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LOCVS AMŒNVS 2, 1996 111-124

San Antonio tentado por la lujuria.


Dos formas de representación en la pintura
de los siglos XIV y XV

Marta Nuet Blanch


Universitat Autònoma de Barcelona
Departament d’Art
08193 Bellaterra (Barcelona). Spain

Resumen

San Antonio fue uno de los eremitas más populares de la Baja Edad Media. Protector contra la
peste y otras enfermedades, gozó de un extendido culto. Gremios y cofradías encargaban retablos
dedicados a un santo al que veneraban como patrón. Entre las escenas de la vida del anacoreta
representadas con mayor asiduidad está la tentación de la lujuria. En este estudio se ha querido
llevar a cabo una revisión de las distintas leyendas que versaron sobre este episodio. De entre
todas ellas, son, en mi opinión, la leyenda de Patras y la del dominico Alfonso Buenhombre, el
fundamento para entender las dos concepciones de la iconografía del tema. Sólo añadir que dicha
revisión apunta a dos objetos: por un lado explica la relación de la leyenda de Patras con la
ilustración de la tentación de san Antonio y, por otro lado, la imagen de época de la mujer
medieval.

Palabras clave:
iconografía, leyendas, pintura gótica.

Abstract

Saint Anthony tempted by lust. Two painting ways


of representation in the 14th and 15th Centuries
San Antonio was one of the most popular eremit in the low Middle Ages. He got an extensive
cult, being protector against plagues and illnesses. Professional associations and brotherhoods
asked for altarpieces for a saint considered as their patron saint. The lust temptation is the more
often represented life scene of this anchorite. A review of the several legends about this scene is
elaborated in this study. The most representative and the ones that show better the two conceptions
of the Lust temptation iconography are «La leyenda de Patras» and the Alfonso Buenhombre
monk legend.
This study aims at two points. The connection between «La leyenda de Patras» and the San
Antonio temptation picture, and also the connection with the Middle Ages woman image.

Key words:
Iconography, legends, gothic pictures.
112 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Marta Nuet Blanch

1. Quiero expresar mi agradeci-


miento al Dr. Joaquín Yarza por
sus útiles observaciones y la lec-
tura crítica de este trabajo.

2. Sobre la historia del concepto


del diablo y en particular sobre
el teatro y el folklore, véanse los
capítulos correspondientes de
J.B. RUSSELL, Lucifer. El diablo en
la Edad Media, Barcelona, 1995.

3. La imagen del mal se desarro-


lló sobre todo a partir de textos
apócrifos. En el Libro de Henoc,
ciclo de distintas obras agrupadas
bajo una misma figura y obra
apocalíptica capital, la distinción
inicial entre ángeles caídos y de-
monios irá desapareciendo según
vaya avanzando el relato. Con el
tiempo Azazel (Nube de Dios),
el ser castigado por convertirse en
el servidor de Satán, encarnación
a su vez de una fuerza superior
de mal, será confundido con
Araziel (Luz de Dios), con la ser-
piente y el propio Satán, creando
un ser único, señor de las huestes
del mal, llamado de distintas for-
mas. La naturaleza de dicho ser,
como la de sus servidores, es de
todas formas etérea; ya como án-
La demonología eremítica y presencia del maligno y sus actos. Los autores de geles caídos ya como almas de los
los textos antiguos, preocupados en explicar la gigantes engendrados a través de
su supervivencia a lo largo esencia del mal, olvidaron su forma3.
la unión íntima entre las mujeres
y los rebeldes a la luz, su consti-

