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ARTRITIS

Qué es la artritis?

 Artritis significa literalmente inflamación de las articulaciones. Aunque la


inflamación de las articulaciones es un síntoma o señal y no un diagnóstico
específico, el término artritis se usa a menudo para referirse a cualquier
problema médico que afecta las articulaciones.
 Existen más de 100 tipos diferentes de artritis y enfermedades asociadas, entre
las que se incluyen enfermedades que afectan los huesos, los músculos, las
articulaciones y los tejidos que las sostienen.
 Los tipos más frecuentes de artritis son la artrosis y la artritis reumatoide .

Cuáles son los síntomas de la artritis?


 Los síntomas o signos de advertencia de la artritis más comunes que se
manifiestan en las articulaciones o en la zona que las rodean son cuatro. Los
síntomas son:
 Dolor
 Rigidez
 Hinchazón (a veces)
 Dificultad para mover una articulación
 Enrojecimiento
 Disminución de la amplitud de movimiento
 Otros tipos de síntomas pueden variar según los distintos tipos de artritis.
 Molestias distintas: Sentir mucho cansancio, tener fiebre sin motivo
aparente, hormigueo en manos y pies, ronquera o sequedad en la boca son
síntomas que, combinados, alertan de una posible artritis.

A quiénes afecta:
 Afecta más a hombres que a mujeres, la artritis idiopática juvenil afecta a niños
y adolescentes. Se puede dar a cualquier edad, incluido en niños; aunque lo
más común es entre personas de entre 20 y 40 años.

¿Cuáles son las causas de la artritis?


 Dado que existen más de 100 tipos diferentes de artritis y enfermedades
asociadas, probablemente existan diversas causas. Las causas de la mayoría
de los tipos de artritis son desconocidas.

Es imposible prevenir ciertos factores que aumentan el riesgo de desarrollar


artritis. Dichos factores incluyen:

 Material genético que se hereda de los padres


 Un defecto en el sistema inmunológico, que normalmente protege al
organismo contra la invasión de bacterias y virus.
 En algunos casos, es posible que el sistema no responda de manera adecuada
a la infección y, en cambio, ataque a los tejidos propios del cuerpo.
Otros factores que aumentan el riesgo de desarrollar artritis pueden incluir:

 Un defecto en el cartílago o en la unión de las articulaciones.


 Lesión o traumatismo en una articulación.
 Una bacteria, un hongo o un virus que puede infectar las articulaciones.
Algunos factores que aumentan el riesgo de ciertos tipos de artritis se pueden
modificar; éstos incluyen:

Obesidad
 Las personas con exceso de peso presentan una mayor frecuencia de
osteoartritis (OA), especialmente en las rodillas.
 Los hombres con exceso de peso también están expuestos a un riesgo mayor
de desarrollar gota.
Debilidad muscular
 Los músculos débiles no sostienen a las articulaciones de manera adecuada.
 Si los músculos que rodean a las articulaciones son fuertes - especialmente los
de las rodillas - el riesgo de desgaste de la articulación es menor y se puede
prevenir la lesión.
Movimientos repetitivos
 Algunos movimientos que se realizan repetidamente durante un período de
tiempo prolongado pueden dañar u ocasionar lesión en la articulación.

Cómo se diagnostica?
Durante el diagnóstico de la artritis, es probable que su médico le realice un
examen físico completo de todo el cuerpo, incluyendo su columna vertebral, las
articulaciones, la piel y los ojos. Se le podrían hacer exámenes de sangre para
detectar la presencia de inflamación. En los casos en que se sospecha la
presencia de una infección o de la gota, podría ser útil extraer líquido de la
articulación con una aguja con el fin de analizar el contenido del material. Además,
es posible que el médico ordene uno o más de los siguientes exámenes por
imagen:

 Rayos X de los huesos (radiografía):la radiografía (rayos X) utiliza una dosis


baja de radiación para crear imágenes de las estructuras internas. Las
radiografías muestran los huesos y la manera en que interactúan entre sí
en las articulaciones. Es útil evaluar la cantidad de cartílago en los
extremos de los huesos, deformidades y condiciones subyacentes en los
huesos que pueden causar artritis, y cambios en los huesos que pueden
estar dañados debido a la artritis.
 Tomografía computarizada (TAC) del cuerpo:la exploración por tomografía
computarizada (TAC) combina un equipo especial de rayos X con
computadoras sofisticadas para producir múltiples imágenes del interior del
cuerpo. En el caso de las personas con artritis, la TAC se usa generalmente
para examinar las articulaciones que están en lugares profundos dentro del
cuerpo y que son difíciles de evaluar con rayos X convencionales.
 Resonancia magnética nuclear musculoesquelética (RMN): la RMN utiliza
un potente campo magnético, pulsos de radiofrecuencia y una computadora
para producir imágenes detalladas del cuerpo. La ventaja de la RMN es que
muestra ambos, los huesos y los tejidos circundantes (incluyendo cartílago),
los ligamentos y el revestimiento interior de las articulaciones. La RMN se
utiliza frecuentemente para descubrir anormalidades en el tejido blando de
las articulaciones (que son invisibles a los rayos X) para determinar si el
tratamiento es efectivo y para detectar complicaciones de la enfermedad.
 Ultrasonido musculoesquelético:el ultrasonido utiliza un
pequeño transductor (sonda) y un gel para crear imágenes del cuerpo a
partir de ondas sonoras de alta frecuencia. Puede proporcionar imágenes
detalladas de las articulaciones y tejidos blandos circundantes,
principalmente de aquellos que se encuentran cerca de la superficie de la
piel.
 Análisis de sangre: para comprobar si hay ciertas partículas proteínicas en
sangre (como la proteína C reactiva) elevadas que indican la presencia de
inflamación.

Tratamiento:
Los FAME, es decir, los fármacos antirreumáticos modificadores deenfermedad,
son el pilar básico en el tratamiento de la artritis reumatoide. Frenan la
enfermedad y enlentecen la destrucción y deformidad de las articulaciones, ya que
interfieren sobre la producción de sustancias implicadas en la inflamación.

Su efecto beneficioso dura entre 3 y 10 semanas a partir de su administración.


Los efectos secundarios suelen ser leves y desaparecen al bajar o suspender la
dosis.

Fármacos básicos para mitigar el dolor.

 AINE. Los antiinflamatorios no esteroideos disminuyen síntomas como el dolor, la


rigidez y la inflamación de articulaciones, indicado para brotes del trastorno.
 Analgésicos. Como el paracetamol, son útiles en fases agudas de la
enfermedad o como tratamiento de apoyo complementario a otras terapias, ya que
atenúan el dolor provocado por la artritis.
 Corticoides. Son solo adecuados en dosis bajas y periodos cortos de tiempo en
fases iniciales de la enfermedad o en brotes agudos, que no podamos controlar
con otras opciones terapéuticas.

Terapias complementarias a los Fármacos.

Aunque todavía no existe cura, las opciones terapéuticas actuales son muy
amplias y permiten un buen control de la artritis reumatoide. Hay varias opciones:

Estimulación eléctrica

Un aparato colocado en la piel (conocido como TENS) envía impulsos eléctricos


que llegan a la articulación y a la cápsula articular. Esto facilita que el dolor y la
rigidezdisminuyan. Proporciona alivio a los síntomas pero no más que algunos
antiinflamatorios, por lo que su aplicación es limitada.
Protección con férulas

Existen distintos tipos de férulas de descanso para proteger y mantener en


buenaposición articulaciones como la rodilla (se usan al caminar) o la muñeca y
los dedos (al dormir). Gracias a ellas se pueden evitar deformidades en flexión.

Infiltraciones, último recurso

Se aplican solo cuando otras terapias no han funcionado. Las inyecciones


decorticoides en la zona afectada pueden provocar infección articular o atrofia de
la piel, pero solo si se abusa de ellas o están mal indicadas.

Las de ácido hialurónico dan menos complicaciones, pero el especialista


debe inyectarlas con precisión para que todo el producto quede dentro de la
articulación. Si no es así, pueden provocar dolor.

Tratamiento de fisioterapia en las distintas fases

Dividimos el tratamiento conservador en dos fases, siguiendo la evolución cíclica


de la enfermedad: una fase inflamatoria y una fase crónica o de seguimiento.

