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INCIDENTES ESPECIALES:

A continuación señaláremos los siguientes incidentes especiales: Privilegio de pobreza, costas,


desistimiento de la demanda y abandono de procedimiento.

1. PRIVILEGIO DE POBREZA (Título XVII C. O. T., Art. 129 y ss. C. P. C.).

El privilegio de pobreza es una institución que está dentro de las facultades conservativas de los
tribunales, en el sentido que por esta vía se contribuye el acceso a la justicia a personas privadas de los
recursos económicos necesarios.

El privilegio de pobreza es una institución que se refleja en definitiva en la resolución que lo declara o
lo desecha, y esta resolución es un auto, porque no establece derechos permanentes a favor de las
partes, toda vez que cambiando las circunstancias, puede cambiar el sentido de la resolución, artículo
136 del Código de Procedimiento Civil.

Respecto de la persona a quien se le concede el privilegio de pobreza, queda exenta de la obligación de


pagar por los servicios judiciales que se le presten; además está exenta de las consignaciones judiciales,
y deben ser servidas gratuitamente por los abogados o procuradores de turno o eventualmente por las
respectivas corporaciones.

Por una norma especial, al reo preso se le presume pobre, y en consecuencia por la sola circunstancia
de estar en prisión preventiva goza, por el ministerio de la ley, de privilegio de pobreza, artículo 135.

Es importante tener presente, que todo este instituto de la defensa de las personas sin recursos
económicos suficientes, es un instituto en revisión debido a la introducción del la Defensoría Penal
Pública como consecuencia de la reforma procesal penal, pero el estudio acabado de la auto defensa y
de la defensa técnica es propio de otro curso.

Para obtener el privilegio de pobreza, no se requiere ser pobre de solemnidad, sino que se requiere estar
en una situación económica tal, que no sea posible soportar razonablemente los costos del respectivo
juicio.

El privilegio de pobreza podrá solicitarse en cualquier estado del juicio y aún antes de su iniciación, y
deberá ser solicitado al tribunal que corresponda conocer en única o en primera instancia del asunto en
que haya de tener efecto. Debe tramitarse en cuaderno separado y debe solicitarse con motivos
fundados.

2. INCIDENTE DE LAS COSTAS (Arts. 138 a 147).

Las costas, son una carga pecuniaria que deben soportar las partes, y la regla general es que durante el
curso del respectivo juicio, las costas sean soportadas por la respectiva parte que incurio en ella. Hay
también ciertas costas que son comunes, como los honorarios de un perito designado como medida para
mejor resolver, y en tal evento las partes durante el juicio pagarán a este perito por mitades.

Sin embargo, no obstante que estos desembolsos iniciales gravan a la parte que incurrió en ellos, el
legislador contempla un mecanismo para resarcirse de todos esos desembolsos, y que en el fondo
significan que la parte que incurrió en el desembolso puede ser restituida o reembolsada por la parte
contraria si efectivamente ha sido condenada en costas; o sea, la obligación de reembolsar costas no se
deriva necesariamente de todo el juicio, sino que se deriva de la condena que se imponga al
responsable.

Hay una cuestión que tiene una importancia sustancial, porque la condenación en costas guarda
relación con la prestación de servicios profesionales y guarda relación con otro instituto que se
denomina Litis expensas.

El tema de las costas, cuando ha mediado condenación en costas, vincula a las partes litigantes entre sí,
en el sentido de que una debe reembolsar a la otra los desembolsos o costas en que incurrió, pero no
vincula a los representantes de las partes con la parte contraria, ni regula las relaciones de las
respectivas partes con sus abogados y mandatarios. Esto significa que el abogado de una parte en cuyo
favor se declaró el derecho a ser reembolsado, no tiene acción directa en contra de la parte contraria; y
por otra parte, que los compromisos que haya contraído la parte con sus respectivos abogados o
mandatarios no son incluidos ni determinados por las costas que se exigen en el respectivo juicio.

