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TP Filosofía - Aristóteles

La teoría social y política

El interés por las cuestiones sociales y políticas es una de las características


de la actividad filosófica de Platón, y queda reflejado suficientemente en la
República. Aunque en Aristóteles no alcance la misma dimensión que en
Platón también formará parte importante de su obra, especialmente en
correlación con la ética, configurando lo que se ha dado en llamar la filosofía
práctica aristotélica. Aristóteles estudia las cuestiones sociales y políticas en
las "Constituciones" y en la "Política". Más que el diseño de lo que debería
ser una sociedad perfecta o justa, lo que le interesa a Aristóteles es
determinar las características del espacio social en el que se ha de desarrollar
la vida del hombre. También bosquejará tímidamente su sociedad ideal, en
los libros 7 y 8 de la "Política"; pero al igual que en otros aspectos de su obra
se sentirá más atraído por el análisis de la experiencia, en este caso, el del
experiencia de la vida colectiva o social del hombre.

Respecto al origen y constitución de la sociedad mantendrá, al igual que


Platón, la teoría de la "sociabilidad natural" del hombre. El hombre es un
animal social (zóon politikon), es decir, un ser que necesita de los otros de su
especie para sobrevivir; no es posible pensar que el individuo sea anterior a
la sociedad, que la sociedad sea el resultado de una convención establecida
entre individuos que vivían independientemente unos de otros en estado
natural: "La ciudad es asimismo por naturaleza anterior a la familia y a cada
uno de nosotros". El todo, argumenta Aristóteles, es anterior a las partes;
destruido lo corporal, nos dice, no habrá "ni pie ni mano a no ser en sentido
equívoco"; el ejemplo que toma como referencia sugiere una interpretación
organicista de lo social, en la que se recalca la dependencia del individuo con
respecto a la sociedad.

El núcleo originario de la comunidad social o política es la familia. Las


necesidades naturales de los hombres, las necesidades reproductivas que
llevan al apareamiento, por ejemplo, llevan a la configuración de este
pequeño grupo social que será la base de organizaciones más amplias como
la aldea y la ciudad: "La familia es así la comunidad establecida por la
naturaleza para la convivencia de todos los días". Las pequeñas asociaciones
de grupos familiares dan lugar a surgimiento de la aldea; y la asociación de
aldeas da lugar a la constitución de la ciudad: "de aquí que toda ciudad exista
por naturaleza, no de otro modo que las primeras comunidades, puesto que
es ella el fin de las demás". Aristóteles utiliza también el argumento del
lenguaje para reforzar su interpretación de la sociabilidad natural del
hombre: a diferencia de otros animales el hombre dispone del lenguaje, un
instrumento de comunicación, por ejemplo, que requiere necesariamente del
otro para poder ejercitarse; sería absurdo que la naturaleza nos hubiera
dotado de algo superfluo; y sería difícilmente explicable el fenómeno
lingüístico si partiéramos de la concepción de la anterioridad del individuo
respecto a la sociedad.

Aristóteles, como Platón, considera que el fin de la sociedad y del Estado es


garantizar el bien supremo de los hombres, su vida moral e intelectual; la
realización de la vida moral tiene lugar en la sociedad, por lo que el fin de la
sociedad, y del Estado por consiguiente, ha de ser garantizarla. De ahí que
tanto uno como otro consideren injusto todo Estado que se olvide de este fin
supremo y que vele más por sus propios intereses que por los de la sociedad
en su conjunto. De ahí también la necesidad de que un Estado sea capaz de
establecer leyes justas, es decir, leyes encaminadas a garantizar la
consecución de su fin. Las relaciones que se establecen entre los individuos
en una sociedad son, pues, relaciones naturales. Aristóteles estudia esas
"leyes" de las relaciones entre los individuos tanto en la comunidad
doméstica, la familia, como en el conjunto de la sociedad, deteniéndose
también en el análisis de la actividad económica familiar, del comercio y del
dinero.

