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(MESOZOICO – CENOZOICO)
FASE NEVADIANA
A finales del Jurásico medio y comienzos del superior, los movimientos nevadianos provocan
una emersión del territorio peruano, marcando una discordancia que se ubica entre el
Titoniano y el Bajociano correspondiendo ello a una importante epirogénesis. Este
levantamiento determina en el Centro y Norte la definitiva separación en dos cuencas: una
Noroccidental y la otra Oriental, teniendo al centro un bloque levantando que se conoce como
Arco del Marañon. Este episodio tectónico genera una discordancia marcada por la transición
de una sedimentación continental a otra marina en la Cuenca Oriental con una discordancia
ligeramente angular en algunos lugares.
Los Andes Septentrionales: Se extiende desde Venezuela (12°N) hasta el Norte del
Perú (4°S), este segmento resulta de la interacción de la placa Caribe, Cocos, Nazca
y Panamá. Los Andes Septentrionales occidentales responden a fenómenos ligados a
la acreción de fragmentos de corteza oceánica y de arcos insulares producidos durante
el Cretáceo superior y Paleoceno están ligados al levantamiento de series Paleozoicas
deformadas y terrenos precámbricos.
Los Andes Centrales: Se prolongan desde el Norte de Perú (4º latitud S) hasta
Argentina (40º latitud S). La estructuración de este segmento resulta de la subducción
de la placa oceánica Nazca/Farallón debajo de la placa continental Sudamericana. La
parte Sur de los Andes Centrales está caracterizada por la presencia del Altiplano, la
cual se desarrolla entre las cordilleras Occidental y Oriental. La parte Norte de los
Andes Centrales se articula únicamente sobre una gran cordillera
(Occidental/Oriental) generando en su borde oriental una vasta cuenca de Antepaís.
Los Andes Meridionales: Se desarrollan entre 40º y 55º de latitud S. Este segmento
es interpretado como resultado de la subducción de las placas Nazca, Antártica y
Scotia debajo de la placa continental.
FASE MOCHICA
Después de la depositación de las secuencias sedimentarias y volcánico-sedimentarias del
Jurásico-Cretácico medio; en el Albiano superior Cenomaniano Temprano, se da inicio a la
formación de la Subducción de la Placa Farallón por debajo de la Placa Sudamericana y del
levantamiento precoz de la Cuenca Peruana, la cual corresponde a su vez, a la primera
abertura del atlántico sur a nivel de las placas de América y África; (Pindell et al 1990).
FASE PERUANA
La Fase Tectónica Peruana, es un evento de deformación “compresional”, que afecta
principalmente la Costa, Cordillera Occidental y el Altiplano. Durante el período de
“compresión” de la Fase Peruana, se habrían producido áreas de debilidad por fracturas a
nivel del frente andino, lo que habría facilitado el subsecuente emplazamiento del Batolito
de la Costa cortando las series plegadas mesozoicas.
La fase peruana comenzó en la margen peruana durante el Coniaciano basal, culminó durante
el Campaniano superior, y fue seguida por una remisión durante el Maestrichtiano (Etienne
Jaillard, 1992). De un punto de vista tectono-sedimentario, se pudo establecer la siguiente
cronología:
En el Ecuador la fase tectónica Inca se pone en evidencia por los siguientes argumentos:
a) Entre 34 – 37 Ma en la Costa se registra un hiato sedimentario (Benítez, 1995),
b) En la Cordillera Real existe una alta tasa de exhumación entre 43 y 30 Ma (Spikings
et al., 2000),
c) En el área de la cuenca de Cuenca se depositan los sedimentos con el aporte de la
Cordillera Real de la Formación Quingeo (Hungerbühler et al, 2002) y
d) Entre 42 y 37 Ma se tiene una alta taza de convergencia (150 mm/a) en una dirección
N 70° (Pardo – Casas & Molnar, 1987).
