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Carlos Urzúa Macías ¿El último neoliberal?

El 1ro de Julio de 2019 se celebró el primer aniversario del movimiento de


transformación política en nuestro país, el Zócalo se abarrotó en Lunes, pleno día
laboral, compartiendo la plancha pública con Carlos Slim y Emilio Azcárraga, dos
grandes empresarios que han decidido respaldar abiertamente el proyecto de
Andrés Manuel López Obrador. En dicho evento también se habló de cifras
económicas, constantes y sonantes que demuestran que la economía no se
encuentra ni en recesión ni en crisis, que si bien apenas se comienza a detener la
hemorragia neoliberal, pero que, considerando la terrible violencia con la que se ha
tratado al pueblo mexicano, se trata, sin duda, de buenas noticias.

Es necesario no olvidar que López Obrador y Urzúa son amigos cercanos, viejos
colaboradores que han trabajado juntos desde los tiempos en el que el ahora
Presidente fue Jefe de Gobierno de la Ciudad, y que han demostrado, además, hacer
una excelente mancuerna cuando se trata de estabilidad en el uso de las finanzas
públicas, no obstante, esto es una condición necesaria más no suficiente, hace falta
tener claridad en el rumbo que se persigue, qué papel habrá de ocupar México en las
futuras reuniones del G20, ¿no es acaso este último punto es donde se encuentra la
discrepancia en cuanto fenómeno económico?. Hay un elefante en la habitación y
nadie lo ha querido ver: si la Cuarta Transformación ha de ser, será sólo con un
cambio de política económica que nos lleve a una nueva estabilidad no neoliberal.
En esto Urzúa fue incapaz de seguir al Presidente de la República.

Dicho sea de paso, no es un detalle menor que la renuncia ocurra después de la


reunión del G20 en Osaka, Japón. Ebrard y Urzúa fueron en representación de López
Obrador y pudieron ver en primera fila los movimiento geopolíticos que están
ocurriendo actualmente. La unipolaridad de Estados Unidos ha llegado a su fin y la
fuerza emergente de China y Rusia –así como de La India– comienzan a llevar al
mundo a una tetra-polaridad. En un proceso así, las piezas se mueven, hay
oportunidades que las economías con peso medio pueden aprovechar. La economía
no sólo puede mantenerse estable sino además también operar cambios
estructurales sin entrar en crisis. El reciente conflicto arancelario con Trump deja de
manifiesto que el país necesita diversificar sus mercados y, además de haber
superado exitosamente esta amenaza norteamericana, en congruencia con las
lecciones de dicho conflicto, Ebrard se reúne con el consejero de Estado y ministro
de Relacionas Exteriores de China, Wang Yi, donde se acordó la hoja de ruta para
aumentar la colaboración durante los siguientes 5 años. Es decir, México se
encuentra en un proceso de diversificación comercial internacional.

Es este el contexto en el que irrumpe la renuncia de Carlos Urzúa, los opositores, o


mejor dicho, las últimas personificaciones de la ideología neoliberal en retirada, sólo
son capaces de leer la dimensión política y administrativa del asunto, postulan
simplemente que todo se trata de un coctel de ineficiencias y de autoritarismo, esto
sólo coloca la mirada apenas en las narices electorales de una clase política
mexicana que no sabe en qué momento perdió el control del Estado. Pero, con esto
termino este primer comentario, se trata de entender las razones por las que Urzúa
ya no pudo acompañar al Presidente en su planeación económica. La Secretaría de
Hacienda siempre ha sido un ala conservadora en la historia económica de nuestro
país, no es coincidencia que México sea uno de los países convertidos en paraísos
fiscales para las grandes empresas, no sólo se trata ahora de estabilizar la economía
sino de abrirse a los nuevos canales de una política fiscal con dimensión social. Esta
es la encomienda que ahora el Presidente deposita en Arturo Herrera, el primer
Secretario, después de seis egresados del ITAM, uno –Urzúa- del Tec de Monterrey y
ahora un egresado de la Universidad pública, de la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM).

Pero dejemos atrás a estos opositores, agoreros del desastre, que se ponen
contentos cuando la situación se pone más difícil para el país, que están listos para
hacer leña, no del árbol caído, sino de cualquier pastizal que puedan quemar para
llevar agua a su molino. La renuncia de Urzúa es símbolo de una Secretaría de
Hacienda que está lista para mudar de piel, con una nueva visión, una que ya no
cabe en la ortodoxia económica neoliberal. Agradezco el papel histórico que Urzúa
ofrece al movimiento: la gran proeza de haber mantenido la estabilidad necesaria
para el cambio de régimen hacia la Cuarta Transformación, desde esta óptica Carlos
Urzúa es el último economista a cargo de la Hacienda pública neoliberal, y al mismo
tiempo, deberá ser recordado como pionero una nueva Hacienda con dimensión
social, de lo que se trata, es importante no olvidar, es pasar del paraíso fiscal en el
cielo de las finanzas al paraíso terrenal de la justicia social en la mesa del trabajador.

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