Fase inflamatoria:

Según la intensidad del brote, el paciente estará ingresado en un centro


hospitalario o bien permanecerá en su domicilio. Los objetivos de la fisioterapia en
esta fase son los siguientes:

 Disminuir el dolor y la inflamación


 Preservar la función respiratoria
 Prevenir la rigidez articular, la atrofia muscular, la osteoporosis y las
deformidades.

Disminuir el dolor y la inflamación: El reposo es el primer tratamiento contra la


inflamación. De entre las técnicas antiinflamatorias, la que mejor se adapta a estos
caso es la termoterapia por conducción (es la aplicación de bolsas calientes y
protegiéndose la piel con una toalla).

Las contraindicaciones para aplicar esta técnica son la vasculitis y la insuficiencia


venosa. En este último caso se puede optar por la crioterapia.

Preservar la función respiratoria: en estos casos se prescriben ejercicios de


ventilación torácica y abdominal, ya que el reposo puede inducir una
hipoventilación (baja ventilación) en pacientes que normalmente ya padezca una
insuficiencia respiratoria.
Prevenir la rigidez articular, la atrofia muscular, la osteoporosis y las
deformidades: se realizan movilizaciones pasivas suaves para mantener la
movilidad articular, y ejercicios isométricos para mantener el tono muscular y paliar
la osteopenia (carencia o disminución de la masa ósea) secundaria a la
inactividad.

Cuanto a la postura, la posición correcta es con los hombros y caderas en ligera


flexión y abducción (abiertos), las muñecas en unos grados de flexión dorsal, los
dedos en ligera flexión, pulgar en oposición con los demás dedos y tobillos en
posición neutra.

En reposo en cama deberá alternarse con sesiones de corta duración de los


ejercicios anteriormente descritos. Durante el día conviene que el paciente dé
pequeños paseos.

Fase Crónica o de Seguimiento:

En esta fase se combinan las sesiones de tratamiento individual con el tratamiento


en grupo y los programas de fisioterapia en el domicilio. Los objetivos de
fisioterapia en esta fase son los siguientes:

 Disminuir el dolor
 Reducir el edema (hinchazón), si se da el caso
 Prevenir la rigidez articular, la atrofia muscular, la osteoporosis y las
deformidades
 Orientar al paciente hacia la economía articular
 Motivar al paciente y conseguir su colaboración
 Potenciar su autoestima

Disminuir el dolor y reducir el edema: para ese fin se utilizan las técnicas de
electroterapia.

Prevenir la rigidez articular, la atrofia muscular, la osteoporosis y las


deformidades: para ganar recorrido articular y tonificar la musculatura se utilizan
técnicas manuales. Para evitar las deformidades hay que tener un buen control
postural, medidas de ahorro articular y, si es necesario, se podrá indicar una
ortesis (también conocidas como férulas).

Orientar al paciente hacia la economía articular: El fisioterapeuta y el terapeuta


ocupacional son los profesionales que pueden estudiar el entorno en el que se
mueve el paciente (ya sea en su domicilio o su trabajo) con el fin de recomendar
adaptaciones que faciliten las tareas diarias y a la vez preserven al máximo las
articulaciones.
Potenciar la autoestima: se estará potenciando la autoestima cuando se orienta
al paciente cuanto al tipo de vida que puede llevar, y las posibilidades que todavía
se le ofrece. Localización de la afectación articular.

La afectación articular en la artritis es simétrica y suele progresar de distal (zonas


más alejadas del tronco) a proximal.

Muñeca y manos: La afectación de la muñeca y de las manos, aunque muy


deformante, suele ser funcional. La mayor limitación en esta zona se encuentra en
la falta de fuerza.

Al ser funcional la afectación en esta localización, se debe insistir en una buena


educación gestual y en utilizar las mejoras ergonómicas existentes en el mercado
para evitar en la medida de lo posible la evolución de deformidades (utilización de
férulas).

El tratamiento de fisioterapia consistirá en la aplicación de baños de parafina como


medida antiinflamatoria, baños que el paciente puede seguir realizando en su
domicilio; en los casos de inflamación persistente podemos añadir también
electroterapia de baja frecuencia, como el baño galvánico. La movilización pasiva
suave, los ejercicios de tonificación con pequeñas resistencias (como puede ser la
ayuda de una red elástica) y la utilización de ortesis (férulas) de reposo o
correctoras.

Hombros: La afectación de los hombros suele tener una alta incidencia, siendo
las limitaciones funcionales tanto para las actividades instrumentales de la vida
diaria (por ejemplo alcanzar objetos elevados o relativamente pesados), así como
las actividades básicas como puede ser el cuidado personal.

Para disminuir el dolor se puede utilizar básicamente la termoterapia por


conducción (calor local), combinándola si es necesario con electroterapia de alta
frecuencia (preferentemente de onda corta o ultrasonidos). También es
recomendable realizar movilizaciones pasivas suaves o autopasivas. Para
mantener la fuerza muscular son recomendables ejercicios isométricos, que el
paciente podrá seguir practicando en su domicilio.

Codos: La afectación de los codos, aunque menos frecuente, también es


invalidante por la inestabilidad que representa. En una fase avanzada, ala
inestabilidad se suma la limitación de la movilidad, lo cual dificulta la realización de
actividades básicas de la vida diaria como comer, lavarse o peinarse.

El tratamiento de fisioterapia será semejante al del hombro utilizando ortesis de


contención, o bien medias elásticas en caso de sinovitis persistentes.
Tobillos y pies: La afectación de los pies en muchos casos suele ir acompañada
de edema (inflamación), lo que contraindica la aplicación de termoterapia; la
indicación terapéutica aconsejada sería realizar baños de contraste, crioterapia
(hielo picado, aire frío), o bien la electroterapia de baja frecuencia. Asimismo, se
indica el masaje circulatorio, la posición en declive de las extremidades inferiores y
la utilización de medias elásticas compresivas u ortesis sencillas tipo tobillera.

Se recomienda también el ejercicio tanto pasivo, movilizando todas las pequeñas


articulaciones del pie y efectuando estiramientos suaves como activo
(deambulación sobre superficies inestables de diferentes tipos.

Por último, se recomienda la utilización de calzado adecuado, ya sea ortopédico


(de compensación y no de corrección) o convencional que sean anchos, bajos y
blandos.

Rodillas: El tratamiento conservador de fisioterapia va dirigido a disminuir el dolor


y la inflamación mediante métodos físicos, como la termoterapia por conducción o
de alta frecuencia, siempre que no existan contraindicaciones, como puede ser las
de tipo circulatorio. En estos casos se podría utilizar la crioterapia, o la
electroterapia de alta frecuencia en la modalidad pulsátil, cuyo efecto térmico no
es demasiado profundo.

También se debe prevenir o controlar la inestabilidad articular mediante ejercicios


suaves de tonificación muscular. En caso de existir ya una inestabilidad lateral, se
aconsejará el uso de ortesis (férulas) estabilizadoras. Otros de los objetivos del
tratamiento conservador en la rodilla es la prevención del flexo (deformación
lateral);para eso se realizan estiramientos suaves de la musculatura posterior, y si
es insuficiente se podrá recomendar la utilización de una ortesis posterior de
extensión durante el reposo nocturno.

Caderas: Para aliviar el dolor se utiliza preferentemente la termoterapia de alta


frecuencia, porque tiene un mayor poder de penetración. Están indicados los
ejercicios pasivos suaves, así como el trabajo en suspensoterapia para flexibilizar
la articulación; se realiza estiramientos con pesas si hay flexo (deformación lateral)
de cadera, están indicados ejercicios de tonificación isométricos e isotónicos con
pequeñas resistencias.

Columna vertebral: Cuando un paciente afectado de artritis presenta dolor,


acompañado o no de sensación de inestabilidad, ha de evitarse la realización de
ejercicios, y podrá ser necesario la utilización de un collarín cervical para viajar en
un vehículo;también está recomendado un tratamiento antiálgico antiinflamatorio.

