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Soy una orquesta trágica

Un concepto trágico
Soy trágico como los versos que punzan en las sienes y no
pueden salir

Soy un conjunto de emociones y sensaciones sin posibilidad de impedir mi destino


solitario, único y radical (llegará tarde o temprano mi muerte).
Una realidad que debe cumplirse por lo funesto, desdichado de mi existencia.
No tengo salida ni escapatoria como la palabra no dicha, como la potencia que
Aristóteles definió para llegar al acto. Estoy aquí ahora entre las cosas, como un
paso fugaz.

Arquitectura fúnebre
Matemática fatal y sin esperanza alguna.

‘Porque eres polvo y al polvo tornarás’ (Génesis. Cap.3 vers. 19), condenados
desde la creación a no tener vuelta, a deshacernos en el tiempo como seres para
el tiempo y por el tiempo. El tiempo nos permite nacer, crecer y vivir; así como
también trae con el la vejez, la muerte y la descomposición, para volver a la nada
y ser sólo un efímero recuerdo (quizás).
Soy un ser finito, contrario a la matemática infinita y que siempre presenta una
solución; soy ser humano, un conjunto real, sin fórmula que me permita encontrar
un escape a mi existencia dolorosa y problemática; biológica y filosófica.

Capas superpuestas de dolor misterioso


Capas superpuestas de ansias mortales
Subsuelos de intuiciones fabulosas

El vivir parte ya con dudas ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?, ¿qué soy?, es real
mi existencia o soy el artificio de un genio maligno (R. Descartes)?
Nuestra super-vivencia (más allá del sobrevivir) gira en torno a este eje de
intentar, desde nuestra ignorancia, responder las preguntas que nos agobian.
Esas ‘ansias mortales’ se vuelcan totalmente a enajenarnos de las preguntas y
cubrirlas con el vivir cotidiano: trabajamos y creamos para vivir en un buen futuro
donde no exista, en lo posible, mayor necesidad. Donde el consumo y el
confundirse con la masa es lo ideal. Ser diferente implica ser reconocido y
apuntado.
Luego las ansias mortales pierden su peso a medida que se acerca el ocaso de
nuestra existencia. Y las volcamos creyendo que luego de esta vida dolorosa
vendrá; llegaremos a un lugar ‘paradisiaco’, donde seremos eternamente, hasta el
día del juicio final, donde nuestra alma y nuestros hechos serán juzgados.
El ‘subsuelo de intuiciones fabulosas’
Siglos siglos que vienen gimiendo en mis venas
Siglos que se balancean en mi canto
Que agonizan en mi voz
Porque mi voz es sólo canto y sólo puede salir en canto

La historia, las memorias de la humanidad arden en el pensamiento del


poeta, las quiere ‘des-cubrir’ sacarlas a la luz. Por ello se balancean en
su canto, en él y sólo a través de él las palabras retornan al origen y
toman el peso, son lo que son. Agonizan en su canto por que nacen y
mueren en ese instante; y re-nacerán y desaparecen al releerlas el
lector.
Las palabras que el poeta une, y el puente que establece, nos permiten
entender y revelar el mundo. Estas palabras, unidas, entrelazadas,
compenetradas, donde una es toda y todas son una no pueden salir de
el poeta si no es en melodía, por que la palabra es melodía de vocales y
consonantes, que en el poema bailan sin chocar. La palabra es canto, se
interpreta en canto, sale en canto y el poeta sólo revela el mundo en
canto.

La cuna de mi lengua se meció en el vacío


Anterior a los tiempos
Y guardará eternamente el ritmo primero
El ritmo que hace nacer los mundos

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