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QUIMICA ORGANICA UDABOL

Cómo hacer jabón líquido


(el método de la pasta)
Una de las técnicas que conocemos para
elaborar nuestro propio jabón líquido es el
método de la pasta. Para conseguirlo, vamos a
necesitar tiempo, paciencia y sobre todo
mucho calor. Si sigues nuestras instrucciones,
al final del proceso obtendrás un jabón
artesanal y personalizado, ya que serás tú
quien decida el color, la fragancia, su textura
e incluso la cantidad de espuma que quieras
que produzca.
Este método tiene cierto parecido al proceso en frío: se añade una solución cáustica a las grasas
calientes y luego se remueve hasta que la mezcla se espese y cuaje. Aquí los procesos se separan
porque el nuestro continuará calentando el jabón cuajado hasta que se neutralice; o lo que es lo
mismo, hasta que consigamos que sea transparente.

¿Qué necesitamos?
El ingrediente base son las grasas. Éstas serán sólidas o líquidas y de ellas dependerán la
transparencia, textura e incluso la cantidad de espuma que genere nuestro jabón. El aceite de coco,
el de palma y sebo o la manteca de cacao, pertenecen al grupo de las sólidas, mientras que el aceite
de oliva, el de ricino y el de ricino sulfonado, son del segundo tipo. Las ceras son químicamente
similares a los aceites y, en pequeñas cantidades, aumentan la hidratación del jabón. Puedes usar
lanolina o jojoba. Hidróxido de potasio (lejía), es la base cáustica. La puedes encontrar líquida o en
polvo. Los disolventes nos ayudarán a conseguir la transparencia de nuestro jabón: alcohol (etílico o
isopropanol), glicerina e incluso el azúcar. Agua blanda o destilada, bórax (por sus propiedades
detergentes y ablandadoras), neutralizantes, carbonato de potasio, conservantes, bactericidas, etc.

Elaboración
Prepara el caldero doble: en un caldero de unos 19 litros, llena 8 ó 10 cm. de agua. Ponla a calentar
y mantén una ebullición moderada y constante.

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Añade aceites y grasas: pesa las grasas y los aceites e introduce en una cazuela, en primer lugar,
todas las grasas o ceras sólidas y cuando se hayan diluido, añade los aceites. Una vez hayan
alcanzado los 71º C, reduce el fuego al mínimo y mantén esa temperatura. Las proporciones
dependerán de cómo prefieras la concentración del jabón.

Prepara la solución de lejía: la lejía es bastante cáustica y su contacto puede causar


quemaduras. Usa siempre gafas y guantes al manipular la materia granulosa, las soluciones de lejía
y el jabón no neutralizado.

Mide bien la proporción de agua de la solución y viértela en un recipiente de dos litros o mayor.
Pesa la lejía en polvo, echa los gránulos en el agua (A), y remueve hasta que se disuelvan (B). Ten
cuidado de no inhalar los vapores que se liberan; la temperatura ascenderá hasta los 65º C casi al
instante y el vapor, incluso, será ligeramente cáustico.

Añade la lejía a los aceites y remueve: deja que enfríe la solución de grasas y aceites hasta los
60º C y, luego, añade con un chorro fino y regular la solución de lejía, mientras sigues moviendo de
forma constante a 71º C. Luego, con una batidora o una picadora remueve hasta que el jabón se
ponga bastante viscoso; esto llevará un tiempo. Esta fase es importante para evitar que el jabón y la
solución de lejía se separen.

Consejos: que los aceites y la lejía se mezclen dependerá de la temperatura, que tendrá que estar
entre 71º y 76º C, el tipo de aceite, ya que de sus propiedades depende si tienen facilidad para
espesar o alcanzar más calor (el de coco aumenta su temperatura y espesa más rápido que el de
oliva) y la velocidad: una batidora, siempre será más rápida que tu mano. Puedes mezclar los aceites
calientes y la lejía la noche antes, removiendo solamente 5 ó 10 minutos. Cubre la cacerola con una
manta y deja reposar. Al día siguiente repite la acción hasta que espese. Si añades alcohol etílico a
la solución (menos de 100 gramos), acelerarás la saponificación.

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Cuece la pasta
Una vez que ha espesado el jabón, introduce el cazo dentro del caldero doble y déjalo calentar
durante 5 ó 10 minutos. Si tienes una tapadera para cubrir las dos cazuelas, úsala y así conservarás
el calor. Pasado este tiempo comprueba si la lejía y el jabón se han separado. En el caso de que así
sea, bastará con que remuevas de nuevo la solución.

