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Mentalización.

Revista de psicoanálisis y psicoterapia, 12; abril 2019 1

Recuerdo, trauma y memoria colectiva: la batalla


por la memoria en psicoanálisis
Werner Bohleber

permanentemente los traumas, convertidos


Y
Introducción en un rasgo especial con la catástrofe de la Pri-
El psicoanálisis comenzó siendo una teo- mera Guerra Mundial y la inminente barbarie
ría del trauma. Cuando “las histéricas sufren del nacional-socialismo. No obstante, nunca
de reminiscencias” –para citar la famosa frase sistematizó su teoría del trauma. Además, ca-
de Freud–, es la memoria la que posee un ca- racterizó ciertos problemas específicos, como
rácter patógeno. Luego de que Freud abando- los sueños postraumáticos y la neurosis trau-
nara la búsqueda de escenas sexuales infanti- mática, diciendo que constituían un dominio
les traumatizantes junto con la teoría de la se- oscuro en el que no deseaba internarse. De
ducción, el psicoanálisis emprendió una ex- este modo, la teoría del trauma continuó
ploración más amplia de la realidad psíquica. siendo durante mucho tiempo el desiderátum
Con el concepto de transferencia, Freud des- de la investigación analítica, y la inquietud
cubrió una nueva dimensión de la memoria, a por la violencia política y social, y por sus
saber, su repetición en la conducta. Aunque él consecuencias, no tuvo en psicoanálisis el ni-
consideró constantemente que el objetivo del vel que debería haber tenido. Uno de los mo-
tratamiento era traer a la conciencia los re- tivos fundamentales de ello fue que la realidad
cuerdos reprimidos, más adelante la teoría psíquica y la externa se habían separado en
clínica psicoanalítica siguió un curso distinto, cierta medida. La mayoría de los analistas di-
porque el concepto de transferencia tenía una rigían su atención casi exclusivamente al
dinámica propia. La relación terapéutica pre- mundo interno y a la influencia de las fanta-
valeciente se fue fusionando cada vez más con sías inconscientes en las percepciones y en la
dicho concepto y, con el reconocimiento de la conformación de las relaciones objetales in-
contratransferencia, dio un nuevo paso que la ternas. La incorporación de la realidad ex-
apartó del pasado y la aproximó al aquí y terna habría sido interpretada, en general,
ahora de la relación analítica. El recuerdo de como un ataque a la realidad psíquica y a la
la historia de vida del individuo perdió, pues, importancia del inconsciente. Esta actitud se
la importancia terapéutica central que antes hizo muy evidente en la comprensión del
tenía. abuso sexual (Simon, 1992; Bohleber, 2000).
Sin embargo, en un ámbito retuvo su pre- Las catástrofes y experiencias extremas
tensión incuestionable de constituir el pro- que sobrellevaron y sufrieron las personas en
blema que debía superarse: me refiero a las el siglo XX hicieron del trauma su elemento
personas que habían sufrido un trauma. Por más notorio. No sólo en psicoanálisis, sino
cierto, a Freud le preocuparon también en otras ciencias humanas, hubo una

Y Traducido al castellano por Leandro Wolfson.


Este artículo ha sido publicado anteriormente por la
Revista APdeBA, Vol. XXIX, 1, 2007.

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creciente necesidad de investigarlo y com- particular importancia en los traumas y su


prenderlo. Las consecuencias psíquicas de las tratamiento. Concluiré examinando la diná-
dos guerras mundiales generaron preocupa- mica del trauma y la rememoración en rela-
ción teórica y terapéutica por estos traumas, ción con la memoria colectiva.
aunque en cada caso el interés por ellos de-
mostró ser de corta vida. Por ejemplo, el tras- La teoría de Freud sobre la memoria y su
torno por estrés postraumático sólo se adoptó función terapéutica
como categoría diagnóstica en la nomencla-
tura psiquiátrica después de la guerra de Viet- Freud consideró constantemente que el
nam, dando origen a una plétora de estudios objetivo del tratamiento analítico era traer a
sobre este síndrome. Pero el punto culmi- la conciencia los recuerdos reprimidos de la
nante de esta característica del siglo XX fue el vida psíquica temprana, y una de las razones
Holocausto, considerado un crimen nacional- de ello fue su teoría de la memoria. Según
socialista de lesa humanidad. El traslado a Freud, las percepciones se almacenan en la
campos de concentración y asesinato de mi- memoria como huellas mnémicas. Son, por
llones de judíos produjo en sus víctimas una cierto, copias de la impresión original, pero
destrucción y sufrimiento inimaginables. La no se las conserva como elementos aislados,
asistencia terapéutica prestada a los sobrevi- según ocurriría en una teoría primitiva del
vientes obligó a afrontar experiencias y efec- engrama. Para Freud, hay varios sistemas su-
tos extremos jamás conocidos hasta entonces. perpuestos de memoria que ordenan la misma
Los traumas y su abrumador recuerdo no sólo huella mnémica, almacenadas varias veces
fueron un motivo de angustia para los sobre- como duplicados de acuerdo con determina-
vivientes, sino que tuvieron efectos concretos dos principios. El primer sistema de la memo-
en sus hijos, y en los hijos de sus hijos. Al ria asocia los elementos según el principio de
mismo tiempo, los individuos pertenecientes su simultaneidad temporal; luego hay siste-
a la población culpable se enfrentaron con mas subordinados que los representan según
una historia criminal sin precedentes, cuyas otras formas de concurrencia, como las rela-
consecuencias manifiestas se hicieron exten- ciones de similitud (1900, pág. 539) o de con-
sivas a sus hijos, y a los hijos de sus hijos. Los tigüidad (1899, pág. 307). En principio, los re-
actos de dicha generación, así como la des- cuerdos de las impresiones y experiencias del
mentida defensiva de la culpa y la responsabi- pasado pueden recuperarse intactos, pero no
lidad, su negación y olvido, dejaron su huella es lo que ocurre en general en lo tocante a los
no sólo en los recuerdos de individuos y fami- recuerdos inconscientes asociados con ele-
lias sino también en la memoria colectiva de mentos de la memoria, que dan origen a des-
la sociedad alemana de la posguerra, en la cual plazamientos y represiones. El resurgimiento
el penoso y vergonzoso recuerdo de esa histo- de los recuerdos se conecta entonces con el
ria criminal por la que era responsable des- destino de las mociones pulsionales. La auten-
plegó una dinámica específica a lo largo de ticidad de la escena infantil y de su recons-
décadas. El Holocausto convirtió a la reme- trucción sólo es significativa para Freud en la
moración en una particular exigencia moral. medida en que el análisis de los procesos que
Estos comentarios introductorios tienen la distorsionan saca a la luz el deseo
por objeto esbozar el contexto de mis siguien-
tes observaciones, que se ocupan del concepto
de la memoria y de la rememoración y recons-
trucción en psicoanálisis, así como de su

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inconsciente 1. En "Recordar, repetir y reela- transportar hasta la conciencia aquellas sus-


