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Literatura salvadoreña contemporánea

La literatura salvadoreña es la acaecida a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Con anterioridad
a esa fecha, el actual territorio salvadoreño formaba parte de otras entidades políticas, razón por
la que carece de sentido hablar de una identidad propia que aspirara a expresarse literariamente.
No fue sino a partir del triunfo liberal que una élite de intelectuales asumió la función de la
conciencia nacional y, con ello, fundó el espacio de una cultura nacional donde la literatura tendrá
una participación protagonista.

Antimodernismo

A finales de la década de 1920 y principios de la siguiente la sociedad salvadoreña sufrió varias


sacudidas sociales y políticas que desbarataron la ya endeble sociedad literaria. En el terreno
económico, la crisis de Wall Street se tradujo en un drástico desplome de los precios del café. El
presidente Pío Romero Bosque había iniciado un proceso de retorno a la legalidad institucional
que permitió convocar las primeras elecciones libres de la historia salvadoreña. En ellas resultó
electo el ingeniero Arturo Araujo llevando un programa reformista inspirado en las ideas
de Alberto Masferrer, quien de hecho había apoyado de manera activa la campaña electoral de
Araujo. La crisis económica y el conflicto político resultante hicieron fracasar en cuestión de meses
la gestión del mandatario y dieron paso a seis décadas de autoritarismo militar que reprimió de
manera drástica la proliferación literaria.

En el terreno de la actividad artística se registró una activa búsqueda de alternativas frente al


Occidente moderno como ideal de civilización. El modernismo dariano abundaba en condenas
retóricas al prosaísmo de los nuevos tiempos, pero a la vez estaba deslumbrado por la opulencia y
el refinamiento de la Europa finisecular. El modernismo condenaba la vulgaridad de los nuevos
ricos, pero no mostraba disposición a renunciar a los objetos artísticos que la riqueza producía.
Entre las nuevas generaciones literarias esta actitud cambió; ya no se trataba de quejarse de las
enfermedades del siglo, sino de rechazar la modernidad en su fundamento mismo.

Desde su cargo de cónsul en Amberes, Alberto Masferrer observó la atrocidad de la crisis; Alberto
Guerra Trigueros (1898-1950), como escritor salvadoreño, también plasmó en sus escritos la
tendencia hacia la alteridad del modelo de progreso.
Esta búsqueda de alternativas llevó a muchos a hacer un largo y accidentado periplo por senderos
tan distintos que incluyen el misticismo oriental, las culturas amerindias y un primitivismo que veía
en las formas de vida tradicionales la plena y valedera antítesis de la modernidad desencantada.

En El Salvador, gozaron de particular popularidad la teosofía y otras adaptaciones sui generis de las
religiones orientales. Estas ideas tuvieron un notable poder de cohesión en una nutrida promoción
literaria que contó con talentos con los de Alberto Guerra Trigeros, Salarrué (1899-1975), Claudia
Lars (1899-1974), Serafín Quiteño, Raúl Contreras, Miguel Ángel Espino, Quino Caso, Juan Felipe
Toruño y otros. Estos escritores encontraron su credo estético y su profesión de vida en un arte
definido como antagonista radical de la modernidad social.

Guerra Trigueros fue el artista con formación teórica más sólida de este grupo y el más
familiarizado con las corrientes intelectuales y estéticas de Europa. Además de ser autor de una
obra destacada, jugó un papel importante como difusor de las nuevas ideas estéticas. En sus
ensayo abogó por una redefinición radical del lenguaje y los temas poéticos hasta entonces muy
dominados por la estética modernista. Promovió el verso libre y una poesía de tono coloquial,
proclamando así una poesía "vulgar", en el sentido de redimir la cotidianidad. Estas ideas se
hicieron más visibles en las generaciones posteriores (en la de Pedro Geoffroy Rivas, Oswaldo
Escobar Velado o Roque Dalton), ya que sus contemporáneos elaboraron una expresión lírica
siguiendo moldes más bien clásicos, aunque ya distantes del modernismo.

Populismo y autoritarismo[editar]

A inicios de la década de 1930, la narrativa salvadoreña tiene su centro en la obra de Salarrué, la


cual es tan diversa como voluminosa y al mismo tiempo desigual, es la continuación y culminación
de la síntesis entre el lenguaje literario culto y el habla popular iniciada por Ambrogi. Sus Cuentos
de barro (1933), que podría considerarse el libro salvadoreño más publicado y leído, tienen interés
por ser una de las inclinaciones literarias más logradas hacia la utilización del habla popular y por
elevar el primitivismo de la sociedad campesina al estatuto de utopía nacional. También frecuentó
los temas fantásticos y los relacionados con su religiosidad orientalista.

