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PARCIAL DOMICILIARIO

Problemas Sociológicos
Cat. L.E. Ferrari

Alumna: Lis Estefania Rivas


Comisión: 2
Docente: Federico Piani
E-mail: lis.estefania@hotmail.com.ar

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1)g Foucault (2000) se interesaba en el funcionamiento del poder, saber cómo, a partir de la
multiplicidad de los individuos y las voluntades, puede formarse una voluntad o un cuerpo
únicos animados por la soberanía.
De esta manera, logra determinar técnicas o tipos de poder, uno de ellos está compuesto por el
poder disciplinar. La anatomopolítica se centra en el disciplinamiento de los cuerpos, produce
efectos individualizadores, manipula el cuerpo como foco de fuerzas que hay que hacer útiles y
dóciles a la vez. Además, trata de regir la multiplicidad de los hombres en la medida en que esa
multiplicidad puede y debe resolverse en cuerpos individuales que hay que vigilar, adiestrar,
utilizar y, eventualmente, castigar. Para generar cambios en aquellos cuerpos considerados
como no rentables dentro de la economía como parte de la tecnología disciplinaria del trabajo.
Esto se puede observar claramente cuando Foucault (2002) plantea la cuestión del poder desde
Historia de la locura: un poder en técnicas para el gran encierro “de los individuos peligrosos”
(los vagabundos, los criminales, los locos). Como parte de dispositivos de normalización de la
sociedad disciplinaria. Se inviste de unas instituciones, cobra cuerpo en unas técnicas y se da
instrumentos materiales de intervención, incluso violentos.

“Las prisiones y demás instituciones disciplinarias materializan una nueva concepción del
espacio y del tiempo, aplicado a los cuerpos y a la sociedad”. (De Giorgi, 2002, p.2). La
anatomopolitica también compete a la regulación de las poblaciones, por los efectos globales
que induce. Forma parte de la matriz de las disciplinas y principio de las regulaciones.

“Los dispositivos de control ejercen una función fundamental de racionalización disciplinaria de


la producción y de sujeción de la fuerza de trabajo a la valorización capitalista”. (De Giorgi,
2002, pag.1).
Esto quiere decir que el disciplinamiento de la producción intentaba transformar a aquellos que
no cumplían con los requisitos capitalistas. Ya que las relaciones capitalistas de producción
exceden la fuerza de trabajo, la reconducen a formas de cooperación que se presentan de
maneras carentes e inadecuadas. Para lidiar con estas carencias el sistema capitalista intenta
mejorar las fuerzas, las aptitudes y la vida en general. (De Georgi, 2002)

Dicho disciplinamiento de la carencia surge con la venida del Fordismo, época en la cual el
empleo concebía al individuo, iba más allá del trabajo, lo determinaba como sujeto social. Se lo
denominó “Estado de bienestar” o de “pleno empleo” donde la estrategia de consumo se
centraba en transformar al individuo en consumidor, otorgándole un buen salario, obra social,
jubilación y otros derechos. El rechazo obrero de disciplina de fabrica se llevó a cabo por
oposición al trabajo asalariado de grupos revolucionarios y, por otro lado, la sobreproducción y
saturación del mercado también fueron repudiados. Con la crisis económica se vieron afectados
muchos trabajadores y productores, por lo cual, durante ese periodo, era razonable creer que la

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desocupación, exclusión social y precariedad fueran por carencia de un déficit o inadecuación
subjetiva de los individuos en relación con un sistema. Esta concepción sigue la línea de
individualización propia de la anatomopolitica. (De Giorgi, 2002)

Luego del fordismo, surge un período de transición en el cual se producen transformaciones en


la producción y en los procesos de la población hacia los años setenta. Del pasaje de una
economía de producción y trabajo industrial (fordismo) a una economía de información y de
trabajo inmaterial (postfordismo). Con la introducción de nuevas tecnologías, en su mayoría
informáticas, l post-fordismo se caracterizó como gobierno del control de la excedencia. Como
era insuficiente el disciplinamiento individual, se establecieron nuevos dispositivos y formas de
comportarse en multitud centrándose en lo colectivo y/o poblacional. “El postfordismo inaugura
un régimen de excedencia, y por el otro, individualiza el sujeto de tal excedencia”. (De Giorgi,
2002, p.3). Dicha excedencia puede ser positiva, refiriéndose al trabajo inmaterial, la
comunicación, lo lingüístico y los símbolos a los cuales se les otorga un valor para llegar a los
individuos transformándolos en mercancía. Esta “humanización del trabajo” en relación también
al concepto de empleo, se produce y se extiende en el espacio de las relaciones de los sujetos y
en las redes del actuar comunicativo.

