios fe- durante otras medidas similares –o sea, re- un conflicto paradigmático donde pudiera

Archivo
) 98 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 99 (
comprenderse el marco general de la dispu- ción de injusticia necesaria para sostener la más precisamente, la inseguridad frente al Notas
ta, los actores implicados, el contenido de acción. Pero, como hemos señalado en futuro.
1
las demandas y los marcos culturales pues- otras oportunidades, el componente de in- El contexto de la convertibilidad exigía Mónica Gordillo, El movimiento obrero fe-
tos en juego. justicia por sí solo no alcanza para motori- nuevas reglas de juego y la for ma en que se rroviario desde el interior del país (1916-
En ese sentido se intentaron relacionar zar la acción si no existe también la convic- resolviera el conflicto ferroviario, soluciona- 1922), Buenos Aires, Centro Editor de América
los cambios estructurales producidos como ción sobre la “urgencia” de modificar esa si- do un día antes del lanzamiento del plan el Latina, 1988.

consecuencia de las políticas de ajuste y de tuación y se acepta como posible esa modi- 1 de abril, sería tomada como instrumento, 2
Entendida como “la for ma institucional que
refor ma del Estado implementadas a partir ficación (agencia). Y en el definir esa posibi- sea para mostrar la fortaleza o la debilidad especifica las modalidades adoptadas histórica-
del gobier no de Menem, con ciertas carac- lidad interviene tanto la experiencia previa de la nueva orientación definida por el go- mente por la relación existente entre los trabaja-
terísticas contextuales que habrían produci- como la identidad constituida que per mite bier no. Pocas opciones tuvieron entonces dores asalariados y los propietarios o responsa-
do una situación desfavorable para la acción echar mano de las herramientas culturales los trabajadores. En efecto, el fracaso de la bles de la gestión de los medios de producción y
colectiva en general y, particular mente, pa- disponibles para “leer” una situación y pro- huelga, que al comienzo fue disimulado con el conjunto de condiciones jurídicas e institucio-
nales que rigen el uso del trabajo asalariado y el
ra la emprendida por los gremios del sector poner for mas de acción. la promesa de que se estudiarían los despi-
modo de existencia de los trabajadores que ase-
estatal, en especial por los de los servicios Así, los actores que se movilizaron lo hi- dos caso por caso, hizo posible –como to-
gura su reproducción social”; Julio César Neffa,
públicos. cieron sosteniendo demandas y formatos dos sabían y finalmente ocurrió– la drástica El trabajo humano. Contribuciones al estudio
Respecto de esto último se intentó mos- convencionales de protesta, pusieron en reducción de personal y quebrar la solidari- de un valor que permanece, Buenos Aires, Hu-
trar, a su vez, cómo en el conflicto de los práctica recursos antes utilizados, sin com- dad obrera. Pero abrió también el camino manitas, 2003, p. 217.
trabajadores ferroviarios confrontaron es- prender tal vez acabadamente los cambios para avanzar en los cambios nor mativos 3
Sydney Tarrow, El poder en movimiento.
trategias enmarcadoras diferentes: una que sustanciales que se estaban operando en el que ya venían siendo impulsados por el go-
Los movimientos sociales, la acción colectiva y
ponía en juego herramientas culturales con- contexto de la acción. Cuando, como conse- bier no y que ahora, en el nuevo contexto
la política, Madrid, Alianza, 1997, p. 147.
vencionalizadas en una arraigada concien- cuencia del “cierre preventivo” dispuesto creado, empezarían a consolidar algunos lo-
4
cia sindical, y otra que se correspondía con por el gobierno se limitó a los trabajadores gros necesarios para “reducir” los costos la- Véase Alberto Melucci, “¿Qué hay de nue-
el discurso antiestatal y neoliberal que sería la posibilidad de disponer del recurso de la borales y generar un marco más adecuado vo en los nuevos movimientos sociales?”, en E.
Laraña y J. Gusfield (eds.), Los nuevos movi-
usado por el gobier no para legitimar las re- huelga como instrumento de presión, éstos para las políticas privatizadoras. Como ya lo
mientos sociales, Madrid, CIS-Academia, 1994.
for mas. apelaron a medidas más contundentes para señaláramos, en julio de 1991 se sancionó
5
El impacto de ese discurso y las accio- dar visibilidad a sus demandas, trascendien- una nueva ley de accidentes de trabajo que, Véase Robert Castel, La metamorfosis de
nes desplegadas por un gobier no que habla- do el ámbito del trabajo: concentraciones en entre otras cosas, redujo los montos indem- la cuestión social. Una crónica del salariado,
ba en nombre del peronismo fueron tan avenidas, cortes de puentes, que aparecía nizatorios; el plan de convertibilidad conge- Buenos Aires, Paidós, 1996.
contundentes que para los mismos trabaja- como un formato novedoso y que luego se ló salarios, suspendiendo de hecho la vigen- 6
Véase Marcelo Cavarozzi, Autoritarismo y
dores en conflicto se hizo difícil articular una convertiría en una forma convencional para cia de los convenios colectivos– comenzán- democracia, la transición del Estado al merca-
acción que pudiera sumar a todos apelando el tipo de reclamos que caracterizaría a los dose, en cambio, a ensayar modalidades de do en la Argentina (1955-1996), Buenos Aires,
a su conciencia sindical y a la identidad de 90: justamente el de defensa o recuperación incremento salarial por productividad y, fi- Ariel, 1997.
trabajador. Por ello que –a pesar de algunas de la fuente de trabajo. nalmente, la nueva ley de empleo, sancio- 7
Véase Sebastián Etchemendy y Vicente Pa-
acciones de protesta– en un primer mo- Esos cambios en el contexto de la ac- nada a fines de ese año, introduciría la figu- ler mo, “Conflicto y concertación. Gobier no,
mento el conflicto se mantuvo en un estado ción tenían no sólo que ver con la produc- ra de los contratos temporarios y a prueba Congreso y organizaciones de interés en la refor-
de latencia. Fue recién frente al incumpli- ción de profundas modificaciones en la re- que atentarían contra la estabilidad obrera. ma laboral del primer gobier no de Menem
miento por parte del gobier no de compro- lación salarial sino también, y en estrecha Un nuevo escenario se estaba configurando (1989-1995)”, Desarrollo Económico, vol. 37,
misos previstos en las negociaciones –por relación con esto, en los marcos culturales en el país con enor mes costos sociales, sin N° 148, enero-marzo de 1998, pp. 559-589.
ejemplo, el de rever el cierre de servicios o puestos en juego que limitaron enor me- embargo habría que esperar varios años pa- 8
Véase Pablo Gerchunoff y Juan Carlos To-
aplicar los aumentos prometidos– y, por el mente la posibilidad de generalización del ra que comenzara a articularse una oposi- rre, “La política de liberalización económica en la
contrario, profundizarse la política raciona- conflicto en una sociedad con identidades ción consistente y un nuevo proceso de re- administración de Menem”, Desarrollo Econó-
lizadora que incluía despidos de personal que se fragmentaban, donde lo que predo- creación de los lazos sociales con for matos mico, vol. 36, N° 143, Buenos Aires, octubre-di-
cuando pudo confor marse la representa- minaba parecía ser la incertidumbre o, e identidades novedosas. ciembre de 1996, p. 736.

Archivo
) 100 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 101 (
9
La Voz del Interior, Córdoba, 2 de sep- profesionales universitarios entre ingenieros, mé- 40
La Voz del Interior, Córdoba, 5 de marzo porque decían no haber recibido instrucciones,
tiembre de 1989, p. 1 A. dicos, abogados y contadores y 5.957 técnicos, de 1991, p. 5 A. algunos políticos de la UCR y Sábato –que ha-
10
bachilleres y licenciados”; La Voz del Interior, 41
bían actuado como testigos del pacto– asegura-
La Voz del Interior, Córdoba, 5 de enero Dijo: “No se puede concebir la sustitución
Córdoba, 5 de enero de 1990, p. 5 A. ron que esto había sido prometido por el gobier-
de 1990, pp. 1 A y 5 A. del transporte ferroviario porque no sólo afecta
23
no. Así Ferrocarriles Argentinos debió difundir un
La Voz del Interior, Córdoba, 6 de enero esenciales fuentes de trabajo, sino que es un ser-
11
La Voz del Interior, Córdoba, 11 de ene- comunicado en el que ratificó que “el procedi-
de 1990, p. 4 A. vicio insustituible para el transporte de la produc-
ro de 1990, p. 7 A. miento para reiniciar el trabajo establece que el
ción y la masa laboral”; La Voz del Interior, Cór-
12
24
La Voz del Interior, Córdoba, 17 de ene- personal deponga la medida de fuerza sin condi-
Véase Ruth Felder, “El Estado se baja del doba, 6 de marzo de 1991, pp. 1 A y 6 A.
ro de 1990, p. 5 A. cionamientos para luego presentar un pedido de
tren: la política ferroviaria del gobier no menemis- 42
La Voz del Interior, Córdoba, 6 de marzo reconsideración de las cesantías. Ese recurso per-
ta. La reestructuración de los ferrocarriles: parti- 25
La Voz del Interior, Córdoba, 23 de ene- de 1991, pp. 1 A y 6 A. mitirá que queden transitoriamente suspendidos
cularidades, perspectivas”, Realidad Económica, ro de 1990, p. 5 A.
43
los efectos de los despidos, que posterior mente
N° 123, 1 de abril-15 de mayo de 1994, p. 59. La Voz del Interior, Córdoba, 7 de marzo
26
La Voz del Interior, Córdoba, 31 de ene- serán analizados en for ma individual”.
13 de 1991, pp. 1 A y 4 A.
Ídem, p. 60. ro de 1990, p. 5 A. 52
44
El componente de “agencia” se refiere a la
La Voz del Interior, Córdoba, 10 de mar-
14
Véase Alejandro Benedetti, “Argentina 27
La Voz del Interior, Córdoba, 2 de febre- convicción de que es posible incidir en el orden
zo de 1991, p. 6 A.
¿país sin ferrocarril? La dimensión territorial del ro de 1990, p. 5 A. de las cosas, de modificar las condiciones a través
proceso de reestructuración del servicio ferroviario 45
La Voz del Interior, Córdoba, 11 de mar- de la acción; la “identidad” operaría en este caso
28
(1957, 1980 y 1998)”, Realidad Económica, N° La Voz del Interior, Córdoba, 3 de febre- zo de 1991, p. 5 A. para pasar de un sentimiento de insatisfacción
185, 1 de enero-15 de febrero de 2002, p. 52. ro de 1990, p. 5 A. personal a definir un “nosotros” en oposición a
46
La Voz del Interior, Córdoba, 15 de mar-
29 un “ellos”, ya que sin un adversario potencial o
15
Ídem, p. 54. La Voz del Interior, Córdoba, 6 de febre- zo de 1991, p. 1 A. El dirigente Juan Vitale de la
real la acción colectiva no puede concretarse.
ro de 1990, p. 5 A. Comisión de Enlace consideró inconstitucional la
16
Quedaban exceptuados de esta reducción Veáse William Gamson, “Constructing social pro-
30 intimación de la empresa para que los trabajado-
la DGI, Aduanas, Instituto Nacional de Adminis- La Voz del Interior, Córdoba, 8 de febre- test”, en H. Johnston y B. Klander mans, Social
res que realizan huelga vuelvan al trabajo, “no
tración Pública, hospitales nacionales, universida- ro de 1991, p. 4 A. movements and culture, University of Minnesot-
nos pueden intimar a trabajar en una empresa
des nacionales, los estados mayores de las fuer- 31
ta Press, 1995, p. 90.
La Voz del Interior, Córdoba, 13 de febre- que fue cerrada por un decreto del propio gobier-
zas ar madas y de la policía federal, el Tribunal de 53
ro de 1991, p. 5 A. no”, p. 5 A. Véase Sydney Tarrow, El poder en movi-
Cuentas, la SIGEP, la policía federal, el Servicio
47
miento....
Penitenciario Federal y la Secretaría de Inteligen- 32
La Voz del Interior, Córdoba, 14 de febre- La Voz del Interior, Córdoba, 16 de mar-
54
cia del Estado. La Voz del Interior, Córdoba, 27 ro de 1991, pp. 1 A y 5 A. zo de 1991, p. 1 A. Véase Vicente y Marcos Novaro, Política
de noviembre de 1990, p. 7 A. 48
y poder en el gobierno de Menem, Buenos Ai-
33
La Voz del Interior, Córdoba, 15 de febre- La Voz del Interior, Córdoba, 23 de mar-
17
res, Nor ma-FLACSO, 1996.
La Voz del Interior, Córdoba, 27 de no- ro de 1991, p. 5 A. zo de 1991, p. 4 A.
55
viembre de 11990, p. 7 A. 49
Se entendía por esto a la educación, salud
34
La Voz del Interior, Córdoba, 17 de febre- La Voz del Interior, Córdoba, 23 de mar-
18
pública y transporte, prohibiendo prácticamente
Véase Alejandro Benedetti, “Argentina ro de 1991, p. 7 A. zo de 1991, pp. 1 A y 4 A.
la huelga y debiéndose garantizar servicios o
¿país sin ferrocarril?”, p. 65. 50
35
La Voz del Interior, Córdoba, 18 de febre- La Voz del Interior, Córdoba, 27 de marzo guardias mínimas bajo la amenaza de suspensión
19
La Voz del Interior, Córdoba, 12 de sep- ro de 1991, pp. 1 A y 4 A. de 1991, p. 4 A. El periódico reflexionaba: “La de la personería gremial.
tiembre de 1989, p. 1 A. huelga con cuarenta y tres días hoy quebrará el ré- 56
36
La Voz del Interior, Córdoba, 19 de febre- Véase Sebastián Etchemendy y Vicente
20 cord histórico desde la nacionalización de los tre-
La Voz del Interior, Córdoba, 13 de sep- ro de 1991, pp. 1 A y 5 A. Paler mo, Conflicto y concertación...
nes, superando a la huelga realizada en 1961”.
tiembre de 1989, pp. 1 A y 5 A. 57
37 María Victoria Murillo, “La adaptación del
21
La Voz del Interior, Córdoba, 22 de febre- 51
La Voz del Interior, Córdoba, 30 de mar-
La Voz del Interior, Córdoba, 19 de sep- sindicalismo argentino a las refor mas de mercado
ro de 1991, pp. 1 A y 5 A. zo de 1991, pp. 1 A y 4 A. Vitale señaló que
tiembre de 1989, p. 5 A. en la primera presidencia de Menem”, Desarro-
38 “nadie nos garantizó la reincorporación de todos
22
La Voz del Interior, Córdoba, 28 de febre- llo Económico, vol. 37, N° 147, octubre-diciem-
La APDFA manifestó que con estas medi- los despedidos, pero sí la discusión del problema
ro de 1991, p. 5 A. bre de 1997.
das se profundizaría la crisis al atacar a “a uno de con los compañeros trabajando”. Debido a la
39 58
los sectores pensantes de los gremios del riel, ya La Voz del Interior, Córdoba, 2 de marzo confusión creada en varias seccionales donde se La Voz del Interior, Córdoba, 16 de no-
que [...] no son todos jefes y gerentes, hay 1.574 de 1991, p. 5 A. había impedido el ingreso de varios trabajadores viembre de 1990, p. 1 A.

Archivo
) 102 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 103 (
59 62
El fiscal federal Luis Moreno Ocampo en
conferencia de prensa reveló un fraude de alrede-
La Voz del Interior, Córdoba, 20 de febre-
ro de 1991, pp. 1 A y 5 A.
Menos averigua Dios y perdona:
dor de 900 millones de dólares por el pago de 24
mil juicios laborales de empleados de Ferrocarri-
63
La Voz del Interior, Córdoba, 13 de mar- los jesuitas y el matrimonio indígena
zo de 1991, p. 5 A.
les Argentinos. En la reunión también se infor mó
64
Maria Elena Imolesi*
que Ferrocarriles Argentinos soportaba diaria- La Voz del Interior, Córdoba, 23 de febre-
mente embargos de alrededor de dos millones de ro de 1991, p. 5 A.
australes, lo que superaba en un 30% la recauda- 65
Tal vez el antecedente más remoto pueda
ción por pasajes. Los funcionarios del gobier no
encontrarse en la fir ma del Pacto de Solidaridad
cristianas, ratificadas a mediados del siglo

L
infor maron que delitos similares podrían haberse a necesidad de abordar y resolver la
en 1917 entre La Frater nidad y la entonces de-
cometido en la Empresa Nacional de Obras Sani- cuestión del sacramento del matri- XVI en el Concilio de Trento, las particula-
nominada Federación Obrera Ferrocarrilera, lue-
tarias. Por su parte el titular del gremio telegrafis- monio entre los indígenas se planteó ridades de las culturas americanas imposibi-
go Unión Ferroviaria.
ta denunció que ENCOTel paga a un estudio jurí- litaron el establecimiento monolítico de un
66
como un problema candente y a la vez de
dico privado 1.500.000 dólares por mes para El libro de Juan Carlos Cena incorpora en
difícil resolución para el Estado español y patrón cultural europeo y ello dio lugar a
atender demandas laborales. Los funcionarios de un Anexo de fuentes las portadas de los Nº 1 al
SIGEP destacaron que éste es el comienzo de al- para la Iglesia desde los comienzos de la co- una innumerable cantidad de “zonas grises”
4 de los boletines de huelga. El subtítulo del Nº 4,
go que puede poner fin a los robos al Estado des- editado el 10 de abril luego de levantado el paro, lonización. Las deter minaciones que se to- y de espacios de necesaria negociación. En
de dentro del Estado. Véase La Voz del Interior, es “La lucha continúa”, como un intento de man- maron al respecto, en consonancia con la vista de todas estas consideraciones, po-
Córdoba, 17 de noviembre de 1990, pp. 1 A y tener la moral de los trabajadores luego del resul- pastoral adoptada en otros aspectos, tuvo dríamos postular que la fortaleza de esta ac-
6 A. tado adverso de las acciones. Véase Juan Carlos mucho más que ver con lo posible que con titud estuvo precisamente en la flexibilidad
60 Cena, El ferrocidio, Buenos Aires, La Rosa Blin- lo deseable. En éste como en otros ámbi- –obligada, además– y en la capacidad de
La Voz del Interior, Córdoba, 17 de febre-
dada, 2003. tos, la Iglesia se adaptaría a las condiciones adaptación.
ro de 1991, p. 7 A.
61
de evangelización en vastos y distantes terri- Postulamos que esta política de toleran-
La Voz del Interior, Córdoba, 19 de febre-
torios, poblados por una heterogénea po- cia adoptada por la Iglesia en América, y
ro de 1991, pp. 1 A y 5 A.
blación aborigen sobre la cual era muy difí- oficializada a partir de la bula Altitudo Divi-
cil ejercer un control efectivo. ni Consilii de 1537, no nació de la noche
La problemática del matrimonio nos lle- a la mañana, sino que reconocía una larga
va a cuestionar el latiguillo –frecuente en la tradición que se remonta casi hasta los orí-
historiografía colonial– de la supuesta hege- genes de la Iglesia, cuando el cristianismo
monía e imposición que el Estado y la Igle- iniciaba su proceso de expansión. Aun den-
sia habrían ejercido sobre la población indí- tro de la propia Europa cristiana, el modelo
gena. De acuerdo con el paradigma de con- de matrimonio monogámico e indisoluble,
quista-resistencia, la Corona habría im- así como las reglas de lo que se considera-
puesto una moral sexual y un modelo fami- ba incesto y que involucraba la definición de
liar cristiano a través de sus agentes evan- los impedimentos de parentesco para con-
gelizadores. Esta interpretación de la “con- traer matrimonio, sólo habían comenzado a
quista espiritual” no toma en cuenta que la definirse con claridad a partir del siglo XII,
situación de contacto cultural fue rica y sobre todo en el contexto de la lucha que
compleja, e impuso su propia dinámica. Si tanto la Iglesia como el Estado libraban en
bien resulta evidente que la Iglesia intentó contra de las tendencias endogámicas de la
establecer las nor mativas matrimoniales nobleza. Si tenemos en cuenta esto, pode-

* Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, Programa de His-


toria de América Latina (PROHAL).

Archivo
) 104 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 105-126
mos ver que la Iglesia conocía siglos de rante en materia sacramental y del matrimo- como era el de la capacidad de Sin embargo, específicamente
adaptaciones y modificaciones de la institu- nio indígena en particular. Esta actitud no los indios para recibir el cristia- en lo relativo al matrimonio, el
ción matrimonial a lo largo del Medioevo, y era, no obstante, diferente de la posición ge- nismo a través de los sacramen- problema no radicaba solamente
que utilizará esta experiencia cuando le lle- neral adoptada por la Iglesia Católica en tos de la Iglesia, lo cual, en última en el cumplimiento de un ritual ni
gue el momento de abordar la realidad ame- América desde los inicios de la colonización. instancia, implicaba discer nir a ni- en la administración for mal de un
ricana. Lo excepcional, en todo caso, fue la fuerza vel teológico sobre la racionalidad sacramento, sino en que a través
En este contexto, la definición del matri- que tuvieron los jesuitas para ejercer esta de los indígenas y por lo tanto so- de éste se debía producir un cambio
monio como sacramento, cualidad de donde política. En efecto, los miembros de la Com- bre su condición humana. cultural drástico. De hecho, la adop-
deriva su indisolubilidad, no reconocía ante- pañía se vieron investidos de amplios pode- Esta cuestión se había planteado ción de un patrón cristiano de matri-
cedentes en el derecho romano ni en el ger- res jurisdiccionales en materia de dispensas ya durante la fase antillana de la con- monio, familia y comportamientos se-
mánico, para los cuales el matrimonio era un matrimoniales, y los utilizaron en abundan- quista, cuando la Corona debió decidir xuales se consideraba una marca de
contrato puramente civil. Esta característica cia, generando numerosas críticas por parte acerca del tratamiento que habría de conversión mucho más fuerte que la
sacramental es una especificidad del matri- de diversos sectores, dentro y fuera de la darse a la población indígena, es decir, comprensión de los misterios del dog-
monio en el Occidente cristiano a partir de la Iglesia. En los cuestionamientos al poder dis- si serían considerados esclavos u hom- ma, y por ello la Iglesia y el Estado con-
Baja Edad Media, cuando, de acuerdo con crecional de los jesuitas se mezclaban el des- bres libres. El tema distaba mucho de ser sideraron como una parte clave de la co-
los propios contemporáneos, el matrimonio contento y recelo para con el poder adquiri- menor: la monarquía católica ocupaba is- lonización el establecimiento de un mode-
se había convertido en una red, una trampa do por éstos, especialmente a partir del Ter- las sobre las que consideraba tener dere- lo cristiano en estos aspectos.2
de la cual era muy difícil escapar. Con esto cer Concilio Limense de 1583, con un mu- chos de soberanía legítimos y a cuyos pue- Pero fue a partir de la presencia españo-
sugerimos que, cuando la Iglesia debió abor- cho más interesante debate acerca de las blos se había comprometido a convertir al la en México cuando la cuestión del matrimo-
dar la conversión en territorios culturalmente posibilidades o no de adaptar o traducir el cristianismo sin inflingirles daños o penalida- nio indígena comenzaría a debatirse con ma-
muy diversos al europeo, como América o el mensaje cristiano a otras culturas. des. Luchar contra los indios era, según dijo yor intensidad. Allí por primera vez los espa-
Lejano Oriente, ciertas discusiones y proble- Francisco de Vitoria, como luchar contra los ñoles se encontraron evidentemente ante so-
mas no le eran demasiado ajenas. habitantes de Sevilla, pues los indios eran ciedades que eran, tipológicamente al me-
Este artículo trata sobre la participación Las bulas de 1537: el problema vasallos de la Corona de Castilla. Por su- nos, comparables a la suya y merecedoras
de los jesuitas en la discusión y puesta en del matrimonio indígena y la puesto que esta opinión, que hacía de la entonces de un examen detallado. Sin em-
práctica de un modelo de matrimonio cris- capacidad racional de los indios evangelización el único título válido de pose- bargo, no había acuerdo en la apreciación
tiano entre los indígenas, con especial refe- sión de los nuevos territorios, no era com- acerca de estas culturas y en aquellos años
rencia al Perú colonial. La peculiaridad del Durante los dos primeros días de junio partida por todos. Muchas voces se alzaban arreciaron las disputas acerca de la idoneidad
aporte jesuítico deriva de varias cuestio- de 1537, Paulo III expidió dos bulas casi a favor de considerar a los indígenas como de los indios para recibir la fe católica.
nes. En primer lugar, de la riqueza y va- simultáneamente: una de ellas, Sublimis seres inferiores y por lo tanto “esclavos na- En 1524 llegaba la primera expedición
riedad de la experiencia evangelizadora Deus, que establecía el status humano de turales”, de acuerdo con las ideas aristotéli- de franciscanos, conocidos como los “doce
y misional de la Compañía de Jesús, los indios y su derecho a la libertad, y cas. En 1516, en La Española, el dominico apóstoles”. Con ellos comenzaba la evange-
tanto en el Lejano Oriente como en otra, Altitudo Divinii Concilii, que de- Antonio de Montesinos rebatía el argumen- lización sistemática de la Nueva España.
América, desde mediados del siglo ter minaba la capacidad de los indios to de que los indios “no eran hábiles para Uno de ellos, fray Toribio de Benavente,
XVI. Esta experiencia multicultural para recibir los sacramentos y prescri- matrimonio ni para recibir la fe. Todo esto”, describía “la gran dificultad que hubo en que
generó una considerable acumula- bía las condiciones en que éstos se- comentaba, “dicen los cristianos para que se los indios dejasen las muchas mujeres que
ción y circulación de infor mación rían impartidos. piense de los indios que para otra cosa nin- tenían”.3 Otro de los franciscanos del nú-
que serviría de base para la adop- El problema de definir el status guna habilidad tienen sino para sacar oro”.1 cleo inicial, Jerónimo de Mendieta, notaba
ción de políticas tendientes a pro- del matrimonio indígena, su legiti- Avalar una u otra postura implicaba dis- que las dificultades referidas provenían de la
mover el matrimonio cristiano en midad, y el de si éste era compati- cutir acerca de las costumbres de los indios maraña de impedimentos a “desenredar”.4
tierras de infieles. ble o no con las nor mas cristia- y de su aptitud racional para convertirse en Ese mismo año fue celebrada la prime-
En directa relación con lo nas, se inscribió, desde los inicios “hombres verdaderos”, a través del bautis- ra junta apostólica, integrada por autorida-
anterior, los jesuitas sostuvieron de la colonización, en un debate mo en primer lugar y de otros sacramentos des civiles y eclesiásticas, destinada a resol-
una actitud ampliamente tole- mucho más amplio y central, como el matrimonio, en segunda instancia. ver asuntos relativos a la evangelización. Al

Archivo
) 106 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 107 (
parecer, el matrimonio fue la materia timidad, problema de difícil resolu- eran tema de consulta per manente de los
más discutida en la junta. El tema ción dadas las prácticas indígenas, obispos a Roma, culminaron en la expedi-
era muy complejo, tanto por la in- especialmente la poligamia. En ción de la bula Altitudo Divini Consilii de
compatibilidad de las costumbres segundo lugar, la cuestión de los 1 de junio de 1537, dedicada a la cuestión
matrimoniales indígenas con el impedimentos en que, desde el de los sacramentos y a través de la cual la
cristianismo y lo irritativo que re- punto de vista de la nor mativa Iglesia fijaría su posición con respecto a la
sultaba la modificación de las cos- cristiana, incurrían los indígenas cuestión matrimonial, exhumando de sus dad de los matrimonios contraídos en la gen-
tumbres en este plano, como por por diversos motivos, pero princi- orígenes medievales el llamado privilegio tilidad. Por su parte, los naturales quedaban
el desconocimiento que por entonces palmente al unirse con parientes en paulino, en referencia a la primera carta de exentos de guardar los impedimentos matri-
se tenía de las culturas nativas. El informe diversos grados de afinidad y de consan- San Pablo a los corintios, el cual per mitía moniales de consanguinidad y afinidad en
de la junta expresaba: “Acerca de los matri- guinidad. disolver el vínculo contraído durante la gen- tercero y cuarto simple o mixto: esto incluía
monios ocurrieron mayores dificultades so- En los años siguientes a la Junta Apos- tilidad, en ciertas circunstancias. Este privi- el tercero y el cuarto de afinidad en línea
bre si eran válidos entre los indios los contra- tólica de 1524, frailes y letrados encontra- legio, que representa una excepción al prin- recta (lo cual se había puesto en duda) pero
hidos en su gentilidad, y qual de ellos lo era, ron elementos de juicio dispares con res- cipio de la indisolubilidad matrimonial en ra- se excluía el tercero y el cuarto de consan-
porque tenían muchas mugeres, y no se re- pecto a la deter minación del matrimonio le- zón de fe, tenía sus orígenes en textos bajo- guinidad en línea recta –entre abuelo o bi-
solvió cosa cierta esperando la definición gítimo. Los regulares defendían la tesis de medievales: el Decreto Graciano y las De-
sabuelo y nieto o bisnieto–. Cuando uno de
de la Silla Apostólica”. que la unión indígena constituía un cretales de Inocencio III, Quanto te y Gau-
los contrayentes estuviese fuera del segundo
Se explicaban los motivos de du- verdadero matrimonio, argumentan- demus.7 Al mismo tiempo, la bula reducía
grado, aunque el otro se hallase en el prime-
da y discusión: “Los sujetos que de- do que los indios que tenían muchas las prohibiciones matrimoniales por paren-
ro, no había necesidad de dispensa porque
cían que no eran válidos los matrimo- mujeres reconocían a una como tesco para los indígenas.
la distancia de los grados se computaría por
nios de los indios en su gentilidad, se principal, que las gentes comunes só- Más allá del evidente interés de la Iglesia
el más remoto. La dispensa alcanzaba a los
fundaban en que no había legítimo contra- lo tomaban una y por muchos años, y por nor mativizar con cierta urgencia una in-
matrimonios entre un neófito y un europeo,
to con una muger, y que llegaban a muchas que había entre ellos ritos y ceremonias numerable cantidad de situaciones matrimo-
sin saberse qual era la principal, o señora, nupciales. En la vereda opuesta, los letrados así como a los mestizos (no cuarterones y
niales consideradas irregulares, el hecho de
y las demás concubinas; que no tenían pala- se apoyaban en la pluralidad de mujeres en- puchueles),8 africanos, chinos, etc., y a to-
que esta bula haya sido expedida el día an-
bras ciertas para solemnizar el contrato, y tre las que no se distinguían las legítimas de das las sangres mezcladas no europeas. Se
terior a Sublimis Deus, que definía el status
no le habiendo, no se podía elevar a razón las concubinas, en la falta de palabras cier- concedía la facultad de dispensar a los obis-
humano de los indios y su derecho legal a la
del sacramento después del bautismo; fuera tas para legalizar el contrato matrimonial y libertad, inscribe el problema del sacramen- pos y a sus delegados.9
de que se casaban con parientas sin dis- en las uniones en grados de parentesco to del matrimonio en el contexto de un de- Fue la junta mexicana de 1539-1540 la
tinción. A el contrario otros decían que prohibidos por la Iglesia. bate teológico sobre la condición de los in- que aplicó los principios sentados en Altitu-
muchos indios solo tenían una muger Las soluciones a los casos que se dígenas y su lugar en el plan divino. Es de- do. Con respecto al matrimonio, se inter-
por muchos años, o por toda la vida, y presentaban, mientras tanto, tendían a cir que la discusión en tor no de las cualida- pretó la bula como una dispensa general del
aunque otros tenían muchas, era una la aflojar los requisitos existentes. El obispo des del matrimonio prehispánico y a las po- tercer y el cuarto grado de afinidad, y se en-
señora, o principal, a la que reconocían por fray Juan de Zumárraga aconsejaba que el sibilidades de reconocerlo como legítimo tendió que la dispensa de consanguinidad se
muger. El no entender bien el idioma de los indio que se quisiere casar “fuese persuadi- para luego “cristianizarlo”, se insertaban refería a la línea colateral, mientras que la
indios, la poca, o ninguna expresion de es- do que tomase la primera mujer, mas no por aquellos años en una discusión más am- de afinidad involucraba a las dos líneas.
tos tocante a este asunto, hacia parecer que fuese compelido”. Asimismo, en Europa, el plia que comprendía la valoración que se
no habia legitimo matrimonio entre ellos”.5 cardenal Cayetano respondía a una consul- hacía de estas culturas in totum.
El infor me describe con precisión las ta que, “cuando no supiesen los indios de- La bula Altitudo concedía que los neófi- Los orígenes medievales de
aristas más ríspidas de la cuestión: en pri- clararse en cuál de las mujeres fue la que to- tos que tuvieran muchas mujeres de tiempos la política matrimonial
mer lugar, la dificultad para establecer si maron con afecto matrimonial, se les diese de la gentilidad, eligieran una y con ella con-
existía matrimonio legítimo previamente la que quisiesen”.6 trajesen matrimonio canónico, si es que no La bula de 1537 constituía en su con-
contraído entre los indígenas y bajo qué La novedad de las situaciones plantea- recordaban cuál había sido la primera. Con junto una apelación a la tradición medieval.
condiciones se habría de reconocer tal legi- das por la evangelización en México, que esta medida, la Iglesia reconocía la legitimi- Por una parte, el reconocimiento explícito

Archivo
) 108 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 109 (
de la legitimidad de los matrimonios contraí- no se quiere, pero que se consiente con vis- las juntas eclesiásticas siguientes (1537, ción
dos en la gentilidad se fundaba en una apli- tas a evitar un mal mayor o a conseguir un 1539-1540 y 1546), las dudas suscitadas con la
cación del derecho natural. La Iglesia, pre- bien mejor o, simplemente, por imposibili- por la cuestión matrimonial continuaron. La con ver sión
supuesta la suficiente capacidad racional de dad de cumplimiento de la norma adecua- junta mexicana de 1541 decidió que no se de los anglos
los indígenas, acudirá a la legislación canó- da”.10 El dominico Francisco de Vitoria con- bautizase a los polígamos, hasta que se com- en el siglo VI.14
nica medieval para la resolución de la duda tribuyó decisivamente a fortalecer esta posi- prometieran a vivir con una sola mujer.13 El Breve Exponi
inicial acerca de la legitimidad de los matri- ción en sus Comentarios a la Secunda Se- Nobis (9 de mayo de
monios contraídos durante la gentilidad: en- cundae (1534), en donde expone que: 1) no 1522) u Omnímoda de
tre los infieles, según la doctrina común de es malo sino por el contrario bueno y lícito Los jesuitas en Brasil y la Adriano VI fue promovido por
la Edad Media, podía existir un verdadero y que los gobernantes obliguen a los infieles a concesión de privilegios el emperador Carlos V, interesado
legítimo contrato matrimonial, cuya diferen- la conversión, y 2) a pesar de ello, no han de especiales para dispensar en favorecer a los franciscanos en re-
cia respecto del matrimonio de los bautiza- ser obligados “puesto que hay muchas cosas lación con la evangelización de las Indias.
dos radicaba en que no era rato o ratifica- lícitas que no son convenientes”.11 Desde mediados del siglo XVI, la recién Este documento establecía la excardina-
do: no era un sacramento por no ser fir me Pero no es sólo la experiencia previa en creada Compañía de Jesús llevó adelante un ción: procedimiento de facto o de jure por
e inviolable. Por otra parte, aunque no era el tratamiento de los infieles lo que deter mi- impresionante período de expansión de su el cual cesaba la adscripción de un clérigo,
sacramento, tal matrimonio era válido y le- nó esta política laxista. En la propia Europa, actividad misional en territorios de Asia y regular o secular, a una diócesis deter mina-
gítimo si no atentaba contra el derecho na- el modelo familiar cristiano (monogámico, América. A partir de ese momento, la varia- da. Esta disposición estaba prescrita en el
tural, al menos contra los denominados pri- indisoluble y con impedimentos hasta el da experiencia de los jesuitas en el seno de Concilio de Nicea (325). Junto a esta des-
ma preceptae, y si se celebraba se- cuarto grado de parentesco inclu- culturas diferentes les daría una óptica espe- vinculación genérica, precisaban los religio-
gún sus legítimas nor mas y cos- sive) sólo se impuso lentamente y cialmente rica en la apreciación de los pro- sos la debida licencia de sus superiores. La
tumbres, ya que no estaban obliga- se consolidó a partir del siglo XII, blemas relativos a la imposición de una nor- Omnímoda es el origen de las facultades
dos a la observación de las leyes cuando la cristianización del con- mativa cristiana entre los neófitos. Asimis- sólitas o vicenales y otorgaba poderes cua-
meramente eclesiásticas. Tal defi- cepto eclesiástico del matrimonio mo, el rápido crecimiento de la Compañía, siepiscopales a los misioneros, que comen-
nición de matrimonio legítimo en- tuvo lugar tanto en la teología co- que a la muerte de su fundador, Ignacio de zaban a veintitrés leguas del punto de resi-
tre infieles corresponde al Decreto mo en la legislación canónica. Así Loyola, rondaba el millar de individuos distri- dencia de los obispos.
Graciano de 1140. En todo caso, las cosas, las prohibiciones de po- buidos en doce provincias, y el ascendiente El documento concedía a las órdenes
y siempre sobre la base de la apli- ligamia, incesto y divorcio eran en de los jesuitas en las cortes europeas fueron mendicantes, particular mente a los francis-
cación de los principios aristotéli- Occidente mucho más nuevas de factores que contribuyeron a incrementar su canos, en todas partes donde no hubiere
cos, era la incorrecta deducción lo que podría pensarse, y al pare- creciente predominio e influencia. Esto con- obispos o, si los hubiere, se hallaren distan-
que los indios hacían de los secun- cer se inscribieron dentro de la ne- dujo a la concesión de facultades especiales tes dos jor nadas, la “omnímoda potestad y
da preceptae, por la “bárbara edu- cesidad de la Iglesia de aumentar para dispensar en casos de impedimentos autoridad en ambos fueros, [...] para la con-
cación” y por la influencia nefasta el control social, particular mente dirimentes para el matrimonio de los indíge- versión, conservación en la Fe y provecho
de una “religión diabólica” la que llevó a la en contra de la endogamia de la aristocra- nas, e incluso a disposiciones que obligaban de los Indios”. Estas facultades se extendían
política de tolerancia implícita en la reduc- cia. Para ejercer este control, se establecie- a las autoridades eclesiásticas seculares a también “sobre la población cristiana de ori-
ción de dos grados en los impedimentos. ron impedimentos matrimoniales bajo crite- consultar a los jesuitas en estos casos. No gen europeo”.15 La concesión de privilegios
Asimismo, las rebajas del grado de pa- rios frente a los cuales la Iglesia sería la úni- obstante, debe tenerse en cuenta que los je- y dispensas a través de bulas pontificias, ca-
rentesco considerado impedimento dirimen- ca garante y administradora.12 suitas fueron los últimos en entrar en el es- si siempre en favor de órdenes religiosas,
te para el matrimonio se fundaban en las Lo cierto es que, a pesar de la importan- cenario de la evangelización. Mucho antes fue propia de la Iglesia Católica en expan-
ideas y prácticas cristianas bajomedievales cia capital de Altitudo, no parece que ésta que ellos, otras órdenes misioneras recibie- sión a partir del siglo XV.16
para el tratamiento de los no cristianos. En acallara la polémica en América, pues su ron facultades semejantes, algunas de ellas Pío IV otorgó privilegios similares a los
este sentido, el laxismo no debe entenderse texto se prestaba a diferentes interpretacio- enraizadas en la Iglesia misionera desde los dominicos a través de la bula Michael Ghis-
–como lo haríamos hoy– en el sentido de nes. De hecho, las dudas y consultas conti- orígenes del cristianismo. El padre Acosta lerius (1557). Aunque el Concilio de Trento
respeto a la libertad de conciencia, sino co- nuaron, y el propio obispo Zumárraga instó señala como antecedente de esta costumbre impulsó una línea contraria y revocó los pri-
mo “permisión positiva de algún mal, que a sus religiosos y letrados a formularlas. En pontificia la del papa San Gregorio en rela- vilegios de los regulares, Felipe II volvió a

Archivo
) 110 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 111 (
presionar sobre el jesuitas. El primer grupo de seis sacerdotes preocupación: “...porque no podemos ad- se desenvuelve. De allí que el hombre nun-
Vaticano y obtuvo llegó a Brasil junto con la ar mada del pri- mitir a ninguno al bautismo si conserva con- ca se casaba con una sobrina nacida de un
de Pío V la bula Ex- mer gober nador designado por la Corona cubina”.20 her mano, a la que tiene por hija, y sí con
poni nobis de 1567, portuguesa, Tomé de Sousa. Esto no es ca- Pero, no obstante, estaba la mucho una sobrina nacida de her mana, a quien
que volvía a los regula- sual, dado que Juan III había negociado in- más terrenal y cotidiana imposibilidad fácti- considera una extraña. También era fre-
res a la situación anterior tensamente en favor de la oficialización del ca de controlar la situación de innumerables cuente el casamiento simultáneo con una
a Trento para administrar instituto ante Roma. amancebamientos y uniones al margen de mujer y su hija, de lecho precedente.23 An-
sacramentos, ejercer el ofi- La política de tolerancia, que se tradujo las leyes eclesiásticas. Esto era muy eviden- te este uso tan común, los jesuitas sintieron
cio de párrocos y efectuar en la facultad que las órdenes religiosas tu- te en Brasil, donde los sacerdotes recono- la necesidad de aflojar el derecho positivo
matrimonios con la sola li- vieron para dispensar, puede haber tenido cían la inexistencia de matrimonio legítimo. per maneciendo sólo los de derecho natural
cencia de sus superiores. Fran- significados diferentes según las regiones. Más aún, los sacerdotes frecuentemente re- y divino: línea recta (padres-hijos), línea la-
cesco Lisi analiza estos privilegios de las ór- Serge Gruzinski afir ma que en Nueva Espa- conocían la imposibilidad de modificar los teral (her mano-her mana).
denes religiosas en el contexto americano del ña la posibilidad de conceder dispensas ma- comportamientos ancestrales, como lo Con respecto al impedimento de pública
siglo XVI y señala que existía una clara inten- trimoniales per mitía a las órdenes religiosas muestra la ansiosa consulta que desde Bra- honestidad o cópula ilícita (causada por rela-
cionalidad de la Corona de consolidar su po- establecer un control sobre el establecimien- sil hace el padre Luis da Grá a Ignacio de ciones sexuales simultáneas o sucesivas con
der apoyándose en las órdenes regulares en to de alianzas en el mundo indígena, contra- Loyola: “Deseamos saber si bautizaremos mujeres parientes entre sí), los padres recu-
detrimento del clero secular y, en última ins- rrestando el poder tradicional de los señores aquellos que más allá de ser suficientemen- rrieron a Roma implorando las dispensas
tancia, de Roma. El rey buscaba reafirmar locales.19 En este sentido, podemos supo- te instruidos y no tener obstáculo de peca- necesarias para estas diversas circunstan-
así su condición de patrono de la Iglesia.17 ner que la Iglesia en América a través de es- do, tiénese también experiencia que llegan- cias. En este aspecto, desde el punto de vis-
A pesar de la revocación de Trento, la ta política cumplía similares objetivos a los do el tiempo no sólo pecarán car nalmente, ta jesuítico existía una diferencia sustancial
Omnímoda, anterior a la existencia de la buscados en la Europa bajomedieval a tra- pero tomarán concubinas”.21 entre la situación de Brasil y la de otros te-
Compañía, puede considerarse un antece- vés del procedimiento inverso, es decir, el El padre Manuel de Nóbrega, fundador rritorios. Mientras que, por ejemplo para el
dente de los privilegios obtenidos por los je- de restringir los grados per mitidos para del núcleo jesuítico inicial, describía así el caso del Perú, se aceptaba la existencia de
suitas. De hecho, en la Recopilación de In- contraer matrimonio. En el caso europeo, estado de cosas en 1551: “Los gentiles, que matrimonios legítimos contraídos entre in-
dias se incluyó esta bula con el siguiente co- la Iglesia buscaba controlar el poder de la parece que ponían la bienaventurança en fieles en la gentilidad (porque aunque no era
mentario: “Porque se ha dudado si los Reli- nobleza limitando sensiblemente sus ten- matar sus contrarios, comer car ne humana, sacramento se lo consideraba válido jure na-
giosos de la Compañía de Jesús podrían sa- dencias endogámicas. En sociedades jerar- y tener muchas mugeres, se van mucho en- turae y por ende con la
lir a las doctrinas de los Indios, según su re- quizadas, con un poder considerable de sus mendando, y todo nuestro trabajo consiste firmeza de los contra-
gla, y pareció que por la Bula de Adriano VI estamentos nobles, como la novohispana o en los apartar desto. Porque todo lo demás tos naturales), en Brasil
lo podían hacer como los otros Religiosos, la europea, la intención de controlar a la es fácil, pues no tienen ídolos”.22 no habría matrimonio
ordenamos que así se haga”.18 nobleza puede haber sido primordial. Esto constituía un reconocimiento claro legítimo sino sólo con-
Estos privilegios para dispensar en gra- Sin embargo, en el contexto de socie- de que la tarea más importante a realizar y cubinato. Nóbrega así
dos prohibidos estuvieron generados parti- dades diferentes, el significado de esta polí- a la vez la mayor dificultad a vencer la cons- lo explicaba en 1549:
cular mente por los problemas y las consul- tica puede no haber sido el mismo. Para tituía el cambio de patrones de comporta- “Porque su costumbre
tas relativas al matrimonio indígena deriva- América, en general, no puede soslayarse el miento, mucho más que la asimilación de hasta agora fue [...] to-
dos de la presencia jesuítica en Brasil, pri- problema teológico ya mencionado: la ne- los principios doctrinarios del dogma. En la mar una y dexar otra
mer territorio de evangelización en América cesidad de establecer un matrimonio legíti- correspondencia de Nóbrega durante los ad beneplacitum, y por
y en donde se constituyó la primera provin- mo se vinculaba directamente con el acceso años subsiguientes, la manifestación de difi- esto me parece que no
cia jesuítica del continente a mediados del de los indios al bautismo, es decir, a la par- cultades en este plano eran constantes. La tiene en estos gentiles
siglo XVI. Esto ocurría tan sólo nueve años ticipación en la congregatio fidelium y por consanguinidad se convertiría en un impedi- lugar el capítulo «Gau-
después de creada la Compañía de Jesús y lo tanto a la posibilidad de salvación. Los mento muy común. Entre los indígenas de demus de Divortiis» con
reconocida así como orden religiosa por el reiterados pedidos de los misioneros en or- Brasil, ésta dependía exclusivamente de la lo que allí se nota [...]
mismo Paulo III, quien fue también el pri- den a solucionar la cuestión de los impedi- línea pater na: la madre era considerada só- que ayan de tomar por
mero en otorgar privilegios especiales a los mentos matrimoniales dan cuenta de esta lo un recipiente donde el ger men pater no mujer la primera que