borar" habla de “llenar las lagunas del re- tantivas huellas mnémicas” (pág. 266), pero la
cuerdo” venciendo las resistencias de la repre- resistencia obstruye ese movimiento. El pro-
sión como la meta del tratamiento. El pa- ceso de toma de conciencia sólo se extiende
ciente ha de recordar experiencias específicas en tanto y en cuanto se alcanza en el paciente
y los impulsos afectivos que éstas evocan por- “una convicción cierta sobre la verdad de la
que sólo de esta manera puede convencerse de construcción” (pág. 266).
que lo que aparenta ser realidad es, en rigor, Como muestra este repaso de la teoría
“un reflejo del pasado olvidado” (1920, pág. freudiana de la memoria, para él los recuerdos
19). Lo que se recuerda, entonces, no son los eran reanimaciones de restos mnémicos con-
hechos o sucesos en sí mismos, sino su proce- cebidos como imágenes de procesos psíquicos
samiento psíquico. Freud alude, en forma previos. El pasado únicamente puede repro-
muy general, a “sucesos psíquicos”, como el ducirse levantando la represión y reelabo-
desafío del niño a la autoridad de sus padres. rando los conflictos, pero esas reanimaciones
Para Freud, la verdad histórica de los recuer- no se remodelan en la conciencia (1923, pág.
dos no consiste más que en esto, en lugar de 20).
ser la reproducción exacta de hechos objeti- Freud nunca unificó su teoría de la me-
vos. Dice que si el terapeuta consigue “trami- moria. Además de la concepción predomi-
tar mediante el trabajo del recuerdo algo que nante que acabamos de exponer, otros con-
el paciente preferiría descargar por medio de ceptos y modelos alternativos allanaron el ca-
una acción, lo celebra como un triunfo de la mino a una evolución posterior.
cura” (1914, pág. 153). Esto no siempre se lo-
gra, porque el material olvidado y reprimido A.
suele ser repetido como un acto, más que re- Si un recuerdo es reproducido como acto
producido como un recuerdo. El impulso de mediante la repetición, se integra a un con-
recordar hace que aparezca aquí la compul- texto de conducta con su propio significado
sión de repetición, cuyo campo de acción es la en el presente. Por consiguiente, el presente
transferencia. Su interpretación conduce en- no sólo tiene la función de despertar el re-
tonces “al despertar de los recuerdos, que, cuerdo, y por ende el material olvidado del
vencidas las resistencias, sobrevienen con fa- pasado, sino que obliga al suceso psíquico pa-
cilidad” (págs. 154-55). Más adelante, en sado a insertarse en una estructura actual de
“Construcciones en el análisis”, se volvió más sucesos, lo configura y, en consecuencia, mo-
cauto respecto de esos recuerdos despertados. difica su significado. La experiencia del pa-
Asistimos a “una imagen confiable, e íntegra sado es incorporada activamente al contexto
en todas sus piezas esenciales, de los años ol- de la experiencia de vida actual. De ahí que
vidados de la vida del paciente” (1937, pág. Freud se refiriese en ocasiones a un proceso
258), pero en algunos casos al analista le es de reordenamiento aplicado a los recuerdos.
imposible ir más allá de sus construcciones. Así, en una carta a Wilhelm Fliess del 6 de di-
Estas generan, sin duda, una ‘pulsión emer- ciembre de 1896, dice que de tanto en tanto
gente’ de lo reprimido [...] que había querido las huellas mnémicas sufren un

1
Freud (1899) brinda una descripción ejemplar de este
punto (ver Hock, 2003).

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“reordenamiento de acuerdo con las nuevas La colonización del pasado 3 por el presente
circunstancias: una retranscripción” (Mas- en la teoría clínica psicoanalítica
son, 1985, pág. 207; subrayado en el original). contemporánea
Esta retranscripción es el logro psíquico de las En esta sección describiré el destino de la
sucesivas etapas de la vida. Así, en la puber- memoria como elemento curativo en el desa-
tad, surgen fantasías sobre la infancia, y los rrollo de la teoría clínica, limitándome a las
recuerdos “son sometidos a un complejo tra- principales posturas convencionales y de-
bajo de refundición” (Freud, 1909, pág. 206, jando de lado algunas de sus derivaciones. En
nota 1)2. Estas nuevas concepciones prepara- la psicología del Yo, el foco de la labor analí-
ron la escena para la comprensión moderna tica se desplazó poco a poco del recuerdo de
de los recuerdos como construcciones influi- los sucesos de la historia personal a la recons-
das por el presente. trucción. Por su conexión con una fantasía in-
B. consciente, un suceso psíquicamente signifi-
cativo de la infancia conforma un patrón di-
Esta premisa de la “refundición” retroac- námico complejo, que en el curso de la evolu-
tiva de los recuerdos se relaciona con el con- ción posterior es reintegrado psíquicamente
cepto freudiano de posterioridad (Nachträgli- una y otra vez, y por lo tanto remodelado. So-
chkeit). Un suceso confuso o aterrador poste- bre la base del material que surge en la sesión,
rior al período de maduración sexual hace que el objetivo de la reconstrucción es compren-
una escena infantil de contenido sexual, que der dicho patrón y sus revisiones posteriores
originalmente no pudo ser integrada a un a fin de rastrear en sentido inverso el suceso
contexto de sentido, produzca con posteriori- original y su fantasía inconsciente asociada.
dad (nachträglich) un efecto traumático. Im- Las repercusiones reales a largo plazo de este
presiones del período presexual “más tarde complejo dinámico se conciben como una
cobran, como recuerdos, una violencia trau- historia causal. La rememoración y la recons-
mática” (Breuer y Freud, 1895, pág. 133). Este trucción adquieren el carácter de evidencia
concepto de posterioridad (o significación re- terapéutica mediante la identificación de su
troactiva) se amplió, sobre todo en el psicoa- conexión causal directa con los efectos psíqui-
nálisis francés, en su teoría del après-coup y cos permanentes del suceso (Kris, 1956; Ar-
la atribución retroactiva de un nuevo sentido. low, 1991; Blum, 1994).
Sin embargo, este concepto fue desgajado en Esta concepción de la eficacia terapéutica
gran medida de su conexión causal con dos de la rememoración y la reconstrucción reci-
escenas históricas temporalmente separadas bió un mazazo con el surgimiento de las va-
entre sí, y la secuencia temporal se expandió riedades más recientes de la psicología de las
convirtiéndose en una “relación reticular” relaciones objetales, y el auge del narrati-
(Green, 2001, pág. 36). vismo y el constructivismo. Según la concep-
ción narrativista, nunca tomamos contacto
con el recuerdo efectivo, sino siempre con la
descripción que el paciente hace de él. La

2
Quindeau (2004) basa su concepción de la memoria
3
en fragmentos de Freud de esta índole que se prestan a Esta frase tiene su origen en Nietzsche; hemos to-
una interpretación constructivista. mado la referencia de Assmann (1998).

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verdad no es, pues, algo oculto que puede des- inconsciente que evoluciona en la relación
cubrirse directamente, sino que se integra de transferencial-contratransferencial. Por otra
continuo en una narración que sólo cobra ca- parte, el análisis de los trastornos tempranos
rácter de verdad cuando se torna admisible arroja luz sobre el grado en que el material au-
para el paciente, y a partir de entonces frag- tobiográfico puede ser distorsionado y mal re-
mentos de una narración de vida antes desco- presentado por los procesos de escisión. Ade-
nectados entre sí adquieren un sentido más más, allí donde la triangulación psíquica es
coherente (Spence, 1982). En la relación deficiente, a menudo falta el espacio psíquico
transferencial, las primeras experiencias son que es condición previa de cualquier análisis
incorporadas, en mayor o menor medida, a interpretativo de los recuerdos.
un marco narrativo. La elucidación histórica Sobre todo en el psicoanálisis británico, y
no puede proceder mediante el develamiento especialmente en la escuela kleiniana, la labor
del pasado, ya que ello equivaldría a destruir terapéutica se trocó en el análisis de las rela-
el presente. Para Schafer (1982), la transferen- ciones objetales internas en el aquí y ahora de
cia no es una máquina del tiempo que permite la transferencia-contratransferencia. En
regresar al pasado (Freeman, 1985), sino el re- forma inconsciente, el paciente configura la
sultado de una progresión necesariamente relación con el analista de modo tal que su
circular. El presente y el pasado se construyen mundo interno es transmitido como situación
recíprocamente. Como en el círculo herme- total del pasado al presente. De hecho, se
néutico, constantemente vemos el pasado a enuncia expresamente que el presente es fun-
través de los preconceptos del presente, que a ción del pasado, lo cual se entiende, empero,
su vez son conformados por el pasado. En esta como que aquél contiene casi por completo a
concepción de la memoria ha desaparecido el éste, y que el pasado se despliega en el aquí y
descubrimiento de los sucesos reales y la ver- ahora de la relación analítica. En lo tocante a
dad histórica es desplazada por la verdad na- la técnica de tratamiento, el pasado ha per-
rrativa. El marco de la realidad narrativa se dido su sentido autónomo. Al interpretar la
torna omnipresente y ni se menciona la cone- transferencia en el aquí y ahora analítico, pa-
xión con el mundo real. El problema funda- sado y presente son interpretados de manera
mental de estas concepciones narrativistas y simultánea, más o menos entremezclados. Se
constructivistas del psicoanálisis consiste en sospecha de cualquier recurso reconstructivo
que oscurecen o excluyen toda conexión con al pasado histórico, considerándolo una ma-
la realidad que está por detrás de la narración. niobra defensiva. Si la reconstrucción aún
En el desarrollo de la técnica analítica, el cumple alguna finalidad, es meramente la de
estudio de la interacción transferencia-con- transmitir al paciente su propia continuidad e
tratransferencia ha pasado a ser el eje terapéu- individualidad (Joseph, 1985; Riesenberg
tico. Una percepción y formulación cada vez Malcolm, 1986; BirkstedBreen, 2003).
más sutiles de los microprocesos psíquicos tal Como demuestra este breve panorama, en
como se despliegan en la dinámica de la rela- la mayoría de las concepciones actuales sobre
ción terapéutica incorporó, además, el mate- el tratamiento la rememoración y reconstruc-
rial emergente de la historia del paciente. ción de hechos del pasado del paciente han
Hace mucho se sabe que los recuerdos no sido marginadas y consideradas secundarias
pueden comprenderse aislados del contexto en cuanto a su importancia terapéutica. Re-
en que aparecen, pero lo que más tarde se ha cientes investigaciones cognitivas y de las
demostrado es con cuánta fuerza su surgi- neurociencias acerca de la memoria parecen
miento es impulsado por una dinámica brindar algunos hallazgos e hipótesis que se

