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Este orden económico, político, social y cultural se ha caracterizado desde finales de los 80 por
estar estructurado de manera jerárquica: poderes centrales que acumulan riqueza, periferia
que son explotadas en diversos sentidos. Esta globalización, identificada por algunos como
neoliberal, es la fase actual de una evolución histórica que comenzó a esbozarse hace poico
más de 500 años, y que se consolidó desde inicios del siglo XVII.
Manuel Castells cree que el nuevo mundo que toma forma en este final de milenio obedece a
la coincidencia histórica de tres procesos independientes pero que han interactuado entre sí: la
revolución de la tecnología de la información, la crisis económica del capitalismo y del
estatismo socialista y el florecimiento de nuevos movimientos sociales y culturales lo cual ha
creado la sociedad red, la economía global y la cultura de la virtualidad real.
Para Jaúregui, la globalización, que no deja de ser un concepto de moda, es el nuevo sistema
económico cuyos protagonistas principales no son los estados sino las corporaciones
multinacionales y el efecto globalizador: mercado sin fronteras, circulación de riquezas,
aumento del consumo y aparición de cierta sensibilidad ecológica. La globalización que nació
en la economía ha trasladado su efecto a todos los ámbitos de la vida humana. Si para los
neoliberales la globalización puede ser la puerta del éxito, también es cierto que se está
generando efectos contradictorios como la irrupción de una nueva geografía en la exclusión
social.
Esta visión de un sistema con centro dominante (que llamó Fernand Brandel “vientre” o
“corazón”) donde se concentra la mayor acumulación de poder y riqueza, cambia a través de la
historia. Entre 1620-1740 estuvo en Amsterdam; entre 1740-1860 en Londres, durante el
primer periodo de la revolución industrial; a partir de 1860-1980 en la costa Este de los EE.UU.
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(Boston y New York) que se constituyó en el centro económico del mundo; a partir del fin de la
Guerra Fría, los EE.UU. se instalaron como un poder único, hegemónico e incuestionable. En los
últimos tiempos, y muy rápidamente, vemos que es e centro dominante se diversifica y surgen
las regiones de la Comunidad Europea, Asia y China. Todo indica que la historia concentradora
se mueve hacia China.
Hay unanimidad en reconocer que esta globalización ha determinado profundos cambios que
nos permite decir que estamos entrando en una nueva etapa de la sociedad humana o, una
nueva era, cuyas consecuencias afectan a todas las áreas del quehacer humano y de la
sociedad. Gregorio Iriarte nos habla de estas consecuencias:
Área económica: Imposición y aceptación del modelo neoliberal, el mercado como juez
y parte; la especulación y del “blanqueo” como fuentes de máximo lucro; concentración
acelerada de los ingresos en pocas manos; desocupación, aumento de la pobreza, economía
informal, creciente poder de las multinacionales, internacionalización del comercio, etc.
Área social: Fragmentación y debilitamiento de las organizaciones populares,
urbanización y deshumanización, migraciones, aumento de la agresividad y violencia,
marginación y exclusión de grandes sectores de la población, etc.
Área de la cultura: Inmenso poder de los medios de comunicación, informalización,
consumismo, individualismo, hedonismo, pluralismo y permisividad, etc.
Área de la ética: Crisis en la moral pública, corrupción generalizada, relativismo y
subjetivismo ético, autonomía de la economía frente a la ética, la manipulación genética, la
explotación sexual., el sexo como mercancía, etc.
Área de lo religioso: Retorno a lo sagrado, intimismo e individualismo religioso,
sectarismo, fundamentalismos, evasión, mercado religioso, etc.
Insistimos, lo que llamamos globalización o para otros globalización neoliberal responde a una
fase, etapa o momento actual del desarrollo del modelo capitalismo y que puede ser
considerada como la implantación de un modelo y de una lógica económica y financiera
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específica. Desde un tipo de vista moral o ético, este sistema está produciendo exclusiones en
sectores importantes de la población mundial y a nivel de nuestras sociedades. No es
solamente que los excluidos se empobrecen, sino que los estilos de vida que se promueven no
les reconocen a esos pobres excluidos su personalidad moral. Pobre es “flojo”, “vagabundo”,
“violento, “no tiene capacidad de consumo”, por lo que es algo dispensable. Esta moral
utilitarista lo que nos es útil no tiene sentido.