Si un apoderado o abogado de la parte recibe costas, se entiende que las recibe para su mandante, que
es el beneficiario de dicha condenación, artículo 139 inciso final.

La condenación en costas puede producirse respecto del juicio todo, puede producirse también en
ciertos y determinados recursos procesales, en contra de quien los ha interpuesto y han sido rechazados;
Incluso tratándose de ciertos recursos procesales la condenación en costas es necesaria para el
pernicioso, como ocurre en el caso del recurso de casación.

Las costas pueden ser impuestas para el incidentista, cuando no obtiene el incidente que promueve.

Es importante destacar la norma del artículo 139 del C. P. C. ya que distingue entre las costas
procesales y las personales.

Costas Procesales: Son las causadas por los funcionarios auxiliares de la administración de justicia,
que prestan los servicios correspondientes. Estas costas se determinan de acuerdo a los aranceles
judiciales que fija al efecto el poder judicial., también constituyen costas procesales cualquier otro tipo
de desembolsos que pudiera haber ocurrido, como por ejemplo, el pago por la confección de exhortos,
copias, etc.

Costas Personales: Son aquellas que se causan por los servicios de carácter personal que se prestan a
las partes; y estos son normalmente los servicios que prestan los abogados y los procuradores. Pero
también se entienden comprendidos otros honorarios, como los de los peritos que hayan pagado la parte
respectiva.

Esta distinción entre las costas procesales y personales tiene importancia por el hecho de que el monto
de ellas se fija por diferentes métodos, así tratándose de costas procesales son determinadas por el
secretario del respectivo tribunal, en cambio tratándose de las costas personales ellas son fijadas por el
propio tribunal, o sea, es el juez de la causa el que las fija, artículo 140 inciso 2º C. P. C.

En relación con este mismo tema, debemos señalar que los defensores públicos, en ciertos y
determinados casos, pueden asumir la representación de las personas a quien la ley les encomienda
velar por sus intereses, y en tal evento ellos merecen honorarios por su actuación, y en caso de que
hayan honorarios, también se consideran estos como costas personales, artículo 139 del C. P. C. en
relación con el artículo 367 del C. O. T.

El artículo 138 del C. P. C. señala que la condenación en costas conlleva, a petición de parte, a la
respectiva tasación de costas. Por su parte, el artículo 140 dispone que sólo se consideran las costas
útiles. Practicada la tasación de costas procesales y personales, hay un término de citación de 3 días,
para que las partes litigantes puedan impugnar la tasación, artículo 141.

Producida la objeción, el tribunal la resuelve de plano o le da tramitación incidental, y será en


consecuencia una sentencia interlocutoria, la que se pronuncie en definitiva sobre la impugnación
correspondiente, artículo 142.

La tasación de costas es una resolución que vincula a las parte litigantes entre sí, pero no vincula a las
personas que hayan prestado sus servicios a las partes litigantes, como sus respectivos abogados y
procuradores, los que tienen como fuente de remuneración su contrato respectivo, o a falta de este, una
sentencia judicial que fije sus honorarios en un procedimiento especial, que es el juicio de fijación de
honorarios.

La regla general es que quien ha sido vencido en un juicio o en un incidente, debe ser el condenado al
pago de las costas. Sin embargo, no obstante haber sido totalmente vencido en el juicio, las parte puede
ser eximida del pago de costas cuando se estime que ha tenido motivo plausible para litigar, o sea, que
no ha sido un litigante temerario sino que ha habido un principio, a primera vista, que justifica el haber
pedido la intervención de la justicia, artículo 144.

Esto también es aplicable como principio general, a los incidentes de manera que su se promueve un
incidente, también el tribunal puede eximir del pago de las costas si ha sido plausible la promoción de
dicho incidente.

Con todo esta disposición hay que relacionarla con el artículo 147, el que señala que si el incidente es
de carácter dilatorio, calificación que el tribunal hará, precisa y necesariamente debe sobrevenir
condenación en costas para el articulista (o sea, el que promueve el incidente).

