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Introducción

Las convulsiones son síntomas de un problema cerebral. Ocurren por la


aparición súbita de una actividad eléctrica anormal en el cerebro. Cuando las
personas piensan en convulsiones, suelen imaginarse el cuerpo de una
persona que se sacude rápida y sin control. No todas las convulsiones
provocan estas sacudidas. Existen muchos tipos de convulsiones y algunos
tienen síntomas leves. Las convulsiones se dividen en dos grupos principales.
Las convulsiones focales, también llamadas convulsiones parciales, ocurren
en una parte del cerebro. Las convulsiones generalizadas son el resultado de
actividades anormales en ambos lados del cerebro.

La mayoría de las convulsiones duran de 30 segundos a dos minutos y no


causan daños duraderos. Sin embargo, es una emergencia médica si las
convulsiones duran más de cinco minutos o si una persona tiene muchas
convulsiones y no se despierta entre éstas. Las convulsiones pueden tener
muchas causas, entre las que se incluyen medicinas, fiebre alta, lesiones en la
cabeza y ciertas enfermedades. Las personas que tienen convulsiones
recurrentes debido a un trastorno cerebral tienen epilepsia.

Causas
Las causas dependen del momento de inicio de las convulsiones:

Antes de los 2 años: la fiebre alta o las anomalías metabólicas temporales,


como unos niveles elevados en sangre de azúcar (glucosa), calcio, magnesio,
vitamina B6 o sodio, pueden desencadenar una o más crisis. Una vez que se
resuelve la fiebre o la anomalía, cesan las convulsiones. Si las crisis se repiten
sin factores desencadenantes, la causa más probable es una lesión durante el
parto, un defecto congénito, o bien una alteración metabólica o un trastorno
cerebral hereditarios.
De 2 a 14 años: a menudo la causa es desconocida (véase también
Convulsiones en niños).
Adultos: un traumatismo craneal, un accidente cardiovascular o un tumor
pueden dañar el cerebro y desencadenar convulsiones. La abstinencia
alcohólica (debida a la interrupción repentina del consumo de alcohol) es una
causa frecuente de convulsiones. Sin embargo, en aproximadamente la mitad
de las personas de este grupo de edad se desconoce la causa.
Adultos mayores: la causa puede ser un tumor cerebral o un accidente
cerebrovascular.
Cuando no se identifica la causa, se dice que las convulsiones son idiopáticas.

Las situaciones que irritan el cerebro (como lesiones, determinados fármacos


o drogas, falta de sueño, infecciones o fiebre) o que le privan de oxígeno o
energía (como alteraciones del ritmo cardíaco, niveles bajos de oxígeno en
sangre o niveles muy bajos de azúcar en sangre) pueden desencadenar una
crisis única, tanto si se padece un trastorno convulsivo como si no. Esta crisis,
resultado de un estímulo de este tipo, se denomina crisis provocada (y por
tanto es una crisis no epiléptica).

Las personas con un trastorno convulsivo tienen más posibilidades de sufrir


una crisis cuando están sometidas a estrés físico o emocional, se han
intoxicado, tienen falta de sueño o han interrumpido de manera repentina el
consumo de alcohol o sedantes. Evitar estos factores ayuda a prevenir las
convulsiones.

Con menos frecuencia, las convulsiones se desencadenan por sonidos


repetitivos, luces centelleantes, videojuegos o incluso al tocar ciertas partes
del cuerpo. Este trastorno se denomina epilepsia refleja.
Síntomas
Las convulsiones son precedidas por un aura (sensaciones inusuales) en
alrededor del 20% de las personas que sufren un trastorno convulsivo. Un
aura puede consistir en cualquiera de los aspectos siguientes:

Olores o sabores anormales


Mariposas en el estómago
Sensación de déjà vu o el caso contrario: la sensación de que algo no resulta
familiar, a pesar de que debería serlo (denominado jamais vu)
Sensación inequívoca de la inminencia de una crisis
Casi todas las crisis son relativamente breves, con una duración que oscila
entre unos segundos y algunos minutos. La mayoría dura entre 1 y 2 minutos.

Cuando concluyen, la persona tiene dolor de cabeza, dolor muscular


(mialgia), sensaciones inusuales, confusión y fatiga extrema. Esta alteración
posterior a la convulsión se llama estupor poscrítico (o postictal). A veces se
produce debilidad en un lado del cuerpo, y dura más que la crisis (parálisis de
Todd).

