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Los problemas ambientales relacionados al desarrollo económico y social están siendo desde hace
algunas décadas tomados en cuenta cada vez más. El sistema de producción actual ha conducido
a una situación crítica de la que no será fácil salir, aun si se pone el mayor empeño. Hasta el
momento las soluciones han venido de la mano de cambios tecnológicos, de sanciones, de
normativas más estrictas, de establecer impuestos a quien contamine o de subsidios a quien
elabore productos ‘verdes’ o amigables con el medio ambiente.
Todas estas medidas han tenido un éxito relativo, mas lo cierto es que la situación ambiental del
planeta es cada vez peor e irreversible.
Para nadie es un secreto que el mundo actual enfrenta una serie de problemas ambientales que
parecen perfilar una catástrofe: fenómenos de cambio climático que comprometen los niveles
productivos, la capa de ozono ha sufrido un adelgazamiento alarmante, día a día la biodiversidad
mundial disminuye y estamos conduciendo a las pocas especies que utilizamos a patrones de
agotamiento genético (sólo 30 del total conocido nos ofrecen el 85% de nuestros alimentos). El
suelo fértil y la cubierta vegetal pierden terreno. Cada año, por ejemplo, se desertifican 7 millones
de hectáreas en el planeta. Eso no es todo, el agua potable cada vez escasea más y los desechos
peligrosos se depositan en lugares inadecuados, ocasionando con ello enormes problemas de
salud. Sólo en México se producen diariamente 80 mil toneladas de residuos de los cuales se
recicla únicamente el 6%.
Estos problemas deben ser ubicados necesariamente dentro de un contexto de crisis global que
perfila el fin de una época en la que: los bloques de poder, que dominaron el siglo XX, se han
reconstituido dramáticamente; los valores sociales se enfrentan a propuestas de grupos que
tradicionalmente han sido descritos como ‘minorías’; los modelos de liberalización económica
arrojan un saldo brutal de pobreza que, en los países del sur, se ve agravado por un círculo vicioso
de miseria y devastación de recursos; en donde una gran cantidad de países ha manifestado
procesos separatistas y las propuestas políticas parecen comprometidas con criterios y ofertas
coyunturales de corto plazo que permiten a sus promotores el acceso al poder.
DEDICATORIA
El desarrollo social se refiere al desarrollo del capital humano y capital social en una sociedad.
Implica una evolución o cambio positivo en las relaciones de individuos, grupos e instituciones en
una sociedad. Implica principalmente Desarrollo Económico y Humano. Su proyecto a futuro es el
Bienestar social.
La sociología del desarrollo reuniría todos estos conceptos, teóricamente y los clasificaría para
validarlos como factibles o no factibles.
Contenido
El desarrollo social ha sido uno de los pilares de las Naciones Unidas desde su fundación y está
estrechamente vinculado con el desarrollo económico. La ONU ha hecho hincapié en el desarrollo
social como parte fundamental para garantizar el mejoramiento de la vida de todas las personas.
Por otro lado, la ONU ha apoyado los esfuerzos de los gobiernos por hacer llegar a toda la
población, los servicios, sociales de salud, educación, planificación de la familia, vivienda y
saneamiento, además de elaborar modelos para programas sociales que integran los aspectos
sociales, económicos, ambientales y culturales del desarrollo.
La labor de la ONU en la esfera social tiene un enfoque cada vez más centrado en la gente y ha
revalorado al desarrollo social, al cual se le había restado importancia en aras de atender con más
énfasis los temas económicos y culturales.
I.2. Conferencias sobre Desarrollo Social
Con el fin de compensar esa falta de atención a la cuestión social, la ONU ha convocado a muchas
conferencias mundiales que se centran en problemas de desarrollo social. Entre estas conferencias
podemos mencionar las siguientes:
Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río
de Janeiro, Brasil; 1992)
Cuarta conferencia Mundial sobre la Mujer: Acción para la Igualdad, el Desarrollo y la Paz
(Beijing, 1995)
Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos (Hábitat
II) (Estambul, 1996)
Asimismo, en 2001, se llevó a cabo la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los
Países Menos Adelantados y en 2003 se llevará a cabo la Conferencia Ministerial Internacional de
Países en Desarrollo sin Litoral y de Tránsito y de Representantes de Países Donantes y de las
Instituciones Financieras y de Desarrollo Internacionales sobre la cooperación en materia de
Transporte de Tránsito
En 1995 se llevó a cabo la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social con el fin de alentar que se
asignen al sector social los cada vez más escasos recursos nacionales. Esta Cumbre instó a los
países interesados a adoptar la fórmula 20/20, que pide a los gobiernos de los países en desarrollo
que reserven al menos el 20 % del presupuesto para los servicios sociales básicos y que los
países donantes asignen a esos servicios al menos el 20 % de su asistencia oficial para el
desarrollo.
