Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
11 11 11 11 111 1 11 111 1 11 11
a1lailns h 11 p hh 1• 1 11
manJola 11 ' 11 1· 1 1
claro.;· 11 11 1 1 1 l.
DEFINICIÓN DE LA CULTURA
04510, México, D. F.
itacaOO@hotmail.com
19920
ISBN 968-36-8361-4
7
Í NDICE
DE LA VIDA SOCIAL . .
................. ............ ................................... ... 17
Bibliografía . .
..................... .. ............................... . ... . ....................... 46
El proceso de comunicación . .
... ...... .. .. ............... . ........ ............... . . 85
ÍTICO
LECCIÓN V. LA IDENTIDAD, LO POL
169
y LA CULTURA
..... .. ..
.................... ... ......
... . .. ........................ . . . .
PRÓLOGO
ran lograrse a partir de los demás esquemas metodológicos que :.1 presente texto contiene la form
'
ulación de un concepto de
1
lhttlhl,l la ri ca tradición del discurso críti
co (Lukács, Bloch, Le-
.
Desconfianza u 'horror" que comparte con todas las ciencias histó
ricas, sociales o humanas y que no se explica solamente como una re 1• ¡, tt•) que inició Karl Mar
x en el siglo xrx,· así com
o las ense-
acción de defensa ante los desbordamientos especulativos y sistemati
1 ttlt:tl'l 'n mucho contrap
uestas pero en mucho tam
zadores de la filosofia o la teoría pura. La noción de totalidad, la bién com
ttl••ltlt•ntnrias de la
convicción de que "todo tiene que ver con todo" en el mundo de lo "teoría crítica" (Horkhe
imer, Adorno,
humano, ha invadido lentamente los diferentes saberes especializados lt. 11j1ltlt n), � or un lado, y de la decons
trucción de la antropolo
durante todo el siglo XX los ha puesto en un dilema y los ha sumido en
''' 1111'1,11 .si a (Heidegger
, Sartre), por otro.
una crisis. Por un lado, ha desdibujado el objeto particular de cada uno �
de ellos mostrándolo incompleto, referido a otros similares a él pero
le es inherente..
17
LECCIÓN!
LA DIMENSIÓN CULTURAL
DE LA VIDA SOCIAL
lo puso en orden.
Anaxágoras
etcétera.
/u lt'•l trópicos que viven (si viven todavía)
dentro de un medio
11 11111' 11 ri o en determinadas substancias
La descripción etnográfica de corte empirista supone un mo alimenticias, mismas
delo ideal del proceso de trabajo, de la estructura técnico 111' 1 11 t'mbargo, no entran en la diet
a de esta sociedad. Se trata
¡, ""'•lan ias que no son gust
funcional mínima que deben tener tanto el diseño como los adas y consumidas como alim
en-
11 111' 11 que el grupo sabe que no
1'
utensilios y las operaciones manuales necesarias para construir son venenosas ni dañinas y
1111 1111 l11,' podrían ayudar al man
una pequeña embarcación de madera. Lo reconoce plenamente tenimiento y al crecimiento
l1 l. 11••1 po. implemente no concuerdan
en el trabajo de los trobriandeses, pero observa que, en su caso, con el principio mágico
11 1111 'Htal" que delimita y defin
dicho modelo se encuentra enriquecido o bien deformado por la e aquello que es comestible en
11111'1111111 i n a lo que no lo es. En este ejemplo,
presencia, dentro de él, de un conjunto de operaciones "sobre a diferencia
1 1 •lllli•llOI', fa pre-condición
del cumplimiento de una func
funcionales ", instrumentalmente superfluas, de orden puramen ión
1 1•11 1111 I ' Oflmina a un hace
te ceremonial, "irracional" desde el punto de vista económico. r sino a un no hacer, es una
prohibi-
11 1 '1'11 1 1 •n lla se distingue también, con
La peculiaridad de la técnica empleada -que se extiende, igual claridad, que
1' tllfl'lllllmi nto a la
por lo demás, a todos los ámbitos de la vida de los nativos de las naturaleza, en la realización
de los ac-
111 '1111111rci >n
1 Y onsumo, las sociedades " primitiva
s" cono--
21
20
1 1\n primer lugar es conveniente dejar claro que las señas de
cen un e,scenario de reciprocidad con ella y un orden de valores
1111• n ia de la dimensión cultural de la vida humana desbor
para su propio comportamiento que trasciende o está más allá
tlllt lodo intento de concebir a ésta corno un conjunto de hechos
del plano puramente racional-eficientista en la técnica, que re
1 111'�' fi os que tuvieran una vigencia independiente o exterior
basa el plano de los valores meramente pragmáticos o utilita
1•1 omo una ca-estructura o bien como una supra-
rios.
1' l 1 1 t cl u ra - respecto de la realidad central o básica de Jos pro
¿Es posible generalizar este rasgo llamativo de la existencia
' 1" 11• r productivos de la vida humana. El "mundo de la cultu-
de los "pueblos primitivos" y afirmar que, en todos los casos -
1 1 " 1 1<1 puede ser visto como el remanso de la improductividad
n
imaginables -incluso en las civilizaciones actuales de Occide
l'l'tlltilida (en última instancia recuperable) o el reducto benigno
al
te, en donde la técnica moderna parece haber "desencantado"
(ltt 11 llima instancia suprimible) de la irracionalidad que se en-
mundo, barrido con la magia y la superstición y logrado depu
1111111' Ir a actuando desde un mundo exterior, irrealista y pres
rar al proceso de producción/ consumo de todo ingrediente aje
' 11d il1l , al servicio de lo que acontece en el mundo realista y
'
Lo que sigue a continuación intenta argumentar en el sentido 1t11 h ho cada vez más reconocido, por ejemplo, que las
de una respuesta afirmativa a esta pregunta. Aun más, intenta 1111111111 di' manifestación de la técnica moderna resultan indis-
mostrar que es en la dimensión cultural de la existencia huma 1 11 ni l1 " para la realización de los contenidos de la misma 01
en
na, en ese nivel "meta-funcional" de su Cüll}portamiento,
•
constitutiva de la técnica diseñada; por lo tanto, que lo aparen 11•l lt·Jo o manifestación de otras fustancias que fuesen las decisi
No es extraño en los medios de la investigación científica oír 1 d 111 mo resultado de una sucesión de actos de elección toma
que la belleza y la verdad de un teorema matemático llegan a_ ' '' ' n una serie de· situaciones concretas en las que la dimen-
confundirse en el momento más creativo de su formulación. 1111 u l t u ra l parece gravitar de manera determinante.
Tampoco es una novedad para la sociología del trabajo encon. 1 , l posibilidad de transformación de una técnica dada no
trar que incluso los obreros de las sociedades occidentales "más 111 1 tpr es aprovechada históricamente de la misma manera.
desarrolladas" no cumplen las mismas operaciones técnicas de lltil ·�pecie de voto sagrado de ignorancia -que documenta tal
igual manera -con la misma eficiencia- en un "ambiente fa 1 • 11 na sabiduría más totalizadora o "dialéctica" que la del en-
bril" determinado que en otro diferente. ¡. ttd mi nto moderno- parece, por ejemplo, haber impedido a
No parece existir un proceso técnico de producción en estado l11 l1•otihuacanos el empleo "productivo" de la rueda y a los
cado por una cierta peculiaridad en su realización concreta, Mt•n ionemos lo que dice Levi-Strauss en un trabajo que ver-
instrumental y sin la cual pierde su grado óptimo de producti 1 11' N 1111 bikwara, dice, son maestros en ciertas técnicas que no
vidad. La historia de la tecnología comprueba que, aún después l• i1 ven de nada. Mientras tanto, tienen necesidad de determi
de la revolución industrial del siglo XVIII, no es una sino son lttldt 1' t•l 'mentos naturales cuya apropiación requeriría de una
muchas las "lenguas" que llevan a cabo la actualización o la co 1 1 11 1 11 qu , pese a ser mucho menos elaborada, no les despierta
dificación en términos pragmáticos efectivos -es decir, de op 1 ltlt'tHII' interés.' Es como si una fidelidad al esquema técnico
timización funcional- de los descubrimientos científicos. lt 1 1 jlliS,H..Io dorado les obligara a mantenerlo incluso cuando
precondicionante del cumplimiento de las funciones vitales del 1 1 1 1 :'Ir ILISS no pierde oportunidad de jugar con el escándalo que
11 dt plil'l\llt' impenetrables.
24
25
su decadencia lo ha vaciado de contenido práctico y les impidie t1 111 nsión cultural de
la sociedad en el norte
y en el sur de Eu
ra, al ntismo tiempo, reconocer las exigencias técnicas de otros t'Opa.
lismo, es decir la necesidad de una revolución proletaria. La lt'd '11 c iernes (funcionalista) o
desarrollada (estructura
lista),
"madurez " de la situación revolucionaria se gestaba allí por otra l11 ' lllr·opología moderna
ortodoxa topa con sus lím
ites cuando
vía: en ninguna otra parte de Europa la dimensión cultural de la •ll•ltt• intentar la explica
ción de ciertos comportam
ientos sociales
vida social había alcanzado un grado tan alto de densidad con rwongruencias, "cegueras"
, suicidios, etcétera, ind
ividuales o
flictiva. La cultura rusa -los escritores rusos de la edad de oro r11h•r livos - que resultan abs
urdos cuando, en el "equili
brio in
no se cansaron de insistir en ello- estaba necesitada de una re lt•t 1111" del sistema que
los constituyer se ve úni
camente la de-
volución desde hacía varios decenios. La situación de crisis cul 1 11i111ri 11 o cristalizac
ión de una estrategia de
sobrevivencia 0
tural radical que ·se planteó ya desde el siglo XVIII con la "occi .¡, '" tnl 11imiento de la vid
a humana, concebida ésta
como una
dentalización" de Pedro el Grande se agudizó a partir de la l111plr• va riedad específ
ica de la vida animal.
liberación de los siervos en 1 861 y determinó un peculiar fenó 1 ltw ritica de la antropología
moderna sólo pue de par
tir del
meno de permutación: aquello que, en principio, sólo podría sa ti ' •lltlld miento que aca
barnos de intentar: hay
algo -una pre-
lir de la maduración de 1,.mos conflictos económicos y políticos 1 "''"Id ll1 cultura
l, decirnos - que rebasa
y trasciende la realiza
propios de las situaciones capitalistas desarrolladas pudo ser ''"'' pur amente "funcion
al" de las funciones vita
les del ser
sustituido por el resultado de la maduración de un conflicto cul ltlllltllllo; un excedente
o surplus ontológico que
, en lugar de ser
tural en una situación subdesarrollada. rl• lllltid en el tratami
ento de otras dimensione
s de la repro-
Puede verse, entonces, que la dimensión cultural de la exis ''" 1 "" ·" ial, debe ser tematizado
de manera propia.
tencia social no sólo está presente en todo momento como factqr_ 1 " 11lln indudable que
la vida social y la historia
humana no
que actúa de manera sobredeterminante en los comportamien ' ' '111' 1 1 •' clusivarnente por
lo que podría llamarse una
prolon-
tos colectivos e individuales del mundo social, �ino que también 1 1t 11 un 1 sarrollo o un "pe
rfeccionamiento") de la
"lógica"
puede intervenir de manera decisiva en la marcha misma d� la 1'' ' 11 ; , 1 d la vida anim
al. Es innegable una disc
ontinuidad.
historia. La actividad de la sociedad en su dimensión cultural, 1 1 ll'rrrio humana presenta determ
inados comportamientos
aun cuando no frene o promueva procesos históricos, aunque no 1 h 1 1-t • tiC i nes o cier
tos modos de los mismos
que no son
'ti• 'h t"' o r cid en tales dentro de la
vida social y la historia
28
29
humana sino, por el contrario, centrales y determinantes en su
llj 11 lflt•rst', la
quintaes ncia de lo humano: eJ espíritu.
propio desenvolvimiento- que poseen coherencias propias, La obra
1 tdltunl d una omunidad moderna
es, asx', a un ti'empo, moti-
"disfu �cionales" respecto de la "animalidad humanizada" e '
el ser humano, delegada en él definitivamente en tanto que suje lllilllll•n ido invariable su núcleo semántico. Se trata
del cultivo
to del proceso de trabajo y, especialmente, en tanto que agente il1• l1 llwnanitas, de aquello que distingue al ser humano de to
del know how racional referido a la estruchua técnica de este 'h 1 lw¡ demás seres; de una humanüas concebida, primero, como
El discurso moderno reconoce en calidad de "espíritu" a la h l111'1l le su mundo; después, como el conjunto de las costum-
traducción mitificada de algo que se percibe en la experiencia 11• 1", la' artes y la sabiduría que se generaron en ese mundo, y,
radical o constitutiva del núcleo civilizatorio de la modernidad, 1 '"' 1illimo, esta vez en general, como la actividad de un espíritu
la experiencia de que lo Otro, vencido por el hombre, se encuen 111111/1• metafísico encarnado en la vida humana. En un sentido
tra -como en la antropofagia mágica- en proceso de ceder a 1 ••1111 hl •n, y en otro para mal, esta acepci<:'1n occidentalista y es
éste su potencia y de incrementar en él justamente aquello que pi! lltnll ista que está en el núcleo del �oncepto de cultura sólo se
es el principal instrumento de su propia derrota: la capacidad lt 1 111D uestionada en la segunda mitad del siglo XX gracias a
de la técnica racional de incrementar explosivamente la produc l1 l" ''lngación que ha tenido la terminología propia
de la an
tividad del proceso de trabajo. ''"l'"logfa empírica funcionalista a través de los mass
media.
El término cultura apareció en la sociedad de la Roma anti 1 11 lu p rspectiva del presente curso, resultan especialmente
gua como la traducción de la palabra griega paideia: "criariza de l• 11 11111 1 do ras las peripecias de ese núcleo semántico
del térmi-
los niños"; traducción que, desusadamente, no respeta del todo 1 "• lllllll"n" en la historia del discurso moderno relatada
s por
la etimología de dicha palabra.2 Desde entonces, con extraña 11tl11•1l l•:l i n en su libro Sobre el proceso de la civilización. El con-
1"'' dt rullura aparece allí sobre todo dentro de la oposición
2 Más que el concepto de paideia, elegido por W. Jaeger (Paideia, la 1 H•dt•fini ión moderna del viejo término "cultura" comen-
formación del hombre griego) en su politización nacionalista romántica
1 •" l t tt• • • on una intención neoclásica en el siglo XVIJI en
de la tradición f!.lológica alemana, es el concepto de éthos -hábito, cos·
nes en ciernes", detenidas en un bajo nivel de evolución y en las 11 1111 s ntido productivista la autorrepresión individual, es
· ''''1" 1111< gracia divina (de ahi el paréntesis mencionado más
cuales la presencia del espíritu tiene que ser rastreada en su
111 ltn 1Lorgada a una cultura elegida, la cultura cristiana re
modo de vida, en su "civilización " meramente "material".
htl 111 tdu d la Europa moderna. Consiste en una racionalización
La investigación etnológica inglesa, que tiene su primera sis
1 11 qd 1 ltn que explica la existencia de lo propio no como resulta
tematización en la obra de Edward Tylor, cuyo título es revela
¡,, rl1• una estrategia automática e impuesta de sobrevivencia
dor - Primitive Culture-, comienza por poner entre paréntesis
aquello -ei espíritu- que permitirá decir off the record que la h 111111 n cesidad material) sino como fruto de una decisión vo
Cultura occidental no es una mera "cultura" sino propiamente ltitllrll 11 o libremente elegida (de una virtud espiritual). Todo
••jll••llo d • lo propio que es esencial para su existencia pero que
una "civilización ". Sólo entonces reconoce, con espíritu práctico,
1111 11 posible reconocerlo cómo tal y que sólo puede anunciarse
minucioso e igualitario, que todas las innumerables maneras de
11 trtlid,1d de reprimido -la atadura a los bajos instintos, el
comportarse de los seres humanos en las distintas sociedades
conocidas, que sus muy diferentes modos de ser, son todos ellos lt u ¡, 111111i mo, etcétera- tiene que encontrarse en lo ajeno y
h 111 qtrl' parecer justamente en calidad de causa de su "primi-
igualmente válidos si se tienen en cuenta las circunstancias na
turales en las que se desarrollan; que cada una de estas culturas 1 ,, 1111111•
demás, no estaríamos en capacidad de cumplir. Lo que sí con 1111 11 ·lu tablemente a desembocar en un espiritualismo sin
viene al menos mencionar es aquello que parece estar debajo,de IIIIHI11111 'nto. Levi-Strauss, 'desde su libro innovador Las estntc
las transformaciones de este concepto. ¡,, 11 l'lt•ntentales del parentesco, ha insistido en destacar la presen-
Recordemos, para ello, la polémica que htvo lugar a finales 1•1 " " l digas o conjuntos de normas que rigen ciegamente en la
de los aíi.os cincuenta -que en su momento llegó hasta las pri 1d.1 o ial, que se imponen a los individuos sociales sin que és
meras planas de los periódicos- enh·e Claude Levi-Strauss y '" f'IÍl•dan hacer nada decisivo ni a favor ni en contra de su efi-
Jean-Paul Sartre. A nuestro entender, en esta polémica -que 111 l11 1 1. y, por ejemplo, ciertas identificaciones de los miembros
terminó por girar en torno al tema de la especificidad del ser t 11 lllll\ omunidad de acuerdo a sus relaciones de parentesco
humano- llegó a concentrarse lo principal de la problemática •¡ti!• p11 'd n regir el comportamiento de unos respecto a otros en
contemporánea de la definición de cultura. lt Id 1 • cial tal como rigen las leyes biológicas o fisiológicas en
Sartre le· hizo a Levi-Strauss una objeción de principio: estu l tHIIIl 1 animal. Para ):..evi-Strauss, la antropología sólo puede
d iar al ser humano como si la vida humana en sociedad fuera la •1 1 1 1 1 1 iencia si alcanza a poner de manifiesto estas leyes, a re
de una colmena o una colonia de hormigas equivale a no estu "111111'1' tas estructuras en el comp?rtamiento social.
diarlo del todo, a dejar fuera de consideración lo esencial. Para • •11111' insiste en que si hay algo peculiar en el hombre ello no
Sartre, toda la antropología que qlliere levantar Levi-Strauss se 11 ltlt• 1 ropiamente en el grado -si se quiere cualitativamente
basa en la pretensión de tratar teóricamente a la vida humana llfll'tlor- de complejidad de las estructuras que rigen su com
como si fuera simplemente una variante de la vida animal. Se IHII.tllli 'nto, sino en el modo como esas estructuras se vuelven
trata de una nueva manera, si se quiere revolucionaria, de insis f, 1 11 IS n la vida social concreta, esto es, en el hecho de que lo
tir en el mismo error básico de las ciencias antropológicas mo 1 111'11 gr, ias a y mediante la intervención de la libertad de los
dernas: creer que hay cómo encontrar leyes naturales en un •dl•lduo · sociales.