A nivel de las informaciones, que en la actualidad es el campo donde se llevan a cabo los
mayores progresos e innovaciones tecnológicas, los pobres son manipulados por quienes
controlan los medios de información y son tratados como masa. Es decir, como grupo anónimo
y amorfo que debe ser inducido y conducido de acuerdo a los intereses de los grupos de poder.
Ante la globalización, esa opción o amor preferencial por el pobre que nos revela el Evangelio,
se vuelve un imperativo ineludible para la misión de la iglesia hoy. Hoy más que nunca, frente
al problema masivo de la exclusión, no podemos olvidar “nuestro primer amor” en la misión:
Benditos sean los pobres.
Una de las características más difíciles que nos presenta la globalización es el vivir en medio de
tensiones no resueltas, que identificamos de la siguiente manera:
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1) Las certezas han desaparecido. Se avanza en la búsqueda de alternativas sin modelos
establecidos. Es el avanzar en la historia, casi por el desierto, tratando de construir
alternativas sin ataduras dogmáticas.
2) En América Latina vivimos una doble tensión: Una el “destino” de la proximidad con los
EE.UU. , que incluso implica dos escenarios diferentes en la región: América Central y
América del Sur. Dos, actualmente presenciamos un discurso político liberador y
proyectos económicos dependientes de la economía neoliberal. Se experimentan
cambios políticos, pero los económicos no logran independizarse de las estructuras
económicas globales impuestas.
3) Un mundo donde se transforma lo real en virtual.
4) Paul Virilo nos describe la nueva época como la de la velocidad absoluta. En realidad, lo
que vemos es una velocidad absoluta que significa inmovilidad. Se pierde el sentido del
tiempo y el espacio y nos movemos estando paralizados.
5) La capacidad de la globalización de hacernos creer que pertenece a todos, cuando es
patrimonio de unos cuantos.
6) El dilema de la destrucción del medio ambiente y de la propia vida a fin de perpetuar el
crecimiento y la ganancia.
7) La modernidad secular va de la mano con una modernidad religiosa que introduce la
confusión.
8) El desfase entre el régimen de acumulación neoliberal y el régimen político
democrático. Se produce una crisis de democracia y gobernabilidad.
9) El desplazamiento de lo rural a lo urbano creándose megápolis, produciéndose una
cultura de ciudad bajo paradigmas de complejidad.
10) Las migraciones que junto a las posibilidades y enajenaciones económicas que taren
consigo, se fomentan pérdidas muy sensibles en cuanto a la dignidad humana y sus
potencialidades como fenómeno cultural de interconexión.
11) Se da una tensión, a veces sin respuesta, entre globalizaci{on e identidad. Esta
oposición según Manuel Castelss está dando forma al mundo actual. Esta búsqueda de
identidad surge, en parte, del miedo a estar desamparados. Al mismo tiempo que se
intenta un modelo de “etnización mundial” y la formación de identidades colectivas por
medio de lo que se llama la “identidad corporativa”, somos testigos del surgimiento de
una proliferación de identidades específicas. Es la tensión entre cultura de masas e
identidades culturales locales.
Ante estas lecturas contradictorias de la globalización, como iglesia debemos ir más allá de lo
coyuntural, evitar las “satanizaciones” y animarnos como una visión de futuro más integral. No
hay dudas que este modelo global, con sus avances, cada vez más se vuelve inviable e injusto.
Desde nuestra fue no podemos validar procesos que promueven la desigualdad, la pérdida de
valores, la deshumanización de la persona, la cultura de violencia, hedonista y de consumo que
se que se promueve, la pérdida del sentido de la vida. No podemos seguir pensando en un
futuro que envejece porque el presente cada vez tiene menos significado. Las iglesias están
siendo llamadas como parte de su presencia pública y social unir esfuerzos en la búsqueda de
alternativas basados en una vuelta a lo humano y a lo solidario.
