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Mariza Amaral Maciel

Sandra Escutia Díaz


(compiladoras)

Pensamiento
paraguayo
Reflexiones en torno a las ideas de
José Manuel Silvero Arévalos

Asunción, Paraguay
2019

5
2019
© MARIZA AMARAL MACIEL / SANDRA ESCUTIA DÍAZ

© ATENEO DE LENGUA Y CULTURA GUARANÍ

© SUINDÁ EDICIONES
Cerro Corá 1073 (Asunción, Paraguay)
Teléf.: 0971-89 88 90
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Corrección: Milciades Gamarra
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Todos los derechos reservados.

Hecho el depósito que marca la Ley Nº 1.328/98.

ISBN: 978-99967-0-764-3

6
HEREDEROS DEL FANTASMA STRONISTA

Perspectiva continuista del pensador


José Manuel Silvero aplicada a la situación actual
de la Policía Nacional

Carlos Anibal Peris Castiglioni

Construir olvido es negar del pasado los dolores más


humanos de las circunstancias más inhumanas y degradantes.
José Manuel Silvero, 12 de diciembre de 2014

Tras el golpe de Estado del año 1989, no solo la cultura poseía tintes
stronistas, también las diversas instituciones como organismos estatales.
En este conjunto se encontraba la Policía Nacional, que fue uno de los
principales brazos represores de la cruel dictadura. En los antecedentes
expuestos la investigación encuentra su justificación: analizar el compor-
tamiento de los oficiales públicos desde la caída del stronismo hasta la
actualidad (2015). Guiado por la teoría continuista del filósofo José Ma-
nuel Silvero y, utilizando la metodología de revisión bibliográfica (textos
de análisis, escritos periodísticos e informes sobre derechos humanos), se
ha llegado a la conclusión que, sin importar el paso del tiempo, se mantu-
vieron las mismas y antiguas prácticas represivas haciendo que la cultura
dictatorial, una herencia nefasta en el presente, sobreviva en la realidad
nacional.

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CARLOS ANIBAL PERIS CASTIGLIONI

1. Introducción

La seguridad en el Paraguay se ha presentado compleja y controver-


tida. Esto se debió porque la oficial, aquella llevada por las fuerzas del
orden público, fue blanco de constantes críticas por sectores claves de la
sociedad (medios de comunicación, organizaciones civiles y autoridades
políticas).
De hecho la reciente encuesta del “International Security Report” del
año 2012, al valorar la confiabilidad, un 83% confesaba no sentirse prote-
gidos, mientras que aumentaba a un 90% en el caso de denuncias que
jamás han sido esclarecidas. Incluso, en sondeos de percepción sobre las
instituciones estatales, la Policía Nacional figuraba en los últimos lugares,
demostrandola nula legitimidad por parte de la población1.
Un imaginario básico de buena labor se explicaría en la responsabili-
dad en transmitir protección (la seguridad es apreciación), y en medidas
efectivas que muestren resultados en la reducción del crimen (la seguri-
dad se ejecuta). La falta de credibilidad no es un tema menor pues se
desconfía del monopolio de la violencia legal, ejercida por el Estado, peli-
grando la cohesión social del país.
No es de extrañarse que la mayoría de las encuestas hayan tratado el
factor confianza, ya que la propia herramienta examinadora buscó esta-
blecer las falencias bajo estos parámetros de medición. Justamente, en un
segundo plano, sirvieron de sustento a un sinfín de escritos académicos
que se limitaron en puntualizar los números, olvidando una realidad que
necesita ser abordada. Pero es más, para revelar las dificultades bastaría
con hacer una breve búsqueda en las crónicas periodísticas, donde se
manifestará a los agentes vinculados a diversos sucesos turbios, siendo
claros síntomas de una deficiencia en la materia, vivida con desengaño y
escepticismo.

1. La crisis de confianza sobre la Policía afecta directamente a la propia representatividad


del Estado. De hecho, muchas críticas a la ineficiencia de la institución en sí, sino más
bien a la administración estatal, que hace de la misma.