mundo cuya peculiaridad está justamente en ser una trascen 1 1 lttd ividuo social es, para Sartre, un ente dotado de inicia-·
dencia del mundo natural. •• 1 1t¡Mz: de trascender las leyes naturales, capaz de implantar
Levi-Strauss, por su parte, acusó a Sartre de pretender intro " ' tiiii'Vd legalidad encabalgándola sobre esa legalidad natu-
ducir el concepto metafísico de libertad en un mundo que está •1111 ,. ' no afirma que el comportamiento del ser humano no
regido por leyes precisas e inmutables, pretensión que lo lleva- lt tl1•h••·minado por la estricta vigencia de ciertas estructuras
40 41
naturales sino que el modo humano de vivir ese comportamien · 111 111111 <1 contenido en la estructura? ¿Está condenado a ser
'
Por su parte, tampoco Levi-Sh·auss pretende reducir lo 1 ttdttl' l ¿Es la lengua la que -como lo plantearía el postes-
humano a la simple animalidad; nadie como él ha sabido explo 111ft 111 1' ti i mo de inspiración heideggeriana- "habla en noso-
rar la capacidad exclusiva del ser humano dentro de todo el 1 11 11 lrt vés de nosotros", y no nosotros los que la hablamos?
universo de crear reglas de juego, estructuras, formas para su 1 1 11111' l' 1 ontrario -como lo plantearía el existencialismo ahis
comportamiento y de variarlas inagotablemente. lo11 lt '1 1 -, las esh·ucturas no son otra cosa que instrumentos de
E l enfrentamiento· entre el "estructuralismo " de Levi-Strauss • 1 lutltl • para la actividad inventiva del sujeto humano, que es
y el "existencialismo " de Sartre parece ser una variación más del 1 11 11111 d toda significación y es capaz de ponerlas o quitarlas
combate permanente que Nietzsche observa en la historia de la tl1 111 lh'I'U a las necesidades de su despliegue existencial?
cultura occidental entre el principio "apolíneo ", que afirma la 1 11 •1 primer caso las estructuras permanecerían inamovibles
preeminencia de la forma institucional y el non·ws (la estructura) 1t1 humanos concretos no seríamos otra cosa que corpo-
en la constih1ción de la vida humana, por un lado, y el principio tt ·11 1111" ingulares de las formas sociales. Lo determinante se
"dionisíaco ", por otro, que ve en ésta principalmente lo que en lit l11 1 ntidad comunitaria, transmitiéndose de generación en
ella hay de substancia pulsional e irrupción anómica (de "ek 1 11• 1 11 1 n; los individuos sociales y el sujeto social global, la
Este enfrentamiento puede ser visto también, dentro de la hlltl•llda como soportes de la dinámica de las formas identi-
aproximación semiótica al comportamiento humano, como una t ltt la'' sencia humana ", lo "occidental", lo "mediterráneo "
. '
Saussure acerca de la constitución bifacética o del doble aspecto 1111 ltll\S las que carecen de consistencia propia y no pasan de
del hecho linguístico o de la semiosis en general -vigencia de la t 1111'1' IS ncantamientos instantáneos, meras proyecciones o
estructura, lengua o código, por un lado, y actividad de habla o ttoiiiiH Ion narcisistas en las que el sujeto se pone capricho-
de uso, por otro-, se inclinan por la preeminencia ontológica d 1111 1111 • 1 nt si.
uno u otro de esos dos lados. ¿Es el significar humano un simpl 1 1 111'0bl mática actual en torno a la definicíón de la cultura
despliegue del repertorio finito de significaciones que se en- 1t1 dt• 101111 r nderse como la culminación de un conflicto tradi-
42 43
En la medida en que la vida social se estructura en torno a la 11 11 1111'1\li mo pone en la permanencia de la libertad cristali
fuerza de trabajo los otros- , sociedad en la que, aparte del capi l11 II)'.Udización actual del enfrentamiento entre las dos posi
tal encarnado como "espíritu de empresa", los seres humanos I••IIP q11e ritican el "espiritualismo" espontáneo en la defini
no son más que cosas mercantiles; en la medida en que avanza lt 11 lllndcrna de la dimensión cultural parece estar conectada
el predominio real de este tipo de existencia humana, en esa •11 1l l)•,o ]U bien puede llamarse el estrechamiento de un im-
misma medida se ha impuesto también la tendencia ideológica , 1 "'' 1' lativamente viejo en el que se encuentra suspendida
del discurso moderno a eliminar el tema de la subjetidad o la li 1 1 1 i1 d las identidades comunitarias arcaicas que prevalecen
bertad como hecho constitutivo de la condición humana, redu 11 1 1 l11lldamento o la "civilización material" del mundo mo
Igualmente comprensible es la exageración en el otro senti 1 uht• insistir en que al hablar de cultura pretendemos tener
do. El proceso de trabajo que sustenta y determina la existencia 11 1 tll•ltl.l una realidad que rebasa la consideración de la vida
de la sociedad moderna no se desenvuelve sólo como una acti ''' 1 11 1 omo un conjunto de funciones entre las que estaría la
vidad dirigida a vencer la escasez y proporcionar a la sociedad 11111 1 11 especí'icamente cultural. Nos referimos a una dimen
la abundancia de bienes necesarios, sino como una actividad h 1 1 dt•l njunto de todas ellas, a una dimensión de la existen
ilimitadamente creadora, capaz de provocar y satisfacer cual "' 1tl, con· todos sus aspectos y funciones, que aparece
quier tipo de necesidades. Este creacionismo absoluto que sub 11• ndtl s' observa a la sociedad tal como es cuando se empeña
yace en el proceso de trabajo moderno se basa en un traslado 1 lit• u· a abo su vida persiguiendo un conjunto de metas co
plano de la creación del valor económico en abstracto de la 11 'mpos contemporáneos no viven simplemente la des
mercancías - el hecho de ser independiente del valor de lo " culturas tradicionales", el sometimiento de "cultu-
medios de producción- al plano del valor de uso de las mi 1 '' IJIIIILJ·es", la imposición de la identidad de las' naciones
mas, de su forma natural -en el que ellas dependen de dicho 11'''1 uli, tas sobre la de los países sometidos. Se trata, en efecto,
medios, pues sólo son una alteración de los mismos-. Contr 1111 l 1 re y profundo proceso de "revolución cultural" al que
este traslado absurdo está �irig:ido el énfasis exagerado que l'l h 1111111'1110 aproximarnos en la lección final del presente curso
46 47
simbólicos, han perdido hoy su justificación, se han quedado sin , 'l 'ristes tropiques, Plon, París, 1 955. (Trad. esp. Tristes
el piso sobre el que se levantaban; por ob·o lado, el mundo mo
/ t t i¡ tlt 1 11., E udeba, Buenos Aires, 1 970.)
derno, que aprovechó el nuevo fundamento técnico y civilizato 111 l t v M a l i nowski, " Magic, Science and Religion" (1925), en
tunidad histórica que necesitan para transmutarse, mezclarse y t l l u l111 JI ,¡ h, Der Einbntch der Sexualmoral, Sexpol Verlag, Co
re-generarse sobre esas nuey as bases técnicas y civilizatorias. l " llttgh , 1 935. (Trad. esp. La irrupCión de la moral sexual,
l th• . , l l u nos A ires, 1 976.)
Norbert Elias, Ueber den Prozess der Zivilisation. Zum Falken, Ba
LECCIÓN n
animarlo decisivamente.
sustentable de la propia acumulación de capital? ¿Por qué 1 H l l t l n l o 'Sp cifico del proceso de reproducción de la vida
to no únicamente de la vida en las regiones periféricas dt•l . 1 1 1 1 1 •1 1 11 111 u l tural del proceso de reproducción social. Pre-
mundo moderno o las que están en trance de ser integradas <'1 11 11111 , pora ello, un esquema del modo en que se reprodú
él, en las que parecería que se repliegan los conflictos extremo '" t '' 1 1 1 humana en general y de cómo esta reproducción
de esa vida, sin<;>, en general, de toda ella, incluso la que está en 1, 1 1 1 vi, la como dotada de una consistencia doble: la pri-
el centro del mundo moderno y que, al disfrutar el " nicho d J 'I i l u r n • n l operativa o "material " y la segunda, coextensi
armonía" construido por él, puede creerse a salvo de esos con pnti tica o " espiritual " . Se tratará de una descripción
flictos sin salida. Son preguntas cuya respuesta depende, como t l t llt t l t 1 romper con la dicotomía que postula una hetero
hemos adelantado, de la idea de " cultura " , una idea que em l ot d 1 1 1 1l. lancial entre la práctica material y la guía espiri
pleamos, querámoslo o no, definida de una manera o de otr da humana y que - de muchas maneras, unas me-
11
cuando las formulamos. que otras - continúa empleándose para justificar
¿Cómo podemos mirar más en profundidad y con ciertas castas, clases, géneros, comunidades o
11,
precisión esa omnipresencia de la actividad cultural que en 11 1 qu ' starían más cercanas al " espíritu ", sobre otras,
lección anterior fue reconocida como una dimensión , ... ,,,.,,nort. 11 'jadas de él y más atadas a la "materia " .
sable de la vida social? 1 ' lo que puede leerse como una reconstrucción de
Intentaremos, en esta oportunidad, avanzar hacia la '"' t lt• l pr eso de reproducción social que se encuentra
trucción de un concepto de cultura que sustente su ¡ ,, ''" l 1 base de la "crítica de la economía política " lleva
en una teoría más general acerca de las determinaciones ¡ , . . pnr· K< rl Marx como un primer momento de la crítica
ciales de la vida humana, consideradas como v i l ización moderna en su famosa obra, El capital.
�� -; . . . .... -:\ .
199207
52 53
l ' '' l l ( ' o de trabajo resulta UJ1 nuevo objeto que es el resultado
d11 u na transformación adicional de esa naturaleza.
N r ro esta sólo es la mitad del proceso de reproducción. Hay
1--
. ...... ....... l11 olra fase del mismo, el momento de consruno propiamente
'i)
l i l l p roductivo o momento de disfrute. En él sucede que este ob
1
jPI o rráctico que acaba de ser producido a partir de un produc-
]
1
o 1 1 1 n n terior se convierte en UJ1 bien o un objeto dotado de una
C/)
¡:::
1
·o J 111 liJad inmediata para la reproducción del sujeto, en un objeto
1
-� / ' 1 ''" posee un valor de uso directo para la misma. En el momen-
;:!
1::!
e -
.,... .,.
/
� 1 11 dt 1 ronsruno disfrutativo o improductivo del sujeto social la
�
�
())
1 1 1 1 1 1 1 raleza, convertida finalmente en motivo de satisfacción, re
1::!
o '' l uu sobre él, introduce UJ1 cambio en él, lo transforma, y lo
C/) ...
o
�
e 1 1!11 1 ' iempre a través de UJ1 "medio de consruno " o factor obje-
-
Q.,
.... -
(i1 1 1 11 del disfrute, mismo que incluye sus propios instrrunentos
[!]
/
....... /
C:i / t l t• ' onsumo - los que, sin embargo (como sería el caso de una
J
e:
1 , ,d lt • de la ciudad, por ejemplo), comparten a menudo la mate-
�
l
�
q ' 111 d(' los medios de producción y pueden co11fm1dirse con
' "" - .
�
1-
1 \1 proceso de reproducción social es, pues, siempre y en to-
1 1 1 1 ;�so, la unidad de una acción del sujeto sobre la naturaleza
parecen correspon der ¿¡ dos momentos de ese encuentro qut• t•n tlllt ll\11 lflH' en el direclo o improductivo- o bien objetos
un cierto sentido serían sucesivos pero en otro simultJm•tl\ l t •u•u•ul.all•S, inlem1cdJos y de larga durc1ción (las herra-
prinwru, en el nivel prop io de u n momento ''antf;!rior" pt•m 1 ul '" ,. tn.,lrumentos dC' lodo tipo), o bien objetos simples,
siempre presente y conlinuado en que ('1 sujeto conformd ct "''"·'!.'" y perecederos (lod os c1quellos c1 Los que el sujeto les
c onvier te c.1 la naturaleza tanto en instrumento como en mdh•n• 1 '"' 1 ¡,, lnrma al producir y aJ reproducirse) .
sajero en que la usa, conformada o convertida ya en inslrum t•n l•u• p111 'u procedencia y objeto que se define por su destino;
Lo y matl?ria prima, y la tra nsforma efectivamente. El sujeLU o;c ¡ , pe mwr.a se afirma como resul t�do del cumplimiento de
..a") en el "pn•
conecta asf "dos veces" ron lo Otro (la ''naturale7 ' 11u•1,, y <'n la segu nda wmo promesa de la Scltisfdcción de
" primero", en un hecho de larga d uración, cuando actúa sohl"' ' • ¡,., dt•l ';ujelo al que ellas C'Slán referidas; el mismo que lo
los instru m entos de Lrahc1jo y Jos de disfrute , y "después", t o 11 ''' "'t• tumo sujeto dPI Lrabujo, por un lado, y romo sujeto
LJ dest ripci6n dt>l prOC('SO de reproducción social n,.,,.,,,....... 1111-. '"'l'!> o momentos dc•l proceso de reproduroón social
C'nlonccs, los siguientes elemen tos: por Wl lado, un factor su l••tnlu hm< apié en Slt elrmPnln n•nLral, el sujP.Lo social.
tivo, que P.slá c1hi lo mhmo E>n La:nto que sujeto social produt ' " ���·nt•rcll, com o wmos, la l�xistcncia del sujclo del proceso
o de trabajo que com o sujNo social consumidor o de disf 1 l '"'dut taón se desdoble.� en dos fases, la del trahdjo y la del
Por olro l.ldo, un factor ohjetivo, consl.Jluido por los med1 11 ult• 1 n la pri mera lo que < drdt leri7.d al sujclo <•s su pred.is
sea de prouun ión (en l'l momenlo p.roductivo) o dP l onsu lt " "' er•')pt�lddda Lérnicclownle, c1 t�llf'rar PI dinamismo de la
(en el motnt'nlu consu ntivo), t>S decir por los prod uctos lu•·•h•••• exterior a su lllC'rpo imponiéndole el cumplimiento
(dotados dP valM dt> uso) o bienes producidos, por los le " .tll/dl ión de melac; qutt dl"' olro modo ese dinamjsmo no
prácticos C'n Bttnera l Eslo!> medios de
. producción y dt• IIIIJ'IIt111, pl.as mando a l:rdv�s U(' él UII determ ina do proyc< Lo
010 son -lo mismo f'n Id pro du cción o LrtlbclJ O lJUP t>n t•l t 1 , , ollhl.ad objetiva. En olrd<; pdlclbr..ts, lo qu<� ( clfcll lt>ru.d cllJW
58 59
al ..sujeto productivo es la presencia en él de un conjunto orgt\ 1 1 w w rcta ambos están presentes pero sólo en tanto que
nico de predisposiciones, técnicamente aseguradas, a la altPrll l l l lt t t d os de hecho por la acción recíproca del uno sobre el
ción de la actividad natural exterior a él; lo que lo distingue t• 1 1 1 1 q u e se da en verdad es un acoplamiento orgánico entre
de trabajo. Se trata de un sistema constituido en referencia a lu • 1 ,, 1 1 d i<; l i nguibles aisladamente, en su pureza; que los con-
distintas posibilidades reales que detecta de re-dirigir la activl 1 1• ' ' ' ' lo. dos sub-sistemas virtuales de un solo sistema
dad de la naturaleza; u n sistema que está siempre ordenado dt• �tq t lt•jn de apacidades/necesidades.
una determinada manera, es decir diferenciando y combinandn j ii'I 'Hü n ia de w1 determinado sistema de acoplamiento
esas predisposiciones de acuerdo a un diseño particular cua l l 1 1! 1 tH' 'sidades y las capacidades del "sujeto" es un hecho
tativo y cuantitativo. ltt l l l l ' " ' t • l reino animal y no tiene, en principio, por qué cau-
De manera similar, en la segunda fase, la de disfrute o con 1 l tt t 1 1 ' l'.a si se la observa también en el sujeto social o
apetencia (besoin) o pasividad espontánea - física y psíquica ¡ , 1 l t f l duJ q u e presenta ese sistema.
de su propio cuerpo imponiendo sobre ella una estructura o u 1 1 "' ' 1 ' 1 1 ', en efecto, comparada con la armmúa que mantiene
orden, q u e no tendría p o r s í misma, d e reconocimiento y accp ti u l 1 1 1 Mtl iempre en el aparato instintivo del "sujeto" ani-
tación del mundo objetivo. En otras palabras, al sujeto de d i!i 1 t l l hl •, o l u ción definitiva a la discrepancia entre sus . capaci-
frute le caracteriza la presencia en él de un sistema de necesl 1• \' I I H nC!cesidades, una contradicción irreconciliable pa
dades de consumo que mide y ordena, siempre también dt ' 1 11 111 1 1 r·urse "resuelta" de manera sólo precaria y casi
acuerdo a un diseño específico, la apertura de su naturaleza i n • 1 " " '' " Pn la consistencia conflictiva y problemálica del sis
terior a la acción complementaria q u e ella detecta provenienl t . ¡,, 1 t l pJcidades/ necesidades propio de la reproducción
Es imp ortante señalar que esta distinción entre un sistem '" d 1 1 PSII "soldadura" instintiva y en el desdoblamiento real
La variedad casi infinita de estas "soluciones emergenles11, 1 ' 1 1 1 1 l t 11 1 f n o que éste al1ogue al primero . 1 El hecho de que el
'
de estos compromisos de humanización - variedad que des 1 11 111 1 1 1 ' rapacidades/ necesidades se presente, en la repro-
1
pliegan ante nosotros la historia y la antropología - , habla d1• 1 ' 11 1 1 1 h • l a n i m al humano, bajo la forma de uñ compromiso
la presencia de ese conflicto o contradicción entre los dos s u h 111 1 1 l ti 1'.•1 <: l ambas fases a abandonar un "estado original" de
sistemas, entre las posibilidades del producir y las necesidad¡• t t 11 nn P independencia, a interactuar entre sí, a ceder en
del consumir; de un conflicto que debió resolverse en cada caso 11 1 1 1 ' 11 ''1 •s contrapuestos y a acoplarse de alguna manera
en una situación no sólo determinada sino irrepetible, y han• 1 1 11 1 1 y t � <'n sí mismo un hecho escandaloso en medio de la
'
evidente que esa contradicción debió ser superada y que delw 1 1 1 1 11 1 11 l l u ral", un fenómeno que plantea ante nosotros el
el modo de "entenderse" o "armonizarse", obligados por la lll' l u • I H I , c:l sis tem a unilat.t>raJ, qHe estalia ··superado" en su esta-
cesidad de sobrevivencia que tiene Pl sujeto unitario, por la n 1 1 1 1o 1 l d1• 1 1 l lsi stema, no puede se¡ cte:Lectado en su purez.a; de él só-
1 1 · 1 · 11 1 t 1 1 l to s • u�lt o s que: eu lwasim ws se m uestran coruo residuos del
cesidad de evitar que el sujeto del consumo agote al sujf�Lo d
1 1 1 • 1 l l l l l f l l l ll l.
