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1/
ÍNDICE DE CONTENIDOS
ÍNDICE DE CONTENIDOS
APERITIVO
PRIMER PLATO
SEGUNDO PLATO
TERCER PLATO
Gráfico 3 Mapa Bifactorial de Ubicación Ideológica del Sistema de Partidos ….. 172
Políticos
Gráfico 4 Cuadrantes del Mapa Bifactorial de Ubicación Ideológica del Sistema de ….. 173
Partidos Políticos
Gráfico 5 Mapa Bifactorial de Ubicación Ideológica del Sistema de Partidos 174
Políticos en las Elecciones Generales de Junio de 2016
Imagen 6 Ideología de Ciudadanos por el Electorado. ….. 175
Imagen 7 Ideología de Ciudadanos por el Electorado. ….. 176
Gráfico 6 Ideología de Ciudadanos según el Electorado ….. 177
Gráfico 7 Ideología de Ciudadanos para Simpatizantes y No Simpatizantes. ….. 177
Gráfico 8 Posición política que otorgan los encuestados a cada partido y a sí ….. 178
mismos.
Gráfico 9 Posición que otorgan los encuestados a cada partido en una escala ….. 179
izquierda-derecha
Gráfico 10 Ideología de Ciudadanos por el Electorado ….. 180
Gráfico 11 Evolución de la Ubicación Ideológica de los Partidos Políticos. ….. 181
2/
AGRADECIMIENTOS
2/
AGRADECIMIENTOS
MUCHAS GRACIAS A…
3/
ABSTRACT Y
CONCEPCTOS CLAVE
2/
AGRADECIMIENTOS
ABSTRACT
4/
RESUMEN EJECUTIVO
LA INVESTIGACIÓN EN 2’ 34’’
Barcelona.
1986.
Le faltaba algo.
LO HISTÓRICO
LO POLITOLÓGICO
EL PROBLEMA
LO METODOLÓGICO
LAS RESPUESTAS
LO LEÍDO
5/
INTRODUCCIÓN
Meses más tarde, Colombia no refrendó los acuerdos de paz a los que su gobierno
había llegado con la guerrilla de las FARC y que hubiesen puesto fin a un conflicto
armado que, después de cincuenta años, se ha cobrado un balance de ocho
millones de víctimas.
El año siguiente empezó con la investidura de Donald Trump, tras una campaña
electoral en la que proponía hacer grande a los Estados Unidos construyendo un
muro en la frontera mexicana, como icono de una política migratoria restrictiva
contra los dreamers.
Y muchos nos preguntamos: ¿es que nos hemos vuelto todos locos?
No.
Después del 11-S, Bob Dylan concedía una entrevista a la revista Rolling Stones.
A una de las preguntas contestó que si conoces a tu enemigo y te conoces a ti
mismo, no deberías temer el resultado de mil batallas. Y si te conoces a ti mismo
pero no a tu enemigo, por cada batalla que ganes sufrirás una derrota. Pero si no
conoces ni al enemigo ni a ti mismo, perderás todas las batallas. Pero Dylan no es
el único que ha leído El Arte de la Guerra de Sun Tzu, escrito hace 1.500 años. La
marina estadounidense lo había distribuido entre sus soldados para estimular su
inspiración militar. Y las universidades y escuelas de negocio también lo han
utilizado para analizar el mundo de la competencia y de la organización
empresarial. No es ninguna novedad por tanto, que la estrategia militar haya
inspirado a los expertos en Management y estrategia empresarial, así como a los
expertos en Marketing Político.
Y con el caos, lo que hasta hace poco era anormal se ha convertido en la nueva
normalidad. Una nueva normalidad volátil. Una nueva normalidad incierta. Una
nueva normalidad compleja. Una nueva normalidad ambigua. Y en este punto es
donde empiezan los grandes retos y desafíos de esta nueva etapa histórica.
También para la Política. Incluida la española.
DONALD TRUMP
VUCA_POLÍTICA
made in USA
UN MUNDO VOLÁTIL.
Globalización.
Tecnificación.
Digitalización.
Conectividad.
Éstos son sólo cuatro de los factores que impulsan hoy esta volatilidad y
explican que hoy nos enfrentemos a escenarios que cambian de manera
constante, rápida e inesperada. La tasa de cambio (cantidad de variaciones
por unidad de tiempo) es abrumadora. ¡Y encima, sin avisar! En lo
económico, por ejemplo, las turbulencias financieras de la última década
equivalen a las experimentadas en los treinta años anteriores.
Lo que ocurre es que sólo algunas, cada vez menos, consiguen adaptarse y
sobrevivir a esta volatilidad.
UN MUNDO INCIERTO.
De nuevo, los principales partidos políticos parecen tener más dificultades que la
multinacional gallega para gestionar esta incertidumbre. O si no que se lo pregunten
a Mariano Rajoy. En siete días, ¡siete días!, dejó de ser Presidente del Gobierno,
Presidente del Partido Popular y abandonó su escaño como diputado raso en el
Congreso de los Diputados para volver a ocupar su plaza como registrador de la
propiedad en Santa Pola, Alicante.
¿Hubiera creído a quién le hubiese advertido que la nómina que iba a cobrar
durante el mes de junio iba a ser como funcionario de carrera y no la que hasta ese
momento provenía de La Moncloa?
aaa
PABLO IGLESIAS
VUCA_POLÍTICA
made in Vallekas
Curso Académico 2018-2019 TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
29
ANTÓN GONZÁLEZ
TRANSFORMACIÓN DEL SISTEMA POLÍTICO
GUERRERO
EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XXI
Segundo de Bachillerato
UN MUNDO COMPLEJO.
(aunque sin consecuencias) ante el entonces presidente Adolfo Suárez. Una forma
de decir aquí estoy yo, a las puertas de las elecciones generales de 1982 que le
conducirían a La Moncloa, Después, sería Hernández Mancha quien la impulsó
(aunque también sin consecuencias) ante el propio Felipe González, ya presidente
del Gobierno. Y por último, recientemente, Pablo Iglesias, hambriento de portadas
en las principales cabeceras y de abrir los noticiarios de televisión, la impulsó ante
el propio Mariano Rajoy, aunque tampoco consiguió que la cámara le retirase la
confianza concedida pocos meses antes.
UN MUNDO AMBIGUO.
¿Hay más ambiguo e impreciso que la moda? Un día, hace tiempo, Amancio Ortega
se detuvo en un semáforo con su coche. Al lado se paró una moto con un chico que
vestía una cazadora vaquera llena de chapas. Llamó al jefe de diseño para
explicárselo y a los quince días, las cazadoras estaban en las estanterías de Zara.
Años después, en octubre 2017 y fruto de este empeño por traducir al Streetstyle
lo que se ha visto antes en las pasarelas, pudimos ver en las tiendas de Zara la
prenda más extraña de la temporada: una bufanda multi-posición terminada con
mangas de jersey-cárdigan. Por 17,95 euros y combinándola con el lookbook de
Zara, esta prenda solucionaba de un plumazo el problema para vestir con capas.
Pero lo importante no es la prenda en sí, sino cómo se decide producirla. Pocos
meses antes, Gigi Hadid fue vista paseando por Manhattan con un jersey sobre los
hombros. El poder prescriptor de la modelo hizo saltar las alarmas: Victoria
Beckham y Leandra Medine, reconocidas influencers en el mundo de la moda,
confirmaban que este gesto de los pijos de los 90s volvía a ser tendencia. Y las dos
insiders coincidieron en algo: reinventarlo utilizando las mangas de los jerséis,
como si fuesen una bufanda. Más tarde, en el desfile de primavera-verano 2018 de
Balenciaga, cobró auténtica carta de naturaleza: Dema Gvasalia, director creativo
de la firma, dio un nuevo giro de tuerca al jersey sobre los hombros: en lugar de por
encima o alrededor del cuello, lo colocó envolviendo los brazos, como si fuese una
estola. Luego y por si fuera poco, la modelo Bella compartía una foto en Instagram
con un cropped top cruzado en el centro, efecto que puede lograrse con la bufanda
de Zara, que logró 700.000 likes.
Alan Key, profesor del MIT y de UCLA, decía que la mejor forma de predecir el
futuro es crearlo. Y este es el reto al que se enfrentan los coolhunters de Zara:
captar tendencias para ser los primeros en ofrecerlas. Su objetivo es descubrir,
entender y descifrar las tendencias para identificar y anticipar oportunidades de
negocio. Y parece que lo consiguen: la revista Vogue dice que si buscas algo, en
Zara siempre lo encuentras. En su día, fue en la universidad donde los zarahunters
detectaron una incipiente moda entre las estudiantes: utilizar falda sobre
pantalones. En un mes, lo tenían en sus escaparates. El hashtag #Amanciocéntrate
muestra desde sandalias de tacón curvado y plumas a pendientes de hawaiana,
pasando por tacones de borreguito o bolsos con fecha de caducidad, en sintonía
con la obsolescencia programada. La moda siempre pasa de moda y se trata de
vender, no de almacenar.
Otra vez, nuestros principales partidos políticos parecen tener más dificultades que
Inditex para gestionar la ambigüedad. O si no que se lo pregunten a Albert Rivera
y Ciudadanos: la flexibilidad de sus posicionamientos ideológicos no deja de
sorprender a propios y extraños. Lo que ayer era negro, hoy es blanco y mañana
puede ser gris, en su amplísima gama de tonalidades, siempre en función de los
dictados que marque la demoscopia a sueldo y la opinión publicada, como forma
de condicionar la opinión pública.
Como decía antes, no estamos locos, pero vivimos en un mundo loco, loco, loco.
Lo que está loco es el mundo.
Seattle fue la ciudad elegida por el gigante del comercio electrónico Amazon para
abrir en 2017 Amazon Go, su primer supermercado sin líneas de caja. Se trata de
un servicio con el que pretende transformar la venta minorista mediante la
tecnología Just Walk Out, basada en los avances provenientes de los vehículos de
conducción autónoma y que emplea cámaras, sensores y deep learning para
identificar y cobrar a los clientes. En los tornos de la entrada de la tienda, el cliente
escanea en su smartphone un código de la app Amazon Go que actúa como llave
de acceso. Cuando el cliente accede a la tienda, queda representado en el sistema
como un objeto 3D. Mediante cámaras, el sistema sigue sus movimientos e
identifica sus interacciones con los productos. Detecta de forma automática cuándo
retira un producto o lo devuelve a su repisa y realiza un seguimiento en un carro de
la compra virtual. Cuando sale de la tienda, el cliente recibe una factura y se le
cobra en su cuenta Amazon. El reciente Índice sobre Experiencia de Usuario
elaborado por Foresee sobre una muestra de 67.000 clientes revela que Amazon
está haciendo las cosas bastante bien: goza de un índice de satisfacción del 90%;
un índice de repetición de compra también del 90% y un índice de retención del
93%. A la vista de este desempeño en el ámbito del e-commerce a nadie debería
extrañarle que, más pronto que tarde, veamos la tecnología Just Walk Out
implantada en los grandes hipermercados.
Pero es que…
…ya hace veinte años (¡yo no había nacido aun!), el Deep Blue de IBM venció a
Gary Kasparov, campeón mundial de ajedrez, en un alarde de inteligencia…
artificial.
…ya hace siete años (¡yo todavía estaba en primaria!), Google lanzó al mercado
un vehículo que puede circular por sí sólo en pleno tráfico.
…pronto hará dos años que el primer avión sin piloto ya ha volado. En enero de
2017, la compañía BAE Systems probó un Handley Page Jetstream 31 dotado de
sistemas que le permiten, no sólo seguir una ruta, sino también modificarla de
acuerdo con el tráfico aéreo que lo rodea y la meteorología. Se trata de una
aeronave autónoma con conciencia situacional que va mucho más allá de los
drones que entregan los paquetes de Amazon y que se limitan a seguir una ruta
programada, fiando a la suerte el no chocar con nada, ni encontrarse con
meteorología adversa. Este avión recibe información meteorológica vía satélite y
de otras aeronaves mediante el sistema TCAS que transmite información acerca
de su posición, ruta y velocidad de cada una de ellas y es capaz de calcular si están
en rumbo de colisión.
Pero es que esta tendencia ha llegado para quedarse y va rápido, pero que muy
rápido.
Después del primer minuto habremos recorrido 132 metros; en el tercer minuto, a
una velocidad de 32 kilómetros por hora, habremos avanzado 528 metros y en el
minuto cinco iríamos a 128 kilómetros por hora, habiendo recorrido más de un
kilómetro.
Al llegar a los seis minutos necesitaríamos un coche más rápido y una pista de
carreras.
Este ejemplo ilustra la Ley de Moore, según la cual la potencia de los ordenadores
se duplica cada dos años.
Por cierto, la velocidad del coche sería de 1.074 millones de kilómetros por hora y,
en el último minuto (el 28) habrías recorrido más de 17 millones de kilómetros.
No.
Este trabajo de investigación surge de una simple intuición: si, cuando compramos
en un supermercado, ya no nos cobra un cajero, sino nuestro smartphone; si las
hamburguesas que comemos en un fast food ya no las preparan unas personas,
sino una máquina; si los coches ya conducen solos y los aviones no necesitan
pilotos… ¿cómo es posible pretender hacer funcionar una democracia occidental
moderna del siglo XXI con un sistema político y un sistema de partidos políticos del
siglo XX, pero con unas bases enraizadas en el siglo XIX?
6/
BLOQUE DE
CONTENIDO I
LA PRIMERA TRANSICIÓN
1975-1982
6.1/
LA PRIMERA TRANSICIÓN
1975-1982
LA DICTABLANDA DE ARIAS
NAVARRO
Desde entonces, todos los intentos de su entorno fueron para prolongarle la vida,
intentando que sobreviviese al 26 de noviembre, momento en que debería renovar
el mandato de Alejandro Rodríguez de Valcárcel como presidente del consejo del
Reino y de las Cortes y, así, garantizarse una persona fiable, con poderes para
influir en la elección del futuro presidente del Consejo de Ministros.