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HEREDEROS DEL FANTASMA STRONISTA

Parecidamente, varios referentes de opinión analizaron la situación a


partir de la coyuntura existente. Así se afirmó, que la dificultaden lograr
una vigilancia eficiente radicó en estudiar una organización que siempre
ha sido el fiel reflejo de una sociedad decadente, llena de vicios: “todos
sufren el pensamiento de la corrupción”, ya sea en árbitros de fútbol, en los empre-
sarios, en los políticos, en la misma Iglesia, entonces ¿por qué los guardias serían
la excepción?” (Fretes, 2012: 3).
En el presente trabajo, sin embargo, cualquier crítica hacia las fuerzas
del orden, correspondieron más bien a los signos que a las causas. Induda-
blemente, hay que hablar de una entidad que recientemente fue el brazo
de una dictadura que por 35 años gobernó al Paraguay. Por lo tanto, no
menos importante, es correlacionarlaal régimen stronista, que impuso con
mano férrea el terrorismo de Estado mediante la tortura, la desaparición
forzosa de personas y la represión.
En base a lo reflexionado, este artículo se planteó, primeramente, en
examinar ese pasado y su incidencia contemporánea en la estructura so-
cial nacional. Segundamente, gracias a la metodología cualitativa de revi-
sión bibliográfica (textos de análisis, informes sobre derechos humanos y
notas periodísticas), se demostró con ejemplos precisos el accionar policia-
co caracterizado por permanecer dentro de los malos hábitos adquiridos
en las aciagas épocas, concluyendo, en última instancia, que estas han sido
las causas de su ilegitimidad, advertida, porque no, en la ausencia de un
auténtico proceso interno de democratización.
La investigación se delimitó entre el año 1989, caída de Stroessner,
hasta la actualidad (2015). Como sustento teórico guía se recurrió a los
estudios llevados a cabo por el intelectual paraguayo José Manuel Silvero,
en sus materiales “Colmar de olvido la memoria” “No hay mal que dure
cien años” y “El fantasma de Stroessner” (expuestos en su blog académico
“Filosofía para Guarangos” - http://josemanuelsilvero.blogspot.com.es),
utilizando sus principales conceptos continuistas (“herencia cultural”, “fan-
tasma stronista”, “búsqueda democrática”, y otros en la misma linea),que

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CARLOS ANIBAL PERIS CASTIGLIONI

explicaron las raíces opresoras que se mantuvieron hasta hoy a través de


prácticas autoritarias.

2. La herencia del tirano

Entre la noche del 2 y la madrugada del 3 de febrero de 1989 el régi-


men autoritario de Stroessner encontraba su fin, produciéndose tras un
levantamiento gestado dentro de la Caballería, siendo dirigido por su con-
suegro, el Gral. Andrés Rodríguez. Fue así que los años de dictadura for-
maron parte del pasado abriéndose a latan ansiada “transición a la demo-
cracia”. En un comienzo, la caída estrepitosa emitió señales que anuncia-
ron el inicio de un tiempo nuevo. Si bien había razones en desconfiar, la
esperanza se impuso sin mayores esfuerzos sobre los temores y recelos,
con la certeza que la historia daba la vuelta a una página larga y triste de
dolor paraguayo.
La primera y no menos clara señal fue que la misma noche de la
revuelta militar nadie salió a defender al tirano. La segunda se caracterizó
en el general golpista, Andrés Rodríguez, que en la proclama insurreccio-
nal colocó el inicio de una democratización y el respeto máximo a los
derechos humanos. Significó la derogación de las leyes represivas, la vuel-
ta de los exiliados y la liberación de presos políticos (Valiente, 2007:24).
Asimismo, los partidos –sin excepción– fueron reconocidos y cesaron las
restricciones que pesaban sobre las organizaciones civiles.
El camino emprendido, sin embargo, no ha sido fácil y la nación ha
entrado en un proceso de aurora de complicada conclusión, como indica
la Tabla N° 1, en donde se enumeran las desestabilizaciones democráticas.

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HEREDEROS DEL FANTASMA STRONISTA

Tabla N° 1:

Sobre los diferentes actos antidemocráticos desde 1989 hasta la actualidad

Año Hechos

1992 Internas presidenciales de la ANR fraguadas. Saliendo


ganador el candidato Juan carlos Wasmosy.

1996 Levantamiento militar armado, por un sector de la Caba-


llerá, contra el gobierno de Juan Carlos Wasmosy.

1999 Magnicidio del vicepresidente Luis María argaña, oca-


sionando el “Marzo Paraguayo”, que termina por desti-
tuir al presidente Raúl Cubas Grau.