62 63
condición específicamente humana, descrita y estudiada, d t • 1 11 11 1 ' (' nlretejido de relaciones de convivencia marcado ·
pu�s de un� larga tradición que se remonta a San Agustin, MI 1 t ll t tp l t m ic nto del sistema de las capacidades de la acti-
bre todo por la ontología fenomenológica y la filosofía exis l l ' n 1 1 1 1 1 1 PI d necesidades del disfrute. Dentro de esta red
cial del siglo X X1 e s l a que nos permite explicar la diferent 1 pt u i J i t l l l O llamar de relaciones sociales de convivencia se
específica que distingue al proceso de vida humano de los dt• 11 1 1 l 1 1 í n l i d ad de cada uno de los sujetos sociales.
más procesos de reproducción que encontramos en e l u niver'tu 1 l 1 1 1 t 1 1 hn• s específicamente un "animal político", enseñaba
Recordem os, como punto de partida, la "teoría de la pro ¡, 1 1 ti pu de continuar esa enseñanza en la dirección de su
ducción en general" que propone Karl Marx en el capítulo V dt• 1t 1 1 1 1 r• l ica, aclarar en qué consiste esta politicidad del su-
hombre - el ser social - y el resto de los seres de la naturalcz11, 1 1 1 M nrx, el proceso. de trabajo o producción del sujeto
en particular los que le son más cercanos, los del reino anim a l , 11 d N ncia de lo que es el proceso de transformación
resulta estar, según esta teoría, e n e l hecho d e que e n e l a�>u ¡ t l l ••d t • l l r alizar sobre la naturaleza otros anima:les, es un
del sujeto humano o social propiamente dicho su reproducción dt• /'('11lización (verwirklichung) de proyectos. Producir o
debe perseguir, además del mantenimiento de la vida en L(•r t" l lt•var a efecto determinados propósitos. En el pro
minos "animales" o "físicos", el mantenimiento de la misma 1' In 1 1 1 1 t • ncontramos soiamente un determinado resultado
términos "políticos" o (de alguna manera) "meta-físicos" . No só 1 tll 11 d ! ' la acción de un hecho natural sobre otro; en él se
lo debe producir y consumir ciertas cosas, sino que, además l i t nl t ti td •más el resultado de una proyección del sujeto. La
sumultáneamente, debe también "producir y consumir" la for t ' 111�' 1 o nslruye el ser humano no es solamente un refugio;
· ma concreta de su socialidad; debe modificar y "usar" las rcld H t l t l t 1 1 l t realización, más o menos lograda, de la idea que ·
ciones sociales de convivencia que le caracterizan y que inll•r 111.1 t lt• I 'S P r fugio.
1 CPnectan e identifican a sus diferentes elementos o miem b ro l • 1 1 1 pn l < • m os ir más adelante, incluir en la consideración la
duos sociales insertos e n las relaciones d e producción y de con " ' •) dt�l suj to. Éste, en tanto que sujeto de trabajo, proyec-
64 65
ta. ser él mismo pero en una figura diferente (así sea sólo lu 1 1 1 d t 1 •<it • n d o hasta el m omento anterior - el de la produc-
ceso de reprodunión social sería así un proceso a través d 1 11d1 d ll 1 1 - consiste en la figura concreta que tiene en ca-
cual el sujeto social se hace a sí mismo, se da a sí mismo u n 1 1 1•l ' onjw1to de relaciones de convivencia que lo consti-
determinada figura, una "mismida d " o identidad; u n prou• 1 1! ¡,, 1 g u ra concreta de su socialidad. La socialidad, decía
que sólo en su primer trayecto consiste en la realización de J 1 1 t" " u n tipo de materialidad" que no existía anterior
terminados fines productivos, en la elaboración de determ i nll ' ' ' 1 1 1 1 1 ! 1 hi toria natural y que sólo aparece con el proceso
d os objetos, los m edios de su reproducción. 1 '"' n l /udón. Aquello que está en juego y puede cambiar
De este modo, el rasgo más peculiar del proceso de reprn 1 1 1 1 1 11 1 "•0 tic trabajo y disfrute, aquel "material" que es en él
ducción del ser humano es la constitución y la reconstituric\ 1 • • d1• 1 1 n "meta-trabaj o " y un "meta-disfrute" es la propia fi
de la síntesis de su sujeto. El proceso de reproducción socidl n ' . ¡ , 111 • orialidad del sujeto social, su "mismidad".
es un proceso que repita indefinidamente, como debería ha< e• l l l l l l t t ' rll vista, la actividad que realiza el sujeto humano
l o según las disposiciones d e la Vida, la misma configu 1 1 11<tocial" puede ser similar a la de una colmena, una
del sujeto mediante ciertos procesos de transformación d<• ti ' t i P hormigas o una familia de castores o de mandriles.
naturaleza . Lo que hay de peculiar en él es que al sujeto res 11 I nd o"> c · U os - que también viven "en sociedad" y que in
tante del proceso le está no sólo abierta sino im puesta la I'Vt'n de ciertas cosas en calidad de "instrumentos"
lidad de ser diferente del sujeto que lo inició; en él está incl u lltl t ' I • H 'l u u r con su entorno natural - , el ser humano vive
de m anera esencial la posibilidad de que ese sujeto cambie 1 ' " ' 'l't l w r .las alteraciones que introduce en la naturaleza;
identida d . El sujeto humano tiene una presencia 1 11 l t l l t l ' qu no son necesariamente mejores o más funcio
mente escindida, inestable, siempre en cuestión; es ' 1 " ' ' lu<; d ellos. Pero, mirada más de cerca, esa actividad
•
que se d��fine desde d os perspectivas divergenh>s, la del 1 11 d l ( t •n•n ia. Las alteraciones que resultan de ella sugie-
y la del disfrute, y que debe atender por ello, ineludihlement 1' t t'il l a de una actividad que pone en juego algo Ulás o
a la posibili dad de que aquello que él habrá de ser a parl i r r t �• d t • n que la pura reproducción fisica del organismo
u n m onwnto dado - el del consu m o - no sea idéntico a lo 111 1 l .o q u e sorprende en ellas no es tanto el grado de
66 67
"perfección" de su forma - que incluso puede ser mayor en 11 1 l ,•obre la producción/consumo de las substancias de
'
provocadas por los otros animales - cuanto la inconstan ia 11111 •
la misma. El mismo objeto - el alimento sería un ejempl�1, ¡ t H', fectivamente, por más parecidos que sean, en úl
placer sexual sería otro - que tiene una estructura sintila l o l t t 1 1 1 1 ·ia, al cumplir las mismas funciones vitales, el ani-
mismo en la reproducción humana que en la de los 1 • 1 'H'r humano, éste último parece "estar en otra cosa"
animales tiende en el caso de éstos últimos a tomar una fil' '"" l 1 11 ·umple. El proceso de reproducción física del ani-
única y definitiva, mientras que en caso el de los huma 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 10 está allí, en el fundamento de lo humano, pero es
tiende a adoptar una forma que no sólo conoce diversas l o t 1 1 1 1 n l l i dad de plano básico o soporte que da lugar o po
guraciones sino que cambia además en la duración de cada I 1 11 1 1 1 l i po de "reproducción" que se ha sobrepuesto a él y
de ellas. Considérese cuántos alimentos básicos diferentes 1 1 1 1 1 1 1 111; u na reproducción que se cumple en un segundo ni
desarrollado el ser humano y cuántas y cuán complejas y lt 1 1! 11 1 p lano de materialidad, el de la socialidad. Sólo para
námicas son las dietas que se ha ideado y se idea en torno 1 1 p t 1 1 1 > q u e pone en juego en el proceso de reproducción
cada uno de ellos, o cuán variadas y dinámicas las form as l o l t ttl o la fom1a de su consistencia social lo principal en la
disfrutar y dar disfrute al cuerpo del otro, formas que no l l • • l t l l l /consumo de las cosas tiene que ser la forma de las
que correspondería a la conjunción sexual "natural" o nrru·�· .. de esta biplanaridad físico-p9lítica de la vida
Para el conjunto de la reproducción animal, lo imp 1 ! 1 · 1 1 1 1 pro eso de producción/ consumo de cosas que está
parece estar en la repetición de una determinada manera d<• t l 1 1 1 1 r'l ' producir un "mundo de la vida" de consistencia
terar provechosamente la naturaleza; para la reprodun 1 11 t H'slable: el mundo de un sujeto cuya identidad está
humana, en cambio, lo importante parece estar en el <>><>rd•U t "" 1 r·occso de reconstituirse y para el cual la "armoni-
de la capacidad de inventar diferentes maneras para cada 1 " ' " ��'1 \U ida por su sistema de necesidades/capacidades
ración favorable de la naturaleza . El proceso u estión. El hecho de que en las cosas lo más
humano de producción/ consumo de cosas pone en evidrn l sea la forma de las mismas pone en eviden-
"vive " .
l l l w r l m l ", dice Heide gge r, es 'libertad para fundar ", para trasce n -
qúe la producción/ consumo, la interacción con la naturah •1 l 1 111 'HIIll, otorg a finalmente un senti do a esa
dinámica del
debe consistir en una trans-formación o una elección de form 1 1 1 1 1 11
duciendo su identidad, está hecha - por debajo de su inc 1 1 ' ¡,, d l 1 �t mica d e la identidad d e los indiv
iduos socia les; pe-
ble tendencia a presentarse en u n sujeto unitario, e n u n ent<• 1111• n, a la inversa, la afirm ación de la ident idad
de éstos
lítico aglutinante - del juego de la subjetidad dispersa, de• 1 1 1 1 1 1 lu 'Xistencia de la del primero.
interaccion de los innumerables actos en los que cada su 1 ' 1 1 11 I 'SO de reproducción social es - concl uyam
os - un
singular, más o menos individualizado, con el simple hecho 1 1 d 1 1 modificación de la figura de la
socialidad mediante
elegir, entre todas las posibles, una figura concreta para la n y el consumo de objetos práct icos: de
bienes
ma de los objetos prácticos, está "haciendo" al otro, alter, l n de productos útiles o con valor de
uso. El ser
s u identidad y, de manera necesariamente recíproca, está d iría con una reminiscencia heide ggeri
ana, está
do hecho por él, alterado por él en lo que es. El sujeto comu l �td l l h w ra de la tutela de
Dios" , aban dona do por Él, expul
tario es el conjunto de los sujetos individuales y no tiene t l , 1 plnn divino que constriñe pero
prote ge a las creaturas
subjetidad que la que éstos necesitan que tenga para que !u '" ' I J •, o: (' un ente libre porque es "a la intem perie
" donde
ya propia pueda ser efectiva. • 111d •r de sí mismo, proyectarse y realizarse. En
esto con-
La dinámica del acoplamiento espontáneo de los dos su 1 ,¡ l " '''u l iarida d del proce
so de vida como vida humana
temas en el sistema cualitativo concreto dirigido a la acli l t t 1' lo m. ira en la perspectiva del sujet o.
El factor objetivo del proceso de reproducción social est l ' d l l i t d < • ro " éstos serían, por una parte, el agua, la harina,3 l a
,
compuesto de dos versiones de lo que podríamos llamar t•l l • 11 1 1 u ro y, por otra, el horno, los moldes, etc.
bien/producido u objeto práctico; en la una se encuentra en su 1'1 ohjeto práctico, el producto con valor de uso, aunque se
estado simple, en la otra en su estado desarrollado. j h l t l ' t t• a los "objetos" intermedios que aparecen en ciertos pro-
Hay, en efecto, dos tipos de objetos prácticos en este pron•· ' t t• Je reproducción animal es en realidad diferente de ellos.
so. Un pan, una hamaca, un sombrero, pertenecen al primero 1 1 lt 1 ' 11 producido para el disfrute humano y por el trabajo
de ellos. En el caso del pan se trata de un objeto que ha resu l· l t l l t l l tn o es un objeto muy especial: su figura concreta, no in
tado de una acción específica del sujeto de trabajo, particula r!· l l l t l l l < ', no es la de un ejemplar más de una "figura" general (o
zado como "panadero", y que está destinado a la satisfacci6n t l t 1 t 1 1rla ), indefinidamente repetida, como es la de los "obje-
de una parte del hambre del sujeto de disfrute, particularizado 1 1 11 11 1 1 i males; ella es formada y, por tanto, en principio, singu
como "consumidor de pan". El pan es un objeto práctico d l.�t o concreta), única, irrepetible.
consumo inmediato, que entra directamente en el proceso d 1 • 1 carácter práctico del objeto humano no se agota en una
disfru te, como todos aquellos otros alimentos que lo acompd· 1 1 l1 1 m a nera definitiva de posibilitar una función reproductiva
ñan al satisfacer el hambre de un cierto tipo de ser humano. d t ! l t l r l ll i .nada, sino que es capaz de posibilitarla de m uchas m a -
El segundo tipo de objetos prácticos, en los que la practid· 1 11 ' 1 11'1, d e tener una infinidad de actualizaciones posibles. El
dad de los mismos se encuentra plenamente desarrollada, es 1 ot l i u l t • nlo del animal es perceptible para él como más o menos
que incluye a todos los medios de producción, es decir lo m · ol j il t l para llenar una determinada carencia del mismo; el ali
mo a los instrumentos del trabajo que a las materias prima l l l l ' t l l O humano, en cambio, es perceptible no sólo como capaz
que él emplea. Son objetos cuyo valor de uso no está dirigido 1 . ¡, , •,ttli facer un determinado tipo de hambre, sino también, y
consumo directo o terminal, sino a un consumo indirecto o in t t l l l'! ' L o d o, como más o menos sabroso y como diferentemente
termedio. En el caso del sujeto productor particularizado , , l t ,•oso. El sabor o la forma gustativa del alimento humano no
11• 1
74 75
es una forma puramente natural sino una forma "social 1 11 n o de trabajo del sujeto social. Su capacidad de satisfacer
natúral". Por ello es capaz de cambiar de configuración no sólo 1 11 ' 1 • ' idades, su utilidad, su valor de uso, se integra como parte
de una situación histórico-concreta a otra sino incluso de u n 11 ti' r cto de la utilidad o valor de uso de sucesivos objetos de
Pero la practicidad del objeto sólo se muestra de manera na segunda característica del instrumento de trabajo, que
plena como una practicidad maleable en los medios de trabajo 1 11 1 d r· a mos llamar trascendental, es quizás la
más importante:
y de disfrute, concentrada sobre todo en la parte iru?trumenta l 1 1 l l h�dio de producción o el campo instrumental se caracteriza
así a esa u ti-
de los mismos. Aquí la especificidad del proceso de reproduc· 1 11 1 1 1 •l hecho de que su u tilidad técnica (llamemos
ción social se evidencia con toda claridad. Si hemos detectado 1 t l t d mediata destinada al proceso de producción y no de con-
ya esta peculiaridad la el objeto práctico de la produc 1 1 1 1 1 0 ) consiste en la producción no de un objeto particular sino
ción/ consumo, más aún la podemos observar en el objeto prác· t l 1 1 t od o un género o una clase de objetos satisfactores de nece-
tico particularizado como instrumento de trabajo. Éste es u n l d t t d c . Antes hablábamos del pan del panadero, ahora
producto cuyo valor d e uso s e realiza en u n consumo mediato l ui l tlu m os de la panadería. Con esta pequeña zona del campo
y. de d uración prolongada. También el martillo, por ejemplo, 1 1 1 l r·u men tal de la sociedad el panadero puede preparar todas
como el pan, es un bien producido, pero, a diferencia de éste, 1 ,, 1 l a es de pan imaginables ya que cuenta allí con todos los
no va a ser consumido directa e inmediatamente en la fase con· 1 1 1 I r u rnentos y las materias primas requeridas para ello. Con el
suntiva sino sólo de manera indirecta y paulatina en todas la 1 1 1 1 0 d o de producción del panadero puede elaborarse algo que
ocasiones en que sea necesario golpear un dPterminado mate· ' ' '' ' pi tipo " pan " de los alimentos básicos del ser humano; un
rial con una fuerza y una precisión mayores que las que puede 1 1 1 11 1 lk alimento que abarca una infinidad de posibilidades de
ofrecer la simple mano; es un objeto que va a sustituir en parte 1 1 1 1 1 1 gu ración del sabor del pan, de su forma gustativa. La pa
después de una primera fase productiva del proceso de trabajo l h u l ��rfu del panadero, en la que todas esa figuras del pan están
y va a pasar, reparándose y perfeccionándose a lo largo del 1'' '' 1 nlcs en potencia, es así un conjunto instrumental cuya
tiempo, a un número indefinido de fases productivas. Es un ob l ••• 1 v l d ad técnica fundamental consiste en abrirle al sujeto so
jeto que se consume también, pero cuyo consumo directo no ' t . t l l od o un campo de opciones para la satisfacción de un cier
tiene lugar en la fase consuntiva sino en el proceso de produc· l u l l p o de necesidades de alimentación; en general, en ponerle
77
76
de los objNo s
en posición no sólo de ejecutar un programa productivo sino La carac terización que acaba mos de hacer
ducción social debe
de efegir o inventar un programa dentro de un determinado prácticos que media n el proceso de repro
están vincu lados
horizonte de posibilidades de programas productivos. l levan1os a recon ocer la manera en que ellos
so y el modo en que la
Pero así como en la panadería están las posibilidades de rea ron la libert ad del sujeto de dicho proce
que, al produ cir y con
lización ,del pan, así en el conjunto de los conjuntos de objetos ponen de m anifie sto. Habíamos dicho
a en una prese ncia de
dotados de una utilidad técnica, en el campo instrumental glo s umir cosas , el sujeto tiene la vista puest
existencia que está más
bal del proceso de la reproducción humana, encontramos, de las mism as que le atañe en un plano de
el plano de existencia
una manera abierta y entrecruzada, todos los horizontes de po a l lá del plano en que es un ser animal, en
reproducción de la so-
sibilidades de satisfacción de necesidades que pueda imaginar que es propi o de su condi ción: el de la
l " sobre lo "natural"
el hombre. ialida d. Es esta preeminencia de lo "socia
vo del proce
Esta es la peculiaridad del instrumento: se trata de un objeto la que se refleja en la constitución del factor objeti
ón del bien produ
q u e se corresponde funcionalmente con la esencia del sujeto o de repro ducción social; en la configuraci
produ cción; en la con
social. Si éste está en la obligación de elegirse a sí mismo, sólo cido, sea éste produ cto final o medio de
encuentra mediando
un objeto del tipo "instrumento" es el producto ú til adecuq.do al istencia mism a del objeto prácti co que se
del tiemp o.
cumplimiento de esa obligación, a la satisfacción de esa necesi la relación del sujeto consigo mismo a través
tanto que produc
dad. El ser humano encuentra en el campo instrumental la me A través del objeto práctico, el sujeto en
que consumidor; es el
diación adecuada en ese diálogo con la naturaleza a través del lor se relaciona consi go mism o en tanto
del uso del objeto, es
cual lleva a cabo los fines de su au torrealización y que es el que "grad o cero" de la comunicaci ón. A través
produ cido, el consumi
le permite trascender la unidimensionalidad y la m onotonía de decir del disfrute de la forma del bien
· de la forma social
la vida animal. La (re-) configuración de la forma del sujeto so dor interi oriza la propu esta de alteración
clor cuando eligió
cial se vuelve realizable en la medida en que la consistencia del omún a ambo s que fue lanzada por el produ
trabajó en él. Concen
mismo, al abrir un horizonte de posibilidades de forma para uquel la form a para su produ cto útil y la
va o semió ti a dt! l
los objetos de consumo, abre también otro análogo para el suje lrar la atenc ión en la consistencia comunicati
duda , la mejor man ra
to que se reproduce, sea de una manera o sea de olra, según el proceso de vida del ser huma no es, sin
cuftura. Es lo que intentaremos hacer en la próxima lección. •ltfll!', a llimard, París, 1 943. (Trad. esp. El ser y la nada, L o
Bibliografía
1986.