El artículo 145 es una disposición que se refiere a todas las costas (procesales y personals) del recurso
de apelación, permitiendo que el tribunal exima de su pago.

El artículo 146 se refiere claramente al pago de las costas de los recursos procesales, y señala que si
quien ha conocido del recurso procesal es un tribunal colegiado, y ha habido algún voto disidente en
beneficio del recurrente, éste no podrá ser condenado en costas. Y esto es lógico, porque significa que
el recurrente tenía motivo plausible para recurrir, y en consecuencia no merece sanción.

Sin embargo esta norma tiene calificadas excepciones, como es el caso del recurso de casación, donde
en caso de rechazo debe sobrevenir necesariamente condenación en costas, no obstante la existencia de
voto disidente; y también tratándose del recurso de protección se puede imponer condenación en costas
no obstante la existencia de voto disidente.

La disposición del artículo 28 antes de su modificación el año 1985 y 1993, establecía una
responsabilidad solidaria entre las partes y su procurador, respecto del pago en costas; esta solidaridad,
de alguna manera, era incompatible con el derecho a la asistencia jurídica, por eso se modificó la
norma, señalando el nuevo artículo 28 que se responde solidariamente sólo de las costas procesales.

En otros ordenamientos jurídicos se permite que el juez de la causa, frente a ciertas y determinadas
acciones, pueda de oficio o a petición de parte, exigir un déposito o causión previa. En nuestro
ordenamiento, esta norma no existe, y quizás sería interesante de establecer para evitar aventuras
procesales y acciones temerarias, que se sabe no tendrán ningún resultado.

- Las Litis Expensas: El artículo 136 del Código Civil, regula las litis expensas, dentro del título que
regula las relaciones recíprocas de los cónyuges, quienes se deben auxilio entre sí, para ejercer
debidamente sus respectivos juicios.

Esta norma contiene el principio que, cuando el matrimonio se rige por las normas de la sociedad
conyugal, el marido debe auxiliar a la mujer para la litis, en cualquier juicio del marido en contra de la
mujer o de la mujer en contra del marido.

Es la jurisprudencia la que ha sido más clara en este aspecto, y no así la ley.

La litis expensas son una previsión o perspectiva de lo que podrían ser las costas de la causa, de suerte
que el tribunal que fijas las litis expensas, sigue los mismos principio que rigen en materia de costas.

Puede ocurrir, naturalmente, que las costas sean superiores o inferiores a las litis expensas, pero de
todas maneras estas costas deben guardar relación general con lo que pueden ser las costas definitivas.

3. INCIDENTE DEL DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA:

El desistimiento de la demanda es el acto jurídico procesal unilateral del demandante que puede
efectuarse luego de la notificación de la demanda y en cualquier estado del juicio, en virtud del cual
manifiesta al tribunal su voluntad de renunciar a la pretensión deducida en la demanda y no continuar
con la tramitación del procedimiento, para los efectos de que el tribunal la acoja mediante la dictación
de una resolución, previa la tramitación del respectivo incidente. En el desistimiento de la demanda, el
efecto principal es la pérdida o extinción de la pretensión del actor, y de allí que sólo puede hacerse
valer desde que se produce la existencia del proceso, esto es, desde la notificación de la demanda.

El desistimiento de la demanda es un acto jurídico procesal que consiste en una manifestación de


voluntad del actor en cuanto a renunciar a la pretensión hecha valer en el proceso. En cambio, el retiro
de la demanda es un mero acto material del demandante, que solo produce el efecto de estimar que
nunca se ha presentado la demanda, pero que al no importar una renunciar de la pretensión contenida
en ella, permite al actor volver a hacerla valer con posterioridad por medio de la interposición de una
nueva demanda.