de la Edad Media. Con los ascetas del desierto y el primer tución es siempre aérea. Véase
sobre el tema «Libro de Henoc»,
monasticismo esta voluntad «esencial» sucumbe y en A. DÍEZ MACHO (dir.), Apócri-
Fuentes literarias se establece una relación activa de lucha contra el fos del Antiguo Testamento, vol.
IV, Madrid, 1984. El diablo no tie-
mal. La literatura eclesiástica, en la elaboración de ne una gran relevancia en el An-
Durante los años del gótico, debido a coyunturas la doctrina demonológica, desarrolla la idea de la tiguo Testamento. El desierto es
en la Bíblia el espacio donde
y sucesos históricos determinados (pestes cíclicas, tentación, vinculada de algún modo a la noción de tiene lugar el pecado; los mons-
hambrunas y crisis periódicas) surgieron nuevos salud, como una victoria sobre las fuerzas malig- truos y animales que lo pueblan
se convierten en los agentes de en-
temas e imágenes sobre el mal y la muerte. El dia- nas. Ante la pregunta sobre la solicitud del mal en fermedades y muerte; pero el res-
blo y su corte se representaron con más asiduidad el corazón del hombre se elaborará la doctrina de ponsable último de los males y ca-
tástrofes naturales que sufre la
y hasta llegaron a cotidianizarse, con tinte grotes- los dos espíritus, desarrollada sobre todo en el Pas- humanidad es Yahvé. En el libro
co, en los teatros y fiestas de la época. El folklore tor de Hermás e importante en la espiritualidad de de Job, Satán no es más que un
instrumento de Dios; el ser
y la religión popular, expresados en los sermones, Orígenes, precedente a su vez de toda la ascética desencadenante de las pruebas
en los exempla y en la literatura homilética, ten- en general y de san Atanasio en particular4. afligidas al siervo de Yahvé. En el
Nuevo Testamento se producirá
dieron a representar a un diablo vivo y horroroso Orígenes, al sistematizar las criaturas espiritua- un cambio respecto al rol del de-
–heredero de la visión eremítica– con el fin de les tomando como modelo la jerarquización social monio. Satán aparecerá como el
caudillo de las fuerzas del mal; y
educar a las masas iletradas en el pavor y respeto terrenal, asocia cada uno de los vicios a un demo- el pecado dependerá del diablo y
al mal; dicha tendencia viose contrarrestada por nio. El príncipe, con la participación de sus dele- de la influencia que pueda ejercer
en el hombre. La imagen de la ser-
una voluntad, casi natural en el ser humano, de gados cerca de cada hombre, es el encargado de piente asociada a la tentación y a
exorcizar los miedos a través de la risa. Fue así truncar el ascenso espiritual de las almas. Al acer- la mujer (véase el Génesis) servi-
rán a sus fines. En el capítulo XII
como el Señor de las Tinieblas y sus secuaces se car un demonio a cada ser humano anuncia el tema del Apocalipsis aparecerá de nue-
vieron ridiculizados y burlados en las fábulas e del combate e ilusionismo demoníaco recreado vo bajo la forma de un ser fantás-
tico: el dragón, la vieja serpiente
historias de la época, las cuales escondían a menu- entusiásticamente en la Vida de san Antonio escri- del final de los tiempos, vencida
do un denso trasfondo social dirigido contra los ta por san Atanasio. La obra, compuesta durante y encarcelada en el abismo. Será
a partir de la influencia del
poderes fácticos. El diablo se asoció, según fueran la segunda mitad del siglo IV, tuvo amplia difusión maniqueismo y otras corrientes
las necesidades del relato, a distintas formas –ya en Occidente, sentando y fijando los caracteres más dualistas de las que beberá el cris-
tianismo, cuando se empezará a
fuera animal, monstruo o persona– y se sentaron frecuentes de la literatura monástica5. La lid con- encarnar en un ser. Una recopila-
algunas características triviales más bien encami- tra el diablo, aspecto fundamental de los tratados ción y estudio de textos
maniqueos referentes al diablo y
nadas al cumplimiento de una función satírica. El del primer eremitismo, será incorporada, junto con sus secuaces en C.H. PUECH, «El
problema del mal, en sí mismo, no fue tratado otros temas, en dos grandes colecciones: en las Príncipe de las tinieblas en su rei-
no», en Satán, Barcelona, 1975.
por el folklore y la cuestión sobre su definición «Conversaciones» con los padres del desierto, de Véase también del mismo autor,
continuó2. Cassiano, y en las «Vidas de los Padres», un con- El Maniqueísmo, Madrid, 1957,
en particular p. 104-105. Advir-
De una forma nada frívola y desde el punto de junto de narraciones breves traducidas del griego tió ya esta cuestión J. Y ARZA
vista de la ortodoxia, la literatura eclesiástica ha y de autor desconocido6; ambas recurso habitual LUACES, «Del Ángel caído al Dia-
blo Medieval», en Boletín del Se-
bregado durante siglos por definir y constatar la y fuentes de buena parte de los escritos posterio- minario de Estudios de Arte y Ar-
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queología, XLV (1979), p. 299– fuentes dadas (Mat. 4, 1-11, y la medieval», en Studia Monastica, res. El desarrollo común a todos ellos suele ser el
316. S.J., Lefèvre, H.I., Marrou, experiencia transmitida por la 13, fasc. 1 (1971), p. 31-36.
Bazin y otros autores han trata- primera generación de monjes de presentarnos a los demonios, al principio del
do también los distintos aspectos eremitas) escribe un método 8. Un análisis del influjo del combate, produciendo terroríficas visiones acom-
del diablo, tanto en las formas ar- práctico y terapéutico de lucha eremitismo en la tradición
tísticas como en los textos; para contra el diablo. En el Antir- monástica del medioevo latino en pañadas de ruidos y gritos ensordecedores. En su
su consulta véase VV.AA., Satán, rethicos –y ésta es la novedad G. PENCO, «Il ricordo dell’ asce- segundo ataque, más arremetedor a causa de su
Barcelona, 1975. Un recorrido aportada por el autor– las in- tismo orientale nella tradizione
por toda la literatura eclesiástica fluencias demoníacas no se monastica del medioevo euro- primer fracaso, se insinúan con agradables apari-
y monástica en «Démon», en distinguiran de las propias in- peo», en Studi Medievali, III, se- ciones y actitudes provocativas, verdadero ataque
Dictionnaire de spiritualité clinaciones. El eremita en su so- rie, 4 (1963), p. 571-587. Sobre la
ascetique et mystique, doctrine et ledad, lejos de su familia y del utilización de la vida de san An- a los sentidos. Finalmente, derrotados de nuevo,
histoire, M. VILLER (dir.), París, 11 mundo, es asaltado por mons- tonio como modelo a lo largo de procuran una laxitud del monje a través de la risa y
vol. (citado a partir de ahora truos –los propios monstruos– la Edad Media, J. LECLERCQ ,
como Dictionnaire). Queda aña- y por el deseo sexual, tema am- «Nouveaux témoins sur s. An- otros desahogos del alma.
dir a este repertorio el ya citado pliamente tratado por nuestro toine au moyen Age», en Revue Con la formación del monasticismo, la mirada,
J.B. RUSSELL, Lucifer. El diablo en autor, quien escribe fórmulas de Bénédictine, LXVII (1957), p. 93-
la Edad Media, Barcelona, 1995. rechazo probadamente eficaces. 94. y en J. LECLERCQ , «Saint vívida, seguirá fija en la práctica ascética y la ten-
Sobre Evagrio el Póntico véanse Antoine dans la tradition mo- dencia principal será la imitación de las gestas, cual
4. Camino hacia la concepción J. QUASTEN, Patrología, vol. II, nastique médiévale», en Studia
origenista, hay que hacer especial Madrid, 1962, p. 176 y s. Anselmiana, 38 (1956), p. 228- modelos de virtud, de la vida eremítica. Si cierta
mención de la idea que sobre el Dictionnaire, p. 197 y s. y 247. Fue san Jerónimo quien aso- voluntad de emulación constituye un elemento
diablo tuvieron los padres O’LAUGHLIN, «The Bible, the ció el nombre de Antonio al de
apologéticos. Inmersos en una so- demons and the desert: Pablo, Hilarión y otros padres; generalmente aceptado para el monasticismo orien-
ciedad en la que reinaba el paga- Evaluating the Antirrheticus of pero quien fijó un valor histórico tal, estudios más recientes han venido a confirmar
nismo, concibieron el mal íntima- Evagrius Ponticus», en Studia sagrado a su vida fue Cassiano
mente relacionado con la idola- Monastica, 34, fasc. 2 (1992), p. –padre de muchos otros escrito- la repetición del fenómeno en Occidente. El patri-
tría. Entendieron el paganismo 201-215. Al dar noticia sobre el res latinos medievales– al atri- monio ideológico del monaquismo occidental se-
con el que convivían como una cuerpo de los demonios les otor- buir el inicio de la vida eremítica
manifestación demonológica; y ga el aire como elemento especí- a los apóstoles y hacer de san guirá siendo el legado de los padres de Oriente; y
esta concepción influyó a su vez fico; el hedor y el frío como cua- Antonio su máximo representan- más concretamente el de los padres del yermo.
en autores que, aún hoy desco- lidades que les son propias, y el te. Un ejemplo de erección de un
nocidos, elaboraron las primeras volar y el metamorfosearse como monumento, en el antiguo reino Antonio, Pacomio, Macario, Pablo y otros, sus
reglas monásticas, algo anteriores capacidades comunes. Todos es- occidental de Gales, como recla- vidas e ideales, influirán sentando las bases de la
a la ampliamente difundida regla tos aspectos ofrecen al lector una mo de unas tradiciones religiosas
de san Benito. Sobre los prime- imagen lo suficientemente etérea nativas estrechamente vinculadas hagiografía medieval posterior. Los monjes me-
ros apologistas véase Dictionnai- como para hacer difícil su visua- a un orden eremítico y ascético dievales, al margen de las distintas corrientes as-
re, p. 155-160. T.G. KAR-DONG, lización y por tanto su plasmación en decadencia, es la cruz de
«The devil in the rule of the mas- plástica. Discípulo de Evagrio fue Ruthwell. El tema de la partición céticas, heredarán en el plano doctrinal la idea de
ter», en Studia Monastica, 30, Paladio; autor de la Historia del pan entre Antonio y Pablo, el lucha contra el diablo y el resto de aspectos que
fasc. 1 (1988), p. 41-62. Al teori- Lausíaca, dedicada al camarlengo papel secundario del tema de
zar sobre como los antiguos mon- de Teodosio II, donde describe el Cristo crucificado y el contenido una tal concepción escatológica pueda llevar im-
jes escritores crearon un contras- movimiento monástico de Egip- eremítico de las figuras principa- plícita en sí. Perdurarán principalmente en los tex-
te entre la vida monástica y los to, Siria y Asia, durante el siglo les dotan a la cruz de un sentido
otros modos de humana existen- IV . En general la obra, extensa en que tiende a la exaltación del tos el pequeño diablo negro o trasgo, el demonio
cia, observa como la aplicación de proezas vistas u oídas, dedica anacoretismo. El tema de Pablo meridiano y en el marco de la seducción la dama
la catequesis bautismal en la pro- poca atención a la naturaleza en y Antonio, bien conocido en la
fesión monástica complica al sí del diablo para presentárnoslo literatura y el culto anglosajones, tentadora, motivo del núcleo de este discurso7. La
maestro en una eclesiología con siempre enmascarado. Sobre el aparece en el arte, por esas fechas, incesante renovación de la vida monástica a lo lar-
raíces en la apologética y su vi- tema, J. QUASTEN, p. 184 y s. Tam- casi exclusivamente en las cruces
sión del mundo. Satán, del que no bién PALADIO, Historia Lausíaca, de Escocia e Irlanda. Conste este go de la Edad Media recuerda frecuentemente y en
define su esencia, es el señor del Barcelona, 1927. Quizás el mo- ejemplo, al margen de las fechas sus distintos aspectos a los padres del desierto en
mundo; y, como tal, es el princi- delo literario más cercano sea en que en este estudio nos hemos
pal enemigo del hombre y la cau- este caso la Vita Antonii; pero ilu- impuesto, como una muestra de general y a san Antonio, principal representante
sa de sus mayores perversiones y siones y apariciones del diablo las la íntima vinculación en tierras del movimiento, en particular8. Olvidadas, duran-
desgracias. El diablo, para el tenemos en numerosas vidas de occidentales de la primera tradi-
maestro, actúa utilizando los pen- santos y anacoretas; es el caso, por ción eremítica. Véanse sobre el te los siglos del monasticismo, sus batallas con el
samientos e inclinaciones del ser citar algunos, de santa Perpetua, tema, M. SCHAPIRO, «El signifi- diablo y erigido junto con san Pablo como mode-
humano; y es en este sentido que Macario y el Pseudo-Abdias, cado religioso de la cruz de
al dar importancia a la idea de la quien habla de dos etíopes negros, Ruthwell», en Estudios sobre el lo de simplicidad y perseverancia en la fe del Se-
tentación, enlaza su visión con la desnudos, terribles y ululantes, arte de la Antigüedad tardía, el ñor, no será hasta que el siglo XIII haya abierto sus
Antirrhessis de Evagrio el Póntico concepción quizás la más exten- Cristianismo primitivo y la Edad
en particular y con la de los pa- dida y que adoptará san Agustín Media, Madrid, 1987. p. 141-162, páginas, cuando su brega con las tentaciones y la
dres del desierto en general. en La Ciudad de Dios (C.VIII, n. y CASSIDY, The Ruthwell cross, diablería que las representan, serán ampliamente
4) al hablar de un sueño en que se Princeton, 1989.
5. Véase el tema en Dictionnaire, p. le aparece un niño negro, el cual difundidas en el mundo de la imagen, popularizán-
183 y s. La vida ascética en el de- hablaba con los demonios. Sabida es 9. E. K IRSCHBAUM , «L’angelo dose. Durante los primeros siglos del cristianismo
sierto, durante el primer eremi- la influencia que la vida de san An- rosso e l’angelo Turchino», en
tismo, es básicamente entendida tonio ejerció en la conversión de san Rivista di Archeologia Cristiana, no fue habitual la representación monstruosa del dia-
como una afrenta contra los dia- Agustín. Véase sobre el tema P. XVII (1940), p. 209-227. P. DU blo, visto como un ángel caído pero de color oscu-
blos o el mismo Satán; el enemi- MONCEAUX, «Saint Augustin et BOURGET, «La couleur noire de la
go por excelencia. Una vez escri- saint Antoine. Contribution à peau du démon dans l’icono- ro9. Fueron algunos grupos contemporáneos como
to el prototipo, la Vida de san l’histoire du monachisme», en graphie chrétienne a-t-elle une los gnósticos, los maniqueos y otros, quienes,
Antonio, por la pluma de san Miscellanea Agostiniana, II, Roma origen précise?», en Actas del
Atanasio, empieza a desarrollar- (1931), p. 61-89. VIII Congreso Internacional de influenciando en el cristianismo, lo dotaron de una
se todo un tipo de literatura con- Arqueología Cristiana, Barcelo- horrorosa monstruosidad. A partir del siglo XI, con
cerniente a las vidas y hechos de 6. Da referencias sobre el tema J. na, 1969 (ed.) 1972, p. 271-272.
los padres del yermo. Evagrio el LE GOFF, «El desierto y el bosque la reforma monástica y la vuelta a las ideas
Póntico, discípulo de los dos en el occidente medieval», en Lo 10. J. YARZA LUACES (1979), p. eremíticas y de los padres del desierto, su repre-
Macarios y nacido en Ibora, se maravilloso y lo cotidiano en el 299-316, y ya avisó sobre la larga
desterró al desierto de Celia du- occidente medieval, Barcelona, tradición artística del diablo an- sentación se propagó, encarnándose con el paso de
rante catorce años adquiriendo 1991, p. 28 y s. tes de la llegada del románico; los siglos en un ser cada vez más grotesco10. Del
finalmente el don de discernir los momento en que su representa-
espíritus; esta experiencia es 7. Sobre la herencia de la ción quizás se difunde. siglo IX al XI, las vidas de santos y otros textos se
metodizada en el Antirrheticos demonología antigua en el mundo inspiraron en las ideas de Gregorio Magno11; here-
donde trata, en ocho libros, de la monástico medieval, véase G. PEN- 11. Heredó de Cassiano y del pri-
doctrina de los ocho vicios. A CO, «Sopravvivenze della demon- mer eremitismo la idea de un dero de la visión de los padres del desierto. Desde
partir de una reflexión sobre unas ologia antica nel monachesimo mundo poblado de diablos a los el siglo x hay representaciones monstruosas del
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diablo. Con el románico se generalizará el mode- de Sants Rosselloneses, gozó de profusa divulga- que había que hacer frente y con-
tra los que había que estar en
lo. Será a partir del siglo XIII cuando se producirá ción a partir de finales del siglo XIII . Ambas constante aviso. La difusión de su
un cambio. Con la reavivación monástica y la compilaciones, omitiendo las referencias a la dama, obra sentó esta óptica en el pen-
samiento medieval. Sobre el tema,
cotidianización del diablo en el arte, la literatura y reproducen el momento en que el diablo, ya des- J.B. RUSSELL, p. 101 i s. Gregorio
el teatro, éste adoptará tintes cada vez más cómi- enmascarado, se presenta a los ojos del santo como Magno, autor de los Moralia in
Job, obra destacada por su demo-
cos y coloristas, fijándose algunos de los aspectos un infante negro15. Así pues, ni la una ni la otra se nología y que trata de la condi-
más dramáticos de la tradición. El diablo, arropa- adecúan a la mayoría de representaciones sobre el ción humana, explicada a partir
del comentario al libro de Job,
do bajo distintos disfraces, se aparece y acosa a los tema. A mi modo de ver, la relación sería mucho escribió también los Diálogos;
anacoretas en su soledad; pero la forma del diablo más directa con un texto al que la historiografía este texto, de enorme influencia
a lo largo de la Edad Media, fue
y sus legiones desnudos de cualquier máscara se apenas ha hecho referencia en relación con la ico- tenido en cuenta por el autor de
olvida. Las representaciones monstruosas de las que nografía de la rivalidad del santo con la joven16. Se la Visión de Tundale, uno de los
escritos de mayor trascendencia
bebe el arte, bien pueden referirse a la más antigua trata de la leyenda de Patras, una traducción latina y difusión en el marco de lo que
tradición del desierto, cita Marrou12. A partir del de autor desconocido que recoge algunos de los fue la literatura de visiones. Es-
crita a mediados del siglo XII y
siglo XIV la demonología se hace cada vez más gro- episodios de la vida del eremita17. El relato, de ori- traducida a diversas lenguas
tesca; dicha tendencia llegará a su clímax en el arte gen occidental y compuesto hacia el año mil, está vernáculas, colaboró, junto a las
otras obras de su mismo género,
flamenco del siglo XV. Pintores como el Bosco in- lleno de detalles atribuibles a la fantasía del copis- en la creación imaginativa del dia-
terpretarán este mundo como regido por la ley ta. Éste tomó de las Vitae Patrum el acontecimien- blo. Sobre la literatura de visio-
nes véase H.R. P ATCH, El otro
moral cristiana, entre el bien y el mal, llevando a to del salvamento de san Antonio y sus monjes por mundo en la literatura medieval,
sus cotas más altas la fantasía demonológica. unos camellos cargados de vituallas, y de san Jeró- Madrid, 1983, p. 89-141.

