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LOCKE

(1632-1704)

Nunca hubo, quizá, un espíritu más sabio que monsieur Locke.


Voltaire

i.
Locke 161

27
Texto n.° 11

De la propiedad

.ptd que consideremos la razón natural, que nos dice que los hombres, una
léz nacidos, tienen derecho a su preservación, y consecuentemente a comer
J^beber, y a otras cosas que la naturaleza suministra para su subsistencia; sea
i%ie consultemos la revelación, que nos explica esa donación que del mundo
Ihizo Dios a Adán, y a Noé y a sus hijos, resulta muy claro que Dios,tal como
p rey David dice,"ha dado la tierra a los hijos de los hombres (Sal 115,16)
M la ha dado a la humanidad en común. Pero, siendo esto supuesto, parece
ifesultarle a varios una dificultad muy grave comprender cómo alguien haya
Ide llegar a tener alguna vez la propiedad de algo. No me contentaré con
iresponder que, si es dificil comprender la propiedad sobre la suposición de
Ique Dios dio al mundo a Adán y a su posteridad en común,es imposible que
I ^gún hombre, salvo un monarca universal, tenga alguna propiedad sobre la
r ^posición de que Dios dio al mundo a Adán y a sus herederos por sucesión,
I Ocluyendo a todo el resto de su posteridad. Pero trataré de demostrar cómo
i los hombres podrían llegar a tener una propiedad en varias partes de eso que
Dios dio a la humanidad en común, y ello sin ningún pacto expreso de todos
los comuneros.

Dios, que ha dado el mundo a los hombres en común, les ha dado también
razón para que hagan uso de él según el mejor provecho de la vida y la con
veniencia. La tierra y todo lo que está en ella han sido dados a los hombres
para sustento y comodidad de su existencia. Y, aunque todos los ñutos que
aquélla naturalmente produce y las bestias que alimenta pertenecen a la
humanidad en común, dado que son producidos por la espontánea mano de
la naturaleza, y nadie tiene originalmente un dominio privado,con exclusión
del resto de la humanidad, en ninguno de ellos, puesto que se hallan asi en
su estado natural; con todo, habiendo sido dados para uso de los hombres,
necesariamente debe haber un medio de que aquéllos sean apropiados de
alguna manera u otra antes de que puedan ser de algún uso, y beneficiosos
de alguna manera a cualquier hombre en particular. El fruto o venado que ali
menta al indio salvaje, que no conoce cercado y es todavía un usufimctuarío
en común, debe ser suyo, y tan suyo, esto es, una parte de éL que otro no
puede tener ya más derecho a ello antes de que pueda servirle a aquél para
sustento de su vida.
27. Tomado de: John Locke,Segundo tratado de gobierno, traducción de Mario H. Calichio(Buenos Aires.
Editorial Agora, 1959), pp. 45-58.
162 Clásicos del pensamiento político
Loche 163
A pesar de que la tierra y todas las criaturas inferiores son comunes a todos o os ™es no podrían cortar la cante que su padre o su amo les ha pro
los hombres,sin embargo cada hombre tiene una propiedad en su propia per visto común sm asignar a cada uno su parte particular. Aunque el agua
sona; a ella nadie tiene ningún derecho, salvo él. El trabajo de su cuerpo y la que corre en la fuente sea de cada uno,¿quién puede dudar, sin embargo de
labor de sus manos, podemos decir, son propiamente suyos. En todo lo que
saca, pues, del estado en que la naturaleza lo ha provisto y dejado en ese esta i' ZT TT «'^traído' de
do, él ha mezclado su trabajo, y le ha añadido algo que es suyo, y de este I US hijos, y por eso se la ha apropiado para sí.
modo lo hace propiedad suya. Siendo sacado por él del común estado en que
la naturaleza lo ha puesto, tiene en razón de este trabajo algo anexado, que
excluye el común derecho de otros hombres. Porque, siendo este trabajo u -m»» esa ley de le heee que el ,e,«l„,e. del ¡.dio que lo
incuestionable propiedad del trabajador, ningún hombre, salvo él, puede
I mtó, está admitido que sean bienes propios de quien puso en ellas trabajo
tener derecho bueno dejado en común a los demás. 7 ''««"i" todos Y
Aquel que se alimentó con las bellotas que recogió de debajo de ima encina,
pos que han hecho y multiplicado leyes positivas para detenlaí L
o con las frutas que juntó de los árboles del bosque, ciertamente se las ha
propiedad,esta onginal ley de la naturaleza,para el principio de la propiedad
que antes era común, todavía tiene lugar; y por viitud de ella lo es el
apropiado para si. Nadie puede negar que el alimento es suyo. Yo pregunto, ^2 que cualquiera aprese en el océano, ese grande y todavía restante esna
entonces: ¿Cuándo empiezan aquéllas a ser suyas? ¿Cuando las digirió o
cuando las comió o cuando las coció o cuando las llevó a su casa? ¿O cuan
do las recogió? Y es claro que si la primera recolección no las hizo suyas,
lZZZ
pon del trabajo que los haga°propiedad de quien se empeñó recocí 7eñY
en esa tarea
ninguna otra cosa pudo hacerlo. El trabajo puso una distinción entre ellas y
p entre nosotros, ese común estado en que la naturaleza los de^é 7000
lo común: él les agregó algo más a lo que la naturaleza, madre común de Z Ja d 71 ^ considerada cosa de quien va
todo, había hecho; y así ellas se convirtieron en su derecho privado ¿Y dirá
alguien que aquél no tenía derecho a esas bellotas y a esas frutas para hacer
fc 17propiedad común y no la posesión privada't-detodavía
fe como ningúnsehombre
consT
qurera que haya empleado el trabajo adecuado y suficiente como par¡
las suyas? ^ y perseguirla la ha sacado con ello del estado de naturaleza en que
ta del dominio común, y ha dado comienzo a una propiedad.
¿Fue un robo, por asi suponer, suyo lo que se apropió, porque, no teniendo I
el consentimiento de toda la humanidad, pertenecía a todos en común? Si a vez a esto se objeta que "si la recolección de bellotas, u otros frutos de la
fuera necesario un consentimiento semejante, el hombre hubiera muerto de Qetc.,dete^ un demcho a ellos, entonces cualquiera puede acaparar
hambre, no obstante la abundancia que Dios le habla dado. Vemos en los pas ^to quiera .A lo cual yo respondo:no es así. La misma ley de la naturdeza,
tos comunes,que se hallan asi por pacto, que es cuando se toma alguna parte
de lo que es común y se saca del estado en que la naturaleza lo deja que 7tod^Tlas cosas en abundancia"(Tim,6 17), es laPropiedad. "Dioscon-
voz de la razón nos
comienza la propiedad, sin lo cual el pasto es común, no expresado el con ^por la inspiración. Pero ¿en qué extensión nos las ha dado para disfru
sentimiento de todos los comuneros. Asi pues, la hierba que mi caballo ha tas? Tanto como cada cual pueda utilizar para algún provecho de su vida
comido, el césped que mi sirviente ha cortado, y el mineral que he extraído «tes de que se deteriore, tanto como pueda por su trabajo fijar como
en cualquier sitio donde tengo derecho en común con los demás, se con
vierten en mi propiedad sin la asignación o consentimiento de nadie. El tra da foe hecho por Dios para el hombre para dañarP^®
o destruir.
y Y consideian-
« otros
bajo que fue mío, al sacar todo aquello de ese estado común en que se ^asi la abundancia de provisiones naturales que hubo por largo tiempo en el
hallaba, ha ñjado mí propiedad en todo aquello. ■ndo, y los pocos consumidores, y lo reducido de la parte de esa provisión
la mdustna de un hombre podía abarcar y acaparar en perjuicio de otros
Al hacer necesario un consentimiento explícito de cada comimero a aquél «talmente manteméndose dentro de los límites impuestos por la razón de'
que se apropia para si cualquier parte de lo que es dado en común, los niño»
tquepuieraservirasu
contiendas con respectouso,
a lapoco espacioasípodía
propiedad haber entonces para disputas
establecida.
164 Clásicos delpensamiento político
Locke 165