Así, respecto a la comunidad doméstica, considera naturales las relaciones


hombre-mujer, padres-hijos y amo-esclavos; de esa naturalidad se deduce la
preeminencia del hombre sobre la mujer en el seno de la familia, la de los
padres sobre los hijos y la del amo sobre los esclavos; en este sentido no
hace más que reflejar las condiciones reales de la sociedad ateniense de la
época, limitándose a sancionarla, apoyándose en una elaboración teórica de
carácter esencialista, hoy ya completamente obsoleta: resulta inadmisible en
la actualidad la consideración de la esclavitud como un estado natural de
algunos hombres, tanto como la consideración negativa y subsidiaria de la
mujer. Respecto a la actividad económica considera que hay una forma
natural de enriquecimiento derivada de las actividades tradicionales de
pastoreo, pesca, caza y agricultura, estableciendo sus dudas acerca de que
sea una actividad natural el trueque, a menos que sea para satisfacer una
necesidad. El uso del dinero como forma de enriquecimiento es considerado
"no natural", criticando especialmente el aumento del dinero mediante el
préstamo con interés.

En el estudio de las diversas Constituciones de las ciudades-estado de su


época nos propone una teoría de las formas de gobierno basada en una
clasificación que toma como referencia si el gobierno procura el interés
común o busca su propio interés. Cada una de estas clases se divide a su vez
en tres formas de gobierno, o tres tipos de constitución: las buenas
constituciones y las malas o desviadas. Las consideradas buenas formas de
gobierno son la Monarquía, la Aristocracia y la Democracia (Politeia); las
consideradas malas, y que representan la degeneración de aquellas son la
Tiranía, la Oligarquía y la Democracia extrema o (Demagogia). La Monarquía,
el gobierno del más noble con la aceptación del pueblo y el respeto de las
leyes, se opone a la Tiranía, donde uno se hace con el poder violentamente y
gobierna sin respetar las leyes; La Aristocracia, el gobierno de los mejores y
de mejor linaje, se opone a la Oligarquía, el gobierno de los más ricos; La
Democracia o Politeia, el gobierno de todos según las leyes establecidas, se
opone a la Demagogia, el gobierno de todos sin respeto de las leyes, donde
prevalece la demagogia sobre el interés común.

Educación
Aristóteles planteaba que la educación, la genética y los hábitos son factores
que influyen en la formación durante el desarrollo personal.

También valoró la importancia del ámbito del juego, en los más pequeños,
para el desarrollo tanto a nivel físico como a nivel intelectual en sus primeras
etapas de formación. Sin ninguna duda, muchas de sus ideas han ejercido
una gran influencia sobre la historia intelectual de occidente por más de 2000
años.

Aristóteles seguía un plan educativo basado en cinco periodos educativos. El


primero era la infancia, se trataba del periodo de crianza (formación de
hábitos). En segundo periodo, alcanzaba hasta los 5 años, consistía en el
desarrollo de los buenos hábitos, pero sin lecciones y sin obligaciones. La
siguiente etapa abarcaba hasta los 7 años, profundizando en los hábitos.
Desde los 7 años hasta la pubertad, era el periodo de educación pública con
asignaturas tales como: gimnasia, lectura, escritura, música y dibujo. Y por
último la educación liberal, que se impartía en Liceos, con asignaturas como
podían ser las matemáticas, lógica, metafísica, ética, música, física o biología.
La música era considerada como elemento vital en la educación liberal, ya
que se consideraba que por una parte contribuía a la formación del carácter y
por otra a la purificación emotiva.

El filosofo griego dividía la educación en dos, por un lado estaba la educación


moral y por otro la educación intelectual, ambas dos igual de importantes.

El concepto de educación podría definirse como un proceso de socialización.


Al educarnos somos capaces de asimilar y aprender conocimientos. Se
materializa en una serie de valores y habilidades que producen cambios tanto
intelectuales como emocionales o sociales.

La preocupación por educación infantil ha sido una constante durante los


diferentes periodos históricos, aunque como proceso, se podría decir que su
estudio es reciente.

En la antigua Grecia se observaba un concepto de la educación de acuerdo a


los ideales o necesidades de la sociedad. En la mayor parte de su historia la
educación fue privada, salvo en Esparta. Durante el periodo helenístico
algunas ciudades-estado construyeron escuelas públicas. Solamente tenían la
opción de contratar un maestro, aquellas personas que gozaban de un alto
nivel económico. En algunos casos, hasta los 7 años era su nodriza quien se
ocupaban de los niños y les proporcionaban las llamadas `primeras
enseñanzas´.

