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7/2/2018 Spanish

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Writings > Escritos de nivel académico

Navegando El Paisaje Moral de Sam Harris

g f u l A
SUMMARY

¿Cuál es el mejor fundamento para la existencia de los valores y deberes morales objetivos?, ¿qué los fundamenta?, ¿qué hace que ciertas acciones sean buenas
o malas, correctas o incorrectas? Si Dios no existe, ¿qué fundamento queda para los valores y deberes morales objetivos?, ¿puede la ciencia responder a las
preguntas de la moralidad? El Nuevo Ateo Sam Harris piensa que sí.
Publicado originalmente en la revista Enrichment, edición de otoño del 2012.

Un gran mérito del reciente libro de Sam Harris “El Paisaje Moral”se debe a su audaz a rmación de la objetividad de los valores y deberes morales. Decir que los
valores y deberes morales son objetivos es decir que ellos son válidos y vinculantes independientemente de la opinión humana. Por ejemplo, decir que el
Holocausto fue algo objetivamente malo es decir que era malo incluso si los nazis que lo llevaron a cabo pensaban que era algo bueno. E incluso hubiese sido algo
malo aun si los nazis hubiesen ganado la Segunda Guerra Mundial y hubiesen tenido éxito lavándole el cerebro o exterminando a todos los que no estaban de
acuerdo con ellos para que todas las personas que quedaran creyeran que el Holocausto fue algo bueno.

Harris vitupera contra lo que él llama, “los sobre-educados ateos nihilistas morales” y relativistas quienes rehúsan condenar las atrocidades terribles como
objetivamente malas, por ejemplo la mutilación genital de pequeñas niñas.[15] Citando a Donald Symons, quien declara con razón: “Si solamente una persona en
el mundo mantuviera sujetada a una niña aterrorizada, que estuviera luchando y gritando, cortara sus genitales con una navaja séptica, y la volviera a coser [...] la
única pregunta sería: ¿cuán severo debería ser castigada esa persona?”.[16] Lo que no está en cuestión aquí es que dicha persona ha hecho algo horrible y
objetivamente malo.

Los Valores y Deberes Morales Objetivos

La pregunta entonces es, ¿cuál es el mejor fundamento para la existencia de los valores y deberes morales objetivos?, ¿qué los fundamenta?, ¿qué hace que ciertas
acciones sean buenas o malas, correctas o incorrectas? Tradicionalmente, Dios ha sido el supremo o sumo Bien (summum bonum) y Sus mandamientos
constituyen nuestras obligaciones morales. Pero si Dios no existe, ¿qué fundamento queda para los valores y deberes morales objetivos?

En primer lugar, consideremos la pregunta de los valores morales objetivos. En el ateísmo, ¿qué base existe para a rmar los valores morales objetivos? En
particular, ¿por qué pensar que los seres humanos tienen un valor moral objetivo? En la visión atea, los seres humanos son sólo subproductos accidentales de la
naturaleza quienes han evolucionado relativamente hasta hace poco tiempo en una in nitesimal mota de polvo llamada planeta Tierra—perdido en algún lugar en
un universo hostil y sin sentido—y están condenados a perecer individual y colectivamente en un tiempo relativamente corto. En el ateísmo, está difícil de ver
alguna razón para pensar que el bienestar humano es objetivamente bueno, igual como el bienestar de un insecto o rata o de una hiena. Esto es lo que Harris
llama, “El Problema del Valor”.[17]

El propósito del Paisaje Moral de Harris es resolver el “Problema del Valor”, para explicar la base, en el ateísmo, para la existencia de los valores morales objetivos.
[18] Él rechaza explícitamente la visión de que los valores morales son los objetos platónicos que existen independientes del mundo.[19] De modo que su único
recurso es tratar de fundamentar los valores morales en el mundo natural. Pero, ¿podría él hacer eso, ya que la naturaleza en sí misma es moralmente neutra?

La Visión Naturalista

En la visión naturalista, los valores morales simplemente son subproductos del comportamiento de la evolución biológica y del condicionamiento social. De la
misma manera que un grupo de babuinos exhibe un comportamiento de cooperación y hasta de auto-sacri cio porque la selección natural ha determinado que
es ventajoso en la lucha por la sobrevivencia, así también los homo sapiens—sus primos primates—exhiben un comportamiento similar por la misma razón. Como
consecuencia de las presiones socio-biológicas, ha evolucionado un tipo de “moralidad de manada” entre los homo sapiens que funciona bien en la perpetración
de nuestra especie. Pero en la visión atea, no parece haber nada que haga que esta moralidad sea verdaderamente objetiva.

