Hermandad Señor de los Milagros Mariano Melgar de Arequipa

Índice
1. Inicio ...............................................................................................2
2. Oración Preparatoria..................................................................2
3. Meditación: ...................................................................................3
Día Primero: La Santísima Trinidad............................4
Día Segundo: Dios Padre...................................................6
Día tercero: El mundo Obra de Dios...........................8
Día Cuarto: La noche del Pecado..................................9
Día Quinto: El sol de la Gracia......................................11
Día Sexto: María Madre Nuestra.................................13
Día Septimo: La Espada y la Cruz...............................15
Día octavo: Cristo de la Vida.........................................16
Día Noveno: Resucito ........................................................18
4.-Peticiones ...................................................................................19
5.-Oración Final:.............................................................................20
6. Canto Final: ................................................................................22
7. Aclamación de Despedida:.....................................................22

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NOVENA AL
SEÑOR DE LOS MILAGROS

1. Inicio
V/. Novena a Nuestro Señor de los Milagros. Por la señal…

2. Oración Preparatoria
(Para todos los días)

Señor de los Milagros, venimos a invocarte en esta novena. Nos trae

el amor que te profesamos y queremos junto a ti, alimentar nuestro
espíritu para servirte mejor cada día.

Nosotros creemos que tú eres Dios engendrado desde siempre como

pensamiento del Padre en el amor infinito del espíritu Santo.

Creemos que eres fuente de vida y que de tu plenitud, recibimos

nosotros, gracia sobre gracia como un regalo de tu bondad infinita.

Creemos que nos has hecho a imagen y semejanza tuya para que
podamos conocerte y amarte como Tu conoces y amas al Padre y
muchas veces hemos empleado las cosas que nos rodean y nuestros
sentidos y potencias más para ofenderte que para complacerte.

Perdónanos los pecados personales que nos hacen perder energía

para servirte y aun para nuestro trabajo humano.

Perdónanos porque pecando hemos empobrecido a los hombres y

restado belleza al rostro de tu iglesia santa

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Perdónanos, Señor de los Milagros, los pecados sociales que

cometemos hoy con tanta ligereza y que hacen vivir a muchos
hermanos nuestros, en la miseria, el hambre, la ignorancia y la
incultura que los llevan al resentimiento y a la violencia.

Nosotros, hemos dicho que te amábamos pero te hemos ofendido en

Ti mismo y en los hombres a quienes tanto amas y por lo que diste la
vida. Purifícanos con la sangre que por nosotros derramaste en la Cruz
y haznos valientes en tu servicio para que no se cumpla en nosotros la
amenaza que, con pena, dijiste un día: “Si alguno se avergonzare de mí
y de mis palabras ante esta generación adultera y pecadora, también
el Hijo del Hombre se avergonzara de el cuándo venga en la gloria de
su Padre con los sanos ángeles.

Confiamos que tu misericordia nos dará un día el cielo y los medios

que necesitamos para llegar a Ti

Te amamos; Señor de los Milagros, y queremos amarte cada día más,

para seguir haciéndolo eternamente en el seno de tu padre y en el
amor de tu Espíritu Santo.

3. Meditación:
(El que dirige dice la meditación, indicando antes el día de la novena y el titulo
(V. gr., Dia primero: La Santísima Trinidad, etc) después de la meditación se
dejara un minuto de Silencio.)

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Enseñanzas del Cuadro del Señor de los Milagros

(Para cada día de la novena)

Día Primero: La Santísima Trinidad

Textos Bíblicos-Litúrgicos
Rom. 11,33-36 (Grandeza de la Trinidad)
Mt. 3, 13-17 (Bautismo de Jesús)

La primera lección que nos da el cuadro del Señor de los Milagros es el

misterio más importante de nuestra santa religión: la Santísima
Trinidad.

En efecto, aparece en El el Padre Eterno, con el mundo entre sus

manos creadoras, el Hijo crucificado en amor y el espíritu Santo en
forma de una paloma blanca entre las dos primeras personas.

