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TLC en Colombia: un análisis a las

ventajas y desventajas de nuevos


Tratados de Libre Comercio
Bárbara Bécares, 30 de junio de 2015, 9:20 pm

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Colombia podría firmar pronto un TLC con China, que se sumaría al existente con Estados Unidos,
al que llegará con la UE y a los que ya hay con la mayoría de economías latinas. ¿Pero qué supone
esto?

¿Qué es un Tratado de Libre Comercio?


Vamos a comenzar comprendiendo el concepto. Un tratado de libre comercio (TLC) es un acuerdo
comercial que firman dos o más países para acordar la concesión de preferencias arancelarias mutuas y
la reducción de barreras no arancelarias al comercio de bienes y servicios. Es decir, estos acuerdos
simplifican la entrada y salida de productos de un país a otro, evitando las restricciones que normalmente
existen.

Para muchas empresas es un gran beneficio puesto que tienen nuevos


mercados a los que vender sus productos. Pero, tampoco hay que olvidar que a muchos pequeños
vendedores les llega más competencia de fuera, a veces a precios más baratos, y eso les
perjudica. Ahora que Colombia está pensando en firmar un acuerdo de Libre Comercio con China y otro
con la Unión Europea del que llevan años hablando, y que ya tiene uno, largamente discutido con Estados
Unidos, aprovechamos para analizar bien qué supondría esto para los colombianos.
Hemos nombrado estos por ser los mmás polémicos, pero además, desde hace más de 30 años nuestro país
tiene vigente un tratado de liberalización comercial con los otros cuatro países de la Comunidad Andina
(Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela) y, recientemente profundizó sus relaciones con los países miembros
del MERCOSUR (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay). Además, desde hace once años tiene suscrito
un acuerdo de libre comercio con Chile y otro con México y Venezuela, en el marco de la Asociación
Latinoamericana de Integración (ALADI). Hace apenas unos días, el Congreso colombiano aprobaba el
Tratado de Libre Comercio con Costa Rica.
¿Por qué convienen los tratados de libre comercio?
Estos acuerdos comerciales internacionales, aportan a un país, como en este caso Colombia, la ventaja
de que sus empresarios puedan vender sus productos y servicios en el exterior en mejores
condiciones, sin pagar impuestos (aranceles) y sin estar sometidos a otro tipo de barreras, algo que sí
hay que costear en caso de no haber estos tratados.
Esto ayuda a la economía nacional de un país a crecer ya que tiene un mercado
de consumidores mucho más amplio que cuando se limita a sus empresarios a vender en el mercado
nacional.
Por tanto el libre comercio es considerado positivo, porque la falta de barreras comerciales hace fácil la
exportación y relativamente barata. De este modo, un país puede centrar sus recursos de manera más
eficiente y lograr un mayor ingreso real. A pesar de los beneficios globales del libre comercio para la
economía de un país, puede haber algunos inconvenientes importantes para el establecimiento de acuerdos
de libre comercio.
No hay que olvidar, como veremos a continuación, que estos Tratados de Libre Comercio también
implican que las empresas extranjeras puedan entrar en nuestro mercado con todos sus productos,
incrementando así la competencia en el mercado, lo que perjudica a pequeños fabricantes y comerciantes
a baja escala.
Otro punto positivo es que hay Tratados de Libre Comercio que obligan al país socio a dar mejores
condiciones laborales a sus trabajadores, en muchas ocasiones explotados.
Desventajas de los TLC
En 2013, en un debato que hubo sobre este tema y realizado en México, el director de la División de
Comercio Internacional e Integración de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal),
Osvaldo Rosales, y el economista senior de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el
Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés), Alex Izurieta concluían que los acuerdos entre naciones
con distintos niveles de desarrollo económico, es decir, entre países con una economía desarrollada y
países emergentes no son tan equitativos como los convenios multilaterales que sí tratan de equilibrar
el papel de las economías.
Las economías emergentes son las que salen perdiendo, de acuerdo
con los expertos que afirmaban que un problema que existe es que los tratados de comercio entre países
desarrollados y emergentes deberían no se están realizando con base en las diferencias que existen.
Por otro lado, la eliminación de las barreras comerciales internacionales puede abrir, dentro de algunas
industrias nacionales, una competencia muy complicada de sostener. Algunos mercados internacionales
no están en el mismo nivel que la industria nacional y son capaces de producir una forma determinada de
producto más barato que en muchos países latinos, siendo el caso de China uno muy destacado cuando
hablamos de costes laborales. Como tal, esta mercancía excedente inunda el mercado local a precios
mucho más baratos y, esencialmente, pasa a dominar esa industria.
Es decir, que en la práctica los TLC son más convenientes para grandes empresas que para empresarios
con pocos recursos. Otro tema que critican los expertos es que la competencia fuerte pude llevar a las
prácticas del ‘todo vale’, en temas como la contaminación con tal de ser competitivos con otros países,
mas en países emergentes que hacen poco caso al medio ambiente.

