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UNIÓN MARITAL DE HECHO–Cuando uno de los compañeros conserva vínculo

matrimonial anterior y liquida la sociedad conyugal por escritura pública.


Reiteración de la sentencia de 11 de septiembre de 2013. Retrospectividad de la Ley
54 de 1990. Reiteración de las sentencias de 28 de octubre de 2005, 5 de agosto de
2013 y 14 de diciembre de 2015. (SC12246-2017; 16/08/2017)

Fuente formal:
Ley 54 de 1990.

ENTREMEZCLAMIENTO DE VÍAS–Por denunciar la falta de presupuestos


legales que impiden la declaratoria de la unión marital, error propio de la violación
directa de la norma sustancial, sustentado en la indebida valoración del acervo
probatorio. Reiteración de la sentencia de 24 de abril de 2012 y del auto de 27 de
septiembre de 2016. (SC12246-2017; 16/08/2017)

Fuente jurisprudencial:
Sentencia de 24 de abril de 2012, exp. 2005-00078.
Auto de AC 6487 de 27 de septiembre de 2016.

VIOLACIÓN DE LA NORMA SUSTANCIAL–Falta de precisión, claridad e


indicación directa o indirecta de la forma como se produjo la vulneración de la
norma. Reiteración de los autos de 24 de noviembre de 2010 y 19 de septiembre de
2001. (SC12246-2017; 16/08/2017)

Fuente formal:
Artículos 368 y 374 numeral 3º del Código de Procedimiento Civil.

Fuente jurisprudencial:
Auto de 16 de agosto de 2012, exp. 2009-00466.
Auto de 12 de julio de 2013, exp. 2006-00622-01.
Auto de 24 de noviembre de 2010, exp. 2008-00271-01.
Auto de 19 de septiembre de 2001, exp. 0037.

APRECIACIÓN PROBATORIA–Demostración de la omisión, suposición o


alteración de las pruebas que pretenden acreditar los elementos de la unión marital
de hecho. Improcedencia de alegato de instancia. Reiteración de los autos de 30 de
marzo 2009 y 13 de enero de 2013. (SC12246-2017; 16/08/2017)

Fuente jurisprudencial:
Auto de 30 de marzo de 2009, exp. 1996-08781-01.
Auto de 13 de enero de 2013, exp. 2009-00406.

TRÁNSITO DE LA LEY–Aplicación de la normatividad contenida en el código de


procedimiento civil por ser el ordenamiento vigente para la época de presentación
del recurso de casación. Aplicación del principio de ultractividad de la vigencia de la
ley en el tiempo. (SC12246-2017; 16/08/2017)

Fuente formal:
Artículos 624 y 625 numeral 5º del Código General del Proceso.

Asunto:
Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

Pretende la demandante, que se declare que entre ella y el causante, existió una
unión marital de hecho desde el 27 de julio de 1978 hasta el 20 de abril de 2006,
fecha de deceso de su compañero, por haber convivido en forma continua durante el
referido término dentro del cual procrearon dos hijos. El causante conservaba
vínculo matrimonial anterior, con sociedad conyugal liquidada en 1988 por escritura
pública. La primera instancia declaró la unión marital desde el 27 de julio de 1985 al
20 de abril de 2006 decisión que modificó el superior para establecer como hito final
de la unión el mes de julio de 2004 y adicionó el fallo para indicar que no produce
efectos patrimoniales por renuncia expresa de la accionante. Recurrida en asación la
corte NO CASÓ por encontrar falencias en la técnica.
M. PONENTE : AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO
NÚMERO DE PROCESO : 76622-31-84-001-2007-00331-01
PROCEDENCIA : Tribunal Superior Sala Civil - Familia de Buga
CLASE DE ACTUACIÓN : RECURSO DE CASACIÓN
TIPO DE PROVIDENCIA : SENTENCIA SC12246-2017
FECHA : 16/08/2017
DECISIÓN : NO CASA

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO


Magistrado Ponente

SC12246-2017
Radicación nº 76622-31-84-001-2007-00331-01
(Aprobada en sala de catorce de junio de dos mil diecisiete).