Karl Marx, Das Kapital, Kritik der politischen Okonomie,
Band, Hamburgo, 1 867. (Trad. esp. El capital, tomo I, Sigl
XXI, México, 1999.
---- , Gnmdrisse der Kkritik der Politischen Okonomie,
Verlag, 1 85 7-1858 (Rolzenwurj), Berlín, 1953. (Trad. esp. Elt•
mentos de la crítica de la economía política (Borrador), 185 1
1 858).
81
LECCIÓN III
PRODUCIR Y SIGNIFICAR
" ' 11 1 1 ión - que comparte con todos los seres - una dimensión
C <;? nflicto entre el ser y la nada. El ser humano se vale de su t'"' 1 l tl(•ndolo" en el producto útil; intención que se cumpliría en la
sometido a la metamorfosis orgánica que implica esa inmenw 11 1,1 1 1 i' nsuntiva, cuando él mismo, deviniendo "otro", "lee" dicho
en el tiempo para convertir ese sometimiento en una opor t u nl 1 1 1 1' 1 1 nj en el útil producido. Para un ser cuya condición fun
dad de " devenir", de dejar de ser lo que es, de ser otro d 11 1 1 1 'n tal es la libertad, que produce y consume objetos cuya
paradójicamente, volver a ser "él mismo"; en una oportunid.ul 1111 111 1 está en cuestión, hacerlo implica necesariamente producir
También en el ser humano se da el doble estado que d is l 1 1 1 1 ! 1 1 1 1 1 H\O lo que hace de él, inmediatamente, un ser "semiótico" .
gue e n la naturaleza a l animal insatisfecho del animal satisfcd m hora bien, esta intencionalidad de la producción/ consumo
sólo que en aquél la insatisfacción orgánica se ha convertido ••1 d1 1 'lujeto humano, este "decirse algo a sí mismo" en la línea del
el soporte de un descontento "político" - con su figura presenl 1 1• • • 1 1 1 o no debe ser visto como algo exclusivo de macrosujetos o
con su forma actual de existir, con su "estado de identidad" o ll 1 rnunidades globales únicas o aisladas; por el contrario, su
de igual manera que la satisfacción orgánica se ha vuelto el 11 1 ' ""• 'ncia sólo alcanza su desarrollo pleno en condiciones de re
porte de una re-configuración de sí mismo, de una • lpro idad, es decir allí donde el "oh·o" al que estaría dirigido el
"política". En la fase productiva, el sujeto humano proyecta l l l t ' l l'l je no es el otro supuesto o "virtual" del sujeto aislado, so
vertirse a sí mismo en alguien diferente, adquirir otra l 1' lllta, que no conoce otra razón para la alteridad que la moti-
después, en la fase consuntiva, al asumir dicha forma, llev 1 '" ' " n sí mismo por el fluir temporal, sino un otro efectivo y
cabo ese proyecto. Podría decirse que, en virtud de este hin 1 1 1d liUe, al mismo tiempo que recibe la invitación objetiva a al
que ha roto el continuum natural de las dos fases reproducti " 1 1 I'S , está él mismo enviando, en otro objeto, una propuesta
animales, el sujeto humano desdobla su condición doble y e 1 1 1 1 1pia de alteración hacia algún otro sujeto.
en dos versiones de sí mismo. Podría decirse también que, l\11 efecto, la tensión comunicativa es sobre todo una tensión
ello, entre esas dos versiones necesariamente aparece una 1111t•rindividual; esto resulta claro si tomamos en cuenta que esa
sión comunicativa, una tensión que se resuelve precisamente• 1 ·IJ IIICidad de alterar la identidad social, de modificar la · figura
través del objeto práctico. , ¡. lit ocialidad del otro, es algo que corresponde no sólo al su
En la fase productiva sucede como si el sujeto humano l• 1 1 1 colectivo individuado en su conjunto sino a todos y cada
tara "decir algo" a ese "otro" que será él mismo en el futuro "i 111111 d los ind ividuos sociales singulares. En cada uno de los
85
84
que en el caso de la comunicación lingüística básica seria t•l • 11 1 1 1 ti 1' pto r En el segundo momento el agente receptor, cu
.
tado acústico de la atmósfera, la denominaremos el con tacto lu 1 n no tiene acceso al referente, acepta el mensaje pro
La información, aquello que el emisor cifra y el receptor dt• . 11 • • 1 1 l d e l emisor, toma l a alteración del contacto y descifra
cifra en el proceso de comunicación, sólo existe en éste en 1 1ll lo •• l l • , mediante el uso pasivo del mismo código de simboliza
dad de mensaje, es decir como información incorporada '11 ••l ' 1 1 1, 1 1 información que le aporta una cierta apropiación cogni
La información es aquello proveniente del espacio que rodt• Diagrama 3. Las funciones del proceso comunicativo
por fuera a las dos situaciones interconectadas, de lo que el t'l l l l metasém ica
(código)
sor se h a apropiado y que él pretende hacer llegar a l receptor 1\
este elemento exterior, al que sólo el emisor tiene acceso, lo 11
maremos e l referente.
Finalmente, el elemento que permite cifrar y descifrar la 111
!ática
apelativa
formación e n calidad d e mensaje, manejar d e manera adecuad ��� slva
( cmtacto) ( receptor)
( l!llsor)
al contacto para poner y para reconocer en él su consistent 1 (Ú
o
En el primer momento el agente emisor, cuya situación esl ••w• u na síntesis de muy diferentes funciones comunicativas
abierta al referente, toma una información acerca de éste, la t 1 1 1 1 11das cada una de ellas en uno de los elementos de dicho
mete a una acción de ciframiento, ejecutada sobre el material d ' "' ··� . Las seis funciones que él distingue en la comunicación
contacto y me�iante el uso activo de un determinado código d Lica son las siguientes: función referencial, función expresi-
va, función apelativa, función fática, función metalingüística y f u n pti 1' d fine en dos frentes, el del emisor y el del receptor.
,
ción poética. (Ver el diagrama 3.) , 111111• en razón de la necesidad que tiene el primero de po-
Jakobson reconoce que el proceso de comunicación lingü lsl l ' d1• manifiesto o expresar la alteración (del "estado de áni-
ca tiene básicamente una función referencial o cognitiva. La 11
ru 1 11 1 d • le "identidad") que el motivo contextua] de la informa
municación está motivada sobre todo por la realidad exterior, e 1 '"" 1 1 1 p rovocado en él; y acontece, simultáneamente, en razón
referente o contexto, es decir por la necesidad de compartir 1 lt 111 d l:¡posición que tiene el segundo para aceptar la propuesta
apropiación cognoscitiva de ella; la comunicación posibilita 1 " ' ''' l lva, apelativa, de alteración de sí mismo en el momento en
socialización de esta apropiación del referente. En todo proc(• 11 1'" 11• o propia de la información que le trae el mensaje.
d e comunicación s e trata d e que el agente receptor interioril 1 111 1 primera síntesis de estas tres funciones - la centrada en
algo que está aconteciendo en una zona para él inaccesible d 1 ¡ , , ,,,, to (referencial), y las centradas en los dos agentes del
realidad, y que lo haga mediante la absorción de una inform11 1 ' "' 1' J, el emisor (expresiva) y el receptor (apelativa) - que
ción acerca de ese "algo" que le está siendo enviada por el emi t ll i l l l l' t H an el núcleo básico del proceso comunicativo se encon-
sor - que sí tiene acceso a esa zona - y que fue compuesta pur 1 1 ol l l 1 ' n lo que J akobson denomina la función fática del lengua-
él a su manera. l i l l l izando u n término que viene del griego Jatis, "rumor del
Sin embargo, observa Jakobson, no hay que olvidar que 1 1 ! 1,1 '11 y que remite a algo que "no significa nada" pero que es
otras funciones que se configuran en torno a los otros element l lo l 1 n p r todos y oído por todos. Se trata de una función que
del proceso de comunicación son igualmente importantes. Par ,¡J¡ t ¡ · muestra en su pureza cuando observamos ·a la comuni
mostrar esto, basta considerar las dos funciones comunicativ ' 1 11 n el "grado cero" de sus posibilidades, en aquellos com-
que están centradas la una en torno al agente cifrador o emiso , 1 '' " ' 1 m i ntos comunicativos - como el saludo, por ejemplo -
y la otra en torno al agente descifrador o receptor: la fundó 1 1 In� yue todo el proceso se concentra simplemente en hacer
expresiva o emotiva y la función apelativa o conativa. En el pr 1 ! I n lble, en general, la posibilidad de la expresión y de la ape-
ceso de comunicación no sólo se envía, de manera puramen 1 • li 1 1, hacer patente la vigencia de la comunidad que existe en-
operativa, una información acerca del contexto, sino que en él 1• , , ¡ 'm isor y el receptor - comunidad que, como sabemos,
connota además la razón de ser de la activación del proce lh 1 11 • u na consistencia doble: corporal, pues ambos comparten el
mismo. La comunicación sucede "en razón de algo", un "a lgo"
92
93
mismo contacto, y mental, pues ambos compa
rten el mismo 1 1
1 1 1mposición; es el elemento de la comunicación que estipula
digo.
1 1 1 1do, dentro de qué límites una alteración del contacto, un r -
Aparte de las cuatro funciones básicas del
proceso de C( l l l l l l
1 1 ¡ 1 , 1 1 \miento de esa fatis, de ese " rumor en el aire", puede ser
nicación lingüística - que de manera aprox
imada podrían r '1 1 1
¡, 1 1 vamente significativa; cuándo, dentro de qué límites una
nocerse también en l a comunicación anima
l (recordemos lo 1 ( 1 1
1111 blnación de los elementos del Inismo entra en articulación o
decía Marx: "La anatomía humana da la
clave para la anato m l
1 11 mboliza" efectivamente con un determinado sentido.1
del mono")- , Jakobson distingue otras
dos funciones qul'
afirman como exclusivas de la comunicaci
ón semiótica o h u m
na: l a función metalingüística y l a funció
n poética. L a prinw r 1 l';n términos más precisos, las disposiciones de este código son
está centrada en torno al elemento llamad 11 ¡tu ¡ iones de selección y reglas de combinación de elementos o, co
o "código" y la segm
,1111 1 1us dice Jakobson , reglas para un eje paradigmático Y reglas para
da lo estaría en torno al elemento llama
do "mensaje" .
•lll 1 1 sintagmático. Para realizar la comunicación es preciso elegir de
Entre el emisor y el receptor de la cortl.u
nicación lingüi · t i ' 1 1 1 1 inados elementos de entre la multiplicidad de los que están conec-
se encuentra un ambiente d e rumor, que 1 111¡10 nJ emisor con el receptor, elección que opera teniendo en cuenta
es el estado acúst il
11 l mllitud y su diferencia. Pero al mismo tiempo existe un conjunto
natural de la atmósfera, del aire que los
.interconecta. ¿ Có ,¡, 1 glas de ubicación de estos elementos, reglas de combinación o de
hace el emisor para que la alteración a la , , 1 1 1 posición que los organizan en una secuencia temporal o espacial.
qu� somete a ese
1 ,1 1 mentos elegidos se ubican en el tiempo y en el espacio dentro de
do acústico sea percibida por el recept
or como portadora
¡ 1 1 111 tleterminada continuidad. De esta manera, las reglas del código
sentido? ¿Cómo hace el receptor para distin 1111 l tUltO reglas para el eje sintagmático o de contigüidad cuanto para
guir, dentro del
mor que llega a sus oídos, ciertos conju ¡ 1 ¡1• paradigmático 0 de selección . Cualquier elemento del contacto
ntos sonoros
1 11, de constituirse entonces en un elemento significativo siempre que
vos? Cuando hablamos de código nos referim
os a aquello , 1 I'Onectado con otros elementos, de acuerdo a una determinada de
está indicado por la palabra "lengua" en la
terminología lingO l l t llf 1 11 de su identidad diferencial respecto de los otros, Y siempre que
99
finidad de los objetos
prácticos - cuya forma
, como veía nw
necesariamente un me
nsaje - tiende a clasifi
Semiosis y cultura
carse en re� n •n
a la agilidad y la pre
cisión transmisoras del
sentido com u n h plicaciones en torno a la tesis acerca de la identidad
vo. Hay unos objeto
s hacia un extremo,
cuya capaci dad ' ' 1 1 1 1 Pntre la semiosis y la producción/ consumo de objetos
transmitir muestra un
grado relativamente
bajo de agilida d, , 1h '' quisiera desprender tres indicaciones para la definí-
precisión o de ambas
(pensemos en una cas
a, por eje m
mientras hay otros, hac
ia el extremo opuest
o, en los que su 1 1 ¡ t d mera tiene que ver con el ordenamiento
y la jerarqui
pacidad de transmitir
posee una de las do s
características, 0 ""' d • las funciones comunicativas descritas por Jakobson, la
dos, en un grado rela
tivamente alto (pense
mos en un guinu 1 1 1 1d u on la compos ición estructural del objeto o del mensaje
ojos, por ejemplo ). Los
primeros serían aquello
s objetos quo 1 l o • t r •ra con la universalidad del código y su operatividad
sentan menos forma
en más material, aqu
ellos cuya ma l o 11 ll concreción histórica.
dad es menos dúctil,
más reacia a adoptar
una forma y cuyo 1 1 f 1 1 nción referencial ha sido la dominante en la comunica
do produc tivo-consu
ntivo es más prolongad
o; los segundo , ' ' l i ngtiística de todas las sociedades que conocemos en la
la inversa, serían aqu
ellos objetos que en
menos material · 'n que todas ellas han sido, de alguna manera, produc
más forma, aquellos
cuyo material es má
s sutil, más apto La existencia de las comunidades ha estado centrada
asumir formas y cuy
o tiempo de producci
ón/ consumo es 1 o l .uu •ntalmente en alcanzar un excedente en la interioriza-
corto. De entre estos
últimos - como verem
os más adelant 1 1 "" lo Otro (de la "naturaleza") como condición de supervi-
las transformaciones
en el estado acústico
de la abn ósfera 1 11 1 d lo humano; en obtener, por lo tanto, informaciones
tan ser, con mucho,
los objetos más preciso
s y expeditos en '"' 1 naturaleza. Todo el proceso semiótico ha debido cen
transmisión de inform
ación; son los que
llegan a ostentar ' ,,., IISÍ, en la función apropiativa, sea ésta práctica en general
máximo de forma en
un mínimo de mater
ial (pensemos en l '" '¡ tin mente referencial, cognoscitiva. Sabemos, sin embargo,
exclamación "¡ ah !", del
señor Keuner, en el
libro de Brecht), 1 11 ' " I n centralidad puede romperse en determinadas
circuns-
más aptos para me
diar entre la intenc
ión del productor y 11• l t y que en el proceso de comunicación hay la posibilidad
1
transformación del con
sumidor.
' 1 ' ' " la función referencial llegue a girar en torno a otra
u
t lt• Jas cinco funciones restantes .
..
100
101
Este hecho es de sum
a importancia para
un a con si es como si estuviera al "servicio" de esta dinámi
como la que hacem
os. Pensamos que si
. un a descripción d l ' l'l '.'i n d e una experiencia del mundo, hecha como una
jun to de las funciones
comunicativas va má
s aiiá de lo "rt l i t 1 1 1 n i r ceptor para que se modifique, resulta ser el marco
te existente ", del mo
do en que existe de
facto, es decir dt• 1 t 1 1 1 1 tu la referencia práctica general al exterior, al contex-
denamiento en torno
a la función referenci 1 1 l 1 1 nd n referencial lingüística o de tipo cognoscitivo, la
al, y hace , ¡ i n
d e precisar cuál es
s u ordenamiento ese
ncial, debe IIeg I r u l t i l t ic n del conocimiento, estaría así siempre dominada por
sariamente a la con
clusión d e qu e s e
trata d e una tota l 1,¡ 1 , i n de lo expresivo-apelativo; estaría al servicio de la
que gira en torno al
entrecruzamiento de
dos líneas de ¡,,, IIIHII e comunicativa propiamente dicha, del flujo vital y
cad a una de las cua
les intenta prevalece
r sobre la otra: u n h t lt n q u , al conjuntar al cifrador con el descifrador, promue-
v a d e la función exp
resiva a l a función "
apelativa, y otra t J I 1 1 1 111 v ! untad de saber".
I
d e l a función refere
ncial o "sémica" a l
a función 1 1 1 1 lro intento de prevalecer es el del "momento comunicati
o "metasémica 11 •
t t i i iSl i.tuido por la tensión que va de la función referencial o
El primer intento de
prevalecer es el del
"momento" 111 , u" a la función "metalingüística" o " metasémica" como un
cativo constituido
por la tensión qu e
va de la función exJp 1 t l1 • u nciones que también se copertenecen. Según este inten-
rell ·
a la función apelativa
como un pa r de fun
ciones qu e se terminante del proceso de producción/ consumo debe
necen. Según este
intento, lo determina
nte del proceso d rse en que se trata de un proceso de humanización o de
ducción/ consumo
debe encontrarse en
el hecho de que se 1h 1 10rización de lo Otro (lo que la modernidad conoce como
de un proceso de "au
torrealizaciónll del
sujeto humano, es u t u rn leza1 1 ) en el mundo de lo humano; un proceso en el que
un proceso en el que
una cierta intención 1 11
del sujeto está n o el habla, la producción de significaciones o de objetos
mándose como mo
dificación, sea de sí
mismo en el futuro s, al poner en funcionamiento un código o un campo
11
0 tr0 11 en e1 P1ano
'
de la reciprocidad.
111 1 1 u mental, lo emplea y se somete a él al mismo tiempo que
En la perspectiva de
este momento com
unicativo lo h• horda su efecto simbolizador, su eficiencia técnica, y cues-
mental estaría en la
relación intersubjeti
va, en lo político; eJ 1 1• 1 1 1 1 u capacidad simbolizadora o su instrumentalidad.
ceso de comunicació
n estaría centrado
precisamente en la 1\n la perspectiva de este "momento" del proceso semiótico lo
sión qu e va de lo exp
resivo a lo apela tiv
o. La función r<>f'.,..,, ..... .� 1 1 1 1 1 1 mental estaría en la relación técnica de lo humano con la
1 03
102
1
lo perciba como el
lo mundano. ltt i 'S la que hace que el consumidor
f
cont a-� i c::b
también entre ellos y otros contmi c::b
agentes como ellos, del pas
ado o
futuro . La forma del objeto
práctico es siempre y en
todo <
una forma transfo rm ada
o la transformación de una
forma pr
via , pues no hay en verdad
u na materia
verdaderamente "pr EMISI ON
1 06
1 07
Este segundo movim
iento de conformació
n de la for m
objeto práctico - menos
1 ,, , , , , , ¡ 5 Forma de formas (el encabalgwniento de los signos)
evidente que el prime
ro pero igu c1 l
te esencial - es e l que
descubrió Hjelmslev
como resulta do
su profundización en
el carácter simbólico
"bifacético" o "hf
J
nar " que había estudi
ado Saussure en el exa
men de la rn,, ,. , ,.,.,, ,..
cia del signo. (Ver el
diagrama 4.)
