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Educación y Terapia Gestalt (I)

Carmen Vázquez Bandín


"Es necesario que empecemos a hablar más de
'la estructura de quien aprende y su aprendizaje'
y menos acerca de 'la estructura de la asignatura'"
Paul Goodman
Resulta cada vez más evidente que lo que nuestros jóvenes necesitan no es la mera adquisición de conceptos
y de contenidos acerca de algo, sino la capacidad de formularse preguntas que creen la motivación suficiente
como para buscar por sus propios medios –con el apoyo necesario- las respuestas. Sin lugar a dudas ese es el
objetivo de la Educación.
Esta capacidad de formularse preguntas implica "maduración". Si observamos en la Naturaleza en qué
consiste la "maduración" vamos a ver que no sólo consiste en "esperar el tiempo suficiente para que algo
crezca" (un animal, un árbol, etc...); esta espera es necesaria pero existen otros factores menos obvios pero
igual de necesarios para que el proceso se dé. Si en el ejemplo, nos concretamos en un árbol frutal, será
necesario que la tierra sea rica en sales minerales y oligoelementos, que haya agua suficiente pero ni excesiva
ni insuficiente, que no haya parásitos que dañen al árbol, que las condiciones climatológicas sean las
adecuadas (cada árbol va a tener sus propias condiciones). Los agricultores han sabido desde hace siglos todas
estas "peculiaridades" o necesidades básicas para que sea posible la maduración de un árbol frutal. Los
agricultores están "sensibilizados" a las necesidades de sus cultivos y a lo básico del entorno. No existe la
supervivencia, no existe el crecimiento ni la maduración si no se comprende que no es posible considerar al
organismo como una entidad aislada del entorno. La relación organismo/entorno, el campo
organismo/entorno es ineludible.
Si aplicamos esta metáfora de la Naturaleza al ser humano, al que se le podría definir como "ser vivo animal
humano social" (1), es evidente que el entorno está determinado fundamentalmente por la familia y por la
escuela, esto es, por sus padres y hermanos y por sus profesores y sus compañeros.
Pero ¿son los padres y los profesores conscientes de la necesidad de este medio "adecuado" para la
maduración de nuestros jóvenes?
Si nos centramos en el medio escolar, la figura del profesor, líder por excelencia (o así tendría que ser) en la
relación con sus alumnos, tiene dos funciones. Por una parte, estimular la motivación mediante la actitud
personal, y por otra ser consciente de que una explicación de clase se compone de tres elementos básicos: el
contenido, el método y las características psicológicas de la relación entre el profesor y el alumno.
Lo que cuenta no es lo que uno diga a la gente, sino quién lo dice, cómo lo dice y lo que uno les haga hacer.
A fin de comprender qué tipo de comportamiento se promueve en la clase, debe uno acostumbrarse a
observar y a darse cuenta de qué es lo que, de hecho, hacen los estudiantes en ella.
Normalmente, se les exige creer en las autoridades, se les exige casi siempre que recuerden; casi nunca se les
pide que hagan observaciones; raras veces se les alienta a preguntar sobre cosas interesantes. Lo que los
estudiantes hacen en clase se limita, generalmente, a adivinar qué es lo que el profesor espera que hagan o
digan.

Goodwin Watson (2) en un resumen acerca de lo que conocemos sobre el aprendizaje, incluía los siguientes
puntos "evidentes":
1.- El comportamiento reconocido emocionalmente -desde el punto de vista del estudiante- es más probable
que se repita.
2.- La pura repetición, sin reconocimiento emocional, es una pobre manera de aprender.
3.- La amenaza, el castigo y la desvalorización suelen producir inhibición en el comportamiento. El castigo no
es lo "contrario" de la recompensa en la motivación.
4.- Lo "dispuestos" que estemos a aprender algo depende de:
a) sólo podemos aprender en relación con aquello que ya conocemos;
b) aprendemos sólo aquello que es apropiado a nuestros objetivos.
5.- Sea lo que sea que haya que aprender, será imposible lograrlo si creemos que no podemos hacerlo o lo
percibimos como inútil o percibimos como amenazadora la actividad de aprender.
6.- La novedad suele ser ventajosa.
7.- Aprendemos mejor aquello en cuya selección y planificación hemos participado y cuya elección hemos
decidido.
8.- La participación auténtica refuerza la motivación, la flexibilidad y el índice de aprendizaje.