Un ejemplo práctico va relacionado con los campesinos de Colombia que sufren el Tratado de Libre
Comercio con Estados Unidos y que han llevado a cabo una gran cantidad de paros desde que este se
firmara, para mostrarse en contra. En los últimos seis años las importaciones de leche se han más que
triplicado, pasando de 9.727 toneladas en 2006 a 33.728 el año pasado, según cifras de la Dirección
Nacional de Estadísticas, DANE.
El libre comercio también puede aumentar la inestabilidad económica interna, ya que los mercados locales
se vuelven dependientes de las importaciones mundiales. De ese modo, si el país que es socio comercial
tiene problemas financieros, esto puede afectar mucho al otro país.

Debate por el Tratado de Libre Comercio de China


El presidente chino Li Keqiang estuvo de gira en varios países de América Latina, entre ellos Colombia,
donde volvió a hablar, con su homónimo en el país, Juan Manuel Santos, sobre continuar trabajando sobre
un Tratado de Lbre Comercio.

Como ya sucedería antes de firmarse un acuerdo de estas características con Estados Unidos, también la
posible unión a China supone un gran debate. Una de las voces que más se ha mostrado públicamente
reacio a este TLC con el ‘Gigante Asiático’ es el presidente de la Andi, Bruce Mac Master, cuya opinión
es que “el país debe atravesar por un debate nacional, ante un eventual inicio de conversaciones entre
Colombia y China para suscribir un tratado de libre comercio (TLC)”.
“Hemos venido diciendo que sería de gran preocupación para la industria nacional que nos
metiéramos en un proceso de tratado de libre comercio, quisiéramos en todo caso que cualquier debate,
que cualquier decisión que se fuera a tomar, fuera el resultado de un debate, de si es conveniente o no y
en qué condiciones”, alertó Mac Master.
El directivo es crítico con los TLC en general. Como publicó SiliconWeek, de acuerdo con este, “ni
siquiera con los actuales tratados de libre comercio se han visto los resultados, de llegar muchos más
consumidores de otros países del mundo. De acuerdo con Mac Master, “lo cierto es que los resultados
todavía no se han visto. Entonces yo he venido diciendo que si vamos a pensar en TLC, pensemos en los
ya firmados y tratemos verdaderamente de darle provecho a los mismos y luego más bien pensamos
en los siguientes TLC”.
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Miércoles, 9 de mayo de 2018

 GUARDAR

Seis años del TLC con EE.UU. y los beneficios advertidos en su


momento nada que llegan, mucha política y pocos negocios.
EditorialLR
La próxima semana, el 15 de mayo, se cumplirán los primeros seis años de
haberse firmado con bombos y platillos el tratado de libre comercio entre Colombia
y Estados Unidos. El aniversario llegará en medio de la reciente polémica por los
aranceles de 25% y de 10% a las importaciones de acero y aluminio impuestos
recientemente y de manera unilateral por la Casa Blanca. Pero más allá de la
guerra comercial desatada por Trump, contra su archienemigo comercial chino y
los coletazos de este conflicto, está la reflexión profunda sobre la firma de tratados
de libre comercio de Colombia con más de una docena de regiones o países y lo
poco o nada que le ha servido esta política comercial al país y que fue justificada,
hace más de un lustro, como la panacea del desarrollo económico, argumentos
que poco o nada se han cumplido con el paso de los años. Es un hecho que
Colombia llegó muy tarde al mercado de Estados Unidos y que cuando lo hizo,
países como Perú, México o los pequeños centroamericanos ya lo habían hecho y
ocupado renglones económicos en los que nosotros hubiésemos podido ser
exitosos.