Nos enseña la razón, que solo un ser supremo, creador y no creado,

que dio principio a todo lo que existe, sin recibir nada de nadie, ha sido
autor de tantas maravillas.

Con la simple razón no podemos entrar más allá en el misterio de Dios,

pero El nos ha querido revelar algo mucho más profundo: Como es El
por dentro. No para que lo entendamos plenamente (seríamos dioses)
sino para que nos gocemos como el hijo se alegra de la grandeza de su
padre.

Muchas veces la escritura nos habla de la Trinidad.

Unos de los ejemplos más claros es su manifestación en el bautismo

de Jesús:

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El Padre deja oír su voz para hacerse perceptible a uno de nuestros

sentidos.

El Hijo se relaciona con todos.

El espíritu Santo toma la forma sensible de una paloma.

Por su parte Jesús nos habla continuamente del Padre, cuya voluntad
hace siempre y del Espíritu de amor que consolara, fortalecerá e
instruirá a los discípulos.

Que misterio tan grande:

Un solo Dios Padre, que en el poder de su pensamiento engendra al

Hijo.

Y un Amor tan fuerte entre ambos que se hace vida en el Espíritu

Santo.

Hay algo más consolador: ese Misterio no se realiza en un mundo

lejano: Dios habita dentro del alma que le habré la puerta. Sin violar
jamás la libertad que El mismo nos ha dado, Dios nos espera:

“Yo estoy a la puerta y llamo. Si alguno me abre entrare y

cenare con él y el conmigo”

Es la intimidad suprema a que puede aspirar un cristiano: La intimidad

con Dios. El único que puede saciar plenamente nuestro corazón
sediento.

Finalmente otra enseñanza más que debemos sacar de este misterio:

El mundo hoy se muere de odio.

Lecciones de igualdad y fraternidad del marxismo, odio y

desprecio del capitalismo, resentimiento y violencia de muchos…

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Pero es inútil buscar soluciones. La del Cristianismo es la única

que convence y la más valiente ¡El amor!

Amarnos entre los hombres: como un reflejo del amor infinito

que en la trinidad se tienen las tres personas en la comunidad más
perfecta y jamás soñada.

¿Se puede? El cristianismo en realidad es solo para los que hacen

violencia a sí mismos (no a los demás), como nos enseña Jesús.

Si lo hacemos vida, gozaremos al oír que un día el Padre nos

dice a nosotros como a Jesús:

“Este es mi Hijo amado en quien tengo mis complacencias

Día Segundo: Dios Padre

Textos Bíblicos-litúrgicos

Rom. 8, 14-16 (Hijos de Dios)

Mat. 6, 5-13 (como orar)

“Dios es mi padre, que feliz soy”

Cuantas veces lo hemos repetido, cantándolo quizás, a lo largo de

nuestra peregrinación a la patria del cielo.

Así es en verdad: El motivo mayor de nuestro gozo es saber que somos

hijos de Dios y que podamos llamarle con el dulce nombre de “Abba”
padre querido.

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Cuando el cuadro del Señor de los Milagros nos presente en primer

plano a Dios Padre, no lo hace como una simple metáfora o
comparación o con una exageración sin fundamento.

De verdad Dios es Padre nuestro porque nos ha dado la vida a nosotros

y a todos los seres de la creación .Mas todavía; cuando por el pecado
perdemos los derechos que su amor nos había dado, nos amó tanto
que nos dio a su propio Hijo redimiéndonos y restaurando así todas las
relaciones que el pecado había roto entre Él y nosotros.

La palabra que más repite Jesús en el evangelio al hablarnos de Dios

es esta: Padre. Haciéndonos comprender que quiere que lo
invoquemos con este nombre y que actuemos como hijos suyos y
hermanos entre nosotros. Pero en realidad somos muchos los
llamados a Dios Padre y pocos los que somos hermanos ya que, lejos
de tratarnos como tales, parecemos enemigos irreconciliables.
Mientras unos mueren de hambre, otros tienen todo en abundancia.