Archivo
) 112 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 113 (
avían tenido, porque nun- Esta bula, sin embargo, no solucionaba cra la potestad de los ministros de la Iglesia menos de 200 millas”. En 1569, Pío V ex-
ca las tomavan para las los problemas planteados por los sacerdo- para dirigir las conciencias de los fieles, ad- tendió las prerrogativas por un decenio.
tener siempre, lo cual tes, dado que ésta concedía dispensas sólo ministrar sacramentos, predicar, etc. Al mis- A Pío V corresponde también el Breve
no tienen otros infie- para quienes estuviesen casados antes de su mo tiempo, concedía por veinte años la fa- Romani Pontificis (2 de agosto de 1571),
les de Africa e otras conversión al cristianismo, lo cual no era vá- cultad a los Ordinarios para dispensar inclu- otra concesión especial a favor de la Com-
partes, que las toman lido en Brasil, donde el matrimonio (legíti- so in foro judiciali (externo), que es el que pañía y a través del cual se reconoce como
para siempre y a lo me- mo, en tanto contrato indisoluble) era una entraña todo lo concer niente a la adminis- cónyuge legítimo ya no a quien voluntaria-
nos es contrato, lo qual en és- noción inexistente “porque no se casan pa- tración general de la diócesis, en este caso mente el indio elija sino a quien se bautiza
tos no ay, porque es más tenerlas por man- ra siempre como otros infieles”.27 En razón acompañados de un jesuita como asesor y con él, aunque no sea la primera mujer.
cebas que por mujeres”.24 de esto, Nóbrega le pide al general que al- donde no le hubiere, por sí solos.28 A los Gregorio XIII, a través del Breve Provisio-
Esta situación acarreaba serias conse- cance del Papa la dispensa de todo el dere- provinciales jesuitas y sus designados, por nis nostrae (28 de noviembre de 1576), ra-
cuencias para la conversión, ya que dificul- cho positivo, sobre todo para los indios veinte años, para dispensar en ambos fue- tificó las concesiones de Pío IV a los jesuitas
taba el bautismo, que los jesuitas se nega- convertidos y para los mestizos hijos de cris- ros en las provincias destituidas de obispos y estableció la necesidad de prorrogarlas ca-
ban a impartir en caso de concubinato. tianos. Provisoriamente, los sacerdotes in- o remotos de ellas, incluyendo la facultad de da veinte años en el fuero exter no, porque
Pocos meses después de escrita esta tentaron solucionar la situación. En las al- declarar legítima la prole tenida o por tener. en el inter no se consideraban perpetuas.
carta, Paulo III expidió la bula Licet debi- deas, a los que eran aun paganos y a quien, Las facultades en el fuero externo debían La revalidación vicenal a favor de los je-
tum,25 la primera en otorgar facultades ex- por motivos justos (falta de doctrina o de renovarse cada veinte años. Estas facultades suitas se mantuvo hasta mediados del siglo
traordinarias a los jesuitas. El Papa explica- perseverancia) se les difería el bautismo, se otorgadas por Pío IV fueron las primeras XVIII, prácticamente sin alteraciones en la
ba así los privilegios concedidos: “Aunque el los casaba in lege naturae. Los que se bau- concedidas conjuntamente a la Compañía y nor mativa.29 En 1756, ante los reiterados
deber pastoral nos obliga a mostrar nos be- tizaban, lo hacían in lege ecclesiae. En a los obispos. reclamos de los obispos, Benedicto XIV ex-
nignos y favorables a todos los que abrazan 1560, en la aldea de San Pablo, Bahía, nin- En este documento y en las revalidacio- pidió Cum venerabilis, con el cual se sepa-
la vida regular; dirigiendo hoy nuestros ojos gún indio podía tener más de una mujer; y nes que siguen parece evidente el poder raron las facultades que antes eran conjun-
como piadoso Padre a la Compañía de Je- después, cuando recibían el bautismo, que- desplegado por los jesuitas a partir del Con- tas con los obispos. Se prohibió a los misio-
sús, que Nos mismos acabamos de estable- daban ipso facto casados cristianamente. cilio de Trento (el cual finalizó sus sesiones neros dispensar en el primer grado de con-
cer y aprobar, y cuya muestra se presenta Se concedieron diversas dispensas y en- ese mismo año) particular mente a través del sanguinidad o afinidad, excepto sólo el pri-
como un campo fértil que ha dado y está tre ellas abundan las referentes a impedi- secretario de Pío IV, Carlos Borromeo, mer grado, aunque de afinidad en línea rec-
dando frutos abundantes y múltiplos [...] te- mentos entre sobrinas y tíos. El Breve de quien también influiría decisivamente en la ta pero resultante de cópula ilícita. En los lu-
nemos por digno favorecerla con especiales Pío IV, In super eminenti, de 1561 conce- elección del sucesor, Pío V, también favora- gares donde hubiese Ordinarios o éstos es-
gracias. [...] Ordena también el Pontífice día a los ordinarios de Brasil y de la India va- ble a la Compañía. tuvieren a menos de 200 millas, los misio-
que todos los misioneros de la Compañía de rias prerrogativas sobre la absolución de Este Papa expidió en 1567 el Breve neros sólo podrían usar facultades en fuero
Jesús puedan libremente morar en tierras censuras canónicas y dispensas de grados Cum gratiarum animun dirigido al general, de conciencia, porque en esos lugares las
de infieles y comunicar entre ellos, pero con de parentesco. prepósitos y presbíteros de la Compañía facultades en el fuero exter no serían priva-
licencia del Prepósito General [...] que pue- Pío IV (15 de junio de 1563) prorrogó “en Etiopía, India, Japón [...] Brasil y otras tivas de los obispos. Sí podrían dispensar en
dan dispensar con ellos, tan solamente y las facultades concedidas por Paulo III en Li- islas del Océano, a quienes se otorga, por 5 el fuero exter no donde no hubiese Ordina-
en lugares remotísimos, que se convirtie- cet debitum. Ésta concedía a los provincia- años, donde no haya obispo o diste 200 mi- rio o éste estuviese a más de 200 millas, pe-
ren de la infidelidad, para que habiendo les de la Compañía y a sus presbíteros dele- llas, la facultad de dispensar en todos los ro se mantendría restricta siempre sólo al
contraído antes matrimonio en grados ilí- gados por él para dispensar a los neófitos en grados de consanguinidad y afinidad no fuero de la con-
citos, pero no prohibidos por derecho di- cualquier grado no prohibido por derecho prohibidos por derecho divino para con- ciencia la facul-
vino, puedan permanecer en él”. divino, “para contraer matrimonio entre sí o traer matrimonio o per manecer en el ya tad de dispen-
Por último se concedía a Loyola y pre- perseverar en el ya contraído”. Esta conce- contraído, para absolver a los neófitos en sar en primer
pósitos sucesivos que tales privilegios los sión era perpetua para los jesuitas, en aque- todas las censuras y penas en ambos fueros grado de línea
pudieran ejercer libremente los designados llos lugares en donde se podía concurrir con y declarar legítima la prole habida o por ha- recta de afinidad,
por él “especialmente en las Indias y otros facilidad al Ordinario, sólo en el fuero de la ber, con tal que no hubiese obispo o no se resultante de cópula
parajes remotos”.26 conciencia (interno), que es el que involu- pudiese recurrir a él por hallarse distante no ilícita. Se quitaba la obli-

Archivo
) 114 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 115 (
gación a los Ordinarios de recurrir a los je- bates ocurridos allí en tor no del tema del Asimismo, la metodología de inserción dos en Macao en 1582 acorda-
suitas para dispensar en el fuero exter no matrimonio demuestra que las disposiciones fue diferente: en Japón los jesuitas trataban ron en lo anterior.33
pero, en donde no hubiere obispos o estu- papales no solucionaban claramente los con los daymios o señores locales, en me- Así las cosas, en 1592 el
vieren a más de 200 millas, se mantenía la problemas planteados. Los primeros jesui- dio de una situación política complicada: la visitador de la misión del Japón,
obligación del Ordinario de recurrir a éstos. tas llegaron al Japón a instancias de Juan III organización feudal de Japón los llevó a ali- Alejandro Valignano, previendo la postura
A pesar de la abundantes disposiciones de Portugal, el mismo año de 1553, cuan- nearse con ciertos señores que podían co- romana a favor de Gaudemus propuso, en
emitidas, innumerables casos continuaban do Nóbrega arribaba a Brasil. El caso del Ja- merciar con los mercaderes portugueses, vista de la “ignorancia invencible” de los
sin resolución. En 1583, el padre Cristóbal pón presenta un interés comparativo parti- causando la hostilidad de aquellos que esta- japoneses, que Roma disimulase in favo-
de Gouveia consultó acerca de sus dudas en cular, por diversas razones. Si bien existía ban excluidos de esta posibilidad. Obligados rem fidei con todos los que se hiciesen
un memorial al padre general Claudio Aqua- un problema común a resolver con respec- a depender de la indulgencia de los day- cristianos, y les per mitiese casar sin tener
viva. La dispensa se alcanzó en 1585, a tra- to a Brasil, a saber: la supuesta inexistencia mios, los jesuitas se aplicaron a la evangeli- en cuenta las mujeres que hubiesen tenido
vés de la bula de Gregorio XIII Populis ac de un matrimonio previo entre los neófitos, zación señorial. No hubo por lo tanto una en su gentilidad, ya que tal fue la costum-
nationibus, que concedía la facultad para existían diferencias significativas entre am- política de conversiones masivas, sino una bre de la primitiva Iglesia entre los infieles.
dispensar a los gentiles convertidos para que bas experiencias misionales y culturales. En inevitable tarea de negociación y persuasión Valignano ar gumentaba que Gaudemus
puedan casarse con otra consorte bautizada, Japón la invasión militar no respaldó la in- para con las noblezas locales. sur ge cuando Europa ya es completamen-
“aunque no sea la primera, sin aviso a la pri- troducción del cristianismo. Ante la caren- En Japón se suscitó una polémica sobre te cristiana, pero en Japón ¿no se podrá
mera”. Esta facultad se concedía “a todos los cia de otro apoyo cierto, y en competencia la validez de los contratos matrimoniales, aun disimular y silenciar esta doctrina? De
obispos y párrocos, así como a los misio- y hostilidad con los franciscanos, los jesui- en razón de su disolubilidad, de la costum- este modo se podría “hacerles nuestra ley
neros de la Compañía de Jesús”. El tas recurrieron a Roma para preservar bre del matrimonio a prueba y del repudio. fácil y suave sin les imponer yugos graves
objetivo de la dispensa era regula- su monopolio oriental. En 1585, Quienes proclamaban la invalidez del ma- y preceptos”.34 De hecho, se acusó más
rizar la situación de muchos gen- Gregorio XIII, a través del Breve trimonio, argumentaban que los japoneses tarde a Valignano de haber practicado es-
tiles que habían contraído matri- Ex Pastoralis Officio, garantiza- no se casaban con intención de perseverar. ta segunda solución sin esperar el per miso
monio en su gentilidad y luego ba la exclusividad de las misiones En 1565, Antonio de Quadros, provincial y de Roma.
habían sido esclavizados y jesuitas en Japón. profesor de Teología en el colegio de Goa, La primera solución, es decir, invalidar
apartados de sus mujeres y fa- El hecho de que en el Lejano se pronunció por la invalidez a causa de la los matrimonios, la defendió más decidida-
milias originales (se hacía refe- Oriente los intentos evangeliza- cos tum bre del re pu dio, es pe cial men te mente el padre Gabriel Vázquez en 1595,
rencia “a los que son conduci- dores carecieron del respaldo de cuando esa condición era expresada y agregando el argumento de que en Japón
dos de Angola, Etiopía, Brasil y la dominación política y del patro- aceptada. Esto atentaba contra la sustancia el repudio no se consideraba una injuria si-
otras partes de las Indias a tierras nato propio del territorio americano del matrimonio y contra los segundos pre- no algo natural y previsto, y esto marcaba
las más remotas”) “a fin de que los explica una discusión muy marcada en ceptos de la naturaleza. Por su parte, el una diferencia con otros territorios de infie-
neófitos, que no están acostumbrados a la tor no de la necesidad de adaptar las nor- obispo Melchior Car neiro S.I. (Malaca, les, donde esta práctica era considerada
continencia, no se aparten por eso de la fe, mas cristianas a otras culturas. Esto se veía 1567) opinaba que, de acuerdo con Gau- moralmente deshonesta. La fuerza del ar-
ni arrastren a otros con su mal ejemplo”.30 exacerbado por el hecho de que los jesuitas demus y Quanto, el primer matrimonio gumento de Vázquez no está en el error
Populis ac nationibus, como antes Al- consideraban evidentemente a los japone- entre los infieles, a pesar de la costumbre que puedan tener los japoneses en la indi-
titudo y Romani Pontificis, y más tarde In ses como una cultura elevada y, de algún del repudio, era verdadero y legítimo por- solubilidad del matrimonio sino en la inten-
suprema, reiteraban el privilegio paulino.31 modo, similar a la europea, es decir, no que se había llevado a cabo según las reglas ción con que realizan este contrato. Es es-
“bárbara” sino poblada por hombres “razo- legales y los usos de la región. Ésta era la ta característica la que per mitiría invalidar
nables y curiosos”,32 con “universidades” tesis tradicional, ya antes mencionada, que el matrimonio. No obstante, como él mis-
La polémica matrimonial comparables a las conocidas y en donde de- desde Inocencio III se hizo universal entre mo admitía la posibilidad de
en Japón berían discutir con monjes budistas y con le- teólogos y juristas. Sin embargo, el obispo equivocarse en la solución de
trados, en pie de igualdad. De hecho, en Ja- se inclinaba por la invalidez del matrimonio este difícil problema, se incli-
Una problemática similar a la planteada pón la Compañía de Jesús ordenó como sa- cuando al contraerlo la condición de repu- na decididamente por la se-
en Brasil con respecto a la validez de los cerdotes a varios nativos, lo cual nunca ocu- dio estuviese for mulada de manera explíci- gunda solución apuntada ya
matrimonios se produjo en Japón. Los de- rrió en América. ta. Todos los misioneros y teólogos reuni- por Valignano: es lícito disimu-

Archivo
) 116 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 117 (
lar, ya que, dada la ignorancia invencible, contraen (finis operantis). Aunque los con- el obispo de Lima, el dominico Jerónimo de de la evangelización en territorio americano
no se espera enmienda inmediata. trayentes tengan otras intenciones ajenas, Loayza. Allí asistieron los provinciales de las era abundante. Existían cuestionamientos
El general Aquaviva sometió las solucio- como las de vivir juntos temporariamente, o cuatro órdenes religiosas: dominicos (la or- sobre el verdadero estado de
nes de Vázquez a los teólogos del Colegio probar, etc., éstos son fines extrínsecos a la den de mayor prestigio entonces), agusti- la conversión de los indíge-
Romano, los cuales apoyaron la tesis de la institución matrimonial y po lo tanto no nos, franciscanos y mercedarios. Ciertas nas, particular mente en lo re-
invalidez de los matrimonios en Japón. Res- afectan la sustancia de la misma. disposiciones relativas al matrimonio causa- ferente a la adopción de pa-
paldados en estos argumentos, algunos mi- Evidentemente, tras la discusión teológi- ron perplejidades, de las cuales se haría eco trones de comportamiento
sioneros optaron en la práctica por la solu- ca en tor no de la legitimidad o no del matri- José de Acosta pocos años después, como cristianos. Fue en este con-
ción negativa y no se sintieron obligados monio, subyacían perspectivas pastorales e la disposición de que pudiesen ser ratifica- texto en el cual en el Perú el
por lo tanto a imponer la elección de la pri- incluso modalidades personales diferentes. dos por la Iglesia los matrimonios entre her- arzobispo Toribio de Mogro-
mera mujer. Esta postura fue criticada por De la Mata tenía un temperamento poco manos y her manas, contraídos antes del vejo convocó al Tercer Conci-
quienes no aprobaron la pastoral de los pri- abierto y una for mación escasamente afec- bautismo y según las costumbres locales lio Limense (1583-1605),
meros misioneros jesuitas, especialmente ta a la confrontación. Propuso la obligación prehispánicas. Respecto de los indígenas que fue de gran importancia
los franciscanos, que acusaron a los jesuitas de “hacer tor nar a la primera mujer”. Fren- casados en grado prohibido, el concilio de- en la evangelización de Amé-
de bautizar sin indagar el estado de los cate- te a los que querían “intercambiar” opinio- cidió que antes de bautizarse debían sepa- rica Latina, ya que delineó la
cúmenos, sin obligarlos a dejar a sus varias nes con los japoneses, sugería introducir los rarse y, si estaban verdaderamente casados, pastoral durante toda la era colonial, espe-
mujeres para escoger a una sola, etcétera. cambios sin generar discusiones, y afir maba se autorizaría a ratificar el matrimonio en la cialmente en lo referente a la evangeliza-
Pero aun dentro de los miembros de la “guárdense todos, así superiores como infe- Iglesia, hasta consultar al Papa. Loayza ción de los indígenas y a la organización de
Compañía había opiniones encontradas. El riores de no tomar por regla en Japón, lo efectivamente consultó sobre esos casos a las doctrinas. El concilio partía del diagnós-
padre Egidio Gil de la Mata, misionero en que a los japoneses mas contenta, o lo que Pablo IV y éste lo reprendió por haber per- tico de un lamentable estado de la evangeli-
Japón desde 1585, escribió un tratado, De es más cómodo, si contrarie a la sinceridad mitido tales matrimonios. Se prescribió la zación, del cual esencialmente era culpable
Japponesium Matrimonio (¿1589-1594?), y puridad de nuestro instituto”.35 Estas ideas utilización del privilegio paulino para los ca- la falta de for mación y disciplina del clero,
en el cual llegó a la conclusión de que el ma- no se referían sólo al asunto del matrimo- samientos contraídos antes del bautismo, es al cual se propuso controlar.
trimonio de los japoneses era válido y por lo nio. El enfrentamiento entre De la Mata y el decir: se debía averiguar cuál fue la primera La reunión coincidió con un período de
tanto se los debía instar a per manecer con procurador Valignano implicaba la cuestión mujer y, si esto resultaba imposible, per mi- gran expansión territorial y política de la
su primera mujer. El principal más amplia de la adaptación de las nor mas tir el matrimonio con la que quisiera de Compañía de Jesús en Perú. Allí se for mó
argumento esgrimido era la cristianas a otra cultura, asunto debatido en ellas, bautizándola primero. la primera provincia jesuítica en Hispanoa-
diferencia que los japoneses la Primera Congregación Provincial de la El Segundo Concilio Limense (1566- mérica la cual, en 1583, año de iniciación
establecían entre matrimonio Compañía en el Japón, en Nagasaki, en 1568) fue convocado por Loayza para apli- del Tercer Concilio, contaba con más de se-
y concubinato. Cuando se ca- 1592. De la Mata se manifestaría contrario car los decretos tridentinos. Se dispuso fi- tenta sujetos, dos colegios –Lima y Cuzco–
saban, pretendían hacerlo co- a la política de adaptabilidad que impulsaba nalmente que los matrimonios entre her ma- y tres residencias: Santiago, Juli y Potosí.37
mo verdadero marido y mu- Valignano, entre otros, en el Lejano Orien- nos eran ilegítimos y no podían ser recono- En Perú, el virrey Toledo interpretó fielmen-
jer. Esta intención actual sería te. Como veremos, esta polémica se reite- cidos por la Iglesia. Pocos meses después te la decisión de la Corona de reafir mar el
suficiente para salvar la sus- raría en otros contextos misionales. de ter minado el concilio llegaban a Perú los patronazgo, lo cual se realizó a través del III
tancia del matrimonio, aun- primeros siete jesuitas. Un año más tarde Concilio y fundamentalmente a través de
que de hecho los contrayen- arribó un nuevo grupo, en la misma ar ma- una alianza con los jesuitas. De hecho, Mo-
tes ignoren sus cualidades y El monumento peruano: el Tercer da en que viajaba el virrey Toledo. Los jesui- grovejo escribió al prepósito general Aqua-
propiedades. De la Mata fun- Concilio Limense y la influencia tas tomaron el concilio como nor ma viva elogiando la tarea misional de los jesui-
damenta esto por medio de las autoridades de José de Acosta de su actividad pastoral.36 tas en Juli, en donde se encontraban desde
(las decretales de Inocencio III), pero tam- En la década de 1580, y 1576 y de donde Toledo había expulsado a
bién en el terreno especulativo. Apoyándo- A pocos años de concluida la conquista cuando ya había transcurrido los dominicos.
se en la idea tomista, fundamenta su argu- de Perú y en función de delinear la política medio siglo de la conquista, la El concilio reflejó el conflictivo ambiente
mento en el concepto del fin mismo del ma- eclesiástica a seguir, en 1551 se reunió el agenda de los problemas pen- político de la época. Además del intento
trimonio (finis operis) y el fin de los que lo Primer Concilio Limense, convocado por dientes relacionados con el estado centralizador de la Corona, se hizo manifies-

Archivo
) 118 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 119 (
ta la disputa entre las órdenes y el clero se- ta es el jesuita que habló más ampliamente este error nace el abuso abominable de que castigar severamente a quie-
cular, particularmente entre el obispo del sobre esta cuestión, especialmente en De nadie tome mujer sin haberla conocido y nes los ocultaran, especial-
Cuzco, Sebastián de Lartaún, y el arzobispo procuranda indorum salute (1577). Sin probado antes por muchos días y meses, y, mente tratándose de cura-
Mogrovejo. Lartaún dejó en suspenso la embargo, la censura eliminó por completo vergüenza da decirlo, ninguna es buena es- cas y principales. Se habría
puesta en práctica del concilio hasta recibir un capítulo del manuscrito original sobre pri- posa si no ha sido antes concubina”. de exponer “dentro de qué
la aprobación de Roma y Madrid. Los cléri- vilegios apostólicos y matrimonio indígena, Al mismo tiempo que insiste en la im- grados de consanguinidad y
gos, apoyados por los encomenderos y la por considerar inoportuna su divulgación al portancia de conocer los impedimentos, en- afinidad y parentesco espiri-
Audiencia, enviaron un memorial de agra- público. Sus normas eran claras: ni poliga- fatiza la necesidad de ser tolerantes con los tual es lícito contraer matrimonio, e
vios contra el obispo de Lima, quien fue de- mia, ni matrimonio a prueba, ni entre her- indígenas: “No sea que, como en muchas insista, sobre todo, en declarar el impedi-
fendido en ambas cortes por José de Acos- manos. Lo único que admitía era la dispensa otras cosas, se yerre también en los matri- mento por for nicación cometida en el pri-
ta, entonces provincial de la Compañía en (ya existente) para matrimonio entre primos. monios, y por ignorancia y torpeza de los mero y segundo grado; porque es común
Perú. Éste fue el encargado de defender las Una de las dificultades adicionales que ministros los pobres indios sean obligados a entre los indios tomar por mujeres a her ma-
resoluciones del sínodo ante Felipe II en Ma- enfrentaba el establecimiento de estas nor- guardar lo que los cristianos antiguos y ro- nas o sobrinas o tías o primas con quienes
drid, en 1587, y ante el secretario de Esta- mas es que el matrimonio incaico era un ce- bustos apenas guardan”.40 primero cohabitaron”.
do, cardenal Caraffa, en Roma, un año más remonia primordialmente civil, lo que expli- Con respecto a lo que debía hacerse con Acosta consideraba deseable que, así
tarde. Acosta logró la aprobación del conci- ca que los indígenas dieran menos impor- los matrimonios constituidos en la infidelidad como Altitudo suprimió el tercero y el
lio en ambos lugares,38 tancia a acudir al sacerdote. a partir del bautismo, Acosta opinó en con- cuarto grado, también pudieran los obispos
convirtiéndose en teólogo Acosta indicaba que era conveniente co- sonancia con las disposiciones de la época. de Indias dispensar en matrimonios contraí-
consultor del concilio nocer las costumbres matrimoniales indíge- Sólo se considerarían nulos los matrimonios dos cuando los cónyuges desconocieron el
cuando ya había desarro- nas “para no dirimir, como sucede no raras contrarios a la ley natural, como lo es clara- impedimento, “y al menos en el segundo
llado una amplia labor veces, matrimonios que son verdaderos, o mente la pluralidad de mujeres y el repudio a grado por for nicación oculta puedan dis-
evangelizadora en Perú. tomar por matrimonios verdaderos las que la primera, el primer grado de origen, como pensar nuestros obispos”.41
En cuanto a la política ma- son uniones ilícitas y criminales”. Entre las es con hermana, madrastra y mucho más Las ideas de Acosta se vieron plasmadas
trimonial, el concilio ex- costumbres prehispánicas, destaca la poli- con la madre, hija, nieta o abuela. Pero los en el “Confesionario para curas de indios”
presaba la tradición ema- gamia entre la nobleza: “Y la [mujer] princi- que estaban sólo prohibidos por ley eclesiás- del Tercer Concilio. En la primera parte se
nada de los dos anteriores pal si no era her mana, procuraban que fue- tica, como los contraídos con impedimento hacía referencia a las facultades y privilegios
y las ideas de Acosta, tributarias a la vez del se consanguínea y lo más cercana posible”. de segundo o tercer grado, se consideraban contenidos en Altitudo (1537), Romani
dominico Jerónimo de Loayza, ex arzobispo El resto de los indígenas tenía una sola mu- convalidados al bautizarse la pareja. En esto Pontificis (1573) y la facultad otorgada por
de Lima y mentor de los concilios I y II. jer, excepto que el inca, en premio de algu- Acosta reitera el privilegio paulino, así como Gregorio XIII para dispensar a los neófitos
Acosta se manifestó proclive a conservar na acción, le concediese otras, “y esa única en la disposición de que podrá el indio casa- que hubiesen contraído matrimonio con im-
las costumbres de los indios que no contra- no la elegía cada uno a su arbitrio, sino que do en la gentilidad tomar la mujer que quisie- pedimento, aunque fuese a sabiendas, pa-
dijesen los principios evangélicos. En las re- la recibían por designación del príncipe [...] ra, si no recuerda cuál fue la primera. Ade- ra contraerlo de nuevo (1577).
glas y los avisos para el colegio de hijos de y siempre dentro de su tributo o familia que más, se hace eco de la disposición de Pío V En las instrucciones para confesores se
caciques, redactadas por los padres Plaza y llaman ayllo”. De estas costumbres, Acosta (Romani Pontificis, 1573): el neófito podrá precisaban los siguientes impedimentos:
Acosta (1578), se establece: “Las leyes y deriva dos inconvenientes: la falta de liber- tomar una nueva esposa si la primera rehu- consanguinidad de primero y segundo gra-
costumbres y modo de governar que ellos tad en la elección del cónyuge, por un lado, sara bautizarse. Por último, cuando existiese do, afinidad lícita e ilícita, cognación espiri-
tienen en sus tierras, que no es contrario a y el abuso de matrimonios en grados prohi- duda acerca de si el cónyuge infiel pervertirá tual y crimen. Entre las relaciones de consan-
la ley christiana y natural, no es bien quitár- bidos por la Iglesia, ya que “apenas osan los al fiel, el primero sería amonestado para guinidad que son impedimento se mencio-
sele; ni conbiene hazerles españoles en to- indios tomar mujer de otra tribu o nación, bautizarse y, si rehusare, se procedería a la nan las de línea recta
do, porque demás de ser muy difícil y que se- por lo que muchas veces abusan de consan- separación, como ya lo había decretado el (pa dres-hi jos-abue -
rá ocasión del dexarlo todo, es gran perjui- guíneas, y aun de her manas o madrastras Concilio de Toledo para el caso de cristianos los), las colaterales
cio para su gobierno y república de ellos”.39 como de esposas”. casados con judíos. (her manos) y las
Esta política se reflejó en las disposicio- También comenta la costumbre del con- Los párrocos deberían declarar cuidado- transversales (tíos-so-
nes referentes al matrimonio indígena. Acos- cubinato previo o matrimonio a prueba: “De samente los impedimentos matrimoniales y brinos).

Archivo
) 120 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 121 (
Acosta tenía y enfrentamientos con los jesuitas en la doc- La doctrina cristiana sólo podría ser entendi- ta confusión [...]: que de unas iglesias se van
una visión muy op- trina de Potosí, y también posiblemente en da si se la enseñaba en castellano, o acaso a baptizar a otras por encubrir los amance-
timista del estado de la Juli, en donde éstos tenían cuatro doctrinas en latín. Dado que para él no había traduc- bamientos e incestos”.46
conversión de los indios entre los lupacas. ción posible, la única manera de cambiar las Se pronunció en contra de la política de
de Perú a partir de la pre- Álvarez llegó procedente de algún lugar costumbres de los indios consistía en aplicar dispensas, a las que consideraba inválidas
sencia jesuita. Se manifestaba de Castilla hacia 1560. Había estado en Ro- mano dura y control inquisitorial: “A los va- en la medida en que no iban precedidas de
contento de ver “cuan bien van to- ma, donde conoció las cortes de Pío IV y Pío gabundos de España y en todo el mundo los enseñanza por parte de los jesuitas ni de
mando la costumbre cristiana de no V. Antes de llegar a Pampa Aullagas fue castigan por la sola presunción de los males arrepentimiento por parte de los indígenas,
amancebarse primero con la que se han doctrinero en otros sitios de Charcas, como que pueden hacer, siendo gente de razón e quienes carecían –en su opinión– tanto de
de casar, como antes solían hacer, que en- Sabaya y Potosí. Escribió un memorial a Fe- hijos de gente de razón y cristiana [...]. aptitud como de voluntad para recibir los
tre ellos era costumbre general”.42 La doc- lipe II en Pampa Aullagas (Charcas), en Quien les deja vivir [a los indios] en tan pési- sacramentos. Álvarez puso en duda los pri-
trina cristiana “así hombres como mujeres, 1587-1588. Su intención era convencer al mas libertades no pretende enseñarles cómo vilegios recientemente obtenidos en Roma
aprenden con gran facilidad y brevedad, por rey de la necesidad de hacer intervenir a la se han de salvar. Obra de caridad es castigar por los jesuitas para dispensar en el fuero
la afición que tienen a aprenderla. [...] De Inquisición en el seguimiento y castigo de las al que merece castigo [...]. Verdad es que [...] de la conciencia, el cual incluiría las dispen-
esto que aquí he dicho y de otras cosas que prácticas idolátricas de los indígenas de los la fe no les entra; empero, eso no les excu- sas en grados prohibidos “aunque sea de
he visto, me han persuadido por experien- Andes.44 Eran los años inmediatamente pos- sa para que se diga dellos: «no saben lo que malicia el pecado cometido”. No debían re-
cia que es muy contra la opinión de los que teriores al Tercer Concilio, el cual significó se hacen». Si no lo saben, ¡enséñenselo con cibir sacramentos porque no tenían fe: “Si
dicen que en estos indios no se puede hacer un punto de inflexión entre el comienzo de castigo, y saberlo han!”.45 para dispensarlos en el fuero de la concien-
provecho espiritual, porque verdaderamen- una época y el final de otra: se iniciaba la in- Criticó la metodología de los jesuitas, cia es necesario tener fe, porque sin fe no
te, a mi juicio, tienen la condición más apta fluencia de los jesuitas, lo que afectaba al quienes, según él, estaban totalmente equi- se puede obrar ni recibir el sacramento de
para recibir el evangelio, de cuantos hom- programa misional. El concilio fue muy críti- vocados sobre la aptitud indígena para reci- la penitencia [...] y éstos no la tienen [...],
bres yo he visto”. co con los doctrineros, sobre quienes adop- bir los sacramentos, y muy especialmente ¿cómo les podrán dispensar?”.47
Sin embargo, es evidente que la imple- tó medidas de control e impuso nuevos gra- hizo referencia a la liviandad con la que los Consideraba agravadas las dispensas
mentación de las dispensas por parte de los vámenes y a quienes responsabilizó de la jesuitas casaban y dispensaban a los indios o por el hecho de que ocurrían incluso cuan-
sacerdotes de la Compañía generó abun- lentitud con que marchaba la evangeliza- entraban a bautizar a lugares de donde lue- do de malicia y a sabiendas los indios incu-
dantes roces y conflictos con las autoridades ción. Esto explicaría en buena medida el en- go se irían, lo cual resultaba contraprodu- rrían en actos ilícitos. Álvarez invertía el ra-
seculares, tanto civiles como eclesiásticas, cono de Álvarez en contra del obispo Mo- cente porque entonces los indios apostata- zonamiento de Acosta con respecto a la po-
las que per manentemente ponían en duda grovejo y de la Compañía de Jesús. ban. Frente a la percepción optimista de sibilidad de una mayor tolerancia y per misi-
los privilegios de la Compañía y la acusaban Sin embargo, la crítica del memorial Acosta, Álvarez describió un cuadro de ano- vidad para con los neófitos en razón de su
de extralimitarse en sus facultades, autori- trasciende la disputa de poderes. Álvarez te- mia y relajamiento general que comenzó ignorancia: “¿Por qué a gente tan sucia y
zando matrimonios prohibidos, como los nía una visión muy distinta de lo que debía con la llegada de los españoles, ya que du- hedionda, y que a cada paso hallan otra u
casamientos entre abuelos y nietas.43 hacerse con los indios. No creía en el siste- rante el dominio incaico no existía tal liber- otro [cónyuge] tan hediondo como ellos, se
ma persuasivo y racional que preconizaban tinaje: “Otros, de sus pueblos se huyen a les ha de dar lo que a los príncipes con tan-
los jesuitas, dado que no veía compatibilidad Potosí por ser tierra de libertad, o porque se ta fuerza se niega?”.48
Una óptica diferente: el memorial ni semejanza cultural entre ambos mundos. huyen amancebados o por no ver la doctri- Lejos de mirar a los indios como me-
del padre Bartolomé Álvarez Postulaba la intraducibilidad de las culturas y na [...]. Otros se mudan cada año y se van a nores e indefensos que merecían ampa-
por ende de las lenguas. Decía que era peli- sus tierras, y en su lugar vienen otros [refe- ro, para Álvarez los indios eran polí-
Resulta muy interesante confrontar la vi- groso traducir a ellas los conceptos funda- rencia a la alter nancia anual derivada de la ticamente tan peligrosos como lo
sión de Acosta sobre el estado de la evange- mentales del cristianismo, como proponían mita], y el sacerdote ni a unos ni a otros co- habían sido los conversos y
lización en Perú con la diametralmente los jesuitas y había decidido el Tercer Conci- noce [...]. Ni sabe [cuando confiesa] si con- protestantes en España. Di-
opuesta del padre Álvarez, particular mente lio. La estructura semántica del quechua y el fiesa los suyos o los ajenos, si confiesa bap- jo haber visto niños cir-
porque se trata de infor mes contemporá- aymara (con las que el autor estaba familia- tizados o no baptizados [...] ni si casa bapti- cuncidados y también
neos y para una misma región. Este último rizado) hacía difícil la traducción, lo cual só- zados o los suyos o los ajenos [...]. Yo fui que existían indi-
parece haber tenido infinidad de contactos lo podía inducir a interpretaciones erróneas. unos pocos días cura en Potosí y vi toda es- cios de una re-

Archivo
) 122 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 123 (
belión luterana. Esta confusión deliberada eliminaba en buena medida los obstáculos Federico Aznar, “El matrimonio en Indias: recep- 16
Véase C. Seco Caro, ob. cit., p. 3.
de elementos indígenas, judíos y protestan- derivados de las limitaciones de la legisla- ción de las decretales X 4.19.7-8”, Revista de 17
Véase Francesco Lisi, El Tercer Concilio
tes constituye una típica for ma en la que el ción canónica de raíces medievales. Estudios Histórico-jurídicos, XI, Universidad
Limense y la aculturación de los indígenas su-
catolicismo de la Contrarrefor ma concebía Queda por evaluar en qué medida esto Católica de Valparaíso, 1986, p. 17.
damericanos, Universidad de Salamanca, 1990,
al “otro”, como una unidad exter na indife- fue una decisión de la Iglesia o una negocia- 4
Jerónimo de Mendieta, Historia eclesiásti- pp. 36-40.
renciada a la que era necesario oponerse en ción con la realidad. Como expresaba con ca indiana, citado por F. Aznar, ob. cit., p. 13.
18
su totalidad. sagacidad e ironía el misionero Martín Do- Recopilación de Indias, Libro 1, Tít. 45,
5
Ídem, p. 14. Ley 27, en F.X. Her náez, ob. cit., p. 386.
En síntesis, lo que Álvarez brizhoffer cuando explicaba la no-
6
cuestionaba, tras medio si- table inclinación al cristianis- Citado por Daisy Rípodaz Ardanaz, El ma- 19
Véase S. Gruzinski, ob. cit., p. 66.
glo de vigencia, eran las mo de las mujeres abiponas trimonio en Indias. Realidad social y regula-
20
ción jurídica, Buenos Aires, Fundación para la José de Anchieta a Ignacio de Loyola, 1 de
conclusiones de las bulas del Chaco en el siglo XVIII:
Educación, la Ciencia y la Cultura, 1977, p. 119. septiembre de 1554, en Serafim Leite, Cartas
de 1537 acerca de la ra- “La ley de Cristo no le
dos primeiros jesuitas do Brasil, San Pablo,
cionalidad de los indios y per mitía a sus maridos re- 7
Véase L. Miguelez et al., Código de dere- 1954, vol. II, p. 114.
su capacidad para la vida pudiarlas y tomar otras es- cho canónico y legislación complementaria,
21
sacramental. El problema de posas. Por esta razón desean Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1954; Luis de Grá a Ignacio de Loyola, 8 de ju-
la adaptación de las nor mas y de la ardientemente que las bauticemos a F. Aznar, ob. cit., p. 30. nio de 1556, en S. Leite, ob. cit., p. 293.
traducibilidad o no de una cultura que cons- ellas y a sus maridos lo más pronto posible. 8 22
Manuel de Nóbrega a Simón Rodríguez,
“Puchueles”: individuos con una octava par-
tituía la base del antagonismo entre las pro- Así se sienten seguras de la perpetuidad del te de sangre indígena. Per nambuco, 11 de agosto de 1551, en S. Lei-
puestas de Álvarez y la de los jesuitas, pero matrimonio y del marido”.49 te, ob. cit., p. 267.
9
que también estaba presente en el interior Véase Francisco Xavier Her náez, Colec-
23
de la Compañía de Jesús, entre Gil de la ción de bulas y Breves y otros documentos re- Véase S. Leite, Historia da Companhia
lativos a la Iglesia de América y Filipinas, I, de Jesús no Brasil, Lisboa, Libraría Portugalia,
Mata y Valignano en el Japón, ponía en dis- Notas
Bruselas, Vromant, 1879, pp. 72-73. 1938, vol. II, p. 295.
cusión la cuestión de qué cosa es el cristia-
10
nismo: ¿una religión de matriz europea o Federico Aznar Gil, “Regulación jurídica de 24
Carta de Manuel de Nóbrega al doctor Az-
1
una religión universal y por lo tanto adapta- Citado por Lewis Hanke, La humanidad es la libertad de conciencia dentro del plan de recon- pilcueta Navarro, Salvador de Bahía, 10 de agos-
ble o “traducible” en tér minos no euro- una. Estudio acerca de la querella que sobre la versión colonial del Perú (siglo XVI)”, en Luciano to de 1549, en S. Leite, ob. cit., vol. I, p. 141.
peos? Las soluciones medievales y su adap- capacidad intelectual y religiosa de los indíge- Pereña (dir.), Protección del indio, Cátedra V 25
Centenario, Universidad Pontificia de Salaman- Licet debitum, 28 de diciembre de 1549.
tación –poco clara, por cierto– a la realidad nas americanos sostuvieron en 1550 Bartolomé
americana, condujeron a una política laxis- de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, Méxi- ca, 1981, p. 53. 26
F.X. Her náez, ob. cit., pp. 119-120.
ta. Es más, es necesario insistir en el hecho co, Fondo de Cultura Econónica, 1985, p. 34. 11
Ídem, p. 61. 27
Nóbrega a Ignacio de Loyola, San Vicen-
de que, aun dentro de la propia Europa cris- 2
Véase Merry Wiesnes-Hanks, Christianity 12 te, mayo de 1556, en S. Leite, ob. cit., vol. II, p.
Véase Leah Otis-Cour, Historia de la pa-
tiana, la concepción sacramental del matri- and sexuality in the Early Modern World. Re- 277.
reja en la Edad Media. Placer y amor, Madrid,
monio, monogámico e indisoluble, era con- gulating Desire, Reforming Practice, Londres,
Siglo Veintiuno, 2000, pp. 47-48. 28
Véase Justo Donoso, Instituciones de dere-
siderablemente nueva. La Iglesia, que exte- Routledge, 2000, p. 148. Serge Gruzinski enfa-
13
Véase Joseph Ignasi Saranyana, Teología cho canónico americano, París, Librería de Rosa,
riorizaba su indignación por las “bárbaras” tiza más bien que la adopción de rituales exter nos
era más sencilla que la transfor mación profunda en América Latina. Desde los orígenes a la Bourt y Cia., 1852, vol. I, pp. 310-311 y 321.
costumbres sexuales y matrimoniales de los
indios, estaba mucho más acostumbrada de de las creencias. Véase “La vengeance de Doña Guerra de Sucesión (1493-1715), Madrid, Ibe- 29
Véase F.X. Her náez, ob. cit., pp. 133,
Ana ou l’application des empechements canoni- roamericana, 1999, vol. I, p. 108.
lo que parece a lidiar con cuestiones simila- 139, 140-141.
res en el Viejo Mundo. Casi hasta el mo- ques dans le Mexique du XVI siècle”, en Le mo- 14
Véase Carlos Seco Caro, “Derecho canó- 30
dele familial européen. Normes, déviances, Ídem, p. 98.
mento de la expulsión de los jesuitas en nico particular referente al matrimonio en In-
controle du pouvoir, Roma, École Française de dias”, Anuario de Estudios Americanos, vol.
31
Véase L. Miguelez et al., ob. cit.; F. Aznar,
1767, la postura tolerante de éstos ganaría
Rome, 1986. XV, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamerica- “El matrimonio en Indias...”, p. 30.
la partida, en consonancia con la posición
oficial de la Iglesia. Ésta, al concederles pri- 3
Toribio de Benavente [o Motolinía], Histo- nos, 1958, p. 3. 32
Jean Lacouture, Jesuitas, I. Los conquis-
vilegios para dispensar en casos prohibidos, ria de los indios de la Nueva España, citado por 15
F.X. Her náez, ob. cit., p. 386. tadores, Buenos Aires, Paidós, 1991, p. 188.

Archivo
) 124 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 125 (
33 40
Véase Jesús López Gay, El matrimonio
de los japoneses. Problema y soluciones según
José de Acosta, De procuranda indorum
salute, en Obras, Madrid, Biblioteca de Autores
Entre lo evidentemente sucedido y lo
un manuscrito inédito de Gil de la Mata, S.J.
(1547-1599), Roma, Librería Dell’Università
Cristianos, 1954, pp. 602-603. posiblemente experimentado: para una
reconciliación entre historia, memoria social
41
Ídem, p. 606.
Gregoriana, 1964, pp. 18-19.
42
“Anua de 1576. Acosta al Prepósito Ge-
34
Ídem, p. 63.
neral Everardo Mercuriano”, en J. de Acosta, ob. y análisis narrativo
35
Ídem, p. 108. cit., p. 275.
36 43
Sergio E. Visacovsky*
Véase Elisa Luque Alcaide y Josep Saran- Padre Antonio Xaramillo al Consejo,
yana, La Iglesia Católica y América, Madrid, 1696, AGI, Charcas, 388 .
placas recordatorias, relatos de experiencia,

E
MAPFRE, 1992, pp. 180-183. ntre el viernes 28 y el domingo 30 de
44
Véase Bartolomé Álvarez, De las costum- actos conmemorativos, referencias expertas
37
agosto de 1992 fueron celebradas las
Véase Manuel M. Marzal, La utopía posi- bres y conversión de los indios del Perú. Me-
Primeras Jor nadas-Encuentro del en textos, clases y eventos profesionales.
ble. Indios y jesuitas en América colonial morial a Felipe II (1588), Madrid, Polifemo,
Servicio de Psicopatología del Policlínico de Restaurada la democracia en 1983, las ex-
(1549-1767), Brasil, Perú, Paraguay y Nuevo 1998.
Lanús-35 años, acto que tenía por objetivo periencias sobre el Lanús cobraron inusita-
Reino, Lima, Pontificia Universidad Católica del 45
Ídem, pp. 398 y 431. conmemorar la creación del Lanús,1 el más da actualidad, y Goldenberg y muchos de
Perú, 1992, vol. I, p. 185.
46
Ídem, p. 355. célebre de los servicios de psiquiatría2 en quienes habían sido sus discípulos y más es-
38
Véase Enrique Dussel, Historia general de trechos colaboradores pasaron a ocupar car-
47
hospitales generales del país, al mismo tiem-
la Iglesia en América Latina, VIII, Salamanca, Ídem, p. 442.
po que homenajear a quien lo fundara en gos importantes en el área de salud mental
Sígueme, 1987, p. 62. 48
Ídem, p. 450. 1956 y fuera su jefe hasta 1972, Mauricio en el gobierno nacional y en el de la por en-
39
José de Acosta, De procuranda indorum 49 Goldenberg.3 Desde el retorno democrático tonces Municipalidad de la Ciudad de Bue-
Manuel M. Marzal, ob. cit., p. 486.
salute, citado en F.X. Albo, “Jesuitas y culturas en 1983, el Lanús ha sido evocado por ex nos Aires (hoy, ciudad autónoma): los pla-
indígenas”, en América indígena, México, Insti- profesionales del servicio (médicos psiquia- nes, explícita o implícitamente, invocaban al
tuto Indigenista Americano, 1966, vol. II, pp.
tras, psicólogos, una gran parte de ellos au- Lanús como el modelo inspirador de las ur-
399-400.
todenominados “psicoanalistas”) como un gentes reformas que el área demandaba en
caso ejemplar para América Latina y el el plano de la organización institucional y te-
mundo, basándose en auténticos logros y en rapéutica. A menudo, el Lanús y Golden-
un prestigio nacional e internacional obteni- berg eran objeto de artículos periodísticos en
do desde los años 1960; entre ellos, la im- secciones especializadas o columnas de opi-
plementación de psicoterapias inspiradas en nión. En todas estas instancias, el Lanús era
el psicoanálisis, el desarrollo de las terapias evocado como una “ideología” dentro de la
grupales y breves, la aplicación de los últi- salud mental en la Argentina, que se presen-
mos descubrimientos psicofarmacológicos, taba como la antítesis de lo manicomial, a la
la realización de fuertes programas de actua- vez que ponderaba ciertos valores que ope-
lización profesional, la formación de posgra- raban simultáneamente en los campos psi-
do en psiquiatría e investigación en diferen- quiátrico y político, ya que asociaban lo re-
tes áreas y el desarrollo pionero en América presivo y autoritario del manicomio con los
Latina de modelos alternativos como el hos- regímenes dictatoriales –particular mente,
pital de día y la psiquiatría comunitaria. El con la última dictadura militar, autodenomi-
Lanús se ha convertido en una presencia nada “Proceso de Reorganización Nacional”
frecuente, sea en testimonios, homenajes, (1976-1983, en adelante, PRN)–,4 diferen-

* Departamento de Ciencias Antropológicas (UBA). Maestría en Antropología Social (IDES/IDAES-


UNSAM).