Aunque cabe decir que los miembros de esta promoción de literatos no siempre tuvieron vínculos
directos con la dictadura militar entronizada en 1931, su concepción de la cultura nacional como
negación del ideal ilustrado no dejó de proporcionar cierta utilidad a la legitimación del nuevo
orden. La idealización del campesino tradicional de su vínculo solidario son la naturaleza, permitía
asociar el autoritarismo y el populismo, ingredientes indispensables del discurso de la
naciente dictadura militar.
La generación de 1944 y la lucha antiautoritaria[editar]

En la década de 1940 alcanzó su madurez un grupo de escritores entre quienes se cuentan Pedro
Geoffroy Rivas (1908-1979), Hugo Lindo (1917-1985), José María Méndez(1916), Matilde Elena
López (1922), Julio Fausto Fernández, Oswaldo Escobar Velado, Luis Gallegos Valdés, Antonio
Gamero y Ricardo Trigueros de León. Pedro Geoffroy Rivas produjo una obra lírica marcada por la
vanguardias y, además, desarrolló una importante labor de rescate de las tradiciones indígenas y
de la lengua popular. La poesía de Oswaldo Escobar Velado tiene una delatada preocupación
existencial y un componente esencial de denuncia de las injusticias sociales. José María Méndez y
Hugo Lindo exploraron nuevas fronteras de la narrativa.

Numerosos escritos de esta generación jugaron un papel muy activo en el movimiento


democrático que puso fin de la dictadura del general Hernández Martínez. Sin embargo, algunos
de ellos colaboraron activamente con el régimen del coronel Óscar Osorio.

Dentro de un proyecto de modernización del Estado, Osorio promovió una de las políticas
culturales más ambiciosas en la historia de El Salvador. Para citar un ejemplo, a través del
Departamento Editorial del Ministerio de Cultura (posteriormente Dirección de Publicaciones del
Ministerio de Educación), bajo la enérgica dirección del escritor Ricardo Trigueros de León se
desarrolló una labor editorial de gran alcance, la cual constituyó, a la vez, un paso decisivo en
sentar las bases del canon de la literatura salvadoreña.

De forma paralela, tuvo lugar un proceso que había de afectar el desarrollo de la literatura; el auge
y la universalización de la industria de la cultura. Hacia 1950 resultaba bastante claro que los
medios de difusión masiva estaban desplazando a las bellas artes y a la cultura popular tradicional
como generadores de referentes imaginarios de la población. Ante esa situación la literatura fue
quedando relegada a una incómoda marginalidad. Esta debilidad hizo del trabajo artístico un fácil
rehén del régimen militar, cada vez más deslegitimado por la corrupción y la ausencia de
libertades políticas.

Literatura durante la guerra civil

En este convulsivo contexto surgió una literatura que asumió el legado de los escritores de la
Generación Comprometida y toda la literatura que abogó por el acompañamiento a las luchas
populares de liberación que definieron en gran medida el concierto artístico literario salvadoreño
de la década de 1950 a 1980.
En 1984 el poeta Salvador Juárez dirige el Taller Literario de Extensión Universitaria en la
Universidad de El Salvador. A este proyecto se integran algunos jóvenes que en 1985 consolidarán
su práctica literaria en el Taller Literario Xibalbá. Algunos de sus miembros fueron: Javier Alas,
Otoniel Guevara, Jorge Vargas Méndez, Nimia Romero, David Morales, José Antonio Domínguez,
Edgar Alfaro Chaverri, Antonio Casquín, y los poetas caídos en combate, Amílcar Colocho y
Arquímides Cruz. Este grupo sería uno de los colectivos literarios más sólidos del último lustro de
1980. Militaban en el movimiento popular armado al mismo tiempo que ejecutaban una intensa
labor de producción literaria (algunos de ellos conquistaron reconocimientos en diversos
certámenes de la época, juzgados por reconocidos escritores como Matilde Elena López, Rafael
Mendoza y Luis Melgar Brizuela, por ejemplo, en el Certamen Reforma 89, impulsado por la Iglesia
Luterana). Cultivaron principalmente poesía, la cual estuvo marcada por su participación en la
organización popular y en las filas de la guerrilla salvadoreña. Algunos artículos o muestras
poéticas pueden encontrarse en ediciones de prensa de esos años. Su obra trashumaba los temas
de la liberación, el amor y el futuro.