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conciben como confirmaciones externas de No obstante, el “allí y entonces” no es ab-


este punto de vista. Ciertos modelos clínicos sorbido por el “aquí y ahora”, ni por la trans-
formulados sobre esta base postulan que las formación de un recuerdo merced a la diná-
tempranas relaciones de objeto se almacenan mica de la situación actual. Si bien el presente
en una memoria implícita no enunciativa transforma el recuerdo del pasado, mantiene
como recuerdos “implícitos” o “de procedi- su autonomía. Cierto es que la teoría freu-
miento” (según se describe en Sandler y Sand- diana de la huella mnémica se ha vuelto obso-
ler, 1998) o como “objetos mnémicos implíci- leta y la comparación metafórica de la labor
tos” (Pugh, 2002, pág. 1388). Ellos influyen en del analista con la de un arqueólogo ya no se
la experiencia y conducta actuales sin repre- estima pertinente, pero la metáfora de la hue-
sentar el pasado como recuerdos accesibles a lla transmite algo que deriva del conoci-
la conciencia, y resurgen en la transferencia miento clínico. La “huella” asigna al pasado
como esquemas relacionales implícitos actua- un elemento de autonomía que las modernas
dos (PCSG, 1998). Los recuerdos autobiográ- teorías de la memoria, basadas en la transcrip-
ficos y de episodios, en cambio, son almace- ción y la construcción, dejan de lado. Por un
nados en la memoria declarativa. lado, las promesas incumplidas sobre planes
Freud partió de la premisa de un sistema de vida abandonados o sobre los mensajes
unificado de memoria, en tanto que los actua- enigmáticos del otro (Laplanche, 1992) dan
les patrones de relaciones objetales o de pues- cuenta del carácter hermenéutico autónomo
tas en acto transferenciales y recuerdos auto- del pasado; por el otro, los recuerdos traumá-
biográficos se localizan en dos tipos funda- ticos pueden ejercer un poder perturbador e
mentalmente distintos de procesos de la me- invadir violentamente el marco de la vida ac-
moria. Parece quebrarse en gran medida la tual sin ser transmitidos con él. El trauma es
conexión entre la repetición conductual de un hecho brutal que no puede integrarse a un
antiguos esquemas relacionales en el aquí y contexto de sentido en el momento en que se
ahora, y el recuerdo de los sucesos históricos lo padece porque destroza la trama de la psi-
(Fonagy, 1999, 2003; Gabbard y Westen, que. Esto genera condiciones especiales para
2003). De acuerdo con esta opinión, el cambio su rememoración e integración retroactiva a
psíquico ocurre por la interpretación de, y la la experiencia presente. Examinaré a conti-
influencia en, modelos de relaciones objetales nuación estas cuestiones, partiendo de algu-
insertos en la memoria implícita. La rememo- nas observaciones sistemáticas sobre la con-
ración autobiográfica pasa a ser un fenómeno cepción moderna de los recuerdos.
meramente secundario. Sin embargo, estas
nuevas concepciones, al declarar que la reme- Los recuerdos entre el pasado y el presente:
moración de la historia de vida y la recons- hallazgos de los estudios de la ciencia
trucción, al menos aproximada, de la realidad cognitiva
histórica carecen de significación terapéutica,
parecen arrojar al bebé junto con el agua de la En las últimas décadas las ciencias cogni-
bañera. Antaño emprendido para descubrir tivas y las neurociencias han hecho novedosos
los recuerdos infantiles reprimidos, hoy el descubrimientos que ampliaron enorme-
psicoanálisis corre el peligro de convertirse en mente, si es que no revolucionaron, nuestro
una técnica de tratamiento que, en la práctica, conocimiento sobre el funcionamiento del ce-
hace desaparecer la historia (ver también rebro. Los modelos de almacenamiento topo-
Kennedy, 2002). lógico han sido reemplazados por una con-
cepción mucho más dinámica y flexible de la

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rememoración y la memoria. Hoy ya no pen- suprima casi por completo la diferencia entre
samos que los recuerdos se almacenan en la rememoración e interpretación.
memoria como una impresión o una huella Un examen más detenido de las investiga-
para ser más tarde reavivados por la rememo- ciones empíricas sobre la memoria autobio-
ración y vueltos a la conciencia. El proceso re- gráfica ofrece escaso sustento a este punto de
memorativo implica una interacción más vista –referido a las descripciones de Gran-
compleja entre las circunstancias de vida ac- zow (1994) y Schacter (1996). Por otra parte,
tuales, aquello que pretendemos recordar y el aquí no parece establecerse ningún distingo
material que hemos retenido del pasado. Un entre la génesis y la validez. Por más que el
investigador de la psicología cognitiva, Schac- cerebro construya los recuerdos, debe mante-
ter, escribe lo siguiente: nerse la diferenciación entre el proceso de
surgimiento y el resultado, pues de lo contra-
“Nuestros recuerdos operan en forma diferente rio estaremos suscribiendo una falacia gené-
[que el registro de una cámara]. Extraemos de tica. Los estudios empíricos no dan respuesta
nuestras experiencias ciertos elementos funda-
alguna en cuanto a la precisión y confiabili-
mentales y los almacenamos. Luego recreamos
dad de los recuerdos autobiográficos. Esta
o reconstruimos tales experiencias, en lugar de
recobrar copias de ellas. A veces, en ese proceso controversia estalló en forma particularmente
de reconstrucción, agregamos sentimientos, violenta durante los debates científicos y so-
creencias o incluso conocimientos obtenidos ciales relativos a los recuerdos de experiencias
después de la experiencia. En otras palabras, in- de abuso sexual. La obra de Loftus y Ketcham
fluimos en nuestros recuerdos del pasado atri- (1994) puso de relieve que una información
buyéndoles emociones o conocimientos que errónea sugerida puede tener una influencia
hemos adquirido luego de los sucesos”. (2001, duradera en los recuerdos. Sin embargo, otros
pág. 9)4 estudios sobre la sugestionabilidad propor-
cionaron rotundas pruebas de que los recuer-
A partir de los datos de las neurociencias dos de sucesos reales se caracterizan por imá-
sobre la construcción de los recuerdos, algu- genes representativas más variadas y detalla-
nos autores han extraído la conclusión de que das que los que son meramente el producto de
el problema de la verdad, en el sentido de la la sugestión (Schacter, 2001). Shevrin (2002)
correspondencia entre los recuerdos y los su- destaca que la mala información ciertamente
cesos del pasado, se ha vuelto obsoleto. Los influye en la transmisión de los recuerdos,
recuerdos se conciben como construcciones pero no cambia necesariamente la huella
narrativas con lagunas provocadas por el ol- mnémica en sí. Algunos experimentos de-
vido, que luego la narración llena a fin de pro- mostraron que los recuerdos genuinos dejan
ducir un significado acorde a la situación ac- tras de sí una “signatura sensorial” ausente en
tual del Yo (Welzer, 2002). En esta concep- los llamados “recuerdos falsos”5.
ción, existe el peligro, además, de que se

4
Según la teoría de la “memoria corporizada”, los re- de recategorización (Leuzinger-Bohleber y Pfeifer,
cuerdos constituyen un proceso constructivo y adapta- 2002).
tivo en el cual el organismo entero interactúa con el
5
entorno, y conecta las experiencias del pasado con Al seguir este debate y los estudios empíricos deriva-
nuevas situaciones análogas del presente mediante la dos de él, el lector recoge la impresión de que se han
coordinación sensoriomotora, en un proceso continuo extraído conclusiones prematuras en favor de la falta