Bogotá, D.C., dieciséis (16) de agosto de dos mil


diecisiete (2017).

Decídese la Corte el recurso de casación interpuesto


por Piedad, Sonia Patricia, Edgar Fernando y Carlos David
García García, frente a la sentencia de 7 de noviembre de
2012, proferida por la Sala Civil-Familia del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Guadalajara de Buga, en el
proceso ordinario que Luz Betty Valencia Varela promovió
en su contra, y de Maritzabel, Luis Stevan García Valencia,
como herederos determinados de Eustacio García Loaiza, y
los indeterminados.

ANTECEDENTES

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

1.- La accionante pidió declarar la existencia de la


unión marital de hecho que tuvo con Eustacio García
Loaiza, entre el 27 de julio de 1978 y el 20 de abril de 2006.
2.- Sustentó su aspiración en el relato fáctico que se
compendia así (folios 3 a 9 y 26 a 28, cuaderno 1):

2.1. Luz Betty Valencia Varela y Eustacio García


Loaiza convivieron continuamente desde el 27 de julio de
1978 hasta el 20 de abril de 2006, fecha en que aquél
falleció en el municipio de Tuluá.

2.2. Durante la alianza procrearon a Maritzabel y Luis


Stevan García Valencia, quienes nacieron el 10 de enero de
1988 y el 12 de noviembre de 1996, en su orden.

2.3. Eustacio había contraído nupcias con Mélida


García, con quien llevaba más de 20 años de estar
separados de hecho; había liquidado la sociedad conyugal el
28 de diciembre de 1988, mediante escritura pública nº 844
otorgada en la Notaría de Roldanillo - Valle del Cauca.

2.4. La demandante no tenía impedimento alguno,


aunque tuvo otra hija nacida en Cali el 2 de abril de 2005,
fruto de una relación pasajera que no interrumpió la unión
conformada con Eustacio García Loaiza, quien acogió a la
menor y la afilió a los servicios de salud.

3.- Una vez notificado del auto admisorio de la


demanda, el curador ad litem designado al menor Luis
Stevan García Valencia manifestó estarse a lo probado (folio
49, cuaderno 1).

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

En igual sentido se pronunció el auxiliar de la justicia


nombrado para representar a los herederos indeterminados
de Eustacio García Loaiza (folios 194 a 195 ibídem).

Piedad, Sonia Patricia, Edgar Fernando y Carlos David


García García se opusieron a las pretensiones y
propusieron las defensas meritorias de «prescripción» y
«falta de legitimación por pasiva» (folios 89 a 93).

Maritzabel García Valencia se allanó al libelo (folios


111 a 114, ejúsdem).

4.- Una vez agotado el trámite, el Juzgado Promiscuo


de Familia de Roldanillo declaró infundadas las
excepciones; reconoció que Luz Betty Valencia Varela
conformó una unión marital de hecho con Eustacio García
Loaiza, del 27 de julio de 1985 al 20 de abril de 2006 (folios
258 a 269, ib).

5.- Al resolver la apelación interpuesta por Piedad,


Sonia Patricia, Edgar Fernando y Carlos David García
García, el superior modificó tal sentencia a fin de indicar
que el vínculo declarado culminó en julio de 2004; también
adicionó el fallo para señalar que no produce efectos
patrimoniales, por renuncia expresa de la accionante. En
síntesis, esa Corporación razonó lo siguiente (folios 30 a
45, cuaderno 7).

SENTENCIA DEL TRIBUNAL

1.- Inicialmente el juez ad-quem relacionó los medios


de convicción recaudados, lo que se desprendía de cada uno

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

e indicó los presupuestos de la acción bajo estudio, en


fundamento de lo cual citó jurisprudencia de esta
Corporación.