Algunos miembros de Xibalbá resultaron gravemente heridos, marcharon al exilio o murieron


durante enfrentamientos contra los cuerpos de seguridad; otros se mantuvieron cerca de la
actividad política o militar o se retiraron de ese entorno. Aparentemente constituyen el último
capítulo de la literatura de compromiso, una prolongación -en palabras de Huezo Mixco- de la
"estética extrema", un sentido de hacer literatura para dar respuesta y opción en un momento
crítico. Esta "estética extrema" fue labrada por la generación antifascista y la generación
Comprometida.

El grupo se disuelve luego de 1992; aunque la guerra había cobrado su saldo en muertos y
exiliados, el legado de Xibalbá y las generaciones precedentes significarán gran responsabilidad a
otros jóvenes y colectivos de escritores que irán surgiendo en las próximas dos décadas.
Generación del 44

La Generación del 44 fue una de las generaciones literarias más representativas del siglo XX en El
Salvador, y fue llamada así porque en 1944 un grupo de escritores se pronunciaron en contra de la
dictadura del general Maximiliano Hernández Martínez, que gobernaba en el país. Esta dictadura
sería duramente criticada por un grupo de escritores salvadoreños, cada uno desde su propio
ámbito literario y periodístico. De esta manera, los escritores de la Generación del 44 jugaron un
papel muy activo en el movimiento democrático que puso fin a la dictadura.
La Generación del 44 se transfomó a partir de 2 grupos literarios:

 “El Grupo 6” (por el número de sus integrantes).

 Comité de escritores y artistas antifascistas y de mundo libre.

El aporte de la Generación del 44 fue el hecho de pronunciarse sobre el régimen autoritario en


periódicos, revistas, conferencias y en reuniones intelectuales;
también produjeron obras de mucho mérito y se dieron a conocer públicamente situaciones que
les ocasionaron persecución y exilio.
Esta Generación fue conocida también como Generación de la dictadura, generación
antimartinazo y generación antifascista.
Características de la Generación del 44

 Denuncia de injusticias sociales y políticas.

 Lucha por lo humano, por elevar las condiciones del ser humano sumido en la pobreza.

 Proyectos de trabajo por cada autor desde cada especialidad artística y literaria.

 Exigencia académica y calidad en la producción literaria de cada uno.

En la década de 1944 alcanzó su madurez un grupo de escritores entre quienes se cuentan Pedro
Geoffroy Rivas(1908-1979), Hugo Lindo(1917-1985), José María Méndez (1916), Matilde Elena
López (1922), Julio Fausto Fernández, Oswaldo Escobar Velado, Luis Gallegos Valdés, Antonio
Gamero y Ricardo Trigueros de León. Pedro Geoffroy Rivas produjo una obra lírica marcada por las
vanguardias y, además, desarrolló una importante labor de rescate de las tradiciones indígenas y
de la lengua popular. La poesía de Oswaldo Escobar Velado tiene una delatada preocupación
existencial y un componente esencial de denuncia de las injusticias sociales. José María Méndez y
Hugo Lindo exploraron nuevas fronteras de la narrativa.
La Generación Comprometida

fue una generación literaria surgida en El Salvador durante la década de 1950, en la cual
participaron sin embargo escritores de varios países latinoamericanos que vivieron en El Salvador
exiliados o por razones diplomáticas. Entre ellos destacan Otto René Castillo y Miguel Ángel
Asturias de Guatemala, Guillermo Calderón Puig de Honduras, Rigoberto López
Pérez de Nicaragua, Manuel Mejía Vallejo de Colombia y Darío Cossier de Argentina, entre otros.1
La denominación de "comprometida" fue acuñada por el poeta Italo López Vallecillos, influenciado
por el pensamiento sartreano. Tuvo dos etapas: la primera, con el núcleo fundacional compuesto
por el propio López Vallecillos, Irma Lanzas, Waldo Chávez Velasco, Álvaro Menen Desleal, Eugenio
Martínez Orantes y otros. La segunda, con el surgimiento en 1956 del Círculo Literario
Universitario, fundado en la Facultad de Derecho de la Universidad de El Salvador. El Círculo
integró a los poetas Roque Dalton, Roberto Armijo, José Roberto Cea, Manlio Argueta y Tirso
Canales. Armijo, Cea, Argueta, Canales y el poeta Alfonso Kijadurías dirigieron, durante la década
de los 60 hasta 1979 la revista cultural titulada La Pájara Pinta.