El lósofo de ciencias, Michael Ruse, reporta, “La posición del evolucionista moderno […] es que los humanos tienen una conciencia de la moralidad […] porque
tal conciencia es de valor biológico. La moralidad es una adaptación biológica no menos que las manos, los pies y los dientes. […] Considerada como un conjunto
de a rmaciones racionalmente justi cables acerca de algo objetivo, la ética es ilusoria. Aprecio que cuando alguien dice, ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo,’ ellos
creen que se están re riendo, sobre todo, a ellos mismos, […] Sin embargo, […] esa referencia están verdaderamente sin base. La moralidad sólo es una ayuda
para la supervivencia y la reproducción, […] y cualquier signi cado más profundo es ilusorio”.[20]

Si fuésemos a rebobinar la película de la evolución humana de regreso al principio y comenzáramos de nuevo, pudiera haber evolucionado personas con un
conjunto de valores morales muy diferente. Como escribió el mismo Darwin en el libro “El Origen del Hombre”, “Si se criara el hombre en las mismas condiciones
que las abejas de colmena, no cabe duda que nuestras mujeres solteras pensarían que deber sagrado suyo, lo mismo que es deber de las ovejas obreras, matar a
sus hermanos, y las madres privarían de la vida a las hijas prolí cas, sin que nadie pensara oponerse a semejante destrucción “.[21]

Pues el pensar que los seres humanos son especiales y que nuestra moralidad es objetivamente verdadera es sucumbir a la tentación de “especieísmo”—un
parcialismo injusti cado hacia la especie de uno.

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Si no hay Dios, cualquier base para considerar la “moralidad de la manada” evolucionada por los homo sapiens como objetivamente verdadera parece haber sido
removida. Sacas a Dios del escenario y parece que todo lo que te queda es una criatura simiesca en una diminuta mota de polvo plagada de ilusiones de la
grandeza moral.

La evaluación de Richard Dawkins del valor humano podría ser deprimente, pero por qué, en el ateísmo, está él equivocado cuando dice, “No existe, en el fondo,
ningún diseño, ningún propósito, ni bien ni mal, no hay nada más que una indiferencia ciega. [...] Somos máquinas para propagar ADN [...] Es la única razón de ser
de todos los objetos vivientes”.[22]

Así que ¿cómo propone Sam Harris resolver el “problema del valor”? El truco que él propone es simplemente rede nir en términos no morales lo que él quiere
decir por “bueno” y “malo”.[23] Él dice que deberíamos “de nir lo bueno como aquello que apoya [el] bienestar de las criaturas conscientes”.[1] Él dice: “El bien y
el mal sólo necesita consistir en esto: la miseria versus el bienestar”.[2] U otra vez: “Al hablar de la ‘verdad moral’, estoy diciendo que deben existir hechos
relacionados con el bienestar humano y animal”.[3]

De modo que él dice que las “preguntas de los valores […] realmente son preguntas acerca del bienestar de las criaturas conscientes”.[4]Por lo tanto, él concluye,
“No tiene sentido […] preguntar de si maximizar el bienestar es ‘bueno’”.[[5] ¿Por qué no? Porque él ha rede nido la palabra “bien” para querer decir el bienestar
de las criaturas conscientes. De modo que preguntar, “¿Por qué maximizar el bienestar de las criaturas es bueno?” es en su de nición lo mismo que preguntar
“¿Por qué maximizar el bienestar de las criaturas maximiza el bienestar de las criaturas?” Eso simplemente es una tautología—hablar en círculo. Por lo tanto,
Harris ha “resuelto” su problema simplemente al rede nir sus términos. Eso es un mero juego de palabra.

Al n y al cabo, Harris realmente no está hablando de los valores morales. Él simplemente está hablando acerca de lo que es propicio para el orecimiento de la
vida consciente en este planeta. Cuando se considera de esa manera, su a rmación de que la ciencia nos puede decir mucho acerca de lo que contribuye al
orecimiento humano no es algo controversial. Por supuesto que puede—al igual que nos puede decir lo que es propicio para el orecimiento del maíz o de los
mosquitos o de las bacterias. Su llamado “paisaje moral” que exhibe los altos y bajos del orecimiento humano realmente no es un paisaje moral.