La mayoría de los afectados por trastornos convulsivos tienen un aspecto y


un comportamiento normal entre las crisis.

Los síntomas varían según el área del cerebro afectada por la descarga
eléctrica anómala (ver Cerebro y Disfunción cerebral según su localización):
Diagnóstico
Evaluación médica
Si la persona afectada nunca ha sufrido una crisis previa, análisis de sangre y
otros análisis, imágenes del cerebro y, normalmente, electroencefalografía
Si ya se ha diagnosticado un trastorno convulsivo por lo general se realizan
análisis de sangre para medir los niveles de anticonvulsivos
El médico diagnostica un trastorno convulsivo cuando una persona tiene al
menos dos crisis no provocadas que ocurren en momentos diferentes. El
diagnóstico se basa en los síntomas y en los datos aportados por quienes han
presenciado las crisis. Los síntomas que sugieren una crisis incluyen la
pérdida de consciencia, espasmos musculares que agitan el cuerpo, pérdida
de control de la vejiga, confusión repentina e incapacidad para prestar
atención. Sin embargo, las crisis causan tales síntomas mucho más raramente
de lo que la mayoría de la gente cree. En caso de pérdida breve de la
consciencia es más probable que se trate de un desmayo (síncope) que de
una crisis.

Las valoraciones suelen realizarse en el servicio de urgencias. Si ya se ha


diagnosticado el trastorno convulsivo y el paciente se ha recuperado
totalmente, la valoración podrá hacerse en la consulta del médico.

Pronóstico
Con el tratamiento, las convulsiones se eliminan en un tercio de las personas
con crisis epilépticas y la frecuencia de las convulsiones se reduce en más de
50% en otro tercio de los afectados. Alrededor del 60% de las personas cuyas
convulsiones están bien controladas mediante fármacos pueden acabar
dejando el tratamiento y permanecer sin crisis.
Las crisis epilépticas se consideran resueltas cuando la persona afectada ha
permanecido sin crisis durante 10 años y no ha tomado anticonvulsivos
durante los últimos 5 años de dicho período de tiempo

Tratamiento
Si es posible, eliminación de la causa
Medidas generales
Fármacos para controlar las convulsiones
A veces la cirugía si otros fármacos no son efectivos
Si se puede identificar y eliminar la causa, no se requiere tratamiento
adicional. Por ejemplo, si la causa de la crisis fue una bajada en el nivel de
azúcar (glucosa) en sangre (hipoglucemia), se administra glucosa y se trata el
trastorno que causó esa disminución del azúcar. Otras causas tratables son
las infecciones, algunos tumores y los niveles anormales de sodio.

Cuando se tiene un trastorno convulsivo, suele bastar con tomar medidas


generales y recibir tratamiento farmacológico. Si los fármacos son ineficaces,
a veces se recomienda la cirugía.

Medidas generales
Por lo general, se recomienda realizar ejercicio y se anima a participar en
actividades sociales. Sin embargo, la persona que padece un trastorno
convulsivo precisa de algún ajuste o regulación. Por ejemplo, se les puede
aconsejar que hagan lo siguiente:

Eliminar o limitar el consumo de bebidas alcohólicas


No consumir drogas
Abstenerse de realizar actividades en las cuales una pérdida súbita de la
consciencia pudiera resultar en lesiones graves.
Tras controlar las crisis (por lo general durante al menos 6 meses), se pueden
realizar estas actividades tomando las precauciones adecuadas; por ejemplo,
nadar solo en presencia de socorristas.

Las leyes de muchos países prohíben conducir vehículos a las personas


afectadas por trastornos convulsivos hasta que estén libres de crisis durante
un periodo de 6 meses a 1 año.

Alguno de los familiares, amigos próximos o compañeros de trabajo de la


persona afectada deben saber cómo actuar en caso de que ocurra una crisis.
No debe intentarse poner un objeto (como una cuchara) en la boca para
proteger la lengua, ya que puede ser más perjudicial que beneficioso se
pueden dañar los dientes, o la persona que intenta ayudar puede recibir
algún mordisco involuntario por la contracción de los músculos de la
mandíbula. En caso de crisis debe hacerse lo siguiente:

Proteger de las caídas a la persona afectada


Aflojarle la ropa de alrededor del cuello
Ponerle una almohada debajo de la cabeza
Colocarla de lado, en posición lateral de seguridad

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