nimo –Vitae Pauli–, la narración del encuentro en- 12. H.I. MARROU, «Un ángel caí-
tre los dos eremitas; sigue en la oscuridad la infor- do, ángel a pesar de todo...», en
Satán, Barcelona, 1975. p. 33-55.
mación sobre la fuente originaria del episodio de
la tentación carnal. La anécdota, narrada en el epí- 13. La vida de san Antonio escri-
La mujer y la lujuria. La leyenda ta por san Atanasio y acompaña-
logo, cuenta el suceso del modo que hasta ahora da de la traducción latina de
de la tentación de san Antonio estamos acostumbrados; pero hallamos, aquí, una Evagrio en Patrología Griega,
XXVI, col. 835-976. Un buen es-
descripción más extensa y una identificación más tado de la cuestión con abundan-
La vida de san Antonio, testimonio y modelo de fiel de la lujuria con una dama. Estando san Anto- tes referencias bibliográficas e
iconográficas en «Antonio Aba-
lucha contra los diablos, concede un amplio mar- nio un día en oración, se le apareció una joven de te», Bibliotheca Sanctorum, vol.
gen a lo maravilloso. Su existencia discurre en el bello rostro y aspecto adornado; blanco era su ves- II, Roma (1989), p. 106-136. Una
traducción contemporánea co-
valor de hacer frente a tres tipos de pensamientos: tido, como la nieve, su color rosado y bonita en mentada y con un índice de revi-
el miedo a la pérdida de un mundo al que ha re- exceso; sus cabellos eran del color del oro y su ves- sión de fuentes en SANT ATANASI,
Vida de sant Antoni, Publicacions
nunciado, la discordia con las demandas del timenta real. Azorado ante tanta belleza y temien- de l’Abadia de Montserrat, Bar-
cuerpo y la autoimposición de sufrimientos como do las artimañas del diablo, el santo eleva la vista al celona, 1989. La controversia so-
bre las fuentes ha sido campo de
método para alcanzar la purificación. Fue con la cielo, tal y como hemos visto en narraciones ex- cultivo para los historiadores de
voluntad de difundir al mundo este discurso que puestas anteriormente, y le pide a Dios le muestre la Iglesia. El texto griego hoy dis-
ponible, según la opinión de Da-
san Atanasio escribió su biografía en el año 357. la verdadera figura del tentador; quien despojado niel Codina i Miquel Estradé,
La obra, escrita en griego, fue traducida al latín por de su disfraz se convierte, de nuevo, en un niño de monjes de Montserrat, no es su-
ficientemente crítico. El texto de
Evragio de Antioquía e irradiada por todo el Oc- manos y pies retorcidos18. Evagrio, de una difusión extraor-
cidente medieval13. La divulgación de la doctrina La leyenda de Patras gozó desde el siglo XI has- dinaria, no atiende a una estricta
fidelidad. Una versión en latín,
ascética del anacoreta dio lugar a una abundante ta el siglo XV de buena y fecunda salud; fueron nu- anterior a la de Evagrio, ha llega-
literatura dedicada sobre todo a la exaltación del merosas las copias que de este manuscrito se rea- do hasta nuestros días en mal es-
tado (véanse las páginas 29 y 30
cometido contra los diablos, componiendo relatos lizaron y no pocas las representaciones que de to- de la traducción citada). Otra de
imaginarios según fueran el talante de la época y la dos o alguno de sus capítulos se representaron19. A las diatribas entabladas hace re-
ferencia a la posibilidad de que
imaginación del copista. Los episodios del apalea- pesar de tratarse de un pliego compuesto en fechas san Antonio escribiera algún tex-
miento del eremita por los demonios y en particu- muy tempranas, hemos visto como las tentaciones to de su puño y letra. A este res-
pecto se ha desmentido la atribu-
lar la lid contra la tentación carnal fueron los más diabólicas tuvieron un papel preponderante en las ción de las cartas recordadas por
populares. vidas de los santos eremitas; quienes, firmes en su san Jerónimo, manteniendo unos
la dedicada al abad Teodoro y los
El acoso de la carne fue narrado con detalle por renuncia a los impulsos de la carne y como conse- Apotegmas, rechazándolos otros.
san Atanasio en el periodo de juventud del anaco- cuencia al rechazo de los encantos femeninos, con- Monografías sobre la vida del
Santo –de traducción algo libre–
reta. Abandonado san Antonio a su soledad en el virtieron en un topos a la mujer tentadora. Fue así y con referencias al arte de todos
yermo, y viendo el diablo los progresos del joven, como los desórdenes con damas de toda condi- los tiempos, con la consiguiente
generalidad que de ello se deriva,
intentó apartarlo de su camino tentándolo de mu- ción, pasaron a llenar las páginas de la literatura en C. CHAMPION, Saint Antoine
chas maneras; ante el fracaso de todos sus embates monástica y la hagiografía posterior a la Vita eremite, París, s.f.; también A. DE
CASTRO, San Antonio nell arte,
decide, finalmente, transformarse en una bella don- Antonii20. Nápoles, 1932. Es éste un reco-
cella. Derrotado de nuevo por la perseverancia del Esta lid con la concupiscencia es narrada, de rrido a grandes trazos sobre la bi-
bliografía de san Antonio; han
santo, adopta la forma de un niño negro –espíritu nuevo, en otra traducción latina de la vida de san sido muchas más, hasta nuestros
de la fornicación– desecho en un mar de lamenta- Antonio. En 1341, el dominico Alfonso Buen- días, las traducciones que de la
vida del eremita se han llevado a
ciones14. El episodio recogido y difundido por la hombre21, gallego a las órdenes del cardenal Pedro cabo. Quedan por citar, también,
Leyenda Dorada y su versión catalana, las Vides Sotomayor y responsable de alguna misión por tie- algunos estudios más o menos
San Antonio tentado por la lujuria. Dos formas de representación en la pintura de los siglos XIV y XV LOCVS AMŒNVS 2, 1996 115

específicos notificados a lo largo autora de las columnas dedicadas par Alphonse Bonhome O.P.», en rras orientales, encuentra en el monasterio copto
de esta exposición. a la iconografía del santo, cita sin Analecta Bollandiana, LX (1942),
entrar en detalles ni profundizar p. 143-212. de Famagusta, Chipre, una leyenda árabe sobre la
14. SANT ATANASI, 1989, p. 50 y sobre el tema, la relación de las vida de san Antonio22. Resuelto a traducir el texto,
51. «El diablo aún osaba, el des- imágenes de los siglos XIII y XIV 23. J. MOLINA I FIGUERAS, «Ca-
graciado, disfrazarse de mujer du- con esta leyenda. Creo, tal y ràcter i funció de les imatges en decide prestar sólo atención a aquellos pasajes que,
rante la noche, e imitar todos sus como iremos viendo, que el tema, els retaules de Jaume Huguet», en concordando con los escritos conocidos en Occi-
ademanes, sólo con la intención mucho más complejo, debe abor- Jaume Huguet. 500 anys, Barce-
de engañar a Antonio [...]», «[...] darse desde distintos puntos de lona, 1993, p. 84, indicó en este dente, los hagiógrafos latinos ignoraban. Es así
se le apareció bajo la figura de un vista, comprendiendo tanto el estudio la representación de la como han llegado hasta nuestros días los capítulos
niño tan negro como negro era su análisis de fuentes –contamos escena de la conversión del rey de
espíritu. [...] yo soy el espíritu de para ello con la suerte de poder Barcelona en dos obras de dos de la conversión del rey de Barcelona23 y la disputa
la fornicación, le dijo, y tengo la recurrir a numerosos estudios pintores del gótico catalán; Lluís con el diablo disfrazado de reina. El episodio de la
misión de asaltar a los jóvenes que sobre la concepción de la Borrassà, en el retablo dedicado
con artimañas y lisonjas». Aña- mujer en la literatura tanto ecle- a san Antonio y encargado por la contienda con la dama aconteció en aquel tiempo
de, Evagrio de Antioquía, a esta siástica como profana se han ido cofradía de los zapateros de en que san Antonio vivía en lo más profundo del
escueta descripción que de la llevando a cabo hasta hoy– como Manresa, y Jaume Huguet, en el
mujer se hace en este párrafo, la los cambios que a lo largo del retablo también dedicado al ana- desierto, huyendo del trajín de los hombres. An-
cualidad de vestir con elegancia. tiempo se van materializando en coreta –destruido el año 1909– y daba un día el santo ocupado en matar el ocio en-
Véase Patrología Griega, p. 847. la representación de la escena. encargado por la cofradía de los
«[...] ille per noctes in pulchrae tratantes de ganado, para la igle- trelazando hojas por el desierto, cuando se encon-
mulieris vestiebatur ornatum». 17. F. HALKIN, «Une histoire sia consagrada al santo en la Ciu- tró con un hombre de edad avanzada dedicado a la
Sigue siendo igualmente breve la latine de S. Antoine. La Légende dad Condal.
reseña que de la doncella se nos de Patras», en Analecta Bollan- fabricación de redes. Ajeno a la idea de que pudie-
hace. diana, LXI (1943), p. 247 y s. 24. Con el pasar de los siglos, la ra tratarse del demonio, le convino a que tejiera
leyenda de Buenhombre fue co-
15. J. DE LA VORAGINE, La Leyen- 18. F. HALKIN (1943), p. 247-248. piada y traducida a distintas len- unos lazos para poder capturar a unos animales
da Dorada, vol. I, Madrid, 1989, «[...] Longo tempore translato, guas vernáculas. Fue trasladada, (entiéndase demonios) que habían devastado su
p. 107. «[...] En cierta ocasion, al quadam die, cum staret beatus con seguridad, al francés, al fla-
iniciar su nueva existencia de ana- Antonius ad orationem, venit ad menco, al catalán, al alemán etc. jardín. Establecieron un acuerdo; y el diablo, se-
coreta, se vio fuertemente asedia- eum quedam puella pulcerrima, Véase F. HALKIN (1942), p. 154. guro de poder tenderle la mayor red que hasta el
do por deseos de fornicación. pulcra facie et aspectu decora. En 1500, el dominico Pierre de
Luchó con tales apetitos, rezó y Alba enim erat sicut nix, color Lanoy tradujo al francés una vida momento se hubiera tramado, permitióle seguir su
pidió a Dios que le permitiera ver eius erat rosarum et formosa de san Antonio, similar en todo camino... hasta llegar a un río donde se bañaban
con sus propios ojos al diablo que nimis. Capilli vero aurei esse a la leyenda latina. M.C. GUIGE,
tentaba a los jóvenes con estas videbantur; regalibus enim erat «La légende de gran saint unas mujeres desvestidas. Disponíase el eremita a
cosas. Tan pronto como con el indumentis induta. [...] vidi eam Antoine», en Revue Critique, dar la espalda a aquel lugar, cuando una de las da-
recurso de su fe logró superar in figuram cuiusdam infantuli XXVIII (1890), p. 88-89, 114-
aquella prueba, un demonio, en leprosi, manibus et pedibus 123. Una traducción al castella- mas, saliendo desnuda del agua, le llamó conven-
forma de niño negro, se presentó retortis. Et cognovit inicio no del siglo XIX, copia quizás de ciéndole para entablar conversación. Volviendo
ante él, se postró a sus pies y le luxurie criminis putredinem [...]». alguna versión anterior, la tene-
dijo: yo soy ése a quien acabas de El origen occidental de la leyen- mos en J. NAVARRO, Vida y mila- atrás para mejor entender lo que la muchacha le
vencer. [...]». Véase también Vi- da ha sido juzgado por los espe- gros del príncipe de los anacore- decía y perseverando ésta, todavía en su desnudez,
des de sants Rosselloneses, cialistas, en base, tanto a estudios tas, Barcelona, 1881 (véase una
Charlotte S. MANEIKIS KINIAZZEH lingüísticos, como por la consta- copia anterior en Girona: 1683. J. mandóle el santo, antes que nada, tener la diligen-
y Edward J. N EUGAARD (ed.), tación de determinados errores MOLINA (1993), p. 84, n. 59). La cia de abrigarse en su presencia. La dama se vistió
Fundació Salvador Vives geográficos, impensables en algún obra de Navarro describe, en dos
Casajuana, Barcelona, 1977, vol. autor oriental. Al conocerse dos episodios distintos, la tentación con sus mejores y más ricas galas y, dirigiéndose a
II, p. 158. Del conjunto de imáge- copias, una del siglo X y otra del de la lujuria. El primer encuen- él, expúsole con mucha cortesía argumentos para
nes recogidas sobre el tema, sólo XI, los estudiosos han creído que tro con una dama tiene lugar al
unos frescos de escuela véneta en pudo ser compuesta un poco an- poco de retirarse san Antonio al convencerle acerca de las ventajas de la vida con-
Bassano S. Francesco, de finales tes del año mil o al poco de ini- desierto. Este relato sigue más yugal y los inconvenientes de la virginidad. De-
del siglo XIV (G. KAFTAL, Saints ciarse el nuevo siglo. fielmente alguna de las versiones
in Italian art, IV vols. p. 62) y en de la Vida, escrita por san fraudada en su intento de persuasión, a causa de
un grabado de «La vida de 19. Sobre el tema véase F. HALKIN Atanasio. El segundo encuentro las continuas negativas del santo, le confiesa ser la
monseñor san Antonio abad», (1943), p. 218-222. Un ejemplo de sucede del modo descrito por
imprimido por Pierre de saincte la ilustración de algunos de los Buenhombre. reina de un bello y bienaventurado país. En el
Lucie, en Lyon, en el año 1555, episodios lo tenemos en C. mismo instante de la revelación, unas maravi-
hoy en la biblioteca del Arsenal CHAMPION, p. 11, 39 y 53.
de París (C. CHAMPION, p. 14) llosas ciudades aparecieron en la orilla opuesta
reproducen el episodio; en ambos 20. Si bien es cierto que en la ma- del río. Receloso ante la visión, pero sin discul-
casos un humanoide de pequeña yoría de casos las descripciones
estatura y oscuro está de rodillas que sobre las mujeres se hacen pa posible, decide seguir a la dama hasta sus
en actitud de súplica ante el san- son escuetas, también lo es que la lares, desconfiando todavía de la oratoria de la
to. M.C. POUCHELLE, «Represen- dama seductora se encuentra en
tations du corps dans la Legende narraciones y relatos anteriores a joven. Después de mucho pasear por las calles y
Dorée», en Ethnologie Française, la Leyenda de Patras. véanse tratar con sus gentes, descubre finalmente el en-
1976, p. 293-308. La autora estu- ejemplos de ello en Dictionnaire,
dia la interpretación doble y con- col. 189-212; en especial col. 206. gaño del diablo. Mudo por la sorpresa y desvalido
tradictoria –negativo, positivo– M. PILOSU, La donna, la lussuria en su situación, frasea para sus adentros el nombre
del cuerpo en la Leyenda Dora- e la chiesa nel Medioevo, Génova,
da. En su aspecto negativo traza 1989, p. 32-36. M. O’LAUGHLIN del Señor y ruega en su desamparo la ayuda de
un recorrido a través de las dis- (1992), p. 207-208. Reunió varios Dios. Al levantar la vista al cielo, la dama y sus
tintas formas adoptadas por el ejemplos sobre el tema PALADIO
diablo, procurando especial men- en su Historia Lausíaca (op. cit.). ciudades desaparecieron en una columna de humo
ción de la animalización. Al tra- y fuego.
tar el cuerpo, en su forma más 21. Sobre Alfonso Buenhombre
desagradable, recoge un pasaje de y su actividad, tanto viajera como La leyenda, texto interesante por el litigio que
san Jerónimo autodescribiéndose: de eminente traductor, véase G. presenta la reina, amplía los pasajes descritos por
«[...] mi piel está sucia, ha cogido MEERSSEMAN, «La Chronologie
el color de la carne de los etío- des voyages et des oeuvres de san Atanasio sobre las primeras luchas del santo
pes». La apariencia física del ere- frère Alphonse Buenhombre contra la tentación carnal. El autor nos presenta la
mita es comparada, paradójica- O.P.», en Archivium Fratrum
mente, con la de su peor enemi- Praedicatorum, X (1940), p. 77- lujuria de dos formas distintas: como una mujer
go: Satán o el etíope negro. 107. desnuda, al inicio del episodio, y como una reina,
16. Bibliotheca Sanctorum, 1989, 22. F. HALKIN, «La légende de más tarde24.
p. 131-132. Maria Cirmeni Bosi, Saint Antoine traduite de l’arabe
116 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Marta Nuet Blanch

