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Se trata, sin duda, de una más de las paradojas que

reflejan nuestra realidad. En efecto, todavía no


logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas. Se trata, sin
duda, de una más de las paradojas que reflejan nuestra
realidad. En efecto, todavía no
logramos vencer la desnutrición y sus consecuencias que
causan más de 8 000 defunciones al año, y
sin embargo ya nos asfixian el sobrepeso y la obesidad que
causan la muerte de decenas de miles de
individuos cada año. En el mismo sentido habría que decir
que conocemos mucho sobre la
enfermedad y no obstante su frecuencia aumenta cada año,
además de que muchas de las muertes que
origina se podrían evitar o al menos retardar. Todavía
más, se tiene conciencia de la gravedad que
conlleva, pero es poco lo que se hace en la práctica para
combatirla.
El problema que nos ocupa es muy grave desde cualquier
punto de vista. Según sostienen los
expertos, por ejemplo, el impacto económico se estimó en
2008 en más de 40 000 millones de pesos
y se calcula que dentro de cinco años esta cifra
prácticamente se habrá duplicado. Esto es delicado.
Sin embargo, todavía es más delicado reconocer que una de
cada cuatro defunciones que se registran
en el país tiene relación con el peso excesivo y que casi
tres cuartas partes de las defunciones
totales, que se acercan a 600 000 este año, entran en la
clasificación de aquellas debidas a las
enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la
nutrición.
Adicionalmente, se puede afirmar que se trata de un
problema creciente que tiene en la diabetes, en
las enfermedades cardiovasculares y en las
cerebrovasculares, una de sus más fatídicas
consecuencias. Sólo para enfatizar el caso de la diabetes,
habría que recordar que esta patología es
responsable de más de 80 000 defunciones anuales en el
país, además de que representa la causa de
uno de cada siete fallecimientos o 14% del total, y de que
no existe otra enfermedad que haya
aumentado tanto su impacto en la estructura de la
mortalidad durante las últimas tres décadas.
Las universidades del país y del extranjero comparten la preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 15, NUM. 2: 257-271 JULIO-DICIEMBRE, 2010
259
de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003). Las universidades del país y del extranjero comparten la
preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 15, NUM. 2: 257-271 JULIO-DICIEMBRE, 2010
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de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003). Las universidades del país y del extranjero comparten la
preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 15, NUM. 2: 257-271 JULIO-DICIEMBRE, 2010
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de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003). Las universidades del país y del extranjero comparten la
preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
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de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003). Las universidades del país y del extranjero comparten la
preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
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de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003). Las universidades del país y del extranjero comparten la
preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 15, NUM. 2: 257-271 JULIO-DICIEMBRE, 2010
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de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003). Las universidades del país y del extranjero comparten la
preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
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de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003). Las universidades del país y del extranjero comparten la
preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 15, NUM. 2: 257-271 JULIO-DICIEMBRE, 2010
259
de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003). Las universidades del país y del extranjero comparten la
preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 15, NUM. 2: 257-271 JULIO-DICIEMBRE, 2010
259
de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003).Las universidades del país y del extranjero comparten la
preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 15, NUM. 2: 257-271 JULIO-DICIEMBRE, 2010
259
de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003).Las universidades del país y del extranjero comparten la
preocupación
de diseñar programas profesionales de estudio que permitan la producción
continua de nuevos conocimientos, que faciliten la incorporación
de sus egresados en el mercado laboral nacional e internacional, que
preparen a sus egresados para ser competitivos ante los cambios futuros
del mercado laboral y que logren que estos ofrezcan respuestas
laborales a los nuevos problemas sociales. De esta manera, hay un creciente
interés en diseñar e implementar programas de formación profesional
cuyo perfil sea competitivo y cubra con los estándares de calidad
internacional. Lo anterior ha tenido un fuerte impacto en el desarrollo
de investigaciones relacionadas con la tecnología educativa, la evaluación
curricular, los modelos educativos y demás, así como con el análisis,
estructuración, diseño y pertinencia del perfil profesional de diversas
licenciaturas (Grediaga, Rodríguez y Padilla, 2004; Peiró, 2003;
Valle, 2003).