Articulación temporomaxilar: se manifiesta con dolor al masticar. El tratamiento


de fisioterapia en este caso consistirá en medidas puramente antiinflamatorias; es
de gran utilidad la aplicación de ultrasonidos en su modalidad pulsante a dosis
bajas, acompañado de una dieta blanda en las fases más dolorosas para facilitar
la masticación.
Cirugía, para casos graves: Si la articulación está muy dañada, provoca dolor
intenso y se ha perdido muchamovilidad, el reumatólogo puede recomendar algún
tipo de intervención quirúrgica. La operación puede ir desde corregir la
articulación a sustituirla por una prótesis. Actualmente se investiga para reparar el
cartílago con células madre.

Terapia:la fisioterapia y el ejercicio pueden mejorar el rango de movimiento y


flexibilidad mejorando la fortaleza ósea y muscular. Otras opciones incluyen
terapia con masajes, terapia con agua o aparatos ortopédicos.

Terapia biológica, un gran avance

Aunque su precio aún es bastante elevado, desde hace unos años se están
imponiendo los fármacos biológicos, especialmente para las personas que no
mejoran con los antirreumáticos.

Se administran por vía endovenosa o subcutánea y bloqueanlas sustancias que


inflaman la membrana sinovial. No curan la dolencia pero sí han conseguido que
enfermos con artritis grave apenas tengan síntomas.

Un 60% de los pacientes que optan por fármacos biológicos logran que la
artritis remita

Tienen una alta efectividad y gracias a su administración, hasta el 60% de los


pacientes con artritis reumatoide consigue que la enfermedad
remitacompletamente, sobre todo en fases tempranas.
ARTRITIS REUMATOIDE

La Artritis Reumatoide es la forma más común de artritis autoinmune, se produce


cuando el sistema inmunitario ataca por error los tejidos del cuerpo.

Es una enfermedad crónica y degenerativa que se caracteriza por provocar


la inflamación de la membrana sinovial (membrana que alimenta, protege y cubre los
cartílagos) de las articulaciones y en los tejidos circundantes. En algunas ocasiones la
artritis puede tener un comportamiento extraarticular y dañar órganos y sistemas como
el corazón, el riñón y el pulmón, la piel, los ojos, los vasos sanguíneos. Por este motivo
es una enfermedad sistémica.
La inflamación de esta membrana es la responsable del dolor, de la hinchazón
claramente visible, de la sensación de rigidez que los pacientes pueden sentir por las
mañanas y de la pérdida de la movilidad articular.
Afecta con más intensidad a unas articulaciones que a otras, principalmente a las más
móviles como las manos y los pies, los codos, los hombros, las caderas, las rodillas y
los tobillos. Hay algunas que nunca se ven afectadas.
Si la inflamación permanece de forma mantenida y no se controla puede acabar
dañando los huesos, los ligamentos y los tendones que hay alrededor de
la articulación. Esto puede provocar una deformidad progresiva de las articulaciones y
la pérdida de la capacidad para realizar movimientos y tareas cotidianas. Todo esto
repercute en la calidad de vida de los pacientes.
Causas:
Todavía no se sabe la causa de la AR; sin embargo, el sistema inmunológico del
cuerpo desempeña un papel importante en la inflamación y en el daño que la AR
ocasiona en las articulaciones. El sistema inmunológico es la defensa del cuerpo
contra bacterias, virus y otras células extrañas. En la AR, el sistema inmunológico
ataca a las propias articulaciones y pudiera afectar a otros órganos del cuerpo.
En la AR, las células del sistema inmunológico invaden los tejidos de las
articulaciones y provocan inflamación. Estas células en el tejido y en el líquido de
la articulación producen muchas sustancias, entre las que se incluyen enzimas,
anticuerpos y citosinas, que atacan la articulación y pueden dañarla.

Factores ambientales y AR
Posibles factores desencadenantes de una respuesta autoinmune:

 Fumar
 Infecciones
 Hormonas
El daño a las articulaciones afectadas por AR puede empezar a los pocos meses
de la aparición de síntomas. Por ello los doctores recomiendan un tratamiento
precoz y un tratamiento agresivo.

El papel de los genes


Los genes desempeñan un papel importante en el desarrollo de la AR. Los genes
que están asociados con la AR son más frecuentes en la población caucásica. Sin
embargo, no todas estas personas llegarán a desarrollar AR. Se cree que estos
genes generan, en algunas personas, una susceptibilidad o tendencia a
incrementar el riesgo de desarrollar AR.

Aún se desconoce la razón por la cual algunas personas que poseen estos genes
presentan mayor riesgo de desarrollar AR y otras no

A quienes afecta:

La frecuencia de la AR no sólo varía entre los diversos países y regiones, sino


también según el sexo y la edad. Así, el trastorno es tres veces más frecuente en
las mujeres que en los varones y resulta mucho más habitual en las personas
mayores que en los adultos jóvenes, con una edad de inicio más frecuente entre
los 40 y 60 años de edad. En consonancia con estos datos, se estima que la AR
afecta a alrededor del 5% de las mujeres mayores de 55 años de edad, entre
quienes la enfermedad resultaría unas 5-10 veces más frecuente que en la
población general. Pese a las precisiones apuntadas, hay que tener presente que
la AR realmente puede aparecer en cualquier período de la vida, sin excluir la
infancia ni la adolescencia.

Cabe matizar que la AR es más frecuente en quienes tienen cierta predisposición


genética a padecerla, aunque ello no significa que los hijos y familiares de un
enfermo tengan necesariamente, y por esta razón, un riesgo elevado de
desarrollar la enfermedad.

También es más frecuente entre las personas en quienes presentan una proteína
plasmática conocida como factor reumatoide, aproximadamente el 5% de la
población general. Por ello, la detección del factor reumatoide forma parte de los
análisis que se solicitan para realizar el diagnóstico y controlar la evolución de la
enfermedad.

Síntomas:
Los síntomas de la AR varían de una persona a otra y en casi todas las personas
también varían de un día para el otro, aunque siempre existe un cierto grado de
artritis. En algunas personas, la enfermedad puede ser leve, con períodos de
actividad (en los que la inflamación de las articulaciones empeora) conocidos
como episodios agudos o de exacerbación. En otras, la enfermedad permanece
activa continuamente y empeora, o progresa con el paso del tiempo.
Si usted tiene AR, es probable que sienta los siguientes síntomas en algunas
articulaciones:

• dolor articular, hipersensibilidad, hinchazón o rigidez por seis semanas o más

• más de una articulación afectada

• articulaciones pequeñas (muñecas, articulaciones de manos y pies) más


frecuentemente afectadas que las articulaciones grandes (rodillas, caderas,
hombros)

• las mismas articulaciones afectadas en ambos lados del cuerpo

• fatiga, fiebre de baja temperatura

• anemia

• análisis de sangre que muestran inflamación

• pruebas de laboratorio que detectan anticuerpos ligados a la AR

Estas señales físicas de la artritis se deben a la inflamación del revestimiento, o


cápsula sinovial de las articulaciones. Si esta inflamación persiste o no responde
bien al tratamiento, puede causar la destrucción de cartílago, hueso, tendones y
ligamentos adyacentes, conduciendo así, a las deformidades de las coyunturas.
La artritis reumatoide puede hacerle sentir completamente enfermo,
particularmente durante los períodos de agudización y usted podría:
• perder el apetito

• perder peso

• tener poca energía

• tener fiebre de temperatura baja (febril)

• volverse anémico (tener un número de glóbulos rojos más bajo de lo normal); y

• desarrollar nódulos reumatoides (bultos de tejido que se forman bajo la piel)

La artritis reumatoide puede afectar diferentes partes de una articulación, como:

- la membrana

- la cápsula articular

- el hueso

- el músculo

- la bolsa

- el tendón

- el líquido sinovial

- el cartílago

A menudo los nódulos reumatoides se forman sobre áreas óseas expuestas a


presión. Éstos frecuentemente se encuentran alrededor del codo, y también en
otras partes del cuerpo, como los dedos, sobre la espina dorsal o en los pies.

En ocasiones, las personas con AR presentan inflamación en otras partes del


cuerpo:

• Ojos: resequedad, dolor, enrojecimiento y sensibilidad a la luz.