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Ciertos estudios de particular interés para traumáticos son casi siempre muy detallados
el tema de que me ocupo demuestran que la y constantes, y, por lo que puede juzgarse,
precisión de un recuerdo suele ser directa- también comparativamente confiables. Como
mente proporcional a la excitación emocional sucede con otros recuerdos, sin duda pueden
causada por un suceso. La intensidad emocio- sobrevenir errores con el tiempo, o actuar los
nal y significación personal, así como el ele- mecanismos del olvido. Desde una perspec-
mento de sorpresa y la consecuencia general tiva neurobiológica, en los sucesos de alta in-
de un suceso, son factores determinantes. Las tensidad afectiva tiene lugar una evaluación
experiencias de esta índole pueden recordarse emocional cortical detallada de los estímulos,
durante períodos más largos con precisión y previa a la atención. La activación de la amíg-
con más detalle6. La representación visual in- dala cerebelosa mejora el desempeño de la
tensiva desempeña aquí un papel esencial. memoria; una excitación fuerte e intensiva
Ahora bien, estos factores tienen una influen- aumenta la rememoración de ciertos rasgos
cia aún mayor en el registro de las experien- esenciales del suceso 8, cuyos aspectos funda-
cias traumáticas, donde la conexión entre el mentales y experiencia se retienen relativa-
suceso y su recuerdo es por cierto más com- mente bien, en tanto que no sucede lo propio
pleja que en las no traumáticas. Las opiniones con los detalles no vinculados al núcleo del
en esta materia están divididas. Una serie de suceso. Aquí el factor determinante es el Yo,
argumentos sugieren que los recuerdos trau- que debe, como mínimo, ser capaz de conser-
máticos no pueden recuperarse en forma var la función de observación durante el su-
coherente al principio. Se dice que el suceso ceso traumático. Laub y Auerhahn (1993) cla-
está representado en la memoria implícita, y sifican los recuerdos en un continuo según su
por consiguiente las memorias explícitas que- distancia psicológica respecto del trauma. En
daron temporariamente excluidas, como ocu- los traumas graves, puede incluso desaparecer
rre en la amnesia psicógena. Su existencia es el Yo observador, con el resultado de que los
considerada una señal de la experiencia trau- recuerdos son muy distantes y fragmentarios.
mática. Los hallazgos de los estudios empíri- Una de las consecuencias de los hechos trau-
cos7 no confirman, en general, estos argumen- máticos es la amnesia psicógena, que, sin em-
tos; más bien, apoyan la opinión de que los re- bargo, es más infrecuente de lo que suponen
cuerdos de sucesos muy estresantes y algunos estudios. Análogamente, pueden

6
de confiabilidad de la memoria. En tal sentido, coincido Los estudios empíricos sobre los llamados “recuerdos
con Shevrin cuando dice que “necesitamos una teoría tipo flash” (flashbush memories), descriptos por Gran-
de la memoria en la cual los factores emocionales y zow (1994) y Schacter (1996), son notables en este as-
cognitivos puedan evaluarse en forma independiente e pecto.
7
investigar sus interacciones. ¿De qué manera las per- Aquí baso mi argumentación en Kihlstrom (en
cepciones reales de los otros significativos se distorsio- prensa), McNally (2003, 2005), Schacter (1996, 2001) y,
nan por influencia de deseos y anhelos que no pueden sobre todo, en fragmentos del resumen de Volbert
expresarse? Desde este punto de vista, es reconfor- (2004).
8
tante averiguar que existen pruebas de que, a pesar de Hasta ahora no existe confirmación empírica de la
la sugestión y de la mala información, las percepciones premisa opuesta, o sea, que un eflujo masivo de hor-
originales no se borran necesariamente; una vez que se monas de estrés generado por el suceso traumático
identifican (p. ej., en la transferencia) dicha mala infor- desactive el hipocampo, y por ende al principio éste no
mación y distorsiones, aquéllas son recuperables (2002, sea codificado en absoluto, sino apenas preservado a
pág. 138). través de otros sistemas mnémicos emocionales.

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reaparecer recuerdos reprimidos o disociados Teorías psicoanalíticas del recuerdo


y recibir confirmación externa; pero también traumático
encontramos lo opuesto, vale decir, la reapa- Los hallazgos de los estudios cognitivos y
rición de recuerdos que no pueden ser confir- neurobiológicos que acabamos de mencionar
mados9. A partir del cuarto año de vida, los sugieren que, en principio, no puede presupo-
niños son capaces de recordar bien hechos nerse que en las experiencias traumáticas
traumáticos, y sus descripciones son, por lo haya otra forma de procesamiento que en las
común, confiables en lo que concierne a los no traumáticas, pese a lo cual cabe esperar
sucesos fundamentales. Queda fuera de los al- ciertas desviaciones en el registro de dichas
cances de este análisis la cuestión de si des- experiencias, así como una obstrucción del
pués de experiencias sumamente estresantes curso normal de los procesos psíquicos.
en los niños, debe presumirse una mayor in- Cuando los sucesos traumáticos se retienen
cidencia de la amnesia (sobre la representa- en la memoria en forma perdurable, en detalle
ción interna de los traumas en el período pre-
y con bastante precisión, es porque se trata de
verbal del desarrollo, ver Gaensbauer, 1995). hechos recordados inicialmente, más que una
Estos hallazgos de investigación apuntan descripción de la realidad psíquica de la expe-
a la conclusión de que los recuerdos traumá- riencia traumática. ¿Cómo podemos describir
ticos constituyen un conjunto especial de ex- en términos psicoanalíticos el núcleo viven-
periencias a las que se les da prioridad en la cial interno de esas experiencias de horror,
codificación y, en general, se preservan en de- dolor, pérdida y miedo mortal que trastornan
talle y con gran precisión durante un período el equilibrio psíquico? ¿Qué papel cumplen
prolongado. Sin embargo, no son diferentes los afectos, las maniobras defensivas y las fan-
en esencia de otros procesos de la memoria; tasías inconscientes? Antes de examinar esto
más bien parecería que los mecanismos de la con más detalle, quiero introducir breve-
memoria forman un conjunto de procesos mente los dos modelos principales del trauma
neurocognitivos en que se reúnen de manera que encontramos en la teoría psicoanalítica, y
específica la codificación, la consolidación y que sirven de base al examen posterior.
la recuperación (Volbert, 2004, pág. 138).
Esto significa que la eliminación y recupera-
ción de experiencias traumáticas están exen- El modelo psicoeconómico del trauma de
tas del proceso habitual de retranscripción y Freud
transformación de los recuerdos en cada si- Breuer y Freud (1895) concibieron el re-
tuación actual. En el caso de los recuerdos cuerdo traumático como un cuerpo extraño
traumáticos, la función del presente como inserto en el tejido psíquico, que despliega allí
lente hermenéutica a través de la cual se per- su efecto hasta perder su carácter de cuerpo
cibe y estructura el pasado sólo opera en extraño merced a la rememoración afectiva y
forma muy limitada. la abreacción del afecto atrapado. En “Más
allá del principio de placer” (1920), Freud

9
No coincido con Brenneis (1999), quien entiende que se desplaza como reconstrucción al pasado con efecto
el resurgimiento de recuerdos traumáticos después de de sugestión. Aunque más adelante Brenneis limita los
una reconstrucción es un artificio originado en la diná- alcances de esta línea argumental, en general estoy de
mica terapéutica, particularmente cargada, del pre- acuerdo con la crítica que le ha planteado Kluft (1999).
sente, pero que en lugar de ser interpretada como tal

