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Extracto del libro:

FUNDAMENTOS DE PEDAGOGÍA:
HACIA UNA COMPRENSIÓN DEL SABER PEDAGÓGICO
(2007)

Rafael Ávila Penagos, Doctor en Sociología Universidad Católica de Lovaina (Bélgica)

El objetivo de este trabajo. Aportar elementos de juicio para la


creación de un consenso sobre la "manera como entendemos que
debería formarse un pedagogo" es el objetivo de este trabajo. Lo
hacemos por la vía de la cultura escrita, camino privilegiado para
pasar a los archivos del saber pedagógico, y dejar huellas
experimentalmente identificables de nuestras prácticas
discursivas. Ni el proceso de reforma de las instituciones
formadoras de maestros, ni el papel de la investigación en sus
procesos de profesionalización, pueden dilucidarse sin alcanzar
consensos al respecto. Mi intención inicial fue la de continuar mis
comentarios a los escritos pedagógicos del profesor Durkheim.
Avanzado el trabajo, sin embargo, tomé la opción de organizarlos
alrededor de un cierto número de tesis que juzgué oportuno
destacar como en alto relieve. Según el diccionario de la Real
Academia Española una tesis es "una proposición que se mantiene
con razonamientos". Y, en realidad, eso es lo que reúno aquí: un conjunto de proposiciones
sustentadas, a las cuales considero como premisas fundamentales para cimentar una cultura
pedagógica, a partir de las cuales podamos hacer de la pedagogía un saber disciplinado.

Tesis 6
Todas las prácticas educativas, a pesar de su diversidad, se relacionan entre sí formando un
sistema, cuyas partes concurren, todas ellas, a un mismo fin

Para poder comprender bien esta tesis es preciso tener bien claro el concepto de "sistema".
Entendemos por sistema una pluralidad; elementos interrelacionados para alcanzar un mismo
fin. En la tesis anterior hemos afirmado que existen diversas modalidades de la relación
pedagógica, lo cual implica una gran diversidad de prácticas educativas. En esta tesis
afirmamos que esa gran diversidad de prácticas se articulan en un sistema que les da una cierta
unidad: el sistema educativo. Este resulta de: La interrelación de prácticas múltiples
conducentes a un mismo fin. La interacción de actores múltiples cuyas acciones se coordinan
para alcanzar dicho fin. Se trata pues de un sistema de actores que realizan prácticas
educativas, o que ejercen la actividad profesional de educar, aunque no estén directamente
presentes en el aula de clase. Los componentes de este sistema son, pues, todas aquellas
personas que trabajan en la educación. Por ser un sistema de actores, el sistema educativo se
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diferencia del sistema pedagógico, en donde los componentes del sistema son ideas o
concepciones.
Las prácticas educativas no son hechos aislados unos de otros, sino que, para una cierta
sociedad, se dan unidas en un mismo sistema, cuyas partes concurren, todas ellas, a un mismo
fin: es el sistema educativo propio de ese país y de ese tiempo. Cada pueblo tiene el suyo, como
tiene un sistema moral, religioso, económico, etc. Educ. y Soc., pág. 105. Pero hay una segunda
idea para relievar: las partes concurren, todas ellas, a un a un mismo fin. Dos son los textos del
Profesor Durkheim que queremos aducir para trabajar esta idea: Todas las prácticas
educativas... resultan de la acción ejercida por una generación sobre la generación siguiente, en
vistas a adaptar ésta al medio social en que está llamada a vivir. Ibid., pág. 105. La expresión
"en vistas a" o "con miras a" se refiere al objetivo en el cual uno tiene puesta la mira de un
binóculo o de un arma. Ello quiere decir que todas las prácticas educativas apuntan a, o tienen
la mira puesta en la adaptación de la generación joven al medio social "en que está llamada a
vivir". Y que esta adaptación es el fin o la finalidad del sistema educativo.
Aunque la palabra "adaptación" despierta ciertas resistencias porque se la confunde con
resignación, conformidad o acomodación pasiva, debemos aclarar que la estructura semántica
de esta palabra significa: "volverse apto para..." y, por consiguiente, connota el conjunto de
procesos por los cuales un ser viviente aprende a vivir en su medio ambiente. Y aprender a vivir
no significa, necesariamente, resignarse ante las circunstancias como un espectador pasivo,
sino que también implica disentir, oponerse o resistir a circunstancias adversas para aglutinar
fuerzas e incidir activamente en su propio destino y en el de la sociedad a la que pertenece.
El otro texto es el siguiente:
La educación no es, pues, en sí misma, más que el medio con que (la sociedad) prepara en el
corazón de los niños, las condiciones esenciales de su propia existencia. Ibid., pág. 70 (Ver pág.
147). Aquí también aparece la relación medio-fin. En el primer texto citado, la educación
aparece como un medio para volver apta a la generación joven, en relación con su medio
ambiente. Aquí en este, la educación aparece como un medio por el cual la sociedad se
adelanta a preparar "en el corazón de los niños" las condiciones (culturales) requeridas para
continuar su existencia como sistema organizado. Los maestros, sin embargo, pueden crear
condiciones culturales para orientar la sociedad en diferentes direcciones: pueden preparar el
corazón de los niños para que la sociedad se reproduzca tal como está, pueden prepararlo para
reformar la sociedad, o pueden prepararlo para provocar transformaciones de fondo en el
sistema social.