2.- A continuación señaló que los interrogatorios


absueltos por los codemandados, los testimonios y la
prueba documental, dejan ver que Eustacio García Loaiza y
Luz Betty Valencia Varela convivieron de forma estable,
permanente y singular, desde el 27 de julio de 1985 hasta
el mes de julio de 2004, época en la que ella se mudó con
su hija Maritzabel a Santiago de Cali, ciudad en la cual tuvo
una relación con Anderson Cardona Largo, de la que nació
Luz Evelyn Cardona Valencia, el 2 de abril de 2005.

A partir de este alejamiento Eustacio se ubicó con su


hijo Luis Stevan en la casa de su esposa -con quien ya no
convivía-, por lo que con sus descendientes asistieron al
padre en sus dolencias de salud hasta el deceso, ocurrido
en el año 2006.

3.- Las declaraciones de Maritzabel García Valencia,


María Eugenia Valencia Varela y Teresa Taborda de Morales
-en quienes pesa motivo de sospecha por sus vínculos con
la promotora- dan cuenta de la unión entre García y
Valencia, pero dejan dudas sobre la convivencia desde el
momento en que la convocante se desplazó a Cali y empezó
un amorío con Cardona Largo –vínculo que por sí solo no
impedía la unión marital de hecho-.

4.- No sucede lo mismo con las testigos María Eugenia


García Q., Rosmira Mayor de Clavijo y Liliana Jaramillo P.
(sic), quienes sí relataron que García Loaiza se trasladó a la

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

casa de su primera esposa, allí pasó sus últimos meses de


vida y fue auxiliado por sus hijos en su enfermedad.

5.- En suma, a partir del año 2004, las pruebas son


vacilantes para determinar la continuación de la unión que
tenía la solicitante con Eustacio García Loaiza, máxime si
cada uno se mudó a una vivienda distinta, lo que evidencia
el carácter definitivo de la separación.

6.- El matrimonio anterior, entre el compañero


permanente y Mélida García, no es obstáculo para declarar
la unión marital de hecho con la accionante, porque la
jurisprudencia ha establecido que el único impedimento lo
constituye el que las partes tengan sociedad conyugal
vigente, porque ésta no puede coexistir con la sociedad
patrimonial de hecho que nace por la situación de la unión
marital.

7.- La prescripción excepcionada no es objeto de


análisis, porque la peticionaria renunció a los efectos
patrimoniales que podría generar la unión.

LA DEMANDA DE CASACIÓN

CARGO ÚNICO

1.- Con base en el numeral 1º del artículo 368 del


Código de Procedimiento Civil, se aduce la vulneración de la
ley sustancial ante la indebida aplicación de los artículos 1º
y 9º de la ley 54 de 1990 modificada por la ley 979 de 2005
(folios 12 a 25, cuaderno 8).

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

2.- Los recurrentes hacen consistir el quebranto en lo


siguiente:

2.1. Alegan que existía limitación legal para la


declaratoria de unión marital de hecho proclamada por los
juzgadores de instancia, en la medida en que Eustacio
García Loaiza conservó la sociedad conyugal producto de su
matrimonio con Mélida García, mientras estuvo relacionado
con la demandante, porque aquellos no se divorciaron ni
cesaron los efectos civiles de sus nupcias; sólo liquidaron la
sociedad conyugal por escritura pública.

2.2. Agregaron que, los testimonios recibidos a


petición de la accionante, dan cuenta de que ésta y García
Loaiza en muchas ocasiones se separaron, lo que desvirtúa
de la convivencia permanente alegada, máxime si dicha
señora tuvo otra relación sentimental, de la cual nació la
última de sus descendientes.

En efecto, Maritzabel García Valencia informó que sus


padres no convivían juntos desde 2004, por un acuerdo que
celebraron, y que su madre tuvo un «desliz» con otro
hombre.