2000 Fallido intento de golpe de Estado.

2007 Intentos de modificar la Constitución Nacional: habilitar


la reelección presidencial.

2012 Destitución del entonces presidente Fernando Lugo, por


un juicio político sin garantías procesales.

2014 Denuncias, públicas y oficiales, de injerencia del Ejecu-


tivo en los poderes Ejecutivo y Legislativo.

(Elaboración propia)

Que estos episodios se hayan producido por los casi 25 años después
de la caída del régimen, no fue una cuestión del azar. Los mismos corres-
pondieron a diferentes factores que deben ser analizados cuidadosamen-

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CARLOS ANIBAL PERIS CASTIGLIONI

te, pues si el stronismo pudo mantenerse por tres décadas en el poder, no


ha sido solo por su carácter autoritario, también existieron una serie de
personajes y, a nivel macro, prácticas y una cultura que permitió el desa-
rrollo histórico.
Al respecto, Manuel Silvero catalogó lo antes expuesto en términos
del “fantasma de Stroessner”. Planteó que el Paraguay padece una herencia,
no por casualidad, que a lo largo de la historia afectó a los tipos de lideraz-
gos, caracterizados por mantener un entorno que ha oscilado entre dicta-
duras estables y democracias inestables.
Al respecto, en palabras más precisas, el pensador reflexionaba: “la
imagen de Stroessner se anidó en muchas mentes, una ilusión siempre
presente de que todo autoritarismo es herramienta ideal en la dinámica
política de un país y, es que las leyes están para ser torcidas y o no ser
cumplidas, a 25 años del golpe, Stroessner sigue presente, ya sea en excusa
o proyecto” (Silvero, 2014).
Incluso, es oportuno exponer que nunca existió una fórmula única de
transición, ya que en última instancia cada sociedad crea su propio trayec-
to. Cualquier configuración siempre estuvo precisada por su “elemento
cultural” y por “las condiciones en que se gestó el proceso”. Si el cambio se
originó de una derrota total por fuerzas adversas al sistema gubernamen-
tal, se tendrá la libertad de instaurar, con hombres nuevos, un modelo
absolutamente innovador mientras que, es diferente cuando se inicia sola-
mente con un quiebre parcial que hace necesario un pacto con el antiguo
sistema.
En el Paraguay, más precisamente, es fácilmente demostrable que la
transición ocasionada por el sector triunfante buscaba capturar el Estado
con el objetivo de imprimirle un sentido más distendido hasta el límite que
no modificara el peso de su poder. Por el momento en que sucedió y la
manera en el que se produjo la caída, pudieron haber causado sorpresa,
pero lo que siguió, comandado por antiguos colaboradores, confirmó la
tesis que la democracia tendría un fuerte toque poststronista. El traspaso
de un gobierno a otro fue más de apariencia que de contenido, donde

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HEREDEROS DEL FANTASMA STRONISTA

estuvo repleto de personajes, políticos y empresarios, que se encontraban


ligados al stronismo, quedando como residuos y, posteriormente, ocupan-
do cargos gubernamentales.
Por el paso del tiempo, mucho de estos hombres han quedado relega-
dos, de hecho, uno de los principales acontecimientos de la historia recien-
te, el llamado “Marzo Paraguayo” de 1999, estableció un hito importante,
pues, a partir de ahí, se originó una regeneración, apareciendo otros per-
sonajessin antecedentes con el dictador. Incluso, recién en la fórmula pre-
sidencial ganadora del año 2003, conformada por Nicanor Duarte Frutos
y Luis Castiglioni, se logró colocar en el sillón de López a mandatarios
libres de referencias nefastas (Bareiro, 2004: 7).
Sin embargo, y es propicio afirmarlo, a pesar de las caras nuevas, las
prácticas se mantuvieron y, justo aquí es donde surge un elemento, que en
el ya alusivo erudito, debe ser considerado: la cultura dictatorial, que en
definitiva no solo se traducían en hombres, sino en las organizaciones:
“fue pasando el tiempo repleto de prácticas stronistas, con el servilismo
rancio y desfasado más vivo que nunca… con militantes capaces de aglu-
tinarse en nombre de cualquier espectro y sin fundamento ni dignidad
atentar contra el futuro” (Silvero, 2014). En Silvero el alusivo fenómeno ha
sido clave, ya que en las instituciones el proceder dominante se reflejó
contaminando el presente y perpetuándolo en el futuro.
Por último, a partir de la perspectiva del intelectual referido, tampoco
se debe olvidar el factor cultural heredado, siendo, junto con las prácticas
institucionales, los que conservaron activo al fantasma de Stroessner en el
Paraguay del siglo XXI.
Lo anterior se logró observar en ciertos prejuicios que fueron creados
y alentados en épocas del tirano: “llamativamente, 25 años después del
derrocamiento, el que intente hacer valer ciertos mandatos constituciona-
les y trate de beneficiar a la clase más humilde será tildado de comunista,
traidor, terrorista, etc., no obstante, el que recurra a estrategias autoritarias
y represivas, podrá esquilmar al país, subyugar a miles de familias y será
el único líder, reconstructor de la nación, el gran proveedor, etc.” (Silvero:
2014).