Archivo
) 126 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 127-145
ciándolo de la democracia, el pluralismo y el bras sobre el silencio”. Estos profesionales ciones, secuestros, desaparicio- moria; efectivamente, los parti-
humanismo que suele estar asociado al La- consideraban que su paso por la institución nes y represión hicieron que el cipantes de la conmemoración
nús5 y al nuevo régimen político en la Ar- –hubiese sido de diez años o de diez meses– Lanús pasase a for mar parte de de 1992 compartían la noción
gentina desde 1983. había constituido un hito insoslayable no só- la lista de personas e instituciones dominante de la “memoria” en la
Durante el curso de la mencionada con- lo de sus carreras profesionales, sino de to- que habían sufrido de modo direc- Argentina después de 1983, en
memoración, los protagonistas de la expe- das sus vidas. Haber estado en el Lanús les to o indirecto las consecuencias del tanto un concepto de uso estricta-
riencia lanusina hicieron uso explicito del había dejado impresa una “marca” o “hue- terrorismo de Estado.9 mente político, inexorablemente li-
tér mino memoria para referirse a sus re- lla” imaginarias, que les había per mitido Quienes organizaron el acto con- gado a las prácticas de los organis-
cuerdos del Lanús. Una de las ponencias for mar parte de un grupo mayor. Y para memorativo del Lanús albergaban mos de derechos humanos tendien-
escritas especialmente con motivo del acto reafir mar su pertenencia, al modo de la ads- dos temores: en primer tér mino, que tes a reclamar justicia frente a los crí-
se titulaba simplemente “Memoria”, y esta- cripción incondicional a un club de fútbol, las nuevas generaciones no conocie- menes perpetrados por el terrorismo
ba escrita por el sucesor de Goldenberg en sostenían llevar puesta una “camiseta” in- sen el pasado de la institución y las de Estado entre 1976 a 1983. “Memo-
la jefatura de la institución en 1972, Valen- material, la “camiseta del Lanús”. Esto sig- ideas forjadas en la misma en tor no de ria” aquí significaba, pues, “no olvido” y
tín Barenblit, junto a otro médico, Víctor nificaba que en su cometido por “hacer me- la atención de las enfer medades menta- “justicia”,10 y en esta lógica se inscribían
Kor man. Hacia el final, el trabajo explicita- moria” estaba implicada su identidad, iden- les, cayendo en el olvido; en segundo tér- los recuerdos del Lanús. Por tal razón, su
ba el sentido de su título. “Quisimos sumar- tidad no sólo asociada al vínculo con el es- mino, que no se transmitiese la verdad so- negativa a entregarse a la seducción de
nos a este homenaje colectivo a nuestro pacio hospitalario o la práctica profesional bre ese pasado, dando lugar a otras versio- aceptar todo pasado como igualmente váli-
maestro6 y al festejo del treinta y cinco ani- (por ejemplo, del psicoanálisis), sino tam- nes bien o malintencionadas, pero equivo- do constituía un valor ético capital.11
versario del Servicio7 [sic] con un acto de bién a la política nacional. En efecto, el ser- cadas. Por ende, se impusieron la tarea de Sin embar go, esta autoexigencia ético-
memoria”, sostenían.8 Hasta su conclusión, vicio se ubicó prontamente en un lugar sig- comunicar el pasado y las ideas del La- política de los participantes del acto con-
el texto constaba de ocho párrafos, todos nificativo dentro del campo de la salud pú- nús, como medio para garantizar su trans- memorativo de 1992 se vio comprometida
los cuales eran iniciados con la palabra “me- blica y la psiquiatría argentinas, al punto de misión y vigencia en el presente. Tal tarea debido a que no todo el pasado del Lanús
moria”: memoria del Lanús como resisten- que diez años después la conducción del era posible, ya que ellos habían sido los pro- era públicamente expuesto. Sólo un ejem-
cia al olvido de una institución comprometi- mismo podía escribir triunfalmente su breve tagonistas directos de ese pasado: sólo plo: en 1967, durante el gobier no militar
da, memoria para confrontar el pasado con historia, incluyéndola en el contexto más ellos podían impedir el olvido transmi- de la autodenominada “Revolución Ar gen-
el presente, memoria para el futuro, memo- amplio de los problemas del campo psiquiá- tiendo la verdad. Suponían que: tina”,12 el secretario de Salud Pública de la
ria de quienes no estaban entre los presen- trico y la salud pública en el país, inexora- entonces Municipalidad de Buenos Aires,
tes, memoria de quienes partieron al exilio, blemente atravesados por los procesos po- 1) El pasado se funda en la experiencia de Carlos García Díaz, convocó a Goldenberg
memoria de los que se quedaron, memo- líticos; se trataba de un relato que repre- realidades acontecidas, transfor madas como jefe del Departamento de Salud
ria contra la impunidad, memoria para senta la historia del Lanús como una ges- en recuerdos personales y colectivos; Mental. Goldenberg y un equipo de colabo-
que se reanimen viejos proyectos... El re- ta iniciada en el humilde y pequeño ser- como, por diferentes razones, estos re- radores llevaron a cabo importantes cam-
curso de la repetición cumplía el princi- vicio de un hospital en las afueras de la cuerdos pueden perderse, es decir, olvi- bios en la estructura y el funcionamiento
pal cometido: la resistencia al olvido. ciudad de Buenos Aires, y que conclu- darse, es imprescindible fijarlos a través de la atención (como la creación de servi-
Otros trabajos, haciendo un uso explí- yera en la creación de una institución de expresiones orales y escritas de ca- cios de psicopatología en hospitales gene-
cito o implícito del vocablo “memo- mayor y compleja emergida tras la lu- rácter público. rales y centros de salud mental). Pero en
ria”, tenían el mismo propósito: “So- cha por desterrar los prejuicios de la 2) Dado que el pasado se basa en expe- 1968, Goldenberg debió renunciar como
bre las huellas de la enseñanza de medicina –con la que compartió el riencias de hechos realmente ocurri- miembro de la recién creada Federación
Goldenberg”, “memoria histórica y espacio hospitalario– respecto de la dos, no cualquier pasado es igualmente Ar gentina de Psiquiatras, tras invitar al di-
salud mental”, “algo para recor- psiquiatría. Este pasado brillante, válido. rector del Instituto Nacional de Salud Men-
dar”, “la pesadilla de la historia”, legendario y heroico –a menudo 3) “Hacer memoria” de este pasado cons- tal, el coronel médico (RE) Julio Ricardo
“mis recuerdos”, “tres recuer- calificado como una “edad de tituía un modo de “hacer justicia”. Estévez, a una conferencia en la ciudad de
dos”, “memorias de Lanús”, “re- oro”– se habría extendido hasta Mar del Plata, de cuya comisión or ganiza-
cuerdo sobre el trabajo y traba- 1976, cuando fue truncado por El lector argentino encontrará poco de dora era presidente.13 Aun cuando la con-
jo sobre los recuerdos”, “pala- el PRN. Expulsiones, persecu- sorprendente en esta concepción de la me- vocatoria de Goldenberg por el gobier no

Archivo
) 128 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 129 (
militar podría obedecer a que era conside- dado se olvide. ¿Cómo explicar la “resisten- cia crucial de analizar la memoria colectiva mentos escritos; por lo tanto, su propósito
rado un “especialista” ideológicamente cia al olvido”, es decir, la afir mación de una como parte de los procesos sociales, como es ampliar los medios para los vacíos tem-
neutral, su figura no podía escapar a los verdad respecto del pasado –dicho de otro constitutiva de las prácticas sociales con- porales que ofrece el pasado.19 Las activida-
cuestionamientos de un campo cada vez modo, un presente que per manece fiel al textualizadas, en lugar de las aproximacio- des interpretativas de aprehensión del pasa-
más politizado. No obstante, en un docu- pasado16 y un pasado inalterado por las nes puramente nor mativas (para las cuales do (expresión de procesos psíquicos, cultu-
mento especialmente escrito para la con- presiones presentes– si toda memoria es re- es fenómeno de excepción) o de aquellas rales o sociales) serían no negadas, pero sí
memoración de 1992, dos colaboradores sultado de un proceso de reorganización de que la reducen a una mera manifestación vistas como una molestia desde el punto de
de aquella gestión de Goldenberg rememo- las experiencias pasadas en contextos pre- discursiva. vista de la reconstrucción historiográfica. El
raron su gestión en la ciudad de Buenos sentes? ¿Cómo algunas memorias se im- modo de superarlas radicaría, pues, en la
Aires, pero en ningún momento podían si- pondrían privilegiadamente a los procesos actitud crítica de la ciencia.20
tuar el hecho en el correspondiente con- de actualización? Verdad histórica, verdad política La emergencia de la historiografía como
texto del gobier no de facto de Onga- Ésta es la razón por la cual la con- disciplina ha impuesto una percepción uni-
nía, y sí podían calificar su papel memoración del Lanús resulta alta- La concepción de la memoria como “re- versalista del pasado: “historia” es, desde
en tanto funcionarios como una mente significativa: se trata de un sistencia al olvido” ya está presuponiendo esta perspectiva, un pasado verdadero, fun-
“cuasiutopía”, debido a las im- caso que per mite ver de cerca el toda memoria como intrínsecamente selec- dado en evidencias organizadas de acuerdo
portantes refor mas en el siste- esfuerzo llevado a cabo por un tiva: si se resiste al olvido, es porque algu- con un principio de clasificación lineal y
ma de atención psiquiátrica conjunto de actores por resolver nas memorias (o, más exactamente desde progresivo de la temporalidad.21 Esto impli-
realizadas en la ciudad de Bue- las paradojas a las que eran con- esta concepción, no-memorias) han sucum- ca el conocimiento de los fenómenos en su
nos Aires.14 ducidos en su pretensión de conci- bido al imperio del olvido.17 Si la “memo- autenticidad, trascendiendo las distorsiones
Soy consciente de que todo liar, precisamente, la convicción de ria” es siempre memoria sobre algo, y este existentes en la tradición oral de los pueblos
esto dista de resultar una novedad; si recordar para no olvidar con las con- algo lo constituyen los objetos de recuerdo, y, aun, en ciertos documentos escritos que
en algo han insistido los estudios sobre me- diciones de elaboración de las experien- esto es, eventos pasados a los que se tiene bar nizaban la verdad con capas de prejui-
moria social es en el carácter actual y selec- cias pasadas que imponía el presente. Y, por efectivamente sucedidos, respecto de cios, intereses e ideologías (como los textos
tivo de los recuerdos, y en la variabilidad in- como valor agregado, este desafío era aco- los cuales los agentes han tenido experien- religiosos). De ahí que la historiografía debía
terpretativa de lo recordado.15 La mayoría metido por miembros de los sectores socia- cias directas o indirectas, es posible hablar ser, ante todo, una disciplina crítica, puesto
de los autores declaran poseer una plena les medios, profesionales, autodefinidos co- de ella metafóricamente como una suerte que la verdad pasada no podía ser alcanza-
conciencia respecto de que toda memoria mo “progresistas”, que padecieron de mo- de archivo o depósito cuya infor mación da si no se realizaba un minucioso examen
resulta de un proceso activo de apre- do directo o indirecto las atrocidades del puede ser destruida parcial o totalmente (y, de las fuentes22 de acceso al pasado. La ta-
hensión del pasado desde el presen- PRN, de los cuales han salido la enor- por lo tanto, “olvidarse”), pero que también rea de la historia aparecía, así, como un
te: ordenar los eventos de un deter- me mayoría de los especialistas que puede ser recuperada.18 método capaz de construir la memoria co-
minado modo y no de otro, eva- se han ocupado de la memoria colec- Sobre esta base, algunos han sostenido rrecta de la humanidad y, por ende, el me-
luarlos y conferirles un valor, supri- tiva en la Argentina y que a menudo que, siendo la memoria intrínsecamente se- dio más eficaz para “resistir” al olvido.
mir (consciente o inconscientemente) han apelado a esta concepción nativa de lectiva, corresponde al historiador someter- Aun las teorías más innovadoras sobre
acontecimientos o aspectos de ellos, diri- la memoria como dispositivo analítico de la al mismo tipo de crítica que usualmente la memoria social han partido de un supues-
miendo qué es significativo y qué no lo es; sus estudios. emplea con todo documento, antes de que to: la ruptura irremediable entre historia y
dar razones por las cuales hacer los pasados En este trabajo me propongo discutir éste pueda llegar a ser una fuente; es el ca- memoria. De acuerdo con la mayoría de
creíbles, prueban la existencia de una activi- esta perspectiva de la memoria como resis- so de una de las for mas usuales en que se ellas, el conocimiento del pasado fue atrave-
dad, de una elaboración de los agentes res- tencia al olvido/recuperación del pasado, presenta la memoria al investigador: los re- sado por procesos de racionalización y de-
pecto del pasado. Lo que sí puede resultar cotejándola con el enfoque narrativo y sus latos orales sobre el pasado, que deben
extraño es cómo muchos trabajos han podi- consecuencias relativistas, con el fin de atravesar una serie de pruebas antes de
do conjugar esta convicción sobre la mostrar cómo ambas posiciones fallan al convertirse en fuentes confiables. Quienes
naturaleza de la memoria con la pre- no poder dar cuenta analíticamente de proceden de este modo entienden que estos
tensión asumida de recuperar el pa- las for mas sociales de experimentación productos suministran un medio comple-
sado olvidado, o impedir que lo recor- del pasado. Quiero señalar la importan- mentario –nunca sustitutivo– de los docu-

Archivo
) 130 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 131 (
sencantamiento, dando lugar a la historio- mo tiempo, políticos, pues estaban compro- del campo disciplinario de la historia, alber- das mediante
grafía como ciencia en el siglo XIX.23 En vir- metidas con la creación de nuevas identida- gadas en los recuerdos de los sectores subal- el establecimien-
tud de sus éxitos cognoscitivos objetivos y des colectivas a través de la producción de ternos. La dirección de la investigación que- to de re la cio nes
de sus pretensiones autolegitimadoras, ex- historias unificadoras del pasado de grupos daría subsumida, de este modo, en un pro- se cuen cia les en tre
pulsó del campo de conocimiento del pasa- sociales integrados territorialmente.29 De es- yecto mayor: el de las luchas por la verdad. eventos.37 El análisis
do a un sinnúmero de for mas narrativas te modo, los límites entre memoria e historia Como sostiene Tzvetan Todorov, frente a las narrativo focalizaría, así,
profanas;24 aquellos modos como el mito, el se tornaron mucho más problemáticos de es- posturas relativistas de la historia, es insen- en las subjetividades, ideolo-
ritual o la genealogía, ligados a la produc- tablecer desde fines del siglo XX.30 sato afirmar que toda versión del pasado es gías o concepciones culturales
ción y la reproducción social, quedaron Una vez introducida la sospecha en tor- equiparable cuando está en juego la justi- que modelan la experiencia so-
arrinconados en el mundo de las sociedades no de la pureza de la disciplina historiográfi- cia.32 No obstante, la asociación entre el pa- bre el pasado.38
llamadas “primitivas”, los sectores campesi- ca, su lectura en tanto “instrumento de po- sado, la verdad y la justicia circunscribe la Una de sus consecuencias más
nos o el dominio de las instituciones religio- der” corrió paralela a la revalorización de las agenda de investigación de la memoria so- importantes radica en la relativización
sas; en definitiva, se había producido una versiones profanas, escritas u orales. Si la cial a un modo en que la misma es formula- de la verdad histórica, que ha conducido
ruptura de la relación viviente de los indivi- historiografía constituía una expresión oficial da en ciertas circunstancias sociales del mun- en algunos casos a tratar el mismo discurso
duos con el pasado.25 La consolidación de y dominante del pasado, las versiones de do occidental presente, pero en modo algu- historiográfico como un género narrati-
una historia científica demandó, así, una de- aquellos sectores subalternos (trabajadores, no agota la variedad de formas posibles en vo,39 lo que lo emparentaría con las for mas
socialización del acto cognoscitivo mismo, mujeres, minorías sexuales, opositores polí- diferentes contextos socioculturales, incluso que adopta la ficción. Históricamente, los
esto es, el ocultamiento de sus condiciones ticos) pasaban a ser “las voces de los que no en la misma sociedad autodenominada “oc- enfoques narrativos han per mitido impor-
sociales de producción. Desde esta con- tuvieron voz”; ellos no sólo podían rete- cidental”: es preciso distinguir el ejercicio tantes avances en los estudios sobre diver-
cepción, la reaparición de las for mas ner colectivamente acontecimientos conmemorativo de su identificación cons- sas for mas de narrativa oral (como los mi-
consideradas “tradicionales” de apre- silenciados por el poder, sino que ciente por parte de los agentes con un acto tos, cuentos y leyendas), al mostrar cómo
hender el pasado sólo podía inter- sus versiones de eventos reconoci- de reparación. las perspectivas centradas en la evaluación
pretarse como una pérdida de la fe dos como “reales” por la historio- fáctica de esos productos en relación con la
en el progreso de la moder nidad,26 grafía oficial podían ser muy dis- historiografía o la ciencia impedían capturar
o una restauración impuesta por tintos, como resultado de sus posi- Interpretación y narrativa su naturaleza interpretativa. Los enfoques
una voluntad por producir lugares ciones sociales subordinadas, de narrativos de la memoria constituyeron,
que regeneren el vínculo perdido.27 sus posibilidades de expresión y re- Muchos especialistas han insistido en la pues, un notable esfuerzo por cambiar la vi-
Diversos estudios contemporá- conocimiento en la esfera pública. necesidad de disolver toda oposición de la sión sobre la memoria colectiva, vista no ya
neos han puesto en tela de juicio las Al ocuparse de la memoria de estos “memoria” con la “historia”, si lo que se como el resultado de un gigantesco depósi-
pretensiones de la historiografía como grupos o sectores, los investigadores no pretende es aprehender su especificidad. to de experiencias, sino como un producto
discontinuidad absoluta respecto de otras sólo llevarían a cabo una tarea científica sino Por el contrario, tanto la memoria como la interpretativo que exigía reglas propias de
formas de conocimiento del pasado. Ya a la vez política, ya que contribuirían con o historia serían esencialmente interpretati- análisis, tales como el sentido de un deter-
Claude Lévi-Strauss había conjeturado que participarían de la resistencia (explícita o im- vas; no se las debería tratar como referen- minado orden secuencial, el tipo de recur-
los mitos de las sociedades sin escritura y plícita) que los mismos mantienen con el po- cias a eventos efectivamente sucedidos, si- sos lingüísticos o las peculiares categorías
nuestros relatos históricos tenían muchos der.31 Extendiendo la célebre frase de Anto- no como construcciones o elaboraciones de clasificación de los eventos.
puntos en común, si se ponía énfasis no en nio Gramsci: “Todos los hombres son filóso- que expresarían significados. De este mo- Esta perspectiva ha resultado productiva
sus aciertos fácticos sino en sus propiedades fos” a la humanidad entera, ahora todos los do, el análisis se desplazaría de la adecua- en el caso de los relatos señalados, debido a
sociales.28 Estas suposiciones de Lévi-Strauss hombres serían considerados historiadores, ción entre lo dicho y lo acontecido a la co- que los mismos poco tenían que decir res-
hallaron confirmación en las investigaciones y sus versiones se encontrarían en un pie de municación de significados mediante el len- pecto de la realidad –en particular, de la rea-
respecto del papel que habían cumplido al- igualdad política con la historiografía. No guaje.33 Más específicamente, se traslada- lidad de los investigadores–, pero ¿podría es-
gunas historiografías en la conformación de obstante, este enfoque no implicaría renun- ría a la narrativa,34 una modalidad del dis- te enfoque tolerar su aplicación a la expe-
los nuevos Estados nacionales durante el si- ciar, necesariamente, a las pretensiones de curso35 relacionado con la aprehensión de riencia de eventos efectivamente sucedi-
glo XIX. Las historias nacionales constituye- validez cognoscitiva de la historia como cien- las experiencias pasadas,36 un medio a tra- dos?40 Si el conocimiento del pasado es ne-
ron no sólo proyectos científicos sino, al mis- cia; tal vez las mismas podrían hallarse fuera vés del cual esas experiencias son organiza- cesariamente interpretativo y actual, expre-

Archivo
) 132 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 133 (
sado en una serie de versiones narrativas, crítica de los medios de acceso al conoci- Circunscribo la memoria social a las
¿cómo podría ser recuperada una idea de miento del pasado real, el segundo lleva a formas de producción social de interpre-
realidad pasada que no fuese ella misma una análisis discursivos. Sin embargo, ambas taciones públicas del pasado para consti-
versión narrativa? Aun más, ¿qué sentido perspectivas adolecen de una misma dificul- tuir socialmente el presente. La distingo
tendría entonces la idea de “experiencia del tad: son sociológicamente débiles al separar de todos aquellos procesos de recuerdo in-
pasado” y, en definitiva, el conocimiento del los procesos sociohistóricos de las elabora- dividual en los que se conjugan mecanismos
mismo bajo cualquier forma? Y al ser la me- ciones significativas, en lugar de entender a cognitivos e intrapsíquicos.42 El abordaje de
moria desplazada de una matriz cognitiva a estas últimas como constitutivas de los men- las for mas de producción social del pasado
otra lingüística, ¿cómo podría sostenerse la cionados procesos, puesto que las experien- involucra dos aspectos básicos: los procedi- tinuidad que lo legitime. Estas operaciones
existencia de olvidos? La problemática ins- cias y elaboraciones significativas de los mientos interpretativos y sus condiciones actualizan el pasado y desafían su reproduc-
talada en torno del olvido como inherente al agentes son una precondición de las expe- sociales de producción y uso. Diferentes
ción estereotípica al producir nuevas versio-
recuerdo desaparecería, porque si toda ex- riencias y elaboraciones sucesivas. Para de- autores han remarcado la diversidad de for-
nes emergentes de condiciones contextua-
presión sobre el pasado no sería sino una cirlo de otro modo: carecen de una teoría mas que pueden adquirir las interpretacio-
les específicas.
versión narrativa posible, ¿cómo conferirle a que per mita explicar cómo se produce el nes del pasado, no sólo entre sociedades
Dirigir la atención a los contextos socia-
una y sólo una de las versiones atributos pasado en su doble dimensión de prácti- que poseen opuestas nociones de tempora-
les en los que el pasado es generado me-
privilegiados de realidad y verdad que le per- cas en proceso e interpretaciones narrati- lidad, sino dentro de las sociedades llama-
diante su interpretación implica conectar el
mitan a un observador establecer lo olvida- vas sobre el mismo. Ciertamente, las narra- das “posindustriales”; los grupos sociales
estudio de las narrativas con sus for mas de
do en las restantes versiones? tivas no son meras ilustraciones de procesos pueden aducir, además, diferentes criterios
producción y uso por agentes en circuns-
generales, ni textos analizados sólo en fun- de evidencia, autoridad y validez para gene-
tancias concretas. Desde este punto de vis-
ción de sus propiedades gramaticales y se- rar sus versiones. Las concepciones colecti-
La experiencia del pasado ta, las interpretaciones del pasado son inse-
mióticas: es indispensable centrarse en sus vas de temporalidad, evidencia, autoridad y
como constitutiva de los parables de las prácticas y los procesos so-
for mas de producción histórico-social.41 validez constituyen los recursos interpretati-
procesos sociales ciales reales. Por lo tanto, los agentes pro-
Una perspectiva de la memoria colecti- vos mediante los cuales se producen inter-
ducen las interpretaciones sobre el pasado
va como proceso social demanda entender pretaciones actuales del pasado.43 A tra-
Una evaluación rápida de las dos posi- su eficacia en la producción y reproducción vés de estos actos interpretativos, se selec- desde sus posiciones relativas dentro de un
ciones comentadas arrojaría como saldo social en el presente. El auténtico proble- cionan eventos y se postulan secuencias a campo con la finalidad de reforzarlas, mejo-
que cada una posee ventajas y desventajas, ma es cómo la experiencia de los eventos las cuales, a su vez, se les atribuyen valores rarlas o disputarlas: el interés por el pasado
lo cual supondría que la solución residiría en pasados es producida por y constitutiva que las tor nan (o no) plausibles.44 La selec- es un asunto de poder. De tal modo, las in-
la unificación compensatoria de los enfo- de las prácticas sociales. El proyecto de ción de eventos no es sólo una operación terpretaciones del pasado contribuyen a la
ques en cuestión. Para la primera, la reali- for mulación de una teoría de la producción intelectual que per manece en el reino de las definición de identidades, confiriéndoles
dad (los eventos que confor man los proce- social de la experiencia de los eventos pasa- ideas: frecuentemente se materializa en la prestigio y autoridad. La supeditación de los
sos históricos) es algo exter no a los agentes dos es inseparable de una teoría de la ac- delimitación de espacios o en la conserva- procesos de interpretación del pasado a los
cognoscentes: aquí, el discurso narrativo re- ción social. La memoria, pues, no es un re- ción de restos o reliquias, todos los cuales intereses del presente explica, en primera
fiere a la realidad, no la crea. Para la segun- sabio precientífico de las sociedades tradi- requieren de dispositivos prácticos median- instancia, los silencios, olvidos e interpreta-
da, la realidad está constituida por el discur- cionales, ni una expresión de la crisis de la te los cuales los eventos pasados sean tor- ciones contrapuestas. El problema principal
so narrativo mismo en tanto acto significati- moder nidad, ni un fenómeno excepcional nados significativos para el presente. de la producción de la memoria social radi-
vo, siendo la realidad sólo emergente de situaciones sociales es- La creación de secuencias de eventos o ca en cómo diseñar interpretaciones del pa-
aquello que el discur- peciales; es un proceso inherente a la exis- narrativas sobre el pasado se funda en na- sado que sirvan a los intereses presentes
so narrativo delimi- tencia misma de los conjuntos sociales. rrativas anteriores que operan como esque- siendo, al mismo tiempo, plausibles dadas
ta como tal. De ese En otros tér minos, el pasado es relevante mas de interpretación a priori, narrativas ciertas reglas de admisibilidad colectivas.46
modo, mientras el socialmente porque constituye una fuerza maestras o paradigmas.45 Esta función es En otras palabras, la fe en las versiones de-
primer camino con- viva, que proporciona fundamentos a las posible debido a que, para los agentes, el pende de estas reglas o marcos de plausibi-
duce fundamentalmen- pretensiones de identidad, legitimidad y pasado guarda una conexión analógica con lidad pública; por lo tanto, los agentes de-
te a estudios orientados a la conflicto en las condiciones presentes. el presente, con el fin de asegurar una con- ben no sólo postular interpretaciones que

Archivo
) 134 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 135 (
sirvan a sus intereses presentes, sino tam- continuidades del sistema político argenti- de pluralismo holista podía buscarse la apo- giadas, sino la pro-
bién hacerlas admisibles. Ilustremos estas no), también se omitía su filiación de origen yatura para redefinir al Lanús como demo- ducción y el uso con-
cuestiones volviendo a la conmemoración con el gobier no emergido del golpe militar crático no ya en 1956 o 1966, sino en textualizado de las mismas
de 1992. de 1955, puesto que en 1983 lo instalaba 1983 o, más exactamente, en 1992, cuan- por parte de los agentes. Si
Habíamos mostrado cómo se conjuga- como un incómodo eslabón en la cadena fi- do aquellos que se habían desempeñado en abordar el campo que los pro-
ban en la escena conmemorativa las preten- liatoria autoritaria. Esta selectividad obede- el servicio hasta mediados de los años 1970 pios agentes definen como “memo-
siones oficiales de los organizadores por cía a los señalados cambios en los marcos hacía mucho tiempo que habían cortado sus ria” representa siempre un riesgo, debi-
“hacer justicia al Lanús” a través del ejerci- de admisibilidad pública, y a la necesidad de vínculos con el Lanús físico, real.49 Si la do a que podemos quedar inexorablemente
cio de su memoria, con notorios silencios resolver las paradojas a las que podía con- reacción de la Federación Argentina de Psi- atrapados en las disputas que lo constituyen
respecto del desempeño de funciones pú- ducir la reinserción del Lanús en la ge- quiatras constituye una muy buena muestra para concluir reproduciéndolo, se impone
blicas por parte de Goldenberg en nealogía democrática, algo innecesa- de cómo los atributos que hicieron de Gol- la interrogación de sus reglas generativas;
1967-1968, durante el gobier no de rio entre 1956-1966, ya que su ori- denberg una figura incuestionada en 1956 esto es, de los modos mediante los cuales
facto del general Onganía. Si bien, en gen en el marco institucional de la habían variado, el silencio respecto del epi- las interpretaciones narrativas y las prácti-
primera instancia, esta puntualización autodenominada “Revolución Li- sodio en 1992 expresa la ardua tarea por cas de los agentes confor man los procesos
parece un cuestionamiento a aquellos bertadora” constituía de por sí un reubicar a Goldenberg como cabeza de una que devienen campos sociales de consagra-
participantes de la conmemoración atributo democrático. genealogía “progresista y democrática” en ción de imágenes públicas del pasado.
que conocían tal evento –pero mantu- Como vemos, la filiación del el campo psiquiátrico y psicoanalítico. Este
vieron silencio sobre él–, no se trata Lanús con la democracia no era esfuerzo, no obstante, no tenía por mero
tan sólo de oponer nuestras versiones a nueva, y databa seguramente del pri- objeto el mundo de las ideas: resultaba cru- Epílogo
las versiones nativas con pretensiones de mer decenio (1956-1966), cuando el cial a los fines de definir, catalogar, distin-
denuncia o corrección. Lo que importa es servicio construyó una versión oficial de guir a psiquiatras-psicoanalistas “democráti- Hoy, ninguna investigación social parece
entender cómo han llegado a ser posibles su pasado para fortalecer su ya significativo cos” y “progresistas” aceptables de aquellos poder escapar a “la tentación de la memo-
de ser expresadas y admitidas. Con poste- prestigio; en realidad, se trataba de aquello que no lo eran; es decir, las prácticas de ela- ria”; si bien campea en los estudios sobre los
rioridad a 1983, y durante los años 1990, que Goldenberg y sus primeros discípulos boración del pasado del Lanús bajo la pre- efectos y las secuelas de la violencia social y
el marco de plausibilidad público en la Ar- definieron como ideología del servicio, la sión de nuevos marcos de admisibilidad pú- política, sus límites se extienden hasta incluir
gentina se fundó en la distinción entre filia- cual se anclaba en “una relación interperso- blica estaban profundamente asociadas a desde las investigaciones sobre etnicidad y
ciones democráticas y autoritarias.47 Una nal no discriminatoria por prejuicios racia- las disputas de legitimidad en los campos nacionalismo hasta aquellas, aparentemen-
institución como el Lanús, que había sido les, políticos, religiosos, etc., y por la tole- psiquiátrico y psicoanalítico argentino. De te, menos “pertinentes”, como el padeci-
objeto de la furia represiva por parte del te- rancia y respeto hacia las distintas orienta- modo que el Lanús constituía una identidad miento por las enfermedades o los usos de
rrorismo de Estado entre 1976 y 1983, ciones teóricas individuales, per mitiendo frecuentemente invocada, merced a la cual tecnologías virtuales. Pocos campos han
quedaba filiada desde 1983 con la de- una coexistencia doctrinaria, el inter- resultaba posible obtener cualidades valio- mostrado en los últimos años semejante cre-
mocracia. Ésta fue la interpretación de cambio y la colaboración”.48 sas a los fines de obtener posiciones venta- cimiento, ofreciendo una imagen de nove-
las generaciones que habían abandona- Resulta imposible comprender ca- josas en los campos particulares de acción doso hallazgo y llave mágica que permite
do el servicio tras el golpe militar de balmente esta definición si no es vincu- social. Como vemos, el examen de este ca- abrir todas las puertas. Es cierto, este boom
1976; sin embargo, su sustentación depen- lada a un contexto posperonista, en don- so está lejos de aceptar las pretensiones que científico iniciado a comienzos de los años
dió del silenciamiento de varios aspectos de de gran parte de los sectores medios auto- el mismo campo for mula respecto de sus 1980 ha sido paralelo –y en buena medida
su pasado que podían afectar su pretensión denominados “progresistas” estaban pro- pretensiones de verdad histórica y políti- dependiente– del “ejercicio de la memoria”,
de pureza democrática. Estos aspectos si- fundamente sensibles ante las exclusiones y ca, lo cual no nos conduce a una rela- esto es, la práctica política de numerosos
lenciados no sólo radicaban en el desempe- discriminaciones sufridas por ellos durante tivización de sus versiones. Por el grupos sociales, particularmente de aquellos
ño de Goldenberg en la autodenominada el peronismo. Los agentes dispusieron de contrario, el análisis exige un que fueron objeto, de modo directo o no, de
“Revolución Argentina” y el conflicto con la estas categorías organizadoras de sus expe- concepto más complejo de violencia política (estatal o no). También es
Federación Argentina de Psiquiatras; desde riencias, que obraron como precondiciones realidad, el cual no sólo cierto que la emergencia de este campo de
una perspectiva fragmentada y cíclica del que guiaron sus esfuerzos interpretativos ul- incluye versiones na- las ciencias sociales ha permitido el desarro-
pasado del Lanús (que expresaba las dis- teriores. Así, en la mencionada declaración rrativas privile- llo de importantes debates alrededor de

Archivo
) 136 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 137 (
cuestiones como la relación entre el ejercicio pues coadyuva a producir las identidades co- ca oposición entre “historia”, en tanto pa- a reconocer que la diversidad de modos de
de la memoria como aspecto constitutivo de lectivas, y 4) cómo los modos de narrar el sado verdadero, y “narrativa” como inter- experimentar los procesos sociales, genera-
las prácticas sociales y la pretensión de ver- pasado están ligados a concepciones social y pretación –generalmente asociada a “inven- da por las prácticas de los agentes, es parte
dad histórica como consustancial a la prácti- culturalmente específicas. ción” o “ficción”– del pasado. La indispen- constitutiva del proceso social.
ca historiográfica. Como corolario, un nue- Reinsertar la memoria social como un sable distinción entre realidad y ficción no
vo y más amplio concepto de historia como aspecto de la producción de la experiencia debe impedir comprender el papel que
práctica sociocultural concedió el ingreso al pasada y la organización de la temporalidad cumplen todas las narrativas –incluidas las Notas
ámbito de estudio de las ciencias sociales de inherente a todos los procesos sociales es de la historiografía– como fuerzas activas
1
diferentes formas de historización (profanas una consecuencia, pues, de hallazgos empí- del proceso social, lo que hace necesario es- El Lanús es el término nativo empleado pa-
y profesionales), las cuales, ahora, podían ricos y elaboraciones teóricas que la antro- tudiar todas las manifestaciones sobre el ra designar al servicio y no al hospital al que per-
revelar una verdad no sometida sólo a su pología social y cultural llevó a cabo desde pasado como productos constitutivos de los tenecía, y refiere metonímicamente a la zona geo-
confiabilidad empírica. los años 1920, los cuales fueron, en su ma- procesos sociales. Como sostiene James gráfica en la que está ubicado, el partido de Lanús.
yor parte, o ignorados o subutilizados por Se trata de una denominación consuetudinaria,
Muchos antropólogos sociales se plega- Young respecto de las interpretaciones del
distinta de los nombres reconocidos por el Estado
ron a este movimiento, dando por desconta- las investigaciones sobre memoria social Holocausto: la historia nunca se desarrolla
para designar al hospital: Servicio de Psicopatolo-
do que, en efecto, habían incorporado una que adquirieron un notable auge desde la independientemente de los modos en que la
gía y Neurología del Policlínico denominado “Doc-
temática novedosa a la disciplina, que la en- década de 1980. Para estas últimas, la se- comprendemos; el mundo factual y el mun- tor Gregorio Aráoz Alfaro” entre 1956-1973 y
riquecería indefectiblemente. Llamativamen- lectividad de los recuerdos colectivos, los fe- do interpretado se encuentran interpenetra- 1976-1987; o, en otras circunstancias –como en
te, muchos de estos antropólogos nómenos de amnesia, la actuali- dos, de modo que –como también lo sostie- la actualidad– el Hospital Interzonal de Agudos
habían olvidado que su propia zación del pasado y su vincula- nen con sus diferencias Claude Lévi- “Evita”, entre 1952-1955, 1973-1976 y 1987 al
disciplina había estudiado empíri- ción con la for mación de las iden- Strauss, Victor Tur ner y Marshall Sahlins–, presente.
camente antes que ninguna otra tidades presentes constituían no- el mismo curso de los acontecimientos está 2
A veces denominado también “de psicopato-
los modos sociales de experimen- vedades generadas en un nuevo y configurado por las interpretaciones produ-
logía y neurología” o “salud mental”.
tación del pasado; y, al mismo pujante campo disciplinario. Mas cidas.50 Es preciso analizar cada modelo in-
3
tiempo, había ofrecido importan- mi intención no es la de reclamar terpretativo del pasado como una for ma Nacido en Buenos Aires en 1916, Golden-
tes arsenales analíticos para su para la antropología la prioridad histórica, con un origen y un desarrollo liga- berg estudió medicina a comienzos de los años
del descubrimiento, sino la de in- 1940 (Universidad de Buenos Aires), especiali-
comprensión. Pese a la prepon- dos a contextos témporo-espaciales particu-
zándose en psiquiatría. Sus prácticas médicas las
derancia que hasta los años 1950 sistir en un modo de abordar el lares, cuyas variaciones son la condición pa-
llevó a cabo en el Hospicio de las Mercedes (ac-
tuvieron los modelos ahistóricos pasado social del que la antropo- ra su reelaboración en nuevos modelos in-
tualmente el Hospital Neuropsiquiátrico Borda),
en la antropología, en cierta forma ésta logía clásica, pese a las diferentes modalida- terpretativos. for mándose al lado de figuras como Gonzalo
siempre dirigió su atención a los modos me- des teóricas, fue pionera: como una fuerza Si bien es preciso abordar las versiones Bosh, un influyente psiquiatra en los años 1930
diante los cuales el pasado es narrado y par- viva modeladora del presente, constitutiva narrativas como cuentos que las personas y 1940; Carlos Pereyra, jefe del servicio, quien lo
ticipa en la constitución de la vida social. de la producción y reproducción social, y se cuentan a sí mismas sobre sí mismas,51 inició en la psiquiatría fenomenológica francesa;
Tras el cuestionamiento de aquellos aborda- elaborada mediante recursos culturales es- esto no nos conduce a reducirlos al rol de Eduardo Krapf, psiquiatra alemán discípulo de
jes de las sociedades llamadas primitivas co- pecíficos. Dicho de otro modo: el énfasis en meros artefactos culturales, sino que deben Oswald Bumke en Berlín, que había ter minado su
mo “pueblos sin historia transcurriendo en el estudio de la producción del pasado (bajo estudiarse las formas en que los mismos for mación de didacta en la Asociación Psicoana-
un eterno presente”, la antropología poten- la for ma de mitos, rituales conmemorativos han sido producidos práctica e histórica- lítica Argentina (APA) y que lo introdujo en el psi-
ció elementos conceptuales de los que ya o genealogías) no debe hacer perder de vis- mente: es imperioso mostrar cómo los coanálisis; y Enrique Pichon-Rivière, uno de los
disponía, para poner de manifiesto: 1) cómo ta que se está estudiando un aspecto de la relatos han sido creados y procesa- miembros fundadores de la APA en 1942. Hasta
su llegada a la jefatura del servicio del Lanús,
la actividad de contar el pasado es consus- producción social. dos, incorporando los específicos
Goldenberg había publicado libros y artículos so-
tancial a la vida social; 2) cómo ésta es una Lo que he denominado “memoria so- contextos de producción históri-
bre temáticas diversas, como la inmigración, el
tarea en la que están comprometidos todos cial” son formas de producción social de co-social. Historizar la memoria
alcoholismo, la epilepsia y la técnica de la loboto-
los miembros de una sociedad, además de interpretaciones públicas del pasado para social implica, pues, dirigir la mi- mía. En las décadas de 1950 y 1960 fue varias
los “expertos”; 3) cómo el interés por el pa- constituir socialmente el presente. No se rada a los procesos prácticos de veces convocado como funcionario en el área de
sado es esencial a los fines del presente, trata de presentar con nuevo ropaje la clási- producción social, lo que equivale salud mental. Per maneció en la jefatura del ser-

Archivo
) 138 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 139 (
vicio por él creado hasta 1972, cuando se mar- no sólo constituye un uso local sino que per mite nas. Incluso, el tér mino es utilizado en las mani- Valeri, “Constitutive History: Genealogy and Na-
chó junto a algunos colaboradores a un hospital aprehender una realidad que trasciende las inter- festaciones en las que se reclama justicia por jó- rrative in the Legitimation of Hawaiian Kings-
privado, el Hospital Italiano, para dirigir un nue- pretaciones singulares. venes víctimas de la represión policial o por ase- hip”, en E. Ohnuki-Tier ney, Culture Through
vo servicio de psiquiatría hasta 1976, cuando se 5
sinatos comunes que per manecen impunes du- Time. Anthropological Approaches, Stanford
M. Goldenberg, V. Barenblit, O. Fer nández
exilió en Caracas (Venezuela) luego del golpe mi- rante los años 1980 y 1990. Sobre estas cuestio- University Press, 1990, pp. 154-192.
Mouján, V. A. Galli, H. Kesselman, A. Müller, A.
litar. Con posterioridad, Goldenberg se desempe- nes, véase E. Jelin, “La política de la memoria: el 16
Pérez, L.G. Ricon, C. E. Sluzki, y G. Stein, “La Émile Durkheim había ya destacado que
ñó como colaborador de la Organización Mundial movimiento de Derechos Humanos y la construc-
psiquiatría en el hospital general. Historia y es- toda recordación colectiva tenía por objeto hacer
de la Salud (OMS) y asesoró en su especialidad al ción democrática en Argentina”, en C. Acuña et
tructura del Servicio de Psicopatología y Neurolo- que la comunidad per maneciese fiel al pasado
presidente Raúl Alfonsín en 1983, con el retor no al., Juicio, castigos y memorias. Derechos hu-
gía del Policlínico Dr. Gregorio Aráoz Alfaro”, La (pues de éste provenía su legitimidad), bajo el
democrático. Actualmente, reside en Washing- manos y justicia en la política Argentina, Bue-
Semana Médica, 4015, 1966, pp. 80-102. riesgo en su defecto de la disolución del orden so-
ton. nos Aires, Nueva Visión, 1995; y de la misma au-
cial. Véase E. Durkheim, Las formas elementa-
4
6
En Goldenberg se ha reconocido su autori- tora, Los trabajos de la memoria, Madrid, Siglo
Como lo ha señalado Robben, “el régimen les de la vida religiosa, México, Coyoacán,
dad como “jefe” eter no del Lanús; al “líder caris- Veintiuno, 2002.
militar de la Argentina entre 1976 y 1983 ha si- 1995. Nótese que si el pasado era concebido co-
mático”, mediador de conflictos, con la capaci- 11
Y. H. Yerushalmi, Zakhor. Jewish History mo algo inmutable, la fidelidad al mismo no po-
do descripto con una serie confusa de nombres,
cada uno de los cuales deja traslucir diferentes dad para amalgamar las posturas más contra- and Jewish Memory, Seattle, University of Was- día sino tener como corolario la inmutabilidad
causas, condiciones y consecuencias imputadas. puestas; y el “maestro” for mador de generacio- hington Press, 1996. Véase también la discusión también del presente.
Los militares han usado tér minos tales como nes tanto en los aspectos profesionales como hu- sobre memoria y justicia en T. Todorov, Memo- 17
manos. En un sentido semejante, el “terror al olvi-
guerra sucia, guerra antirrevolucionaria, lucha ria del bien, tentación del mal: indagaciones
do” al que refiere Yerushalmi para comprender la
contra la subversión y Proceso de Reorganiza- 7
En realidad, eran treinta y seis años. sobre el siglo XX, Barcelona, Península, 2002.
singularidad de la memoria judía; véase Y. H. Ye-
ción Nacional. Los grupos de derechos humanos 12
8
V. Barenblit y V. Kor man, “Memoria”, en El 28 de junio de 1966 una junta militar rushalmi, ob. cit.
hablan de terrorismo de Estado, represión y dic-
35 años. Primeras Jornadas encuentro del ser- encabezada por el teniente general Juan Carlos 18
tadura militar. Las ex organizaciones revolucio- Para el caso de la memoria psicológica o
vicio de Psicopatología del Policlínico de La- Onganía había derrocado al presidente radical
narias emplean tér minos usados por los grupos individual, esta concepción ha sido cuestionada,
nús, Buenos Aires, 1992, pp. 9-16, p. 16, mi Arturo Humberto Illia.
de derechos humanos, pero también hablan de entre otros, por el psicólogo cognitivo Jerôme
guerra civil, guerra de liberación y lucha antiiim- énfasis. 13
Asociación de Psiquiatras de la Capital Fe- Bruner y el sociolingüista James Paul Gee, quie-
perialista. Tanto en el caso de que la violencia de 9
Para la historia del Lanús y la producción deral, Boletín Informativo, I, 1, 1969, pp. 2-3. nes discutieron la pertinencia del uso de metáfo-
los años 1970 sea descripta con el tér mino de de diferentes versiones en conflicto de su pasado, 14
ras como la computadora o la cámara fotogrática
I. Vidal y E. Gili, “Memoria de la influencia
guerra antirrevolucionaria, guerra civil o terroris- véase S.E. Visacovsky, El Lanús. Memoria y po- para entender la mente humana. Véase J. Bru-
de Lanús en el sistema de atención en salud men-
mo de Estado, resulta importante para estos gru- lítica en la construcción de una tradición psi- ner: Acts of Meaning, Harvard University Press,
tal en la Capital Federal, o de cuando los porteños
pos porque cada designación implica un juicio quiátrica y psicoanalítica argentina. Buenos Ai- 1990; J.P. Gee, “Memory and Myth: A Perspec-
se pusieron la camiseta de Lanús”, en 35 años.
histórico y moral diferente que puede transfor- res, Alianza, 2002. tive on Narrative”, en A. Mc Cabe y C. Peterson
Primeras Jornadas..., 1992, pp. 323-333.
mar patriotas en opresores, víctimas en ideólo- (eds.), Developing Narrative Structure, Hillsda-
10
gos, y héroes en subversivos”; A.C.G.M. Rob- Los actos públicos de los grupos de dere- 15
En efecto, los estudios contemporáneos le, Nueva Jersey, Lawrence Erlbaum Associates
ben, “The Fear of Indifference: Combatants’An- chos humanos son concebidos como una for ma han mostrado que el pasado constituye un recur- Publishers, 1991, pp. 1-25. En el caso de la me-
xieties about the Political Identity of Civilians du- de resistencia, cuyo propósito es impedir que el so manipulable, ya que la justificación del presen- moria social o colectiva, véase A. Portelli, The
ring Argentina’s Dirty War”, en K. Koonings y pasado se olvide. Al respecto, véase L. Roniger y te en el pasado demanda una interpretación acti- Death of Luigi Trastulli and other Stories.
D. Kruijt (eds.), Societies of Fear: The Legacy of M. Sznajder, “The Politics of Memory and Obli- va del pasado desde el presente. El pasado, así, Form and Meaning in Oral History, Nueva
Civil War, Violence and Terror in Latin Ameri- vion in Redemocratized Argentina and Uruguay”, se transfor ma en algo flexible, maleable: un mis- York, State University of New York Press, 1991.
ca, Londres, Zed Books, 1999, pp. 125, 140- History and Memory. Studies in Representa- mo acontecimiento puede ser recordado de mo- 19
Véase P. Joutard, Esas voces que nos lle-
139, mi traducción. Aquí empleo preferente- tion of the Past, vol. 10, Nº 1, 1998, pp. 133- do diferente, tan sólo destacando u omitiendo de-
gan del pasado, México, Fondo de Cultura Eco-
mente el tér mino “Proceso de Reorganización 169. Este mismo modelo es el que siguieron or- ter minados aspectos del mismo. Aun más, si el
nómica, 1986; T. Lummis, Listening to history
Nacional”, entre comillas o más a menudo abre- ganizaciones surgidas también a partir de hechos pasado puede ser modificado, puede contribuir a
The Authenticity of oral evidence, Londres,
viado (PRN), para designar el modo nativo de au- de violencia social que per manecen impunes, co- generar transfor maciones sociales en el presente.
Rowman & Littlefield Publishing, 1988.
todefinición del gobier no militar asumido en mo Memoria Activa, la asociación for mada por Por consiguiente, en toda sociedad pueden coe-
20
1976. Cuando aludo a las características de ese familiares de las víctimas del atentado que destru- xistir en relaciones de desigualdad y disputa va- Es notable cómo esta posición puede en-
régimen, no dudo en acudir a la noción de terro- yó la Asociación Mutual Israelita Ar gentina rias versiones del pasado vinculadas a la conser- contrarse en autores que, precisamente, han ba-
rismo de Estado, pues entiendo que el mismo (AMIA) en 1994, que costara la vida a 86 perso- vación o la modificación del presente. Véase V. sado gran parte de sus argumentos en problema-