Este abandono de las medidas reformistas no fue una sorpresa para muchos, pues
Navarro no podía ser de ninguna manera un instrumento de la transición, pues
había sido siempre (y seguía siendo) un convencido franquista. Jamás habló ni de
amnistía, ni de autonomías, ni de elecciones constituyentes, ni de libertades
sindicales, ni de derogar las leyes y los tribunales más represivos del franquismo.
Buscó pues, tal como hemos mencionado antes, que la reforma respetase una
parte sustancial del legado franquista.
en evidencia su incapacidad al frente del gobierno. Ese mismo año se ofreció a los
Estados Unidos para entrar en guerra contra Portugal, país en el que se había
producido la conocida como Revolución de los claveles y que por aquel entonces
se hallaba con un gobierno izquierdista en Lisboa. Los sucesos revolucionarios que
desde 1974 estaban teniendo lugar en Portugal le hicieron menos partidario, aún si
cabe, de continuar con las reformas aperturistas en España. Ante los
norteamericanos, Arias Navarro llegó a mostrarse dispuesto a invadir Portugal.
Por otro lado, tuvieron lugar dos hechos que ensombrecieron la imagen del
gobierno: el 3 de marzo de 1976, durante los sucesos de Vitoria, la Policía armada
realizó disparos contra varios manifestantes que se saldaron con 5 muertos y más
de un centenar de heridos. Varios meses después tenían lugar los Sucesos de
Montejurra, en Navarra, protagonizados por el Partido Carlista.
Esta fórmula pautada por la dictablanda (como así la calificaron desde la oposición)
se demostró totalmente anacrónica. Las facciones eran personalidades rodeadas
de séquitos, reducidos y enfrentados entre sí, tanto por lo acontecido en el pasado
como por sus respectivas propuestas de futuro. Estas diferencias se agudizaron
por la ausencia de unos objetivos de gobierno claros por parte de Arias Navarro y
que fuesen compartidos por todos. Asesorado por un Fraga que jugaba a ser
Cánovas, Arias Navarro procedió a una apertura controlada que integrase a una
oposición dispuesta a jugar a ser Sagasta. El gobierno anunció unas reformas
liberales, autorizando las asociaciones políticas, que resultaban irrisorias.
Los objetivos de Arias Navarro pasaban por reformar tres Leyes Fundamentales
(de Cortes, de Sucesión y la Orgánica del Estado), las leyes de Reunión y
Asociación y aprobar una nueva ley sindical, así como acometer una reforma del
sistema tributario. Habiendo aprobado las reformas de las leyes de Reunión y
Asociación, se legalizaron los partidos políticos, si bien, la plena aplicación de sus
efectos jurídicos, precisaba de la previa abolición de los artículos del Código Penal
que tipificaban como delito la afiliación a partidos políticos. En este punto, las Cortes
se mostraron intratables y votaron en contra, circunstancia que supuso un golpe del
que no pudo recuperarse el gobierno de Arias Navarro. Aunque en una proclama
de reformismo aparente prometió cuatro partidos políticos antes de un año en las
páginas de Newsweek.
liberal fue flor de un solo día. El propio monarca lo calificó de desastre sin paliativos.
En este estado, para llegar a una democracia plena se hacía urgente un cambio de
gobierno, objetivo de Juan Carlos de Borbón. Ante las resistencias del Consejo
Nacional del Movimiento respecto las reformas, el rey solicitó la dimisión de Arias
Navarro. El 1 de julio de 1976, tras una tensa reunión con el rey, Arias Navarro
presentó finalmente su dimisión. Posteriormente a su salida, se hizo público que
Arias Navarro había espiado sistemáticamente las conversaciones telefónicas de
todos los que habían sido sus ministros, incluso del entonces príncipe Juan Carlos.
6.2/
LA PRIMERA TRANSICIÓN
1975-1982
EL MOMENTO POLÍTICO DE
1977
Sin embargo, Suárez sería el hombre que llevaría adelante la reforma. Su gobierno
(miembros del grupo Tácito y hombres de su confianza) desde el primer momento
puso de manifiesto su voluntad democrática. En su primera declaración anunció
una reforma constitucional y elecciones generales antes del 30 de junio de 1977,
días después el gobierno legalizó los derechos de reunión, manifestación,
propaganda y asociación y el 30 de julio aprobó una primera amnistía (excluyendo
los delitos de sangre) que posibilitó la excarcelación de 500 presos políticos.
La acción del gobierno de Suárez cambió el clima político del país. Se puso especial
empeño en sacar adelante la Ley para la Reforma Política, que fue el instrumento
legal con el que logró encauzar la transición a la democracia. Esta ley reconocía:
la soberanía popular, la inviolabilidad de los derechos fundamentales y creaba unas
Cortes democráticas bicamerales (serían elegidas por sufragio universal directo y
secreto (excepto un 20% de senadores que eran elegidos por el rey); podían
modificar las Leyes Fundamentales o establecer una nueva legislación). Esta ley
se llevó a las Cortes y el 18 de noviembre fue aprobada por mayoría (425 votos a
favor, 59 en contra y 13 abstenciones) por las Cortes franquistas y con ella su propia
disolución. Sometida a Referéndum el 15 de diciembre, el electorado la aprobó
mayoritariamente a pesar de que toda la oposición pedía la abstención (votó el
77,4%, los votos afirmativos fueron el 94,4%).
Esta serie de reformas llevadas a cabo a lo largo del primer semestre del gobierno
de Suárez provocó, como hemos mencionado anteriormente, un drástico cambio
en el momento político de la época que se caracterizó por cuatro factores básicos:
conciencia del “voto útil” polarizó las fuerzas y acabó por centrar las opciones
en unos pocos partidos políticos. El Partido Comunista de España contaba con
doscientos mil afiliados. Liderado por Santiago Carrillo ( o si lo prefieren, Alfredo
Solares Martínez, una de las identidades falsas utilizadas por Santiago Carrillo
durante el franquismo junto con la de Jacques Giscard), este partido obtuvo el
10% de los votos en las elecciones celebradas el 15 de junio de 1977, cifra que
representó la obtención de 19 escaños, tal y como muestra el siguiente gráfico:
El resultado de las elecciones dieron la victoria a la UCD, que obtuvo 166 escaños;
el PSOE, 118; el PCE, 20; A.P. 16. También tuvieron representación el partido
nacionalista de Pujol (PDC) y el PNV de Arzallus. Las elecciones fueron un triunfo
del centro, de la moderación, una invitación al consenso democrático. La
Monarquía y la democracia parecían consolidadas.
6.3/
LA PRIMERA TRANSICIÓN
1975-1982
LA LEY DE AMNISTÍA
El sepelio desde Madrid al Valle de los Caídos, donde fue enterrado en una
solemne tumba junto a la de José Antonio Primo de Rivera, fue presenciado,
también, por una gran multitud. Sólo asistieron tres jefes de Estado: el príncipe
Raniero de Mónaco, el rey Husein I de Jordania y el general Augusto Pinochet de
Chile. Se declararon treinta días de luto nacional tras su fallecimiento.
Con este sustrato social, no resulta extraño que durante la década posterior a la
muerte de Franco, en Madrid hubo 36 manifestaciones de más de 100.000
asistentes. Entre 1975 y 1980 hubo 460 muertos. A pesar de todo y en términos
generales, parece existir consenso generalizado en afirmar que la nuestra fue una
transición democrática pacífica. Sin duda, uno de los factores que propició este
proceso de transición democrática sin fractura social de las dos primeras Españas
del 36 (cuanto menos explícita) fue la aprobación de la Ley de Amnistía.
En este sentido, Adolfo Suárez supo leer, adaptarse y aprovechar muy bien la
cadena trófica-política del momento. Su secuencia de fases estratégicas en las que
estructuró el proceso de transición democrática a partir de mediados de 1976 fueron
los siguientes:
reglas debía quedar fuera por motivos del pasado. La memoria de lo que todos
valoraron como una trágica escisión política y social fue el elemento cohesionador
que reforzó el consenso de todos.
No hubo amnesia sino voluntad de olvidar, de echar al olvido para evitar un posible
conflicto. Así se explica la voluntad de llegar a una amnistía generalizada.
Traumatizados por los horrores del extremismo sectario experimentado durante la
guerra civil y la posterior represión, la mayoría de españoles rechazó la violencia
política y la herencia de Franco en forma de deliberada política de mantener la
división entre vencedores y vencidos.
Las dos Españas que lucharon en 1936 se estaban convirtiendo en una tercera
España de consenso democrático.
«Amnistía. No incluye a los presos de ETA pero sí a todos los demás. Es una
amnistía de verdad. No un parche […] Aquella declaración programática abre las
puertas a otro universo político: soberanía popular y gobierno representativo». En
el primero de sus únicos doce artículos, la Ley 46/1977, de 15 de octubre, de
Amnistía, concede la amnistía a todos los actos de intencionalidad política
tipificados como delitos y faltas previos al día 15 de diciembre de 1976 y a los que,
realizados entre dicha fecha y el 15 de junio de 1977, junto a la intencionalidad
política se aprecie voluntad de restablecimiento de las libertades públicas o de
reivindicación de autonomías de los pueblos de España.
Así pues, la amnistía general promulgada en octubre de 1977 fue el primer peldaño
de un proceso que, a través de una Constitución democrática, debía conducir al
ingreso de España en la Comunidad Europea. En definitiva, dibuja un escenario,
un tiempo y un espacio de consenso necesario para generar la estabilidad
suficiente para fomentar y potenciar el inicio del nuevo proyecto de sistema político
democrático y de monarquía parlamentaria que se encontraba en avanzado estado
de gestación.
6.4/
LA PRIMERA TRANSICIÓN
1975-1982
LA LEY DE REFORMA POLÍTICA
de El País en 1976: «La discusión entre ruptura y reforma se saldó con un resultado
ambiguo, aunque eficaz: se adoptaron métodos reformistas, mediante la votación
de leyes que facilitaran la convocatoria de elecciones generales y la apertura de un
periodo constituyente; se estableció un compromiso con la Corona y se dio paso a
un régimen de nueva planta, construido sobre el suicidio o la transformación
profunda de la derecha que había sustentado el anterior».
A finales del verano de 1976 se inició la redacción de una LRP en la que participó
muy activamente Fernández Miranda. El proyecto, objeto de varias redacciones,
tuvo siempre bien claros los propósitos fundamentales: la ley tenía que resultar
aceptable para la oposición y conducir rápidamente a unas instituciones
democráticas. El día 8 de septiembre se presentó a los altos mandos militares, ante
los que Adolfo Suárez pareció dar la sensación que no se admitiría la legalidad
del PCE. Dos días más tarde, se dirigió al país y, más que defender un texto
legal, anunció la apertura de un gran debate nacional destinado a acomodar las
leyes a la realidad española del momento. Anunció que el Gobierno se proponía
dar la palabra al pueblo español para solucionar el problema político. Su
planteamiento estratégico consistió en un texto legal para la reforma política que
Los ejes políticos fundamentales derivados del análisis detallado del articulado de
la LRP son los siguientes:
(6) Referéndum. El rey podrá someter directamente al pueblo una opción política
de interés nacional (constitucional o no) para que decida y cuyos resultados se
impondrán a todos los órganos del Estado. Si el objeto de la consulta se refiriera
a materia de competencia de las Cortes y éstas no tomaran la decisión
correspondiente de acuerdo con el resultado del referéndum, quedarán
disueltas, procediéndose a la convocatoria de nuevas elecciones.
Su resultado era previsible por el hecho de que los partidos de oposición que
recomendaban la abstención lo hacían de una manera puramente formal, ya que
estaban convencidos de que el resultado sería afirmativo por un margen muy
amplio. La propaganda oficial realizó una gran presión a favor del voto afirmativo,
pero fue la consulta más libre que se había realizado en España desde la Guerra
Civil y la mayor parte de la población sintió que su opinión no había sido
manipulada; además, supuso una primera aproximación entre el electorado y los
partidos políticos.
Con una participación del 77,8% sobre un censo de más 22,6 millones de electores,
el resultado final fue la aprobación del proyecto, al recibir el apoyo del 94,17% de
los votantes. El voto en contra del referéndum fue del 2,56%, con un 2,97% de
votos en blanco (por encima del 5% en las tres provincias vascas) y un 0,30% de
votos nulos. Estos datos ponen de manifiesto que la llamada a la abstención activa
por parte de la oposición, que apostaba por la ruptura, no acabó de calar en el
electorado. La oposición propugnó la abstención al considerar que la reforma era
insuficiente y que la ruptura democrática era la única forma de superar el régimen.
La creación de AP.
La opinión pública comenzó a centrar su interés, más que en las dificultades del
proceso de transición, en la inminente campaña electoral que debía concluir en
unas elecciones libres. Legalizado el PCE, ya podía concurrir a ellas la práctica
totalidad de los partidos políticos existentes. En marzo se aprobó una Ley
Electoral que reunía las condiciones necesarias para ser aceptada por todas las
fuerza políticas. La dimisión de Fernández Miranda a finales de mayo pareció
indicar el comienzo de una nueva etapa política: empezaba a producirse ese
proceso de movilización social que siempre acompaña a una transición a la
democracia. La sociedad española tenía claro lo que quería: España no vivía una
revolución política. Tan sólo un 4% de los españoles se declaraba muy interesado
en la política, mientras que más del 70% decía estar poco o nada preocupado por
ella. Lo que los españoles buscaban era la libertad, no la revolución. Empezaba a
tomar cuerpo un elevado grado de consenso: ante una escala de 0 a 10 (desde la
extrema izquierda hasta la extrema derecha), la mayoría optaba por el centro del
espectro político. Un 42% de los españoles se declaraba de centro que, sumado la
derecha, alcanzaban el 52%. Por otro lado, la izquierda era un 44% que, con la
extrema izquierda, rozaba el 48%. Todo inducía a pensar que la vida política
española se concentraría en dos fórmulas políticas centradas y moderadas.
6.5/
LA PRIMERA TRANSICIÓN
1975-1982
LOS RETOS DE LA UCD Y
ADOLFO SUÁREZ EN 1977
La UCD fue la única candidatura que logró escaños en todas las provincias.