La Organización de las Naciones Unidas se ocupa de las cuestiones relacionadas con el desarrollo
social a través de varios de sus órganos principales.
Uno de los órganos principales encargados de las cuestiones relativas al desarrollo social es la
Por su parte, la Secretaría de las Naciones Unidas cuenta con la División de Política Social y
Desarrollo del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, que presta servicios de
investigación, análisis y asesoramiento de expertos a los órganos antes mencionados, cuando se
le solicitan.
Definir deterioro ambiental o degradación de la tierra tiene algunas dificultades puesto que esta
cambia en función del sistema que se pretende evaluar, así como del elemento a evaluar. En
general se considera que el término deterioro se refiere a la modificación de las propiedades del
ambiente en un sentido de disminución. Algunos autores consideran como ecosistema degradado
aquél en donde se reduce la entrada de energía o se incrementa la pérdida de energía por
cualquier causa, otros más asumen a la degradación ambiental como una alteración en los
ecosistemas que reduce de manera efectiva la productividad de la tierra (Landa, 1992).
Para analizar el deterioro ambiental que estamos presenciando consideraremos cinco parámetros:
2.1 La Sobreexplotación
2.2 La Destrucción Del Hábitat
2.3 La Introducción De Especies Exóticas
2.4 La Contaminación
2.5 Erosión
2.6 Deforestación
II.1. SOBREEXPLOTACION
Los ecosistemas cuentan con mecanismos para equilibrar su desarrollo y funcionamiento en
condiciones naturales. Los bosques, por ejemplo, tardan en ocasiones varios siglos para instalarse
establemente en una determinada zona, en ellos podemos encontrar diferentes poblaciones que
regulan su desarrollo e influencia en función de las demás y de los recursos y condiciones
ambientales. Muchos de los fenómenos naturales que han actuado en otros tiempos, lo hacen aún
en nuestros días, sumando su efecto transformador al que ejerce el hombre sobre el medio
ambiente. La caza es una de las manifestaciones más evidente de la sobreexplotación. Durante
muchos siglos, el hombre ha hecho de la caza uno de los capos; deportes; que mejor refuerza la
idea de lo capos; varonil capos, que muestra el poder, la fuerza y la valentía.
La destrucción del hábitat se puede generar de una manera directa por la acción inmediata de
algún fenómeno meteorológico, algún proceso geológico o de intervención humana. El deterioro
puede generarse también de una manera indirecta, como consecuencia de fenómenos que ocurren
lejos del lugar pero que terminan por afectarlo. La urbanización, la transformación de bosques en
pastizales y más tarde en desiertos, el cambio del cauce de un río o la construcción de una presa
pueden, a larga distancia, ejercer sus efectos transformadores. La destrucción del hábitat tiene
como consecuencia inmediata e ineludible, la disminución de la biodiversidad a partir de la
expulsión o la extinción de especies
Ésta es una las razones frecuentes que explican la desaparición de especies y el cambio de
ambiente natural. Para muchos es conocido el efecto de haber introducido al conejo doméstico a
tierras australianas hace poco más de 100 años. Esta especie al ser llevada por los colonos que
emigraron al continente, se encontró con un magnífico ambiente donde no existía ningún
depredador que los amenazara. Así, en unos pocos años, la población de conejos creció tanto que
ocupó amplias zonas en la pradera compitiendo ventajosamente por el alimento con las especies
nativas. Hoy es considerado como una plaga.