Tesis 7
El concepto de educación es diferente del concepto de pedagogía

¿Qué opinión le merecería a usted encontrar un médico que no sabe definir qué es la medicina?
¿O un arquitecto que no sepa definir qué es la arquitectura? Pues en igual situación estaría un
educador que no sepa dar cuenta de la naturaleza propia de su oficio. Contribuir con algunos
elementos para responder a esta pregunta es el objetivo de este texto de estudio. En esta tesis
comenzamos por algo muy sencillo: establecer una neta diferencia entre los conceptos de
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educación y pedagogía. ¿Qué quiere decir esto? Que no son dos términos sinónimos o con igual
significado. Que tienen significados muy diferentes. Que, en consecuencia, es preciso aprender
a diferenciarlos. Todos aquellos que consideren que no es necesario establecer "una escrupulosa
distinción" entre estas dos palabras, o porque creen que tienen igual significación, o porque los
consideran intercambiables, se oponen a esta tesis. Se han confundido con frecuencia las dos
palabras educación y pedagogía, las cuales piden, sin embargo, la más escrupulosa distinción.
Educ. y Soc., pág. 99. El educador, más que nadie, necesita tener conceptos claros y distintos,
como diría el filósofo Descartes. La claridad se opone a la oscuridad, y la distinción se opone a
la confusión. Cuando un educador no tiene claro un concepto o lo confunde con otro, es más
prudente no utilizarlo, y mucho más prudente abstenerse de enseñarlo. Contribuir a construir
esta distinción fundamental es lo que buscamos en este texto.
Son varios los argumentos para fundamentar esta distinción básica. Comenzamos por afirmar
que: Mientras la educación ha sido una acción continua, la pedagogía ha sido intermitente
Todas las especies animales han entrenado a sus crías para adaptarse a su ambiente y poder
sobrevivir. Y lo mismo ha hecho la especie humana desde el comienzo de la historia. Ha sido
una acción continua, permanente, ininterrumpida. Es así como las generaciones jóvenes
pudieron recibir las experiencias de sus antepasados y aprovecharlas para continuar avanzando,
sin tener que comenzar, a partir de cero, cada vez que moría una generación. No siempre, sin
embargo, se presentaron las condiciones propicias para reflexionar sobre la educación, pues,
como dice el Profesor Durkheim, el hombre no reflexiona a toda hora, sino sólo cuando tiene
necesidad de hacerlo, o se ve forzado a ello por las circunstancias o las situaciones de crisis,
desequilibrio o conflicto.
"De una manera general, cabe decir que, cuando más sujeto está el medio al cambio, mayor es
la parte que toma en la uida la inteligencia; sólo ella puede volver a e ncontrar las nuevas
condiciones de un equilibrio que sin cesar se rompe, y restaurarlo". E. Durkheim. La división del
trabajo social, pág. 319. Esta cita, en la que es difícil no ver un adelanto a la tesis piagetiana
sobre la inteligencia como mecanismo de regulación y adaptación al medio, nos lleva a
comprender por qué la reflexión sobre la educación sólo aparece cuando ésta se revela como
desfasada e incongruente con las necesidades de una sociedad o un grupo, en un momento
determinado de la historia. Más adelante veremos cómo, a raíz de la transición hacia una
sociedad moderna, la pedagogía deviene una actividad cultural más frecuente y más
permanente. La educación es la acción ejercida sobre los niños por los padres y por los
maestros. Esta acción es de todos los instantes y es general. No hay período en la vida social;
no hay, por decirlo así, ningún momento en el día en que las generaciones jóvenes no estén en
contacto con sus mayores, y en que, por consiguiente, no reciban de estos su influencia