• Boca: resequedad e irritación o infección en las encías.
• Piel: nódulos reumatoides (bolitas subcutáneas sobre hueso), puntitos rojos,
úlceras en la piel.
Diagnóstico
Aunque no existen pruebas específicas, el diagnóstico de esta patología es
relativamente sencillo si el paciente acude al reumatólogo ante la sospecha de tener
algunos de los síntomas ya descritos.
El primer paso para tratar la AR es obtener un diagnóstico. Este puede ser un
proceso complicado y largo. En sus etapas tempranas, la AR puede parecerse a
otros tipos de artritis. Para diagnosticarla, su médico tomará su historial clínico, le
hará un examen físico y ordenará ciertas pruebas.

Historial clínico
Su doctor le preguntará sobre sus síntomas (dolor, rigidez, dificultad para
moverse), cómo y cuando empezaron, con qué frecuencia se presentan, cuán
severos son y si hay algo que le cause mejoría o empeoramiento de los mismos.
El número y ubicación de las articulaciones afectadas también indican AR, pues la
enfermedad tiende a manifestarse en ambos lados del cuerpo. Sin embargo, es
posible que se desarrolle en una sola articulación.

Reconocimiento físico
El médico examinará cada articulación, en busca de dolor, inflamación, calor y
movimiento limitado o con dolor. Un examen físico puede revelar otras cosas, tales
como nódulos reumáticos o fiebre leve.

Análisis de sangre
Se usan dos tipos de análisis de sangre. Uno mide el nivel de inflamación y el otro
detecta la presencia de anticuerpos (proteínas de la sangre) quepuede ser una
señal de AR. Aunque estos análisis de sangre pueden ser útiles para establecer
un diagnóstico, no hay una prueba única que pueda establecer o excluir un
diagnóstico de AR.

- Tasa de sedimentación de eritrocitos o velocidad de sedimentación globular


media (VSG) y proteína C reactiva (PCR), indican la presencia de inflamación.
Cantidades elevadas de uno o ambos, en conjunción con otros hallazgos puede
ayudar a hacer el diagnóstico. No obstante, en algunas personas las pruebas dan
resultados normales.

-Factor reumatoide (FR) es un anticuerpo que se encuentra en un 80% de las


personas con AR. Los anticuerpos contra el péptido cíclico citrulinado (anti-CCP)
se hallan en el 60 a 70% de quienes tienen AR y puede manifestarse incluso antes
de presentar síntomas. Sin embargo, a veces ambos se hallan también en
individuos que no tienen AR.

Pruebas de imágenes
Aunque durante la primera etapa de la AR los resultados de estas pruebas suelen
resultar normales, los daños articulares que pueden aparecer a medida que
progresa la enfermedad, ayudan a confirmar el diagnóstico. Las imágenes por
resonancia magnética (IRM) y el ultrasonido pueden mostrar lesiones y ayudar a
monitorear la eficacia del tratamiento.

 Pruebas del factor reumatoide.

 Prueba para detectar anticuerpos frente a péptidos citrulinados. Estos anticuerpos


están presentes en las dos terceras partes de los pacientes con esta patología.

 Radiografías para detectar la presencia de erosiones.

Tratamientos:
En la mayoría de los casos, la AR requiere tratamiento por largo tiempo a cargo de
un experto en artritis llamado reumatólogo. El tratamiento incluye:

 Medicamentos

 Fisioterapia

 Ejercicio

 Educación

 Cirugía, si es necesario

El tratamiento oportuno para la AR con medicamentos denominados fármacos


antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARMA) debe ser usado en
todos los pacientes. Estos hacen más lenta la destrucción de las articulaciones y
previenen las deformidades. Se debe evaluar la actividad de la AR con frecuencia
para asegurarse que la enfermedad está controlada. El objetvo del tratamiento es
detener el progreso de la AR.

MEDICAMENTOS.

Medicamentos antiinflamatorios: estos incluyen al ácido acetilsalicílico (aspirin) y


antiinflamatorios no esteroides (AINES) como el ibuprofeno, naproxeno y
celecoxib.
 Estos medicamentos funcionan muy bien para reducir la hinchazón e inflamación
articular, pero pueden tener efectos secundarios a largo plazo. Por esa razón, solo
deben tomarse por un corto tiempo y de ser posible en dosis bajas.
 Ya que estos medicamentos no previenen el daño articular por sí solos, deben
usarse junto con medicamentos FARMA.

Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARMA): estos a


menudo son los primeros fármacos que se prueban en personas con AR. Se
recetan además del reposo, los ejercicios de fortalecimiento y los fármacos
antinflamatorios.

 El metotrexato es el fármaco más comúnmente utilizado para la AR. La


leflunomida y la hidroxicloroquina también se pueden utilizar.

 La sulfasalazina es un fármaco que a menudo se combina con metotrexato e


hidroxicloroquina (terapia triple).

 Pueden pasar semanas o meses antes de ver algún beneficio de estos


medicamentos.

 Estos fármacos pueden tener efectos secundarios serios, así que se necesitará
exámenes de sangre regulares cuando los esté tomando.

 Medicamentos antipalúdicos: este grupo de medicamentos incluye


hidroxicloroquina (Plaquenil). Casi siempre se usan junto con metotrexato. Pueden
pasar semanas o meses antes de ver algún beneficio de estos medicamentos.

Corticosteroides: estos medicamentos funcionan bien para reducir la hinchazón e


inflamación articular, pero pueden tener efectos secundarios a largo plazo. Por lo
tanto, se deben tomar solo por un corto tiempo y en dosis bajas cuando sea
posible.

Agentes biológicos FARMA: estos medicamentos están diseñados para afectar


partes del sistema inmunitario que juegan un papel en el proceso patológico de la
AR.

 Estos fármacos se pueden administrar cuando otros medicamentos para la AR,


como el metotrexato, no han funcionado. Por lo general, los fármacos biológicos
se agregan al metotrexato. Sin embargo, al ser medicamentos costosos,
generalmente requerirán aprobación del seguro médico.

 La mayoría de estos medicamentos se administran ya sea bajo la piel


(subcutáneos) o en una vena (intravenosos). Existen varios tipos de agentes
biológicos.

Los agentes biológicos pueden ser muy útiles en el tratamiento de la AR. Sin
embargo, las personas que toman estos fármacos deben ser vigiladas muy de
cerca debido a reacciones adversas poco comunes, pero serias:
 Infecciones a raíz de bacterias, virus y hongos

 Cáncer de piel, pero no melanoma

 Reacciones cutáneas

 Reacciones alérgicas

 Insuficiencia agravada del corazón

 Daño a los nervios

 Bajo conteo de glóbulos blancos

CIRUGÍA

Se puede necesitar cirugía para corregir las articulaciones que sufrieron daño
grave. La cirugía puede incluir:

 Extirpación del revestimiento articular (sinovectomía)


 Artroplastia total en casos extremos que puede incluir reemplazo total de rodilla
(RTR) y artroplastia de cadera.

FISIOTERAPIA

Los ejercicios de rango o amplitud de movimiento y los programas indicados por


un fisioterapeuta pueden retardar la pérdida de la función articular y ayudar a
mantener los músculos fuertes.

Los médicos y terapeutas saben que el ejercicio puede mejorar su salud y aptitud
física sin lesionar las articulaciones. La actividad física moderada y habitual ayuda
a:

• disminuir la fatiga

• fortalecer los músculos y huesos

• aumentar la flexibilidad y la energía

• mejorar la sensación de bienestar general

Hay que ocuparse de la movilidad de las articulaciones realizando ejercicios de


amplitud de movimiento e isométricos para la fortaleza muscular. Los ejercicios de
amplitud de movimiento ayudan a mantener la movilidad de las articulaciones y
usualmente se realizan sin peso. Debe mover las articulaciones a lo largo de toda
la amplitud de movimiento, prestando especial atención al final del movimiento,
donde la movilidad podría perderse primero.

Los ejercicios isométricos pueden ayudar a mantener fuertes los músculos sin
mover las articulaciones. Su médico o fisioterapeuta puede enseñarle la manera
adecuada de realizar estos ejercicios. Como estos ejercicios no implican
movimiento de las articulaciones, se pueden hacer cómodamente incluso cuando
la inflamación está presente. Por lo general, puede continuar con ejercicios
acuáticos durante los períodos de agudización, porque la flotación del agua ayuda
a proteger las articulaciones y facilita los movimientos.

Aplicar calor profundo o estimulación eléctrica para reducir el dolor y mejorar la


movilidad articular.