En igual sentido se expresó Teresa Taborda de


Morales, quien relató que la peticionaria trasladó su
residencia a la ciudad de Cali.

A María Eugenia Valencia Valencia no debe dársele


credibilidad, por su parcialización hacia su hermana, la
reclamante; además afirmó que sólo vio dos veces a
Anderson Cardona, a pesar de que en el municipio de

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

Higuerón -donde él se enamoró de Luz Betty- esta relación


fue de conocimiento público.

Por otra parte, su versión no concuerda con la de


Maritzabel García Valencia, porque esta mencionó que los
supuestos compañeros se veían cada 15 días, mientras que
aquella dijo que era cada fin de semana; asimismo, la
aludida testigo inicialmente relató desconocer la cantidad
de ocasiones en las que su hermana visitó a Eustacio
García Loaiza, lo que deja ver una contradicción interna al
finalizar con la aseveración que se veían semanalmente.

2.3. De otro lado, cuando él se enfermó en sus últimos


años de vida, su supuesta compañera permanente no lo
visitó, situación que revela la ausencia de socorro mutuo
característico de la unión marital de hecho; omisión
ratificada con la historia clínica del occiso, al evidenciar que
fueron los hijos García García, especialmente Sonia, quien
lo auxilió en su tratamiento médico.

2.4. Los interrogatorios absueltos por los enjuiciados


mostraron que sus progenitores, Mélida García y Eustacio
García, jamás se divorciaron; que su madre fue quien cuidó
de su padre en la última enfermedad que lo llevó a la
muerte, al punto que era ella quien lo trasladaba a Tuluá,
donde era atendido en sus controles.

2.5. Los testimonios recaudados a instancia de los


convocados coinciden en señalar hechos que traslucen la
inexistencia del maridaje deprecado, puesto que Rosmira
Mayor de Clavijo relató con precisión detalles de la relación
entre la peticionaria y Eustacio, como que éste nunca

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

abandonó a su esposa, que en dos oportunidades Luz Betty


se apartó de él, que lo visitaba cada 15 días por dinero y
que él siempre respondió por los hijos habidos en su
matrimonio.

María Eugenia García Quitián expuso iguales hechos


a los mencionados por la precedente declarante, añadió que
la convocante dejó a Eustacio García por espacio de 5 o 6
años, al punto que la esposa de éste le ayudó a cuidar a
Maritzabel García Valencia; que Luz Betty y Anderson
Cardona Largo convivieron juntos; que tras esta alianza ella
no volvió a unirse con Eustacio y tampoco lo apoyó en su
enfermedad.

2.6. También alegaron, los recurrentes, que en el


interrogatorio la solicitante aceptó la división generada por
su traslado a la ciudad de Cali, aunque aseveró que fue de
mutuo acuerdo por lo que no implicó separación; que sólo
estuvieron distanciados 2 meses por un disgusto; que
conoció a Anderson Cardona en Cali a pesar de que los
testimonios afirman que ese amorío inició en el municipio
de Higuerón; reconoció no haber estado al tanto de
Eustacio, ni siquiera en su enfermedad, menos asistir a su
velorio.

También adujeron que la demandante reiteró los


hechos expuestos en su demanda, como que Eustacio afilió
a sus servicios de salud a Evelyn Cardona Valencia -la
descendiente del dúo Cardona Largo y Luz Betty Valencia-,
respecto de lo cual el juzgador a-quo debió profundizar en la
etapa probatoria del proceso.

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

2.7. Finalmente, el cargo expone que para que se


configure la unión marital de hecho, regulada en el artículo
1º de la ley 54 de 1990, es necesaria la idoneidad marital de
los sujetos, la legitimidad, una comunidad de vida,
permanencia y singularidad, requisitos respecto de los
cuales el Tribunal «no hizo el análisis correspondiente», lo
que genera la vulneración sustancial del aludido precepto.