La opresión de unos cuantos envilece a muchos que no tienen como

dar ni siquiera un paso hacia la cultura.

Hay algo más doloroso que el hambre, es no poder ganar el pan.

Sin embargo todos llamamos “Nuestro Señor” al cristo de los Milagros.

¿Por qué? Llamamos Padre al mismo Dios ¿Con que derecho?

Si nosotros pusiéramos el amor de Cristo en este mundo dolorido, los

que siembran el odio no tendrían nada que cosechar.

Es duro pensar como los hijos de Dios cedemos el puesto a los hijos de
la violencia y del odio.

Que el señor de los Milagros nos ayude a sembrar amor, para que no
cosechemos tempestades.

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Día tercero: El mundo Obra de Dios.

Texto Bíblico-litúrgico.

Gen. 1, 1-2, 26-30 (El nuevo nacimiento)

Jn. 3, 1-21 (La creación)

En la Imagen del Señor de los Milagros aparece el padre eterno con el

mundo entre sus manos creadoras.
¡Que maravillas han salido de la grandeza omnipotente de Dios! ¡Todo
es bello! ¡Todo es bueno!
Los astronautas que llegaron por primera vez en su “Apolo” a la luna
dejaron un canto maravilloso entre aquellas arenas sin vida, el Salmo
8.
Es un himno de admiración que el salmista un día entono al creador:
“Cuando contemplo los cielos, obra de tus manos, la luna y las
estrellas que has creado… ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de
él y el Hijo del hombre para que lo cuides?
Lo has hecho poco menos que Dios, lo has coronado de gloria y de
honor.
Le diste el señorío sobre las obras de tus manos todo lo has puesto
debajo de sus pies…
Yave, Señor nuestro ¡cuán magnifico es tu nombre en toda la tierra!”
Si, por que después de hacerlo todo tan bello, Dios creo al hombre a
imagen suya y le dijo:
“Creced, multiplicaos y dominad la tierra…”
Todo es nuestro: ríos y mares, valles y cerros, pájaros y flores, estrellas
y microbios, frio y calor… todo lo que, con cariño de Padre, fue
haciendo nuestro creador, lo ha puesto en nuestras manos con una
finalidad: Que dominándolo todo lleguemos a Él.

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“Todo es nuestro, nosotros de Cristo y Cristo de Dios”.

Por ser criaturas, nunca podremos ser fin último de las cosas, pero si,
con nuestros manos, hemos de gozar poniendo este mundo bello en
manos de Cristo para que Él lo lleve a su Padre.
Nada de cuanto existe es malo porque del Bien que es Dios, autor de
todo, no puede salir el mal. Solo cuando el hombre pone su mala
voluntad puede encadenar las mismas criaturas con el pecado, pero
aun entonces ellas siguen siendo buenas y esperan la liberación que
Cristo les ha traído también con efecto de la sobreabundancia de la
Redención.
¿Qué hemos hecho con este mundo que Dios Padre ha colocado en
nuestras manos?
¡Cuánta desigualdad que le resta belleza al conjunto! ¡Cuánto capricho
que nos lleva al goce pecaminoso…!
¡Cuántas veces nos quejamos de Dios por cataclismos y destrucciones
que dependen más de nuestra incuria y falta de prevención, o de mala
inversión de talentos que Él nos ha dado!
“¡Domina la tierra!”¡Este es el poder que ha puesto Dios en nuestras
manos! Ojala que al menos en lo que corresponde, sepamos colaborar
con sus planes.