Otras terapias que pueden ayudar a aliviar el dolor articular incluyen:

 Técnicas de protección de la articulación

 Tratamientos con calor y frío

 Férulas o dispositivos ortopédicos para apoyar y alinear las articulaciones

 Períodos frecuentes de descanso entre las actividades, así como de 8 a 10 horas


de sueño cada noche
ARTROSIS

La artrosis en una enfermedad crónica que se debe a un "desgaste" en la


superficie de las articulaciones, de tal manera que rozan entre sí con el
movimiento de la articulación y entonces producen dolor. Hay alteraciones en el
cartílago y tejidos circundantes.

Afecta a rodillas, caderas, manos y espalda, principalmente. Se vuelve muy


frecuente con el envejecimiento.

A quiénes afecta:
 Es el trastorno articular más frecuente, suele comenzar a edades
comprendidas entre los 40 y los 50 años y afecta en algún grado a casi
todas las personas a partir de los 80 años de edad. Antes de los 40 años,
los varones presentan artrosis con más frecuencia que las mujeres, a
menudo a consecuencia de traumatismos. Muchas personas presentan
algún signo de artrosis en las radiografías (con frecuencia ya a la edad de
40 años), aunque solo la mitad de ellas tienen síntomas. Entre los 40 y los
70 años de edad, las mujeres presentan este trastorno con una frecuencia
superior a la de los varones. Después de los 70 años, el trastorno se
desarrolla en ambos sexos por igual.
 Presentan un riesgo especial de artrosis algunas personas que fuerzan
repetidamente una articulación o un grupo de articulaciones, como los
obreros de fundición, los granjeros, los mineros del carbón y los
conductores de autobús. El principal factor de riesgo para la artrosis de
rodilla es dedicarse a una ocupación que implique flexionar con frecuencia
la articulación. Curiosamente, los corredores de larga distancia no tienen un
riesgo mayor de desarrollar este trastorno, sin embargo, cuando la artrosis
ya se ha desarrollado, este tipo de ejercicio la empeora con frecuencia. La
obesidad puede ser uno de los principales factores en el desarrollo de la
artrosis, en particular en la rodilla y especialmente en las mujeres.

La artrosis se clasifica como:

 Primaria
 Secundaria

La artrosis se clasifica como primaria (o idiopática) cuando la causa es


desconocida (como sucede en la gran mayoría de los casos). La artrosis primaria
puede afectar solo a ciertas articulaciones, como la rodilla, o a muchas de ellas.

En la artrosis secundaria la causa es otra enfermedad o patología, como:

 Una infección
 Una anomalía articular congénita
 Un traumatismo
 Un trastorno metabólico, por ejemplo, el exceso de hierro en el organismo
(hemocromatosis) o el exceso de cobre en el hígado (enfermedad de
Wilson)
 Un trastorno que ha lesionado el cartílago articular, por ejemplo, la artritis
reumatoide o la gota.

Causas de la artrosis:
Normalmente, las articulaciones tienen un grado de fricción tan bajo que están
protegidas del desgaste incluso después de años de uso habitual, de
sobreutilización o de traumatismo. La artrosis se produce con mayor frecuencia
por un daño tisular. En un intento del organismo por reparar una articulación
dañada, se acumulan sustancias químicas en la articulación y aumenta la
producción de los componentes del cartílago, como el colágeno (una proteína
resistente y fibrosa del tejido conjuntivo) y los proteoglicanos (sustancias que
proporcionan elasticidad). A continuación, el cartílago se hincha debido a la
retención de líquido, con lo que se ablanda y se producen grietas en su superficie.
Se forman pequeñas cavidades en el hueso situado debajo del cartílago,
debilitándolo.

El intento de los tejidos de reparar el daño conduce a un nuevo crecimiento de


cartílago, hueso y otros tejidos. El hueso crece excesivamente en los bordes de la
articulación, produciendo excrecencias óseas (osteofitos) que se pueden ver y
palpar. Por último, la superficie lisa y regular del cartílago se vuelve áspera y
porosa, con lo que la articulación ya no puede moverse suavemente y absorber
impactos por más tiempo. Todos los componentes de la articulación, es decir, el
hueso, la cápsula articular (tejidos que envuelven la mayoría de las articulaciones),
la membrana sinovial (tejido que reviste la cavidad articular), los tendones, los
ligamentos y el cartílago, presentan varios fallos, con lo que se altera la función
articular.

Síntomas de la artrosis
Por lo general, los síntomas de artrosis se desarrollan gradualmente y al principio
afectan solo a una o pocas articulaciones. Las articulaciones de los dedos, la base
de los pulgares, el cuello, la zona lumbar, el dedo gordo del pie, la cadera y las
rodillas se ven afectados habitualmente.

El dolor, con frecuencia descrito como intenso y profundo, es el primer síntoma y,


cuando se presenta en las articulaciones de carga, suele empeorar con las
actividades que implican soportar el peso corporal (como permanecer de pie). En
algunas personas, la articulación puede estar rígida después de dormir o de
cualquier otro periodo de inactividad, aunque la rigidez suele desaparecer pasados
30 minutos, especialmente si la articulación se moviliza.

A medida que el trastorno va causando más síntomas, la articulación pierde


movilidad y finalmente pierde la capacidad de estirarse y doblarse por completo. El
nuevo crecimiento de cartílago, hueso u otros tejidos puede agrandar las
articulaciones. Las superficies irregulares de los cartílagos hacen que las
articulaciones rechinen, chirríen y crujan al movilizarlas, y se vuelven dolorosas a
la palpación.

Las excrecencias óseas habitualmente se desarrollan en las articulaciones


próximas a las puntas de los dedos (los denominados nódulos de Heberden) o en
las articulaciones de la parte media de los dedos (los denominados nódulos de
Bouchard).
En algunas articulaciones (como la de la rodilla), los ligamentos, que rodean y
sostienen la articulación, se estiran de tal modo que esta se vuelve inestable. De
forma alternativa, la cadera o la rodilla se vuelven rígidas y pierden amplitud de
movimiento. Puede resultar muy doloroso tocar o mover la articulación (sobre todo
al estar de pie, al subir escaleras o al caminar).

La artrosis afecta con frecuencia la columna vertebral. El dolor de espalda es el


síntoma más frecuente. Los discos o articulaciones dañados en la columna
vertebral suelen causar únicamente dolor leve y rigidez. Sin embargo, la artrosis
en el cuello o en la zona lumbar pueden provocar entumecimiento, dolor y
debilidad en un brazo o una pierna si el excesivo crecimiento óseo comprime
algunos nervios. El crecimiento excesivo de hueso también puede producirse
dentro del conducto raquídeo en la zona lumbar de la columna (estenosis raquídea
lumbar), produciendo compresión sobre los nervios antes de su salida del
conducto raquídeo para ir hacia las piernas. Esto provoca dolor en las piernas
después de caminar, lo que sugiere erróneamente que la persona presenta una
reducción del aporte de sangre en las piernas (claudicación intermitente). En raras
ocasiones, el crecimiento del hueso comprime el esófago y dificulta la deglución.

La artrosis puede permanecer estable durante muchos años o bien evolucionar


muy rápidamente, aunque lo más frecuente es que progrese de forma lenta
después de la aparición de los síntomas. Muchas personas presentan algún grado
de invalidez.

Los sujetos que tienen episodios de enrojecimiento, calor e inflamación articular


deben ser evaluados por un médico debido a que estos episodios no pueden estar
producidos por la artrosis y podrían ser el resultado de una infección o de gota.

Diagnóstico de la artrosis
 Evaluación por un médico
 Radiografía

El médico establece el diagnóstico de artrosis basándose en los síntomas


característicos, la exploración física, determinados análisis de sangre y las
alteraciones de las articulaciones en las radiografías (como el agrandamiento óseo
y el estrechamiento del espacio articular). Sin embargo, las radiografías no son
muy útiles para la detección precoz de la artrosis ya que no muestran los cambios
en los cartílagos, que es donde se producen las alteraciones más iniciales.
Además, a menudo, los cambios observados en las radiografías no muestran una
correlación estrecha con los síntomas sufridos por la persona afectada. Por
ejemplo, una radiografía puede mostrar solo cambios mínimos en una persona con
síntomas graves, o una radiografía con numerosas alteraciones puede pertenecer
a una persona que tiene muy pocos síntomas, si es que tiene alguno.