En el acto de constit
ución unitaria del sig
nificante y el sfK
fic ado -a los que
Hjelmslev describe com
o pertenecien l t •
primero al "plano de
la expresión" y e l seg
undo a l "pl ano
contenido " - tiene lug
ar, a] mi sm o tiempo,
otr o acto
decisivo al que pod
ríamos llamar de '�do
nación de forma a
�ubstancia" o, dicho
con más precisión, de
conversión dt• 1
"m aterial intencion al"
(purport) en la base o la "su
bstanc ia "
una "forma". Si algo
así como un signo es
posible - dice este
1 ' • ' , 5 3 y Fl, F2, F 3 = substancia y forma
tor - , si puede existir
una cosa que es al mis l. h rH signos 1, 2 y 3, respectivamente.
mo tiempo "m
ria " Y "espíritu", un ••misión
idad que articula o
sim boliza a una r l '< '
•pción
sión (significante) y
un contenido (signif
ica do), ello se debt t�o serían sólo dos, entonces, las determinacion
es constitu-
que tanto la una com
o el otro están constit
uidos por un acon
cer semiótico que for
1 1' del signo: las dos ca�as (significante
y significado ) o dos
ma o trans-forma al
resultado de una "si n J ' L t t ros (expresión y contenido) de un mismo objeto.
Habría
bolización" precedent
e ( o a una proto-simbol
ización) tománd ol lr'lllll otras dos determinaciones - entrecruzadas
con aqué
como soporte o sub
strato de un nuevo
"efecto simbolizado
•
l! , , la del "estrato de la forma" y la del "estrato de la
subs
Toda forma implica
de alguna manera
un I I I H I d " . Mismas que, proyectadas sobre
los dos planos o facetas
sobre otra forma pre
via. (Ver el diagrama
5.) Ir 1 .,lgno, se alinearían entonces como "substa
ncia del conteni
1
l r �1 y " ubstancia· de la expresión", por un lado, y como "forma
.J Ir 1 ' onteni do" y "forma de la expresión ",
por otro.
1 08 1 09
¿Cómo debe entenderse esta distinción entre un t• 11 1 1 1 1 d t � l o ., i nterlocutores. Nunca es pura la sonoridad d el ai-
sÚbstandal y un estrato formal del signo, distinción vá l lll,,
ll• t l l p rt • hay en ella la marca reconocible de una preferencia
mismo para e l plano d e la expresión que para el plano dt•l , ,
, ,1 ¡ ,, d t i l ¡ u isición de sentido, de una predisposüión significa
tenido (tanto para el significante como para el sign i fil 111 1 1 1 )
• 1 • 1 1 ' soporte físico siempre ya socializado de la copertl?
Creemos que e n este punto e s posible promover que l a l t ' l l l
"' l i t t • n l re emisor y receptor constituye el material o la "ma
del signo d e Hjelmslev y l a teoría d e l a comunicación de ) ,
1
' 1.1 pl'i rn a " que, al recibir una determinada forma en el
son trabajen la una sobre la otra, dejándolas descubrir su • 1
' " ,..,o comunicativo, adquiere justamente la calidad de subs-
plementariedad.3
t l l• 1 1 de esa forma.
Habíamos indicado desde el principio que el signo, Ju 1 1 1
1 po ner en juego un mensaje es el diálogo entre emisor o
dad significativa elemental, e l objeto significativo o portador
H t t l l t t lkante y receptor o interpretante el que enciende en el
mensaje se constituye como alteración del medio que se h,,
· •l ll t u l o su aspecto físico convirtiénd olo en el "significant e" del
entre el emisor y el receptor, del contacto alteración que SI' 1
q1 1 tn, y el que actualiza en el mismo contacto su aspecto social
cuta gracias al uso del otro elemento común entre ellos, qut•
'' 11 t • •uJ o de él su "significado ". Pero no hay que pasar por alto
reúne y los hace coexistir en una comunidad elemental: el 1
' 1 ' ' ' ' 1 · n esa reconformación de la forma espontánea de lél fatis,
go. Si prestamos atención al contacto observamos que, ya
, ¡ , 1 , u m or, esta fatís o rumor, esta pervivenda de diálogos an-
entrada, él tiene una doble consistencia. En el caso del
1 • 1 o r·e en el material mismo del diálogo actual (como en el
- ejemplo siempre paradigmático - consta, primero, del
¡ u tlvo" del que habla el poema de Quevedo o en las voces que
de la atmósfera con su sonoridad alterable o su estado
l l l t l r'm u.ran en los rincones de Comala) puede alcanzar un pro
siempre dispuest o a variar, y, segundo , de la fatís propiam
Lt non ismo enigmático.4
dicha, del rumor, del estado "acústico-social" de esa atmósft•
de una inercia "protosignificativa " que convoca desde la com 1 Al poner en evidencia que todo acto de habla, junto al emisor Y al
f
1., Ppl or, incluye una tercera fuente de sentido -el material protosignifi-
La perspectiva que muestra al signo, al mensaje, como la descifram iento de las significaciones. Los dos niveles de consi -
encrucija da de dos líneas diferentes de tensión semiótica, la ex L ncia de la lengua, el puramente funcional o "sistemático" y c�J
presivo-conativa y la sémica-metasémica, tiene una importan p ropiamente histórico o "normal", mantienen entre sí una rela
da esencial para la definición de la cultura. Enseña que la vida ción de copertenencia tan intima que si bien el segundo no po
humana no es sólo un asunto intersubjetiva sino que es igual d ría "existir" sin el primero, éste, a su vez, no podría "realizar-
mente un asunto que remite a una relación siempre. renovada e" sin él.
r
dones, sustantiva esa tercera dimensión del lenguaje -exagera
ndo el
"misticismo lingüístico" de Benjamín-, hace de ella un tercer
personaje del medio de producción debió transformarse en cada caso d r
y le adjudica la jerarquía de un "hablante" superior; cuando afirma,
m anera concreta, a través d e l a transformación d e un o h
pues, que es la propia "lengua" quiP.n, siempre que hablamos, "nos
habla" : habla "por nosotros y a través de nosotros".
código de ese mismo medio de producción, de una su h-
112 1 13
estructuración ins trum ental en la que estaban tenidos e n cuenta li vo - momento que le es inherente en tanto que proceso dE'
esos factores inesenciales en abstrac to pero esendales para la vida animal - en un proceso de producción y consumo de sig
La idea que quisiéram os rescatar de esta distinción enlre Establecíamos, a continuación, una homología entre la des
"sistema" y "norma" es la de que esta última actúa como un ·ripción que Marx esbozó del proceso de· reproducción social y
sub-código que es capaz de sobredeterm.inar al código, de vol l a descripción que Jakobson ltizo del proceso de comunicación
verlo más amplio o complejo, es decir más específico o selecti l ingüística, y hemos planteado que ambos hacen en verdad re
vo, y que esta subcodificación sohredeterm.inante es indispen ferencia al mismo proceso, sólo que mirado desde dos perspec
sable para la existencia real e his tórica del mismo. Livas diferentes. Y afirmábamos, por último, que esta coinci
El consumidor sabe destruir a l objeto; l o hace como parte dP l ransforma a aquel sujeto que, transformándose él mismo a l
su auto-construcción. Al absorber las substancias alimenticias lransformar a otros, requiere que los otros, al transformarse a
del pan, al aceptarla y gozarla de una manera que se afirma hecho de que está referido lo mismo al momento productivo
como la más oportuna y adecuada - dado el lugar y el momen q ue al momento constmtivo, y de que la secuencia de estos
to concretos - , el consumidor "recicla" también su sentido; lo momentos implique la alteración del consumidor como efecto
hace descifrándolo en el instante mismo en que lo convierte en de la reacción provocada en "lo Otro" por la acción del produc
la base o la substancia. semiótica de otro acto de donación de lor; el hecho de que el objeto práctico sea a un tiempo producto
forma, el suyo propio, que está en proceso. y bien, contenido y expresión, significado y significante, hace
Hay - insistimos - el ciframiento de una significación en la que su carácter práctico y su carácter significativo sean una y la
forma del objeto práctico y hay un desciframiento de la misma misma cosa. En verdad, la significatividad no es más que la
que consiste exclusivamente en el consumo formalmente ade quintaesencia de la practicidad del objeto. En su "nivel arqueo
cuado de dicho objeto. El sujeto productor, al dar la forma con lógico" más profundo las significaciones se dan siempre, en la
creta al producto - por caso al pan - está cifrando un determi vida cotidiana, como significaciones "atadas" a la existencia
nado mensaje acerca de cómo debería ser aquél que consuma práctica del objeto.
·
ese objeto. El consumidor de pan, que requiere transformarse Pero es indispensable dar un nuevo paso. Es necesario reco
en el acto de consumir, se transforma efectivamente, y lo hace nocer que en el proceso humano de reproducción/ semiosis tie
acatando por un lado y desacatando por otro la sugerencia de ne lugar también un hecho decisivo que consiste en la (cuasi)
ese mensaje práctico. Se transforma al menos, básicamente, de mancipación de la significatividad del objeto respecto de la
un sujeto hambriento en un sujeto saciado. Pero, sobre todo, practicidad del mismo, en una depuración, ella misma práctica,
pasa de ser un sujeto hambriento en un determinado sentido a de la quintaesencia semiótica de la practicidad. Es, así, consti
ser un sujeto saciado tanto en ese sentido, el suyo, como en luido com o un proceso aparte de producción/consumo de ob-
otro, el que viene con la forma - la consistencia, el sabor, la 1 tos de significatividad emandpada, que se da el proceso de la
apariencia - del pan que consume. La forma de un objeto sólo comunicación propiamente hnguística .
1 17
11 6
ujeto receptor no es necesario que la practicidad efectiva del
La palabra, el vehículo de la comunicación verbal - el modo
.
objeto producido/consumido tenga alguna relevancia dentro
básico de todas las versiones posibles de la comunicación lin
d 1 sistema de capacidades/necesidades de origen animal. En
güística - , es ella misma un producto con valor de uso por
!!1 signo lingüístico este tipo de practicidad del objeto se en
cuanto ella es simple y llanamente una intervención de la vO'/
c uentra tan reducida que pasa al plano de lo virtual: es la prac
humana en medio de las ondas sonoras que existen en la at
Li idad négligeable de una simple alteración del estado acústico
mósfera. El contacto que existe entre el emisor y el receptor es
de la atmósfera. Lo admirable está en que sobre esa practicidad
exclusivamente el aire, y lo único que hay como producto en el
de una materia tenue o enrarecida, propia de esa inquietud del
momento en que el sujeto emisor emite una palabra es una alte
uire que es la palabra o signo lingüístico básico, se levanta una
ración del estado sonoro del mismo, una transformación de esP
apacidad significativa cuya potencia es inversamente propor
contacto casi "imperceptible" que está conectando al emisor con
ional a esa inconsistencia.
el receptor. Hay asimismo un consumo de ese producto que
La posibilidad de separar al proceso comunicativo de La es
consiste exclusivamente en la percepción del efecto en las
pacialidad y La temporalidad puestas básicamente por La "cer
membranas del oído de esa alteración del aspecto acústico de la
teza sensible" de la vida animal y de poner a los mensajes en
atmósfera provocada por la voz del emisor. Al escucharse una
apacidad de combinarse entre sí libremente a través de las si
palabra, su sonido está siendo consumido de manera similar a
tuaciones más variadas, algo que es impensable en el caso de la
como es consumida la materia del pan. Como el pan, también
emiosis "atada" a la practicidad corporal, se vuelve, en el caso
la palabra es un producto, una substancia trabajada, que va a
de la comu nicación lingüística, su horizonte de acción funda
ser consumida. En la palabra encontramos también, como en
mental.
las otras cosas, una determinada practicidad. Es un producto,
Con ello nos encontramos frente al aparecimiento de otra
es un bien: pero su practicidad es suí generis.
manifestación de la peculiaridad del proceso de reproducción
A diferencia de los objetos prácticos comunes y corrientes,
social. Decíamos que el proceso de reproducción de la vida
la palabra, la unidad más característica de la semiosis lingüísti
humana es específico porque es libre o, lo que es lo mismo, po
ca, es un signo que, en principio, no está atado a la practicidad
ütico. Decíamos después que lo es porque esa libertad se cons
fisica, material o corporal del objeto sino, por el contrario, libe
tituye com o semiosis comunicativa. Y decimos ahora que dicho
rado de ella. Para que el sujeto emisor entre en contacto con el
1 l8 1 19
proceso de reproducción es específico porque esa semiosis in los otros es sólo un momento integrado en ellos mismos, sino
cluye neéesariamente la presencia de un proceso de comunica obre todo porque su propio funcionamiento invade y penetra
L o que resulta más notorio y característico, l o que s e percibe decir, porque, dada su mera vigencia, todas las posibilidades
como propio y dominante en la vida de los seres humanos es de la producción y consumo de significaciones prácticas van a
sin duda que se trata de animales cuya reproducción gira, toda estar referidas de alguna manera a aquello que se puede hacer
ella, en tomo al ejercicio de esta actividad tan espeCial que es el a través suyo.5 Dentro del proceso de la comunicación humana
lenguaje, es decir esta capacidad de producir y consumir pala hay una especie de dominio del lógos, se observa una gravita
bras, objetos de una practicidad suí generis, puramente semióti ción incontenible del discurso, de la palabra, sea ésta hablada,
Aparece así un elemento que tendrá una importancia deci como "discurso fílmico", "discurso gestual", "discurso culina
siva en la consideración de la dimensión cultural de la vida rio", "discurso de la moda", etcétera, vamos más allá de su
humana. Hay que tener en cuenta, en efecto - como decía Ro acepción propia, que lo reservaría para referirlo a ciertas confi
land Barthes, siguiendo a los "formalistas" rusos - , que la co guraciones de la comunicación lingüística. Al hacerlo, sin em
municación lingüística no está ahí como un "canal" de comuni bargo, subrayamos el hecho del logocentrismo en aquellos pro
cación más, paralelo o yuxtapuesto a los múltiples otros cesos de comunicación cuya sujeción a él es doble o que se
Todo tipo de relación práctica entre trabajador y disfrutador 5 Sólo "retrospectivamente", en la suposición irrealista de una época
humana "anterior " al lenguaje, la comunicación que tiene lugar como
es en verdad un canal semiótico dotado de su particularidad.
producción y consumo de cosas, como proceso en el cual los seres
Pero la particularidad del "canal" lingüístico distingue a éste de humanos se intercomunican, "hablan" entre sí en el momento mismo en
dón.?
En efecto, el lógos no sólo domina sobre los procesos com u
Si consideramos el nivel fundamental de la especificidad del
nicativos que nacieron ya por una decisión tomada
dentro del proceso de reproducción social nada hay más adecuado a su
universo human o model ado con el discurso lingüís
tico - como
serian precisamente los del gesto cortesa no, los del 7
arte de la Cabe hacer una observación que tiene que ver con la necesaria
cocina o de la moda, o los de la representación fílmica nsimetria que caracteriza al uso del código entre el momento del cifra
- , sino
m iento del mensaje y el de su desciframiento. El "dominio " del código pa
sobre canales semióticos que son tan originarios o
más que e l ra producir determinados mensajes, sean éstos mensajes atados a la
propio lenguaje. L a comunicación olfativa, la del practicidad del objeto o sean ya mensajes lingüísticos, es necesariamente
contact o tác
l l layor o de otro orden que el necesario para consumirlos.
til, la de la gestualidad corpor al, la del intercambio
de objetos,
M iremos un caso extremo. Para componer un poema es necesario es
etcétera, son canales semióticos que, sin haber nacido
al ampa lar interiorizado en una serie de usos poéticos previos; ello puede elevar
ro de la construcción lingüística del mundo, se encuen 1 calidad del texto poético. Para leer, percibir y aprovechar la oportuni
tran sin
dad de experiencia estética que da ese texto, esa interiorización sólo es
embargo subordinados a sus determinaciones. Y
no sólo el sen preferible, no necesaria. El código es el mismo, está en la normatividad Y
tido de lo sign:iiicado en los distintos canales comun r:n la tradición de la lengua y, sin embargo, es uno para el cifrar Y otro
icativos es
para el descifrar.
tá "habita do" por el sentido construido en el
ámbito de la co
Esto viene a añadirse al hecho de lo que podría llamarse la cercanía
municación lingüística, sino que el conjunto mismo
de estos del referente. El que escucha tiene noticia del referente pero una noticia
canales se encuentra jerarquizado en referencia a que le está siendo exclusivamente transmitida por aquél que ·�stá cerca "
la cercanía o
del referente. De alguna manera, el receptor está en una situación de
sis práctica
politicidad que la existencia del lenguaje. Éste permite que se• • t•m:iosis lingüística sobre el conjunto de la semio
1 1 �ve a la primera a desarrollar sus capacidade
s específicas de
c�pla lo característico del sujeto social, que es la necesi
de indep en
dad/posibilidad en que está de proyectar de algún modo su manera tal que le aseguran no sólo un alto grado
ncia dominante,
propia identidad. dencia respecto de ese conjunto, sino una influe
ño, igualmente,
La libertad de elección que es inherente a la existencia de es "logocentrista", sobre él. Tampoco resulta extra
exterior a la
te objeto peculiar que es el signo lingüístico, la posibilidad de que la propia semiosis parezca ser un proceso
exclusiva de la
combinarlo con otros en mensajes virtuales que no tienen que producción/ consumo de los objetos prácticos y
ística�. Po
pasar por "the proof of the pudding" no existe en ningún otro ca producción/ consu mo de las significaciones lingü
Marx sobre el
so. Muchas veces se ha dicho que el hombre es el único animal dríamos decir, imitando aquí también la frase de
nicación no es
que puede imaginar y que sabe mentir. Son aseveraciones que er del dinero y el ser del oro, que si bien la comu
sus cuali
tienen que ver justamente con esta especificidad. Sólo en la re "por esencia" palabra, la palabra, en cambio, dadas
comunicadón.
producción social encontramos efectivamente signos que pue dades excepdonales, sí resulta ser "por esencia"
lección co
den ser combinados de las maneras más variadas, configuran Tomando como base estas ideas, en la próxima
ra. Trataremos,
ménzaremos nuestro intento de definir la cultu
·
satisfacción de las necesidades animales. Si se puede mentir es del código del comp ortamiento humano.
LECCIÓN IV
LA CONCRECIÓN DE LO HUMANO
co, con un ejemplar de la especie Como habíamos visto en la equiparación término a término
horno sapíens. Al ser el
q ue hacíamos entre el esquema de la reproducción social de
resultado asumido de un juego de reciprocidades, el individuo
Marx y el esquema del proceso de comunicación de Jakobson,
concreto puede individuarse lo mismo en el aislamiento que en
de una identidad muy consistente que en otros más o menos ería el código en el segundo . El código no es sino el campo ins
en potencia, todas las posibilidades de donación/ recepción di.' no existe en general sino siempre en las distintas estructuracio
fonna que el sujeto puede imaginar para el objeto. nes concretas de su realización efectiva.