Esta búsqueda de una auténtica profesión de fe ante los desafíos del mundo actual, es la
búsqueda de criterios fundamentales para una toma de posición espiritual y práctica de los
cristianos ante la globalización actual. Es la afirmación de la misión de la iglesia desDe los que
no tienen poder. Siguiendo a Pablo Bonavía y Rafael Eguren comparto algunos de estos criterios
que nos ayuden a orientar nuestro accionar y nuestra labor pastoral:
Frente a la ideología de lo “inevitable”: dueños responsables del destino común. La
capacidad de soñar con un mundo diferente.
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Frente a la exclusión de los menos competitivos: dignidad inviolable de toda persona
humana. El ser humano por encima de los valores materiales.
Frente a la concepción individualista del ser humano: la interdependencia. El ser
humano se realiza en sus relaciones y en su vida en comunidad.
Frente a la absolutización del mercado: la solidaridad. Los seres humanos no son
medios para el mercado, sino fines de modo que las instituciones estén a su servicio.
Frente a la marginación y culpabilización de los pobres: anteponer sus derechos.
Benditos los pobres.
Frente al crecimiento económico como un fin en si mismo: la finalidad es construirnos
mutuamente como personas. Curar y sanar a personas, sociedades y comunidades.
“Como iglesias evangélicas queremos practicar el amor y
porque amamos decimos a este proyecto neoliberal y a esta
globalización neoliberal ¿Basta! Porque tenemos esperanza es
que invitamos a “seguir buscando salidas…, caminando hacia
adelante”. (Documento del CLAI /2003: “Las iglesias evangélicas
dicen: Basta”)
Se produce así una cultura de masas como producto de los medios masivos, los cuales asumen
de manera creciente su papel importante como complejo industrial-tecnológico destinado a
justificar comportamientos, estilos de vida y consumismo. Esta cultura de masa que se impone
a escala global se alcanza por medio de técnicas de persuasión y manipulación, las cuales
pueden clasificarse en tres categorías:
Relaciones públicas (Public Relations): Imagen favorable a los empresarios (Elton Mayo)
Ingeniería humana (human engineering): El trato hacia los obreros: “la fabricación de
personas”. (Michael Crozier 1954).
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Escuela de los expertos en motivaciones (Dichter): Equipos de sociólogos y psicólogos
que se inclinan por el behaviorismo o conductivismo: Conocer lo que induce en el público a
consumir productos. Se desarrolla una filosofía del consumo ligada a una publicidad del
consumos: “El nivel de consumo es el criterio adecuado para el mérito social” (Gallbraigth).
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El acceso libre a la comunicación por los medios alternativos desafía el concepto de
democracia en la sociedad y en la propia iglesia: Las informaciones no sólo se producen
verticalmente.
La necesidad de creación de plataformas y redes de comunicación si la iglesia quiere
hacer visible su misión y responsabilidades.
La comunicación de la iglesia en los medios de comunicación no sólo se efectúa por el
producir programas religiosos en cadenas religiosas, sino el introducir en acanales no
religiosos y como parte de los temas generales. Es decir, buscar caminos entre medios de
comunicación propios de las iglesias y el introducir el tema religiosos en la programación
general del medio.
El reto a cambiar la estrategia tradicional de las iglesias que consiste de manera directa
el fortalecer la vida congregacional en sus diversos aspectos y la posibilidad de trabajar de
manera novedosa por el uso de medios de comunicación.
Concluyo con un ejemplo que produjo un efecto, pero que es una experiencia a no imitar: La
llamada “iglesia electrónica”.
Pistas de análisis que nos proveen las ciencias sociales para analizar este fenómeno:
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Comunicación... sólo dentro de lo que cabe: Este tipo de comunicación es funcional con
las prácticas de comunicación dominantes que están íntimamente vinculadas con las
estructuras de poder.
Religión de la vida cotidiana y del sentido común: Se promueven explicaciones mágico-
religiosas de los problemas cotidianos y por medio del sentido común se internalizan
respuestas rápidas para preguntas complejas, lográndose la aceptación de
explicaciones simplistas. La manipulación religiosa del sentido común y de las
inseguridades cotidianas que aspiran ofrecer un mínimo de certeza existencial.