educadora. Educ. y Soc., pág. 99.
Es lo que hace que la pedagogía, al menos en el pasado, sea intermitente, mientras que la
educación es continua... Es porque el hombre no reflexiona siempre, sin o sólo cuando hay
necesidad de reflexionar, y porque las condiciones de la reflexión no se presentan siempre y en
todas partes. Ibid, pág. 100. Mientras la educación puede ser consciente o inconsciente, la
pedagogía es siempre y necesariamente un producto de la conciencia reflexiva Enseñamos
cuando nos proponemos hacerlo en forma consciente y deliberada, y nos reunimos con nuestros
hijos o nuestros estudian tes para comunicarles alguna experiencia significativa. Pero también
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enseñamos con nuestros gestos y nuestras acciones, muchas veces sin quererlo. Por ello existe
un adagio que afirma que "un ejemplo vale más que mil palabras". Y otro que afirma que cuando
"el cura (o el educador) predica pero no aplica", las palabras pierden toda su fuerza, porque se
ven desvirtuadas por los hechos.
Hablamos también con nuestros gestos, y por ello el lenguaje no dicho es también lenguaje, con
el cual podemos aprobar o desaprobar, expresar que algo nos gusta o nos disgusta, que algo
nos desanima o nos estimula, que algo nos alegra o nos entristece. Esta influencia (educadora)
no se hace sentir solamente en los instantes, muy cortos, en que los padres o maestros
comunican conscientemente, y por medio de una enseñanza propiamente dicha, los resultados
de su experiencia a aquellos que vienen detrás de ellos. Hay una educación inconsciente que no
cesa jamás. Con nuestro ejemplo, con las palabras que pronunciamos, con los actos que realiza
mos, se moldea de una manera continua el alma de los niños. Educ. y Soc., pág. 99-100.
La pedagogía, en cambio, es siempre y necesariamente una construcción discursiva a partir de
una reflexión consciente sobre las políticas, las prácticas, los procesos, o las finalidades de las
instituciones o de los sistemas educativos. Para tomar como objeto de estudio cualquiera de
estos aspectos de la realidad educativa debo romper con la rutina y comenzar a generar
preguntas como las siguientes: ¿qué relación tiene lo que enseño con la vida cotidiana? ¿Tiene
sentido enseñar este tema en este nivel? ¿Por qué este método y no el otro? ¿Por qué tuve éxito
con este método y no con el otro? ¿El asunto es únicamente de medios? ¿O es también de fines?
¿Es preciso cambiar los medios? ¿O se impone la necesidad de cambiar los fines? ¿Fui claro en
comunicar lo que quería comunicar? ¿Los materiales que entregué eran los adecuados? ¿Supe
organizar a los estudiantes de forma adecuada para las tareas que les propuse?, etc.
El único medio de impedir que la educación caiga bajo el yugo de la costumbre y degenere en
automatismo maquinal e inmutable, es el de tenerla siempre despierta, mediante la reflexión.
Ibid., pág. 120. La reflexión es, por excelencia, la fuerza antagonista de la rutina, y la rutina es
el obstáculo para los progresos necesarios. Ibid., pág. 121. En todas las formas de la conducta
humana donde se introduce la reflexión, se ve que, en la medida en que ésta va desarrollándose,
la tradición va haciéndose más maleable, y más accesible a todo lo nuevo... Inversamente,
cuanto menor es el papel de la reflexión, tanto mayor es el de la inmovilidad. Ibid., pág. 167-
168. Nótese la insistencia del autor en destacar la altísima correlación entre los procesos de
reflexión y los procesos de ablandamiento y flexibilización de la rigidez y la rutina.

Tesis 8
La educación es a la pedagogía como la práctica es a la teoría

Después de haber precisado la naturaleza de la educación, el Profesor Durkheim va a explicar