Pero siendo ahora la principal cuestión de la propiedad no los frutos de I,


die puede cercar o adjudicarse parte alguna sin el consentimiento de todos
s-?iguales comimeros; esto es así porque aquellas quedan bajo pacto, esto
^bajo la ley del país, que no debe violarse. Y aunque sean comunes con
^pecto a algunos hombres, no lo son para toda la humanidad, sino que consti
pen la propiedad conjunta de esa comarca o de esa parroquia. Además, lo
resta de tal cercamíento no sería tan bueno para el resto de los comimeros
no lo era la totalidad cuando todos ellos pudieron hacer uso de esa totali-
ad, en tanto que al comienzo y primera población del gran común del
=3; ¡iundo ocurría enteramente de manera distinta. La ley bajo la cual estaba el
Sombre era más bien apta para la apropiación. Dios le ordenaba trabajar y sus
ecesidades le obligaban a ello. Aquélla era su propiedad, la cual no le podía
l'er quitada ima vez que la hubiera fijado. Y, por tanto, someter o cultivar la
tierra y tener dominio sobre ella vemos que son cosas unidas. Lo uno daba
titulo para lo otro. De modo que Dios, al ordenar someter la tierra, en la
^sma medida daba autorización para su apropiación; y la condición de la
sdda humana, que requiere labor y material para trabajar en ella, introduce
P^iecesaríamente las posesiones privadas.
W
i?- ■
La naturaleza estableció bien la medida de la propiedad, por la extensión del
trabajo de los hombres y las conveniencias de la vida. La labor de ningún
hombre podía someter o apropiarse todo, ni podía su disfinte consumir más
que en una pequeña parte, de manera que era imposible para cualquier hom

L:
í2SF«S=== i bre, por ese medio, invadir el derecho de otro, o adquirir para si ima
propiedad en perjuicio de su vecino, el cual tendría todavía espacio para una
posesión tan buena y tan grande -después que el otro hubiera tomado la
suya- como antes de que ésta fuera apropiada. Esta medida lumtó la po
sesión de cada hombre a ima proporción muy moderada, y tal como para que

SHS==~==:: I pudiera apropiarse para si sin perjuicio para nadie, en las primeras edades del
mundo,cuando los hombres estaban más en peligro de perderse, apartándose

=7SSíS'-f=- de sus compañeros en los entonces vastos desiertos de la tierra, que de ha


llarse estrechados por falta de espacio en que plantar. Y la misma medida
puede ser permitida aun sin perjuicio para nadie, por lleno que el mundo
parezca; porque supongamos un hombre o una farmlia en el estado en que se
hallaban,al principio de la población del mundo los hijos de Adán o de Noé,
y permitámosles plantar en algunos sitios vacantes del interior de América:
descubriremos que las posesiones que puedan hacer por si, conforme a las
medidas que hemos dado,no serían muy grandes, ni tampoco,en esta época,
perjudicarían al resto de la humanidad, ni le darían la razón para quejarse o
considerarse perjudicada por la intromisión de ese hombre o de esa familia,
aunque la raza de hombres se halla ahora esparcido por todos los rincones del
-•Z£rcín:2r3-.=ií=;:Trs: mundo y exceda infinitamente el pequeño número que había al comienzo.
166 Clásicos del pensamiento político
Locke 167

Más aún: la extensión de tierra es de tan reducido valor sin laboreo, que he ^jiíaites de la apropiación de tierra, quien recogía tanta finta silvestre, inataba,
oído afirmar que en España misma a un hombre le es permitido arar, sembrar ;íftpresaba o domesticaba tantas bestias como podía; quien así empleaba sus
y cosechar sin ser molestado, en tierra a la que no tiene ningún otro derecho ^anes a propósito de cualquiera de los espontáneos productos de la natu-
que hacer uso de ella, sino que, por el contrario, los habitantes se consideran ¡tfaleza, para de alguna manera sacarlos del estado en que ella los pusiera,
reconocidos a quien por su industria en tierra abandonada, y consecuente ^ipezclando en ellos algo de su trabajo, adquiría por eso la propiedad de ellos;
mente inculta, ha acrecentado la provisión de cereal que necesitaban. Pero, foero si tales productos perecían en su poder sin haber sido debidamente uti-
sea como fuere, ya que en ello no hago hincapié, me atrevo a afirmar re |;iizados, si los fintos se pudrían o sí la carne de venado se descomponía antes
sueltamente que la misma regla de propiedad, a saber, que cada hombre fede que aquel pudiera consumirlos, faltaba a la común ley de la naturaleza y
debiera tener tanto como pudiere utilizar, se mantendría todavía en el mimdo ¡}«e hacía pasible de castigo; invadía la parte de su vecino, porque no tenía
sin estrechez para nadie, dado que en el mimdo hay bastante tierra como para derecho a más allá de lo que su consumo de cualquiera de esos productos
satisfacer el doble de habitantes, si la invención del dinero y el acuerdo tá Brequeria, y de lo que pudiera servir para proporcionarle las conveniencias de
cito de los hombres en darle im valor no hubieran introducido -por consen iuvída.
timiento- mayores posesiones y im derecho a ellas, respecto de lo cual luego
mostraré extensamente cómo se ha verificado. ,.as mismas medidas regían también la posesión de la tierra: todo cuanto im
^^mbre labrara o cosechara, guardara y consumiera antes de que se echara a
Cierto es que al comienzo, antes de que el deseo de tener más de lo necesario Merder, constituía su peculiar derecho; todo cuanto cercara y pudiera servir
hubiera alterado el valor intrínseco de las cosas que dependen solamente de |J « alimento y utilizar, el ganado y^su producto, suyo era también. Pero si la
su utilidad en la vida del hombre, o hubiera concertado que tina pequeña É^erba de su cercado se secaba en el suelo, o el fiaito de su plantación perecía
pieza de oro que se conservara sin mengua o descaecimiento valiera im gran Ism recolección y almacenamiento, esa parte de la tierra, a pesar de su cer
trozo de carne o toda ima cosecha de granos; atmque los hombres tuvieran el ramiento, había de seguir siendo considerada como inculta y podía ser la
derecho de apropiarse, por su trabajo, cada imo para sí de cuantas cosas de la
osesión de cualquier otro. Asi, en el principio, Caín podía tomar tanta tie-
naturaleza pudiera usar, esto, sin embargo, no podría ser mucho, ni para per i como le era posible labrar y hacerla suya, y con todo dejar bastante para
juicio de otros, donde quedara la misma abtmdancia para quienes desearan
feue las ovejas de Abel se alimentaran; unos pocos acres hubieran
emplear la misma industria.A lo cual permitidme aña4ir que quien se apropia
para ambas posesiones. Pero como las familias crecieron y la industria acre
centó sus acopios, sus posesiones aumentaron con sus necesidades; sin
tierra para sí por su trabajo no disminuye sino que acrecienta la cómún pro
" nbargo, sin propiedad delimitada en el suelo, comúnmente hicieron uso de
visión de la humanidad, porque las provisiones que sirven al sustento de la
1 hasta que se unieron, se establecieron jimtas y levantaron ciudades; y
vida humana producidas por un acre de tierra cercada y cultivada son -para
Entonces, por consentimiento, llegaron con el tiempo a fijar los linderos de
hablar en términos moderados- diez veces superiores a las producidas en im
i distintos territorios, y a concertar los límites entre ellos y sus vecinos, y
acre de tierra de igual fertilidad dejada sin cultivar en la propiedad común.Y
nediante leyes en su jurisdicción establecieron las propiedades de aquellos
por consiguiente, a quien cerca tierra y tiene, goza en ima mayor abundancia
í la misma sociedad; porque vemos que en esa parte del mundo que estuvo
de las conveiñencias de la vida como resultado de diez acres que las que
abitada primero, y que por consiguiente, fue probablemente la más pobla-
podría tener de im centenar de acres dejadas en la naturaleza, puede decirse ,que aún hasta los tiempos de Abraham la gente erraba libremente de im
en verdad que da noventa acres a la humanidad; porque su trabajo le sumi |ado a otro con sus ganados y rebaños, que constimian su hacienda; y esto
nistra ahora de diez acres, provisiones que eran el producto de un centenar 'zo Abraham en un país donde él era extranjero. De donde resulta obvio que
dejadas en común. He tasado aqtn la tierra mejorada muy bajo, al calcular su 1'menos tma gran parte de la tierra se hallaba en común, que los habitantes
producto en la proporción de diez a uno, cuando está mucho más cercana de I la valoraran, ni reclamaban de ella más propiedad de la que utilizaban,
ciento a uno; porque pregtmto si en los bosques vírgenes y en los incultos npero, cuando no había espacio suficiente en el mismo lugar para que sus
desiertos de América, dejados a la natmaleza, sin ningima mejora, labranza ¿baños pacieran juntos por consentimiento, tal como lo hicieron Abraham
o agricultura, un millar de acres rinde a los indigentes e infelices habitantes fLot(Gén 13, 5), separaban y ensanchaban sus prados donde mejor les
tantas conveniencias de la vida como las rinden diez acres de tierra igual jjiareciera. Y por la misma razón Esaú se alejó de su padre y su hermano, y
mente fértil en Devonshire, donde son bien cultivadas. "lembró en el monte de Seir(Gén 36,6).
168 Clásicos delpensamiento político Locke 169