tareas y la economía de la casa obligaban a la mu- 25. M.T. D’ALVERNY, «Comment


Alfonso Buenhombre: ¿Una les théologiens et les philosophes
jer a salir a la calle; al horno a llevar el pan, a com- voient la femme», en Cahiers de
nueva concepción de la lujuria? prar, a la fuente a buscar agua, y realizar toda una Civilisation Médiévale, XX
(1977), p. 105-129. Recoge un am-
serie de encargos que ocupaban gran parte de su plio abanico de textos sobre la
tiempo. Algunas esposas, además de cumplir con opinión que le merecía a la Igle-
La superación de la tentación carnal, una de las sia el tema de la naturaleza de la
pruebas inalienables a las que debe enfrentarse san estas funciones, ayudaban a sus maridos en el ta- mujer.
Antonio, es tratada con insistencia, en el arte y en ller, vendían algunos productos, básicamente fru-
26. Sobre el tema véase J. YARZA
la literatura, a partir del siglo XIII. El peligro repre- tas y verduras, en las plazas, hilaban y tejían en los LUACES, «De Casadas estad suje-
portales de sus casas, o hacían de corredoras en los tas a vuestros maridos, como con-
sentado por la mujer, y sus distintas formas de re- viene en el Señor» a «Señora, soy
presentación, encajan perfectamente en el marco mercados27. vuestro vasallo, por juramento y
Paralelamente a la definición de la institución compromiso», en J. YARZA LUACES,
de una concepción cultural determinada, aunque Formas artísticas de lo Imagina-
no estática. En el Antiguo Testamento, Eva es la matrimonial y de alguna forma ligada a ella, queda rio, Barcelona, 1987, p. 231-259.
progresivamente reconocida la prostitución. Con E. BAGUÉ, La dona i la cortesia a
persona elegida por el diablo para caer en la tenta- la societat medieval, Barcelona,
ción. La pérdida del estado de gracia en manos de el desarrollo de las urbes y las universidades nace 1947.
la mujer revertirá en la condición ulterior de la el lupanar público. La sociedad medieval parecía
27. Véase sobre el tema M. RIVERA
humanidad. El Nuevo Testamento, en contradic- debatirse entre la tolerancia y la lucha firme contra G ARRETAS, «La legislación del
la prostitución. Aceptada ambiguamente como un "Monte delle doti" en el quatro-
ción con el Antiguo, proporcionará una nueva luz cento florentino», en Las muje-
sobre el asunto. La conversión de María Magdale- mal necesario que posibilitaba el estorbo del adul- res medievales y su ámbito jurí-
terio –mal mayor que minaba la estabilidad fami- dico, Madrid, 1983, p. 155 y s.
na, la Samaritana y otras mujeres de vida disoluta a T.M. V INYOLES, «Las mujeres
una vida santa, y la aceptación del cambio por par- liar, núcleo de la sociedad–, rígidas leyes procura- bajomedievales a través de las or-
ban la restricción de esta profesión a determinados denanzas municipales de Barce-
te de Jesucristo, representarán una novedad en el lona», en Las mujeres medievales
ideario de las antiguas escrituras. La Iglesia primi- barrios, procurando así evitar la extensión indis- y su ámbito jurídico, Madrid,
criminada de la práctica. Otro modo de protección 1983, p. 137-153. M. L ABARGE
tiva, a través de la palabra de san Pablo y a partir WADE, La mujer en la Edad Me-
del modelo de vida de los padres del desierto, en de la «salud pública» vino determinado por la obli- dia, Madrid, 1988.
particular, preferirá, ante el debate sobre la natura- gación impuesta a las meretrices de vestir con dis-
28. Sobre la prostitución en la
leza de la mujer, inclinarse a favor de una ideología tintivos y hábitos peculiares. Se les exigía llevar una sociedad medieval véase: T.M.
marca especial en la ropa e intentaban prohibirles VINYOLES, «Unes notes sobre les
de rechazo de lo femenino25. Clerecía y nobleza marginades a Barcelona als segles
controlan el desarrollo de las estructuras sociales el uso de joyas, pieles, sedas y otros ornamentos XIV - XV», en Acta Historica et

que pudieran realzar su belleza. Parece que estas Archaeologica Medievalia, II


durante buena parte de la Edad Media. Una muta- (1981), p. 106-132. Las mismas
ción, aunque parcial, en contraste con esta visión mujeres se rebelaron en más de una ocasión contra prescripciones se aplicaron en
tales prescripciones y continuaron pasando por alto otros países: B. G EREMEK, Les
negativa de la mujer nace con la literatura Marginaux Parisiens au XIV et XV
trovadoresca en el siglo XII y primera mitad del XIII. las ordenanzas28. Aunque las mujeres de vida pú- siècles, París, 1976, p. 238-272. M.
blica no podían abrigarse de igual modo que sus WADE LABARGE, p. 247-276. De-
En determinados ambientes aristocráticos rendíase dica un amplio apartado al tema
pleitesía al amor cortés. El caballero, prendado de conciudadanas, los avisos contra los malos usos en de la prostitución y su influencia
el vestir se generalizaron al resto de la población. sobre la concepción de la lujuria
la belleza y las formas de una joven mujer, enaltecía M. PILOSU, p. 69-85 y s. Un estu-
y rendía vasallaje a su dama, expresando con elo- A partir de la segunda mitad del siglo XIII renacerá dio interesante sobre la función
la misoginia en la literatura. Ésta supuso una críti- de la prostitución en la sociedad
gio la superioridad de su amada. Este género lite- medieval y un examen de la men-
rario trasladó el devaneo amoroso a ambientes ur- ca tenaz a una serie de tópicos repetidos sin mu- talidad colectiva de esta misma
chas variantes por diversos autores. Entre los as- sociedad en J. ROSSIAUD, La pros-
banos y lujosos, la mayoría de las veces residencia titución en el Medievo, Barcelo-
de un noble o feudal. Fueros y ordenanzas, al mar- pectos más criticados destacarán la indumentaria na, 1986. Según este autor, la mis-
y el acicalamiento corporal. La frivolidad en el ves- ma organización de la institución
gen de creencias literarias, continuaban contem- matrimonial favorecía que grupos
plando el antiguo trato a la mujer26. tir y la ostentación enseguida serán vistas como de jóvenes, impulsados por su ga-
maneras de predisponer a la tentación de la car- llardía y la idea de conquistar el
Coincidiendo con el desarrollo de la vida urba- privilegio de la masculinidad, se
na y el nacimiento y ascenso de la burgesía, la posi- ne29. A pesar de profesar cierta tolerancia respecto reunieran en grupos de tres a cin-
a la prostitución, la sociedad medieval continuará co miembos y asaltaran a mucha-
ción social de la mujer varió. Aunque continuaba chas para practicar el estupro. Los
considerándose ciudadano de segunda e inferior al condenándola; la meretriz, modelo de tentación matrimonios pactados por conve-
sexual, pudo ser, en el fondo, prototipo de la lujuria30. niencia, y la diferencia de edad
hombre, empezó a distinguirse como columna fun- entre los cónyuges, el comporta-
damental de la institución matrimonial. En las ciu- A partir del siglo XIII el arte, de acuerdo con el miento de los hombres adultos,
sentimiento antifemenino propuesto por las últi- la mayoría de los cuales mante-
dades bajomedievales, la unión conyugal adquirió nían relaciones sexuales con mu-
una importancia cada vez mayor. En una comuni- mas tendencias literarias y culturales, tratará con jeres públicas y algún factor más,
insistencia el tema de la tentación carnal. Las re- favorecían este tipo de actuacio-
dad en la que tiende a valorarse el trabajo y el capital nes entre los más jóvenes.
mercantil, se impone el enlace conveniente entre presentaciones más antiguas sobre la tentación de
san Antonio, antecedentes, aunque con variantes, 29. Son conocidos a este respecto
familias. La dote y el matrimonio serán el mejor los sermones, por ejemplo de san
contrato para el establecimiento de un control de de los modelos de los siglos XIV y XV, muestran un Vicent Ferrer, avisando sobre las
tipo de mujer delicadamente vestida, normalmen- artimañas utilizadas por las mu-
linajes, amistades, rango... La mujer, relegada de jeres (Vicent FERRER, Sermons,
todas formas a la función de esposa y madre, sigue te con el cabello largo suelto, y en actitud seducto- Barcelona, 1932). Un recorrido a
ra, intentando convencer al santo de las maravillas través de la literatura y un análi-
considerándose una carga para el matrimonio; pues sis de los aspectos más criticados
el cometido de las mujeres en el hogar no estuvo del cuerpo. En la iglesia del San Sepolcro de por los autores en J. P LANAS
Barletta, tres mujeres, enseñando cada una un pe- BADENAS, «La imatge de la dona
valorado desde un punto de vista productivo. Las
San Antonio tentado por la lujuria. Dos formas de representación en la pintura de los siglos XIV y XV LOCVS AMŒNVS 2, 1996 117