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desarrolló este modelo partiendo de puntos con la esperanza de poder guiar de manera
de vista psicoeconómicos. Allí el cuerpo ex- autónoma su decurso” (pág. 167). La situa-
traño se convierte en una cantidad de excita- ción de peligro externo es internalizada y ad-
ción que no puede ser ligada psíquicamente y quiere significación para el Yo10; la angustia es
avasalla al Yo, irrumpiendo en la protección simbolizada y pierde su condición indefinida
antiestímulo. La fuerza de esas cantidades de y carente de objeto; el trauma cobra una es-
excitación crecientes es demasiado grande tructura hermenéutica y se vuelve posible su-
para ser domeñada y ligada psíquicamente. perarlo. Baranger et al. (1988) han destacado
Por lo tanto, para cumplir con la ligazón psí- correctamente el aspecto económico de la an-
quica el aparato psíquico regresa a modalida- gustia automática como elemento clave de la
des de reacción más primitivas. A fin de des- experiencia traumática. Caracterizan la situa-
cribir el carácter especial de esta experiencia ción de angustia, con su indefinición y ausen-
más allá de la dinámica del principio de pla- cia de objeto, como “trauma puro”. La per-
cer-displacer, Freud introduce el concepto de sona traumatizada trata de controlar y aliviar
compulsión de repetición, mediante la cual se el trauma puro dándole un nombre e incorpo-
actualiza la experiencia traumática en la espe- rándolo a un sistema causal y comprensible de
ranza de ligar psíquicamente la excitación y conducta. Estos autores señalan la paradoja
hacer que opere de nuevo el principio de pla- de que el trauma es en verdad invasivo y
cer, así como las formas de respuesta psíquica ajeno, pero en la medida en que sigue siendo
que le están asociadas. El trauma no sólo per- ajeno es revivido e incurre en repeticiones sin
turba la economía libidinal; también amenaza volverse comprensible. Ahora bien, como los
de una manera más radical la integridad del seres humanos no pueden vivir sin explicacio-
sujeto (Laplanche y Pontalis, 1973). nes, procuran dar al trauma un sentido indi-
En “Inhibición, síntoma y angustia”, vidual e historiarlo. Estas historiaciones re-
Freud (1926) retoma el concepto de angustia troactivas son principalmente recuerdos en-
automática que había desarrollado para las cubridores; la tarea analítica consiste en iden-
neurosis actuales. La cantidad excesiva de ex- tificarlos y reconstruir la historia auténtica,
citación presente en la situación traumática en tanto que la historiación futura permanece
da origen a una angustia generalizada. Invade inconclusa.
el Yo, indefenso contra ese ataque, y lo torna Freud (1926) describe en varias ocasiones
totalmente desvalido. La angustia automática el desvalimiento experimentado por el Yo a
tiene un carácter indefinido y carece de ob- raíz de una pérdida de objeto. Si lo perdido es
jeto. En un primer intento por dominarla, el la madre, el Yo infantil no queda totalmente
Yo procura convertirla en señal de angustia, desvalido, sino que puede investir la imagen
lo cual vuelve posible que su total desvali- de la madre. En la situación traumática real,
miento se transforme en expectativa. El Yo se en cambio, no hay ningún objeto que pueda
vuelve activo: “El Yo, que ha vivenciado pasi- perderse, y la angustia es la única reacción po-
vamente el trauma, repite ahora de manera sible (pág. 203). Este tipo de pérdida total de
activa una reproducción morigerada de éste,

10
“Por otro lado, si el peligro externo (real) ha de ser con alguna situación de desvalimiento experimentada”
significativo para el Yo, también debe haberse podido (pág. 168).
internalizarlo. Tiene que reconocérselo como vinculado

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objetos internos protectores sirve de funda- entre el self y sus objetos internos buenos, y
mento al segundo modelo del trauma. ello da por resultado un absoluto aislamiento
interno y la más intensa desolación. Los obje-
El modelo del trauma de la teoría de las tos internos buenos, mediadores empáticos
relaciones objetales entre el self y el entorno, se llaman a silencio,
y se destruye la confianza del sujeto en su pre-
Con el desarrollo de las teorías de las re- sencia permanente y en la empatía humana
laciones objetales, las consideraciones cuanti- (ver Cohen, 1985; Kirshner, 1994; Laub y Po-
tativas vinculadas con una cantidad intolera- dell, 1995). Esta concepción ofrece un mejor
ble de excitación que invade al Yo fueron de- entendimiento del núcleo vivencial de los
jadas de lado. El paradigma de este modelo ya traumas graves. Se trata de un ámbito de la ex-
no es una experiencia aislada con un impacto periencia que es casi incomunicable: un aisla-
conmocionante, como un accidente, sino la miento catastrófico, un abandono interior
relación de objeto. Ferenczi (1949; Dupont, que no sólo paraliza al self y sus posibilidades
1988) anticipó muchas de las ideas sobre el de acción sino que lo aniquila, y es acompa-
trauma de estudios posteriores; Balint (1969) ñado de miedo mortal, odio, vergüenza y de-
fue el primero en seguirlo en este aspecto, sesperación. O, como dice Grand (2000), apa-
destacando que el carácter traumatógeno de rece una región muerta, casi autista, de un no-
una situación depende de que se haya desa- self, donde no hay ningún otro capaz de in-
rrollado una relación intensa entre el niño y fundir empatía.
el objeto. La relación objetal cobra entonces Las concepciones de la teoría de las rela-
una condición traumática. Como confirma- ciones objetales representan un gran avance
ron estudios posteriores (Steele, 1994), lo que en la comprensión del trauma, pero ni esta
produce el trastorno traumático no son pri- teoría ni los modelos psicoeconómicos con-
mordialmente las lesiones físicas que puede ceptualizan la grave experiencia traumática
sufrir el niño si se lo trata con violencia; el ele- que destruye los fundamentos de toda expec-
mento más patógeno es el maltrato o abuso de tativa, al anular la confianza del individuo en
la persona cuya protección y cuidado él nece- el mundo compartido, mediado por los sím-
sita. Este punto de vista amplía la compren- bolos, que nos conecta de manera precons-
sión de la realidad psíquica en una situación ciente. En ese sentido, el trauma es el escollo
traumática. Cuanto mayor sea el trauma, más con que tropiezan todas las teorías hermenéu-
grave es no sólo el daño ocasionado a la rela- ticas, narrativistas y constructivistas, las que
ción de objeto interna, sino también el quie- no pueden dar cuenta de la quiebra del propio
bre en la comunicación interna protectora y proceso de construcción mediante el cual ge-
estabilizadora entre las representaciones del neramos significados. Moore (1999) ofrece
self y del objeto. Esto da origen a que frag- una interesante solución posible para este
mentos aislados de la experiencia traumática problema dentro de las teorías constructivis-
queden fuera de la comunicación interna. tas. El elemento destructivo, la fuerza traumá-
El enfoque con que abordó el trauma la tica directa, sigue siendo un excedente ma-
teoría de las relaciones objetales fue desarro- sivo, un superávit que fractura la estructura
llado luego en investigaciones sobre los graves psíquica y no puede ligarse mediante el signi-
traumas sufridos durante el Holocausto. Una ficado.
consecuencia psíquica fundamental de esas
experiencias es la ruptura del proceso empá-
tico: se quiebra la díada comunicativa que hay

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La intratabilidad de los recuerdos objetársele que los sucesos estresantes y emo-


traumáticos: el problema de la cionalmente significativos suelen, en general,
reconstrucción, la narración y la integración ser retenidos y recordados explícitamente
mental mucho tiempo después, aún cuando induda-
Los estudios de la psicología cognitiva me blemente hay una amnesia psicógena11. Si
llevaron a concluir que, en comparación con bien varios analistas (v. gr., Person y Klar,
el material no traumático, el traumático es sin 1994) han adoptado claramente la tesis de la
duda modificado mentalmente, aunque se lo memoria específica del trauma, ella da origen
codifica y recupera de una manera bastante a una serie de presunciones que tienen escaso
parecida. Basándose en sus investigaciones, sustento psicoanalítico. Es válido suponer que
Van der Kolk et al. (1996) postulan la existen- las funciones integradoras de la memoria se
cia de una memoria del trauma específica, en desconectan debido a la excitación excesiva
que los recuerdos traumáticos se preservan de de la situación traumática, dando origen a un
estado disociado del self que se vincula con
un modo distinto que un recuerdo autobio-
gráfico explícito. La intensa excitación divide despersonalizaciones y desrealizaciones.
la memoria en varios elementos somatosenso- También es frecuente que, cuando se activa
riales aislados, en imágenes, estados afectivos este estado encapsulado del self, aparezcan es-
y sensaciones corporales, así como en olores y tados alterados de conciencia y los recuerdos
sonidos. Estos autores consideran que tales traumáticos irrumpan súbitamente en la con-
recuerdos implícitos concuerdan con la expe- ciencia. Sin embargo, estas irrupciones no son
riencia real, pero no pueden al principio ser repeticiones puras, ya que los flashbacks pue-
integrados en esta forma a una memoria na- den ser modificados por influencias sociales
rrativa. Esto lleva a que los recuerdos traumá- externas. Lansky y Bley (1995) han señalado,
ticos sean no simbólicos, inflexibles e inalte- además, que las pesadillas crónicas postrau-
rables, ya que durante el suceso traumático el máticas no sólo reproducen recuerdos carga-
self es eximido de su carácter de autor de la dos de afecto y repeticiones visuales de las es-
experiencia. La esencia de esta concepción es cenas traumáticas, sino que sobrellevan un
que el trauma se caracteriza, de hecho, por trabajo onírico.
una precisión atemporal y simultáneamente Estos datos vienen en apoyo de la tesis de
literal. La precisión inmodificable del re- base psicoanalítica según la cual, aunque las
cuerdo parece atestiguar la existencia de una experiencias traumáticas y sus recuerdos es-
verdad histórica no alterada ni transformada tán sometidos a operaciones y restricciones
por significados subjetivos, o por los esque- psicodinámicas específicas, no están exclui-
mas cognitivos, expectativas y fantasías in- das por completo de la cadena asociativa del
conscientes del individuo. Se suprime el sig- material psíquico o de cualquier transforma-
nificado simbólico autobiográfico, lo cual, se- ción producida por fantasías conscientes o in-
gún Leys (2000, pág. 7), revela los fundamen- conscientes (según ha subrayado, en particu-
tos mecanicistas causales de muchas teorías lar, Oliner, 1996). Como dijimos, Freud ya de-
del trauma hoy vigentes. A este modelo de la fine el trauma psíquico, en contraste con otras
memoria específica del trauma puede experiencias, no en términos de sus