Capitalismo, fetichismo, producción de ídolos: El capitalismo es una fantástica
producción social de apariencias que ocultan lo real. Promueve el no percibir la esencia
de los fenómenos sociales, sino sólo ver las apariencias. Se produce el fetichismo, algo
manejable y que oculta realidad. Este tipo de comunicación es utilizada como un
fetiche.
La TV como máquina fetichizadora de la realidad: La TV representa una nueva manera
de trabajar la relación apariencia-realidad y una nueva manera de valorar al mundo
manipulable. La TV se reviste a si misma de cierta “dignidad sacerdotal”: la imagen se
convierte en lugar espectacular, internalizado como lugar psíquico, donde se crean
certezas, seguridades, esperanzas y emociones, La imagen se vuelve una especie de
gracia providencial que nos vienen de afuera.
Al flujo migratorio habría que sumar el aumento de las comunicaciones y el influjo de los
medios de comunicación, que junto al correo electrónico contribuyen a conectar las personas y
los países. Néstor García Canclini nos dice: “La interculturalidad se produce más a través de las
comunicaciones mediáticas que por los movimientos migratorios”.
Todo esto nos hace pensar que avanzamos hacia una interculturalidad más íntegra, pero no
siempre es así. Las migraciones se constituyen en uno de los fenómenos más importantes para
este siglo XXI, pero no exento de oportunidades y tragedias, contradicciones y cruzamientos ,
exclusiones y acercamientos.
europeos emigraron hacia América. Si la población europea a principios del S. XX era de 200
millones, una cuarta parte fue la que emigró.
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Uno, Procesamiento del dolor. Noemí, en el relato del libro, nos comparte la terrible
experiencia de una familia migrantes: el hambre que hace migrar, la desesperación
frente a las dificultades, el dolor de la muerte en tierra de extraños, la nostalgia de los
suyos, las discriminaciones, los avatares de la vida cotidiana.
En ese contexto debe surgir la tarea sanadora de la iglesia que ayuda a procesar el
dolor de los migrantes. Este procesamiento del dolor en el libro de Ruth pasa por tres
etapas: Tomar conciencia de la situación, el reconocer el dolor como un abrirse a las
posibilidades de encontrar nuevos caminos y el acompañamiento solidario. El libro de
Ruth nos habla de dos mujeres que se apoyaron mutuamente ante el dolor, mujeres
que persistieron unidas y no perdieron la esperanza.
Dos, Reconocimiento de las diversidades y la multiculturalidad. En Ruth y Noemí se da el
encuentro entre dos culturas. NoemÍ fue extranjera en Moab, Ruth lo fue en Israel.
Noemí regresaba a los suyos como migrante fracasada. Ruth va a Israel como mujer
pobre, viuda y extranjera. Dos experiencias que se unen y identifican al reconocerse
diversas. Las palabras de Ruth hablan de esta identificación no solamente familiar,
cultural: “Porque iré a donde tu vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo
y tú Dios será mi Dios” (1:16). En otro momento del texto ante la deferencia de Booz
con Ruth, ella dice: “¿Cómo es que le he caído tan bien a usted, hasta el punto de fijarse
en mi, siendo extranjera?” (2:10).
La condición precaria del migrante y su condición de “indocumentado” hace crecer el
sentimiento de vulnerabilidad entre los migrantes. Las iglesia son llamadas a ser
puente entre culturas y espacio de encuentro de nuestras pluralidades: afirmar
diversidad sin segregar”.
Tres, una política de reciprocidad: Las dos nueras de Noemí toman decisiones diferentes.
Orfa decide quedarse con los suyos en Moab; Ruth opta por acompañar a Noemí a una
tierra de extraños para ella. Sin embargo, entre las tres no sólo hay un respeto por las
decisiones tomadas, sino una reciprocidad mutua, un reconocimiento de la posición e
identidad de la otra persona que permite la convivencia humana. No se produce un
rompimiento en las relaciones, sino el reconocer la decisión y la persona del otro/a
con la expectativa que tiene algo que aportar.
La iglesia es una comunidad que ofrece un espacio abierto, no cerrado, que no sólo
respeta al otro/a, sino que estimula es espíritu de reciprocidad: Reconocer mi bien con
el del otro, sabiendo que todos tenemos algo que aportar.