La resonancia magnética nuclear (RMN) puede revelar cambios precoces en los


cartílagos, pero rara vez es necesaria para establecer el diagnóstico.
No existen análisis de sangre específicos para el diagnóstico de la artrosis,
aunque determinados análisis de sangre pueden ser útiles para descartar otros
trastornos (como la artritis reumatoide).

Si una articulación está inflamada, los médicos pueden adormecer el área


inyectando un anestésico y luego insertar una aguja en la articulación para extraer
una muestra de líquido sinovial. El líquido articular se analiza para determinar si se
trata de artrosis o de otros trastornos articulares, como infecciones o gota.

Tratamiento de la artrosis
 Fisioterapia y terapia ocupacional
 Fármacos o sustancias
 Cirugía
 Terapias suplementarias

Los principales objetivos del tratamiento son:

 Aliviar el dolor
 Mantener la flexibilidad articular
 Optimizar la función articular general

Estos objetivos se logran principalmente mediante actividades físicas que implican


ejercicios de fuerza, flexibilidad, resistencia y rehabilitación (fisioterapia y terapia
ocupacional). Se enseña a las personas afectadas de qué modo la modificación de
sus actividades diarias puede ayudarles a convivir con la artrosis. El tratamiento
adicional incluye medicamentos, cirugía (para algunas personas), y nuevas
terapias.

Medidas físicas
Ejercicios apropiados, entre los que se incluyen los de estiramiento, los de
fortalecimiento y los posturales, ayudan a mantener los cartílagos en buen estado,
a aumentar la amplitud de movilidad de la articulación y a fortalecer los músculos
circundantes para que puedan absorber mejor las cargas sobre la articulación. El
ejercicio, a veces, consigue detener o revertir la artrosis de la cadera y la rodilla.
Los médicos recomiendan la realización de los ejercicios en el agua (como en una
piscina) porque el agua evita la carga sobre las articulaciones.

Los ejercicios de estiramiento deben hacerse a diario.

El ejercicio debe equilibrarse con el reposo de las articulaciones doloridas durante


unos minutos (cada 4 a 6 horas a lo largo del día), aunque la inmovilización de una
articulación es probable que empeore la artrosis en vez de mejorarla.

Los síntomas empeoran con el uso de sillas, tumbonas, colchones y asientos de


automóvil demasiado blandos.
Debe evitarse también poner almohadas debajo de las rodillas al reclinarse, ya
que hacerlo puede provocar tirantez en los músculos de la cadera y de la rodilla.
(Esta recomendación contrasta con la recomendación de que las personas con
dolor lumbar y ciática se pongan una almohada entre las rodillas. En estas
personas, el uso de la almohada alivia la tensión localizada en la zona lumbar y en
la cadera.

Con frecuencia se recomienda a las personas afectadas adelantar el asiento del


automóvil, utilizar sillas de respaldo recto con asientos relativamente altos (como
las de cocina o las de comedor), dormir en colchones firmes y con tableros en la
cama (disponibles en muchas tiendas de antigüedades) y calzar zapatos con buen
apoyo o zapatillas deportivas.

Los elevadores del asiento del inodoro pueden facilitar ponerse de pie y hacer que
sea menos incómodo en personas que tienen artrosis dolorosa de las rodillas o las
caderas, sobre todo si tienen los músculos débiles.

Los ejercicios específicos para la artrosis de la columna vertebral son útiles y,


cuando el dolor es intenso, pueden requerirse corsés ortopédicos para la espalda.
Entre los ejercicios hay que incluir tanto ejercicios para el fortalecimiento muscular
como ejercicios aeróbicos de bajo impacto (como caminar, nadar y montar en
bicicleta). En la medida de lo posible, las personas afectadas han de mantener su
vida cotidiana y realizar sus actividades habituales, tanto de ocio como laborales.
Sin embargo, hay que adaptar la actividad física, evitando tener que agacharse, lo
que agravaría el dolor artrósico.

 La fisioterapia y la terapia ocupacional pueden ser útiles, con frecuencia


asociadas a terapia con calor.
 La realización de ejercicios de amplitud de movimiento en agua caliente es
beneficiosa porque el calor mejora la función de los músculos al reducir la
rigidez y el espasmo muscular.
 Para disminuir el dolor debido al empeoramiento temporal de la artrosis en
una articulación se aplica frío.
 Las plantillas para el calzado (ortopédicas) reducen el dolor al caminar.
 Son útiles los masajes realizados por fisioterapeutas cualificados y la
aplicación de calor intenso con diatermia o ultrasonidos
 Ejercitar suavemente las articulaciones afectadas (realizando ejercicio en
una piscina, si es posible, utilizando la bicicleta estática o caminando).
 Someterse a acupuntura o a masajes en las articulaciones afectadas y a su
alrededor (estas medidas han de ser llevadas a cabo por un terapeuta
experimentado).
 Aplicar una almohadilla caliente o una toalla tibia y húmeda sobre las
articulaciones afectadas.
 Evitar ganar peso en exceso (con el fin de no aumentar la carga sobre las
articulaciones), o perderlo si se tiene sobrepeso.
 Utilizar dispositivos especiales siempre que sea necesario (por ejemplo,
bastón, muletas, andador, collarín para el cuello o soporte elástico de rodilla
para proteger las articulaciones del sobreesfuerzo, o la colocación de un
asiento bien sujeto y seguro en la bañera para evitar un exceso de esfuerzo
durante el baño).
 Utilizar zapatos con buen apoyo o calzado deportivo.

Fármacos
Los fármacos se utilizan como complemento del ejercicio y de la fisioterapia.
Pueden emplearse individualmente o en combinación y no alteran directamente el
curso de la artrosis. Se utilizan para reducir los síntomas y permitir una actividad
diaria más normal.

Un simple fármaco para aliviar el dolor (analgésico), como el paracetamol


(acetaminofen), tomado antes de realizar actividades que causan malestar, o bien
tomado de forma regular para aliviar un malestar articular más constante, puede
ser suficiente para el dolor leve o moderado. Aunque los efectos secundarios no
son frecuentes, los enfermos no deben tomar paracetamol en dosis superiores a
las recomendadas. Si se está en tratamiento con paracetamol es necesario
asegurarse de que no se toma al mismo tiempo alguno de los numerosos
medicamentos de venta libre que contienen paracetamol.

A veces, sin embargo, puede requerirse un analgésico más potente, como


el tramadol o, en raras ocasiones, opiáceos.

De forma alternativa, puede administrarse un antiinflamatorio no esteroideo (AINE)


para disminuir el dolor y la hinchazón. Los AINE también vienen como formulación
en gel y en crema, pueden aplicarse sobre la piel mediante un ligero masaje
(como el gel de diclofenaco 1%) en las articulaciones de las manos y las rodillas,
lo cual puede ayudar a aliviar los síntomas.

Los relajantes musculares (normalmente a dosis bajas) alivian en algunos casos el


dolor debido a la distensión muscular que se produce al intentar sostener las
articulaciones afectadas por la artrosis.
Si una articulación se inflama, se hincha y duele de repente, puede ser necesario
extraer la mayoría del líquido del interior de la articulación e inyectar una
formulación especial de cortisona directamente en el espacio articular. Este
tratamiento proporciona a algunas personas un alivio temporal del dolor y un
aumento de la flexibilidad de la articulación; pero no deben realizarse inyecciones
de cortisona demasiado a menudo, ya que la articulación podría dañarse.

En algunas personas, el dolor se alivia de forma moderada durante periodos


prolongados de tiempo mediante una serie de 1 a 5 inyecciones semanales de
ácido hialurónico (una sustancia similar al líquido sinovial normal) en el interior de
la articulación de la rodilla. Estas inyecciones no deben administrarse con una
frecuencia superior a 6 meses. Las infiltraciones articulares con ácido hialurónico
son menos eficaces en personas con artrosis grave.