El desistimiento de la demanda puede efectuarse después de notificada la demanda y en cualquier


estado del juicio, hasta que no se encuentre ejecutoriada la sentencia que se hubiere pronunciado en el
procedimiento. Esto quiere decir que el demandante se puede desistir de su acción tanto en primera
como en segunda instancia, e incluso, ante la Corte Suprema, como acontecería en casos que ella
estuviere conociendo de un recurso de casación en la forma o en el fondo.
El sujeto del desistimiento de la demanda es el demandante. Se trata de un acto jurídico procesal que
puede ser ejercido exclusivamente por aquel que hubiere hecho valer la pretensión en el proceso dado
que importa una renuncia que se formula respecto de ella, artículo 148 del CPC.

El escrito del demandante en el cual se formula el desistimiento de la demanda debe ser tramitado de
acuerdo con las reglas generales que estudiamos cuando vimos los incidentes ordinarios, debiendo por
ello conferirse traslado al demandado. El demandado frente al desistimiento, puede adoptar las
siguientes actitudes: (i) No evacuar el traslado conferido, guardando silencio: En este caso, trascurrido
el plazo fatal de tres días que tiene el demandado para ese efecto, el tribunal deberá pronunciarse
respecto del desistimiento de la demanda de acuerdo a las reglas generales; (ii) Oponer excepciones al
desistimiento de la demanda, solicitando que el desistimiento de la demanda no sea aceptado o que se
acepte parcialmente. En este caso, dispone el artículo 149 del CPC, que: “Si se hace oposición al
desistimiento o sólo se acepta condicionalmente, resolverá el tribunal si continúa o no el juicio, o la
forma en que debe tenerse por desistido el actor”.

La resolución que acepta el desistimiento de la demanda se ha estimado que es una sentencia


interlocutoria de primera clase, porque falla un incidente estableciendo derechos permanentes a favor
de las partes, los que en este caso están representados por la extinción o pérdida de la pretensión hecha
valer en el proceso. La resolución que no da lugar al desistimiento de la demanda, se ha estimado que
tiene la naturaleza jurídica de un auto, ya que resuelve sobre el incidente no estableciendo derechos
permanentes a favor de las partes. Rechazado el desistimiento de la demanda, puede volverse a
formularse éste con posterioridad por parte del demandante, ya que los autos no producen cosa juzgada.
Debiendo en todo caso, promoverse el nuevo desistimiento sobre bases o condiciones diferentes.

Los efectos del desistimiento se encuentran contemplados en el artículo 150 del CPC, el cual prescribe
sobre la materia, que: “La sentencia que acepte el desistimiento, haya o no habido oposición, extinguirá
las acciones a que él se refiera, con relación a las partes litigantes y a todas las personas a quienes
habría afectado la sentencia del juicio a que se pone fin”.

De forma que, los efectos del desistimiento son:

a. Extingue las pretensiones que se hubieren hecho valer en la demanda o en la reconvención:


Como sabemos, la resolución que acoge el desistimiento es una sentencia interlocutoria, de
primer grado, que pone término al juicio. Por consiguiente, una vez que tal resolución se
encuentre ejecutoriada producirá el efecto de cosa juzgada (Artículo 175 del CPC). Esa
resolución producirá acción y excepción de cosa juzgada, para lo cual será necesaria la
concurrencia de la triple identidad (Artículo 177 del CPC). Sin embargo, el efecto de cosa
juzgada consagrado en el artículo 150 del CPC, no sólo afecta a las partes del procedimiento,
sino que a todos a quienes hubiera podido afectar la sentencia del juicio al que se le pone
término por esta vía, lo que se denomina: “efecto reflejo de la sentencia”.
b. Termina el Procedimiento: El desistimiento de la demanda, si se produce respecto de todas las
pretensiones hechas valer en la demanda, pone fin al procedimiento, dado que no existirá
conflicto respecto del cual deba pronunciarse el tribunal. Si el desistimiento se verifica sólo
respecto de una de las varias pretensiones hechas valer o sólo por el demandado respecto de la
reconvención, el término del procedimiento se producirá solo respecto de esas pretensiones,
pero deberá continuar adelante respecto de las otras.