11
Razones de espacio impiden hacer aquí una crítica trauma; ver Leys (2000), McNally (2003) y Volbert
detallada de este modelo de la memoria específica del (2004).

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características generales como material psí- reprimida de amenaza, una convicción in-
quico, sino como una forma de “lo exterior-lo terna o una representación de angustia básica.
interior”, creada igual que “una espina que se Esto da origen a creencias escindidas o re-
mete en la carne” (Laplanche, 1976). Para cuerdos encubridores.
Freud, el material traumático es un cuerpo ex-
traño en el tejido psíquico, pero con respecto B.
a esta metáfora hace la siguiente salvedad: La parálisis psíquica del self traumatizado
congela el sentido mental del tiempo y pro-
“La organización patógena no se comporta ge-
duce un impasse temporal interno. A menudo
nuinamente como un cuerpo extraño, sino,
mucho más, como una infiltración. [...] La te- se lo describe como la sensación de que una
rapia no consiste entonces en extirpar algo – parte del self ha quedado atrás y permanece
hoy la psicoterapia es incapaz de tal cosa–, sino más o menos igual porque ya no puede estar
en disolver la resistencia y así facilitar a la cir- expuesta a la vida. También se lo describe
culación el camino por un ámbito antes blo- como “hacerse a un lado” o “llevar una vida
queado”. (Breuer y Freud, 1895, págs. 290-91) oscura”. Langer se refiere al estado de una
“persistencia singularmente aprisionada” que
Los recuerdos traumáticos despliegan una “no puede verterse más allá del bloqueado re-
dinámica propia. Como algo “interno” ais- servorio de su momento” (1995, pág. 16).
lado y encapsulado, eluden cualquier adapta- Otros pacientes dicen simplemente que al su-
ción mediante conexiones asociativas como ceder el trauma se detuvo su reloj interno.
resultado de nuevas experiencias o de la re-
presión. En este caso, esas transformaciones C.
sólo obran en forma muy limitada, si es que lo
En la situación traumática, es común que
hacen, ya que esos ámbitos encapsulados que
la persona afectada no pueda mantener los lí-
parecen cuerpos extraños tienen algunas ca-
mites entre ella y el otro. La excitación avasa-
racterísticas especiales. Seleccionaré tres de
lladora y la intensa angustia lesionan el sen-
ellas, al par que subrayo que no estoy en con-
tido del self y generan, como núcleo de la ex-
diciones de hacer aquí una descripción amplia
pectativa traumática, una fusión self-objeto
de la fenomenología o sintomatología de los
difícil de resolver y que impide persistente-
estados traumáticos. Sólo me ocuparé de al-
mente alcanzar un sentido de identidad.
gunas operaciones psíquicas específicas.
No puedo describir mejor estas operacio-
A. nes psíquicas en ámbitos escindidos provoca-
dos por un trauma. Su propósito es ilustrar
Con frecuencia nos encontramos con una qué significa la reelaboración psíquica de re-
regresión a un pensamiento omnipotente, cuerdos traumáticos. Adopto, pues, una posi-
como defensa contra el desvalimiento inso- ción intermedia entre los puntos de vista po-
portable. Culpándose por lo sucedido, el indi- larizados de los investigadores empíricos del
viduo traumatizado convierte la sensación de trauma, para quienes los sucesos traumáticos
haber estado pasivamente a merced de al- son reproducidos con precisión en la memo-
guien en la sensación de una actividad que él ria, y aquellos otros que sólo consideran al
mismo ha causado (ver Oliner, 1996). En el trauma dentro del contexto general de la
momento en que ocurre el suceso traumático, realidad psíquica. Ninguna de estas posturas
puede surgir asimismo y fundirse con el ma- contradictorias me parece totalmente susten-
terial que irrupciona una antigua fantasía table por sí sola.

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Si hemos de considerar la reelaboración Pero si en la terapia sólo se analiza la transfe-


de los recuerdos traumáticos de una manera rencia-contratransferencia en el aquí y ahora
específica, surge la pregunta: ¿es posible o ne- de la situación analítica, y surgen narraciones
cesaria la reconstrucción terapéutica de los importantes pero sin la reconstrucción de la
sucesos traumáticos? Con frecuencia, en el realidad traumática causante, se corre el
tratamiento analítico los recuerdos traumáti- riesgo de que esas narraciones no distingan
cos son activados por puestas en acto de la re- fantasía de realidad y, en la peor de las situa-
lación transferencial. El requisito para eluci- ciones, vuelvan a traumatizar al paciente.
dar y comprender su revisión secundaria y
transformación por obra de las fantasías y sig- La representación de los recuerdos
nificados inconscientes que contienen senti- traumáticos: memoria generacional y
mientos de culpa e impulsos punitivos, es des- colectiva
cubrir la realidad del trauma y sus afectos co-
nexos, o sea, historiarlo, aunque de modo Las catástrofes que se definen como pro-
fragmentario y aproximado. Entonces se vocadas por el ser humano (el Holocausto, la
aclara cuál ha sido la realidad traumática y guerra, la persecución política y étnica) recu-
cuál es la fantasía, con lo cual el Yo obtiene rren a medios específicos de deshumaniza-
una comprensión que lo alivia. La historiza- ción y de destrucción de la personalidad a fin
ción implica también reconocer el hecho de aniquilar la existencia histórica y social de
traumático y comprender la experiencia indi- los individuos. Integrar dichas experiencias
vidual y sus consecuencias emergentes a largo traumáticas en un contexto narrativo, y ha-
plazo. Si esa interpretación reconstructiva cerlo en forma individual, supera la capacidad
tiene éxito, suele producirse una mejoría de la persona; se requiere, además, un dis-
asombrosa en el estado del paciente, quien re- curso social sobre la verdad histórica de los
fiere entonces su sensación de integración hechos traumáticos, así como sobre su nega-
psíquica, signo de que la organización del self ción y su desmentida defensiva. Por lo co-
se está reestructurando. Si una parte traumá- mún, sólo una explicación científica y el reco-
tica encapsulada del self vuelve a ser permea- nocimiento social de las causas y culpas pue-
ble, también es posible interconectarla mejor den restaurar el contexto interpersonal y, con
por vía de las asociaciones. En cambio, una re- ello, la posibilidad de descubrir, sin censuras,
construcción imprecisa es siempre ineficaz, qué ocurrió realmente en ese momento. Esta
por significativa que parezca en todo mo- es la única manera de regenerar la compren-
mento. sión compartida por el self y el mundo. Si en
¿Cuáles son las razones subyacentes de la sociedad prevalecen los impulsos defensi-
esto? La reconstrucción debe concordar con vos o el silencio, los sobrevivientes traumati-
la realidad del trauma del paciente y captar zados quedan solos con su experiencia. En lu-
qué es lo que causó el trauma. Es indispensa- gar de extraer apoyo de la comprensión de los
ble reconocer lo que se ha sufrido, articular demás, a menudo son dominados por su pro-
los recuerdos encubridores con las conviccio- pia culpa como principio explicativo. Un
nes escindidas, y comprenderlo e interpre- ejemplo contemporáneo es la sociedad rusa
tarlo todo en conexión con los hechos trau- actual y la falta de un debate público sobre el
máticos. La interpretación debe dar cuenta de terror estalinista (Merridale, 2000; Solojed,
los elementos ya establecidos en la propia ex- 2006). Al carecer de un marco colectivo para
periencia traumática o inherentes a ella, junto dicho debate, muchas víctimas siguen cre-
con el desarrollo secundario de su significado. yendo que fueron culpables y no pueden