Los errores de la UCD en ese tema continuaron aún durante 1981, cuando el
gobierno de Calvo Sotelo decidió por fin llevar a cabo el ordenamiento previsto por
la constitución.
En sólo un año se habían acumulado, pues, suficientes motivos para abrir una crisis
de gobierno, pero el detonante que la hizo inevitable fue la manifiesta
incompatibilidad entre los ministros del área económica y el vicepresidente para
asuntos económicos mano derecha del presidente, Fernando Abril. Debilitado por
los recientes acontecimientos, Adolfo Suárez abrió la crisis y no pudo cerrarla hasta
veinte días después. Pero no bien calmados los ánimos de los barones y resuelta
la crisis, Suárez tuvo que enfrentarse a una nueva ofensiva, procedente esta vez
de una izquierda, del PSOE, que había logrado resolver sus problemas de
identidad, y reconstruido su unidad en torno a Felipe González, y que presentó ante
el congreso lo que era ya irrefutable muestra del fin del consenso: una moción de
censura contra el gobierno y su presidente, aunque antes de hacerlo, tuvo que
pasar también por una crisis interna de la que al contrario de la atravesada por
UCD, salió fortalecido.
El nuevo Gobierno se aprestó con buen ánimo a hacer frente a los problemas que
habían debilitado al anterior: normalización militar, racionalización del proceso
autonómico, crisis económica son su secuela de paro y, en fin, definición de una
clara política exterior con el propósito de acelerar la entrada de España en la OTAN.
El nuevo presidente, continuista en el fondo de su política al repetir el modelo de
gobierno, se mostró sin embargo rupturista en la forma de hacerla su presencia
más asidua en el Congreso y sus entrevistas con los presidentes de las autonomías
y los líderes de la oposición parecían introducir en los modos políticos un nuevo
dinamismo que enseguida produjo esperanzadores resultados.
Parte central de este estilo fue la renovada política de concertación con la que el
gobierno quiso encontrar con la oposición una salida a los más acuciantes
Pero los más graves problemas para llevar adelante una política de concertación
no procedieron, paradójicamente, de la oposición sino del propio partido del
Gobierno. A1 anunciar al país su renuncia a la presidencia del Gobierno, Suárez
Se produjeron así, a los tres meses de la llegada de Calvo Sotelo al Gobierno, dos
movimientos de signo contrario en el partido que debía servirle de apoyo pero que
no controlaba. Por una parte, el sector socialdemócrata se acercaba sin tapujos a
la oposición de izquierdas, y más concretamente a los socialistas, por otra parte el
sector crítico echaba puentes hacia la derecha.
6.6/
LA PRIMERA TRANSICIÓN
1975-1982
LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
DE 1978
Esta Constitución será elaborada por una ponencia del Congreso integrada por
representantes de UCD (Pérez Llorca, Cisneros y Herrero de Miñón), PSOE (Peces
Barba), PCE (Solé Tura), AP (Fraga Iribarne) y nacionalistas catalanes (Roca
Junyent).
una Ley Orgánica (por tanto, con elevado consenso de todas las fuerzas políticas
con representación parlamentaria) la regulación de las bases de su organización.
1974. Se defendía en ellos una política de ajuste con ciertas compensaciones a los
trabajadores. Los sindicatos CCOO y UGT, y los empresarios los asumieron
aunque con cierta reticencia. Esto conllevaba reforma fiscal y una nueva amnistía.
Una vez que se aprueba la Constitución, Suárez disuelve las Cortes y convoca
elecciones generales para el 1 de marzo de 1979. También se convocan elecciones
municipales para el 3 de abril. Las elecciones legislativas del 1 de marzo tuvieron
resultados parecidos que las del 15 de junio, pero el partido de Suárez no salió
fortalecido porque no tuvo mayoría absoluta. En las elecciones municipales, la UCD
obtuvo en toda España el mayor número de concejales pero el PSOE obtuvo muy
buenos resultados en los núcleos urbanos. En ambas elecciones la abstención fue
de un tercio del censo electoral.
A finales de mayo de 1980, el PSOE promovió una moción de censura contra Adolfo
Suárez. Esta no prosperó pero Suárez salió muy debilitado y Felipe González
reforzado. Suárez, además, contaba con pocos apoyos dentro de su propio partido
y el 29 de enero de 1981 dimitió como presidente de gobierno y renunció a la
dirección de UCD.
6.7/
LA PRIMERA TRANSICIÓN
1975-1982
EL ESTADO DE LAS
AUTONOMÍAS
Desde el primer intento de provincias en las cortes de Cádiz en 1811, pasando por
la división territorial de 1822, podemos destacar La reforma llevada a cabo
por Javier de Burgos en 1833 se ha mantenido prácticamente sin cambios (a nivel
provincial) hasta la actualidad, a pesar de los intentos posteriores de modificación.
Destaca como principal diferencia que las islas Canarias no habían sido divididas
en dos provincias hasta la fecha, siendo Santa Cruz de Tenerife su capital. En 1927,
con la aparición de la provincia de Las Palmas, se aumentó el número de provincias
a 50. Otra diferencia es que la mayoría de los estatutos de autonomía toman de
base esta división, salvo aquellos que tienen que ver con la región de León, la de
Castilla la Vieja la de Castilla la Nueva y la de Murcia.
Siete años después y promovida por Silvela hubo otro intento de regionalización
que tampoco se llegó a consumar. Mediante una Real Orden de 20 de julio de 1891
dio cuenta de la intención de organizar el gobierno de la península, Canarias y
Baleares en 13 regiones. Este proyecto preveía que las regiones alcanzasen una
consideración importante como ente autónomo. Las únicas cuatro regiones
peninsulares que mantienen sus límites en todos los proyectos de regionalización
son Cataluña, Galicia, Granada (denominada Andalucía Alta en la Constitución de
1873) y Sevilla (denominada Andalucía en el proyecto de Escosura y Andalucía
Baja en la Constitución de 1873).
6.8/
LA PRIMERA TRANSICIÓN
1975-1982
EL FINAL DE LA PRIMERA
TRANSICIÓN
2. LA CRISIS POLÍTICA.
Después de las elecciones de octubre de 1982 se produce un cambio radical del
sistema de partidos políticos. El bipartidismo imperfecto deja paso a un sistema de
partidos predominante (escenario vigente durante las próximas dos décadas) en el
que, además del triunfo rotundo del PSOE, se produce un/a:
2. Ascenso de AP que, con las cifras citadas más arriba, logró posicionarse en el
Parlamento con un incremento de 97 diputados.
3. Hundimiento del PCE. Sin llegar a los 900.000 votos (un 4% de los votos
emitidos) sólo logró 4 escaños, es decir, perdió 19 diputados.
En Catalunya:
En el País Vasco:
(b) Herri Batasuna (HB) logra 2 escaños después de lograr más de 200.000
votos (registro que supone casi un 1% de los votos emitidos); y
a) El terrorismo de ETA seguía asestando golpes. Entre los años 1978 y 1981,
ETA asesinó a 264 personas. Durante la legislatura se produjeron más de
un centenar de víctimas. Sólo en 1982 ETA asesinó a 37 personas. En 5
años (de 1978 a 1982) se registró un 1/3 del total de víctimas de ETA (829
personas);
Ante estos retos, el decálogo de las líneas estratégicas de actuación política del
gobierno liderado por Felipe González (iniciado en 1982 y continuado en parte a lo
largo de las siguientes legislaturas) fue el siguiente:
5. Reformar la Justicia;
6.9/
LA PRIMERA TRANSICIÓN
1975-1982
CONSOLIDACIÓN
DEMOCRÁTICA
Durante la primera ola (entre 1828 y 1926) unos treinta países adoptaron algunos
elementos rudimentarios de democracia. No obstante, hacia 1922 empezó a
perfilarse una tendencia adversa a medida que la democracia caía en algunos de
esos mismos países: en 1942, once Estados ya habían sucumbido al fascismo.
(b) Una ruptura drástica con de las instituciones existentes desde un régimen
dictatorial a otro democrático.
(#3) Legitimidad Social del Estado. En todo caso, la democracia es más sólida en
aquellos países en los que las fuerzas democráticas han gozado de mayor respaldo
social (Polonia y los Estados bálticos) y más débil allí donde la correlación de
fuerzas se hallaba más equilibrada (Rusia y Ucrania). La legitimidad del Estado es
un factor clave en este proceso: si grandes segmentos de la sociedad creen que
los nuevos líderes han obtenido el poder de forma inadecuada o lo conservan de
forma ilegítima o ilegal, la democracia afronta serias dificultades porque el mismo
Estado descansa sobre cimientos endebles.
a. Los gobernantes tienen que dar cuenta de sus actos ante la ciudadanía y
someterse a procesos electorales justos y competitivos que permitan la
alternancia periódica en el poder:
(#5) No neutralidad ante cualquier ideología. Las democracias han de contar con la
capacidad de protegerse, contar con un ejército cuyos miembros sean leales al
Estado democrático. Las democracias no pueden permitirse la neutralidad hacia
cualquier ideología. Las reglas de la democracia no pueden amparar ni respetar a
quienes son intolerantes con las ideas de los demás, aspiran a impedir su difusión
o a eliminar físicamente a quienes las difundan. Las democracias pueden y deben
defenderse de sus enemigos, pero han de hacerlo de una forma compatible con
sus principios y derechos. De lo contrario, alimentarán los fenómenos que
pretenden erradicar y socavarán los principios que dicen defender. Las medidas de
excepción han de ser precedidas de un amplio debate público, deben ser adoptadas
y supervisadas por los parlamentos y ser objeto de control judicial periódico en
cuanto a su justificación y aplicación.
Tenemos el ejemplo del Reino Unido cuando expandió el derecho a voto a finales
del siglo XIX y principios del siglo XX primero a los miembros de la clase trabajadora
y después a las mujeres. Pero el apoyo a la democracia por parte de los grupos
más desfavorecidos depende mucho del modo en que el gobierno electo aborde
sus problemas, en especial los que genera el mercado. Para mantener el apoyo a
la democracia, los gobiernos electos deben diseñar y ejecutar toda una serie de
medidas de bienestar social destinadas a paliar la miseria económica y la
marginación social de los más desfavorecidos.
En África, Latinoamérica y Asia existen grandes grupos de población hundidos en
la pobreza que se muestran incapaces de organizarse democráticamente. En
cambio, allí donde los partidos se ocupan de los más menesterosos y hacen
esfuerzos para abordar sus problemas cuando están en el gobierno, la democracia
goza de más apoyo social y es más fuerte.
Las condiciones vistas hasta ahora se refieren al interior de cada país. Pero, en
algunas ocasiones, el contexto internacional puede influir de forma significativa en
las perspectivas del surgimiento de la democracia, así como en su posterior
desarrollo.
Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y la India habían sido colonias
británicas. Ya habían adquirido de los británicos un concepto de las ideas y
prácticas democráticas.
7/
BLOQUE DE
CONTENIDO II
EL PROBLEMA
DE INVESTIGACIÓN
En los primeros años setenta, la decadencia física del dictador Francisco Franco y,
en general, de todo el régimen que representaba, era cada vez más evidente. La
pregunta Y, después, ¿qué? era un debate recurrente. Y, desde los más allegados,
hasta los más ajenos a la dictadura, se preparaban para la llegada de una nueva
era.
por un lado, una dimensión ideológica, que oscila desde los posicionamientos
conservadores, liberales y demócrata-cristianos, hasta los posicionamientos
más progresistas y socialdemócratas, pasando por los de centro; y
por otro lado, una dimensión del ámbito territorial de influencia política, es decir,
partidos políticos de ámbito nacional o de ámbito autonómico.
Por otro lado, la estabilidad destaca por comparación con otros periodos
democráticos de la historia de España y con otros países de larga tradición
democrática: son poco frecuentes los partidos que logran permanencias en el
gobierno durante periodos tan dilatados. Contrastando con la convulsión crónica
del siglo XIX y de la primera mitad del XX, esta estabilidad parece haber
extremado la prudencia de un electorado que, desconfiado y cauteloso ante el
cambio político, cierra filas con el gobierno de turno. Así pues y consecuencia
de una larga experiencia de inestabilidad y fracaso, se ha agudizado la aversión
al riesgo como característica idiosincrásica de nuestro comportamiento
electoral, generando una acentuada regularidad electoral en nuestra
democracia. Pero también la pauta de participación en elecciones generales se
ha mostrado regular: mientras las de cambio han registrado una participación
oscilante entre el 75% y el 80%, las de continuidad descienden hasta el 70%.
No obstante, esta pauta se rompe en 2008 como consecuencia de la
polarización política y que elevó la participación por encima del 75%. Por
contraste, en las de 2011, pese a ser de cambio, la participación descendió por
debajo del 70%.
7.1/
EL PROBLEMA
DE INVESTIGACIÓN
LA PRIMERA TRANSICIÓN
(1975 – 1982):
PLURALISMO LIMITADO
La Transición…
HOLA.
cambio
También por la izquierda, el PSOE, fundado en 1879, al igual que el PCE, gozaba
de una dilatada trayectoria política, pero, a diferencia de éste, había sido totalmente
desarticulado durante la dictadura y solo mantuvo una estructura coordinada en el
exilio. En 1975 los militantes socialistas no llegaban siquiera a las 4.000 personas,
muy lejos de la amplia estructura que en aquel momento ya poseía el PCE. La
situación no parecía la mejor para constituirse como el principal representante de
la izquierda. Sin embargo, la nueva dirección del partido, que se había impuesto en
el Congreso de Suresnes con Felipe González a la cabeza, y la financiación y
ayuda técnica de los grandes partidos socialdemócratas europeos, hacían
presagiar que el PSOE podía aspirar a ocupar un espacio significativo en el nuevo
escenario político español. La imagen joven y moderna que ofrecía González,
elegido secretario general con solo 32 años, favorecía su percepción como una
opción de cambio más moderada que el PCE, y el hecho de que parecía más
cercano a las prósperas democracias europeas contribuyó al gran resultado de los
socialistas en las elecciones de 1977. Con el 29,32% de los votos, el PSOE se
convertía en el principal partido de la oposición y relegaba al PCE a un espacio
Por lo que respecta al resto del espectro político, a comienzos de 1977 el político
más popular era, sin duda alguna, Adolfo Suárez. Su posición como jefe de
Gobierno y el hecho de que bajo su mando se habían producido avances
significativos hacia la democratización del país (en contraste con el periodo
anterior, bajo la presidencia de Arias Navarro), hacían de él un hombre capaz de
aglutinar a la oposición moderada, procedente de partidos liberales,
socialdemócratas y democristianos comprometidos con el cambio de régimen, pero
que no pretendían alterar las bases de la organización económica y social
española. UCD vino así a agrupar a diversas organizaciones, incluida parte de la
élite política franquista. Contaba con la ventaja de un líder muy visible y el apoyo
que podía obtener del aparato burocrático del Estado en aquellas provincias donde
carecía de estructura. En las elecciones generales de 1977, la coalición obtuvo el
36,44% del voto.