El desistimiento de la reconvención, esto es, la demanda del demandado, tiene una tramitación
diferente al desistimiento de la demanda. En efecto, la presentación del escrito de desistimiento de la
demanda genera siempre un incidente, debiendo proveerse el escrito confiriéndose traslado al
demandado. En cambio, el desistimiento de la reconvención debe ser proveído teniéndose por aceptado,
con citación del demandante. En consecuencia la providencia que se dicta respecto del escrito de
desistimiento de la reconvención, es: “como se pide, con citación”. En consecuencia, en este caso, sólo
se generara un incidente, en la medida en que el demandante dentro del plazo de tres días se oponga a
que se acepte el desistimiento de la reconvención formulada por el demandante, artículo 151 del CPC.

4. INCIDENTE DE ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO.

El abandono del procedimiento se encuentra regulado como incidente especial en el Título XVI del
Libro I del CPC (Artículos 152 a 157)

El abandono del procedimiento es un incidente especial, en virtud del cual se declara por el tribunal
como sanción el termino del procedimiento, a petición del demandado, por haber permanecido
inactivas todas las partes por el término previsto por el legislador, contado desde la fecha de la última
resolución recaída en una gestión útil, sin que se produzca la extinción de las pretensiones o
excepciones hechas valer en él.

Los requisitos del abandono del procedimiento son:

a. Inactividad de las partes:

El artículo 152 del CPC, dispone que el procedimiento se entiende abandonado, cuando todas las partes
que figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante seis meses, contados desde la fecha de la
última resolución recaída en alguna gestión útil para dar curso progresivo a los autos. La inactividad
que puede ser sancionada en el procedimiento debe verificarse porque ninguna de las partes, incluidos
los terceros que han intervenido en él, han realizado durante el plazo que prevé el legislador alguna
actuación que tenga por objeto darle curso progresivo a los autos. Se entiende por diligencia útil la que
tiene por objeto permitir la prosecución del procedimiento, o sea, aquellas que tienden a que el
procedimiento llegue al estado de sentencia.

b. Transcurso del plazo de inactividad establecido en la ley.

La inactividad en el procedimiento debe haberse prolongado por el término de seis meses, plazo que se
cuenta desde la última providencia que se hubiere dictado en el procedimiento. Sobre esta materia es
necesario los siguientes alcances: (i) La voz resolución que se emplea debe ser entendida en un sentido
amplio, y genérico, comprensivo de toda clase de resoluciones judiciales; (ii) El plazo de seis meses
para declarar el abandono del procedimiento se cuenta desde la fecha de dictación de la última
resolución, no siendo necesario la notificación de ella; (iii) Dado que el plazo del abandono es de seis
meses, no se descuentan los días inhábiles y de acuerdo con nuestra jurisprudencia el plazo de seis
meses no se suspende para su computo durante el feriado judicial, (iv) El término ordinario de seis
meses para declarar el abandono del procedimiento se reduce bastante para su declaración en otros
procedimientos. Así, en el juicio de mínima cuantía el plazo para declarar el abandono es de tres meses
(Artículo 709 del CPC); en las implicancias y recusaciones el plazo para declarar el abandono del
incidente es de diez días (Artículo 123 CPC); en el abandono de la acción penal privada el plazo es de
treinta días continuos, abandono que produce el efecto de extinguir la pretensión penal privada,
pudiendo dictarse incluso de oficio por parte del tribunal (Artículo 587 del CPC y 402 del NCPP).

c. Petición del demandado.


El abandono del procedimiento no es una sanción que pueda ser declarada de oficio por parte del
tribunal, sino que sólo a petición de parte. Tratándose del abandono del procedimiento, el sujeto
legitimado para solicitarlo es el demandado, artículo 153 inciso 1° del CPC.

d. Inexistencia de renuncia del abandono por parte del demandado.

Concurrido los requisitos que hacen procedente la declaración del abandono, el demandado debe alegar
el abandono inmediatamente de reiniciado el procedimiento, ya sea por la vía de la acción o de
excepción. Si reiniciado el procedimiento luego de transcurridos seis meses desde la última resolución
recaída en una gestión útil, el demandado no alega el abandono, se entiende que se ha producido la
renuncia por parte del demandado a su derecho de alegar el abandono.