ESGUINCE

¿Qué es un esguince?
Un esguince o torcedura es una lesión de los ligamentos que unen dos huesos que
forman una articulación. Estos ligamentos están formados por fibras muy resistentes,
pero cuando se fuerzan hasta el límite o realizan un movimiento muy brusco y
excesivo, se rompen o se estiran en exceso, la articulación duele y se inflama. Si la
lesión es tan importante que el ligamento ya no puede estabilizar la articulación en su
posición y los huesos se desarticulan, se trata de una luxación.

Causas
Generalmente, los esguinces se producen cuando una articulación se mueve a una
posición antinatural ya sea por una caída, torcedura o golpe. El ligamento que recubre
los huesos que une se estira por encima de sus posibilidades hasta la distensión,
desgarro o rotura. Se producen generalmente en los tobillos, muñecas, vértebras
cervicales y dedos de las manos.
A quiénes afecta.
Es muy habitual en los adolescentes, sean o no deportistas, afecta más a hombres que
a mujeres.Las personas que tienen un mayor riesgo de sufrir un esguince son los
atletas más jóvenes, los miembros del ejército y cualquier persona que con
frecuencia corre, salta y cambia de dirección rápidamente mientras realiza una
actividad atlética.

Síntomas
Los principales síntomas de los esguinces son:
 Dolor articular o muscular: la completa o no funcionalidad de la articulación depende
directamente del nivel de dolor de la misma.

 Inflamación: aunque la zona dañada sufra una hinchazón, ésta no afecta a


la articulación, al contrario que las luxaciones y fracturas, que deforman y
desplazan la articulación de los huesos.

 Rigidez articular: es común tener dificultad para mover la articulación dado


que puede sentir dolor.

 Hematomas: tienen lugar en la zona inflamada, y se produce al romperse


algún vaso sanguíneo. Los hematomas pueden desplazarse y extenderse
por la zona afectada, además de ir cambiando de color conforme va
desapareciendo.

 Calor en la zona lesionada: la temperatura aumenta en la zona de la


articulación, ya que al acumularse sangre, acumula calor.
Los esguinces se producen cuando una articulación se mueve a una posición antinatural ya sea por una caída, torcedura o
golpe.

Clasificación:
Según la gravedad de la lesión, pueden existir tres tipos de grados:
 Grado 1: consiste en la distensión de parte del ligamento, sin incluir ni rotura ni
arrancamiento, por parte del ligamento con respecto al hueso. La zona aparece
hinchada y con un dolor de intensidad variable, pero la articulación permite realizar
movimientos normales.

 Grado 2: consiste en la rotura parcial o total de los ligamentos. La articulación no


permite realizar movimientos normales y presenta un dolor intenso.

 Grado 3: consiste en la rotura total del ligamento con arrancamiento con respecto al
hueso. Puede causar una luxación si provoca la pérdida de la congruencia articular. Es
susceptible de tratamiento quirúrgico en estos casos para reparar el ligamento
afectado.

Tratamiento

 Tras la lesión es importante aplicar hielo inmediatamente para así reducir la inflamación
producida por la lesión. Es aconsejable envolver el hielo en un trozo de tela y no
aplicarlo directamente sobre la piel.

 Vendar la zona afectada firmemente, pero no apretado, para limitar el movimiento. Si


fuera necesario, habría que utilizar una férula.

 Mantener elevada la extremidad afectada por encima del nivel del corazón.

 Mantener el área lesionada en reposo durante varios días y, a la hora de caminar, es


aconsejable el uso de muletas; minimiza la hinchazón y disminuye los hematomas.

 Para el dolor, medicamentos antiinflamatorios como el ácido acetilsalicílico o


el ibuprofeno pueden ayudar a aliviarlo.

 Tras tratar la articulación, es recomendable ejercitarla y así evitar la rigidez y aumenta


la fuerza, evitando ejercicios que puedan provocar dolor.

Ya sea un esguince de codo, tobillo, rodilla… Y ya sea más o menos leve, la


fisioterapia tiene un papel fundamental. En ocasiones, por desgracia, se piensa
que con reposo y poco más el esguince curará, y esto es un tratamiento erróneo
que puede generar complicaciones.
Si es muy leve es posible que el simple reposo ayude. Pero en un esguince que
produzca limitación (por ejemplo, cojera al caminar por un esguince de rodilla o
tobillo), el tratamiento fisioterápico ayuda de muchas formas:

o Reduciendo (incluso eliminando) el dolor y la hinchazón mucho antes que el


simple reposo. En ocasiones el reposo prolonga los síntomas semanas, o
meses.
o Mejorando la movilidad. Reduciendo, o evitando la pérdida de fuerza
muscular.
o Permitiendo reducir el tiempo de curación y reduciendo, incluso eliminando
las recaídas. Un esguince incorrectamente tratado puede cronoficarse, es
decir, que se siga repitiendo con mucha frecuencia, por estar la zona débil.
Esto puede mejorar con tratamiento fisioterápico.
o Entrenando las articulaciones, músculos y demás para que sepan
responder a esfuerzos, y estén más preparados para no lesionarse. A esto
ayuda mucho el entrenamiento de tipo propioceptivo.

AGUJETAS

Qué son las agujetas?


Las agujetas, más técnicamente conocidas como dolor muscular post-esfuerzo de
aparición tardía (DOMS), se caracterizan principalmente por un dolor intenso
localizado en una zona muscular fruto de un sobreesfuerzo realizado
previamente, con una intensidad superior a la que solemos trabajar normalmente.
Es el dolor del músculo esquelético que aparece como consecuencia a una
actividad física de cierta intensidad a la que no estamos acostumbrados.
Aunque el grado de dolor muscular y la duración del mismo pueda depender de
diferentes factores individuales como la forma física del individuo o de la propia
intensidad y duración del ejercicio realizado, lo cierto es que el motivo común de
sufrirlas es la pérdida de flexibilidad en el músculo trabajado.
Como respuesta a realizar un sobreesfuerzo al que el músculo no está habituado
aparecen ciertas alteraciones estructurales en el tejido conectivo y muscular, que
conllevan a microrroturas en el tejido tisular, lo que generalmente conocemos
como miofibrillas, obligando de este modo a nuestro cuerpo a comenzar un
proceso de reconstrucción y recuperación para hacer frente a un nuevo esfuerzo.

Síntomas de las agujetas


Los principales síntomas de las agujetas son la aparición de dolores musculares y
dificultades para realizar recorridos completos del movimiento de alguna
articulación.
Por ejemplo, si se producen en los biceps, a veces es imposible estirar el brazo
completamente, y si se producen en las piernas, pueden aparecer molestias para
caminar. Si se producen microdesgarros, el dolor puede ser intenso, de tipo
pinchazo. Los verdaderos síntomas de las agujetas suelen aparecer 48 horas
después del ejercicio de alta intensidad que hayamos realizado en un momento
dado. Suelen extenderse durante prácticamente 3 días hasta que van
desapareciendo poco a poco.
Después de aproximadamente 7 días, como mucho, el deportista vuelve a la
normalidad incluso sin llevar a cabo ningún tipo de tratamiento. A continuación se
detallan algunos de los síntomas de las agujetas:

1. Dolor muscular: Es el síntoma más común de las agujetas. Consiste en el


dolor parcialmente o totalmente localizado de uno o varios músculos que hayan
tomado parte en el ejercicio de alto esfuerzo.

2. Rigidez muscular: En ocasiones, el esfuerzo es tan extremo que en


determinados músculos vamos a encontrar dificultades, tanto para estirarlos
completamente, como para encogerlos. Esta es una de las sensaciones más
desagradables de las agujetas.

3. Microdesgarros: En ocasiones, las microrroturas que se producen son tan


extremas que llegan a provocar microdesgarros en los músculos. En estos casos,
durante el período en el que normalmente tendríamos agujetas, padeceremos
fuertes e incómodos pinchazos. Cuando se dan estos casos tan extremos es
preferible que se acuda a la medicina o al masaje profesional con el fin de
solucionar cuanto antes el microdesgarro.

4. Fatiga y debilidad: Al margen de las molestias habituales que se pueden


experimentar teniendo agujetas, es común padecer una situación de gran fatiga y
debilidad que hará que estemos cansados prácticamente a todas horas. A medida
que el cuerpo se vaya recuperando de estas microrroturas la sensación de fatiga y
debilidad también irá descansando. Un buen tratamiento en frío ayudará a que
dicha sensación de fatiga y debilidad desaparezca a la mayor brevedad.