Esta composición plural de UCD pronto dio lugar a duros enfrentamientos internos.
La falta de cohesión dio al traste con la posibilidad de construir un proyecto político
a largo plazo. En 1981, en su segundo congreso, la división era más que evidente.
Suárez no tardaría en crear un nuevo partido, el CDS, y distintos sectores
democristianos y liberales iniciaron un progresivo acercamiento a AP. UCD
obtuvo unos pésimos resultados en las generales de 1982 y, al poco tiempo, se
disolvió definitivamente.
Otro partido de nuevo cuño sería AP, fundado formalmente en 1976. Con el
liderazgo de Manuel Fraga y la participación de otros altos cargos del franquismo,
aspiraba a convertirse en la referencia fundamental de la centroderecha en un
futuro régimen bipartidista.
Pero erraron en la percepción del sentir del electorado español, menos a la derecha
de lo que pensaban, y la aparición de UCD, con vocación también de hegemonizar
la centroderecha, llevó a unos resultados muy malos en 1977: solo el 8,35% de los
votos, menos que los comunistas. El partido no se empezó a recuperar hasta 1980,
cuando el acercamiento a sectores centristas y el deterioro de UCD le hicieron
ganar fuerza poco a poco. Ya en las elecciones de 1982, tras haber integrado a
importantes sectores de UCD, conseguiría situarse como la principal fuerza de
oposición al PSOE.
4. Y DESDE LA PERIFERIA…
Pero con la muerte del dictador no solo aparecieron partidos políticos que primaban
las divisiones de clase (izquierda, derecha y centro). También se constituyeron
organizaciones que venían a representar la larga tensión existente en España en
torno a la construcción territorial del Estado. La ruptura entre el centro y la periferia
era el principal vector de conflicto político de estos partidos. Es así como
formaciones como PNV (con Juan de Ajuriaguerra) o Pacto Democrático por
Cataluña (con Jordi Pujol) lograron importantes resultados en 1977. Los cuatro
grandes partidos nacionales no podían obviar estas formaciones regionales de cara
a la formulación del nuevo Estado: en la Constitución de 1978 ya se recogía el
carácter plurinacional y multilingüe del Estado. Sin embargo, las distintas lealtades
nacionales y la relación entre centro y periferia no estaban en absoluto resueltas.
Con el paso de los años, quedó claro que esta sería una cuestión constante en la
realidad política española.
5. JUVENTUD Y MODERACIÓN.
Los continuistas del régimen consiguió un 94% votos afirmativos: tres de cada
cuatro votantes apoyaron el proyecto. El éxito del referéndum se debió a la
habilidad de plantearlo como un dilema entre Continuidad vs. Reforma, a la
decisión racional de los votantes [comportamiento relativamente independiente
de sus preferencias políticas], al hábito de voto deferente arraigado durante el
franquismo [mezcla de temor y prudencia] y a la falta de información acerca del
significado cada opción.
Este éxito de Suárez sentaba las bases del sistema electoral preconstitucional y
que ha funcionado sin apenas modificaciones desde entonces. Las
transformaciones económicas y demográficas de los 60s y 70s concentraron la
población en los territorios donde el Frente Popular obtuvo sus mejores resultados
en 1936. El sistema proporcional corregido propuesto en la Ley de Reforma Política
introdujo un mínimo de representación por provincia (con independencia de su
población), que permitió funcionar al sistema como mayoritario allí donde más
conservadores eran los electores y como proporcional allí donde más posibilidades
de victoria tenía la izquierda. Gracias a esta astucia electoral UCD venció en la
práctica totalidad de las circunscripciones provinciales sobrerrepresentadas (en
relación a su población), obteniendo así un importante suplemento de escaños (por
encima del porcentaje de votos). Así, socialistas y comunistas superaron en votos
al centro-derecha en 1977, pero éstos consiguieron 39 escaños más que aquéllos.
Con estas premisas, la piedra angular de las elecciones de 1977 fue el pacto entre
Suárez y Carrillo por el que aquél legalizaba el PCE mientras éste aceptaba la triple
condición sine qua non de todo el proceso de reforma (monarquía, ejército y
bandera). Ironías de la historia, ninguno de los dos culminó la transición: el uno
fagocitado por la derecha que le aupó al gobierno y el otro barrido por el aluvión
socialista de 1982. Entretanto, los principales líderes acertaron a encontrar el
camino de la transición. Los líderes que pasaron la criba de las primeras elecciones
fueron aquellos que supieron prestar más atención a las precauciones y cautelas
de un electorado que no estaba dispuesto a arriesgar su estatus económico en
apuestas de dudosa eficacia. Ello explica las rectificaciones en las estrategias y la
dificultad de mantener sus iniciativas reformistas y rupturistas. Al final, ni la reforma
terminó como deseaban los aquéllos, ni la ruptura funcionó como esperaban éstos.
Esto tuvo dos implicaciones: la reforma fue más allá de lo previsto (dando lugar a
una Constitución homologable con Europa) y la imposibilidad de ruptura evitó la
repetición de algunos errores de los 30s.
7.2/
EL PROBLEMA
DE INVESTIGACIÓN
EL PERIODO
ENTRE TRANSICIONES
(1982 – 2011)
¿El señor X?
Curso Académico 2018-2019
113
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
ANTÓN GONZÁLEZ
TRANSFORMACIÓN DEL SISTEMA POLÍTICO
GUERRERO
EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XXI
Segundo de Bachillerato
7.2.1/
EL PERIODO
ENTRE TRANSICIONES
(1982 – 2011)
PARTIDO PREDOMINANTE
Y BIPARTIDISMO
(1982 – 1996)
el voto ideológico
3. UCD. UCD era consciente que su posición central constituía su principal activo
político, la cual devino en el objetivo de cinco partidos con diferentes connotaciones
ideológicas, aunque esto no aliviase la orfandad de un votante de centro a merced
del PSOE. AP pasó de la marginalidad a principal partido de la oposición.
Este intercambio electoral explica el fuego cruzado que presidió las elecciones de
la alternancia en los 90s entre:
(a) Una oposición a la ofensiva que había conseguido unificar el voto de centro-
derecha y se encontraba en un entorno mediático polarizado predispuesto a
colaborar en operaciones de acoso y derribo; y
(b) El efecto de las políticas sociales implantadas durante la etapa socialista. Dado
que la corrupción no llegó a ocupar el centro de la agenda política de los
ciudadanos, ganó quien apostó por el apoyo a las políticas sociales implantadas
por los socialistas y la desconfianza hacia el PP. Ambos factores atenuaron el
impacto electoral de los escándalos.
El ideal era buscar un mensaje común a todas las clases socioeconómicas y una
imagen de centro. Para ello primaban la agregación de demandas de amplia
aceptación social y la figura del líder o candidato, una personalidad fuerte con
buenas capacidades comunicativas. El desarrollo y aplicación
del MARKETING político y de una estructura capaz de responder a las cada vez
más costosas campañas electorales ha sido una tarea fundamental para todas las
organizaciones. La aparición y buena imagen en los medios de comunicación se
vuelve más útil que una gran actividad, lo que en muchas ocasiones ha tendido a
marginar a la sociedad civil de la participación en las estructuras políticas.
El partido del Gobierno, UCD, sufrió una catástrofe electoral al pasar del 35% al 7%
de los votos. Los centristas quedaban reducidos a una docena de escaños en las
Cortes y el partido se disolvería unos meses después. El otro gran perdedor fue sin
lugar a duda el PCE, que vio cómo desaparecía más del 80% de su representación
parlamentaria. Santiago Carrillo, su secretario general, dimitió. Pero no solo por
grandes derrotas se caracterizó la convocatoria. AP, con muchas incorporaciones
de UCD, lograba convertirse en el principal partido de centroderecha; con
un 27,02% del voto, pasaba a liderar la oposición, aunque aún muy lejos de poder
considerarse una alternativa real. Al otro lado del espectro, PSOE capitalizó casi la
mitad de los votos, lo que hizo que se alzara definitivamente con el dominio de la
centroizquierda y una clara mayoría absoluta.
Las elecciones de 1989, aunque ampliamente ganadas por tercera vez consecutiva
por los socialistas (con un 40,18% del voto), supusieron el inicio de una nueva
etapa. Los problemas de corrupción y liderazgo eran cada vez más evidentes en el
PSOE, y tanto a la derecha como a la izquierda del tablero sus rivales ganaban
peso político.
En los primeros noventa, el agotamiento tras casi diez años de gobierno era más
que evidente. La competencia electoral, que hasta entonces siempre favorable al
partido, daba ya claros indicios de cambio. La actitud de los españoles hacia la
capacidad de gestión del Gobierno era cada vez más crítica y los datos
macroeconómicos tampoco ayudaban. Un capítulo aparte merecerían los casos
de terrorismo de Estado (los GAL) que perseguirían al Gobierno y a González
durante estas últimas legislaturas, demasiado incluso para el carisma del
presidente y una estructura tan bien asentada como la socialista.
En 1993 el PSOE obtenía una nueva victoria, aunque esta vez lejos de la mayoría
absoluta y ante un PP muy reforzado. Durante la cuarta legislatura de González, el
Gobierno en minoría tendría que buscar apoyos en distintas fuerzas nacionalistas,
como PNV o CiU. El PP había concluido con éxito su proceso de refundación
absorbiendo a pequeños partidos regionales de centroderecha con la idea de
ocupar de manera definitiva el espacio electoral que UCD había dejado libre hacía
años. Aunque finalmente no consiguió ganar las elecciones generales, la fuerte
oposición al Gobierno logró que un año más tarde se colocara como primera fuerza
en las elecciones europeas.
índole nacionalista y regionalista, como CC, PNV y CiU. Los electores confiaban en
una nueva organización para el gobierno de la nación. Se iniciaba así un nuevo
periodo de la historia política reciente en el que dos partidos competirían cara a
cara por el triunfo electoral.
7.2.2/
EL PERIODO
ENTRE TRANSICIONES
(1982 – 2011)
BIPARTIDISMO
(2000 – 2011)
el voto económico
El milagro soy yo
TRANSFORMACIÓN DEL SISTEMA POLÍTICO
GUERRERO
EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XXI
Segundo de Bachillerato
I love me
No hay crisis…
…estamos en la Champions
de la Economía
Curso Académico 2018-2019
129
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN
ANTÓN GONZÁLEZ
TRANSFORMACIÓN DEL SISTEMA POLÍTICO
GUERRERO
EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XXI
Segundo de Bachillerato
Hasta el 3 de marzo de 1996, la oposición (ya fuera bajo las siglas de AP o del PP)
no se convertiría en Gobierno. El partido refundado tras años de crecimiento
lograba derrotar al PSOE. En palabras del expresidente socialista Felipe
González, una dulce derrota daba por apenas 300.000 votos la presidencia a José
María Aznar, quien iniciaba una nueva legislatura con el apoyo de CiU, el PNV y
CC. Entre tanto, los socialistas se veían forzados, por primera vez en mucho
tiempo, a reconocer los fallos que los habían llevado a la derrota y tratar de
recomponer el partido como una opción ganadora.
En IU, la fuerza que podía disputar por la izquierda el electorado perdido del PSOE,
tampoco acababan de cerrarse las tensiones. La idea de otro gran competidor
electoral no parecía fraguar. Las dificultades del sistema electoral español y la
constante guerra interna se encargaron de alejar a IU de una posición de relevancia
nacional. Los críticos, ahora agrupados en torno a Nueva Izquierda (NI, a partir de
ahora) y constituidos como partido dentro de la organización, no compartían la línea
seguida por la dirección. En 1997 las tensiones eran ya irreconciliables y NI optó
por la escisión. También se rompía durante este año con Iniciativa per Catalunya,
que hasta el momento había sido la marca de la coalición en Cataluña.
Con esta situación tan precaria de sus rivales y tras un Gobierno que había ayudado
a que muchos olvidaran la imagen negativa y reaccionaria asociada a Manuel Fraga
y AP, Aznar y el PP volvían a ganar las elecciones de 2000 con una clara mayoría
absoluta (45,56% del voto). El PP lograba ampliar de forma considerable el número
de sus electores; quedaba clara la importante base social que había logrado
congregar el partido. No obstante, la nueva legislatura no fue tan apacible como la
Tres días después, un renovado PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero a la
cabeza se imponía, sin llegar a la mayoría absoluta, en las elecciones. El modelo
había funcionado a la perfección: lo perdido por el PP era ganado por el PSOE, con
el resto de los partidos muy alejados en la pugna electoral.
7.2.3/
EL PERIODO
ENTRE TRANSICIONES
(2011 – 2014)
¿PARTIDO PREDOMINANTE?
(2011 – 2014)
el voto globalizado
Un tecnócrata al que
a.
le incomodaba la Política
existía poco margen para que las medidas adoptadas tuvieran efectos positivos
pre-electorales. La economía se estancó en los cinco millones de parados, lo que
propició un escenario electoral centrado en la crisis. Pese a los intentos de Zapatero
por presentarse como adalid de las reformas, no pudo contrarrestar la imagen de
un gobierno sin rumbo que condujo a la implosión del electorado socialista. El 2011
fue un año de severas derrotas socialistas en las sucesivas convocatorias
electorales.