als inferns gòtics catalans», en bes. En el Museu Diocesà de abad en multitud de predelas. Al
D’Art, 15, marzo de 1989, p. 95- Lleida hay una tabla procedente tratar de san Antonio, referencia
119. de la iglesia del Carmen, levanta- obligada en cuanto a divulgación
da en esta misma ciudad, con las se refiere, es la retablística insu-
30. M. PILOSU, p. 91 y 92. figuras de san Francisco y un san- lar. Es el santo más representado
to abad identificado con san An- y documentado en la pintura gó-
31. L. R ÉAU, Iconographie de tonio. La pieza relacionada por tica de dicha zona. Sobre el tema
l’Art chrétien, III, 1958, p. 110- Gudiol (J. G UDIOL R ICART , véase G. LLOMPART, La pintura
111. También cita esta escena Borrassà, Barcelona, 1953, p. 87) medieval mallorquina, Palma de
KAFTAL, p. 76. con la producción de Borrassà, Mallorca, IV vols., 1977-1980.
fue luego atribuida por GUDIOL i
32. L. RÉAU, p. 110 y 111. Tam- ALCOLEA, p. 94, a la mano de Ca- 34. Ch. R. POST, A history of
bién en V. D ELAPORTE , Les brera. La autoría de la pieza si- spanish painting, Cambridge/
vitraux de la Cathédrale de gue hoy en discusión. Años más Massachusetts, 1930-1936, II, p.
Chartres, Chartres, 1926, p. 211- tarde Jaume Ferrer I pintaba otro 302; VIII, p. 592-594, figura 279.
215. G UY F ERRARI O.S.B., retablo dedicado al anacoreta, J. GUDIOL, p. 50-52, 104-105, fi-
«Sources for the early para la iglesia parroquial de santa guras 35-36. GUDIOL I ALCOLEA,
iconography of st. Anthony», en Maria de Montsó (G UDIOL i p. 81, cat. 195, figuras 3554-355.
Studia Anselmiana, XXXVIII, ALCOLEA, p. 113, cat. 346, figura
Roma (1956), p. 248-253, recoge 600-604). El compartimento con 35. En la narración escrita por san
más ejemplos del tema corres- la tentación de la lujuria pudo Atanasio, el episodio de la tenta-
pondientes al siglo XIII. La mayo- haberse perdido. Además de las ción de la carne sucede en el pe-
ría de ellos son, de todas formas, obras atribuidas a Jaume Ferrer riodo de juventud del anacoreta.
de interpretación insegura. En II y Pere Teixidor, Lérida cuenta Huérfano de padres, el santo dis-
una biblia moralizante (Ms. Pa- con una serie de retablos anóni- tribuye sus bienes entre los po-
rís, Bibl. Nationale, Lat. 11560, f. mos, entre los que se halla un re- bres y busca un lugar solitario
24.) un eremita, distinguido por tablo dedicado a san Antonio y cerca de su ciudad natal. SANT
la capa con caperuza que cubre su Miguel Arcángel (G UDIOL i ATANASI, p. 45-52.
cabeza, sentado delante de la ALCOLEA, p. 153, cat. 454, figura
puerta de su celda, desvía la mi- 757). Otro retablo dedicado al 36. Ch. POST, II, p. 301-302; VIII,
rada con la intención de ignorar eremita y procedente de la Conca 591-592, figura 277. J. GUDIOL,
a una mujer vestida con una tú- del Segre, está hoy en el MNAC p. 53, 106, figuras 44-46. Thesa-
nica, situada a poca distancia de (GUDIOL I ALCOLEA, p. 114, cat. urus / Estudis. L’ Art als bisbats
él. La joven, presentada por un 355). Sabemos también del encar- de Catalunya; 1000-1800, Funda-
diablo situado a sus espaldas, lle- go de otro retablo a Jaume ció Caixa de Pensions, Barcelo-
va un espejo en la mano. El de- Huguet (J. MOLINA (1993), p. 74 na, 1986, nº 88, cat. 78. La atribu-
monio, desde su posición, le acer- y s.) para el altar mayor de la igle- ción del retablo de san Antonio
ca un objeto parecido a una jarra. sia de San Antonio de Barcelona. y santa Margarita, de Rubió, a
Aunque hay modelos similares en Pere Garcia pintó dos más, hoy Lluís Borrassá, ha suscitado una
los siglos XIV y XV, la interpreta- en colecciones particulares de franca controversia entre los his-
ción sigue dudosa por tratarse de París (GUDIOL I ALCOLEA, p. 188, toriadores. La técnica y el resul-
una representación incluida en el cat. 547, 548, figura 939-941). tado de la tabla central, junto con Figura 1.
discurso general de una biblia. Aparte de las dedicaciones, es la manera de resolver las dos es- Lluís Borrassà, retablo de san Antonio abad, detalle.
(véase para la imagen: A. DE constante la presencia del santo cenas referentes al santo anaco- Procedente de Santa Margarida de Montbui (MEV).
LABORDE, La Bible Moralisée,
conservée à Oxford, París et Lon-
dres, París, 1911-1927, II, p. 248).

33. El año 1383 el pintor Lluís cho, intentan seducir al eremita31. En la catedral de la tentación. En el retablo de Santa Margarita de
Borrassà se comprometía con las
clarisas de Barcelona a pintar un Chartres, en la ventana número 13 del lado sur, en Montbuy (ca. 1400) (figura 1)34 la lid contra el dia-
retablo dedicado a san Antonio la zona del coro, el anacoreta disputa, ante un em- blo tiene lugar en un paisaje de montañas y pinos.
confesor y a san Antonio eremi-
ta, con destino a la iglesia de San pinado camino, con una dama que lleva un es- Sobre una de las altas cumbres se levantan los mu-
Damián, de la dicha ciudad. En pejo en la mano32. Todas estas doncellas tienen, de ros de un estilizado castillo. Fiel al relato de san
el periodo que transcurre entre
1400 y 1410 se le encargan cuatro todas formas, un aspecto de aire recatado, más pro- Atanasio, el diablo transformado en una bella mu-
retablos más con la historia de san pio de una joven vergonzosa que de un diablo an- jer procura seducir a un joven san Antonio, quien,
Antonio. Uno para la parroquial
de Albarells, otro para Vilarro- sioso de lascivia. adivinando las artimañas del maligno, desvía su
dona, otro destinado a la catedral Si pasamos hoja al libro del tiempo y nos mirada de la persuasora, señalando con una mano
de Barcelona y otro encargado
por los tratantes de animales de adentramos en la lectura que del asunto nos ofre- la fogata que se les interpone35. La dama viste larga
Manresa; todos ellos desapareci- cen los siglos XIV y XV, periodo cumbre en lo que túnica con escote pronunciado. Realzan su belleza
dos, excepto la predela del de
Manresa. El Museu Episcopal de respecta a la abundancia de representaciones sobre un collar y una diadema de piedras preciosas. A
Vic conserva, también atribuida el tema, observamos tanto la convivencia como el pesar de la belleza embaucadora de la doncella, aso-
a este pintor, la tabla central de
un retablo, dedicada también a cambio de modelos. En lo concerniente a la pintu- man bajo sus delicados ropajes, unas garras
san Antonio, para la iglesia ra gótica catalana, y aunque muchos de los reta- demoníacas que desvelan su monstruosidad. El re-
parroquial de Copons. Véanse J.
Mª. MADURELL MARIMON, «El blos dedicados a san Antonio se hayan perdido, tablo de san Antonio abad y santa Margarita para
pintor Lluís Borrassà. Su vida, su conviene evidenciar la popularidad del santo33; y al la iglesia parroquial de Rubió, se mantiene de for-
tiempo, sus seguidores y sus
obras», en Anales y Boletín de los representar las epopeyas de su vida, del episodio ma discutible en el catálogo del maestro36. En la
Museos de Arte de Barcelona, VII de la tentación de la lujuria. Un pintor de presti- tabla de Rubió, la escena de la tentación refleja la
(1949), VIII (1950), X (1952),
docs. 73-74, 76-77 y 521; 126, 127, giosa personalidad y con un número importante composición de la de Montbuy; pero añade al con-
148 y 166. y J. G UDIOL y S. de encargos, desde finales del siglo XIV hasta el pri- junto algunas variantes. El paisaje, aunque man-
ALCOLEA I BLANCH, La Pintura
Gòtica Catalana, Barcelona, mer cuarto del siglo XV, fue Lluís Borrassà; un «ar- tenga el castillo de fondo, incluye una cueva ora-
1987, p. 81, cat. 193, figura. 352. tista» que, al monopolizar las demandas de la bur- torio y un cercado con una zona de cultivo. El ana-
El 10 de octubre de 1418, los her-
manos Bernat y Antonio Figuera guesía, trabajó principalmente la representación de coreta, representado en su vejez, aparta de forma
encargan al pintor Jaume Cabre- vidas de santos; siendo san Antonio uno de los más más definitiva su mirada de la joven; aquí la fogata
ra un retablo dedicado a los san-
tos Lorenzo y Antonio para la solicitados. El Museo Episcopal de Vic conserva ya no le sirve de auxilio, aunque la siga señalando
parroquia de san Vicente de Pedral- dos retablos atribuidos al maestro, con el tema de con el dedo. La demoníaca dama, engalanada con
118 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Marta Nuet Blanch