9.- Una atmósfera autocrática produce una dependencia creciente de la autoridad y se acaba con la iniciativa,
la creatividad, la asimilación y la autonomía.
10.- La mejor época para aprender algo es cuando, sea lo que sea que haya que aprender, nos es útil de
inmediato.
11.- Una atmósfera "abierta", no autoritaria, donde el profesor es líder emocional, es considerada como
productora en el estudiante
de iniciativa y de creatividad.
Como puede observarse, la mayor parte de los puntos anteriores depende en gran medida de la capacidad del
profesor para ser persona y para establecer relaciones emocionalmente sanas con los alumnos. Esto es, que el
profesor no "utilice" a sus alumnos para satisfacer sus necesidades emocionales (prestigio, "sentir que sabe
más", poder y superioridad, "vengar" sus frustraciones, etc...).

La Terapia Gestalt, creada en 1951 por Laura y Fritz Perls y Paul Goodman es no sólo una teoría psicológica
sino un estilo de vida basado en el darse cuenta (awareness) de lo obvio, en la inevitabilidad del binomio
organismo/entorno, y en la observación de qué y cuáles mecanismos de evitación hemos necesitado emplear y
adoptar en nuestra forma de vida, interrumpiendo y alterando el ciclo natural de la experiencia como una
forma de adaptación a nuestro entorno en los primeros años de vida y que han pasado a formar parte de
nuestra forma de ser y de actuar como ajustes conservadores.
Si nos fijamos en lo obvio en el desarrollo del ser humano, el niño viene al mundo con su potencial analógico o
creativo totalmente disponible. Conforme va creciendo va adquiriendo los patrones de inteligencia práctica,
concreta, lógica y abstracta que corresponden
al desarrollo del hemisferio lógico, pero la espontaneidad, la creatividad y la curiosidad es algo innato en el
niño. Necesita explorar el mundo, su entorno, la realidad.
Junto con esta curiosidad o motivación por todo lo nuevo o desconocido, el niño responde siguiendo un ciclo
de la experiencia. Los pasos de este ciclo son:
· Surge una necesidad, algo en el entorno le llama la atención o dentro de él hay algo que necesita;
· Respuesta organísmica (sensaciones): puede ser consciente o no consciente, pero hace que la persona se
sienta comprometida a satisfacer esa necesidad para poder volver a conseguir el equilibrio homeostático;
· Identificación de las sensaciones, esto permite el diseño, consciente o no consciente de una estrategia de
acción;
· Contacto o inevitable relación con el entorno para satisfacer la necesidad;
· Retirada, una vez que se ha vuelto a conseguir el equilibrio.
Si analizamos el comportamiento de cada niño pequeño veremos que este ciclo se repite de forma invariable
tanto desde un punto de vista físico como emocional, de una manera constante. Conforme vamos creciendo
este ciclo ya no está tan claro ni es tan fluido; la educación, los mensajes parentales, las normas sociales, las
frustraciones, la adecuación o inadecuación empiezan a causar estragos en este ciclo organísmico. Para
sobrevivir, y recordemos que cada niño necesita adaptarse al ambiente en el que vive, necesita hacer ajustes.
Estos ajustes, en un principio, fueron ajustes creativos, esto es, inventados para la ocasión en que se
necesitaban
Estos ajustes, en un principio, fueron ajustes creativos, esto es, inventados para la ocasión en que se
necesitaban. Por ejemplo, si un niño llora con frecuencia, en casa suelen decirle que "es un llorón y que los
niños no lloran, que parece una niña". Ante el tono emocional despectivo que suelen emplear los padres, el
niño aprende a apretar la garganta, encajar la mandíbula y abrir mucho los ojos y así evitará las lágrimas. Con
el paso de los meses, el organismo adoptará este esquema corporal como "costumbre" y el niño crecerá con
esas características corporales "como suyas" y las "aplicará" en cualquier entorno en el que se mueva. Esto ha
pasado de ser un ajuste creativo (que lo fue en un momento de necesidad) a ser un ajuste conservador que
anula la espontaneidad, la creatividad y que inevitablemente distorsionará la percepción del entorno pues una
postura determinada en el organismo tiende a suscitar las sensaciones y los sentimientos acordes con la
postura (en este caso, inhibición).