Día Cuarto: La noche del Pecado

Textos Bíblicos-litúrgicos
Jn. 20, 11-18 (la Magdalena)
Rom. 7, 14-25 (la doble Ley)

En el cuadro del Señor de los Milagros, hay estrellas y la luna que

nos hablan de oscuridad y de pecado Siempre la oscuridad, la

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noche y la muerte hablan de pecado y en este sentido hay,

muchas expresiones en la Biblia.
Cuando Judas sale del cenáculo para vender a Cristo y ponerlo
en manos de los enemigos, Juan el evangelista de la luz y de la
vida, nos dice: “Era de noche”, ‘Y es que el pecado había llenado
de tinieblas el alma del traidor.
Muchos Hombres pretenden negar la realidad del pecado. Quizá
buscan acallar así su conciencia.
Pero es una triste realidad que jamás podremos negar en si
misma ni en sus consecuencias.
La voz rebelde de los primeros padres en el paraíso, el fratricidio
de Caín, el orgullo de Babel, la lujuria de Sodoma y Gomorra, se
repiten a diario por desgracia en esta sociedad.
Y la inclinación al pecado está metida dentro de nosotros, hasta
el punto de que, como dice San Pablo “No hago el bien que
quiero sino el mal que no quiero”
Pero cristo comprende nuestra debilidad y nos trae redención.
En esta noche de tinieblas en el alma y en esta lucha, podemos
ver en el cuadro del Señor de los Milagros a una mujer llorando,
con el pañuelo del arrepentimiento entre sus manos.
Es Magdalena, la mujer que a los pies de Cristo encontró el amor
y gracia suficientes, para pasar de la noche al día y a la luz de su
gracia.
Echada a los pies de Cristo, oye la voz dulce del Maestro que le
dice: “Mujer se te perdona mucho porque has amado mucho”
Y cuando Cristo resucitado, vuelve a los suyos, la primera visita,
que cuenta el evangelista, será para esta mujer que, si peco,

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supo quemar en el fuego del arrepentimiento todo el pecado de

su camino y amar con más fuerza.
Y tú piensas hoy ¿Me perdonara el Señor? ¿Es mucho lo que has
pecado quizá? ¿Estas enredado en tu vida y no sabes cómo
sacudir el yugo de muerte que te atenaza?
No temas, Jesús dice que no es el sano sino el enfermo, quien
necesita el médico y tú puedes acercarte a Él.
Es el Padre que siempre busca en la lejanía con amor, al prodigo
que salió de la casa paterna, no para maltratarle o reñirle sino
para “Comérselo a besos”, como solo Él sabe hacerlo, y hacer
fiesta porque la oveja perdida ha vuelto al rebaño.
Señor de los Milagros, ¡perdón! Hemos pecado

Día Quinto: El sol de la Gracia

Texto Bíblico-Litúrgico:
Ef. 2, 1-10
Jn. 1,14-17 (La gracia de Cristo)

“Yo soy la luz del mundo, decía el Señor, el que me sigue no anda
en tinieblas”.
También en el cuadro del Señor de los Milagros, aparece este sol
que viene de lo alto para iluminar a “los que viven en tinieblas y
sombra de muerte”.
El sol es vida, es luz, es guía, y todas estas son comparaciones
con que la biblia nos habla de la vida que nos ha dado Cristo en
el Bautismo y que podemos recobrar también acercándose al
sacramento de la reconciliación.

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La gracia es esa vida interior que brota de nosotros, como un

surtidor, en expresión de Jesús a la samaritana: “Si conocieras el
don de Dios y quien es el que te dice dame de beber, tú le
pedirías a Él y Él te daría a ti agua viva”. Esta fuente de agua viva
es la vida de Dios en nosotros. Dice Jesús: “El que me ama será
amado en mi Padre y vendremos a Él y moraremos en El. Y es
que entre Dios y el alma en gracia, se establece una comunión
de vida que a la par que hace que Dios se adueñe de nosotros,
nos eleva al as cumbres del gozo y del amor que es El mismo.
“¿No sabéis que sois templo de Dios y el Espíritu Santo habita en
vosotros?”. Sí, es cierto, pero mientras vivimos en periodo de
prueba llévanos la gracia “en vasos frágiles de barro” y podemos
perderlo todo. Por eso debemos vivir en perpetua vigilancia y
esfuerzo.
Bebemos cumplir la misión que se nos ha confiado como
cristianos, y es precisamente, dar gratuitamente a otros lo que
sin merecer hemos recibido.
Porque somos la Luz del mundo. Pero no ha puesto Dios la gracia
en nosotros para que, metida bajo la mesa, quede inutilizada,
sino para que alumbre a todos los que vienen a nosotros y
viendo nuestras buenas obras, glorifiquen al Padre que está en
los cielos.
Así resume nuestras obligaciones el anciano padre el Bautista:
“Tu niño, iras por el mundo preparando los caminos del
Señor, iluminando a los que viven en tinieblas de sombra y de
muerte, guiándonos por los caminos de la paz”.
¿Lo hacemos?