También planteó que, «sin hacer el análisis o estudio


correspondiente», fue declarada la iniciación de la unión
desde el 27 de julio de 1985, fecha en que ni siquiera había
sido promulgada dicha ley, lo que denota la conculcación de
su artículo 9º, el cual señala que la norma rige hacia el
futuro.

CONSIDERACIONES

1.- Preliminarmente es pertinente señalar que, no


obstante estar vigente de manera íntegra el Código General
del Proceso a partir del 1º de enero del 2016, al presente
caso no resulta aplicable, porque sus artículos 624 y 625
numeral 5º establecieron que los recursos, entre otras
actuaciones, deberán surtirse bajo « las leyes vigentes cuando
se interpusieron».

Y como la casación que ahora ocupa la atención de la


Sala fue interpuesta estando en vigor el Código de
Procedimiento Civil, será este ordenamiento el que siga
aplicándose, por el principio de la ultractividad de la
vigencia de la ley en el tiempo.

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

2.- El numeral 3º del artículo 374 del Código de


Procedimiento Civil consagra que el escrito con que se
provoca el recurso extraordinario de casación debe contener
«[l]a formulación por separado de los cargos contra la sentencia
recurrida, con la exposición de los fundamentos de cada
acusación en forma clara y precisa.»

Estas reglas de técnica son de imperativa observancia


para el censor, con el fin de facilitar la comprensión de los
argumentos con que pretende rebatir los sustentos del
proveído atacado. Lo que es armónico con la característica
dispositiva de este mecanismo, lo cual impide que las
deficiencias observadas sean subsanadas directamente y a
iniciativa propia por la Corporación.

Así lo tiene advertido la Sala al exigir que «sin distinción


de la razón invocada, deben proponerse las censuras mediante
un relato hilvanado y claro, de tal manera que de su lectura
emane el sentido de la inconformidad, sin que exista cabida para
especulaciones o deficiencias que lo hagan incomprensible y
deriven en deserción, máxime cuando no es labor de la Corte
suplir las falencias en que incurran los litigantes al plantearlos»
(CSJ, AC 16 ag. 2012, rad. 2009-00466, reiterado CSJ, AC,
12 jul. 2013, rad. 2006-00622-01).

3.- Con base en estas premisas la Sala concluye que el


cuestionamiento planteado no cumple las exigencias
formales y, por ende, está llamado al fracaso, como pasa a
verse:

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

3.1. Se observa que el cargo omitió indicar, como


correspondía, en aras de satisfacer la exigencia de claridad
y precisión, si la violación del ordenamiento sustancial
denunciada se produjo de manera directa o indirecta,
comoquiera que únicamente adujo que la causal invocada
es la primera del artículo 368 del Código de Procedimiento
Civil, mientras que en su desarrollo sólo fueron expuestos
argumentos por los que se consideró equivocada la decisión
del Tribunal.

Respecto al requisito extrañado, la jurisprudencia de


la Corte ha indicado que «(…) si se trata de violación de normas
sustanciales hay que identificar las que tienen esa connotación» y,
además, «precisar cómo se produjo el quebrantamiento, si de
manera directa o indirecta» (CSJ, AC de 24 nov. 2010, rad.
2008-00271-01); porque si se omite esta precisión, no es de
recibo la impugnación extraordinaria, como da cuenta,
entre otros, el proveído de 19 de sep. de 2001, rad. 0037, a
cuyo tenor para acoger tal mecanismo de defensa «(l)a
primera dificultad aparece cuando el recurrente aduce violación
de la ley, sin explicar la vía a la cual recurre».

3.2. En adición, uno de los argumentos de los


inconformes pretenden desvirtuar la sentencia del ad-quem
arguyendo que era inviable la unión marital de hecho
declarada, porque Eustacio García Loaiza tenía un vínculo
conyugal vigente, y que no podía ser proclamada con
efectos a partir del 27 de julio de 1985, en razón a que para
tal fecha ni siquiera estaba sancionada la ley 54 de 1990.