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CARLOS ANIBAL PERIS CASTIGLIONI

Se construyó, consiguientemente, un modelo de cultura que no esta-


ba explicitado, pero sí tácitamente funcionando, con bastante eficacia, gra-
cias a la actuación mediante el control, la censura, el miedo, el castigo, la
falta absoluta de apoyos, la desprotección del patrimonio histórico, la re-
gulación de los medios informativos y el desprecio a aquel catalogado
como opositor.
Son los dos elementos expuestos, los que el presente estudio ha de-
seado destacar a la hora de razonar en las causas del actuar de la Policía
2
Nacional, aquel dominante, violento y arbitrario , investigado y ejempli-
ficado en la sección siguiente.

3. Los nuevos tiempos y sus viejas prácticas

En sus escritos de “Filosofía para Guarangos”, oportunamente, Silve-


ro (2014) reflexionaba: “nos comportamos como si aquí no hubiese pasado
nada, que nuestro país tiene mucha historia y poca memoria, por eso so-
mos tan proclives a celebrar las grandes hazañas de nuestros héroes, des-
filar simulando ser militares es parte de esa introyección autoritaria que
hemos heredado de un régimen que normalizaba hasta los peinados”.
Continuando luego: “si 35 años atrás se perseguía y eliminaba oposi-
tores, hoy todavía vas a escuchar los mismos argumentos, incluso los mis-
mos términos despectivos, una dictadura deja secuelas en el tiempo, los
efectos de la persecución y el espanto perviven en los espacios más vitales
de una sociedad” (Silvero, 2014).
El pensamiento, epistemológicamente, podría reducirse dentro de la
visión continuista de cómo observar la historia y los hechos en sí. Efectiva-
mente en Silvero, para entender el presente, debe prestarse atención al
pasado, que lo construye y lo configura, dejando su huella imborrable.

2. La figura de la autoridad que se impone en la cosmovisión del paraguayo: “aquello que


dice la autoridad es lo que se hace”, demostrada en el discurso de Sabino Montanaro,
ministro del Interior stronista, al afirmar: “la calle es de la Policía”.

326
HEREDEROS DEL FANTASMA STRONISTA

Pero, también hay que mencionar, fuera de cualquier apreciación acadé-


mica, que él mismo postuló una realidad recurrente y dolorosa, aquella
que ha mostrado la hipocresía o la ausencia de memoria en la sociedad
paraguaya. Se han observado, entonces, acontecimientos cotidianos, olvi-
dando su correlación con el ayer, incitando en última instancia una apre-
ciación errónea de lo reciente.
De hecho, la falta de continuidad en la conciencia de los ciudadanos
es lo que provocó el estudio de las fuerzas del orden público, “obviando”,
esencialmente, sus pericias representadas en la tortura, ejecuciones arbi-
trarias o desapariciones forzosas, constantemente adjudicadas a dicha ins-
titución, trayendo un accionar típico y característico de la época stronista.
Hoy, mayoritariamente, las imputaciones no se hacen presentes en
los grandes centros urbanos, especialmente por la rápida notoriedad que
pudiesen llegar a adquirir. Solo por citar, uno de los casos más recientes fue
el denunciado por el periodista Paulo López, que en enero del año 2014 ha
sido trasladado hasta la Comisaría 3ª, después de recibir la información de
que varias personas fueron detenidas en la manifestación en contra del
transporte, siendo también él demorado para luego sufrir agresiones de
todo tipo (Diario ABC Color, 2014).
Lo ejemplificado tanta popularidad adquirió que la comisión de
“Derechos Humanos del Senado” declaró que “continúa la tortura”. Sin
embargo, y es fundamental aludir, que a pesar de no ser noticia todos los
días, se aflora viva y, más aún, cuando uno logra situarse en el interior del
territorio. Dentro de ese contexto, la realidad es otra, donde por lo general
en los conflictos de tierra las destrezas stronistas resurgen haciéndose con-
currentes en lo cotidiano de una entidad que, en teoría, vela por el orden
y el bienestar de la sociedad.
Incluso, en el último informe del “Mecanismo Nacional de Preven-
ción de la Tortura” (2014) (MNP) se indicó que el fenómeno crece en gru-
pos específicos, invisibilizados por la sociedad y tradicionalmente discri-
minados: conjuntos vulnerables y estigmatizados (ver Tabla N° 2). Aque-

