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Sin embargo, en 1968, durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, la
Inspección General de Prisiones pasó a denominarse Dirección General de
Establecimientos Penitenciarios y se adscribió al Ministerio del Interior,
adscribiéndose en 1979, al Ministerio de Justicia, para que finalmente, el 6 de marzo
de 1985, cuando se promulgó el Código de Ejecución Penal, aprobado mediante el
Decreto Legislativo 330 y la promulgación de su Reglamento, se ordene la creación
del actual INPE, organismo público ejecutor descentralizado perteneciente al
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, cuya misión es dirigir y controlar,
técnica y administrativamente, el sistema penitenciario nacional asegurando una
adecuada política penitenciaria que favorezca la reeducación, la rehabilitación y la
reincorporación del interno a la sociedad; y el establecimiento y el mantenimiento
de la infraestructura penitenciaria.
2. CLASIFICACION DE LOS SISTEMAS PENITENCIARIOS
Su principal finalidad era evitar los vicios que dominaban la vida en las
prisiones inglesas, pensándose que el delincuente era un enfermo de la
voluntad, un individuo pervertido por los malos contactos, toda vez que el
aislamiento absoluto de este tipo de presos durante las veinticuatro horas del
día, era el medio para que el mismo meditase sobre sus culpas y corrigiese su
conducta, por ello incluso al ingresar en prisión se le cubría el rostro con un
capuchón para impedir que pudiese reconocer al resto de reclusos así como la
ubicación de los distintos espacios en la prisión.
Podemos establecer que a partir del siglo XVIII, se puede encontrar en Europa
los orígenes de los establecimientos penitenciarios tal y como se conocen en la
actualidad, es decir, “como lugares construidos específicamente para servir de
prisión”. Entre ellos tenemos el hospicio de San Michelle en Roma (Italia) de
1704, y la prisión de Gante en Bélgica de 1773.
Sin embargo, el jurista milanés Cesare Beccaria, en su obra titulada “De los
Delitos y de las Penas”, realiza una crítica del sistema penal vigente en su época
y propone un nuevo sistema penal, fundado en nuevos principios (racionalidad,
legalidad, publicidad, igualdad y proporcionalidad de las sanciones y menor
severidad); fundando la pena principalmente en lograr que el individuo que
cometió el delito, no vuelva a reincidir en el mismo, procurando además que
los ciudadanos no perpetrasen nuevas infracciones, pues uno de los grandes
avances de los autores de esta época era “la constatación de la privación de la
libertad como pena graduable y acomodable a la entidad del delito”.
Los avances estadounidenses hicieron una ola expansiva en Europa, que incluso
el gobierno francés envió a ALEXIS DE TOCQUEVILLE y a GUSTAVE
BEAUMONT para estudiar el régimen penitenciario, quienes tiempo después,
con la experiencia norteamericana, hicieron que este sistema fuera seguido por
diversos gobiernos, uniéndose así a las pautas adoptadas por los franceses.
Este es un sistema español que lleva el nombre en honor a Walter Crofton, que
fue director de prisiones en Irlanda, quien hizo un perfeccionamiento de lo que
fue el sistema “Maconochie”, el mismo que se caracterizaba porque “los presos
debían conseguir una serie de –notas de recomendación- que se obtenía
mediante la realización de trabajos y una buena conducta”. Pues, en este
sistema el interno empezaba de cero y, a medida que ganaba notas, adquiría
mejores condiciones de vida y privilegios, toda vez que la cantidad de marca
que debía obtener cada recluso antes de su libertad, dependía de la gravedad del
delito y de la pena que se le hubiera impuesto, llegando a ser “un sistema
efectivo en lo referente al mantenimiento del orden y la disciplina”. MURASE
FERNANDEZ, Rebeca. “Del régimen cerrado al régimen abierto: Análisis de
los regímenes existentes en los establecimientos españoles”. P. 15
De este modo, podemos deducir que son dos los factores que influyen en este
sistema penitenciario; esto es, el factor “Objetivo o sustancial”, que hace
referencia a la inexistencia de obstáculos materiales o físicos contra la evasión o
posible fuga del establecimiento penitenciario; mientras que el segundo factor,
“Subjetivo o Moral”, responde a la confianza en la aceptación responsable por el
preso, de las normas y la disciplina penitenciaria que se requiere.
Citando al autor, DE LA CUESTA ARZAMENDI, José, podemos señalar que,
“el Principio fundamental del régimen abierto es hoy la reducci6n al máximo
de la privaci6n de libertad en qué consiste la pena, para desarrollar de manera
efectiva el postulado general de equiparaci6n de las condiciones de vida y de
intercomunicaci6n entre la vida en prisión y el mundo exterior. P.62