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Martín Cortés 1
Resumen: El texto propone un recorrido sucinto por los modos en que las lecturas marxistas de fines de
los años setenta del siglo XX se apropiaron de la figura de Carl Schmitt, con el propósito de enriquecer
con su concepción fuerte de lo político lo que era considerado una debilidad propia del marxismo: su
teoría política. Se toman dos casos paradigmáticos en materia de articulación entre Schmitt y Marx:
el del italiano Mario Tronti y el del argentino José María Aricó. La lectura parte de la hipótesis de
que los ejercicios de Tronti y Aricó se pueden leer como intentos de complementar a Marx con las
contribuciones de Schmitt, razón por la cual permanecen al interior del marxismo como horizonte
problemático. Finalmente, sugerimos que sobre todo a partir de los años ochenta, y con mayor énfasis
de los noventa hacia el presente, las lecturas de Schmitt que continuaron formulándose desde el campo
de las izquierdas se hicieron por fuera –y quizá en contra– del marxismo, en la medida en que se lo
considera incapaz de producir una teoría compleja de lo político. Se abre entonces la pregunta por los
alcances de estas distintas operaciones en materia de crítica del presente.
Palabras Clave: Marxismo. Carl Schmitt. Teoría política. Mario Tronti. José Aricó.
http://dx.doi.org/10.1590/0101-3173.2019.v42n2.08.p151
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del marxismo soviético como ideología oficial de las izquierdas del mundo.
Se suele situar esta divisoria en la década del cincuenta, con la muerte de
Stalin en 1953, la desestalinización que anima el XX congreso del PCUS en
1956 y la consiguiente apertura de los debates teóricos en muchos partidos
comunistas de Occidente. Los sesenta multiplicarían las lecturas divergentes
de Marx, cada vez más incorporado en las más diversas corrientes de las
ciencias humanas en general. Para llegar a los setenta con un marxismo que, a
fuerza de derrotas y encerronas políticas, ya no puede eludir la radical puesta
en cuestión de algunas de sus grandes coordenadas filosóficas. La llamada
“crisis del marxismo” aparecería con ese nombre propio fundamentalmente en
Italia, que será también el país donde la apropiación de Schmitt por parte de
las izquierdas constituirá un fenómeno teórico de gran alcance.
¿Por qué Schmitt? La principal característica del marxismo que
estallaba con la crisis era la presencia, a modo de sustrato último que se
había ido consolidando como fondo de la doctrina oficial, de una filosofía
de la historia que otorgaba las garantías precisas para leer el devenir como
un camino inexorable hacia el socialismo. Y aquí la noción de progreso
subyacente no es lo más grave, sino la presencia de una tesis simplificadora
de lo social: en el desarrollo técnico se cifraba el sentido de la historia, y a
ello se reducían, más o menos mediadamente, los distintos problemas de
la vida de las sociedades. Hay que decir, con firmeza, que este era el estado
real y mayoritario, al menos hasta los años sesenta, de aquello que había
tomado el nombre de marxismo mucho más que el legado múltiple de la
fenomenal obra de Marx (aunque no se trata, tampoco aquí, de hablar de
fidelidades o lecturas justas e injustas)2. Y que, por cierto, figuras como los
mencionados Benjamin y Althusser ya habían hecho bastante por mostrar
otras vías posibles de lectura pero, en cualquier caso, este marxismo tenía
por evidente consecuencia la convicción de que todo cuanto sucedía en el
orden político encontraba su razón y explicación última en otro lugar.
2 Se han hecho múltiples trabajos en torno del problema de la política en Marx, señalando los diversos
modos en que éste la tematiza. A los fines de los problemas que se discuten en este trabajo, podemos
remitir al texto de Etienne Balibar (1980) “Estado, partido, ideología: esbozo de un problema”. Allí se
da cuenta de dos grandes modos de comprensión de la política en Marx. Una, regida por un norma-
tivismo que de algún modo reenvía a Hegel, coloca a la política como efecto de las relaciones de pro-
ducción, a partir de lo cual sólo busca en estas últimas la determinación que resultaría en la forma que
la política debería asumir. La otra, más productiva para Balibar –y para nosotros-, implica concebir a la
política a partir del análisis histórico, revisando así los modos específicos de su vinculación con las rela-
ciones de producción y con la totalidad. De allí que la lucha ideológica y la lucha política reclamen un
tratamiento específico, no inmediatamente reductible a las condiciones económicas. Es justamente en
este hiato que aparece, para algunos autores que aquí revisamos, la necesidad de acudir a Carl Schmitt.
3 De este debate emergen algunos de los textos más importantes en materia de teoría marxista del
Estado, entre ellos Poder político y clases sociales en el Estado capitalista (1968) y Estado, poder y socia-
lismo (1978) de Poulantzas; y El Estado en la sociedad capitalista (1968) y Marxismo y política (1977),
de Miliband. Una mirada general de las alternativas del debate puede consultarse en Tarcus (1991)
4 Las posiciones de Althusser y de Bobbio en esta materia, y la de muchos otros importantes marxistas
franceses e italianos, ha sido publicada en castellano, en 1982, por José Aricó en el volumen Discutir el
Estado. Posiciones frente a una tesis de Louis Althusser (traducción de la compilación italiana de 1978).
El libro es parte de la colección “El tiempo de la política”, que Aricó dirigía en la Editorial Folios en
México y que, como veremos más abajo, publicará también El concepto de lo político de Carl Schmitt.
