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EN BUSCA DE LA ÉTICA PERDIDA EN LA FORMACIÓN DE LOS GERENTES capítulo libro de kilcksberg

La quiebra fraudulenta de Enron (2002) la séptima empresa de los Estados Unidos con más de 100.000 millones de dólares anuales de
ventas. Significó despojar de 60.000 millones de dólares a los accionistas y el robo de los fondos jubilatorios de sus mismos empleados.

Surgió un gran interrogante ¿Dónde se formó su CEO condenado a 25 años de prisión y los 30 altos ejecutivos procesados penalmente?
La misma pregunta se planeó en las quiebras que le siguieron como las de World Com, Parlamat y otras.

Resonó aun con más fuerza cuando las quiebras y caídas de algunos de los principales bancos del sistema financiero internacional en
Wall Street en el 2008 que precipitó una crisis económica mundial.

¿Dónde se formó el CEO de Lehman Brothers que llevó a la quiebra a uno de los bancos más antiguos y sólidos del mundo y embolsó
remuneraciones personales gigantescas? ¿dónde se formó el de Merryl Linch que en medio de la caída de la famosa empresa cuando
despedía masivamente a empleados hizo remodelar su despacho por 1.200.000 dólares?

El Financial Times escribió sobre la crisis “Surgió de la falta de liderazgo y responsabilidad corporativa”.

El presidente de la Comisión creada por el Congreso americano para investigarla Phil Angelides declaró que había que examinar En el
sector financiero “la codicia, estupidez y la soberbia”.

Amitai Etzioni, Profesor Emérito de Washington University hizo una sugerencia muy concreta. Escribió un artículo en The Washington
Post (2002) titulado “Llamen a declarar a los Decanos de los MBA”. Proponía al Congreso de USA que junto a las interpelaciones que
estaba realizando a altos ejecutivos, organismos reguladores, y Arthur Andersen que certificó los balances falsos de Enron, citara
también a los responsables de la formación de los gerentes. La voz de Etzioni representaba a muchas otras que se planteaban: ¿cómo
se formaron estos ejecutivos?, ¿qué falló en su preparación? ¿Cómo recibieron un bagaje ético tan precario?

No había duda de que tenían una excelente capacitación en las técnicas más avanzadas de management, especialmente financiero.
La mostraron entre otros aspectos en el modo en que lograron ocultar las maniobras con las que estaban hundiendo a sus empresas,
mientras maximizaban sus ingresos. ¿Pero qué había pasado con los valores que deberían haber recibido?

Ya el Aspen Institute, una respetada organización, había advertido que sus estudios mostraban debilidades muy pronunciadas en este
campo. El nivel de inclusión de los temas éticos, en los MBAs era muy limitado. Etzioni mostró en su nota, que se estimulaba
fuertemente al estudiante a optimizar beneficios, pero sin discutir mayormente implicancias en términos de conflictos éticos, y
responsabilidades ante la comunidad.

En un periódico pro absoluta libertad de mercado como es The Wall Street Journal, Canales, Massey y Wrzenicltwski (13/8/10)
resaltan: “Algunos expertos creen que las escuelas deben entrenar gerentes en elementos más estrechos de las estrategias
empresariales como negociación, incentivos y otros, y dejar la enseñanza de valores a otros. No podemos estar más en desacuerdo".

Destacan que cuando se preguntó a participantes en escuelas de gerencia lideres sobre las calidades que debía reunir un gerente
exitoso pusieron al frente a visión y perspicacia. mientras que honestidad y responsabilidad recién aparecieron después de mucha
discusión. Contradictoriamente. cuando se les pedían que dieran las características que más valoraban en los seres humanos. citaban
en primer lugar solidaridad, integridad, y responsabilidad.

