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La prudencia es la virtud
de actuar de forma justa,
adecuada y con cautela,
respetando los
sentimientos, la vida y las
libertades de las demás
personas, pero también
es la cualidad de
comunicarse con un
lenguaje claro, cuidadoso
y acertado; con sensatez,
con moderación y
reflexión.
La prudencia se
encuentra asociada con la
sabiduría, como la
comprensión de los eventos adversos de los cuales nadie está exento de
padecer en el transcurrir de la existencia humana y que requiere de la
sensibilidad y acompañamiento de sus congéneres antes que justificar
posibles causas que nada resuelven ni ayudan.
Para aprender a ser prudentes hay que estar atentos a las razones, pero más
que todo debemos controlar nuestras emociones, que son las que nos
impulsan al error. Porque generalmente somos dados a errar por
apresurarnos en nuestros juicios, afirmando cosas que no son claras al buen
sentir, pero que estamos impulsados a expresarlas como desahogo de
nuestras pasiones.
El acto prudente tiene como base las palabras y los hechos acertados que
ennoblecen a la persona, donde se aprecia más la sabiduría que la astucia,
porque no es tanto la facilidad de las palabras sino la calidad y la sutileza para
conseguir fielmente el cometido con tan valioso resultado.
-Cada vez que quieras saber lo que debes hacer, pon la cabeza dentro del
caparazón, hueles las hierbas mágicas y empiezas a pensar. ¡Verás qué bien
funciona!
La tortuga así lo hizo: puso la cabeza dentro del caparazón, olió las hierbas
mágicas y pensó: “¿Cuál es la forma de regresar a casa?” A continuación,
adoptó la postura del pensador y dijo:
- ¡Ah!, ya me acuerdo, he de subir este monte y bajar por la orilla del torrente.
La tortuga salió del caparazón, dio las gracias a los enanos y se dirigió hacia
su casa.
A partir de aquí, la tortuga siempre supo lo que debía hacer: cuando no se
acordaba de algo, ponía la cabeza en el caparazón, pensaba y decidía.
ACTIVIDADES
Y allí quedaron atrapados aquellos muñecos para siempre, y cuando ven que
el niño va a hacer algo peligroso, se ponen a llamar la atención para que, al
verlos, recuerde el gran susto de la cerilla.
COMPROMISO