Y así, Sin suponer en Adán ningún dominio y propiedad privados sobre todo
5 la naturaleza sin ayuda nos suministra; lo otro, las provisiones que nues-
el mundo con exclusión de todos los demás hombres, cosa que no puede en Jrindustria y aplicación nos preparan, y que tanto exceden en valor a lo
modo alguno ser probada, ni deducirse de ello la propiedad de nadie, sino fterior cuando cualquiera lo haya computado y vea entonces cuánto hace el
suponiendo el mundo por dado, como lo fue, a los hijos de los hombres en jíbajo en el mucho' mayor valor de las cosas de que disfrutamos en este
común, vemos cómo el trabajo pudo hacer que los hombres tuvieran distin Itmdo. Y el terreno que produce los materiales es apenas estimable como
tos títulos de sus diversas porciones de aquél para sus usos personales, en lo parte, a lo sumo muy pequeña, de aquél; tan pequeña, que aun entre
cual no podía haber duda sobre derechos ni motivo de disputa. ^bsotros la tierra abandonada completamente a la naturaleza, que no tiene
bfejora de pasto,labranza o plantación, se llama,como en verdad lo es,"des
Tampoco es tan extraño, como quizás pudiera parecer antes de considerarlo, dido"; y veremos que su beneficio asciende a poco más que nada.
que la propiedad del trabajo pudiera preponderar sobre la comunidad de tie
rras; porque es el trabajo en verdad lo que pone diferencias de valor en todo; Isto demuestra cuánto más el número de hombres ha de ser preferido a la
y cualquiera puede considerar la diferencia que existe entre un acre de tierra ístedad de dominios; y que el acrecentamiento de tierras y el derecho a
cultivada con tabaco o azúcar, sembrado de trigo o cebada, y un acre de la nplearlas es el gran arte del gobierno; y que el principe que sea tan sabio y
misma tierra dejada en común sin cultivo alguno, y hallará que la mejora del ..nejante a la divinidad como para, mediante leyes de libertad establecidas,
trabajo hace con mucho su parte mayor del valor. Creo que no será sino una ¡segurar protección y estímulo a la industria honesta de los hombres, contra
estimación muy modesta decir que, de los productos de la tierra útiles a la r opresión del poder y la mezquindad de partido, prontamente resultará
vida del hombre, nueve décimas partes son efecto del trabajo; más aún, si nasiado fuerte para sus vecinos; pero esto está dicho de paso.
estimamos correctamente las cosas conforme llegan a nuestro uso y calcu
lamos sus varios costos, lo que en ellos es debido puramente a la naturaleza, Sfolvamos al argumento anterior.
y lo que es debido al trabajo, veremos que en su mayor parte el noventa y
nueve por ciento deberán ser enteramente puestos a la cuenta del trabajo. Jn acre de tierra que aquí rinde veinte fanegas de trigo, y otro en América
^e con la misma labranza produciría lo mismo,son sin duda de igual valor
No puede haber una demostración más clara de una cosa de lo que lo son fatural intrínseco; sin embargo,el beneficio que la humanidad recibe de uno
vanas naciones de los americanos, quienes son ricos en tierra y pobres en un año es de cinco libras, y del otro posiblemente no vale un penique, ni
todas las comodidades de la vida, a quienes la naturaleza los dotó tan liberal- lo el provecho que un indio recibiera de él hubiera de ser valuado y ven-
mente como a cualquier otro pueblo con los materiales de la abundancia,esto [ditío aquí; pues, lo que da a la tierra la mayor parte de su valor, y sin él, ésta
es, un suelo fructífero, apto para producir en profusión lo que pueda servir híscasamente valdría algo es a lo que debemos la mayor parte de todos sus
para alimentación, vestido y deleite; sin embargo, por falta de su mejo Útiles productos; porque todo el mayor valor de la paja, el salvado y el pan
ramiento por el trabajo, no tienen una centésima parte de las comodidades de ^de ese acre de trigo, en relación con el producto de un acre de tierra igual
que disfrutamos. Y un rey de extenso y fructífero territorio allí se alimenta se mente buena que se halla sin cultivar, es efecto del trabajo. Porque no es sim-
alberga y se viste peor que un jornalero en Inglaterra. ¡plemente la fatiga del labrador, la faena del segador y el trillador, y el sudor
I del panadero lo que ha de contarse en el pan que comemos; el trab^o de los
Para hacer algo claro esto, sigamos algunas de las ordinarias provisiones de que domeñaron a los bueyes, de los que excavaron y laboraron el hierro y las
la vida a través de sus diferentes progresos, antes de que lleguen hasta nues j)iedras, de los que derribaron y fabricaron la madera empleada para el arado,
tro uso, y veamos cuánto de su valor reciben de la industria humana. Pan, el molino, el homo o cualquier otro utensilio, que en vasto número son indis
vino y tela son cosas de uso diario y de gran abundancia; sin embargo, las pensables para este grano, desde que es sembrado hasta que es hecho pan,
todo debe ser computado a la cuenta del trabajo y admitido como efecto de
bellotas, el agua y las hojas o pieles deben ser nuestro pan, nuestra bebida y él; la naturaleza y la tierra suministraron únicamente los materiales, casi de
nuestro vestido, a no ser que el trabajo nos proporcione estos más útiles ningún valor en sí mismos. Seria \m extraño "catálogo de cosas que la indus
artículos; porque todo lo que vale más: el pan más que las bellotas, el vino tria proveyó y utilizó para cada hogaza de pan", antes de llegar a nuestro
más que el agua, y la tela o seda más que las hojas, las pieles o el musgo,es consumo, el que resultarla si pudiéramos determinarlas: hierro, leña, cuero,
debido por entero al trabajo y a la industria; lo uno,con el alimento y la ropa cortezas, madera, piedra, ladrillos, carbón, cal, telas, drogas colorantes, pez.
170 Clásicos del pensamiento político Locke 171