reta, y el canon marcadamente bellera, mientras observa el reflejo


corto de las figuras, tendencia de su hermoso rostro en un cris-
general en la obra de Borrassà, tal. Véase G. S OUCHAL , La
aunque de forma menos eviden- tapezzeria di Angers, Milán, 1970.
te, me inclinan a pensar que se En el Apocalipsis de la reina
trate de una obra realizada, en su Isabella (París, Bibl. Nationale,
mayor parte, por algún colabora- Ms. fr. 13096) la gran meretriz
dor o discípulo. La cuestión so- ojea en un espejo el peinado que
bre las atribuciones y el actual ca- le moldea un diablo. Véase «The
tálogo del maestro rebasan los lí- Apocalypse of Isabella of
mites de este estudio. Pretendo en France», en Art Bulletin, LXXII,
futuras publicaciones o en el mar- 2 (1990), p. 231. En la Ciudad de
co de la tesis doctoral que sobre Dios de san Agustín, traducida
este decano de la pintura gótica por Raoul de Presles (Fr. 22912-
catalana estoy realizando, llevar 22913) hacia el año 1376, una
a cabo una revisión completa de mujer con otro espejo es arroja-
su obra, esperando poder confir- da al infierno por un diablo. Véa-
mar, de forma más definitiva, al- se J. PORCHER, Les manuscrits a
gunas de las hipótesis hoy en con- peintures en France du XIII au XIV
sideración. s., París, 1955. (Bibliothèque
Nationale). En el gótico catalán
37. Ch. P OST, II, p. 295-298. y aunque lo más habitual sea re-
GUDIOL I ALCOLEA, p. 112, cat. presentar a las mujeres lujuriosas
334, figura 589. Estudios recien- castigadas por el fuego, una cor-
tes han tratado el debate sobre la tesana condenada al infierno en
existencia de dos Jaume Ferrer, el retablo de Guimerà (1402-
pintores en Lérida. J. Y ARZA 1412); pintado por Ramon de
LUACES, «Jaume Ferrer, Epifania Mur, lleva de nuevo un espejo.
i Adoració del nen» (p. 66-88), Véase J. PLANAS BADENAS (1989),
«Jaume Ferrer II (?), sant Julià p. 114 y s.
d’Aspa» (p. 161-163), en La Seu
Vella de Lleida. Exposició, Lleida- 41. M. PILOSU, p. 42-54. Dice al
Barcelona, 1991. R. ALCOY, «La respecto el Antiguo Testamento:
pintura a la Seu Vella de Lleida Prov. 20, 1. «Lujuriosa cosa es el
de l’italianisme al gòtic interna- vino, y llena está de desórdenes
cional», en Congrés de la Seu la embriaguez; no será sabio
Vella de Lleida, Lleida, 1991, p. quien a ella se entrega»; Ef. 5, 18.
128-132. «Ni os entreguéis con exceso al
vino, fomento de la lujuria, sino
38. Ch. POST, II, p. 249-251, figu- llenaos del Espíritu Santo». La
ra 160; IX, p. 744-748, figura 305. Sagrada Biblia, Felix Torres
GUDIOL I ALCOLEA, p. 68, cat. Amat (trad.), Barcelona, 1987.
173, figura 322. S. A LCOLEA I
BLANCH, «Maestro de Rubió: Re- 42. El episodio del avituallamien-
tablo de san Antonio Abad», en to de los camellos no fue uno de
La pintura gótica en la Corona de los más representados de la ico-
Aragón, Zaragoza, 1980, p. 76 y nografía del santo. El pintor
77. trecentista Vitale de Bologna, Figura 2.
ilustró el tema en unas tablas Jaume Ferrer I, retablo de san Antonio abad y María Magdalena, detalle. Procedente del Santuario
39. L. RÉAU, Iconographie de conservadas en la Pinacoteca de la Granadella. Desaparecido en 1936.
l’art chrétien, París, 1958, p. 110- Nazionale de Bolonya. R. SALVINI,
111. Jacobo de Vitry, en un ser- «Un ciclo di affreschi trecenteschi
món en el que exhorta a rehuir a a Bolzano», en Rivista del Reale
las mujeres, las compara con si- Istituto d’archeologia e storia dell’
renas y monstruos marinos. «[...] Arte, VIII (1941), p. 233-250. En
Las sirenas son serpientes un retablo, hoy en el Metro-
crestadas y aladas, según afirman politan Museum de Nueva York,
otros, monstruos marinos con procedente de las Huelgas, y atri-
aspecto de mujer [...] la mujer las- buido a la escuela de Rogier van
civa, locuaz, inconstante e inco- der Weyden aparece de nuevo el
herente es como una serpiente tema. En el Oratorio de los Pere-
alada». M. PILOSU, p. 31, 55. J. grinos de Asís, Antoine Mezzas-
YARZA LUACES, «Los seres fantás- tris pintó, hacia 1468, la llegada
ticos en la miniatura castellano- de los camellos hasta el monaste-
leonesa de los siglos XI y XII», en rio de san Antonio. Véase sobre
Goya, 1971-1972, p. 11, cita un los mismos F. HALKIN (1943), p.
nuevo ejemplo, aunque de difícil 218-221. Por el momento quisie-
identificación, de sirena con es- ra añadir a este corto repertorio
pejo. la tabla citada en el texto, hoy
conservada en el Museu Nacio-
40. Es a partir del siglo XIII cuan- nal d’Art de Catalunya (MNAC.
do comienzan a conocerse ejem- Inv. 45854). GUDIOL I ALCOLEA,
plos de mujeres lujuriosas llevan- p. 114, cat. 355.
do un espejo e intentando sedu-
cir a un joven. En la vidriera de la
catedral de Chartres, una mujer
con un espejo acomete a san An-
tonio. En la Biblia Moralizante
(Ms. París, Bibl. Nationale, lat.
11560), arriba citada, otra mujer
con el mismo atributo intenta se-
ducir a un ermitaño. En el siglo
XIV, en el tapiz de Angers (según
cartones de Jean Bondol ca. 1378),
un ángel lleva a san Juan ante la
prostituta de Babilonia. Ésta, sen-
tada en un montículo sobre las
aguas, está peinándose la larga ca- Figura 3.
Maestro de Rubió, retablo de san Antonio abad, detalle. Procedencia desconocida (MNAC).
San Antonio tentado por la lujuria. Dos formas de representación en la pintura de los siglos XIV y XV LOCVS AMŒNVS 2, 1996 119

Figura 5.
Sasetta, tabla de la tentación de san Antonio abad, detalle.
Colección Jarves, Universidad de Yale, New Haven.

Figura 4.
Anónimo, retablo de san Antonio abad. Procedente de la Conca del Segre (MNAC).

distintas ropas, lleva un espejo en la mano izquier- un altar, mientras se le acerca un grupo de came-
da y un libro en la derecha. Estos mismos atribu- llos cargados con mercancías. La pintura ilustra una
tos (espejo y copa) los llevan las damas seductoras de las epopeyas contada, originariamente, en la le-
de dos piezas del gótico catalán; la del retablo atri- yenda de Patras42. En este mismo retablo, la mu-
buido a Jaume Ferrer I para el santuario de san chacha que pretende seducir al santo adorna, tam-
Antonio de la Granadella (figura 2)37, desapareci- bién, su cabeza con una corona y lleva un espejo
do en 1936, y el dedicado a san Antonio abad del en las manos (figura 4).
maestro de Rubió, hoy en el MNAC (figura 3)38. Ninguno de los modelos vistos hasta ahora co-
El símbolo del espejo aparece por primera vez, de incide, al detalle, ni con la vida escrita por san
manos de una sirena, en un capitel del claustro de Atanasio ni con la leyenda de Patras. Las mujeres
la Daurade39. Si pensamos en la insistencia de ora- de estos relatos no llevan atributo alguno. Durante
dores y literatos de la época en condenar el afeite el siglo XIV, tanto en Cataluña como en otras regio-
personal y la frivolidad en el vestir, razonaremos nes de Europa, el paradigma de mujer seductora
la relación de tal atributo con la lujuria40. Desde transcribe un ideal, mezcla de belleza y monstruo-
que Evagrio el Póntico estableció la lista de los sidad. Hermosas damas avanzan hacia el santo cas-
pecados capitales, el vicio de la gula (o ebriedad) y tigadas en su naturaleza por el despuntar de dos
el de la lujuria han sido íntimamente relacionados. pequeños cuernos entre sus sedosos cabellos, garras
De más está indicar el significado que tuvo una en lugar de pequeños y delicados pies, o lóbregas
copa... en manos de una mujer41. En el retablo del y opacas alas surgiendo de sus esbeltas espaldas.
maestro de Rubió la joven, tal y como anota la le- Además de las dos piezas, arriba citadas, de Lluís
yenda de Patras, ciñe corona real. Hacia el primer Borrassà, hay una tabla de la colección Jarves, pin-
tercio del siglo XV, en la región de la Conca del tada por Sasetta (figura 5), en la que se representó
Segre, un modesto pintor, hoy anónimo, pinceló a san Antonio cerca de la entrada de su celda, aten-
un retablo dedicado a san Antonio. En una de las to a una doncella apostada en el camino. Nadie di-
tablas se representó al anacoreta en oración ante ría que se trata del diablo si no fuera por las alas
120 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Marta Nuet Blanch

membranosas que le nacen de la espalda. En unos


frescos de San Francesco, en Bassano (figura 6), una
mujer elegantemente vestida, aunque con astas en
la cabeza, convida al anacoreta a descansar en una
acomodada cama. El eremita, en actitud de orar y
ofreciendo la espalda a la mujer, tiene ante sí al etío-
pe negro. También en San Francesco, pero en la
región Umbra de Montefalco (figura 7), san Anto-
nio disputa con el diablo transformado en una
mujer con cuernos y garras. En el políptico de la
cartuja de Champmol, esculpido por Jacques de
Baerze y pintado por Melchior Broederlam, san
Antonio lidia con otra mujer astada43. En la tabla
del maestro de Rubió, anterior a la producción de
Borrassà, aunque el modelo continúa siendo esen-
cialmente el mismo, apreciamos una tenue modifi-
cación. San Antonio adopta, en este caso, una acti-
tud más activa al blandir su bastón sobre la cabeza
del adversario. El diablo, desenmascarado y azo- Figura 6.
tado por el anacoreta, abandona su disfraz de da- Escuela Véneta, fresco de la tentación de san Antonio abad, detalle. Procedente de San Francesco, Bassano.

misela y se presenta a los ojos del santo según su


identidad original. Fieles en esencia a la Vida de
san Antonio, cada uno de estos modelos nos habla Fournier ilustraba la vida y milagros de san Anto- 43. Sasetta, tabla de la colección
Jarves en la Universidad de Yale,
básicamente de una lid contra el diablo. Asistimos nio en las 200 miniaturas de un manuscrito termi- en New Haven. Bassano, San
a una de sus primeras metamorfosis y es el texto nado en 1426 en la abadía de Saint-Antoine de Francesco, Escuela Véneta, fina-
les del siglo XIV. Montefalco, San
de san Atanasio el que nos informa sobre dicha Viennois, en el Dauphiné; casa madre de los hos- Francesco, 4ª capilla, frescos Es-
transformación. Durante el siglo XV acaece el de- pitalarios antoninos, reputada por la posesión de cuela Umbra de finales del siglo
XIV principios del siglo XV .
sarrollo de una diferencia fundamental respecto a las reliquias del santo y lugar concurrido de pere- Jacques Baerze y Melchior
los modelos más antiguos; desaparece paulatina- grinación. Encargado, el libro, por el prior de la Broederlam, políptico de la car-
tuja Champmol, Musée des
mente el topos de la mujer diablo, para entrar en abadía, Guigue Robert, debían tomarse las imáge- Beaux-Arts de Dijon. Véase
escena la dama presentada por un demonio, pri- nes de un paño de lino, donde estaban pintados los KAFTAL, p. 62, 70, 82. L. RÉAU,
III, p. 110-111; Bibliotheca
mero, y una solitaria cortesana, después44. La jo- hechos de la vida del anacoreta, desde su nacimiento Sanctorum (1989), p. 131-132.
ven de la Granadella tiene a sus espaldas dos enor- hasta su muerte, e incluso algunos asuntos poste- Ch. MINOTT, «The meaning of the
Baerze-Broederlam Altarpiece», en
mes y monstruosos demonios con el rostro riores a ésta. En realidad, las 200 ilustraciones cuen- A tribute to Robert A. Koch,
animalizado y el cuerpo de humanoide, velludo y tan tanto la historia de los dromedarios, vista en la Princeton, 1994, p. 131-141.

con cola. Se atribuye, en este caso, una mayor res- leyenda de Patras, como el episodio de la lid con la 44. Aunque la tendencia sea re-
ponsabilidad a la mujer; aquí no interviene el diablo reina de la traducción de Buenhombre. La imagen presentar cada vez más una ele-
gante cortesana, el modelo de dia-
transformado, sino que es la doncella quien actúa del manuscrito Viennois, fiel a la versión del do- blo mujer se mantiene durante un
como instrumento afín para la consecución de una minico español, evoca a una reina acompañada de tiempo. En una tabla del siglo XV,
atribuida al maestro Girard, la
intriga. El demonio, presente todavía en la escena, sus damas, todas elegantemente vestidas, delante tentación de la lujuria se manifies-
aclara la función mediática de la dama. En la tabla de un ancho río, en afanosa conversación con el ta al santo a través de una mujer
muy adornada, con un espejo en
del MNAC45 será el personaje de la reina quien asu- eremita (figura 8). Se representó directamente el la mano y las ya conocidas garras
mirá el protagonismo de la acción. La figura del momento de la invitación a visitar alguna de las en lugar de pies. G UDIOL I
ALCOLEA, p. 203, cat. 674, París,
diablo sólo puede entreverse a través de la deci- ciudades; el baño de la mujer y sus damas desnu- colección Darboy. Ch. POST, VII,
sión de una mujer, él ha desaparecido físicamente das, fue omitido. La lujuria, en este caso, al formar p. 582-585, figura 220.