por qué ha sostenido que la educación es diferente de la pedagogía. Con la pedagogía las cosas
pasan muy diversamente. Esta consiste no en acciones, sino en teorías. Estas teorías son
maneras de concebir la educación, no maneras de practicarlas. A veces incluso, se diferencia de
las prácticas en uso, hasta el punto de oponerse a ellas. Educ. y Soc., pág. 100.
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El texto es claro en oponer las maneras de concebir (teorías) a las maneras de actuar
(prácticas). Aquellas están en el campo del conoci miento, éstas en el campo de la acción. Esta
distinción se hace más evidente cuando una concepción pedagógica entra en tensión con las
prácticas vigentes en una época o institución determinadas. Y así como puede haber diferentes
concepciones de la medicina (la homeopática y la alopática), de la sociología (la dialéctica y la
funcionalista), o de la psicología (la genética y la conductista), también puede haber diferentes
concepciones en pedagogía. El estudio de las muy diferentes escuelas y concepciones
pedagógicas corresponde a la historia de la pedagogía. Como práctica, la educación tiene un
objetivo: volver aptos (adaptar) los individuos para vivir y convivir en sociedad. Como teoría, la
pedagogía tiene un objeto de estudio: las prácticas, los procesos y los sistemas educativos. Una
comparación con la medicina puede ayudarnos a entender esta diferencia. Como práctica, la
medicina tiene un objetivo: curar enfermedades y mantener los cuerpos sanos. Como teoría las
ciencias médicas tienen un objeto de estudio: la estructura y el funcionamiento del cuerpo,
como también la naturaleza de los elementos que puedan afectar ese funcionamiento. La
reflexión teórica sobre una práctica cualquiera comienza cuan do uno toma una cierta distancia
de ella y se pregunta por su naturaleza y su sentido. Cuando el agricultor toma distancia de sus
maneras de cultivar los frutos de la tierra (sembrar, podar, regar, colectar, abonar, etc.) y se
pregunta qué son y para qué sirven, ha comenzado la reflexión teórica sobre sus prácticas.
Cuando el gimnasta toma distancia de sus maneras de mover el cuerpo (calentarse, estirarse,
respirar, trotar, correr, saltar, etc.) y se pregunta qué son y para qué sirven, ha comenzado la
reflexión teórica sobre sus prácticas. De igual manera, en y desde el momento en que un
educador toma una cierta distancia de la rutina de "dictar clases" y se pregunta por el ser y el
sentido de las políticas educativas, las prácticas, los procesos, las instituciones o los sistemas
educativos, está iniciando el discurso pedagógico, es decir: la reflexión teórica sobre la
educación.

Tesis 9
La pedagogía es una teoría de la práctica cuyo papel y sentido
es orientar las prácticas educativas

Pero entre el arte así definido y la ciencia propiamente dicha hay lugar para una actitud mental
intermedia. En lugar de actuar sobre las cosas o los seres siguiendo determinadas maneras, se
reflexiona sobre los procedimientos de acción, que se emplean así, con vistas, no a conocerlos y
explicarlos, sino a apreciar lo que valen; si son lo que deben ser; si no será útil modificarlos, y
en qué manera, hasta sustituirlos totalmente por procedimientos nuevos. Estas reflexiones
toman la forma de teorías; son combinaciones de ideas, no combinaciones de actos, y por lo
mismo se acercan a la ciencia. Pero las ideas, así combinadas, tienen por objetivo, no expresar
la naturaleza de las cosas dadas, sino dirigir la acción. No son movimiento, pero están muy
cercanos al movimiento, al cual tienen por función orientar. Si no son acciones, son por lo
menos programas de acción, y en esto se acercan al arte. Tales son las teorías médicas,
políticas, estratégicas, etc. Educ. y Soc., págs. 114-115.
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Vayamos por pasos: La pedagogía no es una ciencia convencional, porque su papel no consiste
en explicar la naturaleza de los procedimientos que se emplean en educación. Tampoco es un
arte porque no es un sistema de procedimientos (o maneras de operar) para alcanzar las
finalidades de la educación. Sino una teoría de la práctica cuyo papel y sentido es el de apreciar
si los procedimientos en uso son los adecuados para alcanzar las finalidades propuestas, o si es
preciso cambiarlos por otros que se juzguen más adecuados. Durkheim establece aquí una
distinción de orden epistemológico entre dos tipos de teorías: Unas cuyo papel y sentido es
conocer y explicar la naturaleza de las cosas que fueron o están siendo. En nuestro caso: la
naturaleza de ios procedimientos empleados en educación. Otras cuyo papel y sentido es el de
apreciar o juzgar cuáles son los medios más adecuados para orientar la acción, como las
teorías médicas, políticas o militares.
Se parte aquí del postulado de que la acción humana, a diferen cia de la actividad propia de los
animales, necesita ser orientada. En la ausencia de un programa inscrito previamente en su
código genético, es preciso construirle un programa cultural. Las llamadas teorías pedagógicas
son especulaciones de un orden completamente distinto... su objetivo no es describir o explicar
lo que es o lo que fue, sino determinarjo que debe ser... Ibid., pág. 111. Para expresar el
carácter mismo de estas especulaciones proponemos que se las llame teorías prácticas. La
pedagogía es una teoría práctica de este género. No estudia científicamente los sistemas de
educación, pero reflexiona sobre ellos, en vistas a proporcionar a la actividad del educador ideas
que la dirijan. Ibid., pág. 115.
Las teorías de la práctica son ciencias aplicadas.
El problema de convertir los conocimientos en conocimientos útiles para alcanzar una finalidad
concreta es la tarea de las ciencias aplicadas. Según Durkheim la pedagogía es una ciencia
aplicada. Veamos uno de sus textos claves: ¿Qué es la pedagogía? Sino una reflexión aplicada, ¡o
más metódicamente posible, a las cosas de la educación... Ibid., pág. 118. La validez y
legitimidad de estas ciencias depende directamente del valor de aquellas ciencias o conjunto de
ciencias de las cuales derivan sus consecuencias prácticas. Una teoría práctica es siempre
posible y legítima cuando puede apoyarse sobre una ciencia constituida e indiscutible, de la
cual no es más que la aplicación. En este casó … las nociones teóricas de donde se deducen las
consecuencias prácticas tienen un valor científico que se comunica a las conclusiones sacadas.
Ibid., pág. 115.
Enseguida ilustra su idea comparándola con la química a la cual considera una aplicación de las
teorías de la química pura (pág. 115) y también con la clínica a la cual consider a una
aplicación de las ciencias médicas, afirmando que muchos "teóricos de las cosas médicas no
son, ni mucho menos, los mejores clínicos" (pág. 113). Deja así planteada la tesis de que la
pedagogía necesita apoyarse en los resultados de las otras ciencias, para deducir las
consecuencias prácticas que de ellas se pueden derivar en el campo de la educación.
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Tesis 18
Un sistema educativo no puede comprenderse cabalmente sin estudiar su historia