alquitrán, mástiles, cuerdas, y todos los materiales utilizados en la nave que perecerán; el oro, la plata y los diamantes son cosas a las cuales el capricho
trajo cualquiera de los artículos empleados por cualquiera de los operarios en i el acuerdo les han conferido valor, más que por el verdadero uso y el nece-
cualquier parte de la labor, todo lo cual sería casi imposible, o al menos rio sustento de la vida. Ahora bien, de esas cosas que la naturaleza ha pro-
demasiado largo calcular. Hsto en común, cada uno tenía derecho, como se ha dicho, hasta la medida
^e pudiera utilizar; y disfrutaba de la propiedad en todo lo que podía efec-
De todo lo cual resulta evidente que, aunque las cosas de la naturaleza han ■ con su trabajo; todo lo que su industria podía abarcar, para sacarlo del
sido dadas en común, el hombre, sin embargo, siendo dueño de sí mismo y Istado en que la naturaleza lo había puesto, suyo era. Quien recogía cien
propietario de su propia persona y de los actos o trabajo de ella, tenía aún en '' negas de bellotas o manzanas tenia por tanto propiedad sobre ellas; eran
sí mismo el gran fundamento de la propiedad; y lo que constituye la mayor |ienes suyos una vez recogidas. El solamente debía cuidar de consumirlas
parte de lo que él aplicaba al sustento o comodidad de su ser, cuando la ^tes de que se echaran a perder, puesto que de otra manera tomaba más que
invención y las artes hubieron mejorado las condiciones de la vida, era per Sü parte y robaba a los demás. Y en verdad era cosa tonta, asi como deshon-
fectamente suyo y no pertenecía en común a los otros. feta, acumular más de lo que podía consumir. Si cedía una parte a cualquier
^^txo, de manera que no perecieran inútilmente en su posesión, aquél podía
Asi pues, el trabajo, en el principio, otorgó un derecho de propiedad donde '■ nbién hacer uso de ellas. Y si asimismo trocaba cimelas, que se hubieran
quiera que alguien gustara de emplearlo sobre lo que era común, lo cual si godrido en una semana, por nueces, que se conservarían buenas para su ali
guió siendo por largo tiempo la parte muchísimo mayor, y lo es todavía, de mentación durante un año entero, no causaba perjuicio; no malograba las
la que la humanidad utiliza. Los hombres, al comienzo en su mayor parte, se Existencias comunes, no destruía parte de la porción de bienes que
contentaban con lo que la naturaleza sin ayuda les ofrecía para sus necesi ^prtenecían a los demás, en tanto que nada perecía inútilmente en sus manos.
dades; pero después, en algunas partes del mundo -donde el crecimiento de isimismo, si deseaba dar sus nueces por una pieza de metal, prendado de su
la gente y el acopio, con el empleo del dinero, había hecho que la.tierra fuera ^^lor, o cambiar sus ovejas por cáscaras, o lana por una piedrezuela brillante
escasa y, de esa manera, de algún valor— las vanas comunidades es p;un diamante, y guardarlas para sí toda la vida, no invadía el derecho de los
tablecieron los límites de sus distintos territorios y, mediante leyes entre ellos J nás; podría acumular tantas de estas cosas durables como quisiera; el
mismos, regularon las propiedades de los miembros particulares de su ^ceso de los límites de su justa propiedad no lo constituía la extensión de su
sociedad, y asi, por pacto y acuerdo, establecieron la propiedad que el trabajo «sesión, sino el perecimiento inútil de cualquier parte de ella.
y la industria iniciaron. Y las ligas que habían sido concertadas entre varios
estados y reinos, ya sea expresa o tácitamente, renunciando a toda recla P,así vino el uso del dinero; cierta cosa duradera que los hombres podrían
mación y derecho a la tierra en las posesiones que tenían los demás, por fenservar sin menoscabo, y que^por mutuo consentimiento los hombres
común consentimiento abandonaron sus pretensiones a su natural derecho ^manan a cambio de las cosas verdaderamente útiles, pero perecederas, de
' vida.
común, que originalmente mvieron sobre esos países, y de esa manera, por
positivo acuerdo, han establecido una propiedad entre ellos mismos en
distintas partes y porciones de la tierra; sin embargo, existen aún grandes j:^omo los diferentes grados de industria fueron a propósito para dar a los
ppbres posesiones en proporciones diferentes, así esta invención del dinero
extensiones de tierra por descubrirse, las cuales —no habiéndose unido sus
dio la oportunidad de continuarlas y agrandarlas; porque, suponiendo la
habitantes al resto de la humanidad en el consentimiento para el uso de su
mo-neda común- permanecen sin cultivar, y son mayores de las que el
J^stencia de una isla, separada de todo posible comercio con el resto del
Éundo, en la cual no hubiera sino un centenar de familias, pero donde
pueblo que en ellas habita utiliza o puede utilizar, y así siguen estando en tolera ovejas, caballos y vacas, con otros útiles animales, saludables frutos
común, a pesar de que esto rara vez ocurre entre la parte de humanidad que m^erra bastante para cereal, suficiente para cien mil veces más habitantes,
ha consentido en el uso de dinero. ~Tj"o nada en la isla, por ser común o perecedero, apropiado para ocupar el
gar de la moneda, ¿qué razón podna alguien tener alli para agrandar sus
La mayor parte de las cosas realmente útiles a la vida del hombre, y que la pasiones más allá del uso de su familia y de im abundante abastecimiento
necesidad de subsistir hizo que los primeros comuneros del mimdo persi |su consumo, sea en lo que su propia industria produjera, sea en lo que
guieran, como ahora lo hacen los americanos, son generalmente cosas de toeran trocar por artículos perecederos y útiles de los demás? Donde no
corta duración, las cuales, si no son consumidas por el uso, se deteriorarán y piste algo durable y escaso a la vez, y tan valioso como para ser acumulado.
172 Clásico:delpensamiento político
Locke 173

los hombres no se inclinarán para agrandar sus posesiones de tierra, ñor rica,
bnestionario

I.¿Cuál es el fundamento del derecho de apropiación de los bienes de con


sumo o espontáneos?

í. ¿Qué límites tiene ese derecho?

13.¿En qué se basa el derecho inicial a la posesión de la tierra? ¿Qué límites


B tiene? ¿Cómo puede perderse(o qué causa la pérdida de ese derecho)?
14. ¿Cuál es el derecho de apropiación de bienes artificiales o no espontá
tíeTl™Ír'°
n i'l
" ^'"érica, y más acentuadamente de lo
"na cosa tal como la mo-
neos?

p5 ¿Cuál es la fuente principal del valor de los productos de la tierra?


-,~r£szrr.;t*.'.:rr.=s |.
I'Ejercicios
fe
i'1. ¿Cómo concebiría Locke la reforma agraria y cuál seria su justificación?
i'2. ¿Hasta qué punto es aplicable a nuestros tiempos la teoría lockiana sobre
la propiedad?

Ensayos

1. Discuta la posible justificación de la siguiente proposición de Locke;


"El Estado que invade y anula la propiedad queda disuelto".
I 2. Describa la relación entre propiedad y vida política.
al oro Vy a la niaf
ai plata, y conviniendo tácticamente
^ en el ,„n H.idándole un valor ^
^^lo

taS'rtTorzif"
con„ZrT cosas comunes de la naturaleza y cómo el
entonceshawirdedr 7"^" ~'l"® ""P"^"
la extensrde iTlr^n1? acerca de
ban unidos lluels c ^ conveniencia esta-
podfalpt;f:Xb^^^
obtener más de lo que él'podía usarStrn^dT'? ®
® P®™
'o cual
ca del título, ni a intrusión en elTre!l de if T ' «cer-
ción un hombre se apropiaba para sí y era inútil TlaV^^^77'
apropiarse en demasía o'tomar'másle^rq^lllrr
Locke 175

Ensayo sobre el
il' GOBIERNO CIVIL
ír-

P-'
JoHN Locke(1690),28
pgiaterra que, en medio del siglo XVII, habia dado a la literatura política el
^^iatán, la muy grande obra del individualista autoritario que fue Thomas
jpbbes, le da ahora, al final del mismo siglo, el Ensayo sobre el gobierno
|;iví7, debido a John Locke, individualista liberal. Hay, comenzando por el
viatán, obras políticas más potentes que el Ensayo, pero apenas hay una
Icuya influencia haya sido tan profunda y tan durable sobre el pensamiento
feolitico. La obra de Locke le da al absolutismo los primeros golpes serios, si
los más furiosos, correspondiendo el mérito de estos últimos al pastor
ncés Jurieu en sus Cartas pastorales, refutadas por Bossuet. Estos golpes
omienzan a estremecer el edificio absolutista, a abrir en él amplias fisuras,
! vendrán a ensanchar los demoledores del siglo siguiente.

cke había nacido en 1632, cincuenta años después que Hobbes y, como él
tmismo escribe, apenas había tomado conciencia de su existencia en el
lipundo, cuando se encontró metido en ima tempestad que debía diuar hasta
|i660,fecha de la restauración de los Estuardo(para recomenzar después por
|lo demás). El padre de Locke, notario, puritano ferviente, tomó, a título de
J,el partido del Parlamento durante la guerra civil y combatió como capitán
Ide caballería. Locke, alumno del colegio de Westminster y después estu-
|diante en Oxford, creció en medio de la extraordinaria fermentación intelec-
,a la vez religiosa, filosófica y política, de las universidades inglesas de
tt época. Lleno de entusiasmo, al principio, por Cromwell y los puritanos,
lácabó por sentirse fatigado, como le ocurrió a Hobbes, por las querellas de
liás sectas. En 1660 saluda con alivio la restauración de Carlos II Estuardo.
iGree entonces que, al fin, la tempestad ha terminado de veras.