La Terapia Gestalt admite multitud de mecanismos de evitación o defensas o resistencias como ajustes
conservadores, por ej. La intelectualización, el bloqueo, la represión, la identificación proyectiva, pero solo
estudia y trabaja con cinco: confluencia, introyección, proyección, retroflexión y egotismo.
En realidad, y según la Terapia Gestalt (a diferencia del Psicoanálisis que los considera como patológicos
siempre), estos mecanismos son sanos y son herramientas, recursos que tiene el ser humano para
relacionarse con el entorno, pero, a veces, están empleados de una manera inadecuada, interrumpiendo el
ciclo de la experiencia y eso es lo que los hace patológicos. Es como un martillo: utilizarlo para clavar clavos es
adecuado pero no es muy útil para aflojar tuercas.
Si en el binomio organismo/entorno llamamos frontera de contacto a "/", los mecanismos, herramientas o
recursos del ser humano se darían en relación a esa frontera-contacto. Esto es, seríamos como una ciudad
amurallada, en donde la ciudad sería el ser humano, la muralla la frontera-contacto que sirve para contener,
delimitar, proteger (funciones tanto de contención como de protección) y el exterior de la ciudad, el entorno,
el otro.
La confluencia sería el mecanismo o recurso que uniría el organismo y el entorno, anulando temporalmente la
frontera-contacto. En el símil de la ciudad amurallada sería la ausencia de muralla de tal manera que el
organismo y el entorno se confundirían, serían uno solo. Este recurso es sano en la relación de la madre con su
bebé, en las relaciones sexuales, en momentos de compenetración, ... Sería patológico cuando necesitamos
que el otro piense como nosotros, esté de acuerdo con nuestros gustos y opiniones... O alguien está en
confluencia cuando no tiene criterios propios, es sumiso y obediente, trata siempre de complacer...
La introyección supone que el entorno o parte de él entra en el individuo. Es la única manera de aprender; es
la única manera de comer y alimentarse, ... En la metáfora de la ciudad amurallada supondría tener las puertas
abiertas y permitir que otras personas, de otras ciudades entren en la ciudad para realizar intercambios. Pero
lo mismo que en la alimentación es necesaria la digestión, la asimilación y la eliminación de lo no digerible por
nuestro organismo, en el nivel de ideas, conceptos, etc., es necesaria la "digestión" para que tenga lugar la
asimilación mental. Si no se da esa asimilación, la información permanece como un introyecto, algo ajeno al
organismo y no sirve para la supervivencia ni para el crecimiento. La persona permanece "achicada" con y por
las ideas de otro, del entorno (generalmente los padres y los maestros). Mediante la introyección es como
conocemos el mundo externo, como formamos nuestra identidad, como aprendemos que valemos la pena o
que somos inadecuados. "Eres tonto", "No vales para nada", "Eres inteligente"... son siempre introyectos que
actúan dentro de nosotros sin formar parte de nuestro Yo.
La proyección consiste en sacar algo propio al entorno; por ejemplo, un diseñador de interiores "proyecta" su
imaginación en la casa desamueblada y sin decorar y es capaz de "verla" con sus proyecciones. La proyección
patológica supondría no ser consciente de esta proyección y no reconocerla como propia. Cuando le decimos a
alguien "tienes sueño" generalmente somos nosotros los que tenemos sueño.
La retroflexión supone estar a punto de entablar una relación con el entorno, la energía está dispuesta y la
dirección establecida y en el último momento esta energía cambia de dirección y se vuelve contra el
organismo, contra el sujeto, con lo que el intercambio queda abortado. Se pueden retroflectar acciones tanto
potenciadoras (caricias, palabras cariñosas...) como limitadoras (reproches ..).
Si nos referimos a nuestra ciudad amurallada y nos imaginamos a los habitantes defendiendo la ciudad, en la
muralla, con calderos de aceite hirviendo, la retroflexión supondría echar los calderos hacia dentro de la
ciudad, a uno mismo, en lugar de al enemigo que está fuera de la muralla. Suele ser una retroflexión comerse
las uñas, acariciarse uno mismo inconscientemente, taparse la boca cuando se va a decir algo, ...
Finalmente el egotismo es el cierre de la frontera-contacto, la retirada del entorno. Cuando ya se ha satisfecho
la necesidad, cuando ha finalizado el intercambio con el entorno, hay un período de retirada, de relajación
donde es posible la asimilación de la experiencia. El egotismo patológico supone vivir constantemente aislado,
negándose el intercambio con el entorno. Tapiando las puertas de la muralla y renunciando al intercambio con
el mundo. El egotismo absoluto es muy raro, pero en la actualidad es uno de los mecanismos más empleados
en su forma "conservadora" o patológica. Esta actitud de forma rígida y como forma de vida da como
resultado una personalidad narcisista. Cuando el intercambio es negado por completo, es la psicosis.