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¿Es la gracia la razón más fuerte de nuestra vida? Confiemos en

el Señor y su gracia causara en nosotros el gozo pleno que causo
en el alma de María nuestra Madre, cuando pudo oír los labios
del ángel: Alégrate, llena de gracia, porque el Señor está
contigo”.

Día Sexto: María Madre Nuestra

Texto Bíblico-litúrgico:
Hech. 1, 12-14 (Pentecostés)
Jn. 19, 25-27 (Cristo nos da su paz)

De pie, valiente y adolorida, aparece María en el cuadro del

Señor de los Milagros, el gran regalo que Jesús nos hace en el
último momento, Cuando lo estábamos matando y
despojándolo del todo, el Redentor mira en torno a si.
No tiene nada. Nunca había tenido nada hasta el punto de decir
un día: “Los pajaritos tienen nidos y las raposas sus madrigueras,
pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar su cabeza”. ¿Qué
le queda? ¿Sera su Madre? Si. Quiere que ella cuide de nosotros
para que podamos aprovechar su Redención, ayudados por sus
desvelos, maternales.
Y mirando al discípulo amado y en el a todos nosotros le dice
“Mujer, ahí tienes a tu hijo” y después nos dice a todos
en Juan: “Ahí tienes a tu madre”

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Nosotros, curtidos por el dolor de la vida y por la pena de

nuestras propias ingratitudes, podemos acudir a María y decirle:
¡Madre, ayúdame!, porque realmente es madre de nuestras
almas.
Así nos explica la iglesia: “María, cooperando en la redención de
Cristo, al formar su cuerpo virginal, al alimentarlo, enseñarle y
hacer todos los quehaceres de una madre para con su hijo,
colaboro con el Señor, dando, de esta suerte, vida también a
nuestras almas. Por eso es nuestra madre espiritual”
¿Y qué cristiano habrá que invoque diariamente a María y le
repita una y mil veces en su vida Madre, ruega por mí, ahora y
en la hora de mi muerte”?
Por desgracia muchas veces invocamos a la Virgen pero luego no
tenemos reparo en entristecer su corazón de Madre. Preferimos
el gozo del pecado y nos descuidamos de ella, y de nuestros
hermanos los hombres.
Después de tantos siglos de cristianismo, María ve que en sus
entrañas virginales, faltan muchos millones de hombres, que
aún no han conocido a Cristo ni su cuerpo Místico y tampoco la
han aceptado a ella por madre.
Tenemos una doble misión que cumplir.
Tomar una actitud de amor filial frente a la Virgen María.
Y en segundo lugar: hacerla conocer de muchos hermanos
nuestros, para que juntos todos la podamos llamar: ¡Madre! Y
ella nos llevara a Jesús.

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Día Septimo: La Espada y la Cruz

Textos bíblico-litúrgicos

1° Tim. 2, 8-13 (Sufrimiento con Cristo)

Jn. 12, 23-28 ( el Grano de Trigo)