Sin embargo, el sistem·a real que combina las capacidades de El ser humano genérico, que trabaja con medios de produc
trabajo con las necesidades de ·disfrute del sujeto humano no ción de una base tecnológica general, que produce/ consume un
agota ni mucho menos ese horizonte abierto de posibilidades determinado repertorio de objetos humanos con una forma en
de creación de objetos prácticos. Es un sistema que recorta su rada caso genérica - como la forma alimento, la forma habita
propio horizonte particular dentro de ese horizonte general, y ción, etcétera - no existe nunca como tal sino sólo dentro de re-
que lo hace en interés del compromiso "histórico" vigente entre 1 ciones de reciprocidad que, al comprometerlo de una cierta
los dos momentos del sujeto del proceso de reproducción - el manera consigo mismo, lo delimitan y encierran en una conste
trabajador-emisor y el disfrutador-receptor- en torno a un lación singular de posibilidades y hacen así q11e también -el
proyecto de autorrealización del mismo. Lo que se da en ver m undo de sus objetos se configure precisando y multiplicando
dad como el objeto práctico global de una sociedad humana no us formas de acuerdo a esa constelación. Lo que existe en la
es el objeto práctico abstractamente posible sino un objeto glo realidad son múltiples versiones concretas del proceso de re
bal de presencia configurada en cuya definición se plasma es producción social - cada una dotada de un código sometido
pecularmente lo mismo la individualidad o identidad concreta ·iempre a un proceso singular de "normación" - que corres
del sujeto en una determinada coyuntura histórica que el con ponden a otras tantas humanidades posibles. El código de lo
flicto actual en que se está dirimiendo la misma. humano es siempre un código que se identifica o singulariza en
productivo de la vida humana. Así como Saussure decía que lo sido dueña de una lengua originaria universal. El mito bíblico,
que hay en verdad no es la lengua en general sino las distintas omo suelen hacer los mitos, cuenta una historia real, pero al
lenguas - las lenguas naturales, fundamentalmente -:- , y como revés. N arra el fracaso de la utopía de la universalidad humana
veíamos -siguiendo a Coseriu - que el código sólo existe en como una construcción hecha por el propio ser humano a partir
realidad como · código "normado", asimismo se puede decir de la pluralidad originaria. La lengua humana en. genera l, PI
también que la estructura . del proceso de reproducción social ·ódigo lingüístico pre-babélico es una construcción ideal d 0 l os
1 33
132
nificado al significante "mesa" no está prefigurado �t-uralnwn ponláneamente . Es un hecho que vendría a documentar una i
te én éste de ninguna manera; los sonidos que nos permitPn 1 ' 1 1 l l m ión paradójica, la existencia de una necesidad en la arbiLTa
tender que d e l o que s e habla e s d e una mesa n o están sug( ' rl ' l'dad; sugeriría que, por debajo de . la ausencia de conexión
dos de ningún modo por el sigruficado "mesa". Hay una d.ar., pr via entre los significantes y los significados, puede sospe-
arbitrariedad en el hecho de· que sean esos sonidos y no o t ro 1 harse un cierto nexo necesario, una afinidad primigenia que
los que estén com poniendo al significante de ese significado. 1 .. . ¡ t rlicula la esfera de la expresión y la esfera del contenido de
fusión de ambos no obedece a ninguna necesidad anterior a <""' t n da uno de los universos semióticos naturales.
misma fusión. Los sonidos que se eligen para expresar del<'r I nvestigaciones como la de André Leroi-Gourhan sobre el
minados contenidos no tienen nada que ver con esos conten i origen del lenguaje y de los sistemas semióticos en general lle
dos. p,nn a la conclusión de que en el código del comportamiento <t
La idea saussuriana de la "arbitrariedad del signo" ha sido romunicativo de las sociedades queda la marca de lo que po
cuestionada a lo largo de la historia de la lingüística estruclu J. ria llamarse el "schock de la hominizadón", la aufhebung de la
ral, sobre todo cuando los principios de esta ciencia han sido u niin a lidad o el inicio de la transnaturalización del ser humano.
aplicados a la investigación antropológica . Se ha insistido, so El surgimiento del "animal político" implica sin duda un
bre todo, comenzando por Levi-Strauss y Jakobson, en la ob desgarrarlriento, una separación traumática del modo de ser ...
servación de que, si bien en un sentido inmediato cada uno dt• t¡ue habrá de volverse humano respecto del modo de ser pu
los significantes no es "onomatopéy ico" respecto de su signifi ramente natural. El paso de la animalidad pura a la animalidad
cado, que si bien efectivamente una expresión es arbitrariamen intervenida por el impacto que tiene sobre ella la dinámica au
te elegida dentro de cada u niverso semiótico natural para dar tónoma de la reproducción de l a socialidad - el paso a la ani
cuenta de un determinado contenido o material conceptual, sin malitas humana como determinada por la "ek-sistenda", según
embargo, desde otra perspectiva, esos universos semióticos na Martin Heidegger - es un paso violento en el que la forma sin
turalps a preferir determinadas formas perceptibles, incluidas gular del animal deviene en su bstancia de la nueva forma, la
las fo rmas fonéticas, y tienden a rechazar otras, así como tam forma humana que se vuelca sobre ella, y en el que, al mismo
bién a preferir determinados aspectos del contenido impercep liempo, esta nueva forma debe retener en sí misma elemen t o<>
tib ie, del material conceptual, y a rechazar otros, todo ello es- de la fom1a anterior puesto que es u na "negación determ i na d , ¡ "
1 36 1 7
El hecho de que el ser human o es un animal omponen. Determinados colores que están en el limite entre el azul y el
transnaturali
verde son llamados verde en una lengua, azul en otra. Es un ejemplo que
zado y no una creación ex nihilo sería, así, la razón de que la
I l ustra también la diversidad de las lenguas naturales. Hay una deter
simbolización elemen tal del código del compo
rtamiento huma- minado criterio de valoración global del mundo que difiere cuando se pa
' no - y por tanto también de la lengua humana, sa de una lengua a otra. Una lengua natural que llama ''verde" a un cier
de aquell o que
to objeto percibido valorará también los demás objetos de su percepción
convierte lo indecible en decible - no sea arbitra
ria en su fun de manera diferente a otra que a ese mismo objeto lo califique de "azul".
damen to, de que siga una necesidad profun
da, difusa pero Pero esta arbitrariedad del signo y, por extensión, de la lengua que lo de
imborrable; en resumen, de que la esfera de la fine es una arbitrariedad ella misma necesaria; obedece a la concreción
expresión no sea
del proceso que genera esa defmición, es decir a la concreción de la his
absolu tamen te ajena a la esfera del contenido.
En el nivel más toria de esa lengua.
profundo, la articulación entre ambas esfera A su vez, para mostrar que esa arbitrariedad que singulariza a toda
s no es completa
lengua natural responde a la necesidad de una historia concreta, se sue
mente aleato ria, hay una "proto-neces idad" que
la:s atrae una a le tomar a manera de ejemplo una significación común y corriente en la
otra; una necesi dad pre-semiótica, orgánica,
instintiva, que no vida cotidiana, la de "cometer un error ". Cuando entramos por una puer
es anulada por la otra necesidad que viene ta queriendo en realidad entrar por otra podemos observar que, sin qt t<:
en lugar de ella,
rerlo, lo expresamos (y hacemos) de distinta manera si lo decimos e 1 1 111
puesta por la semiosis humana, sino sólo
refuncionalizada, glés, e n español, en alemán o e n francés. E n la mención del l 1ec·I 10
aunque lo sea radicalm ente. La animalidad, modo aparecen, en cada caso, las siguientes 'Oposiciones: wrong-nght, csl 1 1 1
de ser de un
equivocado-estar bien, falsh-richtig, s e tromper-aller bien; oposidm w t'll
determ inado organismo en medio de la natura
leza, implica en
las que, para el primer término, predominan, respectivamente, I n: IH1 1 l
1 38
·¡ 9
Según est a ide a de una "ne
cesidad de la arbitrariedad
" en tu 11 Loda una actitud ante el cosmos y ante la humanidad que cs-
forma sc5cial, habría en
el origen tantas identidad
es humanas 1 1 rla viva en la consistencia misma de cada lengua. Se trata de
com o epi sod ios de "homin
ización neolítica ", tantas
formas di' 11 na teoría que tiene, entre otros, el mérito de plantear una con
inaugurar el com portam
iento en libertad com o esc
enas singula l t'Udicción, aquella a la que llega la investigación hngüíslica
res del "sa lto cualitativo
" a la poh tización de lo
animal, a Ju rom parada cuando, por un lado, reconoce esta diversidad irre-
ap ertura del universo semi
ótico.
l u ctible de cada una de las lenguas naturales y, por otro, des
Cabe recordar aquí la
teoría de Wilhelm von
Hu mb old t ( u bre, sin embargo, que todas ellas poseen una estructura pro
acerca de las diferentes
"visiones del mu nd o" qu
e serían in fu nda que es idéntica y que permite hablar de la existencia
herentes a las distintas len
guas naturales, en la que
el concepto posible de una sola lengua general para el género humano.
romántico de "Weltansc
hau ung" (para el que una vis
ión es un� Intentemos replantear esta contradicción a la luz de lo que
"vivencia ") hace referenci
a a una experiencia global
del mundo, hemos venido viendo.
La sexuación, la funcionalización y diferendación bipolar
ficaciones: "místake", "equivocar", "irrtum", "tromper". En inglés la signifi
cación "mistake
" tiene su origen
(masculin o/femenino) de los miembro s de la especie como
en una experienci
a técnica, la de em
plear una cosa en
lugar de otra. En
castellano, la sign "método" de procreación y reproducción de la misma sería se
ificación 'equivo
car " sale de la exp
eriencia del estar
confundido en el
palabras diferentes
habla y tomar dos euramente, junto con otras mutaciones básica como, por ejem
por iguales. En ale
mán, la significació
n "irrtu m" pro
..
una elección civilizatoria del mismo orden que el de la elección lluación e s en cambio diferente; "escaso" resulta para él sólo l o
que particularizó a las sociedades humanas como sociedad s L-ro que podría-debería estar ahí y n o l o está, l o Otro que co
"del arroz", "del maíz", "del trigo", etcétera, y el de otras simila rresponde al horizonte de posibilidades de vida desde el cual y
res que tienen que ver con las funciones más esenciales de la 1 ara el cual una comunidad humana devino lo que es - lo Otro
vida humana. Todas ellas son opciones civilizatorias que, si que "no respeta" el pacto de intercambio por el que recibe sacri
marcan el inicio de un compromiso o una "verabredung" históri Por lo que conocemos de la historia, la vida humana de todo
ca de "muy larga duración"; que son capaces de trazar los ras 1 período llamado "neolítico" ha construido las formas concre
gos generales de una identidad o individualidad concreta; son tas de su proceso de reproducción social en torno a una inter
las "elecciones dvilizatorias" que marcan el inicio de la "historia acción dialéctica determinante, la que se da entre la propuesta
de la escasez" - como la llamó Jean-Paul Sartre - y entregan y defensa de esas formas y la reacción de lo Otro percibida
con ello el esbozo del ser humano "productivista ". antropomórficamente como "resistencia" . Las condiciones para
Habíamos visto, siguiendo a Jakobson, que el proceso de esa reproducción han sido experimentadas, así, siempre como
comunicación está constituido por la síntesis de una multiplici "escasas"; el cumplimiento de su proceso se ha topado siempre
dad de funciones comunicativas . Jakobson reconoce que la fun con un obstáculo primero y fundamental, el de la dificultad, en
ción referencial, es decir (en el paralelo con el esquema de principio superable, de lograr producir efectivamente los pro
Marx) la función que corresponde en la reproducción social a la ductos que el sujeto social necesita para satisfacerse y sobrevi
transformación apropia tiva de la naturaleza - a la fase pura vir.
mente productiva - , es la función predominante. Ahora que las otras sociedades terminan de extinguirse, ba
Para el sujeto como puro sujeto de la necesidad (besoín) lo rridas por la marcha arrolladora de la modernidad, las que sí
Otro será siempre "escaso". Necesitado, por ejemplo - como lo nos son conocidas y que han seguido de un modo u otro, ron
señalaba Miguel de Unamuno - , de "perseverar en su ser", de mayor o menor "éxito", la línea del progreso, se nos rev<' lil n
ser inmortal, las condiciones de la vida terrenal - es decir, lo como sociedades que eligieron subordinar el conjunto de u c�c
Ot-ro - serán para él sin duda absolutamente "escasas". Para el tividad vital a la fase productiva de la misma; socied a d · � q ut>
sujeto del sistema combinado de capacidades y necesidades la se han hecho a sí mismas concentrándose obsesiva m c n lc 11 •1
1 42
1 4:\
m om ento de la consec11ción
del prod ucto , en la lucha viole 1/11 e festivo del que hablaba Georges Bataille, el cálculo se lra -
nt.•
á
cont r la prep otencia de lo Otro
(la "Naturaleza ") y en la acu lsle en afectividad, el sacrificio en disfrute.
m ulac ión del "exc eden te" indi
spensable, en la administracióu Sólo en la era o la h istoria de la escasez la necesidad de una
de las cond icion es de supe rviv
encia. Son socie dade s referencia , f n gularidad concreta para la codiñcación del comportamiento
lista s o cont extu alistas, cuyo
leng uaje tiend e a hacer que todd h u m ano implica el hecho de que la pluralidad de configuracio
s
las func ione s del proc eso comunic
ativo giren en torn o a aquella ne del cosmos y, por tanto, de experiencias y "visiones del
función que acom paña al otea
r en el paisaje la presa amb icio mu ndo" deba ser una pluralidad de afirmaciones cada una ex
nada , aque lla gracias a la cual
los interlocutores, el producto cl u yente de las otras, en permanente enfrentamiento hostil con
ry
el cons umi dor se apro pian del
referente convirtiéndolo en in l'l las. En efecto, dada la impotencia en que está para fomentar
form ació n: la func ión cogrútiv
a. orgánicamente el momento autocrítico de su semiosis - puesto
El esbo zo prod uctivista o refer
encialista que está en la base que ello la debilitaría en su guerra a muerte con lo Otro (con la
de la iden tida d de las soci edad
es neol itica s - mismo, hay que " Naturaleza") - , cada comunidad lo reprime en la medida de
indicar de paso , que no ha sido
borrado sino más bien subr a lo posible, pues se trata de un momento que le plantea su posi
yado por la modernidad -
ha tenid o por supu esto innumera bilidad de "ser otra ". Al hacerlo, reprime también, consecuen
bles realizaciones finales, ha
dad o luga r a incontables confi l mente, toda competencia real y efectiva, toda convivencia po
gu
raciones de la vida en las que
las otras funciones repr odu ctiva I mica con los otros reales, con las otras comunidades y sus
s
o com unicativas han organizado
su som etimiento y su resisten "i dentidades alternativas" .
cia al pred ominio de la función
prod uctiva-referencial de las En las condiciones de escasez, toda comunidad tiene que
man eras más variadas. Son reali
zaciones y configuraciones que absolutizar su propia modalidad de lo humano y afirmarla, si
van desd e aquellas que dest
acan ese esbo zo en su pureza, no como la única, sí como la mejor de las posibles, como la úni-
co
� o por ejem plo la que presenta en una com
unidad puritana a modalidad actualmente adecuada. Ninguna puede relativi
d e l siglo XVII, enemiga acérrima
de todo disfrute, hasta otras zar la consistencia de su mundo hasta tenerlo por una versión
que lo ocultan haciéndolo pare
cer lo contrario de sí mismo, más, en competencia con otros . No hay versión -del código d<'
com o por ejem plo la que adop
ta en las grandes civilizacione lo humano que pueda reconocer como equiparables a e l l.a a lall
s
d�:' spóticas, donde, a tra vés d��l
gast o imp rodu ctivo , del gaspi-
1 44
den'hacer lo que ella está haciendo.2 o individualización concreta para su vida tanto colectiva como
ón
Esta oposición básica entre "lo propio" o "lo humano", por p r i vada. Se trata, como vemos, de un principio de concreci
un lado, y "lo bárbaro" (para insistir en la terminología aún vi 1 1 mbivalente que ha sido el origen - tanto en lo íntimo como en
gente de la antigüedad griega), por otro, es · constitutiva de to l o colectivo - lo mismo de creaciones que de aniquilaciones, de
das las subcodificaciones del comportamiento humano en la l iberaciones que de represiones. Mil veces cuestionado, mil ve
la
historia de la escasez. Todas las sociedades de esta era conside res restaurado, debió haber caducado con el desarrollo de
ran bárbaros a aquellos que no saben moverse con espontanei modernidad, de la civilizac ión de la abundancia y la emancip a
dad bajo el código de aquéllas; los tienen, de alguna manera, ción. En lugar de ello, sin embargo, y en contra de las posibili
por
como humanos de segundo orden, cuasi animales, que aún no dades reales, ha sido ratificado en su lugar fundamental
ar
se han desprendido del todo de la naturaleza. Para la sociedad una versión de la modernidad que parte de la reproducción
que que protege ante lo Otro la integridad de su configuración L ificial de la escasez: la modernidad capitalista.
de lo humano y la defiende de los otros, las otras humanidades El plano más básico de la cultura ha consistido, durante to
son, a lo mucho, sólo aproximaciones a ella: defectuosas, no do este tiempo, en el cultivo de ese . comprom iso con el pasado
la
acabadas. arcaico resultante de la relación "en escasez" con lo Otro; en
ese
El productivismo, este compromiso profundo que ha atado reposición, renovada siempre en medio del conflicto, de
y sigue atando al ser humano con sus orígenes, le ha entregado principio de- concretización.
lleva a intentar asomarnos al cosmos abierto por· otro código, por otra
perspectiva de mundo.
47
1 46
DIGRESIÓN 1
Walter Benjamin, llber den Begriff der Geschichte, en Illumina
,
tionen (1940), Suhrkamp, Frankfurt a. M ., 1 977. (Trad. esp.
"Tesis de filosofia de la historia", en Discursos interrumpido.