De esta manera, una nueva identidad productiva emerge gracias a la innovación tecnológica y al
deterioro del trabajo inmediato como fuente de la riqueza social, concepto que Marx denomina
como “intelecto general”. (De Giorgi, 2002)

La multitud productiva excede las relaciones de producción capitalistas en el momento en el


cual vive la inadecuación del concepto del trabajo-empleo (el empleo como parte de derechos
sociales y estabilidad del sujeto, de lo contrario habría abolición) y experimenta sobre si la
violenta negación de los derechos de la ciudadanía respecto de esta inadecuación. De esto trata
la excedencia negativa, sus efectos de exclusión, de violencia de poder y del control de este
exceder determinan la fuerza de trabajo, y por otra parte, el dominio del capital que resulta
potencialmente negado a un cierto sector marginado. (De Giorgi, 2002). Resulta de cierta
manera, similar a la anatomopolítica en cuanto a aquellos individuos que quedan por fuera del
sistema de producción capitalista y que se intenta disciplinar.
Sin embargo, en el postfordismo el tipo de poder utilizado sobre la multitud es el de control;
denominado por Foucault (2002) como biopolítica. Se basa en el “Hacer vivir, dejar morir”
manteniendo la vitalidad de la sociedad (natalidad, mortalidad, etc) y abandonando a aquellos
individuos en riesgo, marginados que, a su vez, son considerados como un riesgo para la
sociedad porque bajaría el nivel o estatus de ésta.

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Según Marx (1968) se necesita de la competencia para la acumulación del capital en pocas
manos (característica de la economía política) generando una gran desigualdad, donde una gran
parte queda excenta: la clase obrera. El trabajor queda desvalorizado y rebajado a mercancía,
dicha enajenación se da en cuanto al objeto de producción, su actividad, con el proletariado y
otros hombres, por lo tanto también consigo mismo. Este trabajo enajenado, se busca “mejorar”
con el disciplinamiento de la carencia. El trabajo automatico y mecanico, genera el
extrañamiento consigo mismo y con los demás. Al fin y al cabo “el hombre (el trabajador) sólo
se siente libre en sus funciones animales, y en cambio en sus funciones humanas se siente como
animal”.

El capital que se le niega al sujeto descrita en la excedencia negativa se relaciona con el


extrañamiento que describe Marx (1968) del trabajador hacia el objeto producto de su actividad,
el cual resulta extraño y hostil, ya que produce aquellos objetos de los cuales se los priva,
porque no le pertenecen. Por lo tanto, el propietario es otro hombre, el cual también se lo
percibe como hostil y extraño.

El desarrollo histórico del capitalismo industrial fordista necesita de aparatos de gobierno de la


población y de dispositivos de control social que permitan elevar al nivel de las relaciones de
producción una fuerza de trabajo carente e inadecuada. Lo hemos visto en el rol ejercitado en la
producción del proletariado que se trataba de poner remedio bajo el perfil de la cooperación
productiva. (De Giorgi, 2002). Con el disciplinamiento de la carencia se puede observar que el
trabajo enajenado es una forma de control y marca la división de dos clases: por un lado los
propietarios y por otro, los obreros desposeídos (Marx, 1968). De esta manera los trabajadores
son disciplinados para una mejor producción, en principio con el trabajo automático y
repetitivo, que luego va a ir cambiando según la eficacia de la producción. Se puede observar
una transición en el post-fordismo, con el gobierno de la excedencia se deja de lado la disciplina
individual para utilizar el poder de control en masa a través de lo inmaterial, la comunicación,
símbolos con un valor. (De Giorgi, 2002).