Podría inferirse que el “mensaje” recibido en las escuelas enfatizado en las ganancias a toda costa estaba deteriorando su escala de
valores previa. Efectivamente los estudios del Aspen Instituto sobre graduados de algunos de los principales MBAs encontraron que a
medida que avanzaban en el master su preocupación ética tendía a debilitarse en lugar de aumentar. Cuando entraban en el programa
el 68% creía que la principal responsabilidad de una corporación era maximizar el valor de los accionistas. Pero al finalizar el primero
de los dos años de estudio esa proporción ya había subido al 82%.

Una profesora de master gerenciales Gentile reflexiona en el Financial Times (13/9/10) sobre qué es lo que falla, y llama la atención
sobre que el ambiente que se instala hace que: “La manera de demostrar que un alumno es listo es argumentar que la competencia
en el mercado no permite una moralidad personal y que, por tanto, está mal comportarse de ese modo “egoísta poniendo la
conciencia de uno sobre el bien de la empresa y sus accionistas”. '

En la misma dirección Khurana profesor de la Harvard Business School advierte: “Una suerte de fundamentalismo de mercado tomo
posesión de la educación empresarial. La nueva lógica de la primacía del accionista absolvió a la gerencia de cualquier otro tipo de
responsabilidad que no fuera la de obtener unos resultados financieros”.
Ante el cuestionamiento intenso a la formación en de una de las profesiones de mayor peso concreto en la economía, la alta gerencia,
y el desprestigio que cayó sobre la misma, se sucedieron las reacciones en los mismos MBAs.

Los alumnos del MBA de Harvard estuvieron en primera línea de la presión por cambios. Un grupo de la promoción 2009, propuso a
sus compañeros que al graduarse lo hicieran tomando de modo voluntario un juramento que implicaba: actuar responsable y
éticamente y “servir al interés general”.

La respuesta desbordó las expectativas. En pocas horas recibieron pedidos de estudiantes de 25 escuelas de negocios, para que los
ayudaran a establecer ese juramento. Poco tiempo después referían: “nuestro buzón de e—mail ha explotado”. Escuelas de 115 países,
con 49 idiomas diferentes los habían visitado, y el juramento estaba siendo adoptado en muchas de ellas.

La presidenta de Harvard Drew Faust hizo a mediados del 2010 un nombramiento no convencional. Normalmente los directores de su
escuela de negocios, venían de economía o finanzas. Nombró a un nuevo Decano Nitin Nohria que trabajaba en liderazgo y ética.

Destacó Faust: “Los estudiantes están muy preocupados por la imagen de las empresas y su lugar en la vida americana, y en el mundo”.
El Decano nominado afirmó: “La educación en negocios está en un punto de inflexión. La crisis conmocionó la confianza de la sociedad
en las empresas y la educación gerencial". Se propuso impulsar el comportamiento ético.

El Wall Street Journal saludó su nombramiento y el de otros nuevos decanos en escuelas de negocios lideres: “Las escuelas tratan de
reformarse...Muchos han acusado a la educación en negocios por crear una mentalidad para manipular el sistema financiero”. Ellis
de la Escuela de Southern California University plantea: “hemos enseñado a nuestros estudiantes a buscar grietas en la economía y
los hemos preparado para explotadas". En Columbia los alumnos formaron una Comisión de Liderazgo y ética que organiza
conferencias sobre el tema. Las acusaciones de ¡irresponsabilidad de líderes empresariales como factor crítico en las crisis han creado
una intensa demanda social por una revisión de la educación gerencial que está recorriendo el mundo. Una directiva del Aspen
Institute enfatiza:

“El viejo mensaje de las escuelas de negocios era rue la ética y los valores son un agregado es la antítesis de lo que necesitamos ahora.
Los nuevos decanos deben entenderlo”. Licuana Deana del lnstituto de Gerencia de Asia afirma que en el marco de la crisis “la
importancia de enseñar ética y RSE está en el centro de la discusión sobre la legitimidad de las escuelas “. Resalta que en Asia con
crecimiento económico rápido, aumento de la pobreza y la desigualdad, "las empresas no pueden aislarse”. Considera que preparar
gerentes para un desarrollo sustentable no es nuevo en la cultura asiática “que siempre enfatizó la comunidad y la reciprocidad entre
empleadores y empleados y entre la empresa y los stake holders”.