II.4. CONTAMINACION
II.5. LA EROSIÓN
Es uno de los problemas ambientales que más preocupa a los científicos, gobernantes y
ciudadanos. Sus consecuencias son catastróficas y buena prueba de ello es el crecimiento de los
desiertos. La erosión una vez ha alcanzado el punto culminante de su evolución es prácticamente
irreversible a escala humana, conseguir que un desierto vuelva a ser suelo fértil es una tarea de
siglos o milenios. En cambio conseguir que los suelos fértiles se vuelvan eriales cuesta muy poco,
basta una lluvia no excesivamente fuerte sobre una ladera desprovista de vegetación para que el
proceso de la erosión se inicie.
II.6. DEFORESTACION
“La causa mayor del deterioro continuo del medio ambiente globales el insostenible modelo de
producción y consumo, particularmente en los países industrializados. En tanto que en los países
en desarrollo la pobreza y la degradación ambiental están estrechamente interrelacionados”
(Jiménez, 1996a).
De forma paralela al cambio ambiental se produce también un cambio social global. Que obedece
a la propia dinámica interna del sistema mundial, cuya naturaleza exponencial alienta la expansión
demográfica, los procesos de desarrollo económico y la tendencia hacia la globalización de la
economía y de la tecnología, por medio de potentes redes de interdependencia.
Según ciertos estudios (Varas, 1995a) en países con ingresos per cápita superiores a los cinco mil
dólares anuales la situación ambiental mejora a la par de su crecimiento económico.
Lo necesario entonces es lograr que los casi seis mil millones de personas que habitan el mundo
alcancen este ingreso, con lo cual ya no será necesario preocuparse por cuidar el medio ambiente
porque éste tal vez no exista tal como lo conocemos actualmente.
Los principios ambientales del desarrollo se fundan en una crítica a la homogeneización de los
patrones productivos culturales, reivindicando los valores de pluralidad cultural y la preservación
de las identidades étnicas de los pueblos.
El ambiente surge como un principio étnico, como condición para la puesta en práctica de
proyectos de gestión comunitaria de los recursos naturales a escala local y como un medio eficaz
para lograr los objetivos del desarrollo sustentable (Varas, 1995b). Economía y medio ambiente no
han ido de la mano El desarrollo del sistema capitalista ha llevado a una contaminación
generalizada del medio, a la destrucción de la capa de ozono y a la destrucción de los recursos
naturales, ya que por la deforestación se pierden por año 17 millones de hectáreas de bosque
tropical.
Además, cada año se pierden cuatro millones de hectáreas de zonas cultivables, por procesos de
desertización. Este sistema económico, que se intenta cambiar o mejorar, ha conducido a tener en
la frontera entre EE.UU. y México más de 2200 plantas manufactureras que emplean un número
superior a medio millón de personas, aprovechando los bajos costos de producción por la mano de
obra barata y joven.
La necesidad dudar trabajo en los países subdesarrollados obliga a los gobernantes a permitirla
instalación de industrias contaminantes; tal y como sucede con la política seguida en la ciudad de
Cuba o en Brasil, pues a pesar de que existen mejoras, el problema en esa ciudad en muchas
otras es angustiante. El sobreprotegido proceso de industrialización que han seguido los países de
América Latina y su alto grado de dependencia tecnológica, los ha llevado a incorporar técnicas
modernas cada vez más intensivas en capital.
La difusión de este modelo tecnológico ha ido desplazando a la pequeña industria y a las prácticas
productivas tradicionales, lanzando al mercado de trabajo mayores contingentes de mano de obra
desempleada o subempleada. Pareciera que el desarrollo económico que compromete a la actual
sociedad, inevitablemente significa degradación ambiental y contracción económica.
Contestar tales cuestionamientos es difícil, pero más complicado es poner en ejecución las
posibles soluciones, ya que en definitiva se trata de convencer a los productores y a los
consumidores que cambien sus prácticas habituales de producción y consumo.
Pero al capitalista concebido como clase social– le tiene sin cuidado el empobrecimiento físico y
espiritual de los obreros el del medio ambiente, puesto que lo que más le intereses arrancar el
máximo de trabajo excedente con el menor costo posible, a fin de incrementar la acumulación de
capital; de lo contrario perecería –como clase– y esto es algo que bajo ningún concepto pasa por
su mente. Luego entonces, ¿cómo lograr el cambio?