Todos los partidos políticos españoles entendieron desde muy pronto que debían
ser organizaciones de intermediación entre las instituciones y las demandas
ciudadanas y han desarrollado estructuras que les permitieran ser permeables a
estas. Al fin y al cabo, la exigencia de la competencia electoral les hace tener
siempre un ojo puesto en los movimientos y exigencias del tejido social, que en los
últimos años se ha vuelto más heterogéneo y complejo. El recurso a la demoscopia
Los partidos han buscado a la sociedad de puertas para afuera, pero también han
tratado, con mayor o menor fortuna, de aumentar los incentivos a la afiliación como
miembros del partido. Si se lograba una militancia amplia y heterogénea, el partido
podría reproducir en su seno una imagen parecida a la sociedad en su conjunto.
España es tradicionalmente uno de los países europeos con menores tasas de
afiliación partidista; aunque partidos como el PP aseguren que el porcentaje de sus
afiliados ha crecido con los años, es bastante difícil corroborar de manera efectiva
estos datos. Lo que sí es cierto es que, especialmente en los partidos de izquierdas,
se han ampliado tanto sus derechos estatutarios como las iniciativas para la
participación. En el PP, aunque la figura del afiliado también ha ganado peso, no
se han especificado tan explícitamente los mecanismos de participación.
Por ello, no sorprende que nuevas demandas y organizaciones irrumpan con fuerza
en el escenario y planteen situaciones hasta ahora inimaginables.
7.3/
EL PROBLEMA
DE INVESTIGACIÓN
Y LLEGÓ PODEMOS…
LA SEGUNDA TRANSICIÓN
Sí se puede
EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XXI
Segundo de Bachillerato
vivir en un chalet
de 800.000 euros
Los nuevos actores que intentan conectar con el sentir ciudadano amenazan este
reparto clásico y el constante bipartidismo imperfecto. Ese sistema dónde PSOE y
PP, al estilo del turnismo de Cánovas y Sagasta propio del caciquismo del siglo
XIX, siempre habían logrado ostentar el poder tras la primera legislatura
democrática, solos o apoyados por partidos autonómicos, se encuentra hoy en
entredicho.
¡Hasta los clivajes (escisiones del voto) más básicos sobre los que los partidos
construían su razón de ser (es decir, ideología y ámbito territorial de influencia
política) parecen cosa de otro tiempo! Pensemos en el característico eje de
representación izquierda-derecha, donde un supuesto centro y dos extremos
permitían situar a las diferentes fuerzas del espectro político, que incluso se
definían según estas categorías ideológicas. El centro era presentado en diversas
ocasiones como el ideal y mayor aglutinador de consenso y voto posible. Partidos
como UPyD, fundado en 2007 en torno a la figura de la exsocialista Rosa Díez,
buscaron desde un primer momento arrogarse ese centro político negando ser de
izquierdas o de derechas, pero reconocían ese eje de distribución. No obstante,
elementos ajenos al sistema de partidos parecen haber logrado dinamitar en buena
medida esta dicotomía de identificación política.
Acontecimientos como el 15M, en los que los ejes de izquierda y derecha cedieron
paso a la construcción de identidades políticas en torno a ideas como Somos el
99% (con lo que se daba a entender que la disputa se centraba en una multitud
empobrecida por unos pocos enriquecidos), o Democracia Real Ya, que
denunciaba que el actual sistema de representación aleja a la ciudadanía de unas
instituciones que ya no le pertenecen. Ambos son muestras de una impugnación
absoluta a los dos grandes partidos (PP y PSOE), considerados como los
principales responsables de la situación política y económica de España. Estas
proclamas, ampliamente apoyadas entre la sociedad española, marcaron de forma
inequívoca nuevas fronteras sobre las que construir el campo de juego político. Y
parece lógico pensar que nuestro sistema de partidos politicos también debía de
adaptarse de alguna manera.
Seguramente, la mejor forma de responder a esta cuestión es saber qué dicen los
datos y cómo el sistema electoral ha transformado o transformará los deseos
ciudadanos en diputados. Por tanto, la pregunta a responder es: ¿qué está pasando
en España desde el punto de vista de la opinión pública?
La manifestación en Madrid, que transcurría pareja a varias decenas más por otras
ciudades españolas, finalizaba su recorrido en la Puerta del Sol, lugar icónico de la
capital. Allí, una minoría, antes que regresar a casa, decide acampar. Aquel hecho,
más allá del simple simbolismo, no supuso nada. Sí lo hizo la desmedida represión
policial durante la noche (ya 16 de mayo). Carreras, mobiliario por los suelos y
detenciones dieron al traste con el precario campamento, creyendo que la
intervención sería suficiente para disuadir acciones similares. Un error
imperdonable. El movimiento de los indignados, aglutinado en la plataforma
¡Democracia Real Ya!, volvió a llenar Sol el día 17 con cerca de 10.000 personas.
El campamento se erigió de nuevo y la policía lo deshizo como la noche anterior.
6. DE LAS PLAZAS A LOS PLATÓS DE TELEVISIÓN. El 15M nunca tuvo una gran
longevidad, dada la anestesia generalizada de la opinión pública, acostumbrada al
sistema bipartidista no solo político, sino también mediático. En cierto modo el
primer fracaso se dio aquel 22 de mayo electoral, cuando el PP (partido que
aglutinaba a prácticamente todo el espectro de la derecha) se alzó con una
aplastante victoria. Electoralmente el bipartidismo había aguantado con solvencia
el envite, y partidos llamados entonces regeneracionistas (UPyD), habían sido
incapaces de pescar en el descontento a pesar de llevar un mensaje relativamente
parecido en algunos puntos a los que propugnaba el 15M.
Sin embargo, era curioso observar cómo ninguna opción política estaba siendo
capaz de canalizar unas demandas que resultaban un evidente clamor popular. Ni
siquiera IU, partido histórico de la izquierda, supo (a pesar de que lo intentó) atraer
a los indignados. Aunque el bipartidismo tenía todavía buena salud, había quedado
un nicho electoral abierto. Los recortes en servicios públicos habían sido leoninos,
la crisis de deuda había puesto a la economía española contra las cuerdas y los
casos de corrupción afloraban (y continúan haciéndolo) por toda la geografía
española. La gente estaba harta de los políticos y harta de que con su dinero se
rescatase a unos bancos que con su gestión habían arrastrado al país a una
burbuja inmobiliaria del tamaño de un zepelín.
Durante cierto tiempo se llegó a pensar que el 15M quedaría en un limbo del
inconformismo político, una tierra de nadie por la que ninguna formación querría
pelear mientras el sistema bipartidista aguantaba con algo menos de potencia. De
hecho, la contundente victoria del PP en las elecciones generales del 20 de
noviembre de 2011 evidenció lo que se empezaba a sospechar: había bipartidismo
para rato. Sin embargo, el ejercicio de gatopardismo del PP no hizo sino agravar la
situación que ya se venía arrastrando: más recortes, un rescate encubierto y más
casos de corrupción, todo ello avalado por una mayoría absoluta que en la práctica
suponía un rodillo legislativo.
Por aquellos años y en lo que venía siendo una televisión de impacto reducido (por
no decir marginal) como era TeleK, un tal Pablo Iglesias conducía un espacio de
debate político llamado La Tuerka, con una línea marcadamente de izquierdas. Por
allí aparecía con frecuencia otro colega de la Facultad de Políticas de la
Complutense, Juan Carlos Monedero. Este programa, de emisión semanal,
además de servir como punto de convergencia de algunos intelectuales de
izquierda de esos años, supuso un gigantesco entrenamiento mediático para
Iglesias, algo que con el tiempo se demostraría fundamental.
En 2013 Pablo Iglesias daría el salto de manera fugaz a los canales del TDT party,
de público principalmente conservador pero también con cierto punto de
desencanto contra el sistema. Sería en la cadena Intereconomía donde, según sus
palabras, cruzaría las líneas enemigas. Su presencia allí tenía una finalidad similar
a la de un saco de boxeo en un gimnasio; una figura tan de izquierdas fácilmente
Tal fue el éxito que pronto otras cadenas de primera línea empezaron a llamar al
futuro líder de Podemos. En Cuatro y en La Sexta, canales de planteamientos de
centro-izquierda, empezó a ser habitual ver y escuchar a Iglesias. En cierto modo
tenía rasgos de moda: su estatus de profesor universitario compensaba una
apariencia desaliñada y la continua apelación a planteamientos de sentido común
y sus constantes ataques a las élites y al bipartidismo hacían que además de
influencia, gozase de cierta popularidad. Poca gente lo sabía, pero el populismo
latinoamericano había llegado a la televisión española.
La desafección con el sistema político era tan grande y las perspectivas de futuro
tan negativas que conformarse como una alternativa fuera de lo tradicional podía
ser una jugada exitosa. Si además cogían con el pie cambiado a Populares y
Socialistas (algo muy probable dado el anquilosamiento y la escasa competitividad
Ante partidos muy jerarquizados, la formación morada propuso los círculos (grupos
asamblearios), sectoriales y geográficos, una maniobra tanto de expansión
territorial como de precaria captación de cuadros medios en una estructura
decisoria piramidal.
Las elecciones europeas de mayo les dieron 1,2 millones de votos y cinco
eurodiputados, sobrepasando con creces los entre cero y un asientos que
pronosticaban las encuestas. La fisura en el sistema era ya una grieta; para los
partidos tradicionales, una herida abierta. Lejos de caras sonrientes y objetivos
satisfechos, aquella noche electoral fue para los dirigentes y simpatizantes de
Podemos la primera batalla ganada en lo que pretendían sería una larga guerra.
Cinco asientos en Estrasburgo eran algo simbólico; los números que les avalaban
no. El punto de mira estaba en España, en las municipales y autonómicas del año
siguiente y en las previsibles generales de las Navidades de ese 2015. Podemos
salía a ganar y pretendía cumplir lo imposible: revertir tres décadas de sistema
político en menos de dos años a base de televisión, redes sociales y golpes
electorales intermedios.
Por aquellos meses nada se sabía (no aparecía en las encuestas) otro partido que
posteriormente ha sido clave en el juego político como es Ciudadanos. Solo seis
meses antes de que Podemos rozase el cielo en los sondeos, el presidente del
Banco Sabadell propugnaba un Podemos de derechas. Sin que eso llegase a
existir, a partir de entonces Ciudadanos comenzó a ser visto más que como una
alternativa a Podemos, una alternativa al PP; sustituir el mamotreto democristiano
por una formación de corte liberal más y mejor adaptada al siglo XXI, apetecible
para aquellos sectores incapaces de votar a un PP enfangado en la corrupción pero
temerosos de un Podemos al que ya se le acusaba de neocomunista y que
empezaba a ver aflorar sus primeros casos de (pretendida) corrupción.
Así, con el paso de los meses, lo que los morados etiquetaban como el régimen del
78 acabó contraatacando precisamente en el único punto donde Podemos
flaqueaba: los medios de comunicación.
Aun así, el nuevo partido estaba lejos del óptimo en su pretendida centralidad.
Demoscópicamente hablando, Podemos estaba pasando de ser un atrapalotodo a
fortalecerse y debilitarse en sectores muy concretos. A principios de 2015 la
tendencia ya marcaba una serie de pautas claras: entre los jóvenes, los
estudiantes, las rentas medias y altas, los profesionales liberales y la gente con
cierto nivel de estudios, los morados pujaban con fuerza por la primera plaza. A ello
se le añadía además una impronta eminentemente urbana. Se empezaba a gestar
así una de las primeras rupturas que Podemos ha conseguido: la del campo-ciudad.
Los días como primer partido en las encuestas habían pasado, y ahora se
encontraba basculando entre la segunda y la tercera posición, compitiendo con el
PSOE por colocarse a la zaga del PP. En otro giro de timón, el partido (o más bien
Iglesias) había abandonado la estrategia de amplio espectro para buscar la
hegemonía en la izquierda. Por medio quedaban dos partidos muy tocados pero no
hundidos, IU, en mínimos históricos y al borde del colapso, y un PSOE inmerso en
refriegas internas que veía acercarse a la locomotora morada sin posibilidad de
apartarse. La intención podemita era apuntillar a los primeros para forzar su
desaparición (o su absorción) y relegar a los socialistas a la tercera plaza, un lugar
que en la práctica también supondría la muerte de la formación.
Por aquellos meses entra también con fuerza la cuestión de Cataluña. Los llamados
partidos soberanistas (partidarios de la independencia) cada vez tienen más fuerza
ante el declive electoral de las formaciones constitucionalistas. Este desequilibrio
en la balanza a favor de los independentistas contrasta con la inacción que se tiene
en el Gobierno, primero de Mariano Rajoy y el PP, y ahora de Pedro Sánchez y el
PSOE . El camino de los independentistas no tiene demasiado recorrido y
electoralmente al PP y al PSOE le beneficia la situación para vender un mensaje
de miedo con la ruptura de España y la necesidad de estabilidad como centro. Sin
embargo, Podemos entra en semejante barrizal para plantear una tercera opción:
el referéndum. Avalado por el caso escocés, la formación morada comienza a
defender una votación de autodeterminación en Cataluña para zanjar el debate.
Saben que constitucionalmente es imposible (hace falta una reforma de la Carta
Magna y no tienen mayoría para ello), pero abren una lata que si bien les hace
perder apoyos en el centro peninsular, catapulta su popularidad en las llamadas
comunidades históricas, más proclives a sentimientos nacionalistas, como
Cataluña, País Vasco y Galicia. Se empieza a producir así la segunda ruptura de
Podemos: centro-periferia.