5 En una entrevista reciente que hemos realizado a Mario Tronti en la ciudad de Roma (febrero de
2016), él mismo afirmó que en Sull’autonomia del político su conocimiento de Schmitt era “intuiti-
vo”. Para encontrar sus primeros trabajos sistemáticos sobre el tema debemos avanzar algunos años,
al menos hasta su participación en el Coloquio “La política oltre lo stato: Carl Schmitt”, organizado
por el Istituto Gramsci Veneto en 1980 y publicado un año después (TRONTI, 1981). Camino que
profundizaría en su participación, entre 1981 y 1983 en la revista Laboratorio político y que de algún
modo estará presente a lo largo de su itinerario intelectual, en sus múltiples ensayos de utilización
revolucionaria de la teoría política conservadora.
6 En esta citación, y en todas las sucesivas que lo requieran, la traducción del italiano al español
es nuestra.
del par racionalismo/irracionalismo en que las tesis del Lukács del Asalto a
la razón lo habían encerrado. Según esta lectura, el marxismo “no indicaba la
tentativa más radical de crítica de un mundo al que la crisis tornaba siempre
más indecible, sino la consumación de las concepciones racionalistas que el
cosmos burgués elevó a su máxima expresión” (ARICÓ, 1984, p. X). De este
modo no sólo se lo identificaba con la lógica del progreso, sino que se le
negaba la posibilidad de alimentarse de las potentes críticas de la modernidad
que, entre otros, aporta Schmitt en los tiempos de la crisis de entreguerras. Y se
olvidaba, a la vez, que la crítica de Marx tiene necesariamente una dimensión
destructiva, que nos obliga a rescatar (y nótese la fuerza de la expresión, que
bien podríamos llamar irracionalista): “La demoníaca voluntad puesta de
manifiesto [por Marx] en su deconstrucción de la Economía política como
verdadera ‘ciencia’ del poder de su época.” (ARICÓ, 1984, p. XI).
Aquí aparece la segunda razón: destacar la politicidad de la obra de
Marx. Para ello, Aricó precisa distinguir a Marx de sus seguidores (a quienes
llama, en realidad, “epígonos”), quienes no habrían entendido esa dimensión
intensamente política de la crítica marxiana. Es entonces cuando acude a
Schmitt: si bien sería demasiado considerarlo un “proseguidor” de Marx (aunque
Aricó termina por sugerir eso), existe un horizonte común: “Aun con propósitos
radicalmente opuestos a los suyos, Schmitt se sitúa en el pleno reconocimiento
de lo que para nosotros caracteriza la contribución epocal que Marx produjo: la
determinación esencialmente política de la economía.” (ARICÓ, 1984, p. XI).
Así, la interpelación hecha a través de esta controvertida figura apunta a criticar el
economicismo y, sobre todo, la aceptación de una escisión tajante entre política
y economía que permite pensar el proceso económico como una forma de lo
técnico, y no como un espacio conflictivo, es decir, constitutivamente político,
aun cuando aparezca neutralizado por el discurso de la ciencia económica. Este
punto que, según Aricó, reúne a ambos autores alemanes, no siempre habría
sido tenido en cuenta por las izquierdas. No es tan relevante si, como afirma
Schmitt, Marx efectivamente hace empatía con el relato ilustrado de la pujante
burguesía, como dar cuenta críticamente de las lecturas que han insistido en
situar y retener al marxismo en el terreno económico. En esos casos, la crítica
de la política sólo podía ser pensada como “emanación directa de la crítica de la
economía política” (ARICÓ, 1984, p. XII).
Al igual que con Tronti, la búsqueda de una reflexión política desenlazada
de la normatividad y lista para afrontar tiempos de grandes transformaciones
en el lugar del Estado y en los modos de ejercicio de lo político, son dos
9 En el caso específico de Aricó, esta preocupación acompaña buena parte de sus textos de la época.
Entre los cuales podemos subrayar su curso de 1977, Nueve Lecciones de economía y política en el mar-
xismo, que constituye un denodado esfuerzo por construir una lectura de la tradición marxista que
rescate a los exponentes que supieron elaborar una teoría compleja y no reduccionista de la relación
entre economía y política (ARICÓ, 2011).
CORTÉS, M. Schmitt for leftists: notes on Marxism and politics. Trans/form/ação, Marília, v.
42, n. 2, p. 151-164, Abr./Jun., 2019.
Abstract: This paper proposes a brief tour of the ways in which Marxist readings of the late 1970s
appropriated the figure of Carl Schmitt in order to enrich Marxist political theory (which was
considered weak) with Schmitt’s strong conception of the political. The paper revisits two paradigmatic
cases of complementarity between Schmitt and Marx: the Italian Mario Tronti and Argentine Jose
Maria Aricó. The paper puts forward the hypothesis that the exercises of Tronti and Aricó are attempts
to supplement Marx with contributions from Schmitt, which is why they remain problematic within
Marxism. Finally, we suggest that from the 1980s onward, and with greater emphasis since the 1990s,
readings of Schmitt made from the left are outside (and perhaps in contradiction with) Marxism, to
the extent that they are considered unable to produce a complex theory of the political. The paper ends
by discussing the present-day scope of these various critiques.
Keywords: Marxism. Carl Schmitt. Political theory. Mario Tronti. José Aricó.
Referencias
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Recebido: 11/04/2016
Aceito: 02/03/2018