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

Con otras palabras, el cargo se apoyó, en primer lugar


en que el fallador de última instancia no observó varios
presupuestos legales que impedían dar cabida a la
pretensión de la demandante. Esto, que el embate formuló
una crítica correspondiente a la vulneración directa de la
ley sustancial, porque está dirigida a cuestionar premisas
que el juzgador no tuvo en cuenta y que daban lugar a
desechar el caso, que es, precisamente, lo que se configura
cuando no se observa una exigencia plasmada en los
cánones que reglamentan la pretensión invocada en el
escrito genitor del litigio.

Sobre tal aspecto la Corte tiene dicho que la


equivocación del fallador corresponde a la causal directa
prevista en el numeral 1º del artículo 368 del Código de
Procedimiento Civil, cuando incurre en

(…) falsos juicios sobre las normas sustanciales que gobiernan el


caso, ya sea por falta de aplicación, al no haberlas tenido
en cuenta; por aplicación indebida, al incurrir en un error de
selección que deriva en darles efectos respecto de situaciones no
contempladas; o cuando se acierta en su escogencia pero se
le da un alcance que no tienen, presentándose una
interpretación errónea (CSJ SC 24 abr. 2012, rad. nº
2005-00078. Resaltado ajeno al texto).

Esto fue, precisamente, lo que traduce un aparte del


reproche planteado en el libelo casacional, porque se acusó
al funcionario de última instancia de no exigir requisitos
previstos en el ordenamiento sustancial en tratándose de la
acción invocada en la demanda.

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

Sin embargo, los recurrentes a reglón seguido


reprochan, al parecer por la senda indirecta y debido a
errores de hecho, que el Tribunal valoró erradamente el
acervo probatorio, porque este demostraba que no se
configuró la unión marital de hecho pedida.

Así las cosas, se concluye que los atacantes, de un


lado, alegaron situaciones relativas a la conculcación de la
ley sustancial por vía indirecta debido a supuestos yerros
fácticos del Tribunal y, de otro lado, que también
expusieron quejas atinentes a la transgresión del mismo
ordenamiento por vía directa, es decir, que el cargo mezcla
críticas correspondiente a los caminos recto e indirecto,
como fue señalado en la réplica de la demanda.

Consecuentemente, el cargo padece de yuxtaposición


de diversos motivos de casación, tornándolo impróspero
porque es necesario que cada una de las censuras
invocadas guarde correspondencia con la causal escogida
por el censor, en virtud de la autonomía de los motivos de
casación, toda vez que son

disímiles por su naturaleza, lo cual implica que las razones


alegadas para cuestionar la sentencia deban proponerse al
abrigo exclusivo de la correspondiente causal, sin que por ende
sea posible alegar o considerar en una de ellas situaciones que a
otra pertenecen. De este modo, la parte que decide impugnar una
sentencia en casación no puede lanzarse a invocar
promiscuamente las diversas causales, sino que ha de saber con
exactitud, en primer lugar, qué tipo de yerro se cometió, y luego,
aducir la que para denunciarlo se tiene previsto. (CSJ AC6487
de 2016, rad. 2009-00244-01, entre otros).

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3.3. Para abundar en razones, la Corte también


advierte que el cuestionamiento esgrimido en la demanda
de casación tampoco cumple las exigencias formales.

Realmente -aun haciendo gran ejercicio hermenéutico


para asumir que la violación a la ley sustancial invocada es
por la vía indirecta debido a yerros de hecho del fallador de
última instancia y omitiendo la mezcla de motivos de
casación- la exposición de los censores únicamente
contiene una valoración probatoria basada en una
disparidad de criterios que resulta insuficiente para
habilitar este mecanismo extraordinario.

En efecto, el ad-quem basó su determinación en que


está demostrado que las partes sostuvieron una relación
sentimental, con la intención de conformar una familia, y
caracterizada por la singularidad del vínculo y un proyecto
de vida común, aunque en un interregno diverso al pedido
en la demanda, ya que el ligamen se rompió en el mes de
julio del año 2004.