En la penúltima página de su libro, Harris más o menos admite esto, ya que hace la contundente admisión de que si las personas como los violadores, mentirosos
y ladrones pudieran ser tan felices como las personas buenas, entonces su paisaje moral ya no sería un paisaje moral. Más bien, simplemente sería un continuo
del bienestar, cuyas simas están ocupadas tanto por personas buenas como por personas malas por igual.[6]Lo que es interesante acerca de esto es que
anteriormente en el libro Harris observa que alrededor de 3 millones de estadounidenses son [personas] sicopáticas, es decir que a ellos no les importa los
estados metales de las demás personas. Al contrario, ellos disfrutan in igir dolor a otras personas. [7]

Eso implica que podemos concebir un mundo posible en el cual el continuo del bienestar humano no es un paisaje moral. Las cimas del bienestar podrían estar
ocupas por personas malas. Pero eso implica que en el mundo real, el continuo del bienestar y el paisaje moral tampoco son idénticos, ya que la identidad es una
relación necesaria. No hay mundo posible en el cual alguna identidad A no es idéntica a la A. De modo que si existe un mundo posible en el cual A no es idéntica a
B, se deduce que de hecho A no es idéntica a B. Como es posible que el bienestar humano y la bondad moral no sean idénticos, se deduce necesariamente que el
bienestar humano y la bondad moral no son las mismas cosas, como Harris ha a rmado. Al conceder que es posible que el continuo del bienestar no sea idéntico
al paisaje moral, Harris ha presentado su visión de una manera lógicamente incoherente.

Por lo tanto, Harris no ha resuelto el “problema del valor”. Él no ha proporcionado ninguna justi cación o explicación del porqué, en el ateísmo, irían a existir los
valores morales objetivos. Su supuesta solución simplemente es un truco de semántica de proporcionar una rede nición arbitraria e idiosincrática de las palabras
“bien” y “mal” en términos que no son morales.

Eso nos lleva a la segunda pregunta: ¿Proporciona el ateísmo un fundamento sólido para los deberes morales objetivos? El deber tiene que ver con la obligación y
prohibición moral, con lo que yo debería y no debería hacer. Aquí los críticos del libro “ e Moral Landscape” [El Paisaje Moral] no han tenido compasión en
atacar los intentos de Harris de proporcionar una explicación naturalista de la obligación moral. Hay dos problemas que sobresalen.

En primero lugar: la ciencia natural nos dice solamente lo que es, no lo que debería ser, el caso. Como ha escrito el lósofo Jerry Fodor, “la ciencia se ocupa de los
hechos, no de las normas; [la ciencia] podría explicar cómo somos, no qué hay de malo con nuestra manera de ser”.[8] En particular, [la ciencia] no nos puede
decir que tenemos una obligación moral de tomar acciones que contribuyan al orecimiento humano.

Por lo tanto, si no hay Dios, ¿Qué fundamento queda para los deberes morales objetivos? En la visión naturalista, los seres humanos son sólo animales, y los
animales no tienen obligaciones morales los unos a los otros. Cuando un león mata a una cebra, él la mata pero no la asesina. Cuando un gran tiburón blanco
copula a la fuerza con una hembra, él copula a fuerza con ella pero no la viola—ya que no hay ninguna dimensión moral de esas acciones. No son prohibidas ni
obligatorias.

De modo que si Dios no existe, ¿por qué pensar que tenemos alguna obligación moral para hacer algo?, ¿quién o qué nos impone esos deberes morales a
nosotros?, ¿de dónde provienen ellos? Es difícil ver porqué ellos serían algo más que una impresión subjetiva arraigada en nosotros por el condicionamiento de la
sociedad y de nuestros padres.

En la visión atea, ciertas acciones, por ejemplo el incesto y la violación, no podrían ser biológica y socialmente bene ciosas y de esa manera en el curso del
desarrollo humano se han convertido en tabú, es decir, un comportamiento socialmente inaceptable. Sin embargo, eso no hace absolutamente nada para mostrar
que la violación o el incesto sea realmente algo malo. Ese comportamiento sucede todo el tiempo en el reino animal. En la visión atea, el violador que desobedece
la moralidad de la manada no está haciendo nada más serio que actuar contrario a la moda, el equivalente moral a Lady Gaga. Si no hay un legislador de la ley
moral, entonces no hay ley moral objetiva. Si no hay ley moral objetiva, entonces no tenemos deberes morales objetivos.