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CARLOS ANIBAL PERIS CASTIGLIONI

lla consiste en las violaciones de los derechos humanos en las detenciones,


que se traduce en tratos crueles o degradantes en las prisiones, siendo el
preámbulo y el adendum de las prácticas soterradas de la tortura.

Tabla N° 2:

Principales grupos en situación de vulnerabilidad en el Paraguay

Grupo Vulnerabilidad

Lesbianas, gays, transexuales y bisexuales Orientación sexual

Asentamientos campesinos sin tierra Económica

Mujeres Género

Pobres en situación extrema Económica

Indígenas Origen étnico

3
(Elaboración propia )

Por lo general, las nuevas formas han implicado que sean irreconoci-
bles ante un eventual caso de denuncia. Físicamente predomina la asfixia
por el uso de la bolsa plástica trasparente y, en un punto psicológico, ame-
nazas verbales o ruidos atemorizantes que inducen al pavor por quienes
escuchan. Ante exámenes médicos es prácticamente imposible demostrar,

3. La categorización de los invisibilizados corresponde a las denuncias oficiales, organis-


mos estatales y a las realizadas a organización sociales que trabajan la problemática de
derechos humanos en el Paraguay.

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HEREDEROS DEL FANTASMA STRONISTA

creando en la víctima un discurso que no puede ser justificable ante las


instancias de la justicia forense.
En la época stronista, ingresar a una dependencia conllevaba la segu-
ridad de sufrir tortura, aplicada en una bañera con agua y electricidad.
Como había que averiguar no sólo las actividades que ponían en riesgo al
régimen, sino crear más opositores que justificaran su actitud, la Policía
apelaba directamente a los apremios físicos, que eran graves, según la
particular interpretación del jefe a cargo del detenido. En vez de ocultar
estas violaciones, el régimen se gloriaba de ellas, era lo que se llamaba el
precio de la paz. La dictadura no hacía esfuerzo alguno en desmentir el uso
de la violencia, al contrario, le interesaba que se supiera, para atemorizar
a la población.
Retomando con la reflexión inicial, hay que complejizar que no solo
el silencio cómplice ha logrado una mala apreciación del real autoritaris-
mo de los oficiales. En definitiva, que un policía realice dichas maniobras
ha implicado que los mismos fueron formados dentro de esta lógica, don-
de lo normal sea agredir al aprehendido, sin dejar espacio a la dignidad
innata que tiene cualquier ser humano. Al respecto Silvero apreciaba: “dis-
ciplinaron nuestros cuerpos y la idea de lo público se confundió con la lógica de un
gran cuartel” (Silvero, 2014).
Ciertamente, en el entorno, si un vigilante no actúa como sus instruc-
tores, no podrá ascender de rango, escalar en la estructura, apremiando
únicamente a los “buenos alumnos” que llevan a cabo lo aprendido (aquel
que no dialoga, tortura y reprime). El operar stronista, consiguientemente,
se ha mantenido vivo dentro de los cuerpos y las mentes, conservando la
esencia de los viejos hábitos y, evolucionando, hacia nuevas formas.
Por otro lado, se obliga agregar el carácter represivo en las actividades
“preventivas”, llevadas a cabo en las protestas sociales. La lucha campesi-
na, de por sí sola, ya tiene un largo historial de reprimendas sufridas,
constando entre sus antecedentes más importantes aquellos ocasionados
durante la dictadura de Stroessner, a partir de finales de la década de 1960,
donde dirigentes y organizaciones fueron el blanco frecuente del terroris-
mo de Estado, hasta la caída en el año 1989.