En Inglaterra la asociación de MBAs declaró que "las escuelas de negocios han reconocido que ha habido vacíos y son necesarios
cambios". Entre otras, la Notimgham School imparte sostenibilidad como un tema obligatorio y aspira a formar gerentes capaces de
reflexionar sobre las implicaciones de su acción o de su inacción. La Casa Business School señala que no se trata de una habilidad más
sino de enseñar “sabiduría”.

En Oxford se procura integrar metas sociales en los planes de negocios los alumnos. Algunos preparan proyectos para conseguir
sistemas de purificación de agua en Africa y desarrollar banca por internet en lugares con débil infraestructura bancaria.

El Aspen Institute evalúa los MBAs de USA en esta área con criterios muy precisos que pueden ser referencia en cualquier país: oferta
de cursos con contenidos sociales, medioambientales y éticos, número de estudiantes enrolados en dichos cursos, horas que ocupan,
cuántos cursos discuten como las empresas pueden ser un motor para mejorar lo social y ambiental, si los profesores investigan el
tema, y publican sobre él, y otros semejantes.

Son cruciales los curriculums de estudio. Un impulsor de cambios curriculares en Harvard, Piper, subraya que en los programas de
MBA “el énfasis esta puesto en la cuantificación, modelos formales, y formulas, y se minimiza la aplicación de juicios y el debate sobre
valores…como estas últimas materias figuran poco en el currículo, los estudiantes asumen que no tienen importancia”.

Rao, autor de la obra “Felicidad en el trabajo” señala algunos rumbos: “Demasiadas de nuestras escuelas de negocios no son
instituciones educativas, sino de adoctrinamiento. Necesitamos más cursos que hagan pensar profundamente a los participantes sobre
sus valores, su rol en la sociedad, y como intentan cumplirlo”.

En el fondo se debe marchar en dirección a cumplir una meta, que plantea agudamente Saloner (Stanford University). Preparar
estudiantes que aprendan a preguntarse: “¿en interés de quien estoy tomando esta decisión?”.

Zingales (Bloomberg, 2012) resume con extrema lucidez la situación existente: “Estamos frente a una baja en los estándares éticos en
el mundo empresarial y nuestros MBAs son parte del problema. Muchos ofrecen clases de ética pero simplemente ilustran sobre los
dilemas éticos sin tomar posición sobre cómo se espera que se actúe. Es como si a los alumnos se les presentaran los pros y los contras
de la segregación racial dejando que ellos decidan qué lado quieren tomar. Otras se esconden detrás del concepto de RSE sugiriendo
que las obligaciones sociales son de las empresas y no de los individuos. Los escándalos diarios que exponen la corrupción y el engaño
en las corporaciones no son el resultado de inmorales aislados. Son producto de una cultura amoral, que nosotros los profesores de
los MBA hemos ayudado a avanzar. Las soluciones tienen que arrancar de nuestras aulas”.

Las Escuelas de negocios, que en muchos países son las de más afluencia de alumnos, deben autocriticarse, y renovarse en esta
dimensión vital para la sociedad, y que definirá el futuro de la RSE.

Se abren cuestiones muy concretas, tanto en los países desarrollados como en desarrollo. Entre ellas:

• ¿Cómo implementar la ética en la formación del modo más efectivo? No se trata de agregar una materia sobre ética, sino mucho
más allá de como transversalizar la discusión sobre ética y RSE en las diversas áreas curriculares.

• ¿Cuál es el enfoque pedagógico más apropiado para ensenar estos temas?.

• ¿Cómo lograr la vinculación más activa de los estudiantes de los MBAs con los problemas que enfrentan los sectores más
desfavorecidos?.

• ¿Cómo formar a los profesores para esta nueva agenda?.

• ¿Cómo generar materiales instruccionales adecuados para ella? Las escuelas deberán contestar creativa y enérgicamente a estos
interrogantes frente a la activa demanda social por su reforma.

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