No te alarmes si la pasta se hincha; atrapa fácilmente el aire. Remuévela un rato cada 20 ó 30


minutos durante las siguientes tres horas; las burbujas desaparecerán. Durante la primera hora la
masa es opaca y blancuzca, pasado este tiempo, se irá volviendo translúcida.

Comprueba si has conseguido la transparencia


Vierte 28 gr. de jabón en 57 gr. de agua destilada en ebullición. Si al enfriarse la muestra presenta
un intenso aspecto lechoso, significa que aún quedan ácidos por neutralizar, por lo que habrá que
cocer y remover de nuevo durante media hora más. Transcurrido este tiempo repite la acción. Si al
cabo de cuatro horas no has conseguido un jabón claro, tal vez no hayas medido bien las
proporciones de los ingredientes.

Diluye el jabón
Pon a hervir agua y añade la pasta. Ayúdate de una batidora para dispersarla. Cuanto mayor sea la
cantidad de jabón que contenga, mayor será su concentración y costará más que se disuelva. Puedes
solventar este problema añadiendo alcohol (de 60 a 100 gr.) o simplemente aumentando la cantidad
de agua. Aun así, se disolverá igualmente si la dejas cocer a fuego lento, cubierta con una tapadera.

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Tabla de disolución
En esta tabla tienes los porcentajes de jabón
que tienes que utilizar, en función a la
cantidad de agua que añadas por cada 453 gr.
de pasta.
15% de jabón para 1.360 gr. de agua por cada
453 gr. de pasta. 20% para 907 gr. 25% para
624 gr. 30% para 454 gr. 35% para 340 gr.
40% para 255 gr.

Neutralización
Tras haber cocido y diluido el jabón, tendrás que añadir "amortiguadores" para bajar el pH hasta
que sea neutro: 9´5 - 10. Es preciso, porque esta receta se ha formulado con un ligero exceso de
lejía para asegurar que todos los ácidos grasos se disuelvan. Para ello utilizaremos los
neutralizantes: ácido cítrico, ácido bórico o bórax.

Disuélvelos en agua antes de añadirlos al


jabón líquido. Para obtener una
amortiguación al 20%, añade 57 gr. de ácido
cítrico o bórico a 227 gr. de agua destilada
hirviendo. Remueve hasta que se diluya. El
ácido bórico se depositará en el fondo de la
solución cuando se deje enfriar, por tanto,
tendrás que calentarla antes de añadirla a la
mezcla de jabón.

Añade los colores y fragancias


El momento ideal para añadir los colores y fragancias es inmediatamente después de la dilución y
neutralización, mientras el jabón aún está próximo al punto de ebullición. Las fragancias no se
disuelven con el líquido frío, así que viértelas cuando esté caliente y remueve para ayudar a que se
dispersen. Hay que añadir los colores en pequeñas cantidades porque con un poco ya se nota
bastante.

Los aceites y fragancias enturbiarán el jabón


porque no son del todo solubles. En el caso
de los colores puedes salvar este problema
usando aquellos con base de glicerina o
solubles en agua. Si quieres añadir
conservantes hazlo cuando la solución esté
caliente, de esta manera se repartirán de
forma homogénea.

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Aislamiento
Vierte el jabón enfriado en unos tarros o botellas, cierra las tapas y déjalo reposar durante una o dos
semanas. Esta fase de reposo se llama 'aislamiento'. Durante este tiempo el enturbiamiento
provocado por la adición de las fragancias y los ácidos que no se diluyeron bien, se irá disipando y
el jabón adquirirá un color más brillante.

El mejor lugar para aislar el jabón es un sitio fresco, como un sótano. Los recipientes de plástico o
cristal nos facilitarán observar el cambio. Si utilizas bórax como agente emulsor o espesante,
añádelo al jabón después del aislamiento.

Si el jabón continúa turbio después de dos semanas de aislamiento, es posible que no hayas medido
bien las cantidades iniciales de aceites y lejía, o que no se haya cocido bien la pasta. No se puede
hacer gran cosa, pero podemos intentar añadir algunos agentes aislantes para aclararlo: alcohol,
glicerina y azúcar. La proporción adecuada es de 60 gr. por cada 100 gr. de estos disolventes. Sin
embargo no podemos excedernos ya que puede disminuir la espuma del jabón.

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