Archivo
) 140 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 141 (
tizar los límites entre historia y memoria, como J. 26
Véase A. Huyssen, Twilight Memories: gland, 1993, pp. 1-26; J.K. Olick y J. Robbins, contemporáneo reside en cómo las tradiciones
Le Goff, El orden de la memoria. El tiempo co- Marking Time in a Culture of Amnesia, Nueva ob. cit. Pierre Nora, por ejemplo, ubica la histo- han sido horadadas por la crítica de los agentes,
mo imaginario, Barcelona, Paidós, 1977; P. No- York, Routledge, 1995. ria del desarrollo de la nación como una de las un paso que había sido ya dado por la naciente
ra, “Between Memory and History: Les Lieux de 27
más viejas tradiciones colectivas, un milieu de historiografía en el siglo XIX al pretender impo-
Véase P. Nora, ob. cit. Es verdad que la
Mémoire”, en Representations. Special Issue. mémoire: desde la Edad Media hasta los historia- nerse sobre las imágenes singulares del pasado.
historiografía impuso y naturalizó la concepción
Memory and Counter-Memory, en N. Zemon dores del siglo XIX, basados en la metodología Pero esta “caída” de los grandes relatos histórico-
lineal y progresiva del tiempo por sobre otras,
Davis y R. Starn (eds.), Nº 26, 1989, pp. 7-25; científica, el objetivo fue establecer una “memo- nacionales no ha asumido el carácter dramático
mientras que proporcionó un medio para tor nar
D. Lowenthal, The Past is a Foreign Country, ria verdadera”. Nora se propuso catalogar todos y, sobre todo, universal que Nora pretende, sino
críticas las versiones del pasado; pero esto no
Cambridge University Press, 1985. los lugares de memoria en la sociedad francesa, que más bien lo que se presenta hoy es un cua-
destruyó otras for mas de temporalidad, ni poster-
21 organizando el análisis alrededor de tres princi- dro conflictivo en el que distintos grupos for mu-
Véanse M. Chapman, M. Mc Donald y E. gó la producción de pasados ligados a experien-
pios que concibe como “capas”: la República, la lan versiones del pasado contrapuestas pero
Tonkin, “Introduction. History and Social Anth- cias colectivas forjadoras de identidades, ni clau-
Nación, y “Les Frances”. La condición peculiar constitutivas de sus identidades.
ropology”, en E. Tonkin, M. Mc Donald y M. suró el papel propiamente social de la produc-
del segundo principio, la memoria-nación, es la
Chapman, History and Ethnicity, Londres, Rou- ción de imágenes del pasado, incluyendo la histo- 31
Véase P. Joutard, ob. cit.; S. Leydesdorff,
pieza clave, puesto que confió en narrativas his-
tledge, 1989, pp. 1-21; R. Guber, “Hacia una riografía. Al respecto, véase J.K. Olick y J. Rob- L. Passerini y P. Thomson, Gender and Memory,
tóricas nacionales para proporcionar continuidad
antropología de la producción de la historia”, En- bins, “Social Memory Studies: From «Collective Oxford University Press, 1996; L. Passerini, Fas-
a través de identidad. Véase P. Nora, ob. cit.
trepasados, IV, 6, 1994, pp. 23-32; E. Leach, Memory» to the Historical Sociology of Mnemo- cism in Popular Memory, Cambridge University
30
“Dos ensayos sobre la representación simbólica nic Practices”, Annual Review of Sociology, 24, Para J. Le Goff (ob. cit), la historia en tan- Press, 1987; Popular Memory Group, “Popular
del tiempo”, en E. Leach, Replanteamiento de 1998, pp. 105-140; F. Zonabend, The Endu- to historiografía es la for ma moder na y “científi- Memory: Theory, Politics, Method”, en Centre
la antropología, Barcelona, Seix Barral, 1971, ring Memory: Time and History in a French Vi- ca” que asumió la memoria. A su vez, para D. for Contemporary Cultural Studies (ed.), Making
pp. 192-210; N.D. Munn, “The Cultural Anthro- llage, Manchester University Press, 1984. Lowenthal, los límites entre historia y memoria Histories, Londres, Hutchinson, 1982; A. Porte-
pology of Time: A Critical Essay”, Annual Re- 28
son oscuros, aunque esta última, sostiene, se pre- lli, ob. cit.; P. Thompson, The Voice of the Past:
“No estoy muy lejos de pensar que en
view of Anthropology, 21, 1992, pp. 93-123; senta como ineludible y prima facie indudable, y Oral History, Oxford University Press, 1988.
nuestras sociedades la historia sustituye a la mito-
H.J. Rutz, “Introduction: The Idea of a Politics of la historia aparece como contingente y empírica-
logía y desempeña la misma función, ya que pa- 32
“Imagínese en el banquillo de los acusados,
Time”, en H.J. Rutz (ed.), The Politics of Time, mente testeable. No obstante, señala, “historia y
ra las sociedades ágrafas y que por tanto carecen inculpado a causa de un crimen que no ha come-
American Ethnological Society Monograph Se- memoria son distinguibles menos como tipos de
de archivos la mitología tiene por finalidad asegu- tido: ¿aceptaría como principio previo que ver-
ries, 1992, pp. 1-17. conocimiento que como actitudes hacia el cono-
rar, con un alto grado de certeza –una certeza dad y ficción son equivalentes, o que la ficción es
22 cimiento”; D. Lowenthal ob. cit., p. 213 (mi tra-
Le Goff señala el paso en el siglo XIX del completa es obviamente imposible– que el futuro más verdadera que la historia?”; T. Todorov, Las
ducción). Sin embargo, las diferencias básicas pa-
monumento al documento. Mientras que el pri- per manecerá fiel al presente y al pasado. Sin em- morales de la historia, Barcelona, Paidós,
ra Lowenthal descansan en su llamativa atribu-
mero constituía un signo del pasado que podía bargo, para nosotros el futuro debería ser siem- 1993, pp. 121.
ción a la memoria de un carácter individual difícil
ser ubicado a partir de objetos arquitectónicos o pre diferente, y cada vez más diferente del pre-
de compartir con otros (no existiendo para él na- 33
Véase J. P. Gee ob. cit.; J.L. Peacock, “So-
escultóricos con fines conmemorativos, el segun- sente, diferencias que en algunos casos depende-
da semejante a una “memoria social”), al contra- ciety as Narrative”, en R. F. Spencer (ed.), Forms
do se basaba en el principio de la prueba del cam- rán, es claro, de nuestras elecciones de carácter
rio de la característica colectiva de la historia. Por of Symbolic Action, Proceedings of the 1969
po jurídico y legislativo. Véase J. Le Goff, ob. cit. político. Pero a pesar de todo el muro que existe
su parte, para P. Nora (ob. cit.) la memoria está
23 en cierta medida en nuestra mente entre mitolo- Annual Spring Meeting of the American Ethnolo-
Véase J. Le Goff, ob. cit.; D. Lowenthal, abierta a la dialéctica del recuerdo y el olvido,
gía e historia probablemente pueda comenzar a gical Society, Seattle, University of Washington
ob. cit. siendo ante todo un fenómeno actual al servicio
abrirse a través del estudio de historias concebi- Press, 1969, pp. 167-177; A. Portelli, ob. cit.; T.
del presente; la historia, por el contrario, es la re-
24
Véase J.D. Hill, “Myth and History”, en J. das ya no en for ma separada de la mitología, si- Turner, “Oedipus: Time and Structure in Narrati-
construcción siempre problemática e incompleta
D. Hill (ed.), Rethinking History and Myth. In- no como una continuación de esta”; C. Lévi- ve Form”, en R.F. Spencer, ob. cit., pp. 26-68.
de lo que ya no es, es decir, es una representa-
digenous South American Perspectives on the Strauss, Mito y significado, Buenos Aires, Alian- 34
ción del pasado. Esta oposición, sin embargo, es En sentido estricto, la unidad narrativa es-
Past. Urbana, University of Chicago Press, za, 1986, p. 65.
una construcción social, resultado de la emergen- tá constituida por su argumento, esto es, una es-
1988, pp. 1-17; M. R. Trouillot, Silencing the 29
Véase P. Connerton, How societies re- cia de la moder nidad, la cual necesitó generar un tructura que puede ser considerada en función
Past. Power and Production of History, Bos-
member, Cambridge University Press, 1989; E. extrañamiento respecto del pasado. Para Nora, de un principio, un desarrollo y un final, donde
ton, Beacon Press, 1995.
Hobsbwam y T. Ranger (eds.), The Invention of en la posmoder nidad ya no hay una memoria es- se despliega un conflicto planteado inicialmente
25
Véase M. Halbwachs, On Collective Me- Tradition, Cambridge University Press, 1999, pontánea como en las sociedades tradicionales, y desarrollado, para concluir con una resolución.
mory. Lewis A. Coser (ed.), Chicago, The Uni- pp. 1-14; P.H. Hutton, History as an Art of Me- sino que es necesario inventarla. Nora nos indi- Véase J. Bruner, ob. cit.; W.J.T. Mitchell, “Pre-
versity of Chicago Press, 1992; P. Nora, ob. cit. mory, Hanover, University Press of New En- ca con acierto que una característica del mundo face”, en W.J.T. Mitchell, On Narrative, The

Archivo
) 142 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 143 (
University of Chicago Press, 1981, pp. vii-x; R. sions, Narratives Theories”, en W.J.T. Mitchell, 38
Toda narrativa posee dos dimensiones gía e historia, Barcelona, Gedisa, 1988; V. Vale-
Scholes, “Language, Narrative and Anti-Narrati- ob. cit., pp. 209-232; E. Ochs y L. Capps, “Na- analíticas: 1) la secuencia misma, u orden diacró- ri, ob. cit.
ve”, en W.J.T. Mitchell, ob. cit., pp. 200-208. rrating the Self”, Annual Review of Anthropo- nico, y 2) el marco de categorías culturales, como 46
Véase A. Appadurai, “The Past as a Scar-
35 logy, 25, 1996, pp. 19-43; S. Stewart, “Shouts las nociones de espacio, tiempo, persona, causa,
La noción de narrativa no está necesaria- ce Resource”, Man, 16, Nº 1, 1981, pp. 201-
on the Street: Bakhtin’s Anti-Linguistics”, Criti- etc., que funcionan como ordenadores de las se-
mente ligada a una concepción discursivo-verbal 219.
cal Inquiry, 10, 1983, pp. 265-281; K.G. cuencias de eventos, u orden sincrónico.
del mundo social; éste no puede ser reducido al 47
Young, Taleworlds and Storyrealms. The Phe- 39
Véase M. Cavarozzi, Autoritarismo y de-
discurso ya que existe, ante todo, como práctica, Tal como en H. White, El contenido de la
nomenology of Narrative, Dordrecht, Martinus mocracia (1955-1983), Buenos Aires, Centro
la cual posee un papel epistemológicamente fun- forma. Narrativa, discurso y representación
Nijhoff Publishers, 1987. Como señalé, estos Editor de América Latina, 1983; y M. Cavarozzi,
dante al englobar la actividad lingüístico-cogniti- histórica, Barcelona, Paidós, 1992.
usos responden a un concepto amplio de lengua- Autoritarismo y democracia (1955-1996): la
va. Véase M.M. Bakhtin, The Dialogic Imagina- 40
je; la organización secuencial de la experiencia Soy consciente de la problematicidad de la transición del Estado al mercado en la Argen-
tion. Four Essays, Michael Holquist (ed.), Austin,
puede estar expresada verbalmente, bajo la for - expresión “auténticamente sucedido”; en todo tina, Buenos Aires, Ariel, 1997.
University of Texas Press, 1998. Los discursos
ma de un discurso oral o textual; en géneros de caso, quiero aludir con ella a la posibilidad cogni- 48
existen en y a través de prácticas sociales que se M. Goldenberg et al., ob. cit., pp. 82.
performance como el ritual o el teatro (véase tiva de acuerdo en tor no a aspectos básicos de
despliegan en contextos témporo-espaciales es- 49
V.W. Tur ner, From Ritual to Theatre. The Hu- los fenómenos experimentados que, bajo ciertas Un aspecto no menos revelante fue el de
pecíficos. Los significados lingüísticos cobran vi-
man Seriousness of Play, Nueva York, PAJ Pu- condiciones, no admitirían controversias (por comunicar la tradición del Lanús bajo la for ma de
da a través de los usos peculiares que los agentes
blications, 1992), o a través de imágenes, tales ejemplo, desplazamientos individuales o colecti- piezas de oratoria en el contexto ritualizado de la
realizan en esos contextos, por lo que un estudio
como mapas de recorridos o trayectos, represen- vos desde un lugar a otro), independientemente conmemoración, lo cual resultaba de capital im-
del discurso en cualquiera de sus for mas no pue-
taciones pictóricas, gráficas, fotográficas o escul- de su sentido. portancia para obtener el consenso del público.
de escindirse del estudio de las prácticas específi-
tóricas. A este listado pueden añadirse las repre- 41
Como lo ha mostrado Marc Bloch, la oratoria
cas y los contextos particulares en los cuales han Véase M.R. Trouillot, ob. cit.
sentaciones musicales instrumentales que, sin constituye una for ma de control social; debido a
sido producidas. Los “usos” lingüísticos refieren 42
embargo, necesitan de otros medios expresivos Autores como Jerôme Bruner (1990: op- su mayor for malización con respecto a las for mas
tanto a los significados indexicales producidos en
cuando poseen pretensiones descriptivas o evo- .cit.) rechazan la posibilidad de pensar en meca- de comunicación cotidianas, representa un códi-
cada contexto de acción, como a las consecuen-
cativas; y el cine sonoro, un ejemplo de combina- nismos autónomos de memorización que no go restringido a través del cual se pretende ofre-
cias materiales sobre los propios cursos de acción
ción de medios expresivos: verbales, prácticos, sean, al mismo tiempo, sociales. cer el modo en que los antepasados hablaron.
sucesivos. Los contextos cotidianos de acción
visuales, sonoros, etcétera. 43
Mantener la tradición supone, así, la construc-
proveen la matriz principal de la organización na- Véase P. Burke, “History as Social Me-
ción de un tipo de autoridad especial, la “autori-
rrativa de la vida. Todo narrador echa mano a 36
Véase W. Labov y J. Waletzky, “Narrative mory”, en T. Butler (ed.), Memory, History,
dad tradicional”, basada en la apelación al pasa-
una serie de recursos gramaticales y sintácticos Analysis: Oral Versions of Personal Experience”, Culture and the Mind, Oxford, Basil Blackwell,
do. Véase M. Bloch, Ritual, History and Power:
con los que produce un contexto interpretativo Journal of Narrative and Life History, 7, 1-4, 1989, pp. 97-113; M. Douglas, How Institu-
Selected Papers in Anthropology, Londres, The
del propio relato: puede pasar de un relato de ex- 1998, pp. 3-38. tions Think, Syracuse University Press, 1986;
Athlone Press, 1989. En el caso de la conmemo-
periencia personal a otro compartido pasando R. Guber, “Las manos de la memoria”, Desarro-
37 ración de 1992, sucedió algo peculiar: los orado-
del pronombre personal “yo” al “nosotros”; Véase E. Ochs y L. Capps, ob. cit. De llo Económico, 36, 141, 1996, pp. 423-442;
res eran al mismo tiempo los antepasados, por lo
igualmente, puede “objetivarlo” empleando un acuerdo a la célebre definición de Labov y Wa- J. Hill, ob. cit.; S. Küchler y W. Melion (eds.),
que sus discursos no interpretaban, sino eran la
estilo impersonal, o “actualizar” el relato pasan- letzky, la narrativa es “un método para recapitu- Images of Memory. On Remembering and Re-
tradición del Lanús viva.
do del tiempo verbal pasado simple a un presen- lar la experiencia pasada, ligando una secuencia presentation, Washington DC, Smithsonian
50
te vida. Véase R. Bauman, Story, Performance verbal de oraciones a la secuencia de eventos Institution Press, 1991; S. Porter Benson, S. Véase J.E. Young, Writing and Rewriting
and Event. Contextual Studies of Oral Narrati- acaecidos realmente”; W. Labov y J. Waletzky, Brier y R. Rosenzwig (eds.), Presenting the the Holocaust. Narrative and the Consequen-
ve, Cambridge University Press, 1986; J. Bruner, ob. cit., p. 12, mi traducción. Algunos han pro- Past. Essays on History and the Public, Fila- ces of Interpretation, Bloomington, Indiana Uni-
ob. cit.; L. Degh, Narratives in Society: A Per- blematizado la especificidad del discurso narrati- del fia, Tem ple Uni ver sity Press, 1986; P. versity Press, 1988.
former-Centered Study of Narration, Helsinki, vo; por ejemplo, Herstein Smith (ob. cit.) sostie- Wright, On living in an old country, Londres, 51
Véase C. Geertz, “Juego profundo: análi-
Suomalainen Tiedeakatemia, Academia Scienta- ne que la narrativa como género es inespecífico, Verso, 1985.
sis de una pelea de gallos en Bali”, en C. Geertz,
rum Fennica, 1995; H. Gar finkel, Studies in y que no existe for ma de diferenciarla de simples 44
Véase J.D.Y. Peel, “Making History: The La interpretación de las culturas, Barcelona,
Ethnomethodology, Englewood Cliffs, Prentice descripciones; por su parte, Scholes (ob. cit., pp.
Past in the Ijesha Present”, Man, 19, 1, 1984, Gedisa, 1997, pp. 339-372.
Hall, 1967; A. Giddens, Central Problems in 205, mi traducción) asegura que “enumerar las
pp. 111-132.
Social Theory. Action, structure and contradic- partes de un automóvil no es narrarlas”, puesto
45
tion in social analysis, Londres, The MacMillan que sólo se puede narrar un evento, es decir, la Véase M. Sahlins, Islas de historia. La
Press, 1979; B. Herstein Smith, “Narrative Ver- relación entre una cosa y el tiempo. muerte del capitán Cook. Metáfora, antropolo-

Archivo
) 144 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 145 (
Entrevista

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


“Con Sydney Mintz descubrí
la importancia de la historia”
Entrevista a Eduardo Archetti
Mirta Zaida Lobato

P: –Me gustaría que comenzáramos –Sí, pero cómo explicarlo... visto desde
hablando de tus orígenes, de tu familia, la perspectiva de la familia de mi madre, ella
de tu educación. ¿Vos naciste en Santiago era tradicional pero se había casado con un
del Estero? italiano y comenzaba a mezclarse. Desde la
R.: –Sí, yo nací en Santiago del Estero, perspectiva de la familia de los italianos, era
digamos en una familia de clase media, de una movilidad ascendente: los Archetti re-
clase media alta. Por el lado de mi padre, presentaban la parte más dinámica de la re-
mi abuelo era lombardo y vino a trabajar en lación entre linajes, son los que van a parti-
los ferrocarriles ingleses, él tenía for mación cipar en política, mi padre de entrada la
de ingeniero y cuando llegaron a Añatuya abraza, son todos profesionales: médicos,
se quedó y después se casó con una santia- bioquímicos, odontólogos...
gueña. Por parte de mi madre, de apellido –¿Formaban parte del núcleo de los
Lavaisse, venimos de una familia muy tradi- intelectuales santiagueños?
cional de origen francés. El primer inmi- –Exactamente, del núcleo intelectual
grante fue un general francés, masón, que santiagueño muy vinculado al partido radi-
vino a la Argentina y hace la campaña al cal. Yo vivía en medio de una gran concien-
norte como instructor de los oficiales del cia histórica familiar. En la familia de mi ma-
Ejército del Norte, a la vuelta se queda en dre había una conciencia aristocrática que
Santiago del Estero y se casa tradicional- se instalaba en el origen francés, en las his-
mente, participa de la Constitución santia- torias de Francia de donde este hombre ve-
gueña en la década del 30, se integra acti- nía y todo lo demás, o sea que había una
vamente en la vida política y cuando llegan gran preocupación genealógica en la fami-
las guerras civiles toma el lado que pierde, lia de mi madre, yo diría incluso con preten-
el lado liberal. Como consecuencia se exilia siones oligárquicas, aristocráticas, en un
en Chile y allí crea el Museo de Ciencias contexto en las cuales efectivamente las
Naturales, hace las primeras expediciones aristocracias santiagueñas habían perdido
para recopilar la fauna y la flora, porque él prácticamente todo el poder, digamos en el
tenía for mación en ciencias naturales ade- siglo XX, o sea que, si vos querés, es esta
más de ser militar. Incluso había hecho rele- cosa de la decadencia de la familia decente.
vamientos en Martinica y Guadalupe, era Esta ideología estaba muy instalada en mi
una persona muy original. Uno de sus hijos familia y se ha conservado también en la fa-
va a ser sacerdote y delegado de Santiago milia de mi padre, como mi abuelo fue el
del Estero en la Constituyente de 1853. único que emigró de la rama burguesa lom-
–¿Sentiste de algún modo el peso de barda, él le transmite a mi padre la genea-
la tradición familiar? Vi que hicieron tu logía de tal manera que mi padre hace una
árbol genealógico en internet. visita a la familia en Italia y a través de él se

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 149-164
recupera la tradición genealógica del lado en la investigación pero tuvo que volver tanto uno tenía que establecer estrategias se iban a sus casas. Ter miné ahí el colegio
de los Archetti. Mis raíces están puestas del porque mi abuelo murió y entonces había para sobrevivir, para no ser humillado y to- secundario y fue allí cuando me di cuenta
lado europeo y del argentino. que ayudar a ter minar de educar al resto de do lo demás. En el Liceo Militar había dos efectivamente de la existencia en la Argen-
–¿Se mantiene la cultura italiana o se los her manos, o sea que mi padre se sacri- estrategias: la de la mente y la del cuerpo. tina de toda una serie de estereotipos que
habían argentinizado? fica por la familia, porque cuando los her- Pero la mente sola no te servía porque si no eran sólo masculinos sino que eran este-
–Absolutamente, mi abuelo al casarse manos menores ter minan de educarse, co- eras definido como absolutamente débil físi- reotipos de otro tipo...
con una mujer González Iturre, de familias mo bioquímicos, como dentistas, mi padre camente no sobrevivías. O sea que realmen- –¿Por ejemplo?
santiagueñas viejas, con un tronco tucuma- recién puede casarse y es a los cuarenta y te el liceo me enseñó efectivamente, en un –Toda la cosa provinciana, que si uno vi-
no en el pasado, lo italiano desaparece pe- cuatro años. Se casa grande con mi mamá, mundo masculino, la importancia de que ve en Santiago del Estero no la vive con in-
ro –para darte una idea– en mi casa el lado que tenía veintiún años. Entonces, él, de uno tenga un balance entre lo mental, lo in- tensidad hasta que confronta con el otro. La
francés era muy dominante, la comida era eso me di cuenta desde un comienzo, me telectual y lo corporal. Así desde muy tem- imagen del santiagueño en aquella época,
santiagueña pero cuando se hacían cosas mandó a la Alianza Francesa cuando tenía prano participé de los equipos deportivos tal como yo la vivía, era una imagen muy
eran las cosas de origen francés o sea que seis años, insistió en que aprendiera inglés, del colegio, era muy bueno en muchos de- ambivalente, porque había un lado que por
eso se mantuvo. que aprendiera otros idiomas... portes ejemplo los cordobeses apreciaban porque
–¿Y en tu formación intelectual? –¿Con tus hermanas no era igual? –¿Qué deportes practicaste? nosotros éramos divertidos, sabíamos bailar
–Mi padre, por ejemplo, era una perso- –No, con mis her manas no era igual, –Yo jugaba muy bien al fútbol, jugaba al chacarera, zamba y teníamos esta cosa del
na sumamente culta; además de ser médi- no. Mis her manas después fueron todas a la rugby, al básquet, cabalgaba, yo hacía todas humor santiagueño muy difícil de describir,
co, tenía una gran afición por los enciclope- universidad pero ya a la muerte de mi pa- las cosas... con un alto grado de autoironía, es un hu-
distas. Él tenía dos vertientes: por un lado dre, no sé qué hubiera ocurrido si mi padre –Ahí están los antecedentes de tus in- mor en el cual efectivamente uno se expo-
había leído a los enciclopedistas franceses hubiera vivido, con toda seguridad mis her- vestigaciones... ne como sujeto del humor. Y al mismo
en castellano y tenía gran for mación en lo manas... aunque era un hombre abierto y –Bueno, creo que gran parte de mis an- tiempo está la imagen del santiagueño va-
que era la literatura argentina, en mi casa todo lo demás, pero tenía un espíritu muy tecedentes vienen de ahí, después el boxeo go, es decir que no necesariamente se ca-
había colecciones completas de Sar miento, tradicional. Ahora, respecto de mí, calculo era obligatorio en el colegio porque uno te- racteriza por ser muy inteligente, que es len-
Alberdi y otros autores. que él hubiera estado contento con lo que nía que convertirse teóricamente en hom- to. Además era un ambiente masculino… el
–¿Y vos leías todo eso? soy ahora pero decepcionado porque no bre, teníamos un excelente profesor que descubrimiento de que uno podía tener una
–Sí, yo tuve una relación intelectual muy soy ni médico ni abogado, que eran las ca- había sido campeón sudamericano de bo- relación afectiva con una persona de su
fuerte con mi padre, distante emocional- rreras que garantizaban el éxito político. xeo, el “Sapo” Azar, medio pesado. Era un edad, de su clase, que no tuviera como ob-
mente porque él me preparaba para ir me –¿A qué escuela fuiste? Me dijiste que ambiente masculino y… además yo era jetivo el casamiento y que no tuviera el ele-
de mi casa y para no volver nunca. estudiaste idiomas... santiagueño y los santiagueños eran discri- mento de honor, de la dignidad perdida, yo
–¿Sos el único hijo varón? –Yo fui a una escuela pública, a la escue- minados, o sea que yo aprendí desde muy lo descubrí en Buenos Aires cuando vine a
–Sí. la del barrio, a cuatro o cinco cuadras de mi temprana edad esta cuestión de la discrimi- estudiar, pero en el mundo cordobés o en el
–¿Cuántas hermanas tenés? casa. Mi padre era partidario de la escuela nación. santiagueño, yo te diría que había compar-
–Tres her manas, yo era el único varón, pública, tenía esa tradición, muy anticatóli- –¿Pero también los santiagueños co- timientos estancos, mi padre siempre me
el mayor. Mi padre, de eso me di cuenta ca. Y al secundario fui inter no al Liceo Mi- mo vos eran discriminados? insistía en que había las mujeres con las cua-
posterior mente, me preparaba para ir me litar General Paz en Córdoba, yo entré al li- –Sí, los santiagueños éramos discrimi- les uno se podía casar, que eran como mis
de Santiago del Estero, no volver a Santia- ceo en 1956. nados por los cordobeses en general. O sea her manas o mis primas, y las otras. En San-
go, porque él volvió a Santiago del Estero, –Me gustaría saber cómo recordás tu que había como una jerarquía porque el Li- tiago del Estero descubrí que hay una rela-
se recibió de médico en Buenos Aires. Él te- paso por el Liceo Militar y si impactó en ceo Militar de Córdoba recogía puntanos, ción casi de castas, como en la India. Yo te
nía la idea de que si yo volvía a Santiago del tu formación de algún modo. recogía santiagueños, recogía tucumanos, diría que en Santiago del Estero es así, ha
Estero iba a ser preso de la mediocridad –Yo te diría que del liceo guardo recuer- salteños y cordobeses y algunos mendoci- sido siempre así y todos estos crímenes últi-
santiagueña y él estaba muy arrepentido dos más agradables que desagradables. El li- nos, o sea que era un liceo al que asistían mos no hacen sino reproducir lo que yo vi-
porque había comenzado una carrera en la ceo significó para mí el descubrimiento de muchos provincianos, era un ambiente pro- ví, digamos que yo descubrí que en Santia-
Facultad de Medicina como jefe de trabajos la aventura de estar en un mundo masculi- vinciano y nosotros quedábamos inter nos go del Estero no se podía tener relaciones
prácticos, era una persona muy interesada no donde había jerarquías y poder, por lo sábado y domingo mientras los cordobeses sexuales que no pasaran a ser relaciones

Archivo
) 150 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 151 (
afectivas sobre la base de relaciones de cla- to lo hice en una época de radicalización a materias cursadas por nosotros sólo las pu- profesor que dictaba Sociología Argentina,
se en donde el dinero no era el modo de in- lo que se sumaba el hecho de que el sistema dimos ter minar en 1967, o sea que me re- que estaba absolutamente desprestigiado el
tercambio exactamente. de enseñanza era tan escolástico que uno cibí en 1967. Cuando yo ingresé la carrera pobre. La antropología que estaba muy de
–¿Y cuando terminás de estudiar en no aprendía a razonar sino a repetir y en- todavía no era masiva y en mi for mación in- moda, que se hacía en la facultad, era la an-
Córdoba? tonces me fui convenciendo de que mi des- fluyeron algunos profesores que tuve. Guar- tropología vinculada a los grupos de las mi-
–Y después vino Buenos Aires. Mi pa- tino no estaba ahí. También por esa época do un grato recuerdo de Gino Ger mani con norías indígenas argentinas o sea que había
dre falleció antes de que yo ter minara el se- me di cuenta de que tenía que conseguir al- quien hice Introducción a la Sociología; So- como un salto entre lo que era folclore, lo
cundario pero él decía que los santiagueños go para vivir, entonces entré a trabajar en ciología Sistemática con Miguel Mur mis y que hacían los folclorólogos, gente muy
vagos, indolentes y poco inteligentes iban a un juzgado como auxiliar, el Juzgado en lo Eliseo Verón. De ellos guardo un profundo meritoria, Carrizo, toda esa gente que no
Tucumán, esto puede ser racista, en fin, era Penal y Correccional N° 13 de la Capital recuerdo. Con Mur mis, que venía de Cali- era vista como haciendo ciencia social, que
seguramente racista, los que venían a conti- Federal. for nia, entro a la etnometodología y Verón hacía una recopilación de costumbres y tra-
nuación en la escala lombrosiana que él te- –Y ese trabajo, ¿cómo lo conseguiste? trajo la idea francesa de que una sociedad diciones, sin la dinámica de los procesos
nía iban a Córdoba y los más inteligentes –Lo conseguí porque había un subsecre- era un sistema de comunicación, la cuestión sociales, sin poner los proverbios, los bai-
iban a Buenos Aires, un mito que todavía se tario del juzgado que era catamarqueño y yo de la importancia del lenguaje y el estructu- les, las fiestas, en un contexto social simbó-
mantiene porque uno pregunta aquí en estaba metido en el mundo de los estudian- ralismo. Nosotros leíamos a Claude Lévi- lico mas amplio. Ahora, paradójicamente,
Buenos Aires cuál es la mejor universidad tes del noroeste en la Capital. Era como un Strauss, Max Weber, Karl Marx o Émile mi primer trabajo como sociólogo fue en la
del país y van a decir que es la Universidad centro de residentes que cumplía funciones Durkheim. Pese a que se trabajaban algu- Fundación Bariloche para hacer sociología
de Buenos Aires, o sea que lo de mi padre integradoras, porque estaban los que ya ha- nos de los textos sociológicos clásicos de cuantitativa y debo confesarte que entro en
tenía algún asidero histórico. bían estado muchos años, que conocían el Durkheim, con otra gente comenzamos a crisis con la sociología a partir del trabajo
–Cuándo venís a Buenos Aires, ¿ya ha- mundo de las pensiones; ahí entré al mun- leer sus textos más antropológicos. En esa en este proyecto y consigo una beca para ir
bías pensado estudiar antropología? do de las pensiones de los provincianos, época se leía mucho a Lévi-Strauss, diría a estudiar a Francia para hacer el doctora-
–No, mi padre me había preparado pa- que es otro mundo apasionante y no hay que esa ha sido la influencia más fuerte y do. Ahí comencé con Alain Touraine como
ra ser médico, al morir él yo me sentí libre ninguna etnografía hecha. después otra influencia que tuvimos noso- consejero, él conocía mucha gente de
de elegir, lo cual me creó muchos conflictos –¿Y terminaste abogacía? tros, mi generación por lo menos, fue la de América Latina y fue Touraine quien me
porque yo heredaba su clínica. Mi padre te- –No, me fui, yo tenía aspiraciones litera- Francis Korn y Manuel Mora y Araujo, por convenció rápidamente de que en realidad
nía una clínica en la cual él trabajaba, tenía rias, había publicado un libro de poemas el lado de la metodología. Ellos simplifica- mi destino no estaba en la sociología sino
un sistema, calculo, muy bien montado por- que fue más o menos bien recibido, incluso ron e hicieron más racional la enseñanza de en la antropología. Fue él, a quien le guar-
que era una persona que trabajaba muy por la crónica de Buenos Aires, entonces la metodología cuantitativa. do un profundo reconocimiento intelectual,
bien, muy pudiente. Se suponía que yo iba tenía aspiraciones literarias. Por razones –¿Cuáles eran tus intereses en ese mo- quien me impulsó a dar el salto. Y allí hago
a ser el sucesor y entonces cuando anuncié políticas conocí a Juan Carlos Portantiero mento? una tesis sobre economía y organización
que no iba a ser médico fue la primera cri- quien me convenció –yo quería estudiar lite- –Mis intereses académicos en ese mo- sindical entre los colonos del norte de San-
sis familiar y mis tíos, mis tías, mi madre, to- ratura– de que realmente el futuro estaba en mento eran fundamentalmente ciertas co- ta Fe, está en francés.
dos me dijeron que debía estudiar abogacía. la Sociología. Yo tenía dudas sobre estudiar sas que no se podían hacer, tenía muchísi- –¿Es el trabajo sobre explotación fami-
Entonces yo dije que sí y vine a Buenos Ai- Antropología o Sociología y entonces tuve mo interés por todo lo que fuera “tradicio- liar en el norte santafesino?
res para comenzar esa carrera. Mis prime- una conversación con alguna gente que me nes y costumbres”. Yo leía cosas sobre fies- –De ese trabajo salió mi tesis de docto-
ros tres años fueron realmente interesantes convenció de que Sociología estaba mejor, tas tradicionales. Tal vez como tenía una rado, a la cual le agregué todo lo que nun-
porque descubrí la desconexión total que porque Antropología estaba dominada por experiencia directa en Santiago del Estero ca publiqué, y no me arrepiento de haberlo
había entre sistemas jurídicos nor mativos y las corrientes historicistas tradicionales y con la presencia de fiestas, la importancia hecho, era todo el estudio sobre las ligas
la realidad social, lo que uno aprende si es reaccionarias. Me dijeron que si yo quería de las costumbres, viví toda la cuestión del agrarias del norte de Santa Fe
inteligente en abogacía es eso, que todo lo estudiar antropología podía hacerlo des- folclore provinciano en Buenos Aires, o sea –¿Cuáles fueron las razones para no
que aprendíamos no tenía nada que ver con pués. Entro entonces a Sociología y me re- que tuve oportunidad por razones senti- publicarlo?
la realidad y que todo lo que se construía co- cibo de sociólogo en 1965-1966 aunque en mentales de estar en contacto con cierta –Ya se anunciaba la represión. Yo ter mi-
mo sistema jurídico era un sistema arbitra- realidad se produce el golpe militar y la in- parte de la cultura gauchesca pampeana né mi tesis en 1975, la defendí en 1976, ya
rio de poder y autoridad. Ese descubrimien- tervención de la universidad y muchas de las que en la facultad se veía como dominio del había empezado la represión con las ligas

Archivo
) 152 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 153 (
agrarias y los movimientos rurales, enton- universitarios y entré en crisis porque des- –En Francia yo era estudiante. Ya hacía ra académica y de lo que yo obtuve poste-
ces yo decidí que todo ese material, diga- confié muy tempranamente del uso de la antropología a partir de mi reconversión. rior mente como subsidios, ir a congresos y
mos, iba a ser inédito, no me arrepiento de violencia sin que haya por detrás una situa- Recuerdo que había un seminario que daba todo lo demás, se lo debo a Mintz y a Eric
que haya quedado sin editar. Aparte mi te- ción favorable en la Argentina. Yo siempre Sidney Mintz, el famoso antropólogo nortea- Wolf. Ellos fueron realmente, mucho más
sis es sobre movimiento religioso, la religión decía que una sociedad tan jerárquica, con mericano que estuvo un año con nosotros, y que Touraine y mucho más que los france-
está por detrás de las ligas agrarias. tantos privilegios, que se montó sobre la ba- fue él quien tuvo una gran influencia intelec- ses, porque si mi tesis de doctorado pudie-
–Este trabajo lo hiciste con tu mujer. se de la apropiación del Estado para fines tual en mi vida, al margen de alguna gente ra ser publicada hoy tal como fue escrita se-
–Sí, ya estábamos en pareja, juntos hici- particulares por parte de distintos sectores como Daniel Turner, que es chayanovista, él ría un anacronismo histórico. Ahí se notan
mos el trabajo de campo, lo cual visto histó- hegemónicos, con una clase militar que ha- traduce Chayanov al inglés, y era también mi mis influencias, incluso la de Pierre Bour-
ricamente fue realmente una gran cosa.1 bía participado en todas las for mas de des- profesor en la École, como Maurice Gode- dieu que había sido expulsado del estructu-
Todavía no se había problematizado en la trucción de la incipiente democracia, no lier, como Meillassoux. Pero Mintz fue real- ralismo y de la antropología; él encuentra su
antropología de manera sistemática todo el brindaba ninguna posibilidad para que la iz- mente muy importante porque en su curso refugio en la sociología, pero muchos de
tema del sesgo femenino o masculino o lo quierda triunfara militar mente. Entonces descubrí la importancia de la historia. Para nosotros, latinoamericanos con espíritu am-
que uno dejaba de conocer por ser hombre mientras gran parte de la izquierda se iba todo lo que uno tiene que hacer tiene que fi- plio, íbamos al seminario de él como oyen-
y todo lo demás, pero ya estaba en el am- radicalizando, yo me iba transfor mando en jarse siempre en la historia que está muerta tes porque no podíamos ser alumnos. En-
biente la crítica feminista a la antropología un pequeño burgués, algo que me trajo in- y viva al mismo tiempo. En el seminario de tonces la influencia de Bourdieu –que inclu-
tradicional, etc., y el hecho de trabajar con cluso conflictos personales, afectivos, por- Mintz casualmente había un grupo superre- so está en el libro sobre explotación fami-
mi mujer fue una cosa maravillosa porque que la compañera de mi vida en aquella volucionario, radicalizado, latinoamericano, liar– es muy evidente. Porque lo que en el li-
mucha infor mación que ella consiguió por época me consideró durante muchísimo que desde que él comenzó a dar clases, lo bro está es que, efectivamente, hay un sis-
ser mujer yo no la hubiera podido conseguir tiempo uno de los seres mas despreciables castigó duramente por no ser ortodoxamen- tema nor mativo. Con Mintz yo descubro la
y viceversa. Digo, para darte una idea, el te- por el hecho de que yo era un pequeño bur- te marxista y todo lo demás. Entonces en ese historia, los cursos de él eran extraordina-
ma del comportamiento demográfico, los gués recalcitrante. seminario otra gente y yo aprendimos a de- rios, él comenzaba con la cosa del té, del
métodos de control para la concepción, lo –Era el clima de la época, porque si no fenderlo... ellos decían que él hacía un uso azúcar y el cacao y es impresionante. Toda
que ella conseguía por las mujeres yo lo eras un compañero revolucionario no po- de la historia que no era marxista. la expansión imperial...
conseguía por los hombres, pero yo no hu- días estar con tu pareja o tus amigos. –En todo caso estaban mejor con Go- –Es un momento en que historia y an-
biera conseguido infor mación sobre las téc- –Sí. delier. tropología dialogan bastante bien.
nicas de control que utilizaban, que era un –Estabas en el otro lado. –Exactamente. Godelier fue en realidad –Sí, realmente se unen. Y Mintz me
dato importante porque al elaborar las ge- –Del otro lado y los que dudaban eran mi tutor for mal al lado de Touraine porque convenció de que fuera a los cursos de his-
nealogías –hicimos todas las genealogías aún peor. Cuando estoy en París me doy Touraine, muy gentilmente para que yo no toria como oyente, lo hice: fui a los cursos
desde 1880– nos dimos cuenta de los quie- cuenta de que había muy pocos argentinos tuviera problemas administrativos, siguió de Pierre Vilar, a los de Emmanuel Le Roy
bres demográficos, de generación en gene- o latinoamericanos como yo, la mayoría te- siendo mi tutor pero en realidad yo trabajé Ladurie, de Jacques Le Goff. Yo tomé esos
ración. Sobre esto hemos publicado algunas nían nombres falsos, pasaportes falsos, es- mucho con Mintz que venía de la tradición cursos en la década de 1970, te debo con-
cosas en inglés. Y yo ingresé al mundo mas- taban en alguna cosa misteriosa siempre, de Julian Steward, o sea que él me descu- fesar que si uno era santiagueño en Buenos
culino de la colonia, al mundo de los juegos, pero yo y algunos otros –algunos de ellos brió todo el mundo ese de Julian Steward, Aires y tenía cierto sufrimiento, ser argenti-
de las cartas, del bar, de tomar Tres Plumas, muy conocidos como Juan José Saer y Gol- de Eric Wolf, de Kaplan, de Padilla. Era una no, latinoamericano, pese a toda la imagen
de las bochas, del fútbol. Yo jugaba en el denberg– éramos, qué sé yo... no sé cómo tradición que se insertaba en la tradición revolucionaria que había en Francia, en el
equipo de fútbol de la colonia, o sea que ju- seríamos definidos, porque teníamos una marxista con dos elementos muy importan- mundo académico francés no era fácil, no-
gaba los fines de semana, jugábamos en to- actitud crítica frente a la gente que exaltaba tes que eran todo lo relacionado con el par sotros no éramos definidos necesariamente
do el norte de Santa Fe porque había ligas la violencia y todo lo demás. sociedad-naturaleza, ahora diríamos ecoló- como genios. Ir a pedirle a Le Goff que yo
regionales. –¿Eso incidía también en la vida aca- gica, y la vinculación con la historia; traba- pudiera estar en su curso como oyente cos-
–Era una época difícil políticamente démica? jaban la historia, la historia viva, la historia taba muchísimo.
hablando. –Yo no sé cómo hubiera incidido si hu- oral, trabajaban con infor mantes. Incluso te –¿Cuál era el límite?
–Sí, porque se estaba produciendo una biera vuelto a la Argentina. voy a contar algo que realmente recuerdo –El límite calculo que estaba en que los
radicalización muy fuerte en algunos grupos –¿Y en Francia? con mucho cariño: gran parte de mi carre- seminarios en la École eran cerrados. Si

Archivo
) 154 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 155 (
uno iba y le pedía a Bettelheim, a Le Goff o que efectivamente, a través de Santiago y po prolongados, por el hecho de que a ve- vino, mi hijo no vino, mi mujer estaba en
a Le Roy Ladurie asistir a sus clases, la pri- de Hebe, me puse en contacto con dinámi- ces la antropología es más urbana... eso no contra de que volviera a la Argentina por la
mera pregunta era: “¿Y por qué?”, enton- cas socioculturales que se podían trabajar quiere decir que no haya posibilidades, yo situación inestable y porque a ella siendo
ces ahí yo decía que tenía como profesor a en la antropología, desde la antropología digo que entre que vos vayas a una villa dos extranjera le hubiera sido muy difícil conse-
Mintz: “Ah, Mintz”, y, claro, lo conocían moder na, digamos en las provincias, que no veces a la semana a hacer entrevistas a vivir guir trabajo. Te aseguro que en esos seis
porque él era también profesor de la École, necesariamente tenían que ver con mino- en la villa hay diferencia. Creo que el traba- meses en FLACSO me convencí de que no
entonces te abrían la puerta: “Bueno, sí, no rías, con los pocos tobas o con los pocos jo de campo requiere una relación continua había bibliotecas, de que no había revistas.
hay ningún problema”, o sea que aceptaban wichí. Her mitte, Vessuri, aparecen como y prolongada con los infor mantes, de ma- Porque puede ser absurdo, puede parecer
a muy pocos. Bueno entonces eso me abrió una generación de antropólogos y un quie- nera que el flujo de infor mación no esté di- antipatriótico, puede ser una cosa absoluta-
todo un mundo en la historia... bre en la antropología por la for mación y rigido por la entrevista. Vos tenés que dar la mente egoísta de un proyecto académico-
–Planteás un diálogo muy intenso en- por la metodología. Es el pasaje, yo diría, posibilidad de que una sociedad se desplie- intelectual, pero a mí me había costado
tre historia y antropología, al menos en tu de la etnometodología del trabajo sobre mi- gue ante vos con todas sus contradicciones, transfor mar me en un antropólogo full ti-
formación. ¿Cuál es la mirada que tenés norías indígenas a la antropología social sus claroscuros, sus momentos más claros, me. ¿Qué quiere decir full time?, te expli-
sobre la antropología en la Argentina? moder na. Creo que efectivamente Vessuri, más tenues, y la posibilidad de recoger el co qué es full time para mí: es tener la po-
¿Establecés algún diálogo con la antropo- Bilbao y Her mitte son el pasaje a cómo yo máximo de infor mación, sobre todo, cómo sibilidad de leer una etnografía sobre los
logía local? concebía que era lo que tenía que hacer la explicarte... nosotros podríamos, con mi merinas en Madagascar y no sólo a Er nes-
–He tenido relaciones personales con antropología moder na, el trabajo de campo mujer, seguir escribiendo sobre el norte de to Laclau o a Slavoj Ži ž ek. Entonces, a mí
dos personas: Hebe Vessuri, santiagueña, prolongado en una comunidad, un año y Santa Fe; tenemos no sé cuántas misas pre- me había costado dejar de leer a Michel
por otro lado for mada en Oxford,2 y con medio por lo menos, no trabajando con in- senciadas, no sé cuántas celebraciones de la Foucault y me había convertido en un an-
Edgard Evans-Pritchard. Yo trabajé con for mantes selectos, con el chamán o dos palabra presenciadas, cuántos partidos de tropólogo profesional, o sea que yo tuve
ellos en un momento dado y con Santiago chamanes, haciendo las historias de vida de bochas, cuántos partidos de truco, no sé, que aprender me las etnografías del Oriente
Bilbao que estaba en un proyecto en el INTA los chamanes o la cosmología a partir de todo eso está registrado, lo tenemos en los Medio, me tuve que aprender la etnografía
y en ese proyecto habían tenido dificultades dos chamanes... si yo tengo un chamán que diarios... además, todo el mundo sabía qué africana...
para hacer encuestas entre zafreros –la ma- me presenta una cosmología wichí compli- estábamos haciendo, todo el mundo sabía –Me estás diciendo que la formación
yoría de ellos santiagueños– porque el sindi- cada, yo como antropólogo social tengo que podían negar nos el acceso a esa infor- de antropólogo tiene que ver con la lectu-
cato y los ingenios se habían opuesto a que que ver si esa cosmología se corresponde mación. ra de los trabajos de antropología y las et-
ellos las hicieran. Entonces, cuando yo vine con la realidad. Tengo que ir a hablar con –¿En qué momento de tu vida profesio- nografías comparadas y que eso tiene un
un verano, me enteré de que Santiago y cualquier wichí común y decirle: “Mire usted nal te integras a la Universidad de Oslo? costo y es la inversión en la compra de li-
Hebe estaban en Tucumán, fui a visitarlos, cómo se clasifica el cosmos”. Yo venía con –Yo pasé a Oslo cuando ter miné mi es- bros y revistas.
me presentaron como un joven que estudia- esa for mación empírica de la antropología colaridad y mi trabajo de campo en 1975. –Sí, leer sobre Nueva Guinea y todo lo
ba Antropología y pensaba hacer su tesis de social moder na francesa y norteamericana, –¿Ya contratado como profesor? demás. Yo fui a ver qué había aquí en la bi-
doctorado, no sabía si en la Argentina o en frente a una concepción de la antropología –Sí, yo daba cursos, me pagaban por blioteca de etnografía… poco y nada. Est-
Cuba que en aquel momento me interesa- sobre infor mantes selectos. curso y a mediados de 1975, digamos, me her Her mitte tenía las revistas norteameri-
ba, y ellos me recibieron con una gran ge- –Pero no es la situación de la antropo- dieron un Fellowship por cinco años, o sea canas en su biblioteca particular o sea que
nerosidad, me dieron a leer las cosas que logía social actual, en la universidad in- que realmente fui Fellow para ter minar mi no había las revistas que yo consultaba co-
habían hecho sobre Santiago del Estero, cluso. tesis de doctorado, pagado por la Universi- mo antropólogo. Un investigador necesita
Hebe su tesis de doctorado. Entonces des- –No. Yo te diría que en el año y medio dad de Oslo; la ter miné rápidamente y a leer revistas como New Left Review, Ame-
cubrí que había un mundo sociocultural que que nosotros pasamos en una comunidad partir de ahí –como ya no se podía volver a rican Anthropologist y otras. Ahora
escapaba a las cosas de las minorías étnicas de 357 personas o mis ocho meses en Al- la Argentina– en 1980 entré como profesor FLACSO tiene algunas revistas extranjeras
indígenas. La antropología argentina tam- magro, en dos bares trabajando en investi- asociado hasta llegar a full professor. –Tu opinión es que se lee mucho sobre
bién hacía investigaciones sobre villas mise- gación, no creo que se hiciera. Hay otro ti- –¿Y alguna vez imaginaste el regreso? teoría y hay poco trabajo de campo.
ria... Ellos me advirtieron que Esther Her- po de antropología que se hace en la Ar- –Yo traté de regresar a la Argentina en –Exactamente.
mitte, antropóloga for mada en Chicago, es- gentina, por condiciones materiales, por 1984 porque vine a dirigir FLACSO con la –¿Pensás que eso es una deformación
taba trabajando sobre Catamarca.3 O sea imposibilidad de financiar trabajos de cam- idea de quedar me más tiempo. Mi mujer no muy argentina?