Hoy algo muy en primer plano y muy llamativo en el cuadro del Señor
de los Milagros:
La Cruz de Cristo y la Espada hundida en el corazón de María.
¡Qué metida en su alma debía tener la pena aquel encarcelado que
pinto el cuadro! Bajo aquellos signos estaba todo lo horroroso de la
cárcel en que le toco vivir.
Posiblemente uno de los grandes atractivos del cuadro de nuestra
devoción este en esto: Nos vemos metidos de lleno en el cuadro del
Señor de los milagros.
La Cruz o la espada son algo tan nuestro, que nos hacen familiares a
Jesús Crucificado y a María Madre de los Dolores.
Si la enfermedad nos atenaza, la incomprensión nos, duele, el
accidente, el terremoto destruyó la casa, el rio llevo las tierras.
La muerte en cualquier momento o lugar me puede llevar lejos de todo
lo que he ido acumulando con tanto esfuerzo.
Quizá no le encontremos razón a todo esto, hasta que miramos a Jesús
y María y nos preguntamos: ¿Fueron ellos peores que nosotros? Su
santidad nos hace ver que necio seria afirmar esto y terminamos
buscando en la providencia de Dios la respuesta que nos entendíamos.
Y es Jesús quien nos dice que, si por un centavo se venden dos pajaritos
y ni uno de ellos muere sin el permiso del Padre Celestial, ¿no nos
cuidara más a nosotros?
Así es en efecto. Por eso, frente al dolor, necesitamos una fe grande y
una confianza mayor en la Providencia. Y es mirando a Nuestro señor

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de los Milagros, cuando entendamos que solo unidos al de Jesús y

María nuestro dolor será fecundado.
Y entonces entenderemos a San Pablo que goza en sufrir a semejanza
de Cristo porque “Si padecemos con Cristo, con el viviremos. Si
sufrimos con El, con El reinaremos…”
Es, pues, el sufrimiento, la gran fuente de energía espiritual que al
asemejarnos a Cristo nos ayuda a “Completar su redención”, en cierto
sentido, y a recordar continuamente que nuestra Patria definitiva está
más allá de este valle de lágrimas.
Lo triste del mundo por el que peregrinamos, no es que halla de este
valle de lágrimas.
Lo triste del mundo por el que peregrinamos, no es que haya tanto
dolor, si no que se pierda este sufrimiento.

Pidamos al Señor de los Milagros que nos ayude a descubrirlo a Él en

cada sufrimiento que llama nuestra a puerta. Así nunca padecemos
solos, que es lo más desesperante, sino que padeciendo con El y con
María nuestra Madre, nos sentiremos fuertes y gozosos a pesar del
dolor y de la misma muerte, con la esperanza de la vida eterna.

Día octavo: Cristo de la Vida

Textos Bíblico- Litúrgicos:

Ef. 1, 15-23
Jn. 15, 9-17

Lo ha dicho El: No hay prueba de amor comparable a la de dar la vida.

Y Él ha venido del cielo para demostrarnos el amor infinito que nos
tiene la Trinidad. Tanto amo Dios al mundo que le dio su Unigénito Hijo
y la prueba máxima, la muerte de cruz.

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La Cruz es ignominia hasta el punto de que abrazándose con ella Cristo,

echo sobre si la maldición “Maldito el que pende de un madero”
Carga nuestros pecados sobre si y camina al calvario y todo se le
convierte en tormento.
Los hombres lo clavan y se ríen de Él y le desprecian hasta el último
instante. Es un ajustamiento entre dos ladrones. Pero El Perdona a los
mismos que le están crucificando: “Padre, perdónalos por que hacen
no saben lo que hacen”.
Su Padre Dios le deja en la más profunda desolación y la soledad que
le hacen exclamar: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has
abandonado?”
Su cuerpo Extenuado, reclama agua: “Tengo Sed” solo, levantado
entre el cielo y la tierra desde la ignominia de la Cruz, va a morir. Pero
lo hace libremente y para salvarnos.

Por eso lo hace constar dando una gran voz, imposible para una simple
agonizante: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
Mientras, se rompen las piedras: el Sol se eclipsa como si sintiera el
horror del deicidio; los hombres se hieren el pecho y regresan a la
ciudad repitiendo con el centurión “Verdaderamente este hombre era
el Hijo de Dios”
Tu hermano, hoy después de recordar como cristo te ha dado la vida,
regresaras a tu casa también. Ojalas lo hagas golpeándote el pecho y
repitiendo:
“Verdaderamente el Señor de los Milagros era el Hijo de Dios.
Le he dicho que lo amo y le he invocado muchas veces.