Aun cuando las instituciones de educación superior –sobre todo
las universidades– se han considerado con la misión primordial de producir
y transmitir conocimientos, también han tenido a su cargo la función
de formar recursos humanos con las habilidades y conocimientos
que requiere la actividad económica, de tal manera que deben mantenerse
a la vanguardia en la calidad de los servicios que prestan (Grediaga
y cols., 2004; Valle, 2003).
Por lo tanto, la formación universitaria no puede limitarse a la
transmisión y adquisición del conocimiento, sino que debe considerar
la adquisición y desarrollo de competencias científicas y profesionales;
esto es, debe ser un instrumento fundamental para la más alta calificación
de los profesionales que forma, la cual debe estar acorde al desarrollo
y el progreso económico y social (Peiró, 2003).
En este contexto, ha recibido especial atención la relación existente
entre la actividad económica y las habilidades y conocimientos
que los profesionistas deben poseer, dado que la formación de recursos
humanos cualificados constituye uno de los retos más importantes
ENSEÑANZA E INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA VOL. 15, NUM. 2: 257-271 JULIO-DICIEMBRE, 2010
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de las instituciones de educación superior (Barrón e Ysunza, 2003; Muñoz-
Izquierdo, 1997; Reynaga y Ruiz, 2003).
Dado lo anterior, el trabajo de las universidades públicas es en
extremo complicado ya que deben proveer un capital intelectual que,
por un lado, esté más allá de las demandas inmediatas del mercado y
que, por otro lado, se encuentre articulado con las necesidades sociales
de largo plazo (Reynaga y Ruiz, 2003). Así, la formación de recursos
humanos cualificados es uno de los grandes retos que enfrentan
las universidades públicas de México, pues de ello depende su ingreso
y pertenencia a las sociedades del conocimiento y su mayor competitividad
en un mercado de trabajo globalizado, con las implicaciones que
conlleva. Por ello, las instituciones públicas mexicanas han sido estudiadas
con mayor profundidad que en otros momentos, particularmente
en la última década del siglo pasado; este interés por analizar
de manera cuidadosa diversos aspectos del quehacer cotidiano de estas
instituciones ha obedecido, entre otras cosas, a una exigencia social,
política y económica de reformular las directrices generales de las
carreras profesionales que imparten, de los posgrados que ofrecen, de
la investigación que financian y de la relación docencia-investigación.
Al respecto, Muñoz Izquierdo (1997) señala que debe haber una
vinculación de la educación superior con el aparato productivo. Otros
autores proponen asimismo que la educación superior tiene que asumir
una posición participativa y responsable como coordinadora de las
necesidades de los distintos mercados profesionales (Marzo, Pedraga y
Rivera, 2006; Mungaray, Ocegueda y Moctezuma, 2006).
Los cambios socioeconómicos, demográficos y culturales inciden
en el cambio de las ocupaciones (Mungaray y cols., 2006; Peiró, 2003).