329
CARLOS ANIBAL PERIS CASTIGLIONI

Lo dicho, hoy en día se mantuvo, especialmente porque la Policía


Nacional nunca ha contado con un protocolo ajustado a los estándares
internacionales para la intervención en manifestaciones y reuniones, ha-
yan sido lícitas o prohibidas por la Ley. Es así que la “Guía de Procedimien-
to Policial” vigente es muy ambigua y carente de precisión en lo referente
al uso de armas de fuego y a las medidas de persuasión previas.
Asimismo, jamás ha existido reglamentación sobre el arma o de do-
tación. Cada oficial, obligado ante la circunstancia, compró su instrumen-
to y municiones a otros particulares o en el mercado negro, ausentándose
normativas institucionales para ello, ni la obligación de registrarlas. Sin un
inventario fue imposible determinar el origen de las balas disparadas en
las intervenciones, impidiendo corroborar si el procedimiento fue necesa-
rio y proporcional.
Además, la violencia se encontró favorecida por un marco jurídico
indebidamente restrictivo, desarrollado con el objetivo de permitir la cri-
minalización de la protesta y establecer limitaciones irrazonables al dere-
cho de expresiones. La intervención de agentes no especializados, mal
equipados y habilitados legalmente, derivó en que los mismos hayan uti-
lizado innecesaria y desproporcionadamente sus armas de fuego contra la
multitud, que provocaron indiscutibles masacres.
El ejemplo más extremo es lo ocurrido en Curuguaty en el año 2012,
en una operación de desalojo de campesinos en la que, directamente trajo
la muerte de 18 personas, de ambos bandos, e indirectamente, una serie de
acontecimientos posteriores que dieron origen a la destitución de Fernan-
do Lugo, entonces presidente del Paraguay a través de un golpe parla-
mentario.
Aquí, imperiosamente uno debe recurrir a Silvero, que en su publica-
ción del 19 de diciembre de 2014 afirmaba que en gran medida, parte del
problema investigado, se ha hallado en las tendencias stronistas que influ-
yeron en la estructura (en términos marxistas) de la sociedad paraguaya.
Las represiones, la criminalización de la protesta y, tácitamente, las muer-
tes de ayer, son ocasionadas de manera impune, porque ha existido un
conjunto de leyes y normas, que habilitaron indirectamente a la realiza-

330
HEREDEROS DEL FANTASMA STRONISTA

ción de los abusos expuestos. Lo que en palabras del filósofo se calificaría


en: “el amparo de injusticias y silencios”.
Como últimas prácticas a ser abordadas, se encuentra la ejecución
arbitraria de personas. Una de las organizaciones miembro de la Coordi-
nadora de Derechos Humanos en el Paraguay (CODEHUPY), el Centro de
Documentación y Estudios (CDE) a través de su “Área Sociogremial”,
inició un lento proceso de acopio de información que luego fue hecha
pública en una lista de campesinos asesinados en la lucha por la tierra
(2007). El documento reportaba a finales del 2004 un total de 83 casos de
presuntos homicidios en emboscadas preparadas por grupos parapolicia-
les con la aquiescencia, o a veces con la colaboración directa, de la Policía
Nacional.
También existen, otros casos en los que la ejecución arbitraria fue
perpetrada directamente en la represión de manifestaciones o desalojos de
ocupaciones. Aquí están atribuidas a agentes, ya sea en actuaciones oficia-
les (represión de manifestaciones públicas, desalojos o cumplimiento de
órdenes de detención) o como en atentados criminales perpetrados por
agentes fuera de sus funciones, conjuntamente con sicarios (ver Informe
Chokokue del año 2007 y 2014).
La realidad, no es muy lejana de lo que significó la ejecución de per-
sonas durante la época stronista, incluso, el “Informe Final” dado a cono-
cer por la “Comisión de Verdad y Justicia”, CVJ (2014), organismo que hizo
una profunda investigación cuantitativa y cualitativa de la violación de los
derechos humanos en tiempos de Stroessner, señalaba un estimativo de
20.090 víctimas totales durante la dictadura, en las cuales 59 han sido eje-
cutadas extrajudicialmente (cifra ampliamente superada, como ya se ha
presentado, por los tiempos democráticos).