Archivo
) 156 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 157 (
–Aquí en la Argentina es una defor ma- olvidan de que tiene la etnografía de Ar ge- ser rey de la familia, tenía mi propio cuarto, –El fútbol asociado con la formación
ción terrible, por ahí estoy exagerando. lia por detrás. yo viví en un mundo masculino, absoluta- de una identidad masculina.
–Si fueras historiador te llamarían em- –Cuando organizás tus cursos, ¿pre- mente separado idealmente del mundo de –Sí, el fútbol es una arena de ingreso a
pirista. sentás esos materiales? las mujeres porque mi padre me preparaba, la masculinidad, yo me canso de decir que
–Exactamente, y si soy antropólogo –Sí, presento material etnográfico de no sé si consciente o inconscientemente en no trabajo ni sobre fútbol ni sobre polo ni
aquí en el Argentina me dirían también que Nueva Guinea, de Mongolia. su práctica, para conquistar el mundo... y a sobre baile, son arenas, yo trabajo sobre có-
soy empirista. –¿Cuál es la reacción de tus estudian- mis her manas para el mundo de lo domés- mo se construyen en esas arenas sistemas
–¿Hay también cierto provincianismo? tes? tico y todo lo demás. de relaciones sociales que son relevantes
–Quizá voy a ser ofensivo. –De mucho interés. Yo digo que “el –¿De qué manera se produce el pasaje para la masculinidad, para la representa-
–No tiene importancia. mundo no se acaba con los piqueteros y los del mundo de las explotaciones familia- ción de la masculinidad y para esta “inter fa-
–Creo que no puede haber ningún de- cartoneros”, comienza ahí, y ter mina en un res, de la vida campesina con sus peculia- se” que hay entre la Argentina y el mundo.
partamento de antropología en la Argenti- grupo mongol o un invier no durísimo. ridades, al mundo de la masculinidad y el –Es decir que no te quedás en el exa-
na donde todos los que trabajan allí trabajen –Estás haciendo una crítica al provin- deporte? men del género masculino sino que bus-
sobre la Argentina. Yo creo, independiente- cianismo y localismo de los estudios en –Hay una experiencia para mí, yo vuel- cás acercarte a la idea de nación.
mente de que hayan trabajado unos sobre la Argentina pero tus trabajos son sobre la vo en 1983 y me ofrecen un trabajo que –Sí, porque lo que trato de mostrar es
los tobas, otros sobre los mapuches, otros Argentina. no acepto en el Ministerio de Relaciones cómo hemos sido vistos, qué hemos cons-
sobre los colonos de Colonia Caroya, otros –Sí, exactamente, pero mi etnografía es Exteriores. En ese regreso mis amigos me truido en oposición a los otros que pueden
sobre los cartoneros... sobre América Latina porque he trabajado esperan y vamos a ver un partido de fút- ser exter nos o inter nos, en contextos de
–¿Pero cuál es la posibilidad en la Ar- sobre Ecuador también. Mi etnografía sobre bol, y a ese partido de fútbol, por primera competitividad deportiva, donde los hom-
gentina de hacer una antropología de ca- América Latina se inserta en un departa- vez, yo lo vi como un observador. Dije: bres argentinos participan activamente en
rácter comparado? mento donde yo hago lo que llamamos las “Hay todo un mundo masculino aquí ex- la construcción de un espacio de tiempo li-
–Hay que tener una definición de lo culturas del Atlántico, hay una persona que puesto”, estaba en platea, es gente bien bre, de imaginarios masculinos donde el de-
que es la disciplina, convencerse de que trabaja sobre Mesoamérica, otras sobre el vestida que insultaban a los otros y grita- porte es una arena importante para estu-
una disciplina como la antropología nece- Caribe, los Andes y Amazonia. Y después ban las cosas más soeces y yo dije: “Todo diarlos. O sea que la Argentina ha exporta-
sita de una visión más amplia. En la antro- en el departamento de Oslo también se in- esto está y además nunca nadie lo estu- do cuerpos... como se dice... performance.
pología se siente enor memente la ausencia vestiga sobre Japón, India, Melanesia, dió”, entonces pensé que hay algo muy En el polo, con las figuras del jugador de
de esa for mación. Nuestra disciplina se Oriente Medio y dos investigadores que ha- importante y ahí hice una cosa introspecti- polo y con el caballo también. El caballo es
monta sobre las comparaciones de áreas cen Europa y también Noruega. va como chico ar gentino socializado en el muy importante. Yo tengo mucho material
etnográficas, sobre temas que pueden pa- –Pero el contexto de producción es di- deporte y dije: “Bueno, gran parte de mi que no he publicado porque en el imagina-
sar de un área a otra pero en tér minos ferente. Me gustaría que habláramos un condición de género, masculina, ha pasa- rio inglés o en el italiano respecto de la Ar-
comparativos, por ejemplo honor y ver- poco sobre tu trabajo actual sobre mascu- do por esto”, ¿no es así? Y ahí pensé que gentina se preguntan cómo los descendien-
güenza que son temas típicos del Medite- linidad. Me dijiste que la vivencia de lo tenía que comenzar a trabajar sobre estos tes juegan de una manera tan diferente.
rráneo, qué pasa cuando yo los paso a una masculino en tu formación estudiantil pe- temas, no había nadie que trabajara, en –Tu respuesta está asociada de la crea-
sociedad amazónica, o la teoría de los lina- só sobre tu interés de investigación. Europa no había nadie que trabajara, des- ción de esa identidad nacional futbolísti-
jes en África, el parentesco, qué pasa si los –Sí, tuvo un peso enor me. de la antropología... ca argentina a la revista El Gráfico.
paso a Nueva Guinea. No puede haber –¿Más que los debates sobre la pers- –Pero sí en Estados Unidos, por ejem- –El Gráfico es muy importante, sí.
ningún departamento de antropología en pectiva de género? plo los trabajos sobre béisbol. –Pero en las décadas previas a la apa-
la Ar gentina que no tenga alguien que pue- –Sí, yo creo que realmente la experien- –Sí, había, estaban los trabajos de Arens rición de El Gráfico hay una construcción
da enseñar Nueva Guinea bien, alguien cia de haber vivido, cómo explicarte... aun- sobre american football, después estaban de lo futbolístico, con sus reglas, sus for-
que pueda enseñar África bien, alguien que que parezca absurdo desde que nací fui de- las cosas de béisbol de Klein, en Estados mas de sociabilidad masculina, que no pa-
pueda enseñar India bien. Porque cuando finido como el rey de la familia. Unidos había algunas cosas que en ese mo- sa necesariamente por una revista como
los chicos leen Dumont se olvidan de que –Bueno... eras el único hijo varón. mento yo no conocía. Cuando regresé a Eu- El Gráfico.
Dumont tiene la etnografía de la India por –Sí, fui el rey de la familia. Yo aprendí lo ropa dije en mi departamento: “Creo que –Te diría que sí, que si uno trabajara to-
detrás, o cuando leen a Pierre Bourdieu se que eran las bondades, los privilegios por voy a empezar a trabajar sobre fútbol”. da una serie, lo que hace Julio Frydenberg,

Archivo
) 158 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 159 (
que trabaja otro material escrito y otros do- que te aparece aquí en los márgenes, que seguido trabajando sobre otros estratos, tra- entre el country Martindale y una villa mise-
cumentos, uno encontraría diferencias, pe- no te aparece en la escuela, que no te apa- bajé sobre el tango desde la literatura culta, ria. Los de Martindale o los de la villa mise-
ro El Gráfico es un proyecto hegemónico, rece en el servicio militar obligatorio, que el boxeo y Adolfo Bioy Casares y Julio Cor- ria tienen que encontrar algún espacio ri-
es un proyecto ideológico, lo notás desde el no te aparece en el sistema político. Eso me tázar y Er nesto Sábato, y el automovilismo, tual, simbólico, real o imaginado, donde
primer número de 1919. Hay un intento obliga a entrar en diálogo con la historia, a Sábato y el fútbol. Como en la cultura san- tengan algo en común.
hegemónico de construir la nación a partir entrar en diálogo con la historia de las tiagueña, donde hay una confluencia entre –¿Cuál sería ese campo de integración
del deporte, de transfor mar a este país en ideas; de allí quizá derive que mis trabajos lo popular y lo de la elite. hoy?
una potencia deportiva que se asocia con sean muy bien vistos por historiadores de –A mí me parece que la cultura santia- –¿Hoy, qué es lo que tienen en común?
una identidad nacional. las ideas. Porque yo tomo ideas que apare- gueña está escindida. Bueno, la escuela ya no la tienen en común,
–¿Ahí abandonás la masculinidad cen en Juan Bautista Alberdi, en Jorge Luis –No, porque hay puntos de encuentro la universidad tampoco, no hay más servicio
frente a la idea de nación? Borges incluso con relación a Borocotó o muy fuertes. militar obligatorio, así que tampoco tienen
–Sí, claro, yo la abandono frente a la Roberto Arlt. –¿En dónde se producen esos puntos en esa arena común; Mar del Plata tampo-
idea de nación, recupero en todo análisis –¿Esto quiere decir que hay escasa re- de encuentro? co funciona integrando a todas las clases
que hago acerca de las distintas masculini- cepción de tus trabajos en el campo de la –Esos puntos de encuentro se producen como antes. Yo te diría, los temas que yo
dades, incluso también cómo se construyen historia social? en obras como las de Bernardo Canal Fei- trabajo… el fútbol, el deporte, el polo, que
en el polo, en el fútbol y en el boxeo por- –Yo te diría que es mucho menor. Des- jóo, como las de Orestes Di Lullo, en lo que es cada vez más nacional; la vuelta al tango,
que son distintos estereotipos, distintas imá- de mi perspectiva, por ahí no... yo estoy ha- La brasa pretendió como proyecto intelec- esta vuelta frenética al tango, hay áreas de
genes que se van construyendo, yo te diría ciendo algo que es un híbrido de historia de tual. Toda la recopilación de documentos y encuentro de lo ritual, de lo simbólico, inclu-
que ahí recupero la heterogeneidad de lo las ideas, análisis de textos, en el sentido la incorporación por parte de los músicos so Las Leonas, era imaginable si vos me di-
masculino frente a esta cuestión de lo nacio- convencional; no estoy haciendo un análisis cultos del folclore; los Ávalos vienen con una jeras hace diez años que gran parte del país
nal que también puede ser muy heterogé- minucioso, exhaustivo, crítico, de toda una cultura musical importante, Paz –que es un se despertara a las cuatro de la mañana pa-
nea. ¿Qué hay en común entre Fangio, serie de fuentes, no cruzo El Gráfico con gran recopilador–, también. Te diría que hay ra ver jugar a Las Leonas a este deporte, yo
Monzón y Maradona? ¿El hecho de ser ar- Crónica, Crónica con El Liberal de Santia- un elemento importante como la tradición diría que gran parte de la fragmentación y
gentinos? Sí, pero yo trabajo sobre la idea go del Estero, y además incorporo trabajo de la pampa, también vas a tener toda esta de la polarización social necesitan de for-
de heterogeneidad, sobre la idea de que de campo porque yo trato de hacer una his- cosa “güiraldiana”, de incorporación de tra- mas de integración simbólica...
efectivamente lo nacional se construye en toria social y cultural. Si yo tuviera que defi- diciones; en Lugones es muy jerárquica, él –Y volviendo a Santiago... ¿cuáles se-
modelos de agregación, que pueden ser nir en qué ámbito me muevo diría que ven- esta cruzado por otras contradicciones. rían esas áreas de integración simbólica?
contradictorios, ambiguos, porque la nación go del ámbito de la antropología pero me –En lo que estás diciendo hay algo –Es el folclore y ciertas tradiciones ora-
tiene que incorporar en la medida de lo po- muevo en el ámbito amplio ése que me hi- que me hace ruido porque antes hablaste les que en Santiago se mantienen. Las vie-
sible todos los fragmentos. cieron conocer Mintz, Wolf; historias socia- de Santiago del Estero como una socie- jas historias de los duendes, de los diablos,
–Pero la nación incorpora los frag- les, culturales, donde los infor mantes están, dad de castas... todas esas tradiciones orales. Después hay
mentos de la masculinidad y no los de la donde las historias orales están, donde tra- –Sí, es una sociedad de castas a nivel so- toda una serie de peregrinajes religiosos co-
femineidad. to de confrontar a mis infor mantes con las cial pero en el nivel cultural, en lo simbóli- mo Mailín. Todas las culturas son creativas,
–Exactamente. La idea de la nación in- historias escritas que he aprendido y que no co, en los rituales, en la música, en las tra- no es ninguna novedad, pero que una cultu-
cluye lo masculino de una manera muy fuer- necesariamente ellos conocen. Creo que lo diciones orales, no. Yo te diría que lo que ra en especial produzca algo tan temprana-
te. Pero fíjate que en mi tesis yo saco lo que interesa de mis trabajos es que trato de uno aprende con antropología, con lo que mente como el tango, que sigue viajando y
masculino y lo pongo en áreas que nadie mostrar que había una gran per meabilidad dijo Durkheim si vos querés, es que tiene renovándose, es realmente un logro enco-
había pensado, cómo aparece lo masculino entre lo popular y lo de elite, que realmen- que haber rituales y for mas simbólicas de in- miable, y que los santiagueños produzcan la
en el deporte frente a lo masculino entre los te la gente que construyó la oposición entre tegración, si no la sociedad vive en constan- chacarera, que sigue viajando, aunque sea
nacionalistas. Hay una tensión entre el mo- lo culto y lo popular para la Argentina no te peligro de disolución. O sea que donde nacionalmente, y transfor mándose de ma-
do en que el fútbol cultiva la imagen del funciona. Yo siempre digo Borges es a Bo- no se encuentra a nivel social un mecanis- nera continua alimenta esa cultura.
hombre irresponsable frente a la imagen de rocotó como Borocotó es a Borges, o sea mo de exclusión muy claro lo tenés que des- –Pero vos estás pensando en el tango
familia-patria-hogar. Yo trato de construir que lo que yo hice fue comparar Borocotó, cubrir en otro nivel. La sociedad argentina y en la quebrada, en la forma de bailar, in-
cacofonías, como ésta de la comparación, un periodista deportivo, con Borges. Yo he no se reduce a la distancia abismal que hay cluso la identificación con el gaucho...

Archivo
) 160 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 161 (
–Sí, exactamente. Tengo un trabajo so- folclóricos y allí siguen cantando y tocando ti era hijo de colonos, hubo infiltración todo del dribbling, de la improvisación. Es un es-
bre eso. como Los Chalchaleros y Los Fronterizos, el tiempo. Yo trato de mostrar que toda es- tilo que además se ha construido a lo largo
–Pero esto que aparece como un pro- Los Nocheros son una prolongación de esa ta serie de prácticas tienen que ver con el del tiempo, penosamente, con vaivenes, al-
ducto de exportación, como una marca tradición. Ellos no han tenido todo ese mo- período de la moder nización, de la cons- tibajos y todo lo demás; pero yo veo esto,
de identidad, es justamente una marca de vimiento que hubo en la chacarera de trans- trucción de los Estados nacionales, donde como estilos, que es lo que la historia, des-
identificación externa, pero no sucede lo for mación. Hay un grado de dinamismo se elabora un espacio de construcción de la de aquí y en la interacción con lo de afuera,
mismo con la chacarera, no sucede lo mis- que es interesante en tér minos comparati- salud corporal, donde el deporte, el baile, el crea en tér minos de imágenes, metáforas
mo con el folclore. Entonces esa disocia- vos. Ahora recién aparece con el chamamé baile como terapia, el ejercicio físico, la ele- de lo nacional, todas estas metonimias que
ción entre el tango y el folclore, ¿qué ex- y con el Chango Spasiuk y todo lo demás, gancia, la posición, todo eso construye la se van creando, los escenarios donde esto
plicación tiene? así que yo te diría que estos procesos de irri- moder nidad, esa que George Mosse define se produce, porque hay deter minados tipos
–Es un tema muy interesante. Yo creo gación, que yo veo en el tango, ya están en tan bien, en donde hay una moral de lo físi- de escenarios que vos necesitás para que es-
que la distancia se va acentuando desde el la chacarera pero hay que advertirlos y es- co que es importante. Hay un aspecto mo- to se produzca. La historia te per mite con-
momento en que el tango triunfa como la tudiarlos. ral de responsabilidad, de ética, de educa- frontar esto, que ha sido construido como
música de la Argentina, pero en un co- –Lo que estás marcando es que hay zo- ción, que viene con lo físico. El elemento una decantación a lo largo del tiempo, con
mienzo el tango y el folclore estaban muy nas de pasaje entre lo culto y lo popular, exótico sería la capacidad creativa. Ahora lo que para los infor mantes es un dato de la
cerca. Hasta fines de la década del 20 esta- hay amplias zonas de hibridación cultural acabo de seguir por recortes de diarios con- actualidad, o sea, la profundidad histórica
ban muy cerca, eran géneros donde la gen- que se expresan de formas diferentes. servados en un archivo privado (vos sabés de mi infor mante, si no ha tenido un padre
te traspasaba; Gardel graba cosas de An- –Exactamente. Tenemos que pensar por como historiadora que los archivos privados o un abuelo que lo ha socializado en histo-
drés Chazarreta. Estaban los estíos, esta- qué se da en algunas for mas y en otras no. suelen ser negados por años y años hasta rias orales y todo lo demás. En un momen-
ban las milongas de tono rural, o sea que Es lo que realmente yo estoy tratando de que al final la gente se convence de que uno to en el cual lo escrito desaparece, queda
que había como una música que viaja, esa hacer, con ciertas cosas, no con todas. Yo no es tan malo), entonces hay un archivo de más bien lo visual.
música se transfor ma; está el tango turco, ahora estoy con este proyecto sobre el vino recortes de diario para la década del 20 so- –¿Reconocés afinidades con otros an-
el tango egipcio, el tango alemán, el tango Malbec y la identidad. bre el tema del polo y realmente es impre- tropólogos latinoamericanos?
finlandés, la música que viaja, se transfor - –En este tema se impone también el sionante reconstruir The American Cup, el –Yo te diría sí, con algunos brasileños.
ma. La chacarera pasa de Santiago del Es- impacto de los procesos de globalización. partido Argentina-Estados Unidos en 1928, Tengo una gran afinidad intelectual con gen-
tero a Buenos Aires y los porteños descu- –Sí, el tango es globalización pura, el en Estados Unidos, es impresionante la te como Ruben Oliven de Porto Alegre, co-
bren el “otro inter no” con el ballet de Cha- fútbol es globalización, el polo. Lo que hay imagen que los estadounidenses tienen del mo los Velhos, Roberto Da Matta, brasileño,
zarreta, en la década del 20, cuando llega que explicar es cómo el polo, deporte per- lugar y todo lo “argentine” y lo es porque la gente más joven brasileña, Ligya Sigaud,
aquí y triunfa empiezan a descubrir como sa, pasa a ser deporte inglés –de las clases la imagen es que el polo texano venció al in- no sé, Palmeiras. La antropología brasileña
un “otro inter no”. La genialidad de Chaza- altas–, se traslada a la Argentina, se trans- glés en el imaginario americano, el polo sal- tiene en común con la argentina, con la me-
rreta es haber puesto esto en un contexto for ma a lo largo del tiempo en deporte na- vaje norteamericano, la manera de cabalgar xicana, la construcción de lo nacional. Son
que transfor ma esta música, este estilo cional, en nuestra marca de identidad. salvaje, frente a la manera de cabalgar con- antropologías que estudian su propio Esta-
nuestro, en algo muy importante para la –Es un rasgo de identidad de las cla- tenida de los británicos, tan flemática. do-nación. A veces pienso que la única cien-
historia cultural argentina que está en cons- ses altas. –Quiere decir que la libertad corporal cia universal se puede hacer desde fuera,
tante transfor mación. La música cuyana –Bueno, sí, de las clases altas, pero ca- triunfa sobre la condición física. mientras que la ciencia nacional es una cien-
posiblemente sea folclore pero no tiene su da vez hay menos y hay más infiltrados den- –Claro, lo que se encuentra en el futbo- cia de lo particular, por lo tanto, automática-
Carabajal, no tiene su Chango Farías Gó- tro de los grandes jugadores de polo, no te lista argentino, lo que se encuentra en el mente, si yo hago una antropología de Esta-
mez, y eso es muy importante, o sea si el voy a dar nombres... dentro de los polistas polista argentino, lo que se va a encontrar dos nacionales estoy limitado frente a un an-
tango produce Piazzollas la chacarera tiene actuales hay muchísimos que no vienen ne- en los bailarines argentinos es exactamente tropólogo como Clifford Geertz.
sus pequeños Piazzollas. cesariamente de las clases altas tradiciona- eso, la libertad, la posibilidad de crear cor- –Pensás que hay una división del tra-
–Pasa que a Piazzolla lo escuchan en les. En el pasado también hubo algunos ex- poralmente. Afuera el fútbol argentino no bajo intelectual en el trabajo entre los lla-
Nueva York y en Francia pero... traordinarios que no vinieron de las clases se piensa de acuerdo con las polémicas en- mados países centrales, con recursos...
–Pero hay una cosa que yo pensaba altas tradicionales. El gaucho Andrade era tre Menotti y Bilardo, River y Boca, sino –Creo que sí. Creo que incluso los paí-
cuando estuve en Salta. Fui a varios shows petisero, hijo de petisero, el gaucho Gagot- que se lo piensa a partir de la creatividad, ses centrales la han favorecido, porque

Archivo
) 162 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 163 (
cuando los estudiantes latinoamericanos o
africanos van a estudiar allí, se los manda al
trabajando sobre la Argentina, desgraciada-
mente es así. Educación
lugar de donde vienen, a hacer trabajo de –Tu padre tenía razón…
campo, y refuerzan los estudios nacionales. –Mi viejo me había preparado para un
Da Matta vuelve a hacer Amazonas. Hay destino no santiagueño. Tal vez si me viera
poquísimos latinoamericanos que trabaja- en Oslo se sorprendería y diría: “¿Qué hace
ron sobre África, sobre Melanesia. Sí, yo ahí este hombre con tanto frío, en ese lugar
veo que se reproduce... y se produce un tan inhóspito?”, pero creo que le hubiera
mecanismo de poder porque la gran teoría gustado en vez de ver me como profesor de
la producen antropólogos del Primer Mun- la Universidad Católica de Santiago del Es-
do que reflexionan sobre la “inter fase” en- tero, por ejemplo. Eso hubiera sido una de
tre culturas extremadamente diferentes y la sus grandes derrotas, aceptando que hay
de uno. Y si el brasileño sigue reflexionan- gente de calidad. Pero él tenía otras expec-
do a partir de lo brasileño, desgraciadamen- tativas. Tal vez él no fue el único de su ge-
te no va a tener muchas chances. Creo que neración que pensaba que efectivamente la
eso se puede revertir pero necesitás una po- provincia constreñía, achicaba, empobrecía
lítica nacional de investigación y que la gran ciudad enriquecía, que el ano-
–Para terminar, ¿cuál es tu relación o tu nimato, el cosmopolitismo, el aprendizaje
inserción dentro de la antropología local? de otros idiomas, el salir y ver el mundo era
–Yo pertenezco a otra tradición. Si yo positivo.
tuviera que hacer la historia de la disciplina Transcripción: Silvia Escanilla Huerta
en la Argentina, calculo que yo no perte-
nezco, porque toda mi carrera académica Notas
ha sido afuera. Si uno hace una historia
1
institucional no aparezco, los que estamos Se refiere a Eduardo Archetti y Kristi-Anne
afuera no aparecemos. Si uno hace una Stolen, Explotación familiar y acumulación de
historia temática, puede ser que sea inclui- capital en el campo argentino, Buenos Aires,
do. Pienso que si uno hace la historia de la Siglo Veintiuno, 1975.
2
Hebe Vessuri se for mó como antropóloga
antropología a partir de la problemática ru-
en la Universidad de Oxford y realizó trabajos de
ral, tienen que aparecer los trabajos sobre
campo en Santiago del Estero y en Tucumán.
explotación campesina y si uno presta 3
Esther Her mitte se graduó en Historia en la
atención a temas mas heterogéneos, tiene Universidad de Buenos Aires y obtuvo su master
que aparecer lo que hablamos sobre identi- y doctorado en Antropología en la Universidad
dad. Tengo diálogo con gente que viene de de Chicago. Trabajó sobre una comunidad bicul-
la comunicación como Pablo Alabarces, de tural maya y criolla en Chiapas (México). En la
la historia como Frydenberg, que hacen Argentina estudió la constitución de redes clien-
trabajos valiosos, chicos jóvenes muy bue- telares aplicadas a mujeres en la provincia de Ca-
nos que hacen antropología. Yo pertenez- tamarca.
co a la historia de la antropología europea

Archivo
) 164 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
La nación y sus pasados en la Argentina de
entreguerras: los historiadores, la enseñanza
de la historia y el folclore en la escuela
Alejandro Cattaruzza*

I dores y profesores de historia”. A su juicio,


“los historiadores desempeñan una misión

A
mediados de 1940, los miembros social, además de la tarea científica que
del Consejo Nacional de Educación cumplen”; esa misión social, que tenía un
sostenían en la publicación oficial “fin educativo, se realiza [...] haciendo co-
del organismo que, a fin de “fortalecer el nocer los grandes hechos y los grandes
sentimiento patriótico”, se debía “enseñar hombres y [haciendo] amar esa incorpórea
al niño la Historia Argentina tocando su co- deidad, la imagen encendida de la patria”.
razón” mediante la exaltación de “los ras- El carácter “for mativo de la conciencia ar-
gos morales de nuestros próceres” militares gentina” que tenía “la enseñanza de la His-
y civiles; se trataba de “que comprendan, toria Patria” estaba, para Levene, fuera de
que sientan, que vivan” su “ardiente argen- toda duda. La labor reclamaba una refor ma
tinidad”. Naturalmente, continuaba la argu- de los programas y los métodos aplicados
mentación, “las fiestas patrióticas y los ac- en la enseñanza de historia argentina y
tos cívicos escolares deberán cobrar signifi- americana, que debía comenzar con la es-
cativa animación”. En un contexto en el cuela primaria, a cargo en el nivel nacional,
cual la guerra europea activaba preocupa- precisamente, del Consejo Nacional de
ciones intensas por las cuestiones de sobe- Educación.2
ranía, el Consejo llegaba a recomendar que, Manifestaciones de esta índole no eran
para “educar a los niños en el amor por lo estrictamente nuevas en la Argentina. Des-
nuestro”, fuera “argentino el animal tipo en de al menos los años cercanos a 1890, fun-
la clase de zoología y la planta en la de bo- cionarios del área de educación, escritores y
tánica”.1 asociaciones civiles habían venido for mu-
Poco después de aquella exhortación, lando reclamos similares en tor no del uso
hacia 1941, se celebraba el Congreso de de la escuela –y de las referencias al pasado
Historia de Córdoba y del Norte Argentino, en las aulas– en el fortalecimiento de la na-
organizado por la filial cordobesa de la Aca- cionalidad; con ellos coincidían muchos de
demia Nacional de la Historia e inaugurado los intelectuales dedicados por entonces al
por Ricardo Levene, presidente de la insti- estudio del pasado. Aunque durante los cin-
tución. En el discurso de apertura, Levene cuenta años que van, aproximadamente, de
anticipaba a sus colegas que habría de refe- 1890 a 1940, la intensidad de la vocación
rirse “a la tarea que incumbe a los historia- nacionalizadora fue cambiante y las concep-

* Universidad de Buenos Aires-Universidad Nacional de Rosario.

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 167-184
ciones sobre la nación que se pusieron en historia en una disciplina análisis de un capítulo de los intentos estata- Si se entiende que la profesionalización,
juego exhibieron diferencias, una certeza profesional. A su vez, fue les de construcción de “patriotismo nacio- en esta y otras áreas, fue uno de los aspec-
compartida, cuyos orígenes eran aun ante- también durante el pe- nal” en la Argentina de entreguerras.6 tos del proceso de organización estatal, ya
riores, fue la que sostuvo los argumentos y ríodo de entreguerras que al tiempo que participaba en la consti-
acciones de este tipo. Ella indicaba que en cuando las herramientas tución de profesiones reconociendo su au-
el pasado residía uno de los centros de la que suministraba el folclore, II tonomía y aportando recursos materiales el
nacionalidad, concebida en cualquiera de otro modo de referencia al pasado que se Estado afianzaba su estructura en el mismo
las versiones disponibles, y que su evoca- pretendía común, fueron lentamente incor- El problema que analizamos contaba ya, movimiento, el examen de la relación entre
ción contribuiría a consolidar los sentimien- poradas al arsenal de la pedagogía patrióti- en 1914, con una historia, cuyos antece- la historia en trance de hacerse profesional
tos colectivos de pertenencia a la nación.3 ca. Quienes en la Argentina se dedicaban a dentes pueden rastrearse al menos desde y el aparato estatal cobra importancia. Las
Sin embargo, los modos que, hacia los estudios folclóricos, a pesar de su partici- los años que rodean a 1890 y que halló primeras facultades que fueron sede de lo
1940, asumió la proximidad entre las imá- pación simultánea en otros circuitos, forma- nuevos impulsos y for mas en tiempos del que luego serían institutos de investigación
genes que los historiadores proponían de ron parte de la trama de sociabilidad profe- Centenario, con la llamada “educación pa- y carreras de historia se fundaron entre fi-
sus tareas como profesionales y las funcio- sional de los historiadores y compartieron triótica”. Pero en los años de la Pri- nes de siglo XIX y comienzos del
nes que el Estado les atribuía no pueden con ellos encuentros científicos, pertenen- mera Guerra Mundial, como señala- XX, aunque los procesos de consoli-
comprenderse cabalmente si no se tienen cias institucionales y el trabajo en las aulas mos, un actor nuevo se incorporó dación de instituciones diferenciadas
en cuenta procesos más acotados en lo universitarias. al escenario; se trataba de la llama- dentro de las facultades fueron com-
temporal. Tejida en tor no de la convicción Es probable que la tentativa de empleo da “nueva escuela histórica”, el gru- plejos. En 1914 estaban apenas ini-
de que la historia tenía, junto a su función del folclore estuviera por su parte relaciona- po que impulsó la profesionaliza- ciados en las universidades de Bue-
científica, una “misión social” que desempe- da con las reflexiones, muchas veces discor- ción en la historiografía argentina y nos Aires y La Plata; hacia 1940, en
ñar y de cuál era tal misión, el marco expli- dantes, que acerca de la nación, su pasado controló sus instituciones hasta el cinco de las seis universidades nacio-
cativo de aquella cercanía se halla en un y su identidad llevaron adelante muchos in- fin del período.7 nales funcionaban carreras de histo-
conjunto de transfor maciones iniciadas, telectuales en estos años: paulatinamente, En tiempos de la Gran Guerra, ria, algunas muy recientes, a las que
aproximadamente, en tiempos de la Gran en la segunda mitad de la década abierta en los “nuevos historiadores” hacían deben sumarse tres institutos del
Guerra.4 1930, entre muchas for maciones políticas y visibles sus gestos de distanciamiento de la profesorado, donde estudiaban los futuros
El mundo de los especialistas en la inves- culturales, incluso antagónicas, fue ganando tradición historiográfica previa y del univer- profesores de escuela secundaria. Esas ins-
tigación y enseñanza de historia, disciplina terreno la idea de que la tradición argentina so de las letras, que planteaban apoyados tituciones no lograban convocar demasia-
llamada junto a otras a participar del esfuer- tenía su núcleo simbólico en la figura del en la aplicación estricta de las reglas del mé- dos alumnos, y los planteles docentes eran
zo nacionalizador encarado por las elites, gaucho.5 todo; ello garantizaría la producción de co- reducidos: en la Facultad de Filosofía y Le-
fue el escenario de uno de aquellos cambios. El problema que estudiaremos en este nocimiento científico sobre el pasado, cuya tras de Buenos Aires se inscribieron veinti-
A partir de los años de la Primera Guerra trabajo es, entonces, el de las relaciones en- nota distintiva era, desde ya, la objetividad. siete estudiantes en 1896, lo que represen-
Mundial, inició su consolidación el proceso tre los objetivos que los altos funcionarios De cara a la producción historiográfica an- taba el 1% de la matrícula de la universidad.
de profesionalización en ese espacio, que se del área de educación atribuían a los usos del terior esa operación, sostenía el grupo con En 1940, casi medio siglo más tarde, se re-
desplegaría, aún con límites evidentes, en las pasado –“histórico” o “folclórico”– de la na- el toque de exageración propio de quienes gistraba un leve crecimiento porcentual, que
décadas posteriores. Mientras tanto, el sec- ción en la escuela, y aquellos que los propios están buscando su lugar en el mundo de la llevaba las cifras a algo más del 5%, inclu-
tor de la administración dedicado a la educa- historiadores profesionales planteaban; allí, cultura, haría posible liberar las imágenes de yendo todas las especialidades de la facul-
ción continuaba su empresa de unificación una de las cuestiones centrales es la de las la historia nacional de las pasiones familia- tad. Ese mismo año, las facultades de huma-
cultural, comenzada a fines de siglo XIX, y huellas que la demanda estatal dejó en las res, dado que los descendientes de los par- nidades de todo el país contaban con unos
en ella recurría al pasado imágenes que de su labor construyeron los ticipantes en los procesos ocurridos en el si- 170 profesores, no todos ellos de historia.8
por la vía de la enseñanza historiadores. Cercano a este asunto, apare- glo XIX eran quienes en buena parte se en- Fueron también los fondos estatales los
o del ritual patriótico, lo ce el de los atributos que se reconocían en la cargaban de ofrecer interpretaciones capri- que permitieron llevar adelante, con mayor
que generaba una deman- nación cuya historia pretendía utilizarse, dis- chosas e infundadas, movidos por el deseo ahínco en este período, una tarea iniciada ya
da que acompañó y condi- cusión que solía librarse fuera de esos ámbi- de celebración del antepasado famoso antes a fines de siglo XIX: la publicación de series
cionó la transformación de la tos. Tal como lo concebimos, se trata del que por el anhelo de verdad. documentales que, dada la situación de los

Archivo
) 168 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 169 (
archivos argentinos, resultaban imprescindi- da abierta en 1920, las autoridades insistían que la nación que convocaba a la integra- complejo”, aplaudía la política impulsada
bles para la práctica de una historia de nue- en otorgar a la enseñanza de la historia y a ción era democrática; no es que esa nota por José María Ramos Mejía; en 1912 pu-
vo tipo, uno de cuyos requisitos era el acce- la celebración ritual del pasado una función hubiera estado ausente en períodos anterio- blicaba un libro de texto para la escuela se-
so a los documentos de cualquier miembro importante en las aulas, lue- res, pero la referencia tomaba, luego del co- cundaria que se reeditaba todavía en
de la profesión. A su vez, la revista que, sin go del esfuerzo realizado en mienzo de la presidencia de Yrigoyen, un 1939.13 Otros de los historiadores de la
ser la primera, estabilizó un formato para las tiempos del Centenario. En sentido diverso, que aludía a las condiciones “nueva escuela” harían lo propio en 1917,
publicaciones de la historia “científica”, el algunas oportunidades, in- de su elección. con el primer y único tomo del Manual de
Boletín del Instituto de Investigaciones His- cluso, se trataba no sólo de Asimismo, como ocurría en Europa in- historia de la civilización argentina.14 El
tóricas, comenzó a publicarse en 1922 gra- las aulas de la escuela pri- mediatamente después de la guerra, los mismo Levene presentaba en 1924 un pro-
cias también a los recursos del Estado. maria: el artículo publicado planteos de la burocracia educativa revela- yecto para la redacción de un manual de
La nación fue, desde ya, el objeto de es- por el diario La República ban la circulación de una suerte de pacifis- historia americana destinado a la escuela se-
tudio privilegiado por estos hombres. Si bien de Buenos Aires celebraba mo de Estado que recuperaba uno de los tó- cundaria, que debía tener presente “la nece-
algunos de ellos avanzaron hacia temas de en 1922 la decisión del picos del discurso de los “cosmopolitas” de sidad de educar a las jóvenes generaciones
historia económica o de la cultura, que eran Consejo Nacional de Educa- fines de siglo XIX.11 Así, se insistía en la en el culto de la propia patria y en el senti-
territorios ya explorados desde comienzos ción de reglamentar la “en- conciliación natural del “amor a la patria” miento de amor de los pueblos de América
de siglo, y no faltaron las diferencias entre señanza de la historia y la con el “amor a la humanidad” y, también entre sí”. En esos años, Levene era miem-
las varias interpretaciones ofrecidas, la histo- geografía argentinas en los en consonancia con acciones europeas, se bro de la Comisión de Refor mas de los pla-
ria nacional era mayoritariamente examina- institutos donde el conscripto aprende a de- organizarían en los años siguientes comisio- nes de estudios secundarios y asesor de la
da en clave jurídico-política. En algún senti- fender la patria y la Constitución”; las con- nes para expurgar los libros Inspección de Enseñaza de Historia en los
do, esa perspectiva se alineaba con una de ferencias previstas contribuirían a “desper- de textos de referencias Colegios Nacionales y Escuelas Nor males
las imágenes que todavía gozaba de gran tar en los oyentes, si no existieran o se en- ofensivas a los países veci- de la Capital.15 Cabe tener en cuenta, junto
aceptación en el campo cultural: el origen de contrasen debilitados, los sentimientos de la nos. Esa actitud se combina- a estos datos, la fuerte presencia de los nue-
la nación se hallaba en la Revolución de Ma- nacionalidad a través de la historia”, opina- ba, en la Argentina, con los vos historiadores en el Instituto Nacional del
yo y la etapa de la llamada “organización na- ba el cronista.10 aires americanistas: a lo lar- Profesorado y recordar que prácticamente
cional” se abría con la sanción de la Consti- Ter minada la Gran Guerra, algunos fac- go de 1922 y 1923 se cele- todos esos hombres se desempeñaron en el
tución de 1853, ambos hechos inicialmente tores de coyuntura contribuyeron a dar in- braron en Buenos Aires nu- nivel secundario, en una época en que los
considerados político-institucionales. La ver- flexiones particulares a los discursos que merosos actos escolares de salarios universitarios no contemplaban la
sión había perdido bastante de la actitud de muchos funcionarios escolares emitían so- “solidaridad americana” y dedicación de tiempo completo.16
condena del pasado colonial que había teni- bre estos puntos. Suele admitirse que du- se impusieron nombres de Entre los historiadores argentinos la
do en otros tiempos; Rómulo Carbia y Leve- rante la primera presidencia de Hipólito las repúblicas del continente pregunta acerca de cómo conciliar la prác-
ne, por ejemplo, coincidían en la necesidad Yrigoyen, en particular en ocasión de la Se- a varias escuelas.12 tica científica de la historia con la participa-
de instalar la historia argentina en el contex- mana Trágica y de los sucesos de la Patago- En los ámbitos, todavía muy raleados, ción en la tarea de adoctrinamiento nacio-
to de la española y la americana, y Levene nia, las actitudes de hostilidad hacia los ex- de los historiadores involucrados en la orga- nal que el Estado y amplias zonas del mun-
entendía que los rasgos del proceso poste- tranjeros se manifestaron con claridad en nización de la profesión, la demanda estatal do de la cultura reclamaban no resultó obje-
rior a 1810 eran en buena parte resultado sectores de la elite, e incluso de grupos so- suscitó respuestas de diverso tipo: desde in- to de consideraciones teóricas desplegadas.
del período de dominación española. De to- ciales más amplios, que veían en ellos agita- tervenciones referidas a las políticas educa- Sin embargo, ésa no fue una circunstancia
das maneras, Mayo no perdía el centro: dores presentes o futuros y simultáneamen- tivas hasta la redacción de manuales, activi- nueva ni estrictamente local; en el caso de
Emilio Ravignani, por ejemplo, sostenía en te criticaban al gobier no por per mitir el dad que, desde ya, no sólo constituía un la Francia de la Tercera República, entre
1920 ante los alumnos de un colegio secun- “desborde obrero”. Una vez más, los miem- modo de acción en el exterior de la profe- otros ejemplos posibles, basta recordar cier-
dario que “cada suceso de nuestra forma- bros de las reparticiones a cargo de la edu- sión sino también una fuente adicional de tos planteos de Monod o de Lavisse. En la
ción independiente reconoce el origen esen- cación encontraron en la escuela y en la en- recursos. Ya desde los años de la “educa- Argentina, Rómulo Zabala, miembro de la
cial de Mayo”.9 señanza y celebración del pasado nacional ción patriótica”, Ricardo Levene, profesor Junta de Historia y Numismática, ponía en
Mientras la historia profesional conti- instrumentos posibles de integración y co- del Colegio Nacional Oeste, ante unas aulas 1927 la cuestión en estos tér minos: “La
nuaba su organización a lo largo de la déca- hesión social. Por entonces solía subrayarse que le parecían “de un cosmopolitismo historia positiva [...] es la que busca la ver-

Archivo
) 170 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 171 (
dad útil, la verdad necesaria, la verdad [...] cional, fuera el “auténtico y sano” o algún to estrictamente simbólico, Gallardo apela- cer el alma del pueblo, por donde pasan las
como fuerza sentimental que ahonda el otro. ba a una medida más contundente cuando corrientes profundas de la historia”, enten-
amor a la patria”.17 Por su parte, algunos de los planteos establecía que cualquier infracción quedaba diendo que, además, “tiene una importan-
Los historiadores, de todas maneras, to- que circulaban en el ámbito del Consejo Na- sujeta a las “penalidades correspondientes a cia política: él define la persistencia del alma
maban algunas precauciones ante la de- cional de Educación hacían evidente que la las faltas graves”.20 nacional, mostrando cómo, a pesar del pro-
manda patriótica. Carbia, en el Manual confianza en la eficacia de la liturgia patrió- En la periferia de la Argentina moder na, greso y de los cambios exter nos, hay en la
mencionado, indicaba que “las fiestas cen- tica seguía en pie ya ter minada la Primera en cambio, otros eran los grupos en los que vida de las naciones una sustancia intrahis-
tenarias [...] descubrieron una cantidad de Guerra Mundial. Su presidente dirigía al centraban su atención los funcionarios. En tórica que persiste [...] y hay que salvar, pa-
editores, algunos oficiales, cuya temible cuerpo, en 1920, un escrito cuyo tramo 1921, en el Informe anual de la Sección ra que un pueblo se reconozca siempre a sí
inexperiencia los erigió en autoridad, y cu- propositivo se convertiría en resolución ofi- Octava de la Inspección de Territorios, re- mismo”.24 Desde fines del siglo XIX, algu-
yo mal entendido patriotismo sirvió de ex- cial del organismo. Allí, Ángel Gallardo re- ferido a la situación en For mosa y Chaco, nos intelectuales como Samuel Lafone Que-
cusa para todos los yerros”. Poco después, cordaba que “el patriotismo no implica el se sostenía, en acuerdo con la línea oficial y vedo y Adán Quiroga, entre otros, llevaron
en 1923, Juan Canter, uno de los directo- odio al extranjero”, para manifestar a conti- reproduciendo casi especular mente sus fór- adelante recopilaciones folclóricas con algu-
res del Boletín del Instituto, señalaba en la nuación que “el Estado no puede tolerar la mulas: “Cuando la influencia de la obra edu- na aspiración de cientificidad. Lafone Que-
misma línea que “un mal entendido patrio- propaganda de ideas subversivas, que aten- cadora penetre en lo más enmarañado de la vedo fue profesor de Arqueología America-
tismo había conducido a sofocar por com- tan a su propia existencia, y mucho menos selva desde donde aún acechan al hombre na en la Facultad de Filosofía y Letras; allí
pleto el pequeño rescoldo de espíritu crítico cuando esta propaganda sea ejecutada por civilizado las tribus de una raza que vive sal- también cumplió funciones docentes Juan
que hubiera podido subsistir”, aunque elo- sus propios funcionarios”. Quienes “no es- vaje e indómita, entonces habrá llegado el B. Ambrosetti, quien en 1905 fue nombra-
giaba al mismo tiempo la prédica naciona- tén confor mes con la orientación naciona- momento feliz de exclamar alborozados: ¡la do director del Museo Etnográfico. En estos
lista de Ricardo Rojas.18 lista que el Consejo ha dado a la enseñanza patria ha triunfado contra el monstruo de la años se incorporaba al cuerpo de profeso-
Así, al argumento que reconocía en la deben tener la lealtad de renunciar”. Y cul- ignorancia porque ha triunfado la escuela res Roberto Lehmann Nitsche; todos ellos,
práctica de la historia científica un efecto es- minaba proponiendo un mecanismo de con el maestro!”.21 Anticipando previsibles dedicados a la investigación folclórica, fue-
pontáneamente patriótico, se añadía la dis- control, que consistía en la celebración de dificultades, el autor consideraba recurrir a ron miembros de la Junta de Historia y Nu-
tinción entre el buen patriotismo y el otro; una “ceremonia de renovación del voto pro- la policía para reclutar a los niños que no mismática, que contaba con una Comisión
al primero habría de contribuir la historia fesional” al comienzo de cada año escolar, concurrían a clase, un expediente que no de Folclore desde 1919.25
objetiva. Parece ocioso señalar que la alu- en la cual los maestros jurarían ante la ban- era nuevo. En el razonamiento del inspec- Dos años después Juan P. Ramos,26 vo-
sión a un “patriotismo mal entendido” de- dera “guardar y venerar el tesoro de la his- tor, la escolarización buscaba “fijar y vigori- cal del Consejo Nacional de Educación, ele-
muestra la confianza en la existencia de uno toria patria, su tradición gloriosa, sus símbo- zar el carácter nacional”, y la enseñanza de vaba un proyecto que sería aprobado por el
que era el correcto y de un criterio para dis- los benditos, su espíritu democrático y hu- la historia era una herramienta en esa ta- organismo, titulado “Recopilación de la lite-
tinguir entre ambos; algo similar ocurriría manitario, cuidar que nadie ose profa- rea, junto a la de geografía y lengua.22 ratura popular (Folclore argentino)”. Ra-
en los años 30, cuando se tor nó habitual la nar, ni aun con el pensamiento, los La apelación a estas disciplinas mos, entendiendo que el “material disperso
referencia al “sano nacionalismo”, que Le- fueros de la nacionalidad”. El ritual era, tal como indicamos, habitual del folclore, de poesía y de música, está en
vene y Ravignani realizaban a menudo.19 patriótico esta vez estaba desti- en quienes se planteaban objeti- vías de desaparecer por el avance del cos-
Esta fór mula de compromiso incluía la de- nado a los propios agentes de vos de estandarización cultu- mopolitismo”, proponía que los maestros
claración de que, a pesar de todo, la bús- nacionalización, que en la ral; en el período de entre- de las escuelas primarias nacionales en pro-
queda de la verdad no debía subordinarse a ocasión parecían haber guerras, a ellas se agregó vincias y territorios recogieran tradiciones,
aquel otro objetivo. No obstante, ninguno desafiado la voluntad de el folclore.23 Ya Ricar- leyendas, cuentos y poemas populares. Los
de estos historiadores asumió una conside- las autoridades. Quizá do Rojas, en 1909, maestros, convocados desde hacía años a
ración en regla de los problemas teóricos dudando por un había sostenido participar de una empresa civilizatoria, de
que esa inestable “solución” suscitaba; la momento de lo que el folclore integración y moralizadora, eran ahora lla-
objetividad, fundamento epistemológico de atinado de re- era la “cien- mados a realizar trabajo de campo. La utili-
la historiografía que se proclamaba científi- ducir estas cia [que] zación de esa estructura en la recopilación,
ca, se conciliaba mal con la participación en de ci sio nes per mi te que luego despertaría alguna prevención en
la aventura de creación de sentimiento na- al ámbi- co no - quienes se dedicaban a los estudios más sis-