Hemos visto ya que el pedagogo debe interesarse en "conocer y comprender el sistema


(educativo) de su tiempo" (Educ. y Soc., pág. 122) y que sólo con esta condición podrá estar en
capacidad de descubrir aquellas prácticas o tradiciones que merecen ser continuadas y
mejoradas, aquellas que necesitan ser corregidas, y aquellas que es preciso suprimir.
Agreguemos ahora una precisión importante: al estudio del sistema educativo "tal como existe
hoy día" (estudio sincrónico) hay que sumar el estudio de la historia del sistema (estudio
diacrónico). Para sustentar esta afirmación el Profesor Durkheim arguye una razón muy
sencilla: el sistema educativo es un producto de la historia, en el que viene a concretarse, por
decirlo así, todo el espíritu de un pueblo. En la memoria de su trayectoria, en sus ires y venires,
en sus pasos hacia delante y hacia atrás, como también en la historia de sus luchas, puede
encontrarse lo que un pueblo ha sido, quiere dejar de ser y quiere llegar a ser.
Para poder comprenderlo (al sistema educativo) no ba sta considerarlo tal como es hoy día,
porque este sistema de educación es un producto de la historia, que sólo la historia puede
explicar. Es una verdadera institución social. Y no existe otra en la que venga toda la historia del
país a repercutir tan integralmente. Educ. y Soc., pág. 123. Más aún: no es sólo la historia
nacional la que deja sus huellas en la educación, es también la historia universal. Todo el
pasado de la humanidad ha contribuido a hacer este conjunto de máximas que dirigen la
educación en la actualidad; toda nuestra historia ha dejado rasgos allí, como también la historia
de los pueblos que nos han precedido.Ibid., págs. 62-63 ¿Cómo, entonces, concebir que alguien
merezca el nombre de pedagogo sin haber estudiado la historia de la educación en nuestro
País? ¿Y sus relaciones con la historia de la Educación universal? o, al menos: ¿con la historia de
la educación en eso que llamamos "occidente"? ¿Cómo, entonces, entender que estos estudios
puedan estar ausentes en el currículo de una institución formadora de maestros? ¿Es posible
formar maestros comprometidos con el cambio, sin la sensibilidad histórica requerida para
identificar las raíces de muchos de nuestros problemas educativos?
La historia de la enseñanza, al menos de la enseñanza nacional, es la primera de las
propedéuticas para una cultura pedagógica. Ibid., pág. 123. Léase bien: la primera de las
propedéuticas para una cultura pedagógica. Se hace, pues, necesario reconstruir toda la
historia de la educación, en nuestro país, para entender la relación entre proyectos y contextos,
aprovechando los períodos ya investigados, e identificando las lagunas aún existentes para
cubrirlas con nuevas investigaciones. Un buen desafío para los historiadores de la educación y
de la pedagogía.