No es justo que después de haberlo conocido, si gana mi vida de

pecado que tanto le ofende.
Y comenzara una vida nueva para Ti, a la sombra protectora del Señor
de los Milagros, que te ha dado la vida… porque te amaba.

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Día Noveno: Resucito

Texto Bíblico-Litúrgico:
1cor. 15,20-28
Mt. 28, 1-10

“Creo en la Resurrección de los Muertos”

En realidad que duro seria vivir si todo terminara con la muerte; pero
no, cristo resucito. Está vivo y su resurrección también está
representada en nuestro cuadro del Señor de los Milagros. ¿Cómo?
Han pasado casi veinte años siglos y la muchedumbre se apiña junto a
su imagen por millones y lo aman y le gritan:
¡Viva el Señor de los Milagros! Y lo pasean por la ciudad y te hablan y
le piden favores y le llevan en la cartera y colocan su imagen sobre su
cabecera de la cama.
Todo esto no se hace con un ser muerto hace dos mil años, sino con
un ser vivo que nos sigue acompañando y queremos que nos bendiga
a nosotros y todo lo nuestro. Y todo esto es porque el Evangelio (un
libro histórico) nos cuenta que el Señor resucito:
Que lo dijeron los soldados que lo custodiaban en el sepulcro.
Que lo vieron los apóstoles y comieron con El después de resucitar.
Que fueron varios de cientos de personas los que lo vieron subir vivo
al cielo.
Tú y nosotros creemos que esta resurrección de cristo es también para
nosotros porque ha subido al cielo a “Prepararnos un lugar en la casa
del padre”
Creemos que Él ha resucitado como primicia de todos los que
habíamos de seguir, para que tuviéramos esperanza cierta de nuestra
resurrección.
Y sabemos que si ahora morimos con Cristo al pecado, reináramos con
El gloriosamente por sus méritos.

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Hermandad Señor de los Milagros Mariano Melgar de Arequipa

Cristo es el mismo, ayer hoy y siempre” y por eso aún hay esperanza
para nosotros, y por eso un coro inmenso de almas vírgenes (poco
importa que los hombres no quieran entenderlo; Dios sí) siguen
cantando en la vida religiosa y sacerdotal la gloria del Cordero y son un
signo claro de que el Señor de los Milagros ha resucitado y “está
sentado a la derecha del Padre”.
Y porque creemos en la resurrección repetimos con gozo también
nosotros al fin de este novenario el grito de la Iglesia de todos los
tiempos, que llama a su esposo para que la lleve al triunfo definitivo.
¡Ven, Señor Jesús!...

4.-Peticiones

Pidamos ahora la gracia que deseamos alcanzar del señor de los Milagros en
esta novena se pueden rezar las preces de la misa y a continuación un Padre
Nuestro o bien cinco Padres nuestros a las llagas de Cristo.

V/.Invoquemos a Dios, Padre de nuestro Señor de los Milagros,

pidiéndole su protección sobre toda la Santa Iglesia:

V/.Para que la iglesia de Cristo sea luz y camino de la verdad y todos

los hombres de buena voluntad puedan encontrarle en ella. Roguemos
al Señor…
R/. te lo pedimos Señor (se reza un padre nuestro)
V/.Por todos los devotos del Señor de los Milagros, para que con amor
verdadero y consciente busquen más al Señor de los Milagros que los
Milagros del Señor…
R/. Te lo pedimos Señor (se reza un padre nuestro)
V/.Para que sepamos descubrir en los pequeños detalles de la vida la
providencia de Dios…
R/. Te lo pedimos Señor (se reza un padre nuestro)

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V/.Para que los oprimidos, enfermos y ancianos sepan encontrar en

cristo la verdadera libertad que redime del pecado, del dolor y de la
muerte…
R/. Te lo pedimos Señor (se reza un padre nuestro)
V/.Para que nuestros gobernantes colaboren con los planes de Dios y
así nos den un mundo más justo donde todos encontremos pan y
justicia…
R/. Te lo pedimos Señor (se reza un padre nuestro)

V/.Señor y Dios nuestro acepta las peticiones que te hacemos y

concédenos por tu Hijo, la gracia de vivir siempre en tu amor y
amistad.