De esta manera, el trabajo enajenado se mantiene en la clase obrera ya sea dentro de la


disciplinamiento de la carencia, la cual puede observarse más directamente con el trabajo
mecánico y automático; y también en el gobierno de la excedencia, quizá de una manera más
implícita. Ya que al intentar atraer consumidores a través de formas más personalizadas, se pone
en juego la subjetividad la cual es manipulada para un mayor consumo y producción.

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2) Siguiendo a Foucault, el poder es algo al que nos oponemos, pero también nos constituye
porque forma al sujeto ya que el sometimiento consiste en una “dependencia fundamental ante
un discurso que no hemos elegido pero que, paradójicamente inicia y sustenta nuestra potencia”
(Butler, 2001, p.1). Butler (2001) trata de elaborar una teoría de la psique para acompañar la
teoría del poder y trata de vislumbrar “el problema de la sujeción, de cómo el sujeto se forma en
la subordinación, el cual es abordado en la sección de Fenomenología del espíritu donde Hegel
describe el acercamiento a la libertad por parte del esclavo y su decepcionante caída en la -
conciencia desventurada-”: se trata de la trasmutación del amo en la realidad psíquica, por lo
tanto sobre la conciencia vuelta sobre sí misma, según Nietzsche. Con el vínculo amo-esclavo
de Hegel se trata de explicar cómo el poder devenido del exterior termina constituyendo la
identidad del sujeto. Asumir el poder es “darse vuelta (tropo) sobre uno/a mismo/a”. La
paradoja del sometimiento conlleva una paradoja referencial, es decir, en el acto de
sometimiento del poder se va formando la subjetividad de forma constante. El “darse vuelta
sobre si” implica que el origen del sujeto (tropo = principio de inauguración) se da junto con el
sometimiento del poder. Para determinar cómo el poder produce a sus sujetos desde el dilema
tropológico, primero es necesaria la formación del sujeto para que luego se produzca una
internalización. (Butler, 2001)

Althusser sostiene que el sujeto se produce por medios lingüísticos. El proceso de


assujetissement implica una subordinación del sujeto mediante el lenguaje, como efecto de la
voz autoritaria que interpela al individuo. Dicho autor da un ejemplo sobre un policía que llama
a alguien y un sujeto se da vuelta, respondiendo el llamado, aquí la interpelación, como
producción discursiva del sujeto social, tiene lugar en el intercambio por el cual el
reconocimiento es ofrecido y aceptado. En este ejemplo se observa que el llamado del poder nos
interpela como si siempre hubiésemos sido objetos de ese llamado y borramos mecanismos de
interpelación naturalizándolo, es decir, se responde porque el llamado viene de un sujeto de
poder, que al mismo tiempo se borra el hecho de que el policía es un sujeto de poder. De lo
contrario, quizá no se hubiera respondido al llamado de otro sujeto. Estamos interpelados por el
discurso que nos determina. (Butler, 2001)

Los vínculos apasionados es una imposición del poder desde sus principios y que, al mismo
tiempo, forma al sujeto por dicho vínculo de amor. Entonces, “si el sujeto persigue o sustenta su
estatuto subordinado, entonces la responsabilidad última de su subordinación quizás resida en él
mismo”. (Butler, 2001, p.17). Sin embargo, Butler (2001) cree que el apego al sometimiento es
producto de los manejos del poder y que su funcionamiento se transparenta en este efecto
psíquico, ya que su principal interés era ver cómo los sujetos se someten al poder desde el
funcionamiento psíquico. Mientras que Nietzsche dice que el sujeto es formado por una
voluntad que se vuelve sobre sí, y entonces el sujeto seria la modalidad de poder que se vuelve