de la escena. No es que el demonio haya perdido parte de una secuencia narrativa, no lleva atributo 45. GUDIOL I ALCOLEA, p. 114,
su capacidad de metamorfosis, sino que la mujer alguno, más que un par de pequeños cuernos que cat. 355.

en sí misma, por su propia naturaleza, puede con- la identifican como tal, remitiéndonos al primer 46. A. GRISERI, Jaquerio e il rea-
vertirse en un peligro para el hombre. tipo de modelo visto. El manuscrito, hoy en la Bi- lismo gotico in Piemonte, Turín,
1966, p. 40. A primera vista, se-
En la región del Piamonte, los frescos de blioteca Pública de la Valletta, fue copiado hacia gún Griseri, se distinguen tres o
Giacomo Jaquerio significan una nueva interpre- 1429 por orden de Jean de Montchenu, preceptor cuatro manos en las pinturas de
Ranverso; una trabajaría en el
tación de la tradición lombarda hacia corrientes de la abadía de Ranverso y comitente de Jaquerio. presbiterio las historias de la Vir-
flamenquizantes, celadoras de una mayor atención El duplicado, hoy en la Biblioteca Laurenciana de gen y san Antonio. En esta mis-
ma zona, otro pintor sería el en-
al realismo. En la abadía de san Antonio de Ran- Florencia, había de ofrecerse al papa Eugenio IV, cargado de realizar los profe-
verso, en los muros del presbiterio, se pintaron los en el concilio de Basilea; cargo para el cual había tas; si de aquí pasamos a la salita
de la sacristía, adivinamos el tra-
asuntos de la vida del santo titular, entre los que se sido elegido Montchenu en 143247. El ejemplar de bajo de otro autor en el calvario.
incluyó la tentación de la lujuria46. Durante la pri- la Laurenciana parece que no sirvió de modelo di- Finalmente se pintó la capilla de
san Biagio. Véase también
mera mitad del siglo XV, y aunque se haga difícil recto para la iconografía de las historias de Jaquerio VV.AA., Giacomo Jaquerio e il
intentar una panorámica piamontesa, Robert en Ranverso. Las miniaturas apelan a una cultura gotico internazionale. E. CASTEL-
San Antonio tentado por la lujuria. Dos formas de representación en la pintura de los siglos XIV y XV LOCVS AMŒNVS 2, 1996 121

Figura 9.
Maestro de San Fiorenzo (?), tentación de san Antonio abad, detalle.
Procedente de San Fiorenzo, Bastia, Mondovi.

Figura 7.
Escuela Umbra, fresco de la tentación de san Antonio abad, detalle.
Procedente de San Francesco, Montefalco.

NUOVO y G. ROMANO (ed.), Turín,


orientada hacia el sienismo aviñonés; pero el pin-
1979. E. CASTELNUOVO, «La pittura
tor de Ranverso, fuera quien fuera, podía haber di Giacomo Jaquerio», en Storia
visto los frescos de Saint-Antoine en el Dauphiné. illustrata di Torino, Milán, 1989,
p. 281-300.
Robert Fournier demostraba trabajar en un senti-
do distinto al de Jaquerio y sus seguidores, quienes 47. Un estudio completo de los
dos manuscritos con abundantes
procuraban cerrar los ojos a una sociedad marcada miniaturas reproducidas en R.
por la potencialidad de una burgesía ascendente, GRAHAM, «A picturebook of the
life of st. Anthony the abbot», en
admirada en el esplendor de la corte, para reivindi- Archaeologia, Londres, 83 (1933),
car una forma pictórica algo más realista. El muro p. 1-26. Sydney C. COCKERELL,
«Two pictorial lives of st.
con los frescos de la historia de san Antonio, en Anthony the Great», en
muy mal estado, tiende hacia una formulación lom- Burlington Magasine (1933), p.
58-67.
barda y veronesa48. Se representaron el apaleamien-
to y la tentación por una mujer en un mismo panel. 48. A. G RISERI, p. 22 y s. E.
CASTELNUOVO, p. 30-57.
La cortesana, y nunca mejor utilizado tal adjetivo,
dispuesta junto a san Antonio, sin río ni agua de
por medio –detalle que nos remitiría de nuevo a
san Atanasio, Patras, etc.–, intenta cautivarle levan-
tándose la falda y enseñándole una de sus hermo-
sas piernas. La expresión de su rostro no da lugar a
equívocos. En San Sebastian de Pecetto un segui-
dor de Jaquerio utilizó como patrón la composi-
ción de Ranverso; en este caso la dama ciñe un par
de pequeños cuernos en la cabeza. Si de Pecetto
nos vamos a San Fiorenzo di Bastia (figura 9), en
Figura 8. Mondovi, vemos como el anónimo maestro eligió
Robert Fournier, tentación de san Antonio abad, detalle.
Manuscrito de la vida de san Antonio abad, conservado en la Valetta una representación escénica mucho más cotidiana.
(Biblioteca Pública de Malta). La capilla donde están ubicadas las pinturas fue
122 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Marta Nuet Blanch

49. San Fiorenzo ha sido reivin- lugar de peregrinación y la intención primera de


dicado como de mano de Maz-
zuco, activo entre 1447- 1491. los frescos, la narratividad. La muchacha, casi una
Sobre san Fiorenzo di Bastia, campesina, está en la misma actitud que sus congé-
Ranverso y Pecetto, véase A.
GRISERI, p. 40 y s, y en especial p. neres, ahora vistas; como en Ranverso, ésta no lle-
105; para la atribución del con- va atributo alguno ni se adivina tampoco ningún
junto de Mondovi, también fi-
gura 91. VV.AA. (1979), CASTEL- signo de monstruosidad en su persona49. Cuanto
NUOVO (ed.), p. 1-57 y s. Repro-
más avancemos por los senderos de los siglos XV y
duce alguna de las imágenes
KAFTAL, p. 72. XIV mayor será la responsabilidad de la mujer y
menor la asociación de ésta y el diablo, como ser
50. Si tomamos como ejemplo la
pintura gótica catalana, el mismo único. Las relaciones establecidas hasta el momento
modelo de mujer con cuernos, con la Vida de san Antonio, escrita por san
garras, copa y espejo en las ma-
nos es utilizado para representar Atanasio, y con la leyenda de Patras, conducen a
la escena de san Andrés liberan- reflexionar sobre la importancia literaria del texto
do a un obispo de la tentación del
diablo. Véanse el lateral de un re- manuscrito por el obispo de Alejandría. Éste fijó
tablo dedicado a san Andrés de los caracteres más relevantes de la hagiografía pos-
Jaume Ferrer I, en la iglesia de San
Gregorio el Grande en Nueva terior, aunque, e insisto en ello, únicamente a nivel
York, el retablo de Castellfollit de literario, por lo que hace al tema de la tentación50.
Riubergós, dedicado a san Andrés
y san Pedro, de un maestro de la El modelo de seducción, la lujuria elegantemente
Conca del Segre, el comparti- vestida con copa y espejo, pudo ser la prostituta.
miento de un retablo de san An-
drés, atribuido al maestro del La meretriz de Babilonia fue representada como
Rosselló, y finalmente de este tal51. El episodio de la tentación, en la leyenda de
mismo pintor, el retablo proce-
dente de Perpiñá. G UDIOL y Patras, es protagonizado por una reina. Damas con
ALCOLEA, p. 113,115, 116; cat. coronas reales pueblan, también, los infiernos
342, 363, 367; figuras 596, 609,
620. góticos catalanes 52. Los avisos de predicadores
y oradores, acerca del lujo en el vestir y la jac-
51. M. P ILOSU , p. 91; C.O.
NORDSTRÖM, «Text and myth in tancia, propiciaron la representación, en el Ha-
some Beatus miniatures», en des, de reinas y nobles, gente más propensa a Figura 10.
Cahiers Archeologiques, XXV Escuela de O. Nelli (?), tabla de la tentación de san Antonio abad,
(1976), p. 30-37. dichas inclinaciones. detalle. Colección Corsi, Florencia.
Durante el siglo XV las estructuras sociales su-
52. J. PLANAS BADENAS, p. 101-
119. fren un cambio profundo; llega el tiempo del Cis-
ma, con el consecuente descrédito que éste supone bos están cerca de un riachuelo cruzado por un
53. Ahora aparecerán las prime-
ras pinturas profanas de cuerpos para el poder eclesiástico; de la guerra de los Cien puente.
femeninos desnudos. Jean Años, la cual barre y diezma tanto tierras france- Si a algún artista se ha dado en llamar «el pintor
Gerson condenaba las pinturas de
desnudos y juzgaba negativamen- sas como inglesas, sobre todo durante su desarro- de san Anton»54, éste ha sido Hieronymus Bosch
te toda relación que, asentada so- llo en el siglo XIV y con profundas consecuencias (Hertogenbosch ca.1450-1516)55. De las obras con-
bre fines eróticos, descuidaba o
abandonaba los caminos del amor en el siglo siguiente; de la consolidación y unión servadas o referenciadas del maestro, veintidós ver-
místico. M. SHAPIRO, «Muscipula de algunos reinos, los de Castilla y Aragón, entre san sobre la vida del santo anacoreta56. Hay que
diaboli. El simbolismo del reta-
blo de Merode», en Estudios so- ellos; del ascenso y asentamiento de la burguesía pensar, de todas formas, que las demandas tan fre-
bre el Arte de la Antigüedad tar- como estamento destacado; etc. El pensamiento cuentes del asunto dependían, en gran medida, de
día, el Cristianismo primitivo y la
Edad Media, Madrid, 1979, p. 20. religioso partícipe, e incluso involucrado en todos los encargos de una clientela motivada por la po-
El baño público se confundió a estos cambios, procurará una espiritualización del pularidad del santo. La obra del Bosco, más allá de
menudo con un encuentro amo-
roso; fue una institución muy mundo real cognoscible. Al crear su simbología los ritmos marcados por los fundadores del arte
arraigada, a lo largo del siglo XV, sagrada tenderá hacia el realismo, con el fin de ejer- flamenco primitivo, buscó su inspiración en el arte
en toda Europa y asunto desta-
cado en los Países Bajos. J. cer un mayor y mejor control de los sentimientos. popular, en la literatura religiosa, en la marginalia
ROSSIAUD, p. 10, 11, 44, 47. A pe- El arte, vehículo de difusión, colaborará en ello es- de los manuscritos de los siglos XIV y XV y demás
sar de las normas que intentaban
prohibir la práctica de la prosti- tudiando, en algunas ocasiones, y copiando, la quimeras que las ciencias pseudo populares pu-
tución en los baños públicos, és- mayoría de ellas, del «natural» (inclúyanse los dieran ofrecerle57. Las escenas escogidas por el pin-
tos guardaban habitaciones aten-
didas por jóvenes camareras, que modelos pintados por algunos artistas y después tor a la hora de acercarse a la vida del eremita giran
solían rondar los veinte años de imitados o duplicados por otros), acercándose a alrededor de tres cuestiones preferentes: las visio-
edad. Véase una imagen del
Valerio Máximo, Facta et dicta corrientes más realistas. Los Países Bajos lideraron nes del santo, las tentaciones demoníacas de seres
memorabilia., Brujas, ca. 1470; dicha corriente. Hacia la segunda mitad del siglo, monstruosos y la tentación de la lujuria. En la ta-
VV.AA., L’art flammand des ori-
gines a nos jours, Bélgica, 1985, p. la escena de la tentación se hará más verista y la bla central del tríptico del Museu de Arte Antiga
165. Otros temas ofrecieron la iconografía preferirá la ilustración del baño de la de Lisboa, san Antonio, arrodillado ante las ruinas
posibilidad de tales representa-
ciones; conste éste a modo de traducción de Buenhombre53. La colección Corsi de una iglesia y mirando directamente hacia el es-
ejemplo. de Florencia conserva una tabla, atribuida a pectador, mientras bendice con la mano derecha,
54. A. CHASTEL, «La tentation de Ottaviano Nelli, con la representación del tema (fi- asiste a la profanación diabólica del templo, ante el
saint Antoine ou le songe du gura 10). La muchacha, protegida todavía por un que se encuentra. Junto a él, una mujer con un enor-
mélancolique», en Gazette des
Beaux-Arts (1936), p. 224 y s. gesto dotado de cierto aire de casta inocencia, apa- me tocado y un vestido acabado en una larga cola
rece completamente desnuda ante el santo. Am- –como si de un rabo de ratón se tratara–, ofrece
San Antonio tentado por la lujuria. Dos formas de representación en la pintura de los siglos XIV y XV LOCVS AMŒNVS 2, 1996 123