IHombre de estudio, de salud delicada, débil del pecho, sufriendo de asma, al


|que el aire de Londres no favorecía nada, Locke estaba visiblemente hecho
i la vida contemplativa. La filosofía le atraía, sobre todo desde que había
Ifedo a Descartes ("porque encontraba que escribía con mucha claridad").
iSin embargo, al final fue la medicina su profesión: ésta le permitía servir a
In humanidad, al mismo tiempo que se dedicaba a investigaciones científicas y.
|2|>,tomado de: Jean Jacques Chevallier, Los grandes textos políticos: Desde Maquiavelo a nuestros dias^ 6*.
edición(Madrid: Editorial AguUar, 1972), pp. 87'101.
176 Clásicos del pensamiento político Loche 177

más ampliamente,intelectuales. La medicina, por medio de largos y curiosos tivamente ganada por el Parlamento, que planteará sus condiciones al nuevo
rodeos,debía permitir a Locke realizar su verdadera vocación,la de pensador rey Guillermo. El protestantismo y el liberalismo whigs han prevalecido
y hombre de letras, destinado a llegar a ser ilustre entre los ilustres. He aquí |; sobre el catolicismo a lo Bossuet, sobre el absolutismo de derecho divino a
cómo ocurrió esto: lo Luis XTV, sobre la soberanía absoluta y no compartida. ¿Cómo sorpren
derse de que Bossuet escriba, en diciembre de 1688, a im abate: "No hago
Como médico, conoció a Lord Ashley, muy pronto conde de Shaftesbury, más que gemir por Inglaterra"?
uno de los hombres políticos más atrayentes y engañosos de la Restauración.
Éste apreció al médico filósofo e hizo de él su hombre de confianza. A los Cuando la princesa Mary,hija del destronado Jacobo II y mujer de Guillermo
treinta y cinco años, en 1667, Locke se encontró, de este modo,situado en la : de Orange, abandona Holanda en febrero de 1689, para reunirse con su mari
escuela de los hechos y de los hombres, arrojado en la política compleja de do y ser coronada al mismo tiempo que él, el barco que la conduce a
un período decisivo de la historia inglesa. Carlos II, el antiguo alumno de Inglaterra lleva también a John Locke y su fortuna. Entendemos por su for-
Hobbes,acabó por enemistarse -después de algunos años de buena armonía- í tuna los manuscritos de las dos obras que le harán célebre: la obra filosófica
con el Parlamento. La lucha entre los fortes, partidarios de la extensión de la : Ensayo sobre el entendimiento humano y la obra política titulada Ensayo
prerrogativa regia, y los whigs, adversarios de esta extensión, comenzó a : sobre el gobierno civil, que es el objeto de este capítulo.
enconarse. Shaftesbury rompió con Carlos II, de quien había sido consejero
omnipotente, y se convirtió en uno de los principales jefes whigs, con Locke i Él título exacto del libro es el siguiente: Segundo tratado del gobierno
a la zaga. Entre 1672 y 1680 la atmósfera inglesa estuvo cargada de com [civil...: Ensayo sobre el verdadero origen, la extensión y elfin del gobierno
plots, reales o presumidos; complots protestantes atribuidos a los whigs, [ civil. Lo de segundo tratado se debe a que en un primer tratado (publicado,
complots papistas atribuidos a los jesuítas, al Papa y al rey de Francia. [por lo demás, al mismo tiempo) Locke se había impuesto como tarea refutar
Shaftesbury, en su encarnizada lucha con el rey, fue vencido. Acusado de Itos falsos principios de una obra del escritor absolutista sir Robert Filmer, el
conspiración, compareció en juicio y fue absuelto, pero tuvo que desterrarse j ^atriarcha, que hacía reposar el derecho divino de los reyes en los derechos
a Holanda, donde murió en 1683. El mismo año, Locke, por prudencia,toma |ae Adán y de los patriarcas.
ba también el camino de Holanda; iba a pasar en este país, hospitalario para
^ el segimdo tratado o Ensayo, el propósito de Locke es exponer, después
los perseguidos, cinco años, que fueron decisivos para su formación de filó
[ muchas otras, su teoría del Estado, buscando los fundamentos de la aso-
sofo político y de filósofo sin más.
l^ión política ("gobierno civil"), delimitando su dominio, extrayendo las
^s de su conservación o de su disolución. ¡Austero y científico propósito!
Locke,colocado en el centro de un calvinismo en cierto modo replegado trasj o,,más profundamente, ¿qué quiere Locke, cuál es su "sed"?
la frágil y suprema muralla de la pequeña Holanda, se inflamaba de od
hacia estos tiranos, apoyados en un pretendido derecho divino, cuyo tipo,j uenta que Maurice Barrés, recibiendo un día a un joven escritor, que
sus ojos, era Luis XIV. Rompía para siempre en su corazón con los Estuardql laba explicarle sus ideas, le dijo: "Sí, ya sé sus ideas, pero ¿cuál es su
cómplices del rey de Francia, sospechosos de querer establecer en Inglate SEs decir, su deseo profundo, su impulso afectivo, del cual las ideas no
para complacerle,la detestada religión romana. En esta disposición de ánim^ lás que la traducción intelectual". La sed de Hobbes era, recuérdese, la
file presentado Locke a Guillermo de Orange, yerno de Jacobo 11, "apasiá ad absoluta, sin fisuras, que elimina todo riesgo de anarquía, aim
nadamente holandés y protestante", que encamaría en lo sucesivo todas tí endose a sacrificar la libertad. La sed de Locke, que explican su for-
esperanzas del calvinismo europeo contra Luis XIV y el catolicismo. rreligiosa, las peripecias de su existencia, sus decepciones después de
. » il ación y, en fin, su estancia en Holanda, es el antiabsolutismo, el
En noviembre de 1688, Guillermo, llamado por la inmensa mayoría dd ^■violento de la autoridad contenida, limitada por el sentimiento del
pueblo inglés y por la misma Iglesia oficial, llevando seiscientos navios - S, ¡por el derecho natural, a fin de eliminar el riesgo de despotismo, de
quince mil soldados, desembarca en las costas de Inglaterra. Por la liberta^ í^riedad, aun exponiéndose a abrir ima brecha a la anarquía. Esta sed
por la religión protestante, por el Parlamento-, tales son las palabras inscritas-I bsolutísta entraña la volimtad intelectual de demoler, de una vez para
en las banderas del príncipe de Orange. No encuentra ninguna resistencia ()re, la doctrina del derecho divino, detestable invención de los Estuardo
sena. La partida está definitivamente perdida para ¡os Estuardo. Está defini ^de sus satélites, pérfida obra maestra de cierta teología, a la vez católica y
178 Clásicos del pensamiento político
Locke 179