La campaña electoral que vendría entonces sería una guerra sin cuartel. Podemos
juega constantemente las cartas de la connivencia del PP y el PSOE con los
grandes poderes económicos, los recortes sociales, el interminable abanico de
casos de corrupción y la responsabilidad de haber dejado un país de desempleo
desorbitado, empleo precario, pobreza y dos millones de emigrados. Sus deseos
de sustituir al PSOE como referencia en la izquierda son evidentes y a la vez
discretos. Desempolva el manual de la socialdemocracia de los setenta y ochenta
y genera un mensaje que apela a las emociones, a la construcción de lo que
Podemos llama pueblo frente a un PSOE sin rumbo y lo que es peor, sin identidad
propia diferenciable del PP.
De igual modo, ante unas encuestas que les daban una tendencia ascendente,
Podemos enlaza un mensaje de remontada para no verse confinados a la tercera
plaza. Su postura de máximos (el mensaje desde 2014 es que su objetivo es ser
primera fuerza) les ponía en una situación complicada como medalla de bronce, y
cualquier intento de adelantar a los socialistas era un balón de oxígeno. Con todo,
Aquellas elecciones invernales fueron una decepción general. Los unos porque
habían comprobado su enorme retroceso electoral; los otros porque habían recibido
menos votos de los que su apetito político demandaba. Además, las matemáticas
hablaban solas: tocaba pactar.
Queda por saber cómo el electorado se tomó aquel juego de los morados con los
socialistas. En otro movimiento de estrategia, Podemos apelaba a un gobierno de
mayoría de izquierdas. Abandonaba así el eje vertical que ellos mismos inventaron
para recaer en el horizontal con la intención de empujar al PSOE por el barranco.
Bien es cierto que en el Día de la Marmota particular que vive España en el plano
electoral, Podemos, como las otras formaciones, podría tener una tercera
oportunidad de asaltar la segunda plaza. Sin embargo, ya se ha instalado en parte
esa sensación de techo de cristal, una barrera invisible que forma la ley electoral,
el bombardeo mediático y las trincheras demográficas impermeables al mensaje de
Podemos, caso de la tercera edad. El partido, tras dos tropiezos relativamente
severos en su trayectoria, se enfrenta ya a varios dilemas internos, a una
deslegitimación parcial de su líder y a profundas luchas internas por reorientar el
rumbo de la formación.
El principal debate sobre la mesa tiene como centro el llamado carril largo, una
necesidad imperiosa para Podemos dentro de su construcción del mensaje
populista pero un proyecto totalmente incompatible dentro de un escenario de
continuas citas electorales y repetidos intentos de asalto del poder. Tiempo, en
definitiva, es a lo que aspira tener el proyecto morado y tiempo es precisamente de
lo que carece en sus objetivos más inmediatos y más importantes en la agenda del
partido. Ese lento pero inexorable avance a largo plazo es lo que siempre ha
planteado Errejón, el número dos de la formación y mente pensante del partido. Sin
embargo Iglesias ha priorizado ante todo la racha de victorias electorales, el ganar
a toda costa y en el espacio más corto de tiempo posible.
cambio social, una guía acorde a sus intereses que acabase por hacer coincidir el
discurso del partido con las demandas y valores que tiene la sociedad, favoreciendo
la consolidación de los morados como partido hegemónico. En cierto sentido esta
visión tiene un lado perverso. Moldear la sociedad al antojo ha sido una constante
a lo largo de la historia en gobiernos de toda condición, a menudo amparados en
el nacionalismo o en un ideal marxista. En absoluto quiere decir esto que sea una
causa efecto irremediable; es una posible salida, no la única. Y es que sería
tremendamente ilusorio pensar en la perversión de esta posibilidad sin considerar
que ya existe una hegemonía cultural plenamente asentada en los países del
mundo occidental como es la del neoliberalismo globalizador, con sus pros y sus
contras. La reacción a esta hegemonía explica en buena medida tanto el fenómeno
de Podemos como el auge del Frente Nacional en Francia o el de Trump en Estados
Unidos.
8/
BLOQUE DE CONTENIDO III
ENFOQUE METODOLÓGICO
Y
DISEÑO DE INVESTIGACIÓN
8.1/
PRIMERA HIPÓTESIS
¿EXISTE LA
NUEVA POLÍTICA?
En caso afirmativo:
¿Cuáles son sus efectos sobre
las preferencias electorales
y la representación parlamentaria?
La noción de Vieja Política debe entenderse y por tanto, definirse por oposición a
la de Nueva Política. Hay que pensar que, si se habla de Nueva Política es gracias
al relato proyectado por los expertos en Márketing y Comunicación Política de
Podemos y Ciudadanos. Por tanto e incluso implícitamente, si se admite la
existencia de una Nueva Política, sí o sí, debe existir una vieja (la Vieja Política). Y
por tanto, necesariamente, desde la lógica del mercado electoral, imbuida de toda
una serie de connotaciones negativas. ¿Cabría esperar que Coca-Cola hablase
bien de Pepsi? Por eso la Vieja Política es el Régimen del 78. El bipartidismo: PSOE
y Partido Popular. Las injerencias de los poderes fácticos de carácter económico
sobre la esfera política. Y un larguísimo etcétera.
2. HIPÓTESIS.
Si, como plantea Podemos y Ciudadanos, a partir del 15M, se inicia en España una
Segunda Transición Política de la que emerge una Nueva Política, que vendría a
sustituir a la Vieja Política, derivada de lo que se ha denominado el Régimen del
78, entonces resulta plausible plantear que el Mapa Bifactorial de Ubicación
Ideológica de los Partidos Políticos en España, como reflejo de nuestro Sistema de
Partidos Políticos en cada momento histórico, debería reflejar dicha evolución,
cuando se compare su estructura y distribución (en número de votos y en número
de escaños) en los dos periodos resultantes de ubicar estos hitos en un cronograma
histórico.
3. VARIABLES.
Desde la perspectiva del tipo sistema de partidos políticos en que operó nuestro
sistema político a lo largo de estos 34 años, este periodo se caracterizó por un
sistema de bipartidismo imperfecto (entre 1977 y 1982) y un sistema de partido
predominante (entre 1982 y 2011).
Desde la perspectiva estrictamente electoral, esta primera fase incluye las once
convocatorias de elecciones generales celebradas entre el mes de junio de 1977
y el mes de noviembre de 2011.
Desde la perspectiva del tipo sistema de partidos políticos en que operó nuestro
sistema político a lo largo de este trienio transformador, este periodo se
caracterizó por mantener el sistema de partido predominante del periodo
precedente, si bien, a diferencia de éste y como consecuencia de la mutación y
transformación en partidos políticos de lo que hasta ese momento habían sido
tanto, podría afirmarse que esta tercera fase implica el tránsito de las sedes a
los escaños.
1. Muestra;
2. Análisis de datos;
3. Indicadores estadísticos;
4. Presentación de resultados;
5. Interpretación de resultados y conclusiones;
6. Revisión crítica de los resultados; y
7. Nuevas preguntas de investigación.
4.1. MUESTRA. La muestra de datos objetivos sobre los que se ha trabajo esta
primera hipótesis se ha focalizado en los resultados electorales al Congreso de los
Diputados (Cámara Alta) de los diferentes partidos políticos, quedando conformada
por el escrutinio oficial realizado por el Ministerio del Interior en cada una de las
elecciones generales celebradas en España entre 1977 y 2011. Más
concretamente y en relación al primer periodo estudiado (Situación Inicial), las once
convocatorias de elecciones generales han sido las siguientes:
Por otro lado y en relación al tercer periodo estudiado (Situación Actual), las dos
convocatorias de elecciones generales han sido las siguientes:
Todos los datos objetivos que han conformado esta muestra se adjuntan para su
consulta en el Anexo 1 de este trabajo.
4.2.1. EJE VERTICAL (EJE Y): ÁMBITO TERRITORIAL. Este eje analítico toma
como referencia conceptual lo que se ha denominado nuestro Estado de las
Autonomías, etiqueta que viene a definir los principios programáticos
establecidos en el Título VIII de la Constitución Española de 1978 y que regula
nuestra Organización Territorial del Estado (quince Comunidades Autónomas y
dos Ciudades Autónomas). Así pues, esta primera dimensión de análisis clasifica
a los diferentes partidos políticos que han concurrido a cada una de las
elecciones generales estudiadas en función de su área geográfica de influencia
política, es decir, diferencia entre partidos políticos de ámbito autonómico (por
ejemplo, Coalición Canaria), tendentes al nativismo y ubicados próximos al
origen de coordenadas y partidos políticos de ámbito nacional (por ejemplo,
Partido Popular), tendentes al cosmopolitismo y más distales respecto del origen
de coordenadas.
¿O de izquierdas o centro-izquierda?
¿O de derechas o centro-derecha?
Por sorprendente que pueda parecer, hoy encontramos actores políticos que
responderían afirmativamente a todas y cada una de estas opciones. Esto hace
que, sin duda, ésta sea una de las preguntas del millón de nuestro actual sistema
político y por extensión, de nuestro sistema de partidos políticos.
Sus afiliados, votantes y simpatizantes, muy posiblemente, nos dirían que son un
partido político de centro.
De estos barómetros del CIS pueden extraerse tres conclusiones que justifican
este planteamiento:
(Fuente: SOCIOMÉTRICA)
(Fuente: SOCIOMÉTRICA)
Estos datos no casan con los generales analizados antes (ver Gráfico 21). La
conclusión es clara: mientras a ojos de los electores Ciudadanos es un partido
de centro-derecha o de derechas, para los votantes de Rivera la formación ocupa
la centralidad del tablero político. Quienes más a la derecha emplazan a
Ciudadanos son los partidos independentistas, como Esquerra Republicana de
Catalunya, que clasifica al partido de extrema derecha (8,76); o Democracia i
Llibertat, la nueva Convergencia, que también lo entiende como un partido
claramente de derechas (8,48). Una valoración lógica, sobre todo desde que Inés
Arrimadas ejerce de líder de la oposición en el Parlament de Cataluña y es su
partido el que defiende la unidad de España en una cámara autonómica que pide
la desconexión. También los partidos de izquierdas sienten a la formación
naranja como un partido de derechas, sobre todo los socios territoriales de
Podemos.
- Por último, el credo liberal que alienta Rivera es el que tiene más
seguidores entre los votantes, tras el conservador y el socialista. Así se
definen más del 10% de los electores de Rajoy o de Iglesias. Un caladero
de dos millones de electores que, junto a los tres que ya atesora Ciudadanos,
dejarían a este partido a la par que PSOE y Podemos. Además, un 20% de
los jóvenes se definen como liberales y sólo el 7,4% como conservadores.
Liberal parece ser, pues, una apuesta de futuro.
Este barómetro fue la primera encuesta electoral del CIS tras la destitución
del Govern de la Generalitat, la aplicación del 155 y las elecciones catalanas
del 21-D. La oleada de octubre de 2017 se realizó después del referéndum
del 1-O, pero antes de la declaración unilateral de independencia. El CIS
confirmó la progresión de Ciudadanos que venían anunciando otros sondeos
por el efecto Arrimadas, pero minimizó, de momento, las posibilidades
de Albert Rivera de disputar la victoria en unas elecciones generales. La
encuesta registró caídas del Partido Popular y del PSOE y no detectó un
hundimiento de Podemos después de la crisis catalana. De hecho, la
formación de Pablo Iglesias subió medio punto con respecto al barómetro de
octubre de 2017. Así las cosas, en ese momento, el Partido Popular volvería
a ganar las elecciones con el 26,3% de los votos. El PSOE hubiese obtenido
el 23,1%; Ciudadanos, 20,7%; y Unidos Podemos, 19%.
𝑉𝑠𝑖 − 𝑉𝑠𝑎
𝐸𝑒 = ⌈ ⌉ 𝑥 100
𝑉𝑠𝑖
dónde:
Ee es la Variación en Votos;
Vsi son los Votos Obtenidos en la Situación Inicial
(Vieja Política); y
Vsa son los Votos Obtenidos en la Situación Actual
(Nueva Política)
𝐸𝑠𝑖 − 𝐸𝑠𝑎
𝐸𝑝 = ⌈ ⌉ 𝑥 100
𝐸𝑠𝑖
dónde:
Vp es la Variación en Escaños;
Esi son los Escaños Logrados en la Situación Inicial
(Vieja Política); y
Esa son los Escaños Logrados en la Situación Actual
(Nueva Política)
El valor +1 o cerca, tenemos una correlación positiva perfecta, esto es, una
relación directa entre las variables: el índice indica una dependencia total
entre las dos variables denominada relación directa: cuando una de ellas
aumenta, la otra también lo hace en proporción constante, y viceversa.
Un valor tal que 0 < r < 1, significa que existe una correlación positiva,
aunque imperfecta.
El valor -1 indica correlación negativa, o sea, una relación inversa entre las
variables: cuando una aumenta, la otra disminuye y viceversa.
Un valor tal que -1 < r < 0, significa que existe una correlación negativa
imperfecta.
Por último, si r = -1, existe una correlación negativa perfecta. El índice indica
una dependencia total entre las dos variables llamada relación inversa:
cuando una de ellas aumenta, la otra disminuye en proporción constante.
8. El Índice de Correlación de Pearson (r) entre la serie de datos relativa a los votos
logrados en cada cuadrante durante el periodo de la Vieja Política y la serie de
datos relativa a los votos logrados en cada cuadrante durante el periodo de la
Nueva Política es de 0,8674 (ver Figura 5).
Estos datos son datos promedio de cada uno de los periodos estudiados
Estos datos son datos promedio de cada uno de los periodos estudiados
4. Contraste de la hipótesis.
Por lo tanto y dado que resulta más fácil descartar la validez de una hipótesis
que probarla, en lugar de concluir que la evidencia prueba de forma
concluyente que estas hipótesis formuladas no son correctas, lo único que
se concluye aquí es que, simplemente, la evidencia obtenida no concuerda
con dichas hipótesis.
Por tanto, entre estas dos variables (venta de helados y nivel de sudoración) hay
una correlación positiva.
Obviamente, no.
Que exista una correlación positiva entre ambas variables no significa que,
necesariamente, una dependa de la otra. De hecho, ambas dependen de una
tercera variable: el incremento de las temperaturas. Tanto la venta de helados,
como el nivel de sudoración dependen, simplemente, del calor que haga.
