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Este libro se trata de que la abuela de Karli se que da con él, ya que los padres

de él murieron en un accidente, y la abuela lo llevó a vivir a su casa, en Munich.


Karli se acostumbra rápidamente a la abuela, él tiene un cuarto casi solo para él.
La abuela, durante el día lo utiliza para coser y Karli por la noche, tiene que ir
recogiendo agujas para no pincharse los pies. En muchas cosas la abuela es
diferente. Karli una noche despertó y fue al baño y se encontró con un vaso de agua
con los dientes de la abuela. A las seis de la mañana la abuela andaba ya metiendo
ruido por el cuarto de al lado y despertaba a Karli. Pero él no tenía ganas de
levantarse tan temprano, se tapaba la cabeza con la manta y se ponía a pensar en
sus padres. Lo hizo por tres meses casi, hasta que fue a la escuela y tuvo amigos.
El desayuno es a las siete, la abuela llenaba su tazón y sorbía. A karli su madre
se lo había prohibido. -No sorbas, abuela- decía Karli. -¡Oye! ¿Son esas formas de
hablar conmigo? -Mi madre decía siempre que no sorbiera. Y tú sorbes. A partir de
entonces la abuela se esforzó por no sorber. Por la mañana repartían volantes que
le llegaban a la abuela de cualquier fábrica. Decían que el “Astoria” exponía
lavadoras y que hacían regalos o que para el café lo mejor era el filtro “Passa-
Passa”. Fuera donde fuera, siempre había gente que conocía a la abuela. Y ella,
entonces, “echaba la parrafa”. A karli le resultaba aburrido, ero como salían
caramelos, aguantaba. Karli ayudaba a la abuela y los tenderos se enfadaban.

Después de la comida la abuela se sentaba a coser a máquina y dejaba a Karli bajar


al patio. Al principio Karli no conocía a nadie, los niños se burlaban de Este
libro se trata de que la abuela de Karli se que da con él, ya que los padres de él
murieron en un accidente, y la abuela lo llevó a vivir a su casa, en Munich. Karli
se acostumbra rápidamente a la abuela, él tiene un cuarto casi solo para él. La
abuela, durante el día lo utiliza para coser y Karli por la noche, tiene que ir
recogiendo agujas para no pincharse los pies. En muchas cosas la abuela es
diferente. Karli una noche despertó y fue al baño y se encontró con un vaso de agua
con los dientes de la abuela. A las seis de la mañana la abuela andaba ya metiendo
ruido por el cuarto de al lado y despertaba a Karli. Pero él no tenía ganas de
levantarse tan temprano, se tapaba la cabeza con la manta y se ponía a pensar en
sus padres. Lo hizo por tres meses casi, hasta que fue a la escuela y tuvo amigos.
El desayuno es a las siete, la abuela llenaba su tazón y sorbía. A karli su madre
se lo había prohibido. -No sorbas, abuela- decía Karli. -¡Oye! ¿Son esas formas de
hablar conmigo? -Mi madre decía siempre que no sorbiera. Y tú sorbes. A partir de
entonces la abuela se esforzó por no sorber. Por la mañana repartían volantes que
le llegaban a la abuela de cualquier fábrica. Decían que el “Astoria” exponía
lavadoras y que hacían regalos o que para el café lo mejor era el filtro “Passa-
Passa”. Fuera donde fuera, siempre había gente que conocía a la abuela. Y ella,
entonces, “echaba la parrafa”. A karli le resultaba aburrido, ero como salían
caramelos, aguantaba. Karli ayudaba a la abuela y los tenderos se enfadaban.

Después de la comida la abuela se sentaba a coser a máquina y dejaba a Karli bajar


al patio. Al principio Karli no conocía a nadie, los niños se burlaban de

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