Archivo
) 172 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 173 (
temáticos de folclore, parece en cambio artículo en El Monitor en el que indicaba tra de cómo sus autores concebían la recep- del Centenario, los programas de festejos
muy acertada desde la perspectiva de la ex- que “la tradición regional constituirá un día ción de producciones culturales entre los de algunas escuelas incluían la ejecución de
tensión territorial de la muestra que pudiera la tradición nacional”, y a ello contribuirá la públicos infantiles pero también populares, los llamados “aires nacionales”, que se can-
recogerse y de su volumen. Se trataba, en- introducción del folclore en la escuela. Una el documento ter minaba augurando que taban junto a las “canciones patrióticas”,
tonces, de aportar “recuerdos o tradiciones de las asignaturas beneficiadas por tal intro- “los sentimientos magnificados por la fanta- claramente dominantes. En 1911, Leopol-
que nos ha dejado el pasado de nuestra na- ducción sería la historia; Vidal de Battini re- sía popular, aprendidos con amor en la ni- do Corretjer indicaba en su artículo “Cantos
cionalidad”. Ramos creía necesario aclarar curría a los argumentos de Juan B. Terán, ñez, crearán una conciencia nacional”.31 patrióticos escolares” que las canciones que
que no debía incluirse “ningún elemento fundador de la Sociedad de Historia Argen- Poco antes del comienzo de la contienda el Consejo había hecho obligatorias en la
que resulte exótico en nuestro suelo, como tina, miembro de la Junta de Historia y Nu- en Europa, a pesar de inscribirse en líneas escuela eran “emanaciones de la tradición,
serían, por ejemplo poesías y canciones mismática desde 1935 y, con anterioridad, previas, estas políticas se encontraban co- de la raza”; se trataba del Himno Nacional,
contemporáneas nacidas en pueblos extran- presidente del Consejo Nacional de Educa- nectadas con la neutralidad que, se preveía, la Canción patriótica de Esteban de Luca,
jeros y trasplantadas recientemente a la Re- ción: “No tenemos monumentos, restos adoptaría el gobierno ante la Segunda Gue- el Saludo a la bandera, la marcha Viva la
pública por el influjo de la inmigración”.27 materiales, ruinas, que ayuden a la evoca- rra Mundial. También les daba un matiz par- patria y el Himno a Sarmiento. Ellas cons-
La compilación se realizó, finalmente, y ción de nuestro pasado. Nada puede reem- ticular el estado de alarma por los efectos tituían “una visión sintética de nuestra na-
el material fue donado al Instituto de Litera- plazar entre nosotros, mejor que el folclore, que provocaría el conflicto, y ante las llama- cionalidad”, sostenía el autor; ninguna de
tura Argentina de la Facultad de Filosofía y esa ausencia”.29 das “actividades antiargentinas”, acciones ellas era una composición que se pretendie-
Letras. El centro había sido creado en 1922, El cuerpo volvía a retomar el empeño –reales o imaginarias– de potencias extran- ra folclórica. Más adelante, en 1922 y en el
y su dirección fue ejercida por Ricardo folclórico hacia fines de la década a tra- jeras en el territorio nacional que incluían en contexto de aquel fervor americanista que
Rojas, que era por entonces también vés de dos medidas: la selección de un lugar de importancia la infiltración alema- hemos mencionado, en un acto de homena-
decano. A su cargo quedaría la cata- aquellas “piezas de más valor y más na. El Consejo se pronunciaba en julio de je escolar a Brasil con presencia de autori-
logación de los materiales recogidos adecuadas para la enseñanza pri- 1940 disponiéndose a adoptar “medidas dades de ambos países, se escucharon, en-
por los maestros; los catálogos se maria” entre el material recogido que tiendan a fortalecer el sentimiento pa- tre otras, algunas obras que pueden repu-
publicaron más adelante, y los re- en 1921, que se publicaría como triótico y a consolidar y afianzar nuestras ins- tarse, con amplitud de criterio, folclóricas.33
cursos provinieron parcialmente de Antología folclórica argentina, y tituciones democráticas y la soberanía de la Una lectura extremadamente suspicaz, y
una partida donada por el Consejo la convocatoria a los directores y Nación”. La enseñanza de la historia, como quizá anacrónica, podría descubrir equívo-
Nacional de Educación al Institu- maestros del interior para que era de rigor, tenía un lugar asignado, así co- cos en la calificación de “nacionales” que re-
to.28 Aun reconociendo los límites aportaran nuevo material.30 El tex- mo la celebración fervorosa de la liturgia pa- cibían, en el lenguaje del Consejo, produc-
que exhibe una mirada que ordene y to rescataba imágenes conocidas: triótica; el Consejo enlazaba explícitamente ciones musicales folclóricas, mientras que
torne coherentes acciones que, en su “País de inmigración, [...] necesita su acción con la “sana orientación naciona- aquellas que eran fruto de la épica posrevo-
tiempo, pudieron estar desligadas, trans- neutralizar su cosmopolitismo reafir man- lista” que Ramos Mejía le había impuesto. lucionaria del siglo XIX, y aun de tendencias
formándolas en estrategias planificadas casi do su personalidad en lo que viene de lo Reclamaba además el organismo “que vibre musicales más tardías, eran consideradas
al detalle, entendemos de todas maneras hondo de su historia y de su suelo, necesita nuestra música y canciones de nuestro fol- “patrióticas” y aun “emanaciones de la ra-
que estas actividades pueden ser leídas co- vigorizar las instituciones y caldear el cora- clore”, lo que efectivamente ocurría en ma- za”. Aplicadas a estos materiales, y también
mo episodios del despliegue del proyecto zón con un patriotismo capaz de impedir yo de 1941, cuando “una masa coral de cin- a los que provenían de los ámbitos de los
cultural formulado por Rojas hacia 1910, que la diversidad de corrientes espirituales co mil alumnos”32 entonó un repertorio fol- historiadores, las búsquedas de sentidos pre-
que incluía la construcción de una tradición puedan llegar a desvirtuar la fisonomía de la clórico en un acto que fue transmitido por cisos y firmes parecen destinadas al fracaso:
literaria argentina en el objetivo más amplio nacionalidad argentina”. Para colaborar en dos radios estatales. Se trataba de una de las como en el caso de Corretjer, los contenidos
de reforzar la tradición nacional. esa misión “debían utilizarse en el aula los muchas movilizaciones de escolares, una atribuidos a los vocablos nación, patria, tra-
Pocos años después del golpe de Estado frutos culturales de la tradición”. Reservan- práctica también inaugurada a fines del siglo dición, nacionali-
de 1930 reaparecía en el seno del Consejo do a la historia un lugar más lejano, el Con- XIX, que hacia 1940 llegaban a alcanzar los dad, solían aparecer
la vocación folclórica. Berta Vidal de Batti- sejo sostenía que “la tradición es también 18 mil participantes. entremezclados y
ni, directora de escuela, doctora por la Fa- un esbozo de historia general, más suscep- La incorporación de temas folclóricos sin bordes nítidos.
cultad de Filosofía y Letras e investigadora tible de llegar al alma del niño que el frío ra- en un lugar central de la celebración pare- Resulta asimis-
de temas folclóricos, publicaba en 1932 un zonamiento del historiador”. En una mues- ce, sin embargo, una novedad. En los años mo evidente la dis-

Archivo
) 174 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 175 (
tancia que media entre las prácticas, corales de estos puntos de vista herramientas para nización burocrática per fectamente alinea- nas los fines principales de la enseñanza de
en este caso, que promovía el Consejo, y la la gran empresa de atribución de una histo- dos con la política oficial.35 la historia”.37 Seguía, como era habitual, la
laboriosa tarea del historiador en los archi- ria a la nación. Así, al citado caso de Terán debe sumar- aclaración de que tal nacionalismo no debía
vos, así como las diferencias entre los “tex- Durante los años 30, la relación entre se el de Zabala, funcionario en el área de ser hostil al extranjero, tal como indicaba
tos” que tan distintas actividades producen. los historiadores de la Junta y de la univer- educación. También el de Ramón J. Cárca- Terán ese mismo año, en su infor me al In-
Sin embargo, aquello que comparten es que sidad y el Estado parece haberse tor nado no, presidente del Consejo Nacional de ter national Comittee of Historical Scien-
tanto el libro de historia como los discursos más estrecha. Esa cercanía se expresaba Educación en 1932 y de la Junta de Histo- ces.38 Naturalmente, en esta misma serie
asociados a la liturgia patriótica ofrecen tanto en las declaraciones de los histo- ria y Numismática entre 1919 y 1923, y debe instalarse también la publicación, con
visiones de un pasado que se preten- riadores, que se inclinaban a aban- entre 1931 y 1934. A su vez, Er nesto Ce- fondos estatales, de la Historia de la Na-
de común, son sostenes de alguna donar algunas precauciones, co- lesia fue también presidente del Consejo en ción Argentina dirigida por Levene, que
versión de la historia nacional, mo en el más visible plano de la los años 20 y académico desde 1939 y En- entendía conducir el emprendimiento “con
ocasionalmente en disputa con participación en or ganismos rique de Gandía, secretario del Consejo en espíritu científico, por el ideal de la verdad
otras existentes. Desde varias zo- estatales. Junto a otros facto- la década de 1930 y miembro de la Acade- histórica, y patriótico, con amor por la tra-
nas de la historia cultural y de la res, la explicación de esta fase mia. Los historiadores condujeron y partici- dición y las instituciones de la Patria”, y la
historiografía, se ha insistido en de las relaciones mencionadas paron en otros organismos también conce- transfor mación de la Junta de Historia y
que, cuando menos desde media- debe tener en cuenta las acciones bidos como agencias culturales con objeti- Numismática en Academia Nacional de la
dos del siglo XIX, la operación de que, como grupo en trance de pro- vos patrióticos: Levene, el más visible Historia, ocurrida en 1938.39
atribuir una historia a la for mación esta- fesionalizarse, habían llevado adelante en estas acciones, presidía la Comi- La realización en Buenos Aires
tal-nacional efectivamente existente busca- los historiadores para lograr la consolida- sión Nacional de Museos y de Monu- del II Congreso Inter nacional de
ba reforzar identidades colectivas, también ción institucional y el reconocimiento esta- mentos y Lugares Históricos, así co- Historia de América en 1937 fue
definidas en clave nacional; en palabras de tal. Durante la década abierta en 1920, mo la Comisión Argentina para la En- ocasión para que muchos de los po-
Peter Burke, los rituales del tipo que aquí aquello que podía diferenciar con claridad a señanza de la Historia y la Geografía nentes se refirieran a ese conjunto de
evocamos “rememoran el pasado, constitu- la “nueva escuela” del campo de la literatu- Americanas, integrada también por Félix problemas: la enseñanza de la disciplina, la
yen recuerdos” y al mismo tiempo “tratan ra o del espacio de las demás ciencias socia- Outes, profesor en Filosofía y Letras y articulación entre investigación científica y
de imponer deter minadas interpretacio- les no era el afán patriótico, que tantos miembro de la Junta de Historia y Numis- “función for mativa” de la historia, la divul-
nes del pasado, moldear la memoria y, intelectuales compartían, sino la pro- mática, y Emilio Ravignani, director del Ins- gación de la producción de los historiado-
por tanto, construir la identidad so- clama de utilización estricta del mé- tituto de Investigaciones Históricas. Hacia res. Levene, presidente del congreso, sen-
cial”.34 En la Argentina de entregue- todo, garantía de cientificidad y cen- 1933 Carlos Correa Luna, Carbia, Juan Ál- tenciaba en su sesión inaugural que la histo-
rras, el Estado continuó siendo un tro de la barrera técnica que estos varez, Terán y Levene, entre otros historia- ria “es escuela de for mación del ciudadano
impulsor decisivo de estas conmemo- hombres buscaban instaurar, distin- dores, for maban parte de la Comisión Per- y fuerza de cohesión social inter na y de so-
raciones, al mismo tiempo que, como se- guiendo sus prácticas y sus textos de los manente de revisión de textos del Consejo lidaridad humana”, convocando a “difundir
ñalamos, su acción fue crucial a la hora de ejecutados y producidos en otros ámbitos. Nacional de Educación.36 El impulso ético- el conocimiento de la historia patria arrai-
la constitución de un cuerpo de especialistas Ganada, aún parcialmente, la disputa por político que, al menos declamatoriamen- gando el sentido de continuidad con el
en la investigación del pasado, cuyas activi- demostrar que manejaban un saber especí- te, sostenía estas participaciones, pue- pasado”.40 A su vez, Ravignani volvía
dades y producción se relacionaban de mu- fico, el impulso patriótico pudo hacerse más de leerse con claridad en la concepción a instalar sus planteos en la serie que
chos modos con la empresa de nacionaliza- evidente en los años 30, alentado además de Levene que hacía de los museos “tem- asociaba la búsqueda de la verdad cien-
ción que la conducción educativa seguía por esas nuevas for mas que asumía la pro- plos de la Nacionalidad”, en los que los tífica con el patriotismo “auténtico” y Julio
alentando. Tan diversos entonces, un decre- ximidad de varios de ellos con el Estado. El “pueblos fuertes” se dedican a custodiar y Raffo de la Reta, historiador y director de
to instaurando una nueva efemérides, una aparato estatal convocaba a los historiado- venerar “su patrimonio moral insobor na- Escuelas de Mendoza, en la misma senda,
disposición que implanta una práctica nove- res a participar de la tarea de nacionaliza- ble”, así como en las expresiones de los manifestaba que “como consecuencia natu-
dosa en la celebración patriótica, y una His- ción en reparticiones de las que ocasional- académicos De Gandía y Zabala, quienes ral de su esencia [...] y no como propósito
toria de la Nación Argentina producida mente ellos mismos fueron autoridades; los luego de su paso por la función pública ex- impuesto por necesidades nuestras que
por los historiadores profesionales y publi- historiadores profesionales se tor naban así, presaban que “el nacionalismo y el patriotis- tuerzan o torturen su condición científica
cada gracias a un subsidio estatal, son des- en ciertos aspectos, miembros de una orga- mo son en las repúblicas hispanoamerica- [...] corresponde a la enseñanza de la histo-

Archivo
) 176 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 177 (
ria nacional la total unificación espiritual de graduados, actores principales de de 1914. Fue entonces cuando das en esta construcción eran complicadas.
nuestro pueblo”. Se trataba en este caso de la empresa, tanto en la escuela Ricardo Rojas y Leopoldo Lu- Por una parte, una fuerte corriente intelec-
un modo algo tosco de volver lidiar con el secundaria como en los institutos gones instalaron el Martín Fie- tual, en el siglo XIX, había visto en el gau-
problema. de for mación docente. De todos rro en el centro de la literatura na- cho el símbolo de la barbarie que debía ser
modos, si el proyecto fallaba en este nivel, cional. Esta nueva apreciación que la crítica erradicada; Sar miento, prócer del magiste-
la cúpula de la historia profesional no pare- culta empezaba a realizar de la obra más rio, había sido uno de sus miembros más
III ce haber tenido un mal desempeño en importante de la literatura criollista, y con prestigiosos. Tampoco resultaba sencillo
cuanto a la intervención en uno de los sec- ella de su referente más evidente, el gau- fundar una nacionalidad argentina en las
Las políticas que promovieron las direc- tores de la administración a cargo de la ac- cho, no se impuso sin debates. Aníbal Pon- culturas folk, si se entendía que el gaucho
ciones del Consejo Nacional de Educación ción de nacionalización, y se encuadró ex- ce, un intelectual ya importante de la iz- tenía allí su ubicación, habida cuenta de su
para el uso de evocaciones del pasado en plícitamente en ella. Al igual que en otros quierda, por ejemplo, podía plantear en diversidad, una característica que no era só-
sus escuelas exhibieron, en el período de ámbitos y tal como hemos indicado, los re- 1926 que “el gaucho fue indiscutiblemente lo local y que Vidal de Battini reconocía en
entreguerras, momentos de alzas y de bajas. cursos para la constitución de la base insti- el peor enemigo de la revolución [de Mayo]. el artículo que citamos más arriba. Era asi-
En líneas generales, puede plantearse que la tucional de la historia profesional provenían Todo culto enter necido a su memoria ten- mismo evidente que la producción gauches-
cuestión tuvo importancia en los años 20, del Estado; en la Argentina, también buena drá, pues, una honda raigambre antiargen- ca no agotaba el folclore del territorio argen-
para aplacarse algo luego y reactivarse en la parte del reconocimiento cultural y social tina”; el texto revela cuánto estaba aún en tino, y que otros “tipos sociales” podían
segunda mitad de la década de 1930, con –que algunos historiadores juzgaban esca- discusión acerca de los rasgos de lo que por también encarnar imaginariamente la na-
un pico en los años de la guerra; a esas os- so– dependió de la actitud estatal. Ravigna- entonces se llamaba argentinidad: un gau- ción si se insistía en ello. Emilio Coni, miem-
cilaciones no eran ajenas ni la composición ni sostenía por ejemplo, hacia 1927, que cho antiargentino por haber sido adversario bro de la Academia Nacional de la Historia,
del Consejo ni la situación política inmedia- junto a sus “colegas de disciplina, que traba- de Mayo parece, vista desde hoy, un fór mu- expresaba a comienzos de los años 40 tan-
ta. Esas autoridades, y las nacionales, suma- jan en este reducido ambiente argentino”, la curiosa.42 De todas maneras, hacia 1940 to la convicción de que efectivamente la na-
ron en esta etapa nuevas efemérides a las buscaban “hacer posible un imperativo que la opinión que indicaba que el gaucho era el cionalidad podía asentarse en alguna etnia
tradicionales: en tiempos de Hipólito Yrigo- nos impone la función docente que tene- tipo social que representaba la nacionalidad original y propia como su desacuerdo con
yen se establecía la conmemoración del mos asignada”, aportando “un poco estaba ya muy extendida, no obstante la que el gaucho fuera el elegido,
Día de la Raza, en los años 30 los ho- de relieve a nuestra modesta interven- existencia de algunas voces disidentes, y cuando sostenía que “las verdade-
menajes a San Martín, el Día de la Ban- ción en la cultura general”.41 Extre- el Estado comenzaba la incorporación de ras tradiciones” se hallaban en las
dera, el del Himno y el de la Escarape- mando el argumento, puede señalar- su figura al panteón oficial; las posibilida- poblaciones sedentarias de las pro-
la, entre otros. A esas transfor macio- se que varios de los historiadores ar- des de circulación de una imagen del gau- vincias interiores, que imaginaba
nes debe agregarse la incorporación gentinos que alcanzaron más visibili- cho opuesta a la argentinidad se tor na- argentinas desde hacía siglos. Lo
for mal de los repertorios folclóricos y dad en esos años, más allá de las vir- ban, en este contexto, muy estrechas. En que llamaba “el martinfierrismo del
algunas reglamentaciones para la cele- tudes o fallas que exhibieran sus la provincia de Buenos Aires, en 1939, Litoral” le parecía en cambio ini-
bración de las fiestas patrias. obras, fueron antes funcionarios del una ley aprobada por unanimidad estable- cialmente bárbaro, por pastoril, y
Por su parte, la historia profesional Estado que personajes del mundo de cía que se celebraría el Día de la Tradición luego cosmopolita por efecto de la
había hecho suya, con las precauciones la cultura; en esa condición, for maron el 10 de noviembre, fecha de nacimiento inmigración; no podía residir allí
del caso, la versión que hacía de la in- parte de las ya burocratizadas elites de José Her nández; más adelante, duran- ningún anhelo de “representación
vestigación, enseñanza y divulgación de nacionales. Sin dudas, el cuadro no te el primer gobier no peronista, la efemé- exclusiva de la Patria”.44 Ricardo
su materia eficaces instrumentos en la cubre algunas situaciones individua- rides se haría nacional. En 1939 se consi- Rojas, por su parte, se inclinó a la
conquista de conciencias para la nación. Así les, pero parece funcionar para el conjunto. deró en la Legislatura levantar un monu- recuperación del fruto del encuentro entre
visto, el proceso de profesionalización exhi- Es difícil, además, no vincular aquellos mento al gaucho en la ciudad de La Plata.43 los españoles y las culturas indígenas que,
bió un flanco muy débil, ya que –como ensayos de utilización del folclore en la es- La creación, en 1943, del Instituto Nacional es obvio, no podían exhibir como en Méxi-
apuntamos– la cantidad de estudiantes con- cuela con el proceso de invención de un de la Tradición, cuyo primer director fue co o Perú una densidad importante. Si al-
vocados fue escasa, tanto en tér minos abso- gaucho capaz de contener los rasgos esen- Juan A. Carrizo, fue un nuevo paso de ese gún rasgo común puede reconocerse entre
lutos como relativos, durante todo el perío- ciales de la nacionalidad, que comenzó en movimiento estatal. estas posiciones es la opción por un conjun-
do; ellos debían ser partícipes y, una vez los años que van del Centenario a la Guerra Las operaciones intelectuales involucra- to de rasgos culturales y étnicos, antes que

Archivo
) 178 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 179 (
por los políticos, en la definición de los orí- mas, ri- caban en el mismo universo conceptual de Notas
genes de la nación, que se aproximaba así a tuales y si- Mayo, y eran los programas políticos impul-
1
ser concebida como una nación de la etnia. tios que eran sados para la organización de la nación lue- El Monitor de la Educación Común (en
A comienzos de nuestro período, de to- corrientes desde go de Caseros los que estaban en discusión. adelante EMEC), Nº 811, julio de 1940, pp.
das maneras, el gaucho, o alguna imagen de fines del siglo XIX, Precisamente uno de los argumentos que 91-93.
él, tenía mucho terreno ganado fuera del con el agregado de los exhibían los revisionistas, y compartían al- 2
Ricardo Levene, La cultura histórica y el
mundo de los intelectuales, entre los públicos propios del Centenario: gunos hombres de la “nueva escuela”, era sentimiento de la nacionalidad, Buenos Aires,
amplios. Desde fines del siglo XIX el criollis- formación casi militar de es- que Rosas había logrado la unidad nacional. Espasa Calpe, 1946, p. 105. Expresiones del
mo había capturado vastos auditorios popu- cuadrones escolares, juras de la A pesar de la existencia de notas telúricas mismo tenor pueden hallarse en pp. 107, 109,
lares, nativos e inmigrantes, que convertían bandera, concurrencia a la Pirámide en los planteos revisionistas, que solían ex- 126, 132 y otras.
sus obras literarias en grandes éxitos, concu- de Mayo en honor a la Revolución. presarse alrededor del argumento de la po- 3
Sobre esta cuestión en los años finales del si-
rrían a los centros criollistas que funcionaron Las novedades, así, no parecen haber pularidad de Rosas entre los gauchos, ellas glo XIX, véase Lilia Ana Bertoni, Patriotas, cos-
con intensidad hasta avanzada la década de trastocado el cuadro por completo. En la es- no parecen dominantes. mopolitas y nacionalistas. La construcción de
1920 y parecían hallar en el pasado evoca- cuela, la nación de Mayo, la de la Revolu- El desplazamiento del eje que se utiliza- la nacionalidad argentina a fines del siglo XIX,
do un muy elemental principio de identi- ción y la Constitución, parecían capaz de ba para centrar la nación e imaginar su pa- Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,
dad.45 Así, el Estado recogió –y probable- acoger esas otras evocaciones de una patria sado no asumió, entonces, la for ma de una 2002, trabajo al que recurriremos con frecuencia.
mente modificó en el mismo acto–, a través más primordial, que hallaba en la produc- ruptura abierta, sino la de un movimiento 4
En el caso que evocamos, la conocida per-
de la recuperación del folclore y de la incor- ción cultural de las sociedades rurales su paulatino e irregular, que volvía a poner en tenencia de Levene a los cuerpos de la alta buro-
poración de la conmemoración gauchesca a centro. En abril de 1941, por ejemplo, El discusión asuntos que ya habían for mado cracia tampoco constituye un factor explicativo.
las celebraciones patrias, una convicción que Monitor comunicaba la noticia de la cele- parte de los debates públicos mucho tiempo Como se verá, el episodio habla de consensos
ya los públicos ampliados, y luego algunos bración de las audiciones folclóricas en el atrás, que retomaba argumentos, imágenes mucho más amplios, de los cuales la circunstan-
intelectuales, habían bosquejado antes. mismo número en que reproducía el Jura- y conceptos forjados en otros contextos, cia de que aquella intervención tuviera lugar en la
No obstante, junto a estos cambios había mento de la Constitución Argentina, redac- reabriendo polémicas que en algún momen- apertura de una reunión científica –no en la inau-
elementos que permanecían; es posible sos- tado años antes por Rodolfo Rivarola, don- to se pensaron saldadas. En ese movimien- guración de un monumento o un museo, por
pechar incluso que ellos fueron mayoritarios de se afir maba que “en ella se encuentra la ejemplo– es un indicio.
to, una versión étnica de la nación, en el
entre ambas guerras mundiales. Por detrás unión espiritual de la Nación”. Al mismo sentido de una fundada en rasgos culturales 5
Acerca de este punto, nos permitimos remi-
de los vaivenes del Consejo, por ejemplo, se tiempo, desde algunas de las vertientes crio- esenciales de los que el gaucho era porta- tir a Alejandro Cattaruzza y Alejandro Eujanian,
observa que el empleo de la historia para re- llistas el gaucho era concebido como “la vi- dor, lograba conciliarse, a veces de manera “Héroes patricios y gauchos rebeldes. Dispositivos
forzar los sentimientos de pertenencia a la gorosa levadura del pueblo argentino, por sorprendente, con interpretaciones anterio- estatales y representaciones populares en la cons-
nación era ya –y quizá desde antes del perío- cuya libertad arrostró penurias sin cuento res, más proclives a imaginar una nación de titución de imágenes colectivas del pasado en la
do analizado– casi una actitud natural. Así, desde las primeras horas de la Revolución Argentina”, Storiografia, IV, 4, Roma, 2000.
ciudadanos. En las fór mulas más extremas,
más allá de que las ordenanzas referidas al de Mayo”.46 Otro tipo de bienes culturales tal conciliación parcial era imposible, pero 6
La expresión, de Eric Hobsbawm, es utiliza-
asunto fueran frecuentes o esporádicas, la llevaban también las huellas de la produc- muchas otras combinaban fragmentos de da en La era del imperio (1875-1914), Buenos
liturgia patriótica se celebraba en las es- ción letrada: La guerra gaucha, un film es- las varias alter nativas existentes. Tan signifi- Aires, Crítica-Planeta, 1998, p. 160. Sobre el en-
cuelas y en los espacios públicos con trenado con enor me éxito de público en cativa, entonces, como aquel desplazamien- foque de Hobsbawm, y en rigor sobre el más am-
una cadencia que no se interrum- 1942 basado en un texto de Lugones de co- to, parece la persistencia de muchos de los plio problema del concepto de nación, véase Elías
pía. Este movimiento de fondo, mienzos de siglo, proponía un gaucho pa- Palti, “Nación. El concepto antigenealógico de la
símbolos y ritos clásicos, y de los contenidos
en parte asentado en convic- triota en lucha contra los españoles en la nación y sus descontentos. El dilema hobsbawmia-
que ellos buscaban transmitir; en tiempos
no”, Aporías, Buenos Aires, Alianza, 2001, p.
ciones que pueden llamar- frontera norte de la revolución. Puede inclu- del peronismo, luego de nuestro período,
194. Anticipamos que no asumiremos en este ar-
se ideológicas, en parte so sostenerse, aún de manera provisoria, ellos serían nuevamente resignificados, pro- tículo los debates sobre los términos “nación”,
fruto de la inercia bu- que tampoco el revisionismo había abando- bando una vez más tanto su resistencia co- “nacionalidad”, “patria”, “patriotismo” y otros
rocrática, mantu- nado del todo aquella clave política para la mo su capacidad para ser utilizados en la cercanos, y sobre los sentidos diversos que pueden
vo muchos de comprensión del pasado: desde ciertos pun- construcción de diferentes visiones de la na- otorgársele, hoy y en la época analizada; en este
los emble- tos de vista, los gobier nos de Rosas se ubi- ción y de su historia. trabajo nos referiremos a los intentos de extensión

Archivo
) 180 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 181 (
en la sociedad de la idea y del sentimiento de per- pos de escuelas estatales, las nacionales y las pro- zación argentina, Buenos Aires, Asociación Na- 23
Acerca de estas cuestiones, sugerimos con-
tenencia a una comunidad que se halla por sobre vinciales, las cifras estuvieron más o menos equi- cional del Profesorado, 1917, p. 9. sultar el artículo de Marta Blache, “Folclore y na-
clases, partidos, provincias, regiones u otros colec- libradas durante entreguerras, aunque la situación 15 cionalismo en la Argentina”, Revista de Investi-
Véase La transcripción parcial de la inter-
tivos, y que se supone asentada en un pasado co- variaba notablemente entre una y otra provincia. gaciones Folclóricas, Nº 6, 1991, así como el de
vención de Levene en Rómulo Zabala y Enrique
mún, entre otros factores. Tampoco hemos de re- En 1938, en las escuelas provinciales estudiaba el Olga Fer nández Latour de Botas, “El folclore y
de Gandía, La enseñanza de la historia en las es-
ferirnos, en lo que hace a la escuela, al destino de 46% de la matrícula primaria. Véase EMEC, año los historiadores”, en AA.VV., La Junta de His-
cuelas primarias de Hispano América, Buenos
esos esfuerzos en las aulas. XL, Nº 596, Buenos Aires, agosto de 1922, pp. toria y Numismática Americana y el movimien-
Aires, Anaconda, 1933, p. 63. El resto de los da-
7
228 y 229, y [Ministerio de Educación de la Na- to historiográfico argentino (1893-1938), t. II,
Sobre la “nueva escuela histórica”, remiti- tos figura en Carlos Heras, “Ricardo Levene”, en
ción], Estadísticas, Buenos Aires, 1948. Sobre Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia,
mos a Nora Pagano y Miguel Galante, “La Nue- Ricardo Levene, Obras, Buenos Aires, Academia
estos temas, remitimos a los artículos reunidos en 1996.
va Escuela Histórica: una aproximación institu- Nacional de la Historia, 1961, t. I, pp. 50 y 51.
Adriana Puiggrós (dir.), La educación en las pro- 24
cional del Centenario a la década del 40”, en Fer- 16 R. Rojas, La restauración nacionalista,
vincias y territorios nacionales (1885-1945), t. Véase Boletín, Instituto de Investigaciones
nando Devoto (comp.), La historiografía argen- pp. 62-63, y Manual de historia..., p. 24.
IV de Historia de la educación en la Argentina, Históricas, primera serie, año IV, Nº 25, julio-sep-
tina en el siglo XX, t. I, Buenos Aires, Centro 25
Buenos Aires, Galer na, 1993. tiembre 1925, p. 80. Remitimos también a Pablo Los datos mencionados, en P. Buchbinder,
Editor de América Latina, 1993. Véase también
11
Buchbinder, Historia de la Facultad de Filosofía y Historia de la Facultad..., pp. 138 y ss., y Bole-
A. Eujanian, “Método, objetividad y estilo en el Véase sobre el punto L.A. Bertoni, ob. cit.,
Letras, Buenos Aires, Eudeba, 1997, pp. 173 y ss. tín, Junta de Historia y Numismática, t. VII,
proceso de institucionalización”, y A. Cattaruzza, p. 166 y ss., y en particular p. 170.
17 1930, p. 421.
“La historia y la ambigua profesión de historiador 12
Rómulo Zabala, “Discurso de recepción a
Véase EMEC, Nº 599, Buenos Aires, no- 26
en la Argentina de entreguerras”, en A. Cattaruz- Emilio Coni” (1927), en Boletín, vol. IX, Junta Ramos fue, a fines de los años 20, decano
viembre de 1922, pp. 83-92; Nº 600, pp. 163-
za y A. Eujanian, Políticas de la historia. Argen- de Historia y Numismática Americana, 1932, de la Facultad de Derecho de la Universidad de
170, y datos en los Nº 601-609, correspondien-
tina 1860-1960, Buenos Aires, Alianza, 2003. pp. 201-202. Buenos Aires. En la primera mitad de los años
tes a 1923. Véase también Nº 595, julio de
8 18 30, sería uno de los más destacados dirigentes
Los datos figuran en Juan Carlos Tedesco, 1922, p. 142, y la nota “Concepto de patria”, Véase R. Carbia, “Dos palabras...”, p. 14,
del nacionalismo radicalizado. Véase Federico Fil-
Educación y sociedad en la Argentina, Buenos fir mado por Emilio Discotti, en Nº 629, mayo de y Juan Canter, “A propósito de la crítica históri-
chenstein, Fascismo, liturgia e imaginario. El
Aires, Solar, 1989, p. 55; [Ministerio de Educa- 1922, p. 87. La cautela hacia la exaltación y los ca”, Nosotros, Nº 169, junio de 1923, p. 257.
mito del general Uriburu y la Argentina nacio-
ción de la Nación], Estadísticas, Buenos Aires, tonos militaristas se manifestó incluso bajo la pre- 19
Véase un ejemplo de la posición de Leve- nalista, Buenos Aires, Fondo de Cultura Econó-
1948, pp. 687 y 384 respectivamente. sidencia de Ramos Mejía; Er nesto Bavio, inspec-
ne hacia 1931, en R. Levene, La Junta de His- mica, 2002, pp. 32 y ss. y 59.
9
tor, recomendaba en abril de 1910 a los maes-
E. Ravignani, “La revolución de Mayo y el toria y Numismática Americana y la cultura 27
tros “evitar las exageraciones y el patrioterismo” EMEC, Nº 580, p. 15 de la Sección Ofi-
año 1820”, Nosotros, Nº 133, 1920, pp. 210 y histórica del país, s/d, p. 13.
y celebrar a los héroes civiles; véase EMEC, Nº cial; remite a la sesión celebrada el 4 de abril de
215. 20
448, pp. 61 y 64. El Monitor de la Educación EMEC, Nº 580, abril de 1921, pp. 45 y 1921.
10
“Educación integral del soldado”, La Re- Común fue la publicación oficial del Consejo Na- 46 de la Sección Oficial donde se transcribe la se- 28
Véase Pablo Buchbinder, ob. cit., p. 138.
pública, 37 de enero de 1922, reproducido en cional de Educación, que llegaba a todas las es- sión del 8 de noviembre de 1920.
29
EMEC, Nº 589, enero de 1922, p. 71. No es és- cuelas dependientes de ese organismo. En el pe- 21 EMEC, Nº 715, julio de 1932, pp. 12, 19
EMEC, Nº 585, septiembre de 1921, p.
te el lugar para explicar en detalle la estructura ríodo, aunque no de modo per manente, incluía y 20, respectivamente
190. En tor no de la cuestión indígena, véase Mó-
del sistema educativo argentino; basta señalar una Sección Oficial en la que se transcribían ac- 30
nica Quijada, “Ancestros, ciudadanos y piezas de Véase EMEC, Nº 798, junio de 1939, pp.
que el Consejo Nacional de Educación tenía a su tas de las sesiones del Consejo e infor mación ad-
museo. Francisco P. Moreno y la articulación del 169-170. Las instrucciones a los maestros y la
cargo las escuelas primarias estatales en la capi- ministrativa. También publicaba artículos sobre
indígena en la construcción nacional argentina”, creación del Comisión de Folclore del Consejo,
tal y los territorios nacionales. En las provincias, pedagogía y didáctica, intervenciones de intelec-
Estudios Interdisciplinarios de América Latina en el Nº 808, de abril de 1940.
las escuelas del Consejo Nacional coexistían con tuales sobre temas educativos, descripciones de
y el Caribe, vol. 9, Nº 2, julio-diciembre de 31
las sostenidas por los Estados provinciales. Hacia actos escolares; algunos maestros publicaban EMEC, Nº 798, junio de 1939, pp. 167-
1998, y desde otra perspectiva, el artículo de En-
1922, a las 4.300 escuelas primarias nacionales también en sus páginas. 168.
rique Mases, en Juan Suriano (comp.), La cues-
dependientes del Consejo Nacional de Educación 13 32
Citado por Ricardo Rojas, La restauración tión social en Argentina (1870-1943), Buenos EMEC, Nº 811, julio de 1940, pp. 91-93
concurrían unos 543 mil alumnos, a los que pue-
nacionalista, Buenos Aires, Peña Lillo, 1971, p. Aires, La Colmena, 2000. y 96.
den sumarse 32 mil de las llamadas “escuelas pri-
115. 22 33
marias anexas”; a las 4.500 dependientes de los EMEC, Nº 585, septiembre de 1921, pp. EMEC, Nº 821, mayo de 1941, p. 44, y
14
gobier nos provinciales, 556 mil; los alumnos de Véase Rómulo Carbia, “Dos palabras del 202 y 203. Las cifras, en p. 191, y la solicitud a Nº 834, junio de 1942. Ejemplos de los progra-
escuelas privadas eran 127 mil. Entre los dos ti- ordenador”, en Manual de historia de la civili- la policía, en p. 193. mas de celebraciones del Centenario en EMEC,

Archivo
) 182 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 183 (
Nº 450, junio de 1910, pp. 1233, 1254 y 1255.
El artículo de Corretjer, en EMEC, Nº 463, julio
de 1911, pp. 128-129. La infor mación sobre el
cional de Historia de América, suplemento al Nº
16, 1937, p. 11. Archivos
41
E. Ravignani, “Los estudios históricos en la
acto de 1922, en EMEC, Nº 597, septiembre
Republica Argentina”, Síntesis, año 1, Nº 1,
1922, p. 311.
1927, pp. 67-68.
34
Peter Burke, Formas de la historia cultu- 42
Véase Aníbal Ponce, “Los funerales del
ral, Madrid, Alianza, 2000, p. 71.
gaucho”, Revista de Filosofía, año XII, Nº 5,
35
Hemos examinado estos asuntos en “Des- septiembre de 1926; las citas en p. 274. Sobre
cifrando pasados: debates y representaciones de Ponce, véase Oscar Terán, “Aníbal Ponce, o el
la historia nacional”, en A. Cattaruzza (dir.), Cri- marxismo sin nación”, en En busca de la ideolo-
sis económica, avance del Estado e incertidum- gía argentina, Buenos Aires, Catálogos, 1986.
bre política, t. VII de la Nueva historia argenti- 43
Volvemos a remitir, en tor no de este pro-
na, Buenos Aires, Sudamericana, 2001.
blema, a A. Cattaruzza y A. Eujanian, ob. cit.
36
Véase expediente 13.044/p/933, en 44
E. Coni, El gaucho. Argentina, Brasil,
EMEC, Nº 728, agosto de 1933, p. 125.
Uruguay, Buenos Aires, Solar-Hachette, 1969,
37
Citado por R. Levene, La cultura históri- p. 26.
ca..., p. 132. Se trata de un discurso pronuncia- 45
Juan Agustín García sostenía hacia 1921
do en el Museo Histórico Nacional, en mayo de
que en aquellos centros “la guitarra es [...] el sím-
1939. Véase R. Zabala y E. de Gandía, ob. cit.,
bolo de la patria; de una patria más dulce y sua-
p. 31.
ve, que no viene rodeada de banderas y música
38
Véase Bulletin of the International Com- de clarines” como la patria escolar; Juan Agustín
mittee of Historical Sciences, Nº 17, noviembre García, “El gusto. Los grupos populares”, en So-
de 1932, París, p. 563. bre el teatro nacional y otros escritos y frag-
39
mentos, Buenos Aires, Agencia General de Li-
Véase la p. XXV de la edición que en Bue-
brería, 1921, p. 127.
nos Aires publicó El Ateneo en 1961.
46
40
Véase Ismael Moya, Romancero, I, Bue-
R. Levene, “Discurso del Presidente del
nos Aires, Facultad de Filosofía y Letras-Instituto
Congreso”, Nosotros, segunda época, número
de Literatura Argentina, 1941, p. 78.
extraordinario dedicado al II Congreso Inter na-

Archivo
) 184 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
La construcción de archivos y la memoria
de la izquierda. La experiencia del
Centro Sérgio Buarque de Holanda
Alexandre Fortes*

E
l objetivo de este trabajo es difundir ñó desde el inicio de sus actividades en con-
la experiencia de construcción de un tribuir a revisar este cuadro. Para ello esta-
archivo realizada por el Centro Sér- bleció como una de sus áreas de actuación
gio Buarque de Holanda-Documentación y el Proyecto Memoria & Historia, embrión
Memoria Política, proyecto de la Fundación del actual Centro Sérgio Buarque de Holan-
Perseu Abramo destinada al rescate, orga- da-Documentación y Memoria Política. La
nización, investigación y puesta a disposi- iniciativa es inédita entre los partidos políti-
ción del público de la documentación histó- cos brasileños y la creación del centro ex-
rica relacionada con el Partido de los Traba- presa la maduración en el PT del significa-
jadores (en adelante PT). Ella se basa en do de las luchas de los trabajadores brasile-
gran medida en la guía que se elaboró cuan- ños, de su papel en la historia nacional y de
do se produjo la inauguración del centro en su inserción en la historia de la izquierda la-
2001 y en las actualizaciones recientes. tinoamericana y mundial.
El análisis de esta experiencia busca El partido surgió de la confluencia de
contribuir a la reflexión sobre el papel de los una gran diversidad de luchas políticas y so-
historiadores en el proceso de construcción ciales realizadas por el pueblo brasileño en
de instituciones y políticas públicas relacio- diferentes momentos históricos. Su desarro-
nadas con el desarrollo de la investigación llo está profundamente relacionado con la
histórica y la reflexión sobre la memoria co- evolución de los movimientos sociales, con
lectiva. Sabemos que, desgraciadamente, la ardua batalla por la conquista y el ejerci-
en Brasil hasta los registros históricos oficia- cio de la ciudadanía y con los desafíos colo-
les muchas veces se pierden. ¿Qué decir en- cados por la construcción de un programa
tonces sobre las experiencias alter nativas de democrático-popular para el Brasil de hoy
organización social y política? Los sujetos así como del socialismo democrático como
históricos populares fueron, y en buena me- proyecto histórico.
dida continúan siendo, olvidados en la me- De este modo, de manera coherente
moria nacional entre otras cosas porque sus con su vocación democrática, el PT asume
registros son destruidos, degradados o están su compromiso no sólo con la preservación
tan fragmentados y dispersos que ni la más de la documentación histórica sino también
abnegada investigación es capaz de recons- con la garantía de libre acceso a ella por
truirlos plenamente. parte de los ciudadanos. Lejos de construir
La Fundación Perseu Abramo se empe- una historia oficialista y autocelebratoria, a

* Fundación Perseu Abramo.