También se ha dicho que muchos actores políticos (desde partidos políticos hasta
medios de comunicación, pasando por grupos de interés o afiliados, votantes,
No contento, este mismo observador externo, también podría argumentar que este
trabajo de investigación está realizando inferencias injustificadas, no solo en base
a toda una serie de datos estadísticos, sino también en la extrapolación indebida
de una realidad concreta no extrapolable. De ser cierta, esta crítica metodológica
pondría de manifiesto que este trabajo de investigación está incurriendo en una
segunda falacia de argumentación a la que los metodólogos denominan falacia de
composición.
Por su parte, el Índice de Correlación de Pearson (r) entre la serie de datos relativa
a los escaños logrados en cada cuadrante durante el periodo de la Vieja Política y
la serie de datos relativa a los votos logrados en cada cuadrante durante el periodo
de la Nueva Política hubiera sido de 0,9606 y no de 0,9520 como en el supuesto
anterior es de 0,8733 (ver Figura 33).
EN UN BIPARTIDISMO FRAGMENTADO?
Entre tanto también, lo que sí es una realidad empírica incontrovertible son las
elecciones generales celebradas en diciembre de 2015 que supusieron un cambio
de calado en nuestro sistema de partidos políticos (ver Gráficos 10 y 11). Sólo un
dato: la suma de los votos recibidos por los hasta entonces dos principales partidos
políticos (PP y PSOE) pasó de prácticamente 18 millones de votos a casi 12,8
millones de sufragios, cifras que supuso pasar del 72,45% al 50,25% de los votos
válidos emitidos. Nuestro sistema de partidos políticos, tradicionalmente orientado
a un bipartidismo imperfecto o de partido predominante, parece haber pasado a ser
un sistema multipartidista o, alternativamente y si se prefiere, a un bipartidismo
fragmentado, como señalan algunos politólogos, con cuatro fuerzas implantadas en
todo el territorio nacional.
(Fuente: EL PAÍS)
(Fuente: EL PAÏS)
LO QUE ESTÁ POR PASAR. Por otro lado y con respecto a lo que está por pasar,
según el barómetro de mayo de 2018 elaborado por Metroscopia (ver Gráficos 14,
15 y 16), la formación liderada por Albert Rivera era con gran diferencia el partido
más apoyado (con el 29,1% de los votos), si en ese momento se hubiesen
celebrado elecciones generales. En segunda posición estaba Unidos Podemos con
el 19,8% de los sufragios. El PP bajaba hasta el 19,5% y el PSOE quedó último (de
los cuatro partidos) con el 19% de los apoyos. Los resultados de esta encuesta de
Metroscopia no dejaron lugar a dudas y no hacían que prolongar un mes más la
tendencia dibujada desde el otoño de 2017: demoscópicamente y, de momento,
solo demoscópicamente, hasta la celebración de unas nuevas elecciones
generales, los viejos partidos bajan y los nuevos partidos crecen.
(Fuente: EL PAÏS)
En mayo de 2018, el bipartidismo estaba más abajo que nunca. El sondeo del CIS
de ese mes informaba que la suma de PP y PSOE era de tan sólo el 46% de los
votos, su peor resultado desde que arranca la serie histórica.El clásico bipartidismo
de nuestra democracia llevaba varios años en crisis debido a la irrupción de
Ciudadanos y Podemos, pero lo que ahora se detecta es una nueva fase de esa
convulsión: el PP y el PSOE están convirtiéndose en meros actores secundarios de
la escena política española.
Pero llegó el día 1 de junio de 2018 y con él, la moción de censura al gobierno
presidido por Mariano Rajoy…
(Fuente: EL PAÏS)
8.2/
SEGUNDA HIPÓTESIS
¿CONFIAMOS MÁS
EN LA POLÍTICA?
En caso afirmativo:
¿Cuáles son sus efectos sobre
la percepción de la situación política
y las expectativas políticas?
Es cierto que la corrupción política no es el único factor que influye sobre el nivel
de confianza política de la ciudadanía.
Pero también es cierto que difícilmente podrá aumentar el nivel de confianza política
de la ciudadanía con la densidad de casos de corrupción política por kilómetro
cuadrado a la que estamos acostumbrados en nuestro sistema político.
Por la izquierda y por citar tan sólo algunos de los casos de corrupción más
conocidos vinculados al PSOE:
Por la derecha y por citar tan sólo algunos de los casos de corrupción más
conocidos vinculados al PP:
Caso Rato. El exvicepresidente del Gobierno, del PP, está investigado por en
las irregularidades fiscales derivadas de los negocios particulares del expolítico
del PP y exbanquero y en los sobornos supuestamente cobrados por él en su
época al frente de Bankia. Y también, dentro del caso Bankia, por el uso de las
tarjetas black.
Desde las Comunidades Autónomas y por citar tan sólo algunos de los casos de
corrupción más conocidos vinculados a diferentes ejecutivos autonómicos:
Caso de los ERE. Fraude en la gestión del fondo creado por la Junta de
Andalucía para conceder ayudas socio-laborales a empresas en crisis. De los
746 millones con los que se dotó el fondo, se repartieron irregularmente casi
140 millones, según la investigación. Por este caso están imputados los
expresidentes socialistas andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Desde los Municipios hemos conocido el Caso Malaya. Jesús Gil instauró en
Marbella el mayor caso de corrupción municipal de España. En 2013 el asesor
urbanístico de Gil, José Antonio Roca, que amasó 100 millones, fue condenado a
11 años.
Y, nada más y nada menos, desde la Casa Real hemos conocido el Caso Nòos. En
2016 se juzgó a Iñaki Urdangarin por corrupción y a la infanta Cristina como
cooperadora en dos delitos fiscales.
Ciertamente no.
Que, en los últimos años, nuestra clase política haya experimentado una severa
pérdida de imagen y de credibilidad entre la población, parece fuera de duda.
recientemente, el barómetro del CIS de abril de 2018 (ver Gráfico 33) arrojaba unos
resultados muy similares.
Sin duda, en las democracias consolidadas, los políticos rara vez gozan de una
imagen establemente positiva. Por lo general, su consideración social tiende a ser
ambivalente: fluctúa entre un más o menos respetuoso recelo y un más o menos
reticente reconocimiento de su utilidad como gestores de demandas y conflictos
sociales. Pero gozar de más o menos simpatía y consideración no es lo mismo que
pasarse al lado oscuro, convertidos en uno más de los problemas que lastran la
vida del país.
La mala imagen parece estar refluyendo y cabe pensar que esta evolución guarda
alguna relación con la reorientación de nuestra escena política nacional. Porque el
descrédito de la clase política no solo lo originaron los casos de corrupción por
graves, recurrentes y extendidos que hayan sido. Más bien, éstos vinieron a
consolidar una desafección preexistente que tenía dos grandes causas:
sin duda el dato más relevante por ser el más directamente referible a la clase
política, mientras que un 88% confiaba en el Congreso como institución,
únicamente el 24% lo hacía en los congresistas.
La clase política, con su mal hacer, puede manchar la imagen de todo el sistema
político y desteñirle parte de su descrédito. Pero en una democracia asentada, la
ciudadanía suele tener la suficiente perspicacia para distinguir lo uno de lo otro. Y
así el remedio a la mala gestión política suele ser el relevo no del sistema, sino de
los que lo pilotan.
Desde hace al menos ocho años, en la serie de sondeos Pulso de España que
realiza Metroscopia, ocho de cada diez españoles han podido expresar su
decepción y desapego, no con la actual democracia ni con sus instituciones, sino
con la forma en que se las está haciendo funcionar; no con los partidos políticos en
sí (a los que consideran imprescindibles), sino con el modo en que han venido
funcionando sobre todo en los últimos veinte años.
Son tres los reproches que, de forma masiva y, por tanto, por encima de
alineamientos ideológicos, la ciudadanía dirige a los partidos que han
protagonizado la vida política nacional en los últimos veinte años:
La ciudadanía no entiende que casos de corrupción tan graves como los conocidos
hayan podido perdurar tanto en el tiempo y que, una vez conocidos, se reaccionara
de forma tan blanda y dubitativa como torpe.
Por todo ello, los españoles han venido dejando claro en los sondeos, que el
problema radica en los partidos (ver Gráfico 2) y en su modo de organizarse y
funcionar. Su advertencia, sondeo tras sondeo, ha sido tan clara como recurrente:
o se regeneraban a fondo y de manera creíble, o propiciarían con su voto la
aparición de nuevas formaciones capaces de encarnar la ejemplaridad pública
reclamada y de reeditar el estilo político que un espectacular 84% dice añorar: el
de la Transición.
Con esta noción, que remite a un tiempo que ha quedado mitificado en nuestro
imaginario colectivo, los españoles de cualquier edad u orientación ideológica
aluden a una forma de entender y practicar la política basada en el mutuo respeto,
en la capacidad negociadora, en la altura de miras en aras del bien común y en la
predisposición a reformar y actualizar, en nuestras leyes e instituciones, cuanto
requiera ser reformado y actualizado en función del tiempo nuevo que se abre. Y
como los partidos existentes no han parecido dispuestos en estos últimos años a
encarar decididamente el reclamado proceso de renovación, las miradas de casi
media ciudadanía han acabado volviéndose hacia los ahora llamados partidos
emergentes: Podemos primero y Ciudadanos después. Uno en apenas un año, en
solo unos meses el otro, han logrado darle la vuelta al estado de ánimo ciudadano,
reorientándolo desde la indignación a su oxigenación, lo que ha conllevado, como
cabía esperar, una intensa y aparente reactivación del interés ciudadano por la
política.
Por supuesto, está por ver en qué quedará finalmente toda esta efervescencia
política. Por lo pronto, lo que ya cabe constatarse es el modo ejemplarmente
democrático escogido por los españoles para dar salida a la profunda desafección
que experimentaban respecto de la situación política:
y han dejado clara su preferencia por el retorno al añorado estilo de vida pública
que caracterizó a la Transición, no por aventuras experimentales.
Y nos pregunta si nuestra situación política general nos parece bien, mal o regular:
es decir, nos pide que valoremos y diagnostiquemos el presente.
En caso afirmativo, también cabría cuestionarse si tales efectos han sido de signo
positivo o de signo negativo; esto es, si en los tiempos de la tan cacareada Nueva
Política confiamos más o, al contrario, desconfiamos más de la Política y de los
políticos.
2. HIPÓTESIS.
Si, en verdad, existe una Nueva Política, entonces resulta plausible plantear que
los Índices de Situación Política registrados en cada momento histórico, debería
reflejar diferencialmente dicha evolución en los dos periodos resultantes de ubicar
estos hitos en un cronograma histórico.
3. VARIABLES.
«¿Cree Ud. que dentro de un año la situación política del país será mejor, igual o
peor que ahora?»
1. Muestra;
2. Análisis de datos;
3. Indicadores estadísticos;
4. Presentación de resultados;
4.1. MUESTRA. La muestra de datos objetivos sobre los que se ha trabajado esta
segunda hipótesis se ha focalizado en los resultados de los estudios publicados por
el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), quedando estos conformados por
diferentes barómetros mensuales emitidos desde enero de 1996. Por tanto, la
muestra de datos con la que se ha trabajado ha quedado conformada por un total
de 798 registros: 266 registros mensuales del Índice de Situación Política (SPA),
266 registros mensuales del Índice de Expectativas Políticas (IEP) y 266 registros
mensuales del Índice de Confianza Política (ICP). Toda la información requerida
para realizar el estudio se ha obtenido directamente del Fichero Integrado de Datos
(FID), una herramienta que el CIS pone a disposición de los usuarios, extrayéndose
así los datos del conjunto de variables previamente mencionadas.
Todos los datos objetivos que han conformado esta muestra se adjuntan para su
consulta en el Anexo 3 de este trabajo.
4.2.2. EJE HORIZONTAL (EJE X): FECHA DEL BARÓMETRO. Este segundo
eje de análisis alude al momento (mes y año) en el que el CIS realizó la encuesta
de opinión de la que se obtienen posteriormente los resultados estudiados.
4.3.1. MODA (Mo). Este índice estadístico de tendencia central es el valor con
mayor frecuencia en una distribución de datos.
𝑆𝑃𝐴𝑠𝑖 − 𝑆𝑃𝐴𝑠𝑎
𝐸𝑠𝑝𝑎 = ⌈ ⌉ 𝑥 100
𝑆𝑃𝐴𝑠𝑖
dónde:
Espa es la Variación del SPA;
SPAsi son los valores del Índice de Situación Política Actual en la
Situación Inicial (Vieja Política); y
SPAsa son los valores del Índice de Situación Política Actual en la
Situación Actual (Nueva Política)
𝐼𝐸𝑃𝑠𝑖 − 𝐼𝐸𝑃𝑠𝑎
𝐸𝑒𝑝 = ⌈ ⌉ 𝑥 100
𝐼𝐸𝑃𝑠𝑖
dónde:
Eep es la Variación del IEP;
IEPsi son los valores del Índice de Expectativas Políticas en la
Situación Inicial (Vieja Política); y
IEPsa son los valores del Índice de Expectativas Políticas en la
Situación Actual (Nueva Política)
𝐼𝐶𝑃𝑠𝑖 − 𝐼𝐶𝑃𝑠𝑎
𝐸𝑐𝑝 = ⌈ ⌉ 𝑥 100
𝐼𝐶𝑃𝑠𝑖
dónde:
Ecp es la Variación del ICP;
ICPsi son los valores del Índice de Confianza Política en la Situación
Inicial (Vieja Política); y
ICPsa son los valores del Índice de Confianza Política en la Situación
Actual (Nueva Política)
Estadísticos de Dispersión
Estadísticos de Evolución
P2 vs. P1 -49,84
P3 vs. P2 -13,22
P3 vs. P1 -56,47
Estadísticos de Dispersión
Estadísticos de Evolución
P2 vs. P1 -12,35
P3 vs. P2 -2,15
P3 vs. P1 -14,24
4. Contraste de la hipótesis.
Estadísticos de Dispersión
Estadísticos de Evolución
P2 vs. P1 -36,70
P3 vs. P2 14,34
P3 vs. P1 -27,62
No debería perderse de vista que la realidad social en la que nace la Nueva Política
(Segunda Transición) convive aún con una partitocracia en la que, como
deformación sistémica de nuestro sistema parlamentario, las oligarquías partidistas
han absorbido buena parte de la soberanía efectiva, en un contexto de hegemonía
bipartidista y asimétrica, que limita y coarta las posibilidades de expresión real de
la voluntad ciudadana más allá de Génova o Ferraz. De este modo y mediatizada
Este mismo observador externo, también podría argumentar que este trabajo de
investigación está incurriendo en argumentos a fortiori, es decir, presupone que lo
que es verdad de un fenómeno en un nivel o grado es automáticamente verdad del
mismo fenómeno en niveles o grados superiores. Este observador externo estaría
entendiendo que este trabajo de investigación participa del siguiente razonamiento:
cuanta más partidos políticos conformen nuestro sistema de partidos, más
confianza política habrá.