La Generación Comprometida influyó sobre las promociones literarias posteriores, tanto por su
deseo de ahondar en la realidad salvadoreña, como por su búsqueda de renovación estética, que
tuvo las más heterogéneas concreciones: desde la ciencia ficción y el teatro del absurdo de Álvaro
Menéndez Leal, pasando por la renovación poética de Roque Dalton, hasta el indigenismo y tono
popular de José Roberto Cea.
Figuras literarias

Las figuras literarias son formas no convencionales de utilizar las palabras, de manera que, aunque
se emplean con sus acepciones habituales (a diferencia de lo que ocurre en los tropos), se
acompañan de algunas particularidades fónicas, gramaticales o semánticas, que las alejan de ese
uso habitual, por lo que terminan por resultar especialmente expresivas. Debido a esto, su uso es
característico, aunque en modo alguno exclusivo, de las obras literarias.

De forma coloquial, reciben también los nombres de recursos


literarios, estilísticos, retóricos o expresivos y el de figuras retóricas o del discurso, etc.

Las figuras, junto con los tropos, constituyen dentro del ámbito de la retórica uno de los formantes
básicos del ornatus retórico, el constituyente principal de la elocutio.

Estas figuras son importantes ya que los griegos las usaban para comunicarse de forma escrita.

Figuras de dicción

Las figuras de dicción afectan primordialmente a la forma de las palabras, aunque en ocasiones
inciden también sobre el significado. Se distinguen cuatro categorías: figuras de
transformación, figuras de repetición, figuras de omisión y figuras de posición.

Figuras de transformación

También llamada metaplasmos1 consiste en la utilización de formas léxicas que serían, en teoría,
incorrectas en la lengua ordinaria. Las más conocidas de esta figura son las licencias métricas.

Las figuras de transformación son las


siguientes: prótesis, epéntesis, paragoge, aféresis, síncopa, apócope, diástole o
éctasis, sístole, dialefa, sinéresis, sinalefa, ecthlipsis y metátesis.

Figuras de repetición

Las figuras de repetición consisten en el uso de elementos lingüísticos


(fonemas, sílabas, canciones, frases, oraciones...) que ya habían sido usados en el mismo texto. La
repetición no tiene por qué ser necesariamente exacta, por lo que en muchas ocasiones se dan
casos de semejanza o igualdad hacia un mismo producto o palabra.
Las figuras de repetición son las
siguientes: anadiplosis, anáfora, gradación, epanadiplosis, polisíndeton, annominatio (paronomasi
a, derivatio, figura
etimológica, diáfora, políptoton), traductio, equívoco/antanaclasis, paralelismo (isocolon, parison,
correlación), quiasmo y commutatio/retruécano.

Figuras de omisión

Las figuras de omisión consisten en la supresión de un elemento lingüístico y necesario, en teoría,


para la construcción del texto. Su uso tiende a aligerar la expresión.

Las figuras de omisión son las


siguientes: asíndeton, elipsis, zeugma, silepsis, reticencia o aposiopesis, braquilogía y paralipsis (ta
mbién llamada preterición o pretermisión).

Figuras de posición

Las figuras de posición son aquellos procedimientos que se basan en la alteración del orden
normal de las partes de la oración.

Las figuras de posición son las siguientes: hipérbaton, anástrofe, tmesis, synchysis e inversión de
sujetos

Figuras de pensamiento

Las figuras de pensamiento afectan principalmente al significado de las palabras. Se distinguen las
siguientes categorías: figuras de amplificación, figuras de acumulación, figuras lógicas, figuras de
definición, figuras oblicuas, figuras de diálogo, figuras dialécticas' (o de argumentación) y figuras
de ficción.

Figuras de amplificación

Aunque en latín, amplificativo, no es tanto un desarrollo más por extenso de una idea sino más
bien su realce (por un uso especial de la entonación, por ejemplo), en la práctica las figuras de
amplificación incluyen técnicas de alargamiento de los contenidos de un texto.

Las figuras de amplificación son las


siguientes: expolitio, interpretatio, paráfrasis, isodinamia, digresión y epifonema.
Figuras de acumulación

Las figuras de acumulación son procedimientos que buscan la adición de elementos


complementarios a las ideas expuestas.