4. Reflexiones finales

A nivel macro, es indudable que el pasado stronista aun afecta la


realidad del Paraguay. Ya no son los hombres del régimen, sino más bien,

331
CARLOS ANIBAL PERIS CASTIGLIONI

las prácticas que se mantienen vivas, institucionalizándose, en el actuar de


los diferentes sectores del aparato gubernamental del país.
Esta explicación, que se ha intentado demostrar en el presente traba-
jo, correspondió al relato de la “narrativa de la herencia stronista”, que en
definitiva se basó en exponer a la nación y su situación sistémica, dentro de
un escenario obtenido del autoritarismo y de la impunidad de la dictadu-
ra, consentida vigentemente, que opero como un mecanismo de sustento
de la elite en el poder triunfante, regenerada en apariencia, después del
golpe militar del 2 y 3 de febrero de 1989.
La Policía, consecuentemente, se encontró en esta estructura y no
pudo escapar de dicho relato. Así como muchas instituciones tuvieron que
democratizarse, ya sea por razones obligadas o no, la apertura en las fuer-
zas del orden parece lenta y hasta difícil de conseguirla, en especial por las
características de su proceder que se presentan estrechamente relaciona-
das al que poseían en los tiempos del tirano.
Una de las principales premisas del presente estudio, ha consistido en
admitir que Stroessner, y sus más de 30 años, no fueron solo una construc-
ción hegemónica en base a la tortura, también han existido la corrupción,
la represión, la desaparición de personas y un sinfín de individuos que
posibilitaron el determinado trascurso.
Pero incluso los arreglos con la oposición, el monopolio ejercido den-
tro de los poderes, la irrupción de sindicatos y asociaciones profesionales,
constituyeron a la aceptación en los segmentos de la sociedad y el control
del Partido Colorado, por la imposición de conductas asentidas como “sen-
tido común” y que alcanzaron al conjunto de las relaciones sociales.
Hoy, siguiendo el análisis anterior, la Policía no solo tiene falta de
confiabilidad o ineficiencia, también es sinónimo de acciones violatorias a
los derechos humanos, que quedan luego impunes ante un sistema gene-
ral de corrupción, provocando, en consecuencia, la libertad en los oficiales,
al no ser castigados, de seguir con sus prácticas y formas de llevar el pro-
cedimiento. De hecho, muy pocos casos de denuncias han recibido alguna
aclaración o castigo por parte de la justicia.

332
HEREDEROS DEL FANTASMA STRONISTA

Es propicio recordar que el Paraguay fue el único país del Cono Sur
latinoamericano que al salir de la dictadura desclasificó sus archivos secre-
tos de la represión política y no dictó una legislación de impunidad. De ese
modo, al menos tres ministros, dos generales, el jefe de la Policía y otra
decena de torturadores y esbirros de jerarquía media fueron sometidos a
la justicia y/o condenados por crímenes de lesa humanidad.
Ante tal antecedente, es imperioso acabar con las prácticas stronistas
en esta organización, en especial cuando las mismas se aplican en re-
giones donde la justicia y la opinión pública no han llegado con tanta
frecuencia y sin olvidar a grupos pocos escuchados por la mayoría de la
sociedad.
Quizás, y evocando las reflexiones de Silvero, la única salida a esta
falla estructural, el fantasma de Stroessner, sea atacar la propia estructura:
“la única manera de “quemar” y superar el maleficio es asumiendo que
nuestro enemigo en primer lugar es la imposibilidad de vencernos a noso-
tros mismos, a nuestros hábitos, a nuestros vicios, a nuestros complejos;
podemos reformar la Constitución, pero si no reformamos la educación, el
fantasma nunca se irá de nuestras vidas, soñar con una sociedad justa y
solidaria no será posible en ausencia de una escuela democrática y con
ciudadanos demócratas, responsables de su destino como individuos y
como pueblo”.
Se concluye, por lo tanto, que la transición democrática, aprender a
construir y dejar atrás los vicios y prácticas stronistas, se debe producir en
tres niveles: el primero: como un proceso de sociedad toda (cultura); el
segundo: más personal de cada uno; y el tercero: en los ámbitos institucio-
nales. Justamente en lo anterior radica el verdadero desafío, en la cual,
según la altura que se encuentre, se podrá saber el grado de democratiza-
ción real que se ha aprehendido.
Al Paraguay aún le falta mucho, pero la lucha por una genuina ver-
dad y el respeto a todos los derechos humanos son objetivos concretos, no
utopías.

333
Bibliografía

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