Tesis 19
Para completar la historia de la educación hay que estudiar la historia de la pedagogía

Si nos atenemos a la 6ª tesis, según la cual, los conceptos de educación y pedagogía son dos
conceptos con contenidos diferentes, entenderemos por qué es legítimo establecer una
distinción entre la historia de la educación y la historia de la pedagogía. No es posible entender
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la historia de la escuela sin comprender la historia de las concepciones pedagógicas que la han
acompañado, como no es posible entender la relación entre escuela y concepciones, sin
comprender los contextos históricos y culturales en donde surgieron. Cuando irrumpen
concepciones nuevas en pedagogía, es porque se ha producido algún desajuste entre las
prácticas y las concepciones dominantes. Y ese desajuste, en general, es producido por la
irrupción de nuevas señales en los contextos de operación.
La lectura y la interpretación de esas nuevas señales de los con textos de operación es la que
conduce a los pedagogos a proponer cambios de rumbo y de políticas, las cuales se expresan
bajo la forma de nuevas tendencias y nuevas aspiraciones que dividen "los espíritus de los
contemporáneos" (Pág. 124) y provocan discusiones y tensiones en el campo de la educación.
Este sistema escolar no está hecho solamente de prácticas establecidas, de métodos
consagrados por el uso, herencia del pasado. En él se encuentran, además, tendencias hacia el
porvenir, aspiraciones hacia un ideal nuevo, más o menos claramente previsto. Importa conocer
bien estas aspiraciones, para poder apreciar qué lugar conviene destinarles en la realidad
escolar.
Ahora bien, éstas se hallan expresadas en doctrinas pedagógicas; la historia de estas doctrinas
debe pues completar la (historia) de la enseñanza. Educ. y Soc., pág. 124. Las nuevas
propuestas, sin embargo, no son creaciones arbitrarias de los pedagogos; como ya lo hemos
dicho, se apoyan en la reflexión y en la investigación de las prácticas y de las concepciones en
vigencia, pero también pu eden alimentarse del conocimiento de la historia de las prácticas y de
las concepciones pedagógicas. Menospreciar este arsenal de concepciones y de doctrinas sería
"empobrecer una de las principales fuentes de que debe alimentarse la reflexión pedagógica"
(Ibid., pág. 124). En efecto: las doctrinas más recientes no han nacido ayer; son el resultado de
las que las precedieron, sin las cuales por consiguiente, no pueden ser comprendidas; y así
paso a paso, para descubrir las causas determinantes de una corriente pedagógica, de alguna
importancia, hace falta andar mucho hacia atrás. Ibid., pág. 125. Si los sistemas educativos son
producto de la historia, también las corrientes pedagógicas son producto de la historia. Y así
como no se puede reconstruir un sistema educativo a partir de cero, tampoco se puede concebir
una nueva alternativa pedagógica a partir de cero.
La cultura pedagógica debe pues tener una base ampliamente histórica... Demasiados
pedagogos... han pretendido construir sus sistemas, haciendo abstracción de todo lo existente
antes de ellos. Ibid., pág. 126. Pero esto, según Durkheim, además de irresponsable, sería
Imposi ble porque: El porvenir no puede evocarse de la nada; no podemos construirlo más que
con los materiales que nos legó el pasado: Ibid., pág. 127. Hacer o pensar lo contrario
conduciría a los pedagogos a produc ir "literatura utópica", lo cual no haría más que
desprestigiar su reputación en el dominio de las ciencias. Finalmente, Durkheim advierte que si
bien es preciso establecer una distinción analítica entre una y otra historia, no es conveniente
separarlas como si no existiera relación entre ellas. Esta historia de la pedagogía, para dar
todos sus frutos, no debe separarse tampoco de la historia de la enseñanza. Aunque las
hayamos distinguido en la exposición son, en realidad, solidarias la una de la otra. Ibid., pág.
126. Muy al contrario: conviene poner al descubierto sus estrechas relaciones, a veces no lo
suficientemente explícitas. Y sobre todo, destacar sus relaciones con las características
cambiantes de los nuevos contextos y de las nuevas lecturas que se hacen del mundo.

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