El titular para reclamar el abandono del procedimiento es el demandado por la vía de la acción o de la
excepción.

Se alega el abandono por la vía de la acción, cuando configurados los requisitos que hacen procedente
el abandono, el demandado solicita al tribunal que formule la declaración de éste. Ejemplo de esta
situación, seria aquella que se ha dictado la resolución que recibe la causa a prueba y han pasado seis
meses sin que se haya verificado la notificación por cédula a las partes de dicha resolución,
concurriendo el demandado a solicitar que se declare el abandono.

Se alega el abandono del procedimiento por vía de excepción, cuando configurados los requisitos que
hacen procedente el abandono, el demandante realiza cualquiera gestión en el procedimiento para
reiniciarlo, debiendo alegar primeramente frente a ello el demandado que se declare el abandono del
procedimiento. En este caso, el abandono se alega por el demandado como una reacción inmediata
frente a la gestión que se realiza por el demandante destinada a dar curso progresivo a los autos, luego
de transcurrido el plazo de seis meses contados de la última gestión útil realizada en el proceso.
Ejemplo de esta situación, sería aquella en que han pasado seis meses de la resolución que recibe la
causa a prueba, y el demandante promueve un incidente de nulidad procesal. El demandado antes de
evacuar el traslado del incidente de nulidad, debe alegar como excepción el abandono del
procedimiento, dado que si evacua el traslado podría sostenerse que renunció a su derecho a alegar el
abandono conforme a lo previsto en el artículo 155 del CPC.

Ahora bien, los requisitos que hacen procedente la declaración del abandono del procedimiento se
pueden configurara desde que existe juicio, esto es, desde que se ha notificado la demanda al
demandado, hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa. Al efecto, dispone el artículo
153 del CPC, que el abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante todo el juicio y
hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa. De acuerdo con ello, los requisitos que
hacen procedente el abandono del procedimiento pueden configurarse tanto en la primera instancia, en
la segunda instancia e incluso ante la Corte Suprema, si se encuentra conociendo de un recurso de
casación. En caso que se declare el abandono del procedimiento en segunda instancia, la sanción
consiste en la pérdida de todo lo actuado tanto en la primera como en la segunda instancia, esto es, todo
lo actuado en el procedimiento, y no sólo la sanción opera respecto de la segunda instancia. De acuerdo
con ello, resulta acertado que se haya sustituido por la Ley N ° 18.705 la denominación de la
institución de abandono de la instancia por la de abandono del procedimiento. Sin embargo, debemos
tener presente que respecto del recurso de apelación puede concurrir para sancionar la inactividad de
las partes otra institución que posee requisitos y genera efectos distintos como es la prescripción del
recurso de apelación.
Corresponde conocer del abandono del procedimiento al tribunal de única, primera o segunda instancia
ante el cual se hubieren configurado los requisitos que hacen procedente dicha declaración.

De conformidad a lo previsto en el artículo 154 del CPC, la petición de abandono del procedimiento, se
tramitará como incidente, sea que se hubiere alegado por el demandado vía acción o de excepción. En
consecuencia, del escrito en el cual se alegue por el demandado el abandono del procedimiento debe
conferírsele traslado al demandante. Este incidente reviste el carácter de previo y especial
pronunciamiento, por lo que se suspende el curso del procedimiento mientras no se resuelva. Para
determinar la naturaleza jurídica de la resolución que se pronuncia acerca de la solicitud de abandono
del procedimiento, debemos distinguir entre la resolución que lo declara y aquella que lo rechaza.

La resolución que declara el abandono del procedimiento es una sentencia interlocutoria de primera
clase. Porque falla un incidente estableciendo derechos permanentes a favor de las partes, lo que es este
caso, están representados por la pérdida de lo actuado en el procedimiento y la imposibilidad de
continuar con la tramitación de éste, pero dejando a salvo las pretensiones y excepciones que se
hubieren hecho valer en el procedimiento abandonado.