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


Entrepasados - Nº 26, principios de 2004: 187-194
contribución fueron invitados a integrar el ción Nacional del PT compuesto por docu- dación Perseu Abramo decidió crear el Cen-
comité especialistas en diferentes temas y mentos producidos desde 1980, una colec- tro Sérgio Buarque de Holanda, organismo
aspectos de nuestra historia, pertenecientes ción relativa a los movimientos anteriores a que asumió desde ese momento la responsa-
a su vez a distintas instituciones de investi- la conformación del partido y la significativa bilidad por mantener la continuidad de las
gación de varias regiones del país. colección de publicaciones y audiovisuales actividades y la expansión de los trabajos de-
Entre las actividades que marcaron los editados por el partido, por los movimientos sarrollados por el proyecto Memoria & His-
ejemplo de lo que muchas veces ocurrió con primeros años del proyecto cabe resaltar los sociales, organizaciones no gubernamenta- toria. Instalado en espacio propio y adecua-
la izquierda en el pasado, el partido preten- seminarios nacionales e inter naciones en les nacionales y extranjeras, y por las prefec- do para sus finalidades, el centro se integra
de estimular la investigación abierta, crítica colaboración con varias universidades (USP, turas y parlamentos. Paralelamente también con otras experiencias desarrolladas por
y plural. Preservar la memoria del PT, sub- UNICAMP, UNESP y PUCSP) sobre el mo- han sido identificados y organizados de mo- centros universitarios, organizaciones no gu-
sidiar la investigación, reflexionar sobre su vimiento estudiantil, las luchas sindicales y do preliminar diversos fondos y colecciones bernamentales, movimientos sociales, archi-
trayectoria y analizar su inserción en el con- la conmemoración de los acontecimientos personales de dirigentes políticos. vos públicos y entidades ligadas a las Igle-
texto histórico más amplio de desenvolvi- de 1968 en Brasil, Francia, Alemania a Gran parte de esa documentación se en- sias, que a lo largo de las últimas décadas se
miento de la nación brasileña son tareas treinta años de ese movimiento. Este último contraba en estado precario de conserva- han empeñado en rescatar las fuentes docu-
complementarias. Ellas se articulan con la evento contó con el apoyo de los gobier nos ción, lo cual hacía difícil la tarea de los estu- mentales fundamentales para el estudio de la
meta de fomentar en el partido y en su ba- de Francia y Alemania, la Alianza Francesa diosos, tanto del país como del extranjero, historia política del Brasil, más allá de la óp-
se social una comprensión más amplia y y el Instituto Goethe, junto con la sección interesados en analizar los movimientos so- tica de su elite política, económica y social.
profunda de los desafíos, los dilemas y las de San Pablo del PT y como resultado fue ciales y políticos que dieron origen al PT, su Al mismo tiempo, busca integrar este traba-
posibilidades vividos en el presente al colo- publicado el libro Rebeldes e contestadores organización y el papel que habían desem- jo relacionado con la preservación, organi-
carlos en perspectiva histórica. De esta ma- por la editorial de la Fundación Perseu peñado en la vida política brasileña. Del zación y acceso a la documentación con el
nera se rescata la dimensión histórica de la Abramo. La misma editorial publicó tam- mismo modo el estado de los documentos desenvolvimiento de las investigaciones, es-
acción política y la conciencia del conoci- bién Partido dos Trabalhadores: resolu- impedía que fuesen utilizados por el propio timulando tanto el análisis global de la tra-
miento histórico como un recurso estratégi- ções de Encontros e do Congressos, ins- partido en su acción política y para reflexio- yectoria del partido como de los aspectos
co fundamental. trumento de investigación fundamental pa- nar sobre su trayectoria y el trabajo de for- sectoriales y temáticos de su práctica políti-
El proyecto Memoria & Historia fue es- ra el estudio del PT y de la historia política mación política. ca, contribuyendo de este modo a una eva-
tablecido en 1997 por la Fundación Perseu y social reciente del país. Luego del proceso inicial de rescate y luación de la actuación partidaria.
Abramo buscando estimular la investigación La actividad del proyecto Memoria & tratamiento de los documentos el proyecto El Centro Sérgio Buarque de Holanda-
académica sobre la historia social brasileña y Historia incluyó también la producción de pasó a atender, desde inicio de 1998, las de- Documentación y Memoria Política actúa
contribuir a recuperar la documentación pro- las exposiciones fotográficas Trajetórias mandas de diversos investigadores, académi- fundamentalmente en cuatro ámbitos:
ducida por el PT, por militantes de base, por (que generó la publicación del mismo nom- cos y público en general. Como parte de es-
los líderes partidarios y por los militantes de bre) y PT 20 años traço a traço que, por te trabajo fueran elaboradas guías, listas e 1) Preservación, organización y acceso a la
los movimientos sociales. En los primeros medio de la selección de publicaciones en instrumentos provisorios a fin de organizar documentación del PT.
años de actividad y bajo la coordinación de diversos órganos de prensa, recuerda im- la documentación y la consulta. Así se res- 2) Producción y fomento de investigacio-
Marco Aurélio García se marcaron las líneas portantes momentos de la historia política y pondieron las solicitudes de varios organis- nes y de la reflexión sobre la historia del
directrices generales y se definieron las áreas social de los últimos veinte años. Se produ- mos de la estructura partidaria para localizar partido, su momento histórico y su base
de actuación que habrían de caracterizar el jo además un CDRom que recupera cancio- y procesar documentos e informaciones y social.
desarrollo posterior del proyecto. nes compuestas para el partido o inspiradas materiales históricos así como nos hemos 3) Integración entre producción académica
Una importante contribución para la de- en su lucha por la democracia y la justicia orientado a la definición de procedimientos sobre la historia de la sociedad brasileña
finición de las líneas estratégicas fue dada social en el país. para organizar tanto la documentación acu-
por el Comité de Historia de la Fundación Pero la actividad de mayor envergadura mulada como el documento de uso corrien-
que, del mismo modo que lo ocurrido en desarrollada por el proyecto e implementada te y los que serán generados en el futuro.
otras áreas de actuación, estableció un ór- por el equipo técnico bajo la orientación de Fue a partir del balance de los significati-
gano consultivo y asesor del proyecto. Con la coordinadora asistente Maria Alice Vieira vos resultados alcanzados y de la experiencia
la meta de diversificar y enriquecer esta fue la recuperación del acervo de la Direc- acumulada en estas actividades que la Fun-

Archivo
) 188 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 189 (
y la acción política relacionada con su La investigación y genera- medio de la asociación con al- 11) Recortes de prensa producidos por el
transfor mación. ción de documentos están pro- gunas de estas instituciones el PT con materias relativas a temas de
4) Rescate de la memoria de las luchas po- fundamente ligadas al trabajo centro ha realizado el releva- interés del partido.
pulares y construcción de políticas públi- de historia oral, por inter medio miento, el análisis y la preserva- 12) Colecciones de cintas de video produci-
cas de preservación y acceso democráti- de la cual el centro pretende generar un am- ción de documentos personales de militan- das para campañas y programas de te-
co a los registros oficiales. plio banco de documentos de militantes que tes, así como el estudio de las mejores al- levisión del PT.
den cuenta de la historia del PT. La selec- ter nativas para colocarlos a la consulta pú- 13) Colecciones de fotografías relacionadas
El primer punto responde a las tareas ción de testimoniantes para las entrevistas blica. Participa incluso de otras acciones con la historia del PT.
básicas de responsabilidad directa del cen- será realizada contemplando la diversidad buscando colaborar con el desarrollo de un 14) Biblioteca del Directorio Nacional del
tro, que abarcan antes que nada la gestión social, política y regional que caracteriza al amplio movimiento de rescate de la memo- PT.
de la producción documental del PT, inclu- partido en todo el país, para asegurar la ria y de la reflexión sobre la trayectoria his- 15) Colecciones de objetos tridimensiona-
yendo la orientación de los organismos par- multiplicidad de puntos de vista y de expe- tórica de la izquierda y de los movimientos les producidos por el PT (camisetas,
tidarios sobre el proceso de generación, or- riencias susceptibles de ser registradas. sociales en el Brasil y en el mundo. gorras, broches, etcétera).
ganización, preservación y creación de con- El tercer campo de actuación del centro Se solidariza también con los esfuerzos 16) Colección de carteles del PT.
diciones adecuadas de acceso a la docu- es la construcción de for mas de diálogo en- que procuran el desenvolvimiento de una
mentación escrita, iconográfica y visual pro- tre la reflexión histórica generada en las ins- política de preservación del patrimonio his- Como responsable de la documentación
ducida o recibida oficialmente por el parti- tituciones universitarias y centros de investi- tórico, gestión de archivos públicos y demo- per manente del PT el centro mantiene bajo
do. Esta actividad se desarrolla a nivel na- gación, el partido y su base social por me- cratización del acceso de los ciudadanos a la su custodia directa el archivo y la biblioteca
cional y por medio de la orientación de pro- dio de la organización y participación en documentación generada y mantenida por del Directorio Nacional, además de otras
yectos pilotos en los diferentes estados. De eventos como seminarios y publicaciones los poderes públicos, compromiso cuya di- colecciones conexas.
este modo se asegura el cruce de infor ma- esporádicas. El principal instrumento para mensión se amplía en la medida en que el El archivo per manente está compuesto
ciones necesarias para la investigación así su profundización será la colección “Histo- PT asume las responsabilidades cada vez por una colección de documentos pre PT,
como la unifor midad de procedimientos so- ria del pueblo brasileño”, un canal de articu- mayores de gestión pública en todo el país. por el fondo de la Dirección Nacional y
bre la producción y guarda de los documen- lación de la producción historiográfica re- El acervo del centro incluye los siguien- también por los fondos creados por el par-
tos desde el momento en que son elabora- ciente en una relectura global del proceso tes componentes: tido en el ámbito nacional y ya extinguidos,
dos por los distintos organismos e instan- de for mación y desenvolvimiento de la so- como la Fundación Wilson Pinheiro y el dia-
cias del partido. ciedad brasileña que, al mismo tiempo, bus- 1) Publicaciones periódicas del la Direc- rio Brasil Agora.
El centro produce también su propia in- ca volver esta producción accesible a un pú- ción Nacional del PT. El fondo del Directorio Nacional se
vestigación sobre el PT, su contexto, origen blico no especializado. De esa colección ya 2) Publicaciones sueltas de la Dirección compone de documentos producidos y acu-
y desarrollo, lo que incluye obras de carác- fueron publicados nueve volúmenes. Otra Nacional del PT. mulados por esta instancia desde la crea-
ter referencial, productos que conmemoran iniciativa importante en esta área fue la rea- 3) Publicaciones de las tendencias del PT. ción del partido, en 1980, hasta las eleccio-
momentos relevantes de la historia partida- lización en 2003 del seminario inter nacio- 4) Otras publicaciones del PT. nes del V Directorio Nacional, en 1987.
ria y los trabajos de naturaleza propiamente nal “Historia y perspectivas de la izquierda” 5) Publicaciones de la izquierda brasileña Con los triunfos electorales en importantes
analítica. Al mismo tiempo, procura estimu- que contó con la participación de especialis- de la década de 1970. municipios brasileños en 1988 y la campa-
lar el desarrollo y la calificación de la pro- tas de doce países y cuyos resultados serán 6) Documentación textual permanente del ña presidencia de 1989 el PT pasó a en-
ducción académica relativa a la historia del publicados a fines de este año. Directorio Nacional del PT (1980-1987). frentar nuevos desafíos políticos, que lleva-
partido, en el ámbito nacional e inter nacio- En fin, por medio del centro la Funda- 7) Documentación textual per manente del ron al desarrollo de una estructura inter na
nal, especialmente al facilitar el acceso ción Perseu Abramo integra un amplio movimiento pro PT (1978-1980). más compleja.
a la documentación partidaria al campo de instituciones comprometidas con 8) Libros de Actas del Dirección Nacional El recorte temporal adoptado
integrar copias de esta docu- el rescate de la memoria de la acción polí- del PT. para definir la documentación
mentación e instrumentos de tica de las clases populares y de las fuerzas 9) Dossier de los encuentros y congresos permanente (1980-1987) refleja
consulta a los acervos de natu- políticas que, a lo largo de la historia del Nacionales del PT. en parte un cambio en la estruc-
raleza similar en instituciones de Brasil, se empeñaron en la construcción de 10) Dossier de las campañas electorales del tura organizacional del partido,
referencia. proyectos de transfor mación social. Por PT. aunque ella no se adoptaba lineal-

Archivo
) 190 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 191 (
mente. Los documentos generados en los sin contar con la experiencia y la colabora- nados con la historia del partido, más allá de políticas de gestión de documentación
diez encuentros, en los dos congresos nacio- ción de investigadores e instituciones que en de su valor intrínseco, complementan y en- para el conjunto de la estructura partidaria,
nales del partido y en las campañas presi- las últimas décadas desarrollaron un trabajo riquecen la documentación institucional que lo que incluso exige establecer el cuadro de
denciales de 1989, 1994, 1998 y 2002, pionero en la preservación de la memoria de hoy se encuentra bajo custodia del Centro los dispositivos definitivos y el cuadro tempo-
por ejemplo, ya se encontraban bajo la cus- las luchas populares y en el análisis de la his- de Documentación. ral a partir del cual se establecerá en qué mo-
todia del centro, organizados en com- toria nacional a la luz de las mismas. Está prevista en este convenio la pro- mento cada tipo de documento pasará a ser
pilaciones específicas. Lo mismo su- En sus diferentes áreas de actua- ducción de catálogos colectivos y otros ins- clasificado como “histórico” y transferido al
cede con la documentación audio- ción el centro se propone incre- trumentos de investigación con el objetivo centro para su consulta.
visual e iconográfica que es envia- mentar las colaboraciones pun- de colocar a disposición del público la infor- Desde la perspectiva del centro, el énfa-
da al centro después de cumplir tuales y sistemáticas iniciadas por mación sobre los acervos existentes en cada sis pasa a ser cada vez más la ampliación
las funciones que determinaron el Proyecto Memoria & Historia una de las instituciones, acción que debe in- de las posibilidades de acceso a la docu-
su producción. como un amplio abanico de insti- cluir a otras entidades amigas. Por medio de mentación con el uso de recursos de catá-
Respecto del acervo fotográ- tuciones de investigación, tanto este banco de datos y con el establecimien- logos on line, la digitalización y la microfil-
fico del Directorio Nacional cabe en lo que respecta a las acciones to de criterios archivísticos capaces de mación, así como la producción y el cono-
registrar que la for mación y la orga- del ámbito nacional como a los pro- orientar el flujo per manente de la documen- cimiento sobre el acervo en la for ma de ins-
nización adoptada asegura el respeto yectos pilotos desarrollados en cada tación partidaria se pretende referenciar de trumentos de investigación. Un ejemplo de
a los derechos de autor, estando la utiliza- estado. for ma integrada los distintos acervos y bi- esta nueva fase es el proyecto de microfil-
ción y divulgación de ese material condicio- El modelo de estas redes es el convenio bliotecas localizados en organismos partida- mación de la documentación histórica del
nadas a la autorización de los respectivos de cooperación firmado en 1997 entre la rios e instituciones universitarias. PT, realizado en sociedad con el Archivo
detentores. Fundación Perseu Abramo, el Archivo Ed- Más allá de proporcionar este acceso re- del Estado de San Pablo y el apoyo del Pro-
Además de esta documentación física- gard Leuenroth (AEL) y el Centro de Investi- moto, el centro consta de un equipo capa- grama para Bibliotecas y Archivos del Cen-
mente conservada en el centro, se poseen gación y Documentación Social de la Uni- citado para auxiliar y orientar al investiga- tro David Rockefeller para estudios latinoa-
también las referencias a los acervos parti- versidad Estadual de Campinas. Este acuer- dor en su sede. Las visitas tendrán que ser mericanos de la Universidad de Harvard.
darios estaduales, de archivos y colecciones do prevé, más allá de la orientación técnica solicitadas por teléfono o por correo elec- En la primera fase del proyecto, fueron mi-
conexas y de fondos y colecciones persona- de intercambio permanente de experiencias, trónico, llenando una ficha donde se deberá crofilmadas las colecciones completas de
les ligados a la historia del partido, conser- la guarda por AEL de las copias de la docu- infor mar sobre el tema de la investigación y publicaciones como el Jornal dos Trabal-
vados en instituciones universitarias de todo mentación nacional permanente del PT una el material que se quiere consultar. hadores, el Boletim Nacional, la revista
el país. vez que ésta se encuentre debidamente in- El desarrollo del trabajo del centro entró Teoría e Debate, el infor mativo Linha Di-
En la biblioteca del Directorio Nacional ventariada y microfilmada. Posteriormente en una nueva fase a partir de 2003 cuando, reta, el PT Noticias, entre otros materia-
se encuentran periódicos y publicaciones fueron realizados también importantes como consecuencia del trabajo de rescate y les, incluso actas y documentos varios. El
sueltas del PT y sobre ellas, así como asun- acuerdos con instituciones como el Núcleo organización de la documentación partidaria catálogo completo de los cuarenta rollos de
tos relacionados con movimientos sociales y de Investigación Histórica de UFGRS, Labio desarrolladas por nuestro equipo, fue microfilmes (cerca de 50 mil páginas)
políticos, política y economía nacional e in- (UFF), Amorj (UFRJ), CeNedic (USP), el Ar- creado el Núcleo de Gestión Docu- está disponible on line en el sitio
ter nacional y políticas públicas. chivo del Estado de San Pablo y el CPDOC. mental del PT, vinculado a la Secre- de la Fundación Perseu Abramo
También integran el acervo del centro En el ámbito internacional realizamos un in- taría de Organización del partido (www.fpabramo.org.br) y copias
copias de tesis, disertaciones y otros traba- tercambio regular con el Instituto Internacio- (SORG). Este nuevo paso proviene de microfilmes ya pueden ser
jos de investigación sobre el partido y su ac- nal de Historia Social de Amsterdam. de la comprensión de que el parti- consultados por el público en la
tuación desarrolladas en instituciones nacio- La colaboración incluye también el de- do debe construir una política glo- sede del Centro Sérgio Buarque
nales y extranjeras, identificadas a partir de sarrollo de estrategias conjuntas para la pre- bal de gestión de la información y de Holanda, en el Archivo del
un amplio inventario que se mantendrá ac- servación de acervos personales de dirigen- de documentación, tanto para el uso Estado de San Pablo, en el Archi-
tualizado. tes y de líderes políticos vinculados al parti- corriente como para la constitución de vo Edgar Leuenroth (UNICAMP),
Un trabajo de la envergadura como la do y a la izquierda brasileña para colocarlos acervos públicos permanentes. En este en la biblioteca de la Universidad de
que se propone realizar el Centro Sérgio a disposición de los investigadores. Estos nuevo momento, el núcleo pasa a asumir las Harvard y en el Instituto Inter nacional de
Buarque de Holanda no hubiera sido viable fondos personales, profundamente relacio- funciones de regulación y desenvolvimiento Historia Social de Amsterdam.

Archivo
) 192 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 193 (
En la segunda fase del trabajo –que será
iniciada en breve y que cuenta con el apoyo
so democratizado, destinados al per feccio-
namiento de la producción de conocimien- Reseñas
de la Universidad de Harvard (el subsidio fue to histórico, puede ser fructífera. El delicado
aprobado en febrero de 2004)– tenemos la equilibro entre ambos aspectos, que no es-
expectativa de producir como mínimo tán libres de tensiones, es un desafío gran-
ochenta rollos, totalizando en el próximo de y per manente que necesita ser enfrenta-
año cerca de 150 mil páginas microfilmadas. do. Es fundamental la multiplicación de es-
En este año de 2004 serán microfilmados tas experiencias y su articulación en el sen-
también los diarios Em Tempo, O Trabalho, tido de generar transfor maciones más am-
Convergencia Socialista y las noticias rela- plias de la triste realidad de los archivos his-
cionadas al partido y a la historia reciente del tóricos brasileños. Para ello es fundamental
país. el involucramiento de los historiadores com-
La experiencia de for mación del Centro prometidos con la creación de condiciones
Sérgio Buarque de Holanda demuestra que para el desenvolvimiento de una historia so-
la relación entre una institución destinada cial de la política.
primordialmente a realizar la historia institu- (Traducción: Mirta Zaida Lobato)
cional y la generación de acervos con acce-

Archivo
) 194 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
Ricardo Salvatore, Wandering Paysanos. State Order
and Subaltern Experience in Buenos Aires during
the Rosas Era
Durham-Londres, Duke University Press, 2003, 523 pp.

la agenda historiográfica thompsoniana, en

W
andering Paysanos es un libro
que muchos esperábamos. La una versión que per mite incorporar, a la
frondosa y versátil producción de vez, cierta libertad analítica de los estudios
su autor, Ricardo Salvatore, había anticipa- culturales. La historia “desde abajo” que re-
do algunos de sus elementos y sugerido lata es asimismo explícitamente tributaria
muy diversas vertientes de investigación so- de las investigaciones de James Scott sobre
bre el período rosista, que iban desde el las estrategias de resistencia campesina en
análisis de los rituales políticos a las culturas el sudeste asiático, cuyo llamado a la re-
legales, del mercado laboral a la reconcep- construcción de los “textos ocultos” ha ins-
tualización del caudillismo. Este libro nota- pirado a muchos estudiosos de la construc-
ble reúne estos y otros elementos en una ción del Estado en las sociedades latinoame-
suerte de generoso fresco, levantado sobre ricanas. Los ecos de esta múltiple filiación
un denso terreno hecho de la puesta en re- confluyen en un alineamiento teórico explí-
lación de muchas capas de investigación. cito, el de la agenda programática de los es-
Hay algo de gran río en este libro, a cuyo tudios subalter nos, que admite en su seno
cauce confluyen afluentes cercanos y leja- estas y otras perspectivas. Salvatore es un
nos, conocidos y absolutamente desconoci- activo promotor de la opción historiográfica
dos. Un nostálgico de esas obras de gran por el punto de vista del sujeto subalter no,
aliento cada vez más escasas en nuestro y en este sentido su libro puede ser leído co-
acelerado mundo académico estaría tentado mo su aporte más sustantivo a la promo-
a decir “libro como los de antes”, si no fue- ción de los postulados de este grupo entre
ra porque su propósito es, precisamente, los investigadores de América Latina. Con
romper con tantos de sus antepasados. lo cual es claro que la apuesta teórica más
El complejo ar mazón teórico-metodoló- explícita de Wandering Paysanos adquiere
gico que sustenta esta investigación debe pleno sentido allá (en ese mundo académi-
mucho a una rara combinación de familiari- co cosmopolita esencialmente radicado en
dad con la historia económica –a la que Sal- Estados Unidos), no acá. En realidad, se in-
vatore recurre más visiblemente para descri- serta paralelamente en ambos mundos,
bir los caminos del mercado, en los tramos aunque los modos de anclaje de su discusión
iniciales de la obra– con una sintonía, con- están bien diferenciados. Aunque siempre
ceptual pero también sensible, con los te- crítico y activo, el vínculo con la bibliografía
mas de la historia social y cultural. Los inte- inter nacional refleja las gozosas filiaciones
rrogantes que recorren el asombroso archi- de un infor mado lector de historia sociocul-
vo que alimenta esta obra tienen mucho tural; la presencia de la historiografía local,
–en temática, vocabulario y sensibilidad– de en cambio, está puntuada de fobias –hay

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


) 197 (
muchos libros sobre el período rosista que de desfamiliarización con las imágenes con- tado persigue, según lo han oído en esas im- Pero este libro-río tiene muchos más afluen-
están allí para ser contestados, como con- sagradas de la sociedad rosista, reserva un perfectas transmisoras de la información tes. Trabajo de envergadura excepcional,
trapunto que contribuye a la nitidez de una espacio muy marginal a unitarios e intelec- que eran las pulperías. Igualmente dinámico caleidoscópico en su espectro, desafiante
argumentación propia–. tuales románticos, y a las visiones centradas y matizado es el cuadro de la administración en sus postulados historiográficos a la vez
Pues si aludimos a este libro como un en sus discursos. Cuántas consecuencias se de justicia penal y el sistema punitivo, uno que artesanalmente puntillista en su manu-
fresco, si su meticuloso cuidado en el deta- siguen del punto de vista escogido por el de los temas recurrentes del libro. Combina- factura, Wandering Paysanos recobra todo
lle habla a cada paso de la calidad de histo- historiador es notable al constatar hasta ción de discrecionalidad en ciertos niveles y un universo. Los trabajadores de aquella
riador de su autor (en el sentido más artesa- dónde llega la refor mulación de ese pasado control meticuloso en otros, de igualdad an- provincia de Buenos Aires no hubieran po-
nal del oficio), de ninguna manera es para una vez corrido el lugar desde el cual es in- te la ley y castigo ejemplar: el cuadro que dido desear indagación más rica de su suer-
sugerir que Wandering Paysanos es un li- terrogado: las visiones frescas del Estado, muestra la contigüidad de prácticas e imagi- te. Sólo queda esperar que su voz, recobra-
bro soft. Se trata de un trabajo desafiante, del liberalismo (cuya apropiación selectiva narios habitualmente asociados a universos da por este diestro historiador, también re-
que abre proclamando su intención de des- por parte de los paisanos per mite recons- penales tan opuestos ayudará mucho a pen- cobre las inflexiones de su lengua original:
montar arraigados constructos sobre el pa- truir un coherente “liberalismo popular”, de sar tantos rasgos contradictorios del imagi- que algún editor local per mita a los paisa-
sado argentino y que –en buena medida– la guerra civil, de la naturaleza de la ciuda- nario punitivo posterior. nos de la campaña rosista hablar con las
cumple su promesa (la apelación ocasional danía, de derechos y deberes. Justicia y castigo son una dimensión im- mismas palabras que tantas veces usaron
a neologismos a lo largo del camino no pa- ¿Dónde buscar a estos trabajadores ru- portante de esta investigación, y la que esta para dirigirse al poder que los interrogaba.
rece ajena a esta vocación de distinción). Li- rales? En el mercado, la guerra, la prisión, lectora mejor puede apreciar críticamente. Lila Caimari
bro importante entonces, y bien consciente la pulpería. Hecho en buena medida sobre
de su importancia, establece su singularidad base de archivos de la represión –policiales,
mediante la reconstrucción del pasado des- carcelarios, judiciales– Wandering Paysa-
de el punto de vista de un sujeto subalter no nos está matrizado para privilegiar una his-
colectivo: los peones nómadas de la provin- toria de subjetividades subalter nas for mula-
cia de Buenos Aires. La escena en la que da en tér minos de hegemonía y resistencia. Enrique Mases, Estado y cuestión indígena.
transcurre –la campaña bonaerense de la Esto per mite descubrir muchos intersticios
era rosista– es cruzada por una infinidad de en los laberintos del control social rosista:
El destino final de los indios sometidos
personajes que trabajan, se mueven (para una conclusión importante del libro es que en el sur del territorio (1878-1910)
trabajar más, o para escapar a los muchos el Estado que emerge de esta reconstruc-
peligros de aquella pampa), van a la guerra, ción parece una maquinaria dirigida al disci- Buenos Aires, Entrepasados-Prometeo Libros, 2002, 226 pp.
hacen uso bien selectivo de la ley, cuidan su plinamiento de clase mucho más que al te-
apariencia, viven la experiencia política, ne- rror político. Pero hay un precio a pagar han podido conocerse mejor las formas de

E
stá fuera de duda que en los últimos
gocian con conciencia de sus derechos y uti- por esta perspectiva, que deja pocos resqui- veinte años de producción historio- organización de aquellas sociedades y las
lizan astutamente la cuota de poder que les cios para pensar disfuncionalidad estatal al- gráfica, las investigaciones sobre las complejas relaciones que mantenían con la
reservó una economía agudamente necesi- guna, o para descubrir otra lógica de acción sociedades indígenas comprendidas en el ac- población criolla, es menos lo que se sabe
tada de su mano de obra. popular que la de contestación sistemática tual territorio argentino han logrado muy im- respecto de la realidad de los indígenas tras
Los paisanos de esta historia están muy del poder. portantes avances que han permitido enfren- las ofensivas militares que pusieron fin a la
lejos de la multitud anónima y amor fa, alter- Este peligro es, no obstante, muchas ve- tar críticamente las imágenes etnocéntricas existencia de las últimas fronteras internas.
nativamente paralizada por el terror o por ces sorteado gracias a la complejidad con la que exploradores, viajeros, políticos y milita- En su libro, versión modificada de su tesis
la seducción de Rosas. Son sujetos con que se interrogan esos documentos. La in- res dieron de aquéllas. No obstante, por lo doctoral, Enrique Mases acomete la tarea de
nombre y apellido, voz y racionalidad críti- formación que traen los paisanos al cuadro, general, ese creciente conjunto de estudios analizar cuál fue el destino final de los indíge-
ca. El centro de gravedad está allí donde es- por ejemplo, es siempre puesta en relación ha permanecido limitado al período previo a nas del sur del que a la postre quedaría afir-
tán las visiones de la sociedad de estos mi- con las sucesivas torsiones y refracciones de la conquista militar que el Estado nacional mado como territorio argentino.
les de trabajadores rurales, allí donde están su transmisión en la campaña; con la distan- lanzó sobre las sociedades indígenas de los Contra el tono dominante en la literatu-
sus razones. Decisión crucial de investiga- cia, siempre señalada, entre lo que el Estado espacios chaqueño y pampeano-patagónico ra existente sobre el tema, marcada por el
ción que, en una operación muy deliberada persigue y lo que los peones creen que el Es- hacia fines del siglo XIX. De este modo, si carácter militar y fuertemente etnocéntrico

Archivo
) 198 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 199 (
de sus productores, Mases encuentra un der nizadora. No obstante, durante el man- ferentes misiones religiosas, que intentaron res y niños, especialmente– hasta la incor-
modo original de aproximarse al problema dato de Alsina al frente del Ministerio de colocarse como depositarios de los destinos poración de los varones en el ejército y la
de los indígenas en los tiempos del “orden Guerra, la decisión de erradicar el “desier- finales de los indígenas sometidos. Aunque marina o su distribución en ingenios azuca-
conservador” al considerar que el mismo to” no implicaba necesariamente la desapa- ese Estado nacional flamantemente consoli- reros de Tucumán y establecimientos rura-
debe ser entendido como una arista más del rición del indígena sino que, por el contra- dado reservó para sí la resolución de la les de otras provincias. Tanto como los des-
proceso de moder nización en el que las eli- rio, las apuestas políticas iban dirigidas a lo- cuestión indígena –cediendo muy poco te- tinos anteriores, las irregularidades y los
tes embarcaron a la sociedad argentina ha- grar la transfor mación del indígena por un rreno en la misma a las misiones religio- abusos cometidos en la distribución de indí-
cia fines del siglo XIX. Desde esta perspec- cada vez más frecuente e intenso contacto sas–, estuvo lejos de lograr definir una úni- genas por parte de militares y familias de la
tiva, la cuestión indígena no se manifiesta con la “civilización”. Pero esa política de ca política para enfrentar el problema de los elite porteña produjeron en muchos casos
simplemente como un problema de territo- avance progresivo sobre la frontera, mate- indios vencidos. En realidad, como Mases la ruptura de las unidades familiares. Y fue-
rialidad irresuelta durante el siglo XIX, sino rializada en la zanja ideada por Alsina, llegó sostiene, las respuestas del Estado frente a ron esas mismas irregularidades resultantes
como un aspecto significativo de las profun- a su fin con la muerte de este último y su la cuestión indígena cabalgaron sobre las de la connivencia entre altos militares y po-
das transfor maciones a las que se vieron so- reemplazo por Julio Roca en 1877. A par- necesidades de la coyuntura. derosas familias las que, denunciadas por la
metidos distintos grupos humanos en razón tir de entonces, tanto el “desierto” como los No obstante, el interés del autor por prensa y por órdenes religiosas, llevaron a
de la definitiva afir mación de una economía indios aparecen representados como los analizar el destino que conocieron las socie- los gober nantes a observar la necesidad de
capitalista y de la consolidación del Estado enemigos a vencer, emprendiéndose casi in- dades indígenas de los espacios pampeano buscar una solución alter nativa a un sistema
nacional argentino. A ello se debe la insis- mediatamente una política militar de neto y patagónico tras su derrota militar no se de distribución que producía más inconve-
tencia de Mases en señalar que la “cuestión carácter ofensivo que contrastaba con la agota en lo que gober nantes e intelectuales nientes que soluciones.
indígena” está profundamente ligada a la combinación de batallas y racionamientos pensaban sobre los indígenas y en las polí- Distintos proyectos –concretados o no–
más general “cuestión social” que represen- con que se habían resuelto en las décadas ticas que diseñaron en consecuencia. Por el de for mación de colonias agrícolas para
taba uno de los puntos más candentes de la anteriores las relaciones con las sociedades contrario, dedica la mayor parte de su libro emplazar a los indígenas e incorporarlos a
agenda política de las elites gober nantes y indígenas de la frontera sur. Pero, como lo a la puesta en práctica de esas políticas y a la “civilización” por medio del trabajo de la
que, en rigor, estaba muy lejos de limitarse demuestra Mases, la llamada “conquista del las consecuencias que tuvieron sobre las so- tierra, son analizados en el cuarto capítulo
a los problemas que para ellas representaba desierto” (1878-1885) estuvo lejos de re- ciedades indígenas, procurando así recoger del libro. El hecho de que desde el propio
el emergente movimiento obrero. Así, el presentar alguna especie de solución defini- la tradición de la historia social, siempre Poder Ejecutivo se creara en 1885 un pro-
pensamiento de intelectuales, los debates tiva a la cuestión indígena. Bien por el con- preocupada por comprender un proceso yecto de ley sobre colonización indígena es
parlamentarios y los discursos emitidos por trario, si la desaparición de las fronteras in- histórico sin desatender a las experiencias altamente significativo de las transfor macio-
la prensa de la época constituyen senderos ter nas y la ocupación del territorio trajo concretas de los sujetos subalter nos. Ha- nes que se operan en la imagen del indíge-
por los que en el libro se da cuenta de las consigo “una gran seguridad” –según el ciendo uso de variadas fuentes para enfren- na. A partir de entonces, de hijo indómito
sucesivas y cambiantes imágenes que las eli- propio Roca– a la clase terrateniente, la eli- tar el carácter fragmentario del material em- del desierto salvaje, el indio comenzará a
tes elaboraron sobre los indígenas. te gober nante se vio ante el nuevo proble- pírico disponible –las cuales incluyen regis- ser visto como trabajador agrícola y como
Tras repasar las relaciones existentes ma de qué hacer con los indígenas venci- tros parroquiales, diversos periódicos e in- ciudadano argentino. Fue tanto la necesi-
durante los tres primeros cuartos del siglo dos. Si bien en ningún momento quedó fue- for mes militares, entre otros–, Mases trata dad de poner en producción los nuevos te-
XIX entre la población criolla y las diferen- ra de duda a políticos e intelectuales que los de reconstruir los resultados de las sucesivas rritorios conquistados como la de encontrar
tes parcialidades indígenas que habitaban la indígenas debían ser retirados del estado de políticas adoptadas por el Estado para resol- reaseguros identitarios frente a los riesgos
frontera meridional, Mases halla una trans- salvajismo que observaban en estos últimos, ver el acuciante problema de qué hacer tan- de disgregación nacional que las elites go-
for mación fundamental en la mirada de la el deter minar quién debía hacerse cargo de to con los indios vencidos como con los que ber nantes veían en el fuerte flujo migratorio
elite gober nante sobre los indígenas hacia esa tarea y cómo resultaba posible la misma se rindieron sin siquiera presentar combate. que recibía la Argentina lo que deter minó
mediados de la década de 1870. En efecto, fue objeto de encendidas controversias pú- En el capítulo III se analiza la distribución de esa rápida mutación en la imagen del indí-
a partir de la presidencia de Avellaneda no blicas. De esta manera, Mases muestra en indígenas que se mantuvo hasta la finaliza- gena. Si bien es cierto que gober nantes e
serán ya sólo las relaciones con el indio el qué medida la cuestión indígena se convirtió ción de las campañas militares en 1885. intelectuales tenían plena conciencia de la
problema a resolver, sino que la erradica- en un terreno de per manentes disputas en- Allí se da cuenta de los diferentes destinos evidente alteridad del indígena, el principio
ción misma del “desierto” es el objetivo tre el Estado nacional, una clase terrate- que se dieron a los indígenas, los cuales van de territorialidad a partir del cual tendieron
principal de esa elite de fuerte vocación mo- niente siempre ávida de brazos baratos y di- desde el empleo doméstico –para las muje- a definir la pertenencia nacionalitaria no les

Archivo
) 200 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 201 (
impedía considerarlos parte de la nación ar- rales de los nuevos territorios ocupados. En y, en consecuencia, su disciplinamiento se- Centenario. Si bien a partir de esa frontera
gentina. Podría decirse que si hacia la déca- realidad, este último destino no sólo resultó rá una urgencia que asumirán instituciones temporal la identificación de los indígenas
da de 1870 el indígena era considerado un del escaso apoyo del Estado nacional a las específicas. En ese tránsito, si la solución a en los archivos comienza a hacerse más
enemigo de la “civilización”, tras la finaliza- colonias agrícolas indígenas o de la cesión la cuestión indígena había comenzado sien- complicada para el historiador –debido a la
ción de las campañas militares y aun más de tierras improductivas para algunas par- do de carácter militar, tras la conquista ce- adopción de nombres y apellidos que no
claramente con el aumento de población in- cialidades. Tanto la preocupación de los rrada en 1885 la resolución de aquel pro- son propiamente indígenas, como también
migrante hacia fines del siglo XIX pasará a propietarios rurales por asegurarse una pro- blema pasará a ser considerada por largas a la nomenclatura abstracta empleada por
ser entendido por las elites como parte de la visión per manente de mano de obra barata décadas un asunto policial. los funcionarios de los nuevos territorios,
“nacionalidad” a la que ter minaría de incor- como las representaciones del indígena ela- Por último, podría decirse que el libro para quienes los indígenas son registrados
porarse en la medida en que se convirtiera boradas por algunos políticos e intelectuales de Enrique Mases constituye, además de un simplemente como ciudadanos argentinos–,
en un agente productivo y asumiera las obli- –para quienes conceder tierras a los indíge- estudio de los variantes modos en que el Es- no es menos cierto que el estudio de las so-
gaciones cívicas del buen ciudadano. Pero, nas significaba mantener la naturaleza indo- tado nacional argentino enfrentó la cuestión ciedades indígenas en la Argentina del siglo
como señala Mases, a pesar de los discursos lente y depredadora que les atribuían a es- indígena en los tiempos de moder nización XX constituye un terreno muy escasamente
de las elites que atribuían una facultad civili- tos últimos– per miten comprender el apoyo capitalista de las estructuras sociales vigen- transitado.
zatoria al trabajo agrícola, la for mación de estatal que recibieron los proyectos de tes, una invitación a continuar investigando Lisandro Gallucci
colonias agrícolas con apoyo del Estado no transfor mación de los indígenas en trabaja- la realidad de los indígenas más allá del
sólo no tomó la for ma de una política sos- dores rurales. La prohibición de mantener
tenida en el tiempo sino que incluso las es- prácticas de subsistencia –como la cacería y
casas experiencias de colonización indígena la obligación de circular con papeleta de
que lograron ponerse en práctica enfrenta- conchabo o con guías si se lo hacía con ga-
ron ya en el corto plazo la desidia del Esta- nado– evidencia la activa participación del
do nacional –como ocurrió con Camuso Ai- Estado en la conducción del indígena al Hugo Quiroga, El tiempo del “proceso”. Conflictos y
ke en Santa Cruz y con Catriel en Río Ne- mercado de trabajo rural. Una combinación
gro–, llevando así al fracaso de esos pocos de producción de subsistencia en tierras fis-
coincidencias entre políticos y militares (1976-1983)
emprendimientos en los que lograron cierta cales de muy bajo rendimiento y de empleo Rosario, Fundación Ross-Homo Sapiens, 2004, 365 pp.
participación misiones religiosas como la de ocasional en grandes establecimientos rura-
los salesianos. les deter minaron las condiciones de miseria
De todos modos, la poca preocupación y marginalidad que marcaron el destino fi-
de funcionarios e intelectuales en desarro- nal de los indígenas. Esa progresiva incor-

L
a reedición de El tiempo del proce- mente intacta la versión original –publicada
llar una política global frente al problema in- poración de los indígenas al mercado de so de Hugo Quiroga en un momen- en 1994, aunque la investigación que le dio
dígena no hizo más que reafir mar el destino brazos de una sociedad capitalista queda to en que –merced a la renovación origen había concluido varios años antes–
rural de los indígenas sometidos. En el quin- puesta de manifiesto en una nueva transfor- del debate sobre el pasado reciente y las po- pero se introducen en el nuevo prólogo al-
to capítulo de su libro, Mases analiza los dis- mación de la imagen que de ellos elabora- líticas de la memoria referidas a éste, y a la gunas precisiones conceptuales sobre el uso
tintos caminos andados por los indígenas en ron las elites intelectuales de fines del XIX y reapertura de causas judiciales contra los del concepto schmitteano de dictadura so-
su transfor mación en trabajadores rurales. comienzos del XX. En efecto, si en tiempos responsables de violaciones masivas a los berana para el análisis de la dictadura ar-
Mientras en algunos casos el gobier no na- anteriores a la conquista el indígena era derechos humanos– la cuestión de la dicta- gentina, el problema de la deslealtad consti-
cional los alentó a que trabajaran directa- considerado un salvaje a vencer y luego de dura militar iniciada en 1976 reactualiza su tucional en la historia del siglo XX argenti-
mente la tierra –a través de la creación de su derrota será visualizado como un sujeto centralidad, constituye una excelente oca- no y la transición a la democracia.
escuelas agrícolas, la for mación de algunas que puede ser civilizado mediante las virtu- sión para reflexionar acerca del modo en El texto de Quiroga resultó un estudio
reservas y concesiones de tierras fiscales a des del trabajo agrícola, en la medida en que la producción académica abordó aque- pionero en su campo de investigación: trazó
las parcialidades de ciertos caciques–, en la que se resiste abierta o veladamente a su in- lla trágica experiencia, y en particular acer- un primer mapa de la relación entre la dicta-
mayoría de los casos el destino final que les corporación en la economía capitalista co- ca de los problemas del consenso social al dura militar y los partidos políticos, propuso
cupo a los indígenas fue el de vender su mo simple fuerza de trabajo el indígena apa- régimen de facto. una periodización del gobierno de facto y
fuerza de trabajo a los establecimientos ru- recerá como holgazán, vago y delincuente La nueva edición mantiene práctica- desplegó una reflexión sobre los modos en

Archivo
) 202 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 203 (
que el régimen militar buscó obtener legitimi- que incorpora en su interior a las fuerzas ar- gran prensa, los partidos conservadores, la miento de for mas de diálogo y participación
dad y consenso que sería retomada por otros madas como un componente esencial y cúpula de la Iglesia católica y distintas orga- política, el restablecimiento del estado de
investigadores en trabajos posteriores. per manente. En otras palabras, el sistema nizaciones patronales dieron su franco derecho y las libertades políticas y modifica-
Quiroga sostiene que la discontinuidad político opera como modo de legitimación apoyo a la dictadura, el PJ y la UCR abrie- ciones de la política económica. Pero para
institucional iniciada en 1930 no puede ser de la dominación militar”. ron un compás de espera y reconocieron la evaluar los límites de esta oposición, Quiro-
tomada como una ruptura del sistema polí- En tal contexto, la mayor parte de los necesidad de buscar una salida conjunta ga indica que “no se puede dejar de señalar
tico. Por el contrario, el sistema político ar- partidos políticos se mostraron desleales con las fuerzas ar madas, mientras que en el que en todos los textos se reconoce igual-
gentino funcionó en la realidad histórica a (MID, PSD, FUFEPO, PDP, etc.) o semilea- seno del movimiento obrero no dejó de mente el papel de las fuerzas ar madas en la
través de una articulación que combinó los les (PJ, UCR) al sistema democrático. Mien- emerger una línea dialoguista que se ofre- lucha contra la subversión, y en ninguno de
gobier nos militares con los gobier nos civi- tras los primeros ofrecieron su apoyo y las ció para asesorar a la intervención de la ellos aparece la idea de confor mar un polo
les. De tal modo, en el interior del mismo competencias individuales de sus miembros CGT. Pero si el golpe había encontrado un cívico de oposición antidictatorial. El discur-
sistema coexistieron dos polos antagóni- para integrarse a la conducción del gobier- principio de legitimación, debía organizar so de la oposición exhibe únicamente los
cos, el democrático y el autoritario. En es- no, los segundos no otorgaron un apoyo el consenso social como presupuesto para ejes políticos que lo separan del autoritaris-
ta estructura, las fuerzas ar madas compitie- abierto al régimen militar, pero manifesta- su perdurabilidad. Si la designación de in- mo”, pero “la tensión entre democracia y
ron por el poder frente a otras fuerzas po- ron paciencia y tolerancia ante el estableci- tendentes civiles resultó un paso en esta di- dictadura no estaba abiertamente planteada
líticas, interviniendo como una fuerza polí- miento de la dictadura. rección, la implementación del diálogo con en la Argentina de 1978”.
tica estatal. Quiroga es ter minante al momento de la civilidad se tor nó un dilema para el go- Sin embargo, el lento proceso de desle-
El golpe de Estado de 1976 no resultó señalar que la intervención militar fue legiti- bier no dictatorial: ¿cómo implementar el gitimación del régimen militar acababa de
excepcional con relación a sus precedentes mada por la totalidad de las for maciones dialogo cuando la actividad partidaria se comenzar, acompañando las dificultades del
en cuanto a las dificultades para lograr políticas mediante el reconocimiento del pa- hallaba suspendida y no había sido reem- gobierno militar para transformar la legiti-
construir alguna for ma de legitimidad. Qui- pel de las fuerzas ar madas en la lucha con- plazada por for mas de representación cor- mación contingente de los golpes de Estado
roga afir ma al respecto que la aceptación tra la subversión, ya que “esa fue la legitimi- porativa, como las que se proponían desde en una legitimación autoritaria permanente.
social manifestada el 24 de marzo frente a dad de origen per manentemente invocada la cartera de Planeamiento? Este dilema se- Pese a ello, en 1979, pese a la multiplica-
la alter nativa militar no llega a consolidar el por la administración de facto”. Tales actitu- ría de un alcance tal que no será hasta mar- ción de los cuestionamientos, al desarrollo
consenso inicial en una fór mula de legitima- des, en la óptica de Quiroga, no fueron só- zo de 1980, sobre el final de la presidencia de un paro nacional relativamente exitoso, a
ción autoritaria, estable y cierta. El autor lo patrimonio de los partidos políticos: “La de Jorge Rafael Videla, cuando el régimen la presencia en el país de la Comisión Inte-
afir ma que con el golpe de 1976 una parte falta de fidelidad es también imputable a la logre implementar el diálogo. ramericana de Derechos Humanos (CIDH)
relevante de la población manifestó, “pasi- mayoría de los ciudadanos que buscan, en Un dilema similar generaban las políti- de la OEA, “las diferentes organizaciones de
va y silenciosamente, su creencia en que la la dominación militar, fór mulas alter nativas cas económicas de José Alfredo Martínez la sociedad civil no objetan todavía la legiti-
necesidad de recuperar un orden social da- de legitimidad”. de Hoz, que minaban el terreno para en- midad del régimen militar”.
ñado sólo se podría encontrar en el marco El autor despliega un por menorizado contrar principios de legitimidad suficiente El reconocimiento de la llamada “guerra
de la dominación militar”. Sin embargo, el análisis acerca de la evolución de la proble- en los planos económico y social. De he- antisubversiva” continuaba siendo el princi-
régimen militar de 1976 no se apoyó en la mática de la legitimidad y el consenso en cho, en los primeros años del régimen mili- pio fundamental de legitimación del gobier-
conquista de una nueva for ma de legitima- los años de la dictadura militar. En la pri- tar las políticas económicas serían objeto de no de facto. Mientras la conciencia ética ar-
ción sino en la crisis de legitimidad del régi- mera etapa, más allá de los esfuerzos de las críticas aun por parte de sectores que brin- gentina estuvo fundamentalmente represen-
men civil precedente. Al respecto Quiroga fuerzas ar madas para legitimar su interven- daban su más amplio apoyo a la dictadura. tada en esos años por los organismos de de-
sostiene: “Ante el fracaso civil la alter nativa ción, fueron las condiciones políticas exis- Incluso en 1978, momento en que los rechos humanos, Quiroga afir ma que “se
militar adquiere realidad para gran parte de tentes bajo el gobier no de Isabel Perón, partidos políticos abandonan su letargo, la podría sostener que hubo una base de
la población. Esto no es más que la conse- unidas a las características señaladas del oposición se mostró muy limitada, ya que acuerdo implícita, tácita, entre el gobier no y
cuencia de un sistema político que combina sistema político y la cultura política, las que los civiles no buscan una salida autónoma la oposición: la incuestionable legitimidad
en su funcionamiento a los gobier nos civiles finalmente legitimaron la intervención mili- de las fuerzas ar madas. En los pronuncia- del régimen militar. En reiterados pronun-
con los militares. En consecuencia, lo que tar. De tal manera: “Una parte de la opi- mientos de ese año prevaleció el cuestiona- ciamientos los partidos políticos reivindica-
legitima la dominación militar es el funcio- nión pública esperó deseosa la interven- miento al monopolio de la política del Esta- ron la acción de las fuerzas ar madas frente
namiento de un sistema político particular ción y la otra, mayoritaria, resignada”. La do autoritario, reclamándose el estableci- a la lucha contra la subversión, que puso en