Así tenemos que los mecanismos, herramientas o recursos del ser humano se clasifican en dos en función de
su cometido. Dos de ellos serían funciones de la frontera-contacto (la confluencia y el egotismo), esto es,
tendrían que ver con el "estado" de la muralla; y los otros tres serían procesos en la frontera-contacto (la
introyección, la proyección y la retroflexión), esto es, supondrían acciones entre el organismo y el entorno.
Existiría un sexto mecanismo, empleado por algunos profesionales de la Terapia Gestalt, la deflexión. Este
mecanismo consistiría en "echar balones fuera", esto es, cambiar el contenido de lo que se va a sacar al
entorno o desviar su objetivo aunque sacando la energía al entorno. Por ejemplo, si nos preguntan qué nos
pasa y en lugar de expresar nuestra realidad, "hablamos del tiempo" o "nos salimos por la tangente". Este
mecanismo siempre es neurótico.
Todos los seres humanos empleamos estos cinco mecanismos en sus formas sanas y los seis, en sus formas
patológicas. La combinación y frecuencia de estos mecanismos utilizados de una manera constante y
"conservadora" da lugar a los diferentes tipos de personalidad y sus correspondientes psicopatologías.
Ser consciente (awareness) de la frecuencia y combinación de los propios mecanismos y de los mecanismos de
nuestros estudiantes
. nos permite ampliar nuestro potencial de Educación ya que:
· nos enseña acerca de nosotros mismos y de nuestra forma de ser.
· nos informa de los sabotajes en nuestro ciclo de la experiencia o de satisfacción de las necesidades.
· nos potencia la espontaneidad, la flexibilidad y la creatividad.
· nos alertan de las ganancias "secundarias" que estamos obteniendo por nuestro comportamiento.
Y lo mismo ocurre con las personas de nuestro entorno con lo que facilitamos y potenciamos la comunicación,
el aprendizaje, la motivación, el crecimiento, la maduración y estaremos contribuyendo a hacer del planeta
Tierra un sitio mejor y más agradable para vivir con seres humanos equilibrados, maduros, autónomos y
motivados.
La Terapia Gestalt, tanto en su teoría como en su práctica (esencialmente vivencial), ofrece una alternativa
para poder facilitar los cambios necesarios para recuperar la facilidad para los ajustes creativos y para la
creatividad.

NOTAS
1.- Perls, F.; Hefferline, R.F. y Goodman, P.(1951): Gestalt Therapy: Excitement and Growth in the Human
Personality, The Gestalt
Journal Press, Highland, 1994
2.- Watson, Goodwin: "What do you know about learning?", en Teachers College Recording, Bantam Books,
1961.
Bibliografía
Perls, F.; Hefferline, R.F. y Goodman, P. (1951): Gestalt Therapy, excitement and growth in the Human
Personality, Ed. Julian Press,
New York, 1994 (Versión española inédita del Centro de Terapia y Psicología, Madrid, 1997)
Es el libro "fundador" de la Terapia Gestalt. Es un libro difícil de leer y de comprender ya que sus autores no
querían que las ideas
contenidas en él se "introyectaran" sin más, sino que se "rumiaran" y se asimilaran o se descartaran de una
manera madura. Consta de
dos partes, la primera es la teoría mientras que la segunda son ejercicios (muy elementales y sin demasiada
consonancia con la
primera parte) como una manera de fomentar el awareness (darse cuenta).
Robine, J.-M.: Terapia Gestalt; Ed. Gaia, Madrid, 1998.
Un librito de tan solo noventa páginas pero, en mi opinión, una de las mejores muestras, traducidas al
español, de lo que es la
Terapia Gestalt. Tiene un fallo: la traducción es muy mala e inexacta.
Moreau, A.: Ejercicios y técnicas creativas de Gestalterapia; Ed. Sirio, Málaga, 1999.
Aborda la Terapia Gestalt en su conjunto, con muchas explicaciones, ameno, fácil de leer y con propuestas de
ejercicios sobre cada
uno de los puntos teóricos que expone.

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