La resolución que rechaza la solicitud de abandono del procedimiento se ha estimado que tiene la
naturaleza jurídica de un auto, ya que resuelve sobre un incidente no estableciendo derechos
permanentes.

Una vez dictada y ejecutoriada la resolución que declara abandonado el procedimiento se produce el
efecto de terminar el procedimiento abandonado y la pérdida del procedimiento y todas las
consecuencias que éste haya generado. Sobre la materia dispone el artículo 156 del CPC, que no se
extinguirán por el abandono las acciones o excepciones de las partes, pero éstas perderán el derecho de
continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un nuevo juicio. Subsistirán, sin embargo,
con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos definitivamente constituidos.

En consecuencia, el efecto que general el abandono del procedimiento es que las partes pierden el
derecho de continuar con el procedimiento abandonado, el que termina con motivo de dicha
declaración una vez que ella se encuentre ejecutoriada, y las partes no pueden hacer valer en un nuevo
juicio las actuaciones que se hubieren realizado en el procedimiento abandonado.

En consecuencia, declarado el abandono del procedimiento se entiende que no se ha producido la


interrupción civil de la prescripción, dado que el efecto que se genera con la notificación válida de la
demanda en el procedimiento se pierde al aplicarse dicha sanción procesal. No obstante, el efecto de
ineficacia de los actos del procedimiento que se genera con la declaración del abandono del
procedimiento se salva determinadas actuaciones, como son a saber:

- No se entenderán extinguidas por el abandono las acciones o excepciones de las partes,


pero éstas perderán el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo
valer en un nuevo juicio, artículo 156 inciso 1° del CPC, y
- Subsistirán sin embargo, con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos
definitivamente constituidos, artículo 156 inciso 2° del CPC. Ejemplo de actos que
perviven son el mandato, los derechos provenientes de un avenimiento, etc.-

Situaciones especiales de abandono del procedimiento:


- El abandono del procedimiento en el juicio ejecutivo.

Gestiones preparativas de la vía ejecutiva: De conformidad a lo previsto en el artículo 153 del CPC,
para que se declare el abandono del procedimiento es necesario que exista un juicio, el que se entiende
existir desde la notificación válida de la demanda. De acuerdo con ello, se ha declarado que no procede
declarar el abandono del procedimiento en los casos de preparación de la vía ejecutiva por
reconocimiento de forma o confesión de deuda o en la notificación de protesto de letra, cheque, o
pagaré ya que dichas diligencias no constituyen un juicio.

- El abandono del procedimiento en el cuaderno ejecutivo:

En caso que se hubieren opuesto excepciones por el ejecutado en el cuaderno ejecutivo, el abandono
del procedimiento se rige por las reglas generales y en este podrán ser declarado cuando todas las
partes que figuren en él hubieren cesado en su prosecución durante seis meses conforme a lo previsto
en el artículo 152 del CPC. Debemos tener presente que si existe pluralidad de ejecutados, aquella
ejecutado que no hubiere opuesto excepciones ni podrá alegar el abandono de acuerdo con las reglas
generales dado que el mandamiento de ejecución y embargo hace las veces respecto de él de sentencia
definitiva ejecutoriada.

- El abandono del procedimiento en el cuaderno de apremio: Con anterioridad a la dictación de la Ley