5. Pérdida de fuerza: La mencionada fatiga y debilidad hace que, en muchas


ocasiones, perdamos totalmente la fuerza en determinadas articulaciones fruto de
las agujetas en los músculos de las mismas.
Aumento de las pulsaciones en reposo. En ocasiones el mencionado esfuerzo
extremo y las microrroturas pueden derivar en un extraño aumento de las
pulsaciones en reposo. Dicho descontrol de nuestras pulsaciones puede
desembocar en otros problemas, por lo que aunque no es grave sí que conviene
vigilarlo.

¿A quiénes afectan las agujetas?


Aunque normalmente las agujetas se suelen vincular a los principiantes o a
aquellos que no parten de una buena forma física, motivo por el cual ciertamente
es más fácil sufrirlas sobre todo si se realizan ejercicios que requieren contracción
muscular, lo cierto es que ni los más expertos están exentas de sufrirlas.
Aunque seas una persona que estás en forma y entrenes regularmente, la propia
exigencia y el aumento en la intensidad del entrenamiento que requiere una
progresión óptima para evolucionar, volverán a hacer aparecer las temidas
agujetas ya que se volverán a crear microrroturas fibrilares tisulares propias del
sobreesfuerzo.
Aunque en ambos casos padezcamos unos días de dolor muscular, éste será
sinónimo de haber practicado un entrenamiento intenso y de calidad que es el
objetivo fundamental que perseguimos. Con el descanso adecuado estaremos
más que preparados para abordar otro entrenamiento.

¿Por qué se producen las agujetas?


A lo largo de la historia se han expuesto 2 teorías acerca del por qué se producen
las agujetas:

Teoría del ácido láctico


La teoría del ácido láctico expone que el dolor muscular se produce por una
acumulación del ácido láctico entre los músculos. El ácido láctico es un desecho
del metabolismo que se cree que se cristaliza y genera el dolor en el músculo.
Sin embargo se ha demostrado que hay gente que tiene agujetas a pesar de no
generar ácido láctico, lo que nos lleva a la segunda teoría.

Teoría inflamatoria
La fricción generada por el movimiento constante de las fibras musculares hace
que se generen roturas y una inflamación en el músculo. La inflamación por
supuesto generará el dolor los siguientes días después de haber hecho ejercicio.

Causas de las agujetas


Ya sabemos que son las agujetas pero ¿qué las produce?. Existen cuatro teorías
que hablan de la aparición de las agujetas: metabólica, mecánica, inflamatoria y
neurogénica.

Metabólica
Actualmente esta teoría está descartada, pero durante muchos años se pensaba
que era la verdadera causa. Se asociaba el dolor a una cristalización del ácido
láctico secundario a los ejercicios de alta intensidad. Se ha comprobado que la
mayoría de este ácido láctico se elimina por oxidación y que el resto se usa para la
síntesis de glucógeno.

Mecánica
Se considera la teoría más aceptada. El músculo esquelético sometido a un
esfuerzo de alta intensidad, sobre todo en las contracciones excéntricas,
provocando así la ruptura de fibras musculares.

Inflamatoria. Como consecuencia de la ruptura de fibras musculares, se produce


una migración de células inflamatorias al lugar de la lesión. Éstas estimulan los
receptores del dolor del músculo, por lo que provocan la hipersensibilidad en el
paciente.

Neurogénica
Se ha propuesto que cuando una persona sufre DOMS se produce una alteración
en la interpretación de las sensaciones en el sistema nervioso central, de forma
que los estímulos no dolorosos se convierten en dolorosos.
Los métodos más eficaces en la prevención y el tratamiento del DOMS son el
masaje, la aplicación de paños calientes a nivel local (en el músculo que nos
duele), y la inmersión del miembro en agua (hidroterapia). También se recomienda
hacer estiramientos suaves y progresivos.
Se ha observado que la aplicación de hielo tras la aparición de las agujetas no
produce mayor mejoría de los síntomas que un placebo, por lo que se descarta del
tratamiento.
Lo importante es que el paciente sepa que es un dolor intenso, pasajero, que
requiere de cierto reposo y que nos ayuda en la práctica deportiva a encontrar
donde se encuentra nuestro fallo muscular.

Tratamiento:
Una vez que ya han aparecido se recomienda descansar ese grupo muscular
para darle tiempo a la recuperación, alimentarse bien, estirar suavemente esos
músculos e intentar aumentar el flujo de circulación para intentar acelerar la
recuperación.
Puedes aumentar el flujo con un ejercicio muy suave, con duchas que combinen
ratos de agua fría y de agua caliente, y si las agujetas no son muy dolorosas como
para que moleste el contacto, un masaje también puede ayudar.

Tener agujetas es algo positivo. No quiere decir siempre que estés


desentrenado, si no que has conseguido activar las fibras musculares lo
suficiente como para que haya una cambio en las mismas para crecer.

Recuperación Activa
Y por supuesto, lo mejor es volver a hacer ejercicio, si bien dependerá del nivel
de dolor muscular que las agujetas nos provoquen, pero siempre nos va a venir
bien porque vamos a aumentar la circulación sanguínea y ayudará a oxigenar los
músculos.

Si el Dolor es leve o moderado


Podemos realizar un ejercicio a ritmo moderado inicialmente de unos 20′ e ir
aumentando la intensidad del mismo paulatinamente. En muchas ocasiones con
esos 20′ las agujetas de dolor leve o moderado remitirán y podremos realizar la
sesión de entrenamiento que teníamos pensado sin mayor problema.
Es indispensable que cuando acabemos el entrenamiento hagamos una fase de
descarga o enfriamiento para que los músculos vuelvan a la calma, con una
sesión de estiramientos que harán que nuestros músculos se recuperen mejor de
la intensidad de entrenamiento.
Si el Dolor es elevado
Lo ideal sería no entrenar a alta intensidad, podríamos hacerlo a baja intensidad o
realizar una sesión de descanso activo con un ejercicio cardiovascular como un
paseo o actividad baja en piscina.

Aplicar Hielo
Podemos además aplicar hielo, ya que se ha demostrado que la crioterapia es muy eficaz en la
reducción del dolor y la inflamación, presumiblemente mediante la limitación de la inflamación a
través de la vasoconstricción de los capilares y arteriolas en el área afectada, así como
amortiguando temporalmente las terminaciones nerviosas, lo que alivia temporalmente el dolor.

El hielo es más efectivo cuando la bolsa de hielo se frota suavemente hacia atrás y hacia adelante
sobre la zona afectada durante no más de diez minutos
Vendajes Compresivos
También tenemos que indicar el uso de los vendajes compresivos ya que un estudio encontró
que el vendaje de compresión en las piernas era más efectivo que el masaje. La presión moderada
debe de ser moderada, liberando el vendaje frecuente para fomentar la circulación de la sangre,
puede ayudar a prevenir la hinchazón y el dolor.

Técnicas de Liberación Miofascial


Los beneficios de movilizar contribuyen a reducir el dolor muscular tras el entreno. Además
podemos hacer uso de instrumentos como el FoamRoller, mediante el cual será fácilmente aplicar
estos masajes de autoliberación.

Suplementación para las agujetas


Magnesio
Y como suplemento os recomendamos el uso de Magnesio (entra en esta entrada para saber
todo sobre este suplemento), ya que cumple un papel fundamental en prácticamente todas las
células (el segundo elemento con mayor presencia) y es vital en más de 300 procesos químicos que
sustentan la salud y la función humanas básicas. Su funcionalidad referida al ejercicio físico permite
mantener el correcto proceso de contracción muscular, la mejora en la captación y uso del oxígeno
y la producción energético. Además contribuye a regular el balance de electrolitos, de modo que
será una herramienta clave para prevenir posibles calambres musculares, implicados con riesgo de
lesión.

Síntomas de las agujetas


Los principales síntomas de las agujetas son la aparición de
dolores musculares y dificultades para realizar recorridos
completos del movimiento de alguna articulación.
Por ejemplo, si se producen en los biceps, a veces es imposible
estirar el brazo completamente, y si se producen en las piernas,
pueden aparecer molestias para caminar.
Si se producen microdesgarros, el dolor puede ser intenso, de
tipo pinchazo.

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