5.-Oración Final:

Señor de los Milagros, amigo nuestro, te hemos querido acompañar

en este rato de oración porque queremos estar contigo. Tú has dicho
que eres nuestro amigo porque nos has revelado los secretos de tu
padre.

Queremos aprender tus palabras de vida eterna y para eso vendremos

cada día de esta novena a beber la vida abundante que brota de tu
corazón abierto al amor por la lanzada del soldado.

Un día puesto en pie, en el templo, exclamaste: “Si alguno tiene sed

venga a Mí y beba. Del que cree en Mí, según dice la escritura, ríos de
agua manaran de su seno”

Hablabas de tu Espíritu Santo.

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Hermandad Señor de los Milagros Mariano Melgar de Arequipa

Señor de los Milagros tenemos hambre y sed. Hambre en nuestros

cuerpos que sufren, pero sobre todo, sed infinita de amor en nuestra
alma insaciable.

“Nuestra alma como tierra reseca y agostada clama a Ti”

A veces nos hacemos, cisternas de agua corrompida que nunca nos

podrá saciar. Nos queremos engañar en el abuso del sexo, la
sensualidad, el baile, los cantos estridentes, la pornografía, el amor
libre, la droga: Queremos olvidar y comprobamos que nuestra alma no
se satisface “Porque nos has hecho para Ti y nuestro corazón seguirá
inquieto hasta que en ti descanse”

Gracias Señor de los Milagros porque nadie más que Tu puede apagar
nuestra sed y por eso cuando todos nos falta terminamos acudiendo a
ti con el corazón en los labios.

Ojala un día comprendamos que si nos siga acercamos antes a Ti

nuestra felicidad será mayor y definitiva.

Y ahora Señor de los Milagros, queremos pedirle tanto!...

Bendice a tu Iglesia: Que el Papa nos siga llevando con amor de Vicario
tuyo hacia la verdad.

Que nuestros obispos y sacerdotes nos enseñen incansablemente tu

palabra y que su vida ejemplar nos arrastre hacia Ti.

Que los católicos vivamos comprometidamente la fe que profesamos.

Danos una juventud pura y generosa que sepa luchar con el ímpetu de
Rosa de Lima y Martin de Porres.

Que nunca el materialismo destruya la fe valiente de nuestra Patria

que hasta hoy ha sido pionera del catolicismo en América y la primera

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Hermandad Señor de los Milagros Mariano Melgar de Arequipa

en florecer en santidad. Haz que nuestros, gobernantes descubran, en

el momento difícil que vivimos, el camino que nos lleve el progreso y
a la paz estables para que nos sea más fácil servirte.

Y Tu, María, Madre del Señor de los Milagros y Madre nuestra,

alcánzanos la gracia más grande, la de amar a Jesús con todo nuestro
corazón para que aprovechemos así los tesoros de la redención que
nos ha merecido, para que muriendo con él al pecado resucitemos a
una vida nueva que glorifique a nuestro Padre que está en los cielos y
en corazón de los que le aman.

6. Canto Final:
Se canta el Himno al Señor de los Milagros las dos estrofas y el coro

Señor de los Milagros, a ti venimos con Devoción

Tus fieles devotos, a implorar tu bendición

1. Faro que guía a nuestras, da a nuestras almas

La fe, esperanza, la caridad.
Tu amor divino nos ilumina
Nos haga dignos de tu bondad.

2. Con paso firme de buen cristiano,

Hagamos grande nuestro Perú.
Y unidos todos con una fuerza
Te suplicamos nos dé luz.

7. Aclamación de Despedida:
V/. Nuestra Señora de la Nube
R/. Ruega por Nosotros
V/.En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo

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Hermandad Señor de los Milagros Mariano Melgar de Arequipa

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