anglicana, que cubre con el manto divino los peores excesos de la autoridad Es la existencia de los derechos naturales del individuo en el estado de natu
(como la persecución de los protestantes), tachando de crimen de lesa majes raleza la que va a proteger a este individuo de los abusos del poder en el «"¡taHn
tad divina toda revuelta de los súbditos. ¡Cómo! ¡tos subditos habrían de de sociedad. ¿Cómo es esto posible? Pues porque, en primer lugar, el estado
su&irlo todo pacientemente, so pretexto de que los soberanos sacan de Dios s de naturaleza de Locke, contrariamente al de Hobbes, está regulado por la
imnediatamente su autoridad y de que sólo Dios tiene derecho a pedirles razón. Porque, en segundo lugar, contrariamente a Hobbes, los derechos na
cuentas de su conducta! Esta doctrina del derecho divino era im verdadero turales, lejos de ser objeto de tma rentmcia total por el contrato originario,
veneno de la política. ¡Era urgente encontrarle un antídoto,tm contraveneno! • lejos de desaparecer barridos por la soberanía en el estado de sociedad, sub-
I sisten. Y subsisten para fundar precisamente la libertad.
El partido whig, que había luchado victoriosamente contra la prerrogativa de
los reyes Estuardo, tenía necesidad de este contraveneno. La revolución de
El estado de naturaleza es un estado de perfecta libertad y también tm esta
1688 era ima revolución whig. Al expulsar a Jacobo II, Estuardo incurable,
do de igualdad (Hobbes también lo veía así). Pero el dulce Locke nos tran-
pero soberano legítimo, ¿no se había atentado contra tm principio sagrado?
; qttiliza en seguida: este estado de libertad no es, en modo alguno,im estado
Es lo que se pregtmtaban con inquiemd muchas conciencias inglesas. Locke
de licencia, y no implica, como tampoco el estado de igualdad, la guerra de
-poniendo al servicio del partido whig su filosofía política, constituida, por
otra parte, anteriormente a la revolución- tiene también, al escribir el
todos contra todos, que Hobbes nos pintaba con espantosos rasgos. Porque la
Ensayo, esta finalidad de calmar la inquietud de sus compatriotas, de sosegar
razón natttral "enseña a todos los hombres, si quieren consultarla, que, sien
sus escrúpulos.
do todos iguales e independientes, nadie debe perjudicar a otro en su vida,en
¿i SU salud, en su libertad, en su bien . Y, para que nadie intente invadir los
Locke va a partir, como Hobbes, del estado de naturaleza y del contrato I derechos de otro, la naturaleza autorizó a todos a proteger y defender al
originario-, pero dará de ellos una versión nueva, que le permitirá exigir en I ^ inocente y a reprimir a los que hacen mal: es el derecho natural de castigar.
regla la distinción entre el poder legislativo y el poder ejecutivo, así como | ,Bien entendido, no se trata de algo "absoluto y arbitrario"(se ve cómo para
llegar después a tma limitación completamente terrestre, completamente If. lt)s dos términos son sinónimos); excluye en su ejercicio todos los
humana, del poder, sancionada, en última instancia, por el derecho de insu furores de tm corazón irritado y vindicativo; autoriza solamente las penas
rrección de los súbditos. El lector de Hobbes era subyugado por la fuerza de |?que la razón tranquila y la pura conciencia dictan y ordenan naturalmente,
un pensamiento imperioso; el de Locke queda apresado poco a jíoco en el penas proporcionadas a la falta, que no tienden sino a reparar el daño que ha
desarrollo de una dialéctica persuasiva, insinuante, sin relieve, servida por tm ■ sido causado y a impedir que ocurra otro semejante en el porvenir. ¿Cómo ha
lenguaje fluido y limpio. Se piensa en el curso de tm tranquilo río de llanu I" podido confundir Hobbes estado de naturaleza y estado de guerra?
ra, alumbrado por un sol dulce, bastante pálido. Pero ocurre que el cíelo se I
oscurece, la tempestad gruñe en alguna parte: así, a veces, el tono de Locke I En el número de los derechos que pertenecen a los hombres en ese estado de
se levanta; tma sorda cólera hace temblar sus frases monótonas: es su pasión j naturaleza, pintado por un autor lleno de afabilidad, coloca Locke, con su
antiabsolutista que aflora. I insistencia, la propiedad privada. Sin duda. Dios dio la tierra a los hombres
; en común, pero la razón, que también les dio, quiere que hagan de la tierra
Siguiendo la moda intelectual de la época, Locke parte, pues, del estado de ; el uso más ventajoso y más cómodo. Esta comodidad exige cierta apro-
naturaleza y del contrato originario, que dio nacimiento a la sociedad políti 1 piación individual de los frutos de la tierra, primero, y de la tierra misma,
ca, al gobiemo civil. Todo el problema está para él en fundar la libertad i después.
politica sobre esas mismas nociones, de las que Hobbes extraía tma justifi
cación del absolutismo. Alarde, acrobacia intelectual, que no está por encima lEsta apropiación está fundada en el trabajo del hombre y limitada por su
de las fuerzas dialécticas del ingenioso Locke; sin duda, el artificio, tma ^capacidad de consumo; "tantas yugadas de tierra como el hombre pueda
pizca de trucaje, se dejarán entrever en ciertos giros del pensamiento a la labrar, sembrar y cultivar, y cuyos fhitos pueda consumir para su mante-
mirada del lector atento; pero la hábil y apremiante progresión del razo ^tóniento,son las que le pertenecen en propiedad". Justificación natural de la
namiento apenas si deja tiempo de tomar cuerpo a las objeciones. ppropiedad, anterior a toda convención social. La aparición del oro y de la
180 Clásicos del pensamiento político Locke 181

plata cambiarla todo esto, permitiendo la acumulación capitalista; pero no Siendo los hombres naturalmente libres, iguales e independientes, ninguno
estamos todavía en esa etapa; estamos en ese estado de naturaleza idílico, puede ser sacado de este estado y ser sometido al poder político de otro sin
según Lócke, en que no puede, al parecer, haber disputas sobre la propiedad su propio consentimiento,por el cual puede él convenir con otros hombres,
de otro, porque cada imo ve, sobre poco más o menos, qué porción de tierra juntarse y unirse en sociedad para su conservación, para su seguridad
le es necesaria y suficiente. Pero si el estadd de naturaleza no es el infiemo mutua, para la tranquilidad de su vida, para gozar pacíficamente de lo que
de Hobbes, si reinan en él tanta gentileza y benevolencia, comprendemos les pertenece en propiedad, y para estar más al abrigo de los insultos de
mal por qué los hombres, gozando de tantas ventajas, se han despojado de quienes pretendiesen perjudicarles y hacerles daño
ellas voluntariamente. Sí —nos dice en sustancia Locke para responder a la
objeción—, los hombres estaban bien en el estado de naturaleza, pero se
encontraban, no obstante,expuestos a ciertos inconvenientes que,sobre todo, Locke insiste, se repite, para que ningún equívoco pueda reinar sobre este
corrían peligro de agravarse; y si prefirieren el estado de sociedad, fue para punto:"de tal manera que lo que dio nacimiento a tma sociedad política y la
estar mejor. estableció no fue otra cosa que el consentimiento de cierto número de hom
bres libres, capaces de ser representados por el mayor número de ellos; y
Cada uno, en el estado de naturaleza, es juez de su propia causa; cada uno, esto, y sólo esto, fue lo que pudo dar comienzo en el mtmdo a un gobierno
igual al otro, es, en cierto modo, rey; puede verse tentado a observar poco legitimo".
exactamente la equidad, a ser parcial en provecho propio y en el de sus ami
gos, por interés, amor propio, debilidad; puede sentirse tentado a castigar por Esto, sólo esto, y no -como enseñaban los absolutistas- el poder paternal,
pasión y venganza. He aquí otras tantas graves amenazas para el mante del cual el poder real no habría sido sino la prolongación. No hay ninguna
nimiento de la libertad, de la igualdad natural, del goce pacífico de la relación entre el poder paternal y el poder político. El niño nace libre, como
propiedad. En suma, el hombre, en ese estado de naturaleza a primera vista nace racional, pero no ejercita inmediatamente ni su razón ni su libertad; el
idílico, carece de las leyes establecidas, conocidas, recibidas y aprobadas por gobierno del padre no tiene otra justificación que preparar al niño para ejerci
consentimiento común; de los jueces reconocidos, imparciales, cuyo funda tar convenientemente, llegado el momento, esta razón y esta libertad, y
mento estriba en la resolución de todas las diferencias conforme a esas leyes ponerle en estado de dar conscientemente su consentimiento (por lo menos
establecidas; en fin, de un poder coactivo, capaz de asegurar la ejecución de tácito) a la sociedad política.
los juicios fallados. Ahora bien: todo esto se encuentra en el estado de
sociedad y, precisamente, caracteriza a este estado. Para beneficiarse de tales Esto, sólo esto, el consentimiento, y no la conquista (otra tesis absolutista).
mejoras, es para lo que los hombres cambiaron.
Algunos tomaron la fuerza de las armas por el consentimiento delpueblo y
Los hombres -escribe sutilmente P. Hazard- eran naturalmente libres, pero consideraron las conquistas como la fuente y origen de los gobiernos. Pero
para afirmar esta libertad eran jueces y parte, y para la defensa, ¿a quién las conquistas están lejos de ser el origen y el fundamento de los Estados,
apelar? Los hombres eran naturalmente iguales, pero para mantener esta como lo está la demolición de una casa de ser la verdadera causa de la cons

igualdad contra las usurpaciones posibles, ¿qué recursos tenían? Habrían trucción de otra en el mismo lugar. Es verdad que la destrucción de la forma
caído en un perpetuo estado de guerra, si no hubiesen delegado sus poderes de un Estado prepara ñecuentemente el camino para otra nueva; pero sigue
en un gobierno capaz de salvaguardar la libertad y la igualdad primitivas; siendo cierto que sin el consentimiento del pueblo no se puede erigir jamás
no formaban una horda, pero se habrían convertido en una horda, si no se ninguna nueva forma de gobierno.
hubiesen precavido de ello.
De ahí se sigue que el gobierno absoluto no puede ser legitimo, no puede ser
considerado como vm gobierno civil, pues el consentimiento de los hombres
Este cambio de estado -henos aquí en el corazón de la doctrina de Locke-
en el gobierno absoluto es inconcebible. ¿Cómo puede imaginarse que los
no pudo operarse sino por consentimiento. Sólo este consentimiento pudo
hombres quieran colocarse en una situación peor que lo era la del estado de
fundar el cuerpo político.
naturaleza y que puedan convenir en que...
182 Clásicos del pensamiento político
Locke 183