una jofaina a medio llenar a una monja. Nos en-


contramos de nuevo ante el modelo tradicional de
lujuria; tal y como habíamos comenzado a ver ha-
cia mediados del siglo XV, representado por una mu-
jer sin rasgos monstruosos. Amenizan el resto de
la escena un sinfín de diablerías, aunque la tabla
central ilustra esencialmente un pasaje de la Leyen-
da Dorada58. Diabluras y corrupción se observan
de nuevo en el ala izquierda del tríptico (figura 11).
Utilizó, en este caso, como fuente para el tema de
la tentación lujuriosa, el baño de la reina de la tra-
ducción de Buenhombre. La mujer, desnuda bajo
el hueco de un árbol colocado en el centro del río,
cubre su sexo con aire de falsa modestia. San An-
tonio, sentado al borde del agua, con el libro de las
Sagradas Escrituras entre las manos, desvía su mi-
rada del objeto causa de la tentación. Los domi-
nios de la reina aparecen como paisaje de fondo59.
El Museo del Prado conserva un tríptico con esce-
nas muy similares al tríptico de Lisboa. En la tabla
central el santo, agobiado por un sinfín de mons-
truos, mira hacia el espectador. Frente a él, con el
agua hasta las rodillas, dos muchachas desnudas se
bañan en un río. Una le ofrece una copa mientras
la otra se cubre con un fino velo, cual musa recién
salida del agua. El postigo de la izquierda repro-
duce la escena vista en el ala del tríptico de Lis-
boa60. El baño de la mujer desnuda ya lo había
pintado en el retablo de los Eremitas, hoy en el
Palazzo Ducale de Venecia61. En el ala lateral iz-
quierda, san Antonio se inclina hacia la corriente
de un río para llenar una jarra. Una damisela, re-
sistiendo en mitad de las aguas, completamente
desabrigada y reclinada en un árbol deshojado, in-
tenta seducirlo. El mismo tema atrae la atención
en la tabla de la tentación de Nashville, en Canadá.
Cerca de su celda, y a la ribera de un río, descansa
san Antonio, mientras una muchacha se baña en
un ancho río62. En una copia del Rijksmuseum
(Amsterdam), san Antonio, postrado de rodillas y
en meditación, ve una casa desvencijada con ros-
tro de mujer vieja, que da refugio a una joven des-
nuda que se lava en un lago. El tema, habitual en la
obra del Bosco, se generalizó después mucho más,
Figura 11.
y fue pintado y reproducido en muchas de las obras Hieronymus Bosch, Tríptico de la tentación de san Antonio, detalle. A la lateral izquierda, Museu Nacional
dedicadas a la vida del santo anacoreta. de Arte Antiga, Lisboa.

55. Existe una abundante biblio- 56. I. B ANGO T ORVISO y F. 61. J. FRIEDLÄNDER, figura 98. I.
grafía especializada sobre este MARÍAS, p. 204. BANGO TORVISO, p. 206.
pintor. Después de la publicación
de C.TOLNAY, Hieronymus Bosch, 57. E. PANOFSKY, p. 653-655. 62. J. FRIEDLÄNDER, figura 92.
Bâle, 1937, citaré alguno de los
estudios que, aquí, me han servi- 58. I. BANGO TORVISO, p. 208-
do de referencia. E. PANOFSKY, 210. J. DE VORAGINE, p. 133-134.
Les Primitifs Flamands, Hazan,
Francia, 1992. J. M AX F RIED- 59. J. FRIEDLÄNDER, p. 76, señala
LÄNDER , Early Netherlandish la existencia de seis versiones del
painting, V, Leiden, 1969. I. retablo completo, cinco del panel
BANGO TORVISO y F ERNANDO central y todavía una réplica más
MARÍAS, Bosch. Realidad, símbo- de los paneles laterales.
lo y fantasía, Madrid, 1982. W.
FRAENGER, Bosch, NuevaYork, 60. J. FRIEDLÄNDER, figura 81. I.
1983. BANGO TORVISO, p. 205.
124 LOCVS AMŒNVS 2, 1996 Marta Nuet Blanch

de su fama y el crecimiento de su culto favorece- 63. S ANT ATANASI , p. 124-127.


Popularidad de san Antonio Bibliotheca Sanctorum, p. 113-114.
rían la creación de nuevos prioratos en las distin- C. CHAMPION, p. 48. J. NAVARRO,
y los antoninos tas regiones de Europa. Les debió, seguramente, p. 188 y s., etc.

ayudar en la tarea la concesión de un privilegio 64. La leyenda, compuesta hacia


La popularidad y difusión del culto a san Antonio gracias al cual se les permitía la libre cría de cer- 1200, fecha supuesta por la noti-
ficación en el relato de las dispu-
comienza ya con el entierro y traslado de sus reli- dos, asegurándose con la grasa de estos animales tas entre los antoninos y los be-
quias. Sepultado por sus discípulos en alguna re- la sustancia básica para la cura o el alivio del es- nedictinos de Montmajour, inicia
su relato en una época imprecisa.
gión olvidada de la Tebaida, sus reliquias no fue- corbuto, además de la preparación y el servicio de P. NOORDELOOS, «La translation
ron descubiertas hasta el año 561 del reinado del otros remedios terapéuticos67. La congregación fue de saint Antoine en Dauphiné»,
en Analecta Bollandiana, LX
emperador Justiniano. El año 633, con motivo de confirmada como orden hospitalaria en 1228 por (1942), p. 68-81.
la revuelta de los egipcios contra el emperador el papa Honorio III. Fue así como el anacoreta
65. Otra redacción de la misma
Heraclio, fueron trasladados sus restos a la iglesia ganó fama como curandero del herpes zoster, co- historia fue publicada en 1908 por
de San Juan Bautista de Constantinopla63. Sin más nocido en la época como «fuego de san Antonio» M. Maillet Guy. En esta versión,
de redacción algo ampliada,
referencias que la tradición oral, un autor hoy anó- y se convirtió por extensión en el protector de los Guiges Didier no es solamente el
nimo compuso, hacia 1200, la leyenda del traslado animales domésticos, favoreciendo el reclamo de heredero de Jocelin; sino que ade-
más es su hijo. P. NOORDELOOS,
de las reliquias del santo al Delfinado64. Volviendo numerosos patronazgos. p. 73. Según he podido compro-
Jocelin, hijo de un conde todavía sin identificar lla- A finales de la Edad Media, la devoción popu- bar, la mayoría de traducciones
posteriores aceptaron la paterni-
mado Guillaume, de una peregrinación a tierra san- lar prefiere, en los países mediterráneos, el culto dad de Jocelin, prefiriendo esta
ta, decide descansar en Constantinopla; allí se gana de los santos que, al margen muchas veces de la segunda redacción.

los favores del monarca. Éste le regala, con motivo ortodoxia romana, ejercen en favor del rechazo de 66. Sobre la fundación del hospi-
de su marcha, la caja con los restos del santo. Muer- los bienes mundanales, llevando una vida de peni- tal en Saint Antoine de Viennois
y la asistencia de enfermos, véase
to Jocelin, las reliquias continuaban sin sepultura tencia y ascesis. Según confirma el estudio de los Bibliotheca Sanctorum, p. 114-
como emblema en las batallas que él y sus suceso- procesos de canonización del periodo, la concien- 122. C. CHAMPION, p. 52-54.

res llevaban a cabo, hasta que el papa obliga al he- cia popular da fe de la creencia, en que la intensi- 67. Sobre la concesión del privi-
redero del noble65 a construir un santuario para el dad de las privaciones y la perfección espiritual con- legio Bibliotheca Sanctorum, p.
122.
descanso de éstas. Guiges cede el cuerpo de san ceden el privilegio del cumplimiento de milagros,
Antonio a los benedictinos de Montmajour y les tanto después de la muerte como durante la vida. 68. A. VAUCHEZ, La sainteté en
Occident aux derniers siècles du
regala, cercanas a sus posesiones, unas tierras en el Los eremitas se convierten en el modelo de la vida Moyen Age, Roma, 1981, p. 380-
Delfinado, donde edifican un priorato. El lugar, ascética, al llevar al extremo todas las formas de 388.

llamado la Motte, incorporará pronto el nombre rechazo mundanales. El mismo carácter insólito de 69. G UY F ERRARY O.S.B.,
del santo a su topónimo; dándose a llamar desde la práctica favorecerá el entusiasmo de las gentes, «Sources for the early icono-
graphy of st. Anthony», en
entonces San Antoine la Motte. que los convertirán en prodigiosos milagreros con Studia Anselmiana, XXXVIII,
Hay que atribuir, en gran medida, la populari- facultades, sobre todo, curativas68. San Antonio se Roma (1956), p. 248-253. Según
análisis de este autor, de 302 re-
dad de san Antonio a sus cualidades de taumatur- convertirá en el paradigma de tales creencias. A presentaciones contabilizadas del
go. Desde la aparición del flagelo de la peste, los partir del siglo XIV crece desmesuradamente el nú- santo, 245 pertenecen al periodo
comprendido entre los comien-
enfermos se acercaban a Saint Antoine en busca de mero de representaciones dedicadas al santo69. Las zos del siglo XIV hasta inicios del
remedios. Allí estaban conservadas las reliquias del escenas más representadas de su vida son la del ata- siglo XV. La pintura gótica catala-
na confirma el crecimiento de re-
santo y se habían instalado un hospital y un hospi- que demoníaco, en sus dos versiones, la aérea y la presentaciones durante el mismo
cio para la atención de afectados y mendigos66. Que terrestre, el encuentro con san Pablo y la tentación periodo, sin llegar de todas for-
mas a los niveles de representa-
el anacoreta de la Tebaida superara en popularidad de la lujuria aquí estudiada. ¿A qué responde di- ción mallorquines. Véase G.
a otros santos antipestíferos supongo fue debido cha «selección»? Conocida es la devoción supers- LLOMPART, La pintura medieval
mallorquina, IV vol., Palma de
a la expansión y preocupación de una congrega- ticiosa de las gentes de la época hacia unos santos a Mallorca, 1977.
ción. Los antoninos debían ser conscientes de la los que creían con poderes y aptitud para la acción
70. J. MOLINA, p. 74-85. Ídem,
importancia de la captación de gentes, tanto para beneficiosa sobre el individuo. Cofradías y gremios «Jaume Huguet», en Cuadernos
el mantenimiento del hospital, refugio de los en- encargaban retablos de sus santos patronos con el de Arte Español, Madrid, 1992, p.
28 y s.
fermos, como para la consecución de una recau- fin de asegurarse una influencia benéfica sobre la
dación monetaria necesaria. Con este fin andarían organización70. Al representar a san Antonio ven-
por los caminos predicando los favores del santo ciendo al diablo, se cumplía con la doble función
y procurarían la exibición de sus reliquias, propi- de acentuar la piedad hacia el santo y fortalecer el
ciando peregrinaciones al santuario. La expansión espíritu a través de la victora sobre el demonio.

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