Harris se hace impaciente acerca de esas preguntas: “¿Cuánto tiempo deberíamos pasar preocupándonos acerca de una fuente trascendente del valor?”, él
comenta. “Pienso que el tiempo que me tomaré escribiendo esta oración ya es su ciente”.[9]Él hace un tibio intento de mostrar que la diferencia entre los hechos
y los valores es ilusoria en tres maneras:[10]

1. Los hechos acerca de maximizar el bienestar de las criaturas conscientes se deben convertir en hechos acerca de los cerebros. Quizás sea así. Sin embargo, ese punto es
irrelevante, ya que la pregunta todavía permanece: ¿por qué pensar que en el ateísmo tenemos una obligación moral de maximizar el bienestar de las criaturas

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conscientes (o que hacerlo es objetivamente bueno en primer lugar)?

2. El conocimiento objetivo ya tiene valores integrados en él, ya que debemos valorar la consistencia lógica, la con anza en la evidencia, etc. Aquí otra vez vemos el uso
equívoco de Harris de la terminología de los valores. Eso quiere decir que el conocimiento objetivo requiere de la consistencia lógica, la con anza en la evidencia,
etc. como condiciones necesarias del conocimiento. Eso no tiene nada que ver con el valor moral.

3. Las creencias acerca de los hechos y las creencias acerca de los valores surgen de procesos similares del cerebro. ¿Y qué? ¿Piensa Harris que eso implica que ellas son la
misma creencia? Eso confunde el origen de una creencia con el contenido de la creencia. Sólo porque dos diferentes creencias surgen de procesos similares del
cerebro no implica que tengan el mismo signi cado o el mismo contenido de información. Cualquier sea su origen, las creencias acerca de lo que es el caso, y las
creencias acerca de lo que debería (o no debería) ser el caso no son la misma creencia. Una creencia podría ser verdadera y la otra falsa. Por lo tanto, la visión de
Harris carece de una fuente para el deber moral objetivo.

En segundo lugar:“debería” implica “puede”. Una persona no es moralmente responsable por una acción que no puede evitar. Por ejemplo, si alguien te empuja
hacia otra persona, no eres culpable de tropezar con esa persona. No tenías opción. Pero Harris cree que todas nuestras acciones están causalmente determinadas
y que no hay libre albedrío.[11]Harris rechaza no sólo las explicaciones libertarias de la libertad, sino también las explicaciones compatibilistas de la libertad. Pero
si no hay libre albedrío, nadie es moralmente responsable por nada. Al nal, Harris reconoce esto, aunque lo esconde en su apostilla. La responsabilidad moral,
dice él, “es una creación social”, no una realidad objetiva: “en términos neuro-cientí cos ninguna persona es más o menos responsable que cualquier otra” por las
acciones que ellos hacen.[12] Su absoluto determinismo implica el n de cualquier esperanza o posibilidad de los deberes morales objetivos en esta cosmovisión
porque no tenemos control sobre las cosas que hacemos.

Harris admite que el “determinismo realmente sí amenaza el libre albedrío y la responsabilidad de la manera que los entendemos intuitivamente”.[13] ¡Pero no
hay que preocuparse!, “La ilusión del libre albedrío es en sí una ilusión”.[14] El punto, supongo yo, es que realmente no tenemos la ilusión del libre albedrío. No sólo
es dicha a rmación patentemente falsa fenomenológicamente, como cualquiera de nosotros podemos atestiguar, sino que también es irrelevante. El hecho
permanece de que si o no experimentamos la ilusión del libre albedrío, en la visión de Harris estamos totalmente determinados en todo lo que pensamos y
hacemos, y por lo tanto podemos no tener ninguna responsabilidad moral.

Conclusión

En la visión de Harris no hay fuente de los deberes morales objetivos ni posibilidad del deber moral objetivo. Por lo tanto, en su visión, a pesar de sus protestas de
lo contrario, no existe el bien o mal objetivo.