Por ejemplo, los proyectos de expansión económica y comercial de las
corporaciones globales requieren desempeños profesionales más calificados
(Villamil, 2005). Tal proceso de cambios socioeconómicos tiene que
verse reflejado en los planes de estudio profesionales, e incluso en los
de posgrado y en los programas de investigación financiados. Por lo
tanto, la formación universitaria debe dar respuesta a las demandas
globales, nacionales y locales (Díaz-Barriga, Hernández, Rigo, Saad y
Delgado, 2006; Roe, 2003).Este estudio identificó diferentes características del perfil profesional
que solicitan
los empleadores de psicólogos en entidades federativas con diferentes niveles
de bienestar socioeconómico. Los datos se obtuvieron consultando periódicamente
bolsas de trabajo publicadas en la red y analizando sus características de
acuerdo a los siguientes indicadores: profesiones requeridas por los empleadores,
áreas de inserción profesional y actividades a realizar. Una gran proporción de los
empleos solicitaron psicólogos y otros profesionistas de manera simultánea; el
área de inserción profesional predominante fueron diversas organizaciones, y las
actividades a desempeñar con mayor frecuencia, las relacionadas a reclutamiento
y selección de personal. Los datos se discuten en términos del nivel de similitud
o diferencia entre las diversas profesiones consideradas por los empleadores
como afines, así como del entrenamiento profesional que deben recibir los estudiantes
para desempeñar las actividades por las cuales serán contratados. Este estudio identificó diferentes
características del perfil profesional que solicitan
los empleadores de psicólogos en entidades federativas con diferentes niveles
de bienestar socioeconómico. Los datos se obtuvieron consultando periódicamente
bolsas de trabajo publicadas en la red y analizando sus características de
acuerdo a los siguientes indicadores: profesiones requeridas por los empleadores,
áreas de inserción profesional y actividades a realizar. Una gran proporción de los
empleos solicitaron psicólogos y otros profesionistas de manera simultánea; el
área de inserción profesional predominante fueron diversas organizaciones, y las
actividades a desempeñar con mayor frecuencia, las relacionadas a reclutamiento
y selección de personal. Los datos se discuten en términos del nivel de similitud
o diferencia entre las diversas profesiones consideradas por los empleadores
como afines, así como del entrenamiento profesional que deben recibir los estudiantes
para desempeñar las actividades por las cuales serán contratados. Este estudio identificó diferentes
características del perfil profesional que solicitan
los empleadores de psicólogos en entidades federativas con diferentes niveles
de bienestar socioeconómico. Los datos se obtuvieron consultando periódicamente
bolsas de trabajo publicadas en la red y analizando sus características de
acuerdo a los siguientes indicadores: profesiones requeridas por los empleadores,
áreas de inserción profesional y actividades a realizar. Una gran proporción de los
empleos solicitaron psicólogos y otros profesionistas de manera simultánea; el
área de inserción profesional predominante fueron diversas organizaciones, y las
actividades a desempeñar con mayor frecuencia, las relacionadas a reclutamiento
y selección de personal. Los datos se discuten en términos del nivel de similitud
o diferencia entre las diversas profesiones consideradas por los empleadores
como afines, así como del entrenamiento profesional que deben recibir los estudiantes
para desempeñar las actividades por las cuales serán contratados. Este estudio identificó diferentes
características del perfil profesional que solicitan
los empleadores de psicólogos en entidades federativas con diferentes niveles
de bienestar socioeconómico. Los datos se obtuvieron consultando periódicamente
bolsas de trabajo publicadas en la red y analizando sus características de
acuerdo a los siguientes indicadores: profesiones requeridas por los empleadores,
áreas de inserción profesional y actividades a realizar. Una gran proporción de los
empleos solicitaron psicólogos y otros profesionistas de manera simultánea; el
área de inserción profesional predominante fueron diversas organizaciones, y las
actividades a desempeñar con mayor frecuencia, las relacionadas a reclutamiento
y selección de personal. Los datos se discuten en términos del nivel de similitud
o diferencia entre las diversas profesiones consideradas por los empleadores
como afines, así como del entrenamiento profesional que deben recibir los estudiantes
para desempeñar las actividades por las cuales serán contratados.El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel profesional. Un contador por ejemplo no necesita
implicarse como persona en su oficio; involucra sus conocimientos, su
tiempo, su conciencia profesional y también el gusto por su trabajo. Pero
no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
ánimo, no tiene generalmente consecuencias sobre su quehacer.