Por su parte, el discernimiento de los recurrentes es


que el Tribunal erró al valorar el acervo probatorio porque
unos testimonios informaron que la pareja se separó en
varias oportunidades; otros declarantes desvirtuaron la
unión al dar detalles de su desarrollo; porque la
demandante no socorrió a su supuesto consorte cuando
estaba en su lecho de enfermo, lo que fue aceptado por ella;
y que el causante fue auxiliado por su entonces esposa y los
hijos de esa pareja.

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

Incluso, en otros pasajes se critica al juzgador de


primera instancia por no profundizar probatoriamente
respecto de la vinculación de Evelyn Cardona Valencia a los
servicios de salud de García Loaiza; y al juez ad-quem por
insuficiente motivación de su sentencia puesto que «no hizo
el análisis correspondiente» sobre los presupuestos axiológicos
de la existencia de una unión marital de hecho, regulados
por la ley 54 de 1990.

De allí se desprende que lo expuesto en el reproche es


una disparidad de criterios sobre la estimación del acervo
probatorio, pero no la preterición o tergiversación de un
medio de convicción obrante en el expediente, o la
suplantación de alguno que no estaba, eventos que
configuran el error de hecho susceptible de invocación por
vía de casación.

Con otras palabras, el ataque no demostró el yerro


invocado porque se limitó a exponer un punto de vista
distinto al del fallador, cuando se esperaba de los
casacionistas que precisaran la forma en que se configuró
la omisión, suposición o alteración de las pruebas; que a
causa de uno o varios de estos errores las consideraciones
del juzgador eran contraevidentes e insostenibles de cara a
lo que revela el material suasorio; y que la decisión
planteada por el censor era la única viable.

Al respecto, la Sala ha señalado:

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Radicación n° 76622-31-84-001-2007-00331-01

De conformidad con el último inciso del artículo 374 del Código


de Procedimiento Civil, cuando se alegue la violación de norma
sustancial como consecuencia de error de hecho manifiesto en la
apreciación de la demanda o de su contestación, o de
determinada prueba, es necesario que el recurrente lo
demuestre, actividad que impone, como ha afirmado con
reiteración la Corte, que "...más que disentir, se ocupe de
acreditar los yerros que le atribuye al sentenciador, laborío que
reclama la singularización de los medios probatorios supuestos o
preteridos; su puntual confrontación con las conclusiones que de
ellos extrajo -o debió extraer- el Tribunal y la exposición de la
evidencia de la equivocación, así como de su trascendencia en la
determinación adoptada" (Cas. Civ., sentencia de 23 de marzo de
2004, expediente No. 7533;), actividades todas que conducen a
la acertada confección de la censura en ese preciso aspecto. En
el mismo sentido ha dicho la Corte, también con insistencia, que
la demostración del yerro "...se cumple mediante la exposición de
la evidencia del error y de su incidencia en la decisión
adoptada."(sent. de 2 de febrero de 2001, exp. 5670), por
manera que se precisa una tarea de confrontación o de parangón
entre lo que la sentencia dijo acerca del medio o de la demanda o
contestación y lo que en verdad ella debió decir. (CSJ, AC, 30
mar. 2009, rad. 15001-31-03-002-1996-08781-01)

Más recientemente indicó que

En el error de hecho debe ponerse de presente, por un lado, lo


que dice, o dejó de decir, la sentencia respecto del medio
probatorio, y, por el otro, el texto concreto del medio, y,
establecido el paralelo, denotar que existe disparidad o
divergencia entrambos y que esa disparidad es evidente. (CSJ,
AC, 13 ene 2013, rad. 2009-00406).

En suma, la argumentación presentada para sustentar


la demanda de casación no pasó de ser un alegato de
instancia, ajeno a esta sede.