Todos, a excepción de uno solo, se someterán exacta y rigurosamente a las El poder legislativo y el poder ejecutivo, en todas las monarquías moderadas
leyes, y que este único privilegiado retendrá siempre toda la libertad del y en todos los gobiernos bien regulados, deben estar en diferentes manos.
estado de naturaleza, aiunentada por el poder y hecha licenciosa por la im . Hay para ello una primera razón puramente práctica, y es que el poder eje
punidad? Esto equivaldría a imaginarse que los hombres son bastante locos cutivo debe estar siempre dispuesto para hacer ejecutar las leyes; el poder le
para cuidarse mucho de remediar los males que pudiesen causarles fulnas gislativo no tiene necesidad de estar siempre en acción, pues no hay lugar
y zorras y para mi aceptar, en cambio -y hasta creer que sería muy dulce para legislar constantemente: "No es siempre necesario hacer leyes, pero
para ellos—, ser devorados por leones. siempre lo es hacer ejecutar las que han sido hechas". Una segunda razón,
(Hobbes y su Leviatán están aqui visiblemente en el banquillo). puramente psicológica, se ag-ega a ésta: la tentación de abusar del poder se
apoderarla de aquellos en cuyas manos se reimiesen los dos poderes. La ma
nera deductiva, rica y clara con que nuestro autor desarrolla esta idea forma
¿Cabe imaginar, con los absolutistas, que el poder absoluto purifica la san un contraste perfecto con la manera elíptica con que Montesquieu tratará más
gre de los hombres y eleva la naturaleza humana? ¡Basta -protesta Locke, tarde el mismo tema, inspirándose, por lo demás, directamente en Locke.
en quien advertimos una mofa amarga-, haber leído la historia de este siglo
o de cualquier otro para estar perfectamente convencido de lo contrario!
Estos dos poderes distintos no son iguales entre si, pues la primera y funda
¡Cómo ha crecido en violencia el tono! ¿Qué mosca le ha picado aquí a nues mental ley positiva de todos los Estados es la que establece el poder legis
tro dulce Locke, a nuestro prudente Locke? Es la mosca Estuardo. Piensa en lativo, el cual, tanto como las leyes fimdamentales de la nattrraleza, debe
Carlos II, en Jacobo 11, cómplices de Luis XIV, el tirano perseguidor, y hele tender a conservar la sociedad. El legislativo es, pues, el supremo poder; es
ahí poniéndose a gritar tm poco demasiado fuerte para su débil pecho. sacado;"no puede ser arrebatado a aquellos a quienes una vez fue confia
do . Es el al?na del cuerpo político, de la que todos los miembros del Estado
Admiremos ahora la ingeniosidad con que Locke va a injertar, sobre esta sacan todo lo que les sea necesario para su conservación, su unión, su felici
exphcación del origen del gobierno civil, la distinción de los poderes, distin dad. Inevitable supremacía del poder que hace la ley, y a quien, por la fuerza
ción que la lucha entre los reyes y el Parlamento habla grabado en todos los de las cosas, corresponde la última palabra. Bodino lo habla visto cuando,
espíritus ingleses. procediendo a la enumeración de los "signos de la soberanía", comenzaba
por el poder de dar y quebrantar la ley, primer signo y más importante, en el
El hombre, en el estado de naturaleza, tiene dos clases de poderes. Al entrar cual todos los demás, finalmente, estaban comprendidos.
en el estado civil, se despoja de ellos en provecho de la sociedad, que los
hereda. El hombre tiene el poder de hacer todo lo quejuzgue a propósito para El poder ejecutivo es, pues, subordinado; pero guardémonos de ver en él un
su conservación y para la conservación del resto de los hombres; se despoja
simple dependiente a las órdenes del legislativo, y confinado por él a un co
de él a fin de que este poder sea regulado y administrado por las leyes de la
sociedad,"las cuales reducen en varias cosas la libertad que se tierie por las
metido subalterno de pura y simple ejecución. El bien de la sociedad exige
leyes de la natiualeza". El hombre tiene, en segundo lugar, el poder de cas
que se dejen muchas cosas a la discreción de aquel que tiene el poder eje
tigar los crímenes cometidos contra las leyes naturales; es decir, el poder de cutivo, pues el legislador no puede preverlo todo ni proveer a todo, y hasta
emplear su fuerza natural en hacer ejecutar estas leyes como bien le parezca; hay casos en que una observancia estrecha y rígida de las leyes es capaz de
se despoja de él para asistir y fortificar el poder ejecutivo de ima sociedad causar "mucho perjuicio".
política.
A la discreción... ¿Qué es esto, sino \diprerrogativa regia, sobre cuya exten
Asi, la sociedad, heredera de los hombres libres del estado de naturaleza, sión sangrientos conflictos habían enfrentado a tories y a whigs desde la
posee a su vez dos poderes esenciales. Uno es el legislativo, que regula cómo Restauración? Peligrosa en manos de los Estuardo,esta discrecionalidad deja
las fuerzas de im Estado deben ser empleadas para la conservación de la de serlo en las de Guillermo de Orange, a quien Locke, su amigo personal,
sociedad y de sus miembros. El otro es el ejecutivo, que asegura la ejecución no podía decentemente negársela. Sepamos, en efecto, reconocer en esta
de las leyes positivas en el interior. En cuanto al exterior, los tratados, la paz teoría de los poderes separados, si apartamos el velo de abstracción en que
y la guerra constituyen im tercer poder, ligado, por lo demás,normalmente al se envuelve (estado de naturaleza, contrato social), la traducción idealizada
ejecutivo, y que Locke llamafederativo.
de la constitución inglesa vista por im whig. El legislativo supremo,sagrado.
184 Clásicos del pensamiento político
Locke 185