El trabajo de psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es


seguramente la que más involucra afectivamente a la persona misma del
terapeuta, más allá de su papel profesional. Un contador por ejemplo no
necesita implicarse como persona en su oficio; involucra sus
conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo
de psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es
seguramente la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer.En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales
como Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo En el presente existe un número
importante de grupos de investigacion dedicados a la generación y aplicación del conocimiento
psicológico en el mundo y en México. Las contribuciones que con esto se han realizado a la ciencia
psicológica son innumerables y han fortalecido diversos procesos, métodos, técnicas y
procedimientos en todas las areas del campo profesional y disciplinar de la Psicología.
Es importante destacar que desde el enfoque profesional, el psicologo realiza una cantidad
importante de intervenciones que demandan el dominio de competencias en el campo de las
metodologias de investigación y, de manera particular, en la descripción, análisis e interpretación
de datos lo cual le permite contribuir a mejorar el conocimiento existente y, en consecuencia,
ampliar y hacer mas eficaces los procesos de intervención y ayuda.
El curso de Estadistica Avanzada contribuye a desarrollar las competencias necesarias para que el
futuro profesional de la psicologia realice procesos de recolección, descripción y analisis de datos y
lo que estos signfican.
El curso es parte de la formación obligatoria y se relaciona con otras unidades de aprendizaje tales como
Métodos de investigación cuantitativa y desarrollo Se trata de un instrumento que ha pasado las pruebas: a) del
tiempo y, por tanto, de los avances del conocimiento sobre la p s i cología
humana y su evaluación, fue elaborado en 1939 y se sigue
usando; b) de las revisiones, en 1982 l a primera versión deL MMPI
fue revisada en forma sustancial, se buscaba modernizar los
reactivos e incluir nuevas escalas para evaluar problemas no incor¬
porados en la primera versión, se modificaron alrededor de una
quinta parte de los reactivos originales pero la prueba c o n s e r v ó su
estructura básica convirtiéndose en el M M P I - 2 ; c) de la cultura,
se ha empleado en muchos países del mundo, en culturas tan dife¬
rentes a la estadounidense —de donde surge—, como la China en
donde se u s ó una t r a d u c c i ó n del instrumentoSe trata de un instrumento que ha pasado las pruebas: a) del
tiempo y, por tanto, de los avances del conocimiento sobre la p s i cología
humana y su evaluación, fue elaborado en 1939 y se sigue
usando; b) de las revisiones, en 1982 l a primera versión deL MMPI
fue revisada en forma sustancial, se buscaba modernizar los
reactivos e incluir nuevas escalas para evaluar problemas no incor¬
porados en la primera versión, se modificaron alrededor de una
quinta parte de los reactivos originales pero la prueba c o n s e r v ó su
estructura básica convirtiéndose en el M M P I - 2 ; c) de la cultura,
se ha empleado en muchos países del mundo, en culturas tan dife¬
rentes a la estadounidense —de donde surge—, como la China en
donde se u s ó una t r a d u c c i ó n del instrumentoSe trata de un instrumento que ha pasado las pruebas: a) del
tiempo y, por tanto, de los avances del conocimiento sobre la p s i cología
humana y su evaluación, fue elaborado en 1939 y se sigue
usando; b) de las revisiones, en 1982 l a primera versión deL MMPI
fue revisada en forma sustancial, se buscaba modernizar los
reactivos e incluir nuevas escalas para evaluar problemas no incor¬
porados en la primera versión, se modificaron alrededor de una
quinta parte de los reactivos originales pero la prueba c o n s e r v ó su
estructura básica convirtiéndose en el M M P I - 2 ; c) de la cultura,
se ha empleado en muchos países del mundo, en culturas tan dife¬
rentes a la estadounidense —de donde surge—, como la China en
donde se u s ó una t r a d u c c i ó n del instrumentoSe trata de un instrumento que ha pasado las pruebas: a) del
tiempo y, por tanto, de los avances del conocimiento sobre la p s i cología
humana y su evaluación, fue elaborado en 1939 y se sigue
usando; b) de las revisiones, en 1982 l a primera versión deL MMPI
fue revisada en forma sustancial, se buscaba modernizar los
reactivos e incluir nuevas escalas para evaluar problemas no incor¬
porados en la primera versión, se modificaron alrededor de una
quinta parte de los reactivos originales pero la prueba c o n s e r v ó su