Cuatro, el mestizaje cultural: Nos suena absurdo buscar la “pureza de las razas o las
culturas” en un mundo globalizado de tantas interacciones. El mundo vive hoy un
profundo proceso de mestizaje. Estos mestizajes culturales no quieren decir que las
diferencias desaparecen, sino la capacidad de ver las diferencias como parte de
nuestras relaciones y no como identidades separadas. Es la invitación a incluir lo
mejor de nuestras culturas con la del otro/a.
Volvemos a la imagen de Ruth: “Tu Dios será mi Dios y tu pueblo será mi pueblo”,
En ese construir un mestizaje cultural basado en la multiculturalidad, como
latinoamericanos, por nuestra mentalidad de “ghetto” nos vemos sometidos a dos
conflictos: Por una parte, como dice Monsivais, más que una “americanización”, lo que
a veces ocurre es una “chicanización”, o sea, el adoptar signos ostentosos del “modo
de vida americano” exagerándolos hasta lo “cursi”. Por otra parte, a veces
traemos con nosotros vicios y costumbres que han fragmentado a nuestras sociedades
hegemónicas y sucede lo que se llamaría la “nostalgia del subdesarrollo”. O sea,
reproducir patrones y esquemas de vida que han influido negativamente en nuestras.
Quinto, La sabiduría creativa del migrante: Ruth y Noemí nos muestran en su historia algo de
lo cual no siempre hablamos en nuestra fe cristiana: la habilidad de saber lo que hay
que hacer en cada momento y la sabiduría del oprimido. De una manera habilidosa,
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Noemí logra el acercamiento entre Ruth y Booz. Es casi una novela televisiva de amor.
A su vez, Booz demuestra el conocimiento que tenía de la legalidad hebrea.
Apoyándose en las leyes humanistas hebraicas como la del rescate, la del levirato y el
Goel logra la justicia. Es lo que llamaría la sabiduría creativa del migrante.
En un momento de tantas exclusiones, no es por la violencia, sino por el alentar e
diálogo, el rompimiento de barreas mentales y el desarrollo de una imaginación
creativa que busque reinterpretar leyes y busque nuevas oportunidades que se
pueden abrir nuevos caminos. Es la invitación a que con sabiduría y bajo la gracia de
Dios vivir el realismo de la fe: lo imposible puede ser posible.
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10) José María Mardones menciona que existe cierto consenso en que este tiempo está
marcado por una crisis cultural, una policrisis de carácter moral, espiritual, sistémica y
de civilización. En este escenario pueden destacarse tres elementos: Uno, La pérdida de
perspectiva de la historia, ya que se consagra el presente como la única forma posible
de civilización. Dos, el dominio de la naturaleza con el consiguiente deterioro de la
misma. Tres, el relajamiento del paradigma de la comunicación como relación, por la
fuerza que ha cobrado el ser humano como individuo aislado y vuelto sobre sí mismo.
Estas realidades nos pueden ayudar a sintonizar la misión de la iglesia dentro de la realidad y el
propio cuadro eclesial latinoamericano. De manera puntual, les invito a reflexionar sobre lo que
llamaría una “agenda mínima” para la iglesia latinoamericana; al mismo tiempo les invitaría a
que completen estas propuestas a fin de contribuir a proyectar a una iglesia con imaginación
creatividad y pertinencia en este siglo de grandes desafíos e interrogantes:
a) Construir con otros un consenso de resistencia (sentido de juicio) junto con la
búsqueda de alternativas.
b) Aprender a trabajar con las agendas de otros actores en la sociedad y avanzar
en construir redes de interacción a nivel social.
c) Profundizar en el derecho a la vida y en la mayordomía de la creación.
d) Las iglesias como “comunidades de Jubileo”: Comunidades de esperanza, de
sanidad y de reconciliación.
e) Una espiritualidad mística y misionera.
f) Avanzar hacia una comprensión evangélica sobre el pluralismo cultural y
religioso.
g) Implementar una diaconía de impacto no sólo de asistencia sin presencia
social y proyectar una incidencia y participación pública sustentada en análisis
estructurales y sistémicos de la sociedad.
Israel Batista.
Iglesia y Sociedad.
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