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LIBRO EMILIO DE J. J.

ROSSEAU

Rosseau distinguió de forma demasiado artificiosa y neta las edades, y no siempre exacto al
trazar sus perfiles. Su doctrina mostró por primera vez los errores del “adultismo” en
educación.

LIBRO PRIMERO (0-5 años)

La madre debe proteger el arbolillo de los prejuicios humanos y, para impedir que perezca,
debe cultivarlo con la educación, la cual es la triple: de la naturaleza, de las cosas, de los
hombres. La educación será buena cunado no existan discrepancias entre sus diversas formas.

Con el nacimiento comienza también la educación, y el primer periodo va desde el llanto hasta
el lenguaje articulado, nos desarrollamos mediante una experiencia personal.

Basemos la educación en la ley del niño, en la actividad. Dejémosle que se mueva. Eduquemos
según naturaleza, sin mimos, sin excesivas precauciones; la naturaleza educa a través del
dolor. El falseamiento del hombre natural comienza inmediatamente, y el niño va creciendo así
con sentimiento de esclavo y de tirano a la vez.

El falseamiento del hombre natural comienza inmediatamente, y el niño va creciendo así con
sentimiento de esclavo y de tirano a la vez. Demos las cosas al niño, no porque es conveniente
dárselas. En el niño, en principio solo hay manifestaciones afectivas; es importante no dejarlo
que adquiera hábitos. La precocidad es el azote de la educación. Todos los desarrollos se
realizan espontáneamente, a su tiempo, simultáneamente.

Llega el tiempo del preceptor, que deberá ser joven. Emilio será enviado al campo para
ponerse en contacto con la naturaleza, lejos de la sociedad corruptora. Deberá aprender solo
la ciencia de los deberes del hombre, èl mismo debe encontrar las normas de vida y los
principios de ciencia.

LIBRO SEGUNDO (5 – 12 años – infancia)

Es el tiempo en el niño, en el libre ejercicio de las actividades, se construye su “mundo


sensible”.

El niño tiene necesidad de afecto; es necesario que el niño sienta su debilidad sin sufrir por
ello; es necesario que dependa, no que obedezca; es necesario que pida, no que mande. Es
inútil y equivocado castigar al niño y hacerle pedir perdón; la única forma de castigo es la de la
consecuencia natural de la mala acción. No se puede educar si no se conoce al niño, a este
niño en concreto; y para conocerlo hace falta de dejar que se manifieste libremente.
Respetemos su modo de ser. El desarrollo del niño es lento, obremos natural e indirectamente.
Nada de razonamientos abstractos. Que no aprenda nada de memoria. El niño debe aprender
a través del “trabajo”. Esta es la educación del hacer y de las cosas, con las cual se descubren
las relaciones de las cosas entre sí, y entre las cosas y los hombres.

LIBRO TERCERO (12 – 15 años)

Es la edad de la instrucción verdadera y propia, dirigida a poner las bases de la cultura. El


maestro ha de ser más que antes, pero no quitará iniciativa al muchacho; enseñará mediante
las cosas, no por las palabras; estimulará el espíritu de estudio. Debe hacer surgir en el mismo
alumno, asimismo no debe dejar entrar en el cerebro del muchacho más que ideas justas y
claras. Aunque él no supiese nada, importaría poco, siempre que no esté equivocado.

En este periodo, Emilio aprende también un oficio. En el trabajo se manifiesta su espíritu de


inventiva, el preceptor así conoce al niño y lo prepara para la vida. A los quince años, Emilio es
sereno, inteligente, trabajador, moderado paciente, fuerte, valiente. Posee pocos
conocimientos, pero los conocimientos que posee son verdaderamente suyos. No ha tenido
más que un solo maestro.

LIBRO CUARTO (después de los quince años)

Hasta este momento, Emilio conoce sólo el mundo de la naturaleza. Le faltan virtudes sociales.
En el momento establecido por la naturaleza, el hombre sale de la niñez y atraviesa un período
corto pero de profunda crisis, la pubertad caracterizada por profundos cambios fisiológicos y
morales, se abre el mundo de los sentimientos y de los valores humanos. Por ello no hay que
reprimir las pasiones sino evitar que se desarrollen precozmente y, sobre todo, que se desvíen
del curso natural; ahora es preciso que el joven tome conciencia del drama moral, por eso es
necesario hacer conocer a Emilio el corazón humano, el hombre tal como es, con su naturaleza
originariamente buena, y tal como lo ha desviado la civilización corruptora. La conciencia está
en continua lucha con las pasiones, voces de nuestro cuerpo. Y ella empuja al bien porque la
naturaleza del hombre es buena, haciendo el bien se hace bueno. Recién se debe hablar de
Dios, pues es el momento adecuado, todas las religiones son positivas, pero la cristiana
mantiene la superioridad.

El hombre así formado puede entrar en la sociedad; se comporta con naturalidad y sin
afectaciones, es desenvuelto; habla sobria y moderadamente. Llegado a este punto, ha
alcanzado su autonomía y ha llegado el momento de elegir una compañera. El preceptor habla
de una niña imaginaria, Sofía, con defectos muy parecidos a los de Emilio, ideal y real a la vez.

LIBRO QUINTO (la madurez)

Es un pequeño tratado sobre la educación femenina; en esta esta idealizad la futura esposa de
Emilio, Sofía. Más que bella, es simpática, fresca, sencilla. Destina a ser esposa y madre,
aprenderá a regir la casa y los asuntos domésticos, a hacerlo todo por sí misma. Es religiosa y
hace el bien para servir a Dios. “está hecha para obedecer al hombre y para soportar incluso su
injusticias”. Celebran las bodas y los dos esposos buscan un retiro donde vivir felices; la nueva
familia dará comienzo a una nueva sociedad.

VICTOR SÁNCHEZ POMA

6º AÑO

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