estructura básica convirtiéndose en el M M P I - 2 ; c) de la cultura,
se ha empleado en muchos países del mundo, en culturas tan dife¬
rentes a la estadounidense —de donde surge—, como la China en
donde se u s ó una t r a d u c c i ó n del instrumentoSe trata de un instrumento que ha pasado las pruebas: a) del
tiempo y, por tanto, de los avances del conocimiento sobre la p s i cología
humana y su evaluación, fue elaborado en 1939 y se sigue
usando; b) de las revisiones, en 1982 l a primera versión deL MMPI
fue revisada en forma sustancial, se buscaba modernizar los
reactivos e incluir nuevas escalas para evaluar problemas no incor¬
porados en la primera versión, se modificaron alrededor de una
quinta parte de los reactivos originales pero la prueba c o n s e r v ó su
estructura básica convirtiéndose en el M M P I - 2 ; c) de la cultura,
se ha empleado en muchos países del mundo, en culturas tan dife¬
rentes a la estadounidense —de donde surge—, como la China en
donde se u s ó una t r a d u c c i ó n del instrumentoSe trata de un instrumento que ha pasado las pruebas: a) del
tiempo y, por tanto, de los avances del conocimiento sobre la p s i cología
humana y su evaluación, fue elaborado en 1939 y se sigue
usando; b) de las revisiones, en 1982 l a primera versión deL MMPI
fue revisada en forma sustancial, se buscaba modernizar los
reactivos e incluir nuevas escalas para evaluar problemas no incor¬
porados en la primera versión, se modificaron alrededor de una
quinta parte de los reactivos originales pero la prueba c o n s e r v ó su
estructura básica convirtiéndose en el M M P I - 2 ; c) de la cultura,
se ha empleado en muchos países del mundo, en culturas tan dife¬
rentes a la estadounidense —de donde surge—, como la China en
donde se u s ó una t r a d u c c i ó n del instrumentoSe trata de un instrumento que ha pasado las pruebas: a) del
tiempo y, por tanto, de los avances del conocimiento sobre la p s i cología
humana y su evaluación, fue elaborado en 1939 y se sigue
usando; b) de las revisiones, en 1982 l a primera versión deL MMPI
fue revisada en forma sustancial, se buscaba modernizar los
reactivos e incluir nuevas escalas para evaluar problemas no incor¬
porados en la primera versión, se modificaron alrededor de una
quinta parte de los reactivos originales pero la prueba c o n s e r v ó su
estructura básica convirtiéndose en el M M P I - 2 ; c) de la cultura,
se ha empleado en muchos países del mundo, en culturas tan dife¬
rentes a la estadounidense —de donde surge—, como la China en
donde se u s ó una t r a d u c c i ó n del instrumentoEl
trabajo de psicoterapeuta es muy
curioso. De todas las profesiones, es seguramente la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
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la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
por su trabajo. Pero no crea un vínculo afectivo-emocional con el objeto
de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
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de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
que más involucra afectivamente a la persona misma del terapeuta, más
allá de su papel
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en su oficio;
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también el gusto
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de su trabajo.
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psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
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allá de su papel
profesional. Un contador por ejemplo no necesita implicarse como persona
en su oficio;
involucra sus conocimientos, su tiempo, su conciencia profesional y
también el gusto
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de su trabajo.
Tampoco lo que le pasa en su vida diaria, sus sentimientos y estados de
animo, no tiene
generalmente consecuencias sobre su quehacer. El trabajo de
psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
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allá de su papel
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en su oficio;
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también el gusto
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de su trabajo.
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la
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la
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psicoterapeuta es muy curioso. De todas las profesiones, es seguramente
la
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en su oficio;
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generalmente consecuencias sobre su quehacer.

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