Todos estos criterios indican que la Unidad Macuchi se acrecionó al continente en forma
oblicua, durante el Eoceno tardío, deformando al Grupo Angamarca, la Unidad Yunguilla y
emplazando tectónicamente escamas de la Unidad Pallatanga al interior de las mismas.
FASE QUECHUA
El período tectónico Quechua corresponde a una aceleración de la convergencia entre la placa
Nazca y la placa sudamericana, después del cambio de dirección de convergencia a los 26
Ma (anomalía 7). Esta convergencia se caracteriza por una tasa importante, superior a 8 cm/a
hasta 11 cm/a a los 10°S y una dirección casi perpendicular a la fosa Perú-Chile. Para Sébrier
y Soler (13), durante este paroxismo tectónico (período Quechua) el desplazamiento de la
placa sudamericana hacia el oeste (tasa de abertura rápida del Océano Atlántico ecuatorial)
está compensado por el acortamiento de los Andes.
Durante la fase Quechua se formó la superficie de erosión Puna, notoria en el flanco Oeste y
Este de la cordillera Occidental; en las cordilleras mismas la superficie desaparece bajo una
gruesa cubierta de productos volcánicos Pliocuaternarios. Este período se caracteriza por una
intensa actividad magmática efusiva e intrusiva. Tectónicamente este período corresponde a
la estructuración de los Andes tal como se presentan hoy en día, debido a un largo período
de deformación en compresión que afecta los Andes centrales en su totalidad.
Benavides-Cáceres también subdivide esta Fase en 4 eventos (Quechua I – Quechua IV)
aunque otros autores sólo consideran tres.
La fase tectónica Quechua I (Mioceno Temprano) se describe bien en el Perú
central dónde existen evidencias de la reactivación de la Faja Plegada del Marañón
(Soulas, 1977), y en el norte del Perú dónde los volcánicos sub-horizontales del
Mioceno Temprano (Volcánico San Pablo) están cubriendo a las rocas plegadas del
Mesozoico y Cenozoico (Noble, y otros, 1990). El análisis estructural sugiere que el
acortamiento fue aproximadamente E-W (Soulas, 1977).
La Fase Quechua II (Mioceno Medio) también está bien documentado y sigue la
dirección de acortamiento del Quechua I (Mégard, 1984). Esta fase culmina con la
depositación del Volcánico Huambo (9- 5 Ma) Realmente la faja plegada y
sobreescurrida Subandina, que originalmente se pensó era principalmente de edad
Miocenica Tardía (Quechua III), es el resultado de la deformación episódica que
involucró las tres fases de deformación Quechua como lo sugiere la deformación de
las molasas asociadas (Aleman y Marksteiner, 1997). Desde tiempos del Plioceno,
los Andes se levantaron por lo menos 3,000 metros. La Faja Plegada y Sobre-
escurrida del Subandino continúa su propagación al antepaís. Sin embargo, el alto
andino y las tierras bajas del Pacífico experimentaron fallas de rumbo e inversión de
fallas (Sébrier y Soler, 1991).
El último evento de la Tectónica Quechua (Quechua IV) conocida por algunos
autores como Fase Tectónica Pliocena es la responsable de la totalidad del
levantamiento de los Andes, el mayor levantamiento se ha producido en el Plio-
Cuaternario; según B. Dalmayrac et al. (1988), dicho levantamiento es del orden de
200 m., el cual es evidenciado por el encajonamiento profundo de los valles andinos.
En el Ecuador, en la Cordillera Real se tiene una alta tasa de exhumación entre 23 y 15 Ma.
Pudiendo ser el efecto de un cambio en los vectores de subducción de placas durante el
Mioceno temprano (Spikings et al., 2000
Figura 1. Cuadro Geocronológico, Estratigráfico y Tectónico de Cajamarca, ORBASA –
2013.
Figura 2. Macro estructural de los andes centrales del Perú y Placa de Nazca (Churchill
Vela, 2008)