N ° 18.705, si el ejecutado no había opuesto excepciones o habiéndose opuesto excepciones se habían
rechazado por sentencia definitiva ejecutoriada no era posible declarar el abandono del procedimiento
por haberse puesto término al procedimiento. A partir de la modificación del artículo 153 del CPC, por
la Ley N ° 18.705 el ejecutado puede solicitar el abandono del procedimiento en el cuaderno de
apremio, luego de haberse dictado sentencia definitiva ejecutoriada que rechace las excepciones del
ejecutado o si éste no hubiere opuesto excepciones en cuyo caso el mandamiento de ejecución y
embargo hace las veces de sentencia ejecutoriada. Al efecto, dispone el inciso segundo del artículo 153
del CPC, que: “en los procedimientos ejecutivos el ejecutado podrá, además solicitar el abandono del
procedimiento, después de ejecutoriada la sentencia definitiva o en el caso del artículo 472”. En este
caso, el plazo para declarar el abandono del procedimiento será de tres años contados desde la fecha de
la última gestión útil, hecha en el procedimiento de apremio, destinado a obtener el cumplimiento
forzado de la obligación, luego de ejecutoriada la sentencia definitiva o vencido el plazo para oponer
excepciones en su caso.

En el evento que la última diligencia útil sea de fecha anterior, el plazo se contará desde la fecha en que
quedó ejecutoriada la sentencia definitiva o venció el plazo para oponer excepciones. Un ejemplo claro
en que se presenta esta situación sería el caso en el cual se practicó el embargo, luego de efectuado el
requerimiento de pago, y el ejecutado no opuso excepciones dentro del plazo legal. En este caso, no
obstante que el embargo se practicó en el cuaderno de apremio con anterioridad al vencimiento del
plazo para oponer excepciones, el cómputo del plazo de los tres años se debe efectuar desde la fecha en
la cual venció el plazo para oponer excepciones. En este caso de abandono del procedimiento, debemos
entender por gestiones útiles a realizarse en el cuaderno de apremio todas aquellas actuaciones que
manifiestan la decisión del acreedor de obtener el cumplimiento forzado de la obligación. Como
ejemplo, de gestiones útiles en el cuaderno de apremio podemos señalar las siguientes; la solicitud de
ampliación del embargo; la solicitud de retiro de especies; el escrito del martillero presentado al
tribunal dándose por notificado de su designación; el otorgamiento de auxilio de la fuerza pública para
efectuar el retiro de especies; todas las actuaciones tendientes a lograr el remate de los bienes
embargados, etc.
En cuanto a la oportunidad hasta la cual se puede solicitar el abandono del procedimiento en el
cuaderno de apremio, debemos entender que ello es posible sólo hasta que se hubieren adjudicados los
bienes embargados, momento en el cual se debe entender terminado el procedimiento de apremio. La
solicitud de abandono del procedimiento se tramita como incidente. No obstante, en estos casos, si se
declara el abandono del procedimiento sin que medie oposición del ejecutante, éste no será condenado
en costas. En consecuencia, si el ejecutante no evacua el traslado que se le confiere respecto de la
petición del ejecutado de declarar abandonado el procedimiento por la paralización de la tramitación
del cuaderno de apremio o evacuar el traslado allanándose a la petición, el ejecutante no debe ser
condenado en costas por el tribunal. En cuanto a los efectos de la declaración del abandono del
procedimiento en el cuaderno de apremio debe entenderse que pone término a la tramitación de éste,
por lo que debe procederse a alzar el embargo y restituir los bienes del ejecutado.

- El abandono del procedimiento en las tercerías del juicio ejecutivo:

Si sostenemos que las tercerías importan un proceso independiente y distinto al juicio ejecutivo, porque
se hace valer un conflicto diverso al que se plantea en él, y que dichas tercerías se tramitan
normalmente en un cuaderno separado del juicio ejecutivo, sin suspender nunca el curso del cuaderno
ejecutivo o principal, y sólo excepcionalmente generan la suspensión de la tramitación del cuaderno de
apremio, cabría aplicarles a las tercerías para declarar su abandono la regla general prevista en el
artículo 152 del CPC. De acuerdo con ello, procederá que se declare el abandono de la tercería si todas
las partes permanecen inactivas en la prosecución del cuaderno de tercería, transcurridos los seis meses
contados desde la última providencia recaída en una gestión útil realizada en el cuaderno de tercería.
En este caso, debemos entender como demandados en la tercería tanto al ejecutante como al ejecutado
para los efectos de solicitar el abandono del procedimiento respecto de la tercería.

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