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comprender, por ejemplo, el significado de las e interpretación del recuerdo, la memoria y la


purgas y de su política. elucidación histórica. Recuerdo que es abru-
Los individuos traumatizados no son so- mado de continuo por la enormidad de los
lamente víctimas de una realidad política des- crímenes cometidos, el inconmensurable su-
tructiva, sino también sus testigos. Con fre- frimiento, el inenarrable horror y el implaca-
cuencia encuentran que pocos están dispues- ble aparato industrial de destrucción, que
tos a escuchar su testimonio, porque la gente hasta hoy plantean un desafío a la memoria
no quiere que la carguen con sentimientos de cultural. Aún en la actualidad nos cuesta ex-
temor y dolor, ira y vergüenza, ni que le in- plicar la destructividad radical del nacional-
fundan temor o le reprochen su culpa. A par- socialismo y alcanzar un entendimiento pre-
tir de entrevistas realizadas con sobrevivien- ciso de su núcleo criminal y sus dimensiones
tes del Holocausto y personas perseguidas por genocidas. Friedländer (1997) y otros autores
el nazismo y el estalinismo, todos los cuales han señalado el hecho paradójico de que
fueron testigos presenciales, el historiador Auschwitz ocupe hoy un lugar más promi-
Boll (2001) ha manifestado con qué frecuen- nente en la conciencia histórica que en déca-
cia se cita el carácter no comunicable de tales das anteriores. El historiador Berg se refiere a
experiencias en relación con los individuos la sobrecogedora repercusión de los sucesos
traumatizados, lo cual en verdad no es más reales a lo largo de estas décadas, que “se con-
que una justificación racionalizadora, que virtió en una verdadera guía, echando luz,
atribuye la renuencia a escuchar a las víctimas lenta y retrospectivamente, sobre el aconteci-
de las persecuciones a la renuencia de estas úl- miento mismo” (2001, pág. 10). Esta visión de
timas a hablar. Los límites de lo que puede o las repercusiones históricas se vincula con la
no decirse están por ello siempre vinculados a comprensión psicoanalítica del trauma, en
restricciones sociales, reinterpretaciones y la particular el descubrimiento retroactivo del
imposición de tabúes. Hay cosas que no pue- significado y la historización. Varios historia-
den decirse o resultan intolerables, y hubo dores han abogado, asimismo, por que se
también un abrumador padecimiento carente adopte el concepto de trauma en la teoría his-
de sentido que implica una carga enorme para tórica. La cuestión que se plantea es cómo
la persona traumatizada, la cual no desea vol- describir apropiadamente la auténtica expe-
ver a enfrentar todo eso relatando los aconte- riencia colectiva de un trauma, de modo tal
cimientos. También es posible que sean cosas que el horror de la experiencia y su brutal y
sobre las que no se puede hablar, porque el conmocionante falta de sentido no se some-
material de las experiencias y recuerdos trau- tan a una definición de las categorías históri-
máticos no admite una estructura narrativa, cas que suprima la índole traumática del su-
que distorsionaría el núcleo y la verdad de la ceso. Como escribe Rüsen, el Holocausto
experiencia. Concluiré este trabajo expli-
cando con más detalle esta compleja relación “destruye los conceptos propios de una defini-
estructural existente entre los recuerdos indi- ción interpretativa cuando están existencial-
viduales y colectivos de los sucesos traumáti- mente ligados a la capa más profunda de la sub-
jetividad humana, donde arraiga la identidad.
cos en relación con el Holocausto y la Se-
[...] Esta perturbación es difícil de soportar. Sin
gunda Guerra Mundial. embargo, si no se quiere que quede por debajo
El Holocausto sigue siendo el eje de la me- del umbral de experiencia que el Holocausto,
moria cultural en muchas sociedades. Este ge- en su retorno al pasado a través de la memoria,
nocidio de los judíos desbordó, por su magni- despliega objetivamente, dicha perturbación
tud, los límites habituales de la comprensión

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debe pasar a formar parte de la cultura histó- En su célebre estudio The Inability to
rica”. (2001, pág. 214) Mourn (La incapacidad de hacer el duelo),
Mitscherlich y Mitscherlich (1975) describie-
Aquí Rüsen subraya la necesidad de vol- ron la patología de la rememoración en la so-
ver a la memoria individual de los testigos ciedad alemana de posguerra. Entendían que
para no dejar de lado, en el proceso de des- la defensa para no rememorar esos horrendos
cripción y clasificación históricas, el carácter sucesos criminales era una desestimación
catastrófico y traumático de la experiencia. protectora de una melancolía que se habría
Desaparecidos los testigos contemporáneos instalado en forma absoluta e inevitable si los
de esos hechos, tiene precedencia convocar a alemanes verdaderamente hubieran enfren-
la memoria su historia de persecuciones y su- tado su vínculo con Hitler y su carga de culpa.
frimiento, aun cuando la índole intolerable de Mediante un narcisismo que se manifestaba
la experiencia traumática primaria de los so- de manera omnipotente y recurriendo a los
brevivientes no pueda transferirse al recuerdo ideales nacional-socialistas, la humanidad del
de los que no estuvieron directamente involu- prójimo y la capacidad de empatía con las víc-
crados. timas se expulsaron del self y se destruyeron.
En Alemania, no podíamos limitarnos a Según Mitscherlich y Mitscherlich, el trata-
mantener viva la memoria de las víctimas y miento de esta patología consiste en un tra-
los crímenes que padecieron, sino que además bajo de duelo que, igual que Freud, ellos en-
debíamos incorporar a la rememoración los tienden como una labor de rememoración
crímenes cometidos por los perpetradores, de puesta al servicio del procesamiento de la
los que debía rendirse cuenta. En este punto, culpa. Su análisis tuvo como foco la patología
los historiadores remiten a la “memoria nega- del Ideal del Yo y del Superyó.
tiva” (Knigge y Frei, 2002). La rememoración No obstante, aun a partir de los casos des-
y su desestimación defensiva, así como el criptos, emerge un subtexto oculto, que revela
tema de la culpa y la responsabilidad y su ne- otras afecciones dentro de esta patología co-
gación, pusieron en marcha, pues, en la socie- lectiva. Según esto, gran parte de los síntomas
dad alemana una dinámica transgeneracional de los pacientes de Mitscherlich y Mitscher-
específica, que dio origen a un significado es- lich serían interpretados hoy como un tras-
pecial como forma de memoria para la con- torno postraumático. La rápida y exitosa re-
cepción de esa generación (Jureit y Wildt, construcción de la sociedad alemana en las
2005). En la estrategia de rememoración pre- décadas de 1950 y 1960 tuvo lugar contra el
dominante en la generación cuyos miembros telón de fondo no sólo de la culpa reprimida,
estuvieron envueltos como perpetradores ac- sino de una tendencia subyacente, generada
tivos, o como partidarios y observadores fas- por el previo ejercicio extremo de la violencia
cinados del nacional-socialismo, su propia y la experiencia traumatizante de ésta, a través
participación fue, en líneas generales, negada. de los efectos de la guerra, los bombardeos y
Pasaron a ser las víctimas de Hitler y su pe- la migración. Aquí estamos ante un complejo
queño grupo de fanáticos y culpables. Los su- contexto de crímenes, guerra, responsabili-
frimientos de las víctimas reales, en la medida dad, trauma y rememoración. Hoy sabemos
en que eran percibidos, se contrarrestaban que la rigidez emocional, la desrealización del
con su propio grupo de víctimas, los prisione- pasado y la represión de los propios actos in-
ros de guerra, los heridos, refugiados y exilia- dividuales son también consecuencia directa
dos. de la traumatización, que deteriora la capaci-
dad para ocuparse reflexivamente del pasado.