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contra sí mismo, Foucault sostiene que el sujeto se subordina en el curso de su formación.
“La sujeción como la simultánea subordinación y formación del sujeto cobra un valor
psicoanalítico” (Butler,2001, p.18) ya que los sujetos emergemos gracias a vínculos
apasionados de los cuales dependemos en la infancia, o, mejor dicho, desde que nacemos en
total desvalimiento. No se trata de una subordinación política, sin embargo, dicha dependencia
vuelve vulnerable al niño en cuanto a la subordinación y explotación. (Butler, 2001). Por otro
lado, “esta situación de dependencia primaria condiciona la formación y regulación política de
los sujetos y se convierte en el instrumento de sometimiento” (Butler, 2001, p.18). La
subordinación, como sumisión obligatoria, deviene esencial para la formación y existencia del
sujeto; también para persistir psíquica y socialmente, ya que no existe la posibilidad de no amar
cuando el amor está totalmente ligado a las necesidades básicas. Por lo tanto, el negarlo también
implica que en los orígenes ese vinculo apasionado existió y que de forma parcial también
perdura, por ejemplo: enfrentarse a un vinculo de amor y sentir rechazo por haberlo amado.
“El yo solo puede emerger negando su formación en la dependencia” (Butler, 2001, p.21).
Aparece la amenaza por el desequilibrio de esa negación, que inconcientemente, busca la propia
disolución por repeticiones neuróticas que resignifican las situaciones primarias, se niegan para
no verlas y seguir siendo uno mismo. Aunque negar aquello sobre lo que uno esta fundado
significa que está separado de uno mismo y que nunca va a permanecer del todo como él mismo
(Butler, 2001). La formación del sujeto como tal, también se da por el lenguaje, por el “ser
hablado por el discurso del otro” y en eso consiste la ambivalencia. “Debe considerarse al
sujeto como una categoría lingüística, una estructura en formación. (…) Los individuos llegan a
ocupar el lugar del sujeto y adquieren inteligibilidad sólo en tanto, están previamente
establecidos en el lenguaje.” (Butler, 2001, p.20) como condición lingüística de su existencia y
su potencia, ya que ningún individuo deviene sujeto sin antes padecer sujeción o experimentar
subjetivación (assujetissement)

El sujeto es efecto del sometimiento y el sometimiento es al mismo tiempo un poder asumido


por el sujeto lo cual constituye el instrumento de su devenir, de su formación como sujeto.
Dicha sujeción es el proceso de devenir subordinado al poder, así como el proceso de devenir
sujeto, el sujeto se inicia mediante una sumisión primaria del poder” (Butler, 2001, p.1). El
poder que da origen al sujeto, luego de constituirse, se convierte en su propia potencia, lo
habilita. Se entiende que el poder subordina al sujeto, pero esto no implica que se conserven las
mismas condiciones para siempre, ya que el acto de apropiación puede conllevar a una
modificación y se puede dar de forma constante; ya que la segunda modalidad temporal el poder
opera como efecto voluntario. Butler (2011, p.27) sostiene que “el sometimiento es una
subordinación que el sujeto se provoca a sí mismo (…) y el sujeto se convierte en garante de su
propia resistencia y oposición”.

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Si el sujeto no está completamente determinado por el poder ni tampoco determina
completamente el poder (sino que, de modo significativo, ambas cosas ocurren parcialmente),
ello significa que supera la lógica de la no-contradicción, que se convierte, por asi decir, en una
excreencia de la lógica. Con esto Butler (2011, p.28) dice que “el sujeto supera aquello a lo que
está atado”.

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Bibliografía:

-kBUTLER, Judith. 2001: Mecanismos Psíquicos del Poder. Teorías sobre la sujeción. Madrid,
Cátedra. “Introducción” Páginas 11 a 41.

- DE GIORGI, Alessandro. 2002: Il governo dell' eccedenza. Postfordismo e controllo della


moltitudine, Verona, Ombre Corte. Capítulo. II "L'eccedenza postfordista e il lavoro della
moltitudine"; Capítulo III "Governo dell'eccedenza e controllo della moltitudine" (Trad. de la
Cátedra a cargo de Lic. Ana Logiudice)

- FOUCAULT, Michael. 2000: Defender la Sociedad, Buenos Aires, Fondo de Cultura


Económica. Curso 1975-1976.; “Clase del 14 de enero” Páginas 33 a 42, “Clase del 17 de marzo”
Páginas 217 a 237.

- MARX, Carlos. 1968: Manuscritos de 1844. Economía, Política y Filosofía. Madrid, Alianza.
Del Primer manuscrito: "El trabajo alienado" Páginas 103 a 119.

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