Por lo tanto, la visión naturalista de Harris no proporciona un fundamento sólido para los valores y deberes morales objetivos. Si Dios no existe, [entonces]
estamos atrapados en un mundo moralmente sin valor, en el que nada es prohibido. El ateísmo de Harris, por lo tanto, está muy mal en su objetivismo ético.

Lo que el teísta le ofrece a Sam Harris no es un conjunto nuevo de valores morales—en general compartimos una amplia gama de posiciones de la ética aplicada—
más bien, lo que podemos ofrecer es un fundamento sólido para los valores y deberes morales que ambos apreciamos.

Referencia

[1] Harris, Moral Landscape, página 12.

[2] Ibíd., página 198.

[3] Ibíd., página 31.

[4] Ibíd., página 1.

[5] Ibíd., página 12.

[6] Ibíd., página 190.

[7] Ibíd., páginas 97–99.

[8] Citado en ibíd., página 11.

[9] Harris, Moral Landscape, página 32.

[10]Ibíd., página 11.

[11] Ibíd., página 104.

[12] Ibíd., página 217.

[13] Ibíd., página 218, citando a Greene y a Cohen.

[14] Ibíd., página 112.

https://es.reasonablefaith.org/escritos/escritos-de-nivel-academico/navegando-emel-paisaje-moral-em-de-sam-harris 3/5
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[15] [1]Sam Harris, e Moral Landscape: How Science Can Determine Human Values [El Paisaje Moral: Cómo la Ciencia Determina los Valores Humanos] Publicado por Free Press en el 2010),

página 198. Él añade, “Espero sinceramente que personas como Rick Warren no hayan estado prestando atención”.

[16] [2]Ibíd., página 46.

[17] [3] Sam Harris, “A Response to Critics”, [Una Respuesta a los Críticos] Hu ngton Post (Enero 29, 2011); http://www.hu ngtonpost.com/sam-harris/a-response-to-critics_b_815742.html.

Accedido el 11 de enero del 2012.

[18] [4] Harris, Moral Landscape [El Paisaje Moral], página 102.

[19] [5]Ibíd., página 30.

[20][6]Michael Ruse, “Evolutionary Theory and Christian Ethics”, [La Teoría de la Evolución y la Ética Cristiana] en e Darwinian Paradigm (London: Routledge, 1989), páginas 262, 268, 289.

[21] [7] Darwin, Charles. El Origen del hombre y la selección en relación al sexo, Volumen 2 (Ediciones Ibericas y L.C.L, 1966), 142.

[22][8]Richard Dawkins, Unweaving the Rainbow [Destejiendo el Arco Iris] (publicado por Allen Lane en el 1998), citado en el libro de Lewis Wolpert titulado “Six Impossible ings Before
Breakfast” [Seis Cosas Imposibles antes del Desayuno] (publicado por Faber & Faber en el 2006), página 215. Desafortunadamente, la referencia de Wolpert está equivocada. La citación

parece ser una imitación del libro “Río del Edén: Una Visión Darwiniana de la Vida (publicado por Basic Books en el 1996), página 13 y del Jardín Ultravioleta”Charla 4 de las 7 Charlas de

Royal Institution Christmas (1992) http://physicshead.blogspot.com/2007/01/richard-dawkins-lecture-4-ultraviolet.html. Accedido el 11 enero del2012. Gracias a mi asistente Joe Gorra

por localizar esta referencia.

[23][9] En todo el libro, Harris repetitivamente mezcla los sentidos morales y no morales del “bien” y del “mal”. Por ejemplo, él dice que en el ajedrez hay movimiento que son objetivamente

buenos y malos (Moral Landscape, página 8). Está claro que un movimiento malo en ajedrez no es un movimiento moralmente malo, ni es un movimiento bueno en el sentido de un valor
moral. Harris no aprecia que en el idioma español “bueno” y “malo” se utilizan en una amplia gama de sentidos que no son morales, como cuando decimos:

“Esa es una buena manera de salir herido”.

“Ese es un buen plan”.

“La leche se puso mala”.

“Esa es una mala idea”.

“El sol se siente bien”.

“Esa es una buena ruta para llegar a la ciudad de East Lansing”.

“Ella disfruta de buena salud”.

De la misma manera, el contraste que hace Harris de la “buena vida” y de la “mala vida” no es un contraste ético entre la vida placentera y la vida miserable. Él no da razón para

identi car el placer/miseria con el bien/mal moral o con lo correcto/incorrecto.

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