Las figuras de acumulación son las siguientes: enumeración, distributio, epífrasis y epíteto

Figuras lógicas

Las figuras lógicas son procedimientos que tienen que ver con las relaciones lógicas entre las ideas
dentro de un texto; de forma especial, se considera la relación de contradiccióno antinomia, por lo
que la figura lógica por antonomasia es la antítesis. Como variantes de esta, se encuentran
la cohabitación, la paradoja y el oxímoron.

Figuras de definición

Las figuras de definición (y descripción) se utilizan para reflejar lingüísticamente la esencia o


apariencia de los temas tratados (personas, objetos, conceptos...).

Las figuras de definición y descripción son las


siguientes: definitio, prosopografía, etopeya, pragmatografía, topografía, cronografía, retrato, evid
entia y demonstratio.

Figuras oblicuas

Las figuras oblicuas designan de forma indirecta una realidad utilizando las palabras en sentido
apropiado. Constituyen la frontera con los tropos.

Las figuras oblicuas son las siguientes: perífrasis o circunloquio, lítotes o atenuación,
y preterición o paralipsis.

Figuras de diálogo o patéticas

Las figuras de diálogo son las propias del estilo directo, pues subrayan el carácter comunicativo del
discurso. Se denominan también figuras patéticas pues pretenden incidir afectivamente en el
destinatario.

Las figuras de diálogo son las siguientes: apóstrofe / invocación, exclamación, interrogación
retórica, optación y deprecación.
Figuras dialécticas

Las figuras dialécticas o de argumentación son las propias de los debates dialécticos (la disputatio,
en latín); se trata de técnicas argumentativas.

Las figuras dialécticas son las


siguientes: concessio, correctio, dubitatio, communicatio, conciliatio y distinctio / paradiástole;
pueden, además, incluirse aquí las llamadas probationes argumentativas, o pruebas expuestas por
el orador para defender su argumentación: simile, argumentum y sententia.

Figuras de ficción

Las figuras de ficción permiten presentar como reales situaciones imaginarias.

Las figuras de ficción son las


siguientes: personificación / prosopopeya, sermocinatio / idolopeya y subiectio / percontatio.
Derechos, Deberes, Legalidad Y Desarrollo Sostenible

Caracteristicas Derechos de primera generación


Su finalidad principal es la protección de la libertad, la seguridad y la integridad física y moral de
las personas.
Protegen a cada ser humano como individuo y no solo como parte de un grupo o colectivo.
Protegen a las personas frente a una posible agresión por parte del público. También exige al
Estado que se abstenga de invadir o agredir ciertos privilegios o atributos de los individuos.
Su respeto y garantía supone que el Estado cumpla con el deber de mantener el orden público que
permita que estos derechos se puedan ejercer.
El sujeto poseedor de estos derechos es el individuo en el caso de los Derechos Civiles, y el
ciudadano en el caso de los Derechos Políticos.
Estos derechos están contenidos en instrumentos como Declaraciones, Convenios, Tratados,
Pactos, etc. y están protegidos a través de mecanismos jurídicos a nivel nacional e internacional.
¿Qué es un derecho?

¿Que son derechos humanos?


Derechos Humanos
Se describen de la siguiente forma:
Son valores fundamentales
que tiene toda persona, que le pertenecen desde el momento del embarazo o concepción y le
acompañan durante toda su vida, en todo momento y lugar donde se encuentre.

Son valores morales


que todo ser humano posee, sin distinción social, posición económica, forma de pensar u otra
causa.