Justamente por este motivo no debería sorprender el resultado obtenidos. Que nos
sorprendiese significaría haber incurrido, consciente o inconscientemente, en dicha
falacia.
Esta falacia presupone que, puesto que un sistema de partidos políticos numeroso
(A) puede ser favorable para la confianza política (B), el multipartidismo (C)
constituye la mejor opción para promover la confianza política. Se pasa así por alto
la posibilidad de que un multipartidismo, sin unos canales eficaces de participación
política (D), ni una cultura política abierta y moderna (E) pueda generar un no-
cambio, y quizá conducir a intensos conflictos sociales y políticos que empeoran el
nivel de confianza política (B).
(Fuente: EL PAÏS)
PP, el partido de las personas mayores. Casi un tercio (31%) de los hombres
y un 27% de las mujeres con más de 65 años votarían al PP en unas elecciones
generales que se celebraran ahora. De media esto significaría una distancia
cercana a 30 puntos en comparación con Podemos y Ciudadanos, y cercano al
15 respecto al PSOE. Hoy por hoy, la gran debilidad electoral del PP es la
población joven y, en especial, los hombres entre 18 y 34 años.
PSOE, más transversal y con más mujeres. Entre todos los partidos, el PSOE
presenta la distribución por edad y género más equilibrada: la distancia entre el
porcentaje más alto (21%, mujeres entre 55 y 64 años) y el más bajo (12%,
hombres jóvenes) es solo de 9 puntos, muy inferior a los 23 de PP y de
Podemos. El rasgo más destacado es que las mujeres superan a los hombres
en casi todos los tramos de edad, especialmente entre quienes tienen más de
55 años.
(Fuente: EL PAÏS)
(Fuente: EL PAÏS)
Pero además, los hombres jóvenes son en este momento quienes muestran mayor
intención de acudir a votar en unas elecciones generales que se celebraran hoy (10
puntos por encima de las mujeres jóvenes). A partir de los 35 años, las diferencias
no son significativas.
8.3/
TERCERA HIPÓTESIS
¿CONFIAMOS MÁS
EN EL SISTEMA POLÍTICO?
En caso afirmativo:
¿Cuáles son sus efectos sobre
las percepciones de los ciudadanos
sobre labor del gobierno y de la oposición?
Unos y otros, gobierno y oposición, son parte de eso que parte de la Nueva Política
ha llamado casta y que ha conducido a un problema de representatividad en la
política española.
Durante mucho tiempo, una de las intrigas sobre la situación por la que ha pasado
España es por qué no se produjo un estallido social antes. Cada vez que las crisis
económica y social mostraban su peor cara, numerosos analistas se preguntaban
por el motivo de que la gente no se lanzara a la calle a hacer la revolución. Dado el
aumento de la desigualdad, el incremento de la pobreza o el alto número de
parados, muchos presagiaban que se incendiarían nuestras plazas y nuestras
Por un lado, los indignados nos indicaban que algo había cambiado en España.
Como sucede en muchas ocasiones, las transformaciones silenciosas son las
más efectivas. Y eso es lo que ha pasado en España en los últimos años. La
sociedad española ha cambiado profundamente. Estamos ante una ciudadanía
distinta a la que había antes de la crisis económica. Es cierto que el caldo de
cultivo de esta transformación se ha ido produciendo en los más de 38 años de
democracia. Es innegable que el aumento del bienestar, la extensión de la
educación y la mejora de las comunicaciones han influido en los cambios
sociales más recientes. Pero no es menos cierto que muchos de estos cambios
han cristalizado una vez comenzada la Gran Recesión de 2008.
No es que sea escéptico sobre la viabilidad de nuestro sistema político. Creo que
nuestra crisis política tiene solución. Pero en muchas ocasiones se realizan
sesudos análisis sin tener en cuenta a la ciudadanía. Por ello, este trabajo de
investigación pretende cambiar el enfoque en nuestra crisis política al detenerse en
la percepción que tienen de ella los ciudadanos.
¿Cómo vivieron el 15-M los españoles?
Estas son algunas de las cuestiones que están detrás del surgimiento de
fenómenos como Podemos y Ciudadanos.
Como señala José Andrés Torres Mora, España padece una crisis peor que la
económica: sufre una crisis de diagnóstico. Sí que conocemos algunos de los
problemas que están detrás de nuestra enfermedad. Pero no es menos cierto que
es difícil hacer un diagnóstico de una enfermedad sin preguntar al paciente. Eso es
lo que se pretende aquí: preguntar a los españoles por qué muchos de ellos tienen
fiebre y sudores cada vez que ven a los partidos tradicionales.
2. HIPÓTESIS.
Si, en verdad, existe una Nueva Política, entonces resulta plausible plantear que
los Índices de Confianza en el Sistema Político registrados en cada momento
histórico, debería reflejar diferencialmente dicha evolución en los dos periodos
resultantes de ubicar estos hitos en un cronograma histórico.
3. VARIABLES.
1. Muestra;
2. Análisis de datos;
3. Indicadores estadísticos;
4. Presentación de resultados;
5. Interpretación de Resultados y Conclusiones.
6. Revisión crítica de los resultados; y
7. Nuevas preguntas de investigación.
4.1. MUESTRA. La muestra de datos objetivos sobre los que se ha trabajado esta
tercera hipótesis se ha focalizado en los resultados de los estudios publicados por
el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), quedando estos conformados por
diferentes barómetros trimestrales emitidos desde octubre de 1996. Por tanto, la
muestra de datos con la que se ha trabajado ha quedado conformada por un total
de 255 registros: 85 registros mensuales del Indicador de la Labor de Gobierno
(ILG), 85 registros mensuales del Indicador de la Labor de Gobierno (ILO) y 85
registros mensuales del Índice de Confianza en el Sistema Político (ICSP). Toda la
información requerida para realizar el estudio se ha obtenido directamente del
Fichero Integrado de Datos (FID), una herramienta que el CIS pone a disposición
de los usuarios, extrayéndose así los datos del conjunto de variables previamente
mencionadas.
Todos los datos objetivos que han conformado esta muestra se adjuntan para su
consulta en el Anexo 4 de este trabajo.
4.2.2. EJE HORIZONTAL (EJE X): FECHA DEL BARÓMETRO. Este segundo
eje de análisis alude al momento (mes y año) en el que el CIS realizó la encuesta
de opinión de la que se obtienen posteriormente los resultados estudiados.
𝐼𝐿𝐺𝑠𝑖 − 𝐼𝐿𝐺𝑠𝑎
𝐸𝑙𝑔 = ⌈ ⌉ 𝑥 100
𝐼𝐿𝐺𝐴𝑠𝑖
dónde:
Elg es la Variación del ILG;
ILGsi son los valores del Indicador de la Labor de Gobierno en la
Situación Inicial (Vieja Política);
y ILGsa son los valores del Indicador de la Labor de Gobierno en la
Situación Actual (Nueva Política)
𝐼𝐿𝑂𝑠𝑖 − 𝐼𝐿𝑂𝑠𝑎
𝐸𝑙𝑜 = ⌈ ⌉ 𝑥 100
𝐼𝐿𝑂𝑠𝑖
k
dónde:
Elo es la Variación del IEP;
ILOsi son los valores del Indicador de la Labor de la Oposición en la
Situación Inicial (Vieja Política); y
ILOsa son los valores del Indicador de la Labor de la Oposición en la
Situación Actual (Nueva Política)
𝐼𝐶𝑆𝑃𝑠𝑖 − 𝐼𝐶𝑆𝑃𝑠𝑎
𝐸𝑐𝑠𝑝 = ⌈ ⌉ 𝑥 100
𝐼𝐶𝑆𝑃𝑠𝑖
dónde:
Ecsp es la Variación del ICP;
ICSPsi son los valores del Indicador de Confianza en el Sistema Político en
la Situación Inicial; y
ICSPsa son los valores del Indicador de Confianza en el Sistema Político
en la Situación Actual
Estadísticos de Dispersión
Estadísticos de Evolución
P2 vs. P1 -42,98
P3 vs. P2 -5,17
P3 vs. P1 -45,93
Estadísticos de Dispersión
Estadísticos de Evolución
P2 vs. P1 -26,46
P3 vs. P2 -14,84
P3 vs. P1 -37,37
Estadísticos de Dispersión
Estadísticos de Evolución
P2 vs. P1 -40,23
P3 vs. P2 9,91
P3 vs. P1 -34,31
4. Contraste de la hipótesis.
No obstante y a pesar de que estos primeros resultados puedan llevar, otra vez,
al desánimo de más de uno y de dos, sí que, en términos de confianza en el
sistema político, parece intuirse otro ligero cambio a mejor de la tendencia
respecto al periodo de la Segunda Transición. Posiblemente, aún hoy, continua
siendo pronto para poder apreciar y constatar las evidencias de lo que, en
realidad, recordemos, es un profundo proceso de transformación social primero,
y político después.
Es por ello que para evitar razonamientos incorrectos o argumentos inválidos que
aparenten formalmente ser correctos y válidos, pero que, en realidad no lo sean,
cabría cuestionarse diferentes preguntas de carácter crítico con respecto a la
primera de las hipótesis formuladas en este trabajo de investigación. Así pues y
tras el análisis de los resultados obtenidos y conclusiones extraídas en relación con
la primera hipótesis analizada, podría plantearse la siguiente cuestión en forma de
revisión crítica:
También se ha dicho que muchos actores políticos (desde partidos políticos hasta
medios de comunicación, pasando por grupos de interés o afiliados, votantes,
electores o simpatizantes) afirmarían que Ciudadanos es un partido político de
centro y no de centro-derecha, ni de derechas.
No contento, este mismo observador externo, también podría argumentar que este
trabajo de investigación está realizando inferencias injustificadas, no solo en base
a toda una serie de datos estadísticos, sino también en la extrapolación indebida
de una realidad concreta no extrapolable. De ser cierta, esta crítica metodológica
pondría de manifiesto que este trabajo de investigación está incurriendo en una
segunda falacia de argumentación a la que los metodólogos denominan falacia de
composición.
Por su parte, el Índice de Correlación de Pearson (r) entre la serie de datos relativa
a los escaños logrados en cada cuadrante durante el periodo de la Vieja Política y
la serie de datos relativa a los votos logrados en cada cuadrante durante el periodo
de la Nueva Política hubiera sido de 0,9606 y no de 0,9520 como en el supuesto
anterior es de 0,8733 (ver Figura 33).
La expresión Post Hoc Ergo Procter Hoc significa después de ello y, por lo tanto,
debido a ello. Son falaces, toda vez que suponen que A causó B porque A precedió
TIENE QUE VER CON LA LEY D’HONT. SON DATOS DE LAS ELECCIONES
DEL 2016
Lo más probable es que nos encontremos ante un sistema de tres partidos y medio.
La duda que surge es qué pasará una vez nuestro sistema electoral entre en
funcionamiento. Desde el punto de vista parlamentario, hemos vivido en un sistema
de dos partidos y medio. Si calculamos el número efectivo de partidos de nuestro
Congreso de los Diputados (índice creado por Laakso y Taagapera), éste se ha
movido entre el 2,9 de 1977 y el 2,3 de 1982. Cada una de estas elecciones coincide
con los momentos de mayor y de menor fragmentación de nuestro sistema de
partidos. Esta baja fragmentación partidista ha sido posible gracias a la presencia
de un número relevante de circunscripciones que son claramente bipartidistas en
sus resultados. En nuestra democracia hay 29 distritos electorales, que en la
inmensa mayoría de las ocasiones se los han repartido las dos grandes fuerzas
políticas. Sus tamaños varían entre los dos diputados de Soria y los 10 de Murcia
y en total suman 133 de los 350 escaños de la Cámara (38%). Lo que les
caracteriza a todos ellos es ser muy pequeños en tamaño. Por ello, obtener un
diputado en estas circunscripciones es mucho más complicado que en lugares
como Barcelona o Madrid, pero no imposible. De hecho, si echamos la mirada al
pasado, vemos que en alguna ocasión el bipartidismo sí que se rompió en estos
distritos electorales. En Ávila, entre 1982 y 1989 tres partidos se repartieron los tres
escaños. Lo mismo sucedió en Soria en 1982 o en Segovia en 1986. Pero no sólo
eso, circunscripciones de un tamaño similar como Vizcaya o Guipúzcoa siempre
han estado entre las más multipartidistas de nuestro sistema electoral. Por ejemplo,
esta última ha contado con seis y siete diputados según la elección y esto no ha
impedido que cinco formaciones políticas hayan obtenido representación
parlamentaria en cuatro de las 11 elecciones celebradas. Es decir, el sistema
electoral importa, pero la fragmentación del voto también.
9/
FUENTES
CONSULTADAS
9.1 BIBLIOGRAFÍA
- ALDRICH, John: ¿Por qué los partidos políticos? Una segunda mirada.
Centro de Investigaciones Sociológicas, 2012.
- QUER, Silvia: 23-F. El día más difícil del Rey [DVD]. Valladolid. Alea Docs &
Films/Televisión Española S.A/ Televisió de Catalunya S.A./ Divisa Home
Vídeo, 2009.