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El problema moral de la desestimación de la padres con el nacionalsocialismo. Esas repre-


culpa se asocia aquí a una patología de la re- sentaciones estaban con frecuencia escindi-
memoración, de origen traumático. La apolo- das: por un lado, una imagen paterna ideali-
gética conciencia de víctimas que los inte- zada desde la temprana infancia; por el otro,
grantes de la generación perpetradora se crea- la imagen del padre comprometido o directa
ron retroactivamente para sí se nutrió de am- mente involucrado en crímenes. Si bien en lo
bas fuentes: la desestimación defensiva de la tocante a sus identificaciones yoicas y su acti-
culpa y las experiencias traumáticas mismas. tud consciente se habían apartado mucho del
La siguiente generación creció a la som- mundo de los padres, no podían superar esa
bra de esta mentira vivida por sus padres, que escisión de la imagen paterna. El vínculo po-
se habían autodefinido como víctimas. El si- sitivo permanecía inconsciente, pero gene-
lencio que guardaron sobre su propia partici- raba un conflicto de lealtades que llevaba a
pación y las lagunas en las biografías familia- respetar los tabúes parentales en lugar de
res produjeron en sus hijos un sentido de cuestionarlos. Así pues, la búsqueda de la ver-
realidad borroso y en parte distorsionado. dad y el descubrimiento de la historia silen-
Además, la desestimada reflexión de los pa- ciada y negada se combinaban a menudo con
dres sobre sí mismos impidió a menudo la crí- procesos defensivos simultáneos. El Yo estaba
tica de los ideales y conceptos morales nacio- constantemente expuesto al peligro de una
nal-socialistas a los que ellos habían adherido. complicidad inconsciente con los padres y sus
Muchos se aseguraron de su validez merced a actitudes.
una funcionalización narcisista de sus hijos, Para los miembros de esta generación, re-
que eran atacados con vehemencia si adopta- conocer y reelaborar tal configuración psí-
ban una actitud distinta. El vínculo entre esta quica se convirtió en un proceso extremada-
segunda generación y sus padres asumió un mente penoso, que, empero, en muchos casos
patrón específico de “memoria escindida” disolvió esos vínculos ocultos de complicidad
(Domansky, 1993), importante para com- inconsciente y puso cierta distancia mediante
prender su evolución posterior. A ojos de los una perspectiva más independiente. Esta re-
hijos, los padres eran más o menos sistemáti- solución fue posible y facilitada gracias al pro-
camente sospechosos de culpabilidad. Por ceso social general de descubrimiento y reela-
oposición y contraidentificación, los hijos se boración de los tabúes, mitos y leyendas exis-
volvieron hacia las víctimas de esta genera- tentes sobre los crímenes y los victimarios.
ción de padres y perpetradores. Sin embargo, Continuamente se comprobaba que había una
el debate público con la generación de los pa- combinación de desestimación defensiva y re-
dres solía terminar en las puertas de la familia. memoración. La realidad y su invocación en
El silencio y la negación, ciertamente quebra- la memoria debían ser de continuo colocadas
dos en el nivel general de la sociedad, persis- en su lugar correcto, en una espiral ascen-
tieron a nivel individual. Al parecer, aventu- dente. En el curso de este proceso, se tornaron
rarse más allá era demasiado penoso y dema- más fluidos los límites rígidos entre la reme-
siado conectado con angustias catastróficas. moración pública y la familiar. A partir de la
Como demostraron los tratamientos psicoa- década de 1990, el cuestionamiento por parte
nalíticos de los miembros de esta generación, de los sobrevivientes de la generación de sus
su vínculo emocional inconsciente con las re- padres y la investigación de su participación
presentaciones parentales de su primera in- culposa dio origen a muchos testimonios do-
fancia había sobrevivido a todos los debates cumentales, así como a elaboraciones litera-
posteriores acerca de la involucración de los rias de la historia familiar.

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No obstante, en muchos casos la clarifica- del pensamiento psicoanalítico que casi han
ción y reconstrucción sólo fueron posibles en desaparecido del debate clínico.
forma muy fragmentaria, dado que el silencio El trauma, con sus consecuencias de largo
de los padres no pudo quebrarse, o bien esos plazo y su rememoración, se opone a este
esclarecimientos fueron emprendidos por los desarrollo de la teoría clínica. Dentro de la red
hijos demasiado tarde, y no en vida de aqué- de asociaciones psíquicas, constituye una
llos. Ya no pudo sacarse a la luz los secretos suerte de cuerpo extraño disociado. En este
familiares. Abraham (1987) habla de un es- ámbito escindido del self prevalece una diná-
pectro alojado en las lagunas de la memoria mica específica, que enfrenta de manera cons-
familiar y que continúa con su trabajo incons- tante al self con la experiencia de haber que-
ciente. Aun cuando estos hechos tuvieron me- dado atrapado por la fuerza de la compulsión
nos consecuencias patológicas, numerosos de repetición. A fin de ser capaz de integrar
miembros de la segunda generación deben vi- este ámbito al resto y resolver dicha dinámica,
vir hoy dentro de una ineludible ambivalen- es preciso recordar y reconstruir en el trata-
cia, independientemente de que sus padres miento analítico los sucesos traumáticos. El
hubieran estado involucrados o no con los poder del retorno de lo mismo es entonces
crímenes nacional-socialistas y del grado en historiado, lo interno y lo externo se insertan
que eso podría haber sucedido. Ahora le toca en otro contexto de comprensión, y el self re-
autodefinirse a la tercera generación, que cobra su sentido de operatividad psíquica.
tiene una visión más independiente de los su- Pero la realidad traumática no sólo cues-
cesos y de las involucraciones de su familia, tiona las convicciones teóricas, sino que tam-
pese a lo cual encontramos en ella los mismos bién nos confronta con el horror, la crueldad
conflictos de lealtades con su familia, aunque y el miedo mortal, que deben ser convocados
en forma más leve. al debate. Esto suscita la desestimación y evi-
tación defensivas no sólo en la persona trau-
CONCLUSIONES matizada sino en el analista, por lo cual en
muchos casos las experiencias traumáticas no
El desarrollo de la técnica analítica llevó tienen en el tratamiento el carácter terapéu-
cada vez más a primer plano el análisis del tico que les corresponde. A menudo se dedica
aquí y ahora de la relación terapéutica, mar- demasiado poca atención a los procesos espe-
ginando la rememoración consciente y la re- cíficos de defensa y estabilización. Las vícti-
construcción de la historia individual. En mas de la guerra, la persecución y otros abu-
gran medida, hoy se estima que sólo es cura- sos de poder sociales y políticos fueron, al
tivo el proceso de reelaboración de la expe- mismo tiempo, sus testigos. La confrontación
riencia actual. El pasado ha desaparecido de la con el Holocausto, sus terribles crímenes, el
vista, tanto en su significación determinante horror inenarrable y el inconmensurable su-
cuanto como contrapartida hermenéutica de frimiento de sus víctimas, amenaza con ava-
la comprensión del presente. En el ardiente sallar la rememoración de los que no resulta-
espejo de un proceso analítico así entendido, ron afectados, e instiga en ellos estrategias de
la variedad, complejidad e intratabilidad de evitación y la negativa a saber. En lo concer-
una historia real se evapora, en medio de un niente a la memoria colectiva y a la descrip-
pensamiento relacional que olvida la historia. ción histórica, surge el problema de cómo evi-
El poder del pasado, la compulsión de repeti- tar que el Holocausto quede sujeto a catego-
ción y la represión de lo reprimido son temas rías de definición que eliminan el horror de
los sucesos y su índole traumática. Pero la

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rememoración debe abarcar no sólo a las víc-


timas de los crímenes sino también a sus per-
petradores. El recuerdo de los crímenes del
pasado despliega una serie de movimientos
dinámicos especiales. Así, en la sociedad ale-
mana de la posguerra, la desestimación defen-
siva de la culpa y la responsabilidad por parte
de los miembros de la generación involucrada
con el nacional-socialismo generó estrategias
de rememoración que dañaron el sentido de
realidad de sus hijos y dieron lugar a una di-
námica transgeneracional con procesos espe-
cíficos de identificación.
Confrontar, en el plano individual y so-
cial, estos problemas, producto de una reali-
dad traumática multifacética, y lograr que
sean útiles para el debate teórico y clínico, sig-
nifica también luchar por devolver a la me-
moria el lugar que le corresponde en psicoa-
nálisis.

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