Son facultades
que tiene toda persona y que le permiten vivir en
Libertad
, en condiciones de
Igualdad
con los demás seres humanos y vivir con
Dignidad
.
Derechos Civiles y Políticos o derechos de libertad (de primera generación)
Se les llama así porque fueron los primeros en la historia en ser reconocidos formalmente por los
Estados. Se trata principlamente de los Derechos Individuales (civiles y políticos), los cuales fueron
reconocidos en el marco de las revoluciones francesa y norteamericana del siglo XVIII.
Estos derechos se reconocen vitales y buscan proteger a las personas en su integridad fisica y
mental.•
Definición
Literalmente son los derechos que una persona posee por el simple hecho de que es un ser
humano.
Los Derechos Humanos son los
medios de defensa
con que cuenta el ser humano para proteger su Vida, su Dignidad, su Integridad Personal, su
Libertad y todos los aspectos de su vida social, política, cultural y económica.
Clasificación
Derechos Civiles y Políticos o derechos de libertad (de primera generación).
Derechos Económicos, Sociales y Culturales o derechos de Igualdad (de segunda generación).
Derechos de Solidaridad o de los Pueblos (de tercera generación).
Derechos de acceso a las TIC (de cuarta generación).
Derechos, Deberes, Legalidad Y Desarrollo Sostenible
Son Derechos Civiles:
Derecho a la vida y a la integridad física y mental.
Derecho a la libertad y a la seguridad de la persona, incluido el derecho a un juicio justo.
Derecho a la intimidad e inviolabilidad del hogar y de la correspondencia.
Derecho a la libertad de pensamiento, consciencia y religión, así como a la opinión y expresión.
Son Derechos Políticos:
Derecho a la libertad de reunión y asociación.
Derecho a elegir, ser elegido y a participar en la conducción de los asuntos públicos.
Derecho a poder demandar a la autoridad pública.
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (de segunda generación)
Fueron reconocidos, por primera vez, a principios del siglo XX, en el marco de las revoluciones
mexicana y soviética.
Estos buscan garantizar el bienestar, la justicia social y el fácil acceso de todas las personas a los
beneficios de la educación y la cultura.
Se han reconocido al hombre en su virtud de miembro de la sociedad.
Sus principales características son:
Promueven la igualdad económica, social y cultural en la sociedad.
Protegen los derechos de los trabajadores.
Buscan una mejor distribución de los beneficios dentro de progreso y el desarrollo de los pueblos.
Se refieren tanto a los individuos de los beneficios dentro del progreso y el desarrollo de los
pueblos.
Se refieren tanto a los individuos como a los grupos sociales (la familia, los trabajadores, los niños,
etc.).
Se han logrado como respuesta a las demandas prioritarias de los sectores desprotegidos de la
sociedad.
¿Cuáles son estos derechos?
Derecho al trabajo y a recibir un salario justo y digno.
Derecho a condiciones laborales justas.
Derecho de huelga y sindicalización.
Derecho a la seguridad social.
Derecho a la alimentación, vestuario y vivienda adecuados.
Derecho a mejores niveles de salud física y mental.
Derecho a la educación, a la instrucción, a la ciencia y a la cultura.
Derecho a la protección y asistencia de la familia, madres e hijos.
Derecho a la protección económica en condiciones de incapacidad.
Derecho a la propiedad.
Derechos de Solidaridad o de los Pueblos (de tercera generación).
Son los Derechos de las grandes colectividades y que hacen referencia a los intereses comunes de
la humanidad.
Estos protegen la autodeterminación o la decisión colectiva de los pueblos de escoger su forma de
gobierno, sus representantes y su destino, sin intervenciones o ingerencias de ninguna otra
nación. En este último punto existe un amplo debate y conteroversia en el seno de las Naciones
Unidas.
Sus principales características son:
Pertenecen a cada individuo así como al conjunto del pueblo y a la comunidad internacional.
El Estado no debe violarlos, debe crear las condiciones para que se cumplan. En caso contrario
puede ser demandado.
El cumplimiento de estos derechos exige la concertación solidaria entre el Estado, los individuos,
las entidades públicas y privadas de carácter nacional e internacional.
Su realización exige la creación de condiciones nuevas en el campo de las relaciones
internacionales.
Su definición, reconocimiento y consagración es una tarea en proceso que depende, a nivel
nacional, del avance y consolidación de las democracias, como de la incorporación de políticos
tendientes al desarrollo y a la justicia social. Mientras que a nivel internacional, depende de
nuevas y diferentes relaciones entre los Estados, basados en el principio de la solidaridad.
¿Cuáles son estos derechos?
Derecho a la autodeterminación.
Derecho a la paz.
Derecho al desarrollo.
Derecho a la democracia.
Derecho a la integración.
Derecho a recibir y predecir información equitativamente.
Derecho al medio ambiente sano.
Derecho al beneficio compartido del patrimonio común de la humanidad.
Derechos de acceso a las TIC (de cuarta generación).
Comprenden el derecho al acceso de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC),
dentro del contexto de una sociedad de la información al servicio de todos, que busca el bienestar
integral y social de los pueblos en el mundo de la globalización. Este conjunto de derechos va
tomando forma en las últimas decadas, y abre el camino para un gran reto añadido en el siglo XXI:
las nuevas formas que cobran los derechos de primera, segunda y tercera generación en el
entorno del ciberespacio. Las TIC se refieren a saberes necesarios que hacen referencia a la
utilización de múltiples medios informáticos y tienen por objeto aportar claridad a conceptos aún
más abstractos como la sociedad del conocimiento, cuya creación se le atribuye al austriaco Peter
Drucker.

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