Frente a tal estadía cabe preguntarse si la solución podría ser: Es difícil exigir que los líderes
políticos pidan a la humanidad actual asumir costos para el bien de los que todavía no han nacido
y, por lo tanto, no votan; de igual modo sucede con los empresarios, pues deberían pensar en un
mercado no existente. La dolorosa verdad es que el presente significa un lugar relativamente
cómodo para quienes desempeñan posiciones importantes dentro de la política o el liderazgo
empresarial.
Es deber de todos buscar la solución a través de medios de información colectiva que permitan un
auténtico acercamiento a la sociedad, uno de estos medios para conseguirlo es la EDUCACIÓN,
que permite un intercambio muy importante entre quien aprende y quien enseña.
CAPITULO III
Relaciones entre Desarrollo Social y el
Deterioro Ambiental
CAPITULO III
Relaciones entre Desarrollo Social y el
Deterioro Ambiental
Estas capacidades están ligadas con lo que Reardon y Vosti (1995) relacionan a la fuerza y
dirección de la pobreza, que depende del tipo de restricciones que enfrentan los hogares para
acceder activos públicos y privados. Según este enfoque, la capacidad se relaciona con la ‘pobreza
de activos’ (assets poverty), que se refiere a ‘bajos niveles’ de uno o más activos a los que los
hogares tienen acceso. La ‘pobreza de activos’, debe ser entendida en relación a la obtención de
un objetivo determinado, tal como puede ser la ‘pobreza en el bienestar’ o ‘pobreza de inversión o
de la capacidad para realizar inversiones’. Un hogar puede ser pobre en términos de bienestar, en
un sentido carencial, si la combinación de No son necesariamente los pobres quienes más
depredan del ambiente; la ganadería que cobra zonas de bosques para su establecimiento provoca
sobre-pastoreo, particularmente la ganadería intensiva, que no es una actividad tradicional de los
pobres en América Latina.
No todos los pobres siguen las mismas prácticas de manejo ambiental; y no todos los
prácticos seguidos determinan el medio ambiente.
En numerosas ocasiones, las prácticas de los pobres rurales ayudan a conservar los
recursos. No siempre hay efectos negativos en las prácticas de manejo de los pobres y
cuando es así, hay una asociación a otros fenómenos, lo que da lugar a que la degradación
del ambiente se presente con frecuencia en áreas que tienen un proceso de despoblamiento.
Como una prueba de que no son solo los pobres los que ponen en peligro la conservación
del ambiente, se menciona que el hemisferio norte también muestra severas huellas de
degradación en áreas consideradas no pobres, como las sabanas dedicadas a la producción
de ganado, que por sobre-pastoreo mantienen un grado de erosión fuerte en el suelo.No es la
pobreza sino la combinación de la avaricia, el poder y la riqueza la que causa la degradación
ambiental en muchos países en desarrollo. Estos factores exacerban la pobreza y por esa vía se
llega a la degradación.
Condiciones mayores como las que se dan entre las fallas del mercado y las fallas institucionales
se relacionan con la degradación ambiental. Esta doble relación tiene implicaciones con la
formulación de políticas: la respuesta a políticas incorrectas de precios (falla de mercado) será muy
diferente a las políticas dirigidas a establecer y hacer cumplir los derechos de propiedad (falla
institucional) (Duraippah, 1998).
Es importante tener presente que estas relaciones no son excluyentes y pueden presentarse
simultáneamente, según argumentan quienes se declaran a favor de estos argumentos. Por otra
parte, se explican condiciones que contradicen el deterioro ambiental causado por la pobreza. En
este sentido se ofrecen ideas como las siguientes: La falta de capital para atender necesidades
inmediatas y de corto plazo, lleva a la depredación de los recursos naturales, adoptando prácticas
como el corte excesivo de árboles para leña o el no reemplazo de los nutrientes del suelo.
Los productores con sistemas basados en la explotación de ganado, manejan el ambiente con
mayores extracciones de leña y madera para mantener cercas y corrales, queman áreas
relativamente grandes y muestran mayor pérdida de suelo. Entre los sistemas agrícolas, aquellos
basados en caña presionan el sistema por la extracción de leña para la producción de panela.
