Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
REORGANIZACIÓN EMPRESARIAL
Profesor Daniel López Monárdez (Mg)
El derecho concursal: concepto y evolución histórica
A) Derecho Romano.-
Con la palabra decoctio (conocimiento, aniquilación) se designaba en la Edad Media el estado del
comerciante incapaz de cumplir sus compromisos. El nombre de bancarrota tiene su origen en
Italia, porque los comerciantes solían solventar sus obligaciones contando el dinero a la vista de
sus acreedores, sentado sobre un banco en la plaza pública; cuando el comerciante se
encontraba ante la imposibilidad de hacer frente a sus obligaciones, rompía el banco en señal
de protesta y como medida simbólica, punitiva e infamante. Las palabras faillite y fallimento,
con que se designaban, respectivamente, en Francia y en Italia a la quiebra, tiene su
fundamento porque la manifestación externa de la situación de insolvencia se revelaba con
frecuencia en dos de los actos más típicos que el deudor ejecuta encontrándose en tal estado:
el engaño para sorprender la buena fe de los que con él contratan, y conservar así el crédito, y
la ocultación o fuga para sustraerse a la persecución de sus acreedores. Nuestro vocablo
“quiebra” se acercaba más a la realidad porque la institución se caracteriza por implicar un
quebrantamiento, una paralización o torcimiento de la marcha normal de la actividad mercantil.
C. ÉPOCA MODERNA
De ahí, las dos corrientes surgidas a finales de la Edad Media: de una parte, la
corriente “privatista” de la quiebra, que se refiere a la recepción del Derecho
estatutario italiano en Francia y que constituye un sistema de autogestión de la
masa activa del deudor por parte de sus acreedores, vigilada solamente por la
autoridad judicial; y, de otra, la “publicista”, debida a la obra de Salgado, que trata
un nuevo procedimiento de cesión de bienes, en el que no hay encarcelamiento
previo del deudor y cuya nota más característica es la constante intervención del
juez y la subordinación del concurso a las solemnidades de un juicio. Los bienes
se abandonan a la protección de la curia; el juez designa un administrador,
subasta los bienes y distribuye entre los acreedores el producto.
D.- DERECHO CONCURSAL EN CHILE
Estos eran la doctrina y el derecho positivo concursal dominante al tiempo de
nacer Chile a la vida republicana.
La primera ley patria que vino a modificar las reglas de las Ordenanzas de
Bilbao (1737) y de las Siete Partidas y la Novísima Recopilación, fue el
Decreto Ley sobre Juicio Ejecutivo de 1837, que también reglamentó el
concurso de acreedores y la cesión de bienes. Sus disposiciones eran de
índole procesal, y se aplicaban indistintamente a todo deudor.
El valor del Decreto de 1837, tiene importancia para muchos efectos interpretativos
de la actual legislación. Algunas notas son interesantes, como la prevista en el
artículo 82 que hacía imperativa la apertura de concurso si en un juicio ejecutivo
se planteaban la voz quiebra como equivalente a estado de impotencia
patrimonial o insolvencia y no como juicio (arts. 93 y 111). Pero sus aportes más
interesantes se reflejan en la influencia que esta reglamentación tiene en el
Código de Procedimiento Civil de 1902, cuyas normas se incorporaron en buena
forma en la Ley N° 4.558 y por ésta en las de la actual legislación,
particularmente en lo que se refiere al convenio de acreedores.
Por último, el art.1356 establecía que “los juzgados de comercio sólo podrán
hacer de oficio la declaración de quiebra cuando el deudor se fugare u
ocultare, dejando cerrados sus escritorios y almacenes y sin haber
nombrado persona que administre sus negocios y dé cumplimiento a sus
obligaciones”.
Al Código siguió la ley del 23 de junio de 1868 que abolió la prisión por
deudas (bajo el imperio del Código, en la misma sentencia de apertura
debía ordenarse el arresto preventivo del cesante).
Otra revolución en nuestro derecho concursal se suscitó con la dictación en
1902 del Código de Procedimiento Civil, que vino a modificar aun las reglas
procesales concursales contenidas en el Código de Comercio. El Título XVI
del Libro III del Código de Procedimiento Civil, “De los Procedimientos de las
Quiebras”, vino a reglamentar el proceso respectivo y a modificar y
complementar las normas del Código de Comercio.
En vista de los adelantos del derecho concursal y a los vicios que provocaba la
legislación pertinente, vino en Chile la dictación de la Ley N° 4.558, de 29
de enero de 1929, que derogó el Libro IV del Código de Comercio y las
normas pertinentes del Código de Procedimiento Civil.
Las innovaciones de esta ley son numerosas, entre ellas podemos señalar que
se establece un régimen concursal común a todo tipo de deudor, aunque
siempre acentuando la severidad hacia el deudor comerciante y se crea la
Sindicatura General de Quiebras. Bajo el sistema del Código de Comercio,
se recurría a los síndicos privados. También, se reglamentan orgánicamente
los convenios, creándose el instituto del convenio extrajudicial y el convenio
preventivo judicial. El Código de Comercio sólo conocía el convenio
simplemente judicial y el Código de Procedimiento Civil introdujo el
preventivo judicial sin regularlo debidamente.
Vinieron en seguida las reglamentaciones de las quiebras de las compañías de
seguros y de las sociedades anónimas (DFL 251, de 1931) y luego la
reglamentación de la quiebra de los bancos comerciales (DFL 252, de
1960).