Archivo
) 204 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 205 (
riesgo la integridad de la sociedad. ¿Si no se tes empleadas. Debe señalarse al respecto tendiendo organizar el consenso a través de particular en los sectores medios, “una de-
cuestiona la legitimidad del gobier no de fac- que los investigadores se han visto práctica- un discurso que constataba las crisis sucesi- manda primitiva de orden y una disposi-
to y, por ende, se reivindica la lucha anti- mente obligados a basarse de modo casi vas por las que atravesó el país, la teoría del ción generalizada a suscribir un pacto ho-
subversiva, se puede defender coherente- exclusivo en infor mación proveniente de la vacío de poder y el argumento del caos bessiano o, por lo menos, a respaldar la ad-
mente con empuje y convicción la violación prensa comercial, debido a las múltiples di- económico y social, y del peligro de la “sub- quisición enérgica de poder soberano por
de los derechos humanos?”. ficultades para acceder a las fuentes estata- versión terrorista” que conducía a la disolu- parte de dictadores”.3 En este contexto, el
Al respecto, las posiciones en tor no a la les relevantes –en particular las policiales, ción de la nación y a la anarquía– con la objetivo de la política del terror no fue sólo
visita de la CIDH per miten delimitar tres militares y de inteligencia– y a las condicio- postura al respecto de Vicente Paler mo y controlar sino cambiar a los actores socia-
franjas: la de los sectores que apoyaban sin nes de clandestinidad o semiclandestinidad Marcos Novaro. En su libro recientemente les, privando a los sujetos de la oportunidad
reservas todo lo actuado por las fuerzas ar- en que operaban la mayor parte de los par- aparecido estos autores señalan que en los de prever las consecuencias de sus accio-
madas, partidos conservadores y organiza- tidos y organizaciones políticas, que afecta- días de su ascenso al poder, los militares nes, ya que se trata de una for ma de poder
ciones patronales como la Sociedad Rural ron severamente la posibilidad de sentar encontraron en el carácter difuso y reactivo en la cual la confor midad no garantizaba la
Argentina, ADEBA, Cámara Argentina de por escrito sus posiciones y de conservar del consenso social la confir mación que ne- seguridad. Comparando el caso argentino
Comercio, Consejo Empresario Argentino, tal producción en el caso de que hubieran cesitaban para concluir en la “conveniencia con el modelo provisto por el Behemot de
Bolsa de Comercio de Buenos Aires, entre logrado realizarla. Como consecuencia –y de establecer claras distancias frente a la Franz Neumann –al afir mar que estamos
otras, la de los que reivindicando la repre- pese a que en ocasiones se ha recurrido a sociedad, a la que percibían carente de mi- frente a un tipo de sociedad en la cual “los
sión reclamaban eliminar lo que llamaban los instrumentos propios de la historia oral ras o aspiraciones de largo aliento y global- grupos que gobier nan controlan directa-
excesos y practicas abusivas –la mayor par- para intentar acceder a ciertas zonas de in- mente enfer ma”. Tal diagnóstico no excep- mente al resto de la población sin la media-
te de la cúpula eclesiástica, sectores del pe- for mación– el conjunto de los estudios deja tuaba siquiera a los grupos más entusiastas ción de ese aparato racional aunque coer-
ronismo y el radicalismo, la CUTA– y una de beneficiarse con los matices y las posibi- con el golpe, como los grandes empresa- citivo conocido como Estado”–, la conclu-
tercera for mada por los sectores decidida- lidades interpretativas que una gama más rios y terratenientes. Concluyen por lo tan- sión de Corradi es que las convenciones
mente opuestos a la represión militar: los amplia de fuentes, en particular de aquellas to que en las etapas iniciales del golpe los tradicionales como el compañerismo y la
organismos de derechos humanos y ciertos que den cuenta del desarrollo de la vida in- militares en el poder no consideraban la ne- convivencia civil cedieron ante un cinismo
partidos de izquierda. Similar moderación ter na de las organizaciones estudiadas, po- cesidad de garantizar el acompañamiento penetrante, con lo cual la sociedad civil al-
es observable en la propuesta de la Multi- dría favorecer. civil “imbuidos como estaban de una fe me- canzó su “grado cero”.4
partidaria, cuya convocatoria se realizó con La segunda refiere a la persistencia en siánica en sus planes refundacionales y re- Se inscriben en la misma línea las refle-
el propósito “de no convertirla en un polo ese campo de profundas diferencias no só- generativos”.2 xiones de Guiller mo O’Donnell, quien reali-
cívico de oposición antidictatorial”. En lo interpretativas sino incluso relativas al es- La tercera característica de este campo zó en los primeros años de la dictadura una
efecto, la Multipartidaria no fue pensada tablecimiento de afir maciones de índole es que las preguntas acerca del consenso, la investigación infor mal y poco sistemática
como una alianza antiautoritaria, de oposi- fáctico. Resulta relevante al respecto que confor midad y la complicidad social con la –características deter minadas por las condi-
ción frontal al régimen militar, sino como mientras Quiroga enfatiza en la centralidad dictadura constituyeron una de las líneas de ciones imperantes en aquel momento– en la
una herramienta de negociación, reclaman- de la “lucha antisubversiva” como elemen- análisis recurrentes, aun en momentos en que encontró un alto nivel de adhesión a los
te del retor no a la democracia en un mo- to generador de consenso, Ricardo Sidica- que la mayor parte de la opinión pública se mensajes de la dictadura entre las personas
mento de flexibilización política. De tal mo- ro y Hugo Vezzetti coincidieron en señalar mostraba poco receptiva a este tipo de inte- entrevistadas, que sin embargo negarían ha-
do, y tras la Guerra de Malvinas, el derrum- que la destrucción de las organizaciones rrogantes. ber asumido alguna vez tales posiciones al
be del orden autoritario fue el resultado de guerrilleras ganó importancia en el discurso En un trabajo pionero publicado cuan- reiterarse las entrevistas tras la Guerra de
su propia ineptitud política y no el produc- legitimador de la dictadura muy tardíamen- do la dictadura aún se hallaba en el poder, Malvinas.5 O’Donnell sostiene que el con-
to de las movilizaciones sociales. te, una vez que el régimen militar fracasó y cuya influencia no ha sido suficientemen- trol dictatorial sobre la sociedad sólo se pu-
El libro de Hugo Quiroga comparte una en cada una de las metas de su proyecto re- te reconocida, Juan Corradi señalaba al do desarrollar por la existencia de “una so-
serie de características comunes del nacien- fundacional.1 Otro ejemplo en el mismo respecto que mientras los grupos dominan- ciedad que se patrulló a sí misma”, refirién-
te campo de estudios sobre la última dicta- sentido resulta del contraste entre la afir ma- tes buscaron en 1976 dar prioridad al res- dose a un grupo amplio de personas que
dura militar en la Argentina. La primera ción de Quiroga de la importancia que las tablecimiento del monopolio de la coer- voluntariamente “se ocuparon activa y celo-
que señalaré es un aspecto necesariamente fuerzas ar madas dieron desde un comienzo ción, la extrema fragmentación y anomia samente de ejercer su propio pathos auto-
problemático, ya que se refiere a las fuen- a la legitimación de su intervención –pre- generó en los grupos subordinados, y en ritario. Fueron kapos a los que, asumiendo

Archivo
) 206 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 207 (
los valores de su (negado) agresor, muchas lista y escasamente republicana de la cultu- to de la sociedad, el libro de Quiroga contri- «proceso» en perspectiva comparada”, en Alfredo
veces los vemos yendo más allá de lo que el ra política ar gentina, y a la exacerbación buyó a formular algunas preguntas centrales Pucciarelli (comp.), Empresarios, tecnócratas y
régimen les demandaba”.6 de la violencia admitida en su seno, las raí- y a brindar no pocas respuestas. militares. La trama corporativa de la última
Un valioso aporte para considerar desde ces de la dictadura militar.11 Por su lado, Pi- El señalamiento acerca del consenso al- dictadura, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2004.
una perspectiva empíricamente infor mada lar Calveiro nos recuerda la sencilla eviden- canzado por la dictadura, la constatación de 2
Marcos Novaro y Vicente Paler mo, La dic-
el rol de un actor social con relación a la dic- cia de que sólo pueden existir campos de la aceptación por los partidos políticos de la tadura militar (1976-1983). Del golpe de Esta-
tadura fue el análisis sobre la Iglesia católica concentración en sociedades que “eligen legitimidad del gobier no de facto, la descrip- do a la restauración democrática, Buenos Ai-
realizado por Emilio Mignone.7 Aunque no no ver”, afir mando que en la Ar gentina la ción de la debilidad y tibieza del reclamo por res, Paidós, 2003, p. 25.
proveniente en sentido estricto del campo admisión de la tortura contra los presos co- los derechos humanos antes de 1982, las 3
Juan Corradi, “El método de destrucción. El
académico, Mignone proveyó un modelo de munes y políticos y de la necesidad de ex- afir maciones sobre la extremada modera- terror en la Argentina”, en Hugo Quiroga y Cé-
análisis según el cual confluyeron la volun- ter minar a la subversión eran ampliamente ción de las demandas de la Multipartidaria, sar Tcach (comps.), ob. cit., p. 89. Publicado ori-
tad de eliminar la amenaza política en el ni- difundidos. Sin embar go, Calveiro traza un confieren al problema abordado por Quiro- ginalmente como “The mode of destruction: Te-
vel nacional con la de retomar el control in- cuadro matizado en que el temor o la com- ga una importancia mayúscula, ya que no rror in Argentina”, Telos, N° 54, 1982-1983.
ter no de la institución, cuestionado por múl- plicidad social no aparecen como actitudes sólo involucra los diversos grados de res- 4
Ídem, p. 103.
tiples signos de disidencia desplegados en unívocas, puesto que la autora prefiere ex- ponsabilidad política y moral de los distintos
5
los años previos, a través de una estrategia plicar las conductas como “extrañas combi- actores con relación al régimen de facto Guiller mo O’Donnell, “Sobre las fructíferas
represiva delegativa. Mientras para el caso naciones de for mas de obediencia y for mas –desde la complicidad abierta hasta el con- convergencias de las obras de Hirschman, Sali-
da, voz y lealtad y compromisos cambiantes:
de los partidos políticos al trabajo de Quiro- de rebelión”.12 senso pasivo– sino que pone en cuestión las
reflexiones a partir de la experiencia argentina
ga se sumaron, arribando a conclusiones Por último, Hugo Vezzetti dirigió su mi- propias bases políticas y morales sobre las
reciente”, en Contrapuntos. Ensayos escogidos
básicamente similares, los de María de los rada a la conducta de la “gente corriente” que se asienta la legitimidad de la actual de-
sobre autoritarismo y democratización, Buenos
Ángeles Yanuzzi8 en 1996 y de Marcos No- durante la dictadura, señalando que la ar- mocracia argentina.
Aires, Paidós, 1997, p. 151.
varo y Vicente Paler mo en 2003, para el gentina fue una sociedad más prudente que Publicado por primera vez cuando la te-
6
caso del movimiento obrero los trabajos os- aterrorizada, con una disposición flexible mática dominante en la ciencia política ar- G. O’Donnell, “Democracia en la Argenti-
gentina era la de la consolidación de la de- na. Micro y macro”, en Contrapuntos..., pp.
cilaron entre un polo en el que se destaca- hacia el régimen militar, presente tanto en
137-138.
ba la inmovilidad de las organizaciones sin- los sectores empresarios, eclesiásticos y po- mocracia, El tiempo del proceso aparece
dicales durante la dictadura9 y otro concen- líticos que obtenían beneficios tangibles has- como una contribución capaz de poner en 7
Véase Emilio Mignone, Iglesia y dictadura.
trado en las estrategias de resistencia.10 Sin ta las extensas capas medias que disfruta- cuestión algunas de las certezas asociadas a El papel de la Iglesia a la luz de sus relaciones
embargo, es necesario distinguir en este ca- ban de la sobrevaluación del peso. Se trata- esa problemática, al historizar la trayectoria con el régimen militar, Buenos Aires, Ediciones
so entre el planteo de Ricardo Falcón, que ba en su óptica de una sociedad que, en su de los partidos políticos en tiempos de la del Pensamiento Nacional, 1986.
señaló la existencia de una resistencia poco amplia mayoría, “compartía, aunque fuera dictadura. 8
María de los Ángeles Yanuzzi, Política y
articulada, de tipo molecular, en los lugares por una relación delegativa con los guerre- Daniel Lvovich dictadura, Rosario, Fundación Ross, 1996.
de trabajo y de carácter fundamentalmente ros, la visión básica de un antagonismo que 9
Véase Francisco Delich, “Desmovilización
defensivo, y el de Pablo Pozzi, más favora- sólo podría resolverse por la aniquilación Notas
social, reestructuración obrera y cambio sindi-
ble a considerar las for mas de oposición del enemigo”.13 De tal modo, el descubri- cal”, en Peter Waldman y Er nesto Garzón Val-
1
obrera a la dictadura, que reconstruye minu- miento del terrorismo de Estado sería me- Véase Hugo Vezzetti, Pasado y presente.
dés, El poder militar en la Argentina (1976-
ciosamente, como un factor deter minante nos el resultado de una sociedad que des- Guerra, dictadura y sociedad en la Argentina,
1981), Buenos Aires, Galer na, 1983, y Francis-
Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2002, pp. 88-89;
en el fracaso del régimen militar. pierta de su opresión que de la pérdida de co Delich, “Después del diluvio, la clase obrera”,
Ricardo Sidicaro, “El régimen autoritario de
Más recientemente, distintos investiga- consentimiento provocada por la derrota en en Alain Rouquié (comp.), Argentina hoy, Méxi-
1976: Refundación frustrada y contrarrevolución
dores intentaron considerar el modo en la Guerra de Malvinas. co, Siglo Veintiuno, 1982.
exitosa”, en Hugo Quiroga y César Tcach
que –más allá de la conducta de las diver- En este tránsito desde las investigaciones (comps.), A veinte años del golpe. Con memo- 10
Véase Ricardo Falcón, “La resistencia
sas organizaciones– una sociedad atomiza- acerca de la conducta de determinadas orga- ria democrática, Rosario, Homo Sapiens, 1996, obrera a la dictadura militar”, en Hugo Quiroga y
da se relacionó con la dictadura militar. Al nizaciones con relación a la dictadura hasta p. 21. Una postura algo más matizada al respec- César Tcach (comps.), ob. cit.; Pablo Pozzi, Opo-
respecto, Luis Alberto Romero cree encon- los más elusivos interrogantes sobre el grado to está presente en el reciente artículo de Sidica- sición obrera a la dictadura (1976-1982), Bue-
trar en la tradición autoritaria, poco plura- de consenso que aquella logró en el conjun- ro “Coaliciones golpistas y dictaduras militares: el nos Aires, Contrapunto, 1988.

Archivo
) 208 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 209 (
11
Véase Luis A. Romero, “Las raíces de la campos de concentración en la Argentina, Bue- mo, mostrando el modelo de organización Unión Ferroviaria. Sin embargo, no había
dictadura. La sociedad como cómplice, partícipe nos Aires, Colihue, 1998, p. 158. popular que adoptó el movimiento. Para lo- indicios para avizorar una variante de rasgos
o responsable”, Puentes, año I, N° 3, marzo de 13 grar este objetivo, el autor construye en el verticalistas. ¿Cómo se impone este tipo de
Hugo Vezzetti, ob. cit., p. 67.
2001. primer capítulo los tres modelos “ideologi- organización? Desde la perspectiva del au-
12
Pilar Calveiro, Poder y desaparición. Los cistas” de organización obrera, erigidos des- tor, la respuesta a esta pregunta se debe bus-
de una visión marxista: el modelo de orga- car en las características de la estructura so-
nización socialdemócrata, en donde la clase cial de la época. Para que se plasme un po-
obrera opera a través de un partido político; pulismo1 como el que emergió en la etapa
el modelo anarcosindicalista, que impugna peronista era necesaria la aparición de una
la participación partidaria y parlamentaria, elite anti statu quo que rivalizara con el po-
acentuando el “mito de la huelga general re- der tradicional, un conglomerado de masas
Torcuato S. Di Tella, Perón y los sindicatos. volucionaria”; y por último, el modelo leni- que rompiera con las ligazones enraizadas
nista, con su acentuación del concepto de históricamente, y un vínculo carismático en-
El inicio de una relación conflictiva elite revolucionaria que debe iluminar el ca- tre la nueva elite dirigente anti satu quo y
mino de la clase para que obtenga una las masas disponibles. Estas tres característi-
Buenos Aires, Ariel, 2003, 474 pp.
“conciencia” de clase. Sin embargo, Di Te- cas las ofrecía el contexto argentino de la
lla rescata también dos modelos descripti- década del 40. Di Tella centrará su atención
vos distintos que se pueden vislumbrar a lo en especificar el sector de la clase obrera
largo de la historia y que se escinden de los que fue el germen del apoyo peronista, des-

L
a publicación de este libro de Torcua- independiente de la clase obrera. Por el
to S. Di Tella es producto de varios contrario, para Ger mani la mayoría electo- de raíz marxista: ellos son el sindicalismo ligando del análisis la conformación específi-
ral que obtuvo Perón en 1946 se debió pragmático, que primordialmente se ha de- ca de la elite anti statu quo y el vínculo en-
años de investigación acerca de la
principalmente al apoyo recibido de la clase sarrollado en Estados Unidos, y el sindicalis- tre éstas y el movimiento obrero.
discutida relación mantenida entre Perón y
mo verticalista, el cual ha pervivido en con- Para detallar la porción del movimiento
los sindicatos de las distintas ramas ocupa- obrera que se había incorporado al mundo
textos signados por fuertes populismos ge- obrero que fue interpelada por la dinámica
cionales. El eje central de la propuesta in- industrial-urbano producto de las migracio-
nerados desde la órbita estatal. peronista, era necesario para el autor partir
vestigativa se basa en corroborar, a través nes inter nas. Estas masas de obreros no te-
Este último modelo de organización es del esquema altamente heterogéneo de la
del método prosopográfico, la adhesión de nían trayectorias laborales industriales ni,
el que per mite explicar el contexto político clase obrera. Si bien esta heterogeneidad ha
la dirigencia sindical preexistente al movi- consecuentemente, experiencia en partici-
argentino en el que se suscitó el peronismo. sido subvaluada –desde la perspectiva de Di
miento peronista. pación política. Por lo tanto, las masas
El autor buscará caracterizar entonces el Tella– por estudios sobre la relación entre
La discusión acerca de la relación esta- obreras migrantes estaban “disponibles” pa-
sindicalismo verticalista que impulsó Perón, movimiento obrero y peronismo, como el de
blecida entre Perón y la dirigencia obrero- ra su cooptación. El planteo ger maniano
sin descuidar las condiciones sociales que Juan Carlos Torre, los datos empíricos reca-
sindical, y la consecuente base de sustenta- quedó superado por nuevas visiones que hicieron posible la emergencia de este mo- bados por la investigación acentúan esta ca-
ción política que otorgó al creciente movi- acentuaban el carácter más autónomo del delo organizativo. Para ello utilizará la no- racterística. Di Tella intenta reconstruir esta
miento en cier nes, ha suscitado la atención movimiento obrero en los orígenes del pe- ción de bonapartismo, la cual le sirve para heterogeneidad a partir de la caracterización
de importantes investigadores, como Gino ronismo. Sin embargo, Di Tella también se comprender el mecanismo de canalización de los distintos sindicatos, divididos por ra-
Ger mani, Miguel Mur mis y Juan Carlos encarga de cuestionar las interpretaciones de las percepciones populares hacia elites mas de ocupación y por calificación, para
Portantiero, y Juan Carlos Torre. En el ca- revisionistas, sintetizadas en las obras de guber namentales que expresan intereses luego analizar la esfera dirigencial y su grado
so de Ger mani, el foco de atención fue co- Mur mis y Portantiero y Juan Carlos Torre, distintos de los de la clase obrera. de adhesión a las propuestas peronistas.
locado en la importancia de los migrantes por sobrevalorar la importancia de la “vieja En la etapa anterior al surgimiento del El autor bosqueja detalladamente entre
inter nos en la confor mación del peronismo. guardia” sindical en la configuración de los peronismo se podían hallar en el movimien- los capítulo 3 y 10 de su libro la historia y
La crítica de Di Tella a Ger mani se basa en cuadros políticos peronistas. to obrero los tres modelos organizativos las trayectorias individuales de los principa-
su caracterización del apoyo popular que La propuesta de Di Tella se basa enton- “ideologicistas” de raíz marxista, y el mode- les personajes del movimiento obrero sindi-
recibió el peronismo, que desde su óptica ces en especificar el grado de adhesión de lo pragmático de estilo norteamericano esta- cal argentino. No sólo se detiene en el con-
distaba de ser una organización autónoma e los viejos cuadros sindicales en el peronis- ba presente en algunos sindicatos como la glomerado urbano industrial, sino que

Archivo
) 210 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 211 (
muestra la dinámica del sindicalismo en el capas tradicionales. De esta manera, el acti- Ian Kershaw, Hitler, t. I, 1889-1936, t. II, 1937-1945
interior del país: la situación del azúcar en vismo popular que generó el peronismo no
Tucumán, los quebrachales del norte, el sin- fue autónomo, derivado de la misma clase Barcelona, Península, 1999, 1.824 pp.
dicalismo de raíz conservadora en Córdoba obrera sino, por el contrario, digitado desde
y las organizaciones rurales de Santa Fe y el aparato estatal. Mediante el método pro-
Entre Ríos. Además, analiza también las dis- sopográfico, Di Tella asevera que la dirigen-
tintas ramas ocupacionales y con diverso cia sindicalista que se había formado a través
grado de calificación. Entre los trabajos ar- de la configuración del movimiento sindical
tesanales calificados destaca el gremio grá- argentino no apoyó al movimiento liderado

T
al vez uno de los principales méritos los años 30, es el producto social de la Ale-
fico, del calzado, el mueble y los gremios ca- por el coronel, sino más bien fueron fuertes
de Kershaw al escribir su monumen- mania de posguerra, pero de ello no se de-
lificados de la construcción, como pintores opositores al gobierno militar y al secretario
tal biografía de Hitler sea el haber riva que Hitler como individuo sea intercam-
y plomeros. También analiza los sindicatos de Trabajo y Previsión. De acuerdo con los
podido escapar a la extendida y tranquiliza- biable; la vieja polémica sobre el rol del in-
del transporte y las telecomunicaciones, ha- cuadros elaborados, del 100% de los líderes
dora tentación de retratarlo como un mons- dividuo en la historia Kershaw la resuelve
ciendo hincapié entre la diferenciación de sindicalistas que se habían destacado ante-
truo o como un loco. Por el contrario, ese recurriendo a la sencillez: “El Tercer Reich
La Frater nidad, con predominio de afiliados riormente al golpe de 1943, sólo el 17% ad-
consuelo de ajenidad al fenómeno es el ca- es producto de una serie de circunstancias
socialistas, y la Unión Ferroviaria, grupo hirieron al peronismo.
mino que se intenta desandar: “La dictadu- encadenadas pero genuinamente represen-
que adhirió en gran parte al peronismo. En definitiva, el sector que se había con-
ra de Hitler mostró de lo que somos capa- tativo de la sociedad alemana, sin embargo
Asimismo se reconstruye la historia de los for mado con carácter de autonomía fue am-
ces”, dirá el autor y así, desde el vamos, la sería impensable sin Hitler”. Resulta com-
marítimos, los gremios vinculados a la in- pliamente reprimido por el gobier no militar
reflexión y el recorrido sobre la vida de Hi- plejo y muy interesante el juego que hace
dustria manufacturera –textiles, metalúrgi- de 1943, cooptando sólo una escasa mino-
cos, papeleros, tabacaleros– y los gremios ría de la vieja guardia sindical. Esta asevera- tler será una reflexión sobre la sociedad ale- Kershaw entre los rasgos individuales de Hi-
de la construcción y la alimentación –frigo- ción le per mite a Di Tella reflexionar acerca mana y por extensión será una reflexión so- tler y la sociedad en que vivió. En esta ten-
ríficos, panaderos, cerveceros, molineros y de lo que fue el peronismo: un fenómeno bre las sociedades contemporáneas. sa relación está la clave interpretativa del li-
aceiteros–. Finalmente se hace una recopi- político que capturó a las masas heterogé- Por ello resulta de gran interés la pregun- bro. Hitler nunca fue un tirano impuesto a
lación de datos de los gremios de comercio neas a través de la for mación de una elite ta que guía esta obra: “¿Cómo pudo Hitler Alemania. Por ello el autor dirá: “El ataque
y de servicios y de los gremios de estatales anti statu quo. llegar al poder y tener al mundo en vilo? nazi a las raíces de la civilización ha sido un
y municipales. Virginia Mellado Siendo un hombre sin grandes cualidades”. rasgo definitorio del siglo XX. Hitler fue el
A través de una copiosa recopilación de La respuesta que se intenta en la biogra- epicentro de ese ataque. Pero fue su princi-
datos acerca de las trayectorias individuales Nota fía que aquí se nos ofrece no es exactamen- pal exponente, no su causa principal”.
de los dirigentes de los distintos sindicatos te indagar en la vida de Adolf Hitler como Como historiador Kershaw ha utilizado
1
mencionados, Di Tella sintetiza su postura Para Di Tella, el populismo es entendido co- individuo, sino en la del personaje que enlo- en esta obra una abrumadora cantidad de
esbozando que el peronismo constituyó un mo un “movimiento político de fuerte apoyo po- queció una época y aún hoy funciona en fuentes, muchas inéditas, no escatima en ci-
fenómeno movilizacionista que fue dirigido pular pero sin una ideología socialista” (p. 75). nuestra cultura como paradigma del mal ab- tas y sus hipótesis están fuertemente respal-
por una elite que escindió sus intereses de las soluto. Todo su ser quedó embebido dentro dadas. Este libro tiene un encanto adicional:
del papel de führer, por ello, más que en los el relato, la crónica, la utilización de la prác-
caracteres de una personalidad, la indaga- tica narrativa. Su mayor poder de seducción
ción se concentra en el carácter de su po- está en que las tesis expuestas son desarro-
der. Y cómo este poder es construido tam- lladas en íntima e inseparable conexión con
bién por otros; lo primero a indagar es a los la historia narrada. Pero si bien este hecho
otros, no al propio Hitler. debe ser resaltado como una virtud, debe
Su poder era carismático, no institucio- decirse asimismo que el texto es desigual.
nal, y el carisma es lo que otros ven en el lí- Hay un marcado contraste entre el primer
der, ellos lo construyen. Hitler como führer tomo que llega hasta 1936 y el segundo que
es construido por la sociedad alemana de ter mina con la derrota nazi de 1945. Este

Archivo
) 212 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 213 (
último se pierde por momentos en una la- tró en crisis y se derrumbó estrepitosamen- La tercera hipótesis de trabajo de Kers- de una huida hacia delante: la radicalización
beríntica e intrincada selva de datos que si te, pero Hitler no generó esa crisis, sólo la haw en la que encuentra patrones que se re- implica subir la apuesta, llevar las circuns-
bien muestran una poderosa erudición, de- capitalizó. piten dentro de la apariencia de irracionali- tancias a su extremo y si hay algo asombro-
bilitan el interés del lector y no siempre La segunda línea explicativa del autor es dad, caos y locura del accionar hitleriano es so en todo caso, es lo efectiva que esta fór-
aportan datos significativos. Además, las hi- la idea de que el funcionamiento del Tercer la necesidad de “radicalización permanen- mula resultó. Su filosofía práctica siempre
pótesis manejadas en el primer tomo son Reich se basa en el concepto de “trabajar en te”. Esta radicalización se observa en el pe- fue a todo o nada. Mientras Hitler conse-
vueltas a tomar pero esta vez en el marco la dirección del führer”. La for ma de gobier- ríodo de la política contra Weimar, en el po- guía un éxito tras otro todas las voces que
del conflicto inter nacional. no personalizada de Hitler invitaba a inicia- der y en la guerra. La imposibilidad de nego- llamaban a la prudencia aparecían a la luz
Tres fuertes ideas dan la estructura en la tivas radicales desde abajo y les ofrecía res- ciar, el avanzar cueste lo que cueste ponien- de los resultados como discursos timoratos
que se monta el autor para desplegar su im- paldo siempre que estuvieran en la línea de do en riesgo el todo por el todo, la negativa y por ende desautorizados. El estado de agi-
presionante aparato erudito y dar coheren- sus objetivos, definidos de una for ma muy de darles a los generales permiso para la re- tación continua y la guerra total en que de-
cia al relato que va siguiendo un riguroso amplia y genérica. Ésta es la clave para en- tirada cuando las circunstancias de la guerra rivó fueron al mismo tiempo la clave del éxi-
sentido cronológico. tender el período 1934-1938, etapa clásica lo exigían, son el fruto de rasgos de la forma to prolongado y del trágico final.
La primera es la idea de que Hitler en su del Tercer Reich. Pero el estilo personal de en que Hitler ejerce su liderazgo. No hay en Puestos a analizar su historia concreta,
despliegue primero hacia el poder y luego conducción es absolutamente único: ni Mus- toda su trayectoria ningún hecho significati- el libro arranca con los años de la infancia,
hacia la conquista de territorios contó con la solini, ni Franco, ni Stalin prescindieron de vo que haya sido primero planificado con su crecimiento en Austria, sin abundar en
aquiescencia, pasividad y miopía de sus ad- sus ministros como Hitler, que ter minó ge- mucha anterioridad. Hitler va improvisando, anécdotas; lo más jugoso del relato es el de-
versarios o la complicidad y tolerancia de nerando un fenómeno extraordinario: “Un construyéndose a sí mismo y al Estado nazi. tenimiento en ciertos mitos que intenta des-
sus aliados. Esto significa que cada peldaño Estado sumamente moder no, sin ningún or- La línea de continuidad que dibuja Kershaw mentir, que en cierta manera configuran el
que Hitler subió ganándose primero un rol ganismo central coordinador y con un jefe en la conducta hitleriana es la de un hombre trabajo del autor en tor no de alejarse de to-
central en el Partido Nazi, luego convirtién- de gobier no predominantemente desvincu- que encontró en la política el sentido de su do aquello que intente explicar a Hitler des-
dose en la figura estelar de la derecha ale- lado de la maquinaria de Estado”. Esto tam- vida y en la búsqueda del poder, su mayor de supuestas deficiencias psicológicas, trau-
mana y obteniendo importantes caudales de bién le per mitió desresponsabilizarse de las coherencia; todo podía ser sacrificado por mas de la niñez o anomalías de cualquier
votos y por último arrogándose el papel de disputas inter nas que surgían entre sus mi- este objetivo, pero el poder como Hitler lo género. Como rasgos salientes la hipótesis
figura imprescindible para salvar a Alema- nistros o entre el partido y los funcionarios entendía no sabía de componendas. Su gran de Kershaw es que un egocentrismo y me-
nia de la crisis, en cada uno de estos pasos del Estado. El dualismo de partido y Estado talento era saber condensar en su persona y galomanía poderosos guiaban su voluntad y
quienes podrían haberlo frenado lo dejaron no llegó a superarse nunca. Este estilo con- en sus discursos el motor de la movilización un ansia de poder sin límites se daban la
actuar creyendo poder manipularlo y que- sistía en darle libertad de acción a sus segui- de una gran multitud. Pudo darle un sentido mano con rasgos emocionales inestables,
riendo obtener réditos. En el plano inter na- dores y cuando sus acciones resultaban redi- y una salida a una nación en los peores mo- fuertes depresiones y un cierto complejo de
cional se repite la fór mula: Hitler descono- tuables las convertía en política oficial, de lo mentos de su historia. La contrapartida era inferioridad. Pero lo concreto es que no hay
ce los acuerdos de posguerra e incumple los contrario las condenaba como excesos y que no podía dejar de movilizar, el carácter nada convincente en la infancia de Hitler
tér minos que se le habían fijado a Alema- alejaba a los responsables. La política de ex- del poder que ejercía necesitaba de la radica- que explique lo que vino después.
nia, anuncia vehementemente su rear me, terminio hacia los judíos y hacia los eslavos lización permanente, necesitaba poner gran- Su juventud en Viena y sus sueños de
reimplanta el servicio militar obligatorio, mi- en los territorios conquistados siguió este ca- des metas que cumplir, necesitaba poner en artista se verán frustrados y vendrán años
litariza Renania, anexiona Austria, ocupa rril. Él se limitaba a dar las pautas generales juego todo a cada instante y en esa vorágine de bohemia y angustia, su traslado a Mu-
Checoslovaquia y las potencias europeas no en sus discursos y sus subordinados debían incesante el mundo se incendia y Hitler ter- nich y la fuerte experiencia que le dará un
reaccionan hasta que ya es muy tarde. Por actuar interpretándolo sin esperar órdenes mina de la única forma posible: suicidándo- sentido a su vida al estallar la Primera Gue-
ello esta primera hipótesis de Kershaw que precisas. Como se puede apreciar, “eso en se. La sola idea de ser atrapado y puesto pri- rra Mundial y entrar en el ejército. Allí en-
es trabajada a lo largo de todo el libro es el Tercer Reich fue la receta para el caos”. sionero sería asumir la derrota, y mostrarse cuentra un lugar de pertenencia: “El inicio
desplegada y deja claro a la mirada del lec- La funcionalidad de este accionar radica en así hubiera sido traicionar el personaje en el de la guerra para Hitler fue una bendición
tor que la República de Weimar y el orden que Hitler así podía asentar su poder abso- cual había trabajado desde 1919 y fuera del pues desde 1907 en que fue rechazado en
inter nacional de posguerra no tenían en la luto sobre el régimen, cualquier for ma insti- cual ya no había nada. la Academia de Arte vivió a la deriva y aho-
clase política y en la sociedad civil de la épo- tucionalizada de organización podría signifi- Pero si algún sentido puede encontrar- ra tendría una causa, un rumbo; a los vein-
ca significativos defensores. Ese mundo en- car un obstáculo a su poder. se en esa improvisación per manente es el ticinco años, su regimiento fue su hogar y

Archivo
) 214 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 215 (
no quiso dejarlo ni aun herido en 1916, ni en el plano de la polarización total; entre un a la “única solución racional”: el exter mi- go intelectual no es en vano, está fuerte-
por un ascenso: la guerra y sus secuelas hi- fuerte partido socialista y el cada vez más nio. El combate emotivo no sirve. La des- mente vinculado al modo en que el autor
cieron a Hitler”. influyente Partido Comunista desde la iz- trucción debe ser racional y por lo tanto ab- piensa el proceso histórico. Hitler es el re-
Al finalizar la guerra sintió que el mun- quierda y la amplia gama de partidos de de- soluta. sultado de un proceso en per manente crea-
do en el que creía se venía abajo y comen- recha en el otro extremo del arco ideológi- En estos principios Hitler se mantuvo ción, de ninguna manera inevitable, pero
zó a racionalizar su odio contra la revolu- co. Weimar no puede contener las fuerzas inflexible hasta el fin. Esto le dio fuerza y au- tampoco previsible. Un proceso que una
ción que él veía como traición y contra los que la cuestionan y el centro conservador y toridad. Y le per mitió plantear los proble- vez desatado siempre fluyó hacia delante.
responsables de la derrota. Consigue retra- la elite alemana ceden a la tentación de dar- mas en tér minos excluyentes: negro o blan- Hitler se radicalizaba porque no sabía ni po-
sar su desmovilización hasta 1920 pues no le a Hitler el poder y desatan una fuerza que co. En polémica con otros autores Kershaw día detenerse: “Las acciones de Hitler de-
tiene alter nativas de vida y es en el ejército ya no podrán contener. A partir de su expe- plantea que la coherencia inter na de estas ben verse no como planes sistemáticos sino
donde se convierte en político como eficaz riencia en la cárcel su fe en sí mismo toma ideas per miten considerarla una ideología. huidas hacia delante”. Así es como ter mina
orador propagandista antibolchevique y ribetes místicos y comienza a verse como La elite tradicional minó Weimar pero decidiendo el putch de 1923 y la entrada
donde forja su ideología. Descubre que pue- un hombre predestinado con la misión de no supo encaminar la contrarrevolución y en guerra simultánea contra la URSS y las
de hablar y generar en los otros poderosos salvar Alemania. En la misma línea de Mar- por ello aceptó a Hitler, éste la necesitó pa- potencias occidentales. En muchas oportu-
efectos. Kershaw señala con insistencia la tin Lutero, Federico el Grande y Richard ra llegar al poder. Ésta es la entente: “Lo nidades en su camino al poder, una vez en
importancia del talento retórico de Hitler, Wagner. extraño es lo fácil que le resultó concentrar el poder y en plena guerra sus decisiones
sencillo, directo, pero terriblemente hechi- En la cárcel escribe Mi lucha en donde el poder y actuar”. eran verdaderas apuestas políticas que te-
cero: “Más que lo que decía, lo que contaba no hay grandes novedades conceptuales pe- La base del Tercer Reich fue el pacto de nían mucho de audaz y temerario, mucho
era cómo lo decía”. Era un actor consuma- ro sí una sistematización. De sus influencias Hitler con la elite del ejército. Estos últimos de suicida y no obedecían a un plan calcula-
do y la teatralidad va a convertirse en un pi- ideológicas se hace un buen seguimiento, vieron los beneficios pero desconocían a do. Si llegó a donde llegó fue por que tuvo
lar del régimen y sustento de su poder. pero lo que queda claro es que también aquí dónde los llevaría y sólo pudieron reaccio- partidarios primero, dirigentes políticos na-
No es fundador del Partido Nazi pero, al no se produce en Hitler nada extraordina- nar cuando era ya demasiado tarde. cionales después y líderes mundiales por úl-
vincularse a él, pronto se transfor ma en su rio, no tiene él nada creativo ni original. Na- Tres momentos o acontecimientos jalo- timo que lo dejaron avanzar, creyeron po-
caudillo. En los orígenes del nazismo no hay cionalismo integral, socialismo “nacional” nan el camino hacia el poder absoluto: el in- der manejarlo, lo infravaloraron y sobre to-
el menor rastro de culto al caudillaje, éste es antimarxista, darwinismo social, racismo, cendio del Reichstag, la noche de los cuchi- do no calcularon correctamente las conse-
un aporte de la impronta hitleriana que to- antisemitismo biológico, eugenesia, son to- llos largos y el affaire Blomberg-Fritsch con cuencias de la magnitud y la peligrosidad de
ma fuerza luego de la Marcha sobre Roma dos elementos que no tienen nada de espe- el cual el ejército debe inclinarse ante él. lo que estaban avalando.
de Mussolini en 1922. Sus discursos enfer- cíficamente teutónico pero toman un tono Sus iniciales éxitos en el plano inter nacional Lo que los relatos nazis pintan como el
vorizan a su audiencia y en cierta for ma el singular en Alemania y Austria. No hay un llegan al paroxismo con la ocupación de triunfo de la voluntad, para Kershaw es el fra-
intento de golpe de Estado de 1923, por el programa político, pero sí la visión del mun- Francia; se cree invencible y logra conven- caso de una generación de políticos liberales
cual ter mina preso, es consecuencia de la do de Hitler. La cuestión racial da la clave cer de ello a buena parte de la opinión pú- cegados por el temor al comunismo y caren-
necesidad de actuar (“no se puede alimentar no sólo de la historia del mundo sino de to- blica mundial; la invasión a la URSS con tes de convicciones en los valores que debían
a las fieras sólo con discursos”). Sería tan da la cultura humana. Por lo tanto la misión tres millones de soldados es el inicio del fin representar.
erróneo creer que el desarrollo político ale- nazi es clara: “destruir el bolchevismo ju- y la locura se desata en for ma de car nicería Si de crisis fenomenales pueden apare-
mán condujo necesariamente a Hitler como dío”. Toda la filosofía se reduce a que “la tanto en la guerra como en los campos de cer personajes como Hitler, es bueno no
creer que fue como un rayo caído en un día entidad racial más elevada, el ario, estaba exter minio. consolarse pensando que era un extraño y
despejado. El análisis de la sociedad alema- siendo destruida por la más baja: el judío Metodológicamente Kershaw se detiene pintoresco loco, o un asesino criminal
na de preguerra y las consecuencias en és- parásito”. Destruyendo al bolchevismo judío en varias oportunidades a preguntarse con- monstruoso. Fue la sociedad alemana y los
ta de la derrota y la instauración de Weimar el pueblo alemán conseguirá el “espacio vi- trafacticamente qué hubiera pasado si no lo líderes mundiales los que lo hicieron posible
son desmenuzados en todos sus aspectos. tal” necesario para el desarrollo de la raza rechazaban en la Academia de Arte, no le y, como bien dice el autor, “fuimos noso-
La debacle económica, la crisis, la inflación dominadora. Si el judaísmo es visto como conmutaban la pena por el golpe, no hubie- tros, la humanidad”. Pensar a Hitler es
y la desocupación son el per manente caldo religión, eso conduce a los progroms, lo ra mediado la crisis de 1929, no le daba el también pensar la sociedad moder na. El
de cultivo para la emergencia de una salida que él rechaza como una visión romántica e presidente Paul Hindenburg el cargo de planteo original consiste en no verlo como
radical. Las disputas políticas se encuentran inútil, pero verlos como raza debe conducir canciller, no invadía la URSS, etc. Este jue- anomalía o ajenidad y por lo tanto revisar

Archivo
) 216 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
) 217 (
nuestros fundamentos, ampliarlos para po- meno en su verdadera complejidad, Kers- Nota para los autores y colaboradores
der dar cuenta de aquel fenómeno que no haw nos habrá ofrecido algo más que un li-
tenemos por qué pensar que fue único e bro de historia. “Escribí este libro y dediqué
irrepetible. tantos años a la investigación con una sola
Si por medio de esta historia podemos pregunta en mi cabeza: ¿Cómo pudo ser Los trabajos con pedido de publicación deben enviarse a Cuenca 1449 (1416), Ciu-
pensar nos desde una perspectiva menos in- posible?”. dad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
dolente e intentamos comprender el fenó- Sergio Wischñevsky Los trabajos correspondientes a la sección “Articulos” deben ser originales y serán
evaluados por árbitros exter nos, mientras las reseñas y las notas de la sección “Lectu-
ras” serán sometidas a la evaluación de los miembros del Consejo de Redacción.
Los autores deberán observar las siguientes recomendaciones:

a) Deberán enviarse dos copias impresas y un disquete.


b) La extensión de los trabajos correspondientes a la sección “Artículos” no debe ex-
ceder los 65 mil caracteres incluidos los espacios en blanco, las citas y notas biblio-
gráficas.
c) Las citas y notas bibliográficas deben ubicarse de la siguiente manera: 1) nombre y
apellido del autor; 2) título de la obra en cursiva (en caso de citarse artículo, éste irá
entrecomillado y escribiendo en cursiva la publicación en donde fue incluido); 3) lu-
gar de edición; 4) fecha.
d) Los artículos deben ir precedidos de un resumen en castellano y otro en inglés que
no debe ser menor de cien palabras ni mayor de ciento cincuenta.

Archivo
) 218 ( Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar
Revista del Instituto

estudios sociales Interdisciplinario


de Estudios de Género
revista universitaria semestral Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires Nº 9 / diciembre 2003

Consejo Editorial: Darío Macor (Director), Ricardo Falcón,


Eduardo Hourcade, Enrique Mases, Hugo Quiroga, César Tcach, Reverberaciones feministas, Joan W. Scott / Elementos
Darío Roldán para una crítica: la femineidad según Lévinas, Moisés
Barroso Ramos / La pasión según Mme. De Stäel, Adriana
Nº 27 segundo semestre Amante / El scoutismo en la educación física bonaerense
2004 argentina acerca del buen encauzamiento varonil (1914-
1916), Pablo Scharagrodsky / ¿Por qué Antígona?, Mónica
Gluck / Belleza femenina, estética e ideología. Las reinas
ARTÍCULOS del trabajo durante el peronismo, Mirta Z. Lobato /
Feminismo desde la diferencia. Entrevista a Rosa María
MARCELO ESCOLAR Y NATALIA CALCAGNO: Reforma electoral nacional Rodríguez / Filosofía, política y feminismo. Entrevista a
y reforma electoral federal. Elementos para el análisis y discu- Sandra Hardy / DOSSIER DE LAS JORNADAS DE MONSTRUOS.
sión del caso argentino. Misoginia y monstruosidad. ¿Coordenada ideológica del
corpus emblemático español?, Juan Diego Villa // Mirando
MARÍA MATILDE OLLIER: Hacia un patrón argentino de inestabilidad
el ojo que mira: biotecnologías de la identidad, Mauro
presidencial.
Cabral // El cuerpo: escenario de batalla, territorio de
LUZIA HELENA HERRMANN DE OLIVEIRA: A reforma política no Brasil: memoria, Silvina Merenson / Reseñas
propostas, temores e controversias.
ELIZABETH JELIN: Los derechos humanos y la memoria de la violen-
cia política y la represión: la construcción de un campo nuevo
Para compra, canje y colaboraciones, dirigirse a: Instituto Interdisciplinario de
en las ciencias sociales. Estudios de género (IIEGE), Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
CRISTIAN BUCHRUCKER: Temas antidemocráticos e identidad nacio- Puán 480, 4º piso, Of 417 (1406) Capital Federal. República Argentina
Fax: (54) (11) 4432-0121. Dirección electrónica: rervmora@filo.uba.ar
nal en la cultura política del cono sur. Un panorama comparati-
vo de seis trayectorias históricas del siglo XX.
SUSANA PIAZZESI: Una democracia electoral imperfecta. Santa Fe en
la primera mitad de la década de 1930.

ESTUDIOS SOCIALES, Universidad Nacional del Litoral, CC 353, Correo Ar-


gentino (3000) Santa Fe, Argentina, e-mail: suspia@fcjs.unl.edu.ar
COMPRAS Y SUSCRIPCIONES: Centro de Publicaciones, UNL,
9 de Julio 3563 (3000) Santa Fe, Argentina,
e-mail: alencina@unl.edu.ar www.unl.edu.ar/editorial

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar


REVISTA DE ANTROPOLOGÍA AVÁ
Revista de cultura / Nº 79 / Agosto de 2004
Nº 6

Políticas de la memoria: el Museo de la ESMA Prólogo “Ethos y Habitus en Antropología. Reflexiones a par tir de una trayec-
Solanas y la historia argentina reciente
toria”. Por Beatriz Heredia
Sebald y la memoria alemana
Acerca del arte-más-contemporáneo 1. Algo más a propósito de El oficio del sociólogo. Jean-Claude Passeron
Miradas sobre el cine: Sokurov, Tsai Ming-liang, Mekas y
Entrevista realizada por Denis Baranger.
Sivan/Khleifi (a propósito del VI BAFICI)
Raymond Williams en castellano 2. Actores y recursos frente al deterioro ambiental y la conflictividad social en
Salta. Por Morita Carrasco.
Escriben: Vezzetti • Myers • Huyssen • Giunta • Silvestri •
Schwarzböck • Filippelli • Oubiña • Sarlo • Dalmaroni 3. Rituales políticos y centros carismáticos: un estudio sobre las escenificacio-
Suscripciones: Argentina, tres números $ 24 / Exterior, seis
nes del poder. Por Damián Herkovitz
números, u$s 50. Cheques y giros a nombre de Beatriz Sarlo,
Casilla de Correo 39, Suc. 49, Buenos Aires 4. Leyes, clientelismo y conservación en el nor te misionero. Por Brian Ferrero

5. “Uma revolução silenciosa”: notas sobre o ingresso de setores de baixa ren-


da na universidade. Por Tania Dauster

6. “Las pruebas del delito” Investigación y procesamiento del tráfico de drogas


en la frontera Posadas-Encarnación (Argentina). Por Brígida Renoldi

7. Antropología y Desarrollo rural. Contribuciones del abordaje etnografico a


los procesos de producción e implementacion de políticas. Por María Caro-
lina Feito

8. Imagine yourself set down... in front of your PC”. A Etnografia e o desafio


metodológico da netnografia. Por Claudia da Silva Pereira

Revista avá es una publicación del Programa de Postgrado en Antropología Social.


Universidad Nacional de Misiones

Para mayor información dirigirse a:


revistava@hotmail.com; Tel/fax: 0054 (3752) 426341
Distribución: Ed. Antropofagia; www.eantropofagia.com.ar

Archivo Histórico de Revistas Argentinas | www.ahira.com.ar

Вам также может понравиться