Los niños aprendían a leer, escribir, a cantar, a tocar un instrumento, a citar


la literatura y más adelante a ser entrenados como soldados. Sin embargo
las niñas digamos que aprendían los conocimientos mínimos, como podían
ser leer y escribir. En algunos casos también aprendían sobre tratamientos de
lanas o de tejidos. Además eran se les enseñaba cómo dirigir un hogar, con
todo lo que eso conllevaba. Rara vez las niñas continuaban su periodo de
educación pasada su época de niñez.

Los niños pertenecientes a familias con dinero, eran cuidados y atendidos por
los llamados ’paidólogos’, esclavos domésticos cuya misión no era otra que
acompañar a los niños durante el día.

Las clases se impartían en las casas privadas de los propios maestros. Incluían
entre otras: la aritmética, la lectura, la escritura, canto y la ejecución de
instrumentos como podían ser la flauta o la lira.

El objetivo marcado para la educación era el de preparar a los jóvenes,


despertando en cada uno de ellos su inteligencia, para asumir a largo plazo
posiciones de liderazgo en las tareas de Estado y de la sociedad. Es decir,
creían en la posibilidad de formar a ‘buenos ciudadanos’.

¿Cómo concibió al Hombre la Antropología?

Platón planteaba, siguiendo un destino de carácter religioso e influido por el


pitagorismo y el orfismo, que el alma era separable del hombre, del cuerpo.
El dualismo platónico mundo sensible/mundo inteligible estaba aferrado a la
contraposición cuerpo/alma, y consideraba al alma como inmortal, originaria
del mundo inmaterial; y al cuerpo como cárcel del alma. Aristóteles, sin
embargo, se desentiende de la cuestión religiosa planteando que el objeto de
la psicología no es sólo la naturaleza superior del ser humano, sino todo el
ámbito de la vida.
Aristóteles afirma que todo lo que tiene vida, tiene alma, la cual no subsiste
por sí misma; ya que sin sustancia no puede existir, es la esencia del mismo
ser. Se relaciona bastante con la teoría Hylemorfica, pues el alma es forma,
acto y fin, mientras que el cuerpo es materia, potencia e instrumento.
A su vez hay distintas funciones del alma. Nos encontramos con la
vegetativa, sensitiva y racional. La primera es propia de las plantas, la
segunda, la de locomoción, es propia de los animales, el ser humano posee
ya las tres. Sin embargo, cabe destacar que en el alma con función racional
hay una parte que es inmortal, eterna y separada de las demás, que sería una
un parte divina del Alma gracias a la cual podemos pensar y alcanzar la
ciencia.
El hombre, es sabido que lo que busca no es un bien común o un bien en sí,
sino su propio bien. Según Aristóteles, el hombre tiene un carácter
intencional, con propósitos que se subordinan unos a otros, y el propósito o
fin supremo es la felicidad, y para alcanzarla el hombre debe alcanzar su
completo desarrollo de lo que le es propio, su virtud, conforme a la razón. La
virtud puede entenderse como diaforética (vida dedicada a la razón) o
ética/moral (aplicar la razón a la vida); dice de esta última que se adquiere
mediante el hábito, que es un punto medio entre dos vicios extremos (la
templanza es el punto medio entre la insensibilidad y la intemperancia...), y
que se decide enteramente en el momento de su aplicación guiada por la
prudencia.
Para conseguir esta vitad, ha de relacionarse, ya que es su naturaleza ser un
animal político. Se agrupa en familias para satisfacer las necesidades
cotidianas, y en ciudades para alcanzar una vida plena, ya que la ciudad es el
fin de las distintas formas de comunidad, que busca la vida buena de los
ciudadanos.
Finalmente, vemos que el hombre es un ser político que tiene un alma, la
cual es su esencia, con diferentes funciones, entre las que destaca una divina
gracias a la cual podemos entender; vemos que el fin de todo hombre es la
felicidad y para llegar a ella ha de ser virtuoso y desarrollar su capacidad
propia, la inteligencia.

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