TRANSNATURALIZACIÓN
l, Madrid, Tauros, 1 973.)
código y uso o entre lengua y habla en el proceso de comunil tl · Intima q u e mantiene fugazmente u n "ejemplar" del � n •ro
ción puramente animal. En verdad, esta diferencia implica lo.� humano con otro para encender el compromiso que los id nli
posibilida d de una discontinuidad entre lo estipulado en el CÓ· ficaría a ambos en una determinada apertura hacia lo Otro.
digo y lo ejecutado en el uso que sería insoportable para pJ La individualidad de cualquier miembro elemental o "ató
animal, pues sería la comprobación del desvanecimiento dt>l mico" de un animal gregario es una individualidad abstracta,
paraíso en el que habita, de la desaparición de la pertenenciu es decir la de un ejemplar de su especie que se acopla con todos
sin fisuras de su comportamiento al proceso del devenir uni los demás sin que su coexistencia armónica con ellos se vea in
versal. La "monstruo sidad" fundamen tal - lo "radicalment<• terferida por ningún otro prindpio de acercamiento que no esté
malo" de lo que hablaba Kant - que introduce el mundo de lo ya estipulado en el código genético. Este concierto magnífico
humano en ese devenir consiste en esa ruptura o décalage - qu<' de líneas de comportamiento individuales que aunque se en
es el lugar de la libertad - entre lo estipulado y su ejecución; lTecrucen jamás se tocan es el que· viene a ser perturbad o esen
consiste en la anulación ("nadificación") del paraíso de la ani cialmente con el aparecimiento de la individualidad concreta.
malidad. "Ser como Dios", trascender la naturalidad, hacer de Transnaturali�ada, la individualidad gregaria · se desvanece
ella apenas la plataforma de partida de otra necesidad - una junto con su "inocenci a". El ser único o singular se reconstruye
necesida d contingente, artificial - : esta es la "hybrís" de lo y ratifica, pero en tanto que es re-posicionado como tal en un
human o, su "pecado original ". juego de reciprocidades con el ser igualmente único o singular
La "necesidad contingente" que mantiene toda la arquitectu de los otros, en una red de relaciones de interioridad que la
ra del mundo humano es la que se funda en la relación inter convierte en una individualidad concreta, humana.
subjetiva de reciprocidad, en la relación que pone al descubier La forma social impone al funcionamiento del proceso de
to la singularidad o individualidad del ser en e] mismo acto en reproducción animal metas que éste antes no tenía. Le impon ,
que lo convierte en un ser concreto; relación, por lo demás, qu(> por lo tanto, maneras de realización que él nunca pudo cono
lo mismo puede ser la que mantiene el sujeto sodal - trátesp cer. Habrá así formas del producto, modos del proceso d pro
del sujeto global o del sujeto elemental, "atómico" - consigo ducción, reconfiguraciones del sistema de las necesidad <'s, <'lt
mismo en el futuro para reproducir eJ compromiso con und tera, que sólo pueden aparecer una vez que el p rO< 'PSO dt•
cierta forma singular o individual de socialidad, que la relación reproducción animal ha pasado a servir de su bsla m i,l 1 P t•
152
otro tipo de proceso de reproducción que es el humano o so "" u na apertura no sólo nueva sino inédita al contexlo. Pon.J U P
.
cial. Las metas por las que éste se rige son metas absolutamenh• 1 " p ropio de la comunicación humana está precisamente Nl qu<>
extrañas, totalmente extravagantes - "m onstruosas" - desde la 1 1 1 d a uno de sus actos implica un nuevo episodi o
de la Pxp -
b le,
perspectiva del animal, el cual se encuentra inmerso en el dl 1 1''' 'ia del referente; un episodi o por ello singular, irrepeU
, es
namismo armónico del movimiento físico universal. 1 1 1 d i vidual, que sólo puede darse com o un hecho privado
Para Saussure, la lengua, es decir el código, es una institu d t•cir propio de cada uno de los actos com unicativos. J unto con
ción colectiva, propia de La comunidad en su conjunto. ¡ , , humanización o transnaturalización del código,
y justamente
la mera
habla, en cambio, el uso del código como realización efectivd 1 o n La ' instauración de un habla o uso que trascienden
de las posibilidades de composición de significaciones, es un l 'jt •r ución natural del código, aparece, así, la necesidad de una
- de la
hecho privado, propio de cada miembro del conjunto comuni I n d i viduaci ón concreta del sujeto de la comunicación
-.
tario. Pues bien, un "habla" global del sujeto social, este hecho pu reja de interpr oductores o interloc utores de La misma
ción o
desde todo punto de vista inconcebible en el mundo de lo De todos los fenóme nos que revelan la transnaturaliza
rístico,
humano, es lo propio del mundo animal. En éste, cada una dt• •�t • m iotización del proceso comunicativo, el más caracte
las efectuaciones individuales del código es sólo un ejemplo 1 • l q ue muestr a de manera más contundente la diferencia onto
singular de ejecución directa y "fiel" de las normas que están logica entre el ser humano y el ser animal parece estar en la po
los ejemplares de una especie. El código del animal no es un d t · los "ejempl ares" que conforman la comun idad humana re
humano.
código exteriorizado como institución sino integrado en esa pl ique el comportamiento global de ésta como sujeto
consistencia y, en esa medida, absoluto. ¡ :,sle elemen to último e indivisible, "atómic o", d e la comunidad
alizació n en la
Sólo tratándose de la comunicación humana podemos h u mana se comporta como el sujeto de La autorre
n es un i.ndivi
hablar de un código que exige del sujeto una toma de distancia nwdida en que, a lo largo del tiempo, él tambié
o siC'ndo
frente a él, es decir que se pone ante el sujeto como una opor d u o que cambia para devenir el que es, que es el mism
fi.
tunidad de componer varias significaciones concurrentes y, por ot ro, que se afirma como un yo cuya consistencia está <'ll la
un exbl <', s i n
tanto, también como una obligación de elegir entre ellas; de d d idad a un compr omiso consigo mismo , y que sólo
código que permite, por tanto, qu e e l sujeto l o ponga a prueba l ' m bargo, e n l a alteració n d e s í mismo.
154
La función fundamental del prpceso de reproducción sod t•vc� nescente que se caracteriza por pasar desapercibido - pu('
'
es la autotransformación del sujeto social, la reproducción dP 1 ¡ illlre el sujeto hoy o aquí y el sujeto después o en otra parü� no
forma que identifica a su socialidad; función que gira en torno 1 c� rece haber distancia alguna - ; es decir, tiene lugar sobre U l1
a la coincidencia de dos acciones, la una propositiva, del mo 11vacío" aparente que deja solo al código, desprotegido, como
mento productor o emisor, y la otra de aceptación, del momen u nica m ediación entre el sujeto que propone y el sujeto que
to consumidor o receptor; una coincidencia que individualizu ¡tl·epta la ratificación o alteración de la identidad o del yo. La
necesariamente, que establece lazos singulares o irrepetibles dl• nmediatez . del conflicto entre las necesidades expresivas del
reciprocidad entre el uno y el otro. o.¡u jeto emisor y la maleabilidad del sujeto receptor al llamado, a
En el sujeto social, como sujeto de su propia intimidad, hay lu conación que las acompaña, ponen así constantemente a
un desdoblamiento de sí mismo y un flujo comunicativo inter· p rueba la simbolización elemental propuesta por el código, lle
no, una producción/ consumo de significaciones entre él en u n van a éste hasta el borde de su capacidad de sostener a la se-
posterior o en una situación diferente; tiene lugar, pues, el en· Esta es la razón de que no haya ningún otro tipo de acto
vío de una intención - nacida de la experiencia en el mundo <'omunicativo que se preste mejor para ser dominado por la
de devenir otro, un envío cuyo destinatario es él mismo.l (u nción metasémica o metalingüística que el de la comunica
En este curioso proceso comunicativo el elemento "contacto" ción inmediata del sujeto elemental o "indivisible" consigo
está dado por la permanencia del portador del yo, esto es, por mismo. En principio, cada uno de estos actos, como experiencia
la integridad del cuerpo animal o substancia de la identidad . ¡ ue es de la novedad del referente, de lo Otro, puede conver
La tensión comunicativa tiene así por vehículo un contacto t irse en una puesta en crisis de la capacidad simbohzadora del
dos pautas que lo requieren y q ue son contradictorias entre !> 1 : De ima parte, existe la presencia del código dt> las norn t l l
la que viene de la forma y el código, en un nivel o escenario, y l 'slablecidas d e comportamiento, l a presencia d e lo qu!o' Fnw d
la que viene de la substancia y lo innominado, en otro escena. l lcl ma un "super-yÓ". El sujeto individu al se comporta dt•
rio difen:mte: la pauta de "lo consciE'nte" y la de "lo inconscien , ¡cuerdo a cómo está socialmente prescrito y establecid o quP
te". La existencia de esta d ualidad de estrato - conscienlc> urbe hacerlo. Su comportamiento es realizado y juzgado d
inconsciente - en el comportamiento cotidiano sería así el col ,l("uerdo a esta perspectiva del cumplimiento de la norma, del
mo que resumiría ante el animal la "perversión" del comporta· t ódigo. Pero, por otro lado, hay un determinad o conjunto de
miento transnaturalizado del ser humano. 1mlsiones, un cierto material animal informe que intenta de
Para describir el comportamiento de un sujeto humano in L " rminar también la actividad del sujeto y que obviament e em
dividual, decía Sigmund Freud, no es suficiente relatar esl<' puja en direcciones completamente desquiciantes .
comportamiento como una actividad que es transparente a sí Es la presencia del "ello", de una fuente de alguna manera
misma. El comportamiento cotidiano "normal" de este sujeto es "demoníaca " de la que procede una serie de impulsos que no
constitutivamente conflictivo: está siendo visitado siempre por hallan manera de disolverse o de encauzarse, que no encuen
el esbozo de otro comportamiento que existe junto y por debajo tran lugar dentro de las disposicion es o las posibilidades que
de él y que se distingue y disiente de él radicalmente. Habría marca el código para el comportam iento del sujeto. Es el "ello",
un comportamiento virtual y soterrado que sólo se hace pre (•ntonces, el que está haciéndose presente para desquiciar el
sente a través de determinados sintomas a los que Freud llama l omportam iento del sujeto individual que se rige por las nor
fehlleístungen, equivocaciones, actos fallidos o lapsus. La actua m as del super-yo. El "ello" es la causa de que el sujeto se equi
ción del sujeto individual es un proceder que marcha junto con voque, entre en lapsus, tenga actos fallidos; de que cuando in
su voluntad, con su conciencia, y que al mismo tiempo está tenta hacer una cosa haga üna cosa distinta o de que ejecute
siendo permanentemente desviado y modificado de alguna c�ctos "involuntarios". Es la causa de ese intento de comporld
manera por lo que p odría llamarse un ·esbozo de proceder al m iento alternativo que, desde el escenario de lo manifiesto y
ternativo. El comportamiento virtual o inconsciente va desqui bien comporta do, resulta ser un intento completamente ful•n•
ciando, distorsionando intermitentemente la marcha del com de l u gar, "loro". Se diría, entonces, que e l sujeto con1o "yo"
portamiento rea l y consciente. c•fectivo está siempre determina do por el conflicto nlrP <'SI P
1 11
1 58
código - sean activos o agresivos frente a la naturaleza, sean romo ser humano.
im
receptivos o pasivos frente a ella - van a dejar de poder ejer La violencia (bías) inherente a la transnaturalización, el
com o es el código específico de la comunicación hayan impuesto el dominio absoluto de una forma de tecnología o d un
social, práctica
conjunto muy restringido de formas tecnológicas sobre esa gama de po
y lingüís tica. Sólo él podrá aprender, por lo
tanto, a combinar sibilidades no contradice el hecho de su posible multiplicidad ; el pnJpln
elemen tos que no son significativo s por sí mismo fomniiW Y
s y a construir desarrollo del capitalismo se ha dado mediante un juego de
con ellos totalid ades significativas . :-:ustitución de distintas formas tecnológicas provenientes no sólo (h 1•; 1 1
ropa sino del mundo entero.
162 '1 63
de
turales".3
1 I"Onía es el hecho de la transnaturalización de la sexualidad,
La relación intersubjetiva concreta está presente como posi· u "deformación" como erotismo.
bilidad en todos los momentos del proceso de producción/ e compren
El caráct er concreto de la individuación permit
consumo, no sólo en los que está'n mediados por una cosa - u
n d r lo peculiar del proceso de reproducción
social en su mo
a ser
l ' l l ">ri ndible, deja a la sexu
de la criatura - en un proceso de producdón/ consumo alidad erotizada el cam po
ab1erto
.
1 111 1 11 l a imp rovisación de iden
en un proceso de comunicación válido por sí mismo. tidades inéd1. tas. 4
mismo el macho para la hembra que ésta para él son tos de regresión al prodUCtiVIS
. .
IIlO SI�X I I I l l
1 1 1 11 1 ( l i le han puesto límites a la e
: rot¡za
· cwn de la sexualidad l l l lll l l l l ll l
subordinados a la relación procreativa principal qm• e•
· ·
mismidad. . .
salida del uso mismo del código, una propuesta distinta para
"tema" que le son propios y exclusivos y que son los que le dan
presa para siempre en la particularizadón de lo humano aqut• h u m anos ("d 1 trigo", "del arroz", etcétera), es sólo la platafor
lla experiencia e n l a que s u fundamento animal (las pulsiom• ma de partida de la infinidad de compromisos concretizadores
del cuerpo humano y de su territorio) debió ser forzado a so q u e se suceden históricamente y que la reconforman una y otra
brevivfr de una nueva manera, sacado de su medida esponlf v z en muy diferentes direcciones, y esto no sólo alrededor de
nea: reprimido, por un lado, y exdtado, por otro. sf misma sino de su mes tizaje con las demás, ellas misma trans
.municación animal a ser sólo la substancia que está siendo La identidad actual de un sujeto - sea privado o colectivo -
formada por él; instaura una relación de subordinación que no e s, así, la que le viene del compromiso en cada caso prindpal y 1
pierde jamás sus tensión confl ictiva. Atada a la animalidad a la dominante en tomo al cual se define la red de reciprocidades
que trasciende, y sin embargo separada de ella por un abismo, en la que se desenvuelve su existencia concreta; red de interac
cada forma determinada de lo humano que es reproducida en ciones en la que los otros con los que el sujeto tiene que ver en
sus transformaciones a lo largo de la historia obliga a que re su elección de un futuro no son sólo los que se encuentran hic et ·
produzca también, simultáneamente, el conflicto que le es in nunc efectivamente sino también todos esos otros, de presenda
herente; un conflicto arcaico y a la vez siempre actual entre ella virtual, que se hallan objetivados en el mundo de la vida y que
misma y lo que en ella hay de substrato natural re-formado y lo comprometen ineludible mente con el pasado. La identidad
de-formado por su trans-formación. del sujeto es, por lo tanto, una identidad ella misma protéica,
La hipótesis de un momento originario o "fundador de iden hecha de las muchas identidades divergentes, a veces en con
tidad", lejos de caer ineluctablemente en definiciones substan flicto entre sí - entre las que elige y a las que combina en sus
cializadoras o sustantivadoras de la identidad sodal, lleva más metam orfosis - , que lo re cl�man según las circunstancias y
bien, si es planteada de esta manera, a no "conceder callando" que sólo al unificarse en torno a una de ellas "en última instan
ante ese tipo de definiciones sino a combatirlas frontalmente. cia" dotan de una "integridad" a su metamorfosis. Es, exage
La identidad arcaica, la que obedece a un compromiso con rando sólo un poco, la identidad del "ortónimo" pessoano, q u
cretizador de la más larga duración, la que otorga una forma sólo resulta del juego de sus "heterónimos" . Por ello e s ilusorio
singular a la asunción de la escasez, definiendo, por ejemplo, al hablar de la identidad de una persona o un grupo social co m o
"ser humano del maiz" dentro del conjunto de los otros seres un c onju nto de ras gos distintivos; si éstos se dan son ólo la
1 74
1 75
huellas, mu cha s· veces
engañosas, de episod
ios . en los que der
los que debe repetirse el acto político fundamental de la onsl i
tos com pro miso s de rec
iprocidad intersubje tiva
se constituyen lución de una forma para la sodalidad.
· y reactu alizan, de
creaciones eminenteme
nte formales en las
Miremos con más detalle esta doble manera de cumplir e
. que se concre tiza un
sujeto singular en una
situación única.
que tiene la reproducción política del sujeto social - la trru1S
Habíamos dicho ant Hasta antes de la modernidad, la vida humana debió des
eriormente (en la seg
unda lección) que el
pro ces o de rep rod ucd envolverse en medio de la escasez absoluta. Lo Otro, lo no
ón social se distingue
por su pol iticidad,
esto es, por el pre dom humano, rechazaba el surgimiento de la forma humana de la
inio que se da en él
de su nivel político
sobre su nivel físico o vida en medio del mundo animal, y ello obligaba a que esta vi
animal; añadíamos que
ese nivel político
es el de la repro du cci
ón de la forma de da se constituyese como un comportamiento belicoso de defen
su socialidad, de la
forma concreta de la mis sa y agresión ante ello, en torno a una estrategia de supervi
ma, es decir de su ide
ntidad .
Pro ducir y consUmir venda. El hecho de basarse en la afirmación de la necesidad de
transformaciones de
la naturaleza, lle
var a cabo la reproducc la propia forma por encima de su contingencia - yendo más
ión del sujeto físico
es un proceso que
sirve de soporte o de allá de la precariedad de su mw1do, de su falta de fundamento
substancia al proceso
de au torreproduc
ció n del sujeto como desde la perspectiva de lo Otro - obligó a que el prindpio de
una entidad formal con
creta, como una fi
gura singularizada, ind concretización del código de lo humru1o fuese un principio
ivid uad a o identifica
da de ese conjunto
de relaciones de conviv productivista, que comprometía en el presente y hacia el futuro
encia en que consiste
la sociali dad . Al
realizarse en el proces a toda la existenda social en torno a la consecudón y acumula
o de trabajo y disfru
te de un gru po social
concreto, la vida hum ción del producto, de la presa o el botín arrancados a lo Otro.
ana implica la reprod
ucción o el cultivo
de la identidad del mis El productivismo es la huída hacia adelante, elegida com o
mo, de una identidad
que se transfor
ma, y que lo hace ya sea soludón a la escasez, esto es, como remedio a la condición qu<'
acum ulativamente, com
o resultado de
mu cho s ciclos sucesiv pesa sobre la propuesta humana de reorganización de Ja vidu
os de reproducción,
o disruptivamente,
en aco ntecimientos de que hace de ella un hecho contingente y precario; es e l i n lPnl o
cambio concentrado,
excepcionales, en
desespera d o d e s alvars e del carácter artificial y por Lu n l o fl n i l o
_ .
1 77
176
ental de su concredón o u h
c � tastrófica, en cambio, la comunidad sucumbe ante la impo 1 pl'od uctivísmo, el rasgo más elem
que esa lfnca
bilidad, provocada por cataclismos naturales, guerras con otr t ·odificadón, tiene
inscrito en sí el gran temor de
ran aquello que será tratado como lo real y aquello que queda do estrecho.
por su parte, el momento
rá como no integrable, como un trasfondo impenetrable. El momento de la pura rutina,
ritmo de la ejecución rigurosa
El momento "sagrado" o de (re)fundación traza también los "profano", en el que impera el
portamiento humano lo mismo
límites entre aquello de la anim alidad humana que recibió efec del códi go productivista, el com
guía por el éthos elemental que
tivamente un sentido humano, aquello que es considerado par productivo que consuntivo, se
ento extraordinario y se refu
te constitutiva de la forma de la socialidad del sujeto, y aquello deniega lo insoportable del mom
a
normas estipuladas por la form
que quedó fuera, que fue rechazado, que no fue funcionalizado gia en el cumplimiento de las
nocerlas en lo que son -a sa
en el proceso de la reproducción sodal y, por tanto, fue repri social establecida. Lejos de reco
tegia de supervivencia en lo
mido. ber: el decantamiento de una estra
l a amenaza d e l o Otro - , la.
lh•
La experiencia de la constitución del cosmos en medio del lucha contra l a escasez, contra
seguimiento estricto, inru nSil
caos es una experiencia traumática que queda marcada en el ne por normas naturales cuyo
blemente repetido, es la garantía de su vigencia y, por tanto, dl• u na asundón cuestionante de las mismas; en la medida en qLH'
En el momento extraordinario la subcodificación concreta rrumpe de manera sistemática, trabajando críticamente sobre el
del "código general" del comportamiento humano, que lo indl· entido de lo que ella hace y dice.
vidúa o identifica en una situadón determinada, y, en dertu El tiempo del proceso cotidiano de la reproducción social es
medida, el código mismo, entran a ser re-formulados o re aquel en el que gravitan, simultánea o sucesivamente - en al
configurados en la práctica, son tratados de una manera qu<• lernanda lo mismo vertiginosa y "salvaje" que pausada y ca
desata la virulenda en la fundón meta-sémica y meta lendarizada - , dos temporalidades disímbolas: una temporali
·· ' tica de la
lingms VI·da como un proceso comunicativo. En el dad real, propia de la secuencia repetitiva del tiempo rutinario
momento de la rutina, en cambio, el uso que se hace de ellos es o "profano", y una temporalidad imaginaria, propia del ritmo
completamente respetuoso de su autoridad, concentrado en inventivo que mimetiza el tiempo de la acción extraordinaria o
humano es mucho más que la simple cara opuesta de la exis los dos modos contrapuestos del comportamiento humano; si
tencia extraordinaria, como lo sería en efecto la existenda ruti no se da el entrecruzamiento de una existencia que cumple au
naria; la existencia "normal" tiene una consistencia compleja tomáticamente el programa codificado con una existencia "en
que resulta de una combinación especial de las otras dos. ruptura ", que trata de manera "reflexiva" y crítica a ese pro
' La variedad inagotable y la dinámica sin reposo de las for grama, no puede hablarse, en la historia en la que aún vivimos,
mas de la vida cotidiana de los seres humanos se explica por el de una existencia cotidiana propiamente humana.
de la vida pública con la vigencia de las ,instituciones que la re- cial. Por lo demás, y como resultado de lo anterior, en la acti v i
.