3.4. Total, el cargo padece de los referidos desatinos,


los que son suficientes para desestimarlo.

3.5. Sin embargo, resulta pertinente precisar


brevemente –por lo esbozado en el cargo por el casacionista
y para una mayor profundización-, como en pretéritas
oportunidades lo ha expuesto esta Sala, que no es

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inconveniente para declarar la unión marital de hecho, el


que uno de los consortes conserve un vínculo matrimonial
anterior, porque esta situación comporta un obstáculo
únicamente para que aquella alianza surta efectos de tipo
patrimonial.

Efectivamente, no es motivo para desestimar la


pretensión dirigida al reconocimiento del vínculo principal,
que sus integrantes o uno de ellos no haya disuelto su
anterior sociedad conyugal, previamente a la iniciación de
aquella, habida cuenta que tal requisito legal alude a la
presunción de existencia de la sociedad patrimonial entre
los compañeros permanentes, como con suficiente claridad
lo consagra el literal b) del inciso 1º del artículo 2º de la ley
54 de 1990 (CSJ, SC 11 sep. 2013, rad. 2001-00011).

3.6. Igualmente, en relación con la aplicación de la ley


54 de 1990 al caso de autos, a pesar de que la unión
declarada inició anteladamente a la promulgación de ese
ordenamiento, es de recordar que la doctrina de esta
Colegiatura desde el 20051 se inclina por la solución que
adoptó el juez ad-quem, respecto de las uniones maritales
que, surgidas con anterioridad a dicha promulgación,
siguieron desarrollándose sin solución de continuidad
durante su vigencia, pero no para las que a ese momento
estaban culminadas.

Es decir que «la Ley 54 de 1990 sí aplica a las uniones


maritales que, surgidas con anterioridad a su promulgación,
continuaron desarrollándose sin solución de continuidad
durante su vigencia –no así a las que para ese momento ya
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CSJ, SC, 28 oct. 2005, rad. 2000-00591-01.

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habían fenecido-, por manera que para los efectos de la


conformación de la sociedad patrimonial entre compañeros
permanentes, debe tenerse en cuenta la totalidad del tiempo
que ellos convivieron, incluido, por supuesto, el anterior al 31
de diciembre de 1990, en el obvio entendido que se
verifiquen todos los presupuestos requeridos por la
normatividad patria.» (CSJ, SC 268 de 2005, rad. 2000-
00591-01; reiterada en SC, 5 ago. 2013, rad. 2008-00084-
02; SC10561 de 2014, rad. 2007-1170-01; SC17162, 14
dic. 2015, rad. 2010-00026).

4.- Lo analizado conlleva a la frustración de la


impugnación, la imposición de costas a sus proponentes,
según lo previsto en el inciso final del artículo 375 del
Código de Procedimiento Civil, y al señalamiento de
agencias en derecho como lo dispone el precepto 392
ibídem, modificado por el 19 de la ley 1395 de 2010, para lo
cual se tendrá en cuenta que la promotora replicó el libelo
extraordinario.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Civil, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley, NO CASA
la sentencia proferida el 7 de noviembre de 2012, por la
Sala Civil-Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Guadalajara de Buga, en el proceso ordinario que Luz
Betty Valencia Varela promovió en contra de Piedad, Sonia
Patricia, Edgar Fernando, Carlos David García García,
Maritzabel y Luis Stevan García Valencia, todos como

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herederos determinados de Eustacio García Loaiza, e


indeterminados.

Se condena en costas a los recurrentes en casación,


Piedad, Sonia Patricia, Edgar Fernando y Carlos David
García García, en favor de la demandante. Por secretaría
inclúyase en la liquidación la suma de $6.000.000, por
concepto de agencias en derecho.

Cumplido lo anterior, devuélvase la actuación surtida


al Tribunal de origen.

Notifíquese,

LUIS ALONSO RICO PUERTA


Presidente de la Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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