(Agudelo et al, 2002)
Analizando las actividades productivas que contribuyen a la sostenibilidad del ambiente se observa
que tanto la importancia de la actividad agrícola como la de otras actividades no sostenibles se
incrementa con el nivel de pobreza. Por el contrario, la importancia de la madera y de otras
actividades sostenibles (comercio, servicios, etc.) disminuye con el nivel de pobreza. Esto significa
que los pobres presionan más los recursos del bosque en su comportamiento como agricultores y
presionan menos el ambiente en sus prácticas como madereros. Del mismo, del análisis de los
extractores de castaña del Perú se desprende que aunque la explotación de castaña ayuda a
superar la pobreza, quienes lo hacen ejercen una presión indirecta sobre el bosque amazónico.
Solo aquellos que accedan a empleos en actividades no vinculadas al bosque, logran romper el
vínculo entre pobreza y deterioro
ambiental. (Escobal y Aldana, 2001)
7. Consideraciones de Políticas
El análisis de los casos que relacionan los niveles de pobreza y el manejo del ambiente en América
Latina constituye un rico acervo de condiciones particulares de carácter generalizable, que pueden
ser perfectamente utilizados para ofrecer bases de futuras formulaciones de políticas para estas
áreas y otras de características similares. En este estudio, la propuesta al analizar las bases para
formular políticas ha sido encontrar aquellas condiciones en las cuales las políticas que puedan
sugerirse tengan una doble virtud: utilidad directa en la mitigación de los estados de pobreza y
aplicación en las condiciones de manejo de los recursos naturales y el medio ambiente, de tal
manera que sea posible conseguir el doble objetivo de disminuir la pobreza y mejorar el manejo del
ambiente.
Con esas características, se han elegido tres aspectos de los encontrados en los análisis de caso
para ser discutidos en esta sección: el papel y la importancia de la educación, la tenencia de
algunos de los activos que resultan ser claves en la explicación en las relación entre pobreza y
cuidado del ambiente y, finalmente, algunos puntos sobre la difusión de conocimientos en manejos
y el acceso por parte de los pequeños productores.
En la mayoría de los análisis realizados se puede percibir claramente que la educación juega un
papel crítico en la relación pobreza y deterioro del ambiente. Estas relaciones son especialmente
importantes en dos de los estudios de caso: la Amazonía Peruana y los Andes Colombianos. En el
Perú, se ofrece evidencia de que aumentos en el nivel educativo en los tramos inferiores lleva un
traslado de recursos de actividades sostenibles hacia la agricultura y la madera, que se consideran
actividades no sostenibles en el ambiente donde se realiza este análisis. Pero posteriormente, en
la medida que se incrementan en educación hacia tramos superiores, se presenta un traslado de
recursos desde la agricultura y la madera hacia actividades consideradas sostenibles, sugiriendo
que en la variable educación tiene una forma de U frente a la sostenibilidad de las actividades
productivas, en la medida que avanza desde los niveles más bajos hacia los superiores.
A su vez, la educación promedio de la familia en la zona de Nariño, Colombia, está relacionada
positivamente con el establecimiento de barreras vivas y se correlaciona negativamente con el uso
de yuntas para preparar el suelo. La primera práctica se considera
favorable para el manejo del ambiente y la segunda desfavorable por el tipo de ladera en que se
asientan esas comunidades pobres. Como el caso anterior, existe una relación entre
los niveles de pobreza y el capital humano dentro del cual se incluye los niveles de educación
formal de los miembros de la familia, con lo cual puede concluirse que la evidencia entre el capital
humano mejorado por la educación, la pobreza en que se agrupan pequeños y medianos
agricultores en distintos ambientes y el comportamiento de prácticas de producción que favorecen
la conservación de recursos del medio ambiente, pueden ser positivamente intervenidos a través
de la educación formal, particularmente cuando se logra traspasar los primeros niveles y se
completan los ciclos básicos o se logra llegar a niveles intermedios. Otra consideración de
naturaleza diferente es la relacionada con la seguridad de los derechos a los activos económicos.
La información de la zona Amazónica del Perú lleva a la conclusión de que la seguridad en la
tenencia de la concesión de los castañales implica una mayor inversión en la reforestación y el
manejo del ambiente. Aún sin evidencia empírica, no sería muy arriesgado concluir que esa
seguridad de tenencia podría tener un efecto igual o superior si fuese directamente sobre la tierra y
las explotaciones, no sólo sobre la concesión
de explotación de las mismas.
