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Entrevista a Anne-Ganivet-Poumellec sobre el sueño y el arte

Carolina Koretzky: Buenos días Anna. A partir de este amplio tema que es el vínculo
entre el arte y el sueño… ¿la obra de arte está del lado del sueño o del despertar?

Anne-Ganivet-Poumellec: Cuando la obra de arte surge siempre está del lado del corte,
de la sorpresa, del escándalo o del rechazo. No basta con que sea escandalosa para ser
artística, pero siempre la obra de arte marca un corte. Pondré el surgimiento de la
obra de arte del lado del despertar. Para sostener esto me voy a referir a la historia.
Por ejemplo, La batalla de Hernani, es la emergencia del corte romántico. Pongo del
lado del rechazo, una suerte de ignorancia, el no recibimiento de la obra de Vincent
Van Gogh. Pienso que ese silencio es ensordecedor, se trata de un rechazo, de una
opacidad de rechazo. Y luego tomemos a alguien cercano a nosotros, Jacques Lacan,
propietario de El origen del mundo, toma nota de ese corte entre el público y el
cuadro, y pone un velo de pudor.

Actualmente celebramos el centenario de la entrega del premio Goncourt a Marcel


Proust. El jurado le entrega el premio en 1919 por uno de los volúmenes de En busca
del tiempo perdido que se titula “A la sombra de las muchachas en flor”. Esto ocurrió
en un clima de violencia, de ataque extremadamente virulento. Alguien tomó este
fenómeno, se llama Thierry Laget, y llamó a ese fenómeno “un motín literario”. ¿Qué
ocurrió? En 1919, la gran hecatombe de la guerra acababa de detenerse –termina en
1918-, y el público quería seguir soñando con Las cruces, cruces de madera y Roland
Dorgelès. Ahora bien, escándalo: el premio Goncourt con coraje se le otorga a Marcel
Proust. Entonces ocurrieron una invasión de injurias, de ataques ad hominen por
supuesto, y en esa época lo que se hizo fue desde luego políticamente incorrecto… en
conclusión fue tremendamente atacado. Hubiera podido tomarse como una
ensoñación de una subjetividad a la antigua que se vuelve hacia un mundo de mujeres.
Podemos pensar que eso es En busca del tiempo perdido bien escrito. Pero este motín
no se equivocó, nos indica que la obra es magistral y lo sabemos.

Hay otro aspecto, si tomamos las cosas por otro lado, lo que también me sorprende es
que cuando la obra emerge, el artista no puede dejar la cosa, va a seguir sirviendo la
obra hasta el cansancio. Por ejemplo Marcel Proust, pero también Pablo Picasso,
Alberto Giacometti, James Joyce y muchos más felizmente para nosotros.

Encontré en el Seminario 23, que es el seminario que Lacan engancha sobre Joyce, un
pasaje donde dice que el lenguaje en sus afinidades con el agujero se come lo real.
Podemos preguntarnos si estos artistas que han hecho verdaderamente ruptura en la
sublimación, lo hacen como si hubieran encontrado a partir de su arte algo como un
lenguaje propio con el cual tienen que continuar cavando el surco, si no el agujero se
volverá a cerrar. Es lo que propongo.
CK: Es formidable porque tú explicas bien que en el fondo la obra nos despierta porque
nos interpreta, en cierto modo. Pero, ¿qué es lo que para ti hace soñar en la obra?
¿Dónde encuentras la parte del sueño?

AGP: Porque por supuesto la hay.

CK: Sí. ¿De qué lado está la parte de sueño?

AGP: Lo que me parece es que, si incluso hubo falla, algo semi-apercibido, shock
fuerte, al cabo de un momento el público vuelve a dormirse. Adora la obra, la enaltece,
en resumen la capitaliza, incluso se duerme. Con algunos amigos gustábamos de ir a
lugares, a Trieste por Joyce, a Duino por Rilke, Stampa por Giacometti, y
evidentemente a la casa de la Tía Leónie en Combray por Proust, y otros lugares. Se va
allí como un homenaje, pero también se va allí para soñar, para soñar sobre la obra de
arte, sobre la creación. Hay que decir que no tiene nada que ver, nada puede dar
cuenta de la consistencia de la emergencia de una obra en un artista, aun yendo a la
escalera de Tía Leónie, allí donde el pequeño Marcel… “Durante mucho tiempo me
acosté temprano”, es otra cosa, es una escritura, nada de eso da cuenta. ¿Qué es esa
ensoñación?, es como un sueño, pero un sueño que no tendría ombligo, totalmente
neutralizado de la posibilidad de creación. Por lo tanto queda la obra.

CK: Por otra parte me hace pensar que en el Seminario 23 Lacan dice que la historia
está del lado del sueño y es un poco lo que nos transmites, la historia es de algún modo
corte en relación con la obra que ella revela. Gracias Anna.

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