es el Parlamento inglés, al cual los reyes Estuardo habían querido, reinci consintieron en tmirse en sociedad- presta su confianza al legislativo, al
dentes, arrebatar en varias ocasiones el poder que el pueblo le habla confiado.
igual que al ejecutivo, para la realización del bien público; nada menos, pero
nada más. El poder es un depósito (tntst, trusteeship) confiado a los gober
Pero, ¿va a reconstituir Locke, en provecho del Parlamento, legislativo
nantes en provecho del pueblo. Si los gobemantes, cualesquiera que sean.
supremo, sagrado, ese poder soberano, sin limites humanos, fi^enado sola
mente por el poder de Dios, que los absolutistas atribulan al monarca, sagra Parlamento o rey, obran de ima manera contraria al fin para el que recibieron
do también? El absolutismo no habría hecho entonces más que cambiar de' autoridad -el bien público-, el pueblo retira su confianza, retira el depósito
manos, el derecho divino, de depositario^ y la corona, de cabeza. y recobra su soberanía inicial, para confiarla a quien estima a propósito. En
el fondo, aunque Locke evita laborar aqui ima construcción rigurosa, el
No ocurre asi, pues es aqui donde adquiere todo su alcance la anunciada pueblo guarda siempre una soberanía potencial, en reserva; es él, y no el le
diferencia entre la teoría de Hobbes y la de Locke, a saber: que los derechos gislativo, el que tiene el verdadero poder soberano. Hay, por parte suya,
naturales de los hombres, según Locke, no desaparecen a consecuencia del depósito y no contrato de sumisión. Pero en tanto que las cosas permanezcan
consentimiento dado a la sociedad, sino que, por el contrario, subsisten. Y normales, o, dicho de otro modo,en tanto que las condiciones del depósito o
subsisten para limitar el poder social y fundar la libertad. del trust sean respetadas, el pueblo abandona al legislativo el ejercicio del
poder soberano.
Locke no se cansará de repetirlo: si los hombres salieron del estado de natu
raleza, que estaba lejos de ser un infierno, pero que presentaba los inconve ¿Quién juzgará entre el legislativo y el ejecutivo, si este último ha hecho
nientes que conocemos, fue para estar mejor', íiie para estar más seguros de I' buen o mal uso de la prerrogativa? ¿Quién juzgará, entre el legislativo y el
conservar mejor sus personas, su libertad, su propiedad, mal garantizadas en pueblo, si el primero intenta esclavizar al segundo? ¿Quién juzgará, quién
el estado de naturaleza. Por eso, el poder de la sociedad, encamado en el sancionará la fidelidad de los depositarios del poder, a ellos confiado para el
primerjefe a través del legislativo,no puede suponersejamás que debe |
exten- bien público? Es el pueblo, a titulo de depositante, quien "debe juzgar de
derse mas allá de ¡o que el bien público exige. No puede ser "absolutamen
esto".
te arbitrario", en cuanto a la vida y a los bienes del pueblo. ¿Quién, por lo
demás, habna podido transferir al legislativo, que no es más que el heredero
del poder inicial de cada miembro de la sociedad, un poder arbitrario en I Asi se justifica que, contra la fuerza -tanto del legislativo como del ejecuti
cuanto a la vida y en cuanto a la propiedad? Por una parte, nadie en el esta vo-"que ha perdido la autoridad", el pueblo pueda emplear la fuerza. Hemos
do de naturaleza posee tal poder sobre si mismo ni sobre otro (afirmación llegado a la conclusión de toda la teoría de Locke, al coronamiento de todo
gratuita, postulado indemostrable, conexo con la idea demasiado amable que su edificio dialéctico: la justificación del derecho de insurrección, que el
Locke se forma del estado de naturaleza y de las leyes naturales). Por otra, autor del Ensayo, en su lenguaje púdico, califica de derecho de apelar al
nadie puede conferir a nadie más poder que el que él mismo posee; el leg cielo: "El pueblo, en virtud de una ley que precede a todas las leyes positi
islativo no podría, pues, poseer un poder que no posee ninguno de los que vas de los hombres, y que es predominante..., se ha reservado un derecho que
formaron la sociedad. No teniendo como fin más que la conservación,"no pertenece generalmente a todos los hombres, cuando no hay apelación sobre
podría mmca tener el derecho de destruir, de esclavizar o de empobrecer la tierra, a saber: el derecho de examinar si tiene justo motivo para apelar al
deliberadamente a ningún súbdito; las obligaciones de las leyes de la natu cielo". La resignación plácida de Bossuet: "contra la autoridad del sobera
raleza no cesan en la sociedad, sino que se hacen en ella incluso másfuertes no no puede haber remedio más que en su autoridad^ no convence a Locke.
en muchas ocasiones". Y si se objeta que reconocer tal derecho es animar perpetuos desórdenes y
exponerse a la anarquía, he aqui la respuesta:
El mismo razonamiento vale, a fortiori, para el ejecutivo y su prerrogativa:
es decir, el margen de poder discrecional que debe serle concedido. Aunque En primer lugar, la inercia natural del pueblo no lo induce a rebelarse más
el legislativo sea proclamado supremo y sagrado, no hay entre él y el ejecu que en último extremo. Además, cuando el fardo del absolutismo se hace
tivo ninguna diferencia fundamental desde este punto de vista. El pueblo demasiado insoportable, no hay ya teoría de la obediencia, por teológica
—entendemos por tal el conjunto, la jnixtaposición de los individuos que mente insidiosa que pueda ser, que se mantenga:
186 Clásicos del pensamiento político
Locke 187

Elévese a los reyes tanto como se quiera; dénseles todos los títulos magní
ficos y pomposos que se tiene costumbre de darles; díganse mil bellas cosas I ^ abundante de filosofía política debían beber
de sus personas sagradas; háblese de ellos como de hombres divinos, baja I «glo XY1Ü.EI Ensayo había plaifteado, de manera definitiva, las bases de la
dos del cielo y dependientes sólo de Dios: un pueblo generalmente mal
íksTec?"' individualista, cuya gran carta la constituirían
tratado contra todo derecho se cuidará de no dejar pasar tma ocasión en la
que pueda liberarse de sus miserias y sacudir el pesado yugo que se le ha
IS -derechosinsurreccionadas,
OTptibles de las colonias americanas naturales, inalienables
y, despuése impm^
de la
impuesto con tanta injusticia.
I Francia revolucionaria.

En fin y sobre todo el orden, el orden extemo, no lo es todo; no se puede


pagar a ctxalquier precio ni, so pretexto de paz, resignarse a la paz de los
í tí «milita humano,del mismo autor; aparecido igual-
cementerios. Aquí la pasión de Locke,su ferviente convicción del buen dere |a US novelas debía, por su parte, marcar "un cambio decisivo, una ori-
cho de los revolucionarios ingleses, su sed de tranquilizar las conciencias
l^tación n^va (R Hazard)en el estadio del espíritu humano.El siglo XVIII
religiosas de stis compatriotas, atormentadas por el temor de haber ofendido femces sufrrría su imborrable impronta, tomaría de él en gran parte su gusto
al cielo al expulsar a Jacobo II, le inspira la página más elocuente de su libro:
IM- tr toto, Locke,cristiano
iMentras ® ferviente,
prejuiciospero
y a los argumentos
cristiano de autoridad
latitadinario, en sus
Si las personas prudentes y virtuosas, por amor a la paz, abandonasen y
concediesen tranquilamente todas las cosas a quienes quisiesen hacerles
IpT7 moderno:
1^ 7 Todo el poder "iaba en una civil
del gobierno breveafecta
frase laexclusivamente
laicización dela
violencia, ¡ah, qué clase de paz reinaría en el mimdo!¡Qué clase de paz, la lita intereses cmles. se limita a las cosas de este mundo y no tiene nada que
§yer con el otro. '
que consistiese únicamente en la violencia, en la rapiña, y no pudiese ser
mantenida más que a costa de la ventaja de los ladrones y de los que se
complacen en la opresión! Esta paz que habría entre los grandes y los ' enfermizo,
Ihombre ^ cuyoy espíritu,
dos años,tanmoría,
claro,pacífico y modesto,
tan ingenioso, másLocke,
claro e aquel
inge-
pequeños, entre los poderosos y los débiles, sería semejante a la que se pre
tendiese establecer entre lobos y corderos, cuando los corderos se dejasen
Itaoso que profimdo y potente, había sabido aportar a un mundo sobrecarL
desgarrar y devorar pacificamente por los lobos. O,si se quiere, considere
ido de derecho divino, de teología y de sistemas metafisicos, exactamente el
Kaiimento espiritual que necesitaba.
mos la caverna de Polifemo como un modelo perfecto de semejante paz.
Este gobierno, al que Ulises y sus compañeros se encontraban sometidos,
era el más agradable del mundo; ellos no tenían otra cosa que hacer en él
sino aguantar con sosiego que los devorasen.¿Y quién duda que Ulises, que
era un personaje tan pmdente, no predicase entonces la obediencia pasiva
y no exhortase a una sumisión completa, representando a sus compañeros
cuán importante y necesaria es la paz entre los hombres y haciéndoles ver
los inconvenientes que podrían sobrevenir si intentasen resistir a Polifemo,
que los tenía en su poder?

Retengamos esta requisitoria y esta defensa, eternamente válida con respec


to al espirita. Requisitoria contra la obediencia pasiva, tan tranquilizadora
para los poderosos. Defensa de lo que, en nuestros días, bajo la ocupación
hitleriana, llevó simplemente el nombre de Resistencia.

Tal es la sustancia del Ensayo sobre el gobierno civil: catecismo —protestante-


del antiabsolutismo, en que el derecho natural se ensambla hábilmente con la

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