En pocas palabras llegamos muy tarde al mercado estadounidense en particular y


sin ningún plan maestro y ambicioso para beneficiar a nuestros exportadores de
dicho mercado, pero lo peor fue no tener un objetivo estratégico a largo plazo, sino
movernos bajo las premisas políticas de que el objetivo era la firma de un tratado
de libre comercio y no su maximización comercial. El problema radica en que los
gremios de la producción le copiaron al pie de la letra la iniciativa a los últimos
gobiernos sobre los tratados de libre comercio, pero no se prepararon por
optimizarlos, y una vez firmados, no han sabido cómo sacarles provecho. La firma
solo era un punto de partida para un aprovechamiento posterior de los mercados;
con la firma de los tratados no se ha logrado nada más que un marco legal y los
empresarios cada vez son más escépticos de esta moda que poco a poco va
pasando, máxime si se atiende a la estrategia de Trump que va en contravía de
los TLC, tratando de beneficiar a sus empresarios en sus mercados locales. Las
políticas comerciales de Estados Unidos en tiempos del Partido Republicano son
bien distintas a las que promulgaban sus antagonistas demócratas y lo que antes
estaba de moda, poco a poco está cambiando y los tratados de libre comercio ya
no son la panacea, ni el objeto de conversación de cualquier economía con
Estados Unidos; ahora el beneficio de los mercados locales y de los productores
nacionales es la moneda de cambio, al entablar un diálogo binacional. Los tiempos
cambiaron y nuestros ministros siguen anclados en los viejos tiempos de Obama,
cuando quien manda es un Trump fortalecido con el proteccionismo a sus
empresas y al mercado estadounidense; esa es la nueva moda.

Si miramos los últimos cinco años de tratados de libre comercio, los resultados
son mediocres y las exposiciones de motivos de los viejos ministros de Comercio
no se cumplieron. Seguimos siendo una economía que vive de vender materias
primas como petróleo, café y carbón, y el Estado poco o nada ha hecho para
incentivar a que las industrias se muevan en función de los tratados de libre
comercio, tal como lo han hecho países como México, Chile o Perú, socios de la
Alianza del Pacífico que sí han logrado transformar su oferta exportadora.
TLC con EE.UU. afectaría alrededor del
70% de los productores agropecuarios y
28% de los hogares campesinos
Carlos Salgado, director de la ONG Planeta Paz, afirma
que la implementación del TLC afectará alrededor del
28% de la población campesina en cuanto al valor de la
producción.
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CARACOL RADIO
14/05/2012 - 19:11 COT
Según Fernando Barberi, investigador y experto en economía, el sector
agropecuario va a ser un perdedor con la implementación del TLC con Estados
Unidos, ya que alrededor del 70% de los productores agropecuarios se van a ver
afectados por este tratado. “Dependiendo de la proporción de los productos que
compitan con los Estados Unidos, existe impacto alto, medio y bajo, en conjunto
uno podría decir que el 70% de los productores pequeños van a tener algún
impacto, sea alto, medio, bajo, pleno, el 70% va a tener algún impacto, solamente
el 30% va a estar sin impacto”, manifestó Barberi. Igualmente, manifestó que uno
de los principales puntos que dejaron en desventaja al sector agropecuario en la
negociación del TLC con Estados Unidos, es que se tuvo que desmontar toda la
protección agropecuaria colombiana mientras que los Estados Unidos mantuvo la
de ellos. Por su parte, Carlos Salgado, director de la ONG Planeta Paz, afirma que
la implementación del TLC con Estados Unidos afectará alrededor del 28% de la
población campesina en cuanto al valor de la producción, los precios al productor,
los ingresos laborales de los campesinos y el área de cosecha de los productos de
los campesinos que están expuestos ante el tratado. “En un impacto alto,
alrededor del 28% de los hogares campesinos, es decir alrededor de 430 mil
hogares tendrían una afectación alta en cuanto a sus ingresos laborales, y en
cuanto al impacto bajo, 535 mil hogares estarían viendo afectada de manera
negativa sus ingresos por la entrada de los productos típicos que entran a raíz del
TLC y que desplazarían la producción que les es propia”, indicó Carlos Salgado.
Agregó que se estima que hay 1 millón 400 mil hogares campesinos, con un
promedio de de 4.5 personas por hogar, lo que daría un universo de seis millones
400 mil campesinos; de ese universo, se estima que 1 millón 800 mil son
productores agropecuarios. Por otro lado, Aurelio Suárez, representante de
Solución Agropecuaria, en un escenario de 5 años, el 89% de los productos
agropecuarios colombianos no van tener aranceles en los Estados Unidos, pero el
95 % de los productos agropecuarios de Estados Unidos tampoco van a tener
aranceles en Colombia, así que en ese escenario, va a tener más ventaja la
agricultura norteamericana que la colombiana. Los sectores de cultivos que se
verían mayormente afectados serían el arroz, maíz amarillo, frijol, trigo y arveja,
cebolla y sorgo. Una de las posibles soluciones que estima Aurelio Suárez se
deben tomar para mitigar el impacto del TLC en el sector agropecuario, es realizar
una política de Estado que apoye desde el punto de vista del crédito, la
infraestructura, la comercialización y la soberanía alimentaria, de lo contrario,
según Suárez, probablemente el país va a ver una reversión hacia cultivos de uso
ilícito y mayor desplazamiento del campo a la ciudad.

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