La política puede ser, por un lado, una actividad política taria espontánea y la voluntad comunitaria cristalizada en las
"natural", religiosa o comunitaria, y, por otro, una actividad instituciones, es decir, el conflicto entre el polimorfismo de la
política "contractual' � laica o republicana. La primera, la políti vida nueva y la forma establecida se resuelve en un proceso in
momento extraordinario y el momento cotidiano no se encuen El segundo tipo de actividad política, el republicano, propio
tran separados ni clara ni definitivamente en el tiempo. Tanto de sociedades de tendencia "occidental" o encauzadas en la
la realización plena como la catástrofe total de la identidad co modernización, corresponde, en cambio, a una vida social que
munit¡uia son hechos que se viven en ellas como probables y presupone la "coagulación" definitiva del tiempo de lo cotidia
que, en cierta medida, están efectivamente en juego todavía en no y su separación clara respecto del tiempo extraordinario.
la parte alta o esotérica del cuerpo social. La prolongación de lo Una vida social en la que el conflicto entre la voluntad comuni
"sagrado" dentro de lo "profano" es tan reciente y tan fuerte taria emergente (la "sociedad") y la voluntad comunitaria insti
que mantiene a éste como un momento que no acaba de consti tucionalizada (el "Estado") no se encuentra resuelto de antema
tuirse y que se da como una coagulación que avanzara de la no, en la que los intereses de la res pública no coinciden
periferia hacia el centro, de lo bajo hacia lo alto de la vida so- inmediatamente con los de la res privada, sino que tienen que
tad consensual.
� En la perspectiva de los productores/ consumidores de objetos prác
ticos comunes la política se presenta como una actividad especial, propia
de '1os políticos ". Los "políticos", a su vez -aquellos que fueron guerre *
con el armamento de las épocas de guerra; gente que emplea un discurso tlidad como actividad poütica propiamente dicha, hay, sin <' 111 ·
excesivo, solemne, propio de las circunstancias en que '1a patria está en
bargo, otro diferente que, pese a que en ocasiones es e l más <k·
peligro ".
1 86 I K7
cisivo, suele pasar desapercibido o tratado sólo en calidad d mar "rutina" de los animales. La rutina de los seres humanos
"ruido" en la teoría politica moderna. • tá invadida por momentos imaginarios de ruptura, de antiau
En la cotidianidad humana la rutina, es decir el momento lomatismo, de libertad; momentos en los que el ser humano
diante la construcción de un plano imagil)ario de comporta· La cultura es el momento autocrítico de la reproducción que un
.
miento en el cual tiene lugar un simulacro de la politicidad re grupo humano determinado, en una circunstancia histórica de
volucionaria, una repetición del cuestionamiento de la forma term1nada, hace de su singularidad concreta; es el momento
1
establecida de la socialidad, de la identidad consagrada de la dialéctico del cultivo de su identidad. Es por ello coextensiva a
comunidad. El momento extraordinario o "sagrado" de lo polí la vida humana, una dimensión de la misma; una dimensión
tico altera así, desde el plano imaginario, el funcionamiento au que sólo se hace especialmente visible como tal cuando, en esa
tomático de la rutina del ser humano. En medio de una ejecu reproducción, se destaca la relación conflictiva (de sujeción y
poner entre paréntesis la función metasémica, aparecen unas 3 La historia de la tercera modernidad de la América Latina, la repu
blicana -las otras fueron la jesuita, del siglo XVII, y la borbónica, del si
burbujas de libertad, unos usos que lo actualizan centrándolo
glo XVIII-, ofrece un cuadro que seria pintoresco si no implicara una se
precisamente en tomo a esa función, en tomo a la puesta en rie de experiencias desastrosas, que ilustra dos pasos mencionados aquí
crisis de su capacidad simbolizadora. -ambos frustrados, nunca concluidos-: el primero, que llevarla de la
minos reales, no únicamente bajo la forma de la politica, sino la política real y la política ficticia . El cuadro al que me refiero es el que
cotidiana del hombre es, como veíamos, una vida sumamente tanciación festiva de la catástrofe- y de literatos y artistas -hom l.m:!l
de la "pérdida de identidad" en un encuentro con los otros rea Al plantearse como la historia del acontecer de una forma,
que la cultura es un patrimonio de formas propias y peculiares, un Kul se en lo que es, ha intentado ser otra, cuestionarse a sí m isma,
turgut o una Kulturerbe (herencia cultural) que debe ser gepflegt, cuidada
aHojar la red de su código en un doble movimiento: abriéndose
o cultivada especialmente en su núcleo --del cual ella sería sólo la pro
a la acción corrosiva de las otras formas concurrentes y, al
longación objetiva-, en la "cultura " en vivo que sería precisamente la
identidad o peculiaridad pero encarnada como volk ( "pueblo '); para ella, mismo tiempo, anudando según su propio principio el tejid o
la pflege o cultivo de la identidad de una comunidad consiste, por un la
d e l o s códigos ajenos, afirmándose desestructuradoramente
do, en cristalizarla en una figura que la "museifica", es decir, en aferrar
se a ciertos rasgos de ella y, por otro, en insuflar a esa figura una vitali dentro de ellas.s
La c �tura es una dimensión de la vida humana; por ello la En la vida "normal" o cotidiana la · existe
ncia rutina ria sólo
recibir en sí mism a, n
acompaña en todos los momentos y todos los modos de su rea se cumple si es capaz de romperse para
irrupción del modo ex
lización; no sólo en los de su existencia extraordinaria, en los el plano imaginario de su realización, la
e, de acuerdo a esto,
que ella es absolutamente manifiesta, sino también en los de su traordinario de la existencia. Puede decirs
constitutivo de la cotidia
existencia cotidiana, en los que ella se hace presente siguiéndo que es en este momento de ruptura
_
como una actividad cul
la por los recodos de su complejidad.6 nidad humana en el que se concentra,
la dimensión cultural
tural especial o propiamente dicha, aquel
el proceso de reproduc
difus a y generalizada, propia de todo
autocrítico de su identi
-redescubierto para la modernidad por la Malinche mexicana en el siglo
ción social, la del cultivo dialéctico o
XVI-, "abrirse " a ellos y retarlos a que ellos también "se abran ".
dad o singularidad concreta.
6 El concepto de "dimensión cultural" que se desarrolla aquí se intro
una irrupción del
duce con libertad en el intrincado panorama de acepciones del término La existencia "en ruptura" se da como
"cultura" que se encuentra vigente en nuestros días. La comprensión o del comp ortamiento ru
comp ortamiento extraordinario dentr
moderna de la dimensión cultural se despliega en muy variados escena
el escenario de la ima
rios típicos del uso lingüístico; cada uno de ellos es capaz de proponer su tinario. Una irrupción que tiene lugar en
la semiosis lingüística
propia acepción. Tales escenarios pueden clasificarse de acuerdo a la ginación, esto es, en el plano en el que
nio de sobre la semiosis
manera en que organizan las siguientes oposiciones semánticas princi
ejerce de manera inmediata su domi
pales:
"atadas" se liberan de sus
a) "Cultura"/ "naturaleza": el mundo dotado de vida espiritual, de se práctica, en el que las significaciones
de sí mismas, haciendo
ataduras, se convierten en simulacros
miosis lingüística (lo humano), frente al mundo carente de espíritu y de
"co.mo si" pudieran desenvolverse en un juego libre, con otra creativa o crítica. Cuando hablamos de una actividad pro
independencia del substrato al que dan forma, del contacto qu1• piamente cultural hacemos referencia justamente a esta rea li�o
las posibilita. La ruptura e s justamente "un hecho inofensivo, ión de la dimension cultural en la que se encuentra resa lla d o
de consecuencias puramente mentales", una repetición fingida el movimiento metasémico, "reflexivo" o autoctrítico que la ca
de lo que acontece con la vida humana y su mundo en el racteriza.
momento ambivalente en el que tanto la realización plena de lu La actividad cultural no requiere, en principio, de un tiem
comunidad concreta como la aniquilación de la misma, tanto la po y un espacio propios; puede acompañar como una sombra o
"luminosida d absoluta" (la Arcadia) como la "tiniebla absoluta" omo un "aura" a cualquier actividad rutinaria. Sin embargo,
(la catástrofe) son, ambas, igualmente posibles/ incluso en este caso implica de todas maneras un gasto de
En el momento de la rutina la dimensión cultural se encuen energías ultra-funcional que es improductivo.8 Este carácter
tra en estado inerte, es un hetho cultural. La subcodificadón dispendioso, "lujoso" de la cultura, que puede acentuarse casi
del código está "en automático" , en el grado mínimo de su cul ilimitadamente cuando su práctica se ha independizado del
tivo. En el momento de ruptura, en cambio, este cultivo entra funcionamiento pragmático de la producción/ consumo y ha
en . acción, se vuelve especialmente enfático. En la preparación alcanzado altos grados de dificultad técnica, lleva a la confu
rutinaria de los alimentos su sabor peculiar se cultiva de todas sión que tiende a negar la omnipresencia de la actividad cultu
maneras; en cambio en la preparación festiva de los mismos su ral y a reducirla a su manifestación restringida como "alta cul-
para una ocasión especial. Dos momentos o dos modalidades 8 Puede darse incluso la paradoja -y se da, e n efecto, con gran fre
cuencia- de que el '1ujo " de la cultura se despliegue en situaciones más
de la misma dimensión cultural, la una repetitiva o ingenua, la
bien miserables, que parecerían requerir un abono especial de ener·gín
La distinción entre baja y alta cultura se ha planteado dt dican de manera especial - que no excluyente o monopólic.1
muchas maneras: baja cultura o cultura popular o espontánea, al cultivo crítico de la subcodificación. Es un hecho en sí mi m o
como un hecho tosco, no elaborado, en estado primitivo, y a l t a "democrático", que no implica ninguna jerarquización social,
cultura o cultura d e élite o educada, como u n hecho refinado, ning¡.1na diferenciación destinada a poner en lo "alto" a quienes
tecnificado, que conoce y respeta una tradición.9 se concentran en la actividad cultural, sino que simplemente
Se trata de una distinción que, a partir de una experiencia reconoce la posibilidad, que ellos aprovechan mientras pueden,
histórica real, confunde la necesidad de una autonomización d<• de una entrega excepcionalmente mayor al comportamiento
vez autonomizada, en la esfera de vida de las ruling classes. En la historia que conocemos, esta distinción espontánea se
A partir de la actividad cultural simbiotizada con la vida ru ha encontrado siempre sobredeterminada por el hecho de la
tinaria, que se expande en toda la vida cotidiana, se genera es organización jerarquizada del cuerpo social - de la separación
pontáneamente la diferenciación de una actividad cultural que y coexistencia de castas y clases sociales sobre la base de la re
debe realizarse de manera especial y que abre su escenario partición desigual y polarizada del poder de disposición sobre
propio en medio de esa misma vida. Aparece así, de manera el producto o la riqueza objetiva de la comunidad - , un hecho
inherente a la vida social, la distinción entre cultura como acti que ha presionado siempre, con mayor o menor éxito, para que
vidad difusa y cultura como actividad concentrada. En las so la relación entre la actividad cultural autónoma, ahora oficiali
ciedades se constituyen ocasiones, sitios y personas que se de- zada, y la actividad cultural general, ahora "informalizada", de
como "cultura que hace el pueblo ", lo "baj o " es sinónimo de "genuino", cia y subordina a la segunda, mientras ésta la descono e y luu "
"vital", "creativo " (frente a lo "postizo ", "mustio " o "aburrido " de la cultura
mofa de aquella.
alta o elitista, mandada a hacer por las clases dominantes). Cuando, a
su vez, el pueblo es identi1icado con la clase trabajadora revolucionaria , Que la "alta cultura" necesita de la "baja" parece ser oh io • • • •
a su "cultura proletaria" le es reconocido un carácter critico espontáneo,
l a medida e n que - como lo "descubrieron" los ro m .1 1 1 1 11 1 1'
verdad "sobre-determinaciones" que afectan sólo tendencial Georges Bataill e, La part maudit. (ed. dt.)
mente a otra oposición más estructural - y no excluyente sino
Roger Cailloix, L ' homme et le sacre, Gallimard, París, 1 950.
complementaria, no jerarquizadora sino niveladora - , la que
(Trad. esp. El hombre y lo sagrado, FCE, México, 1942.)
aparece entre la manera autónoma y concentrada y la manera
dorf-Koln 1952. (Trad. esp. La religión antigua, Revista de este fundamento es reconocible todavía, incluso
Occidente, Madrid, 1972.) en las formas más profanas del ritual seculariza
binación más o menos estrecha con los otros dos: el esquema cambiables. En medio de la rutina irrum pe de pronto la d u du
p
pro io del juego, el de la fiesta y el del arte. El rasgo común de acerca de si la necesidad natural de la marcha de las cosas - y
los tres, a partir del cual comienza su diferenciación, consiste junto con ella también y sobre todo de la forma social "na t u ra l "
en la persecución obsesiva de una sola experiencia cíclica, !a y p or tanto incuestionable d e l a vida - n o será precisamente lo
cimiento del sentido del mundo de la vida, de la destrucción y Los distintos juegos se pueden clasificar de acuerdo a la
la reconstrucción de la "naturalidad" de lo humano, es decir de medida en que intervienen en ellos el azar, por un lado, y la in
la "necesidad contingente" de su existencia. tervención humana, por otro. El juego en tanto que comporta
El juego, el comportamiento en ruptura que muestra de la miento "en ruptura" persigue la experiencia de lo contingente,
manera más abstracta el esquema autocrítico de la actividad lo contra- o trans-natural de la autoafirmación del mundo de la
cultural, consigue que se inviertan, aunque sea por un instante, vida social como una "segunda naturaleza"; pero lo hace a su
los papeles que el azar, por un lado, com o caos o carencia abso manera, una manera extrema y abstracta: busca el punto en el
luta de orden, y la necesidad, por otro, como norma o regulari que la necesidad se revela ella misma contingente y en el que la
dad absoluta, desempeüan complementariamente en su con contingencia, en cambio, resulta ser necesaria. En el juego, la
traposición. El placer lú dico consiste precisamente en esto: en posibilidad de alcanzar con w1a acción una cierta meta impro
la experiencia de la imposibilidad de establecer si un hecho da bable se hace depender de dos factores: el ingenio o la destreza
do debe su presencia a una concatenación causal de otros corporal de quien la ejecuta, por un lado, y la suerte o lo alea
hechos anteriores (la preparación física y psíquica en Wl depor torio, por otro. El resultado de la acción, sea exitoso o fallido,
tista, el conocimiento de los caballos, los jinetes y la pista en un llevará a la experiencia propiamente lúdica de la imposibilidad
apostador) o justamente a lo contrario, a la ruptura de esa con de determinar cuál de los dos factores fue el decisivo.
catenación causal, a la intervención del azar (la buena o la mala En los juegos de pericia o de ingenio - cultivados sobre l o
"suerte", la "voluntad de Dios"). Es el placer metafísico que do en el deporte - el jugador se alía con la necesidad y prC'l<m
viene con la experiencia de una pérdida repentina de todo so de vencer al azar, dejarle, en virtud de su propio es fu r:t.o, un
porte, de todo piso o fundamento; la convicción fugaz de que el margen de intervención lo más estrecho posible. En los j uegos
azar y la necesidad pueden ser, en un momento dado, ínter- de azar, por el contrario, el apostador se alía con PI aza r pn ro n·
202
20.
tra de la necesidad; su intervención en la acción que debe al tencia concreta del mism o,
es decir el contenido del com prom i
de momentos, unos mínimos otros mayores, de ruptura lúdica bado Y rotu ndo - del platónico
"mun do de las ideas " - sería
de la rutina. Todos ellos son momentos de crisis y recomposi una experiencia que el ser hum
ano no alcanza en el terreno de
ción imaginaria de la incuestionabilidad de todas las leyes na la ru tina, de la vida práctica
prod uctiv a/ consuntiva y procrea
turales y, por tanto, también de aquellas artificiales que, dán dora, en el momento de la mera
efectuación, sino en el mom en
dose por naturales, sostienen, para bien y para mal, el edificio to de la ruptura y especialm ente
en el de la rupt ura festiva o de
tico del código que presenta el comportamiento humano es di luga r en la ceremonia ritua
l resida en que sólo en ella el ser
ferente. La irrupción del momento extraordinario es en este ca hum ano alcanza la percepci
ón "verdadera" de la objetidad del
la vigencia en general de toda ley sino a la vigencia de una ley Parecería que, para estar plen
amente en el mun do - para per
"encarnada", la ley de la subcodificación identificadora del có derse a sí mism o com o sujeto
en el uso del objeto y para ganar
digo. Lo que en la ruptura festiva entra en cuestión no es ya so se a sí m ismo al ser puesto
por el otro com o objeto - , el ser
lamente la necesidad o naturalidad del código sino la consis- hum ano de la historia que
vivimos requiere de la experiencia
de lo "sagrado" o, dicho en otros
términos, del traslado al esce
1 En este sentido, Jos j uegos de azar son el sustituto moderno del ia
nario de la imaginación, del "pas
o al otro lado de las cosa s".2
do "numinoso " de la religiosidad. En el mundo organizado por la circula
Gracias a él, que violenta su existencia orgánica, obligándola a dar más el objetivo de su reinstalación, de la reposición de su
va l idl't.,
de sí, a rebasar lo requerido por su simple animalidad, el hombre puede
de su exaltación. De alú la afinidad de estos actos fe livos ' 01 1
abandonar ocasionalmente el teiTeno de la "conciencia objetiva" (Sartre) ,
internarse en el ámbito de lo fantástico v percibir algo que, de otra ma los actos reales de revolución, e n los que la comuni dad d1•st r u
.
nera, le estaría siempre vedado.
y e y reconstruye una figura de su socialidad . Porqu1�
d i ' lt� n , . .,