Los arreglos jurídicos correspondientes, la temporalidad de las concesiones, la determinación clara
de los límites y la legitimación del derecho de tener una explotación exclusiva, son factores que
mejoran las prácticas de manejo del ambiente al ser toda ellas parte de la seguridad y concesión
que pueda otorgarse a quien explota el ambiente frágil de la amazonía. Los nuevos contratos de
explotación podrían, entonces, incluir planes de manejo, uso de buenas prácticas (sujeto a
auditorias y conservación), reinversión de ingresos (investigación asistencia técnica), áreas de
conservación en la gran zona de explotación de castañas y una fianza de cumplimiento del contrato
que sirva para mejorar la probabilidad de que el cumplimiento de las cláusulas incluidas puedan ser
cierto. Como corolario de esta consideración de política de seguridad en la tenencia, el caso de
Nariño en Colombia provee información que indica que el tamaño de la propiedad favorece la
conservación: entre mayor sea el tamaño para la explotación familiar hay aumento en las barreras
vivas y se mantienen los bosques naturales en las zonas de pequeña agricultura.
Esta condición complementaría la anterior en el sentido de llegar a formulaciones de políticas que
permitan acceder a mayores porciones de tierra a los pequeños agricultores de áreas de alta
fragilidad, a través de instrumentos como la adquisición de tierra, en mercado de arriendo y, aún en
concesiones de explotación que puedan ser aplicables a casos específicos.
Por otra parte, los análisis de Nariño permiten afirmar que la distinción entre tecnologías amigables
y depredadoras del medio ambiente esta relacionada con variables estructurales que son
susceptibles de medidas de política. Así, algunas prácticas como el uso de barreras vivas, la
construcción de surcos a través y el bajo uso de pesticidas se relacionan estadísticamente con la
propiedad de las explotaciones, los niveles de educación formal, la baja migración desde el campo
y el establecimientos de sistemas de producción basados en cultivos de ciclo largo. Este tipo de
relaciones ofrece la posibilidad, adicional a los tópicos sobre educación y propiedad que se
analizaron en la primera parte de esta sección, de poner en prácticas políticas destinadas a
favorecer la atracción de mano de obra en el sector rural, no solo mediante el acceso de las
familias a activos que como vías de comunicación o servicios públicos (agua, luz, etc.) que
permitan desarrollar condiciones de vida más favorables a la permanencia, sino programas de
asistencia técnica y crédito que promuevan los sistemas de producción basados en cultivos de
ciclo largo o permanente, para las zonas que ecológicamente requieren este tipo de cultivos para
favorecer el manejo del ambiente.
En relación con las políticas que favorezcan cierto tipo de servicios como activos que a puedan
acceder los productores, es interesante reconocer que en las zonas altas de los Andes del Perú,
con un tejido social fuerte y escasez de activos de capital de trabajo de inversión, las políticas de
recursos naturales podrían enfocarse en la difusión sobre el conocimiento de manejos y la
supervisión de los mismo. Se podría utilizar prácticas nativas y aquellas que ecológicamente sean
más favorables al ambiente, sobre la idea que un mejoramiento en la productividad de la tierra, la
mano de obra o del capital de trabajo, contribuyen directamente al mejoramiento de los ingresos y
tiene la potencialidad de cambiar la agrupación de las comunidades del altiplano en términos de su
situación de pobreza relativa, mejorando no solo el ingreso sino el acceso a otros activos y la
satisfacción de necesidades que les permita salir de los niveles de pobreza más dura.
Consecuentemente, se debe trabajar la idea que las comunidades y los productores que adopten
actividades y sistemas de producción no sostenibles ambientalmente, deben recibir incentivos que
conduzcan a la corrección de dichas prácticas: compensaciones, premios, impuestos e información
son algunos de los mecanismos que calan los incentivos y las motivaciones correctas. Estas
consideraciones se basan en la idea de que las fallas de mercado y las fallas institucionales deben
ser corregidas a través de intervenciones del
Estado. Si esto no es posible, entonces las formulaciones de políticas deben incorporar esas fallas
de manera tal que se minimicen los efectos directos e indirectos de las mismas.